EL LIBRO COLOMBIA 26 IMPRENTA.indd

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EL LIBRO COLOMBIA 26 IMPRENTA.indd
C O L O M B I A
publicación mensual
año 2 ~ número 26
febrero 2013
© Derechos reservados
Distribución gratuita
>> porTada P18
Por QuÉ no cede La crisis
Más que a los terroristas o al calentamiento, el
mundo le tema a la recesión global que ya lleva
cuatro años y no termina de despejarse.
>> auTorEs /P44
ricardo silva romero
y su doble novela de
amor y de guerra.
>>Los Libros /p26
un retrato de la guerra en siria desde la
ciudad de alepo y los elogios que salman
rushdie se hizo a sí mismo en su biografía.
>> LanZamiEnTos /p40
santiago rojas integra varias
posiciones de la medicina para
difundir consejos de salud y bienestar.
Editorial
>>editor
Sergio Dahbar
[email protected]
>>consejo asesor
Carlos Caballero Argáez
jaime Abello Banfi
Luis Giusti
Lala Lovera
Denise Lugo
>>coordinación editorial
Rafael Osío Cabrices
>> redacción
Isabel Calderón Reyes
jose Agustín jaramillo
>>colaboradores
Antonio García Angel
Oscar Collazos
Harrys Salswach
>>corrección
Narcisa García
>>diseño gráfico
Gonzalo González
jaime Pérez M.
gg&a comunicación visual
C
ada tanto desaparece una librería en el mundo.
Se alzan entonces voces de protesta. Una
alharaca que no dura demasiado tiempo. Una
noticia tapa la otra. Y el curso de la vida sigue
sin detenerse. Como esas gotas de agua que
caen sobre el mar.
John Updike llamó a los libreros “la sal de la tierra’’. “La
línea del frente’’. “Los fuertes solitarios’’. Porque arrojan luz
sobre la acera. “Civilizan las urbanizaciones’’. No es poca cosa.
Esos fuertes solitarios han recibido llamados de atención
desde el terreno virtual, pero también desde el crecimiento de
grandes grupos editoriales, que al lanzar infinitos títulos al
mercado dominan el punto de venta para que sus libros no
queden en la retaguardia. También han resistido los efectos
de crisis y el desprecio del público.
Siempre vale la pena volver a Romano Montroni, autor de
Vender el alma, El oficio del librero, de Fondo de Cultura Económica. Este cruzado se convirtió en librero por casualidad,
trabajó veinte años en Feltrinelli, formó a más de 600 profesionales y es hoy por hoy amigo de intelectuales y escritores.
Su libro fue prologado por Umberto Eco y debe ser leído
porque no sólo contiene claves para quienes desean vender
libros de una manera inteligente, sino porque a la larga
representa un manifiesto sobre la naturaleza de una de las
grandes catedrales de la cultura universal: la librería.
Montroni le pide una opinión a otro italiano, editor de cuna y
escritor soberbio, Roberto Calasso. Y este le responde como un eco:
“la buena librería es aquella donde cada vez se compra al menos un
libro, y muy a menudo no el que se tenía intención de comprar’’. He
ahí un milagro cotidiano. Parece sencillo, pero no lo es.
C O N T E N I D O
O P I N I Ó N >>
>> SERGIO DAHBAR
Relaciones peligrosas /04
>> ÓSCAR COLLAZOS
Pluma de gonzo /06
>> ANTONIO GARCÍA ÁNGEL
La elegancia del erizo /08
>> RAFAEL OSÍO CABRICES
>> HARRYS SALSWACH
La prueba del tiempo /10
Cuaderno de notas /12
>>fotografía
Camilo Rozo
Vasco Szinetar
Efrén Hernández
>>Pre-prensa e impresión
Legis
>>una publicación de el librero colombia
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571.6231210 / 1165. FAX: 571.6231132
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>>directora
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>>administración
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20 >> P O R T A D A
© derechos exclusivos:
The New York Review of Books,
The New York Times Book Review
Las colaboraciones son rigurosamente
solicitadas. El editor no necesariamente
comparte los puntos de vista
de los colaboradores.
los libros
>>coordinación
Rafael Osío Cabrices
>>traducción
Gabriela Gamboa
>> Derechos exclusivos
The New York Times Books
Review
The New York Review of Books
2>Febrero 2013
Varios economistas han
escrito libros que intentan
explicar desde distintas
perspectivas los últimos
cuatro años de recesión
económica.
La crisis Económica:
un enigma en ProceSo
de reSolución
sudoKu
Si Alepo cae
la segunda ciudad siria se creía
a salvo de la guerra. Ahora, los
combates la han dejado sin su
riqueza y sin su fe /26
>> NOVEDADES
Lo más reciente de la
oferta editorial nacional
e importada /14
>> VISUALES
Una antología que celebra la forma
en que Alfredo Garzón hace pensar
con sus caricaturas. /24
>>OFICIO
Ante el cambio de
paradigma en el sector
editorial, Julieta Lionetti
cree que es importante
escribir la historia
económica del papel. /34
>> EDITORIALES
la valija de fuego quiere
inventarse nuevas
formas de circulación
para sus libros. /36
>> LANZAMIENTOS
El periodista venezolano
Francisco Oliveros hizo un
reportaje sobre una jueza
venezolana perseguida por
el chavismo. /38
>> LANZAMIENTOS
Para Santiago Rojas es importante
difundir la medicina por todos los
medios posibles. /40
los versos egocéntricos
Salman rushdie publicó
una autobiografía en tercera
persona. Pero eso no hace
nada por esconder la visión de
sí mismo como un genio /31
>>AUTORES
Ricardo Silva Romero quiso escribir
una novela de contrastes. /44
>> LANZAMIENTOS
Menena Cottín cuenta cómo
es posible ver paisajes con los
ojos cerrados. /42
Febrero 2013>3
Relaciones peligrosas
<<Sergio Dahbar>>
Cherchez la femme
A
lfred Hitchcock sigue tan
vivo como en sus
mejores días. La encuesta
que realiza la revista
británica de cine Sight &
Sound cada diez años así lo demuestra:
Vértigo fue escogida como la mejor
película de la historia (a pesar de que el
mismo realizador no la consideró
redonda). Ahora dos films lo recuerdan:
Hitchcock (2012), de Sacha Gervasi, y The
Girl (2012), de Julian Jarrold.
El primero recupera la creación
magistral de Psicosis (1960) y el segundo
se centra en su obsesión maniática por
la actriz Tippi Hedren, heroína de dos
obras de este realizador británico, Los
pájaros (1963) y Marnie (1964).
Los dos estrenos del año 2012
revelan ese diamante que fue Alma
Reville, montadora, guionista, actriz y
esposa de Alfred Hitchcock. Era
inevitable que el director buscara su
aprobación después de cada toma.
Ya en la célebre entrevista que le
hiciera el director francés François
Truffaut en 1965, Hitchcock reconoce
que sin su esposa no hubiera podido
financiar su primera película. Ella
siempre fue su salvavidas en el mar de
las dudas y los temores ante los desafíos
de la creación.
Cuando recibió el homenaje del
American Film Institute, a los 79 años,
pidió permiso ante la audiencia para
nombrar a cuatro personas que le
dieron su cariño, reconocimiento,
ánimos y constante colaboración: una
montadora, una guionista, la madre de
su hija Pat y una cocinera. Todas
llamadas Alma Reville.
Una manera de entender de qué
forma Reville fue el alma de uno de los
grandes realizadores del siglo XX es ver
Hitchcock, del inglés Sacha Gervasi. De
4>Febrero 2013
factura impecable, las dos puntas que
tensan la cuerda de esta historia (cómo
se hizo Psicosis, cuando los productores
le quitaron el apoyo a un Hitchcock
que consideraban agotado) son Alma
Reville y la obsesión que tenía el
director por el crimen que le dio vida a
esta obra de terror.
Había estrenado en 1959, y con
notable éxito, North by Northwest, que
fue distribuida en América Latina con
el título Con la muerte en los talones. La
compañía productora esperaba que este
realizador volviera a trabajar en una
pieza divertida, con suspenso y agilidad, y con estrellas como Gary Grant,
que eran garantía de excelente taquilla.
Hitchcock, quien solía repetir que la
lógica es aburrida, desdeñó las expectativas de sus financistas. Y atendió el
llamado inconsciente de una noticia
que vio en la prensa. Un crimen serial
de un campesino que asesinaba
mujeres porque estaba obsesionado con
su madre, ya muerta.
El escritor Robert Bloch escribió una
novela homónima con la historia, que
adaptó el guionista Joseph Stefano.
Hitchcock es la creación de este clásico
que costó 806.947 mil dólares y recaudó
32 millones de dólares.
Gervasi se centra en las dificultades de Alfred Hitchcock para realizar
Psicosis. Los productores le dan la
espalda; decide hipotecar su casa con
un riesgo muy alto de perder todo; su
esposa (harta de su megalomanía y
sus desplantes con actrices rubias
muy bellas) se hace amiga de un
guionista y lo desatiende; y cuando
duerme lo asaltan pesadillas con
crímenes espantosos…
Lo interesante es la forma en que
Hitchcock crea su nueva película, una
obra compleja que por momentos
pareciera conducirlo al abismo,
enfrentado a imágenes de su propia
vida y de quienes lo rodean. La desaparición de su mujer crea en él tanto
pánico que llega a sentir que el asesino
serial de su historia le susurra al oído
ideas espeluznantes.
Siempre el cine dentro del cine será
una aventura apasionante para quien
sienta curiosidad por un oficio lleno de
sorpresas y momentos imprevistos.
Gervasi muestra la hechura de un film
realizado por un genio, con los elementos necesarios para recordar el clásico
como si lo viéramos por dentro.
Nada más la creación del mercadeo
de la película que emprende Hitchcock
cuando se entera que sólo dos cines se
atreven a exhibir su película es una
lección de cómo vender algo en lo que
uno cree a muerte.
Otro momento glorioso en
Hitchcock es cuando regresa Alma de
ese escape sin consecuencias con el
guionista amigo y decide ayudar al
realizador en el montaje de Psicosis, para
corregir los excesos y debilidades.
Hitchcock creía que sólo en la sala de
edición era posible darle sentido a una
historia. Y tenía razón.
Hitchcock es una película para
disfrutar. Se puede ver como la historia
de un clásico del cine y tiene momentos entretenidos que llevan de la mano
al espectador por buen cauce. Pero
también es una operación elaborada
para conocer lo que algunos críticos
han llamado el agujero negro del horror
de este director que tanto miedo supo
inocular desde la pantalla.
Y allí está, recreada en su esencia,
una de las escenas más gloriosas del
cine: el asesinato de la rubia que se
roba 40 mil dólares y paga su culpa
bajo la ducha, cuando se corre la
cortina y la acuchillan a mansalva.
Una proeza filmada en 6 días, 70
posiciones de cámara y 45 segundos
finales de película. Y el cuchillo
nunca toca el cuerpo de la asesinada.
Ese era Hitchcock. EL
Pluma de gonzo
<<Oscar Collazos>>
La memoria difícil
N
o es frecuente escribir sobre libros que
no han sido publicados. Lo que no tiene
nombre, de Piedad Bonnett, será
publicado en marzo de 2013 por
Alfaguara y escribo desde ya sobre él
porque acabo de leerlo y no quiero separarme de la
emoción provocada por sus páginas ni del vaivén
trágico de estas confesiones. A medida que he ido
leyendo el libro inédito de Piedad, siento que el ritmo
contenido y mesurado de sus fragmentos es el sabio
obstáculo que la escritora puso al riesgo de dejarse
arrastrar por el desbordamiento de sus emociones.
El libro tiene un tema infrecuente: la madre
escritora cuenta –si esta clase de muerte pudiera ser
contada– el suicidio de su hijo de 28 años. No lo
hace directamente, desnudando las circunstancias
objetivas de esa muerte, porque aquí ninguna
circunstancia es absoluta y significativamente
objetiva. El flujo de esta conciencia se va haciendo
con respuestas vacilantes a preguntas y conjeturas.
Bonnett ha escrito su libro evitando aquello que
podría conducir al patetismo o la autoflagelación. Y
a medida que, en medio de las incertidumbres de la
conciencia, leemos fragmentos de vida reveladores,
sentimos suaves oleadas de dolor y desconcierto.
Estos son los fragmentos que dan cuenta de esa
muerte y de la corta vida que la precedió. En todo
momento, aunque percibimos que detrás del
comportamiento del joven Daniel se encuentra el
dictado insidioso de la enfermedad, encuentro
literariamente admirable el cuidado que Bonnett
pone en no nombrarla, quizá porque nombrar la
enfermedad equivale a levantar un muro de prejuicios que no respondería a la pregunta del suicidio.
Lo que no tiene nombre reserva como texto literario
y documento humano un lugar de excepción en
una breve lista de grandes obras escritas desde el
dolor individual. En Colombia, tiene el cercano
precedente de El olvido que seremos, de Héctor Abad
Faciolince, pero el libro de Bonnett es autobiográfico de otra manera: no recorre los acontecimientos
significativos de una vida para contar un destino
completo, como lo hacen las autobiografías; lo que
sucede en cada párrafo ha sucedido de verdad pero
6>Febrero 2013
cada hecho narrado no es tanto la búsqueda de
sentido a una vida sino la búsqueda de razones a un
sinsentido. De allí el progresivo desvelamiento del
“personaje” y la alternancia de exultación y agonía.
En el libro de Abad se imponían las razones objetivas y miserables de un crimen en el escenario de
una sociedad criminalizada; en el de Piedad, se interpone la intimidad de una elección, aunque una y
otra obra sean expresiones de un dolor privado.
No peco de infidencia si digo que Piedad Bonnett
empezó a escribir este libro poco después del suicidio
de su hijo Daniel Segura Bonnett. Se lo escuché decir
semanas después de aquel sábado 14 de mayo de
2011. “No sé cómo lo haré pero tengo que hacerlo”,
me dijo Piedad. Desde entonces, imaginé un libro
breve y fragmentario, un texto que se serviría del
ensayo pero también de la poesía y la novela. No
había otra manera de escribir un libro con el dolor
vivo y la balbuceante lucidez de la conciencia.
Piedad lo empezó a escribir y a concebir como
si se tratara de un duelo o un exorcismo, es cierto,
pero, muy en el fondo, quizá porque quería
responderse las preguntas que plantea el suicidio,
el suicidio de un hijo amado, sobre todo. Y esas
respuestas no se encuentran en un “cuadro
médico” ni en los grandes textos literarios que
escribieron los suicidas o quienes estuvieron
cerca de ellos, ni en el diagnóstico de los especia-
listas ni en la evocación de episodios extremos y
“crisis” anteriores al desenlace.
Todo esto, y en mayor medida la reconstrucción
de episodios a los que la muerte concede su más
profundo significado, explican el absurdo, aunque
toda explicación del absurdo sea siempre insuficiente y provisional. Al terminar la escritura del
libro, tal vez aparezcan nuevas respuestas, conjeturas que no se hicieron, confesiones olvidadas,
episodios que no fueron contemplados, claves que
explicarían comportamientos decisivos…
“No he de proferir adornada falsedad ni poner
tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es”, escribe el
gran Rafael Cadenas citado por Bonnett. “Esto me
obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad
/ Seamos reales. / Quiero exactitudes aterradoras.”
De esas “exactitudes aterradoras” está hecho este
libro. De esa verdad. De esa realidad. Aunque
escrito con la materia de la literatura, Lo que no tiene
nombre es un libro que no “añade brillos a lo que
es.” Es un libro luminoso por aquello que explica y
sombrío por aquello que no alcanza a descifrar.
“Vencida por la imposibilidad de acercarme a su
intimidad, opté por un amor medular que no
necesitaba de palabras”, escribe en alguna parte
Piedad. Pero ese “amor medular que no necesitaba
de palabras” encontró finalmente su lenguaje en
este libro, un gran libro de amor. EL
La elegancia del erizo
<<Antonio García Ángel>>
Svevo y Joyce,
el milagro de Lázaro
E
n 1904 James Augustine
Aloysius Joyce vivía en
Dublín, tenía veintidós
años, bebía en exceso y
aún nadie sospechaba
que se convertiría en uno de los
escritores más importantes del siglo
XX. En junio de ese año comenzó su
relación con una camarera de hotel
llamada Nora Barnacle. Después de
un confuso episodio en el que otro
estudiante hizo disparos a unos
trastos que estaban colgados sobre
la cama del joven Joyce, él y Nora
abandonaron Dublín y se fueron
primero a Zurich y después a
Trieste, donde empezó a trabajar en
la escuela Berlitz como profesor de
Inglés. Después de un tiempo, Joyce
renunció y se convirtió en el
profesor particular preferido por la
rica burguesía triestina.
En 1907, el próspero empresario
triestino Aron Ettore Schmitz tenía
46 años y administraba un negocio
de pinturas para embarcaciones propiedad de su suegro, Gioachino
Veneziani. Antes había ayudado a su
padre en una cristalería que fue a la
bancarrota y había trabajado 19
años como funcionario en el
Unionbank de Viena. También
había escrito dos novelas. Cuando el
Almirantazgo británico cerró tratos
con los Veneziani, la empresa debió
abrir una sucursal en Londres. Para
perfeccionar su inglés, Schmitz —
que ya dominaba el italiano, el
francés y el alemán— contrató a
Joyce como su profesor.
Pronto, a lo largo de las clases, a
ambos los unió una pasión común:
la escritura, pero para Joyce esta
significaba el futuro mientras que
para Schmitz era parte del pasado.
8>Febrero 2013
Joyce le mostró a su alumno los
poemas de Chamber Music, los
primeros capítulos del Retrato del
artista adolescente y algunos cuentos
de Dublineses, mientras que Schmitz
le contó a su profesor que en algún
momento de su vida quiso ser
escritor. Le regaló ejemplares de sus
dos novelas, Una vita y Senilità,
publicadas con el seudónimo de
Italo Svevo hacía quince y diez años
respectivamente. Entre los dos se
forjó una amistad que surgió de la
mutua admiración y que tuvo
consecuencias literarias.
Se dice que el irlandés se basó en
el judaísmo no practicante de Svevo
para caracterizar a Leopold Bloom, y
probablemente atendió algunas de
las recomendaciones que Svevo le
hizo sobre el primer capítulo del
Retrato del artista adolescente, además
durante años fue Svevo el custodio
de los originales del último capítulo
de Ulises; pero sin Joyce quizá Svevo
y su obra habrían naufragado en el
olvido, y estamos seguros de que, sin
su intervención, Svevo jamás habría
escrito La conciencia de Zeno, su obra
maestra, su novela más importante.
El caso de Flaubert y Maupassant
—como el de Joyce con Beckett—
es la relación del narrador experimentado hacia un escritor más
joven, aún en ciernes. Hemingway
y Fitzgerald eran compañeros de
ruta, ambos eran de la misma
generación y fueron forjando sus
obras al mismo tiempo. En cambio
cuando Joyce y Svevo se conocieron el triestino iba de vuelta, había
renunciado por completo a la
literatura después de la indiferencia con que fue acogida su segunda novela. «Me resigné ante aquel
juicio tan unánime», dice Svevo
en el prólogo a la reedición de
Senilidad, «no existe unanimidad
más perfecta que el silencio, y
durante veinticinco años me
abstuve de escribir».
