Las mejores ciudades para vivir

Transcripción

Las mejores ciudades para vivir
Vivir
en
Vanguardia
MARZO 2011
Las
mejores
ciudades
para vivir
Las elegidas
06. Londres
El gran teatro del mundo
muestra su cara más excitante entre bambalinas
10. Vancouver
La ciudad más europea
de todas las ciudades
de América del Norte
05. Berlín
Pobre, sexy y variopinta.
Berlín no es una ciudad,
sino varias y contrapuestas
01. Nueva York
La capital del mundo
irradia ideas y tendencias
que marcan a las restantes
03. París
La postal bohemia y sigue
viva para goce de la
industria turística local
02. Barcelona
Una ciudad para habitar
y levitar (de puro disfrute),
y también para evitar
04. San Francisco
La ciudad de los tranvías
es bohemia, liberal y líder
mundial en innovación
08. Madrid
La ciudad de nadie vive en
la calle: “como fuera de
casa, en ninguna parte”
07. Sydney
Los anglosajones más simpáticos del mundo residen
en la ciudad olímpica
09. Roma
Una ciudad real, entrañable y sensorial, tras el
circuito artístico - turístico
El jurado
Jordi
Balló Profesor de comunicación audiovisual en la
Universitat Pompeu Fabra;
director de exposiciones
del Centre de Cultura
Contemporània de Barcelona (CCCB) y coordinador del consejo asesor
del suplemento Cultura/s
del diario La Vanguardia. Ensayista, cinéfilo y
crítico sereno de distintas
disciplinas culturales, su
labor como comisario de
múltiples exposiciones le
ha convertido en uno de
los referentes culturales
4 vivir en vanguardia
Marc
Bassets
Nacido en Barcelona
en 1974. Corresponsal
de La Vanguardia en
Washington. Antes fue
corresponsal en Nueva
York y en Berlín. Entre
2000 y 2002 trabajó
en la corresponsalía
del diario en Bruselas,
después de especializarse
en la Unión Europea en
el Centre Universitaire
d’Enseignement du Journalisme de Estrasburgo.
Licenciado en Humanidades y en Periodismo en la
Universitat Pompeu Fabra.
Joana
Bonet
Periodista, dirige la revista
Marie Claire desde 1996
y colabora en diferentes
medios de comunicación. Articulista de La
Vanguardia, es autora
de los libros “Hombres,
material sensible”, y “Las
metrosesenta”, además
de coautora, con Anna
Caballé, de “Mi vida es
mía”. Dirige un Curso
de Periodismo y Comunicación de Moda en la
Politécnica de Madrid
y preside a asociación
Escuela para Todas.
Javier
de las
Muelas
Es uno de los más prestigiosos cocktailman a nivel
mundial. Ha presentado
sus creaciones en Roma,
Berlín, Londres, Tokio y
Ámsterdam, así como en
distintas ciudades de España. Siempre comprometido con el renacimiento
de los cocktails, creador
de tendencias y de lugares de referencia como el
Dry Martini y Gimlet de
Barcelona y mas recientemente el Dry by Javier
de las Muelas en el Gran
Meliá Fénix de Madrid.
Montserrat
Domínguez
Nació en Madrid y allí
vive aunque también lo
ha hecho en Palma y
en Nueva York, donde
estudió en Columbia. Es
directora de A Vivir Que
Son Dos Días, en la
SER. Por su trabajo ha
conocido un puñado de
ciudades, que se suman
a las exploradas por su
cuenta. No descarta que
el futuro la lleve a vivir a
Vancouver, Tokio, Sidney
o incluso Barcelona. Bajo
ningún concepto viviría en
la hermosa Viena.
Sergi
Pàmies
Nacido en París ocho
años antes de la llamada
revolución del 68, ha
conocido a fondo distintas
ciudades de las extintas
Checolosvaquia, Yugoslavia y de la Unión Soviética, por solo citas algunos
países de la desaparecida Europa del Este. Ha
trasladado su espontánea
brillantez literaria como
narrador de cuentos al
mundo de la novela y,
para gozo diario, al
comentario deportivo,
televisivo o cultural.
Pilar
Rahola
Periodista, filóloga por
partida doble, traductora, polemista. Su ciclón
creativo, su espontaneidad, divide al mundo
entre quienes la adoran
y los demás. Ha cubierto
informativamente conflictos b´licos en zonas
olvidadas y recorrido intensamente más de medio
mundo, desde Argentina
a Nueva York, pasando
por Brasil, San Diego,
México, Miami o Chile,
sólo por citar algunos
países
Rafael
Ramos
(Madrid, 1956). Periodista y abogado. Licenciado
por la Complutense de
Madrid. Corresponsal
de La Vanguardia en
Washington (1978-1994)
y Londres (1994- ). Autor
de la novela “El Ángel
de la Guarda”, un thriller
político situado en la
Inglaterra de Tony Blair
sobre la corrupción en
el deporte y la política.
Cronista brillante, afronta
con la misma sabiduría un
articulo cultural que uno
futbolístico
Ima
Sanchis
Ima Sanchís estudió
periodismo en la Autónoma de Barcelona y es
docente de la Facultad de
Ciencias de la Comunicación en la UIC. Comenzó
a publicar artículos y
reportajes a los 16 años.
Como free lance colaboró
con sección propias en
Ultima Hora, El País y en
revistas de viajes. Fue
responsable en Catalunya
se la revista Elle. Hace 14
años impulsó el nacimiento de la sección La
Contra de La Vanguardia.
MilenaTrevisani
Milena Trevisani es Directora Regional de The
New York Times Syndicate para Europa, Oriente
Medio y África. Nació
en Italia y ha vivido un
año en México, cinco en
Estados Unidos (Nueva
York y Los Ángeles), ocho
meses en Caracas, otros
ocho en Zagev y cuatro
en Quito. Ha vivido tres
años en París y reside
desde hace ocho en Barcelona, ciudad de la que
se confiesa enamorada
aunque con matices.
vivir en vanguardia 5
Ciudades para vivir
01 Nueva York
Roma fue imperial. Como Atenas lo había
sido antes. Las grandes ciudades siempre han ejercido un
hechizo dominador sobre quienes las habitan, sobre su
entorno y sobre quienes las visitan. También generan, en
ocasiones, rechazos infundados por el alto valor simbólico que representan. Son bastiones de los países a los que
pertenecen, pero al mismo tiempo brillan con luz propia.
En España, por ejemplo, padecimos pleitos decimonónicos que enfrentaron a las ciudades con las sociedades
rurales de las que habían surgido sus fundadores. Aún resuenan los viejos gritos carlistas que invitaban a incendiar
desde Ripoll a Bilbao porque eran incubadoras de nuevos
hábitos que pretendían dar un salto a la modernidad. Pero
las ciudades han sabido conjugar lo mejor de la tradición
agraria, las inquietudes de la burguesía emprendedora y el
esfuerzo colectivo para caminar permanentemente hacia
la modernidad. La Vanguardia presenta en este suplemento extra una apuesta informativa que tiene a la ciudad
como protagonista. La ciudad como lugar de encuentro,
pero también como valor cultural, lúdico, incluso financiero. La ciudad como primer epicentro de lo que supone
vivir en vanguardia, sea en una urbe o en un paraíso semidespoblado. Tendremos ocasión de abordar en el futuro
las inmensas posibilidades de una oferta vital que siempre aspira a la excelencia. De momento, aquí tienen una
mirada sobre las diez mejores ciudades del mundo para
vivir. Es un ranking, subjetivo como todos, pero realizado
por un jurado de profesionales independientes de altísimo
nivel. En línea con las selecciones que realizan los grandes medios internacionales de comunicación
pag. 6
02 Barcelona
pag. 18
03 París
pag. 30
04 San Francisco
pag. 42
05 Berlín
pag. 50
06 Londres
pag. 58
07 Sydney
pag. 66
08 Madrid
pag. 74
Grupo Godó
Presidente
Javier Godó,
conde de Godó
Consejero delegado
Carlos Godó Valls
La Vanguardia
Director
José Antich
Vicedirector
Alfredo Abián
Director adjunto
Álex Rodríguez
Coordinación editorial: Eugeni Madueño
Edición: Pilar Casanova
Edición gráfica: Cristina Gallego
Diseño: Betty Seoane
Infografía: Clara Penín
Portada: Xavi Parejo
Pictogramas: Anna Parini
Edita:La Vanguardia Ediciones, SL
Diagonal, 477 (08036) Barcelona
Tel: 93 481 22 00
Publicidad
Publipress Media SL
Diagonal, 477 (08037) Barcelona
Tel: 93 344 30 00
09 Roma
pag. 82
Depósito legal: B-12.567-2011
ISBN-13: 978 84 96642-66-9
Preimpresión: La Vanguardia
Impreso en: Rotocayfo - Impresia
10 Vancouver
pag. 90
VIVIR EN VANGUARDIA 3
foto: Heeb Christian/ AGE Fotostock
01
Nueva York
En
Población (2010)
Ciudad: 8,3 millones.
Área metropolitana:
20 millones
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
1.406
Turistas
internacionales (2009)
8.479.000
Posición en ranking
de coste de la vida
27
6 vivir en vanguardia
.
casa Supongo que hay
una época en la vida –cuando eres
bebé, pongamos– en la que aún
no sabes que Nueva York existe.
Supongo, digo, porque yo no la
recuerdo. Desde que, hace más de
un siglo, el cine fue adquiriendo la
importancia que llegó a adquirir (y
que ya ha perdido, para desgracia
de los vendedores de palomitas),
poco a poco esa ciudad lejana se
convirtió en algo tan familiar para
todos nosotros como la Diagonal o
el Cola Cao. Aún es la metrópolis
por excelencia, la que, en esta época
en la que nos toca vivir, supera a
todas las otras grandes metrópolis
que en el mundo han sido: Londres,
París, Berlín... Sin duda, en algún
momento, otra metrópolis desbancará a Nueva York. Pero durante
buena parte del siglo XX y lo que
llevamos del XXI, los caminos no
llevaban a Roma –todos ellos al
unísono– sino a Nueva York.
Por eso Al Qaeda escogió dos rascacielos de esa ciudad, y no de otra,
para avisar al mundo de que la cosa
va en serio. De niños, cuando las
monedas que robábamos del monedero de nuestras madres nos alcanzaban para tebeos de la editorial Novaro, comprábamos los de Batman
y sabíamos que la Gotham City que
el superhéroe sobrevolaba no era
sino Nueva York, disimulada bajo
ese nombre igual que, en Superman,
también era Nueva York la que enmascaraban como Metrópolis. Éramos conscientes de su puesto central en el cosmos contemporáneo,
como era consciente de eso mismo
Franz Kafka cuando envía a Nueva
York al adolescente Karl Rossmann,
para escapar de la vergüenza de
haber sido seducido por una criada.
Espectacular amanecer
en Manhattan, el más
conocido barrio de
Nueva York, con el
Central Park a los pies
de los rascacielos
Quedamos boquiabiertos cuando
nos explicaron aquella historia tan
bonita que dice que los holandeses
compraron la isla de Manhattan a
los indios lenapes ¡por unos cuantos
abalorios de cristal! Era increíble
que los lenapes hubiesen sido tan
capullos de vender Manhattan
–que Nueva York era mucho más
que Manhattan lo aprendimos más
tarde– sólo por unos cuantos abalorios de cristal, en lo que ahora
llamaríamos un remake de la proeza
de Esaú, que vendió a Jacob su primogenitura por un plato de lentejas
sin chorizo. Luego, muchísimos
años después, supimos que lo de los
abalorios de cristal era un cuento
chino, y que los holandeses habían
pagado a los lenapes una cantidad
concreta de dinero: 60 florines, que
según dicen los que saben de cálculos malabares, equivale a unos 700
euros actuales, mucho menos de lo
que hoy en día cuesta en Barcelona
una habitación de hotel mediocre
durante el Mobile World Congress.
Aunque la base de la industria
cinematográfica estuviese en California, casi cada semana aparecía
Nueva York en alguna de las películas que veíamos en las sesiones
dobles de los cines de barrio; el
Alborada, el Albéniz y el Galileo,
en mi caso. Y luego, con la llegada
de la televisión, de verla una vez
cada semana o dos, pasamos a verla
cada día, porque las series eran, todas, estadounidenses, y Nueva York
aparecía a menudo, con todo lujo
de detalles. Sus calles, sus oficinas, sus bares, sus restaurantes, sus
apartamentos, el metro, los barrios
suburbiales... Era el mundo soñado:
un país sin la dictadura asfixiante en
la que nosotros vivíamos y, además,
centro del planeta. Supongo que
algo parecido deben sentir ahora los
africanos que, en sus casas, en sus
televisores, contemplan la opulencia de Europa y deciden jugarse la
8 vivir en vanguardia
entramos en
manhattan fue ya el delirio”
vida en una barcucha para poder
llegar a esta ribera del Mediterráneo. Fui a Nueva York por primera
vez en 1975. Era el verano. A Franco le quedaban menos de cuatro
meses de vida, pero eso no lo sabía
nadie. Había quedado en París con
un amigo, una especie de anarquista
hispanosuizo. La propuesta era viajar por Estados Unidos durante un
mes. La cita era en el aeropuerto, en
el viejo aeropuerto del Norte, que
el año anterior habían rebautizado
como Paris-Charles-de-Gaulle. No
se presentó a la cita y, cuando llegó
la hora de embarcar, me fui solo. En
el avión había bastantes jóvenes que
viajaban a Nueva York por primera
vez. Tras el aterrizaje, en el autobús
que nos llevaba desde el aeropuerto Kennedy al centro de la ciudad,
un muchacho –cinéfilo radical– se
foto: Mitchell Funk / Getty Images
Nueva York
foto: Steph Goralnick / Getty Images
01
“Cuando
Emblemas urbanos
A la izquierda, uno de
los edificios más visitados de Nueva York, el
Empire State Building.
Arriba, los teatros de
Broadway
maravillaba constantemente; igual
que nos maravillábamos el resto,
aunque callásemos. Ya en Queens
señalaba edificios, los amplísimos
cementerios, la estructura elevada
del metro. Cuando entramos en
Manhattan fue ya el delirio. Sin un
momento de respiro señalaba calles,
y las iba identificando. Saltaba de
una ventana a otra. El autobús se
detuvo en un semáforo y él dijo:
–¡Ahí, en esa calle, unas cuantas
travesías más allá está el Radio City
Music Hall!
Siempre, al identificar un lugar
lo relacionaba con tal o cual film.
Pura rata de filmoteca, era la primera vez que viajaba a Nueva York
pero se la conocía al dedillo. Por
las películas. Ahora imagino que al
día siguiente –si no ese mismo día–
estaría ya en el bar Marie’s Crisis,
en su ambiente, cantando a coro
musicales de Broadway con el resto
de parroquianos. Sin tanta cinefilia,
a los demás primerizos nos pasaba
algo parecido. No recuerdo donde
nos dejó exactamente el autobús,
pero sí que caminé por las calles
cercanas a la Port Authority Bus
Terminal: la Octava avenida, la
calle 41, con carteles que anunciaban actuaciones de jazz y de salsa.
Paseaba mientras esperaba la hora
de salida del autobús de la
Greyhound que me llevaría, primero a Pittsburg y, luego, hasta California. De vuelta, un mes más tarde,
dormí en un albergue juvenil al oeste de Central Park. Diría que estaba
en una de las calles 80, en la acera
sur. Era un dormitorio colectivo,
en la planta baja, con ventanas que
daban a la calle. El tipo que dormía
en la cama que estaba junto a la mía
era un iraní arisco. Al cabo de unos
días lo detuvieron por haber intentado violar, en ese mismo dormitorio, a una de las chicas encargadas
del albergue.
En las aceras no había panots,
vivir en vanguardia 9
como en Barcelona. Estaban construidas a base de cemento pero,
incluso así, me eran perfectamente
familiares. Las farolas también las
conocía. Y los letreros en los postes
de los cruces de las calles, tan
diferentes de las placas de piedra
blanca de las calles barcelonesas,
atornilladas a las fachadas de los
edificios esquineros. A pesar de
no haber telefoneado nunca desde
esas cabinas de teléfono, las tenía
vistas en revistas, y también las
papeleras: enormes y de rejilla. Lo
mismo aquellos grandes almacenes
tantas veces visitados en películas
en blanco y negro en las que hombres y mujeres se enamoran el día
de Nochebuena, entre guirnaldas de
colores y árboles de Navidad con
bolas brillantes.
Luego, cuando años más tarde
viví en Nueva York, cada día me
sentía como cuando revelaba fotografías en el laboratorio fotográfico
de la empresa donde trabajé desde
los diecisiete a los veinte años.
Ponía el negativo en la ampliadora,
hacía una copia en papel fotográfico
y la metía en la bandeja del revelador. Poco a poco la hoja se iba positivando: ciertas zonas dejaban de
ser blancas para mostrar la silueta
de una persona, un electrodoméstico o un edificio. Como uno conocía
la imagen que había en el negativo,
estaba atento a la aparición de lo
fotografiado sabiendo de antemano
lo que aparecería en la copia. Da
cierto gusto ver cómo lo fotografiado, con la cámara o la mente, se va
convirtiendo poco a poco en lo que
ya sabes. Hace un año, el PEN Club
americano me invitó a Nueva York,
al World Voices Festival, para que
participase en una mesa redonda
de narradores, sobre los libros que
habían conformado nuestras respectivas imágenes de Nueva York. La
mesa se celebró en la sala Gilder
Lehrman de The Morgan Library
10 vivir en vanguardia
foto: Siegfried Layda / Getty Images
Nueva York
neoyorquinos tienen fama
de ariscos, pero son cordiales
foto: ML Harris/ Getty Images
01
Los
Sentir NY
A la izquierda, la
trama urbana de
Manhattan, tejida
con rascacielos.
Arriba, los
neoyorquinos se
relajan y toman el
sol en el césped
de Central Park
& Museum, y los otros participantes fueron Colm Tóibín, Roxanna
Robinson y Darryl Pinckney, que
hablaron de Henry James, Edith
Wharton y Elizabeth Hardwick.
Dispuesto a explicar que, más allá
o acá del Nueva York cinematográfico, mi Nueva York literario se
basaba en Dorothy Parker, Truman
Capote, Salinger, Norman Mailer,
Fran Lebowitz o Tom Wolfe, cuando me llegó el turno comprobé que,
tras tres décadas sin vivir en la ciudad, mi inglés estaba tan oxidado
que daba pena, y me sentí afuereño,
como aquel veinteañero que, un día
de 1975, caminaba por la Octava
avenida y la calle 41, observando
carteles que anunciaban actuaciones
de jazz y de salsa. Pero, a pesar de
la fama de ariscos que tienen, los
neoyorquinos son tan cordiales que,
pasando por alto la herrumbre de mi
inglés, los presentes fingieron que
entendían mis puyas a
Hemingway, aceptaron las ironías
contra la pedantería del tinglado
literario –el de aquí y el de allí– e
incluso me aplaudieron, simplemente para que me sintiese en casa.
Quim Monzó
vivir en vanguardia 11
01
Nueva York
Miradas
Capital cultural
Su condición de capital cultural de los Estados Unidos
ha convertido a Nueva York
en un referente mundial. Su
impresionante diversidad
étnica (el planeta en una
isla), con sus más de 2.000
organizaciones artísticas y
culturales, moviliza a una
ciudad que nunca duerme.
Caminar, mirar, probar,
conversar, admirar, dejarse
llevar por sus populosas y
atiborradas calles es uno de
los mejores ejercicios para
entender la idiosincracia
de esta inmensa y cosmopolita urbe que no deja nunca
de sorprender y enamorar
al visitante
Un rascacielos
de Frank Gehry
Desde principios de 2011,
Manhattan cuenta con
un rascacielos del arquitecto californiano Frank
Gehry. El edificio está en
Spruce Street, muy cerca
de la zona cero. Tiene 76
plantas y 267 metros de
altura (frente a los 381del
Empire State o los 417
que tenían las Torres Gemelas). Hoy es el bloque
de apartamentos de lujo
más alto del hemisferio
occidental. Sus líneas irregulares de titanio y cristal
le han convertido en la
nueva referencia del skyline de Nueva York. Junto a
sus 903 viviendas, alberga
también un instituto público y un centro médico.
(www.forestcity.net).
foto: Paul Goguen/Bloomberg
12 vivir en vanguardia
Inspiración y creatividad
Nueva York es la cuna de buena parte de los movimientos culturales que existen
en el mundo: literatura, música, pintura, cine, arquitectura, arte, moda, tendencias...
Son muchas las ideas y tendencias que la Gran Manzana irradia al mundo
Para ver
y ser vistos
El High Line es un novedoso concepto de parque
que crece en la zona oeste
de Manhattan, no muy
lejos del Meatpacking
District. Es quizás la zona
verde más urbana de la
ciudad, un parque construido aprovechando la
estructura elevada de las
vías del tren que circuló
desde 1934 por la Décima
Avenida. En 1980, este
tren realizó su último
trayecto, y el que fue su
espacio, cuidadamente
silvestre y con iluminación minimalista, permite
ahora a los neoyorquinos
ver y ser vistos, una de
sus actividades favoritas.
(www.thehighline.org).
foto: Spencer Platt/ Getty Images
La casa del jazz
El Village Vanguard funciona desde hace 70 años.
Es un pequeño subterráneo con poco más de cien
plazas, pero no hay en
Nueva York otros clubs de
jazz que puedan exhibir
una historia tan larga y de
tanta calidad. Su acústica
ha seducido a los más
grandes, desde John Coltrane y Bill Evans hasta
las figuras actuales. Todos
han querido actuar entre
sus paredes y, con frecuencia, han aprovechado
la ocasión para grabar
algunos de sus discos.
(www.thevillagevanguard.
com). Andy Robinson
foto: Christopher Bierlein/Redferns
vivir en vanguardia 13
NY no discrimina
01
Nueva York es la ciudad de las compras, de un
servicio que no discrimina entre bolsillos, tallas,
modelos, estilos y procedencias
Nueva York
En la Calle
4
Ir de compras por Nueva York es como pescar en una
piscifactoría. La ciudad está orientada hacia el comercio
y se mueve al son de nuevos barrios, zonas, tiendas. Hay
cientos de webs dedicadas a seguir las nuevas aperturas,
grupos de compradores que se agrupan para conseguir
descuentos, tiendas clandestinas, espacios efímeros y
barrios que se convierten en el centro del momento para
desaparecer con la misma rapidez con que se crearon.
3
1
3
2
Williamsburg
quería su presente díscolo
y su futuro familiar. De
Una de las primeras zonas esta manera Williamsburg
comerciales de relevancia (desde Bedford Avenue
a Kent Avenue) con sus
fuera de Manhattan, la
tiendas de queso (Bedford
historia de esta pequeña
Cheese Shop), sus librezona comercial va pareja
al nacimiento y consolida- rías (Spoonbill & Sugartown) y sus tiendas de la
ción de las nuevas tecnoSalvation Army aparecielogías de información y
comunicación. Cuando la ron, se pusieron de moda
clase creativa de la ciudad y allí siguen hoy.
estaba asfixiada por los
foto: © David Grossman/ AGE Fotostock
precios de los alquileres
en Manhattan, empezaron
a hacer presión a través
Dumbo
de los primeros blogs
para buscar una zona que Una vez Williamsburg
estuviera bien conectada, demostró a los devotos
que pudiera crecer con el
de Manhattan que había
tipo de comercios que re- vida y comercio fuera de
1
14 vivir en vanguardia
la isla, Dumbo (2) (acrónimo que significa literalmente “debajo del puente
de Manhattan”), fue la siguiente área en gentrificarse. Galerías, cafés, tiendas
de ropa independiente y
mucha pareja con cochecito se miran los rascacielos
de Nueva York desde la
distancia. Tiendas interesantes como Halcyon y la
espectacular Powerhouse
Arena salpican este interesante barrio que poco a
poco está reivindicando su
identidad ¿Quién dijo que
vivir debajo de un puente
no podía ser de pareja con
posibles?
foto: Ofir Abe/ Getty Images
Evolution
Nueva York está sembrada de cientos de pequeñas
tiendas independientes
que sobreviven en parte
por el deseo de sus propietarios de consolidar
fórmulas comerciales
diferentes, innovadoras
y alternativas. Este el
motivo principal por el
que la ciudad es campo
obvio de trabajo para toda
Chelsea Market
Un secreto a voces de la
ciudad, en el norte del
Meat Packing District, el
Chelsea Market es uno de
esos milagros comerciales
que sólo pueden pasar en
Nueva York. Decenas de
tiendas de alimentación,
floristerías, objetos de regalo, restaurantes y bares
conectados entre ellos por
un largo pasillo que antes
una legión de coolhunters era el paso del servicio
anónimos y analistas de la y de descagas. Antiguos
calle. Desde la mítica y ya almacenes y tiendas de
procesado que han mirado
cerrada Famous Friends
hacia dentro en lugar de
a Evolution, la hermana
hacia la calle y de paso
oscura de la taxidermista
han reinventado el conDeyrolle (ver París), la
cepto de centro comercial.
oferta comercial de la
cosmopolita Nueva York
foto: © jader alto/ AGE Fotostock
brilla tanto en la oferta
más consolidada como
5 Bleecker Street
en aquella que está emergiendo.
