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Lunes 31 , Marzo 2008
[CONTENIDO]
[ECOS]
[PORTADA]
[PERFIL]
[CARAS DEL MUNDO]
‘EL ATRACTIVO DE FELIPE ES
SER GALÁN Y PAYASO’
Paola Bontempi
[ACTUALIDAD]
[PABLO MACKENNA]
[GENTE DE CARAS]
[CULTURA]
[AGENDA CULTURAL]
[TELEVISION]
[HOROSCOPO]
[NIKA]
[CARTAS-EMAILS]
CARAS DEL MUNDO
Paola Bontempi
‘EL ATRACTIVO DE FELIPE ES SER GALÁN Y PAYASO’
Por: DIANA MASSIS, desde Madrid
Su primera actuación en cine es en la película española Oscar: una pasión surrealista. Ella es
Roma, el gran amor del pintor Oscar Domínguez, perseguida hasta la muerte por los nazis,
inmortalizada en un cuadro con sus manos de pianista cercenadas, saltando solas sobre las
teclas. Una superproducción de más de diez millones de dólares que pronto llegará a Chile.
EN KIOSKOS
l estreno en un teatro de la Gran Vía de Madrid, por el
perfecto acento de Roma. Y después la creían rusa. Pero
no, Paola Bontempi es española, nacida en las Islas
Canarias y de padres chilenos: Mariluz Fernández,
descendiente de alemanes; y Francisco Bontempi, de
italianos. Es la quinta de seis hermanos, los tres mayores,
Camiroaga; Jorge y los otros, Bontempi. Vaya lío. Pido un
mapa familiar: “Mamá contrae matrimonio con Jorge
Camiroaga y tienen tres hijos: Francisco, Felipe y Soledad.
Tras el divorcio, ella se casa con mi padre, se mudan a
Tenerife y nos tienen a los Bontempi: Daniel, yo y Andrea,
en ese orden”.
De piel alba, pecas claras y ojos cristalinos, Paola destiñe
en su tierra, donde las mujeres son morenazas. Menos rara
resulta en el París de la Segunda Guerra Mundial, rodeada
de humo y de artistas, posando en el taller del pintor
canario Oscar Domínguez, seductor miembro del grupo
surrealista, coetáneo de Miró, Picasso y Dalí.
Paola protagoniza una historia real y de época, que nace a
partir de una ficción situada en el presente. Victoria Abril,
en el rol de Ana, es una abogada moribunda, que parece
ser la heredera del último cuadro de Domínguez. A partir de
la búsqueda de
la obra, se revisa la vida del creador: su fulgor y
decadencia, el amor, el abandono, la enfermedad —sufrió
de elefantiasis—, la locura y el suicidio.
—¿Cómo fue debutar con Victoria Abril, Jorge Perugorría y
Joaquim De Almeida?
—Con mucho miedo al comienzo, porque de los actores
principales yo era la única desconocida. Tenía respeto no
sólo por el elenco y por querer estar a la altura, sino por mi
personaje, ya que después de leer el guión Victoria Abril dijo
que quería hacer de Roma. Y cuando nos conocimos me lo
confirmó.
“SON MIS PRIMERAS ESCENAS DE CONTE-NIDO
ERÓTICO Y DONDE ME TENÍA QUE SACAR LA
ROPA. Confiaba en que el director, Lucas Fernández,
haría un cuadro bonito, sin mostrar por mostrar. Quizá lo
más incómodo es el instante en que estás delante de todo
un equipo, con tu bata puesta y sabes que en algún
momento te la tienes que quitar”.
—¿Cómo lo hacen las actrices, se sacan todo o se quedan
con algo? Es una curiosidad.
—Me quedé con una tanga y además tuve la suerte de
trabajar con Joaquim De Almeida, un actor fantástico, con
mucha experiencia. Hubo buena química desde el
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comienzo, así es que fue más fácil de lo que imaginaba. Y
estoy contenta con el resultado.
—¿Cómo es Roma, esta mujer tan deseada?
—Es el gran amor de Oscar Domínguez. Judía polaca,
pianista y anarquista. Vive en el París de los surrealistas
pero también en el de los nazis que ocupan la ciudad. Es
tremendamente apasionada y apasionante, ama la libertad y
el arte, de ahí que se enamore locamente de Oscar, no
sólo por su fuerza de carácter, sino por ese talento tan
increíble que tenía.
