Cuaderno de la Viga 1 (Versión PDF
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO CUADERNOS DE LA VIGA EPOCA IIENERO 1988NUMERO 1 ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA PLANTEL No. 7 1 Digitalización y reedición de los Cuadernos de la Viga 2007 Volúmenes del 1 al 18. Participantes: Directora Maestra Bertha Satilda González Baños Secretario Académico Profesor Salomón Villaseñor Martínez Revisora Profesora Erandi Castro Digitalización y reedición de textos Técnicos Académicos: Ever Herrera Ramírez Oscar Omar García Ramos Jesús David Sandoval Alvarez Rofolfo Ochoa Lagunes Alejandro Villagómez Díaz Cindy Michel Celis Olmos Claudia Atilano Constanza Hurtado Carolina Huitron ENP. “Ezequiel A. Chávez”, México 2007 CO N S E J O E D I T O R I A L CECILIA AVENDAÑO ZATARAIN. SALVADOR AZUELA ARRIAGA. JOSE BARRERA GIL. MARIO JULIO DEL CAMPO VILLARREAL. JOSE MARIA CASTILLO FARRERAS. CLAUDIO CEVALLOS LEAL. MARCELA GUIJOSA AGUIRRE. LEOPOLDO MARTINEZ GONZALEZ. MARIO DEL MORAL TORRES. BLANCA OLlVARES RAMIREZ. NOEMI PONCE CANTON. MARIA DE LOS ANGELES ROBLEDO J. HORTENSIA SANCHEZ VENTRE. ALFREDO VILLANUEVA BUENROSTRO. 2 3 INDICE EDITORIAL I. VISITA DEL BARON VON HUMBOLDT A LA NOBILISIMA CIUDAD DE SANTIAGO DE QUERETARO. 4 DE AGOSTO DE 1803. Ponciano Herrera Jiménez 9 II. LAS “CONVOLVULACEAS” EN LOS RITOS INDIGENAS DE MEXICO. José Barrera Gil. 11 III. LA FEMOMENOLOGIA DEL CHISME (1a. parte). José Ma. Castillo Farreras. 14 IV. NO ME DIGAS NADA. . . 19 Mario Julio del Campo Villarreal. V. EVOCACIONES MEDIEVALES. LA LEYENDA DEL CABALLERO DEL CISNE.21 Alfredo Villanueva Buenrostro. VI. DE LA ESENCIA Y LA EXISTENCIA. Marcela Guijosa Aguirre. 24 VII. EZEQUIEL A. CHAVEZ. SEMBLANZA. 1868-1946. Noemi Ponce Cantón. 26 VIII. EMPIRISMO LOGICO Y PEDAGOGIA. Cecilia Avendaño Zatarain. 32 IX. EL MURALlSMO EN LA REVOLUCION. Guadalupe López Escobar. 37 X. FUERA DEL AULA. 41 José Ma. Castillo Farreras. 43 XI. COLABORADORES. 4 5 EDITORIAL En Mayo de 1960, pocos días después de que se fundara la Escuela Nacional Preparatoria “Ezequiel A. Chávez”, caminaba por la calle de Lic. Verdad. Frente a la Escuela vi una placa que recordaba la Casa de “Pablos”, lugar donde estuvo la primera imprenta de América. Pensé entonces en lo afortunado que debió ser aquel que tuviera publicaciones de esa época: ¡Cuántas las narraciones de costumbres virreinales que quedaban impresas para la posteridad debieron publicarse en ese tiempo! ¡Cuántas nuevas teorías que incursionaban en la época!, ¡Qué interesantes son los libros, que nos permiten conocer el pensamiento de antiguas generaciones y penetrar en ambientes y lugares históricos y desconocidos!; nos comunican el presente con el pasado, nos llevan de un lugar a otro, nos permiten conocer el pensamiento de Platón, Lutero, Nietzsche, Cristo, Montesquieu, Maquiavelo, Trotsky, Kelsen, etc. Es importante dentro de la historia de nuestro Plantel lograr resaltar las actividades académicas más trascendentales, en los cuales se deje constancia de nuestra manera de ser. Por ello considero un gran acontecimiento el hecho de volver a la expresión de la palabra escrita. Quiero anunciar con beneplácito la publicación de estos Cuadernos, que pretendemos sea constante y hacer una invitación a todos los miembros de la comunidad universitaria para que colaboren con trabajos de tipo Científico, Humanístico, Filosófico y Cultural, ya que los “CUA DERNOS DE LA VIGA” abren una puerta a todas las manifestaciones. Que esta revista logre la finalidad propuesta. Agradezco el entusiasmo que demuestra el grupo que integra el Consejo Editorial, que ha puesto gran interés con su participación activa, para Que nuestro Plantel deje su historia impresa. Llegué un poco antes de la hora de clase a firmar en lo que era la intendencia y que se encontraba a la entrada. En este lugar se reunían los maestros a platicar desde chistes hasta los problemas filosóficos y matemáticos que llevaban al infinito. Se escuchaba todo tipo de conversaciones: algunos puristas del lenguaje se planteaban si el uso de los tres puntos era suficiente como signo gramatical para establecer los puntos suspensivos, o si sería válido usar más. El Director LIC. SALVADOR AZUELA ARRIAGA ¡Cuántas ideas originales o gastadas! ¡Cuánta preocupación sin resolver! ¡Cuántos problemas en una pequeña sala! Pasado el tiempo, en una conversación entra el Maestro Perezsandi y el Profesor Moreno, se planteó la importancia de que los maestros tuvieran un espacio en donde publicaran sus trabajos, para así poder conjugar dos aspectos importantes: el lenguaje crítico, medio de comunicación de los académicos, de los alumnos y de los trabajadores, que no debla perderse, y la imprenta que para perpetuar este lenguaje es el instrumento básico. Ya en nuestro actual edificio, en 1964, siendo director el Profesor José Antonio Ruiz Acosta, se hizo el primer intento de publicar la “REVISTA DE LA VIGA”, quedando ésta en un sólo número,’ no sé si por falta de promoción o por falta de apoyo; el caso es que no volvió a salir. En agosto de 1986 asumí el cargo de Director de la Escuela y con el fin de lograr una buena ad ministración, pedí a toda la comunidad sugerencias por escrito, con la idea de que las mismas no terminaran en el cesto de la basura. Hace algunos meses recibí peticiones del Profesorado, en las que solicitaban se gestionara ante las autoridades correspondientes la publicación de una revista, para que participaran los cuadros más relevantes de nuestra comunidad; fue por ello que pedí apoyo a la Dirección General, reci biendo con agrado la contestación afirmativa. A partir de ese momento convoqué a los maestros para que formaran parte de la Comisión Editorial. Asimismo se solicitaron trabajos de Índole académica y cultural que fueran suficientes, con el fin de que se seleccionaran los mejores para ser publicados en nuestra revista. Con gran entusiasmo por parte de algunos maestros se formó el Consejo Editorial de la Revista “CUADERNOS DE LA VIGA”, que por real justicia se acordó publicar bajo el No. 1 de la 2a. época. 6 ÍNDICE 7 Visita del Baron Humboldt, a la Nobilísima Ciudad de Santiago de Querétaro 4 de agosto de 1803 por Ponciano Herrera Jiménez Precedido del sordo rumor de la fama llegó por el Camino Real que de la Capital de la Nueva España; salí a para Tierra-adentro. Corrían delante de su silla especial de posta dos sotas; y una hora antes había llegado otro, cubierta de sudor su cabalgadura, previniendo que el Barón Alejañdro Von Humboldt estaba al llegar, pues quedaba haciendo la remuda de bestias en el paradero de El Colorado, antes de em prender el asaz peligroso descenso de la Cuesta China. El Muy Ilustre Ayuntamiento acordó que por deferencia a su rango científico pasase, de las Casas Consistoriales a la de Diligencias, don Juan del Castillo y Villanueva, Alcalde de Segundo Voto, a darle la bienvenida en nombre de la Muy Noble y Leal ciudad que honrándole se honraba. Llegó el Barón Von Humboldt acompañado de don Francisco Villerino, dueño de la hacienda de El Colorado, quien -después de haberle agasajado con un confortante refresco- quiso llevar su cortesía hasta escoltarlo, caballero en bello caballo criollo y seguido de sus mayordomos y caporales, a salvar aquel mal paso. A esperarlo en la Garita que llaman de México, para darle el parabién, habían estado el sabio doctor don Juan Ignacio Briones y don Angel de Urrutia, Administrador de la Real Fábrica de Puros y Cigarros. Traía el Barón Von Humboldt, guardadas en los bolsillos de su redingote, cartas de perfeccionada escritura, en muy pulido estilo y con políticas razones, que prominentes personas de la Imperial Ciudad de México enviaban a otras, no inferiores en ciencia y calidad, de esta Muy Noble Ciudad. LLevolo a hospedar, en su casa de la calle de San Antonio número 6, el Teniente Coronel del Regimiento de Caballería Provincial don Ignacio García Rebollo. Y, a la tarde siguiente, invita dos por él a tomar el chocolate, fueron llegando a su casa y formando tertulia en el gran salón frontero -el del largo balcón corrido- las personas de más suposición en la ciudad. Ahí llegó el Coronel don Juan Antonio del Castillo y Llata, el Bachiller don Diego Alanís, el Escribano don Juan Fernando Domínguez, don Joseph Domingo Septién, don Joseph Ignacio Villaseñor, don Joseph Revilla, don Pedro Llaca, don Juan Joseph Arrayagaray y otros de igual renombre y calidad. Pero ¿cómo olvidar a los hermanos don Joseph María y don Joseph Ignacio Zelaá e Hidalgo que vinieron acompañando al sabio fray Joseph Lozano, de la Orden Militar de Nuestra Señora de la Merced de Redención de Cautivos? Y la reunión se alargó, más allá de la tarde, en velada inolvidable. Algunas de las frases ahí dichas se incorporaron a la historia de Ouerétaro: -”El llano central, entre San Juan del Río y Ouerétaro, subrayó Von Humboldt, es de una fertilidad asombrosa. En las tierras de la gran Hacienda de Esperanza una fanega de maíz produce ochocientas”.A la luz de los codales de la araña central, hizo el relato de algunos de sus viajes: 8 ÍNDICE 9 - “Llegué a México por el Mar del Sur en marzo de 1803. . . He hecho investigaciones en la Provincia de Caracas, en las orillas del Orinoco y del Río Negro, en la Nueva Granada, en Quito y en las costas del Perú, donde observé el paso de Mercurio sobre el Sol en 1802. . .-” Y así corrían las horas envueltas en la narración de sus grandes viajes, que sus huéspedes oían con embeleso, pues, aunque poseedores de una alta cultura, algunos de ellos apenas habían transpuesto la linde del solar queretano. Y por esta vez no se cumplió el proloquio: “Grandes viajeros, ¡grandes embusteros!”. Y, al otro día salió de la casa del Teniente Coronel don Ignacio García Rebollo en la segunda de San Antonio número 6 (actualmente, Av. Hidalgo número 15); cruzó la Plaza y el atrio de San Francisco y subió a la enhiesta atalaya de la torre de su templo para avizorar Ouerétaro. Y allá arriba accedió a presenciar el funcionamiento y operación del Semicírculo Astronómico, hecho de maderas finas y latón, que recién había inventado el Muy Reverendo Padre Lector fray Joseph Lozano, del Convento de la Merced. Durante su estancia en Ouerétaro calculó la altura de la ciudad; confirmó su posición geográfica que había fijado, más de un siglo antes, don Carlos de Sigüenza y Góngora; recogió los Apuntes Estadísticos, sociales y económicos, que sabios queretanos tenían compilados y los que, posteriormente, vertió (citando algunas veces las fuentes) en su “Ensayo Político sobre la Nueva España” en el que menciona en numerosas ocasiones a Ouerétaro; ponderó el ciclópeo acueducto; y visitó los grandes Obrajes de Paño y la Real Fábrica de Tabacos. -”Ouerétaro es célebre por lo bello de sus edificios, de su acueducto y por sus fábricas de paño”, escribiría después. Y al ronco ruido del raudo rodar de su silla de postas sobre el empedrado de las calles quereta nas, seguido del eco de la fama, se fue por el Camino Real de Tierra Adentro el Barón Alejandro Van Humboldt. Y aún no se disipaba en la Garita, que nombran de Celaya, la nube de polvo que levantó a su paso, cuando no faltó un viejo; -los viejos siempre tienen el ojo maligno- que, poniendo sordina al general entusiasmo, levantara otra mayor polvadera afirmando que: -”’la sabiduría del Barón de Humboldt era el Caballo de Troya que encubría las ambiciones perversas y los intereses colo niales de la pérfida Inglaterra que, con su eterno doble y perfidia, queda tener datos científicos y seguros de nuestra América para mejor terminar la obra que Morgan y otros malditos piratas habían comenzado”. (¡Oh, la malicia humana!) Y apenas cuatro años más tarde se arrojaba Inglaterra a destrozar la grande, la unida, la Católica América Hispana y a terminar, con sus diplomáticos, la obra que no había podido hacer con la fuerza Morgan y sus piratas. (OH, la malicia de los viejos!) LAS “CONVOLVULACEAS” EN LOS RITOS INDIGENAS DE MEXICO José Barrera Gil. La familia de las convolvuláceas está representada por vegetales, en su mayoría herbáceos; muchos de estos vegetales son comunes en el medio que nos rodea. A manera de ejemplo mencionaremos la enredadera que crece en el jardín de nuestras casas, en el lote baldío, sobre las plantas del maíz, etc. Esta