BIOLOGÍA DE LA CREENCIA

Transcripción

BIOLOGÍA DE LA CREENCIA
actitudes
Lo que creemos
es lo que creamos
N
uestra realidad está condicionada por nuestras creencias. Dependiendo de dónde pongamos el foco y de las expectativas que
tengamos sobre lo que nos va a suceder, esos serán los límites entre los que
transcurrirá nuestra vida.
Lo que creemos crea nuestra realidad. Esto es un hándicap pero también una gran oportunidad, ya que si
no estamos satisfechos con el rumbo
de nuestra existencia, o con nuestras
relaciones con las personas y las cosas,
siempre estamos a tiempo de modificar
nuestras creencias y reinventar lo que
vivimos. Tal como reza un viejo dicho
oriental, si tú cambias, todo cambia.
Origen de las creencias
Buena parte de lo que creemos tiene su
origen en la infancia. Según la imagen
de nosotros mismos que nos dieron
nuestros padres, por ejemplo, hemos
llegado a construir lo que somos hoy.
Expresiones como «eres un desastre», «eres muy inteligente pero no te
esfuerzas», o la típica sentencia paternalista negativa «nunca llegarás a nada
en la vida», ejercen a menudo de profecías de autocumplimiento. Es decir,
una persona puede estar tan conven-
cida de que esas etiquetas que le han
colgado son verdaderas que, de forma
inconsciente, hace lo posible para que
se cumpla el oráculo negativo.
Así, el estudiante mediocre obtiene aún peores calificaciones, porque
es lo que se espera de él, o el joven poco dado a la gimnasia no se aventura
a practicar deporte alguno porque le
han convencido de que es un «negado». Como el cuento tradicional glo-
BIOLOGÍA DE
LA CREENCIA
El biólogo celular Bruce Lipton asegura que los genes y
el ADN pueden modificarse a
través de las creencias. En sus
propias palabras: «El mayor
obstáculo para conseguir el
éxito que soñamos son las
limitaciones programadas en
el subconsciente. Si nuestra
mente subconsciente fuese
programada con comportamientos saludables, tendríamos éxito en la vida sin
ni siquiera proponérnoslo».
sado por Jorge Bucay, en el que un pequeño elefante atado a una estaca no se
da cuenta, ya de mayor, de que podría
liberarse con suma facilidad, muchos
adultos siguen aferrados a las creencias
limitadoras de su infancia.
Del mismo modo, los niños y niñas que son alentados por sus padres
y educadores, independientemente de
su capacidad, desarrollan una autoestima que les permite alcanzar mayores
logros en la madurez. Siguiendo el llamado efecto Pigmalión, de pequeños
nos comportamos según lo que se espera de nosotros.
Y también de adultos. Diferentes experimentos en empresas han demostrado que los trabajadores que son percibidos como extremadamente capaces y eficientes logran un rendimiento
muy superior al resto.
Creer que podemos
Tomemos como ejemplo dos personas
jóvenes y de constitución fuerte. Una
de ellas se atreve a escalar una montaña elevada y disfruta con ello, mientras que la otra, por culpa de la ansiedad o de alguna fobia, se recluye en su
vivienda y tiene pánico incluso a cruzar la calle para ir al supermercado.
corbis/MASTERFILE
Nuestros pensamientos y expectativas vitales definen en gran parte
las cosas que nos suceden. Se diría que la mente es como un foco que
ilumina el trayecto que estamos siguiendo, entre los muchos posibles.
Por eso es bueno ganar perspectiva y elegir con amplitud de miras.
¿Qué diferencia a estas dos personas? Básicamente, lo que creen que
pueden hacer y la confianza en que
podrán adaptarse o no a las circunstancias. Y esa es la buena noticia, porque si logramos cambiar la emisora
mental que retransmite contenidos limitadores por otra que nos hable en
clave de posibilidades, la transformación se hará sentir.
El escritor y conferenciante Álex Rovira lo resume así: «Del mismo modo
que nuestras creencias pueden actuar como freno para nuestra realización, también es cierto que, en la dimensión contraria, pueden hacer las veces de trampolines
o de alas. Porque somos nosotros quienes
a partir de nuestras actitudes y creencias
construimos nuestras realidades. Es decir:
lo que creemos es lo que creamos. Es más,
por lo general, no sabemos de lo que somos
capaces hasta que lo intentamos, pero para intentarlo debemos partir de la confianza mínima para dar el primer paso.»
Desechar la información
de segunda mano
Este primer paso parece muy difícil si
se atraviesa un periodo de parálisis vital, pero cuando una persona realiza
ese «clic» en su conmutador de creencias, lo que parecía imposible de repente se hace posible.
Eva Sandoval, instructora de PsychK –un método para desactivar falsas
creencias–, sostiene que para dar ese
paso es esencial liberarse de lo que ella
actitudes
Cada vez que creemos en una posibilidad distinta,
un nuevo sendero se abre bajo nuestros pies.
MITOS SOBRE
EL CAMBIO
denomina «información de segunda
mano», que puede ser:
• La visión limitadora que tenían de
nosotros nuestros padres, maestros y
otras personas que han sido relevantes
en nuestra vida.
• Tópicos que se hallan en el inconsciente colectivo y que condicionan
nuestra vida, del tipo: «La vida es dura
/ La vida es así» o «Más vale malo conocido que bueno por conocer».
A estas ideas preconcebidas que vienen de fuera hay que sumar las propias
falsas creencias a partir de experiencias
pasadas, como la fábula del elefante y
la estaca. Todo este material es inservible y no está actualizado, por lo que lo
más conveniente es procurar ir eliminándolo de nuestra estructura mental.
Rob Williams, originador
