fabulaciones y arrieros en las montañas de buey arriba bolero a
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fabulaciones y arrieros en las montañas de buey arriba bolero a
BAYAMO, GRANMA, JUNIO DE 2015 PERIÓDICO CULTURAL DE LA PROVINCIA DE GRANMA ISSN 2409-1960 FABULACIONES Y ARRIEROS EN LAS MONTAÑAS DE BUEY ARRIBA Aldo Daniel Naranjo Rafael Martínez Árias El décimo tercer Encuentro de arrieros y fabulaciones serranas, celebrado anualmente entre los días 22 y 24 de junio, volverá a llenar de tradición y colorido las montañas del municipio granmense de Buey Arriba. Convertido en un espacio de reflexión acerca del manejo y salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, el evento genera intercambios académicos donde se presentan ponencias sobre los arrieros y el medio ambiente, los diversos contextos de la arriería, la gestión cultural en espacios serranos y el turismo de naturaleza o ecológico. Auspiciado por el Centro Provincial de Patrimonio Cultural y los museos de Buey Arriba y el Manuel Muñoz Cedeño, de Bayamo, el encuentro rendirá homenaje en esta ocasión al comandante del Ejército Rebelde, Reginaldo Mora Pérez, recientemente fallecido, quien se desempeñó como arriero en la Sierra Maestra. Cada año, resulta de gran emoción para nativos e invitados participar en la cabalgata en mulo por los senderos que conducen al museo de La Otilia, oír los acordes del cubanísimo órgano Estrellas de Cuba, reposar o dormir en una hamaca, degustar el puerco asado en púa y celebrar el tradicional día de San Juan con un típico baño al amanecer en las aguas del serpenteante río Buey. Ferias de arrieros, competencias de carga y descarga de sacos de café, técnicas de herraje o sobre adiestramiento de las bestias, incluidas las tradicionales corridas de cintas, son algunos de los atractivos del encuentro. El ritual del colado del café atrae también la atención de los curiosos, pues incluye el proceso completo: tostado, triturado a golpe de pilón, filtrado por el colador de tela y, finalmente, es servido para degustar en jícaras (recipientes confeccionados con el fruto de la güira cimarrona.) Otro de los momentos cumbres es el espacio dedicado a escuchar, narrados por los campesinos y sus familiares, los cuentos de aparecidos, memoria oral surgida a lo largo del diario bregar por las montañas. El Encuentro de arrieros y fabulaciones serranas es, además, marco ideal para apreciar la artesanía popular y regocijarse con los talentos locales, entre ellos los grupos Son los que Son, Abril, Minas, y los conjuntos Colibrí y Barba, de danza y teatro, en ese orden. Admirado y esperado por todos, el evento muestra la diversidad cultural y la auténtica oralidad del serrano, cargada de lo mítico y real, lo histórico y legendario, lo transitorio y permanente. 2 LA TÁCTICA DEL ÑÁNGARA 3 ENTREVISTA UNA MIRADA AL FESTIVAL AL SUR ESTA LA POESÍA 6 EL TOQUE DEL MES OPINAR, SÍ; ¿POR QUÉ NO? Y CRITICAR TAMBIÉN 9 VUELTA DE CAMPANA OLGA PORTUONDO ZÚÑIGA 12 DE PRIMERA COLADA ¿QUIÉNES SOMOS? EL CAMPANAZO Jennie Fonseca Ríos, directora de Patrimonio Cultural en Granma y estudiosa de las tradiciones del territorio, señala que los mitos y fabulaciones presentes en las comunidades serranas, los contextos campesinos con sus costumbres propias y las cualidades y circunstancias de los arrieros, son arterias vitales de la identidad cubana. BOLERO A MANOS LLENAS La sede de la filial granmense de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), acogerá del 17 al 18 de junio el evento provincial Mi Bolero, dedicado al género homónimo. Lilian López Acuña, relacionista pública de la citada institución cultural, informó a La Campana que esta nueva edición estará dedicada a festejar el aniversario 20 del estreno del tema Amor a manos llenas, de los compositores bayameses Abel Guerrero Castro y Julio C. Ochoa. La cita contará con invitados especiales como el solista Simón Roberto, de Camagüey, César Gutiérrez, de Manzanillo, así como otros intérpretes de Granma, entre ellos Idanis Ortiz, Joel Ferrá, Dayana Batista, Yudenia Manso, Gretel Tamame, Kenia Sánchez y el quinteto Ébano. Agregó que será impartida además la conferencia El Bolero en Granma, programada para el 18 de junio, a las 10 am, en la propia sede de la Uneac, a cargo de la especialista del Centro Provincial de la Música, Noida González. López Acuña comentó que en Granma, y en toda Cuba, existe una amplia tradición en la interpretación del Bolero, considerado uno de los géneros más bellos del mundo, razón por la cual las autoridades culturales del país realizan importantes esfuerzos para mantenerlo vivo y lozano. (LC) 2 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 GRANDANZA: 15 AÑOS DE ENTREGA Gleidys Rivas Hidalgo La danza es una manifestación del arte que se caracteriza por poseer una visualidad extraordinaria: la protagonizan bailarines que tienen un notable dominio de su cuerpo. Ella muestra en sí misma un mundo mágico, lleno de emociones y sensaciones inesperadas. Para el espectador resulta maravilloso disfrutar de esos movimientos notoriamente hermosos, detrás de los cuales, lo sabemos, existe un esfuerzo a veces sobrehumano para dominar los secretos y técnicas de un arte que, como pocos, aspira siempre a la perfección. Con esa alta aspiración existe en la provincia de Granma la compañía Grandanza. Su director fundador, Félix Inocencio Carballo Elizalde, bailarín, coreógrafo y rumbero de pura cepa, celebra este año, junto a su colectivo, las quince primaveras de aquel sueño inicial. Para reseñar a cabalidad los logros de Grandanza, es preciso conocer sus raíces. Primero, las ambiciones artísticas de su director rebasaron la escena, y al madurar en su trabajo crea un proyecto de danza en la casa de cultura 20 de Octubre. Tal colectivo no solo se centraba en realizar espectáculos danzarios, sino que incluyó entre sus objetivos la preparación de estudiantes e instructores que aspiraban a estudios superiores, convirtiéndose así en una escuela que guió y formó a muchos artistas. Tiempo después, luego de una labor coreográfica estimable, el grupo atraviesa por un proceso evaluativo y es aprobado como compañía profesional, respaldado directamente por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas. Entonces se oficializa con el nombre de Grandanza, y comienza a participar en importantes eventos por todo el país, algunos con carácter internacional. Como en sus inicios, persiste en la compañía el interés constante por la superación de sus miembros; así, han recibido talleres y seminarios impartidos por personalidades de la cultura como Corina Mestre, Sylvina Fabart (Premio Nacional de Danza 2014), Eduardo Rivero, de la Cía. Danza del Caribe, entre otros. Con meritorias intervenciones en la televisión granmense, así como en notorios espacios culturales, Grandanza mantiene un discurso coreográfico enfocado hacia lo contemporáneo, fusionando componentes de los bailes tradicionales cubanos y de otros países; aunque también incursiona en otros patrones de la danza a nivel mundial. Asimismo, realiza giras anuales por la provincia y colabora asiduamente con otros colectivos, especialmente con la Guerrilla de Teatreros, llevando el arte danzario a los lugares más intrincados de la Sierra Maestra y también con el reconocido conjunto artístico integral Korimakao. Grandanza cuenta con un amplio repertorio activo en el cual destacan las obras: Mujer buscando su intimidad, Aislamiento, Vagabundo, Sombra, Civilización, Un hombre solo en un calle oscura, Chicos Malos, Cabaret, Fin de Semana en casa, Elegua Cuenta y Reflejos, su último estreno. Su línea temática, algo evidente en los propios títulos mencionados, abarca temáticas sociales que reflejan conflictos cotidianos, entre ellos la violencia de género. Luego de 15 años de creación, deseamos que Grandanza continúe cosechando éxitos y aportando creatividad, profesionalismo y talento para bien de la cultura granmense y cubana. ¿QUIÉNES SOMOS? Edgardo Hinginio ¿Proyectamos siempre la imagen exacta de lo que somos? ¿Actuamos en consecuencia con la idea personal de lo que creemos ser? Al final de este texto espero que usted haya descubierto razones para responder a mis preguntas, por supuesto, si lo entiende preciso y, fundamentalmente, si es artista... La identidad es un tema que los investigadores contemporáneos tratan como a una de las mayores problemáticas sociales, pero casi siempre se aprecia desde el desarraigo del hombre ante la historia y los contextos que le tocó vivir, en el intento de preservar lo mejor de lo que ha creado y se ha constituido como tradición. Pocas veces, los estudiosos asumen el reto de analizar la identidad desde una perspectiva integral del hombre en sí, naturalmente, no como una enfermedad social sino por el real comportamiento del individuo, es decir, el hombre cara a cara y mano a mano con su propio yo. Este tampoco es mi propósito, solo quiero comentarles que a mí, el tema me lo propuso nuestra programación cultural. Así, para el ojo sagaz, al asistir a los diferentes espacios y eventos es posible percatarse del bajo nivel de identidad que poseen nuestros artistas y del grado de conocimiento de sí mismos, pero no desde su arte, que lo es en su atributo principal, sino desde su participación activa en dichos eventos. Un recital de poesía, la inauguración de una exposición de artes plásticas, un concierto musical, una obra de teatro, una peña dedicada a cualquier tema, se hace especialmente para el disfrute estético de todos los tipos de públicos. Pero resulta penoso observar que algunos de estos espacios — conformadores del ambiente propicio para que los artistas se encuentren y compartan— se conviertan en contextos vacíos. Holguín, Camagüey, Villa Clara y La Habana poseen contextos culturales dignos de imitar. Los que hemos podido visitarlos sabemos que allí los artistas se mueven en busca del acontecimiento cultural y se unen al público en una amalgama de seres amantes del disfrute estético. No importa los kilómetros que deban recorrer ni los “grandes” problemas a resolver, ellos sencillamente van y cumplen su rol. En nuestra provincia no siempre ocurre así. En la mayoría de las manifestaciones artísticas existen las mismas carencias de participación en espacios. En los escritores es casi nula, no sé si el problema se deba a la situación que enfrenta desde hace años la institución que los representa, y este hecho influya en la voluntad y en el compromiso de los implicados. En los músicos también he notado escasa participación. En las Artes Plásticas, sin embargo, no está tan arraigado este fenómeno. Por lo general, se les ve reunidos en espacios y exposiciones, y le siguen, de cerca, los actores y actrices en presentaciones de obras de teatros y espectáculos. Es apremiante buscar alternativas y tomar conciencia del compromiso de ser artista, de pensar y actuar como tal en todos los ámbitos de la vida, especialmente entre los jóvenes creadores. 