Joyce, impresionado, se aprendió
de memoria los párrafos finales de
la novela, le dijo a Svevo que había
sido juzgado injustamente, que
ninguno de los grandes maestros de
la novela francesa habría podido
escribir mejor que él algunas
páginas de Senilidad. La correspondencia entre ambos, cuando ya
Joyce había partido de Trieste antes
de la Primera Guerra Mundial,
muestra la diligente y esforzada
labor para que la novela de su amigo
llegara a manos de T. S. Eliot, Fox
Maddox Ford, Valéry Larbaud,
editores, traductores y críticos en
Alemania, Londres, Francia y
Estados Unidos.
Joyce estaba en lo cierto. Senilidad, en la misma línea de grandes
novelas como Sonata a Kreutzer y
Por el camino de Swann, explora la
obsesión de un hombre consumido
por los celos. Emilio Brentani, su
protagonista, se enamora perdidamente de la elusiva y casquivana
Angelina Zarri; en su interior se
libra una dura batalla entre la
pulsión por idealizarla y la realidad
que se manifiesta una y otra vez,
cuando descubre sus mentiras y
tretas. A medida que se involucran
en la trama los personajes secundarios, Esteban y Amalia, amigo y
hermana de Brentani, los acontecimientos van tomando un cariz
cada vez más angustioso. El
contrapunto entre la realidad
objetiva y las percepciones de los
personajes va apuntalando el
desenlace: la entrega de Brentani al
apaciguamiento de las pasiones, la
conversión de ese amor fallido en
dulce nostalgia, la llegada de una
tranquila, irremediable senilidad.
Como Brentani, Svevo ya había
bajado los brazos. La literatura no
era para él. Pero vino Joyce y, como
el mismo Svevo afirmó, «supo
renovar el milagro de Lázaro».
Gracias a él, Svevo pudo retomar la
pluma y, tras veintitrés años de
silencio, comenzar a escribir la
Conciencia de Zeno, otra obra sobre la
vejez pero cargada de ironía y
humor. Cuando fue publicada, en
1923, Svevo se convirtió a su vez en
uno de los escritores más importantes del siglo XX. EL
La prueba del tiempo
<<Rafael
<<RafaelOsío
OsíoCabrices>>
Cabrices>>
orwell ilustrado
E
ric Blair, el escritor inglés
conocido entre nosotros por
su pseudónimo George
Orwell, era un hombre
enfermo de cuerpo y espíritu
cuando en 1946 se encerró a escribir en
una cabaña, sin electricidad, en una
remota isla británica, Jura. La tuberculosis
iba a matarlo pronto, en enero de 1950,
última y victoriosa entre varias enfermedades (más una bala franquista en
España) que lo persiguieron en Birmania
y Francia; el alma la tenía bañada en
desencanto sobre el futuro de la especie
humana. Viudo de pronto pero vuelto a
casar con quien sería más una albacea que
una esposa, miraba a lo que había
quedado del mundo tras la peor guerra
que había conocido, y no preveía para él
un buen porvenir.
Orwell había estado entre la primera
generación de hombres de izquierda que se
desilusionó del rumbo tomado por la URSS
en manos de Stalin. Como es sabido, pasó
años explorando la pobreza –metiéndose
deliberadamente en ella desde su ámbito
original de burgués venido a menos– y
alcanzó a dar algunos tiros en las brigadas
10>Febrero 2013
internacionales de la guerra española, pero
el comunismo organizado desconfiaba de
él y las condiciones en que se pudo derrotar
al nazismo dificultaron que, al final de la
Segunda Guerra Mundial, él publicara su
brillante alegoría sobre el stalinismo,
Animal Farm (que finalmente aceptó editar,
en 1945, Jonathan Cape). Así que, políticamente, se quedó bastante solo, como suele
pasarle a los utópicos. Sin embargo, a cargo
del hijo que había adoptado antes de que su
mujer muriera, y aliviado económicamente por el éxito inmediato de Animal Farm,
Orwell persistió en su voluminosa
escritura de artículos y ensayos, y en
terminar, pocos meses antes de sucumbir,
su novela Nineteen Eighty Four, mejor
conocida como 1984.
Luego de años dando vueltas en torno a
esos libros, decidí leerlos completos por
primera vez una tras el otro, en dos
ediciones ilustradas: la de Rebelión en la
granja (editada por El zorro rojo) por el
inglés Ralph Steadman, quien con su
violento trazo satírico sacó mucho
provecho al aire grotesco de la historia; la
de 1984 (de Galaxia Gutenberg) por el
español Antonio Saura, quien falleció poco
antes de que el libro saliera a imprenta, y
que intentó con demasiado abstraccionismo hacer un comentario visual (sin éxito
en mi opinión) de la estructura pesadillesca del imperio de Oceanía.
Animal Farm –la traducción tradicional
la titula Rebelión en la granja– pertenece a
una tradición muy provechosa en la
literatura inglesa, la de la alegoría política,
que dio joyas como Los viajes de Gulliver. El
modo en que los cerdos organizan una
rebelión en una granja para luego
someter a los otros animales, cambiando
en el camino las leyes y la historia, ilustra
con precisión cómo se montó la URSS y
cómo funcionan sus discípulos, como con
amargura lo estamos viendo en Venezuela (salvando algunas distancias, hasta
ahora). 1984 es mucho más larga y menos
entretenida, y es una “novela de ideas”, un
formato mucho más familiar al lector
latinoamericano que se ha enfrentado a
Rómulo Gallegos o Mario Vargas Llosa.
Aquí la crítica se expresa de manera más
detallada y escolar, una decisión del autor
que redujo los méritos estéticos y narrativos de lo que pudo ser una gran pieza de
ciencia ficción.
No será perfecta, 1984, pero al leerla
hoy todavía encuentra uno el motivo por
el que ha sido tan influyente. Su estela ha
servido para bautizar al padre de los reality
shows y para dejarnos todo un vocabulario
con el cual expresar nuestros frecuentes
temores de que regrese el totalitarismo
derrotado –solo en parte– en 1945. Es fácil
imaginarse al propio Blair preguntándose
cómo se le leería en el porvenir, o si se le
leería en absoluto, cuando en la primera
escena su protagonista se inquieta por
cómo describirá lo que vive ante eventuales lectores del mañana: “¿Cómo iba a
comunicarse con el futuro? Era imposible, por su propia naturaleza. O bien el
futuro se parecía al presente, en cuyo caso
no le prestarían atención; o bien sería tan
diferente que sus apuros de hoy no
significarían nada entonces”. No pasó ni
lo uno ni lo otro: se le prestó mucha
atención, tal vez porque el futuro no
resultó tan diferente.
Esas dos novelas de Orwell han
perdurado no por sus logros estéticos
–que los hay, aunque inferiores a los de
muchos otros grandes libros de la
posguerra europea– sino por la potencia
de su visión. Ambas son denuncias de lo
que hizo Stalin con el sueño socialista,
escritas con el talento de su autor y con
la disciplina a la que lo empujaba su
resentimiento de discípulo traicionado,
aunque 1984 lanza un grito de Casandra, una profecía del futuro de la
modernidad completamente pesimista
y aterradora. Pero tienen en común,
además, la descripción de un poder
absoluto que se alimenta, más que en la
fuerza bruta, en la capacidad para
manipular la memoria colectiva y para
crear en quienes domina la sensación de
que puede leer sus pensamientos, de
que ni siquiera en la profundidad de su
conciencia están a salvo de la vigilancia
y la represión.
El régimen de los cerdos que terminan vistiéndose como granjeros y la
dictadura absoluta del Gran Hermano
destruyen el espíritu de quienes
someten. La violencia es eventual; la
aniquilación del pensamiento y del
sentimiento, de toda humanidad,
permanente. Es una buena noticia que,
salvo Corea del Norte, no haya hoy un
régimen que realmente sea como el de
esas novelas. Es una mala noticia que,
medio siglo más tarde, sigamos teniéndolas tan cerca como advertencias de lo
que nos puede pasar. EL
doblevia_final_curvas.pdf 1 25/06/2012 09:50:58 a.m.
C
M
Y
CM
MY
CY
CMY
K
Cuaderno de notas
<<Harrys Salswach>>
A mi padre
peter mayer y la broma
de los 300.000 ejemplares
1 Mi querido padre, hojeando Una
historia de la lectura en la edición ilustrada de Lumen, de Alberto Manguel,
quedó sorprendido por un dato: la
pequeña Colette, con tan solo ocho años,
leía Los miserables de Víctor Hugo con lo
que llamaría luego “pasión razonada”. La
sorpresa denota que la lectura de un
clásico de tal envergadura no es lo
habitual, no es la norma hoy día, pero
quizás lo fue. Tan solo ocho años y las
desdichas de Jean Valjean atraparon a
esta jovencita. Si bien es cierto que
Colette era una niña de sensibilidad
especial y que muchos años después se
convertiría en una escritora de fuelle,
cuya obra sería publicada en la prestigiosa colección La Pléyade, la prematura
inclinación lectora sigue sorprendiendo,
y no solo a mi padre.
2 Peter Mayer ha sido un referente
insoslayable del mundo editorial.
Director de Penguin, el hombre tras el
fenómeno editorial de la colección
bolsillo cuyo diseño colorido y maleable
hizo posible la masificación en términos
contemporáneos (no olvidemos que el
octavo aparece a principios del siglo XVI
en la imprenta del italiano Aldo
Manuzio) de la lectura portátil mucho
tiempo antes de la llegada de los
dispositivos electrónicos, considerado
un visionario, hoy, luego de su retiro de
la editorial del pingüino, está a cargo de
The Overlook Press, la empresa editorial
que junto a su padre nunca abandonó,
ni siquiera cuando sus tareas lo llevaban
de viaje a tres continentes en un mismo
mes. Preclaro ante los cambios tecnológicos que inciden en los hábitos de
consumo, a sus 78 años sigue editando
libros, de esos que vienen en papel. La
sorpresa de mi padre ante aquella niña
12>Febrero 2013
inquieta que leía a Víctor Hugo creo
sentirla ante este casi octogenario
cuando constato que publica libros
físicos y que ha dicho una máxima tan
simple, inventiva y necesaria como un
clip: “Creo que un libro es nuevo si
alguien no lo ha leído”. Un gurú.
3 The Overlook Press es una editorial
personal, pero el criterio no está sujeto al
capricho. Si revisamos el catálogo
notaremos que entre las varias decenas
de categorías, la ficción es por mucho la
que resalta en cantidad de títulos. Y esto
no es un capricho. Es la sólida determinación de quien sabe reconocer las grietas
que la realidad ofrece a quienes tienen el
atrevimiento de divertirse cuando
trabajan. Mayer ha dicho en una entrevista diáfana realizada por Juan Cruz para El
País de España que “mi función como
editor probablemente sea publicar
menos información que antes. Y por
información no entiendo solo la política,
sino todo lo referido a la vida cotidiana,
los viajes, la limpieza, la salud, etcétera...
Toda esta información la tienes en
Internet. Ya no hacen faltan libros para
eso (...) sí es cierto que Guerra y paz tiene
la misma relevancia hoy que hace un
siglo. Y es verdad que la ficción y el teatro
se ven menos afectadas por las nuevas
tecnologías...” Mayer parece haber
previsto que la ficción corresponde a la
necesidad intemporal humana de vivir
vicariamente una historia. Y quizá el
libro no pierda importancia en términos
materiales, sino todo lo contrario.
4 Cuenta Mayer que cuando tomó
las riendas de The Overlook Press
recordó una serie infantil que le
brindó alegrías de niño. Nueve años
tenía cuando Freddy the Pig Books (una
serie de veintiséis libros) ocupaba sus
tardes de entretenimiento. Quiso
hacer la prueba de publicar algún
título de la serie, como una broma, en
reconocimiento por un personaje que
tanto le gustó de niño. Más de 300.000
ejemplares vendidos, ventas de
derechos a otros idiomas (ruso,
alemán, chino) confirman que Mayer
es un visionario. Una historia parecida
experimentó al comprar los derechos
de True grit, novela de vaqueros
adaptada al cine por los hermanos
Coen. Muy sencillo ¿no? “Un libro es
nuevo si alguien no lo ha leído”.
Esa mirada infantil, de ingenio que
señala la obviedad, esa mirada de niño
que recrea un mundo de imaginación,
la mirada de Colette sobre las páginas
de Los miserables, la lúdica decisión de
Mayer de publicar las andanzas de tan
simpático cerdo, señalan una sensibilidad peculiar sobre los libros, la lectura
y la imaginación. Y quizás la sorpresa
de mi padre y la mía sobre ambos
tenga algo que ver con la esperanza de
que siempre habrá alguien que quiera
leer un libro. EL
Na r r a t i v a >
<< noVEdadEs >>
L I B RO
ACANTILADO
A L V I E N TO
>>¿Sueñan los androides con
alpacas eléctricas?
>>Pietr, el Letón
Varios autores
Cinco de los seis autores que se reúnen en
esta compilación nacieron en los 70. Sus
cuentos de ciencia ficción están ambientados
con los paisajes y los imaginarios sociales propios de América Latina.
georges Simenon
La editorial catalana empezó a rescatar las
obras de este escritor belga, autor de una
serie de 75 libros de misterio protagonizados por el Comisario Maigret. Esta novela
es la primera aparición de este personaje,
quien va por París tras un exitoso estafador.
L A C U E VA
ÍCONO
SEIX BARRAL
EMECÉ
Varios autores
Este libro reúne los 23 finalistas del primer
Premio Nacional de Cuento, que en 2011 organizó La Cueva. Desde lo que fue una cantina de cazadores en Barranquilla, esa fundación mantiene vivo el legado del grupo de
García Márquez y Cepeda Samudio.
rafael mauricio méndez
La novela corta cuenta el choque contra
la realidad que tiene un exadicto, quien
después de años de rehabilitación en un
convento, vuelve a Bogotá. La intensidad
de la escritura varía para reflejar la forma en que el personaje se sumerge en su
propio infierno.
luis fernando charry
Lorenzo tiene todo lo que un hombre sueña: plata, poder, un buen trabajo, dos hijos
ambiciosos y una amante. Pero cuando su
padre muere y su hermano se hunde en la
depresión, surge en su vida el sinsentido
del éxito social.
Philippe Pozzo de borgo
El libro que inspiró la película francesa Amigos. Después del accidente que lo dejó tetraplégico y la muerte de su esposa, al millonario
Philippe Pozzo de Borgo lo asaltaron los pensamientos y el dolor. La amistad con su cuidador personal le dio una nueva vida.
L I B RO
P L A N E TA
P L A N E TA
A L FAG U A R A
gabriel garcía márquez
Planeta le apuesta a la venta de libros en grandes superficies: la entrañable historia de un
hombre mayor que espera su pensión en un
pueblo de la costa colombiana es uno de los
primeros títulos que se publica en esta colección pensada para los almacenes Éxito.
Héctor abad faciolince
Pasaron siete años desde que Héctor Abad se
arriesgó a escribir un relato muy personal sobre la vida y el asesinato de su padre. El resultado fue una novela que ha tenido una
excelente acogida por parte del público colombiano. Ahora llega en formato de bolsillo.
mario Vargas llosa
Edición conmemorativa del cincuentenario
de la primera novela escrita por el Nobel
peruano. Para entender el “Boom latinoamericano” es preciso leer esta historia, ambientada en un colegio militar y basada en
aventuras que vivió el autor.
>>La música de los ángeles
y otros cuentos
A L V I E N TO
>>Lazarillo de Tormes
anónimo
Gracias a la Alcaldía Mayor de Bogotá, este
título circula gratuitamente en la ciudad.
Se trata de la obra picaresca por excelencia, entretenida y al mismo tiempo mordaz: una crítica cáustica de la sociedad española del siglo XVI.
14>Febrero 2013
>>El callejón de humo
>>El coronel no tiene quien le escriba
>>La naturaleza de las penas
>>El olvido que seremos
>>Un segundo aliento
>>La ciudad y los perros
Na r r a t i v a >
L I T E R AT U R A M O N DA D O R I
SEIX BARRAL
R O B OT
A L FAG U A R A
Javier cercas
La novela cuenta varias historias: la de un escritor que investiga la vida de un delincuente
juvenil de finales de los 70, la de un adolescente convertido en mito y la de una España
que recién salida del franquismo, cargaba con
todo el peso de la tradición.
david Safier
A este escritor alemán le ha ido muy bien
como guionista de televisión. Ahora llega a
las librerías con una historia sobre una familia
disfuncional que cae en la desgracia: sus integrantes se convierten en seres sobrenaturales
como vampiros y turistas.
mariana gil
Después de hacer varias tiras para su blog,
esta historietista antioqueña pudo publicar
su primer cómic largo. Cuenta cómo Raquel
pierde su esperanza y la vuelve a recuperar,
mientras sus amigos buscan nuevos rumbos y
el mundo se alista para el fin.
tomás gonzález
El amor es capaz de asumir muchas formas,
incluso algunas se parecen más al dolor, a la
costumbre, al odio o al desamor. En estos 20
cuentos inéditos, personajes cercanos, imperfectos y humanos dan cuenta de eso.
R E L ATA
UMBRIEL
PLAZA
DIENTE
>>Las leyes de la frontera
>>Antología 2012
Varios autores
Relata es una red de talleres de escritura
creativa que el Ministerio de Cultura impulsa en 41 municipios de Colombia. Este libro
reúne los mejores cuentos, poemas y piezas
dramáticas que el año pasado se construyeron en ese espacio.
EAFIT
>>Rojo como tu pelo
lucía Victoria torres
Aunque extensa, esta novela se lee rápido gracias a una narrativa muy visual donde abundan los diálogos. La historia es sobre
una mujer que intenta romper con su cotidianidad y encontrarse de nuevo a sí misma
en Estados Unidos.
>>Una familia feliz
>>La verdadera historia
de Robinson Crusoe
>>Raquel y el fin del mundo
Y
JANÉS
>>El lejano amor de los extraños
DE LEÓN
>>Amor
>>Centinela
fernando bontempi y Javier atero
En pleno siglo XXI el descendiente del personaje que inspiró a Defoe para escribir su obra
más conocida, sigue los pasos de su antepasado hasta un archipiélago del norte de Chile.
Una historia de aventuras que quiere llegar al
público joven y al adulto.
isabel allende
La escritora chilena ha escrito más de
una decena de novelas, muchas de ellas
con apartes que escenifican o reflexionan distintos aspectos del amor. Este libro los reúne a todos: los que hablan del
sexo, de los celos, del primer amor y de
muchos otros.
florángela Herrera
Una de las principales apuestas de esta
editorial independiente es esta novela. Escrita por una periodista, es la historia de
una mujer envuelta como combatiente en
un conflicto sin sentido de un país que podría ser Colombia.
SEIX BARRAL
MONTENA
BOOKS4POCKET
>>Cambios
>>Balthazar
>>Orgullo y prejuicio y zombis
mo Yan
El Nobel ya es una tendencia editorial en este
continente. En esta, su novela más autobiográfica, una voz en primera persona es testigo de los sucesos que desde finales de los
60 constituyeron la mentalidad de la sociedad china.
claudia gray
La cuarta y última entrega de la exitosa saga “Medianoche”. Esta cuenta la
historia de uno de los vampiros que
ya había aparecido en las anteriores,
quien por primera vez se enamora de
una chica humana.
Jane austen y Seth grahame-Smith
La obra más conocida de la escritora inglesa, pero presentada en una versión en
la que, de improvisto, irrumpen los zombis con escenas que generan más risa que
cualquier otra cosa.
