Semana Santa en Puente Genil

Transcripción

Semana Santa en Puente Genil
Semana Santa en Puente Genil
(1911)
MIGUEL ROMERO
PREÁMBULO Piadoso lector: El modesto opúsculo que con el
nombre de Semana Santa en Puente Genil tengo el honor de
ofrecerte, carece en absoluto de mérito literario; mi
enmohecida pluma movida con torpe mano, y sin una
inteligencia capaz de guiarla solo puede bosquejar
narraciones vulgares y versos pobres.
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Reconozco lealmente mi inutilidad y me declaro
vencido antes de emprender la tarea, que me propongo, de
copiar una de las más hermosas páginas de la vida de mi
soñado y querido pueblo, cual es, la Semana Santa y sus
procesiones.
Bien considerado, es una profanación invadir sin
títulos de literato ni poeta el sagrado recinto del arte, pero
es tan grande y vehemente el cariño que a mi pueblo natal
profeso y tan profundamente grabado llevo en el alma, el
bello colorido de su grandeza y espíritu religioso, que no he
vacilado en dedicarle este humilde fruto de mis recuerdos.
MIGUEL ROMERO
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DESCRIPCIÓN DE PUENTE GENIL*
rSiguiendo la corriente del Genil, poco después de afluirle por
la izquierda el río Yeguas que nace en la provincia de Málaga, en la
extremidad Sudoeste que limita la provincia de Córdoba con la de
Sevilla, al Sudoeste cuarto al Sur de Aguilar de la Frontera,
Oessudoeste de Monturque,
Oeste de Lucena, Noroeste de
Badolatosa, Norte de Casariche, Esnordesde de Herrera, Sudeste
cuarto al Este de Ecija, Sudeste de Santaella y Sur de Montilla, se
llega a un lugar en que estrechándose el terreno hace correr a dicho
río por un delicioso valle hermoseado por los giros caprichosos de las
aguas.
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El cauce se encuentra limitado por un terreno suavemente
ondulado, sobre el cual se extienden dos hileras de frondosas huertas,
rara vez interrumpidas. En uno de los sitios en que lo están álzase un
puente mitad de cantería y mitad de mampostería de ladrillo que pone
en contacto uno y otro lado de la población que partiendo de lo más
hondo del valle se levanta por los flancos para apoyarse en los
oscuros plantíos de olivar que ciñéndola por todas partes, se pierden
en el horizonte.
Los paisajes más bellos y pintorescos se observan por
doquiera; ya en las riberas matizadas por las variadas tablas y
canteros, sombreados por la higuera, el nogal, naranjo, granado,
membrillo y tantos otros árboles frutales, ya en los campos, donde se
extienden como inmensa alfombra los verdes olivares a que dan
hermoso claro oscuro sus calles, sus variados tamaños, y los blancos
caseríos que en ellos aparecen engastados. Un hermoso cielo, el cielo
lleno de luz y color de Andalucía cubre este delicioso lugar
confundiéndose en las últimas líneas del horizonte con las crestas de
Sierra-Morena, Cabra, Granada y Loja, y con las más cercanas de la
vecina Estepar
*Apuntes tomados de “El libro de Puente Genil” por D. Antonio Aguilar y Cano.
vBajo el cielo sereno,
de la andaluza tierra,
hay un lugar ameno
que un paraíso encierra
Al pie del manso río,
Y entre floridas lomas,
descansa el pueblo mío
cual bando de palomas.
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El pueblo esplendoroso
De amores y poesía:
¡Puente Genil, hermoso
jardín de Andalucía!
Risueños panoramas
de huertas y olivares
campiñas de esmeralda,
Blanquísimos hogares.
Lugar donde respiran
amor los corazones,
al son de las guitarras
y armónicas canciones.
Costumbres pastoriles,
honestos los placeres
los hombres varoniles
y hermosas las mujeres.v
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Tal es la agradable situación de la importante villa de PuenteGenil, con Ayuntamiento en la provincia y obispado de Córdoba
dependiente en lo judicial del juzgado de Aguilar y audiencia de
Córdoba; distante nueve leguas de la capital, tres de la cabeza de
partido y diez y nueve de la Audiencia Territorial, Capitanía General
y Universidad literaria de Sevilla.
Su término que confina por el N. Y E. Con el de Santaella,
Aguilar de la Frontera y Lucena, al S. Casariche y al O. Herrera, es de
regular extensión, midiendo por algunos lados más de dos leguas.