Una de las míticas calles
del mítico Greenwich
foto: ARCHIVO
Village con una mítica
tienda como Magnolia
Bakery que ha visto como
el nuevo mito del Nueva
York de hoy, Marc Jacobs,
ha extendido sus tentáculos comerciales en forma
de pequeños comercios
para mitómanos de la marca. Una calle repleta de
comercios de esos que se
saben centrales en la lista
de cualquier residente que
quiera comprar un regalo
y explicar de dónde lo
ha sacado y que el que lo
4
5
recibe lo pueda identificar.
D. Córdoba-Mendiola
foto: © JTB Photo/ AGE Fotostock
Direcciones
Chelsea Market: 75 9th Avenue. Marc Jacobs: 403 Bleecker Street
Halcyon: 57 Pearl Street. Evolution: 120 Spring Street.
Spoonbill & Sugartown: 218 Bedford Avenue
Powerhouse Arena: 37 Main Street (DUMBO).
vivir en vanguardia 15
Comerse el mundo.
01
Si hay una ciudad que ofrezca más en el mundo
esa es Nueva York para todos los gustos y para
todos los bolsillos, sin distinción
Nueva York
Los Sentidos
Dormir en la ciudad global
Considerada la ciudad global por su influencia en el mundo, Nueva York figura entre las
10 ciudades más visitadas del planeta y su oferta hotelera es amplia y variada
Los sabores del planeta
5
Cualquier día a cualquier hora en cualquier barrio. Nueva
York está magníficamente servida por restaurantes de todo
tipo. La variedad cultural de la población se ha fundido sin
problema con la tradición culinaria del país, creando una
oferta variada y variopinta en la que el mayor desafío es a
menudo acabarse todo lo que hay en el plato.
1
1
Artisanal
Uno de esos restaurantes
que te transportan a conversaciones intelectuales
al lado de Woody Allen,
Hannah y todas sus hermanas. La carta de quesos
más extensa de la ciudad
se completa con el mejor
buey, unos postres espectaculares y una carta de
vinos que es imposible
acabar de leer. foto: ARCHIVO
16 vivir en vanguardia
Mercer
Kitchen
2
Como lleva sucediendo en la mayoría de las
grandes ciudades del
mundo con una gran población flotante, los restaurantes de los hoteles
se han tenido que poner
al día para retener a su
clientela entre sus paredes y atraer a los residentes. Mercer House es uno
de los mejores ejemplos:
situado a las puertas del
Soho, el restaurante del
Mercer House propone
una experiencia que combina una carta accesible
con gente guapa y la ilusión de encontrarse con
el diseñador Marc Jacobs, que tiene su oficina
a unos pocos metros del
hotel. foto: ARCHIVO
3
Amy Ruth
El aporte calórico de la
carta queda claro cuando el pan que te sirven
antes de la comida podría
funcionar perfectamente
como un primer plato.
Pollo a la miel, el mejor
cornbread de la ciudad y
el resto de delicias del sur
de país. foto: archivo
2
3
4
4
Café Fiorello
Uno de los restaurantes
favoritos para los residentes que quieren comer
al lado de sus periodistas
y presentadores de sus
informativos preferidos.
Ubicado al lado de la
Metropolitan Opera es
destino obligado de cena
antes de la función y de
las múltiples ofertas que
lanza el Lincoln Center.
Pastis y
Morimoto
Parte de la inmensa
oferta gastronómica de
Meat Packing District,
sons estos restaurantes
que aglutinan parte de la
modernería de la ciudad
en las cenas de los fines
de semana. A destacar el
interiorismo del japonés
Morimoto, obra de Tadao
Ando, cuyo discurso mini-
malista queda claramente
superado por las ganas
de acción, de marcha y el
griterío de sus numerosos
clientes. Daniel CórdobaMendiola. foto: ARCHIVO
Direcciones
Artisanale: 2 Park Avenue
Mercer Kitchen: 99 Prince Street
Morimoto: 88 10th Ave
Pastis: 9 9th Avenue
Café Fiorello: 1900 Broadway
Amy Ruth: 113 West 116th Street
El Plaza Athénée del Upside
El hotel debe su popularidad por haber sido
escenario de la serie Sexo
en Nueva York: En el
segundo y en el último
capítulo sirvió de plató
para las andanzas de
Carrie Bradshaw y de sus
amigas. Así que, si uno
desea alojarse en un hotel
que refleje el encanto de
Manhattan, nada mejor
que el Plaza Athénée, un
refinado establecimiento
de cinco estrellas situado
en la mejor zona de Nueva York, que no dispone
de grandes salones pero
cuenta con todas las
comodidades para una
escapada romántica o en
una vacaciones familiares. Todos sus servicios
se caracterizan por su
ambiente exquisito, como
es el caso del restaurante
Arabelle o del bar Seine.
( East 64th Street Madison & Park. Tf: 212
73.491.00. www.plazaathenee.com. Precio 500
euros).
6
Carlyle
El hotel es conocido por
su art decó, por sus excelentes vistas sobre Central
Park y por su suntuoso
lujo. Y porque en el piso
34 tuvo un apartamento
John F.Kennedy un tiempo, precisamente durante
su aventura con Marilyn
5
Monroe. Hubo una época
en que el Carlyle era
conocido como la Casa
Blanca de Nueva York.
Allí desayunó también
por última vez su hijo
John-John antes del infortunado vuelo a Martha’s
Vineyard. No acaban aquí
las referencias del hotel,
pues en el Café Carlyle
suele tocar Wody Allen
el clarinete los lunes. El
hotel no defrauda: la más
sencilla de sus habitaciones resulta elegante
y encantadora. El restaurante Carlyle merece
una visita. (35 east 76th
Street. Tf 212 7441600.
www.carlyne.com. Precio
500 euros).
Màrius Carol
6
vivir en vanguardia 17
Barcelona
Levitar, evitar
y habitar.
Población
Ciudad: 1,6 millones.
Área metropolitana:
5 millones
Producto interior bruto
(miles de millones de $)
177
PIB / habitante (2008)
109.300 $
Turistas
internacionales (2009)
4.464.700
Posición por ciudades
y coste de la vida
49
18 vivir en vanguardia
Como tantos otros de mis conciudadanos, soy el primer miembro
de mi familia nacido en Barcelona.
Provengo de la inmigración interior.
Mi padre llegó a la ciudad en 1929,
procedente de Sant Guim de Freixenet, en la Segarra. Sólo tenía doce
años, pero no era el hereu de can
Serra y ya le había quedado claro
que el destino le llevaría lejos de su
comarca. De modo que le acogieron
unos familiares en la plaza Tetuán,
se puso a trabajar y, aunque nunca
perdió el contacto con la Segarra,
vivió en Barcelona el resto de su
vida. De hecho, sólo abandonó la
ciudad condal (¡cómo deseaba hallar
una ocasión para llamarla así!) por
fuerza mayor, durante la guerra. Mi
madre, en cambio, no dejó Vilanova
i la Geltrú para trasladarse a Barcelona hasta 1960, tres años antes
de nacer yo. Abrió un negocio en la
plaza Virrei Amat, en una zona de
aluvión migratorio que aún no se
llamaba Noubarris, y se dispuso a
comportarse como una barcelonesa
más. Mis primeras nociones sobre
qué era Barcelona llegaron a través de la zapatería que mis padres
regentaban en la plaza Virrei Amat.
Entre 1963 y 1981 pasé muchísimas
horas entre sus paredes, aunque
siempre con la sensación de estar de
viaje. Recuerdo haber visto desde
la puerta metálica de la tienda cómo
la policía montada franquista golpeaba a grupos de manifestantes,
básicamente sindicalistas, bajo los
árboles de la plaza. Recuerdo los
acentos variados de castellano que
usaba nuestra clientela, básicamente
andaluces, extremeños y murcianos.
Y también recuerdo a los represen-
foto: DAVID AIROB
02
Cien años de distancia
arquitectónica separan
estos dos emblemas de
Barcelona: la cúpula
modernista del edificio
principal del hospital de
Sant Pau, proyectada
por Lluís Domènech i
Montaner, y la torre Agbar, diseñada por Jean
Nouvel
Barcelona
20 vivir en vanguardia
que parecían nuevas. Recién pintadas de un color distinto. La cuestión
es que nunca estaba igual que la
última vez. Me llegué a obsesionar
con el edificio mutante de Cartellà
hasta que un buen día, cuando ya
hacía meses que me fijaba en él,
leí un letrero revelador. No era un
edificio en obras perpetuas sino un
centro de formación profesional
especializado en albañilería, carpintería y otros oficios del ramo de la
construcción. Mi inopia juvenil me
había impedido darme cuenta hasta
entonces que aquellas mutaciones
fascinantes no eran más que las
diversas prácticas que hacían los
estudiantes de construcción en sus
foto: ANA JIMÉNEZ
tantes que venían a venderle zapatos a mi madre. Todos hablaban
en catalán, pero con unos acentos
que se me antojaban muy exóticos,
porque eran mallorquines de Inca o
Llucmajor, menorquines de Ciutadella o de Ferreries, ibicencos,
valencianos, gerundenses, manresanos... Sólo el señor Román hablaba
de un modo que a mi me parecía
completamente inteligible, porque
era el único barcelonés de todos los
representantes. Tan barcelonés que
tenía el despacho en la Rambla de
Catalunya y a mi madre le encantaba visitarlo para poder ver los
escaparates de las mejores tiendas
del centro. En el barrio, durante los
años setenta, mucha gente decía
que “bajaba a Barcelona” cuando
cogía el metro o un autobús para
ir al centro. Aún hoy se dice, tanto
en Nou Barris como en Horta o el
Guinardó, aunque la expansión de
la ciudad (de su red de transportes
y de su ciudadanía) haya redifinido
el equilibrio entre centro y periferia.
Me crié, por tanto, en un barrio
nuevo en constante evolución y
crecimiento. Y en cierto modo, esta
experiencia me viene al pelo para
definir la evolución y el crecimiento
de toda la ciudad durante las últimas décadas. Y aún podría cerrar
más el plano hasta centrarme en un
sólo edificio, porque me pasé la juventud fascinado por uno de la calle
Cartellà tan singular que merecería
figurar en todos los catálogos. Pasara cuando pasara, siempre lo veía
en obras. Obras que duraban semanas, meses, incluso años. Obras perpetuas. En aquella época yo pasaba
por la calle Cartellà muy a menudo,
a cualquier hora del día o de la
noche, y la fachada de mi edificio
favorito siempre era distinta. Cuando no habían cambiado las baldosas
de la primera planta habían cambiado los marcos de las ventanas, o sus
alféizares. O eran las puertas, las
foto: Scott E Barbour / Getty Images
02
aún se “baja a Barcelona”
desde los barrios de la periferia
Abiertos al mar
Aspecto parcial del puerto
deportivo de la ciudad,
con la torre de Gas Natural
al fondo. Tras la arena,
perfil del hotel W, vela
clases. Hoy creo que una escuela de
albañilería como aquella no es una
mala imagen para definir la ciudad
que los barceloneses nos hemos
procurado en las últimas décadas,
a golpe de evento, en obras de un
modo casi perpetuo y harto desconcertante, hasta anteayer, cuando las
grúas empezaron a oxidarse por la
recesión económica.
Quienes vivimos en uno de los
extremos de la ciudad, como Horta
o Sant Andreu (pero también Sants,
Sarrià o Les Corts), cuando vamos
al centro aún tenemos la sensación
de “bajar a Barcelona”, aunque no
lo verbalicemos. A mí me basta
subir a la colina de los antiaéreos
que se alzan entre el Carmel y el
parque del Guinardó, muy cerca de
mi casa, para tener la ciudad a mis
pies. Desde allí es fácil tener una
visión global sin tener que recurrir
a Google Maps. Observar cómo la
retícula del Ensanche (llamarle así,
como lo de la Ciudad Condal, me
devuelve a la Barcelona en blanco y
negro que fijaban aquellas portadas
de La Vanguardia en huecograbado) convive con la plaga de los
edificios emblemáticos. La Torre
Agbar, las torres gemelas Mapfre
y Arts, el hotel Wela o los diversos
rascacielos del Fòrum, que dan
a ese extremo de la Diagonal el
aspecto de un downtown estadounidense. ¿Quién me negará que junto
a las tres chimeneas, la Barcelona
más reciente, la del Fòrum, parece
Detroit? Lo cierto es que las expectativas culturales que suscitó el
proceso de liquidación del franquismo han acabado desembocando en
un urbanismo más pensado para
recibir visitas que para residir. Los
reproches son variados y contrapuestos. Los hay para todos los
gustos. Hay quien sostiene que la
acción del nacionalismo catalán
cercó a Barcelona privándola de un
presunto universalismo que, mira tú
vivir en vanguardia 21
mejor de barcelona
somos quienes la habitamos”
Barcelona
22 vivir en vanguardia
la mayoría de barceloneses). Me
apeo del bus en el Bogatell para
acercarme al Parc de la Ciutadella
y me sumo a los ciudadanos que
pasean. Cerca del mar la ciudad va
sobre otro tipo de ruedas: bicicletas,
patines, patinetes, monopatines,
cochecitos. El tránsito rodado que
costea la fachada litoral que todos
hemos costeado. Durante mi infancia, la costa de la ciudad era una
realidad deslavazada que sumaba
partes inconexas: las golondrinas,
los chiringuitos, los baños. Hoy
es un paseo continuo que reúne
muchas caras de la ciudad, entre la
foto: XAVIER CERVERA
por dónde, siempre se acaba expresando en español. Otros, en cambio,
consideran que la reacción ante
este nacionalismo alejó a Barcelona
del resto de Catalunya. También
los hay a quienes les parece que el
espíritu olímpico del 92 exacerbó
la coquetería histórica de la ciudad,
de modo que Barcelona vive desde
entonces demasiado preocupada por
dar siempre una buena imagen, a
cualquier precio, y eso lo pagamos
todos. Finalmente, hay quien se
dedica a comparar Barcelona con
otras ciudades de referencia para
destacar sus carencias en un remedo insensato de “Los 8 errores” la
secular sección de Laplace en la
página de pasatiempos de La Vanguardia: Nueva York, París, Roma,
Madrid... Ya puestos, yo encuentro
a faltar más fluidez en la conexión
mediterránea entre Barcelona y
Valencia.
Aunque de momento me conformo con un trayecto más modesto,
para el que no hace falta subirse
al Euromed. Espero la línea 10 de
autobús en la Rambla del Carmel,
cerca de la zona en la que, hace
sólo unos años, se produjo el socavón. El bus me permite “bajar a
Barcelona” con una ruta de tiralíneas, a través del túnel de la Rovira
y la calle Lepant, en la periferia del
plan Cerdà. Dejamos atrás las zonas
de influencia del hospital de Sant
Pau, una verdadera joya modernista
con su moderno clon adosado, y
también de la visitadísima Sagrada
Família, hoy joya rediviva para los
barceloneses que nunca habían entrado en ella hasta que vino el Papa
y les dio dentera. Nos acercamos
al puente de Marina, un territorio
antes desolado y hoy circundado
por tres grandes polos emocionales:
L’Auditori, el Teatre Nacional de
Catalunya y el Tanatorio de Sancho
de Ávila (Pompas Fúnebres, para
foto: Nikada / Getty Images
02
“lo
Tradición y modernidad
La ciudad desde el gaudiniano Park Güell, colindante con el barrio de Gràcia
que engalana así sus calles
durante la fiesta mayor
que sigue destacando la Barceloneta, con sus terrazas, sus bares, su
librería Negrocriminal y su antigua
verticalidad.
Más allá de las rutas que constan
en las guías turísticas, lo mejor de
Barcelona somos quienes la habitamos, modestia aparte. Los barceloneses mantenemos una relación
ambivalente con nuestra ciudad que
se puede expresar claramente con
un juego de palabras por homofonía que sólo es perfecto en catalán
central: los que l’habitem (la habitamos) a veces levitem (levitamos)
de pura felicidad por disfrutar de
la ciudad y otras veces l’evitem (la
evitamos), de puro cansancio por
sufrirla. Barcelona no es el lugar
plácido que fijan las postales, ni
tampoco el festival de luz y de color que anuncian algunas agencias
de turismo para treintañeros. Otras
cosas que Barcelona no es: no es la
capital de un Estado (a pesar de ser
la sede de un gobierno nacional),
no es una ciudad de funcionarios (a
pesar de acoger a muchísimos), no
es un parque temático de la diversión en clave mediterránea (a pesar
de los ímprobos esfuerzos que
algunos han hecho por conseguirlo)
ni tampoco es una ciudad platónica (a pesar de Javier Bardem).
Barcelona siempre fue una suma
interminable de locales discretos y
ruidosos visitantes que un buen día
decidieron instalarse en ella. Gentes barcelonesas de procedencias
muy distantes que se van haciendo
suya la ciudad mientras ella se los
hace suyos a ellos en un largo y
tortuoso proceso que no llega a
buen puerto hasta que son capaces de entender la versión original
catalana del juego de palabras que
permiten los verbos habitar, evitar
y levitar.
Màrius Serra
vivir en vanguardia 23
2
Un siglo de arquitectura
02
Del Modernismo de principios del siglo XX, a la arquitectura
de vidrio y acero del XXI, Barcelona tiene un ramillete de
obras que concentran la atención del turismo cultural mundial
Barcelona
Miradas
3
2
Espacios públicos para disfrutar
El espacio público de Barcelona es su patrimonio más
valioso. Calles, plazas, ramblas y paseos son agradables
espacios donde la convivencia toma forma. Pasear por sus
barrios permite degustar las múltiples caras de la ciudad
Postal de la
Sagrada Familia
2
metros de diámetro y doce
de altura– situada bajo su
nueva cúpula. O la pista
circular de jogging que
rodea ahora la plaza, bajo
cornisa, con vistas de 360º
sobre la ciudad.
(www.metrovacesa.com/
minisites/CC/LasArenas).
La más novedosa postal
de Barcelona está en un
interior: en la nave central de la Sagrada Familia, el templo que imaginó el arquitecto Antoni
Gaudí. Inaugurada por el
Papa Benedicto XVI en
2010, esta nave se distingue por su bosque petrificado, la impresionante
columnata arborescente
que sostiene la bóveda del templo y ordena
un espacio de enormes
dimensiones. La nave
recibió en 2010 el premio Ciudad de Barcelona
de Arquitectura. (www.
sagradafamilia.org)
foto: marc arias
foto: roser vilallonga
1
1
De plaza de toros a centro lúdico
La vieja plaza de toros
de las Arenas reabre en la
primavera de 2011 convertida en centro lúdico
y comercial. Conserva
su vieja piel neomudéjar, pero en sus entrañas
esconde espacios sorprendentes. Por ejemplo, la
enorme sala diáfana –90
24 vivir en vanguardia
3
Ruta estelar en la nueva Diagonal
En lo que llevamos de
siglo XXI, el tramo de
Diagonal comprendido
entre plaza de las Glòries y
el mar se ha convertido en
escaparate de la última arquitectura barcelonesa, ya
sea de firma local o extranjera. Junto al extremo de
Glòries se levanta la Torre
Agbar, de Jean Nouvel.
A su lado, sobre Glòries,
se abrirá el Disseny Hub
Barcelona, en un edificio
de gran voladizo debido a
MBM. En el otro extremo,
junto al Edifici Fòrum de
Herzog & De Meuron,
se yergue ahora la Torre
Diagonal Zero Zero (3),
proyectada para Telefónica por Enric Massip. Y,
entre uno y otro extremo,
edificios de Perrault (Hotel
Me), Ferrater (Mediapro),
un parque de Nouvel…
(www.bcn.es).
Llàtzer Moix. foto: marc arias
Vivir en vanguardia 25
02
La capital del diseño.
Barcelona en un foco de atracción para creadores
de todo el mundo que buscan en la ciudad su fuente de inspiración para diseñar nuevos productos
Barcelona
En la Calle
‘Botiguers’ de toda la vida
De todo y para todos
Pese a su relativo pequeño tamaño, Barcelona cuenta
con una de las ofertas comerciales más completas de
Europa. El talante de sus habitantes, aventurero e innovador, hacen que la ciudad esté sorprendentemente bien
equipada comercialmente.
6
1
1
Los pequeños centros
Lejos (todo lo lejos que se
puede estar en una ciudad
pequeña) de las grandes
avenidas comerciales,
cuatro pequeños centros
son hervideros en los que
conviven tiendas de toda la
vida con espacios emergentes. Gràcia (1), El Born
(2), el Raval (3) y el recién
incorporado Poble Sec
(4) son cuatro pequeños
pulmones comerciales que
han recogido el testigo de
los mercados de frescos a
los que están enganchados.
Gracia tiene un componente más auténtico y es
donde podemos encontrar algunos de los pocos
vestigios que quedan de
26 vivir en vanguardia
la Barcelona preolímpica.
El Born, autocoronado rey
del cool de la ciudad, parece haber perdido en los
últimos años su identidad,
condenado a ser destino de
turistas con ediciones antiguas de guías de la ciudad.
El Raval, multicultural y
fusionado, mantiene una
actitud más reaccionaria
y lucha por no perder el
encanto de un barrio maldito y canalla. El último
en llegar, el Poble Sec,
reúne a residentes de toda
la vida con una selección
de las tribus de la ciudad
que huyen de los precios y
las actitudes del resto de la
ciudad. foto: R. VILAllonga /. cervera
1
La ciudad se enorgullece
de la cada vez más extinta
figura del botiguer, el tendero de toda la vida que
9
regenta un establecimiento generalmente familiar
Centros comerciales
y con una clientela fija
y fiel. En la foto 9, Joan
Murria. Todavía se pue(6) en un extremo de la
La omnipresencia de
Diagonal, Glòries (7) en el den admirar algunos de
El Corte Inglés (5) ha
estos comercios históricos
que debiera haber sido el
impedido que haya un
-varios centenerares-, que
centro de la ciudad setejido sólido de grandes
son lo auténtico y original
gún el diseño original de
almacenes, por lo que la
Cerdà, y Diagonal Mar (8) de la ciudad. Sólo ahora,
ciudad ha potenciado los
cuando están a punto de
centros comerciales como al otro extremo, son sólo
solución para dinamizar
algunos de los templos del desaparecer, parece que
su espíritu se reencarna en
zonas abandonadas que
consumo. En una ciudad
pretenden, a golpe de
tan preocupada por la cara forma de servicio exquiZara y multicines, poner
que da al exterior, resulta sito en comercios como
estos barrios al día. L’Illa curiosa la modestia arqui- Santa Eulàlia (10), una de
tectónica de estas enormes las propuestas comerciamoles comerciales.
les más extraordinarias y
elegantes de Europa. fotoS:
foto: xavier gómez
10
JOSEP MARIA ALGUERSUARI / LAURA GUERRERO
Diseño
y comercio
11
Barcelona renació como
ciudad de diseño con los
Juegos Olímpicos. El gris
de una ciudad que vivía de
espaldas al mar se convirtió en una explosión de
color. Barcelona se convirtió en la capital del diseño,
primero gráfico y luego industrial. Este espíritu, que
fue un imán internacional
y posicionó a la ciudad en
el mapa de las tendencias
del mundo, se ha apagado
un poco en estos momentos de crisis. No obstante,
11
quedan todavía vestigios
en tiendas como Vinçon
o Konema que demuestran que los barceloneses
siguen siendo compradores
con mucho criterio (o seny,
como dirían ellos).
