Cáncer de riñón localizado - EAU Patient Information

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Cáncer de riñón localizado - EAU Patient Information
Información a pacientes
3
Español
Cáncer de riñón localizado
Los términos subrayados figuran en el glosario.
Si a usted le han diagnosticado un cáncer de riñón
localizado su médico puede recomendarle tratarlo
con una nefrectomía parcial, nefrectomía radical,
vigilancia activa, ablación con radiofrecuencia
o crioterapia. Cada técnica tiene sus ventajas
e inconvenientes. La elección del tratamiento
dependerá de su situación individual.
En esta sección se describen las distintas opciones
terapéuticas, que podrá discutir con su médico.
Aquí se recoge información general, que no
necesariamente se ajusta a sus necesidades
específicas. Además tenga en cuenta que la situación
puede cambiar de un país a otro.
a otras partes de su cuerpo. Puede tratarse de un
estadio I ó II, dependiendo de su tamaño (Fig 1 y 2).
suprarenal
aorta
riñón
ganglios
linfáticos
fascia renal
¿Qué es un cáncer de
riñón localizado?
El cáncer de riñón localizado se refiere a un tumor que
se encuentra localizado en el riñón, sin extenderse
vena cava
tumor menor
de 7 cm
vena renal
uréter
Fig. 1: Un tumor de riñón de estadio I es un tumor de
hasta 7 cm, limitado al riñón.
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suprarenal
vena cava
tumor mayor
de 7 cm
aorta
riñón
gánglios linfáticos
fascia renal
vena renal
uréter
Fig. 2: Tumores estadio II están limitados al riñón, pero son mayores de 7 cm.
Términos que puede utilizar el médico:
• Cirugía conservadora de nefronas: Es otra manera de referirse a la nefrectomía parcial.
• Cirugía abierta: Es un procedimiento quirúrgico en el cual el cirujano corta la piel y el tejido para tener
acceso directo al riñón.
• Cirugía laparoscópica: Es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva en la cual el cirujano no
necesita cortar a través de la piel y el tejido, sino que inserta los instrumentos a través de pequeñas
incisiones en el abdomen.
• Sistema quirúrgico robótico: Un instrumento que ayuda a los cirujanos en la realización de la cirugía
laparoscópica. El cirujano controla en instrumento robótico con unos mandos de control remoto.
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Opciones de tratamiento
La mejor opción de tratamiento de un tumor de riñón
es la extirpación quirúrgica.
El tumor de riñón localizado se puede extirpar
tanto mediante una nefrectomía parcial como una
nefrectomía radical. Ambos procedimientos se
pueden hacer por cirugía abierta o laparoscópica. Y,
a su vez, la cirugía laparoscópica se puede hacer con
la ayuda de un sistema quirúrgico robótico.
Mediante la nefrectomía parcial sólo se extirpa el
tumor, dejando intacto el resto del tejido renal sano.
Esta técnica se emplea siempre que sea posible.
Si no es posible quitar el tumor y dejar el resto del
riñón intacto su médico le recomendará realizar una
nefrectomía radical. Ello significa que se quitará el
riñón en el que está situado el tumor, junto con el
tejido que lo envuelve.
En algunas ocasiones la cirugía puede no ser la
mejor opción. Puede ser por edad, o por tener
otras enfermedades, por ejemplo. Si el tumor
tiene menos de 4 cm su médico puede proponerle
realizar vigilancia activa. En esta opción su médico
le programará un calendario de visitas para vigilar el
tumor. Si el tumor continúa creciendo usted puede
precisar algún tratamiento adicional. En ese caso la
terapia ablativa puede ser una buena opción.
Estos son algunos de los temas que debería
comentar con su médico cuando estén decidiendo su
estrategia terapéutica:
• Su historia médica.
• Si hay casos de cáncer de riñón en su familia.
• Qué hay que tener en cuenta si tiene usted
únicamente un riñón.
• Si su función renal es normal, o está previamente
•
•
•
•
•
alterada por otras enfermedades como la
diabetes o la tensión arterial elevada.
Si tiene usted un tumor en uno o en ambos
riñones.
Los tratamientos disponibles en su hospital.
La experiencia de su médico. Pregúntele
sobre su experiencia con la opción terapéutica
recomendada.