3 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 LA TÁCTICA DEL ÑÁNGARA* David Tamayo González René Reyes es extremadamente modesto, no cree merecer honores por su trabajo. Recientemente renunció a ir a una ciudad del África donde le pagarían muy bien, pero donde sus nietos no estarían para alegrar cada tarde. Atesora un repertorio de premios. Me confesó que el más querido es la sonrisa que le regalan los niños de la Sierra Maestra cuando actúa para ellos en los secaderos de café. Nos habíamos quedado en su estancia en Manzanillo. Le dejamos trabajando en la primera Casa de Cultura fundada en Cuba. ¿Qué pasó después? “En el año 76 necesitaban profesores en la Escuela de Instructores de Arte en el Caney de las Mercedes. Y allá me fui, a impartir clases de dirección teatral y de expresión corporal. Déjame confesarte algo: a mí me encanta el magisterio. Te obliga a prepararte, y eso es muy bueno. En el 78 la escuela se traslada para El Yarey. Allí me hacen jefe de cátedra de la especialidad de Teatro.” ¿Cuándo retorna entonces a Bayamo? “En el 79 se había creado el Colectivo Teatral Granma, y me proponen dirigirlo. Pero no acepté, y preferí quedarme como instructor de teatro. Tiempo después me ofrecen el cargo de Metodólogo Provincial de Teatro, y tomé el reto. Estuve once años. Durante ese tiempo, no dejé de superarme ni perdí contacto con la realidad teatral: estudié dirección artística en La Habana y creé el Encuentro Provincial de Teatro Paco Alfonso, en Jiguaní. Más adelante, y durante ocho años, fui nombrado presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas. Es en el desempeño de ese cargo que fundo la Guerrilla de Teatreros.” Un paso importantísimo en su vida profesional ¿cómo surge la idea? “El derrumbe del campo socialista y el Período Especial que lo acompañó fueron terribles para los artistas. La gente se desanimó. No había materiales para trabajar y el público no asistía a las funciones. ¿Quién se iba a preocupar por el teatro con las dificultades que había? En cierto momento me dicen: “¡René hay que hacer algo!” Se me ocurre una idea, no para hacerla en Bayamo, sino en las montañas, como hicieron los rebeldes que se alzaron en la Sierra. Digo: “vamos a hacer una brigada artística y vámonos para las lomas.” Se lo propongo a Nolberto Reyes, mi hermano, y me dice: “¡Tú estás loco. Ya los que se iban a alzar se alzaron!” Me quedé meditando sobre eso. Poco tiempo después convoco a Juan González Fiffe, a Jesús Rueda, a mi hermano y a Carlos Bonagas, director del Guiñol. Nos sentamos en el parquecito de la sala teatro José Joaquín Palma a conversar sobre ese tema. Logré entusiasmarlos, y empezaron a proponer esto y lo otro: “¡Señores, vamos a meterle mano!” Es decir que había otros “dementes” en el mundo del teatro. “Sin dudas. Bonagas grabó la idea y funda la Cruzada Teatral de Guantánamo. Jesús Rueda estuvo de acuerdo conmigo. Fiffe y el grupo Andante me siguieron. Ellos jugaron un papel predominante en los primeros años del proyecto y para la supervivencia de la Guerrilla, para que la idea sobreviviera y se desarrollara. Artistas del Guiñol y del Colectivo Teatral Granma también participaron. Nolberto se incorporó después. La Guerrilla fue arrastrando gente, persuadiendo, motivando, al extremo de que después todo el mundo quería integrarse. El primer recorrido inició en Las Coloradas hasta Las Mercedes, el 20 de marzo de 1992. Duró 15 días. Fuimos a pie. No había carros. Cultura nos dio un saco de arroz, un saco de frijoles y un poco de azúcar. Lo demás teníamos que conseguirlo por allá con las cooperativas y los campesinos. Así arrancamos, y sobrevivimos. ¿Y el nombre, cuándo surge? “No tengo claro si fue en el primer recorrido o en el segundo. Yo iba leyendo un libro de Manuel Galich, un autor guatemalteco, escritor y director de teatro, y en la lectura veo, por primera vez, la palabra “teatreros”. Me llamó la atención. Ese vocablo no se usaba. Así se me ocurrió unirlo a “guerrilla” a “guerrilleros”, pues el proyecto se inspiró un poco en los combatientes que hicieron la Revolución en la Sierra. Entonces quedó así, Guerrilla de Teatreros.” En estos años: ¿cuáles son los principales aportes que la Guerrilla ha hecho al trabajo comunitario, al trabajo con los públicos? “Nosotros surgimos sin grandes pretensiones. Éramos solo una brigada artística más. Pero todo cambió cuando comenzamos a recorrer estas tierras. Estuvimos los diez primeros años a pie. Ahora no me explico cómo lo hicimos. Lo cierto es que encontramos un público prácticamente virgen, pues llegábamos a lugares donde los niños, al ver los títeres y los muñecos de Andante, salían corriendo, espantados. Conociendo esa realidad, y lo que hemos logrado, te das cuenta que lo que hacemos posee un valor humano extraordinario, social, cultural, educativo y político. De algún modo, hemos llevado el mensaje de la Revolución a las montañas. En aquellos años iniciales la población no tenía una apreciación de las artes. Al principio, junto a los grupos de teatro, llevábamos a los poetas campesinos Argelio Torres y Mariano Hernández. Pero entendimos que debíamos ampliar los horizontes. El propio público, paulatinamente, pedía más. A lo largo de estos años, hemos ofrecido a esos pobladores un bien inestimable: la posibilidad de disfrutar del arte, de comprenderlo y apreciarlo.” ¿Crees que el arte es una herramienta educativa? “Sí. Resulta un instrumento práctico, hermoso y esencial. Él trasmite ideas, nociones vitales, sensibilidad, humanismo…” Sé que se emociona con facilidad. ¿Por qué se ve llorar a René Reyes durante algunos espectáculos? “Es que hay imágenes que tocan el alma. Me impresiono, por ejemplo, cuando actuamos en los secaderos de café, sitios que retratan la Sierra en su esplendor y en su complejidad. Veo a las mujeres con los niños en brazos, pequeñitos, y pienso que si no existiéramos nosotros nadie iría a actuar para ellos. Es algo fuerte. En mi casa guardo, como un tesoro, gran cantidad de cartas de agradecimiento escritas a mano por los campesinos. Algunas, nos las leen cuando llegamos a sus comunidades. Y lloro de orgullo y de emoción. ¡Qué le voy a hacer!” Maestro, ¿a cuántas personas hay que agradecer por brindar su talento y apoyo a lo largo de 24 años? “¡Imagínate, pasan de quinientos! La mayoría, artistas, que han subido a las lomas a sacrificarse junto a nosotros, a dormir en el suelo y pasar vicisitudes que ponen en riesgo la salud y la vida. No se pueden mencionar de golpe porque son muchos, de Granma, de otras provincias y de otros países. Lo han hecho desinteresadamente, sin que medien aumentos de salario ni pagos especiales. Eso se hace por puro corazón, por amor a esos seres que viven en las lomas cubanas, y guardan lo más puro y sencillo de la nación cubana. Los escenarios son el portal de una tienda, la sombra de un árbol, el camino real, los bailarines, a veces, danzan sobre las piedras, pero bailan…” Eso no tiene precio… “No. No lo tiene. Una vez, un director de cultura me dijo: “¡René, estas gastando mucho dinero!” Qué ingenuidad, pensé. Cualquiera se da cuenta que lo que hacemos no hay dinero que pueda pagarlo. Hay que agradecer también a los campesinos de la serranía, a los delegados de consejos populares, promotores comunitarios y autoridades culturales y políticas. Todos tienen un espacio importante en nuestra obra.” A la vuelta de cincuenta años de vida artística, qué significan para ti los muchos reconocimientos obtenidos por el trabajo con la Guerrilla de Teatreros? “Con toda honestidad, te aseguro que no hemos trabajado para premios. ¿Por qué los obtenemos? Se trata, en primer lugar, de resultados. El impacto social de la Guerrilla ha sido inmenso, especialmente en la Sierra Maestra. Allí, hemos hecho obra útil. No hay premio como ese.” A tu juicio, ¿cuáles son los más importantes? “Los Zapaticos de Rosa, que otorga la Sociedad Cultural José Martí, quien también nos premió, al proyecto y a mí, con el reconocimiento La Utilidad de la Virtud. Tenemos también el nacional de Cultura Comunitaria, el de los CDR y el del convenio Andrés Bello, de Colombia.” Ese premio incluía dinero, y sé que sobre ello hay una historia jocosa, relacionada con un pan. Cuénteme como fue. “Es cierto. No recibí el dinero en Colombia. Cuando regresé a Bayamo, indago sobre el particular pero me informan que fue imposible transferirlo, pues todos los bancos eran sucursales yanquis y cobraban el 30 por ciento de interés. Decidieron entregármelo, personalmente, en La Habana. Allá fui. Sirvió de testigo un viceministro cubano. Yo tenía pasaje de regreso para esa misma noche y arranco para la terminal con aquel dineral. Imagínate, en la calzada, todo el mundo me parecía sospechoso. Entonces veo una panadería. Compró una barra de pan y me escondo en un callejón. Le saqué la tripa al pan e introduje los dólares. Entonces me sentí más seguro.” Esa fue una estrategia de guerrillero en la ciudad. “Cómo no. Pura guerrilla. Cuando me monté en la guagua, no dormí en toda la noche abrazando aquel pan. Llego a casa y le digo a mi mujer: “Mira lo que te traje de La Habana.” Ella, mohína, pregunta: “¿Un pan?” Y yo respondo eufórico: ¡Ábrelo para que veas 10 mil dólares, pues al seguro es la primera vez, y también la última!” La Guerrilla de Teatreros ha sido también un núcleo de formación de artistas ¿Cómo prosigue este proceso? “Cuando surge el proyecto, la idea fue integrar artistas de varios colectivos. Después hay una segunda etapa donde estos grupos se retiran, pues era un trabajo complejo y sostenido. Empiezo entonces a traer conjuntos de otras provincias. En el 2002, el gobierno me aprueba un proyecto financiado y tengo la posibilidad de hacer una plantilla propia. Lanzo una convocatoria y capto alrededor de 30 jóvenes, algunos eran trabajadores, otros no. Con ese núcleo iniciamos una nueva etapa. Empezamos hablando de su familia, terminemos entonces con ella: ¿cómo perciben sus familiares el trabajo de René Reyes? “Hay una persona que ha sido vital para poder llegar donde he llegado. Es precisamente aquella linda campesina que conocí en El Caney de las Mercedes. De ella recibo pocos elogios, pero todo el apoyo del mundo. Nunca me ha faltado nada que dependa de ella para desarrollar mi trabajo y mi arte. Me ha dado además una familia bellísima: cuatro hijos inmejorables, y estos, a su vez, 9 nietos, 8 varones y una hembrita. Son nuestra felicidad. La hembra es como mis ojos. Se llama Amelia, igual que mi abuela materna. A veces, llego del trabajo agobiado, maltrecho, y los nietos me quitan todo eso. Su alegría, sus risas y juegos me alegran limpiamente el corazón. Son también muy respetuosos y, por demás, ya hay tres que son artistas. ¿Qué te parece?” Habíamos conversado durante dos horas y quince minutos. Nos merecíamos un par de cervezas y lo invité a tomarlas. Entre sorbo y sorbo, pensaba que aun no tenía título para este trabajo. Al salir, me confesó el amigo: — ¿Recuerdas cuando dije que había ido a Holguín vestido de alfabetizador, con el pelo largo y lleno de collares?” — Si— contesté. — Lo hice para fastidiar a mi abuelo. Él no simpatizaba con la Revolución. Y me decía algo cómico: “Tú eres ñángara, ñángara”. O sea, que era comunista, revolucionario. — ¡Amigo! — confesé—. ¡Por ahí va el título! Entonces ¿ñángara hasta la muerte? — Creo que sí—respondió. Y nos despedimos. Yo me quedé pensando: “Este señor artista lucha por lo que quiere. Es una buena táctica.” Entonces el título, definitivamente, alumbro en mi cabeza: “¡Eso es!”, exclamé: ¡La táctica, la táctica del Ñángara! *Segunda parte y final 4 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 BANDA DE CONCIERTOS DE JIGUANÍ: CIEN AÑOS DE MÚSICA Esteban Rivero Fajardo Jiguaní ha sido y es plaza fuerte en el desarrollo artístico en general, y en particular el musical: desde hace más de cien años cuenta con su Banda Municipal de Conciertos. Pero también, desde mediados del siglo pasado y hasta sus postrimerías, fue punto