Daniel Córdoba-Mendiola
foto: ANA JIMÉNEZ
Direcciones
Santa Eulalia: Paseo de Gràcia, 91. Vinçon: Paseo de Gràcia, 96
Konema: Consell de Cent, 296. El Corte Inglés: Plaza de Catalunya, 14
vivir en vanguardia 27
02
Un referente gastronómico
Barcelona aspira a ser la capital política del Mediterráneo, y lo es ya por su cocina
de mercado basada en una dieta que aúna producto de calidad con tradición e innovación, todo ello servido y argumentado por ‘chefs’ reconocidos internacionalmente
Barcelona
Los Sentidos
Más y mejor oferta de hoteles
La ciudad orienta su oferta hotelera a las visitas de negocios y a un turismo de calidad.
La mitad de las habitaciones existentes, cerca de 70.000, son de cuatro y cinco estrellas.
Comer, beber y disfrutar
5
la oferta de restauración de la ciudad revela mejor que
cualquier otro indicador el carácter mediterráneo de Barcelona. Superada la fase en la que la presentación parecía importar más que el contenido, los barceloneses cuentan con
una de las cocinas más variadas y respetuosas de Europa.
Es uno de los hoteles más
nuevos de Barcelona y,
a la vez, uno de los más
sugerentes. Del arquitecto
Ricardo Bofill, su situación frente al mar y su
forma de vela le confieren
una gran personalidad.
Preferido por gentes del
espectáculo (Hugh Grant,
Eva Mendes o Shakira
figuran entre sus clientes),
tiene unas vistas extraordinarias, un bar de copas
excepcional (Eclipse) y
un restaurante de referencia (Bravo), al frente del
cual figura el chef Carlos
Abellán, formado junto a
Ferran Adrià. El W es moderno, cool, mediterráneo.
(Plaza de la Rosa dels
Vents 1. Tf. 932952800.
www.w-barcelona.com.
Precio 250 euros).
a todas horas, y pese a no
tener un menú de mediodía,
ha sabido mantener y poner
al día la esencia del gran
bar de la Barcelona de toda
la vida. foto: XAVIER GÓMEZ
2
2
Federal
En la emergente zona del
Poble Sec, cerca de todo
pero sin ser el centro de
nada, Federal importa la
fórmula de cafetería que
puede encontrarse en los
barrios más cool de Nueva York. Tres plantas en
las que tomar uno de los
mejores cafés de la ciudad
mientras la gente guapa se
mira unos a otros con un
descaro que sólo se ve en
Barcelona. foto: LLIBERT TEIXIDÓ
1
1
Velódromo
Uno de los clásicos de las
fiestas a cualquier hora en la
Barcelona de los 80, Velódromo, ha vuelto a abrir sus
puertas, ahora bajo la tutela
de la cervecera Moritz. Bar,
restaurante, café y pub,
Velódromo va mutando a
medida que pasa el día y
la noche. Lleno a rebosar
28 vivir en vanguardia
3
Santa María
Felizmente superada la debacle de diseño de finales
de la década, que fulminó
la mayoría de restaurantes
que ponían más énfasis en
la loza que en la comida,
Paco Guzmán sigue deleitando con una de las cartas
más interesantes de la
ciudad. Un consejo: dejen
lugar para el Drácula, el
postre ideal para la generación nacida entre el 75 y el
80. foto: àlex garcia
3
4
W
4
Big Fish:
Uno de los restaurantes del
Born más celebrados de
la ciudad, su carta combina cocina mediterránea
con una fuerte influencia
japonesa. Big Fish es uno
de esos restaurantes en los
que la ciudad se vuelca sin
saber muy bien por qué.
foto: àlex garcia
Menús a
10 euros:
Cuando había pesetas,
era a 1.000. Ahora, es el
menú a 10 euros. Nadie
puede irse de Barcelona
sin compartir una de las
tradiciones de la ciudad,
de 14 a 16 horas cualquier
día de diario. Además, si
es jueves, seguramente el
menú tendrá paella (eso
sí, mire los platos de los
vecinos a ver qué tal pinta
tiene antes de pedirla). Daniel Córdoba-Mendiola
Direcciones
Velódromo: Muntaner, 213
Santa María: Comerç 17
Big Fish: Plaza Comercial 9
Federal: Carrer del Parlament
de Catalunya, 39
5
inglés que inspiró una
columna periodística y
un elegante restaurante
con estrella Michelin
como es el Drolma, del
chef Fermí Puig, y una
verdadera colección de
foto: ÀLEX GARCIA
arte, que incluye obras de
Tàpies, Chillida, Saura o
Majestic
Plensa. (Paseo de Gràcia
En el corazón de Barcelo- 68. Tf. 93 4881717 www.
na, en mitad del paseo de hotelmajestic.es. Precio
200 euros).
Gràcia, y entre edificios
modernistas se halla el
Majestic. Con su fachada
Mandarin
neoclásica, resulta todo
un símbolo de la hoteleTambién en el paseo de
ría barcelonesa, que abrió Gràcia, a pocos metros de
sus puertas en 1918. En
la Casa Batlló, de Gaudí,
sus habitaciones se han
en medio de tiendas de
alojado grandes mitos del las grandes marcas de
siglo XX como Federico moda, abre sus puertas el
García Lorca, Joan Miró
Mandarin, situado donde
o Josephine Baker. Es un antes hubo la sede de un
hotel señorial, con un bar gran banco. El hotel tiene
un diseño sorprendente,
cuya autora es Patricia
Urquiola. Su zona de
aguas es la más espectacular de la ciudad, su
bar reúne a la beautiful
people local, sus restaurantes Moments y Blanc
congregan un público
cosmopolita. El primero
de ellos está dirigido por
Carme Ruscalleda, que
tiene seis estrellas Michelin (una en Barcelona,
tres en Sant Pol de Mar
y dos en Tokio) y ofrece
una carta altamente creativa. Entre sus clientes
figuran el rey Abdalà y la
reina Rania de Jordania.
(Paseo de Gràcia 38-40.
Tf. 93 1518888. www.
mandarinoriental.com.
Precio 350 euros)
Màrius Carol
vivir en vanguardia 29
03
La pequeña plaza
del Tertre llena de
pintores, en pleno
corazón del barrio
de Montmartre
París
Población (2010)
Ciudad: 2,1millones.
Área metropolitana:
11,8 millones
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
564
Turistas
internacionales (2009)
7.749.000
Posición por ciudades
y coste de la vida
17
30 vivir en vanguardia
Acérquense a los muelles del Sena,
cerca de la imponente catedral
gótica de Notre Dame, y echen un
vistazo a los típicos puestos de los
bouquinistes (en sentido literal,
libreros), esos pequeños bazares
genuinamente parisinos donde
se entremezclan libros antiguos,
revistas ajadas de varias décadas
atrás, carteles, grabados, postales… y souvenirs. No tardarán en
ver, junto a la inevitable imagen de
la torre Eiffel, reproducciones del
affiche original del legendario cabaret Le Chat Noir. Obra del pintor
modernista Théophile-Alexandre
Steinlen, el cartel, mil veces visto,
con su gato negro sobre fondo rojo
y ocre, está íntimamente asociado
a la Belle Époque, ese periodo febril y creativo, lúdico y frívolo que
vivió la capital francesa entre dos
siglos, de 1890 a 1914, el fecundo
oasis de paz y despreocupación
que discurrió entre el renacimiento
posterior a la guerra franco-prusiana –que trajo la caída del Segundo
Imperio y el trauma de La Comuna–, y la hecatombe de la Primera
Guerra Mundial.
Le Chat Noir, fundado por el
artista Rodolphe Salis en 1881
y cerrado oficialmente en 1897,
fue por así decirlo el padre de los
mundialmente famosos cabarets
de Montmartre, como los célebres
Moulin Rouge, Folies Bergère o
Mirliton, algunos de ellos todavía
en activo y reclamo tradicional de
turistas. Su innovador teatro de
sombras al son del piano –hasta ese
momento, estaba prohibido tocar
música en los cafés–, su espíritu
bohemio y descocado, el ambiente
provocador y gamberro del club
foto: Suzanne & Nick Geary/ Getty Images
Un faro en la noche.
es una ciudad del siglo XXI
enfundada en hábitos del XIX
París
32 vivir en vanguardia
mismada en sus glorias pasadas.
El París de hoy se parece mucho al
París del siglo XIX. Sus edificios,
sus monumentos, sus calles, pero
también sus referentes simbólicos,
retrotraen al pasado. Ésa es probablemente su magia. Ahí radica
seguramente su particular encanto.
Montmartre es un buen lugar
para empezar ese tentador viaje al
pasado. Junto a los cabarets y locales de music-hall, el barrio está estrechamente asociado a los pintores impresionistas que lo poblaron
y lo pintaron en la segunda mitad
foto: Rue des Archives/ ACI
de los Hidrópatas (un grupo de
estudiantes y poetas, fundado por
Émile Goudeau, instalados de
forma permanente en el local que
abominaban del agua y englutían
abundante alcohol), convirtieron al Chat Noir en la principal
atracción de la noche parisina y
en visita ineludible de todo aquel
que estuviera de paso por la ciudad. Artistas, intelectuales… pero
también burgueses provinciales y
aristócratas. Entre sus habituales se
contaban numerosos artistas, como
Alphonse Allais, George Auriol,
Caran d’Ache, Paul Verlaine, Guy
de Maupassant, Claude Debussy,
August Strindberg…
En su primer emplazamiento, el
número 84 del boulevard Rochechouart, hay hoy una banal tienda
de souvenirs –con el ineludible
cartel del gato, naturalmente– y
en el segundo, el que mayor fama
le dio, el número 12 de la calle
dedicada hoy a Victor Massé, una
solitaria placa recuerda sus viejas
glorias. En su último albergue,
el 68 del boulevard de Clichy –a
pocos pasos del Moulin Rouge–,
subsiste hoy una brasserie-café
concert, así como un modesto hotel
de dos estrellas, con el mismo
nombre, pálido recuerdo de su
esplendor pasado. Le Chat Noir,
cual Cid de la bohemia, ha sobrevivido sin embargo a su muerte,
alzándose a la categoría de icono
de aquellos años locos.
El omnipresente cartel del gato
negro asalta al turista desprevenido
desde que pone el pie en París, una
ciudad del siglo XXI enfundada en
hábitos del XIX. No se trata sólo
del marketing turístico, casi exclusivamente centrado en la Belle
Époque y las vanguardias artísticas de fin de siglo. Es la ciudad
misma la que parece anclada en
aquel periodo dorado en que fue
la capital del mundo, como ensi-
foto: Scott E Barbour / Getty Images
03
París
Dos símbolos de una
ciudad turística por excelencia
A la izquierda, la torre Eiffel,
el monumento de pago más
visitado del mundo, con siete
millones de visitantes anuales.
Al lado, cartel del cabaret Le
Chat Noir, el “padre” de los
mundialmente famosos cabarets
de Montmartre
del XIX. Cézanne, Degas, Manet,
Pissarro, Renoir, Toulouse-Lautrec,
Van Gogh… Sus nombres integran
el ADN de París, su imagen de
marca internacional. Todavía hoy
su fuerza es arrolladora. En la bisagra de los años 2010 y 2011, más
de un siglo después, el gran acontecimiento cultural del año ha sido
la vasta exposición dedicada en el
suntuoso Grand Palais al maestro
Claude Monet, visitada por cerca
de un millón de personas.
Dejen atrás el bullicio de los
bulevares de Montmartre y asciendan por sus empinadas calles hacia
la cima de la colina. Millones de
turistas lo hacen cada año. A falta
de original, es imprescindible.
Algo de aquel espíritu mundano
subsiste hoy, en forma de reflejo
desvaído, en la coqueta plaza del
Tertre, poblada de pintores de ocasión, muchos de ellos procedentes
de países del Este, en busca de
colocar su mercancía a las nutridas
retahílas de visitantes. ¿Retablo de
cartón piedra? ¿parque temático?
Algo de artificial tiene, en efecto,
este paisaje congelado. Pero, como
dijo un amigo la primera vez que
lo vio, probablemente era el precio
que había que pagar para salvaguardar el lugar.
Una sensación de irrealidad
produce también la cercana basílica del Sacré Coeur, edificada a
partir de 1875, en un inverosímil
estilo romano-bizantino –que
Josep Pla calificó de “arquitectura
de tumefacciones”–, para purgar
los pecados por los que Francia
había sido castigada con la guerra, la violencia y la destrucción.
Declarada de utilidad pública por
una ley de la Asamblea Nacional
de julio de 1873, sus promotores buscaban también hacer de la
basílica un templo expiatorio de
los crímenes anticlericales de La
Comuna –ejecución del arzobispo
vivir en vanguardia 33
duras normas urbanísticas
han preservado su esencia
París
34 vivir en vanguardia
y d’Orsay (hoy museo), la Ópera,
la Biblioteca Nacional, el Palacio
de Justicia, la Bolsa, la Prefectura
de Policía, la Columna de la plaza
Vendôme, el edificio neorrenacentista del Hôtel de Ville (Ayuntamiento), los cementerios de Père
Lachaise y Montparnasse…
… Y la torre Eiffel. Erigida con
motivo de la Exposición Universal de 1889 –primer centenario de
la Revolución Francesa–, osado
monumento a la modernidad y
el genio industrial, el artefacto
foto: Travel Ink/ Getty Images
de París, masacres de los dominicos de Arcueil y de los jesuitas de
Haxo–, insurrección libertaria que
empezó justamente en Montmartre
en marzo de 1871 y que fue aplastada a sangre y fuego en mayo de
ese año por las tropas versallesas
del mariscal Mac-Mahon
Desde las escalinatas de la
basílica hay una magnífica vista
de París, extendida a sus pies. Al
margen de algunas torres extemporáneas de viviendas y oficinas
de los años setenta, el perfil de la
ciudad es el mismo de hace más
de un siglo. Las estrictas normas
urbanísticas han permitido preservar la esencia arquitectónica de
la ciudad que legó el gran valido
del emperador Napoleón III, el
controvertido barón Haussmann.
Entre 1853 y 1870, el verdugo del
Vieux Paris reventó los barrios de
estrechas y malolientes callejas
de la ciudad antigua para abrir
los grandes bulevares, construyó
40.000 nuevos edificios –obligando a uniformizar su altura, nunca
mayor que el ancho de la calle–,
construyó una moderna red de
alcantarillado y plantó decenas de
miles de árboles.
Los monumentos y grandes
edificios que sobresalen en el
horizonte, citas obligadas de toda
visita turística a París, fueron edificados en gran número en ese rico
y agitado siglo XIX, marcado por
las revoluciones, las guerras y los
dos imperios de los Bonaparte. El
Arco de Triunfo, la avenida de los
Campos Elíseos –“La plus belle
avenue du monde”, al decir de los
parisinos–, el Arco del Carrusel
(en el Louvre), la iglesia de la Madeleine, el Palais Bourbon (Asamblea Nacional), el Grand Palais y
el Petit Palais –construidos para la
exposición de 1900–, las estaciones ferroviarias del Nord, de Lyon
foto: Patrice Hauser / Getty Images
03
Las
Mitos parisinos
A la izquierda, el Grand
Palais, cita obligada de
toda visita turística. Arriba,
el cabaret Moulin Rouge
construido en 1889 por el
catalán Josep Oller-
diseñado por el ingeniero Gustave
Eiffel fue recibido en su momento
con estupefacción y desagrado.
En un manifiesto publicado el 14
de febrero de 1887 en el diario
Le Temps por una cincuentena de
intelectuales y artistas franceses
de renombre –Alexandre Dumas
hijo, Guy de Maupassanat, Charles Garnier, Charles Gounod…–la
torre merecía adjetivos tan demoledores como “inútil y monstruosa”, “vertiginosamente ridícula”
y causa de “deshonor” para París.
El poeta Paul Verlaine la descalificó tildándola de “esqueleto de
campanario”. Y hubo quien, desde
cierto fundamentalismo católico,
opuso el blanco inmaculado del
Sacré Coeur de Montmartre, símbolo de fe, a la oscura y pagana
estructura de hierro de esa nueva
Torre de Babel de evocaciones
revolucionarias.
Construida con vocación efímera
–debía ser derribada dos décadas
después–, la torre Eiffel se salvó de
la desaparición gracias al empeño
de su autor por darle una utilidad
científica, organizando experimentos en materia de comunicaciones
radiofónicas. Hoy, no sólo es el monumento de pago más visitado del
mundo –siete millones de visitantes
al año, 250 millones desde que se
abrió al público–, sino que se ha
convertido en motivo de inspiración
para artistas, diseñadores y hastga
de creadores de moda. Reproducida
en toda suerte de soportes, la torre
ha acabado convirtiéndose en el
emblema de París. Su potente faro
rasga hoy la oscuridad nocturna
como una metáfora de la Ville Lumière. Como subrayando las palabras del poeta decimonónico Téophile Gautier: “Si París se apagara,
la noche caería sobre el mundo”.
Lluís Uría
vivir en vanguardia 35
02
La ciudad cultural por excelencia
Con 1.800 monumentos, 170 museos, 145 teatros
y 380 salas de cine, París es el centro de atracción
mundial para los interesados en la cultura europea
París
Miradas
El ADN cultural
El ADN del París atractivo
por su patrimonio sigue
siendo su histórico pulso
cultural. Mantiene una
herencia monumental sólo
superada por la de Roma.
La ciudad es sede de los museos más significativos del
mundo, el principal de ellos
el Louvre, el más importante
del planeta por la riqueza
de sus colecciones. París se
sigue esforzando porque la
energía invertida en preservar su pasado histórico no
le impida seguir estando al
frente de las nuevas tendencias.
La primera
piedra
impresionista
1
En 1872, Claude Monet
pintó L’Impression, soleil
levant y un crítico burlón
acuñó el término “impresionismo”, que hoy todavía genera admiración y
subastas multimillonarias.
Aquel cuadro fundacional
se conserva en el Museo
Marmottan, junto a otras
piezas de Monet y de
Caillebotte, Pissarro, Morisot, Renoir... Sin olvidar
las miniaturas –colección
Wildenstein; siglos XIII
al XVI–, cuya calidad y
número las equipara a las
del Louvre. Sin ser un
museo secreto, permite
visitas relajadas. Y vale la
pena aprovecharlo.(www.
marmottan.com).
foto: Sylvain SONNET / AGE Fotostock
36 vivir en vanguardia
De la opereta a la era digital
2
1
En pleno centro de París
ha abierto sus puertas
un templo de la cultura
digital, situado en La Gaité
Lyrique, teatro donde en
el siglo XIX Offenbach
estrenaba sus operetas.
Aquel espacio –con siete
pisos, casi 10.000 metros
cuadrados y arquitectura
de Manuelle Gautrand– se
dedica ahora al 2.0, el 3D,
la música, el grafismo, el
cine, los videojuegos, el
diseño, la moda y –pasado
obliga– el espectáculo.
(www.gaite-lyrique.net).
foto: PHILIPPE RUAULT
Un oasis
de calma
La plazoleta Luis XVIChapelle Expiatoire es
un oasis de calma en el
corazón de París. Pero
sólo desde 1865: antes fue
cementerio y acogió los
restos de 3.000 guillotinados de la Revolución,
desde Charlotte Corday
a María Antonieta y Luis
XVI. En 1816, Luis
XVIII encargó una capilla
expiatoria –neoclásico
tardío– y, en la cripta en
la que fueron hallados los
huesos de su antepasado,
mandó construir esculturas de la regia pareja.
(www.chapelle-expiatoire.
monuments.nationaux.fr).
Óscar Caballero
foto: Bruce Bi/ Getty Images
37 vivir en vanguardia
02
Donde el glamour lo invade todo
París desprende un encanto inigualable y sus calles tiendas
respiran sofisticación y glamour, además de marcar las
tendencias de la próxima temporada
París
4
En la Calle
4
El sueño del consumidor
Ir de compras por París es la realización del sueño
occidental colectivo. La ciudad tiene una enorme oferta
comercial que se esfuerza por intentar discriminar de
forma consciente al cliente local y al turista. Los comercios de referencia se esconden de las hordas de turistas
1
Le Marais
Uno de los paseos de referencia, entre otros cosas
porque es de los pocos
barrios cuyos comercios
abren los domingos, Le
Marais (4) sigue siendo
el destino para comprar
abalorios, velas, quincalla y otros objetos que
son por igual inútiles e
imprescindibles en la casa
de cualquier parisino que
se precie. foto: Danita Delimont
Arty Dandy
Más gamberra y desenfadada, Arty Dandy (5)
es una de esas tiendas
en las que los jóvenes
pasan horas y horas
decidiendo qué
comprar.
1
Merci , L’Eclaireur y Colette
Hay sitios en que turistas
y residentes se encuentran
y, educadamente se ignoran. Es el caso de tres de
las tiendas que más aparecen en los must de los
parisinos que quieren estar al día de lo más cool/
chic de la ciudad. Todas
tienen una oferta muy variada y cada una entiende
lo que es moda de forma
muy diferente. Colette (1)
opta por dictarte lo que
será tendencia por el mero
hecho de alojar los productos en sus estanterías.
L’Eclaireur (2), la más
38 VIVIR EN VANGUARDIA
enfocada a un público
estrictamente local y de
gran poder adquisitivo, se
jacta de su pedigrí como
embajadora de grandes
marcas internacionales
en la ciudad y su estatus
como gran introductora
de tendencias, modas y
estilos. Merci (3) es más
sutil al lanzar un mensaje
de sugerencia obligada:
la tienda parece decirte
algo así como “no debes
marcharte sin comprar lo
que te hará más cercano a
lo que somos nosotros”.
foto: Charles Platiau/ Reuters
No será porque tengan
mucho surtido (la tienda
es minúscula) ni porque
sea accesible a todos los
bolsillos, pero Arty Dandy es el nuevo referente
del chic francés. Un chic
más juguetón, que se pasea por la histórica Place
Furstemberg. (Palais de
Tokyo, Le 104) parando
siempre a tomar un chocolate en Angelina’s.
6
Deyrolle
La Rue du Bac, antaño
puerta de entrada al barrio
más esnob y elitista de la
ciudad, ha ido recuperando su voz en una ciudad
que tiende a mover de
forma sutil sus arterias
comerciales principales.
Allí desde 1854, Deyrolle
sigue reclamando su lugar
como una de las tiendas
más extrañas y únicas de
la capital. Dedicados a la
taxidermia, la tienda es un
nuevo referentes al alinearse a las tendencias nostálgicas
y barrocas que
inundan la ciudad. foto: Glenn
Harper / Alamy
6
7
Rue Verneuil
Famosa por acoger el
palacete de Serge Gainsbourg (se ve claramente
porque la pared que impide ver el interior es un
gran lienzo urbano para
los artistas), la calle avanza paralela al Sena con
una pequeña y exquisita
oferta de galerías y tiendas de muebles y anticuarios. La calle es una de las
más imponentes (no por
tamaño sino por la gente
que se pasea) de la ciudad
y la residencia ideal de
muchos parisinos. Tranquila, limpia, bien surtida
7
y con una enorme historia,
sólo parece molestarle
que Karl Lagerfeld haya
escogido su paralela Rue
du Lille para abrir 7L, su
exquisita librería/taller.
D. Córdoba-Mendiola
foto: Sylvain SONNET / AGE Fotostock
Direcciones
Merci: 111 Boulevard Beaumarchais. Deyrolle: 46 Rue Bac
Colette: 213 Rue Saint-Honoré. Arty Dandy: 1 Rue de Furstemberg
L’Éclaireur: 8 Rue Boissy d’Anglas
VIVIR EN VANGUARDIA 39
02
La ciudad de los cafés y las terrazas
París no lo sería sin sus cafés y terrazas, esos lugares intemporales en los que se liga
o se discute de fútbol o de filosofía, intentando siempre arreglar el mundo. La historia
de la cultura del siglo XX se ha pergeñado en estas mesas hoy invadidas de turistas
Barcelona
Los Sentidos
Dormir lujosamente bajo el peso de la historia
La capital francesa, la ciudad que recibe más turistas del mundo, merece una escapada
para conocer los más exclusivos, elitistas y legendarios hoteles del planeta
Comer y también beber
5
París parece finalmente haber abierto sus puertas a una
nueva generación de restauradores que proponen opciones
nuevas y más disruptivas que conviven hoy con la gran tradición gastronómica de la ciudad. A golpe de macaron, de
fusión y de abrir sus cocinas a las influencias de un mundo
que considera a París el referente mundial, la capital parece vivir una nueva juventud frente a los fogones.
que mira con nostalgia el
pasado que se le escapa.