Sus preferencias personales.
El apoyo que tiene usted para el momento del
tratamiento y durante la convalecencia.
La terapia ablativa puede realizarse tanto con
ablación con radiofrecuencia (ARF) o crioterapia.
El objetivo de estas técnicas es destruir las células
tumorales calentándolas (ARF) o congelándolas
(crioterapia).
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Nefrectomía parcial
La nefrectomía parcial es una técnica quirúrgica para el tratamiento del cáncer de riñón localizado. Está recomendada
siempre que sea posible. El objetivo es extirpar la parte del riñón afectada por la enfermedad, preservando la mayor
cantidad posible de tejido renal sano.
Para la realización de una nefrectomía parcial se necesita una anestesia general. Durante la intervención el paciente
se coloca sobre su costado o tumbado sobre la espalda, dependiendo de la localización y el tamaño del tumor.
¿Cómo se realiza una nefrectomía parcial?
En primer lugar se determina la localización exacta del tumor. Después se utiliza una pinza vascular en la arteria renal
para detener el flujo sanguíneo del riñón durante la intervención, para minimizar la pérdida de sangre. Se utiliza en
ocasiones hielo picado para descender la temperatura del riñón durante la intervención para prevenir daño producido
por la interrupción del flujo sanguíneo.
Una vez que el tumor ha sido extirpado, el cirujano realizará una sutura sobre la herida, y si es necesario aplicará
sustancias sellantes para prevenir el sangrado (Fig. 3).
riñón
vena cava
tumor
uréter
porta
Fig. 3: En una nefrectomía parcial se extirpa el tumor, preservando la mayor
cantidad posible de tejido renal sano.
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Si el tumor ha invadido el sistema colector del riñón
el cirujano puede precisar colocar un catéter doble
J para asegurarse de que la orina puede fluir por el
sistema urinario. El catéter se retirará cuando las
heridas se hayan curado, y el flujo urinario vuelva a
la normalidad. Esto puede tardar desde varios días a
semanas (Fig. 4).
Riñón
sistema colector
La nefrectomía parcial se puede hacer tanto por
cirugía abierta como laparoscópica.
uréter
La cirugía abierta es la cirugía de referencia para la
nefrectomía parcial. El cirujano realiza una incisión
en la pared abdominal para acceder al riñón y al
tumor directamente.
JJ-stent
La nefrectomía parcial laparoscópica es una
cirugía mínimamente invasiva. Durante este tipo de
procedimiento el médico inserta unos pequeños tubos
de plástico en su abdomen. A través de esos tubos el
cirujano introduce los instrumentos necesarios para
extirpar el tumor. Uno de esos tubos se utiliza para
introducir una cámara que permite al cirujano obtener
una imagen de alta calidad en un monitor (Fig. 5).
La cirugía laparoscópica se puede realizar también
asistida por un sistema quirúrgico robótico.
La cirugía laparoscópica generalmente permite una
recuperación más rápida que la cirugía abierta, pero
la técnica es bastante compleja, y su médico precisa
tener experiencia en este tipo de procedimiento.
vejiga
Para extirpar un tumor renal mediante nefrectomía
parcial la cirugía abierta y laparoscópica son
igualmente efectivas.
uretra
¿Cómo me preparo para la intervención?
Su médico le dará las recomendaciones precisas
y detalladas sobre cómo prepararse para el
procedimiento. No debe comer, beber, ni fumar desde
6 horas antes del procedimiento para prepararse para
la anestesia. Si toma cualquier tipo de medicamento
coméntelo con su médico. Puede que deba dejar de
tomarlo varios días antes de la intervención.
Fig. 4: Un catéter doble J es colocado para asegurar el
flujo de la orina a través del tracto urinario.
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guía
instrumento quirúrgico
Fig. 5: Durante la cirugía laparoscópica
el cirujano introduce los instrumentos
quirúrgicos a través de pequeñas
incisiones en el abdomen.
¿Cuáles son las secuelas del
procedimiento?
Habitualmente le darán el alta entre 3 y 7 días tras la
cirugía. Recuerde que la estancia hospitalaria puede
variar según los diferentes países. Después de una
nefrectomía parcial abierta puede que tenga dolor en
el costado durante varias semanas.