Febrero 2013>15
Pe n s a m i e n t o y e n s a y o >
LUMEN
>>El secreto de la vida
oscar Wilde
El autor de El retrato de Dorian Gray escribió exquisitas obras literarias y varios ensayos sobre arte y cultura. Este volumen
reúne textos cortos que brillan por la sensibilidad con que fueron escritos, como el
mítico “De Profundis”.
U N I V E R S I DA D J AV E R I A N A
>>El eterno retorno del populismo
en América Latina y El Caribe
martha lucía márquez, eduardo Pastrana y
guillermo Hoyos (edit.)
Diversas ponencias componen este volumen que explora el populismo en sus facetas más actuales y explica cómo su proliferación entra en tensión con los ideales
democráticos. Incluye un texto del maestro
Hoyos, quien recientemente falleció.
U N I V E R S I DA D J AV E R I A N A
>>Mujeres en la música en
Colombia: el género de los géneros
carmen millán y alejandra Quintana
(edit.)
Varios textos indagan en la relación entre
el género y la música. Hay análisis sobre la
inequidad de la práctica musical en los colegios o sobre la construcción de la feminidad en la música, pero también entrevistas
con cantaoras, intérpretes y compositoras.
U N I V E R S I DA D
D E LO S
ANDES
>>La arqueología social
latinoamericana
Henry tantaleán y miguel aguilar (comp.)
Dos académicos peruanos compilaron en
este libro varios ensayos de autores de
América Latina. Un acercamiento teórico a
la manera en que el materialismo histórico
podría aplicarse en las realidades sociales e
históricas del continente.
U N I V E R S I DA D
D E LO S
ANDES
>>Construcción de paz en
Colombia
angelika rettberg (comp.)
En 16 capítulos escritos por colombianos
y extranjeros, se analizan los marcos jurídicos, sociales, políticos, económicos e institucionales que están empezando a funcionar con miras a asumir el capítulo del
posconflicto en Colombia.
D E B AT E
EAFIT
edward o. Wilson
La tendencia del ser humano a reflexionar
sobre su conducta no se agota en la psicología. Un biólogo norteamericano, aplaudido por sus estudios claros y profundos,
se pregunta cómo llegamos a ser tan sociables y de qué nos ha servido.
antanas mockus Sivickas
A la trayectoria política de Mockus se suma
su trabajo académico como matemático, filósofo e investigador en educación. Este libro presenta dos textos complementarios
que sirven para comprender la naturaleza y
la función social de la Universidad.
>>La conquista social de la tierra
>>Pensar la universidad
D E B O L S I L LO
>>De los espejos y otros ensayos
A N AG R A M A
TAURUS
Juan cueto
Desde los 70, este periodista español escribe crítica de cine y televisión. Esa perspectiva lo hizo una de las voces más respetadas
en su país para el tema de la cultura de masas y la sociedad de la información. Este libro recopila artículos y ensayos.
William Shakespeare
Este libro, de la reciente colección Great
Ideas, compila todos los diálogos y monólogos que en la obra de Shakespeare hacen
reflexiones sobre el poder. Está organizado
en cuatro apartados: el gobierno, la familia,
el uso de la violencia y el amor.
>>Yo nací con la infamia
16>Febrero 2013
>>Sobre el poder
umberto eco
El tono de uno de los libros más académicos de Eco no se acerca a los intelectualismos. Fue publicado por primera
vez en 1985 para agrupar ensayos y ponencias que analizan temas sobre estética, lenguaje, representación y literatura.
Po e s í a >
Crónica e historia>
EL ÁNCORA
EAFIT
Joaquín francisco fidalgo
Los interesados en la historia y la geografía valorarán este libro, una edición
facsimilar muy bien editada de los documentos que resultaron de la expedición que exploró los territorios del Mar
Caribe durante la Colonia.
Varios autores
Con este libro la colección Libretas de
viaje adquiere un nivel muy alto. Recoge
las fotografías tomadas en 1935 por Ramón Góez durante una expedición colombo-sueca que visitó los territorios de
varias comunidades indígenas de los Llanos Orientales.
CRÍTICA
TAURUS
>>Derrotero y cartografía de la
Expedición Fidalgo por el Caribe
neogranadino (1792-1810)
>>Un día difícil
mark owen
En mayo de 2011 la muerte de Osama Bin
Laden fue una noticia global. Ahora llega
a las librerías el relato de aquella redada,
escrito por alguien que participó en ella.
Es una historia llena de detalles, casi cinematográfica.
informe del centro de memoria Histórica
El Placer es una de las siete inspecciones de
policía que conforman el municipio del Valle
del Guamuez. El Grupo de Memoria Histórica
presenta este informe sobre la violencia en un
punto neurálgico del conflicto en Putumayo y
su impacto en la comunidad.
DE
>>Poetas colombianos
Samuel Vásquez y Santiago mutis (edit.)
Desde Monterrey, México, una revista de poesía
se alió con la academia para hacer la colección
20 del XX, libros que compilan los poemas de
varios autores que hayan desarrollado su obra
durante el siglo pasado. Este es el volumen dedicado a Colombia.
L U N A N U E VA
>>Álbum fotográfico: Expedición
Bolinder-Góez, 1935
>>El Placer: mujeres, coca y
guerra en el Bajo Putumayo
L A O T R A / U N I V E R S I DA D A U T Ó N O M A
NUEVO LEÓN
>>Antología múltiple II
ómar ortiz (comp.)
Podría llamarse metantología o antología
de selecciones. Para celebrar los 25 años
de la revista vallecaucana Luna Nueva, el
editor convocó a 17 escritores nacionales
importantes y cada uno eligió 10 poemas.
Este fue el resultado.
P L A N E TA
E S PA S A
José guarnizo
Griselda Blanco logró consolidar en los
70 una red de tráfico de cocaína que llegaba hasta Nueva York. Este libro cuenta
su vida, desde que dominó el Barrio Antioquia, en Medellín, hasta que fue asesinada el año pasado.
eric frattini
Un veterano del periodismo en Italia investigó los escándalos relacionados con el
Banco del Vaticano para revelar la corrupción y los nexos con la mafia que hay en la
más alta jerarquía de la Iglesia Católica. El
resultado es este reportaje.
>>La patrona de Pablo Escobar
>>Los cuervos del Vaticano
Febrero 2013>17
Divulgación>
Infantil y juvenil>
NORMA
NORMA
VILLEGAS
maría baranda
Una historia importante para despertar la
sensibilidad de quienes empiezan a mostrar
interés por la lectura. Es la historia de una
niña y su hermana, de quien sabemos, entre
líneas, que tiene Síndrome de Down.
matías godoy
En Poraquí, un mundo de loukotas poetas, bójumiles y xules, Laurencio, Sóngoro y Zumbo, se proponen hacer llorar de
felicidad a la princesa Dramafesta. La sonoridad de palabras y versos hacen parte integral del primer relato infantil que
publica Godoy.
ryan tate
Un periodista de tecnología explica cómo
el intento de involucrar las dinámicas creativas de las startups en el mundo empresarial,
con el propósito de innovar, se convirtió en
una política corporativa que hoy se aplica en
compañías como Google y Yahoo.
andrés Hurtado
Un recorrido fotográfico por rincones y
paisajes de Colombia, desde los ríos de la
amazonia y los desiertos del Huila, hasta
los páramos de la cordillera central y sus
nevados. Andrés Hurtado ha hecho su carrera de fotógrafo caminando por el país.
PANAMERICANA
A L FAG U A R A
AGUILAR
NORMA
Sergio andricaín y antonio orlando rodríguez
Una caja con cinco historias infantiles que llevarán a hijos y padres a hacer viajes alrededor
del mundo a través de historias fantásticas tomadas de la tradición oral de 25 países, como
las islas del pacífico sur, México, Marruecos,
Brasil y Portugal, entre otros.
lisi Harrison
La cuarta entrega de la serie usa referencias populares como justin Bieber o
Courtney Love para contar la historia
de tres adolescentes con características sobrenaturales: una vampira, la hija
de Frankenstein y una chica que sueña
con ser una estrella de rock.
Pilar castaño
A lo largo de los retratos que componen este libro visual permanece la
pregunta por la forma en que la gente se viste en varias ciudades de Colombia. Al final hay una guía bastante completa sobre blogs y tiendas de
moda independiente.
A L FAG U A R A
NORMA
NORMA
NORMA
>>Oráculos
>>Resiliencia
donald n. thompson
Este investiga varios casos exitosos de empresas que hicieron juegos económicos y mercados de predicción para impulsar el desarrollo
de ideas innovadoras dentro del ambiente corporativo.
andrew Zolli y ann marie Healy
La resiliencia es la capacidad que tienen
los sistemas para flexibilizarse y asumir
cambios de una forma no traumática. Este
libro analiza una diversidad de casos con
el fin de aplicar este principio en las organizaciones y la vida cotidiana de la gente.
>>Historias de Poraquí
FONDO
DE
C U LT U R A E C O N Ó M I C A
>>Marte y las princesas voladoras
>>La vuelta al mundo
en cinco cuentos
>>Night School
c.J. daugherty
La primera entrega de una saga de misterio pensada para chicas. En un colegio privado, la protagonista empezará a descubrir
que hay un grupo de estudiantes que podrían estar involucrados con la muerte de
algunos compañeros.
18>Febrero 2013
>>Monster High 4
>>Un monstruo se comió mi nariz
maría cristina aparicio a.
Un día Bernardo se quedó sin nariz y luego perdió una oreja. Este libro narra las
ideas que se le ocurrieron para recuperar las partes de su cara que estaban refundidas y las aventuras que vivió con su
mejor amigo, Benjamín.
>>La doctrina del 20%
>>Estilo urbano
>>Caminando Colombia
>>Gestión de proyectos
rentables
Joe Knight, roger thomas y brad angus
Gestionar proyectos rentables es una tarea muy exigente. Los autores de este libro hacen énfasis en la necesidad de
prever. Armar presupuestos razonables
y organizar cronogramas que se cumplan ayudará a todos los miembros de
un equipo a prosperar.
Divulgación>
D E U STO
E- D I TO R I A L 531
FONDO
alejandro Suárez
El autor ha estado involucrado en la incubación de varios proyectos de innovación y
desarrollo de startups en España. Para entender mejor su medio hizo esta investigación, en la cual explora los alcances del monopolio que ha construido Google desde
sus inicios.
esperanza alarcón
En este libro combina una investigación
académica sobre las competencias laborales en la selección de personal, con ejercicios que le van a permitir al lector desarrollar una estrategia para identificar
necesidades y dirigir una buena entrevista.
francisco antonio cano
A finales del siglo XIX uno de los artistas más
reconocidos del país se ganó una beca para
ir a estudiar a París. Esta libreta de apuntes
tiene dibujos que presentan escenas del viaje de Medellín a Bogotá y algunos bocetos y
notas hechos en la capital francesa.
Salud y
Superación
personal>
>>Desnudando a Google
>>Arte y práctica de la entrevista
por competencias
DE
C U LT U R A E C O N Ó M I C A
>>Apuntes de viaje:
Medellín – París (1897-1899)
P L A N E TA
>>La noche en que Frankenstein
leyó El Quijote
Santiago Posteguillo
El escritor español cuenta las historias que
hay detrás de libros clásicos de la literatura universal. Su facilidad para narrar permite
que lectores jóvenes se acerquen a la forma
en que surgieron historias como El señor de
los anillos o Los tres mosqueteros.
URANO
GRIJALBO
Rhonda Byrne
En la infancia es fácil creer en la magia, pero a medida
que llega la adultez se hace difícil sostener la esperanza. Este libro llega en un momento propicio para inspirar a los lectores y convencerlos de que la gratitud
es poderosa.
Alejandro jodorowsky
Los juegos con el lenguaje, el humor irónico y los
consejos punzantes para fortalecer el carácter de
este exdirector de cine chileno, convirtieron sus libros en un éxito editorial. Este reúne más de 3 mil
tweets de su cuenta @alejodorowsky.
>>La magia
>>Ojo de oro
Febrero 2013>19
Portada>> Aún quedan cosas por decir sobre estos desastres
La crisis económica:
un enigma en proceso
de resolución
Siguen las protestas, los despidos, los sustos y las malas profecías. Pero también hay
buenas noticias, en algunos lugares y desde determinadas perpectivas. Algunos libros
han logrado seguir el paso a una conmoción que ya lleva demasiado tiempo e intenta
explicar, todavía, su compleja naturaleza
>> Equipo El Librero
20>Febrero 2013
D
esde 2008 palabras como
“crisis”, “recesión” y
“burbujas” empezaron a
hacer presencia en
medios de comunicación
de todo el mundo. En Estados Unidos
había más de 900 mil millones de
dólares en deudas que no iban a ser
pagadas, el precio de las propiedades
bajó, fondos de inversión hasta entonces confiables –como Lehmann
Brothers– quebraron y el gobierno
declaró la recesión.
Poco después, cuando gobiernos de
países europeos se enfrentaron a
situaciones similares, la situación se
volvió global y crítica. En España, al
utilizar fondos públicos para pagar la
deuda de varios bancos, se interrumpió
un periodo de auge económico y una de
cada cuatro personas quedó sin trabajo.
Viejos debates revivieron y surgieron
opiniones sobre el control que deberían
tener, o no, los mercados financieros.
Todos intentaban entender la crisis.
Sin caer de lleno en el lenguaje especializado, algunas editoriales empezaron a
publicar perspectivas más complejas.
Las personas más afectadas, interesadas
por los errores que se habían cometido
y por las medidas que debían tomarse,
eran un nuevo nicho de mercado.
A este lado del Atlántico ha pasado lo
mismo, pues aunque se maneja un
discurso relacionado con el desarrollo y
el auge, llegan a las librerías varios
títulos que señalan la fragilidad del
actual modelo financiero y discuten su
relación con las políticas sociales.
Mientras muchos economistas hacen
predicciones, estos libros prefieren el
argumento al vaticinio.
Perspectivas de autoridad
Paul Krugman y George Soros son
nombres reconocidos por sus posturas
críticas frente a la política económica de
Estados Unidos y la Unión Europea.
Krugman, premio Nobel de Economía
en 2008, publicó a mediados del año
pasado Acabemos ya con la crisis (Crítica),
donde analiza los detalles de la política
de Estados Unidos desde 2007 hasta
ahora. Es necesario destacar la gracia con
la que este libro describe los problemas:
“suponga que su esposo se ha negado
durante años a hacer el mantenimiento
eléctrico del auto. Ahora no hay forma
de que arranque, pero él se niega a
pensar en cambiar la batería, en parte
porque admitiría haberse equivocado.
Usted tiene un problema con su marido
y no con su auto, que puede arreglarse
con facilidad”. Pero hay más detrás de las
metáforas: desde la teoría de Keynes,
Krugman explica la forma en que los
especuladores hicieron del mercado una
forma de enriquecimiento privado y
cómo, además de regulaciones, se
necesita un nuevo enfoque para superar
la crisis. Para él las políticas de ahorro
durante las recesiones solo empeoran la
situación: salir de la recesión requiere de
decisión para invertir en proyectos de
productividad y empleo.
La regulación del sector bursátil es uno de los temas prominentes en los libros sobre la recesión global
Joseph E. Stiglitz, Nobel en 2001,
investiga la desigualdad desde que era
estudiante en Cambridge. Ha sostenido
en múltiples ocasiones que estamos
equivocados sobre los mercados: que no
son estables sino inestables, como lo
demostró la crisis financiera mundial.
Tampoco son eficientes porque la
demanda debería igualar a la oferta,
pero en este momento hay enormes
necesidades insatisfechas y grandes
cantidades de recursos infrautilizados,
uno de ellos, el recurso humano. ¿Qué
es el desempleo? Talento desperdiciado.
En su libro más reciente, El precio de la
desigualdad (Taurus, 2012), Stiglitz pone
en su sitio a las fuerzas del mercado y
explica el papel que desempeñan en la
acentuación de la inequidad. Coincide
con Raj Patel –a quien veremos más
adelante– en que al planeta le está
saliendo muy cara la acumulación de la
riqueza. Para él la buena noticia, si es
que hay alguna, es que la crisis desencadenó la conciencia de que el sistema
económico vigente es ineficiente,
inestable e injusto.
George Soros, por otro lado, es
presidente de su propio fondo de
inversión –según Forbes es uno de los 25
hombres más ricos del mundo– e
impulsa varios programas de desarrollo
en países de África, Asia y América
Latina. Al recoger varios artículos que
escribió para Financial Times, The Wall
Street Journal y The New York Review of
Books desde 2008 en su libro La tormenta
financiera (Destino, 2011) traza un
recorrido en tiempo real de la crisis en
Estados Unidos y su propagación hacia
Europa. La posición de Soros está ligada
a una postura ética que los inversionistas deberían tener: no guiarse por la
especulación o el análisis del mercado
sino mantener una relación con la
realidad. “Las burbujas financieras están
Febrero 2013>21
Los paralelismos con la
Gran Depresión iniciada
en 1929 no explican del
todo el presente
compuestas por dos ingredientes,
una tendencia que prevalece en la
realidad y una mala interpretación
de dicha tendencia”.
Profetas y memoriosos
A Raj Patel, como a Soros, también le
interesa el activismo. Cuando no está
escribiendo ni enseñando en Berkeley,
trabaja en el Instituto de Alimentación
y Políticas de Desarrollo en Oakland –
también conocido como Food First– o
asesora al relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación. En 2008 se preguntó cómo podía
ser posible que la peor hambruna de la
historia coincidiera con la mayor
epidemia de obesidad. Así nació su libro
Obesos y famélicos, publicado en España
por Los libros del lince. Dos años
después otra pregunta lo llevó a su
segunda obra. ¿Por qué los diamantes,
tan inútiles, valen muchísimo más que
el agua? Estudiar la forma en que
confundimos el precio de las cosas con
su valor, fue el punto de partida para
Cuando nada vale nada. En 2010 fue
publicado en España por Los libros del
lince y el año pasado la editorial
independiente Ícono lo hizo en Colom-
bia. Según Patel, la sociedad de mercado
es insostenible y aferrarnos a ella es
síntoma de un mal que se puede
comparar con la Ceguera de Antón, una
enfermedad caracterizada por la
incapacidad de darse cuenta de que se
tiene un problema. Detrás del mercado
hay corporaciones que han convertido a
las personas en ciegos que están
convencidos de que pueden ver.
Aunque se enfoca en la situación
española, otro libro sirve para entender el marco general del sistema
financiero y cómo este afecta las
políticas sociales. Llama la atención la
frase con la que se identifica el sello
editorial español Icaria: “ante el
pesimismo actual, tiempo de aprendizajes y propuestas”. En Quiénes son los
mercados y cómo nos gobiernan (Icaria,
2011) varios docentes del departamento de Economía de la Universidad
Complutense de Madrid respondieron
11 preguntas sobre la crisis. Entre
otras, por qué una crisis de los bancos
se hizo crisis nacional e internacional.
La tesis general apunta a que no tiene
sentido que los gobiernos rescaten los
el siempre fluctuante precio de la energía ha dejado de ser la variable más angustiosa en la economía moderna
22>Febrero 2013
Y mirando hacia la que por el
momento sigue siendo la primera
economía del mundo, hay otro nuevo
libro (aún no traducido al castellano)
que ha causado impacto en el mundo
angloparlante por lo que sostiene. Es
de Michael Grunwald, un veterano
periodista sénior de la revista Time, y
se titula The New New Deal: The
Hidden Story of Change in the Obama
Era (“El nuevo New Deal: la historia
oculta del cambio en la era Obama”).
