Síndrome de Boerhaave. Revisión a propósito de dos casos clínicos
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Síndrome de Boerhaave. Revisión a propósito de dos casos clínicos
Síndrome de Boerhaave. Revisión a propósito de dos casos clínicos Freddy Squella Boer1, Felipe Catán Gouhamer2, Sebastián Ugarte Ubiergo1, Manuel Ramírez Izquierdo1, Cristián Grenett Herrera1 RESUMEN Presentamos dos pacientes con síndrome de Boerhaave. Este síndrome es una forma infrecuente de perforación esofágica. Presenta una alta morbimortalidad según el tiempo transcurrido hasta su diagnóstico. La anatomía distintiva hace que la mayor parte de las perforaciones tengan lugar en su tercio inferior cercano al diafragma. La tomografía computada de tórax es diagnóstica usualmente. Nuestros pacientes necesitaron cirugía y manejo en cuidados intensivos, en ellos se utilizó ventilación mecánica, drogas vasoactivas, nutrición parenteral prolongada y antibióticos de amplio espectro. El tratamiento quirúrgico más frecuente consiste en el cierre simple, la técnica de Thal, la exclusión bipolar intratorácica con drenajes o la esofagostomía cervical con esofaguectomía y alimentación por yeyunostomía, asociado o no con drenaje mediastínico a través de toracotomía. Palabras claves: Esófago, síndrome de Boerhaave, mediastinitis. SUMMARY We report two patients with Boerhaave’s syndrome. The incidence of Boerhaave’s syndrome within esophageal perforations is low, but the mortality and morbidity may be high, depending on the time of diagnosis. Due to the particular anatomy of the esophagus, most ruptures occur in the lower third, close to the diaphragm. Diagnosis can usually be made from the thorax scan. Our patients needed surgery and intensive care, mechanical ventilation, vasopressor drugs, long term parenteral nutrition and broadspectrum antibiotics. Surgery most frequently consists of simple suture, Thal technique, intrathoracic bipolar exclusion with drains or cervical esophagostomy with esophaguectomy and jeeding yeyunostomy. Key Words: Esophagus, Boerhaave, mediastinitis. 1Unidad de Cuidados Intensivos y 2Servicio de Cirugía, Hospital del Salvador. Fono: 3404238. E mail: [email protected] 24 REVISTA CHILENA DE MEDICINA INTENSIVA. 2004; VOL 19(1): 24-27 INTRODUCCIÓN El síndrome de Boerhaave descrito clásicamente consiste en un cuadro de vómitos profusos, intenso dolor retrosternal o epigástrico, asociado a shock en una persona previamente sana. Desde que Boerhaave diagnosticara el síndrome que lleva su nombre en 1724 a Lord Wessenaer, detallándolo como un cuadro de vómitos intensos con ruptura esofágica y paso de alimentos al tórax, las perforaciones espontáneas de esófago continúan siendo de mal pronóstico, con una morbimortalidad elevada. El retraso en su diagnóstico, asociado a una presentación atípica, contribuye a un elevado número de complicaciones1-3. La anatomía característica del esófago, con ausencia de serosa y debilidad de las estructuras en su tercio inferior, facilitan la lesión a este nivel. Si no se trata de forma quirúrgica lleva a la muerte en la mayoría de los casos. Presentamos dos casos de ruptura espontánea de esófago ingresados en nuestra Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en un período de 6 meses. CASO 1 Paciente mujer de 29 años, portadora de cuadro de anorexia nerviosa y esquizofrenia, en tratamiento antipsicótico. Ingresa por episodios recurrentes de vómitos de una semana de evolución, con severa desnutrición calórico-proteica. La endoscopia digestiva alta evidenció una gastritis erosiva. Cuatro días después presenta dificultad respiratoria severa, compromiso hemodinámico, sudoración, palidez y ausencia de ruidos pulmonares a derecha. La radiografía (Rx) de tórax comprobó un hidroneumotórax derecho. El estudio contrastado de esófago demostró un escape del medio de contraste a distal. Se realizó pleurotomía, desfuncionalización esofágica y esofagostomía cervical, gastrostomía y yeyunostomía. Evoluciona inicialmente con requerimientos altos en ventilación mecánica invasiva y drogas vasoactivas. Recibe tratamiento Síndrome de Boerhaave. Revisión a propósito de dos casos clínicos antibiótico empírico con ceftriaxona y metronidazol, luego cefepime. Evoluciona en