Recomendaciones para las primeras 4-6 semanas
tras la intervención:
• Beba entre 1 y 2 litros todos los días,
•
•
•
•
principalmente agua.
No cargue con nada que pese más de 5 kg.
No realice ejercicio intenso.
Comente cualquier medicamento que estuviera
usted tomando.
Si lo ha precisado, pregunte la fecha de la
retirada del catéter doble J con su médico.
Tendrá que consultar con su médico o acudir al
hospital en el momento que presente:
Puede leer más información útil para después de la
intervención en la sección Apoyo para el cáncer de
riñón localizado.
¿Cuál es el impacto del tratamiento?
La nefrectomía parcial es un procedimiento frecuente
para el cáncer de riñón localizado. Más del 95% de
los pacientes se encuentran libres de enfermedad
hasta 5 años después de la intervención. El beneficio
de tener dos riñones funcionando tras la cirugía
contribuye a la función renal global, y a la salud del
paciente en general.
¿Cómo se realiza el seguimiento?
Tras una nefrectomía parcial por cáncer de riñón
su médico planificará un calendario de visitas de
revisión. La frecuencia de esas visitas dependerá de
la clasificación del tumor extirpado (ver diagnóstico y
clasificación). El seguimiento dura al menos 5 años.
Algunas pruebas frecuentes en estas visitas son las
TC abdominales, las ecografías, las radiografías de
tórax, y los análisis de orina y sangre.
• Fiebre.
• Sangre en la orina.
• Pérdida de sangre o dolor intenso.
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Nefrectomía radical
La nefrectomía radical es una opción de tratamiento quirúrgico para el cáncer de riñón localizado. El objetivo es
la extirpación del riñón completo junto con el tejido graso que lo rodea. Esta cirugía se lleva a cabo cuando no es
posible extirpar el tumor y dejar parte del riñón intacto. Se recomienda en general para el cáncer de riñón en estadio
II, o para los tumores de estadio I en los que la nefrectomía parcial no es una buena opción. Mucha gente puede vivir
con un único riñón, sin mayores complicaciones.
Para la realización de una nefrectomía radical se necesita anestesia general. Durante la intervención el paciente se
coloca sobre su costado o tumbado sobre la espalda, dependiendo de la localización y el tamaño del tumor.
¿Cómo se lleva a cabo una nefrectomía radical?
Primero se determina el tamaño del tumor. Para evitar la siembra de células del tumor, el cirujano mantiene el riñón
cubierto por una capa protectora de tejido graso. El cirujano separa del riñón la arteria renal, la vena renal, y el uréter
(Fig. 6). Finalmente, el riñón es extirpado.
tumor
arteria renal “clampada”
vena renal “clampada”
riñón
uréter “clampado”
Fig. 6: El tumor es extirpado junto con todo el riñón.
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La nefrectomía radical se puede llevar a cabo
con cirugía laparoscópica. Durante este tipo de
procedimiento el médico inserta unos pequeños tubos
de plástico en su abdomen. A través de esos tubos el
cirujano introduce los instrumentos necesarios para
extirpar el riñón. Uno de esos tubos se utiliza para
introducir una cámara que permite obtener al cirujano
una imagen de alta calidad en un monitor.
Recomendaciones para las 4-6 primeras semanas
tras la intervención:
La cirugía laparoscópica generalmente permite una
recuperación más rápida que la cirugía abierta, pero
la técnica es bastante compleja, y su médico precisa
tener experiencia en este tipo de procedimiento. La
nefrectomía radical laparoscópica se puede realizar
también asistida por un sistema quirúrgico robótico.
•
La nefrectomía radical abierta puede ser recomendable
en algunos casos, o en aquellos hospitales en los
que la cirugía laparoscópica no esté disponible. En la
nefrectomía radical abierta el cirujano corta la pared
del abdomen para acceder directamente al riñón.
El procedimiento tiene una recuperación más larga,
con mayor riesgo de dolor o complicaciones tras la
intervención que la laparoscopia.
Para extirpar un tumor renal mediante una nefrectomía
radical, la cirugía abierta y la laparoscopia son
igualmente eficaces.
¿Cómo me preparo para la intervención?