Grunwald alega que el recién reelecto presidente de Estados Unidos ha
hecho con la economía de su país
algo similar a lo que su admirado
Franklin Delano Roosevelt logró con
su gran política New Deal, con la que
se recuperó buena parte de la prospe-
ridad perdida con el crack de 1929.
Grunwald explica con números en la
mano, para desgracia de los republicanos (y eventual desconcierto de los
ciudadanos comunes que no ven
todavía la recuperación en sus
bolsillos, sobre todo quienes perdieron sus casas y sus ahorros), que el
costosísimo programa de rescate
financiero ha funcionado, y que el
país se salvó de otra Gran Depresión.
De tener razón Grunwald, es una
excelente noticia para Estados
Unidos –y algo cierto debe haber
porque Obama fue reelecto– pero
también para un planeta muy
asustado porque la potencia no se
rehiciera de los errores de su gobierno anterior y de su casta financiera. EL
El fantasma de los 90
L
muchos se preguntan por qué el dinero público debe gastarse para pagar por los
errores de los especuladores en la economía moderna
fondos de inversión privados con
recursos públicos. ¿Por qué la sociedad debe pagar los errores de inversionistas que especulan en el mercado de
valores? Varios de sus autores hacen
parte de colectivos de economía
alternativa, pero sus posiciones no
son radicales. Ellos reconocen la
necesidad del sistema financiero
como una fuente para generar desarrollo y productividad, pero argumentan que ese sistema no puede dictar
las políticas públicas.
Mirando más lejos, la perspectiva
histórica siempre ayuda. El triunfo del
dinero, del historiador Naill Ferguson
(Debate), es un apasionante relato de
cómo el dinero ha empujado lo mejor
y lo peor de la civilización, que
desemboca en una explicación
sumamente satisfactoria de los
excesos bursátiles que condujeron al
estallido de las turbulencias actuales.
El fin de la globalización, de Harold
James (Turner), es un libro mucho
menos reciente, pero que en su
examen de los desastres ocasionados
por el crack de 1929 ofrece algunas
ideas útiles para evaluar los daños de
la crisis actual. James alega que las
grandes depresiones lanzan el
péndulo hacia el nacionalismo y la
autarquía, y que eso atenta contra las
fuerzas expansivas del proyecto
globalizador.
Otro ángulo que puede ser muy útil
es el que ofrece un psicólogo israelí
que ha ganado el Nobel pero en
Economía: es Daniel Kahnemann,
quien ha descifrado el modo en que
tomamos decisiones y cómo eso
influye en la economía. Su nuevo libro,
Pensar rápido, pensar despacio (Debate),
ha sido celebrado por muchas de las
grandes mentes del mundo, así como
por miles de lectores, por cómo
traduce las dos maneras principales en
que compramos acciones, creamos
empresas, cometemos errores o
cambiamos nuestra vida para bien.
as nuevas generaciones
en Colombia no recuerdan el UPAC. En los 70 el
gobierno creó este
sistema para que las
personas pudieran endeudarse a
largo plazo y comprar vivienda,
mientras que las instituciones
bancarias podían negociar con esa
deuda para generar recursos que
financiaran la construcción. Este
sistema no llegó a cumplir con sus
objetivos, pues en los 90 –cuando el
país manejaba una inflación de casi
el 30% anual– fue imposible pagar
las cuotas de los créditos y se
desencadenó una crisis hipotecaria
y de construcción que produjo un
desempleo de casi el 15%.
Miguel Urrutia, exdirector del
Banco de la República durante la
época de la crisis, junto con Jorge
Llano, investigador de la Universidad
de los Andes, escribieron Los actores
en la crisis económica de fin de siglo
(2012). En este libro se cuenta la
historia de las políticas económicas y
de desarrollo en Colombia durante
los últimos cincuenta años. Al
analizar las causas de esta crisis –la
que ha tenido mayores efectos
sociales en el país– los autores
encontraron que la falta de continuidad de las políticas de los gobiernos
generó una fragilidad en el sistema
financiero, que impidió reacciones
rápidas y apropiadas que la habrían
podido amortiguar.
Urrutia y Llano también dedican
un capítulo del libro a analizar la
importancia que tuvo para el país
la independencia del Banco de la
República –el emisor de moneda–
en 1991 y cómo durante los últimos veinte años ha consolidado
políticas claras.
Ante el optimismo que se maneja
frente al desarrollo económico del
país y de América Latina, este libro
ofrece un buen análisis histórico
donde, entre líneas, se pueden ver
recomendaciones y alertas para no
caer en algunos errores que se
cometieron en el pasado.
Febrero 2013>23
V I S U A L E S >> Cartones de Garzón
bocetos
que piensan
taller de edición rocca estuvo a cargo
de publicar una selección de los
dibujos que durante 30 años alfredo
garzón ha publicado en El Espectador.
el estilo de este artista reta al espacio
tradicional de la caricatura.
>> José agustín Jaramillo
E
n Colombia, donde la
tradición de lo gráfico
estuvo relacionada con el
humor político durante
una buena parte del siglo
XX, es difícil entender como caricaturas los dibujos simples, simbólicos y
reflexivos de Alfredo Garzón. Desde
que en 1982 le dieron un espacio
semanal en el periódico El Espectador
–al que bautizó Cartones– este
dibujante quiso alejarse del chiste
coyuntural y urgente sobre personajes
de la vida pública.
Para celebrar los 30 años de carrera
de Alfredo Garzón, Taller de Edición
Rocca publicó una antología de su
trabajo. Sin embargo, Cartones de
Garzón es más que un libro de homenaje. Recoge 91 dibujos que fueron
publicados en El Espectador desde 1986
hasta 2011 y por eso hace un aporte a
la historia de la caricatura y la crítica
gráfica del país. La selección estuvo al
cuidado de Bobby Elliott, un crítico de
arte del Huffington Post que ha
seguido de cerca el trabajo que Garzón
ha hecho en Nueva York para periódicos como The New York Review of Books
o el Washington Post.
24>Febrero 2013
Al conversar con antologías de
otros caricaturistas colombianos,
como Osuna 84-05 (Aguilar, 2006) o
Vladdo: 25 años en obra (Aguilar, 2011),
este libro muestra que Alfredo Garzón
desarrolló una línea que durante gran
parte del siglo XX no estuvo presente
en el periodismo gráfico: sus cartones
no se ataron a la agenda periodística
de la fecha. En vez de valerse del
humor para construir crítica y opinión frente a los personajes o hechos
públicos, apuntaron a la sensibilidad
de los lectores y su capacidad para
pensar en temas más abstractos como
el poder, la riqueza, la soledad o las
relaciones humanas.
Otros caricaturistas se acercan a
partir de lo gráfico a lo que sería una
noticia o un reportaje; en contraste,
Garzón logró desarrollar una especie
de ensayo visual. Los dibujos que hay
en este libro utilizan muchas convenciones simbólicas –un globo de los
cómics como metáfora de los discursos o un cerebro para hablar de la
inteligencia– que no recargan la
imagen, sino que dejan espacio
suficiente para que el lector pueda
contemplar, pensar y encontrar un
sentido, o varios, que están escondidos
en la imagen.
Es un reto al lugar que el sentido
común le da a la caricatura, pues
aunque es cierto que el humor político tiene una función importante
como generador de crítica y opinión,
los cartones plantean otro tipo de
crítica, más reflexiva. Con este tipo de
dibujos, más reflexivos, es posible
entender que una buena caricatura no
siempre deforma o exagera la realidad
para entenderla a partir del humor. A
veces, simplemente, comunica ideas a
partir de lenguajes y convenciones
propias con el único fin de mostrar
verdades que aunque todos intuimos,
suelen pasar desapercibidas. EL
Febrero 2013>25
Alepo: una cabaña en
medio de un bosque
incendiado
Conocedor de la región por décadas,
Charles Glass visitó dos veces durante
2012 la segunda ciudad siria, y comprobó
cómo había cambiado la atmósfera de
una rebelión que la orgullosa y vieja urbe
creía que le pasaría de lado
Charles Glass
26>Febrero 2013
E
ste año no se producirá
jabón en Alepo. Los zocos
medievales donde los
artesanos moldeaban los
ladrillos del famoso savon
d’Alep, hecho con aceite de oliva y laurel,
sucumbieron durante las batallas al final
de septiembre de 2012. La fábrica de
jabón de la familia Jubayli, detrás de los
muros del Qinnasrin de los mamelucos
del siglo XIII, sobrevivió el infierno, pero
el combate sin tregua la ha dejado
inaccesible para empleados y dueños
por igual. Para finales de noviembre, tras
la cosecha en los campos al oeste de
Alepo, el residuo de las prensas de aceite
de oliva debía estar hirviendo en los
tanques y haber sido vaciado sobre las alfombras de papel encerado que se
estiraban encima de los pisos de piedra.
Cortado en bloques de tres por dos
pulgadas, las barras deben secarse
durante seis meses antes de ser vendidas.
La guerra ha traído la carestía de jabón,
telas, alimentos procesados y productos
farmacéuticos a una zona productora, y
Alepo consume sus reservas de bienes
básicos, así como el efectivo y la esperanza. Todo eso se acaba rápidamente.
“No hace falta que vayas a Alepo”, me
dijo en Beirut un amigo nativo de esa
ciudad siria. “Todo Alepo está aquí”.
Algunos de los exiliados sirios, principalmente los industriales que proveían gran
parte del empleo en la región, estaban
congregados en los cafés de la rue Hamra,
algunos a favor del régimen, otros en
contra, preservando delicadamente sus
amistades a pesar de sus diferencias
políticas. Jugando bridge o backgammon,
esperan el día en que sea seguro regresar, si
es que ese día llega.
Cuando estuve en Alepo en Semana
Santa pasada, los mercaderes exiliados
todavía no habían tenido que irse y sus
empresas todavía marchaban. El jabón de
Alepo era abundante en el laberinto del
zoco de piedra abovedada cerca de la
Ciudadela. La mayor parte de la gente
compartía su alivio –que era casi complacencia- sobre el que su ciudad había
evitado la violencia que asolaba al resto del
país. La naturaleza cosmopolita de Alepo,
parecían sentir, la hacía diferente.
El único pogromo que hubo allí contra
la minoría cristiana tuvo lugar en 1851,
con un número de muertos bajo, y nunca
se repitió. La relativa prosperidad de la
ciudad mantuvo a gran parte de la población satisfecha, a pesar de la represión de la
opinión política. Alepo era el taller y el
mercado de Siria, y su región generaba
hasta 65 por ciento de la riqueza nacional,
aparte del petróleo. Las fábricas que hacían
textiles con algodón sirio, las farmacéuticas
y las de muebles, dominaban las zonas
industriales fuera de la ciudad y empleaban
a miles de personas. Los regímenes de
Hafez al-Assad, desde 1970, y de su hijo
Bashar desde 2000, dejaron el refinado
centro de la ciudad con poco contra lo cual
rebelarse, aun cuando los habitantes del
campo alrededor de la ciudad eran pobres,
se veían obligados por la sequía, el desempleo y la ambición a irse a los suburbios de
Alepo y tenían quejas legítimas que eran ignoradas en las villas extravagantes a orillas
del río Qowik. Muchos de los habitantes de
Alepo tenían edad suficiente para recordar
la última vez que la ciudad fue escenario de
una rebelión, en 1979. El desenlace de esa
revuelta dejó pocas esperanzas de que
repetirla pudiera ser algo más que un
desastre. Pero cuando comenzó la actual
revuelta en el interior de Siria empezó a
acercársele a Alepo por todos lados, y la
ciudad antigua no tuvo mayores probabilidades de permanecer ajena; era como una
cabaña de madera en medio de un incendio forestal.
Entre dos malos poderes
En tiempos normales, la mejor manera
de cubrir los 320 kilómetros entre Damasco y Alepo es por carretera, parando para
almorzar en los jardines aledaños a los
acueductos romanos de Hama. En mayo de
2011, cuando la rebelión se expandió desde
Deraa hasta el sur de Homs, cortando la
autopista que va de Damasco a Alepo, la
opción más segura era volar. Cuando fui en
abril de 2012 pude tomar un vuelo sin
contratiempos; y también mi viaje en taxi
por la autopista principal hacia la ciudad
donde me registré en el maravilloso Hotel
Barón Otomano fue tranquilo.
Pero cuando regresé seis meses más
tarde, el aeropuerto de Alepo estaba casi
desértico. Los taxis ya no se arriesgaban en
un trayecto a la ciudad sin un pago
garantizado, así que le pedí a unos amigos
que me enviaran un chofer de confianza.
Me arrancó la maleta y corrió a su carro, lo
prendió y se persignó apresuradamente.
Luego empezó a sudar. Como a un cuarto
de milla del aeropuerto hizo una abrupta
vuelta en U, sacándonos de la autopista
hacia una carretera desértica. Los pocos
edificios de la zona habían sido impactados
por artillería de alta velocidad y todos,
excepto un almacén que era usado por las
Lo que comenzó como una
revuelta pacífica degeneró en una
devastadora guerra civil
tropas del gobierno sirio como centro de
comando, rodeado de bolsas de arena y una
bandera triste, estaban destruidos y vacíos.
Como a kilómetro y medio más allá
apareció un arma antiaérea montada en un
camión en un risco sobre la carretera. El
chofer se devolvió hacia la autopista
desolada. De pronto una barricada de
cauchos quemados, ladrillos de cemento y
desechos nos obligó a tomar la vía contraria, donde de haber habido otros carros,
hubieran venido de frente contra nosotros.
Las estaciones de servicio estaban
destruidas, y los camiones de gasolina
quemados a orillas de la carretera. Las filas
de casas de ladrillo de la gente más pobre
mostraban los impactos de artillería.
Un poco más adelante, entrando
propiamente a la ciudad, el chofer se relajó
al ver algunos peatones y carros. Cerca de
una redoma, la gente intercambiaba
tomates rojos y verdes, papas gigantes,
berenjenas, calabacines, manzanas y
granadas en un mercado de calle improvisado. El chofer señaló las carretas, que no
estaban allí en abril, y dijo: “Querían la
libertad. ¡Allí la tienen!”
La ciudad tiene ahora fronteras internas.
En mi primera noche allí, un amigo
caminó conmigo hasta el límite del
vecindario seguro de Sulaimaniya. Donde
alguna vez pudimos haber caminado
fácilmente desde Sulaimaniya hacia el
vecino Jdaideh sin notar la diferencia,
ahora encontrábamos en Jdaideh otro
mundo. Los carros habían sido estacionados de manera de que bloquearan las
entradas a las calles, y ninguna luz estaba
encendida. El alumbrado público de
La relativa prosperidad
de la ciudad mantuvo
a gran parte de la
población satisfecha,
a pesar de la represión
Sulaimaniya alumbraba los cafés modernos llenos de hombres y mujeres tomando
café, dulces o fumando narguiles. Jdaideh, a
solo cuareta y cinco metros había quedado
despoblado desde que los rebeldes entraron
un mes antes. A donde quiera que fueran
los rebeldes, el ejército atacaba y los
residentes huían.
Yo quería visitar los zocos en la mañana,
pero mi amigo me dijo que las luchas
continuas lo hacían imposible. ¿Quién
quemó los zocos algunas semanas antes?
“Eso fue el Ejército de Siria Libre”, me dijo
mi amigo. “Estamos atrapados entre dos
malos poderes. Como sabes, no me gustan
las dictaduras. Pero esta gente se muestra
como lo peor”.
Otro amigo me dijo que los rebeldes que
habían llegado a dominar grandes áreas de
esta ciudad “entraron en Alepo. Alepo no
entró en ellos”. Se trata de un hombre de
negocios, que en la primavera estaba feliz
de que yo lo citara en mi artículo, pero que
ahora insiste en que no publique su
nombre. Miembros de esta familia han sido
secuestrados, y al final de las negociaciones
Febrero 2013>27
Ambos bandos
compiten en
represalias mutuas
mientras acaban con el
país que dicen querer
gobernar
han pagado grandes sumas para su
liberación. Así como los alepines una vez
temieron a las muchas agencias de
inteligencia o al mukhabarat, el servicio
secreto del régimen de los Assad, ahora se
han vuelto cautelosos sobre las represalias
del Jaish al-Hurr, el Ejército Libre, y sus
milicias asociadas. Otro amigo me dijo: “La
oposición pensó que Alepo les daría la
bienvenida. Pero no lo hizo, sino solo en la
periferia, donde estaba la gente muy pobre
y rural”. Aunque apoyaban la revolución,
algunos de los distritos más pobres
buscaron excluir a los rebeldes de sus
vecindarios de cualquier forma. En Bani
Zayd, uno de los barrios más míseros,
donde mucha gente tiene que hurgar entre
la basura de la ciudad para ganarse la vida,
los presbíteros de la zona le entregaron una
carta al Ejército Libre: “Vitoreamos al
Ejército Libre. Pero lo que está pasando hoy
es un crimen contra los habitantes de
nuestro vecindario. No hay entidades para
la seguridad gubernamental ni el shabihah.
Los grupos que han tomado posición en el
28>Febrero 2013
vecindario no pueden defenderlo (…)
Nosotros, los presbíteros del vecindario de
Bani Zayd, somos responsables de este
comunicado y exigimos que los batallones
del Ejército Libre que han entrado en el
vecindario se retiren y se unan a las batallas
en los frentes calientes. Esto aseguraría el
retorno a la calma del vecindario y le
pondría fin a los ataques aleatorios (de las
fuerzas del régimen) a un vecindario pobre
que alberga a miles de desplazados”.
Los residentes de Bani Zayd eran
simpatizantes naturales de la revolución,
pero ese apoyo no se extendía a unas
tácticas que los exponían a las retaliaciones
del régimen. La incapacidad del Ejército
Libre de defender la mayoría de las áreas
que ocupó ha reversado también el apoyo
de otros simpatizantes potenciales. ¿Cuál
es el motivo, preguntan, de buscar que el
régimen bombardee una zona que no
puede sostenerse? Había un particular
resentimiento en Alepo por la ocupación
rebelde de los zocos a finales de septiembre.
Pero antes de eso, el sentir de la ciudad
sobre el destino de ese patrimonio arquitectónico y cultural se podía deducir de la
descripción que de esos sitios hizo un
antiguo embajador australiano en Siria,
Ross Burns, en Monuments of Syria: An
Historical Guide: “Desde el siglo XVI no ha
sufrido grandes cambios (algunos dirán
que desde el siglo XIII). Los zocos conservan maravillosamente la atmósfera de la
tradición mercantil árabe-turca. En el
verano, los techos abovedados ofrecen un
refugio fresco; en el invierno, protección de
la lluvia y el frío. Mientras que muchos de
los productos que venden se han modernizado, todavía hay zonas donde el fabricante
de mecate o de carpas y el vendedor de
golosinas ejercen su comercio como lo han
hecho durante siglos”.
Las filas majestuosas de mercados y
talleres eran el centro comercial de la
ciudad, pero también la encarnación de su
espíritu. A pesar de que los rebeldes acusan
al régimen de comenzar los incendios, la
mayoría, aun los que simpatizan con ellos,
los atribuyen a los rebeldes.