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La población está dividida en tres barrios, subdividiéndose sus
setenta calles y seis plazas en ocho cuarteles, que a su vez se
subdividen en cuarenta y ocho manzanas, en que hay más de dos mil
quinientas casas. En la actualidad se construyen calles enteras en la
parte más alta del pueblo, principalmente en dirección a la estación
del Ferro-Carril.
El término se divide a su vez en cuatro cuarteles rurales (en el
segundo está la aldea del Palomar) que se subdividen en muchos
pagos o partidos.
Pueblo Puente Genil, esencialmente agrícola, no debe
extrañarse que al implantarse cultivos nuevos en terrenos montuosos
al efecto descuajados, adquiriese un incremento y bienestar,
contribuyendo a ello, no poco la laboriosidad de sus dieciséis mil
habitantes.
De las 5500 hectáreas que aproximadamente tiene la
superficie del término, más de 2000 están dedicadas a cultivo del
olivo, cuatrocientas distribuidas en 200 huertas, y el resto destinado a
la vid y a cereales.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Desarrollado el espíritu de asociación con fines industriales
han nacido varias explotaciones de indudable importancia como son
las dos fábricas de extracción de aceite de borujo, las dos de harinas,
San Cristóbal y Ntra. Señora del Carmen ambas hidro-eléctricas,
suministrando luz a toda la población, las de yeso, jabón, dulce de
membrillo, jaleas y conservas y otras de menor importancia.
v Cantaron poetas mil
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con sus cítaras de oro,
de bellezas el tesoro
del cristalino Genil.
Nos cantaron sus rumores,
el verdor de sus praderas,
las frondas de sus riberas
y el aroma de sus flores.
El delicioso murmullo
de las inquietas cascadas,
y de las enamoradas
palomas el tierno arrollo,
Mas a cantar no llegaron
la fuerza de su corriente,
siendo de riqueza fuente,
que los hombres explotaron.
No llegaron a cantar
la poderosa turbina
de la fábrica de harina
que nos viene a alimentar.
Ni el fluido del rayo fiero
sometido y enfrenado,
que luz y pan nos ha dado
por mano del ingeniero.
¡Puente Genil, pueblo mío,
hoy es mayor tu grandeza
por la infinita riqueza
de tu soberano río.
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Desde hoy los pobres tendrán
compensación a sus males
con aumento de jornales
y bueno y barato el pan! v
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Hay además 74 fábricas de aceite de oliva con más de 100
aparatos de distintas clases, desde la prensa de rincón, a la hidráulica.
La fabricación de aceite, dice un ilustrado escrito (1) se halla
muy adelantada en esta comarca, pudiendo la mayoría de sus fábricas
servir de modelo, y destacándose entre las varias movidas a vapor,
una por elegancia, lujo de artefactos, construida con arreglo a los
adelantos últimos, cantidad de producción, dirección acertada y otros
requisitos es sin duda de las mejores de España.
Puente Genil es uno de los primeros puntos de este país, sino
el primero que exporta aceites finos de oliva para mesa y estos aceites
llevados directamente al extranjero, compiten con las buenas marcas
de Italia y Francia.
(1)Moja y Bolívar
Acerca de la producción de vinos dice el ya citado escritor en
cuya boca mejor que en la nuestra pegan las alabanzas: xalgunos
agricultores labran viñas propias o arrendadas en el privilegiado pago
de los Moriles (hoy se ha fomentado en grande escala esta riqueza
vitico-vinicola en el ya famoso pago de la cañada de la Sima de este
término) y otros que de la anterior procedencia compran mostos para
recriarlos y explotarlos; industria que se halla adelantada hasta el
extremo de gozar los vinos del Puente una fama que difícilmente
alcanzan los de Aguilar y Montilla. A juicio de personas peritas, la
causa de reunirse aquí mayor cantidad de vinos que en las otras,
siendo los mostos de igual procedencia, no es debido solamente al
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mayor esmero y adelanto en la crianza, sino también a elección de
aquellos, pues al verificarse las compras suelen los compradores
sacrificarlo todo a la calidad.
De ahí, que su fama es legítima, y la musa popular le dedica
cien alabanzas:
u¡Oh vino delicioso, néctar santo,
bálsamo puro, al paladar precioso,
que mezclando la risa con el llanto
conviertes este valle en paraíso!u
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
El comercio ofrece excelentes y bien surtidas tiendas de
tejidos, coloniales, paquetería, cristalería, porcelana, etc., hasta el
punto de que los pueblos comarcanos recurren con frecuencia para su
surtido a estos establecimientos.