Su médico le dará las recomendaciones precisas y
detalladas de cómo prepararse para el procedimiento.
No debe comer, beber, ni fumar desde 6 horas antes
del procedimiento para prepararse para la anestesia.
Si toma cualquier tipo de medicamento coméntelo
con su médico. Puede que deba dejar de tomarlo
varios días antes de la intervención.
¿Cuáles son las secuelas del
procedimiento?
Habitualmente le darán el alta entre 3 y 7 días tras la
cirugía. Recuerde que la estancia hospitalaria puede
variar según los diferentes países. Después de una
nefrectomía radical abierta puede que tenga dolor en
el costado durante varias semanas.
• Beba entre 1 y 2 litros todos los días,
•
•
•
principalmente agua.
No cargue con nada que pese más de 5 kg.
No realice ejercicio intenso.
Comente cualquier medicación que estuviera
usted tomando.
Si lo ha precisado, pregunte la fecha de la retirada
del catéter doble J con su médico.
Tendrá que consultar con su médico o acudir al
hospital en el momento que presente:
• Fiebre.
• Sangre en la orina.
• Pérdida de sangre o dolor intenso.
Puede leer más información útil para después de la
intervención en la sección Apoyo para el cáncer de
riñón localizado.
¿Cuál es el impacto del tratamiento?
La nefrectomía radical es un procedimiento frecuente
para el cáncer de riñón localizado. Alrededor del 95%
de los pacientes se encuentran libres de enfermedad
hasta 5 años después de la intervención. Dado
que tras la intervención queda un único riñón en
funcionamiento, existe un riesgo mayor de desarrollar
insuficiencia renal. La insuficiencia renal es a su vez
factor de riesgo cardiovascular.
¿Cómo se realiza el seguimiento?
Tras una nefrectomía radical por cáncer de riñón
su médico planificará un calendario de visitas de
revisión. La frecuencia de esas visitas dependerá de
la clasificación del tumor extirpado (ver diagnóstico y
clasificación). El seguimiento dura al menos 5 años.
Algunas pruebas frecuentes en estas visitas son las
TC abdominales, las ecografías, las radiografías de
tórax, y los análisis de orina y sangre.
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Vigilancia activa
La vigilancia activa es una forma de tratamiento para
el cáncer de riñón localizado en la que el médico
sigue activamente el tumor. Se recomienda si la
cirugía no es la mejor opción para usted, y cuando el
tumor renal es menor de 4 cm.
Esas opciones de tratamiento incluyen la cirugía para
extirpar el tumor o todo el riñón, o la ablación del tumor
mediante crioterapia o ablación por radiofrecuencia
(ARF). Algunos de los factores que pueden influir
para decidir la mejor opción terapéutica incluyen:
Algunas de las razones que pueden llevar a su
médico a desaconsejarle la cirugía pueden ser la
edad o alguna enfermedad que pueda hacer que la
cirugía sea peligrosa para usted. Para determinar si
la vigilancia activa es una opción su médico puede
recomendar hacer una biopsia del tumor. El tejido
tumoral obtenido mediante la biopsia es analizado
para asegurar que no es agresivo. Si el tumor
es agresivo y la vigilancia activa no es una buena
opción para usted, puede que se le recomiende otro
tratamiento.
•
•
•
•
Su edad.
Otros problemas de salud que pueda usted tener.
La localización del tumor.
El subtipo de tumor.
Si se decide la intervención, la nefrectomía parcial
debería ser la primera opción siempre que sea
posible. Durante esta intervención el tumor se extirpa,
pero el cirujano mantiene intacto tanto tejido sano del
riñón como pueda.
Si es usted un buen candidato para la vigilancia
activa su médico establecerá un calendario de
visitas estricto. En cada visita el urólogo le realizará
una serie de preguntas sobre cualquier cambio
importante en su estado de salud, le realizará un
examen físico, y comentará los resultados del análisis
de sangre. Antes de cada visita le realizarán una TC
o una ecografía de su abdomen para monitorizar el
crecimiento del tumor. Puede que le realicen también
una radiografía de tórax para evaluar los pulmones.
En la mayoría de los casos el seguimiento se realiza
cada 3 meses durante el primer año. Durante el
segundo año las visitas se realizan cada 6 meses, y
posteriormente una al año.