Cuánto vale Alepo
El 3 de octubre, el Ejército Libre culminó
su asalto a los zocos con dos bombas: una
de mil kilos y otra de 500, colocadas en
carros cerca de un club de oficiales y del
correo principal en la Plaza Saadallah Jabri,
el parque central de la ciudad. Un periodista sirio, testigo de la explosión que mató a
más de cuarenta personas e hirió a más de
125, me dijo: “Hay divisiones dentro del
Ejército Libre. Si tuvieran algunos cientos
de personas, pudieran ocupar el ayuntamiento y proclamar liberada a Alepo”. Que
no lo hicieran no solo era una medida de la
falta de unidad rebelde, sino expresión de
una táctica que consiste en dar golpes aquí
y allá sin lograr capitalizarlos.
La batalla por Alepo es una guerra por
Siria misma. Otro alepín que me pidió que
no usara su nombre me dijo: “Si Alepo cae,
el régimen temblará”. En términos tanto
políticos como militares, la capital
comercial de Siria es vital para ambos
lados. Sin embargo, tanto el régimen
como los opositores armados están
alienando a la gente que supuestamente
están tratando de tener a su favor,
mientras conjuntamente destruyen la
economía de Alepo, los monumentos
históricos que le dan a la ciudad su
carisma e identidad únicos, las vidas y la
seguridad de sus ciudadanos, y la cohesión social que hasta entonces la habían
convertido en un modelo de armonía
entre las sectas. Otro amigo me confió: “La
revolución murió en Alepo. Pensaban que
podían ganar la batalla sobre esta ciudad.
Pensaron que esta gente los apoyaría”.
Afuera de la ciudad, los rebeldes se
embarcaron en un asalto desatado contra
todas las industrias que mantenían viva a
Alepo, quemando y saqueando las plantas
farmacéuticas, los molinos textiles y otras
fábricas. Esto daña a los industriales,
muchos de los cuales están esperando en el
Líbano que pase la guerra, pero sobre todo,
a sus empleados. Los desempleados de las
urbes tenían buenas razones para apoyar
una revolución que pudiera mejorar sus
oportunidades en la vida, pero los miles de
empleados al inicio de la revolución ahora
se quedaron sin trabajo, porque el Ejército
Libre ha quemado los lugares donde
laboraban, y tienen razón de estar resentidos. Hay historias de trabajadores que
tomaron las armas para proteger sus
fábricas y arriesgaron sus vidas para salvar
a sus patronos de los secuestradores.
Alepo está sitiada. La gasolina para la
calefacción, la única manera de que la
gente sobreviva durante el invierno, no
puede ser transportada por el peligro que
implica. Cuando se consigue, el precio del
mazout, un combustible que se usa en gran
parte de las casas de Alepo, es el doble que
en Damasco. Al centro de Alepo, controlado por fortificaciones, alcabalas y patrullas
regulares del ejército sirio, el único rubro
que parece llegar sin contratiempos es la
comida. Hay bastantes productos de las
granjas cercanas en el mercado de calle que
ha reemplazado a los zocos quemados.
La brutal represión de los rebeldes por
parte del gobierno, especialmente los
bombardeos aéreos de zonas urbanas
densamente pobladas, ha empujado a
algunos partidarios del régimen a los
brazos de la oposición. Una joven que en
abril me habría dicho que amaba a Bashar
al-Assad ahora me cuenta como lloró al ver
el bombardeo de Alepo. Un médico, cuya
posición contra el régimen yo conocía
bien, me dijo: “La mayoría de los sirios no
quieren a Bashar al-Assad por todo lo que
ha ocurrido en los últimos diez años.
Queremos cambio, pero no así”. Esta es una
guerra patas arriba, en la cual las lealtades y
las animosidades ya no se pueden predecir.
El conflicto sirio es lo que sus luchadores quieren que sea. Es una guerra de clases,
entre el proletariado suburbano y el
ejército del Estado financiado por la
burguesía. Es una guerra sectaria en la cual
la mayoría árabe suní está luchando por
desplazar a la clase alauí dirigente. Es una
guerra santa de los musulmanes suníes
contra toda manifestación del chiismo,
especialmente de la variedad alauita. Los
acuerdos sociales de los que Alepo se
enorgullecía se desmoronan. Los fundamentalistas musulmanes han atacado
iglesias cristianas y mezquitas chiitas. Los
árabes han peleado con los curdos. Los
chiitas y suníes iraquíes han cruzado la
frontera para pelearse en Siria.
Emigrar, una opción remota en abril, se
ha vuelto común entre aquellos con
dinero, idiomas y educación, que puedan
ganarse la vida afuera. Un ingeniero civil
que ha pasado años preso por criticar al
régimen me dijo: “Los sirios se han
destruido entre sí. La educación, la convi-
vencia, todo lo están destruyendo. Lo
puedes ver en los lugares oficiales de
trabajo. Las actitudes son diferentes. La
gente que no era creyente, y hasta comunista, se ha vuelto religiosa”. Un alzamiento
que comenzó en marzo de 2011 con la
modesta esperanza de reformar al país ha
degenerado en una bellum omnium contra
omnes hobbesiana, una guerra de todos
contra todos.
La selección de bando depende de la
experiencia personal. Aquellos que han
sido torturados por el gobierno esperan de
la fuerzas del Ejército Libre la liberación,
mientras que cualquiera cuyo padre o
hermano ha sido secuestrado por el
Ejército Libre exige protección gubernamental. Durante los seis meses que
pasaron desde mi última visita a Alepo,
las opiniones han variado en formas
inesperadas. En gran parte, los cristianos
estaban a favor del régimen o eran
neutrales, buscando evitar la atención de
cualquier lado. En Semana Santa, cuando
conocí a Gregorios Yohanna Ibrahim,
obispo metropolitano, sirio ortodoxo, de
Alepo, me dijo con una risa alentadora:
“¿Preocupado yo? Sí. ¿Asustado? No”.
En Alepo había silencio, a pesar de que
los conflictos en el resto de Siria eran
precursores claros del terremoto que venía.
En el momento, Gregorios estaba convencido de que el régimen y la oposición
podían resolver sus diferencias: “Si
resolvemos nuestro problema interno y
nos sentamos a hablar, podemos tener un
diálogo constructivo. Podemos reconstruir
nuestra sociedad gradualmente”. Como
obispo de una pequeña comunidad de
20.000 feligreses en Siria, ha aceptado que
el régimen proteja a los cristianos mientras
evita un compromiso de un lado u otro.
Ahora, sin embargo, la preocupación se ha
convertido en temor. Una noche lo vi en los
confines resguardados de su rectorado en el
centro de Alepo, tras una fuerte sacudida
de realidad. “Yo fui optimista las últimas
semanas, pero hoy visité mi escuela. De los
550 estudiantes solo quedan 50”. Además
del hecho de saber que cada día unos veinte
fieles locales recibían visas para países
extranjeros, el colapso del colegio hizo que
este hombre relajado y jocoso que conocí
en octubre se convirtiera en una persona
profundamente sacudida, con pocas
esperanzas en el futuro de su país.
“El asunto ahora”, me explicó, “es cómo convencer al presidente de que deje el poder”. Fue
la primera vez que escuché a un obispo
cristiano hacerle un llamado a Bashar al-Assad
para acabar con la guerra mediante el
abandono de su cargo. ¿Acaso Gregorios no le
teme a la Hermandad Musulmana? “Si hay
democracia, habrá derechos para las minorías”,
dijo. “No creo que los fanáticos y la Hermandad
Musulmana tengan planes de controlar el país.
Tienen planes de ser parte de él”.
Aquella revuelta del 79
Esa noche, regresando a pie al Hotel
Park, en el lindero de los jardines públicos,
escuché en la distancia el sonido continuo
de la artillería y las ametralladoras, algo que
ya nadie puede ignorar en Alepo. A veces se
acerca y luego parece alejarse a las afueras,
pero siempre está allí.
Los alepines muestran una estudiada
despreocupación mientras caen las
bombas en las cercanías. Es de mal gusto
mencionar el hecho de que, en la cena, las
explosiones sacuden la mesa. Sin embargo,
puede que el conflicto los obligue a tomar
lados por primera vez. Un científico de un
ministerio gubernamental me contó que
cinco o seis amigos suyos del trabajo
esperaban que el régimen cayera. Dijeron
que celebrarían en la Plaza Saadallah Jabri.
En este mes que pasó, cambiaron de
parecer. “Uno tiene un PhD en agricultura.
Estaba completamente en contra del
régimen. Dijo que celebraremos en otoño.
Luego se me acercó y me dijo que el
Ejército Libre vino a su área y destruyó su
casa. Secuestraron a cuatro de sus primos.
Me contó toda la historia. Ahora deseamos
que el mukhabarat hubiera tomado su zona
y no el Ejército Libre”.
Ese es el gran cambio. Uno de los pocos
militantes que me dio permiso para citarlo
se llamaba Zaidoun al-Zoabi. Había sido
profesor de la Universidad Árabe Europea
de Damasco hasta que lo despidieron por
razones políticas en febrero pasado. Se
lamentó de que “han destruido a Alepo.
Durante el régimen, era una ciudad. Ya no.
Ahora el régimen está perdiendo, pero
nosotros estamos perdiendo también. El
país ha sido destruido”.
Zoabi lucha por mantener viva la
revolución original y pacífica que
comenzó en marzo de 2011, y que ha
sido desplazada por la rebelión armada.
Un joven empresario sirio, cuya familia
ha estado en desacuerdo con el régimen, culpa a la oposición armada por
tratar de tumbar el régimen por la
fuerza: “No puedes quebrar un régimen
como ese simplemente, está construido
para durar”. El régimen, que en sus
años iniciales se inmunizó contra los
golpes de Estado con el arresto de
sospechosos de disidencia en el ejército
y la vigilancia constante, en 1979 se
blindó contra las rebeliones con el
alzamiento en Alepo.
La revuelta de 1979 permite una
comparación instructiva con la
rebelión actual. Un reporte de mayo
de 1982 de la estadounidense Defense
Intelligence Agency, DIA, titulado
“Siria: la presión de la Hermandad
Musulmana se intensifica”, analizó esa
insurrección y la respuesta de Assad:
“A principios de 1979, animada por la
Revolución Islámica en Irán, la
Hermandad Musulmana de Siria
desarrolló un plan para desatar una revolución similar en Siria para sacar a
Assad”. El primer ataque con bomba
de la Hermandad el 16 de junio de ese
año, tuvo como resultado la muerte de
83 cadetes alauitas de la escuela de
artillería de Alepo. Eso conllevó a
masivos arrestos y a la lucha armada
en las calles de Alepo. Para junio del
año siguiente, en opinión de la DIA,
“el Presidente Assad le ha roto la
espalda al desafío de la Hermandad
Musulmana”.
Los Hermanos Musulmanes que
escaparon a la represión de entonces
desarrollaron a continuación un plan
insurgente de doble filo y un golpe
contra Assad con sus simpatizantes en el
ejército. El informe de la DIA decía: “A
principios de 1982, sin embargo, la
seguridad siria descubrió el plan del
golpe y comenzó a intensificar sus
operaciones contra los disidentes dentro
del país. A consecuencia, la Hermandad
Musulmana se sintió presionada para
iniciar el alzamiento en Hama, que
comenzó el 2 de febrero de 1982. La
Hermandad esperaba que Alepo, Homs y
Pelean por Alepo
porque es productiva.
Pero los combates
la hacen incapaz de
producir nada.
otras ciudades grandes imitaran a Hama
y ayudaran a la llegada de la nueva era.
Las otras ciudades no se alzaron, y el
Rifaat, el hermano sanguinario de las
Brigadas de Defensa de Hafez Al-Assad,
aniquiló a los Hermanos en Hama. La
DIA decía que el número probable de
muertos fue de unos 2.000, pero luego
Amnistía Internacional concluyó que
unas 25.000 personas habían muerto.
Sobre la extensión que podía tener la
Revolución Iraní en 1979, se aplicaba lo
mismo que ocurrió con la llamada
Primavera Árabe de 2010 y 2011. Si Siria
no era Irán, no es tampoco Túnez ni
Egipto. La nueva rebelión enfrenta
suníes contra alauitas y otras minorías,
pero lo más importante es que hierve
con los resentimientos de clase adquiridos por los pobres desplazados de las
zonas rurales al confrontar el lujo
urbano. Las sequías entre 2007 y 2011
exacerbaron las adversidades de la vida
en el campo, obligando a mucha gente a
irse a Alepo.
Esto no era nuevo. En 1987, pasé
tiempo entre unos campesinos del
Éufrates al este de Alepo. Su aldea,
Yusuf Basha, debía ser evacuada debido
Febrero 2013>29
a la construcción de la represa hidroeléctrica. Regresé a Alepo desde el
este y vi a los campesinos secando el
trigo en las aceras como lo hacían en
sus aldeas. Escribí en Tribes with Flags:
Adventure and Kidnap in Greater Syria
(1990): “Antes había visto la ciudad de
Alepo crecer hacia las montañas, a
medida que los suburbios se comían el
campo. Ahora, me doy cuenta de que
la aldea ha entrado a la ciudad,
sembrándose afuera y creciendo hacia
adentro. Los granjeros pobres traían
sus costumbres y sus maneras a la
cosmopolita Alepo, así como a Damasco y Beirut. Convertían sus residencias
de apartamentos en versiones compactas de sus casas de barro: las familias
dormían todas juntas en una sola
habitación, cocinaban en otra, lavaban
en otra más, y así cada cuarto era como
una de las pequeñas chozas en sus
patios. No era pobreza, era tradición la
que ponía a toda la familia en una
habitación. Esta era la única seguridad
que tenían en una ciudad hostil y
desconocida”.
El regreso a Alepo fue un momento
revelador, cuando vi la ciudad como la
ven las personas que llegan desde las
aldeas. Si Alepo los hubiera recibido,
absorbiéndolos lentamente a la vida
económica y cultural de la ciudad,
como había hecho en siglos pasados,
tal vez no le habrían dado la bienvenida a los rebeldes, culturalmente
Los cristianos que se
“Han destruido a Alepo.
Durante el régimen,
era una ciudad. Ya no”.
sentían protegidos
por el régimen, ahora
se preguntan cuándo
caerá para que la
guerra termine
similares a ellos. Las políticas económicas neoliberales que introdujo Bashar
al-Assad cuando tomó el poder en 2000
exacerbaron lo apremiante de su
situación. Los beneficiarios eran los
dueños de los bancos recién privatizados, los primos de Bashar que obtuvieron las licencias para la venta de
celulares, los intermediarios y corredores de bolsa con educación y costumbres urbanas, y no los recién desplazados sin tierra, dinero ni formación para
adaptarse a la vida metropolitana. El
que ellos reaccionaran como lo hacen
ahora es parte de un antiguo patrón
que pude ver durante ese regreso a
Alepo hace 25 años: “Por primera vez
en todos mis años en el Levante, ahora
veo cuán corruptora les parecía la
ciudad a los campesinos y los beduinos. La tradición árabe decía que cada
dos generaciones una ola de reformadores fanáticos religiosos llegaban del
desierto para purificar la ciudad. Había
pasado en Arabia Saudita muchas
veces, y duraba hasta que el lujo de la
ciudad corrompía a los hijos de esa
generación”.
Me preguntaba si eso ocurriría en
Siria. Veinticinco años más tarde, está
pasando. Unos 40.000 sirios han
pagado con sus vidas y otros dos
millones han sido desplazados, de los
cuales 40.000 han huido por las
fronteras como refugiados mientras
pasa la guerra. La oposición, cada vez
mejor armada, recientemente declaró
en Qatar que estaba uniéndose en una
coalición respaldada por Occidente,
una unidad auto declarada que sin
duda será frágil. Al poco tiempo un
grupo de facciones islamistas dijo que
rechazaba la coalición y que quería
establecer un Estado islámico. El 20 de
noviembre el presidente del Partido de
30>Febrero 2013
la Unión Democrática Kurda (PYD)
también rechazó la coalición. Mientras
el régimen siga con su terca resistencia
a dejar el poder, todos los bandos
parecen aprestarse para una guerra
larga y destructiva. EL
Charles Glass es un corresponsal especializado en Medio Oriente que ha escrito para
varios medios de Estados Unidos y el Reino
Unido, y ha trabajado también para la televisión, pues fue corresponsal jefe de ABC News
en la región durante buena parte de los años
80, entre otros cargos en la industria. En el libro
mencionado en la nota, Tribes with Flags,
cuenta también su secuestro de más de 60 días
a manos de milicianos chiitas en el Líbano. Tiene otros libros más, todos sobre el Medio Oriente
y sus conflictos salvo uno, American in Paris,
acerca de los estadounidenses que vivían en la
París ocupada por los nazis.
El desagradable
caso Salman Rushdie
Prepárense, seguidores del novelista anglo indio, que esta reseña de su libro de
memorias -Joseph Anton, titulado por el alias que usó en sus años de clandestinidaddeja muy mal parado no solo al texto sino al hombre que lo escribió, un autor cuyo
ego parece incluso mayor que su indudable talento
Zoë Heller
Febrero 2013>31
C
uando Anis Rushdie leyó
por primera vez Midnight’s
Children, escrita por su hijo,
estaba convencido de que
Ahmed Sinai, el padre
borracho de la novela, era un retrato
satírico de él mismo. Con lo cual comenzó
una pelea familiar.
Rushdie hijo no negó haber basado a
Sinai en su padre. “En mi actitud de joven
fastidioso”, diría luego en una entrevista
en The Paris Review, “respondí que había
dejado fuera todas esas cosas malas”, pero
objetó la reacción herida de su padre, y
consideraba que revelaba lo cruda que era
su comprensión de cómo funcionan las
novelas. “Mi padre había estudiado
literatura en Cambridge, así que esperaba
que tuviera una respuesta sofisticada ante
el libro; en cambio la persona que sí la
tuvo fue mi madre (…) Ella entendió de
entrada que era ficción”.
La posición que Rushdie tomó durante
su riña literaria doméstica prefiguró
sorprendentemente la posición que
tomaría nueve años más tarde, cuando
fuera confrontado por la ira de otro
patriarca, mucho más castigador. El 15 de
febrero de 1989, un día después de que el
Ayatollah Khomeini emitiera una fatwa
(una orden a obedecer por todos los
musulmanes) condenándolo a muerte
por escribir Los versos satánicos, Rushdie
apareció en la televisión británica y
anunció que deseaba que su libro fuera
“más crítico” del Islam. Como reporta en
Joseph Anton –su libro de memorias, que ha
escogido escribir al estilo de De Gaulle, en
tercera persona – su emoción principal en
el momento fue de desconcierto.
Cuando lo acusaron por primera vez de
ser ofensivo se quedó genuinamente
perplejo. Creía haber hecho una concesión
artística con el fenómeno de la revelación;
una concesión desde el punto de vista de
un no creyente, ciertamente, pero apropiada en cualquier caso. ¿Cómo podría
considerarse eso ofensivo? Los sensibles
años de identidades políticas marcadas por
la ira le enseñaron a él, y a todos los demás,
la respuesta a esa pregunta.
Sin querer queriendo
Dada la frecuencia con la cual Rushdie
ha sido acusado de escribir Los versos
satánicos con el propósito expreso de causar
problemas, es comprensible que desearía
subrayar lo inesperado en la naturaleza de
los eventos que siguieron a la publicación
de su novela. Aun así, la visión retrospectiva de sí mismo como un ratón de biblioteca inocente, desconcertado por la intrusión
32>Febrero 2013
grosera del mundo en la esfera literaria,
parecía un poco demasiado fabricada. Para
ese momento de su carrera, Rushdie, que ya
había sido demandado por Indira Gandhi
por declaraciones difamatorias en
Midnight’s Children, y que ya había visto la
prohibición de su tercera novela en
Pakistán, estaba mejor calificado que la
mayoría para apreciar la capacidad de la
literatura de provocar respuestas hostiles
no literarias.
