Toma de posesión de la Fiscal de la PGR
Transcripción
Toma de posesión de la Fiscal de la PGR
Discurso de la Comisionada para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, María Guadalupe Morfín Otero, leído durante la toma de protesta de la Fiscal Especial para la Atención de los Homicidios de Género en Cd. Juárez, efectuada el viernes 30 de enero de 2004. La vida pública de un país está hecha de momentos que no son fotografías fijas, sino procesos construidos entre muchos actores. En el cúmulo de decisiones públicas no siempre es posible ver con claridad las consecuencias de un acto político. En esa posición estoy ante la creación de la Fiscalía Especial. No he sido parte de su diseño y me preocupa que no se incorpore a las víctimas de la ciudad de Chihuahua en su mandato. Nos hubiera gustado enterarnos de que hubo un diálogo abierto con los directamente afectados para su creación. Esto no significa desconfianza de los esfuerzos institucionales, sino recoger la memoria de las dificultades que han tenido las fiscalías especiales en México, por la ausencia de resultados y la consecuente falta de credibilidad, con la salvedad quizá de la que se ocupa de los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. Antes de la creación de la Fiscalía hubiera preferido, a través del análisis que como Comisionada me corresponde hacer de las causas estructurales de la violencia, aportar otras fórmulas de intervención federal sin dejar a un lado el fortalecimiento y capacidad de rectificación y asunción de responsabilidades de las instituciones locales. Abrigo por ello, con razonable mesura, la esperanza de que las cosas funcionen bien en este caso. Confío en que la Procuraduría General de la República, que es la experta en la investigación del delito y que atraviesa por un notable proceso de cambios positivos en su compromiso de combatir la delincuencia organizada, respetar los derechos humanos, hacer análisis de inteligencia y trabajar en forma coordinada y leal con otras dependencias, tenga, en este caso, todo el éxito que merece y que ofrezca los resultados tan esperados. La mayor participación del Gobierno Federal en las investigaciones coincide con las recomendaciones de relatores y expertos de Naciones Unidas y del Sistema Interamericano de derechos humanos, así como de organismos nacionales e internacionales. En esta visión coincido; la magnitud del fenómeno y la responsabilidad internacional que de esto pueda resultar para México requiere de todos los esfuerzos. La PGR debe seguir estudiando las distintas fórmulas de atracción y de intervención que tendrán como reto adicional impulsar a las autoridades locales, en un futuro, a ofrecer respuestas profesionales a estos asuntos. El problema crucial es cómo aplicamos el derecho en mayor beneficio de las víctimas y sin vulnerar las garantías del debido proceso de los inculpados. No queremos una fiscalía que marque divisiones de los delitos que constituyen el espectro de agresiones contra las mujeres; la violencia doméstica no deja de ser grave. La discriminación implícita en los homicidios contra mujeres no se resolverá separando los delitos según pertenezcan a la federación o al estado. La violencia contra las mujeres requiere un análisis profundo e integral de sus causas; fraccionar las investigaciones sólo beneficiaría a quienes siguen gozando del halo de la impunidad. Un atentado no concluido el día de hoy, una tentativa que sólo se traduzca en lesiones, puede convertirse mañana en una violación, en un nuevo asesinato, en una pista que se dejó de seguir porque se perdió en la burocracia de la clasificación entre el fuero local y el federal. Sin duda este nuevo enfoque a las indagatorias generará nuevas reflexiones jurídicas entre académicos, jueces, magistrados, ministros, defensores de derechos humanos, agentes del Ministerio Público, teóricos del Estado, comunicadores. Quienes queremos que el derecho sea vehículo de la justicia debemos estarnos preguntando qué más falta, qué nuevas interpretaciones legítimas de las normas existentes internas, y del derecho internacional de los derechos humanos podemos explorar e invocar para mejor proveer de una vida libre de violencia a las mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua y en todas aquellas partes del país donde su integridad sea puesta en peligro por la desigualdad, la discriminación, la insuficiencia del Estado constitucional de derecho. Me corresponde en este proceso, promover el cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado mexicano por lo que respecta a los homicidios relacionados con violencia de género en Ciudad Juárez y Chihuahua; necesito su cooperación en este rubro para cubrir una página de ética pública pendiente en nuestro país. Espero que las sugerencias y recomendaciones que yo pueda hacer para un mejor cumplimiento de estas obligaciones, sean tomadas en cuenta. Me corresponde, además de proveer a la reconstrucción del tejido social, promover el acceso de las víctimas a una justicia integral en sus componentes de investigación y sanción de los responsables, reparación del daño, adopción de medidas de no repetición y garantía del derecho a saber la verdad. Supervisaré que este acceso sea real y efectivo. Coincidiré con la Fiscalía en el análisis de los expedientes, sólo que además de las cifras oficiales, como Comisionada estoy obligada a consultar otras fuentes; mi análisis no será únicamente criminológico, sino a la luz del derecho nacional y del derecho internacional de los derechos humanos, y con perspectiva de género. Esperamos contar, como nos lo ha prometido el Procurador General de la República, Rafael Macedo de la Concha, con el acceso irrestricto de toda la información con que cuente la Fiscalía para poder realizar nuestro análisis. La tarea, en efecto, es complicada; más complicada lo será si no unimos esfuerzos. Saludo por ello la valentía de la Fiscal, María López Urbina, para asumir su puesto, y le doy una afectuosa bienvenida. Seré su compañera de causa, pediré para ella la protección que requiera, intentaré con ella trazar coordenadas éticas en la procuración de justicia. 2 En medio de las dificultades de nuestra tarea estoy segura de que seremos escuchadas. Y lo seremos sobre todo por otras mujeres que en la arena pública estamos abriendo camino a nuevos modos de resolver problemas. Legisladoras, servidoras públicas, líderes de opinión, defensoras, académicas. Y también por las mujeres que en otros recintos están creando nuevas formas de aceptación y respeto para relacionarnos unos con otros. Y ¿por qué no?: por los hombres de buena voluntad a quienes necesitamos a nuestro lado. Reconozco su valentía al aceptar esta encomienda y deseo que la respalden en las nuevas interpretaciones del derecho que vayamos generando. Porque ya lo decía sor Juana: así sea friendo chícharos en la cocina, las mujeres tenemos el derecho fundamental de explicarnos el mundo, de interpretarlo, y yo agregaría, de vivir en el mundo. Y eso lo aprendí de una maestra en teoría de género, Marcela Lagarde, diputada federal. Enhorabuena y vayamos caminando juntas. 3