En términos generales los tumores renales pequeños
tienden a crecer lentamente, y en ellos el cáncer
rara vez se extiende a otros órganos. Si las pruebas
realizadas durante el seguimiento muestran que el
tumor está creciendo deprisa, o si usted desarrolla
síntomas que puedan sugerir que la enfermedad
está avanzando, su urólogo le recomendará algún
otro tratamiento.
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Ablación por radiofrecuencia
La ablación por radiofrecuencia (ARF) es una opción terapéutica para el cáncer de riñón. Utiliza el calor producido
por ondas de radiación de alta frecuencia para destruir las células del cáncer.
Estas ondas de radiación alcanzan el tumor a través de una aguja. Habitualmente la ARF se realiza a través de la
piel, y el médico utiliza la ecografía o una TC para guiar la aguja (Fig. 7). Se suele realizar una biopsia antes de
comenzar el tratamiento, con la intención de conocer el subtipo de tumor. Para este procedimiento se suele utilizar
anestesia local, aunque en algunas ocasiones se precisa anestesia general. La ARF se puede llevar a cabo también
mediante cirugía laparoscópica o abierta.
Su médico puede proponerle el tratamiento mediante ARF si usted tiene un tumor pequeño (menor de 4 cm), y la
cirugía no es una buena opción para usted. Esto puede ser debido a su edad o alguna enfermedad que pueda hacer
que la cirugía sea más peligrosa.
La ARF es un tratamiento efectivo y seguro para los tumores renales pequeños, pero existe el riesgo de que algunas
células tumorales permanezcan en el riñón después del procedimiento. Eso quiere decir que las posibilidades de
recidiva son mayores que tras la cirugía.
A pesar de que es un procedimiento seguro en general, existe el riesgo de complicaciones. Las más comunes
incluyen dolor alrededor de la zona tratada, y sensación de hormigueo o quemazón en la piel conocido como
parestesia. También puede haber sangrado, y en raras ocasiones se puede requerir transfusión sanguínea. Tras la
ARF puede haber fugas de orina que se acumulen alrededor del riñón. Durante el tratamiento el uréter, el bazo, el
hígado o el intestino pueden lesionarse.
Tras la ARF las revisiones se realizan cada 3 meses. En ellas una TC o una RMN se utilizan para vigilar el riñón y
descubrir a tiempo una posible recurrencia del tumor.
La ARF puede repetirse si es preciso, en caso de recidiva del tumor o si el primer tratamiento no ha sido exitoso.
aguja
tumor
riñón
Fig. 7: La ablación destruye las células tumorales por calor o congelación.
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Crioterapia
La crioterapia, conocida también como crioablación,
es una opción terapéutica para el cáncer de riñón.
Utiliza un gas licuefactado, habitualmente nitrógeno
o argón, para destruir las células tumorales
congelándolas. El gas licuefactado alcanza el tumor
a través de una aguja. Generalmente se realiza una
biopsia antes de comenzar con el procedimiento para
conocer el subtipo de tumor.
Tras la crioterapia las revisiones se realizan cada
3 meses. En ellas una TC o una RMN se utilizan
para vigilar el riñón y descubrir a tiempo una posible
recidiva del tumor.
La crioterapia puede repetirse si es preciso, en caso
de recidiva del tumor o si el primer tratamiento no ha
sido exitoso.
Habitualmente la crioterapia se realiza a través de
la piel, y el médico utiliza la ecografía o una TC para
guiar la aguja (Fig. 7). La crioterapia puede realizarse
también mediante cirugía laparoscópica o abierta.
Durante el procedimiento la temperatura del riñón
y los tejidos circundantes se monitoriza mediante
sensores térmicos.
Su médico puede ofrecerle crioterapia si tiene un
tumor pequeño (menor de 4 cm), y si la cirugía no es
una buena opción para usted. Esto puede ser debido
a su edad o alguna enfermedad que haga que la
cirugía sea más peligrosa para usted.
La crioterapia es un tratamiento efectivo y seguro para
los tumores renales pequeños, pero existe el riesgo
de que algunas células tumorales permanezcan en
el riñón tras el procedimiento. Eso quiere decir que
las posibilidades de recidiva son mayores que tras
la cirugía.