llamativa enredadera es conocida con diversos nombres: quiebra platos, trompetilla, manto de la virgen o gloria de la mañana. Pertenecientes a esta familia se conocen cincuenta y cinco géneros y mil seiscientas cincuenta especies, y si consideramos que la información que se tiene de ellas es mínima, la importancia de contribuir al conocimiento de tales plantas es evidente. Algunas especies de convolvuláceas han sido utilizadas por el hombre en forma empírica y han desempeñado un papel importante en sus festividades y en sus ritos religiosos. En el año de 1659 se publicaron varios informes señalando el uso de plantas indígenas que, utilizadas en ceremonias religiosas, producen estados de embriaguez. En los anales del Instituto Médico, publicados el 28 de febrero de 1905, se cita el uso del Palo Lobo, nombre dado a una planta de la familia de las convolvuláceas, y actualmente conocida como Ipomoea murocoides. Las semillas de las convolvuláceas generalmente son muy duras y están constituidas por un pequeño embrión, sustancias de reserva y cubiertas protectoras. Las semillas de Ipomoea muro coides e Ipomoea pes-caprae están formadas por un embrión que presenta una radícula, un hipocótilo y dos cotiledones laminares y lobulados. La testa constituye la cubierta externa de la semilla, se origina del tegumento externo. La testa en ambas especies I. murocoides e I. pes-caprae es muy dura, y está cubierta de tricomas largos en I. murocoides (fig. 1); en la especie I. pes-caprae los tricomas son muy pequeños. El endospermo es un tejido característico de las plantas angiospermas; en las especies I. muro coídes e I. pes-caprae, el endospermo está constituido por una delgada capa de células que contienen una proteína llamada aleurona. Entre la capa de aleurona y la epidermis del embrión se encuentra el endospermo, representado en el caso de I. murocoides e I. pes-caprae por membranas celulares y por una sustancia de reserva, reportada en otras especies como galactomanol; esta capa de endospermo es abundante y se insinúa entre los pliegues de los cotiledones. El embrión en ambas especies es un embrión grande; presenta dos cotiledones laminares, que en la semilla madura se encuentra plegado, pero que al momento de romperse las envolturas semina les se extiende perdiendo gradualmente los lóbulos que se observan al diseccionar una semilla para observar su interior. En el eje del embrión se puede observar la radícula y el hipocótilo. El estudio de la epidermis de la semilla en estas dos especies presenta un cierto grado de dificul tad debido a su gran dureza. La epidermis en ambas especies está representada por una delgada 10 ÍNDICE 11 capa de células; por debajo de la epidermis se observan tres capas de células que se disponen radialmente a la superficie de la semilla; presentan paredes muy engrosadas y en contacto con esta capa de células se encuentra un parénquima esponjoso. Finalmente se encuentra una capa de células aplanadas, que se asemejan a una capa fibrosa y compacta. D.- TRICOMA Fig. 3.- ESQUEMA DE LA TESTA DE I POMO EA PES-CAPRAE (Tr) TRICOMAS (Ep) PIDERMIS (Es) ESCLERENQUIMA (Pal PARENQUIMA (Ca) CAPA DE ALEURONA Se han reportado sustancias contenidas en la semilla, tales como: aceite almacenado en el em brión, ácido oleico, ácido mirítico, ácido linoleioco y ácido palmítico. El conocimiento de las sustancias que se almacenan en el endospermo de estas semillas repre senta un avance importante en el campo de las ciencias biológicas. BIBLIOGRAFIA Barton, L. V. Special studies on seed coat impermeability. Bull. Torp. Cot. 14.355. González, E.A.R. Estudio químico en semillas de I. violacea. 1979. UNAM. Fac. de Ciencias. Davis, G.L. Systematic Embryology of the Angiosperms. 1966. New York. Jos, J.S. The Structure and Development of Seeds in Convolvulaceae. 1963. Agra. Univ. 12: 247-260. Juliano, J.B. Morfological and Cytological Study of I. batatas. 1935. Philipp. Agrie. 23:833 852. Kenyan, F.M. A Morfological and Cytological Study of Ipomoea trifida. 1929. Torr. Bot.55: 459-512. Woodcock, E.F. Seed Development in the Morning Glorv. I. rubrocaerulea. 1942. Pap. Mich. Acad. Sci. 28:209-212. Fig.- 5 EMBRION DE IPOMOEA MUROCOIDES C.- Cotiledones Fig. 4.- TRICOMAS y CELULAS EPIDERMICAS DE LA SEMILLA MADURA DE IPOMOEA PES-CAPRAE Fig. 1.- SEMILLA MADURA DE IPOMOEA MUROCOIOES. A. TRICOMAS 8.- COJINCILLO C.- AREA DE IMPLANTACION DE TRICOMAS 12 ÍNDICE 13 FENOMENOLOGIA DEL CHISME (Primera Parte) 1. El chisme como mentira y como folklore. Por José Castillo Farreras. El primer significado del término chisme, o, quizá, el más difundido en nuestro medio, equivale a una mentira, a un infundio, aunque no a cualquiera; hay mentiras que no son propiamente chismes, vgr., las muchas que subyacen en los libros de historia, como la hipotética pureza de los sabios; las mentiras nacionalistas, como la grandeza ilimitada de los héroes locales1(1); las mentiras tácticas, como las que se urden para engañar al enemigo y emboscarlo; las literarias, como las de la fábula o las de la ciencia ficción, etc., etc., pero en la acepción de que ahora trato todo chisme es mentira. Aristóteles se refiere a dos clases fundamentales de mentiras, mentiras que se tejen nada menos que sobre la verdad: a una le llama jactancia, que es la exageración de la verdad, y a la otra ironía, que consiste en su disminución. Cuando la mentira se refiere a los negocios o a la justicia se convierte en falta más grave, como la estafa o la traición, etc., pero tampoco estas clases de la mentira son chismes2(2). Mentira es: pues, el género, y el chisme una de sus especies. Ahora bien, si el chisme es una mentira hay que saber qué clase de mentira es, o, dicho de otra manera, hay que escudriñar sobre su diferencia específica y describirla. Sin duda, se trata de una mentira intencionada, que perjudica o que lleva la intención de perju dicar a quien va involucrado en ella, y que se difunde más o menos clandestinamente, a es condidas. Es, en consecuencia, un hecho colectivo, pues intervienen en su desarrollo y propagación el o los inventores, así como los pregoneros que se van agregando, pero también -aunque de manera semipasiva- el afectado por el chisme, además de los receptores no maledicentes del mensaje, ante quienes especialmente se espera el descrédito final, algunos de los cuales, a su vez, pueden sumarse al inacabable proceso, impulsándolo. El chisme es sustancialmente de autor anónimo, pues aun en el caso que se descubriera la fuente ésta resultaría tan turbia que siempre quedaría en el ánimo la duda del origen, y frecuentemente la obscura convicción de no ser plenamente verificable. Por lo demás, el autor, real o supuesto, “descubierto”, negará fervientemente serio, hundiendo la pesquisa en el. sumidero de la incerti dumbre. Ser promotor no lo admite, por cierto, casi ni el más reconocido chismoso, al menos que se trate de un cínico avieso o, por lo contrario, de un alma arrepentida. (1) (2) 14 Lorenzo Meyer “habla de esa historia falsa, ‘La historia de bronce’ -como la definiría Luis González-, favorita de los libros de texto, en la que prácticamente todos los héroes, y todo el tiempo, se comportan como si estuvieran frente a las cámaras”. “Son seres perfectos” -apunta Meyer-, “es la historia para dar ejemplo a la juventud, pero es una historia falsa. . .” Acota Meyer después: “Mentirosa no es porque los hechos a los que se refiere sean falsos, sino porque selecciona los hechos. Toma unos y deja otros donde sin decir nada falso da una imagen en su conjunto alejada de la realidad”, (En “La Cultura al Día”, suplemento de Excelsior. México, D.F., 30/X/1986, p.2). Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofla, F .C.E. (v. “Mentira”). ÍNDICE 15 Su difusión se realiza mediante la trasmisión oral, de persona a persona (“de boca en boca”), o en pequeños círculos de allegados, quienes suelen repetir el chisme al desgaire, con desparpajo y hasta con impudor, refiriéndose al afectado por su nombre, o bien con datos y pistas certeros que no admitan duda, y a la fuente como a un sujeto impersonal: “se dice”, “se cuenta”. . . Esto acentúa más la condición anónima de la autoría y cuando pasa un tiempo más o menos largo, y si llega a convertirse en estigma para el dañado, es posible descubrir una tradición oral que registra múltiples variantes. Que tal suceda es comprensible: cada nuevo difusor omite algo o añade algo al tema central. En este momento el chisme se integra en esa porción de la cultura popular que se conoce como folklore. Según la escuela finlandesa seguida por Vicente T. Mendoza y sus discípulos, el folklore es una expresión del pueblo que se trasmite precisamente por tradición oral, que es anónima, colectiva y que registra pautas históricas y geográficas de variantes de una forma básica. La foma básica es en el chisme la esencia de la mentira que se comunica, su núcleo central (“Juan robó”, o “A juan lo engaña su mujer”, o “Juan traiciona a sus compañeros de trabajo”, etc.), y las variantes los añadidos, las modificaciones incidentales, así como las supresiones en la narración original, todo lo cual ciertamente va unido no sólo a las leyes del olvido, sino también y de manera fundamental al temperamento de los difusores. Por lo que atañe a la historia de un chisme, suele ser corta, ya que dura lo que dura el interés de la gente, y su ámbito geográfico se reduce al lugar de actividad de los involucrados o hasta las fronteras de su fama. 2. Lo “popular” del chisme. Curiosamente, el chisme pertenece a esa clase de conductas y actitudes a las que se les puede calificar al propio tiempo de “populares” y de “impopulares”. Que así sea no es paradójico, es el resultado de los muchos matices del idioma y de la veleidad de la gente; los chismes son “populares’” por su difusión y su éxito; “impopulares” porque disgustan, porque repugnan, por lo menos en abstracto, ya que transgreden códigos morales y del decoro social. (En concreto, ciertamente, los chismes suelen gustar, sin que importe mucho la transgresión que en abstracto representen. Quien parece siempre desagradar es más bien el chismoso, según el dicho tradicional). La idea de “lo popular” es plurivalente. Como adjetivo, “popular” es un derivado del sustantivo “pueblo”, pero “pueblo”, como concepto, es multívoco y equívoco. Frecuentemente, “pueblo” tiene como referente, al menos en el habla coloquial, al “pueblo trabajador”. Así sucede con la expresión “gente del pueblo”. Pero el chisme, de hecho, no es de uso exclusivo de una clase social, no es sólo de la gente del pueblo. El chisme es “popular” por dos razones ligadas a dos acepciones distintas que se descubren de la palabra “pueblo”: la primera, pueblo, como población total, que incluye todos los estratos, capas y clases sociales, sin distinción, y la segunda, pueblo, como la parte mayoritaria de una población, o la más visible sin ser mayoritaria, la más palpable, la más notoria que, por serio, “populariza”. En este sentido, “pueblo” suele coincidir con “público”, o aun con el sector más ostensible del público que queda atrapado y excitado por un hecho social, por lo cual “populariza” algo, es decir, lo conduce al éxito, lo pone de moda. Este es el caso de las canciones “populares”, prefabricadas por los medios de comunicación masiva y puestas en boga por su auditorio cautivo. 