Pero más preocupante aún, sin embargo,
que la pose exagerada de su inocencia, es el
caso que Rushdie parece estar presentando
sobre la inmunidad de la ficción ante la
rabia política o religiosa. Alejándose de la
idea normal, liberal, de que la literatura
debe tener la libertad de ofender, propone
que la literatura, entendida adecuadamente, no puede ofender. Los musulmanes que
se sintieron insultados por Los versos
satánicos eran culpables de un error de
categoría: así como Anis Rushdie, en su
lectura “no sofisticada” de Midnight’s
Children, habían confundido la ficción con
otros tipos de discurso.
En cualquier caso, su Profeta no se
llamaba Mohammed, vive en una ciudad
que no se llama La Meca y creó una
religión que no se llama (o casi no se llama)
Islam. Y aparecía solo en las secuencias de
sueños de un hombre llevado a la locura
por la pérdida de su fe. Estos diferentes
artilugios eran, en opinión de su creador,
indicadores de la naturaleza ficticia de su
proyecto. Rushdie ha declarado que una de
las grandes penas de los años de la fatwa, de
las que más lo agitaban personalmente –más
que el asalto a su libertad de expresión, o
incluso a la amenaza contra su vida–
fue el descubrir que una gran cantidad
de gente se negaba a aceptar su “intención artística seria.”
“Ha sido desconcertante saber,” escribió
en 1990, “que a la gente no le importa el
arte”. Parte de su misión en Joseph Anton es
rescatar la literatura, ese “arte antiguo y
hermoso del cual es un privilegiado
practicante”, de la traducción cínica y el
encubrimiento ignorante. Esto requiere
alejarse significativamente de las opiniones que ha expuesto anteriormente sobre
la participación inextricable de la ficción
con la política y la historia.
En un famoso ensayo suyo, “Outside
the Whale”, Rushdie atacó varios libros y
películas que propagaban mitos imperialistas sobre la naturaleza de las relaciones
entre la India y Gran Bretaña durante el
Raj (sostuvo, por ejemplo, que la trama
sobre la violación, central en Raj Quartet Cuando se anunció la fatwa,
Rushdie, en medio de su
desconcierto, dijo que hubiera
deseado que su libro fuera más
crítico con el Islam
de Paul Scott, respalda la fantasía racista
frente a la amenaza sexual que significaban los “negros cachondos” para las
mujeres coloniales). Las novelas, dijo, no
pueden ser excusadas de ser criticadas
sobre la base de ser “solo” ficción; todo el
arte, en cuanto se atreve a aseverar “lo que
es el caso, lo que es la verdad y la no
verdad”, es inescapablemente político, y
parte de “la tormenta incesante, la riña
continua, la historia dialéctica”.
No es de sorprenderse que Rushdie
debería ser un poco más cauto ante la
tormenta de la historia en estos tiempos,
pero su impulso de dejar a la literatura en
cuarentena ante “la cacofonía de otros
discursos, religiosos, políticos, sociológicos y post coloniales” es, sin embargo,
infeliz. Ciertamente, no todos los oponentes de Los versos satánicos estaban tan
alertas a las técnicas lúdicas de la novela
moderna como pudieran haber estado.
Pero sostener que sus reacciones heridas
fueran inconsistentes con los motivos
artísticos de Rushdie no puede ser la
conclusión del argumento. Si Paul Scott
hubiese podido responder la crítica de
Rushdie a The Raj Quartet, tal vez habría
insistido en que no quería ser racista. Tal
vez hasta hubiese acusado a Rushdie de
engancharse en la política de la identidad
susceptible. Pero estas réplicas no podrían
haber vulnerado la legitimidad de la queja
de Rushdie.
Solo ante los fanáticos
En varios momentos, Rushdie parece
cansarse de defender los derechos
especiales de la ficción y avanza en su
defensa de los derechos súper especiales
de la ficción seria o importante. “Él
esperaba, y muchas veces necesitaba, una
defensa más particular, como la calidad
de la defensa hecha en el caso de otros
libros agredidos, Lady Chatterley’s
Lover, Ulysses, Lolita….”
Uno se queda anonadado, no solo
porque desestima a otros escritores que
pudieran no merecer la “defensa de
calidad” de sus obras perseguidas, sino
también por la despreocupación con la
cual Rushdie se coloca al lado de Lawrence, Joyce y Nabokov en el rango del
mérito literario. En el transcurso de su
memoria, Rushdie reclama un parentesco con cualquier cantidad de grandes
hombres literarios, hombres que, como
él, sufrieron por su genialidad, pero cuya
fama estaba destinada a durar más que la
de sus opresores.
Los escritores inmortales del pasado
fueron sus guías. Él no era, después de
todo, el primer autor en peligro o secuestrado o anatemizado por su arte. Pensaba
en el poderoso Dostoievski frente al
pelotón de fusilamiento quien, tras el
perdón de última hora de su sentencia,
pasó cuatro años en un campo de prisioneros; y en Genet escribiendo en la cárcel
su obra maestra homo erótica Notre-Damedes-Fleurs…. o en Rabelais, quien también
fue condenado por la autoridad religiosa;
la Iglesia Católica no ha podido digerir
aún su hiperabundancia satírica. Pero el
rey François I lo había defendido, alegando que su genio no podía ser suprimido.
En aquellos tiempos los artistas podían ser
defendidos por los reyes por ser buenos en
su oficio. Eran tiempos mejores.
¿Tiempos mejores? ¿En serio? Es cierto
que durante esos primeros años de la
fatwa, el gobierno británico no fue
totalmente valiente en su defensa de
Rushdie. Margaret Thatcher, a quien había
caracterizado como “Sra. Tortura” en Los
versos satánicos, no era fanática de Rushdie,
y los miembros de su gabinete dejaron
claro en sus pronunciamientos públicos
que lo consideraban una persona desagradable e inconveniente. Sin embargo,
reconocían su deber de proteger la
libertad de expresión de un ciudadano
británico –aunque este no les gustara–
contra las amenazas de muerte de un
clérigo extranjero. Y esto indica algo más
Según hizo creer, a
Rushdie lo que más
le ofendía era que
los musulmanes no
apreciaran las sutilezas
de su arte literario
bien alentador sobre esos tiempos. Ciertamente, presenta una situación más reconfortante que una en la cual la seguridad de un
ciudadano depende del arbitraje de un
monarca sobre su talento literario.
Un hombre que vive durante nueve
años bajo amenaza no debe ser culpabilizado por caracterizar su aprieto en
términos grandilocuentes. Pero uno
pudiera esperar que al revisar en libertad
sus emociones y su seguridad, pudiera
traer algo de separación irónica para
represar su propia grandilocuencia.
Mirar hacia atrás, finalmente, no tiene
ningún efecto aleccionador sobre el amor
propio de Rushdie. Un sentido desvergonzado de lo que se le debe como literario
asediado, inmortal en espera, impregna su
libro. Quiere que simpaticemos con la
irritación que sintió cuando los hombres
de su equipo de protección abreviaron su
gran alias conradiano-chekoviano a “Joe”.
Quiere que apreciemos la ira que siente de
recibir órdenes de oficiales de Scotland
Yard agigantados (“era un aspecto
vergonzoso de su vida el que los policías
sintieran que podían hablarle así”). Quiere
que entendamos la afrenta que sintió
cuando los esfuerzos diplomáticos a su
favor se detuvieron por las negociaciones
para liberar a los rehenes británicos en
Irán: “Los derechos humanos de Terry
Waite tuvieron precedencia sobre los
suyos propios”.
La venganza de Salman
Sobre todo, quiere que nos sintamos
ofendidos también de haber sido un poeta
sin suficiente honor en su propio país.
Rushdie ha dicho que una de sus metas al
escribir Joseph Anton era ser más “duro”
consigo mismo “que con cualquier otra
persona”. Esta es una gran ambición para
cualquier autor de memorias, y posiblemente algo poco realista para un hombre
tan tenaz en sus rencores como Rushdie.
Al enfrentarse con la decisión entre
mostrarse magnánimo y ejercer una
venganza largamente esperada, el autor
de Joseph Anton casi invariablemente
escoge lo segundo.
Algunos de sus momentos menos
caritativos ocurren cuando escribe sobre
sus cuatro matrimonios. Rushdie tiene la
costumbre de excusarse por sus propias
infidelidades y traiciones frecuentes en la
naturaleza imperativa de sus propios
deseos (“sus propias necesidades eran
como órdenes,” recuerda cuando explica
por qué tuvo que dejar a su tercera
esposa, Elizabeth West, y su pequeño
hijo, para irse a callejear a América). Las
diversas fallas de las esposas –avaras y
gruñonas y celosas de su talento– no se
excusan fácilmente.
En una competencia reñida entre
Marianne Wiggins (la número dos) y
Padma Lakshmi (la número cuatro), es la
última la que emerge como la peor del
grupo de esposas. Rushdie la presenta
como la Marion Davies de William
Randolph Hearst: una caza fortunas
seductora y erótica, pero fundamentalmente insulsa, cuyas ambiciones egoístas como
modelo, actriz y presentadora de televisión
no tienen “nada que ver con sus necesidades profundas”. La revelación final de su
superficialidad se evidencia justo después
del 11 de septiembre, cuando Rushdie,
afligido y conmovido, necesitado de
conectar con sus seres amados, la llamó a
Los Ángeles y supo que ella estaba en
medio de “una sesión fotográfica de ropa
interior”.
El clímax estremecedor de Rushdie en
este momento puede parecerle al autor un
poco excesivo, viniendo de un hombre que
pasa gran parte de su memoria recordando
encuentros con estrellas de pop, conejitas
de Playboy y novias “buenas”, en el estilo de
un jadeante joven personaje de Austen
escribiendo sobre su primera visita a las
aguas termales de Bath.
Pero Rushdie quiere que comprendamos que estos recuentos copiosos de sus
salidas nocturnas con celebridades son la
crónica de un hombre valiente en su
supervivencia, en su compromiso con un
deber moral. “Comía en Balthazar, Da
Silvano y Nobu, iba a estrenos de películas
y bautizos de libros, y fue visto disfrutando hasta tarde en lugares como Moomba,
donde conocen bien a Padma (…) Solo
viviendo abiertamente, visiblemente y sin
miedo, y reseñado haciéndolo, podía
reducir el clima de temor que lo rodeaba
ahora, en su opinión, un obstáculo mayor
que cualquier amenaza iraní que todavía
perviviera. De no haber estado de parran-
da con Padma en Moomba los terroristas
habrían ganado, ¿no entiendes?”.
Otras evidencias del fracaso de Rushdie en
cuanto a su propósito de ser tan duro consigo
mismo como lo es con otros, se manifiesta en
sus divertidos recuerdos del comportamiento
de sus editores norteamericanos y británicos
durante la fatwa. El director de Penguin, Peter
Mayer, y Sonny Mehta, en Knopf, habían
decidido publicar en tapa dura Los versos
satánicos, pero dudaron y finalmente se
atrevieron solo con las versiones de bolsillo.
Que ambos tenían responsabilidades por la
seguridad de su gran número de empleados
–hombres y mujeres incluidas en los
términos de la fatwa, pero quienes no tenían
el beneficio de protección policiaca las 24
horas– no le parece a Rushdie justificación
suficiente para sus decisiones, y se divierte a
costillas de lo que considera su comportamiento “débil”.
Robert Gottlieb, antiguo editor en jefe
de Knopf, con quien Rushdie publicó
Midnight’s Children, también es castigado
por haber sugerido alguna vez que Rushdie
no habría escrito su libro de saber que “iba
a matar gente”. Rushdie estaba tan disgustado por este comentario, nos dice, que
nunca le volvió a hablar a Gottlieb.
Los lectores tendrán diferencias de
opinión sobre el valor de sostener la
libertad de expresión a cualquier costo
que representaba la edición de bolsillo de
The Satanic Verses. Pero aun aquellos que
están del lado de Rushdie se verán en
dificultad para equiparar su sorna hacia el
punto de vista contrario. Para cuando el
asunto Rushdie culminó, más de cincuenta personas habían muerto.
Las preguntas que Mayer, Mehta y
Gottlieb asomaron sobre el sentido
común y la moralidad de seguir publicándolo dadas las circunstancias, parecía
entonces, y sigue pareciendo ahora,
perfectamente razonables y humanitarias.
Sorprendentemente, cuando Rushdie
relata el triste episodio de 1990 en el cual
se reunió con líderes musulmanes y
acordó no solo sacar del mercado la
edición de bolsillo sino proclamar su fe
islámica, regaña a aquellos que no
mostraron “compasión” por su “error”. La
compasión, ciertamente, es lo que se le
debe durante esta era atribulada. Solo es
lamentable que el propio juicio de
antiguos amigos y colegas esté tan vacío
de esta cualidad.
De todas las racionalizaciones y
estrecheces de puntos de vista que se
muestran en Joseph Anton, lo más triste, tal
vez, es su actitud alterada sobre el Islam.
Durante la fatwa, Rushdie resistió
cuidadosamente la tentación de hacer del
propio Islam su enemigo. “Eso que
llamamos islamismo no es lo mismo que
Islam”, le dijo a David Cronenberg en
1995. “Esta cosa política que llamamos
fundamentalismo, a la cual todo el
mundo le teme. No es un movimiento
religioso, es un movimiento fascista
político que casualmente usa un cierto
tipo de lenguaje religioso”.
Pero su tolerancia hacia este tipo de
distinciones ha palidecido. Ahora
considera deshonesto y errado cualquier
esfuerzo por separar las formas reaccionarias del Islam del propio Islam. Dice que
son corolarios embarazosos de los viejos
intentos de los marxistas occidentales de
separar al “verdadero” marxismo de los
horrores del comunismo soviético. El
Islam no persigue una entidad heterogénea sino un monolito repugnante y
asesino, y el “respeto” occidental por la
religión –que debe ser colocado siempre
entre comillas desdeñosas– es solo
“hipocresía al estilo Tartufo”.
¿Como podemos reconciliar estos
sentimientos con la gratitud que Rushdie
expresa en otras partes del libro hacia
escritores musulmanes que lo apoyaron
durante la fatwa? ¿O su creencia en el
papel del artista como promotor de la
tolerancia entre humanos? El papel de la
literatura, nos instruye en sus páginas
finales de su libro de memorias, es
promover “comprensión, simpatía e
identificación con personas que no son
como uno (…) para hacer que el mundo se
sienta más grande, más amplio que
antes”. Algunos lectores encontrarán
hacia el final de Joseph Anton que el
mundo se siente más estrecho y sombrío
que antes. Pero no deberían sentirse
alarmados. El mundo es tan ancho y
grande como siempre ha sido; es solo que
Rushdie ahora es más pequeño. EL
Zoë Heller es una autora y periodista británica que suele hacer crítica literaria, a veces
con la misma mordacidad que manifiesta en
esta reseña sobre (o contra) Joseph Anton.
Una de las novelas de Heller, Notes on a
Scandal, fue finalista del Booker, uno de
los grandes premios literarios de la lengua
inglesa, y llevada al cine, con la gran actriz
australiana Cate Blanchett en el rol principal. Los libros del muchísimo más conocido
Salman Rushdie son publicados en español
por Random House Mondadori.
Febrero 2013>33
O F I C I O >> el editor digital
¿dóndE EsTÁ
EL VaLor DE
LOS LIBROS?
Julieta lionetti, exeditora de los sellos españoles
muchnik y Poliedro, se ha dedicado a investigar la
historia de los libros desde una perspectiva que
integra su valor económico y cultural. Su visión
optimista frente al cambio de paradigma rompe con
las perspectivas más apocalípticas.
>> José agustín Jaramillo
>> FotograFía ErnEsto molina
34>Febrero 2013
“
Yo compararía la labor de un editor serio con
el ejercicio más radical de la crítica literaria,
pues uno se juega el patrimonio con la
simple decisión de publicar o no publicar un
libro”. Editar es tomar riesgos. Eso lo tiene
claro Julieta Lionetti: en 1992 decidió publicar en
español a Mo Yan –el más reciente Nobel de Literatura– y más tarde hizo lo mismo con Chuck Palahniuk, un autor a quien los agentes vendían con
cautela pues parecía ser demasiado irreverente para
los lectores.
De nacionalidad argentina, Lionetti se mantiene
activa en el medio de las publicaciones. Es consultora independiente, cura la sección de libros en
español para el blog Publishing Perspectives y poco
a poco avanza en una investigación personal sobre
la historia de los libros, en relación con la economía
y su función social.
Internet permite que con baja
inversión puedan surgir discursos
-En tus artículos y exposiciones hablas del
libro desde un punto de vista doble: como un
vehículo del conocimiento y como un objeto
inmerso en la economía de mercado.
-Se suelen idealizar los libros y olvidar que
también son una mercancía. Esas dos visiones
no plantean una contradicción, acaso una
tensión. ¿Por qué un libro con valor literario se
transforma en una posibilidad de ganar dinero?
Los libros tienen valor en cuanto a su
capacidad para modificar nuestro campo de
conciencia, pero también como una posibilidad de generar riqueza. Esa tensión ha tomado
formas distintas a lo largo de la historia de la
palabra escrita.
-¿Cómo se manifiesta esa tensión en este
momento donde conviven los libros tradicionales y surgen nuevas formas de ellos en el
contexto digital?
-Durante muchos años se le dio un valor
simbólico al papel, tanto en los libros como
en el papel moneda. Lo impreso tenía tanto
valor que los editores iban a las librerías,
entregaban un montón de papel impreso y a
cambio recibías dinero, otro montón de papel
impreso. Ahora ese valor se está yendo hacia
lugares de abstracción mayores, pero en vez
de intentar descubrirlos muchos editores se
dedican a inundar el mercado con libros
inútiles. Asistimos a una especie de inflación:
el papel está dejando de ser un soporte permanente del conocimiento y la devaluación del
papel tiene mucho que ver con la devaluación
de los contenidos.
-¿Hacia dónde se está yendo ese valor?
-Siempre la cultura ha sido material. La
tecnología y los materiales en los cuales nos
apoyamos cambian la naturaleza de los objetos
simbólicos. Ahora hablamos de un mundo
virtual y muchos lo ven como una “desmaterialización”, pero seguimos siendo materiales,
pues todo el conocimiento existe en los
grandes data centers.
Ahora tenemos unos híbridos que llamamos
e-books, donde se está centrando casi toda la
discusión en cuanto a precios, derechos y otras
cosas, pero yo creo que en el fondo las grandes
compañías de software nos están planteando
un libro que ha dejado de ser mercancía y que
está inscrito en parámetros económicos que
todavía no entendemos bien. Los e-books están
sirviendo para convertir a los lectores en
tan significativos como los de los
mercancía. El valor ya
no está en la plataforma ni en el contenido,
sino en los usuarios.
Cuando cada cosa que
haces tú con un libro
electrónico es darle información a una gran
base de datos –sea Amazon, Google, Apple o
cualquier otra– que la va a usar para darte
publicidad personalizada: en realidad la
mercancía eres tú.
-Esas afirmaciones son muy desalentadoras.
-Hay gente que me dice que esto es como
Matrix o 1984. Pero esto nos ofrece cosas
nuevas. La lectura hipertextual nos plantea
una lectura de fragmentos donde la totalidad
nunca es visible y donde los conocimientos se
organizan enciclopédicamente por temas o
palabras clave. Nunca tenemos la noción de la
obra completa, ni siquiera cuando la compramos, pues puede cambiar y actualizarse.