de referencia nacional debido a las bandas rítmicas infantiles, juveniles y de adultos, todas pertenecientes al Movimiento de Artistas Aficionados. Según acta del ayuntamiento local, Folio I-1904, en el año 1903 se oficializa la Banda de conciertos jiguanisera, contando inicialmente con 18 músicos En ese mismo año llegan hasta Cacocún, actual provincia de Holguín, los instrumentos procedentes de la capital del país, y hasta esa zona del norte oriental cubano van a caballo, a recogerlos, los propios músicos. Su primer director fue el bayamés Pedro Céspedes, quien se dio a la tarea de adiestrar a los noveles talentos, escogiendo un repertorio que incluía danzones, pasodobles, entre otros géneros y ritmos. Por aquella época inició la tradición jiguanicera de la llamada Retreta, en el parque municipal. Entre los entusiastas locales que apoyaron la creación, funcionamiento y adiestramiento del personal de la Banda, destacaron Constantino Pérez y José Rosario. Algún tiempo después, Antonio María Batista, también procedente de Bayamo, asume la dirección del joven colectivo y, sobre todo, se ocupa de la preparación técnica de los miembros y de fomentar una cantera de jóvenes con inquietudes artísticas y aptitudes para la carrera musical. Posteriormente, Batista se traslada a Santiago de Cuba y, llegado de la misma ciudad, se instala en Jiguaní el violinista Ricardo Castellanos. Lo acompañaba su esposa, virtuosa del piano, quien de inmediato comienza a impartir clases del citado instrumento. A principios de la década del 30, Ricardo Castellanos se integra a la Banda de Conciertos, y dado el amplio dominio musical y la creatividad y entusiasmo que le caracterizaban, forma un piquete bailable que gozó de gran popularidad entre los jiguaniceros. Por entonces, el colectivo se nutre de talentosos jóvenes, entre ellos José Figueredo (Pepe Jorge), Alberto García, Lolo Castellanos, Luis Felipe Cabrera (Fifi), Humberto Jorge, Luz Piña, Angelino Zayas, Hamilton Barcaz y Miguel Milanés, entre otros. Para el año 1933, el entonces alcalde municipal José Torrez (padre del mártir revolucionario, Vicente Torrez), decreta el pago de 500 pesos anuales, (suma alta para la época), para el salario de los músicos. Miguel Milanés, quien ya despuntaba como prometedor músico, realiza un viaje por Cárdenas, Matanzas y La Habana y al regresar, trae consigo numerosos instrumentos musicales, comenzando a impartir clases de música en la sala de su hermano Rabelito, (esquina de las calles General José Reyes Arencibia y José Martí). Allí, entre los músicos, se crean dos grupos de opinión; uno donde prevalece el deseo de que continúe funcionando la Banda (convertida en orquesta bajo la dirección de Castellanos, y que solo tocaba danzones), y otro donde se abogaba por una agrupación más abarcadora y con mayor desarrollo. Finalmente, se impuso el segundo grupo, eligiendo a Miguel Milanés como director, dado su dominio técnico y profesional, superior al de Castellanos. El santiaguero, disgusta- do por tal decisión, regresó poco tiempo después a su tierra natal. Bajo la dirección de Milanés, la Banda inicia una nueva época, contando ya con clarinete, saxofón, trompetas, trombón, bombardino, corno, bombo, platillos y redoblante. Los músicos fueron José Figueredo (Pepe Jorge), Everardo Figueredo González, Luis Cutiño, Juan Vallines, Ramón Reyes Rodríguez, Luis Felipe Cabrera (Fifi), Hamilton Barcaz, José Figueredo (Pepecito, hijo), Cequi Milanés, Conrado Santiesteban Castillo (Benito), Juan de Dios Castillo, Miguelín Milanés, Luis Constantino Pérez, y Lolo Castellanos. Esa plantilla entró en vigencia en el año 1934. No obstante, en 1949, al fallecer en un accidente el alcalde del territorio, Kike Oliva, ocurren algunos cambios en tal plantilla. Corresponde sustituir al fallecido alcalde en el cargo al entonces presidente del Cuerpo de Consejos, Alberto García, miembro del Partido Socialista Popular y también músico. Sin embargo, es impuesto en el cargo Wilfredo Oliva, hermano del fallecido, y ante tal atropello el director de la Banda, Miguel Milanés, protesta públicamente y es cesanteado, hecho que provoca la renuncia de varios de los músicos. Milanés no regresa a su puesto, pero resulta innegable la calidad técnica y la estricta disciplina que logró imponer a los miembros de la agrupación. Poco después, es nombrado como nuevo director José Figueredo Jorge (Pepe Jorge), cargo que mantiene hasta 1968. En ese año, nefasto para el colectivo y producto de una evaluación técnica que arrojó pobres resultados, la Banda desaparece del panorama musical jiguanicero, resurgiendo en 1980 bajo la batuta de Francisco Santiesteban Castillo (Paquito), con un amplio dominio musical y una noción estricta de la disciplina y la profesionalidad. Desde entonces, la Banda Municipal jiguanicera participa en diversos eventos competitivos o como invitada, tanto a nivel municipal como provincial, en jornadas de la Cultura, carnavales y cuanto acontecimiento político y social ameri- te su presencia. En la actualidad, es un honor para los músicos que la integran haber tomado parte en actividades junto a similares instituciones de Bayamo, Manzanillo, Holguín, Palma Soriano y del Ejército Oriental, entre otras. A través de su historia, en la Banda Municipal de Conciertos de Jiguaní se han formado prestigiosos artistas, entre ellos; Ney Milanés (hijo de Miguel) y actual director de la Banda del Estado Mayor del Minfar. Aníbal Quezada O´conor, director de la banda del Ejército en Matanzas, Manuel Martínez Santiesteban, clarinete y trompeta de esa misma agrupación, así como Pablo Fuentes, subdirector de la Banda del Ejército Oriental. Otros reconocidos músicos formados en su seno son: Norman Milanés Jorge, pianista, compositor, instrumentista y arreglista, director de orquestas de conciertos del Teatro Lírico Nacional, y Antonio Vargas Reytor, director de la Banda Municipal de Holguín. Se agregan al listado de músicos que dieron sus primeros pasos en la Banda jiguanicera, Wenceslao Vargas Remón, director de una agrupación de música popular en Pinar del Río y Feliciano Gómez (Pachú), trompetista de la Orquesta de Roberto Faz. Igualmente, en algún momento fueron parte de la centenaria y prestigiosa institución, Eudaldo Bringuez, (trompetista), José Diéguez (Jabao), percusión, Héctor Figueredo Pérez, (Corno, Banda de Bayamo), Emerson Figueredo Hung (Corno), Noel Milanés y Pedro Pérez (Tuba), Juan Vargas, Daniel Jorge, Juan Jorge Pérez y Juan Carlos Quezada (clarinetes). También Miguelín Milanés, saxofonista integrante de la orquesta de Beny Moré, director musical del Cabaret Tropicana y del hotel Riviera, Norka Milanés, profesora de piano en la Escuela Provincial de Arte, Víctor Quezada Santiesteban (Pilingo), director de coros, y reconocido nacionalmente como director de bandas rítmicas. Así, otras prestigiosas agrupaciones como la Original de Manzanillo, Los Taínos, de Santiago de Cuba y la Orquesta Nacional de Música Moderna, han contado en algún momento con músicos formados en la centenaria Banda de Conciertos de Jiguaní. En primer plano Víctor Quezada (Pilingo), destacado director de bandas rítmicas Actuación de la Banda Municipal de Jiguaní 5 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 XXII COLOQUIO DE LITERATURA: ASCENDER Y CREAR Opiniones sobre el Coloquio Rafael J. Rodríguez Pérez Otra vez, sobreponiéndose discreto y hermoso al “susto” de no ser celebrado dentro de la espectacular Fiesta de la Cubanía, y ocupar una fecha más modesta, el XXII Coloquio de Literatura bayamés demostró que tales “tropiezos” no menguan las ganas de ascender y crear. Así, entre los días 5 y 7 de junio, en los salones de la histórica Biblioteca Provincial 1868, investigadores, periodistas, escritores, historiadores y amantes de la literatura en general, se dieron cita para coloquiar sobre temas trascendentes de la nación cubana, especialmente sobre la Literatura realizada en campaña. Auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí, el evento contó con invitados de alto nivel, entre ellos la Lic. Mayra Beatriz Martínez, investigadora del Centro de Estudios Martianos, quien tuvo a su cargo la conferencia inaugural, titulada Diarios de campaña de José Martí: La voz de todos. El programa incluyó además los trabajos Análisis estético de la cubierta de la nueva edición del Diario de campaña de José Martí, de Elaysi Rosabal, Páginas del Diario de campaña de José Martí: una mirada desde el cine a la literatura de campaña, de Reynier Rodríguez, ambos de Santiago de Cuba, Épica y humor en la lira criolla, del escritor espirituano Juan Eduardo Bernal Echemendía , y La obra de Benjamín desde su diario de campaña, a cargo de la Dra. Diurki Madrigal León, de la Universidad de Granma. Este nuevo capítulo del Coloquio, que compartió espacios con la XIV edición del Encuentro científico bibliotecológico, contó también con la presencia del poeta y ensayista trinitario Juan Lázaro Besada, quien impartió la conferencia Poesía Revolucionaria en las Guerras de Independencia. Los asistentes disfrutaron además del panel Historia y vidas cotidianas a través de los diarios de campaña, protagonizado por especialistas de la Casa de la Nacionalidad Cubana, así como de un interesante texto sobre la colección personal del mambí de la Guerra del 95, Nilo Alomá, papelería de inmenso valor histórico que, al decir de sus autores Alejandro Portales y Haydee Gómez, aparecieron “misteriosamente” en el Archivo Provincial de Bayamo. Otras múltiples actividades matizaron el encuentro, entre ellas la presentación de los dos últimos números de la revista literaria Noria, de Santiago de Cuba, y de las publicaciones del Centro de Comunicación Cultural Ventana Sur: el número 15 de la revista homónima, el 44 del periódico La Campana, y las últimas ediciones del boletín promocional La Palma del Auriga, el suplemento infantil La Chiringa y la revista Papalote. Juan Lázaro Besada (Poeta y ensayista): Este coloquio tiene tres cosas impresionantes: la primera es el lugar donde se celebra: un cubano que ame a su país no puede dejar de amar a Bayamo, porque la nación cubana nació aquí. En segundo lugar la posibilidad de intercambiar con investigadores de todo el país, fundamentalmente de la región oriental, que vienen a mostrarnos un visón distinta, pero no menos profunda de nuestra cultura. Y la tercera, es que lucha por rescatar algo que los cubanos no podemos perder jamás: el amor y el compromiso con la nación. Diurkis Madrigal (Investigadora): El Coloquio de Literatura nos permite socializar cuestiones desconocidas a la luz de las investigaciones y los estudios históricos. En la actualidad, es significativo y pertinente, pues sabemos que la historia marca pautas importantes desde la literatura (…). Elaisis Rosabal Sierra (Promotora de la Sociedad Cultural José Martí, Santiago de Cuba): El Coloquio es un espacio importante, que invita a la lectura y a la reflexión. Creo que aun está muy cerrado, y debe ser promocionado y abierto a más personas, sobre todo a los jóvenes. Una cosa es bien clara, un evento así no debe perderse. Reynier Rodríguez Pérez (Poeta e investigador): Es mi primera vez en el Coloquio, y me parece un encuentro necesario, pues tiene que ver con la lectura, con el conocimiento de la historia y con la difusión del pensamiento martiano. Es meritorio, además, en el sentido que se hace desde los modestos recursos del sistema de bibliotecas, que no son muchos, y sin