Parte 2: La Disciplina Del Runner De La Fe

Transcripción

Parte 2: La Disciplina Del Runner De La Fe
LA DISCIPLINA DEL RUNNER DE LA FE
(P. Manuel Rivas)
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para
que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
(Hebreos 12:1, 2)
Introducción
En la película Rocky el
protagonista busca la ayuda de un
veterano boxeador llamado Mickey
Goldmill. Este hombre lo somete a una
intensa disciplina de entrenamiento,
y para eso debe se levanta temprano a
practicar en un frigorífico golpeando
costilla de animales congelados así
como hacer grandes corriendo.
Cuando a la edad de 16 años
conocí a Jesucristo como el Salvador y
Señor, no sabía nada acerca de lo que
implicaba la vida cristiana. Mi idea del
cristianismo era muy superficial pues
pensaba que como había aceptado la
verdad del evangelio, la vida sería más
fácil y sencilla con Jesús. Que
simplemente tendría que reunirme con
otros cristianos, leer la Biblia y orar en
forma regular. No comprendía lo que
significa
la
intensa
disciplina
espiritual de entrenamiento al cual
Dios me debía y me debe someter.
Hace un par de semanas
estudiamos que la vida cristiana es
semejante a un maratonista, es decir,
se parece a un runner de 42K, quien
debe pasar por muchas circunstancias
durante su carrera antes de llegar a la
meta. De la misma forma, la Palabra de
Dios nos habla que la vida cristiana
consiste en someterse a una intensa
disciplina espiritual.
Veamos lo que la Palabra de
Dios nos cei acerca de la disciplina
espiritual.
1.- El Señor Jesús vivió pasó
por la disciplina
Los creyentes que recibieron
esta carta vivieron bajo el imperio de
Nerón, quien fue el causante de la
primera gran persecución cristiana.
Producto de ello habían sufrido mucho.
Por eso se les escribe y se les dice
“para que vuestro ánimo no se canse
hasta desmayar”. (vs. 3)
La palabra disciplina aparece
8 veces en este pasaje: “No
menosprecies la disciplina del Señor”
(vs. 5); “El Señor al que ama,
disciplina” (vs. 6); “Si soportáis la
disciplina” (vs. 7); “¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina?” (vs. 7);
“Si se os deja sin disciplina…” (vs. 8);
“nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban”
(vs.
9);
“nos
disciplinaban como a ellos les parecía”
(vs. 10); “ninguna disciplina para ser
causa de gozo” (vs. 11).
Por otra parte, la palabra
considerad es un llamamiento a la
atención perseverante ¿Qué es lo
que debemos considerar? La vida de
Jesús. Él vivió las consecuencias del
pecado humano durante su vida y
durante su muerte. Él podría haber
respondido al pecado con pecado,
¡pero no lo hizo! Pues estaba bajo el
entrenamiento de Dios.
Lo abofetearon y no maldijo,
pero nosotros no responderíamos de
esa manera. Por ello Dios nos somete
a su disciplina.
2.- Algunos objetivos
equivocados para la disciplina
A.- No es para que te ganes la
salvación.
Una forma errónea de ver la disciplina
es que Dios no me pone prueba para
tratar de ver si puedo llegar ganarme
la salvación. Pero no puedo hacer los
suficientes méritos para llegar a pagar
en cuotas mensuales una salvación tan
grande.
B.- No es para que consigas “algo”
de Dios.
Otra forma en la cual los cristianos
pueden ver la disciplina es como un
medio para lograr obtener cosas con
Dios. Si yo soy fiel a Dios, ¡Él DEBE
bendecirme económicamente!, Pero
ser cristiano no garantiza que no
pasaremos por problemas.
¿Cuál es entonces el objetivo de Dios
con la disciplina?
3.- El objetivo de Dios para la
disciplina
Para que su santidad sea, aunque en
forma parcial, derramada en mi vida.
Dios está pensando en apartarte para
Él. Pablo dijo: “Pues la voluntad de
Dios es vuestra santificación”. (1
Tesalonicenses 4:3). ¿Estás dispuesto
a entrenarte con Dios? ¿Quieres que él
sea tu adiestrador?
C.- Es para que tu vida produzca
fruto de justicia. (vs. 11)
“fruto apacible de justicia a los que han
sido ejercitados (entrenados)”.
Alguien podría pensar ¿y para que
quiero ser santo? Y la Palabra de Dos
nos dice que es la única forma de que
tu vida produzca un fruto justo bañado
de paz. El objetivo de Dios no es
ponerte una meta inalcanzable, sino
que haya una evidencia tangible de la
obra de Dios en ti.
No es una vanagloria por lo que yo soy,
sino que Dios vea mi vida y diga:
“Manuel, te estoy transformando por mi
gracia disciplinadora porque quiero que
no seas como fuiste alguna vez, sino
quiero que seas como mi Hijo”.
Conclusión
A.- Es para que combatas contra tu
pecado. (vs. 4)
“combatiendo contra el pecado”.
El autor de Hebreos quiere que nos
imaginemos a un atleta que está a
punto de darse por vencido por su gran
oponente: el pecado personal. Dios
me salva y luego me somete a
sesiones de entrenamiento para luchar
contra el pecado. Pero esto no es algo
meramente teórico sino muy práctico.
2.- Es para que participes de la
santidad de Dios. (vs. 10)
“para que participemos de su santidad”
Dios no usa su entrenamiento espiritual
para que yo me gane la salvación sino
¿Cómo somos hechos santos
delante de Dios? Por medio de lo que
Jesús hizo por nosotros. La salvación
no es un esfuerzo humano por tratar de
alcanzar los altos estándares divinos,
sino que es la obra de Dios por medio
de Jesús.
Tú y yo estamos siendo
entrenados por Dios, pero esto no
podrá hacernos jamás aptos para su
reino, porque no podemos hacer nada
para ganarlo o merecerlo.
Amado hermano, si eres hijo de
Dios, Dios te va a disciplinar. Porque te
ama, él lo hará. No para que seas
salvo, sino porque ya eres salvo y debe
verse en tu vida los frutos de tu
entrenamiento espiritual. ¡Ponte bajo
las órdenes del entrenador celestial!

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