—Ella sabe que él es un mujeriego orgiástico...
—Roma tolera entre comillas el lado mujeriego de Oscar,
que es una persona muy sexual, porque ella también lo es.
Por supuesto, esto trae consecuencias, porque una cosa
es aceptarlo racionalmente y otra, emocionalmente. A la
hora de la verdad, es muy duro, conlleva un sufrimiento
grande.
—Oscar abandona a Roma, que tiene un final fatal. ¿Cómo
fue verse fusilada en la pantalla?
—Impresionante. El día del rodaje ya fue chocante, porque
me llevaron a un descampado en Praga, me caracterizaron
con la sangre y cuando me miré al espejo ¡madre mía!,
parecía de verdad. Me colocaron en el lugar donde Roma
fue fusilada y vi la fila de nazis con las armas y casi me
muero. Tuve terror y le dije al director que revisaran bien
los rifles, por si había alguna bala real, no sería la primera
vez que eso ocurre en un rodaje. Después, mirar la escena
del fusilamiento y verme morir fue bastante impactante.
A los cinco años Paola quiere trabajar en la tele, porque
cree que basta achicarse y entrar por una puerta lateral,
para salir en la pantalla. A los siete pretende hacer
malabares en un circo. A los doce decide que quiere ser
actriz y se inscribe en cursos de interpretación. A los
diecisiete va a estudiar teatro a Londres y aprende bien
inglés a punta de Shakespeare. Remata en Los Angeles,
donde se forma en cine y televisión. Trabaja un tiempo:
doblajes, publicidad, cortos, teatro bilingüe. A los
veinticuatro, determina que basta de Hollywood. “Descubrí
que el tipo de carrera que yo quería era más europea y
para despegar necesitaba hacerlo primero en mi país. Volví
a España, a vivir a Madrid”. Trabajó de camarera, de
profesora de inglés e hizo algunos papeles pequeños, hasta
que hace cuatro años la ficharon en la Televisión Canaria,
donde ha sido la cara del magazín de las mañanas, igual
que su hermano Felipe.
—¿Y él le dio consejos?
—Siempre me ha guiado. Nos queremos muchísimo y
somos muy buenos amigos, hablamos por horas. En lo
laboral me ha hecho muchas alabanzas y me ha dejado
libre, porque cada uno tiene que descubrir por sí mismo,
pero si necesito un consejo me lo da, desde cuánto
estudiarme los guiones hasta el look, un montón de cosas.
—¿Qué le criticaría?
—No tengo absolutamente nada que criticarle. Amor de
hermana (se ríe). En serio, en lo profesional lo admiro
muchísimo, porque es un artista completo. Es de una
naturalidad increíble, un sentido del humor extraordinario.
“FELIPE TIENE ESA COMBINACIÓN DE GALÁN Y DE
PAYASO QUE ES MUY DIFÍCIL ENCONTRAR. No teme
al ridículo. La gente que trabaja en medios está pendiente
del qué dirán. El, ¡para nada! Pienso que es la clave de su
éxito. Además, su imaginación es abismante, crea
personajes en un minuto y posee una presencia escénica
espectacular. Si entra en una habitación en Chile es normal
que lo mire todo el mundo, pero aquí no lo conoce nadie y
la gente se da vuelta a mirarlo.
—Será por lo guapo...
—No es por guapo, es una cosa muy sutil, es ángel. Hay
gente que lo tiene y aunque tires a feo, si tienes ángel
llamas la atención, porque llevas una especie de luz a tu
alrededor, que hace que los ojos se vayan hacia ti. Es algo
con lo que se nace.
Empanadas, palta molida, música andina y el acento
inconfundible de sus padres. Paola creció con un pedazo de
Chile en Tenerife y un gran trozo de familia en el país de
origen: abuelos, tíos, primos y los hermanos Camiroaga.
“Me siento algo chilena, curioso, porque nunca he vivido allí.
Voy cada vez que puedo, una vez al año últimamente,
acabo de estar en Navidad”.
—¿Cuándo se encuentran los hermanos?
—A Felipe lo conocí de muy pequeña y no nos volvimos a
ver físicamente hasta mis catorce años, pero siempre
estuvimos conectados hasta hoy. Supongo que esto parece
muy raro desde afuera, pero nosotros lo hemos vivido
como normal. Toda la vida supe de mis hermanos en Chile,
nos llamábamos por teléfono, nos mandábamos regalos.