El bar-restaurante de la
casa-museo Jacquemart
André es el sitio perfecto
para un peregrinaje a media tarde en busca de un
millefuille de crema y una
café au lait en un espacio
que es tan real que parece
un decorado.
Flore, el café de todos
los cafés parisienses. Por
sus mesas han pasado
todos los intelectuales
foto: Anita Sofiacome
Tokyo Eat
1
Jacquemart
André
1
Después de tanta modernidad pero sin salir de
un museo, vale la pena
acercarse a uno de esos
espacios que sólo podemos encontrar en la capital francesa y que parece
ser el reducto de una clase
40 VIVIR EN VANGUARDIA
El restaurante del centro
cultural más cool de la
ciudad se ha convertido
en un destino de referencia gastronómica para la
juventud parisina más
creativa e inquieta. Ubicado en un local que quiere
aparentar desorden, la
carta convive con un ambiente de lo más posmoderno y la posibilidad de
pedir al dj que ameniza la
velada la canción que más
te apetece entre un menú
musical. Al salir, y para
completar la experiencia
con la modernería de la
ciudad lo mejor será irnos
hacia la zona de Étienne
Marcel (2) y acabar en el
café del mismo nombre,
un bar diseñado por los
3
enfants terribles de la
ciudad, M/M París.
Toraya,
Aoki Sadaharu
3
Si la visita al Jacquemart
André nos ha dejado con
más ganas de dulce, una
visita a dos de los re-
2
posteros japoneses más
afamados de la ciudad nos
dará una nueva perspectiva sobre la tradición
pastelera de París. Toraya y Aoki han recreado
desde una visión oriental
la pasión occidental por el
dulce dando entrada, entre
otros, a macarons con
sabor a matcha, mochis
y fuwafuwa con acento
francés. Daniel CórdobaMendiola
Direcciones
Tokyo Eat:
13 Avenue du Président Wilson
Jacquemart André:
158 bd Haussmann
Toraya: 10 Rue St Florentin
Aoki Sadaharu:
56 Boulevard de Port-Royal
Meurice
El poeta Léon-Paul Frague dividía la clientela de
los hoteles parisinos en
tres categorías: los malos,
los buenos y los del hotel
Meurice. Fue fundado
hace casi dos siglos por
Augustin Meurice, propietario de un albergue
en Calais, que decidió
abrir un segundo hotel
en la Rue Saint-Honoré
de la capital. Poco más
tarde lo reubicó en su
emplazamiento actual
en la Rue Rivoli, donde
competiría con el Ritz.
Aquí la condesa Natalie
de Goloubev disfrutó de
amores ilegítimos con
Gabriele D’Annunzio, a
quien inspiró su Fedra.
Desde el príncipe de Gales hasta el sha de Persia
han figurado entre sus
huéspedes, sin olvidar
a Alfonso XIII, que se
alojó en una de sus suites
tras exiliarse de España.
Precisamente esta suite
real fue la que un mes al
año, durante tres décadas,
ocupaban Salvador Dalí y
Gala. El artista pintaba en
la habitación, lo que obligaba al servicio a limpiar
manchas de pintura de
las paredes. Su restaurante, Le Meurice, que
cuenta con tres estrellas
Michelin gracias al chef
Yannick Alleno, merece
una visita. (Rue de Rivoli
228. Tf. (1) 44581010
5
www.lemeurice.com.
Precio 500 euros)
foto: Martin Kreuzer/ Look/ AGE Fotostock
Plaza
Athenée
6
Pocos hoteles hay en
París con el glamour
del Plaza Athenée, que
cumple un siglo de vida.
Situado en la avenida
Montaigne, se ha convertido en una marca más
del lujo, como sus vecinas Dior, Chanel o Louis
Vuitton. Es un hotel que
no decepciona, aunque su
exclusividad se paga: uno
puede cruzarse en el bar
con Emmanuelle Seigner,
que vive al lado, o en el
ascensor con Leonardo di
Caprio. El Plaza Athenée
es la mejor elección para
una escapada romántica.
El restaurante regentado
por Alain Ducasse, el
chef con más estrellas
Michelin, resulta de refinada elegancia. (Avenue
Montaigne 25. Tf. (1)
53 67 66 65 www.plazaathenee-paris.com. Precio 700 euros)M. Carol.
tn Kreuzer/ Look/ AG.
VIVIR EN VANGUARDIA 41
foto: Mitchell Funk / GETTY
04
Iconos
Población (2010)
Ciudad: 809.000
Área metropolitana:
3.229.000
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
301
Turistas
internacionales (2009)
2.938.500
42 vivir en vanguardia
y mitos. Los
profesores y estudiantes universitarios que tienen intención de doctorarse, acumulan méritos realizando una
estancia de investigación en un país
extranjero. La peticiones que llegan
a Berkeley se cuentan por docenas,
y no sólo porque allí disfruten de un
alto nivel formativo, sino también
por razones menos académicas,
como son el clima de California y
la proximidad de San Francisco. La
ciudad de la bahía fue en su momento la cuna de la contracultura y, aunque ya han pasado más de cuarenta
años desde aquel “verano del amor”,
durante el cual Scott MacKenzie
aconsejaba llevar flores en el pelo si
se iba a San Francisco, lo cierto es
que la ciudad conserva un fuerte sabor bohemio transformado en mentalidad abierta, talante liberal y un
toque informal. Algo así como acudir
a una reunión de ejecutivos en mangas de camisa y tirantes, aparentando
que no nos damos por enterados.
Claro que si hablamos de tirantes,
los más famosos de San Francisco
son los sujetan el Golden Gate, el
magnífico puente terminado en 1937
según el proyecto de Ralf Brown,
para convertirse en verdadero icono
local y puerta abierta a los atractivos
naturales que rodean la urbe, como
Murin Woods, la última reserva de
secuoyas cercana a la costa.
De iconos y mitos va sobrado San
Francisco. Casi se podría afirmar que
todos sus barrios son símbolo de algo.
Empezando por las referencias clásicas, en North Beach encontramos el
lejano eco de los beatniks, los primeros disidentes de la American way of
life. Los beatniks se arremolinaban
alrededor de librerías como City
Lights, que también era una editorial
foto: David Paul Morris/Getty Images
San Francisco
Los símbolos
A la izquierda, un tranvía
atraviesa el mítico Golden
Gate. Arriba, pasacalles
durante la celebración del
día del orgullo gay
independiente que publicaba algo
tan anómalo como la poesía. Sigue
ahí, en el 261 de Columbus Avenue,
aunque con una atmósfera libre de
tabaco que no aprobarían sus creadores. También resisten los míticos
café Greco y Vesubio, pero la verdad
es que, hoy por hoy, North Beach es
más la “pequeña Italia” de la ciudad
que un centro revolucionario.
A los beatniks los sucedieron los
hippies, instalados en Haight Ashbury, entre los parques de Golden
Gate y Buena Vista. Aquí hay quien
busca con la guía en la mano la casa
donde vivieron Janis Joplin, los
Greatful Dead y hasta el paranoico
Charles Manson. Por lo demás, el
barrio es hoy uno de los más concurridos en cuanto a tiendas de moda
y complementos se refiere. De los
hippies, más allá de la pose y un
cierto barniz new age, poco queda
de real. Y es que si somos fieles a
la historia, la mayoría de ellos ya se
habían trasladado a las afueras a finales de los 60, muy cerca de donde
hoy se encuentra la Universidad de
California, en Berkeley.
vivir en vanguardia 43
San Francisco
Josep Mª Palau Riberaygua
44 vivir en vanguardia
Su clima mediterráneo con suaves inviernos húmedos y
cortos veranos secos -frente al Pacífico- invita a dar largos
paseos y a mantener tranquilas veladas en las terrazas
Miradas
Bohemia y liberal
San Francisco es conocida por su atmósfera liberal y a la
vez bohemia, mezcla de artistas callejeros, escritores e intelectuales de distintos pelajes con un espíritu empresarial de
creatividad e innovación surgido del mítico Silicon Valley
foto: Xxxxxxxxxxxxx
Aún quedan dos áreas de San
Francisco inevitables a la hora de
pintar su semblanza: una es el barrio de Castro, corazón del movimiento gay y de una de las mayores
fiestas reivindicativas del planeta,
la San Francisco Pride; la otra es
Chinatown. Llegados a América
huyendo de la guerras del opio, los
inmigrantes chinos encontraron
acogida en el área delimitada por
las calles Broadway, California,
Kearny y Power. Buena parte de los
edificios originales desaparecieron
con el terremoto de 1906, pero aún
resiste la Puerta el Dragón, un regalo enviado por la República Popular
China en 1969. ¡Para que luego
digan que no hay comunistas en los
Estados Unidos!
Se prefiera uno u otro barrio,
incluido el nuevo emporio de las
galerías de arte y tiendas de alta
costura de Hayes Valley o el territorio salvaje del diseño que envuelve
el Museo de Arte Moderno y que
lleva por nombre SOMA (South
of Market), la imagen que todo el
mundo se lleva de regreso a casa es
la de los tranvías subiendo y bajando las pronunciadas pendientes de
esta urbe de colinas, un transporte
que imprime un dulce traqueteo a la
vida que monta en él. Creados para
salvar los desniveles y las distancias de una metrópoli que castiga
al caminante con su topografía,
hoy se mantienen por sostenibles y
también por ese romanticismo que
impregna el aire que se respira en la
ciudad. Con los raíles por compañía, es posible hacer la Ruta Panorámica de las 49 Millas, que recorre
los principales atractivos de San
Francisco, para terminar muertos
de envidia saboreando una langosta
en Fisherman Wharf, mientras los
leones marinos toman el sol, ajenos
a nuestras tribulaciones.
Una ciudad ‘mediterránea’
imagen que todo el mundo se
lleva a casa es la de los tranvías
foto: Xxxxxxxxxxxxx
04
La
Referencias
Arriba, City Lights,
la librería donde
se arremolinaban
los ‘beatniks’. El
local sigue en el
261 de Columbus
Avenue, aunque
con una atmósfera
libre de tabaco
que no aprobarían
sus creadores. A
la izquierda, la
última reserva de
secuoyas cercana a la costa en
Murin Woods, el
bosque que rodea
la ciudad
1
1
Silicon Valley
Una excursión a Silicon
Valley parece obligada
para cualquier turista medianamente geek (tecnófilo). El Computer History
Museum de Mountain,
rehabilitado con el patrocinio del magnate Bill
Gates, alberga una colección titulada Los primeros
2.000 años del ordenador. En ella se efectúa un
recorrido por la prehistoria
de la tecnología electrónica, que incluye el primer
ordenador de IBM, el Ramac, fechado en 1956. No
muy lejos de allí se puede
visitar el nuevo campus de
Google, con sus instala-
ciones laborales y lúdicas.
(www.computerhistory.
org). foto: Alamy/ ACI
2
Golden Gate
La imagen de San Francisco está indisolublemente
unida a la del Golden Gate,
el puente de 1.280 m. construido en los años 30 del
siglo pasado, cuyo tablero
cuelga de dos grandes torres, a 67 m. de altura sobre
las aguas. Un paseo en
coche al caer la tarde, desde San Francisco hasta por
ejemplo Sausalito, es un
clásico en toda visita a esta
hermosa ciudad del oeste.
(www.goldengatebridge.
org). foto: Mitchell Funk/ Getty Images
2
Young
Museum
De Young Museum es una
centenaria institución de
San Francisco. Entrado el
siglo XXI, se ha dotado de
un espectacular edificio,
obra de los suizos (con
obra en Barcelona) Herzog
& De Meuron. Su característica torre le identifica
claramente en el seno del
parque del Golden Gate.
Este edificio, que puede
admitir movimientos de
hasta 90 centímetros en
caso de terremoto, alberga
diversas colecciones, desde las de artes indígenas
americanas hasta las de
arte contemporáneo.(www.
deyoung.famsf.org)
Andy Robinson
45 vivir en vanguardia
04
Clásica y vanguardista.
Lo mejor de San Francisco, ciudad pionera en
leyes y en formas de vida alternativas, es recorrerla
andando e ir descubriendo sus mejores rincones
San Francisco
En la Calle
4
Está a un paso de los grandes viñedos y el racimo de
empresas tecnológicas más ‘cool’ del mundo. Eso se nota
en las compras. Es allí donde la tienda Apple reina sobre
un paisaje comercial que combina sin pudor el bazar
tecnológico y las vinotecas más ambiciosas del planeta.
1
2
1
Usos mixtos
Una vez nos alejamos de
las zonas financieras y
de las principales arterias
comerciales vemos la
verdadera personalidad de
la ciudad. San Francisco
está formada por grandes
barrios en los que casas
familiares conviven puerta
a puerta con comercios,
restaurantes y zonas de
trabajo. Esas zonas mixtas
dan sentido a barrios como
Castro (1), el único gay
de una gran ciudad que
no tiene una gran avenida
poblada únicamente con
comercios. El carácter
paseable de la ciudad
46 vivir en vanguardia
hace que los residentes
que trabajan en el distrito
financiero, o incluso en
San José o Palo Alto, se
queden por su barrio durante el fin de semana. San
Francisco es una ciudad
en la que el comercio de
proximidad parece no sólo
no estar amenazado sino
que ha encontrado una voz
propia frente a la invasión
corporativa.
foto: GETTy IMAGES
Montgomery
y Kearny Street
2
Estas calles (2 y 3), que
emergen desde MarketStreet, completan la oferta
comercial más convencional de San Francisco. El
hecho que se pueda ir a pie
a todas partes y que el centro comercial de la ciudad
esté muy bien comunicado
con transporte público lo
convierte en la excepción
en el paraíso del automóvil que son la mayoría de
grandes ciudades de California. Estas calles acercan
hasta Union Station, la otra
gran zona comercial de
la ciudad. (desde la falsamente antigua Restoration
Hardware a la orgullosa
y omnipresente Williams
Sonoma) se respira, en
general, un ambiente más
relajado. foto: Bill Helsel / Alamy
3
3
MarketStreet
La calle principal (4) del
distrito financiero es el
lugar donde se alinean,
uno detrás del otro, todos
los grandes almacenes y
franquicias que definen el
panorama comercial norteamericano. Aquí están
Nordstrom, Westfield…
La gran avenida va desde
el mercado de abastos
(reconvertido en un centro
comercial para turistas
deseosos de mar) hasta la
zona de TwinPeaks pasando por el centro del Castro,
el barrio que le da el barniz multicolor a la ciudad.
foto: Vittorio Sciosia/ AGE Fotostock
Lo alternativo
4
Una de las grandes sorpresas comerciales que tiene
la ciudad es que ha sabido
preservar la herencia beat
y hippie sin caer demasiado en el maniqueísmo y
el estereotipo. Y eso pese
a que el turismo sea una
fuente de ingresos y que
la imagen que arrastra
a todo un mundo a San
Francisco esté basada en
eventos de carácter alternativo o transgresor. Los
movimientos culturales y
sociales que se crearon en
la ciudad han dejado una
huella comercial que está
viva. Basta un paseo por
Haight Street (5) y entrar
en Pipe Dreams para
darse cuenta que aunque
el hippie sólo sea cool a
ratos, hay quien todavía se
lo toma muy en serio...
foto: David Paul Morris/ Getty Images
Adobe Books
Cuesta imaginarse una
librería que deja que un
artista local reordene los
libros que vende por colores. O que use la parte de
atrás del establecimiento
para organizar exposiciones sobre libros. Tiendas
como estas (6) son las
que mantienen el espíritu
bohemio de la ciudad y
demuestran que aquí la
cultura no está limitada a
pocos. En San Francisco
forma parte del tejido comercial y conversacional
de la ciudad.
Daniel Córdoba
-Mendiola
vivir en vanguardia 47
04
Gastronomia y tecnología
El turismo y la tecnologia son las columnas vertebrales de la economía de una ciudad,
que atrae la tercera mayor cantidad de extranjeros de cualquier ciudad de EEUU.
Posee una impresionante infraestructura hotelera y una gran oferta gastronómica
San Francisco
Los Sentidos
Alto nivel de vida
San Francisco es conocida como la ciudad “más caminable” de EE.UU., a pesar de su
orografía y lo empinado de sus calles. Se caracteriza por su alto nivel de vida. El turismo, y especialmente el de las parejas homosexuales, ha ampliado extraordinariamente su
oferta hotelera. Desde establecimientos exclusivos a pensiones para los más aventureros.
Toda una experiencia culinaria
Las mesas de los restaurantes de San Francisco ofrecen una
de las experiencias culinarias más interesantes de EEUU.
El respeto por el origen del producto se mezcla con una
insaciable voluntad de renovación y cambio, de probar
cosas nuevas. ¡Ah!, y atención siempre a la carta de vinos.
Fairmont
Hotel
4
con propuestas originales
y deliciosas, especialmente todas las que lleven
salmón y atún. foto: Mifune
2
Foreign
cinema
2
Alejado del centro (está
en Mission), Foreign
Cinema es uno de esos
restaurantes típicos de la
California de los últimos
años. Su enorme patio
interior permite cenar al
fresco al ritmo de las proyecciones mudas de cine
internacional. Un servicio
informal hace que la cena
sea una experiencia por la
que los residentes sacrifican sus ganas de quedarse en su barrio.
foto: archivo
1
1
Mifune
En pocos lugares del
mundo se puede comer
mejor sushi que en San
Francisco. La comunidad
japonesa ha americanizado algunas de las recetas
(se dice que aquí nació el
California Roll) y se ha
integrado en el tejido de
restaurantes de la ciudad
48 vivir en vanguardia
Bocadillos
Un restaurante de bocadillos con acento chicano, espíritu español y
personalidad portuguesa.
Nacido a la sombra de la
fiebre tapera que arrasó
los Estados Unidos en los
90, el restaurante ha sabido sobrevivir renovando
constantemente su carta
y acentuando determinados platos de su menú de
temporada.)
3
3
MoMo’s
La ciudad se vuelca en
sus Giants y es normal
que antes y después del
partido vayan a celebrarlo en MoMo’s, uno de
esos restaurantes en los
que comprobamos que
los tópicos que nos llegan
de EEUU son totalmente
ciertos. Muchas alitas de
pollo, bocadillos imposibles y toda la cerveza del
mundo. foto: J. Sullivan/Getty Images
Farina
Italia ha llegado a San
Francisco con un restaurante ideal para una cena
sin prisas. Los entrantes
son lo mejor y verás que
todo el mundo viene con
una recomendación: Foccaccia con Prosciutto con
sobre de Mozzarella di
Buffala. Daniel CórdobaMendiola
Direcciones
Foreign cinema: 2534 Mission St.,
Bocadillos: 710 Montgomery St
MoMo’s: 760 2nd Street
Farina: 33560 18th Street
Mifune: 31737 Post Street
El Fairmont es el más
lujoso de los hoteles de
Nob Hill y el que dispone
de mejores vistas sobre la
ciudad. Sus habitaciones
son amplias y cómodas,
sus dos restaurantes –uno
asiático y otro californiano– francamente buenos
y sus salones, espectaculares. Fue aquí donde
Tony Bennett interpretó
por primera vez I let my
heart in San Francisco,
donde se firmó la Carta
de Naciones Unidas o
donde John Lennon y
Yoko Ono se fotografiaron desnudos en la cama.
Inaugurado en 1907, un
año después de que el
terremoto destruyera el
inmueble, es un establecimiento majestuoso,
sólido, que ha alojado
a jefes de estado y de
gobierno. Su celebridad
inspiró el best seller Hotel, que escribió Arthur
Hailey y que en los 80 se
convirtió en una popular
serie de televisión que
protagonizó James Brolin
En la Sala Venecia han
actuado personajes de la
talla de Nat King Kole,
Ella Fitzerald o James
Brown. (Mason 950 Tf.
(415) 7725000 www.fairmont.com. Precio: 250
euros) foto: Matthew Millman
4
Campton Place
Es uno de estos hoteles
que el viajero no duda en
recomendar porque en él
confluyen tres elementos
básicos: su centralidad,
su confort y su servicio.
Y podríamos añadir su
precio razonable para
un establecimiento de
contenido lujoso, con un
emplazamiento envidiable junto a Union Square. Esta plaza debe su
nombre a que en ella se
celebraban los mítines en
favor de la Unión durante la guerra de Secesión
(1861-1865). El hotel
abrió sus puertas como
Drake-Wiltshire, pero
desde principios de los 80
se conoce como el Campton, que fue rehabilitado
recientemente por la
diseñadora Sylvia Ching,
una de las interioristas de
moda de esta ciudad, que
supo crear un ambiente
sofisticado de refinada
elegancia. Condé Nast
Traveler sitúa al hotel en
su Gold List. El restaurante es ideal para una
cena romántica. La carta
ofrece platos californianos y la bodega, un millar
de referencias. (Stockton
Street, 340. Tf. (415)
7815555. www.tajhotels.
com. Precio: 250 euros)
Màrius Carol
vivir en vanguardia 49
foto: Michèle Falzone
05
Berlín
POBRE, SEXY
Y VARIOPINTA.
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
95
Turistas
internacionales (2009)
2.795.000
50 vivir en vanguardia
Monumental
A la izquierda, la puerta de
Brandenburgo, donde han
transcurrido los grandes hitos
de la historia de la ciudad.
Arriba, Alexanderplatz.
foto: Brian Laurence
Población (2010)
Ciudad: 3,4 millones
Área metropolitana:
3,9 millones
Berlín no es una ciudad, sino varias.
El Berlín de los barrios que son
como compartimentos estancos; el de
los jóvenes expatriados del triángulo
Mitte, Kreuzberg, Friedrichshain,
donde se vive en inglés sin apenas
contacto con Alemania, un mundo de
creatividad, cierta modernidad contracultural y precariedad. El Berlín
burgués, sin refinamiento ni elegancia, del Kudamm, de Charlottenburg
y Grünewald. El Berlín que sigue
siendo RDA, de Marzahn y Hellersdorf. El Berlín de los emigrantes
turcos de Neukölln, Weding y Kreuzberg. Y en ese mosaico, todavía dos
grandes sectores claramente diferenciados; el Este y el Oeste, donde la
gente no se mezcla apenas, porque
vive, social y mentalmente, separada
aunque hace veinte años que no haya
muro.
Otra divisoria de Berlín es la
estacional. El Berlín otoñal e invernal, es un panorama depresivo: triste
y gris, de abrigo y bufanda, con olor
a cerrado y constante luz eléctrica.
El Berlín primaveral y veraniego,
es vida y oxígeno; con sus playas
lacustres y esplendorosos atardeceres
en bicicleta. Todo eso está contenido
en la misma y prodigiosa ciudad. Capital de Alemania, un país que como
Japón tiende a vivir cerrado en su
propia salsa y está poco en el mundo
pese a la paradoja de que la exportación, el mundo, es el fundamento
de su prodigiosa economía. Berlín es
una pieza imperfecta en una Alemania inflexible y correcta, y por eso
muchos alemanes de orden la desprecian por improductiva, caótica y
rompedora, por lo menos comparada
con Hamburgo y Munich, las otras
dos grandes ciudades del país.
