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01/07/2010 | 11:01
| Revista
Y a vos, ¿por qué te pusieron ese nombre? Este mes: Alcaraz.
¿La deformación del nombre de un lugar de España? ¿Un antiguo asentamiento
militar? ¿Un expedicionario que acompañaba a Juan de Garay? En esta edición, una
alcaraceña nos invita a recorrer distintas hipótesis del origen del nombre de su pueblo.
Misceláneas va haciendo camino al andar y, en la ruta, sin querer queriendo, suma amigos a
cada paso. Entusiasmada al ver las historias de los nombres de tantas localidades entrerrianas
que ya tuvieron su lugar en esta sección, Susana Kaiser de Ferreira quiso asegurarse de que su
entrañable Alcaraz también fuera protagonista y nos ofreció armar ella misma la nota sobre el
origen del nombre de su pueblo y varias cosas más. Con ustedes, entonces, la página
alcaraceña: "Cerrar los ojos y soñar con el ruidoso pitar de trenes que se expanden por todos los
rincones del pueblo, nos remonta a sus comienzos, orillando el siglo anterior, cuando las casas
por 1914 se iban acomodando a lo largo de las vías, que en su frío y pesado grito de progreso,
iban acarreando una esperanza hacia un futuro mejor. Los terrenos eran donados por un señor
Vicente Arrúa, acto que hizo reemplazar el nombre de Km. 27 por el de Pueblo Arrúa. En 1922
quedó inaugurada la estación de pasajeros y se reemplazó el nombre existente por el de
Estación Alcaraz que fue el que nos identificó por mucho tiempo. Alcaraz: existen diferentes
teorías acerca de este nombre. Algunos mencionan que se relaciona con un lugar de España,
llamado Alcalá. Otros, con la preexistencia en los alrededores de un asiento militar, lugar que
quedó grabado en la historia, ya que los gobernadores de Entre Ríos y Corrientes, Urquiza y
Madariaga, firmaron el Tratado de Alcaraz, en agosto de 1846. Quedó aquí reafirmado la
integridad del Pacto Federal, hecho que marcó el primer hito del camino recorrido para luego
llegar a la unidad nacional. A Alcaraz también se lo relaciona con un expedicionario del siglo XVI
que acompañó a Juan de Garay, Pedro de Alcaraz. Éste recorrió la provincia, en ese
entonces "El Entrerríos" y le da el nombre a la zona de influencia, arroyo y distrito. El pueblo tiene
2160 habitantes, un crisol de religiones, herencia de los primeros inmigrantes, que escaparon de
las guerras europeas, fueron atraídos por las grandes extensiones de tierra, empujados por el
dolor y el deseo de trabajar y prosperar. La Escuela Chacabuco N° 22, sombreada por la
alta arboleda, deja flamear la celeste y blanca al compás de un Alta en el Cielo. El Colegio
Secundario Tratado de Alcaraz le hace honor a su nombre, formando a los adolescentes. Una
avenida desde donde se puede delinear la Estación de Trenes, dormida en el silencio de sus
rieles. Las noches estrelladas, nos acompañan en los cálidos veranos, con su Club Unión
majestuoso, apasionante, lleno de glorias y recuerdos, el Festival de la Palma Caranday que nos
reúne con todo su despliegue de folclore, y un solo deseo… ¡Que crezcas!...
lentamente, con la fuerza de un gigante, pero que no pierdas el misterio de tus calles". Alcaraz
De Susana Kaiser de Ferreira los árboles se hamacan, sobre una hilera de sueños,
encuadernados en hojas, esparcidas por el suelo. La plaza acuna en su entraña la sombra, que
colma al pueblo, con esas siestas calladas demoradas de silencio. Con la avenida a su frente,
una reliquia en recuerdos, cuando apiladas valijas murmuraban sus secretos. Sobre la calle de
tierra, los caballos se emparejan, para ir acercando el carro, y detenerse en la iglesia. Se han
callado los ancianos, dueños de la historia vieja. Sólo se sigue creciendo sin hilvanar las
cadenas. Sobra un espacio en las vías, abandonadas al tiempo, y es ese grito de trenes, con el
que ya no despierto, sólo flamea en los aires, un distintivo travieso, que se convierte en la nube,
que va rociando los pechos. Sólo se van despegando de las miradas los hechos, para dejar
transformados, en olvidos los recuerdos.
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