El procedimiento en general es seguro, pero no está
exento de complicaciones. Las más frecuentes son
el sangrado, con la sangre dentro del riñón formando
lo que se llama hematoma perirrenal. Durante
el tratamiento se puede lesionar el uréter, bazo,
hígado, o intestino. También se puede experimentar
parestesia alrededor de la zona tratada, que consiste
en una sensación de hormigueo o quemazón en la
piel.
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Apoyo para el cáncer de riñón localizado
Ser diagnosticado de cáncer tiene un gran impacto en su vida, y en las vidas de sus seres queridos. Puede
causar sentimientos de ansiedad, miedo o incluso depresión. Someterse al tratamiento para el cáncer es duro,
y puede afectar a su vida laboral y personal. Para encontrar apoyo consulte a su médico o enfermero. Ellos le
darán información de contacto con asociaciones de pacientes o de otras personas que puedan ayudarle con apoyo
emocional, o recomendaciones prácticas como consejos económicos.
Prepararse para la consulta
Prepararse para la consulta puede ser muy útil. Les
ayudará a usted y a su médico a resolver las dudas y
preocupaciones que pueda tener. Aquí tiene algunos
consejos que le pueden ser útiles:
• Escriba las preguntas que le gustaría hacerle
•
•
•
•
al médico. Le ayudará a recordar las cosas que
quiere preguntar. Además puede ayudarle a
organizar sus pensamientos.
Si es posible, trate de acudir a la consulta
acompañado. Es bueno tener a alguien con
quién discutir lo que ha dicho el médico, además
es probable que se recuerden más cosas.
Solicite información sobre su tipo específico de
cáncer.
Si el médico utiliza vocabulario que no entiende,
pida que se lo explique.
Dígale a su médico qué medicinas toma, y si toma
algún medicamento alternativa. Algunas de estas
medicaciones pueden alterar el tratamiento.
Tras la consulta usted puede:
• Buscar en Internet o en la biblioteca más
•
•
información sobre su tipo de cáncer. Tenga en
cuenta que no toda la información que se puede
encontrar es de buena calidad. Su médico puede
recomendarle alguna página web fiable.
Contactar con alguna asociación de pacientes,
que pueden ofrecerle información y ayuda.
Consultar con su equipo médico, y de ser
necesario su aseguradora, las posibles
consecuencias económicas de su tratamiento.
Pueden recomendarle personas o sitios donde
conseguir asesoramiento sobre su situación
financiera o cómo conseguir ayuda económica.
• Si lo desea, puede pedir una segunda opinión de
otro especialista.
Apoyo tras la intervención
En los primeros días o semanas tras la intervención
usted puede precisar ayuda con las actividades
cotidianas. Si tiene la posibilidad puede pedir a
amigos, familiares o vecinos que le ayuden con cosas
como traerle comida a casa, cocinar, limpiar, lavar,
y ocuparse del jardín. También puede preguntarle
a su equipo médico por información sobre ayuda a
domicilio profesional.
Tras la intervención es frecuente que usted
presente fatiga. Esto significa que se siente más
cansado de lo habitual, sin energía, con problemas
de concentración, y no mejora con el sueño. La
mayor parte de la gente experimenta fatiga desde
seis meses hasta un año tras la intervención. Para
combatir la fatiga usted puede:
• Escribir las cosas que le dan fuerzas, y darles
•
•
•
•
prioridad durante el día o la semana.
Conseguir ayuda para las tareas del hogar como
lavar, limpiar, o cuidar del jardín.
Echarse pequeñas siestas durante el día.
Mantenerse todo lo activo que sea capaz. Un
paseo corto cada día es mejor que uno largo una
vez a la semana.
Cuando planee actividades sociales como un
viaje o una visita tenga en cuenta que puede
precisar tiempo para descansar durante el día.
Coméntelo con su familia, amigos o cuidadores,
para que pueda planificarlo por adelantado.
Es importante avisarles de cuándo está usted
cansado.
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Seguimiento
Tras la intervención se revisará con su médico. En
esta visita se discutirán tanto los resultados de la
intervención como el calendario de seguimiento.