Los alhóndiga es el mejor mercado de la región afluyendo los
productores de los pueblos inmediatos. Las profesiones, artes y
oficios se encuentran en plausible estado de adelanto.
Cuenta con una Escuela de Artes e Industrias, un colegio
particular de 2ª enseñanza, una escuela superior, dos elementales, una
de párvulos y otra de adultos, para la enseñanza de varones; tres
superiores, de niñas todas oficiales y además dos de niños y dos de
niñas de las llamadas particulares y un colegio de educadas a cargo de
unas religiosas francesas, Hay tres bibliotecas públicas: y para recreo
y esparcimiento de los vecinos tiene un buen Casino-Liceo, un
Círculo-Católico, un Casino Republicano, un Centro Industrial, un
buen Teatro-Circo, un salón-paseo y muchos cafés.
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La Beneficencia está dotada con un Pósito municipal, cuyo
caudal se encuentra reducido a metálico, un asilo, el de Santa Susana
a cargo de las Hermanitas de los pobres; para
ancianos
desamparados; y un Hospital municipal a cargo de la Congregación
española de Ntra. Sra. De las Mercedes. Además existe para socorros
domiciliarios la Hermandad de S. Vicente de Paul, formada por
Señoras.
Tiene dos Iglesias parroquiales; la matriz dedicada a Ntra. Sra.
De la Purificación y la de Santiago; siete ermitas urbanas y cinco
rurales. El culto es mucho y solemne, grande la fe y devoción de los
pontanos.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Las costumbres públicas son dignas y merecedoras de aplauso.
El Sr. Moja y Bolívar en el artículo cuya cita dejamos hecha se
expresa a este propósito en los siguientes términos:
“Este alegre pueblo con sus calles limpias y cuidadas, sus
nuevas construcciones elegantes, su gran salón paseo en que termina
la calle principal, se distingue por la alegría dominante entre sus
clases sociales, de la cual resulta una ponderación de elementos que
quita a la lucha por la existencia el carácter desabrido y a veces
violento que en otras poblaciones se percibe. La clase obrera de sanas
costumbres, la media y superior cultas, industriosas trabajadoras; la
honradez informando tratos, hábitos y relaciones dan ese resultado
admirable”.
Nuestro llorado e inmortal poeta Manuel Reina en su
bellísimo tomo de Poesías: La vida inquieta canta así la alegría y
hermosura de su idolatrado pueblo:
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LA CANCIÓN DE MI PUEBLO
“Mi pueblo es tan alegre, risueño y bullicioso
como una pandereta;
su cielo es de zafiro, su sol esplendoroso,
y del Jenil radiante mi pueblo delicioso
se baña en la onda inquieta.
Mi pueblo está cercado de huertas y olivares
de viñas y jardines:
sus blancos campanarios semejan palomares,
y en él dan las guitarras sus plácidos cantares,
Su aroma los jazmines.
Todo mi pueblo ríe: la cristalina fuente,
el pájaro canoro,
la cincelada torre, la reja floreciente
y el vino generoso, el vino reluciente
que lanza rayos de oro.
Es un vergel soñado, feliz nido de amores
mi pueblo dulce y bello:
poblado está de notas, perfumes y colores
de pechos entusiastas y rostros seductores
de mágico destello.
Mi pueblo es tan alegre, risueño y bullicioso
como una pandereta;
mas ¡ay! que en su brillante regazo delicioso
hay algo enfermo y triste, doliente y angustioso:
el alma del poeta.”
Manuel Reina
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PRELIMINARES DE SEMANA SANTA
(LA CUARESMA)
“Mi pueblo es tan alegre
risueño y bullicioso
como una pandereta”
Manuel Reina.
Corroborando los bellísimos conceptos vertidos en las
cinceladas estrofas de nuestro malogrado poeta Manuel Reina, y
haciendo méritos a la verdad, el pueblo de Puente Genil es alegre y
bullicioso hasta en la época más severa del año; la Cuaresma.
Al revés de otros pueblos comarcanos en que por disminución
del trabajo en los campos, carencia de transacciones agrícolas y
pecuarias y otras causas análogas, imprime la Cuaresma un sello
peculiar de nostálgica tristeza y aburrimiento, interpretado como
recogimiento religioso, Puente Genil al llegar esta época despierta y
aviva sus entusiasmos cristianos, como despiertan las plantas y las
flores a la vida primaveral, y con inusitado movimiento bulle, ríe,
canta y trabaja sin descanso.
