Señor director: En los países desarrollados y especialmente en los
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Señor director: En los países desarrollados y especialmente en los
Señor director: En los países desarrollados y especialmente en los de la Unión Europea, existen diversas normas que imponen igualdad salarial entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor. Estas normas se originaron ante la constatación de las enormes brechas salariales entre trabajadores y trabajadoras. Actualmente no se discute la capacidad de la mujer, por ejemplo, en el ámbito universitario muchas alumnas son de excelencia y obtienen los primeros lugares de sus promociones. Por tanto, esta diferenciación salarial es arbitraria y se basa en los prejuicios y el machismo ancestral propios de nuestra cultura. La discusión contemporánea, en la Unión Europea, se centra en la pérdida de competitividad de aquellos países con baja presencia femenina en el mercado de trabajo (por ejemplo, Italia). O sea, que las mujeres no trabajen redunda en una pérdida de inteligencias a nivel nacional y en una menor productividad de la sociedad en general. Por otra parte, las leyes de igualdad salarial no han generado menor empleo para las mujeres, incluso, en esos países, la participación femenina en el mercado de trabajo es bastante mayor a la de Chile. En consecuencia, es necesario un profundo cambio cultural que implique que también el padre cuide de sus hijos. Mientras no opere dicho cambio, la ley puede ir generando diversos avances, por ejemplo, estableciendo que el empleador del padre deberá costear la mitad de la sala cuna del menor, y que los hombres fértiles coticemos un mayor porcentaje en las Isapres, para que la cotización de la mujer fértil disminuya de monto y se iguale a la de los hombres. Sergio Gamonal Contreras Profesor Derecho del Trabajo Universidad Adolfo Ibáñez