embargo se realiza con una gran dignidad y con invitados de primer nivel. ECOS DE UN COLOQUIO DE CAMPAÑA Juan Lázaro Besada Toledo Ogsmande Lescayllers Bajo la molesta pero refrescante presencia de una lluvia pertinaz, Bayamo acogió la XXII edición del Coloquio de Literatura que organiza la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Granma, con el apoyo de la Biblioteca Provincial 1868. Este año, el evento revistió una característica singular, pues estuvo dedicado a la literatura de campaña, la cual permitió a los asistentes un hermoso y fecundo acercamiento a muchos documentos y autores cubanos que, durante nuestras guerras por la independencia contra España, fueron no solo combatientes, sino cronistas de estas heroicas gestas. El coctel de bienvenida se celebró en la Casa de la Trova y los asistentes pudieron dialogar en un ambiente de franca amistad, rasgo característico de los bayameses, quienes son anfitriones perfectos, generosos y afables. La penúltima noche, en la propia sede de la Biblioteca 1868 se disfrutó de una hermosa y fructífera velada de poesía, en la cual unieron sus voces Lucía Muñoz, excelente conductora, Reynier Rodríguez, Juan Eduardo Bernal y Juan Lázaro Besada, quienes leyeron numerosos poemas y regalaron a los asistentes lo mejor de sus creaciones. Un momento singular lo constituyó una actividad en un barrio, durante la cual se presentó el libro Martí. Eros y mujer. Revisi- tando el canon otra vez, de Mayra Beatriz Martínez, con la asistencia de numeroso público y de los participantes del Coloquio. Durante el desarrollo del evento, la constante presencia de los directivos de la editorial provincial, quienes prestaron su valioso concurso para el éxito, fue una nota de colorido. Además, la Biblioteca acogió, al mismo tiempo, un evento de Bibliotecología, lo que propició, durante los yantares comunes, un diálogo fluido entre los participantes de ambos eventos. Una vez más, Bayamo probó ser un territorio fecundo para los intercambios intelectuales que buscan un mejor conocimiento de nuestra cultura e historia. La ciudad, limpia y acogedora, abrió sus puertas y el corazón de sus habitantes a quienes intervinimos en este banquete de la inteligencia y puede sentirse orgullosa de los resultados. Palabras aparte, un obligado reconocimiento para Teófila Acea, la infatigable presidenta de la Filial Provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Granma. Su energía y preocupación, unidas a una simpatía personal contagiosa, fueron factores decisivos para el exitoso desarrollo del Coloquio. Los que participamos, nos aprestamos ya a trabajar para el del año venidero, que será dedicado a la figura del escritor José Soler Puig. Bayamo no es solamente la cuna de la nacionalidad cubana. Lo es también de la simpatía, el buen humor y la afabi- lidad. Estar en ella, recorrer sus calles, hablar con sus habitantes, es respirar un amor por Cuba que la hace singular. No importa viajar a ella en un confortable avión, en un ómnibus interprovincial, o en coche; lo realmente valioso es conocerla, respirar sus aires de acendrada cubanía, intercambiar con sus investigadores, escritores y habitantes, vivir a plenitud ese amor raigal que nos compromete más con nuestra patria. Este Coloquio de Literatura hace cierto el apotegma martiano “Pensar es servir”, porque durante su celebración pensamos juntos en Cuba, ayudando a su engrandecimiento. Gracias, Bayamo, por acogernos con tanto cariño. Tú nos ayudas a nutrir nuestro compromiso con la patria, su historia y su cultura. Los investigadores Miguel Antonio Muñoz López y Mayra Beatriz Martínez 6 LA CAMPANA JUNIODE 2015 UNA MIRADA AL FESTIVAL AL SUR ESTÁ LA POESÍA Gustavo Ramírez Vargas Rafael Martínez Árias El festival literario Al sur está la poesía, despunta en su mayoría de edad al cumplirse los primeros 23 años de existencia. Más de cinco centenares de poetas y artistas han renovado la vitalidad de un encuentro que destaca, no por la breve participación de escritores foráneos que le confieren la condición de internacional, sino por la organización y efectividad con que se ha cumplido el programa, sellado desde sus inicios en tres días y cuatro noches saturadas de la mejor lírica de la Isla. Al sur está la poesía, ha dejado de pertenecer al grupo Sur y al municipio de Pilón para convertirse en un festival de la poesía universal, a pesar de la tan llevada y traída fatalidad geográfica y de la escasa divulgación que durante años ha tenido este vital intercambio cultural entre pobladores y poetas, entre el hombre común y el arte de los versos. Así, ha despegado definitivamente hacia el lugar promisorio y luminoso donde siempre debió estar, en su calidad de primer evento que llevó la poesía hasta los sitios más insospecha- dos y logró que los habitantes de las comunidades más modestas se identificaran con ella y sus autores. La edición anterior logró influencias positivas entre los poetas visitantes (nacionales y extranjeros), lo que asegura una definición especial del evento que lo ubica en un estadio inmediatamente superior sin que el brillo de las estrellas nos impida ver el cielo. El homenaje a poetas de las provincias orientales avala una trayectoria de comprensión, de experiencias, y la sumatoria de decantaciones que propician al festival un compromiso con la literatura, la poesía y los habitantes de las comunidades, destinatarios de un proceso positivo para la colectividad. Soy juez y parte de un espacio que durante dos décadas se ha movido entre afinidades y detracciones. Por ello expongo de manera pública los mecanismos que a veces movieron el Festival en sentido circunstancial, romántico y hasta doloroso. Sin embargo, haber sobrevivido significa que hemos logrado legitimar la poesía en la comunidad. Hoy, Al sur… ha jerarquizado sus espacios y con la contribución de las autoridades políticas y culturales se ha reorganizado y reconstituido como un espacio cultural de Granma, que inició su despegue internacional con la complicidad de quienes han visualizado la verdadera utilidad de la poesía. Poetas invitados al Festival Internacional de La Habana participaron en ediciones anteriores del Al Sur está la poesía LOS HOMENAJEADOS Gustavo Ramírez Vargas Carlos D. Montejo Matamoros Todos los días hay una historia que contar. De los seres humanos, los árboles y hasta de los hoteles del sur. Historias sencillas de los que viajan de barrio en barrio hasta que se encuentran con El Poeta, mirándolo como el maestro a Margarita. Te ven con ojos de carnicero, de capitán o de cualquier hijo de… vecino que se pregunta ¿para qué sirve tener un poeta en el barrio?, que además se llama Gustavo, que viaja todos los días en los mismos camiones, se junta con gente extraña y después con los poetas que vienen al Festival todos los años, porque dicen que él también es culpable de su existencia y su vigencia, y se ha propuesto llevar el himno de la poesía a todos los sitios de este pueblo. Por eso este año le harán un homenaje, porque alguna vez soñó ser poeta, periodista y maestro, hasta que se inventó un espacio del sur en el que pudiera navegar con otros remeros del verso y se construyó esta barca de sueños en la que siguen bogando los hacedores de la poesía acústica o doméstica, como la calificó el poeta Pablo Armando Fernández. ¿Qué puedo decir?...soy uno de los homenajeados. Gustavo Ramírez Vargas Carlos Esquivel Guerra (Elia, 1967). Poeta colombiano de Las Tunas que en nuestro país, en el espacio que la literatura le reserva a los escritores para ser conocidos y reconocidos, ocupa un gran sillón. Todos saben quién es, pues camina avalado por la publicación de una veintena de títulos como resultado de su prolifera producción literaria. Celebrado también por sus notables epigramas (que le han provocado no pocas contrariedades) causándole también regocijo y paz interior. Este poeta de la “guerra” y de la “irreverencia” asegura que Dios nació en la cama seis /a las once menos cuarto. A nosotros, los que no podemos concebir un poema épico y trascendente, nos satis- face que existan esos epigramas y este poeta que por otra parte es el amigo que deseamos tener para que nos cuente ¿Por qué siempre habrá una mina? Poeta de estatura gigantesca, apareció entre los del sur a finales del pasado siglo XX y su empatìa con los organizadores le granjeó el derecho de retornar cada año a encontrarse con el paisaje cálido de Pilón y con los poetas que hacen posible cada una de esas ediciones. Por eso, cuando festejamos la edición XXIII, será homenajeado como uno de los que más ha contribuido a la consecución de este Festival de la poesía y de los poetas. Carlos Esquivel Guerra 7 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 CHEVO NUESTRO: Y CARCAJADA A RITMO DE PENSAMIENTO Rafael J. Rodríguez Pérez Di Dlbert Reyes Rodríguez Los cubanos tenemos fama universal de personas alegres. Y esa verdad desanda por el mundo habitando en canciones, en leyendas o en versos, pero, sobre todo, en el calor humano de estos seres de Isla, cuya sangre mestiza supo reconcentrar las profundas esencias del continente blanco, del continente negro y la magia poderosa del mar. De esas sabrosas confluencias nació “la mezcla perfecta”, tal como reza el slogan del célebre aguardiente Mulata. Por cierto, basta mirar a una de esas bellezas criollas para saber que los cubanos, más que aparentarlo, merecen ser felices. La mayoría lo intenta. Por eso nos agarramos al humor, combatiéndolo todo a carcajadas. El haber aprendido a reír, haciendo guasa de las miserias propias, es un signo inequívoco de la sabiduría cubana. Esos saberes exclusivos convergen aquí, y se dispersan o recaen, casi puros, sobre algunas personas. Admiramos y amamos a aquellos que nos hacen reír, volviéndonos la vida más ligera. Ello explica, sin derecho de réplica, el hechizo y profundo cariño, sobre todo en su pueblo natal, hacia aquel que se catalogara a sí mismo como un “traficante del humor”: Raúl Eusebio Gutiérrez Saborit, conocido por todos como Chevo, un hombre tan modesto y genial que no tuvo que salir de Niquero para alegrar corazones cubanos, a lo largo y ancho de una Isla que aprendió a respetarlo a través de su arte, su innegable talento y su probada calidad humana. En sus caricaturas vive Cuba; a veces jocosa y preocupada, otras irónica y desnuda, pero jamás vendida o derrotada. Tener entre nosotros todavía, con sus ochenta años cumplidos, a este genio risueño y perspicaz, resulta un privilegio. Que me recibiera en su casa, en el mismo lugar donde nació en un febrero de 1935, y tan cerca del mar que se pueden escuchar sus suspiros, se ha convertido para mí en un timbre de gloria. Chevo tiene cara de indio taíno. Habla bajo y sentido; y en la forma sencilla de su boca descubrí de inmediato la clásica expresión del jodedor criollo, pero con un donaire y una fineza natural que apenas se puede describir. Fluidos, como los trazos de sus propios dibujos, se desgranan los chistes de su boca, y es una fiesta oírlo, enlazando sucesos con una inteligencia que se afina y florece ante los ojos. He aquí un ejemplo: a un comentario mío, al estilo de la “vida esta dura”, me respondió en el acto: “joven, eso ya no es problema: para ablandarla nos dieron las ollas de tres válvulas.” Eso es arte del bueno. ¿Quién lo duda? Mi risa sorprendida acalló por un rato los suspiros del mar. En la nariz ganchuda y el brillo lejano de los ojos percibí también, nítidamente, la férrea voluntad del ser humano