del método Psych-K (descrito en su libro The Missing
Peace in your Life, editado
por Myrddin Publications),
destaca tres falsos mitos
que solemos alimentar
para no cambiar:
•la costumbre
«Si hace mucho que tienes una creencia negativa,
te llevará mucho tiempo
cambiarla.»
•la dificultad
«Modificar viejos hábitos
mentales es difícil e incluso
doloroso.»
•la causa oCULTa
«Tienes que conocer la
causa de un problema para
solucionarlo.»
Sin embargo, un giro
mental puede ser rápido
y espontáneo, una vez que
entendemos profundamente lo que necesitamos.
un giro de 180 grados
Eva Sandoval explica de este modo cómo puede hacerse: «Las creencias acer-
MASTERFILE
ca de nosotros mismos y del mundo que limitan nuestra vida están a menudo guardadas en el subconsciente. Son el efecto
acumulado de una vida de ‘programación’. Es importante entender que están
ahí porque un día nos fueron útiles. Tal vez
sirvieron, hace mucho tiempo, para modelar a nuestros padres pero a nosotros ahora más bien nos constriñen. Mediante la
conciencia empiezas a observar la creencia
y se obra el milagro: dejas de identificarte
con ella. Ahí empieza la transformación.»
El proceso que se desata a continuación es muy similar al que tiene lugar
en la infancia, al descubrir cómo se
conciben los hijos o quiénes son los Reyes Magos. Hay un antes y un después
de estos descubrimientos. De igual
manera, cuando se toma conciencia
de los prejuicios e ideas preconcebidas que han dirigido nuestra existencia hasta ahora, adquirimos una nue-
va visión sobre la realidad y de lo que
somos capaces de hacer. « Al cambiar
nuestras creencias limitadoras por otras
que nos favorezcan, recuperamos nuestro
poder personal y nuestro mundo da un giro
de 180 grados», concluye Eva Sandoval.
afirmaciones poderosas
Una vez hemos desactivado las creencias que nos limitan, llega el momento
de poner otras en su lugar que nos resulten útiles para la vida y nos ayuden
a alcanzar nuestros objetivos.
En su documental inspirador Crear
tu propia vida, Louise Hay y Wayne
Dyer explican cómo podemos modelar nuestro destino a través de un software interno de calidad que suponga
un impulso en vez de un freno.
La autora del famoso libro Usted puede sanar su vida parte de este principio:
«Hay que aceptar que con cada palabra
y con cada pensamiento definimos nuestro futuro, pues siempre estamos creando.
Y lo que estamos creando es nuestra propia
vida. En el momento en que aceptas esto
tan sencillo puedes empezar a crear lo que
quieres en tu vida. Tomas conciencia de lo
que no tienes y cómo contribuyes a ello.»
Las barreras mentales que nos ponemos tienen que ver con limitaciones
y negaciones. Por eso, si nutrimos la
mente con mensajes de signo opuesto,
alentamos su transformación.
Veamos algunas afirmaciones positivas que estos autores proponen para
generar un sistema de creencias plenamente constructivo:
• La vida es sencilla. Aquello que damos, lo obtenemos de vuelta.
• Doy las gracias por todo lo que me ha
sido dado. No me falta nada.
• Estoy al mando de mi vida. La mayor
parte de lo que me suceda dependerá de mí.
CORBIS
• Las posibilidades que me rodean son
infinitas. Únicamente debo prestar
atención y actuar.
• Sí, puedo hacerlo.
Según Louise Hay, «cada vez que al-
bergamos un pensamiento que nos hace
sentir mal, es un pensamiento desaprovechado. No solo supone una ocasión perdida de acoger un pensamiento positivo para
crear una vida que merezca la pena: también nutre la despensa de pensamientos
negativos que lastra nuestra existencia.»
Al asumir la responsabilidad sobre
nuestros pensamientos, elegimos dar
cabida a las emociones positivas y con
ello transformamos nuestra realidad.
existen muchos caminos
En el siglo xix estuvo en boga la literatura del realismo y el naturalismo. Esta última se apoyaba en la idea de que
el ambiente en el que crece un ser hu-
mano determina su futuro. Es decir, el
entorno social acota lo que podemos
ser, con lo que el hijo de una familia
miserable acabará sufriendo las mismas privaciones que los padres y cometerá errores parecidos. Esta visión
limitadora descuida un aspecto fundamental del ser humano: su capacidad
creativa. Tan cierto como que nacemos
en un lugar, con una familia y una situación económica determinadas, es
que a partir de esa herencia podemos
tomar innumerables caminos. La vida
no es una carretera de sentido único.
El neurólogo y psiquiatra Boris
Cyrulnik, un niño judío cuyos padres
murieron durante la Segunda Guerra
Mundial, divulgador de la resiliencia y
autor del libro Los patitos feos, sostiene
que de ningún modo aquello que hemos sufrido nos impide vivir de una
manera distinta. Podemos rebelarnos
contra una realidad que no nos gusta y crear otra que nos proporcione la
plenitud. Y esa creación empieza en
nuestra capacidad para imaginar otros
mundos posibles, incluso bajo las peores circunstancias.
Según afirma el propio Boris Cyrulnik, «Cuando lo real nos desespera, soñar
constituye un factor de protección (…).
Muy a menudo los huérfanos son inventores de mundos». Ante la adversidad,
tenemos derecho a soñar con los ojos
abiertos e inventar un nuevo escenario donde tenga lugar la vida que queremos llevar.
Trasladar esta nueva visión a la realidad dependerá de que nos demos permiso para vivirla. De hecho, cada vez
que creemos en una posibilidad distinta, un nuevo sendero se abre bajo
nuestros pies.
FRANCESC MIRALLES

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