Pese a que hace más de veinte
años que la ciudad dejó de ser el
subvencionado escaparate luminoso
en territorio enemigo que fue durante la guerra fría, Berlín mantiene
cierto aire de artificialidad e indolencia. Uno de cada ocho berlineses
no trabaja y el 20 por ciento de
la población recibe subvenciones
sociales. El espacio de la ciudad,
resultado de la destrucción bélica y
la división en dos ciudades, continua lleno de agujeros y vacíos que
escapan a la urbanización. Aparecen
por doquier lugares sin sentido por
los que, sin ser parque ni zona verde,
pasa un tendido férreo en desuso,
crece la maleza y rondan los conejos
silvestres. El negocio inmobiliario no ha podido con ese lujo del
vacío salvaje, aun por domesticar,
que derrota a los planificadores. En
1990 los planificadores y urbanistas
pensaban que trayendo el gobierno
aquí, las cosas cambiarían, pero
no fue así. Estimaron que la nueva
capital alemana volvería a ser lo que
vivir en vanguardia 51
fue antes de la guerra, una metrópoli
de cinco millones. Planificaron una
excelente red de transportes, metro,
ferrocarril de superficie, autobús y
aeropuertos, reconectando lo que
había estado separado, saneando lo
que pudieron, pero Berlín les venció.
Continuó siendo una ciudad de 3,5
millones, lo que la condenó a la actual sensación de vacío. Para ser verdadera ciudad, un conjunto orgánico
y trepidante, le falta un millón de habitantes. Paseando a las nueve de la
noche de un viernes o un sábado, por
las vacías calles y plazas de su centro
neurálgico, el visitante escucha el
eco de sus pasos sobre las fachadas
repletas de señales de impactos de
bala y se pregunta donde está.
Con poca industria y con los
cuarteles generales de las grandes
empresas bien lejos, en Stuttgart,
Hamburgo o Munich, Berlín se ha
buscado la vida en la cultura, la
moda, el show, la creatividad y el
turismo, que registra 22 millones de
desembarcos anuales en sus aeropuertos, gran parte de ellos low cost.
La ciudad no tiene monumentos ni
belleza que ofrecer, pero tiene una
historia fascinante. Como ninguna
otra ciudad, aúna desastre bélico,
nazismo y guerra fría, lo que suscita
un enorme interés. La escasa presión inmobiliaria ha propiciado el
asentamiento de artistas y jóvenes
que encuentran aquí condiciones
para una vida precaria holgada.
“Pobre pero sexy”, dice el alcalde
gay de la ciudad, Klaus Wobereit.
La calidad de vida de Berlín, con sus
bicis y grandes parques, sus múltiples teatros, sus redundantes óperas
y filarmónicas, es sobre todo la del
mileurista europeo. Si en Londres,
París y Barcelona va con el agua al
cuello, aquí vive relativamente tranquilo, mientras la ciudad arrastra una
deuda de 60.000 millones de euros.
Rafael Poch
El corazón cultural de la capital alemana
La isla de los museos es el corazón cultural del nuevo Berlín, en donde la arquitectura ha jugado un potente papel
como elemento cohesionador de la ciudad dividida
Miradas
foto: Visions of our Land
Berlín
Del Holocausto al baile,
pasando por el museo
La cultura es una apuesta estratégica para una ciudad que
alberga 365 museos y acoge a unos 25.000 artistas, muchos provenientes de la misma Europa o de China, Japón y
Norteamérica
Apuesta por la
arquitectura
Arriba, la cúpula acristalada
del parlamento
federal, diseñada por Norman
Foster, sobre el
viejo edificio
del Reichstag.
Intenta simbolizar
la reunificación
alemana. A la
izquierda, arquitectura futurista en
Postdamer Platz,
convertida así
en símbolo de la
reconstrucción de
la capital del país
tras la unificación
1
2
3
foto: GETTY IMAGES
05
“Pobre pero sexy”, dice el alcalde
gay de la ciudad, Klaus Wobereit
Ciudad mutante
Veinte años después de
la caída del Muro, la vida
cultural de Berlín –como
la vida toda– sigue marcada por su pasado imperfecto. Su presente es,
no obstante, prometedor,
abierto a nuevas experiencias. Joven. Berlín no es
Alemania; Berlín es Berlín. Una ciudad cosmopolita que, al mismo tiempo,
exhibe sin pudor, en un
acto masoquista quizá,
todas y cada una de las
huellas que en sus calles
dejó el pasado nazi. Para
una aproximación a ese
pasado, nada mejor que
empezar por una visita al
Deutsches Historisches
Museum (www.dhm.de).
Pero si se prefiere una mirada más comprometida y
sentimental, es necesario
visitar el Museo Judío (1)
(www.juedisches-museumberlin.de) alojado en un
impresionante edificio
diseñado por Daniel
Libeskind, un mundo en
si mismo capaz de sintetizar todo el dolor del
Holocausto. Los museos
son numerosos y sugerentes en Berlín, empezando
por el de Pérgamo (2),
la Pinacoteca Nacional
y tantos otros. Más de
cien. El rio Spree, en su
serpentear, define una
amplia zona consagrada
a ellos, conocida como
la Isla de los Museos,
donde se encuentra, en el
Museo Egipcio, el disputado busto de Nefertiti.
En la foto se aprecia el
edificio del Parlamento y
las nuevas construcciones
anexas junto al río Spree.
Un paseo a pie desde allí
nos lleva a la renovada
Potsdamer Platz, en una
panorámica única de una
ciudad en mutación, con
obras arquitectónicas de
autor surgidas de un plano
previamente diseñado por
Renzo Piano. Entre ellas
destacan el enorme edificio que alberga la sede de
Sony en Europa, construido con vidrio y acero y diseñado por Helmut Jahn.
Postdamer atrae miles de
turistas diarios. Salvador
Llopart fotos: getty images
vivir en vanguardia 53
52 vivir en vanguardia
05
Compras de ayer y de hoy
Durante la guerra fría Berlín fue el escaparate
consumista para los vecinos del Este. Hoy la oferta
abraza lo último, sin desprenderse de lo anterior
Berlín
En la Calle
Las compras en Berlín son como la propia ciudad: un
proyecto en constante construcción y renovación. La
ciudad todavía se recupera de la herida que la partió en
dos y luce con orgullo nostálgico y fetichista su pasado
comunista. El Este está lleno de tiendas que se refugian
en su pasado para crear una narrativa comercial que en
otro caso sería muy mediocre. Sí, la tienda está sucia,
pero tiene un significado: forma parte de la idealización
colectiva de un pasado que no fue tan bonito.
1
por el atrio central cuando
Berlín está de fiesta. foto:
Jürgen Henkelmann/ AGE Fotostock
2
El Zeitgest
Sin duda, uno de los
pasatiempos favoritos
de residentes y turistas
intrépidos por igual es el
de jugar a ser antropólogos urbanos y lanzarse a
observar los colectivos,
barrios y calles que están
empezando a despuntar por su creatividad y
especificidad. Los locales
comerciales de Treptow y
1
2
Friedrichshain son auténticos hervideros de lo que,
en unos años y convenientemente descafeinados
por el mercado, acabarán
llegando a las tiendas más
atrevidas del mundo.
foto: Havin hellier
Die Hackeschen Höfe
y alrededores
3
Una de las sorpresas más
deliciosas para unas compras tranquilas y originales en Berlín se esconde
un paraíso para las parejas de treintañeros que
pasean sus cochecitos de
bebé entre comercios de
todo tipo. Esta calle, y las
que la atraviesan, tienen
una oferta comercial que
combina lo funcional con
lo que tiene más consciencia de ser estiloso. Vale la
pena entrar en Luxus para
ver qué regalos se hacen
los berlineses unos a otros.
10
detrás de la bulliciosa y
estéril Alexander Platz.
Agrupación de edificios
residenciales que han
habilitado sus plantas
bajas para comercios
alternativos y familiares,
sus tiendas y restaurantes
son un secreto a voces
entre los habitantes de la
ciudad. Sus alrededores
se han convertido en un
potente imán para comercios independientes,
vintage y retro así como
restaurantes y bares que
juguetean con una interpretación germánica de
5
54 vivir en vanguardia
4
4
KaDeWe
Estos grandes almacenes
son uno de los abuelos de
su categoría en Europa.
Más parecidos a sus vecinos del norte del continente (Magasin en Copenhague o NK en Estocolmo)
que sus hermanos latinos,
KaDeWe (Kaufhaus Des
Westens, o “tiendas del
Oeste”) sigue teniendo
una oferta comercial y de
alimentación inigualable
en la capital alemana.
Recomendable pasearse
heim (6) hasta el Museo
Judío (7) pasando por el
Hamburger Bahnhof (8),
las tiendas de estos museos
te explican con igual pasión que en sus galerías la
forma en que los berlineses entienden el objeto de
regalo y los complementos. Irónicos, simpáticos,
transgresorres y educados,
su oferta comercial es digna de una visita, aunque no
3
la gastronomía mundial.
Vale especialmente la
pena un paseo hasta Rosa
Luxemburg Platz para ver
algunas de las propuestas
comerciales más interesantes de una ciudad que
parece estarse descubriendo constantemente. foto: Silvia
Otte/ Getty Images
Direcciones
Luxus: Kastanienallee 101
Die Hackeschen Höfe:
Rosenthaler Straße 40
KaDeWe: Tauentzienstrasse 21
Kastanienallee
La primera de las calles
del Berlín Este que se
gentrificó desde lo cool,
Kastanienallee (4) es hoy
De compras
por los museos
5
Berlín es conocida mundialmente por su oferta
cultural de primer orden.
Junto a los museos más
típicos, encajonados uno
al lado del otro en el
Museum Insel, la ciudad
está salpicada por galerías,
museos, centros de arte
y grandes equipamientos
culturales que destacan
tanto por sus colecciones
como por el interés de sus
tiendas. Desde el Guggen-
entremos en el museo.oto:
Jorg Greuel / Getty Images
Zonas
consolidadas
10
Es normal ver a los berlineses comprando por las
arterias comerciales más
consolidadas (K’damm
(9) y Friedrichstrasse
(10), que si bien no tienen
nada de especial, son
muy frecuentadas por las
familias, en especial los
fines de semana. Daniel
CórdobaMendiola
vivir en vanguardia 55
05
Asequible para todos los bolsillos
Berlín es una ciudad de precios equilibrados, si se compara con las otras capitales
europeas. Y ofrece tal variedad de bares y restaurantes, que el visitante encuentra
siempre uno ajustado a su medida, sea ésta económica, estética o gastronómica
Berlín
Los Sentidos
Apuesta segura
En Berlín hay hoteles de
lujo, refinados, de estética
glamorosa, más sencillos
o simplemente confortables para poder descansar
cómodamente
La tentación del ‘Curry Bratwurst’
La ciudad mezcla sin pudor la alta cocina francesa y la
pastelería austríaca con sus considerables influencias
turcas. Además de cenar en un buen restaurante, nada es
más típico en Berlín que tomarse un Curry Bratwurst por la
calle esperando el tranvía que te lleva a casa.
1
2
delante suyo varios días
por semana), estos restaurantes son una buena
manera de disfrutar de
platos típicos de la cocina
berlinesa en un ambiente
relajado. El mejor, sin
duda, Oximoron. foto: Juergen
restaurante, Sara Weiner,
que mezcla cocina alemana y austriaca con una
retirada pinup de los 50.
Punto de encuentro de la
intelectualidad y academia
alemana, el restaurante
es especialmente interesante entre horas, cuando
uno puede pasarse horas
leyendo y charlando. foto:
Henkelmann
2
Die Hachesher
Hofe
1
El complejo residencial y
comercial está repleto de
restaurantes y todos tienen
su encanto. Con unas
cartas más elaboradas que
su entorno más inmediato
(en especial las paradas
del mercado que se planta
56 vivir en vanguardia
Meierei
Berlín está sembrado de
centenares de bares y
cafeterías en los que la
calidad del café no es su
prioridad. Meierei no es el
caso. Ubicado en una antigua vaquería, la cafetería
se desdobla en tienda de
delicatessen especializada
en productos de los Alpes
y es el punto de reunión
del barrio. Atención a los
pasteles, nada pretenciosos en su aspecto, porque
son de lo mejor que se
puede encontrar en la
capital. foto: Richard Nebesky/ AGE
Fotostock
Guy
Restaurant am
Gendarmenmakt
3
El centro regio de la ciudad, con Friedrichstrasse
como espina dorsal, está
plagado de restaurantes
FORGET-GAUTIER
3
Vapiano
4
que recrean la experiencia de los grandes comedores donde las clases
con posibles cenaban
antes de salir a ver un
espectáculo en el Berlín
de entreguerras. Guy es
quizás el más moderno y
su patio interior lo hace
destino perfecto para una
noche de verano.
Adlon
Kempinski
5
foto: Tíbor Bognár
4
Sara Weiner
El Hamburger Bahnhof es
uno de los museos de arte
contemporáneo más singulares de Europa. Ubicado
en la antigua estación de
tren que conectaba Berlín
con Hamburgo, cuenta
entre sus atractivos con un
Una conocida cadena de
restaurantes que pueblan el
centro y norte de Europa,
Vapiano es un cruce entre
un restaurante de pasta, una
pizzeria y McDonald’s.
Ideal si tenemos prisa, nos
preparan la comida delante
nuestro y tienen una carta
de postres un tanto decadente. Vale la pena para
ver a una juventud que es
más alemana que berlinesa, menos sometida a las
modas y con ganas de pasar
un buen rato frente a una
buena ración de hidratos de
carbono. Daniel Córdoba-
Direcciones
Meierei: Kollwitzstraße 42,
Oximoron: Rosenthaler Straße 40-41
Sarah Wiener: Invalidenstraße 50-51
Guy Restaurant am
Gendarmenmakt: Jägerstraße 59
Vapiano: Augsburger Straße 43
Es el mejor hotel de
Berlín. Fue construido
en 1907 con la ayuda del
káiser Guillermo II. Entre
los huéspedes que han
disfrutado de sus sobrias
y elegantes habitaciones
están Einstein, Rockefeller, Strauss, Chaplin
o la Dietrich. Este hotel
resulta espectacular, con
su majestuoso hall, su
completo spa, sus cuatro
restaurantes (gastronómico, francés, italiano y
japonés) y sus dos bares
de copas. Especialmente
novedoso es el Uma, con
un barman japonés que
prepara cócteles orientales. (Unter den Linden
77. Tf. 49 3022610
(www.adlon-hotel.de).
Precio: 300 euros).
5
6
foto: Richard Nebesky
The Westin
Grand Berlín
6
Con una ubicación única
en el corazón de Berlín,
en el barrio de Mitte.
Aquellos que hayan visto
El mito de Bourne recordarán que éste es el hotel
donde Jason Bourne
graba una conversación
a un espía de la CIA para
demostrar su inocencia
a Pamela, y donde se
suicida el agente secreto.
El hotel abrió en 1987 y
los arquitectos quisieron
conservar la estructura
octogonal del anterior
Kaisserpassage, donde se
celebraban bailes de gala,
representaciones teatrales
y actuaciones musicales.
El hotel cuenta con un
gimnasio y con una espléndida piscina circular
climatizada. (Friedrichstrasse 158-164. Tf. 49 30
20270. (www.theberlingrandhotel.com). Precio: 250 euros). Màrius
Carol Foto: archivo
vivir en vanguardia 57
foto: eigthfish
06
Londres
El
Población
Ciudad: 7,6 millones
Área metropolitana:
12,2 millones
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
565
Turistas
internacionales (2009)
14.059.000
Posición en ranking
de coste de la vida
17
58 vIVIR EN Vanguardia
teatro del mundo. Y es grande porque
lo que pasa en el escenario suele
ser bastante menos excitante que
lo que se cuece en las bambalinas.
Londres son sus grandes venas y
arterias, sus grandes monumentos y
atracciones turísticas, pero sólo con
eso sería un parque temático. Y no,
la vieja Londinivm es una ciudad de
pies a cabeza, de Hammersmith a
Greenwich, de Hampstead a Richmond (por poner unos límites cualquiera), donde los vasos capilares le
dan una vida y un brillo que la alejan
a años luz del cartón piedra de los
reclamos de las agencias de viajes.
Si se rasca su piel, la ciudad sangra,
está viva, respira.
Olvídese de la lluvia (un día de
primavera o verano puede e incluso
suele tener las cuatro estaciones en
pocas horas), olvídese de la niebla
(preciosa para ambientar historias
victorianas, pero cada vez más difícil
de ver). Olvídese de la mala comida
porque en pocas ciudades del mundo
comerá tan bien, tan variado y tan
sabroso sin tener que gastarse una
fortuna. Si elige de la lista de las
estrellas Michelin seguramente no
fallará, pero si elige un restaurante,
o un gastropub o simplemente se
acerca a un supermercado para aprovisionarse y montar un buen picnic,
tampoco. Ah y no tenga miedo ni
desprecie un buen fish and chips
rebozado con cerveza y acompañado
de patatas nuevas si le apetece. Verá
qué sorpresa.
Y no, no hace falta que se lleve
su máquina de cápsulas de café en
la maleta. Es cierto que hace 20
años beberse un expreso como Dios
manda en Londres era un imposible.
foto: Mark Mawson
gran teatro del
mundo. Londres es el gran
Big Ben
A la izquierda, el palacio
de Westminster visto desde
el London Eye. Arriba, Hyde
Park en primavera, al fondo
un autobús turístico.
Ahora, culinariamente hablando,
Londres sabe mucho a cocina italiana, igual que siempre olió a curry,
cerveza y rustido del domingo.
Londres es una ciudad donde los
tópicos se caen por su propio peso
y donde por cada atracción turística
que ofrece una gran vista, una visita
inmejorable o una experiencia irrepetible a un módico precio, hay varias alternativas menos caras, menos
multitudinarias y más auténticas.
Por ejemplo, compare las vistas que
le ofrece el archifamoso London
Eye, previo pago y previa cola, y
la silueta de la ciudad que le ofrece
subir a Primrose Hill, un parque
fabuloso que conecta con Regent’s
Park. Compare Hide Park o Kensington Gardens con Hampstead,
el gran bosque, medio civilizado
medio salvaje, al norte de la ciudad
o si quiere enseñarles cervatillos a
sus hijos coja el metro y plántese en
Richmond Park, donde la traicionera
y rápida marea del Támesis, puede
dejarle atrapado en un pub hasta que
no baje (y no es broma). De camino
a Richmond, los impresionantes
VIVIR EN Vanguardia 59
Kew Gardens. Compare los grandes
museos (muchos gratuitos) como la
National Gallery o el de Natural History con las pequeñas joyas como el
Geoffry, el de Händel, o el Museo
Marítimo, en la zona de Greenwich,
otra joya periférica londinense.
Hasta los destinos más turísticos
y frecuentados –como los mercados
de Portobello, Candem, Brick Lane
o el Borough, de comida– tienen
sus calles secundarias ajenas a los
souvenirs, con sus tiendas de vinilos
fascinantes, sus pequeños comercios, librerías dickensianas, galerías
de arte y cocinas de donde emanan
efluvios indios, bangladeshíes,
albaneses, franceses, australianos,
portugueses o marroquíes. Perderse
es casi una obligación en una ciudad cuyo metro es tan legendario y
rápido (si no se avería) como incómodo y claustrofóbico. Con tiempo
y sin destino fijo es mejor subirse al
piso superior de un doubledecker y
ver la ciudad por encima del hombro. O incluso ponerse las zapatillas
deportivas y recorrer el canal Union
que llega hasta Birmingham y que
empieza en la coqueta LittleVenice
con sus barcazas amarradas, retratadas en la última película del director
neoyorquino Woody Allen.
Esté en el West (tal vez más señorito y elegante), o en el East (acaso
más despierto, canalla y joven),
vaya al teatro o al cine (el Electric
ha cumplido 100 años), al fútbol o a
Wimbledon, la capital británica no
se acaba nunca. Apunten, apunten:
mercado de flores de la calle Columbia, barrio de los Hugonotes de
Brick Lane, Galería Saatchi, paseo
por el Támesis desde Hammersmith
hasta Richmond, parque de atracciones Chessington, el Sunday Up
Market, el jardín japonés de Holland
Park, Kensington HighStreet, museo
Faraday, la Filmoteca, el Southbank.
Felip Vivanco
Esté en el West (tal vez más señorito y elegante), o en
el East (acaso más despierto, canalla y joven), patee las
calles y vaya al teatro o al cine, al fútbol o a Wimbledon
Miradas
foto: carlos lópez barillas
LONDRES
60 vIVIR EN Vanguardia
Entre el Est y el West
es casi una obligación
en esta inmensa ciudad
De lo clásico a lo insólito
Junto a las propuestas clásicas, Londres destaca por sus
apuestas innovadoras, más originales o insólitas, y siempre
especiales. Pequeños museos instalados en casas victorianas donde la exposición parece exclusiva para el visitante
2
1
foto: Andrew Errington
06
Perderse
Sosiego & estrés
Arriba, un bote
navega por el
Regents Canal camino de Camdem
Lock, en Little Venice en pleno distrito
de Westminster,
un pintoresco lugar
apartado de la
bulliciosa City. A
la izquierda, londinenses cruzando el puente de
Londres. Al fondo,
un típico autobús
urbano.
British
Museum
1
Es el museo de los museos
–con su piedra Roseta, sus
momias o buena parte de
los relieves del Partenón
(entre otros siete millones
de objetos)– la antigua biblioteca del rey George III,
es el tesoro del British. Su
razón de ser. De imponente arquitectura neoclásica,
esta sala (The Enlightenment Gallery, la Ilustración) muestra cómo los
coleccionistas de la época,
ávidos por entender el
mundo, crearon el British.
No muy lejos, otra herencia de estos apasionados
coleccionistas: el museo
de Sir John Soane’s. Este
reconocido arquitecto del
siglo XIX donó su colección a condición de que
no se tocara nada. Y nada
se tocó en su sorprendente casa, ahora abierta al
público. foto: Chris Hepburn
Victoria
and Albert
2
Otra casa museo, no muy
frecuentada por turistas,
que merece la pena visitar para iniciar la ruta del
Londres victoriano es una
de las que ocupó Charles
Dickens, cerca de Russell
Square. El museo Victoria
3
and Albert, que alberga
una de las mayores colecciones de arte y diseño
del mundo, es fruto de esa
época en la que Londres
se expandió y se mostró
al mundo con la Exposición Universal de 1851.
Al sureste de la ciudad
(en Bexleyheath), la Red
House. Una casa diseñada
por el arquitecto Philip
Webb y William Morris
(su propietario), una figura
fundamental de esta época
victoriana. foto: Pawel Libera
La Tate
Modern
3
Parada obligatoria para recorrer el arte del siglo XX.
Las salas de exposiciones
y el Hall, se reservan para
las propuestas más contemporáneas. Para tomarle
el pulso a lo que se cuece
hay que acercarse a la
Saatchi Gallery, la Serpentine Gallery o el siempre
sorprendente White Cube
(cerca de Barbican).
Sara Sans foto: Latitudstock
vivir en vanguardia 61
06
Llenar la maleta de tendencias
Lo normal es que las calles comerciales combinen
los millones que viven y los millones que están de
paso y que llegan con las maletas medio vacías.
Londres
En la Calle
Londres es una de las pocas ciudades del mundo en las
que ir de compras es una experiencia que mezcla en un
mismo espacio a turistas y residentes. Hay tiendas de
souvenirs, tan kitschs como las de cualquier capital y
con una asombrosa devoción hacia la familia real
1
2
5
que vuelven a sus hoteles
tras una excursión por
Oxford Street. Charcuterías (The Ginger Pig),
queserías (La Fromagerie),
restaurantes (Fish Works,
donde además de pescado
se puede jugar a pescar
celebrities) y bares (Coco
Momo). Y también Other
Criteria (4), la marca del
artista Damien Hirst para
vender merchandising de
sus obras y la de algunos
de sus amigos. foto: Jeffrey
3
Herencia
británica
1
Británico y Smythson (2)
ha convertido el recuerdo
en papelería y marroquineNinguna ciudad ha explota- ría. fotos: Shaun Egan/ Star Stock
do mejor la idea de herencia y orgullo que Londres.