Solicite un plan de cuidados para que pueda saber
que tan frecuentemente va a tener que acudir a las
consultas, y qué clase de pruebas le van a realizar.
Todas estas cosas dependerán de las características
del tumor.
Escriba las preguntas que quiera hacer antes de la
visita. Por ejemplo:
• ¿Se ha eliminado el cáncer?
• ¿Voy a necesitar algún tratamiento adicional? Y,
•
•
si es así, ¿qué opciones se me plantean?
¿Qué pruebas me voy a realizar antes de las
visitas de seguimiento?
¿En qué manera me va a afectar a mi calidad de
vida el tratamiento y el cáncer de riñón?
Es importante que usted continúe acudiendo a estas
visitas. Durante ellas su médico vigila su riñón para
detectar a tiempo una posible recidiva. Es importante
también decirle a su médico si nota nuevos síntomas.
No dude en consultar con su equipo médico y
preguntarles por cualquier síntoma nuevo que
aparezca antes de la visita concertada.
Recomendaciones de estilo de vida
Es importante mantener un estilo de vida saludable
durante y tras el tratamiento. Debe tratar de realizar
ejercicio físico con regularidad. Encuentre alguna
actividad que le guste. Si tiene dudas sobre qué
puede hacer solicite a su médico que le remita a un
fisioterapeuta.
Trate de tomar una dieta equilibrada con frutas y
verduras a diario. También debería incluir alimentos
ricos en almidón, como el pan o las patatas, el arroz o
la pasta, y ricos en proteínas como la carne, pescado,
huevos, o legumbres. Intente disminuir la ingesta de
azúcar, sal, y grasas. Si tiene cualquier pregunta,
solicite a su médico que le remita a un nutricionista
o nutriólogo.
Procure dejar de fumar. Le ayudará a recuperarse
antes de la cirugía.
Apoyo psicológico
Tras la intervención usted puede estar preocupado
por su pronóstico, por el impacto del cáncer en su
situación económica, o por otros motivos.
Es frecuente preocuparse porque el cáncer vuelva a
aparecer. La mayoría de la gente a la que se lo han
diagnosticado, o sus seres queridos, se preocupan
por ello en algún momento. Si está preocupado
consulte con su médico y averigüe el riesgo de
recidiva del cáncer. También le puede pedir al médico
apoyo psicológico si siente la necesidad de hablar
con alguien. Las asociaciones de pacientes también
pueden ayudarle.
La cirugía y el tratamiento del cáncer pueden alterar
a su vida sexual. Es importante hablar con su pareja
sobre sus sentimientos. Hay muchas maneras en
las que se puede mantener una relación íntima. Si
no desea ser sexualmente activo se puede estar
uno junto al otro, tocarse, dar o recibir abrazos, y
sencillamente sentarse o tumbarse cerca del otro.
Durante el tratamiento usted estará alejado de su
trabajo. Hable con su jefe acerca de la mejor manera
de volver al trabajo. Puede que pueda hacer una
jornada reducida, o desempeñar un puesto nuevo.
Consulte las consecuencias económicas de
su tratamiento con su equipo médico. Pueden
recomendarle personas o sitios donde conseguir
consejos sobre su situación financiera o incluso
conseguir ayuda económica.
Si tiene problemas para volver a su vida normal,
o regresar a su trabajo, hable con su médico o
enfermero. Pueden ayudarle a encontrar el apoyo y
el tratamiento que precisa.
El diagnóstico del cáncer le puede hacer ver la vida
de otra manera, y puede que descubra que ahora
sus prioridades han cambiado. Esto puede afectarle
en su trabajo o en sus relaciones personales, y
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puede hacerle sentir desorientado e inseguro. Hable
con su familia y amigos, y tómese todo el tiempo que
necesite en este proceso. Si no se siente cómodo
hablando de estas cosas con la gente que tiene a
su alrededor puede pedir a su equipo médico que le
remita a un psicólogo. El psicólogo puede darle las
herramientas que necesita para enfrentarse con esos
sentimientos y ayudarle a encontrar los cambios que
quiere o necesita.
Apoyo para la familia y amigos
El diagnóstico de cáncer no sólo afecta al paciente,
sino que también afecta a la gente que hay a su
alrededor. Usted, como ser querido de una persona
con cáncer, le puede dar apoyo de muchas maneras.