Los ahorros del trabajo y la recolección pasan de las arcas a
las tiendas, donde se emplean en la ropa nueva; talleres de modistas y
sastres, sombrererías y zapaterías, velan día y noche confeccionando
las prendas y atavíos que lucirán en la hermosa y típica fiesta del
pueblo.
Durante las noches anímanse los casinos, cafés y tabernas,
especialmente los domingos y en alegres tertulias animadas por el
exquisito Moriles se habla solo de procesiones, de Romanos, y
figuras, y por todas las calles y plazas del pueblo se escuchan nutridos
coros de movidas saetas, cantadas por grupos de todas clases sociales.
Las vías públicas son recompuestas de adoquinado,
reempiedro y arena por brigadas de obreros; el alumbrado público se
aumenta con grandes instalaciones y focos de arco voltaico y el
pueblo en general, y cada vecino en particular, encala, pinta, y revoca
sus respectivos edificios dejándolos como nuevos.
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Una de las notas más alegres y simpáticas de la población
durante los domingos de Cuaresma en la noche, es la Subida de los
Romanos al Calvario. A partir del domingo de Carnaval hasta el de
Ramos, reúnense en sus respectivos centros ó cuarteles las muchas y
variadas corporaciones que acompañan a las Cofradías de Semana
Santa y que ya describiremos oportunamente.
De las nueve a las diez acuden a la calle principal o D.
Gonzalo, llevando a la cabeza su presidente, y al lado el alpatana con
la clásica bota de vino, indispensable en este acto.
Siéntense alegres redobles de tambores, ilumínase
profusamente la calle con grandes luces de bengalas, y al compás de
un bonito y ligero pasodoble ejecutado por la banda del Imperio
Romano, desfilan los individuos de esta última corporación con
luengas túnicas de varios colores, semejando una fantástica procesión
de encapuchados, y en revuelto montón ó en apretadas filas siguen
todas las demás corporaciones, dependientes del comercio, y personas
de todas clases y edades, formando una imponente avalancha de
pacíficos manifestantes, que alegremente suben á las alturas de la
población hasta la Ermita donde se venera la hermosa efigie de Ntro.
Padre Jesús Nazareno, Patrón de Puente Genil, donde, en medio de un
maremagnun de Saetas, Misereres y Vivas, se consume en holocausto
al Divino Jesús, todo el vino contenido en las repletas botas, y las
marcadas botellas.
Una hora después todos bajan en igual forma, distribuyéndose
por todo el pueblo, dejándose oír millares de saetas que duran hasta
las altas horas de la noche, sin que ocurra el más leve incidente, amén
de tal o cual porrada de algún hijo de Baco al pisarse la cola de la
túnica.
Más tarde, los cánticos y saetas se apagan lentamente
perdiéndose sus ecos en la soledad de la noche, el pueblo descansa y
duerme acariciado por las brisas perfumadas de la ribera y las
endechas nocturnas de mirlos y ruiseñores; arrullado por el murmullo
cadencioso de las inquietas aguas del divino Genil y envuelto en el
blanco cendal de la neblina, que como gigantesca nube de incienso
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elévase desde el fondo del río hasta las alicatadas cúpulas de la
Ermita del Nazareno Padre amoroso que vela y bendice el tranquilo
sueño de sus buenos hijos.
SUBIDA DE LOS ROMANOS
Los domingos cuaresmales, al compás de los tambores
a la luz de las bengalas
y del vino a los vapores,
cuando suben los Romanos, y el calvario se corona
de millares de pontanos
cada cual con una mona
y se escuchan misereres y las clásicas saetas
y entre gritos y pitorros
se dislocan las chavetas
yo con saña vil y fiera vuelvo alegre a mi casita
y a mi vieja cuaresmera
le arrebato una patita.
Mas, no para aquí la cosa: después cuelo en mi cocina
y con mano misteriosa
busco alguna golosina
que mi amada compañera guardó para mi regreso:
espinacas en fiambrera
aceitunas, pan y queso.
Y después, arrebujado en el lecho me persigno
dulcemente aletargado
con espíritus del vino
y en mis sueños venturosos entre soplos y ronquidos
siento cantos misteriosos
que me halagan los sentidos,
y es, la mente trastornada del tropel tumultuario
de la romanil jornada
en las cumbres del calvario.