16 Sin duda, hay chismes en todas las clases y capas sociales, en toda la población, y algunos de ellos son la novedad del momento, son actuales, se ponen de moda, son, en una palabra, el “chisme caliente”. Lo anterior no supone que los chismes no pueden usarse de una manera clasista: de los gobernantes y de los millonarios suelen inventarse no sólo chistes, sino chismes, y a veces devienen eficaces herramientas para el esparcimiento y la distensión social. A menudo se conjugan los chismes y los chistes, y así los chistes son a base de chismes y los chismes son chistosos. En el trabajo se inventan chismes del jefe, mientras sea jefe y si es intercambiable, pero el jefe -casi siempre por interpósita persona: sus allegados- los diseña de sus más férreos opositores y es así como surgen modelos abstractos, genéricos, que en cualquier momento y con facilidad pueden hacerse reales, confirmando el modelo como “verdad”, no como chisme. Parece no haber un chisme más antiguo, impersonal y generalizado, ni tampoco más efectivo en la lucha de clases que aquel cuyo esquema afirma que todo líder sindical es un ser corrupto. Naturalmente que así, como fórmula abstracta, se trata de una mentira infamante salida de la clase empresarial y sus voceros, un sambenito para causar el desaliento entre la clase trabajadora ante sus dirigentes sindicales. Los ideólogos al servicio de la burguesía configuran el arquetipo a partir de los múltiples procesos de corrupción que su clase pone en marcha, vgr., con la imposición de dirigentes de sindicatos blancos, y luego, en la práctica, generalizan, y abstraen la presencia de las organizaciones independientes y la honestidad de sus representantes. El infundio genérico es así el producto de un largo y complejo proceso, lleno de realidades, pero también de imposturas, que mete obsesivamente a la cabeza como absoluto lo que sólo es relativo, pues hay algo de verdad en el modelo, más no toda la verdad. Y, en el caso que comento, esta enorme mala nota se convierte en chisme, con todo su colorido, su expresividad y su virulencia, en cada centro de trabajo donde exista la más pequeña delegación sindical. De esta manera, ni quien fuera el más esforzado, recto y puro de los trabajadores se salva del chisme de la corrupción al ocupar un cargo en el sindicato, aunque no obtuviera otra cosa por sus esfuerzos y luchas obreras más que disgustos y enemistades. 3. El chisme viejo, la muerte y el chiste. Un chisme puede ser viejo o nuevo. Tradicionalmente se dice que “Chisme averiguado, jamás es acabado”, lo cual prefigura un chisme viejo, chisme que, para el afectado, parece eternizarse, pues al sospechar de su existencia le hostiga y enfurruña. Empero, el chisme viejo no puede serio tanto que permanezca más allá de la vida del ofendido. Frecuentemente el encanto del chisme y, por supuesto, su efectividad, se desvanecen con la muerte; pierde casi todo su interés con la gravedad que supone la pérdida de la vida y a lo sumo se prolonga en el velorio, aunque convertido de chisme en chiste, que se saborea con el café. Todos hemos sabido que ante la desgracia el hombre cuenta con el recurso del humor. La tragedia de la muerte suele afectar no solo a los deudos, también al murmurador, sobre todo en un pueblo como el nuestro que si se ríe de la muerte es porque la toma como un personaje ridículo (La muerte), al que hay que agredir, sin temerle (aunque en el fondo se le tema). escarneciéndole con cuchufletas, y no como algo que le ha sucedido al difunto, no como la ÍNDICE 17 pérdida total e irreversible de sus funciones. Por eso en el velorio el chisme se transforma en chiste, justamente para burlarse de La Muerte, no del muerto. Un chismoso que ofende con su chisme a quien ha fallecido -al recientemente fallecido- es un temerario o un enfermo de odio; no una persona normal: ultraja a un cadáver, a un ser recluido para siempre en la indefensión, y eso es un pecado, un vicio por exceso, un acto malsano. La alternativa está dada, si el chisme ofende, ahí está el chiste como sucedáneo. El chiste ante el féretro se desliza como un acto de simpatía, no de agresión. El chisme, es cierto, puede reaparecer con el transcurso del tiempo (aunque no ante el cuerpo sin vida) y reaparecer de preferencia si el blanco es un hombre institucionalmente importante o bien si fue uno de esos seres míticos que pasan a la historia a través de la tradición oral: los llamados personajes o héroes populares, en las pequeñas y medianas localidades y en los barrios y vecindades. Sólo que en estos casos el chisme dejará paulatinamente de serio, esfumándose definitivamente con la muerte de los coetáneos del afectado, para convertirse, si acaso, en la pura leyenda, en la pura tradición cómica, es decir, también en chiste, Y en lo que concierne a los hombres institucionalmente importantes, los infundios que quizás ensombrecieron sus vidas en algún momento, también se difuminan con el paso del tiempo, pese a lo sabroso que pudiera haber resultado desacreditar al prohombre, y tal vez resurge sólo su obra y su sobresaliente actuación en la vida, si tuvieron idoneidad para trascender. Ciertamente, de los grandes hombres y de los héroes casi no conocemos esta clase de chisme, si bien de ellos se pueden escribir las más grandes mentiras históricas y también chistes. De su vida personal y privada apenas se nos enseña lo necesario, no como afrenta, sino como sostén para la comprensión y exégesis de su obra. Resulta, por demás, intolerable, no sólo al especialista, también al aficionado, escuchar o leer una narración, supuestamente histórica, hecha esencialmente sobre chismes y afirmaciones infamantes no verificables, al menos que se hagan como chistes. Aquello puede tolerarse en la novela y en la crónica y precisamente se admite sólo como novela o como crónica; de alguna manera como ficción’, quizás como biografía (siempre discutible, aunque se tratara de un diario o de autobiografía), no como historia. Pero, en verdad, no todos los anecdotarios, ni las intimidades noveladas, tienen la gracia, la viveza, ni la importancia de, por ejemplo, la Vida de los filósofos más ilustres, de Diógenes Laercio, entre otras narraciones de este género. Si les falta calidad y valores estéticos, tales relatos no resultan ser otra cosa más que sucios libelos para los consumidores de basura, y a veces se convierten en substitutos inapreciables del circo, cuando al pueblo le hace falta el pan. todo el mundo lo comenta dentro de un cierto círculo social, cuyo ámbito puede ser desde un supermercado, hasta la nación entera. En este último caso, el afectado es siempre persona de renombre (político, actor, deportista, torero, etc., o alguno de sus parientes). Obviamente, nunca un desconocido puede ser la comidilla nacional; de serio, de inmediato deja de ser desconocido a partir del chisme, cosa por demás interesante pues nos revela -ya que los casos existen- que el “renombre” no necesariamente procede de conductas meritorias. Recuérdese al respecto a Eróstato, el pastor de Efeso que incendió el templo de Diana la misma noche que nació Alejandro, para hacerse célebre y no se olvide tampoco el erotratismo de nuestro siglo, descrito magistral mente por Sartre en su famoso cuento. Ciertos chismes son comidilla porque figuradamente al involucrado se lo comen. Se lo comen o simplemente lo mastican y en el acto lo escupen, pues no es un bocado suculento. Cuando lo digieren -y esto quiere decir que se informan bien de la noticia, se enteran-, sin reverencias lo regurgitan, como animales, para que otros hagan lo propio, siempre con actitudes como cons pirativas, mirando de lado a lado, y con risitas a flor de labio, a medio salir y retenidas de inme diato, al propio tiempo que con seriedad fingida y con incredulidad y asombro (“Fíjate nomás”). El histrionismo de los impúdicos es todo un arte. El objeto de la comidilla es la temática del chisme y el anatematizado. Las dos cosas al propio tiempo, aunque más este último, ya que precisamente la temática da la pauta para juzgar, par cial o totalmente, al anatematizado. La mordacidad de los participantes, en efecto, a partir de la especie propalada, hace que los juicios anexos sean del tipo de “quién lo dijera”, que intrínseca mente rechaza toda posibilidad reivindicatoria si no se añade nada más, pues en la frase, morali zante, hay un sentimiento (falso) de haber sido defraudado, o del tipo, menos incisivo de “de que es buen padre es buen padre. . ., pero. . .”, que por lo menos da crédito a alguna cualidad, física o moral, si bien desvanecida por el chisme. La comidilla es más común en los pueblos pequeños y, naturalmente, en vecindades y centros de trabajo y suele tejerse y originarse de verdades o medias o de verdades a secas, pero infaman tes por su sentido moral desvirtuado. Ciertamente, la comidilla no siempre es una mentira, no es el chisme que tenga por necesidad que proceder de un infundio. Es chisme más por su forma que por su contenido; es chisme por bisbiseo maledicente, por secreteo malintencionado, no forzosamente por especie mentirosa. Puede tratarse de una verdad, pero de una verdad manipu lada, de una verdad que la gasmoñería no admite o que se sale de los códigos de una moral frecuentemente hipócrita. (CONTINUARA). Por otra parte, si el chisme tiene la intención de agraviar, tal cosa es impracticable con un muerto ilustre, del que en todo caso se ironiza para reír, no para ofender. Sólo un necio puede difundir, como chisme, la sodomía de algunos esclarecidos filósofos de la Grecia antigua. Chistes se pueden hacer cuantos se quiera; los chismes resultan infructuosos, además de estúpidos. 4. La comidilla. Hay chismes recién elaborados y chismes vetustos. Los muy nuevos pueden transformarse en comidilla, según el interés y la insania de la gente. La comidilla es un chisme “fresco”, recién maquinado y recién difundido con éxito sorprendente: 18 ÍNDICE 19 NO ME DIGAS NADA... pocos. Y si quieren llamen a su abuelita todos los días o que se venga a quedar con ustedes - ¡Ay, no papá!- y mucho cuidado. Y adiós, que es la primera vez que nos separamos. por Mario Julio del Campo -Es usted un caso grave de ojos pardos. . . O azules o verdes o champaña. La cuestión era que los ojos que se homenajeaba no fueran castaños. Los ojos castaños eran lo más común. Pero los de otros colores: aquellos radiales, aquellos que al levantar los párpados mostraban ventanas al cielo. ¡Esos eran ojos! ¿Y en cuanto a cabellos? Podían ser de cualquier tono, de cualquier matiz. Dos condiciones solamente: que no fueran oscuros y que no fueran teñidos. La más hermosa cabellera negra lo dejaba frío. Pero cualquier plumero, por el sólo hecho de ser de rubia o de pelirroja. Vamos: aún de castaña clara, pero muy clara, era ya cosa de considerarla con toda calma. - Yo me he de casar- decía- con una belleza nórdica. La quiero alta, estatuaria, de gran pechuga como los pavos de Navidad, de cintura de avispa, rubia como un amanecer en un fiordo y con los ojos azules del color exacto del cielo boreal en un día que haga doler con sólo verlo. Y ¡Ah!, la llegada. Y ¡Ah!, que nadie nos reconoció. Y ¡Ah!, de la estación a la iglesia que estaba, como se dice, preciosa. Un órgano tarareaba lo que sería solemnes melodías un poco después, en plena ceremonia. Y ya estamos todos y que empiezan a reconocernos y empezamos a saludar con inclinaciones de cabeza -”Maleducados. No en la iglesia”- a algunos que nos agradan ojos y nos muestran dientes desde lejos. ¡Y ya viene el cortejo. . .! No hay espadas pero sí vivos reflejos de las cámaras que retratan hasta el menudo paso con que marcha. . . ¿y la novia? Esa es la novia. ¡Esa es la novia! ¿Y la nórdica? ¿Y los ojos azules? No los habrá traído, con los nervios, tú sabes. ¿Y el cabello rubio? ¿Y la estatura? Pero si es una... Shhhtt. ¡A callar! Y al paso del cortejo, héte aquí que el novio; adiós protocolo, ensayos y demás, me abraza y me dice al oído: --”No me digas nada hermano, no me digas nada. Así, así la quiero, qué le voy a hacer”. . Sus amigos, que habían oído la cantaleta por lo menos tantas veces cuantas lo habían visto, lo echaban todo al lado de la chacota y le seguían la corriente. Hartos de preguntarle cómo la iba a engatusar -y a mantenerla, sobre todo- y hartos ya de escuchar en medio de sornas e interrupciones impacientes con bazas de buen humor, que las mujeres reparan más en las cualidades del alma y no en las exteriores o en las que se guardan en el banco (¡inocente!), habían tomado la línea de enmedio. Todas las consideraciones acerca de mejorar la raza -muy nórdica tendría que ser, pensaban, para mejorar la de éste- y de que si la mezcla de indios con españoles ha sido la más desabrida y desangelada y valga para todo sitio en donde la hubiere. Que si otras razas -ahí están las mulatas, obra maestra de la ingeniería genética- al mezclarse han dado resultados qué hay que ver. En fin. El grupo se fue disolviendo. Algunos casaron muy jóvenes, sin reparos racistas. Otros emigraron, que la zona industrial había dejado de ser lo que había sido. Y alguno, pues parece que murió. Con instintos de rata que no me está negar, al ver zozobrar la nave me arrojé a la mar. Años en