y del artista que lucha contra una enfermedad que lo desgasta: Mal de Parkinson. Pero él no se desalienta ni se rinde. Para empezar, no deja de crear. Me confesó, como quien dice un verso milagroso con palabras sencillas, que cuando se concentra para pintar el temblor de las manos se detiene, la mente se despeja y el corazón se alinea con la pluma. De esa magia resuelta y cotidiana nace al menos una obra diaria. Chevo ama a Niquero. Solo una vez, muy joven, intentó abandonarlo para probar suerte en la capital. Pero en aquella época “la República estaba hundida en Eusebio Saborit (Chevo) muestra sus caricaturas la miseria. A los diez días volví, y no me quedaron más ganas de emigrar.” Antes de la Revolución y de convertirse en lo que es: uno de los más destacados humoristas gráficos cubanos, Chevo ejerció varios oficios, entre ellos limpiabotas, zapatero, panadero, retranquero del Central Azucarero y chofer. Paso a paso, con la misma paciencia de las olas caribes que lo vieron crecer, Chevo nutrió su vocación creadora: ese “vicio” tremendo de pintar. “Desde niño me encantaban las caricaturas. Veía muchos “muñequitos” que venían en suplementos de periódicos de la época, entre ellos El mundo y El diario de la Marina. También influyó mucho un primo mío que dibujaba. Era analfabeto, pero sus creaciones eran maravillosas. Tenía el don, y yo lo admiraba mucho. (…) Con la Revolución, empezaron las oportunidades. Salieron convocatorias gráficas. Participé y gané. Así empecé a colaborar, en algunos por más de treinta años, con revistas y periódicos cubanos como Verde Olivo, Palante, Bohemia y La Demajagua, publicando también, esporádicamente, en medios de México, Alemania, Francia, Bélgica, Japón, Turquía e Italia, entre otros.” (…) Así, Cuba fue conociendo a Chevo, pues obtuve algunos galardones y participé en varias exposiciones y salones, dentro y fuera del país. Una vez, incluso en un lugar tan lejano como Turquía, estuvieron mis obras expuestas. Nunca pude viajar a ninguno de esos sitios, pues debía financiarme, y no tuve con qué. Eso no me amargó en lo absoluto. Creo que logré lo principal: la gente me quiere y valora mi obra. Eso me da una gran satisfacción. Logré publicar dos libros, Humor Chevo (2001) y La vida en risa (2005), ambos por ediciones Bayamo. Hace poco, algún amigo hizo por ahí la cuenta, y pasan de cuarenta los premios y mencionen que avalan mi trabajo… Pero el mejor regalo es, y seguirá siendo, el respeto y cariño de la gente.” Este es Chevo, un gigante creador que pinta y sueña en su natal Niquero, del cual ha sido declarado Hijo Ilustre. Un pueblo musical y alegre como pocos, abrazado a su mar, del cual me dijo el poeta amigo Alexander Besú, citando unas palabras que le oyó al propio Chevo: “San Antonio de los Baños es la capital del humorismo cubano, porque Niquero queda demasiado lejos.” De esa savia se alimenta el Maestro, de esa alegría, reparte, con ese amor, transfigurado en arte, nos ayuda a vivir, a puro pensamiento y carcajada. 8 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 LA MAGIA DISTINTA QUE NECESITA LA CUBA INTRINCADA Osviel Castro Medel Carlos D. Montejo Matamoros Es seguro que el mago Ampudia no llegue a tener nunca la misma cantidad de seguidores que el supertelevisado David Copperfield, ni la espectacularidad de Harry Houdini (1874-1926), aquel famoso escapista que logró zafarse miles de veces de camisas de fuerza, cadenas con candados, esposas y ataduras de cuerdas. Sin embargo, César Reyes Ampudia —su nombre completo— pudiera darse en el pecho o en el sombrero, porque practica de abril en abril otro tipo de magia, aquella que late sin trucos en comunidades, barrios, hogares que luchan todavía contra soledades largas y olvidos lamentables. Sucede que, por idea suya, decenas de magos, payasos y malabaristas de distintas provincias cubanas se van cada año a caseríos y poblados rurales de la llanura del Cauto, a sacar palomas y estrellas de la chistera para regalárselas a sus humildes pobladores, quienes siempre han deseado una chispa de diversión que les espolee la vida. Ese proyecto liderado por Ampudia y apoyado por las autoridades de Río Cauto y de Granma desde 1991, que ha sido cobijado con el nombre de Magia de abril, nos describe al pequeño cuya mirada se encandila frente a la actuación del ventrílocuo que aun no había visto por la televisión, porque en su barrio descampado la corriente eléctrica todavía llega por una planta y en esas horas nocturnas ese niño generalmente está durmiendo. Nos describe la sonrisa pícara de la joven que vio desaparecer y aparecer el sombrero soleado de su esposo, el mismo que durante los días de Magia... se apartó del trago con que a menudo pretendió engañar el cansancio nacido de la siembra del arroz y el aburrimiento tradicional. Pero Magia de abril desnuda, también, cuánta fuerza poseen el arte y la cultura, motores capaces de estimular a los que se desganaron alguna vez porque no arreglaban el camino; o porque el consultorio aun no tiene dentro todo lo que se idealizó; o porque el círculo social ya no funciona como antes. Viendo cuánta alegría consiguen despertar los que actúan en Magia... uno aquilata mejor el alma de esos magos, cuyos mensajes esporádicos en ocasiones superan el papel de algunas instituciones, que no llegaron a esos lugares, vencidas por el acomodo, la rutina, la justificación de la lejanía… Mirando las secuelas encomiables de ese evento comunitario —que este año fue desdichadamente recortado—, y el ardor que despierta en niños y jóvenes de nuestra «ruralidad» más intrincada, uno percibe LA CULTURA EN EL TIEMPO Ogsmande Lescayllers La cultura cubana surge del nexo entre la naturaleza y el hombre. Su origen se pierde en la noche de los tiempos, cuando los primeros pobladores llegados al archipiélago, dejaron sus huellas sobre la tierra, o sacudieron la primera rama que hallaron a su paso. Ese acto, aun sin caracterizar, marca el comienzo de la acción creada, consciente o inconscientemente, por aquellos que a lo largo del tiempo fueron delineando nuestro modo de pensar y actuar; nuestra forma de ser y ser vistos; de observar y ser observados, de mostrarnos, ante los ojos de los demás, como lo que somos: una nación mestiza sobrevenida de la mezcla entre aborígenes, españoles, africanos, franceses, chinos y, en fin, todo un espectro racial de acrisolados elementos. Nuestra identidad, nos la dio la tierra. Está marcada o signada por los olores, colores, calores, sabores y la exuberancia del Caribe; todos ellos conforman la hibridación de lo que en nuestra lengua podíamos llamar un delicioso ajiaco, compuesto por los mejores ingredientes de la especie humana. La elaboración de objetos devenidos de la mano del sujeto creador, o la fecundación de obras útiles o lúdicas, que servían y sirven como indicadores, para, desde una perspectiva histórico-dialéctica mostrar el grado de desarrollo alcanzado por los distintos grupos o colectividades humanas, que en eras sucesivas se asentaron en el territorio, nos dan la medida de cómo fueron los individuos que pasaron por aquí en otros tiempos. El largo y lento período conocido como Comunidad Primitiva, del cual tenemos muy pocas evidencias gráficas, y escaso conocimiento de cómo fue su evolución en el archipiélago, no invalida la realidad de su existencia, ni deja de ser menos interesante que otras etapas de las que tenemos abundante material informativo, y como ha de colegirse, sobrada información. La acción o gestación cultural de un pueblo o nación, no se mide por el número o la calidad de esta. En la cultura, independientemente de la obra que se nos muestra, prima también su espíritu. De ahí que, en la huella, por lo general, podamos encontrar formas y fórmulas que, intencional o metafóricamente, nos revelan un mundo de cosas. El primer acto cultural sobre la tierra surgió con la aparición del primer César Reyes Ampudia que hacen falta muchos más intentos como este pues la Cuba anónima y profunda que con regularidad no desemboca a los medios de comunicación requiere oxigenarse espiritual y materialmente con mayor frecuencia de la que han impuesto las circunstancias. Y se llega a la irrebatible conclusión de que esa Cuba intrincada, que solo puede soñar con realizarse en el socialismo, necesita que nos esforcemos más y mejor por ella aun cuando acariciarla y examinarla suponga quijotadas. Se sopesa la huella de Magia de abril y uno piensa —poniendo a un lado las enormes diferencias— en las dimensiones humanistas del proyecto de Silvio Rodríguez por los barrios habaneros, de la Cruzada teatral en las montañas de Guantánamo, de la Guerrilla de Teatreros por lomas y llanos de Granma… Y al final termina viajando al apotegma de Martí que vincula de modo indisoluble la libertad y la cultura. Al final se aplaude hasta el infinito ese otro tipo de magia y uno queda con el deseo de que permanezca más allá de la actuación de una noche o una tarde roja, más allá de la añorada primavera de abril. hombre y, con este, los horizontes cifrados en la memoria de la humanidad, de la que extraemos cada día, tesis, teorías o conclusiones diversas. El origen y evolución de la Cultura Cubana no es distinto ni ajeno al procedimiento de las demás culturas del mundo. Quizás, el ritmo de su crecimiento y la praxis de su desarrollo, sean los que la hacen distinta a la de otros pueblos del planeta; pero el hecho que la identifica como cultura, sigue la misma trayectoria de todas las demás. Su acontecer es como el de la vida: gestación, nacimiento, acción y muerte. Desde luego, allí donde hay valores auténticos, la realidad tiende a perdurar o eternizarse en la memoria de los hombres y en el tiempo. No sólo hacemos la cultura. La cultura también nos hace a nosotros. De esa acción reflexiva y dialéctica surgen los valores o patrones que nos caracterizan; los que marcan o cifran nuestra identidad como ciudadanos, pueblo, o nación. Lo diverso en la nuestra, como en cualquier otra cultura sobre la tierra, son las manifestaciones, los géneros y, hasta cierto punto, las herramientas con las que se labora. El pensamiento, en tanto fluir de ideas, puede ir delante o detrás, generalmente por razones tecnológicas o por imperativos sociológicos de orden económico, pero el acto creador al no tener fronteras, puede aparecer y florecer en cualquier parte, ajeno al maniqueo de las instituciones o los apadrinamientos de orden político y mercantilista. La Cultura Cubana, como cualquiera otra en el mundo, se origina y va dirigida, por diversos canales a las masas: lector, espectador, oyente y receptor. Aunque a en ocasiones vaya en volantas, abandonada por las instituciones y los hombres, porque, en determinando momento, solemos olvidarnos de nuestro olvido. Nuestra raíz, como nación, está formada por un crisol de pueblos, por lo general devenidos de otras partes. Cada alma llegada a esta tierra traía con ella el germen de su cultura y, al aclimatarse e interrelacionarse con la aquí existente, la asumió o fue asumida, hasta formar, mediante un largo proceso de gestación y decantación de valores, la esencia de lo que es. Lo que nos identifica culturalmente como nación no es el hecho de haber sido aborigen, español, africano, u originarios de otras latitudes geográficas. Nuestra esencia y razón de ser nos las da la tierra: los ecos y las voces que venimos escuchando desde el vientre de nuestras madres. El aire que respiramos y la luz que, además de la del sol, obtenemos