3 Cool Britannia
Su constante reinvención y
el mirar siempre hacia deSi algo sabe hacer bien
lante no le ha impedido que Londres es acercar el cool,
se regodee en su pasado.
las modas y las tendencias
Desde los grandes almamás emergentes al público.
cenes Harrod’s (1) a los
A diferencia de ciudades
menos conocidos Asprey,
como París y Berlín, en
la ciudad está salpicada de lo que lo más alternatiherencia en formato para
vo se esconde de forma
llevar. Fortnum & Mason
consciente y orgullosa de
ha construido una expela marea de turistas de fin
riencia comercial basada en de semana, Londres tiene
un pasado tuneado que te
la transgresión por igual
traslada al glorioso Imperio en el ADN de la ciudad y
en el frontal de todos los
escaparates. Un ejemplo:
Dover Street Market (3),
la insignia que esconde la
tienda japonesa de nombre francés Comme des
Garçons, es uno de esos
destinos que no se pueden
dejar de visitar de forma
regular. foto: Geraint lewis
Marylebone
High Street
4
Sin duda una de las calles
más bellas de la ciudad,
Marylebone (4) es un
destino de referencia para
residentes y una agradable
sorpresa para los turistas
62 vivir en vanguardia
4
6
5
Shoreditch
Convertido en el centro de
las tendencias y la creatividad empresarial europea,
el triángulo que se extiende entre las estaciones
de metro de Old Street ,
Liverpool Street y Hoxton
(5) está plagado de tiendas, showrooms, galerías,
peluquerías, tiendas de
decoración, restaurantes y
bares perfectas para el que
quiera decir que ha estado
rodeado de la modernería
de la ciudad. Especialmente recomendables son
Charlotte Street, Boundary
Street y la ya mítica Hoxton Square. foto: David Harding
7
Mercados y
mercadillos
6
Aparte de los Candem
y Portobello, Londres
está plagada de pequeños
mercados donde comprar
todo tipo de comestibles
elaborados por empresas
y cooperativas. Los recomendables son Cabbages
and Frocks en Marylebone, Broadway Market (7)
y Columbia Road Flower
Market (6) los domingos
por la mañana. D. C.M.
fotos: londonPhotos / LeherBoc-Alamy.
Direcciones
Asprey: 167 New Bond St
F&M: 181 Piccadilly
Smythson: 40 New Bond St
Dover Street Market: 17-18 Dover St
Broadway Market: Regent Canal a
la altura de London Fields
Cabbages and Frocks Market:
Parish Grounds en Marylebone
High Street
vivir en vanguardia 63
blackler
06
‘British’ o sabores asiáticos
Sea británica tradicional o elaborada sobre la base original foránea ¬especialmente
de las ex colonias¬, la gastronomía resultante es una nube de olores provenientes de
cocinas indias, tailandesas, japonesas, vietnamitas, coreanas, turcas, caribeñas...
Londres
Los Sentidos
Tradición y aristocracia
Muchos de los hoteles de lujo de la capital británica se concentran en los barrios centrales de Westminster, Whitehall y la City. Dos ámbitos urbanos llenos de atractivo. En el
interior de estos establecimientos destaca la tradición aristocrática y el glamour
Adiós a la leyenda negra
La vieja opinión generalizada según la cual en Londres se
come mal, ha quedado definitivamente superada. Multicultural, fusionada y pionera del Fast Food versión 2.0, la
ciudad es una de las cocinas de referencia del mundo.
6
1
2
3
1
Fast Food 2.0
Las enormes distancias,
la meteorología, tener 45
minutos para comer y la
naturaleza cambiante de
los habitantes de Londres ha hecho que toda
una nueva generación de
cadenas rápidas hayan
tenido que innovar constantemente y ofrecer más
que una hamburguesa
con patatas fritas. Cada
día más de 2 millones de
residentes comen fuera de
su casa y a esa cantidad
hay que sumarle los miles
de turistas que cualquier
día pasean las calles de la
ciudad. Cocina india, ára64 vivir en vanguardia
be, vietnamita, japonesa,
italiana, francesa, española… todas las nacionalidades con un imaginario
gastronómico bien exportado han sido objeto de
domesticación por parte
de grupos ingleses de
cadenas de restauración.
Wagamama (1), Busaba,
Nando’s, The Real Greek,
Canteen, Carluccio’s (2),
Leon, Wasabi (3), Giraffe… pueblan la ciudad
ofreciendo una oferta de
comida de diario que se
suma a las innovaciones
constantes de cadenas de
bocadillos más convencionales como Pret o Eat.
fotos: dennis Gilbert/Roberto Herret
34
35
Cocineros
estrella
2
Heston Blumental (4) o
Gordon Ramsay son sólo
algunos de los cocineros que se desdoblan en
celebrity. La mayoría de
ellos cuentan con más de
un restaurante y suelen
ofrecer menús en los que
suele ser más innovador el
nombre que el contenido
del plato. Jamie Oliver
(5), en su vocación de
salvar al universo de los
malos hábitos alimentarios a través de saquear
tarjetas de crédito, es sin
duda el cocinero que más
ha sabido explotar su
estrella en todo tipo de
formatos. Fifteen, Jamie’s
Italian son algunos de los
restaurantes que le han
convertido en una suerte
de Martha Stewart con las
manos sucias. D. C-Mendiola foto: Greg Zabilski/Chris Jackson.
Direcciones
Jamies Italian: 2 Churchill Pl
Fifteen: 5 Westland Place, Shoreditch,
Canteen: 55 Baker Street
Carluccio’s: 1-3 Old Brompton Rd
Claridge’s
Entre la aristocracia británica se solía bromear diciendo que cuando un rey
perdía la corona, siempre
la quedaba el Claridge’s.
Este establecimiento del
corazón del Mayfair es
uno de los mejores hoteles
del mundo y, sin duda,
el más inglés de todos,
puesto que en él ha fumado sus puros sir Winston
Churchill, ha tomado el
té la reina Isabel II y han
cenado lenguado de Dover el duque de Windsor y
Wallis Simpson. El mejor
piropo al establecimiento se lo dedicó Spencer
Tracy cuando proclamó:
“Yo no quiero ir al cielo,
sino al Claridge’s”. The
Foyer es el gran comedor,
en el que se desayuna la
mejor bollería de Londres
y por la tarde se convierte
en salón de té. Recomendable es el restaurante del
chef Gordon Ramsay, que
resulta uno de los más
elegantes de la ciudad
y donde hay que ir con
chaqueta. (Brook Street.
Tf. 20 76298860. www.
claridges.co.uk. Precio
450 euros). foto: hotel Claridge
7
The Savoy
Mantiene su aspecto art
decó tradicional, aunque
las suites y sus salones
han ganado en moder-
6
nidad y confort, tras su
reciente reforma. Situado
a orillas del Támesis,
(Monet lo pintó desde el
escritorio de una de sus
habitaciones), abrió sus
puertas en 1889 sobre lo
que era un antiguo teatro,
cuyo propietario, Richard
D’Oyly Carte, decidió
levantar un hotel al estilo
estadounidense. César
Ritz intervino en la concepción del hotel, teniendo el acierto de contratar
al mejor cocinero del
mundo, Agust Escoffier.
Aquí pasó su primera luna
de miel Elizabeth Taylor,
Ava Gardner contrató una
orquesta para bailar chachachá en su suite, Twigy
no pudo entrar con minifalda y Steve McQueen
se paseó desnudo por sus
pasillos. En su salón desayunaba el primer ministro
Winston Churchill durante los bombardeos de la
7
aviación alemana, a fin de
dar un mensaje de calma a
la población. (The Strand.
Tf. 20 7836 4343. www.
the-savoy.com. Precio 500
euros). Màrius Carol
foto: hotel the savoy
vivir en vanguardia 65
foto: Scott Barbour
07
Sidney
Los
anglosajones
más simpáticos del
Población (2010)
Ciudad: 4,4 millones
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
213
Turistas
internacionales (2009)
2.040.000
Posición en ranking
de coste de la vida
24
66 vIVIR EN Vanguardia
¿Es acaso la lejanía,
el largo camino, lo que hace de Sidney una ciudad radiante, hedonista y
olímpica? Todo viajero llega cansado a Sidney tras horas interminables
de avión, por lo general enlatados
en la clase económica, aunque acaso
eso influya positivamente: ¡qué alegría tocar tierra! Muchos creen que
la relación con todas las ciudades
queda determinada por la primera
vista, cuando se produce o no ese
coeup de choeur, como dicen los
franceses, que marcará el deseo de
volver o no volver.
Sidney tiene un perfil entre marinero y de diseño que le da mil vueltas
a esos malls y muelles postizos con lo
que tantas ciudades han querido reinventarse a gusto del consumidor que
encuentra en ellos las mismas heladerías, tiendas de jabones provenzales
y restaurantes ya sea en Miami como
en Dubai. Si alguien duda que Sidney
es diferente sólo tiene que hacer una
prueba concluyente. Por 44 dólares
australianos en gallinero (32 €), 280
(206 €) si opta por platea, puede
adquirir una entrada para la ópera y
durante el entreacto, a menudo antes
de que el sol se haya escondido, salga
a estirar las piernas para llenarse de la
belleza que le da el mar al edificio y
viceversa.
Hoy, los sidneysiders, o sea los
4,4 millones de habitantes de la
ciudad y su área metropolitana, sacan
pecho con el edificio Opera House
aunque en su día –he aquí un caso de
reflexión: ¿por qué somos tan reacios a las innovaciones de nuestras
ciudades?– el proyecto, adjudicado
foto: andrew watson
mundo
“El más bonito del mundo”.
A la izquierda, gente cenando en la Opera de Sidney, el
“edifico mas bonito del mundo”. Arriba, una mujer corre
hacia el Harbour Bridge.
en 1957 al arquitecto danés Jorn
Utzon, fue creciendo entre críticas,
diatribas y muchas chuflas. Incluso
gafes trágicos: el primer muerto en
un secuestro en la historia del país
fue el hijo del primer ganador del
sorteo de lotería federal hecho para
financiar el ambicioso edificio.
“Se carga el paisaje”, era la
crítica más común, “Es como un
grupo de monjas francesas con sus
cofias jugando al fútbol”, es el más
original. Finalmente, en 1973, la
jefa de Estado de Australia, es decir
la reina Isabel II de Inglaterra, cortó
la cinta inaugural del “edificio más
bonito del mundo”, según la definición del The Times de Londres de la
época. La Ópera y el puente sobre
la bahía, muy a lo San Francisco,
son los dos grandes iconos de la
capital del estado de Nueva Gales
del Sur. La Ópera de Sidney, además, tiene un repertorio cada tempovIVIR EN Vanguardia 67
antes de 2000, Sidney
tenía un espíritu “olímpico”
rada muy al gusto popular, con sus
Verdis, Puccinis y Bizets, fiel reflejo
del estilo patalallana de los australianos, posiblemente los anglosajones más simpáticos y abiertos del
mundo. Y deportistas, porque este
pequeño país, en habitantes, es el
que tiene la mayor densidad mundial
de medallas olímpicas por habitante,
un mérito que reportó a Sidney la
organización de los Juegos Olímpicos de 2000, una designación ganada
a Pekín. Ya antes de 2000, Sidney
tenía un espíritu “olímpico” si por
tal se entiende una ciudad marítima
llena de parques donde se puede
pisar el césped y se pisa. Curioso
final para una ciudad habitada por
los descendientes de los 736 convictos ingleses desembarcados el 26
de enero de 1778 a las órdenes del
almirante Arthur Phillip, fecha de la
fundación de Sidney.
Hoy, son gentes de modales desenfadados que tienen el privilegio
de vivir en una ciudad con un centro
financiero ultramoderno y una variedad interminable de playas y puertos
deportivos (hasta 70), siendo Bondi
la playa más turística y atractiva
para dejarse llevar por el hedonismo
reinante y las habilidades de los surfistas. Un buen lugar para almorzar
al aire libre, aprovechando el clima
templado de la ciudad. Sidney es
una ciudad multicultural, con comunidades nutridas de serbios, croatas,
vietnamitas, chinos, libaneses y
filipinos que han ido creando barrios
animados para, por ejemplo, comer
bien. Ahí está Cabramatta, con decenas de restaurantes vietnamitas.
No hay ciudad de mar sin pecado
y el de Sidney está concentrado en
King Cross, antaño un barrio de bohemios al que la guerra de Vietnam
–o mejor dicho, los muchachos que
pasaban unos días de vacaciones–
cambió de carácter. Y de negocios.
Joaquín Luna
68 vIVIR EN Vanguardia
Un perfil entre marinero y de diseño
El puerto de Sidney destaca sobre tantos otros muelles
globales reconvertidos en zonas turísticas con las mismas
heladerías y jabones provenzales, sea en Miami o Dubai
Miradas
foto: scott barbour
Sydney
Belleza alrededor de la bahía
A poco más de doscientos años de su ignominiosa fundación como colonia penal –léase La costa fatídica, de Robert
Hughes (Edhasa, 1989)–, Sidney es en la actualidad una
de las ciudades más bellas y multiculturales del mundo. Su
alma, cerebro y corazón se hallan alrededor de la enorme y
deslumbrante bahía, más allá de cuyas orillas se extienden
los suburbios, se diría que ‘ad infinitum’.
1
foto: Jean-Paul Ferrero/ Ardea/ ACI
07
Ya
‘Skyline’.
Arriba, el ‘skyline’ de Sidney
tras Harbour
Bridge, el
Luna Park y el
Centrepoint. A
la izquierda, la
playa de Bondi,
la más turística
y atractiva para
dejarse llevar
por el hedonismo reinante y
las habilidades
de los surfistas.
Un buen lugar
para almorzar
al aire libre,
aprovechando el clima
templado de la
ciudad.
1
Opera House
Al lado sur de la estampa
formada por la archiconocida Opera House, con
sus velas de hormigón
desplegadas a todo trapo,
flotando sobre el agua
al pie de los rascacielos,
frente al inmenso puente
metálico que une los dos
hemisferios de la ciudad,
uno puede adentrarse en
el barrio de The Rocks,
que es el más antiguo,
y en cuyos laberínticos
edificios de piedra labrada por los convictos el
turista encuentra un mercadillo de artesanía de
calidad y una muestra de
las tan codiciadas obras
de arte de los aborígenes.
foto: Michael Dunning
Powerhouse
Museum
2
2
3
El Museum of Applied
Arts and Sciences, popularmente conocido como
el Powerhouse Museum,
que, por supuesto, está a
dos pasos de la bahía, es
algo así como el Victoria
and Albert Museum de
las antípodas, en el que
la ciencia, el diseño y las
artes decorativas se dan
la mano, y el pasado da la
sensación de haber salido
del futuro. foto: William robinson
Zoológico de
Taronga Park
3
Tal vez la oferta cultural
más atractiva, interesante
y exclusiva de Sidney sea
el zoológico de Taronga
Park, al que se accede
en un pequeño ferry que
pasa por delante de la
Opera House. Koalas
y canguros aparte, el
ornitorrinco, un bicho
realmente extraordinario,
bien merece al menos una
visita.
John W. Wilkinson
foto: Paul M. o’connell
vivir en vanguardia 69
07
Experiencia comercial relajada
La ciudad propone salir de compras de una manera
más relajada que la que acostumbran sus vecinas
asiáticas, combinando asfalto con arena de playa
SYDNEY
En la Calle
Paddington
y Darlinghurst
4
Oferta americana, densidad asiática y horarios ingleses. Bienvenidos a la propuesta comercial en Sidney:
grandes almacenes victorianos que datan de principios
del siglo XIX conviven con enormes centros comerciales
conectados entre ellos y con la red de transporte, como
en cualquier ciudad del sur de los Estados Unidos.
4
esfuerzos de los comerciantes ha sido restaurado
replicando todos los detalles. foto: peter clements
QVB
(Queen Victoria
Building)
2
1
1
Pitt Street
Aunque fastidiosamente
perforada por un monorraíl que hace que parezca
el loop de Chicago, Pitt
Street es la antigua gran
avenida de las compras
de Sidney. Poco a poco ha
sido tomada por comercios
más actuales, hoteles contemporáneos y franquicias
de restaurantes de comida
rápida. Pese a ello, alberga
un larguísimo carrusel de
grandes almacenes y centros comerciales incluyendo los famosos Picadilly.
El fuego de 1976 acabó
con la Strand Arcade
original pero gracias a los
70 vivir en vanguardia
Los grandes almacenes
más antiguos de Australia
te transportan automáticamente a las grandes galerías y pasajes comerciales
del centro de Inglaterra.
Abierto en 1898, en los
últimos años ha vuelto a
su brillo original, con una
oferta que combina lo mejor de un gran almacén con
una oferta que, si bien no es
muy diferencial, sí que permite tenerlo todo bajo un
mismo techo. El gran almacén se toma a sí mismo tan
en serio que incluso incluye
unos tours organizados en
que te explican la historia
del edificio, nombrado
como homenaje a la Reina
Victoria de Inglaterra. foto:
adam eastland/alamy
3
Bondi Beach
Aquí es donde Sidney
reivindica su relación de
parentesco lejano con el
5
2
4
3
este de California. Tiendas,
bares, espacios alternativos, galerías, showrooms
convierten la playa en un
gran paseo marítimo. Un
sueño hecho realidad para
surferos de medio mundo
y amantes del aire libre,
la larga tradición de la
relación de la ciudad con
sus playas hace que haya
quien sólo compra en el
centro al salir del trabajo.
foto: giovani rivolta
Dos de los suburbios al
este de la ciudad, aquí es
donde los más jóvenes van
de compras. Una plétora
de tiendas independientes,
cafés y locales de ocio
componen un espacio en
el que se puede comprobar porqué la ciudad está
considerada el epicentro
del cool en Australia. En
Paddington está Five Ways,
un cruce de calles en el que
vemos lo que queda de un
planteamiento comercial
de tres siglos: desde tiendas
independientes a locales
que combinan comercio y
residencia y hoteles con superficie comercial. Oxford
Street tiene algunas de las
tiendas más interesantes
de la ciudad, incluyendo
Moku, Kirrily Johnston y
Incu. foto: bosiljka zutich/aci
4
Sydney Fish
Market
5
Supuestamente el mayor
mercado de pescado (5)
del hemisferio sur, y sólo
superado por Tsujiki en
Tokio, este mercado ofrece
sus productos por igual a
restaurantes y al público
local. Un destino por sí
mismo, el mercado ha
ido evolucionando en los
últimos años para incluir
restaurantes, una escuela
de hostelería y todo tipo de
servicios. Un mercado del
siglo XXI que demuestra
la gran tradición que la
cultura australiana tiene
con todo lo que viene del
mar. Daniel CórdobaMendiola
Direcciones
QVB: 455 George St
Strand Arcade: 412-414 George Street
Moku: 208 Oxford Street
Kirrily Johnston: 6 Glenmore Road
Incu: 500 George Street
vivir en vanguardia 71
07
Una ciudad siempre soleada
Sol, buen ambiente, una impresionante vista a las playas, gozar al aire libre y menús
para descubrir las carnes y los sabrosos caldos del país. Restaurantes y locales de la
capital australiana apuestan ambién por el ingenio a la hora de seducir la clientela.
Sydney
Los Sentidos
Variedad con vistas a la bahía
Los sidneysiders viven mirando a su amplísima bahía y a su Opera House, al igual que la
mayoría de los establecimientos hoteleros. Buen servicio en las antípodas
Innovación frente al mar
4
Sidney ofrece todo tipo de ofertas para comer y beber en casi
cualquier momento del día. La ciudad separa claramente entre el restaurante de toda la vida y los más innovadores, que
se alejan del centro y prefieren las playas y Paddington.
1
de recomendaciones que
cambian cada día y donde
es especialmente recomendable el couscous con
yoghourt.
Quay, Aria
y Marque
2
Icebergs
Dining Room
1
En el top de las recomendaciones de cualquier
residente de la ciudad,
su precio elevado queda
compensado por una deliciosa carta, su ambiente
y una impresionante vista
de las playas de Bondi.
Cocina italiana con un
giro australiano y con
una gran presencia en el
menú de la carne del país.
72 vivir en vanguardia
3
Hay que dejar sitio para
na cocina, buen ambiente
los postres, una verdadera y una cierta sensación que
indulgencia decadente. foto: estás siempre rodeado de
gente guapa. foto: sydney
Icebergs
2
Café Sydney
Sin dejar el ambiente italiano y las espectaculares
vistas, esta vez del centro
de la ciudad (está ubicado
el tejado de la Customs
House), Café Sydney
resume perfectamente el
espíritu de la ciudad: bue-
3
Toko
En el mundo hay restaurantes japoneses de cinta autoservicio y luego está Toko
en Paddington. Con varios
locales en la ciudad, Toko
ha conseguido establecer
una personalidad propia
en una ciudad en la que la
cocina japonesa ha dejado
hace tiempo de ser exótica.
El mejor sushi y sahimi de
la ciudad con un enorme
respeto por el producto y
un toque australiano que
lo convierte en un local de
referencia. foto: toko
Café Mint
Pocos locales trabajan
mejor su oferta de desayunos como Café Mint.
Una carta sencilla repleta
Para cuando los residentes
se ponen formales, estos
tres restaurantes son los
máximos exponentes de la
variedad gastronómica de
la ciudad. Aria está ubicado al lado de la Ópera y ha
ido creciendo hasta ser uno
de los puntos de referencia
en los eventos de Sidney.
D. Córdoba-Mendiola
Direcciones
Iceberg: 1 Notts Ave, Bondi Beach
Café Sydney: 31 Alfred Street
Toko: 362 Oxford St
Café Mint: 579 Crown Street
Quay: Upper Level Overseas Passengers Terminal Circular Quay West
Aria: 1 Macquarie Street, East
Circular Quay
Marque: 4/5 355 Crown Street
Shangri-La
Ofrece el confort propio
de los establecimientos
de esta cadena. Son una
apuesta segura, por la
calidad del servicio y la
comodidad de sus habitaciones. Su situación
en el histórico barrio de
Rocs, con unas impresionantes vistas sobre la
bahía, el puente, el puerto
y la ópera, convierte el
anochecer en un espectáculo para los sentidos.
El restaurante Altitude,
situado en lo alto de este
rascacielos, y el bar Azul
(en el piso 36) intentan
aprovechar el paisaje que
se ofrece a los ojos del
cliente para que empiece
a disfrutar del local antes
que sirvan sus platos
de cocina de fusión y
sus cócteles exóticos.
(Cumberland 176 Tf. (2)
92206000. (www.shangri-la.com) Precio: 350
euros). FOTo: sangri-la
5
4
5
Four Seasons
En el mismo barrio de
Rocs, el más antiguo de
la ciudad, donde proliferan las tiendas, los pubs
y los museos, se alza
este otro gran hotel, el
Four Seasons, que resulta
igualmente recomendable
y ofrece 121 suites. Algo
menos suntuoso en su
mobiliario, pero igualmente cómodo cuenta
también con unas vistas
espectaculares. El hotel tiene un interesante
restaurante, el Kable’s,
donde sirven excelente
marisco, y un local de
copas, The Bar, donde
saben preparar el martini
según los cánones oficiales. (George Streer 199.
Tf. (2) 92503100. (www.
fourseasons.com). Precio
350 €). Màrius Carol
foto: four seasons
73 vIVIR EN Vanguardia 73
foto: slow images
08
Madrid
Un contrato social.
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
230
Turistas
internacionales (2009)
3.211.000
Posición en ranking
de coste de la vida
27
74 vIVIR EN Vanguardia
Madrid futurista y castizo
Arriba, la calle Alcalá
vista desde la Gran Vía. A
la izquierda, Cuatro Torres
Business Area, el futuro crece
al norte de la Castellana
foto: eyeswideopen/getty images
Población (2010)
Ciudad: 3,2 millones.
Área metropolitana:
5,3 millones
Fue un barcelonés, Santiago Fisas
¬ex edil en Barcelona, ex consejero
en Madrid, eurodiputado en Estrasburgo¬, quien dio con la primera
clave: “A Madrid has de venir si eres
joven porque aquí es donde ocurren
las cosas; pero si ya has pasado los
cincuenta, mejor ve a Barcelona”.
Sí, Barcelona es ciudad adulta,
ciertamente, y Madrid ni lo es ni
lleva camino. A cambio es dichosa y
radiante. No a la manera del sur. Madrid no es mística ni chistosa, aunque
viniendo del norte (es el caso) a veces
cueste verlo. Ni siquiera se toma en
serio por ser megalópolis que impugna la provincia. No se ufana de ser la
única ciudad sin apellidos, sin forma
ni fortaleza, sin más planificación urbana que una avenida que la corta de
norte a sur y un redondel de asfalto
que reemplaza a la muralla, sin otro
cometido que ser civitas; y civilizar.