la gran ciudad borraron los rostros. Noticias casuales, llegadas de vez en cuando en las alas del comentario, cuando no del chisme, en las escasas reuniones de provincianos que se agrupan para oliscar el olor del humo terruñal; encuentros con aquellos que nos presentan a los hijos ya creciditos. Y de pronto, una noche, de regreso del teatro nos dan la invitación con una carta incluida. -”Por fin la ha encontrado”. Pensé después de esforzarme por recordar quién era el que se iba esta vez por el camino del registro civil. Y no: que era en la iglesia también. Y nada menos que en la catedral de allá, en la nuestra. Habrá que ir, mujer. Y como era inminente, partimos. Soy de los que dieron el “sí” muchos años atrás y de hijos medianitos. A quienes encargamos la casa y no abrir a nadie que no sea conocido. Y de éstos, a 20 ÍNDICE 21 EVOCACIONES MEDIEVALES. (La leyenda del caballero del cisne) Por Alfredo Villanueva Buenrostro En la Antigua Biblioteca Rivadeneira, en el tomo 44 que corresponde a La Gran Crónica de Ultramar, y en el Capítulo No. 47, páginas 26 y siguientes del Libro Primero, nos encontramos con la narración de la añeja “Leyenda del Caballero del Cisne”, Sorprende sobremanera observar el hecho de que en esta vieja crónica, escrita en el siglo XIV, el lenguaje empleado resulta asaz fluido e inteligible para cualquier modesto lector de nuestros días, aunque bien es cierto que el texto no desdice, en términos generales, de su íntimo carácter medieval -época de aparente y engañoso oscurantismo caótico para el idioma-, puesto que en sus páginas rastreamos ciertos elementos lingüísticos un tanto ya en desuso, y algunos francamente arcaicos. Sin embargo, tales diferencias entre el lenguaje del siglo XIV y el actual son contadas y de fácil explicación. Sirvan, a guisa de ejemplo, algunos casos. Nos encontramos con el inseguro uso de la “h” y de la “f”. Este último fonema aún no se ensordecía en todos los casos de la evolución lexicográfica, y su uso en la leyenda mencionada es harto frecuente “facer” por “hacer”, y “fijo” por “hijo”. Por otra parte, la conjunción “y” aún conserva su equivalencia en la medieval forma de “e”, aunque la primera también sea comúnmente empleada. Asimismo persiste la tendencia a acentuar las conjunciones, las preposiciones simples y algunas otras partículas gramaticales. Los pronombres, en su caso, invariablemente van colocados en posición enclítica, lo que da lugar a que, unidos a partículas o a palabras que aún conservan sus grafías medievales, den por resultado términos aparentemente arcaizantes y, por ende, de difícil y no ágil comprensión. Fuera de tales minucias estructurales y morfológicas, la prosa en cuestión se nos presenta redactada en un léxico actual, dinámico, desenvuelto, enriquecido con la fuerza que comunica al idioma el interés de un asunto literario nunca pasado de moda, Los principios de la Leyenda -los “asperges” del argumento, como diría Sor Juana-, única parte a la que por ahora haremos referencia, se pueden resumir en breves líneas: En uno de los muchos reinos de Asia el rey Popleo y su esposa Gisanca deciden casar a su hija Isonberta, considerando que cuenta ya con la edad apropiada para tomar estado. Pero Isoberta no está de acuerdo con la sorpresiva determinación de sus padres, y a fin de que la voluntad real no se cumpla, decide abandonar los palaciegos recintos. Una vez burladas la estricta vigilancia paterna, la solícita guardia monárquica y los rígidos escrúpulos personales, Isonberta se encamina a la mar, encontrando en sus playas una cómplice barca abandonada, misma que la conduce a lejanos y extraños parajes desiertos, Lo que Isonberta ignoraba era que tales sitios pertenecían al Conde Eustacio, celoso guardián de sus dominios sobre los cuales rpivaba la más terminante prohibición de tránsito para propios y extraños, queriendo así conservar incólumes los secretos guardados en sus bosques, y la 22 integridad de las manadas de venados salvajes que abundaban en las intrincadas tierras. Isonberta, se adivina, ignoraba los alcances de dicha prohibición y se internó en los bosques, al tiempo que el Conde, único excluido de su propia ley, estaba de cacería. La dama se ve acosada por unos lebreles obligándose a buscar refugio en el hueco providencial de una encina, en tanto que el Conde, seguro de que sus perros lo conducirán al cobro de una excelente pieza, al mo mento de disponerse a atraparla retrocede víctima del temor más espantable, pues considera obra del Diablo las voces que de la encina escapan. Eustacio, una vez percatado de la realidad y reconocido que hubo a una dama en el objeto de sus miedos, la rescata y toma bajo su personal protección. La confía, llegado a sus palacios, a su buena madre Ginesa, misma que poco tiempo después habrá de oponerse a los deseos de matrimonio que su hijo Eustacio manifiesta, aduciendo para el caso las sospechas de que Ison berta no pertenezca a linaje igual o semejante al de su hijo el Conde. Las bodas, pese a la negativa materna, se llevan a cabo, y en la primera noche de amor, Ison berta queda preñada. El condado de Eustacio lindaba con las prósperas tierras del rey Liconberte el Bravo, quien solici ta el apoyo militar del Conde para librar con éxito una guerra inminente. Pero el Conde, atraído en esos momentos más por las dulzuras del amor que por los honores de la guerra, tarda en resolverse- a brindar la ayuda solicitada, lo cual provoca la ira del rey Liconberte, quien lo destie rra de todos sus dominios por un tiempo preciso de dieciséis años. Durante el largo y penoso destierro al que tiene que marchar Eustacio, habiendo tenido que renunciar también a la amable presencia y compañía de Isonberta, ésta da a luz siete varones, mismos que al instante de nacer van siendo coronados por una criatura celestial que los unge con bálsamos, resinas y perfumes extraordinarios, terminando por adornarlos con collares de oro. El pueblo, ante sucesos tan extravagantes, no tarda en señalarla como reo de muerte, pues existía la creencia popular en el sentido de que toda mujer que diera a luz a más de un hijo a la vez, había sido objeto de adulterio, debiendo morir lapidada. Un fiel amigo de Eustacio le envía una misiva poniéndolo al tanto de todos estos sucesos, mas el mensajero es interceptado por Ginesa, quien logra trastocar la correspondencia y provoca con ello un sinnúmero de equívocos y de reacciones contrarias en la naturaleza de los personajes. Es así como, a cambio de la vida de Isonberta, del perdón a sus supuestas faltas, a la aceptación indefinida del destierro de Eustacio, se decide dar muerte a los siete hijos, jóvenes ya, del infor tunado matrimonio. . . La Leyenda sigue su lento y atractivo desarrollo, proporcionando pormenores de todos y cada uno de los acontecimientos que se presentan y que culminan con el encantamiento providencial de uno de los siete jóvenes, metamorfoseado en un majestuoso cisne. ** * ÍNDICE 23 La leyenda, bastante divulgada en su época a través de múltiples versiones recibió, indudablemente, influencias muy marcadas de viejos relatos que llegaron hasta el siglo XIV por tradición oral. Del mismo modo, la leyenda en cuestión habría de ejercer influencias incontrovertibles aún en obras literarias contemporáneas. Baste, para fundamentar nuestro aserto, algunas citas en las que, analógicamente se encuentran circunstancias coincidentes. La escena en que Isonberta escapa de su casa para burlar los planes matrimoniales a que quieren someterla sus padres, se repite, de manera casi idéntica, en algún pasaje de la “Leyenda de Santa María Egipciaca”, en la que también -la entonces aún no “santa”- se hace a la mar sin más protección que la posible buena fortuna por la que ora. Y algunos cuentos de El Decamerón, del prerrenacentista Giovanni Boccaccio, presentan la misma temática, aunque con tratamientos diferentes. En periodos literarios más cercanos a nosotros son innumerables los relatos que tratan aventuras de esta índole. La circunstancia respectiva, en todas las literaturas, de matrimonios inusitados es motivo de interinfluencias expresas, sobre todo tratándose de personajes que no pertenecen, al parecer, al mismo estrato social, aunque al término de las historias se comprueba la igualdad de sangres. Así se emplean los grandes autores del Renacimiento Europeo: Cervantes, Shakespeare, Goethe y muchos otros a través de cuentos, fábulas, apólogos, leyendas infantiles, dramas y narraciones diversas. La “Leyenda del Caballero del Cisne” se ve rebosante, asimismo, de elementos fantásticos que profetizan el ya inminente advenimiento de las literaturas románticas que habrán de poblarse, en su afán escapista, de reinos, palacios, príncipes y princesas, encantamientos e irrealidades. De todo esto, ¿qué nos ha quedado? . . A más de la belleza intrínseca de la leyenda medieval, sigue palpitante, y no sólo en la literatura sino también en la vida real, el espíritu de rebeldía de Isonberta al no aceptar imposiciones de índole afectiva, lo que equivale a una lucha por el respeto a la persona, a su capacidad de decisión. Si reflexionamos un tanto en la lejanísima época en que fue escrita la leyenda podríamos establecer toda una tesis sobre las condiciones sociales en que estaba inmersa la mujer, y en consecuencia, el importantísimo precedente que sienta Isonberta al rebelarse a todo un mundo constituido sobre bases tan rígidas como lo eran la autoridad paterna, la inflexible moral religiosa y la endeble condición femenina. Así las cosas, el proceder de Isonberta no es sólo inusitado sino innovador, precursor de lo que en un tiempo dio por llamarse “emancipación de la mujer”, “liberación femenina” o, en el mejor de los casos, “igualdad social, compañera”. La “Leyenda del Caballero del Cisne”, a más de ser una literatura de amena y fácil comprensión resulta interesante en su asunto, rápida en su acción: tónica de una literatura que, por añeja, comúnmente recibe sólo el desprecio del lector, pero que una vez que se ha probado viene a ser como uno de esos frutos exóticos que guardan la dulzura de lo no gustado, aunque siempre se hayan tenido al alcance de la mano. DE LA ESENCIA V LA EXISTENCIA Marcela Guijosa A. Yo, antes, nunca decía “yo”. Yo duré tanto tiempo callada que ahora que se me quitó el miedo quisiera hablar todo el día y no hago más que balbucear. Leer, siempre he sabido. Escribir, ya estoy aprendiendo. ¿.Pensar? Dudo, luego existo. Tal vez empiezo a pensar. Me pasé cinco mil años orando, repitiendo, glosando las palabras que me fueron dadas. No he descubierto nada -ni tierras, ni leyes, ni galaxiasni he inventado el invento del siglo todavía. Mi virtud más entrañable ha sido la obediencia. He tenido también otras costumbres: reflejar, oír, subrayar, sufrir, aplaudir. Ya veces inspirar. Se me permitía ser sentimiento, pero no razón. Fui pasión: jamás acción. Se me concedió la honrosa posibilidad de encarnar el Bien y la Belleza pero no la Verdad. Yo solía ser venerada en los altares. Fui la Señora de la Vida. Pero un día fue decretado por la fuerza que sobre la Vida estaba la Ley. Y legalmente la Ley dijo, solemne, pero yo era un cuerpo esclavo de la vida. Fui convertida en mitad. No en honrada mitad matemática, exacta y auténtica, sino en una tramposa mitad inferior. 