en prenda de la naturaleza, la idea que de ella se tiene, y que recibimos como legado. Villa Claudia, Cádiz, España 9 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 OPINAR, SÍ; ¿POR QUÉ NO? VUELTA DE CAMPANA Y CRITICAR TAMBIÉN DE a la adulonería. ¿Cómo se sentiría la seño X a sabiendas de que su niña no marca dentro de los parámetros europeos de belleza que nos han inculcado? Si usted no tiene nada que decir, mejor, muérdase la lengua, decía un maestro mío de la secundaria básica. Honestamente, creo en la sinceridad y en la transparencia, pero sé que es difícil ser transparente cuando muchos pretenden vivir de la adulonería y hacen suyo el síndrome avestruz ante las cosas mal hechas y creen, como esta ave, que el mundo va a cambiar o que nada le va a pasar si se oculta bajo tierra, pero lo cierto es que el efecto boomerang también funciona contra ellos. Hace solo unos días conversaba con un colega del arte. Me hablaba de varias cosas que, según él, andaban mal. Cuando le dije que planteara sus preocupaciones en el lugar indicado, me dijo de golpe: “¡Y que me machaque el macartismo!” Me quedé estupefacto con aquello. Seguí pensando y me decidí a preguntarles a varias personas sobre ese criterio y, lamentablemente, fueron muchos los que pensaban igual e incluso me hablaban de una lista negra que no era oficial, pero que según ellos se creaba en la mentalidad de los jefes que veían amenazados sus intereses o sus puntos de vistas “irrefutables”. Creo que quien tenga buen sentido y buenas intenciones no debe eludir, jamás, la crítica, y el que no los tenga, tampoco, pues cualquier opinión nos alerta o enriquece. ¿No se percatan los criticados que pueden hacerse mejores a sí mismos tanto en la vida como en las labores si aprenden a escuchar? Sé que a veces es duro entregarte a un trabajo con las mejores intenciones y que venga alguien de afuera a decirte luego que eso es de una forma o de otra. Hoy estamos rodeados de males que traen consigo la modernidad y las necesidades. La modernidad tienta a algunos hasta el punto de convertirlos en seres atados al consumo bajo cualquier condición, sea decorosa o no. Hay quienes son capaces de traicionarse a sí mismos y olvidan el camino de la rectitud, olvidan que “el que busca ser recto y leal, encuentra vida y honor. A veces, el honor no está en una medalla ni un diploma o un reconocimiento público, sino en la satisfacción del deber cumplido con honradez. Entréguese a su trabajo con pasión y escuche a los demás. Las necesidades, por otro lado, traen consigo una serie de problemas más diversos. Uno de ellos es el de poner a dirigir a personas de buena voluntad en lugares que no son los adecuados para ellos y de ahí las imprecisiones y descalabros. Otra cara de las necesidades se da desde lo económico: un grupo que por dinero le vende el alma a lo que sea; incluso personas que son aparentemente justas o que desean o dicen serlo, se dejan llevar por la tentación del dinero y viven una doble vida: la vida moneda, o sea, de dos caras. Hace unos meses, escuché a un amigo decir que no todo el que asiste al culto es buen cristiano y eso me dio una luz para estas reflexiones, pues comencé, a pesar de mi edad, a ver otras cosas de mi medio. Nunca se ha vivido suficiente como para haberlo visto todo. En el camino de la crítica usted se encuentra con quien dice que usted no es nadie para criticar porque usted no sabe nada de eso, sin dejar siquiera que el zapatero mire al menos los zapatos. Otros están cometiendo un error y no sé si por pasión o por testarudos, si alguien se le acerca a sugerirles algo o a hacer cualquier crítica noble, se deshacen en justificaciones. De ese modo, el que fue de buena fe a sugerir, se aparta, jamás habla del asunto y el error crece. Y si el Jefe no es conocedor de la materia, el error se propaga por inocencia o ignorancia. Nos acostumbramos al disparate y hacemos del error parte de nuestra cultura cotidiana. Sobre la justificación, la prostitución y el carácter hay una buena frase: tómela y propáguela. Es cierto que hay cosas que duelen mucho, como bien dice usted, Director, pero es que los que están para ayudar a curar esas dolencias son los que, a veces, se suman al síndrome avestruz. Unos porque les gusta la loa, otros porque están involucrados en los males que trae consigo el dinero, y los otros… por ignorancia. Si de verdad existiese el macartismo en estos predios, que me pongan en la lista, pero no me voy a quedar callado cuando piense que estoy denunciando males que afectan a todos. Como dice el proverbio: “Vale más hombre sabio que hombre fuerte; vale más el saber que el poder…” Compañero director: a mí también me resulta muy difícil no opinar. Lo único que le deseo es que lluevan artículos sobre el tema, al extremo que no le quede espacio para publicarlos; aunque estén en contra de lo que digo: quisiera escuchar a los demás. Nuca es tarde para aprender. EL QUE HABLA ÚLTIMO… de los jugadores pasan el balón inadvertidamente, como lo más natural del mundo. No son todos los que guardan el papelito en su bolso y miran con sentimiento cuando otro lo lanza. Y digo mira porque si se atreve a decirle algo a un cooperante de la antihigiene, ese sujeto es capaz de comérselo o de ignorarlo como a un insecto. ¿Pero, adonde han ido a parar los cestos para basura que proliferaban en la ciudad? Sarcásticamente, un amigo me comentó: se fueron para Santiago… La situación no está dada por la cantidad de recursos que le den a un gobierno u otro; la situación es otra… la inconstancia, la insensibilidad y como hubiese dicho un viejo amigo manzanillero: la falta de fijador. Él siempre decía que los cubanos no teníamos buen fijador porque en Cuba no había ballenas para obtener el ámbar gris y que por eso actuábamos con “arrancada de caballo viejo”, cada vez que nos daban un fuetazo. Me resisto a creer en esa teoría y pienso que nos afecta la falta de sistematicidad de algunos dirigentes en preservar lo bueno que le deja su antecesor. La sistematicidad del jefe. Las obras de arte que un día colmaron la ciudad han ido deteriorándose y la mano de los depredadores ha contribuido a ello, y no pasa nada. Ya usted puede entrar a un restaurante y ver a personas semi-vestidas, con un escándalo ensordecedor. No creo que el hecho de ser mujer exima a algunas, por muy agraciadas y bien dotadas que estén, para entrar en calentico y chancletas a un restaurante, o a un hombre, por mucho calor (o dinero) que tenga, en camiseta. Ese es un acto de irrespeto. Es curioso: usted va a la Plaza de la Patria en las noches de sábado, a comer al aire libre, como en picnic, y las personas andan con tremendo derroche de elegancia. ¿Será que el que está al revés soy yo? ¿Adónde se han ido los agentes del orden e inspectores que velaban por la belleza y la armonía? Hay cosas que no se pueden dejar a la espontaneidad. Deje su propia casa a la espontaneidad a ver qué pasa… Aquellas personas gritando de una esquina a otra, aquellos asediadores que no dejan avanzar al turista por la calle, aquellos carteles de mal gusto hechos como dios pintó a perico, los establecimientos desabastecidos en horas tempranas, la grosería y la chabacanería en algunos gastronómicos… todo eso es triste. Recientemente pude presenciar a una mujer dándole un escándalo a otra en medio del Paseo con los improperios y las palabras obscenas más rebuscadas y soeces que se hayan escuchado. Fue frente a la llamada tiendecita de la merma. No conozco la razón de semejante show de anticultura ciudadana, con derroche de chusmería. Lo cierto es que todos pasaban, miraban, comentaban bajito… pero ni un agente del orden público. Diga usted ¿qué le habría pasado al ciudadano común que hubiese tratado de interceder? Los granmenses, y sobre todo los bayameses, somos referente eterno de la nación cuando de patriotismo se habla. Un día no muy lejano fuimos orgullo de la nación como referente cultural y culinario, gracias al trabajo que entre todos hicimos. ¿Por qué permitir que la abulia de algunos y la haraganería de otros, conjuntamente con la insensibilidad de unos pocos, hagan que todo eso se pierda? Esta es mi opinión. Por aquí también va nuestra cultura. No sé si me contestará el director u otra persona, pero estoy convencido de que esta no será la última palabra. Juan Ramírez Martínez Opinar, a mi juicio, no tiene nada que ver con criticar, aunque a veces las fronteras de ambas posiciones se cruzan y hay que ser muy juicioso y responsable para poder ajustarse a uno de los dos conceptos. La opinión y la crítica pueden ser artífices de la mejoría humana si son bien intencionadas. Del mismo modo pueden ser nocivas si se cargan de malevolencia y de otros males que desgraciadamente conviven en el alma de muchas personas. Pues bien, acepto el reto y voy a opinar sobre la disyuntiva que ofrece como conflicto nuestro director editorial. Hace un tiempo atrás, mi nietecita de siete años de edad llega de la escuela y me dice: “Abuelo, que hipócritas son las personas mayores.” Le pregunto por qué y ni corta ni perezosa añade: “Hoy, cuando esperaba a mi mamá, llegó la de una niña de mi aula y estaba allí la seño X con su hija y la madre de mi amiguita le dijo: “¿Esa es su hija? ¡Ay qué linda!” Y siguió diciendo cosas. Los niños que estábamos allí nos quedamos mirando porque la niña es fea, abuelito, fea…!” Esta anécdota pinta de cuerpo entero la forma en que comenzamos a sembrar valores negativos en los infantes gracias Juan Ramírez Martínez El que habla último, generalmente, es el Jefe, sea en el trabajo, en el núcleo familiar o en cualquier tipo de agrupación humana, pues en la sociedad tiene la responsabilidad de concluir o dar la orientación final luego de haber analizado los diversos puntos de vista de los que le antecedieron en la palabra. Esto no siempre se presenta así, pero es lo más común. Traigo a colación estas observaciones porque acabo de descubrir otra: ser director de una revista de polémicas te da la oportunidad de tener y escribir la última palabra, lo digo por experiencia propia. Sin embargo, es satisfactorio saber que te pueden dar una próxima oportunidad para continuar con el debate, y sobre todas las cosas, poder constatar que esas contradicciones han generado pensamiento social y desarrollo en los lectores. Si no está usted al tanto de los antecedentes de este trabajo le invito a leer la sección A vuelta de campana, de nuestra publicación del mes de marzo 2015. En materia de crítica el mundo es muy rico, y de opiniones, más todavía. Por esa razón no voy a seguir hablando de la cultura de las extravagancias ni nada por el estilo pues persisto e insisto en mis ideas. Dejo a mi director con su última palabra y lamento desilusionar a los lectores que esperaban una “contrarréplica”. Esas cosas que dije fueron catalogadas como extravagantes en el pasado siglo XX, hoy él y quizás también usted, si es joven, las miran, como jóvenes al fin, desde la óptica del Siglo XXI y les parecen irrisorias porque no las sufrieron. En fin, hoy deseo hablar de otro asunto: de “dinamitación” de culturas emergentes y ojalá que hoy tampoco tenga yo la última palabra. No sé por qué razón a muchas personas les cuesta trabajo reconocer públicamete el esplendor estético que tuvo la ciudad de Bayamo hace unos años atrás, e incluso mencionar el nombre de quien fuese el artífice de esas obras (solo intelectualmente, porque todo lo hizo el pueblo) se convierte como en una especie de tabú que hasta