¿escribes o trabajas?
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¿escribes o trabajas?
¿ESCRIBES O TRABAJAS? Carlos Villar Flor ara la mayoría de quienes están leyendo estas líneas –escritores que leen o lecto- Con todo, el escritor vocacional per- una ocupación seductora pero ardua, que ni se le salen del alma, aún convencido de que el fruto de su labor quedará prácticamente des- P o incluso le creará problemas. Sin duda, esta término. No solo no nos da de comer sino que da a ceder tiempo ante la presión de otras oblipara el sustento diario propio y de la familia. Además de sobrevivir a lo cotidiano, el escritor de vocación contempla con estupor delidad a su propio impulso creativo le alejará sin remedio de la corriente dominante, y que su obra por tanto tendrá menos posibilidades de difusión y reconocimiento. Me vienen a la toriales contestaban!) que su obra era “demasiado cervantina” para ser publicada. O el caso entre los manuscritos novelas de corte automosexual con vida erótica activa y problemas calidad literaria, sin duda. más concretamente quijotesca. Sin embartesco aún que perseverar en la tarea de escribir contra corriente será acaso llevar esa más prioritarios de la propia vida, el de concasos esto implica abandonar un trabajo más El escritor profesional opta por un riescando así que para él la escritura es tan imprescindible que requiere la máxima dedicación. Además, las posibilidades de éxito son los nombres de los pocos que triunfan, pero sucumbe en el intento. Para los triunfadores, bestseller aclamado por doquier puede mañana volver a la sombra, y todos intuimos que caer de lo alto es más frustrante - - tión de la autovaloración del propio nombre cachet: así mayoritario con recursos de fácil asimilación, consideraría un éxito vender mil ejemplares de sus libros, publicados en pequeñas editoriales o acaso autoeditados. Para un profesional, sin sonado fracaso. Y tal proceso de captación de masas requiere sin duda una adaptación de su nente ansiedad por el éxito del producto. En ocasiones se da la paradoja de que quien dejó todo para dedicarse al arte de la palabra acaba viviendo de la periferia de lo literario. Incluso entre los escritores profesio- escritor pone a sus visitas –aunque redunde en su autopromoción– oscila enormemente. Desde nuestra perspectiva el record lo tiene lestó en pedir lo que no podíamos dar. Otra dama planetaria nos comentó, literalmente, salía de casa”. muy conocido, todo obrero merece su sustento. Y no es nada fácil labrarse un nombre con la escritura, sea por un motivo u otro. Por eso, las ventas de libros, pues les suele corresponder tan solo un 10% del precio de venta, tres veces menos de lo que se lleva el transportisnarradores de talento viven de ser contertulios en radios y televisiones, o columnistas de opimanente. Este último aspecto se merecería más de Fábula sentaciones de cada número. Con la ayuda de apadrinar cada número de la revista Fábula a pesar del bajo presupuesto manejado. Cada -