Madrid es hermosa a su manera y según los días, y en su caótico
entendimiento con la arquitectura
contemporánea expresa su resistencia a madurar, a dejar de andar mal
peinada. En Madrid no cabe argüir
parentesco para que un propio se
cuadre por ser vos quien sois. Ojo, el
nepotismo se practica con fruición,
pero descansa en el poder y el dinero
acreditados o en la amistad leal: la
venerada historia de un apellido, la
casa con escudo del abuelo no velan
por ningún madrileño y por ende no
son alarma o amenaza.
Se fundó la ciudad en un villorrio,
sin gestas, sin loba, sin sangre y sin
mito. No hay leyenda, así que no hay
custodios. Nadie es de Madrid y por
eso Madrid no es de nadie. Ahí radica
ese peculiar sentido de lo comunal,
civismo laxo que huye de la algara-
da. Las autoridades prohíben fumar,
beber en la calle o comprar vino
blanco si son las diez y el madrileño, jovial, se queja y hace un par de
ademanes clamando justicia, pero
callando acuerda con la municipalidad un nuevo y sutil contrato social:
sentido común. Y así, la persecución
del botellón nunca trajo un coche
ardiendo, un contenedor volcado, la
combustión de una papelera. Se hace
botellón sin alarde, se molesta al vecindario pero un rato, se hace ruido
pero no mucho, y se canta pero no
muy fuerte. Luego, la policía disuelve, expeditiva sin escarnio, y algún
vecino se queja del desorden, pero
rápido se cansa y vuelve a lo suyo,
en un equilibrio imperfecto y ritual.
Es sustancial este contrato social, esa mesura en el incivismo y la
coerción, en una ciudad que vive de
puertas afuera. Llueva, truene o haga
sol, haya crisis o bonanza, los madrileños salen, “como fuera de casa,
en ninguna parte”. No hay exposición vacía, conferencia sin oyentes,
concierto sin público, y a la vez las
tiendas andan llenas. Hay gente para
75 vIVIR EN Vanguardia
Madrid
Pedro Vallín
“Se fundó Madrid en un villorrio, sin gestas, sin sangre
y sin mito. No hay leyenda, así que no hay custodios.
Nadie es de Madrid y por eso Madrid no es de nadie”
Miradas
Dentro y fuera de la almendra
La mayoría de lo que hay que ver en la capital se encuentran dentro de la denominada almendra central, pero para
apreciar su inmensidad y su espectacular desarrollo hay
que ir más allá de la M-30=
foto: luis castaneda
todo, apuntada a todo, por todas partes. El sábado, los bares no dan abasto. No es cosa de turista rubicundo o
universitario holgazán, es un atributo
de la ciudad, de su privilegiada
relación con la luz, con la Mahou y
con la vida. Así Malasaña, Chueca, o
La Latina, pero también las cantinas
de la Concepción o la Prospe. Y en
todas premian al feligrés, cuando
menos, con una croqueta de hoy.
Es una forma sabia de casticismo
sin castas barajado con una voluptuosidad de baja intensidad vinculada
sobremanera a la buena charla y al
buen yantar (siempre se ha comido
bien aquí, pero no hace tanto que se
dio el salto del puchero a la caramelización y, como toda afición tardía,
se acogió con entusiasmo desmedido
y precios populares). Porque Madrid
es anónima a demanda. Extrañamente es ciudad de amistades rápidas y
duraderas, apuntaladas en rituales de
fútbol, vino o partida. Quizá eso explique que sea un caso de paz social
único, dado su tamaño e inmigración, o el hecho de que tras el 11-M
no hubiera ni un brote violento, en
contraste con el millar de ataques a
musulmanes registrados en las semanas sucesivas al 7-J londinense.
A diferencia del resto de la península ¬incluidas Lisboa y Oporto¬,
aquí o no hay patricios o no hay plebeyos así que no hay rito de entrada
ni cabe rechazo. El cronista Manuel
Ligero sostiene que Madrid no exige
disfraz ni indumento e invita a crecer
en la diferencia, mientras que casi
todos los demás ensayos urbanos de
Europa (salvo París hace un siglo,
Londres hace medio, o Berlín ayer)
invitan a “hallar un lugar en el mundo ataviado con mono de fábrica,
uniforme caqui o arropado por una
bandera”. Alrededor se esgrime, con
ufano desapego, que España no es
Madrid. Sí, vaya por dios.
76 vIVIR EN Vanguardia
La ciudad sin leyendas
es una ciudad de
amistades rápidas y duraderas
foto: jorg gtreuel
08
Madrid
2
1
Ocio. Arriba,
el parque
del Retiro en
el centro de
Madrid, pulmón
de la ciudad,
y punto de
referencia para
pasea, tomar
el sol, tapear
o descansar.
A la izquierda
un atardecer el
plaza Mayor,
a pocos metros
de la Puerta
del Sol y de
la plaza de la
Villa, que tiene
su origen en el
siglo XV
Vistas desde el 2 Cuestión
cerro del tío Pío de altura
1
Toda ciudad moderna
cuenta con un skyline. Madrid no podía ser menos,
aunque en su caso lo mejor
no es observarlo desde una
torre o un puente, sino desde un parque situado lejos
del centro de la ciudad. Se
trata del cerro del tío Pío,
en el corazón de Vallecas,
en un prado conocido
como Las siete tetas por
la forma de sus colinas.
Hay unanimidad en que
debe visitarse al atardecer,
cuando el sol tiñe de rojo el
espectacular cielo de Madrid y, a ser posible, desde
el quiosco que corona el tío
Pío. (www.barriovalllecano.com). foto: dani duch
Desde el cerro del tío Pío
se divisa bien la sierra
madrileña, perfilada por
millares de tejados. Y,
como agujas dispersas,
las que en su día fueron
las torres más altas de la
ciudad, como la de Picasso, Europa o las KIO,
ahora superadas por las
Cuatro Torres de Chamartín. Destaca entre estos
rascacielos, situados sobre
los terrenos de la antigua
ciudad deportiva del Real
Madrid, en la Castellana,
la Torre de Caja Madrid,
diseñada por Norman
Foster, que con sus 250
metros es la más alta de
España. (www.wikipedia.
3
org/wiki/Cuatro_torres) .
foto: eyeswideopen/getty images
En clase con
Ramón y Cajal
3
Cerca del Museo Reina
Sofía se encuentra el Colegio Oficial de Médicos
de Madrid, antigua facultad de Medicina. En este
inmueble, declarado Bien
de Interés Cultural, impartió sus enseñanzas entre
otros Santiago Ramón y
Cajal. Vale la pena visitar
la clase del Premio Nobel
y, más aún, el Aula Magna
de la facultad que se conserva tal y como la concibió el arquitecto Jacques
Gondoin. (www.icomem.
es). Celeste López
foto: colegio de médicos
77 vivir en vanguardia
08
Voz muy propia y particular.
La capital española es un Leviathan que poco a
poco se está levantando y reclama con fuerza su
papel en el mapa comercial del mundo
Madrid
En la Calle
El tamaño de una metrópolis, el transporte de una megalópolis y la oferta comercial de un pueblo enorme. En
pocas ciudades del mundo, el universo de las tiendas es
más cómodo, variado, distendido, agradable y al alcance de todos como en Madrid.
4
1
5
A lo grande
3
2
1
Alternativos
Madrid tiene una gran
tradición como cuna de
movimientos alternativos.
Menos diseñados que los
de su vecina Barcelona,
Madrid vio nacer la última
tribu de la modernidad europea, la movida madrileña. Todavía quedan rastros
de estos movimientos, que
combinan ingenuidad con
transgresión, creatividad
y voluntad de romper con
lo peor del pasado más
inmediato. Los barrios más
alternativos de la ciudad
son la versión comercial
de esto: objetos y marcas
internacionales y muy
innovadoras al lado de
78 vivir en vanguardia
objetos y marcas castizas
que muestran orgullosas su
españolidad y casticismo.
Las calles del céntrico,
multicultural y polisexual
barrio de Chueca (1), desde Fuencarral, Hortaleza
hasta Infantas y La Reina
están llenas de tiendas
únicas que cambian cada
pocos años. foto: white star/alberto
Comprar
por el mundo
2
Las grandes arterias
comerciales de la ciudad
están equipadas con las
marcas inevitables que
pueblan las principales
capitales del planeta. Todo
el lujo está allí, del más
ostentoso (como el barrio
de Salamanca) al más
refinado y discreto, uno
al lado del otro, junto a
una oferta de peluquerías,
bares y restaurantes que
conscientemente parecen
hablarle sólo a los vecinos
de ese barrio. Únicamente
en Madrid se puede tener
la sensación al entrar en
Louis Vuitton (2) que se
está yendo a una tienda de
comestibles a por cuarto y
mitad de serrano. foto: m. tomas
Comprar
por el barrio
3
Sea por el barrio de La
Latina (4), Malasaña (5)
o Lavapiés (6), la ciu-
dad vibra con una oferta
comercial que combina sin
ningún problema ni tapujo
los rótulos internacionales,
las franquicias omnipresentes y los pequeños locales llenos de exquisiteces
al lado de comercios de
toda la vida que mantienen
orgullosos una oferta de
productos única y un servicio que puede sorprender
por lo informal y distendido. Tiendas de ropa,
menaje, decoración, hogar,
complementos… todo
tiene una capa de cercanía
que hace que las compras
sean una actividad de diario que no discrimina entre
qué tipo de bienes se están
adquiriendo. foto: alex segre
Al igual que Londres, los
grandes centros comerciales en Madrid no parecen
haber podido consolidarse
en el centro de la ciudad. Por ello, para poder
disfrutar de la compra en
estas enormes superficies
de acero y linóleo uno
debe irse a las entradas de
la urbe, en la que espacios
como Xanadú (5) o la
Cúpula han ido tomando
posiciones. Estos centros
se alimentan entre semana de los habitantes de la
periferia de Madrid y de
los múltiples polígonos
industriales y clusters
de oficinas. Los fines de
semana, sus enormes lucernarios y pistas de esquí
les convierten en destino
de referencia. No obstante,
a ojos de un visitante, sin
duda lo que más sorprenderá es la omnipresencia
de los grandes almacenes
El Corte Inglés (4). Moles
de cemento sin ventanas
que esconden en sus tripas
la oferta comercial más
completa de España. La
vieja promesa del gran
almacén francés (todo para
todos) se encuentra aquí
elevado a la máxima expresión. Daniel CórdobaMendiola Foto: kriysztof dydynski
vivir en vanguardia 79
08
Premio a la fidelidad
El sábado, los bares no dan abasto. Llueva, truene o haga sol, haya crisis o bonanza, los madrileños se echan a la calle: “como fuera de casa, en ninguna parte”.
En todas partes premian al feligrés, cuando menos, con una croqueta recién hecha
Madrid
Los Sentidos
Hoteles con historia
Establecimientos para aristócratas y famosos que quieran
perservar su intimidad en pleno corazón de Madrid, cerca
de los mejores museos y de exquisitos locales de lujo
La tradición del buen comer
Madrid se mantiene fiel a la tradición de la comida y la
cena española de primer y segundo plato, postre y café con
todas sus posibles variaciones. Salir de trabajar y empezar
con unas cañas acaba en una cena en un restaurante que
parece tener un horario eterno. Madrid, tierra adentro,
tiene una cocina espectacular en la que todavía se saborea,
paradójicamente, el mejor pescado de España.
1
3
rante de nombre exótico
que son los primeros
embajadores de la modernidad madrileña servida
como merienda a media
tarde. foto: dANI duch
Tandoori
Station
1
Nebraska
La cocina puramente internacional ha tenido una
entrada tardía en la ciudad, sin duda por el apego
que sienten los madrileños
a su cocina tradicional,
pero cuando se ha puesto
al día lo ha hecho a lo
grande. Tandoori Station
es un restaurante hindú de
los de verdad: la comida
está poco localizada, pica
un montón y el servicio
es en general excelente.
Especialmente recomendable el Naan, el pan
indio, servido aquí de
mil maneras diferentes y
que es casi un plato por sí
mismo. Hay que dejar espacio para el mejor Lassi
de mango a este lado del
Ganges.
Se ha ido sofisticando con
el tiempo y ahora intenta
tener aires similares a los
Vip’s, que parece que han
decido que son sus competidores. No obstante, la Arrocería Gala
memoria de los madrileños está en parte marcada Un clásico de la noche
por estas cafeterías/restau- de Madrid, en la que se
80 vivir en vanguardia
2
cena como si uno fuera
un extra en una de las películas canallas de Pedro
Almodóvar. Arroces de
cualquier tipo completados con ensaladas y
algunos otros platos que
palidecen en comparación. Decoración kitsch
y ambiente más interesante que familiar.
El Jardín
Secreto
2
La zona de Conde Duque
ha ido reclamando silenciosamente su papel como una
de las embajadoras de las
nuevas tendencias con espíritu creativo. El Jardín Secreto es uno de esos locales
en los que cada día se crea
un ambiente diferente. Es
un secreto a voces. Daniel.
Córdoba-Mendiola
foto: dANI duch
Direcciones
Nebraska: Gran Vía, 55 Madrid
Tandoori Station:
Jose Ortega y Gasset, 89
Arrocería Gala: C/ Moratín, 22
El Jardín secreto:
C/ San Bernardino, 22
Ritz
Es el hotel donde pasaron
la luna de miel el príncipe
Rainiero y Grace Kelly,
lo que demuestra que
hubo un tiempo que era
el mejor establecimiento
de Europa. Fue Alfonso
XIII quien encargó su
construcción después de
haber viajado por Europa
y descubierto el placer
de los grandes hoteles: lo
necesitaba para su boda
doña Victoria Eugenia
de Battemberg. El rey
prometió a sus amigos
que levantaría un hotel
para ellos y el resultado
fue espléndido, aunque
tuvo que valerse de los
consejos de Charles Ritz
y del arquitecto de los
establecimientos de este
nombre en Londres y
París. Más de un siglo
después, mantiene el
brillo de antaño, como
pudieron comprobar las
cabezas coronadas que
se alojaron en sus suites
durante la boda de los
príncipes de Asturias. Su
ubicación resulta inmejorable. El salón del hotel
tiene un gran ambiente
y es uno de los watching
people de la capital. Su
restaurante Goya reúne a
políticos y empresarios.
(Plaza de la Lealtad 5, Tf
91 7016767. (www.ritz.
es). Precio 300 euros.
foto: john greim
4
3
Urban
Es un hotel para amantes
del lujo, que huyen de
la convencionalidad. Lo
cierto es que resulta un
cinco estrellas conceptualmente vanguardista,
sin que ello vaya en
detrimento de su confort.
De líneas minimalistas,
4
4
el Urban ha conseguido convertirse en uno
de los hoteles de moda.
La decoración la integran piezas de culturas
milenarias, que forman
parte de la colección del
propietario. El restaurante Europa Deco es muy
recomendable. Su Glass
Bar es excelente. (Carrera de San Jerónimo 34.
Tf. 91 7877780. (www.
derbyhotels.com). 250
euros. foto: urban
Santo Mauro
El palacete del siglo
XIX del duque de Santo
Mauro es hoy uno de los
hoteles más selectos de la
capital de España. Situado cerca de la Castellana,
es un hotel de pocas habitaciones, moderno pero
no sofisticado, que permite la intimidad. (Zurbano 36, Tf. 91 3196900.
(www.hotelsantomauro.
com). Precio 275 euros).
Màrius Carol
vivir en vanguardia 81
Roma
foto: gary yeowell
foto: latitudestock
09
Una
experiencia
sensorial. Para no indiges-
Población (2010)
Ciudad: 2,7 millones.
Área metropolitana:
3,6 millones
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
144
Turistas
internacionales (2009)
5.543.000
Posición en ranking
de coste de la vida
26
82 vivir en vanguardia
tarse de arte y cultura, Roma permite ser gozada también en su autenticidad como ciudad real, más allá de
la estampa turística
En el muro que da al río Tíber,
frente al castillo de Sant’Angelo,
hay una pintada original. El poeta
eres tú que lees, escribió su autor.
Maltratada por los grafitis como
pocas ciudades, debe reconocerse
que en este caso se captó, tal vez sin
pretenderlo, una de las esencias profundas de Roma. La capital italiana
posee un patrimonio cultural y artístico inabarcable. Una receta para
no indigestarse consiste en dejarse
arrastrar por la sensibilidad personal, plantearse la estancia como un
recorrido sensorial y abrirse a uno
de los rasgos más peculiares del
lugar: la autenticidad que aflora más
allá de la estampa turística. Roma
permite ser gozada también como
ciudad real y saborear la magia de
una cotidianidad tamizada por 27
siglos de historia.
Subir a la terraza de Sant’ Angelo, de buena mañana, es recomendable porque, con un poco de suerte,
se disfruta del maravilloso cielo
romano, de la luminosidad y textura
de las nubes, en ese horizonte de
cúpulas de iglesias y tejados uniformes. Roma ofrece mucho más que
el legado de su esplendor imperial o
de sus joyas renacentistas y barrocas. Vivirla significa mirar ese cielo
o pararse un instante en un puente
para ver fluir las aguas terrosas del
Tíber. Experimentarla es observar
cómo una monja filipina, menuda,
cruza la plaza de San Pedro con un
carrito de la compra e imaginarse
las viandas que degustará ese día un
Historia en mayúsculas
La basílica de San Pedro desde el puente de Sant’Angelo
y el Tíber. Arriba, la luz
cenital ilumina el Panteón de
Agripa, o de Roma
prelado. Explorarla incluye acudir
a la plaza de Montecitorio, esperar
a que salgan los diputados y que
los asedie la prensa. O caminar
por la estrecha Via Giulia, frente a
la Dirección Nacional Antimafia,
donde siempre esperan los guardaespaldas de los magistrados. La
Roma genuina se palpa un domingo de verano en el atiborrado tren
hacia la playa de Ostia, o una tarde
de derby futbolístico, Roma-Lazio,
en el estadio olímpico. Cualquier
visita quedaría incompleta sin asistir a una audiencia pública del Papa
o, al menos, al rezo dominical del
Ángelus.
En Roma uno escoge entre
comportarse como peregrino asceta
o dejarse seducir por el hedonismo.
Es posible alojarse en un convento
o revivir el mito de La dolce vita
en un lujoso hotel de Vía Veneto.
Puede uno conformarse con una
modesta pizza al taglio para engañar el hambre o dejarse la cartera
en un sofisticado restaurante.
La autenticidad romana se
respira callejeando por su centro
vivir en vanguardia 83
Roma
Eusebio Val
Vivir Roma significa también mirar el cielo y detenerse en
un puente para ver fluir las aguas terrosas del Tíber bañando día a día una ciudad con 27 siglos de historia
Miradas
Esplendor imperial
La capital italiana posee un patrimonio cultural y artístico
inabarcable. Una receta para no indigestarse consiste en
dejarse arrastrar por la sensibilidad personal y , plantearse
la estancia como un recorrido sensorial
2
foto: leonid serebrennikov
histórico, donde, pese a la invasión
turística y el coste de la vivienda,
se mantiene una atmósfera casi de
pueblo. La gente se conoce y se
saluda. Sobreviven milagrosamente
algunos comercios tradicionales
y trabajos artesanales. Como en
Vicolo Cellini, donde resisten dos
pequeños talleres de ebanistería y
restauración de muebles. En la cercana Via del Pellegrino la familia
Collalti regenta un negocio de bicicletas desde 1899. En la plaza del
Biscione, la carnicería de los Orelli,
prestigiosa por su cordero, sigue
ahí, vetusta y entrañable, desde
1860. La dueña presume que Julia
Roberts estuvo el año pasado para
rodar la secuencia de una película.
Existen diversas alternativas
para huir del bullicio. Una es irse a
los Abruzos para una excursión de
alta montaña. Otras opciones más
cercanas son dos lagos volcánicos:
Bracciano –con un castillo de postal
en el que se casó Tom Cruise– o
Castelgandolfo, donde veranean
los papas. También en Roma hay
remansos de paz, como los extensos
parques de Villa Borghese y Villa
Pamphili, o el singular cementerio
de los extranjeros no católicos,
junto a la estación Ostiense. Allí
reposan los restos del escritor británico John Keats, de August von
Goethe (hijo del poeta alemán) y de
Antonio Gramsci, líder comunista
italiano (está enterrado allí no por
ateo sino porque su mujer era rusa).
En el camposanto yacen muchos
extranjeros fascinados por Roma,
como el caballero inglés William
Harding of Scarbro, en cuya lápida
se lee que “murió en esta ciudad,
el 22 de octubre de 1821, a la edad
de 31 años, mientras hacía un
recorrido por Italia para ver sus
curiosidades de naturaleza y arte,
antiguas y modernas”.
84 vivir en vanguardia
XXVII siglos de historia
permite ser gozada como
ciudad real más allá del turismo
foto: martin child
09
Roma
1
Callejear
Arriba, la popular
plaza de España
repleta de turistas.
A la izquierda una
típica calle del
centro histórico,
Vicolo del Giglio.
La autenticidad
romana se respira
callejeando por
su centro histórico,
donde, pese a la
invasión turística y
el coste de la vivienda, se mantiene una atmósfera
casi de pueblo.
Cementerio
acatólico
1
En el siglo XVIII, cuando Roma era capital del
Estado pontificio, la
ley no permitía que los
extranjeros no católicos
fueran sepultados en tierra
bendita. Protestantes y
ortodoxos empezaron a
inhumar a sus muertos
en un terreno junto a la
pirámide Cestia, monumento del siglo I a.C.
Ese cementerio acatólico
alberga tumbas insignes,
como las de los poetas ingleses John Keats y Percy
Bysshe Shelley, fallecidos
en 1821 y 1822. (Vía Caio
Cestio, 6). foto: ezio bocci
Moisés de
Miguel Ángel
2
De mármol blanquísimo y
mirada terrible, el Moisés
forma parte del proyectado –e inacabado– grupo
escultórico de la tumba de
Julio II, quien se lo encargó a Miguel Ángel. El
Papa quería ser enterrado
en la basílica de San Pietro
in Vincoli (San Pedro
Encadenado), pero falleció
en 1513, antes de que Miguel Ángel terminara, por
lo que fue embalsamado
(primero en la historia) y
quedó a la espera. Un siglo
después su cuerpo recaló
en esta iglesia imprescindible, que custodia las
3
en Villa Giulia, palacete
supuestas cadenas de san
Pedro. (plaza de San Pietro de recreo construido por
in Vincoli, 4). foto: juanma aparicio Julio III en el siglo XVI,
el museo contiene una
3 Museo Etrusco vasta colección de antigüedades prerromanas de
Lacio, Toscana y Umbria.
La civilización de los
La pieza más famosa es el
etruscos, enigmático pueblo precursor del romano, sarcófago de los esposos
puede conocerse mejor en de Cerveteri, en terracota
este museo menos frecuen- pintada. (plaza de Villa
Giulia, 9).
tado por los turistas que
los más céntricos. Ubicado María-Paz López foto: ifpa.
vivir en vanguardia 85
09
Complicidades
Roma es una ciudad inundada de propuestas culturales. Podría decirse que desde siempre comercio,
arte y cultura han marchado de la mano
Roma
En la Calle
5
Piazza Navona
Roma es una ciudad que
más que salpicada por
propuestas culturales
podemos decir que está
inundada por todas ellas.
Y esto se nota en las
propuestas comerciales:
agrupadas alrededor de
grandes edificios, fuentes o
palacio, unas al lado de las
otras, constituyen destinos
comerciales por sí mismos. Los amantes del arte
tienen una cita en las calles
que rodean la Piazza Navona, donde los artistas exponen tambien sus obras.
Galerías, anticuarios, salas
de subastas… sorprenden
a los turistas cuando miran
los precios al confundir estas tiendas con chucherías
y souvenirs. foto: slow images
Roma lucha por entrar comercialmente en el siglo XXI.