yo estoy hablando de él sin mencionarlo, igualito que como decía mi abuela: “¡Santísimo, muchacho, no menciones eso”! Olvidamos la máxima martiana que nos advierte que honrar, honra. Nadie es igual a nadie ni puede tener las mismas capacidades de otros, eso está claro. Pero sí debemos honrar y tratar de preservar lo bueno que se haya hecho en beneficio del pueblo. Tal vez hoy no tengamos ni produzcamos la misma cantidad de recursos, pero se trata de preservar, conservar, proteger lo hecho. En el periodo que menciono, indudablemente, nuestra cultura sufrió un cambio para bien. ¿Qué nos queda de la cultura que se generó en Granma, especialmente en Bayamo? Hoy veo con tristeza como se han ido perdiendo los hábitos de limpieza en la ciudad. En el paseo se ven residuos de comida, latas de refrescos, de cervezas, papeles y demás cosas convertidas en pelotas de fútbol, y la inmensa mayoría 10 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 RESPETO AL ARTE DE LAS NARICES ROJAS Héctor Luis Leyva Cedeño Desde los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo ya nuestra isla era una plaza casi obligatoria para las temporadas que ofrecían importantes compañías circenses de América latina y otras partes del mundo, lo cual fue un motor impulsor para la proliferación de esos pintorescos personajes conocidos como payasos. Tras el triunfo revolucionario y la creación de las escuelas de arte y la escuela nacional de circo, este oficio, que parecía condenado a una existencia nómada y miserable, se revaloriza, y los payasos son tratados como verdaderos artistas. En los últimos tiempos hemos sido testigos de un resurgir de este arte, para bien de las tablas cubanas y muy especialmente para goce del público infantil. Actualmente la mayoría de las agrupaciones de teatro para niños tienen en su repertorio algún espectáculo de clowns. Pese a las carencias, muchos de nuestros actores han logrado devolverles a sus personajes el colorido y la visualidad de antaño en cuanto a vestuario y maquillaje. El boom de los payasos no es solo apreciable en el ámbito escénico, también se les puede ver animando fiestas infantiles y en todo tipo de centros o actividades recreativas que involucren a los pequeños. Hasta aquí nada nuevo, estos cómicos se ganan el pan de manera más o menos igual a sus antepasados desde los tiempos de la Grecia antigua. Miles de años han servido a los comediantes, arlequines, bufones y trotamundos para perfeccionar una técnica, una presencia, y por qué no, una ética que han sabido legar celosamente a través de generaciones hasta nuestros días. No pocos actores que dedicaron su vida a esta modalidad han dejado constancia en sus memorias del nivel de entrega y sacrificio requeridos para dominar el arte de las narices rojas: Joe Jackson jr, importante artista circense expresó en una ocasión: “Mi padre hizo el mismo número durante cincuenta y cinco años, yo llevo haciéndolo cuarenta y nueve…y tengo la sensación de que el número lo estoy aprendiendo ahora.” Siento que esta tradición se rompe cuando personas sin ningún tipo de vocación o sensi- bilidad y casi siempre motivados por fines económicos, hacen un mal uso de ella, en ocasiones desconociendo totalmente las más elementales técnicas de animación y acciones lúdicas. Los antipayasos son, a mi juicio, aquellos que aun cobrando como si pertenecieran a la nómina del Circo del Sol, brindan pobres “espectáculos”, en los cuales, en lugar de interactuar a través de adivinanzas, trabalenguas, juegos tradicionales y canciones infantiles, se deleitan haciendo chistes de mal gusto, burlándose y ridiculizado a alguien del público, o haciendo la famosas competencias de baile de reggaeton. En todas las épocas han existido pésimos intérpretes o imitadores, culpables en gran medida de la coulrofobia (miedo a los payasos) que sufren algunas personas, especialmente los niños pequeños. Por eso es responsabilidad de los adultos conocer de antemano el buen desempeño de sus contratados. En la actualidad, pareciera que muchos se creen con la capacidad de estar en los zapatos del payaso. Varios programas de televisión han adoptado al personaje como un imán de teleaudiencia sin que el actor sepa o pueda explotar al máximo las potencialidades que este le brinda. Clowns fuera de contextos, sin justificación ni dramaturgia que terminan siendo, en el mejor de los casos, animadores o locutores disfrazados. Lo mismo sucede en nuestra realidad más cercana con activistas del deporte y la recreación, magos, músicos y escritores, quienes con buena intención pero sin aptitudes se escudan en el colorido traje solo para asegurarse la asistencia y atención del público hacia sus actividades. ¿Resultado final? Niños decepcionados por la incapacidad del intérprete, que se marchan insatisfechos ante “payasos” que solo saben cantar, leer, o hacer pequeños trucos. “Zapatero, a tu zapatos”: los niños intuyen que un buen payaso es en sí mismo la conjunción de muchas disciplinas, y de muchas artes mezcladas con exactitud y, sobre todo, con buen gusto. PREMIAN EN JIGUANÍ CONCURSO NACIONAL DE PLÁSTICA INFANTIL Esteban Rivero Fajardo Con la presencia de las principales autoridades culturales de la provincia, y cientos de niños participantes, fueron dados a conocer en Jiguaní, su sede habitual, los premios y menciones de la vigésima edición del Salón Nacional de Plástica Infantil De donde crece la palma. El certamen, que este año recepcionó miles de obras nacidas del sentimiento infantil hacia José Martí, rindió homenaje al más universal de los cubanos en el aniversario 120 de su caída en combate, en Dos Ríos, Jiguaní. Durante la ceremonia, en el Parque de la Revolución del municipio, fueron entregadas 15 menciones correspondientes a los tres niveles competitivos. Por segundo año, mereció reconocimiento Alejandro Frías Coma, niño de 9 años de edad y estudiante de tercer grado de la Enseñanza Especial, del granmense municipio de Río Cauto. Por su parte, fueron premiados Kevin Hernández Rodríguez, (Matanzas) Liszt Quezada Reyes, de Bayamo y Sofía Perdomo Gutiérrez (Matanzas), de 4, 6 y 8 años de edad, respectivamente. De 9, 10 y 11 años, y en ese orden, también recibieron premios; de Holguín, Yenifer Santos Fonseca, Flavio Espinosa Pérez (Villa Clara), así como Yenifer Iznaga Cruz, de Santi Espíritus. Los restantes premiados y entre las edades de 12 a 17 años, fueron Daniel Padrón Díaz (Pinar del Río), Dariel Victoria Gonzáles, (Mayabeque) y Antonio Quintero Lambert, de San Antonio del Sur, Guantánamo. Entre los pioneros que recibieron mención, destacó la jiguanicera Liadné Villalobos Espinosa, de 9 años de edad. El Salón Nacional de Plástica Infantil De donde crece la palma, es el más importante concurso de su tipo en la Isla, y vio la luz en 1995 como parte de las actividades por el centenario de la caída combate de José Martí. La idea original partió de Feliciano Escobedo Batista, director de la galería municipal de arte Benito Granda Parada, sede permanente del evento. 11 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 EFRAÍN SOCARRÁS: PINTAR UNA ILUSIÓN, ESCARBAR EN UN SUEÑO Ogsmande Lescayllers Cuando uno se encuentra por las calles de Bayamo, la Ciudad Monumento Nacional, con Efraín Socarrás, ni remotamente se imagina cuántos universos confluyen en su cabeza. Cuántos mundos dispares y diversos se enhorquetan debajo de sus tupidas cejas, ni hasta dónde sus pasos y su imaginación han ido penetrando sobre el lienzo. Socarrás pinta los imaginarios cotidianos. No se siente huérfano ante Portocarrero o Wilfredo Lam y piensa que Rembrandt, Goya o Gauguin les son tan válidos como Picasso o Dalí, de los cuales cree no tener nada, pero eso sí, algo le debe a todos. Humilde, franco, sincero, siempre preocupado por lo que hace, por lo que está haciendo o por lo que quiere hacer. Sueña, como todo artista, por ese gran día de su obra, no el suyo, que según él ya es bastante haber nacido en esta isla y, sobre todo, ver sus primeras luces en esta insurrecta y genuina ciudad de Bayamo, donde cada rincón le es propicio al creador para plasmar su arte. A mis preguntas, que van en búsqueda de la complicidad, responde taxativamente como si todo lo tuviera meditado anticipadamente. De la misma forma que se expresa con el pincel lo hace con la palabra, de ese connubio milagroso de la expresión le viene el conglomerado de obras que lentamente me va mostrando y dialogando sobre ellas como hace un padre con sus hijos. — ¿Por qué pintor? —Porque es la mejor forma de expresarme, de ir formateando paulatinamente mi existencia. — ¿Cuándo llegó Socarrás a la pintura? — Desde que nací. — ¿Se puede nacer siendo pintor? —Sí. —Explíqueme eso. —Aunque uno no lo sepa, la magia y la lógica de los sentidos te van diciendo lo que eres o serás en la vida, pero el hecho de ser te hace diferenciar entre una realidad real y una realidad plástica o aparente. Aunque para mí ambas cosas son lo mismo, porque de un modo u otro se complementan. — ¿Cuáles son tus temas plásticamente hablando, si es que los tienes o los prefieres? —Cualquier tema me sirve siempre y cuando me motive. — ¿Pero imagino que tendrás alguno o algunos de tu preferencia? —En realidad mi tema preferido es la sociedad, y digo sociedad porque de una u otra forma abarca la cuestión humana, es decir, el rastro de sus huellas: las marcas que deja en el tiempo, sus sueños, la diversidad de sus sentimientos. Creo que sin sentimientos, nobles y puros, el hombre sería un fracaso. —Usted es graduado de San Alejandro, toda una institución. Háblame un poco de su trayectoria y sus profesores. —Fue todo un batallar, pues desde que tengo uso de razón he ido aprendiendo las diversas formas de expresar mis sentimientos. Desde casa, mi bella escuelita primaria, mi abrupto barrio, mi conglomerado familiar, la vocacional de Bayamo, San Alejandro en La Habana, Tejada en Santiago de Cuba y, sobre todo, las oportunidades que he tenido en mi camino: he bebido en la sabia de grandes maestros. —De todas estas escuelas, ¿ cuál fue la más provechosa para usted? —San Alejandro, sin dudas; porque me dio la oportunidad de conocer un mundo docente muy diferente y óptimo para mí. Lo demás fue algo complementario para mis intereses artísticos. — ¿Qué es para Efraín Socarrás la técnica? — La considero el medio, la herramienta que nos permite expresarnos a nuestro antojo. — ¿Si no existiera el pincel ni el lienzo con qué y en qué pintaría? —Con lo que sea, sobre la tierra, incluso en el aire. — ¿Dónde le gustaría exponer tu obra? —Donde haya mayor publicidad. — ¿Cuándo me habla de publicidad se refiere al público, a la promoción, o a la propaganda? —Considero que la obra está hecha para ser vista y dialogar con ella. Para ser observada, criticada y, como es natural, expuesta y consumida. Un museo es un contexto grandilocuente, lo mismo que una galería, salvando las funciones de ambos, pero también estos sitios suelen ser fríos, encajonados, incómodos; y la obra debe bailar, reinar a su antojo. En estos tiempos los medios nos permiten abarcar una mayor cantidad de receptores capaces de observar o no lo que uno hace. Los detractores también son parte de ese juego. —Usted fue durante muchos años profesor de Artes Plásticas. ¿Cómo ve, en la actualidad, esta manifestación de las artes en la provincia Granma? —Hasta hace poco fue buena, pero las cosas han cambiado y no para bien. En la actualidad tenemos un gran bache. No se cuidó lo alcanzado años atrás. A las