En ocasiones incluso con cosas prácticas, como
encargarse de la lavandería, jardinería, o comprar
comida.
También puede ser de gran ayuda acompañar a
su ser querido a la consulta del médico. Puede
ofrecerse para llevarle, o para ayudarle a hacer las
preguntas durante la consulta. Estar ahí durante la
consulta también puede ser bueno. Usted puede
recordar cosas distintas, o fijarse en otros detalles,
que podrán comentar después. Usted también
puede preguntar al médico cómo puede afectar el
tratamiento a sus vidas en cuanto a los cuidadores y
los efectos psicológicos del proceso.
El diagnóstico y el tratamiento pueden ser
emocionalmente duros para todas las personas
implicadas. El tratamiento del cáncer es complicado,
y puede hacer cambiar su vida súbitamente. Las
preguntas sobre el pronóstico, los efectos del
tratamiento, o incluso la posibilidad de morir, pueden
surgir. Como amigo o ser querido usted puede estar
ahí para escuchar. No es preciso que tenga las
respuestas.
Si usted siente que necesita a alguien con quien
hablar consulte con su médico de cabecera o equipo
médico para conseguir apoyo. Las asociaciones
de pacientes pueden ofrecer también apoyo a
los familiares o amigos de la gente que ha sido
diagnosticada de cáncer.
Estas asociaciones pueden ayudar también en
materias más prácticas, como apoyo económico.
Testimonio de Trevor P. (Aberdeen, Escocia)
Hace 5 años, a la edad de 56 y con buena salud, acudí a mi médico de cabecera por un tema menor de
salud. Me indicó una ecografía abdominal, y casualmente encontró algo que no estaba bien en mi riñón
derecho. Resultó que yo tenía un tumor de 5.6 centímetros de diámetro. Menos de un mes después estaba
programado para que me hicieran una nefrectomía radical.
Debido a que leí todo lo que pude sobre mi enfermedad me sentí muy positivo durante todo el periodo hasta
la cirugía y lo que vino después. Me alegró mucho cuando el cirujano me confirmó que el cáncer se hallaba
contenido en el riñón, y que había sido completamente extirpado durante la intervención, por lo que yo ya
no precisaba más tratamiento.
La recuperación fue gradual en un principio. Probablemente pasaron unos tres meses hasta que volví a
sentir fuerzas, y un año hasta que me sentí de nuevo en forma. Y desde hace unos 4 meses he vuelto a
tener una vida normal de nuevo.
Información a pacientes - Cáncer de riñón localizado
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Esta información fue actualizada en Mayo 2014.
Este folleto es parte del paquete informativo en Cáncer de Riñón
de la European Association of Urology (Asociación Europea de
Urología, EAU). Esta publicación contiene información de tipo
general sobre esta enfermedad. Si usted tiene cualquier pregunta
específica de su condición personal, debe preguntar a su equipo
médico o cualquier otro profesional sanitario relacionado. Ningún
folleto informativo puede reemplazar una conversación personal e
individualizada con su médico.
La información contenida en este folleto ha sido producida por la
European Association of Urology (Asociación Europea de Urología,
EAU) en colaboración con la sección de Uro-Oncología (ESOU),
el Renal Cell Carcinoma Working Group of the Young Academic
Urologists (YAU), y la European Association of Urology Nurses
(Asociación Europea de Enfermeros/as en Urología, EAUN).
La información contenida está en línea con las
recomendaciones de las guías clínicas publicadas por la
Asociación Europea de Urología (EAU Guidelines).
Puede encontrar toda esta información, así como información
referente a otras enfermedades urológicas, en nuestra página
web: http://patients.uroweb.org
Co-autores:
Dr. Bülent Akdoǧan Dr. Sabine D. Brookman-May Prof.Dr. Martin Marszalek Dr. Andrea Minervini Prof. Haluk Özen Dr. Alessandro Volpe Ms. Bodil Westman Información a pacientes - Cáncer de riñón localizado
Ankara, Turquía
Munic, Alemania
Viena, Austria
Florencia, Italia
Ankara, Turquía
Novara, Italia
Stocolmo, Suecia
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