24 ÍNDICE 25 Yo amaba la cárcel porque me dijeron que ésa era la felicidad. Yo no he encontrado todavía la corona de amor que se me prometió si era dócil. Yo he tenido por siglos el alma llena de resentimiento. Mis intentos de venganza han sido mudos e infinitos. He destilado, poco a poco, sutilmente, ese veneno en mi vida cotidiana. Conozco la magia oculta de la seducción y de la debilidad y de la abnegación. He sido la más poderosa de las víctimas y la más cruel de las esclavas. Yo soy maestra en el diseño y fabricación de máscaras. Yo solfa usar máscara porque me odiaba a mi misma. (Porque debajo de la máscara había un monstruo opaco y borroso que a pesar de cantar bien apestaba a pescado). Yo he sufrido grandes cambios. Yo no sé, a pesar de mi búsqueda, qué soy. Yo antes tenía esencia. Pero a golpes se me deshizo entre las manos y ya no tengo definición. Yo ahora no soy ni diosa ni belleza ni mitad ni esclava ni máscara ni vida ni amor ni nada. Ahora nada más soy yo. 26 EZEQUIEL A. CHAVEZ SEMBLANZA 1868-1946 por Noemí Ponce Cantón De sus padres nos habla Dn. Ezequiel, en su último libro “¿De dónde venimos y a dónde va mos?”, cuando dice que pertenecía a las más antiguas familias de Aguascalientes, que a México, procedentes de España, vinieron en el siglo XVI. De prosapia ilustre, honrada y muy cristiana. Sus padres fueron Dn. Ignacio Toribio Chávez Acosta y Doña Guadalupe Lavista y Rebollar. Nació Dn. Ezequiel Adeodato Chávez Lavista el 19 de septiembre de 1868. La inicial “A” del nombre Adeodato siempre la conservó; dicen que el cura, a la hora de bautizarlo se le ocurrió darle también ese nombre. De sus primeros años allá en Aguascalientes, nos habla en “Senderos de Antaño- Derroteros de Ogaño”, En él cuenta escenas preciosas de la vida de hogar, recuerdos llenos de admiración por sus padres y vibra en sus páginas su alma religiosa y de poeta. En 1877 cuando tenía ocho años es cuando parten a la ciudad de México, él con su familia. El poema “Visión” escrito a los 23 años ya nos muestra el alma patriota, sensible y con ansia de paz del joven poeta. VISION Era en la noche: en el espacio oscuro Las pupilas clavé. Yen el polvo de la luz de las estrellas Un fantasma miré. Me pareció formado con vapores De rosado fulgor; Era la Patria yen los ojos suyos Vi palpitar la llama del amor. Oí sonar entre los aires negros Su palabra fugaz: De tu lira -me dijo- suban cantos A la bendita paz. Si mis hijos me quieren, que me amen Yo nunca pido más Yo les doy sin cesar a las naciones Cariño fraternal Poeta, si la guerra se levanta, Se levanta el pendón Manchado por la sangre y la jauría Se esparce, del terror. Mas si la paz subsiste, todos gozan: Y, faro colosal, La dicha enciende sobre el llano, el monte ÍNDICE 27 Y el infinito mar. Así la Patria dijo, y hasta el cielo Fugaz se levantó. Hermosa madre -le grité- te juro Darle mis himnos al divino amor. Y escuchando mi voto, las estrellas Palpitaron doquier. Como si fueran almas y me oyeran. Complacidas también. Fue más adelante en la Escuela Nacional Preparatoria, en donde él y su hermano Samuel hallaron desde luego un ambiente más amplio. AIlí inició la excelente amistad con Angel de Campo y Valle. Don Ezequiel fue sumamente estimado por sus maestros, entre ellos Dn. Ignacio Manuel Altamirano quien tuvo sobre él un gran ascendiente. Las clases de filosofía en cambio le hicieron comenzar una era de desorientación ideológica, que lo sumió en angustiosas dudas. ¿Qué fue lo que sobre todo perturbó su espíritu? El dijo, con firmeza, que fue la multitud de teorías contradictorias que le fueron presentadas. Entre ellas, claro está, la teoría positivista. Como adolescente y con su carácter vehemente, repitió los elogios que de Comte había oído. Mas enseguida, quiso investigar por sí mismo lo que el comtismo era. Y habló de lo que es, y de sus fallas en su estudio “Las Cuatro Grandes Crisis de la Educación”. Así nos dice: “Es la tesis comtiana un producto de las ideas filosóficas de los enciclopedistas del siglo XVIII, entre ellos marcadamente Voltaire. Y el positivismo, del que suele tenerse en cuenta solamente el aspecto constructivo, reduciéndolo a ser no más que la implantación del método propio para las investigaciones científicas.” Prosigamos con la trayectoria familiar, política e ideológica de Dn. Ezequiel. Presentó examen profesional en la facultad de Jurisprudencia en 1891 en forma brillante, como lo habían sido sus estudios. En sus tesis profesional llamada “La Filosofía de las Instituciones Políticas” refleja su inquietud por el bien social. Después de trabajar como abogado y con mucho éxito en el bufete de Dn. Rafael Dondé, cuelga la toga para trabajar por la Educación Nacional (Tomado de Apuntes Autobiográficos). Haremos un paréntesis antes de proseguir la relación de los trabajos y cargos desempeñados, ya que por esos años de 1894 contrae matrimonio con María de los Dolores Ruiz y Salgado, a quien dedica los siguientes versos. ANTE EL SALTO DE CAMELA ¿Cómo te cantaré? Robar quisiera Su voz estruendosa, Cuando salta, de espuma revestido, En su cama de peñas tortuosa. 28 Al verlo, me figuro que se acerca Una manada de corceles blancos, Que cruzan sin cesar, y que se hunden, En rápido tropel, entre barrancos. Enderezan sus crines temblorosas De hielo reluciente, Que forman al torcerse en el espacio, El trémulo torrente. Y relinchan al par, y al ir corriendo, Hacen temblar las rocas, Y simulan cantares y lamentos Y roncas frases de convulsas bocas. Lívido se derrama, y los yerbales, Que flotan en su orilla, Le dan reflejos verdes que se ex tienden A I agua blanca que al caer se humilla, Los anchos platanares en sus bordes Elevan sus coronas de esmeralda; Los blancos floripondios en su lecho Suspenden su guirnalda. Los mirlos al volar sobre la espuma Sorprenden su secreto, Y enseguida se van; y, a la distancia, Leve se mira su volar inquieto. La onda corre sin parar, y nunca Termina su galope presuroso, Cual si tuviera miedo, v que marchara Huyendo del reposo. En tanto, azul, arriba, el ancho cielo Con dulce afán admira, Mientras el agua tiembla, se retuerce Se desvanece y gira ¿Es acaso el amor lo que la impele? ¿Acaso apasionada Prosigue el grato sueño que en su lecho Deleitó de repente su mirada? ÍNDICE 29 Yo quisiera avanzar por donde avanza El trémulo torrente, y en mi senda Como el sentir, con palpitante dicha, Del santo amor la venda; Ruge, y avanza, y corre, y se estremece, Las rocas le contemplan admiradas, y vuelan las doradas mariposas, Al escuchar sus trémulas pisadas. Tristemente, al año de casado muere doña Dolores, dejándole una niña muy pequeña llamada Leticia. A esa niña debemos ahora casi todo lo que sabemos acerca de Dn. Ezequiel, pues publicó su biografía en 9 tomos titulada “Recordando a mi padre” y cuya primera edición apareció en abril de 1964. En 1898 contrajo nuevo matrimonio con una prima segunda suya de nombre Enedina Aguilar Chávez, con quien formó un maravilloso hogar, donde trabajaba de día y de noche. escuelas nacionales. Defiende el presupuesto para las escuelas en general, la Universidad y la Escuela de Altos Estudios. Presenta también una iniciativa de ley de Pensiones de Retiro. Dn. Justo Sierra crea, en 1910, la Universidad Nacional de México, hecho muy significativo en el primer centenario de la iniciación de nuestra independencia política, pues la Universidad fue la base de nuestra emancipación intelectual y cultural. En la fundación de la Universidad, tomó gran parte Dn. Ezequiel porque él fue iniciador de muchas leyes: como la Ley Constitutiva de la Universidad Nacional. Durante el gobierno del general Huerta, en el año de 1915 fungió por unos cuantos meses como Director de la Escuela de Altos Estudios. Sus inquietudes sociales y su preocupación por mejorar la educación en México, lo llevaron a escribir en 1897 “Medios de prevenir y combatir la miseria en México”, “La riqueza pública de México” y en 1898, “Nociones de instrucción cívica para el 4o. año de instrucción primaria de las escuelas mexicanas”. Del 10 de diciembre de 1913 al 2 de septiembre de 1914 abarca el primer período que desempeñó como rector. Presenta entonces el proyecto de autonomía de la Universidad (a la Secretaría de Instrucción Pública. Era urgente salvar la vida), independiente de aquella Institución. No podía comulgar con las ideas imperantes en las distintas facciones revolucionarias que imponían. Lo explica admirablemente en sus apuntes autobiográficos: “Me consideré en la obligación de presentar como presenté mi renuncia a seguir siendo Rector y dejé de serio el 2 de septiembre de aquel año”. En 1903 fue enviado a California por Dn. Justo Sierra, para hacer estudios preparatorios para la fundación de la Universidad Nacional. Estudió la organización de las Universidades de California y de Stanford, estudio que fue básico para redactar la futura Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México. La Revolución se recrudecía después de una aparente calma. En esos años de tantos dolores, de prisiones de seres queridos, de fusilamientos, Dn. Ezequiel era buscado para ser fusilado; por lo tanto tuvo que huir y sufrir persecución durante un año. Andaba de casa en casa y en tiempos de tregua permanecía en casa de su hermano Samuel. Cuando se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes a cargo de don Justo Sierra en 1905, don Ezequiel fue nombrado subsecretario. En su nuevo puesto continuó trabajando con el ardor de siempre en la organización cada día más compleja de la educación en México, creando instituciones, reformando las existentes y elaborando programas. Al fin se vió obligado a abandonar el país en 1916, y salió rumbo a los Estados Unidos. La familia Moore le abre su corazón y su casa. Trabajó allí hasta que un telegrama de Dn. Alberto Pani le dice que las fronteras del país se habían abierto para él. Aún vaciló, sin embargo, hasta cerciorarse de que estaría libre de compromisos. Las escuelas normales y preparatorias tenían a su juicio, una trascendencia moral incomparable, de ah í su empeño de mejorarlas. A su regreso al país en septiembre de 1917 ocupó distintos cargos. Fue nombrado Director de la Preparatoria el 16 de junio de 1920. Desde entonces comenzó la organización del Plan de Estudios, del personal, de la administración, y de su vida entera. Tuvo especialísimo interés en la fundación del Internado Nacional para estudios Preparatorios Mercantiles. Los alimentos, los vestidos y la atención médica para niños pobres, le preocuparon siempre. En la escuela de El Peñón, para niños extraordinariamente pobres, logró los primeros desayunos escolares, con la ayuda material de Dn. Gabriel Mancera. Renunció a su puesto de Subsecretario de Instrucción Pública y Bellas Artes para desempeñar el cargo de Diputado. Desde allí defendió el edificio de la Educación Nacional que la Revolución destruía y quería minar desde sus cimientos. Pide la creación de una partida en el presupuesto de egresos de la Secretaría de Instrucción Publica y Bellas Artes destinada a proporcionar alimentos y vestidos a los niños pobres de las 30 Otra vez fue nombrado para otro período como director de la Preparatoria, del 23 de noviembre al 20 de diciembre de 192’1, y luego también desde el 28 de agosto de 1923 hasta diciembre de 1924, nuevamente como Rector de la Universidad Nacional. Entre las iniciativas y defensas que presentó en relación con la Universidad, tenemos: 1) Relato referente a las medidas para conseguir que se decrete la autonomía de la Universidad Nacional (1924). 2) Proyecto de iniciativa de Ley de Autonomía de la Universidad Nacional presentado por el 3) Rector Ezequiel A. Chávez a la Secretaría de Educación Pública (1924). ÍNDICE 31 4) Decreto de Autonomía de la Universidad Nacional propuesto por el Rector Ezequiel A. Chávez (1924). 5) Defensa ante la Cámara de Diputados de la carrera de Arquitectura (1924). La autonomía de la Universidad vuelve a ser motivo de ataques por parte de sectores políticos (1934). Por todo lo anteriormente dicho se advierte el amor que a la Universidad tenía Dn. Ezequiel. ¿Por qué, sin embargo, cortó él mismo esta labor? La explicación nos la da con estas palabras: “Para defenderla me vi obligado durante mi rectorado a presentar mi renuncia a seguir siendo Rector, cada vez que trataban de violar o querían que se violara su autonomía, unos u otros y que yo me sentía en grave riesgo de no lograr que fuera respetada”. “La última de las renuncias que durante mi rectoría presenté y que entiendo que fue la séptima, me fue aceptada por el Presidente de la República, Dn. Plutarco Elías Calles, que al aceptarla puso en mi conocimiento que en vista de que seguramente ya tenía yo más de treinta años de servicios prestados a la educación pública, deseaba jubilarme”. Su principal afición en los últimos años de vida fue leer y escribir. Los libros de sus últimos años marcan el itinerario de su producción filosófica cristiana, encaminada al misticismo. Su longeva existencia tocó fin el 2 de diciembre de 1946 cuando ya sus fuerzas físicas estaban exhaustas, aunque su espíritu se conservó lúcido hasta el final al igual que su carácter alegre, sano, sobrio y comunicativo. Quede esta semblanza como un homenaje a tan ilustre, fecundo e insigne Maestro. EMPIRISMO LOGICO Y PEDAGOGÍA por Cecilia Avendaño Zataraín 1.