Ahora nos vemos bastante.
—¿La relación la han construido ustedes?
—La hemos construido nosotros, pero con el apoyo de
nuestros padres. Mi madre siempre nos habló de nuestros
hermanos Camiroaga y nos daba las cartas y las fotos. Ella
creó el vínculo.
—¿Cómo era su mamá?
—Era tremendamente libre, muy hermosa, por dentro y por
fuera, con mucha fuerza y presencia, quizá de ahí lo sacó
Felipe. Una mujer completa, siempre trabajó en distintas
cosas, hubo una época en que traía artesanía chilena para
apoyar a los artesanos de allá.
—¿Qué les contaba de Chile?
—Ella y mi padre han sabido ver lo bueno de todos los
sitios, son muy internacionales. Pertenecen a familias de
emigrantes, lo que crea un amor por el país en que estás,
pero también un desarraigo, y eso te lleva a cualquier lugar.
—¿Cómo era su hermano de niño?
—Me lleva diez años, así que estaba grandecito cuando lo
conocí, tenía veinticuatro, ya era súper famoso y aquello
me impresionó muchísimo. Ibamos de paseo y se le tiraba
todo el mundo encima, para mí era rarísimo. El ya estaba
acostumbrado, supongo, aunque no sé cómo uno termina
de acostumbrarse a algo así.
—¿Y cómo vive él este tema?
—Igual que todo en su vida, con mucha normalidad, lo
entiende y lo ve de una forma muy profesional, conoce su
trabajo y sabe que no tener la intimidad de la que goza
alguien desconocido es parte de los efectos secundarios de
su carrera.
—¿Cómo se sintió en Animal nocturno?
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—Mágico, porque desde que quise ser actriz fantaseaba
con la idea de que coincidiéramos en la pantalla grande o
pequeña, y cuando estaba rodando la película lo invité a mi
programa. Eso ya fue la bomba, yo entrevistando a mi
hermano, una locura. Pero me hizo más ilusión estar en el
suyo.
—¿Ha pensado hacer cosas en Chile?
—No lo descarto, porque se está haciendo muy buen cine
últimamente. Andrés Wood me parece un director
excepcional, también está Alex Bowen, que hizo Mi mejor
enemigo. Tampoco rechazo la tele, iría por temporadas.
—Y la gente, ¿qué le parece?
—Es cariñosa, acogedora, quizá de mentalidad más
cerrada, pero cada país tiene su lado bueno.
<“AUNQUE A LOS CAMIROAGA Y LOS
BONTEMPI/font> nos han CRIADO en lugares distintos y
hogares diferentes, tenemos una forma de ver la vida y de
vivirla muy parecida. Yo creo que mi madre nos transmitió
ese amor por la libertad y la apertura de mente. Eso lo
tenemos los seis”.
—¿Espera que su carrera sea como la de Penélope Cruz,
Victoria Abril?...
—Pienso en la francesa Juliette Binoche o en la británica
Judi Dench, que hacen desde una película más comercial
hasta una independiente, escogen lo que les gusta y
combinan cine y teatro, con proyectos que las apasionan.
Hacer cosas en Hollywood también, no me gustaría ponerle
nacionalidad a mi trabajo, podría hacer una película chilena,
una americana, una italiana, francesa, española y teatro en
cualquier sitio.
—¿Está casada?
—Soltera, pero emparejada.
—No está vacante como su hermano, que es como el
soltero de oro, todo el mundo lo quiere casar.
—Que no se preocupen, él esta muy contento como está,
con su vida actual.
—¿La familia lo quiere casar?
—No, nunca hemos tenido ese afán de querer casar a
nadie, somos todos solteros, no hay ningún nieto y mis
padres jamás presionaron por ser abuelos. Se puede tener
hijos a los cuarenta, como las actrices de Hollywood, que
están todas embarazadas, ¿las viste en los Oscar?
—¿Qué le pareció el Oscar de Bardem?
—Me saltaron las lágrimas cuando lo vi recibirlo, fue
merecidísimo.
—¿Y se imagina subiendo por ahí?
—Por imaginar que no quede. Fantaseo todos los días con
ese tipo de cosas, tengo pensado hasta lo que diría...
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