regular estado general, documentándose neumonía nosocomial por A baumanii, S aureus y Cándida sp, cambiando a esquema triasociado con sulperazona, vancomicina y fluconazol por 28 días. Con apoyo de alimentación parenteral y mala tolerancia a la superposición enteral, que sólo se logró con fórmulas elementales, mejorando su estado nutricional. La asistencia ventilatoria se prolongó por 31 días. Egresa de la Unidad en buenas condiciones generales. CASO 2 Paciente varón de 66 años con antecedentes de colecistopatía litiásica no tratada que ingresa al Servicio de Urgencia por cuadro de epigastralgia y vómitos frecuentes, posterior a ingesta de alimentos grasos y alcohol. Al examen físico se encontraba taquicárdico, con enfisema subcutáneo cervical, crepitaciones en campo pulmonar izquierdo y sensibilidad abdominal difusa, sin signos de irritación peritoneal. En los exámenes destacaba leucocitosis de 21300 blancos y proteína C reactiva de 300mg/dl. La Rx de tórax mostró un neumomediastino, con desviación de la tráquea a la derecha. En la cirugía se comprueba perforación esofágica y absceso mediastínico posterior. Se realizó drenaje y aseo mediastínico, ligadura de esófago distal y esofagostomía cervical terminal más gastrostomía y yeyunostomía. Al ingreso a UCI se encontraba febril en insuficiencia respiratoria severa. Inicialmente recibe ceftriaxona y metronidazol, a las 48 horas se cambia a meropenem y amikacina. Evoluciona en malas condiciones con empiema pleural y mediastinitis. Se realizó toracotomía exploradora, decorticación, aseo, drenaje y esofagectomía. Se comprueba infección nosocomial con A baumanii, S aureus multirresistente y Candida albicans, recibiendo esquema triasociado con sulperazona, vancomicina y fluconazol, completando 28 días de tratamiento. Se evidenció fístula broncopleural de bajo débito, que cedió espontáneamente. La asistencia ventilatoria se prolongó 45 días, egresando de la unidad con ventilación espontánea y control del cuadro séptico. DISCUSIÓN A diferencia del síndrome de Mallory-Weiss, que suele acompañarse de hematemesis5 y en el que la laceración esofágica no excede de la capa muscular, en este síndrome hay una lesión transmural, por lo que su diagnóstico precoz es esencial5. La ruptura del esófago suele producirse en el tercio inferior, dada la peculiar anatomía de este segmento con ausencia de serosa y a la generación de un elevado gradiente de presión durante el vómito. La ruptura del tercio medio se ha descrito con menor frecuencia2. La región más afectada es la izquierda por su mayor debilidad Figura 1. Radiografía de tórax de ingreso, mostrando neumomediastino. muscular y por el menor apoyo de estructuras paraesofágicas7. Algunas publicaciones no describen diferencias2. La ruptura espontánea de esófago o síndrome de Boerhaave resulta de un brusco aumento de la presión intraesofágica combinada con una presión negativa intratorácica, no siendo secundaria a un trauma externo, iatrogenia o a la acción de cuerpo extraño4,5. Correspondió a 17% de las causas de perforación esofágica en una serie de 64 pacientes6, con una alta mortalidad, que fluctúa entre un 41% y 63%1,2,6. Clásicamente se describe una tríada sintomática caracterizada por vómitos, dolor torácico y enfisema subcutáneo, pero, en la mayoría de los casos, la presentación clínica inicial es atípica. Con menor frecuencia se presenta hematemesis, disnea, voz cascada, atragantamiento2, dolor en el hombro, sudoración, sed5 y derrame pleural2-7. Se han descrito casos asociados a esfuerzos, crisis asmática, trabajo de parto, accesos de tos o singulto en recién nacidos, hiperemesis gravídica, vómitos durante una gastroscopia, diálisis o incluso con una incorrecta realización de la maniobra de Heimlich. La ausencia de alguno de los componentes de la tríada puede conducir a un retraso diagnóstico que puede afectar hasta el 33% de los casos5. Habitualmente el examen físico es inespecífico pudiendo encontrarse fiebre, cianosis, taquipnea, shock y apremio respiratorio7. Las exploraciones complementarias son claves para establecer el diagnóstico. La Rx de tórax con gran frecuencia ya presenta anormalidades al momento del ingreso2: derrame pleural de predominio izquierdo1, a veces bilateral, enfisema subcutáneo, niveles hidroaéreos, neumotórax o neumohidromediastino2. La endoscopia no se recomienda pues puede agravar el cuadro si se hace en el momento agudo de presentación9. REVISTA CHILENA DE MEDICINA INTENSIVA. 