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Sin duda, mis lectores pensarán incurro en un contrasentido, al
decirles que Puente Genil llegando la cuaresma despierta y aviva sus
entusiasmos religiosos como despiertan las plantas y las flores a la
vida primaveral, pintándoles únicamente expansiones alegres y
bullangueras, cantando Saetas, libando Moriles y acompañando a los
Romanos en sus nocturnas ascensiones dominicales, cuyas
manifestaciones son más bien profanas que religiosas. Ciertamente,
hay mucho de profano en estos actos de bulliciosa alegría impropia de
la triste época que predispone a la meditación, ayunos y penitencias,
en conmemoración y méritos a la muerte y pasión del Redentor del
mundo; pero, hay que tener presente que estos actos no se efectúan de
modo irreverente y sacrílego, sino todo lo contrario<, el pueblo se
divierte honestamente, sin escándalo ni blasfemias, entonando
cánticos a sus veneradas efigies, y brindando fraternalmente por la
unión y cariño que todos los honrados pontanos se profesan y guardan
entre sí, como tradicional costumbre heredada de sus mayores.
A parte del regocijo popular apuntado, celébranse otras fiestas
genuinamente cristianas, las cuatro Cofradías compuestas de veinte
hermandades que hacen estación los días de Semana Santa,
congréganse en cabildos, con la plausible tarea de reformar, vestir y
exornar con exquisito lujo sus respectivas Imágenes, comprándoles
para el culto externo andas, repisas, candelabros, guardabrisas, cera,
tronos, mantos y túnicas de los talleres y establecimientos más
acreditados de Barcelona, Madrid y Valencia.
Sin olvidar los sagrados deberes que imponen las patentes y
estatutos porque se rigen las Hermandades, todos los congregados
coadyuvan al mayor esplendor y lucimiento del culto interno,
acudiendo y celebrando solemnes quinarios, septenarios y funciones.
A estas solemnidades acuden numerosos fieles unidos a la
Hermandad a confesar y comulgar devotamente.
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No pudiéndose prescindir en esta bendita tierra del sello
peculiar de la alegría, estas funciones religiosas también lo llevan. Es
motivo de regocijo la reunión en el Templo de la Hermandad, el
derroche de luces y flores, el continuo repique de campanas, el tronar
de los cohetes y música a toda orquesta, la expectación general por el
orador sagrado traído de Córdoba o Sevilla, que al ocupar la Sagrada
Cátedra desflora períodos bellísimos y sublimes que levantan en los
sencillos corazones explosiones de entusiasmo.
Al terminar la función religiosa, toda la Hermandad y
convidados dirígense a la casa del hermano mayor, donde servido un
suculento almuerzo se brinda por la prosperidad de los asistentes, por
los Santos y por la Semana Santa, no cesando los vivas y Saetas hasta
la caída de la tarde en que se da por terminado el acto, ocurriendo con
frecuencia que las alabanzas a la Imágenes continúan oyéndose en los
sitios públicos donde Corporaciones y Hermandades continúan
haciendo honores a las buenas marcas de olorosos Moriles.
DOMINGO DE PASIÓN
Ya tórnan las golondrinas
donde un hogar las espera;
ya hay verdor en las colinas,
fronda en las huertas vecinas
y efluvios de primavera.
Ya en nuestros valles hay flores,
entre las flores hay nidos,
y en los nidos ruiseñores
que deleitan los sentidos
con sus trinados amores.
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Ya son las brisas templadas,
los celajes transparentes
risueñas las alboradas,
los días resplandecientes
y las noches perfumadas.
Ya en el Genil reverbera
el astro solar fecundo,
que en su sideral carrera
expende su áurea bandera
por los ámbitos del mundo.
Ya lenta y plácidamente
la noche tiende su manto,
mientras en cuarto creciente
se oculta por occidente
la antorcha del Jueves Santo
Y óyense vagos clamores
religiosos y profanos
de improvisados cantores,
que siguen tras los tambores
de la Chusma y los Romanos.
Ya a los Santos Titulares
mil saetas populares
nuestro entusiasmo levanta,
y nuestros limpios hogares
huelen a Semana Santa.
Ya la cristiana canción
canta el pueblo con derroche,
y nos dice el corazón
que llegó la hermosa noche
del Domingo de Pasión.
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A partir de este solemne día, que la Iglesia conmemora en el
Santo Evangelio, y la temperatura primaveral permite la germinación
de las primeras flores de azahar, que como perfumados copos de
nieve cubren los naranjos de las riberas, llevando su exquisito
perfume de desposada a todos los ámbitos de la población, es cuando
realmente presentimos la aproximación de las grandes fiestas
religiosas.