- El empirismo lógico, O la revolución en la filosoffa A principios de la década de los años 20, Moritz Schlick dejó la universidad de Kiel, en el norte de Alemania, para ocupar la cátedra de filosofía en la Universidad de Viena. Este hecho haría historia en el terreno de la filosofía, puesto que Schlick actuó como una especie de catalizador en torno al cual se agruparon otros pensadores procedentes tanto del área filosófica, como de las de las ciencias naturales y de la matemática, que al principio se reunieron con regularidad en un grupo de discusión, al descubrir que tenían un interés común y una actitud similar ante un conjunto determinado de problemas. Estas reuniones dieron origen al llamado “Círculo de Viena”, que en 1929 publicó un manifiesto intitulado “Concepción científica del mundo”, y que, también en 1929, organizó un congreso filosófico internacional en Praga, a los que siguieron otros congresos en Koenisberg, Copenhague, Praga, París y Cambridge, así como numerosas y diversas publicaciones. Los integrantes del Círculo de Viena fueron, originalmente, Moritz Schlick, Rudolf Carnap, Otto Neurath. Phillipp Frank. Herbert Feigl, Friedrich Waismann, Edgar Zilsel, Viktor Kraft, Karl Menger, Kurt Gödel y Hans Hahn. Reconocían como sus ascendientes filosóficos a empiristas ingleses tales como Hume y, en menor medida, Locke, pero igualmente a filósofos y científicos como Leibniz, Kant, Compte, Mili, Avenarius, Ernst Mach, Franz Brentano, Helmholtz, Boltzmann, Frege y Bertrand Russell, Alberrt Einstein v Ludwig Wittgenstein. Estos tres últimos personajes sostuvieron contactos e intercambios directos con los integrantes del círculo de Viena. El surgimiento del Círculo de Viena estimuló la aparición de grupos de trabajo científico-filosóficos de similar orientación y de gran trascendencia en Berlín, Polonia, los países escandinavos, Inglaterra (Escuelas de Oxford y de Cambridge), y los Estados Unidos. Particularmente importantes fueron los lógicos polacos y los miembros de la llamada Escuela de Berlín, representada por Hans Reichenback, Richard van Mises, Kurt Grelling y Carl Hempel. Si bien todos estos pensadores presentan diferencias notables entre sus puntos de vista personales y concretos, así como una evolución muy dinámica de los mismos, tienen una serie de actitudes básicas comunes y una gran tolerancia hacia los puntos de vista ajenos, factores que les permitían sostener un diálogo verdaderamente amplio y fecundo, como quedó demostrado por los diversos congresos internacionales que realizaron. Tanto estas actitudes básicas que si bien no constituyen propiamente una doctrina o un sistema cerrado, forman un conjunto coherente de pensamiento, como la actitud de apertura favorable al intercambio, más habitual en las áreas pertenecientes a la matemática y a las ciencias naturales que en los ámbitos de las llamadas humanidades, representaron una verdadera “revolución en la filosofía” que, como cualquier otra revolución, no necesariamente fue bienvenida por todos. En cierta forma, el programa de esta revolución puede estar resumido en la expresión de Ludwig Wittgenstein contenida en sus “Investigaciones Filosóficas” y que dice que: -”la filosofía es una batalla contra el encantamiento de nuestra inteligencia por el lenguaje”, a lo que el mismo pensador añade: -”¿Cuál es nuestra finalidad en filosofía? Enseñar a la mosca atrapada en el frasco el modo de escapar de él”. 32 ÍNDICE 33 Igualmente revolucionaria era la voluntad expresa de manejar los resultados de la filosofía de la misma manera que a los de cualquier ciencia experimental, y la voluntad asimismo manifiesta de no llegar a sistemas cerrados y omnicomprensivos, sino verdades parciales sujetas a examen y perfeccionamiento o, incluso, desechamiento en caso necesario, como ocurre normalmente en el ámbito de las ciencias experimentales. En otras palabras, el empirismo lógico representaba un cambio radical de actitud, mucho más escéptica y abierta, liberal y generosa, en el campo de la filosofía, actitud que partía de ciertas posturas básicas, dotadas de una gran flexibilidad y riqueza de matizaciones que se examinan en el siguiente apartado y que chocaron de tal modo con los criterios entonces prevalecientes, que, cuando Schlick fue asesinado en 1936, a la edad de 54 años, por un estudiante políticamente fanatizado y mentalmente desequilibrado, a la entrada de la Universidad, el tono de las necrologías que se le dedicaron en la prensa oficialista fue francamente hostil, llegando casi a afirmar que los empiristas lógicos merecían ser asesinados por sus alumnos. Igualmente, la llamada “teoría emotiva de la ética”, sostenida por diversos representantes de esta corriente filosófica, se ha tendido a considerar, de un modo totalmente erróneo y fuera de proporción, como un ataque a la moral, afirmándose inclusive -y para no variar, sin ninguna sombra de evidencia empírica- que sus sostenedores eran corruptores de la juventud, situación ya familiar al pensamiento abierta desde los tiempos de Sócrates. En realidad, y para aclarar este punto, dicha teoría sólo sostiene, en el fondo, que el “deber” no se infiere del “ser”, para decirlo con las palabras de Hume, o bien, que los postulados éticos carecen del fundamento empírico. 2_ Las posturas básicas del empirismo lógico El empirismo lógico sostiene de una manera radical que todo aquello que se diga debe encontrarse dentro de los límites de la experiencia posible, es decir, debe de contar, así sea en principio, con alguna posibilidad de ser verificado, o bien, refutado. Todo aquello que no reúna estas condiciones, no es sino una ilusión propiciada por las deficiencias lógicas de nuestro lenguaje, que así nos induce a ilusión o engaño. Esto último da lugar entonces a la metafísica, que debe ser rechazada como conocimiento por no constituir una auténtica afirmación fáctica y que, según Carnap, tampoco representa una expresión poética o artística adecuada; siendo insuficiente en ambos sentidos, esto es, como presunto conocimiento y como posible manifestación estética. Este rechazo de la metafísica, que tiene ilustres antecedentes en la historia de la filosofía tiene, en este caso, la originalidad de que los empiristas lógicos hacen depender la imposibilidad de la metafísica no de la naturaleza de lo que se puede conocer, sino de la naturaleza de lo que se puede decir. Obviamente, los hechos elementales de la experiencia diaria, considerados en su aislamiento, no son suficientes para captar los procesos que integran a la experiencia considerada como un continuo, por lo que es necesario proceder a su análisis y vinculación lógicas. Dado que la lógica no es, a su vez, de naturaleza empírica, sino sólo formal, y por lo mismo de índole tautológica, como las matemáticas, es decir, que cada nueva afirmación sólo vuelve explícito aquello que estaba implícito en las afirmaciones precedentes, sin añadir nada verdaderamente nuevo a éstas, para que el cuerpo de datos empíricos pueda ser manejado, hay que aplicarle el instrumental del análisis lógico, por lo que esta corriente filosófica acaba por denominarse, en general, “empirismo lógico”. 34 Además, y puesto que toda esta codificación, transmisión y análisis de la experiencia humana se hace recurriendo a ese supremo instrumento constituido por el lenguaje, y puesto que, como ya se dijo, el lenguaje diario, por su estructura, puede inducirnos a creer en entidades y procesos no verificables ni refutables, es necesario aplicar la herramienta del análisis lógico también al lenguaje mismo, a fin de garantizar tanto la corrección lógica de su sintaxis, esto es, de sus reglas de operación, como la plenitud significativa de sus términos, es decir, su validez semántica o, lo que es lo mismo, que cada término empleado sirva para designar un objeto, fenómeno o proceso específico, o bien algún tipo de vinculación concreta entre tales objetos, fenómenos o procesos. De este modo, las disciplinas filosóficas fundamentales quedan reducidas para el empirismo lógico en general, a tres: la lógica, esto es, los principios formales que gobiernan una conexión de términos adecuada y verdaderamente significativa; la semántica, es decir, los principios para la determinación de la significación o falta de ella (o sea, de un correlato empírico o de una función lógica) de dichos términos, y por último, la epistemología o teoría del conocimiento que se encarga de examinar los vínculos entre las proposiciones de orden lingüístico establecidos y los hechos de la experiencia a los cuales se refieren tales proposiciones, es decir, el ámbito en el cual se establecen los principios para verificar o refutar una determinada afirmación. Es claro que cada uno de estos puntos admite mil y una variantes, por lo que se presentan grandes divergencias entre los propios empiristas lógicos, pero es igualmente claro que se trata de una concepción sólida y unificada que admite el mismo tratamiento que se da a la matemática y a la ciencia fáctica, a diferencia de los grandes sistemas omnicomprensivos de las filosofías tradicionales desde Aristóteles a Marx, pasando por Tomás de Aquino y Kant. Esta postura implica una amputación radical de la metafísica del campo filosófico puesto que sus deficiencias semánticas y lógicas la convierten en una construcción vacía de cualquier contenido cognoscitivo, por carecer de criterios de verificación o de refutación. Sin embargo, este rechazo de la metafísica se ha suavizado con el correr del tiempo, y hoy los empiristas lógicos ya no tienden a tratar al metafísico como un delincuente sino como a un enfermo, puesto que, en las palabras de John Wisdom, “probablemente existe alguna buena razón para que diga las extrañas cosas que dice” y una técnica terapéutica adecuada exige comprender tal razón. En cuanto a esas otras ramas tradicionales de la filosofía constituidas por la ética y la estética, no son suprimidas por el empirismo lógico, sino que meramente cambian de carácter. Así, la primera se explica empíricamente mediante un adecuado análisis histórico-sociológico, y la segunda, en tanto que análisis de un cierto tipo específico y definido de emociones, cae en los terrenos de la psicología, y en tanto que análisis de medios y formas de comunicación eminentemente emotiva y de índole no discursiva, esto es, de las obras de arte, pertenece al campo de la teoría de la comunicación y de los signos, como demostrara brillantemente el norteamericano Charles Morris. Igualmente, en la disputa filosófica planteada por el marxismo contra el empirismo lógico, al que considera meramente como “una ideología burguesa favorecedora de los intereses del imperialismo”, los empiristas lógicos demostraron, aplicando sus herramientas analíticas, que las formas dialécticas del lenguaje manejadas por sus adversarios eran insuficientes, tanto por inducir con una extraordinaria facilidad a aseveraciones de carácter metafísico, esto es, carentes de correlato empírico por lo tanto, de verificabilidad, como por ser un vehículo inadecuado para describir aquellos fenómenos a los que sí se refiere significativamente, ya que es complejo e impreciso y puede ser sustituido con ventaja por las expresiones técnicas propias de análisis ÍNDICE 35 de estructura y sistemas, esto es, de totalidades orgánicamente constituidas en las cuales el conjunto no representa la simple suma de las partes, ya que éstas desempeñan en aquél funciones imposibles de reconstruir fuera de dicho contexto. Igualmente otras funciones que se asignan a este confuso lenguaje dialéctico, pueden ser desempeñadas con mucha mayor eficacia y claridad por la teoría de los juegos desarrollada por John van Newmann. En otras palabras, el análisis lógico del lenguaje y el manejo adecuado de términos derivados de lenguajes científicos especializados resultan superiores a un lenguaje -en este caso el del marxismo- que si bien no deja de tener un significado, -así sea parcialmente- está inmerso en el habla cotidiana y sus deficiencias lógicas. capacidades analíticas, lógicas y críticas, por lo que puede ser considerado como una elevada forma contemporánea del humanismo. Obviamente, todo lo anterior no constituye tanto un sistema como una actitud respecto de las tareas filosóficas, dentro de las que se admiten tanto variaciones y divergencias, como -esto es mucho más importante- la posibilidad de conciliación, convergencia y acuerdo, no por obra de un oportunismo político, sino por la circunstancia de las premisas comunes representadas por el dato de la experiencia correcto y verificable, y los principios del análisis lógico de la misma, así como del lenguaje mediante el cual nos referimos a ella. Ayer, A.J., El positivismo lógico (antología), Fondo de Cultura Económica, 19 edición, México, D.F., 1965. Fiegel, H., y Broodbeck M., (edc.), Readings in the philosophy of science Appleton Century Crafts, Nueva York, 1953. Shilpp, P.A., (ed.), The philosophy of Bertrand Russell, Northweskrn University Press, Evanston, 1944. 