2004; VOL 19(1): 24-27 25 F Squella y cols Figura 2. Mediastino expuesto en acto quirúrgico con salida de contenido oscuro y material particulado. Figura 3. Apertura del hiato esofágico con tracción del esófago usando Penrose, mostrando el mediastino con material oscuro y bordes del desgarro esofágico. La tomografía computada torácica es una herramienta de gran utilidad para la definición de cavidades líquidas o aéreas, aunque no suele ser capaz de delimitar con exactitud el lugar de la perforación9. Mediante el análisis bioquímico del líquido obtenido por la toracocéntesis se puede pesquisar aumento de las amilasas salivares. El pH del líquido obtenido suele ser ácido, lo cual no corresponde necesariamente al paso de contenido gástrico, sino que también puede ser debido a la acción de los polimorfonucleares. La citología suele evidenciar restos alimentarios no digeridos7, como células vegetales y musculares no humanas los que pueden proporcionar un apoyo diagnóstico definitivo1. La perforación debería confirmarse con un esofagograma con medio de contraste hidrosoluble, el cual revela la localización y la extensión de la lesión. En el diagnóstico diferencial cabe considerar la neumonía por aspiración, apendicitis, aneurisma disecante de la aorta, esofagitis, absceso pulmonar, trombosis mesentérica, cardiopatía isquémica, pancreatitis, ulcus perforado, pericarditis, neumotórax a tensión, neumomediastino, neumoperitoneo, embolismo pulmonar, litiasis ureteral, pielonefritis, ruptura de absceso subfrénico, hernia diafragmática incarcerada y sangrado esplénico5. Entre las complicaciones mayores más frecuentes hay que señalar los abscesos pulmonares, las fístulas broncopleurales y las neumonías; la mediastinitis, la insuficiencia respiratoria aguda, la insuficiencia renal aguda, el empiema y el shock séptico1. Dada la larga hospitalización que estos pacientes requieren son frecuentes las infecciones nosocomiales. La nutrición parenteral prolongada, el uso de antibióticos de amplio espectro, las reintervenciones quirúrgicas y la colonización oral y esofágica por Candida favorecen la infección por este hongo. El tratamiento debería ser quirúrgico, precoz dentro de las primeras veinticuatro horas, siendo de elección un cierre simple de la perforación, debridamiento mediastínico y colocación de drenajes pleurales3,6, aunque la técnica de Thai se prefiere por ser más segura. Cuando la intervención quirúrgica es tardía o diferida se pueden realizar diversas técnicas como el drenaje simple, con la colocación de drenajes cervical, torácico o abdominal dependiendo de la localización de la perforación, y realizando una gastrostomía o yeyunostomía para alimentación enteral; la exclusión esofágica bipolar intratorácica con ligadura del cardias10 y la exclusión del esófago a nivel cervical (esofagostomía). Se pueden realizar plastias con parches vascularizados de fundus gástrico, músculos intercostales, diafragma, pericardio o pleura parietal. El tratamiento endoscópico del síndrome de Boerhaave, utilizando un stent metálico autoexpansible ha sido exitosamente usado pero su indicación precisa aún está poco definida12. El tratamiento conservador con antibioticoterapia, drenaje del esófago con una sonda y alimentación parenteral se ha descrito como útil en pacientes que presentaban síntomas mínimos, sin extravasación pleural y sin comunicación de la pleura y el esófago1. Tal como hemos mencionado, la mortalidad va íntimamente relacionada con el retraso en el diagnóstico3,4, desciende a 10% cuando la cirugía se practica dentro de las primeras 24 horas aumentando a 31%3 al ser más tardía. Por ello nos parece de gran importancia comunicar estos casos de una patología infrecuente pero grave, con la que debemos estar familiarizados. 26 REVISTA CHILENA DE MEDICINA INTENSIVA. 2004; VOL 19(1): 24-27 Síndrome de Boerhaave. Revisión a propósito de dos casos clínicos 1. REFERENCIAS 7. Pate JW, Walker WA, Cole FH ir, Owen EW, Johnson WH. 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