cosas hay que darles seguimiento porque de lo contrario ocurre lo que está ocurriendo hoy. — ¿Cuánto tiempo dedica a su obra? —No es medible. Yo mismo no sé del tiempo que dispongo para ello. — ¿Cómo se promociona? —Esa es una ardua y triste labor. Siempre ha sido un reto en mi trayectoria artística, pero me da fuerzas para seguir en busca de esa lejana lucecita que, presiento, algún día alcanzaré y haré mía. — ¿Le interesa el llamado Mercado del Arte? —Sí. — ¿Por qué? —Porque me permite vivir, aunque eso no me demuestra en absoluto la integridad de una obra ni de su autor. Cierto es que la historia nos ha demostrado que muchas de las grandes obras universales han sido por encargo o algo parecido y se mantienen desafiantes y victoriosas a pesar de algunos ingenuos detractores. — Qué influencias cree oportunas en su obra. —Creo que de cualquiera. Eso no me atormenta. Es parte de la realidad de la vida. Simplemente llega. Se impone y la acatamos queramos o no. — ¿Qué espera del mañana, plásticamente hablando? —Que me sigan oyendo aunque ya no exista. CRUCIGRAMA DE LA GRAN ARQUITECTA “Ahora la gente vive en casas grandes, con puertas, ventanas… pero hace miles de años los hombres no vivían así… ” José Martí Yamey González Escalona Como arquitecta de su propia casa se enfrenta al mundo la camagüeyana Legna Rodríguez Iglesias con una colección de poemas escogidos por ella y que el azar convierte en mole prominente. A ellos tendremos que acudir para conocer las interioridades de una mujer descarnada, sin temor a lo profano ni a la “autodestrucción”. Hay quien dice que autores como Legna Rodríguez, olvidan que la poesía responde ante todo a los principios de la belleza y la armonía. No creo buena idea discutir acerca de los presupuestos estéticos de la actualidad, sobre todo porque existe una gran incertidumbre alrededor de estos temas, pero sí quiero exponer mi opinión acerca de la poesía, sí, la poesía de Legna Rodríguez Iglesias. La armonía no se encuentra solo en el decir, ni en el cómo, sino en la consonancia con una filosofía de vida y con un momento histórico-social. La verdadera poesía siempre será bella, aunque el autor decida escribirle a una carroña o a Buster Keaton, que busca por el bosque a su novia: una verdadera vaca. Encuentro en los versos de La gran arquitecta una profunda ironía hacia la sociedad y los tiempos que corren; también la convicción de que siendo efímera la vida y la huellas humanas sobre la tierra, la poesía ha de servirle, al menos, para eructar su abulia, su propensión al descaro y al desparpajo lingüístico. Hay rebeldía en los versos de Legna, fiel exponente de una generación que creció con intervalos de periodos que siempre han sido especiales y en los que la literatura pasó del miedo a la incertidumbre y ahora a la discusión encarnizada sobre cualquier asunto: el sexo, las políticas, la moral, la realización personal y profesional. Se nos proponen textos que trascienden las inquietudes personales y que ironizan acerca de los grandes temas de la literatura y de la sociedad cubana actual. Mi enemigo es imperialista —comienza como una burla el poema Los enemigos— donde claramente trasluce esa realidad signada por las relaciones políticas con el capitalismo que tanto han coqueteado con la vida de generaciones de cubanos. El miedo de cualquier mujer/es enamorarse de su enemigo —concluye el mismo texto, que no puede considerarse “subversivo”, sino válida analogía de la coyun- tura política actual con las relaciones entre las mujeres y la naturaleza masculina. Imagino a la autora rompiendo los cánones de mujer que medita con el filo de sus versos y su exposición personal: lo necesario para mostrar su filosofía de vida en la que si tuviera que ser un hombre, sería una mujer, y si tuviera/ que dejar de ser/ todas las cosas del mundo/ para ser algo de otro mundo/ sería una mujer. Una mujer que piensa, que ve más allá de su nariz y a la que ni el tiempo, ni los avatares de la cotidianidad podrán arrancarle la felicidad de tenerse a sí misma, el peligro de encontrar un novio hembra, o el descaro de masturbarse con su dedo preferido antes de salir a enfrentarse a un país que se mete en todo, hasta en su sopa. En mi opinión —facultada por un amor entrañable hacia la literatura— es válida la visión de la irreverente Legna, así como el tempo, el ritmo y hasta la insolencia natural del verso libre. Cada escritor —como cada lector— tiene la posibilidad y el derecho de afiliarse a la corriente literaria o de pensamiento que prefiera; valorar como inferior o errado lo que no comprende, decir de ello que carece de armonía o de belleza siempre será una falta de tacto y de respeto hacia la obra ajena. Quizás, nadie pensó que la poesía tomaría estos rumbos que propone la autora, como tampoco Martí podía calcular cómo serían las casas del futuro, solo es cierto que según pasa el tiempo todo debe cambiar, Mi casa —dice Legna— es un hombre/ mi casa es una mujer/ tanto uno como el otro son mi casa/ el tiempo y el espacio…mi casa es mi vida/ y mi muerte…// Con esta definición todo el género humano comienza a vivir dentro de ella y viceversa. Precisamente con el poema La casa, abre Legna el sendero de esta notable selección, galardonada con el premio Wolsan-CubaPoesía 2013. Con él, se borran los espacios para contradecir o ignorar a una creadora que, sin dudas, es la gran arquitecta de sí misma y de sus versos. 12 LA CAMPANA JUNIO DE 2015 De Primera COLADA Destacada investigadora, historiadora, ensayista y profesora cubana. Ostenta numerosos premios y condecoraciones, entre ellos la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2010. Actualmente es historiadora de la Ciudad de Santiago de Cuba. Sonia Virgen Pérez Mojena, primera secretaria del PCC de Granma, reconoce a la destacada intelectual Olga Portuondo Zúñiga Entrevistador: Domingo Cuza Pedrera Carlos D. Montejo Matamoros Nací en Camagüey. Toda mi familia por parte de madre es de allá. Al año y medio me llevaron para Santiago de Cuba, donde he vivido el resto de mi vida; así que más que camagüeyana soy santiaguera. Mi papá es de una familia santiaguera muy antigua que llegó al Oriente cubano en el siglo XVII, formando un clan muy fuerte y numeroso que fue posesionándose económicamente. El papá de Omara también es de Santiago, igual que Serafín Portuondo, José Antonio Portuondo, Fernando Portuondo, Octaviano Portuondo, todos son historiadores. Al parecer, hay algo con este apellido que propicia el estudio y conocimiento de la historia. Empecé a estudiar en una escuelita de paga. Después me llevaron a un colegio bautista cerca de mi casa, pero era muy rigurosa y me escapaba. Tenía 5 años y no estaba acostumbrada a esa disciplina. En esa escuela conocí a Frank País. Recuerdo que en una ocasión conversó y me habló sobre la importancia del estudio. Luego me pusieron en un colegio donde no podía escaparme, tenía un rigor militar y me llevaban y traían en guagua. Este colegio era de los hermanos Ibarra, que venían de la herencia de los Bosch, grandes educadores santiagueros. Después del triunfo de la Revolución cerraron los colegios privados. Hice el quinto año de bachillerato en el Instituto de Segunda enseñanza y al terminar matriculé Letras. En el año 72 iba a estudiar Filosofía y Letras, pero se hace la reforma universitaria del año 72 y, afortunadamente, se crea la Escuela de Letras y la de Historia. Decido matricular esta última. En enero del 73 ingreso en la Universidad de Oriente. Antes del 59 eran los abogados los que estudiaban esta especialidad, pero la Revolución abre las puertas para que todos, incluidas las mujeres, pudieran estudiar la asignatura. (…) Muchas personas me han inspirado. Tuvimos muy cerca en aquellos años a grandes historiadores como José Luciano Franco, Julio Le Riverend y Manuel Moreno Fraginals, entre otros. Ellos nos enseñaron muchas de sus cualidades como historiadores; de hecho, Julio Le Riverend fue el tutor de mi tesis de doctorado. Era una gran persona. Fraginals nos enseñó que para ser historiador hay que saber escribir, aproximarse cada vez más a lo que hacen los literatos, ser más atractivos, sin que eso implique caer en la ficción. (…) Comencé a trabajar como profesora en la universidad siendo estudiante. Este año he cumplido 50 años de docencia. Inicié dando clases de Historia de la Antigüedad. Nunca me he arrepentido, porque me aportó una cultura extraordinaria en cuanto al comportamiento de los hombres. (…) En el centenario de la Guerra del 68 surgió la posibilidad de publicar unas cartas que había escrito un mambí a su esposa radicada en Jamaica. Ella era sobrina de Carlos Manuel de Céspedes. Ese fue mi primer trabajo y se volvió una gran experiencia. Luego salieron dos ediciones más, tituladas Cartas familiares. Aprendí muchísimo en el trabajo editorial junto a Ricardo Repilado, El Repi, como le decíamos. Realmente, al acometer cualquier investigación, no hay que tenerlo miedo al resultado. La verdad siempre es revolucionaria. Por ejemplo: cuando estaba escribiendo el libro de la Virgen de la Caridad muchas personas se acercaron para preguntarme por qué escogía ese tema, cuando habían tantos por investigar. Respondí sencillamente que quería investigar los primeros siglos para entender el proceso de formación de identi- dad nacional, pues, ¿por qué negar el papel aborigen? ¿Por qué trabajar la presencia africana solo en el siglo XIX? Hay que conocer todo eso para conocer el proceso de mestizaje. A veces surgen problemas con lo que se descubre, pues algunas personas se resisten a cambiar lo ya establecido, aun con la evidencia frente a los ojos. Un ejemplo de ello es el caso de Marcos Maceo, el padre de los Maceo, del que siempre se dijo había nacido en Venezuela, pero nosotros encontramos que en realidad fue en Santiago de Cuba, pues en la parroquia de Santo Tomás hallamos la hoja de servicio de Marcos, y allí explicita su lugar de nacimiento. El historiador, si lo es de verdad trabaja el pasado, pero siempre pensando en el presente y en el futuro. Nunca trabajará construyendo ese pasado en función de lo que tiene en su presente, pero no puede desligarse de él. Por eso subrayamos el hecho de que cada generación tiene su historia y su punto de vista en función de su presente, y lo que considera debe ser su futuro. (…) Estoy contenta de vivir esta época y de estudiar la historia para servir a mi generación en función de mi generación. Hoy tenemos que hacer un trabajo más elaborado, atendiendo a los instrumentos científicos actuales. Ello responde a que ha habido un cambio en la historiografía: no se trabaja exclusivamente la historia política, ni las grandes personalidades; sino que se hace a partir de elementos de antropología cultural, historia de la cultura, psicología y análisis sociológicos. Es complejo, pero si no lo hacemos las investigaciones pierden su valor. CAMPANEROS PERIÓDICO CULTURAL DE LA PROVINCIA DE GRANMA NO.47/JUNIO DE 2015 DIRECTOR Manuel Álvarez Vázquez DISEÑO ORIGINAL Kenia Caridad Guerra Vega DIRECTOR EDITORIAL Edgardo Hinginio DISEÑO Yauri Ginarte Aliaga EDICIÓN / CORRECCIÓN Rafael J. Rodríguez Pérez RELACIONES PÚBLICAS Lucy Milanés García REDACCIÓN Centro de Comunicación Cultural Ventana Sur General García 166 A, Esq A Luz Vázquez Y Moreno, Bayamo, Granma. SITIO WEB http:www.ventanasur.cult.cu TELÉFONO (23) 41-1112 IMPRESIÓN Poligráfico de Holguín (ARGRAF) E-MAIL [email protected]
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