No sabe si quiere ser el destino de referencia del lujo
más decadente o una ciudad para que los jóvenes busquen propuestas alternativas. Algunas de sus avenidas
están atravesadas por las grandes atracciones turísticas
1
Spazio Sette
2
Piazza
di Spagna
1
Destino obligado de turistas y paseo ocasional para
residentes, la Piazza di
Spagna marca el inicio de
la Via Condotti, la arteria
del lujo más famosa de
la ciudad. Una detrás de
otra encontramos a Versace, Gucci, Ferragamo,
Valentino, Armani, Prada… y todo el resto de los
nombres que dan forma al
universo del lujo. Miles de
turistas pasean cada año
esta calle y se maravillan
ante los escaparates de
estas tiendas en las que,
pacientemente, los de86 vivir en vanguardia
pendientes esperan a que
alguien se atreva a ir más
allá de los grandes ventanales. foto: mcphoto / pwi
3
Bassetti Tessutti
Si eres de los que no pueden o no quieren gastarse
una pequeña fortuna en
alguna de las tiendas men2 Trastevere
cionadas, una sugerencia,
Más canalla que el resto y ahora que se llevan tanto
las crafts, es la de ir a comcon mucha personalidad,
prar los tejidos a la misma
el Trastevere es la zona
tienda a la que van estas
donde uno se imagina a
marcas. Bassetti Tessutti
parte de la bohemia de la
(3) lleva desde 1954 en el
ciudad. Allí encontramos
Corso Vittorio Emanuelle
tiendas que mantienen el
espíritu de un pasado lleno vendiendo tejidos de todo
tipo. Tienda de origen y
de inocencia y prosperipresente familiar, la entrada
dad. Un barrio lleno de
secretos escondidos donde puede ser un poco caótica
uno debe saber que seguro y sorprendente pero es, sin
se va a perder por entre sus duda, uno de los destinos
de referencia en la ciudad.
calles. foto: dean forbes
4
3
5
Porta Portese
Erigida en 1644 y a las
puertas del Trastevere,
Porta Portese (3 y 4) es
lugar donde cada domingo
se celebra uno de los mercadillos más famosos de la
ciudad. Si bien la mayoría
de productos no difieren
más que en su estado de
conservación con lo que
se puede encontrar en
otra tienda, sí que vale la
pena acercarse al área de
antigüedades. Entre entre
quincalla y falsificaciones,
uno puede encontrar más
de un tesoro escondido.
Ojo con las carteras. fotos:
daniel donadoni/ SylvainGrandadam
Direcciones
Versace Roma:
Via Vittorio
Veneto, 104
Bassetti Tessutti:
Corso Vittorio
Emanuele II, 73
Spazio Sette:
Via dei Barbieri, 7
El diseño italiano va mucho más allá que la moda.
Buena parte de las marcas
de muebles y hogar de
referencia en el mundo actual proceden de Italia y la
mayoría de ellas tienen su
espacio en Spazio Sette (6)
Una tienda de decoración
y esdtudio de arquitectura
que acoge todo tipo de
objetos, muebles y elementos de decoración en la
que la propia tienda es ya
una pequeña obra de arte.
Ubicada en un antiguo
palacio del siglo XVII, sus
estancias hacen que hasta
la más humilde de las servilletas sean dignas de ser
presentadas en el banquete
de Navidad.
Daniel Córdoba-Mendiola
vivir en vanguardia 87
09
Buscar y dejarse sorprender
Roma ofrece mil pequeños refugios en los que reponer fuerzas después de una larga
caminata. Sofisticados, populares, rápidos, placenteros y relajados, todos con un
mínimo común denominador: la calidad de las materias primas y sus condimentos
Roma
Los Sentidos
Innovación en la ciudad eterna
Habitaciones amplias, camas grandes, vistas panorámicas sobre la ciudad eterna,
fusión entre antiguo y moderno: son las cualidades que caracterizan los grandes
establecimientos hoteleros que reseñamos: el Hassler y el Majestic
Mucho más que pasta y pizza
Roma se toma muy en serio el tema gastronómico,
especialmente si no estás de paso. Como cualquier urbe
sitiada constantemente por una nube de visitantes, la
ciudad separa claramente la oferta pensada para el
turista -que quiere platos básicos y mucha pizza-, y las
propuestas para los romanos. Una vez conseguimos
hallar estos locales vemos cómo la cocina italiana es
mucho, mucho más que pasta y pizza.
4
3
cina y te sientas a ver qué te
sirven. Traen lo que tienen,
que suele ser excelente. Un
servicio pintoresco y un
espacio único que hace las
delicias de una parte de la
población romana que, por
lo que parece, está cansada
de comer fuera de casa y
quiere hacerlo en un restaurante que está en una casa.
Felice
a Testacio
3
1
1
Tuna
Uno de los últimos espacios en incorporarse a la
lista de los restaurantes
obligados en la ciudad,
Tuna ofrece sólo productos del mar a la italiana.
Mucho blanco en las pareces, unas sillas bastante
incómodas y un servicio
que a veces confunde la
calidad con la arrogancia
88 vivir en vanguardia
son los únicos defectos
que hacen que su excelente pasta con erizo de
mar no sea sencillamente
perfecta. Hay que dejar
espacio para los postres,
en especial para el flan de
mandarina. foto: tuna
2
00100
Una propuesta diferente
que se enfrenta al difícil
reto de mejorar la pizza de
toda la vida. A tenor de lo
que piensan los más jóvenes de la capital, parece
que en 00100 lo han conseguido con sus trappizzini:
una especie de pizza que
quiere también ser empanada, samosa y croqueta
a la vez. Cómoda si hay
prisa, durante un tiempo
se convirtió en el plato que
la juventud romana que
2
empieza a recibir en su
casa servía a sus invitados
imprevistos. foto: archivo
Ristorante
del Pallaro
Aquí hay que olvidarse de
cartas largas (una especialidad romana) y dejarse
convencer por los menús
cerrados que te ofrecen en
Pallaro. Entras, pasas la co-
En pocos restaurantes de
la capital italiana se puede
ver un mayor respeto a la
tradición gastronómica
local que en Rosetta, un
restaurante familiar que
lleva desde los años 30
sirviendo básicamente la
misma carta de platos y
que cada día de la semana cambia su menú para
sorprender a la clientela.
D. C.-M. foto: archivo
Direcciones
Ristorante del Pallaro:
Largo del Pallaro, 15
Tuna: Vittorio Veneto, 11
00100: Via giovanni branca, 88
Felice a Testacio:
Via Mastrogiorgio 29
Hassler
El mejor hotel de Roma,
no porque así lo haya elegido la prestigiosa revista
Condé Nast Traveller el
último año, sino porque
tiene la mejor situación en
lo alto de las escalinatas
de la plaza de España;
las mejores vistas, pues
desde sus suites se divisa
toda la ciudad eterna; y
las mejores habitaciones, ya que son amplias,
luminosas y con grandes camas. Y con flores
frescas, lo que demuestra
el extremo cuidado en
los detalles que procura
Robert E. Wight, miembro
de la quinta generación
de hoteleros suizos, que
está al frente del Hassler.
El restaurante Imago,
situado en la azotea del
Hassler, es espectacular
de día, pero una verdadera
maravilla por la noche. El
chef Francesco Apreda ha
conseguido una carta muy
equilibrada, dotando a la
tradicional cocina italiana
de un toque de modernidad (Plaza Trinità dei
Monti 6. Tf. (0) 6699340.
(www.hotel hassler.com).
Precio 450 euros). foto: travel
5
Majestic
Es el primer hotel que se
construyó en la Via Veneto, allá por 1889, cuando
el barrio estaba forma-
4
4
do por lujosas villas. El
Majestic se convirtió
rápidamente en uno de los
lugares preferidos de la
nobleza europea. Situado
en la curva que conduce a
la plaza Barberini, alcanzó gran celebridad en los
sesenta a raíz del estreno
de La dolce vita de Fellini. La película hizo que el
Majestic, en disputa con
el Excelsior, se convirtiera
en el local preferido por
las estrellas de Hollywood, como lo demuestra la
colección de fotografías
del piano bar La Ninfa,
entre quienes figuran
Frank Sinatra y Liza Minnelli. El hotel fue remodelado en 2006, cuando
se introdujo mobiliario de
gran singularidad, como
5
los espectaculares sillones
de Versace. (Via Veneto
50. Tf (0) 6421441.(www.
hotel majestic.com) Precio: 500 euros). Màrius
Carol foto: C. filacchioni
vivir en vanguardia 89
10
Vancouver
PIB (2008) en miles de
millones de dólares
95
Turistas
internacionales (2009)
1.929.000
90 vivir en vanguardia
El emblema
El Science World es uno
de los atractivos turísticos
más visitados. El museo se
encuentra bajo la enorme
cúpula geodésica, emblema de la ciudad.
foto: © Michael Wheatley/ AGE Fotostock
Población (2010)
Ciudad: 580.000.
Área metropolitana:
2.120.000
obtener vistas panorámicas excelentes de Vancouver, pero el más popular con motivo está en la Harbour
Center Tower. A más de 160 metros
de altura, que se alcanzan en 50
segundos en ascensores acristalados
no aptos para cardíacos, se divisa una
vista que revela sin lugar a dudas que
el centro urbano ocupa una península
en cuyo extremo despunta el verde.
Se trata del célebre Parque Stanley,
que con 400 hectáreas de extensión
es una de las mayores atracciones
y zonas de recreo preferidas por los
habitantes de la ciudad, los cuales la
disfrutan ampliamente a partir de las
cinco de la tarde, momento en el que
resulta imposible encontrar a nadie
en la oficina. Vancouver hace gala de
una muy elevada calidad de vida, y
ese dato se refleja en la estricta observación de los horarios laborales.
El Parque Stanley está a poca distancia del centro y dispone de una ruta
pavimentada de diez kilómetros de
longitud, apta para caminar, practicar
el jogging, circular en bicicleta y,
ocasionalmente, detenerse a observar
el paso de las ballenas beluga que se
acercan a la bahía de English Bay,
la misma que un día surcó el
navegante George Vancouver, forjado en las artes del mar a la sombra
del mítico capitán James Cook y
que en el año 1792 recaló en esta
agua buscando un paso entre el
Pacífico y el Atlántico.
El parque Stanley es un magnífico
ejemplo de una de las principales
preocupaciones de los habitantes de
Vancouver: la ecología y la sostenibilidad. No es casual que la ciudad
haya sido escogida durante tres años
consecutivos como la Mejor Ciudad
foto: © Lawrence Worcester / AGE Fotostock
N
aturalmente.
Muchos son los lugares desde donde
de América por la influyente revista Condé Nast Traveler. En buena
parte, su buena reputación deriva de
su actitud respetuosa con el medio
ambiente, así como la abundancia
de tierras vírgenes y parques naturales que la rodean. Recordemos que
fue aquí donde germinó la semilla
que daría como resultado la creación de la organización ecologista
Greenpeace, por citar un ejemplo.
Otro quizá más interesante es el de
la creación de “tejados verdes” en
lo alto de edificios públicos como la
Biblioteca Nacional o los tribunales
de justicia, es decir, verdaderos jardines con césped e incluso arbolado
en lo alto de las casas, una costumbre que también puede observarse
en los países nórdicos de Europa.
Pero no dejemos todavía el
parque, ya que desde el mismo se
obtiene una magnífica vista del
skyline de Vancouver, en el que
destacan por mérito propio las
velas blancas del Canada Place, un
conjunto arquitectónico que acoge el World Trade Centre, el hotel
vivir en vanguardia 91
Pan Pacific y la mayor terminal de
cruceros de la Columbia Británica
en el muelle de Burrard Inlet, el
mismo en el que recalaron en su día
los vapores de la Compañía de las
Indias Orientales y los aventureros
que acudieron a la región atraídos
por la “fiebre del oro”, todos ellos
punto de partida de la riqueza y
pujanza de la ciudad. Muchas han
sido las oleadas de emigrantes que
han llegado a éste puerto de acogida
desde entonces. La más reciente fue
la oleada de chinos de Hong Kong
en 1977, cuando el Reino Unido
cedió su enclave estratégico a la
República Popular. Hoy viven en el
colorido Chinatown, que disfruta de
un animado mercado nocturno, así
como de un impresionante jardín
al estilo de la dinastía Ming, el Sun
Yat Sen Classical Chinese Garden.
Otro barrio que merece la pena de
ser conocido en una vista es el de
Gastow o casco antiguo, una zona
encantadora de calles empedradas
en las que se abren sótanos donde
se esconden galerías de arte, cafés
y tiendas con encanto. La mayor
atracción de la zona es el Reloj de
Vapor que hay en el cruce de las
calles Water con Cambie, que cada
hora arroja sus nubes de gas al cielo,
acompañado de los mismos acordes
que suenan en la abadía inglesa de
Westminster. Los que busquen la
seducción de las zonas comerciales
y sus carteles luminosos, sin duda
acudirán a la calle Robson o tal vez
al barrio de Grandville Island, el que
fuera distrito industrial de la urbe
y que hoy se viste con las mejores
galas del diseño local. Shopping,
naturaleza, gusto por el hedonismo
y una tolerancia que se refleja en el
hecho de que el 40% de sus habitantes proceden de fuera del Canadá,
son los valores que hacen de Vancouver el lugar ideal para vivir.
Emi Lozano
92 vivir en vanguardia
foto: © Michael Wheatley/ AGE Fotostock
Vancouver
foto: Michael Wheatley/ AGE Fotostock
10
votada como Mejor Ciudad de
América durante tres años
Contrastes
Arriba, impresionante panorámica del ‘skyline’
la ciudad de Vancouver frente a
la bahía, con las
montañas detrás.
A la izquierda,
la popular Puerta
del Dragón que
da entrada al
barrio chino, el
más populoso de
América después
del del de San
Francisco.
10
Recorridos diversos
Vancouver es una urbe de contrastes, de barrios
con espíritu californiano, de dinámicas avenidas y
curiosas alamedas donde relajarse
Vancouver
En la Calle
4
Vancouver es una de las pocas ciudades del oeste de
Canadá cuyo centro histórico permite ser recorrido a
pie. El talante canadiense está presente en bares, restaurantes y algunas tiendas, pero el grueso de la oferta
comercial respira Estados Unidos por todas sus poros
3
Yaletown
Esta zona fue un área de
almacenes y fábricas que
han sido reconvertidas en
el epicentro de las tendencias en la ciudad. Poco
queda de esa zona industrial que creció influida
1
1
Casco antiguo
Ubicado en el norte de
la ciudad, al lado del
pulmón urbano que es
Stanley Park, el centro de
la ciudad se extiende por
una veintena de calles en
las que están presentes
la mayoría de cadenas
internacionales. No obstante, hay una importante
diferencia con el resto de
los centros de las grandes
ciudades americanas que
se nos escapa a primera
vista. En el centro de Vancouver, hay tantos edificios residenciales como
de oficinas lo que hace
que no quede desierto los
fines de semana. Cuando
los oficinistas están en
sus hogares en la enorme
estepa de casas que es el
94 vivir en vanguardia
sur de Vancouver, las parejas con hijos, ejecutivos
y el grueso del colectivo
creativo de la ciudad salen
a pasear, de compras y a
divertirse. foto: © Douglas Williams
2
Granville
La avenida que cruza la
ciudad de norte a sur va
mutando su aspecto a
medida que avanza. Antes
de convertirse en el puente
que lleva hacia Downtown, la avenida es una
cómoda arteria comercial.
Las tiendas allí son más
grandes que en el centro y
abundan rótulos de productos para el hogar: desde
la falsamente antigua
Restoration Hardware a la
orgullosa Williams Sonoma. foto: Chris Cheadle/ AGE Fotostock
Main Street
4
Así, con este nombre tan
poco original, la que fue
en su día una de las calles
principales de la ciudad
corre paralela a Greenville Street. El paisaje
comercial aquí es mucho
3
menos grandioso y es lo
más cercano a este espíritu
por el final del trayecto del californiano que a veces se
ferrocarril. Dos calles, Ha- intuye en la ciudad. Vemos
aquí un Nesters Market (5)
milton St. y Mainland St.
se han mantenido intactas más local que el resto y algunas de las pocas tiendas
y son ahora una atractiva
mezcla de tiendas, restau- de discos (como Red Cat)
que quedan en la ciudad.
rantes, edificios residenEdificios bajos, muchas
ciales y oficinas.
cafeterías y un ambiente
foto: Douglas Williams/ AGE Fotostock
más cercano a un pueblo
que a la tercera área metropolitana canadiense.
foto: Thompson Paul/ AGE Fotostock
5
2
Chinatown
La comunidad china tiene
una larga tradición en la
ciudad ya que empezaron
a llegar a Vancouver en
el siglo XIX para participar en la construcción
del ferrocarril. Hasta hace
unos años, la comunidad
se había mantenido bastante al margen del panorama
comercial de la ciudad, lo
que había preservado su
carácter auténtico y exótico. Desde hace una década, esta comunidad, que
reside desde siempre en
una zona que era periferia
antaño y que ahora está en
el mismísimo centro, ha
empezado a orientar parte
de su oferta a residentes
y turistas. Este fenómeno provoca la aparición
5
de tiendas de objetos de
regalo pensados para los
americanos. La propuesta
pierde en autenticidad pero
sin duda gana en atractivo
para una ciudad que está
siempre ávida de probar
nuevas culturas. Daniel
Córdoba-Mendiola.
foto: Robert Giroux/Getty Images
vivir en vanguardia 95
10
Fusión y gastronomía
Vancouver destaca por la gran diversidad étnica de su población: china, japonesa,
coreana, iraní e india. También existe un amplio colectivo británico, alemán y de emigrados de la ex Yugoslavia. Lo que se traduce en una gran diversidad gastronómica
Vancouver
Los Sentidos
Dormir junto al Pacífico
Vancouver es una ciudad joven y cosmopolita en donde la oferta de hoteles es muy diversa. La ciudad, además, es el punto de partida y referencia para grandes aventureros y
amantes de la naturaleza, ya sea para subir hasta Alaska, para adentrarse en los bosques
húmedos de la zona de la Britsh Colombia o zarpar hacia el Pacífico.
Descubrir nuevos sabores
Pese a que tiene un clima bastante lluvioso, la ciudad está
plagada de restaurantes y bares en los que disfrutar al aire
libre. Basta con que el sol amenace con salir para que la
ciudad se eche a la calle a disfrutar de una cocina fusionada con mucho toque marino.
1
Lift
La cocina canadiense con
un ligero acento francés
tiene su lugar de honor en
Lift, una de las propuestas
preferidas por los residentes cuando tienen algo que
celebrar. Su gran especialidad son los whet plates,
una suerte de tapas que
permiten de una tacada
probar buena parte de sus
propuestas más arriesgadas de la carta. Atención
a las espectaculares vistas
desde las mesas cercanas
a la ventana. foto: Lift
2
3
4
Es el establecimiento
hotelero más lujoso de
Vancouver. Poderoso,
cómodo, clásico, tiene
el aspecto y el encanto
de un castillo inglés. Las
habitaciones gold disponen de mayordomo,
servicio de té a todas
horas y copas de alcohol
a media tarde, todo muy
british. Cuenta con una
encantadora brasserie de
estilo art decó con vistas
al jardín y con un bar, el
900 West lounge, donde
por las noches suena música de jazz. Por la tarde
sirven una espectacular
selección de té y de pastelería; disponen incluso
de un té especial con
sabor a chiclé para niños,
eso sí, sin teína. (West
Georgia 900 Tf. (604)
6843131. www.fairmont.
com. 200 euros).
Vij
No admite reservas y
suele estar siempre lleno,
pero Vij es la respuesta
canadiense a la nueva tendencia en cocina hindú.
Auténtica con un toque
fusionado, sorprende con
1
C
Cuando los residentes
de Vancouver se ponen
tendencieros pueden serlo
tanto como cualquier otra
metrópolis del mundo. La
comunidad más creativa
de Yaletown se acerca en
bloque hasta el mar para
disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece
este restaurante. Como
todo lo cool, caduca rápido y necesita un lavado de
cara pero mantiene su encanto, aunque sólo sea por
ver lo moderna que era
una simple pared blanca
en 1997, cuando abrió sus
puertas. fot: archivo
96 vivir en vanguardia
Fairmont Hotel
foto: fairmont
3
2
una carta accesible y un
ambiente distendido. El
menú cambia a menudo
por lo que es normal que
los camareros se conozcan
a los clientes veteranos
que van, como mínimo,
una vez al mes. El consuelo ante la inevitable
espera son los papadums
con lo que te obsequian
para hacerte más llevadero el tiempo (y de paso,
abrirte la sed). foto: Vij
Banana Leaf
Sin duda el mejor espacio para probar cocina
malaya en la capital de
la Britsh Columbia, esta
cadena de restaurantes
ofrece la evidencia del
espíritu gastronómico
aventurero de los residentes. Carta novedosa
que requiere explicación
y, para los más vagos,
un menú degustación a
precio razonable que te
Sheraton
Vancouver
5
ofrece la posibilidad de
probar un poco de todo.
Daniel Córdoba-Mendiola.
Direcciones
Vij: W 11th Ave,
C: 2-1600 Howe Street
Banana Leaf: 1096 Denman Street
Lift: 333 Menchions Mews
No es el hotel de los
sueños, pero resulta muy
funcional y bien situado.
El rascacielos de cristal
donde se ubica, en medio
de jardines, es un prodigio arquitectónico. Se
encuentra a un paseo de
Robson Street y Yalton,
las calles comerciales por
4
excelencia, pero también
cerca del distrito financiero. Se agradece que
un hotel sin aspiraciones responda a todas las
necesidades del viajero:
es magnífica la piscina
interior climatizada, muy
agradable el Bar One,
que sirve copas hasta medianoche, y aceptable el
Café One, informal pero
un punto sofisticado. (Barred Street 1088 Tf. 604.
3311000. www.starwoodhotels.com. Precio 150
euros). Màrius Carol.
5
foto: © Douglas Williams/ AGE Fotostock
vivir en vanguardia 97
10
Una ciudad abierta a los ciudadanos
A pesar de los rígidos inviernos y los cortos períodos de calor, Vancouver está
conformada para ser disfrutada al aire libre por todos sus residentes, que aprovechan
sus espacios abiertos para ir en bicicleta o correr por sus amplios parques
Vancouver
2
Miradas
Mar y montaña
Mar y montaña, el maridaje perfecto al alcance de la mano
en una ciudad que en 2009 logró el cuarto puesto en la lista
de las 50 ciudades del mundo con mejor calidad de vida y
al año siguiente los Juegos Olímpicos de invierno
1
1
Downtown
Situado entre el lago
marino False Creek y el
West End, ha recobrado
vitalidad como zona de
ocio gracias a los Juegos
Olímpicos de invierno de
2010: Vancouver es ahora
una ciudad más abierta
al ciudadano. Calles con
especial interés, como Hamilton Street y Mainland
Street, se cierran a menudo al tráfico rodado, cosa
infrecuente en Norteamérica. Son un lugar ideal
para degustar cualquier
cocina, con énfasis en lo
asiático ya que Vancouver
es gran puerta de entrada
para quienes proceden del
98 vivir en vanguardia
otro lado del Pacífico. Por
ejemplo, en el restaurante
Milestones, en el 1.109 de
Hamilton Street. (www.milestonesrestaurants.com).
foto: © Ron Watts/ AGE Fotostock
Del mar al
parque en “fixie”
2
Numerosos carriles bici,
tanto en el frente de False
Creek (al sur) como en
el de Salish Sea (al norte), permiten el acceso
a Stanley Park, pulmón
verde de la ciudad. La
bicicleta es una buena y
barata manera de conocer
esta ciudad. En el 102 de
West Broadway Street (al
sur), hay varias tiendas de
bicis, entre las que destaca
Sport Junkies, donde son
expertos en fixies, un tipo
de bicicleta que se lleva
mucho en Vancouver.
(www.sportjunkies.com).
foto: © Douglas Williams/ AGE Fotostock
Destino skater
En la confluencia entre
Kingsway Street y Main
Street, también en el sur
de la ciudad, Vancouver
reúne gran cantidad de
tiendas de ropa y accesorios, de bares y restaurantes con un claro aire
alternativo. Destacamos
la tienda Antisocial
Skateboard Shop, en el
2337 Main Street, por la
que pasan muchos de los
patinadores que llegan a
Vancouver, un valorado
destino skater. (www.
antisocialshop.com).
Toti Rosselló