Programa Inicia: La idea es buena, pero… Examinar el dominio de

Programa Inicia: La idea es buena, pero…
Examinar el dominio de los saberes mínimos que un profesor recién egresado debe tener
para ejercer es, sin duda, una buena idea, sobre todo por la heterogeneidad y disparidad
en la calidad de la oferta de formación docente y de incipientes procesos de regulación,.
La instalación de la iniciativa, sin embargo, ha sido menos nítida. Ha faltado claridad tanto
sobre su intencionalidad como sobre su implementación.
La premura por aplicar la evaluación hace recordar las antiguas “prueba sorpresa”,
destinadas, muchas veces, a aplacar el desorden y en son de castigo. ¿Es ese el espíritu
de este examen?
Por otra parte, el modelo evaluativo pone en el corazón los conocimientos y deja para
más tarde las competencias; el saber disciplinar y se diluye el saber pedagógico. Si bien
es necesario definir requisitos básicos para ejercer, existen también distintos modelos que
ofrecen respuestas diferentes a preguntas básicas como: cuáles son esos mínimos, quién
los define, dónde se aprenden y cuánto tiempo toma aprenderlos.
El instrumento es también discutible. Su base es el programa de asignación de excelencia
pedagógica que, como se sabe, evalúa profesores experimentados y premia a los buenos.
Quienes se inician, ¿pueden ser medidos con la misma vara que aquellos que poseen
trayectoria y experiencia?.
No hay evidencia empírica concluyente respecto de las fortalezas de este tipo de
evaluaciones ni de sus efectos; no es claro que predigan quién será mejor profesor;
tampoco que quienes la rinden con éxito vayan a tener mejores trayectorias laborales y
profesionales ni que sus alumnos vayan a aprender más y mejor. Finalmente, instalan la
duda acerca de la responsabilidad en la formación inicial docente: ¿quién es responsable
de que un egresado haya logrado, o no, determinados aprendizajes: el sujeto o la
institución donde estudió?
Marisol Latorre
Directora Escuela Educación
Universidad Alberto Hurtado
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