3. La pedagogía del empirismo lógico. Lo anterior no constituye sino una caracterización en exceso general y simplificada de la rica corriente del empirismo lógico, por lo que no le hace verdadera justicia. Sin embargo, dicha caracterización debe sernos suficiente para intentar derivar de ella la pedagogía que correspondería a esta escuela de pensamiento, ya que sus integrantes jamás se preocuparon por darle una formulación explícita. Ciertamente, pensadores muy próximos a esta corriente, tales como Bertrand Rusell y John Dewey se preocuparon profundamente por cuestiones educativas, y prácticamente todos los representantes más distinguidos de esta corriente fueron profesores o son universitarios, por lo que no desconocen este tipo específico de problemática. En función de este dato, creemos que no resulta particularmente forzado reconstruir una pedagogía propia del empirismo lógico. Para empezar, dicha pedagogía se centra en dos direcciones aparentemente contrapuestas, aunque en realidad complementarias; por una parte, la de habituar al educando a un pensamiento claro, preciso y lógicamente riguroso, sin acudir a términos confusos por estar insuficientemente definidos, pensamiento que no tiene más tribunales que los de la lógica y la autoridad de los hechos, y por la otra parte, habituarlo a un ejercicio de la propia independencia intelectual, del respeto por el pensamiento ajeno, así sea divergente, y del manejo escrupuloso de la lógica y los hechos como únicos medios legítimos para un ejercicio honesto de una crítica que, así, sólo puede ser constructiva. BIBLlOGRAFIA Antologías y Recopilaciones Otros textos Carnap, R., Sintaxis lógica del lenguaje, UNAM, México, D.F., 1963. Carnap, R., Filosofía y sintaxis lógica, UNAM, México, D. F., 1963. Frank, Ph., Entre la física y la filosofía, Editorial Losada, Buenos Aires, 1945. Jorgenosen, J., The development of logical empiricism, University of Chicago Press, Chicago, 1951. Kaufmann, F., Metodología de las ciencias sociales, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1946. Kraft, V., El círculo de Viena, Taurus, Madrid, 1956. Mises, R. van, Probabilidad, estadística y verdad, España-Calpe Argentina Buenos Aires, 1946. Morris, Ch. W., Fundamentos de la teoría de los signos, UNAM., México, D.F., 1958. Nagel, E, La estructura de la ciencia, Editorial Paídos, Buenos Aires, Argentina, 1974. Nagel, E. y Newman, J.R., La prueba de Gödel, UNAM, México, 1959. Papper, K., La lógica de la investigación científica, Tecnos, Madrid, 1962. Reichenbach, H. La filosofía científica, Fondo de Cultura económica, México, D.F., 1953. Weinberg, JK. Examen de positivismo lógico, Editorial Aguilar, Madrid 1959. En otras palabras, este entrenamiento en el rigor intelectual que implica la formación del individuo dentro del pensamiento propio del empirismo lógico, implica tanto un desarrollo como un €profundo dominio de los recursos de crítica y análisis del individuo, con todas las consecuencias que ello tiene también para su percepción, sensibilidad y actitud emotiva, como un ejercicio continuo en la práctica de la comprensión y tolerancia para los demás seres humanos, por lo que bien podría decirse que una educación encauzada dentro de las actitudes propias del empirismo lógico necesariamente tenderá a librarlo del error, la superstición, el fanatismo, los prejuicios, las ideas infundadas y la intolerancia, ayudándole en cambio, a desarrollar plena y totalmente sus 36 ÍNDICE 37 EL MURALlSMO EN LA REVOLUCION La Revolución de 1910 fue un fenómeno histórico de amplias y profundas repercusiones en el seno de la sociedad mexicana; de tales efectos se desprenden hechos que abarcan un rico espectro del acontecer nacional, y de él me voy a referir al tema de la pintura dentro del contexto histórico de la Revolución Mexicana. La extensión del tema me obliga en este caso, a referirme a sus coordenadas fundamentales y a señalar aquellos puntos que den una idea más clara de lo que fue este movimiento pictórico, como también su proyección estética. Es de todos sabido cómo las artes plásticas durante el porfiriato, estuvieron sustentadas sobre rígidas bases académicas derivadas de patrones europeos, y que al incorporarse al medio nacional mixtificaron la realidad mexicana de ese momento, presentando temas y formas más próximos a los modelos de la antigüedad clásica. Si bien esto sucedió en el seno de la Academia, hay que admitir que en ese tiempo las posibilidades de expresión plástica eran limitadas, y más que nada los modelos a seguir estaban muy lejos de ser mexicanos. Si acaso en el campo de la pintura hubo algunos intentos de reencontrar lo nacional, es a partir de lecciones pictóricas de historia patria de artistas como Félix Parra, Leandro Izaguirre y José Obregón, que en sus obras presentan sus personales versiones sobre los temas de la conquista y en general del México prehispánico. Si la idea era reivindicar ese pasado histórico, tal vez lo consigan en cuanto a la anécdota o a la intención, porque formalmente son obras que están muy distantes de plasmar al mundo indígena en cuanto al ambiente y elementos que lo estructuraron. De ello tenemos un claro ejemplo en la obra El descubrimiento del pulque de José Obregón. Aquí la princesa Xóchitl y los demás personajes de esta leyenda parecen más personajes griegos que indígenas, si nos atenemos a su anatomía, posturas y atuendos. De igual forma El tormento de Cuauhtémoc, de Izaguirre, es un trabajo con un dramatismo teatral que a nadie convence. El señor de Tenochtitlan -Cuauhtémoc- en un gesto falsamente heroico es el punto medular de esta anécdota histórica. En cuanto a Félix Parra hay que recordar su obra La matanza de Cholula. En ella hay una escena sangrienta enmarcada por una arquitectura extraña, que nada tiene que ver con el contexto arquitectónico de los antiguos mexicanos. Aquí hay que aclarar que a falta de datos más concretos al respecto, los artistas se dejaban llevar por los patrones culturales que venían de Europa. Finalmente con estos temas, que por ciertos son numerosos, se trata de rescatar un pasado histórico indígena para glorificarlo y situarlo como fundamento, de una nueva versión de la historia .nacional. El movimiento armado de 1910 vino a sacudir las estructuras, de una sociedad anquilosada y sumida en una serie de realidades que muy pronto desaparecerían. Así, en el campo de la pintura, los alumnos de la Academia de Bellas Artes se rebelan contra los métodos y sistemas académicos. De esas voces disidentes sobresale la de Diego Rivera. Años después de apaciguadas las luchas armadas, se manifiesta para 1922 el primer impulso revolucionario dentro de la pintura. En él aparece en primer plano Rivera y otros artistas igualmente inquietos, que luchan por abrirse paso en terrenos estéticos totalmente nuevos: Rivera, Orozco, Siqueiros, el Dr. Atl, y otros pintores, reciben del entonces ministro de educación, José Vasconcelos, el decidido apoyo para que plasmen sus obras en los muros de los edificios públicos. Será en la Escuela Nacional Preparatoria donde se realicen obras de .gran importancia para el arte pictórico contemporáneo. Rivera y Orozco serán fundamentalmente los protagonistas de esta primera jornada. El primero trabajará en el Anfiteatro Bolívar y Orozco en muros del patio principal, o sea el del Colegio Grande de San Ildefonso. Este arranque pictórico audaz y 38 trascendental tiene lugar en 1922. La tarea no fue fácil, buena parte de la opinión pública desaprobó esta aventura. Los temas históricos ahí plasmado fueron motivo de agrias discusiones. Siqueiros cuenta cómo fueron cualquier objeto de agresiones físicas por gentes fanatizadas que rechazaban cualquier tipo de renovación en la pintura, o que no aceptaban las críticas sociales de los artistas. En cuanto a la obra de José Clemente Orozco en la Escuela Nacional “Preparatoria, me permito señalar dos temas que sobresalen por su intenso dramatismo: el de La trinchera que se encuentra en la planta baja, y La despedida del soldado, que se localiza en el segundo piso. En el primero de los temas, el artista de ciudad Guzmán, plasmó con maestría una escena de la guerra en la trinchera. En él todo el drama del hombre que lucha por defender su libertad se encarna en tres figuras de soldados, que reflejan su angustia ante la muerte y la injusticia. Son tres magníficas figuras ejecutadas vigorosamente, con trazos amplios y decididos, que ya desde ese momento permiten ver el talento creador de Orozco. En cuanto al otro mural, el del segundo piso, la escena ahí representada es conmovedora: un joven soldado besa reverente la mano de su madre ciega. En efecto, sentada en el suelo está la anciana mujer despidiendo a su hijo que se va a la guerra. Un poco más a la derecha otro soldado se despide de su compañera. La escena está enmarcada por una arquitectura geométrica y desprovista de elementos funcionales, con ello se remarca una atmósfera de soledad y tristeza que Orozco supo plasmar magistralmente a partir de una sobriedad formal muy sugerente. De la vasta producción pictórica de José Clemente Orozco, destacan de manera muy especial las obras que ejecutó en la ciudad de Guadalajara (1936-1939): en la Universidad, en el Palacio de Gobierno y en el Hospicio Cabañas. En este edificio, el genio creador de este artista excepcional alcanzó alturas inconmensurables: El hombre de fuego, plasmado en la cúpula es, sin temor a equivocarme, una de las obras maestras del arte universal de nuestro siglo. Es, en efecto, una realización plena de significados estéticos y sabiduría plástica. Entre 1923 Y 1928, Rivera, junto con sus alumnos (Juan Charlot y Amado de la Cueva) comenzó a pintar los muros de la Secretaría de Educación Pública. En ellos plasma diversos aspectos de la Revolución Mexicana, así como también de la problemática social de ese momento. Sus pinturas, de un cromatismo novedoso, fueron complementadas con leyendas alusivas a la lucha revolucionaria o también al marco ideológico de esa contienda. En estos murales, los comentarios cáusticos del ilustre guanajuatense provocaron polémicas, mismas que no lo van a abandonar a través de toda su vida. En el cubo de la escalera, Rivera representa el trópico oaxaqueño en una secuencia de hermosas pinturas, donde la naturaleza exuberante de la región enmarca la sensual belleza de las mujeres istmeñas. En estos trabajos y en especial en el tema El nacimiento del mar, Rivera se vislumbra con su subjetivo primitivismo que hace su obra más atrayente. En el segundo patio Rivera presenta el tema de las fiestas populares con gran maestría. De aquí se destacan el Sábado de Gloria, donde en forma implacable cuelga como Judas a un soldado, a un cura y al hambreador. Igualmente en el mural con el tema del Primero de Mayo, aparecen los obreros incorporados a la lucha revolucionaria. Aquí aparece su compañera, Frida Kahlo, repartiendo armas a los soldados. También Rivera hace notar el carácter ideológico de la revolución según su personal punto de vista. De la sección de fiestas, El Ola de Muertos y El ÍNDICE 39 Viernes de Dolores en Santa Anita son muy agradables por la composición y colorido de sus temas. Para 1926, Rivera pintó tal vez la mejor de sus obras en el Salón de Actos de la Escuela de Agricultura de Chapingo. Aquí desarrolló el tema de la evolución natural del hombre, tanto en su aspecto histórico-social, como en su evolución biológica. El tema, a su vez, se involucra en