La llave maestra de la profecía todo lo que él pudiera desear: paz

Transcripción

La llave maestra de la profecía todo lo que él pudiera desear: paz
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La llave maestra de la profecía
todo lo que él pudiera desear: paz, vida agradable, felicidad,
abundante bienestar.
Con el propósito de que estas bendiciones se produjeran y
lograran el efecto deseado, Dios había puesto en acción sus
leyes espirituales inexorables. Mas Adán escuchó a Satanás y
prefirió hacer caso a su propio entendimiento humano. Por
consiguiente, desobedeció a Dios, rechazó el camino que
habría conducido a los resultados deseados y se lanzó por el
sendero humano del egoísmo, la codicia y la vanidad.
La humanidad desprecia el camino de Dios
La especie humana comenzó a multiplicarse y los hijos de
Adán siguieron ese sendero de la naturaleza humana
inspirada por Satanás. La Biblia solamente menciona a tres
personas anteriores a Abraham que aceptaron el camino de
vida de Dios, ¡solamente tres durante más de la tercera parte
de la historia de la humanidad! Abel fue llamado justo, Enoc
caminó con Dios y Noé fue pregonero de justicia, que es
simplemente obediencia al gobierno de Dios (Salmos 119:172).
Fuera de estos tres, y posiblemente Sem, no se menciona a
ningún otro antes de Abraham que se hubiera entregado al
gobierno del Eterno.
Ya en tiempos de Abraham los hombres habían perdido
todo conocimiento del verdadero Creador y Gobernante, la
revelación de su propósito y su camino hacia la paz, la
felicidad y la vida eterna. Habían proseguido sus propios
caminos e inclinaciones, yendo en sentido contrario a las leyes
espirituales de Dios. El pecado y la violencia llenaron el
mundo.
Dios comienza su nación con un hombre
Tal era el mundo de entonces, desorientado y lejos de Dios y
del conocimiento de los grandes beneficios que se derivan de
someterse a Él y adorarlo. En un mundo así, se hallaba un
hombre honesto y recto, sumiso y dócil, fuerte y motivado.
Dios le dio un mandamiento para probar su obediencia. A este
individuo, Abram, Dios le dijo: "Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande ... " (Génesis 12:1-2).
Esta era una orden que encerraba a la vez una condición