Todo se matiza según la reacción que
tomemos. Cualquier corte cronológico es
castrador y tenemos que experimentar con
esto para descubrir qué podemos sacar de
todos estos cambios. Si nos resistimos ahí sí
que vamos a perder mucho más.
-¿Los e-books son un paso hacia esa experimentación?
-No me gusta hablar de e-books o de libros electrónicos. La tecnología libro vino en papel y solo
es posible en ese material. A los e-books los
llamamos libros porque es la única referencia
que tenemos, pero son algo totalmente distinto:
con los libros estamos ante la entereza de la obra
y el lector va y viene a través de ella según él
quiera. Yo tengo costumbres atroces de leer:
empiezo por la mitad y después voy hacia donde
me plazca, pero esto solo lo puedo hacer porque
se mantiene el concepto de unidad. En los
e-books no estamos ante la obra completa: es
como si estuviéramos viendo pasar una película
que tiene letras –o páginas– en vez de imágenes.
Esto no favorece a la comprensión de la totalidad de la obra, por más que tenga un índice o
una tabla de contenidos, que muchos libros no
traen, incluso en papel.
-También es evidente que están cambiando las
formas de negocio.
-Creo que la apuesta por el e-book representa
en muchos casos una política defensiva y de
resistencia al cambio. Me refiero a las reglas de
grandes conglomerados económicos.
copyright agresivas y restringidas que intentan
mantener unos privilegios absurdos y van en
contra de la circulación del conocimiento. Por
ejemplo, en Estados Unidos, surgió una página
de encuentros de intercambio de e-books. Como
el DRM lo permite, la página empezó a funcionar como un club de libros. ¡Pero se ganó una
demanda! Tuvo que cerrar el sitio porque le
dijeron que era ilegal, y no lo era.
Otro ejemplo son los geobloqueos. Que no
puedas comprar un libro porque vives en Colombia hace parte de un copyright que no sirve más.
Ojo, no es porque se quiera regalar todo y porque
todo deba ser gratis, sino porque ya no se adapta
más a estas condiciones sociales.
Sin embargo, ante este panorama, la red tiene
también muchas ventajas: Internet permite que
con baja inversión puedan surgir discursos tan
significativos como los de los grandes conglomerados económicos. A lo largo del siglo XX el libro
se fue uniformando hasta perder su valor y ahora
Internet puede ser un aliado para desuniformar
la producción de conocimiento. En ese panorama, buscadores y metadatos deben ser los objetivos principales.
-En todo este cambio, ¿qué tradición representa el editor?
-Incluso en el mercado de los libros, el papel
de los editores cambió: desde hace unos años la
inmediatez del mundo en que vivimos hizo que
los libros –que gozaban de un prestigio– empezaran a ser engañosos. Esto no es culpa de los
editores, pues ellos deben responder a decisiones económicas y a un nuevo modelo social
que en donde se genera de forma permanente.
En 2005 un libro se planificaba con un año y
medio de antelación, eso ahora es imposible. Sin
embargo sí creo que un editor es como una guía,
una lámpara de Diógenes, y sé que este cambio va
a generar muchas lámparas de Diógenes. En medio
de esta sociedad de la inmediatez, creo que los
editores podrían empezar a moverse por unas
catacumbas que rescaten la lentitud: hay autores
que tardan diez años en escribir una obra y eso
tiene que existir como un lugar más, como un
remanso donde la memoria pueda fructificar. EL
Febrero 2013>35
E D I T O R I A L E S >> la valija de fuego
Una apuesta
por lo artesanal
La distribución de los tres primeros
títulos que publicó el nuevo sello
bogotano empezó en las librerías
independientes.
>> isabEl CaldErón rEyEs
>> FotograFía Camilo rozo
E
n el barrio Palermo hay una
librería que se llama La valija de
fuego. Es una casa pequeña con
libros nuevos y usados, revistas,
afiches, prendedores y tazas de
café. Allí tuvieron lugar varias reuniones
entre tres personas que querían fundar una
editorial: Alejandra Céspedes, artista gráfica;
Marco Sosa, librero y fanático del rock, y Jairo
Buitrago, autor e ilustrador de literatura
infantil. Los motivó el deseo de hacer buenos
libros ilustrados que pudieran venderse por
igual en tiendas de tatuajes, ferias y librerías.
“Queríamos ser diversos y darle más importancia al gusto personal que a los intereses
comerciales”, cuenta Marco Sosa.
En honor al punto de encuentro, el sello
que crearon se llama La valija de fuego. El
año pasado se dieron a conocer con tres
títulos: Cuentos desobedientes, de Jairo Buitrago, dirigido al público infantil y compuesto
por dos historias paralelas; Alquilé una casa
en el este del infierno, un cuaderno de bocetos
del ilustrador “Juan & Diego”; y Adiós en
altamar, poema escrito e ilustrado por
Alejandra Céspedes.
Buitrago, Céspedes y Sosa decidieron usar
un formato tipo acordeón (leporello) para cada
uno de los libros y los uniformaron con un
estuche de cartón hecho a mano. Lo hicieron
así porque les gusta lo artesanal y desean que
en su trabajo haya una identidad visual. En
palabras de Sosa, pensar el libro como objeto
es importante porque “los libros acartonados
y planos espantan a la gente joven; inventarse
36>Febrero 2013
la valija de fuego queda en la calle 45 # 20-45, en bogotá.
formatos agradables y versátiles
permite que la gente tenga un mejor
acercamiento primario a la lectura”.
Los títulos de La valija de fuego se
consiguen en la librería homónima,
en Casa Tomada, en Babel y en
Sinsalabim, en Medellín. Pero en esos
lugares no se agota su distribución:
están en tiendas de tatuajes como Big
Brother y Bogotá Tattoo, y les llama
mucho la atención participar en
ferias de diseño y llevar sus libros a
otros espacios. Al respecto, Céspedes
y Sosa dicen que no ven nada de
malo en la marginalidad y que la
distribución de sus libros en espacios
no convencionales es un aporte al
fomento de la lectura. “Hay muchas
personas que, aunque sienten una
fascinación por la ilustración e
incluso disfrutan de la literatura, no
se han acercado a los libros porque
han sentido una distancia inmensa
entre su cotidianidad y el mundo de
la lectura”, cuenta Céspedes.
Y a propósito de tatuajes, uno de
los próximos proyectos de La valija
de fuego es hacer un libro erótico
vintage con tatuadores. Los tres
autores inaugurales también piensan
repetir, aunque la editorial está en
busca de nuevas voces. Como dice
Sosa, “la idea no es que Jairo se
auto-publique siempre, ni que Aleja
se auto-publique siempre. A nosotros
nos gusta la variedad y creemos que
la diferencia no significa disonancia.
Nuestros criterios son distintos, pero
a la hora de escoger lo que publicamos somos equitativos. De hecho, es
más fácil llegarle a la gente cuando
hay diversidad en las propuestas”.
Alejandra Céspedes cuenta
emocionada que su correo electrónico se está llenando de mensajes
escritos por artistas que han visto
sus libros y les escriben para mostrar
su trabajo y proponer su publicación. De los proyectos que han
llegado a sus manos, hay uno que los
tiene entusiasmados por estos días.
Se trata de un fanzine/libro sobre la
historia inconclusa del punk en
Colombia. El punto de partida es una
recopilación de expresiones gráficas
y callejeras y la idea es aprovechar
ese material para llamar la atención
de los jóvenes y mostrarles que los
libros pueden abordar los temas que
les interesan.
Y es que los editores de La valija de
fuego se han visto sorprendidos por la
acogida de sus libros. Aunque aseguran que no les interesa hacer de esto
un negocio y que se sienten satisfe-
chos si recuperan la inversión y eso les
sirve para hacer más libros, Alejandra
Céspedes habla de la emoción que le
producen las ventas: “A mí me impresiona, porque si ponemos un puesto
en una feria, llega alguien buscando
un libro para el hijo y se lleva el de
Jairo Buitrago, o llegan los jóvenes y se
llevan el de ‘Juan & Diego’. Incluso, he
visto gente mayor comprando el
poema que yo escribí e ilustré. No me
lo esperaba.” EL
Febrero 2013>37
L A N Z A M I E N T O S >> Afiuni: la presa del comandante
“La sociedad venezolana
ha perdido la capacidad
de discernir”
En diciembre de 2009, una jueza penal de
Venezuela otorgó la libertad a un banquero
encarcelado por órdenes del gobierno de
Hugo Chávez. El libro que cuenta su historia
ha vendido 20 mil ejemplares. Su autor,
Francisco Olivares, explica por qué.
>> Rafael Osío Cabrices
M
aría Lourdes Afiuni no
pertenece a ningún partido
político. No es periodista ni
militar. El público no la
había oído nombrar hasta
hace tres años. En diciembre de 2009, ella
otorgó la libertad a Eligio Cedeño, uno de los
nuevos ricos del chavismo, que había caído en
desgracia y había sido encarcelado por órdenes
del Ejecutivo, que controla todos los demás
poderes en Venezuela. Cedeño aprovechó para
salir pronto del país; Afiuni, en cambio, fue
detenida de inmediato y sometida a una larga
y cruel venganza. Ella es uno de los símbolos,
hoy, de lo que el chavismo hace a quien
considera sus enemigos. Su presidio es una
advertencia para que ningún juez se atreva a
38>Febrero 2013
emitir una sentencia contraria a los deseos del
poder. El año pasado, el periodista Francisco
Olivares aprovechó que a ella le habían
concedido la casa por cárcel, para entrevistarla
y escribir un libro que en pocas semanas de
diciembre vendió 20 mil ejemplares.
Afiuni: la presa del Comandante (La Hoja del
Norte) es uno de esos reportajes que superan
con mucho la pretendida asepsia de la
mirada periodística. Francisco Olivares
obtuvo una prolífica confianza con la jueza
Afiuni, quien le contó lo que no le ha contado a nadie más sobre su paso por el infierno
de una cárcel venezolana. Además visitó en
Miami a Eligio Cedeño, el joven prodigio
financiero de orígenes humildes a quien el
chavismo eligió como una de sus víctimas
propiciatorias, hasta que la desgracia que
había caído sobre él fue transplantada, con
fuerza mucho mayor, a la jueza que lo puso
en libertad porque no encontró razones
legales para mantenerlo preso.
Este reportaje debe ser uno de los estudios
de casos más poderosos para revelar cómo el
Estado venezolano fue copado por una
experiencia de poder para convertirse en un
arma de destrucción masiva. Francisco
Olivares, uno de los más acreditados reporteros de investigación de Venezuela, a cargo de
la unidad de investigación del centenario
diario El Universal y autor de libros anteriores
como Las balas de abril, contestó las preguntas
de El Librero acerca de Afiuni: la presa del
Comandante, sus hallazgos, sus dilemas éticos
“Una sociedad tan polarizada hace que la ideología determine lo cierto y falso. La
sociedad venezolana ha perdido la capacidad de discernir y ello nos lleva a una
suerte de oscurantismo intelectual”.
y el contexto en el que este libro, preciso pero
doloroso, sale a la calle.
-¿Cómo decidiste contar esta historia? ¿Cómo
llegaste al tema y estableciste una estrategia
para abordarlo?
-Tenía en mente atender el caso de Afiuni
pensando en publicar en El Universal. Pero Lina
Romero me sugirió que ese tema podría abordarse en un libro. Acordamos hacerle una visita
para conocerla y conversar sobre su caso. Me di
cuenta de que allí había mucho más. Me pareció
una mujer muy interesante, una historia
conmovedora, encontré en Afiuni a una mujer
luchadora y muy consciente de cuanto le
ocurría. Creo que hubo cierta conexión desde el
primer momento y de inmediato le propusimos
hacer el libro. En la medida en que hablábamos
me adentraba en su mundo, compartíamos esa
vivencia y sentí que más que un interlocutor me
convertí en depositario de sus dramas más
íntimos. Ella depositó su confianza no solo en
quien la entrevistaba sino en un amigo.
-Es un asunto difícil el del manejo de la confianza del entrevistador. ¿Sientes que lo que estás contando responde a esa confianza que te dieron, en especial la jueza? ¿Cuáles dilemas te
encontraste en cuanto a la distancia que se supone debe tener un periodista con el objeto o el sujeto de su investigación y cómo los resolviste?
-Cuando me sentaba frente a un personaje
como ella, en su casa, frente a su familia, lo
primero era el agradecimiento de que me
abrieran sus puertas, que tras una mirada se
estableciera el vínculo de confianza. Alrededor
de las tragedias siempre hay gente que saca
provecho, que lleva segundas intenciones. Es un
riesgo que se toma de lado y lado. Del lado del
periodista porque el personaje puede ser un
experto manipulador y de parte del entrevistado porque puede tratarse de un amarillista que
hace negocio con el escándalo y tergiversa las
historias. La familia Afiuni es una familia
tradicional, honorable, y cuando entras a su
casa ese aroma lo sientes desde la entrada, no
necesitas verificar muchas cosas para saber que
hablan con la verdad.
-Una de las muchas escenas estremecedoras
del libro es aquella en los tribunales en que se llevan detenida a Afiuni y una sola persona, una
nada más, se atreve a protestar. ¿Cómo llega-
mos a esa inmensa soledad de los dignos, de los
valientes, o más bien de los temerarios? Hay mucho de decadencia moral, pero, ¿cómo hablar de
moral desde el periodismo, cómo hablar de ética
ante una sociedad que no parece tener mayor interés en el tema?
-Ciertamente muchas personas se han
ocultado y se han protegido bajo la sombra del
poder. Al principio fue precisamente la clase
media profesional la que con entusiasmo colocó
en el poder al actual Presidente, a quien vio
como un vengador, pero 14 años después ese
sentimiento se ha transformado en miedo, ya no
a perder privilegios sino a algo más elemental
como conservar el puesto de trabajo, la beca, la
misión, etcétera. Por eso cuando Afiuni era
trasladada desde su despacho a la cárcel, tras de
sí se cerraban las puertas de los pequeños
despachos de los jueces. Pero cuando la oscuridad cubre como un manto a todo un país
siempre salen voces, desde la ruinas se levantan
brazos y curiosamente de parte de quienes ya no
tienen nada que perder. El capítulo final del
libro así lo dibuja con un acto muy simple, pero
muy humano, y más aun yo diría que hasta
“heroico” en ese capítulo que llamé “la dignidad
de los cabeza rapadas” que lo dejo de incógnito a
los lectores.
-¿Qué esperas que pase con este libro? ¿No te
frustra el hecho de que te leerá solo quien no puede hacer nada, o quien ya está de acuerdo contigo? ¿De que difícilmente este libro podrá cambiar la opinión de alguien? ¿O no son esas tus
expectativas?
-Una sociedad tan polarizada como esta hace
que la ideología determine lo que es cierto y lo
que es falso. Lamentablemente la sociedad
venezolana ha perdido la capacidad de discernir
y ello creo que nos lleva a una suerte de oscurantismo intelectual que pagarán las generaciones futuras. Sin embargo en Venezuela se está
escribiendo mucho y se está leyendo mucho,
más que en otros tiempos. De allí que creo que
nuevas generaciones encontrarán las claves de
la historia contemporánea y entre otras cosas,
gracias a los medios masivos y a los libros que
se están produciendo.
La izquierda tradicional siempre se ha
edificado sobre conceptos preestablecidos
como el de que defiende más que nadie los
derechos humanos. Pero en el poder justifica
acciones mucho más violentas contra quienes
los adversan. En Venezuela hay numerosos
presos políticos, pero no en el sentido tradicional. No son exactamente los líderes opositores
quienes están tras las rejas, sino los necesarios
para dar un ejemplo al resto de la sociedad de
lo que no se debe hacer.
Es el caso de Afiuni. El 10 de diciembre
cumplió 3 años de encarcelamiento en un caso
que desde el punto de vista legal no tiene
ningún asidero. La propia Fiscalía General y el
SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia,
equivalente del DAS colombiano) concluyeron
que ella nunca se benefició con su decisión de
darle juicio en libertad a Eligio Cedeño. Ella es
una presa del más alto poder. EL
Febrero 2013>39
lanzamientos >> Sana mente
Lejos de
fundamentalismos
Este libro es una guía que reúne a 40 expertos en temas que van desde el bienestar espiritual
hasta el tratamiento de la rinitis o el control de la ira. Para Santiago Rojas hay dos conceptos
clave entre esa diversidad: integrar y educar.
>> José Agustín Jaramillo
>> Fotografía Camilo Rozo
40>Febrero 2013
E
l primer libro que escribió
Santiago Rojas hablaba
sobre las esencias florales
de Edward Bach. Lo publicó
en 1993, cuando hablar de
terapias alternativas causaba recelo,
más si quien lo hacía había estudiado
en una escuela médica reconocida
tradicional.
Este médico bogotano atiende
pacientes en su centro médico particular desde una perspectiva que combina
principios de la medicina tradicional y
la alternativa. Además ha divulgado su
conocimiento a través de programas
radiales, de televisión, conferencias y
libros. Según él, el oficio del médico
tiene mucho que ver con el del educador: “siempre he tenido la visión de
que la salud es un tema de todos: yo
creo en un médico social, en un
médico grupal”.
Su libro más reciente, Sana Mente
(Aguilar), recoge varias entrevistas que
Rojas condujo para el programa radial
que él conduce todas las noches para la
emisora Caracol. Son conversaciones
con expertos en distintos campos de la
salud, quienes vienen tanto de la rama
tradicional como de la alternativa: una
guía que presenta distintas posturas
sobre espiritualidad, terapias alternativas, tratamiento de enfermedades y
mantenimiento del bienestar. “Con
este libro quiero hablar de una sola
medicina y hacerla útil”.
La clave está en integrar
Sana Mente es un libro diverso. El
adjetivo aplica para los temas que trata
y para los perfiles de los interlocutores
de Rojas. Sin embargo todo se construye alrededor de una sola línea, pues se
sintetiza el concepto de lo integral, una
guía básica en el oficio de Rojas.
“Cuando yo estudié terapias alternativas en el 84, estudiaba Medicina en la
“Siempre he tenido la visión de que la salud
es un tema de todos: yo creo en un médico
social, en un médico grupal”.
Universidad Militar Nueva Granada.
Mis maestros, tanto en un lado como
en el otro, renegaban del otro discurso
como si fuera lo peor, manejaban un
discurso muy fundamentalista. Yo creo
que conocer los dos sistemas es
esencial, pues el problema no está en
las medicinas sino en los médicos,
quienes no somos capaces de ver la
otra cara del lado y complementar. No
hay una medicina buena y otra mala,
sino una sola con diferentes opciones.”
Esto no habría sido posible decirlo
hace 20 años, pero para Rojas durante
esta época hubo un cambio radical
en la forma en que la gente se relacionaba con la salud y la medicina: el
acceso libre a información médica
que antes era privilegiada, hizo que
la relación entre médicos y pacientes
pasara de ser vertical a horizontal. En
otras palabras, el paciente se hizo
dueño de su propio tratamiento y el
médico pasó a ser una guía. Por otro
lado, el sistema médico tradicional se
autopromocionó como el único
posible y fracasó: “fue víctima de su
propio fundamentalismo”, apunta.