una alegoría referente a la tierra y a su carácter germinal. Los trabajos fueron realizados con un cromatismo sugestivo y hermoso. La luz que penetra por las claraboyas del recinto subraya el ámbito iluminado de las pinturas. Al fondo de la sala, la figura desnuda de Guadalupe Marín representa el poder fecundo de la tierra, del mismo modo las figuras de Zapata y Otilio Montaño, envueltos en sarapes rojos, símbolo de su sacrificio revolucionario, representan la semilla que ha de germinar en la revolución social: su fruto será la lucha por un mundo mejor. En la bóveda Diego Rivera pintó espléndidas figuras, en un alarde de perspectivas que recuerdan a las figuras de Miguel Angel en la Capilla Sixtina. Para 1930, en el que fuera palacio de Cortés en Cuernavaca, Rivera plasma su versión crítica sobre la Historia de México. Nuevamente su cromatismo lleno de vigor ilumina los temas de la conquista y de la revolución. Aquí se destaca en uno de los muros laterales la figura de Zapata vestido todo en blanco, aquí Rivera lo presenta como a un ser purificado por su sacrificio. Asímismo, a su lado resalta un bellísimo caballo blanco que nos recuerda a los del pintor renacentista Paolo Ucello. Para terminar este pequeño trabajo, quiero subrayar la importancia de la pintura mural nacida en la etapa revolucionaria de los veintes. Es sin duda uno de los proyectos más ambiciosos que artistas como Rivera, Orozco y Siqueiros, y la buena voluntad de los gobiernos de esa época, emprendieron para la educación estética del pueblo. Por otro lado es incuestionable la renovación plástica que se gesta con este despegue del muralismo, como también lo es la repercusión que tuvo en el ámbito de la cultura nacional. Es pues el muralismo mexicano uno de los logros más importantes en la trayectoria artística del México Contemporáneo. BIBLlOGRAFIA Cardoza y Aragón, Luís. Orozco. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1959. Fernández, Justino. Arte moderno y contemporáneo de México. México, Imprenta Universitaria, 1952. La pintura moderna mexicana. México, Edit. Pormaca, 1964. March, Gladys. Diego Rivera, mi arte mi vida. México, Edit. Herrero, 1963. Orozco, José Clemente. Autobiograffa. México, Ed. Era, 1970. Reed, Alma. Orozco. México, Fondo de Cultura Económica, 1955. Rodríguez, Antonio. Canto a la tierra. Los murales de Diego Rivera en la Capilla de Chapingo. México, Universidad Autónoma de Chapingo, 1986. Tibol, Raquel. Arte Messicana, época moderna y contemporánea. México, Edit. Hermes, 1965. Finalmente Diego Rivera, en largas temporadas, pinta su obra monumental en el Palacio Nacional, síntesis portentosa de temas, personajes y episodios de la Historia de México. En estos murales el tema de la Conquista lo atrapa y, en él, vierte todo su odio contra Cortés. En cuanto a la Revolución, está presente con la ideología peculiar del artista. Profra. Guadalupe López Escobar. Por último haré mención al también controvertido pintor David Alfaro Siqueiros, quien desde muy joven se vio involucrado en la lucha revolucionaria. Sus firmes convicciones políticas y su carácter sumamente inquieto lo envolvieron en el remolino de las acciones violentas: estuvo preso, fue perseguido, estuvo en la Guerra de España y fue hasta sus últimos días un luchador incansable. Allá por los años sesenta, después de obtener su libertad, plasmó en el Castillo de Chapultepec su versión de la Revolución Mexicana, en una obra magistral por su concepción pictórica y por la admirable dinámica que presenta. Siqueiros hizo extensivas sus inquietudes al campo de la pintura, ya que ésta fue su gran pasión. Así vemos en estos murales de Chapultepec sus audaces principios de perspectiva, sus fundamentos de lo que él llamó el espectador móvil y su idea de una estética integral, donde obra y espectador forman una unidad. Hay que recordar la alegoría del jinete que cabalga un brioso caballo y estaremos de acuerdo en reconocer el talento creador del maestro de Chihuahua. Siqueiros, en las postrimerías de su vida, realizó una de sus obras más ambiciosas, su famoso Polyforum, en el cual a manera de un digno remate a su brillante trayectoria supo integrar arquitectura, pintura y escultura en una unidad dinámica y rica en expresiones plásticas: color, volumen, espacio y movimiento en armonía perfecta. 40 ÍNDICE 41 FUERA DEL AULA Por José Castillo Farreras Esta sección es análoga a otra que con el nombre de “Preguntas no formuladas en clase” sugerí hace tiempo para un periódico estudiantil de otra escuela. En ella los profesores aclarábamos las dudas de los muchachos, dudas ciertamente relacionadas con la asignatura impartida, pero sólo de una manera tangencial e indirecta. Me explico: sobre asuntos que el profesor da por sobreentendido o que tal vez no le corresponda explicar, pero que menciona. En consecuencia, se excluían los temas que fueran estrictamente obligatorios en la práctica docente. De este modo se daba pie para inaugurar un ágil procedimiento de extensión de la cultura, ade más de incitar así a los maestros a participar con sus mensajes en el órgano escolar. Ahora la idea es más amplia. En “Fuera del Aula” se podrán hacer preguntas no sólo a los pro fesores; también a las autoridades escolares, a los trabajadores, administrativos y a los propios estudiantes. Pero entiéndase bien: esta sección no es para entrevistas. El género de la entrevista supone no sólo múltiples preguntas, sino variedad temática que incluye la vida extraescolar y aún la privada. En “Fuera del Aula” se hará una sola pregunta a cada interpelado y siempre de carácter cultural o sobre las tareas estrictamente académicas o administrativas de la institución o vinculadas con ellas. Naturalmente que, como todos los trabajos que se entregan para su publicación, el coordinador de esta sección pasará las colaboraciones a la consideración del Consejo Editorial de los Cua dernos. Las preguntas pueden entregarse en la Coordinación Cultural del Plantel o al responsable de esta sección, con el nombre y datos de identificación de quien la formula y de quien se espera respuesta. un trabajo original. Es decir, repiten lo que ya ha hecho la tradición familiar o regional, copiando, imitando, aunque sus manos impriman imaginación y cariño a lo que están haciendo (cosa que no hace la máquina en la producción industrial en serie, con la que la artesanía no debe ser confundida). - R.A.- Creo que ahí está una significativa diferencia: la artesanía es más manual y repetitiva; el arte más imaginativo y creador. Aunque esto no sea definitivo, pues ambas cosas están pre sentes tanto en el artista como en el artesano y, así, la diferencia es de grado, a veces irreco nocible. Lo “familiar” y lo “regional” son también indicios para la separación de lo artesanal, sin olvidar que hay familias enteras de artistas y que en la historia del arte también la “región” imprime su sello. Yo supongo que el artista tiene que ser artesano y el buen artesano artista. Mi oficio es la talla en madera, pero dentro de las artes aplicadas su ejecución no sólo es a partir de la habilidad manual, a menos que se me pida una simple copia (cosa que también padecen los artistas cuando hacen sus obras por encargo). La talla requiere de conocimientos básicos de dibujo geométrico y ornamental y una precisión de formas y volúmenes en la imaginación del ejecutante, así como el conocimiento del material utilizado (madera, mármol, piedra). - A.H.C.- La talla colinda con otras expresiones en las que don Roberto Amelco y su servidor aún exploramos, como la muy destacada de la restauración de antigüedades o de obras de arte plástico, que a su vez es o puede ser obra de arte. - R.A.- Quisiera repetir que todo depende de que el trabajo esté bien o mal hecho. Lo demás pasa a segundo término. - A.H.C.- Claro; como en todo. Por eso a lo que es excelente se le llama “obra de arte”. En realidad, sólo es arte el bueno. El malo no lo es. La artesanía bien ejecutada y terminada también es obra de arte; la mal hecha es sólo un fracaso, un adefesio, un trabajo malogrado. - R.A.- Estoy de acuerdo e insisto: buen arte y buena artesanía son lo mismo, es decir, sim plemente arte. SOBRE ARTE Y ARTESANIA El coordinador de “Fuera del Aula” pregunta: Su trabajo parece fluctuar entre el arte y la arte sanía. ¿Podrían señalar a nuestros lectores las diferencias y similitudes que ustedes perciben? Responden: Antonio Hernández Cortés y Roberto Amelco, técnicos de la carpintería del plantel. - A.H.- Creo que las diferencias no son precisas. Arte y artesanía a veces parecen lo mismo y a veces cosas muy distintas. - R.A.- Me parece que las dificultades son mayores cuando se comparan un arte malo y una buena artesanía. - A.H.C.- Quizás la obra de arte sea más depurada por haber sido realizada casi siempre por personas con instrucción escolar o que tienen una especial vocación y facultades para desem peñar una obra con maestría. La artesanía, en cambio, es un trabajo ejecutado por personas que heredan una habilidad y que, además, hacen reproducciones, pese a que cada una fuera 42 ÍNDICE 43 COLABORADORES ING. QUIM. CECILIA AVENDAI\IO ZATARAIN Egresada de la U.N.A.M. en la carrera de ingeniero químico en 1962. Desde 1963 a la fecha, desempeña diferentes tareas en el colegio de química de la Escuela Nacional Preparatoria de la U.N.A.M. En la actualidad profesora titular “A” de tiempo completo en el plantel no. 7 “Ezequiel A. Chávez” de la E.N.P. LIC. SALVADOR AZUELA ARRIAGA Nació en la Ciudad de México, D.F., donde realizó sus estudios hasta obtener el título de licen ciado en derecho; trabaja como profesor de historia desde 1959 en la Escuela Nacional Prepara toria. PROFR. JOSE BARRERA GIL Profesor de la Escuela Nacional Preparatoria, miembro del colegio de biología, coautor de 2 libros publicados. PROFR. MARIO JULIO DEL CAMPO VILLARREAL Profesor de español y literatura; enseña italiano e inglés. Tiene 27 años de docencia, libros de poemas y cuentos. Artículos, conferencias y traducciones publicados. PROFR. JOSE MARIA CASTILLO FARRERAS Da clases de filosofía. PROFRA. MARCELA GUIJOSA AGUIRRE Estudió filosofía y da clases de lo mismo en la E.N.P. 7 desde hace 9 años. PROFR. PONCIANO HERRERA JIMENEZ Profesor de física de la Escuela Nacional Preparatoria. PROFRA. GUADALUPE LOPEZ ESCOBAR Originaria de la ciudad de Ouerétaro. Estudios superiores Facultad de Filosofía. Maestría en historia. Maestra fundadora del Plantel no. 7 “Ezequiel A. Chávez”. PROFRA. NOEMÍ PONCE CANTON Nació en la ciudad de Mérida, Yucatán, donde realizó sus primeros estudios, los que prosiguió aquí en la capital para obtener la maestría en lengua y literatura española, en 1951. Desde esta fecha trabaja en la preparatoria impartiendo clases y desempeña el cargo de maestra investiga dora de medio tiempo, “C”. Los Artículos son responsabilidad exclusiva de los Autores. No se devuelven los originales. PROFR. ALFREDO VILLANUEVA BUEN ROSTRO Maestro en letras de la U.N.A.M. Con 28 años de servicio y algunos más de oficio literario. Pre tende mucho más de lo realizado. 44 ÍNDICE 45 ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA PLANTEL 7 “EZEQUIEL A. CHAVEZ” Esta obra se terminó de imprimir en noviembre de 1994 en los talleres de Impresora MG. S.A. DE C. V. en México, D.F. El tiraje fue de 500 ejemplares en su segunda edición LIC. SALVADOR AZUELA ARRIAGA Director Auxiliar DR. MARIO DEL MORAL TORRES Subdirector LIC. ESTELA ZALAZAR BUENO Secretario Adjunto Diurno LIC. ORLANDO GARCIA GARCIA Secretario Adjunto Nocturno LIC. REBECA LOPEZ MEJIA Jefe de la Unidad Administrativa REGISTRO EN TRAMITE 46 ÍNDICE 47 DIRECTORIO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO RECTORIA DR. JORGE CARPIZO Rector DR. JOSE NARRO ROBLES Secretario General DR. ABELARDO VILLEGAS MALDONADO Secretario General Académico C.P. JOSE ROMO DIAZ Secretario General Administrativo LIC. MARIO RUIZ MASSIEU Secretario General Auxiliar LIC. MANUEL BARQUIN ALVAREZ Abogado General ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA LIC. ERNESTO SCHETTINO MAIMONE Director General LIC. MOISES TORRES MARTINEZ Secretario General DR. HUGO FERNANDEZ DE CASTRO PEREDO Secretario Académico LIC. GERMAN VALDEZ ALVAREZ Secretario Administrativo LIC. MANUEL CABRERA LOPEZ Secretario de Difusión Cultural