Descargar - La Noche Europea de Los Volcanes
Transcripción
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JUGANDO ENTRE VOLCANES El aparato que tengo en las manos pesa. Me lo llevo a los ojos, rozando con los finos trazos de mis pestañas la superficie translúcida del cristal. A partir de ahí todo cambia, mis ojos se acostumbran al paisaje que se alza ante mí, inmenso, espacioso, poroso y desértico para todo ojo inexperto. Lo primero que veo son la diminutas piedritas, como oro apagado. Me imagino que soy uno de esos pequeños insectos y que entro en sus cavidades a explorarla, internándome en un laberinto de pared suave y túneles taponados. En algún momento mi vista tropieza con algo más grande, una montaña en el centro del claro en el que estoy. Aunque mis pies están acostumbrados al malpaís, a medida que me acerco suelto gruñidos. Vuelvo a centrar mi atención en la montaña, pero sé al instante que no lo es exactamente, que es mucho más. Desde aquí veo la manta gris que se alza ante mí, densa, arropando el cielo que antes era azul. Riachuelos y ríos recorren la piel del volcán, con rapidez, como si fuesen niños escapando del colegio el día antes de las vacaciones de verano. El calor y los tonos fluorescentes y ardientes iluminan mi piel, hacen brillar mis pupilas con fuego ardiente. Imagino lo que hubiese pasado si la prevención de esta explosión no se hubiera hecho a tiempo. Miles de vidas perdidas. Ahora, miles salvadas. Lo imagino mientras saboreo dulcemente la labor de mi trabajo. Hasta que mis zapatos se empiezan a derretir y la lava los consume. No. Sacudo la cabeza con fuerza, y abro los ojos que me arden; no era consciente de que los había cerrado. El paisaje es idéntico al inicial, con las explanadas de colores mates e inocentes. Siento el aparato que tengo en la cabeza desvanecerse de mí, alejándome de esa realidad ficticia y devolviéndome a la de verdad. Una mujer con uniforme azul celeste entra a la habitación oscura y me sonríe. –¿Quiere repetir, señor? Iris Rosenberg Suárez, 3 ESO B Colegio Casa Azul