En este nuevo contexto, donde los
pacientes ganaron importancia y se
volvieron activos, críticos y capaces
de decidir frente a su propia salud,
surge la necesidad de volver cotidiana la ciencia médica. Sin embargo la
diversidad de voces que hay alrededor del tema –algo que se vuelve
palpable en Sana Mente o en la fuerte
tendencia de libros de salud y autoayuda– puede generar confusión.
“Es peligroso replicar experiencias
personales que aunque tienen valor
no pueden generalizarse. Mucho de
lo que se publica tiene la intención
de convertirse en una verdad absoluta”, advierte Rojas. “Hay una tendencia en la autoayuda que habla sobre
el poder de la mente. Yo creo que la
mente puede producir muchas cosas,
pero hay limitaciones materiales.
Estos discursos facilistas, aunque
sirven para que la gente se acerque
masivamente al tema, llevan a
distorsionar la espiritualidad”.
Según Rojas, en ese oficio doble del
médico educador, hay una responsabilidad implícita: escoger la mejor
información y validarla así no se
comparta personalmente. Luego, en
el momento de divulgarla, se debe
pensar en la premisa de aclarar el
panorama y no generar confusión.
EL
El Librero conversará con el Dr.
Santiago Rojas el próximo 19 de febrero
a las 5:30 de la tarde en la librería Art
Books (Carrera 11 # 85-79).
12 consejos
para el bienestar del día a día
· Nada en demasía.
· Aprenda a sonreír.
· Desarrolle un arte por el gusto
de hacerlo.
· Tenga una comida variada,
nutritiva y gustosa.
· Haga actividad física por lo
menos 3 veces a la semana
y por lo menos 40 minutos.
· Duerma.
· Aprenda a perdonar.
· Exprese libremente sus
emociones.
· No culpe.
· Sea agradecido.
· Póngase metas y conviértalas
en desafíos.
· Comprométase: con su salud,
con su pareja y con la vida.
Febrero 2013>41
lanzamientos >> Un diálogo sobre cómo percibir el mundo
El milagro de escribir
para quien no puede ver
Probando a no ver, en la presentación mexicana de El libro negro de los colores
La autora de El libro negro de los colores acaba de publicar Cierra los ojos que vamos a ver
(Dahbar), un libro sobre su relación con una joven mexicana invidente con quien intercambió
una serie de interesantísimas postales sobre el mundo.
>> Menena Cottin
>> Fotografías Camilo Rozo
42>Febrero 2013
E
l día de la presentación en
México de El libro negro de los
colores (Tecolote, 2006), fue la
primera vez en mi vida que
yo hablé con una persona
ciega. Se trata de un libro todo negro
–con ilustraciones negras de Rosana
Faría en relieve y texto traducido en
braille– que habla de cómo un niño
ciego percibe los colores. El evento se
realizó en el auditorio del Fondo de
Cultura Económica, en el Distrito
Federal y lo organizó Cristina Urrutia, la
directora de la editorial.
Era un domingo de agosto. Mucha
gente se apareció en el lugar. Los
anfitriones pidieron al público que
formara una fila a la entrada del auditorio. A medida que iban llegando a la
puerta, se le colocaba a cada quien una
banda negra sobre los ojos y se le
entregaba una caja con los diferentes
elementos a los que alude el libro:
plumas, hojas secas, fresa, mostaza. Cada
nueve personas entraban con un guía
ciego a la sala que estaba totalmente
oscura, y allí se iban sentando en
círculos sobre la alfombra de los pasillos,
cada grupo con su guía. Cuando se
llenaron estos espacios, los demás
asistentes fueron conducidos hasta las
butacas con sus respectivas cajas.
A mí, como era la autora del texto, me
ubicaron en el escenario y me dieron un
Menena Cottin en los Himalayas
micrófono y una linterna para iluminar
el libro. Lamentablemente Rosana Faría,
la ilustradora, no pudo acompañarnos
aquella mañana. Una música esotérica
ambientaba el lugar. Luego de una breve
presentación hecha por la señora
Urrutia, abrí mi libro, aclaré la garganta
y leí la primera frase: “Según Tomás, el
amarillo sabe a mostaza, pero es suave
como las plumas de los pollitos”. En ese
momento hice una pausa y todos los
asistentes, en medio de aquella oscuridad, abrieron sus cajas y comenzaron a
experimentar texturas, olores y sabores
con la ayuda de los guías ciegos.
Fue una experiencia conmovedora.
Allí había muchos invidentes ese día,
además de los guías del evento, que eran
varios. Había un grupo de fotógrafos
ciegos acompañados de su profesora.
Estaba también una chica con su perro
guía que dio una charla sobre la ayuda
que representa para las personas
invidentes contar con dispositivos
especiales, e hizo demostraciones con su
teléfono y su computadora. Varios
invidentes habían asistido como
público. Yo estaba muy impresionada
con aquella gente admirable.
Al finalizar el evento, Cristina
Urrutia me presentó a varios de los
muchachos ciegos que participaron
como guías. Yo –debo confesar– estaba
bastante cohibida y nerviosa, era
demasiada la emoción que sentía.
Lucero estaba sentada aparte, con el
libro abierto sobre su regazo. Tocaba las
páginas abstraída de lo que sucedía
alrededor. Alguien me dijo que aquella
chica quería que le dedicara el libro. Me
acerqué a ella y me presenté. Me
entregó su libro. Le pregunté cómo se
llamaba y volteando me respondió:
“Lucero”. Me sorprendieron sus enormes ojos verdes. Recuerdo que le dije:
“no sé si tus ojos tienen luz, pero te
dieron el nombre perfecto porque llevas
dos luceros en tu cara”. Ella sonrió. “Mis
ojos sí tienen luz”, dijo. Tomó de vuelta
en sus manos el libro dedicado, me
agradeció que hubiera pensado en ellos
–personas diferentes– y me dio su
dirección de correo por si acaso algún
día yo necesitaba algo. Era ella la que me
estaba ofreciendo su ayuda, “por si
acaso yo necesitaba algo”. Eso me tocó.
¿Qué vi en Lucero que tanto me interesó? Ella me dijo que sus grandes ojos
verdes sí tenían luz, y yo le creí.
“Mi interés por el tema
de la ceguera empezó
quizás por miedo.
Miedo a imaginar una
vida sin imágenes, sin
visiones, sin colores”.
Mi interés por el tema de la ceguera
empezó quizás por miedo. Miedo a
imaginar una vida sin imágenes, sin
visiones, sin colores. Por curiosidad,
porque nunca había conocido ni
hablado con una persona ciega. Por
admiración a esas personas que les toca
vivir sin ver. Por la esperanza de que
algún día sean tomadas en cuenta por la
sociedad para hacerles la vida más fácil,
más humana, más justa. Siempre he pensado que yo no hubiera podido resistir
ser invidente. Soy eminentemente
visual. Siempre lo fui, desde niña. Soy
diseñadora gráfica e ilustradora, me
comunico con el mundo a través de
imágenes visuales. Quizás de allí viene
mi curiosidad por ese mundo ciego.
Un día decidí experimentarlo
personalmente. Me volví niño: Tomás,
un niño ciego. Imaginé que yo tenía un
amigo que sí podía ver. ¿Cómo nos
entendíamos? Escogí plantearme el reto
de la forma más difícil: a través de los
colores, que son estímulos absolutamente visuales. Yo soy Tomás. Cada vez que
mi amigo dice que el cielo está azul, yo
siento que el sol calienta mi cabeza. Mi
amigo dice que la sangre es roja, es decir
que el rojo duele cuando se asoma por el
raspón de mi rodilla. El verde huele a
grama recién cortada. Así fui buscando
paralelismos entre los colores y otras
sensaciones que no fueran visuales. Fue
una experiencia de gran sensibilidad e
intromisión. Yo misma me sorprendí
frente al resultado cuando leí el texto
que había escrito.
Días más tarde del evento de presentación de El libro negro de los colores viajé
con mi esposo a las montañas de Bután,
pequeño país situado al este de los
Himalayas, entre China e India. Yo
estaba sumamente sensibilizada por la
experiencia que acaba de vivir en
México. Durante los catorce días que
duró mi caminata por las montañas no
dejé de pensar en cómo le podría
describir las maravillas que yo estaba
viendo a alguien invidente. Los ojos de
Lucero estaban muy presentes en mi
memoria. Decidí afrontar el reto de
llevarla de viaje a los Himalayas.
Potencié todos mis sentidos, escuché, olí,
degusté, toqué, percibí las montañas.
Regresé a Caracas y reviví mi viaje con
los ojos cerrados. Pocos días después
envié a Lucero un cuento que escribí
para ella: “Esencia de Bután”.
Gran sorpresa fue la pronta y emotiva
respuesta de Lucero luego de leer mi
cuento, y más aun la curiosidad y el
interés que mostró. “¿Has escrito otros
cuentos? Me gustaría seguir leyéndote”.
Claro que había escrito otros, muchos,
de cada viaje, de cada caminata, pero
ningún otro había sido pensado para un
lector invidente. Se lo advertí, pero ella
insistió en que quería viajar. Así comenzó un largo intercambio de correos que
duró seis años. Nunca hablamos, no hizo
falta. Las palabras escritas nos llevaron a
viajar, a subir montañas, a conocer
pueblos y culturas. Yo le prestaba mis
ojos y ella me brindaba sus otros cuatro
sentidos. Ambas conocimos mundos
diferentes, sensaciones y emociones que
nunca hubiéramos imaginado posibles:
por ejemplo, que algún día esta historia
que vivimos se convertiría en un libro. EL
Febrero 2013>43
A U T O R E S >> Ricardo Silva Romero
“No tengo el peso
de estar explicando el país”
En su libro más reciente, el escritor bogotano pone a
dos personas a conversar en la ciudad, mientras la
violencia sucede en los campos. Érase una vez en
Colombia está compuesto por dos novelas: una de
amor y una de guerra.
>> Isabel Calderón Reyes
>> Fotografías Camilo Rozo
E
l libro más reciente de Ricardo Silva Romero,
Érase una vez en Colombia (Alfaguara), fue
publicado en noviembre del año pasado y
para Navidad ya estaba agotado. Desde 2009,
Silva no escribía un libro para adultos. Sus
lectores mayores de 15 años se conformaban con leerlo
en El Tiempo, donde escribe una columna de opinión
todos los viernes. Ahora que volvió a las librerías lo hizo
con un libro que trae dos historias en vez de una.
Benjamín y Martina, los protagonistas de Comedia
Romántica, tienen una conversación que les dura toda la
vida y ocupa la mitad del libro. El otro lado se lo toma El
Espantapájaros, una masacre en forma de novela.
-¿Cuál de las dos historias se te ocurrió primero?
-Comedia Romántica. Lo empecé hacia el final del
2009, con la idea de escribir algo menos difícil que
Autogol, mi novela anterior. Esa había implicado un
trabajo periodístico que a mí no me gusta: salir, entrevistar a todo el mundo e investigar. No estaba con la
energía para arrancar con algo tan fuerte. Más bien,
quería hacer algo que estuviera en mis manos, que fuera
basado en mi experiencia. Aparte, tenía muchas ganas
de escribir un libro que lo pusiera a uno feliz.
-¿Es extravagante que un libro haga feliz al lector?
-Los libros lo ponen a uno mal. Lo incomodan, lo
estremecen y lo dejan a uno como sin piso. Pero yo
quería escribir algo que lo pusiera a uno feliz. Y sin que
fuera tonto. Eso es algo que perdieron los libros, me
parece. Como hay superación personal y hay tanta cosa
que produce felicidad –desde YouTube ahora, y el cine
44>Febrero 2013
“Me pareció interesante que estos personajes, como toda la gente que tiene una
vida de ciudad, estuvieran dándole la espalda sin querer a ese otro lugar que es
donde ocurre la violencia”.
hace cien años, y la televisión después– los libros se han
replegado, o por lo menos la gente que está en el mundo
de los libros se replegó y todos nos quedamos con la
sensación de que lo serio eran los libros.
-Como si el territorio de los libros fuera un
territorio solemne...
-Sí. Se volvió prestigioso ser un secreto a voces, o el
secreto mejor guardado de la literatura. Un prestigio de
hacer parte de la minoría. Y en los medios se notó que la
cultura era para gente supremamente entendida,
mientras que para todos los demás estaba el entretenimiento. Sí, para ser felices el entretenimiento y la cultura
para ser cultos.
-¿Por eso haces una reivindicación de las
comedias románticas?
-Es que hay películas que lo ponen a uno bien con la
vida sin que le estén dando palmaditas en la espalda y sin
que estén fingiendo. Es un optimismo que no es tonto.
-¿Cómo el de cuáles? Dame algún ejemplo.
-El apartamento, de Billy Wilder, o The Shop Around The
Corner, de Ernst Lubitsch. Esas comedias románticas
saben que la vida es durísima, que el mundo es horrendo,
pero que es posible una vida feliz. No dicen mentiras pero
lo dejan a uno bien.
-Si querías hacer un libro que no te costara mucho
esfuerzo, ¿por qué optaste por escribirlo todo como un
diálogo? ¿No es eso mucho más difícil que entrevistar
futbolistas?
-Yo ya tenía los personajes y pensé que lo más fácil era
que se pusieran a hablar para que contaran su historia.
-Y mientras escribías el diálogo, ¿nunca confundiste a
los personajes? ¿Nunca te perdiste?
-Muchas veces. Me tocó leerlo por lo menos tres veces en
voz alta, con otra persona haciendo las voces, a ver si faltaba
alguna línea. Y varias veces faltaban líneas, porque eso pasa.
Sobre todo si uno agrega una línea de un personaje y se le
olvida que también tiene que agregarle una al otro personaje.
-Pero aclárame una cosa, Ricardo. Querías hacer un
libro que dejara felices a los lectores. ¿Entonces en qué
momento apareció la idea de escribir una novela sobre
una masacre? ¿Qué sucedió ahí?
-Terminé Comedia Romántica, pero mientras escribía
siempre tuve ganas de contar una masacre desde que
empieza hasta que se acaba. Por eso en un momento de la
conversación Martina y Benjamín hablan de eso: como
ella es periodista, ha estado investigando sobre el tema.
Me pareció que así como ellos lo hablaron es justo como
uno lo habla. Uno puede estar en un almuerzo y pregunta: “oiga, ¿sí vio lo de la masacre?”. Y eso no es indolencia,
ni es para sentir culpas. No era como que quisiera
castigar a los personajes por ser ligeros con la realidad
nacional. Cosa que en todo caso no logran hacer porque
la realidad los afecta.
-¿Y cuándo decidiste que la masacre no debía ser solo
una escena de Comedia Romántica sino una novela?
-Yo sencillamente pensé que quería contar esa historia.
Me pareció que era interesante que ellos, como toda la
gente que tiene una vida de ciudad, estuvieran dándole la
espalda sin querer a ese otro lugar que es donde ocurre la
violencia. Me parece importante que ese optimismo, o
esa vida posible que sale tan bien en Comedia Romántica,
tuviera un contrapeso.
-¿Para poner el optimismo en perspectiva?
-Más bien para pensar qué es una buena vida. A uno lo
han educado en abstracto: “Mire cómo está Colombia,
¿usted qué va a hacer? ¿Cómo va a salvar a Colombia?”. A
mí me parece interesante poner a dos personas a cuidarse. Me parece que esa es una buena reducción para
resolver los problemas de una comunidad: que alguien se
encargue de otro.
-¿Pero sabías que ibas a ensamblar las dos historias
en un solo libro?
-Yo sabía que eran dos, que quería sacarlas al tiempo
y que las quería tener separadas. Quería construirlas
casi como un opuesto.
-¿A quién se le ocurrió el formato cara y cruz?
-A Santiago Mosquera, el diseñador, y a Carolina
López, la editora. Fue buenísimo. Porque dejó clara la
idea: una vida estaba patas arriba para la otra. Alguien me
lo puso en estas palabras: “dos realidades cosidas en el
mismo lomo”. Eso me resolvió la duda.
-¿Fuiste a El Salado, a Bojayá, o algún lugar donde
haya sucedido una masacre?
-A El Salado no he ido, pero he estado cerca de la
reconstrucción que Semana ayuda a adelantar. He tenido
acceso a investigaciones de la Procuraduría y he conocido personas involucradas. Aunque traté de no basarme
mucho en la información, porque lo que me parecía
importante era no hacer una masacre prototipo ni una
recreación. Para eso existen los informes de memoria
histórica. Con todo lo extraño que suena, yo quería que la
masacre la hiciera yo. Quería que esa fuera mi violencia.
Y que el lenguaje no fuera superior a la violencia.
-¿A qué te refieres con eso?
-A que el lenguaje no estudiara la violencia, ni la
mirara desde arriba. Que no fuera como si esto le
sucediera a gente extraña. Quería jugar con la sensación
de que uno es capaz de esa violencia. Si hubiera sido una
narración objetiva y desde arriba, con una investigación,
Febrero 2013>45
“Traté de no basarme en la información, porque no quería hacer una masacre prototipo
ni una recreación. Yo quería que la masacre la hiciera yo. Quería que esa fuera mi
violencia. Y que el lenguaje no fuera superior a la violencia”.
como un relato sociológico, hubiera sido diferente. Creo
que lo más importante de esta historia era no sentirse
superior a la violencia.
-¿Existen otras novelas colombianas sobre masacres? Yo no encontré...
-Yo tampoco. Porque aunque Los ejércitos, de Evelio
Rosero, se acerca, lo que cuenta no es una masacre, es
otra cosa. Puede que haya novelas sobre masacres y que
uno no lo sepa, pero yo no he encontrado ninguna.
-Y aun así, hay un lugar común: mucha gente
que dice que en Colombia no se escribe sino de
violencia y conflicto.
-Yo me siento con mucha tranquilidad al
respecto porque siempre he hecho lo que he
querido: he escrito libros sobre un tipo que
amanece convertido en el pediatra de sus hijos, o
sobre un niño al que se le muere la abuela. En
fin, no tengo el peso de estar explicando el país.
Pero cuando oigo decir que “aquí solo se habla
de violencia y conflicto” me parece que es falta
de información. Por ejemplo, en el cine pasa
mucho. Todos preguntan: “¿otra película sobre
la mafia?” El año pasado se estrenaron más de 20
películas; de esas, había por lo menos 15 de
temas distintos. De los libros que salen, pocos
son sobre el país. Hay muchas historias cotidianas, chiquitas. Otro ejemplo: la literatura infantil, que está fuera del alcance de las personas que
dicen la dichosa frase. Resulta que esa literatura,
aunque no niega el conflicto armado, es muy
abierta a todo.
-A propósito de libros para niños, ¿vas a
seguir explorando ese mundo? Después de En
orden de estatura y Que no me miren,
¿quieres hacer más?
-Hice unos poemas para niños, que salen en
abril; cuentan el árbol genealógico de una
familia de oftalmólogos. El libro es ilustrado por
Daniel Gómez y lo publicará Tragaluz. Por otro
lado, ahora empecé a escribir una novela que
tenía en la cabeza hace rato: sucede en el siglo
XIX en Bogotá. EL
UN LIBRO SACA OTRO LIBRO
Dahbar
E
d
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c
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[email protected]
46>Febrero 2013
Menena Cottin ha hecho posible un milagro:
Contar una historia de superación personal,
que nació como un acto de amor por los libros
Otro libro
de la autora
en Dahbar
Ediciones
Comience
sus lecturas
del año con estos
recomendados
Lo invitan a que conozca la firma de los mejores autores.
Angelitos
empantanados
de Andrés Caicedo
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Poesía
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de Porfirio
Barba Jacob

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