Las Cofradías redoblando sus afanes adornan con profusión de
luces y flores los altares de los Templos, visten con galas y joyas las
sagradas Imágenes y dan la última mano de retoque a los tronos,
andas y repisas donde irán éstas colocadas, para dar comienzo a las
funciones religiosas que desde hoy comienzan, y organizar a
continuación el orden de las procesiones del Miércoles, Jueves y
Viernes Santo. Generalmente tiene lugar en este día en el hermoso
Templo de la Victoria la magnífica y severa función del Santo
Entierro, acudiendo sus numerosos hermanos a la solemne Misa
Comunión.
Terminada éste, reúnense en Cabildo y con gran entusiasmo
celebran un espléndido almuerzo que presiden el capellán y Cofrade.
A los postres, iniciados los brindis se pronuncian elocuentes
discursos, se cantan saetas y se leen poesías.
Vivo y perdurable en el pensamiento de todos los hermanos
del Sepulcro se halla el bellísimo soneto, que en uno de sus
memorables cabildos recitó nuestro ilustre poeta Don Manuel Reina.
A LOS HERMANOS DEL SEPULCRO
SONETO
¿Sabéis por qué se eleva más pujante
la Hermandad del Sepulcro cada día,
y su bandera en la extensión vacía
abre su negro pabellón triunfante?
Porque vuestra amistad firma y constante
al tiempo y sus estragos desafía,
como el cincel el límpido diamante.
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¿Sabéis por qué tan bella y luminosa
entre el incienso y funerales sones
va vuestra procesión majestuosa?
Porque arde en vuestros cirios y blandones
fuego inmortal: ¡la llama esplendorosa
de vuestros fervorosos corazones! Manuel
Reina
CENA DE LA JUDEA
No puedo pasar en silencio una de las notas más simpáticas: la
espléndida cena que en esta noche se celebra en el cuartel de la
distinguida corporación de las hermosas y ricas figuras bíblicas que
acompañan la procesión del Viernes Santo de mañana titulada Las
Autoridades Judaicas, simbolizando los cuatro personajes Herodes,
Anás, Caifás y Pilatos. Una pléyade de elegantes jóvenes de la buena
sociedad pontanense son los intérpretes de personajes aludidos, cuyos
trajes, rostrillos, coronas y demás atributos valen una fortuna, siendo
admirados de propios y extraños, tanto por el buen gusto en la
confección como por la realidad en sus figuras.
En el cuartel denominado Sinedrio que es espacioso y
originalmente decorado, simulando el tribunal romano, variados y
suculentos son los manjares que en la regia mansión de Caifás hacen
honor a la mesa, selectos y olorosos los añejos vinos que de la bota
Sagrada escancian los comensales, dando motivo estas
agradabilísimas expansiones juveniles a los más festivos y simbólicos
discursos, conmovedoras saetas, palitroqueo de cajas destempladas y
las consabidas poesías que en honor a tan altas dignidades, me
obligan a recitar como convidado perpetuo y socio honorario de esta
gran corporación. Terminada la cena y cargado el sayón con la bota
Sagrada es de rigor subir a la cumbre del Calvario con los Romanos,
a consumir hasta la última gota de los diez litros de la sangre de
Cristo, y quedan afónicas las gargantas por las saetas y... ¡hasta el año
venidero!
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¡Disponed de mi persona Autoridades Gentiles: y si un sayón me pregona mi Calvario sea Moriles y mi muerte una gran mona!... A LAS AUTORIDADES JUDAICAS
¡Salud, depositarios de mi cariño!...
Salud, Autoridades de la Judea;
recibid estos versos faltos de aliño
que os bosquejo llorando cual débil niño
en recuerdo de mi patria; ¡bendita sea!
¿Pensasteis un momento, que desterrado,
del ingrato terruño de mis amores,
y el corazón herido, despedazado,
me olvidase de mis amigos que me han honrado
sentándome a su mesa?...¡vanos temores!
Cuando este gran Domingo se aproximaba
sentí como aleteos de algún CAUTIVO
que las fibras del pecho me atormentaban;
¡mi corazón su cárcel la golpeaba
igual que cuando a un hombre lo entierran vivo!.
Hoy fugaz y rebelde mi pensamiento
transponiendo las sierras vuela sereno,
cual leve nubesilla que lleva el viento
por las ondas azules del firmamento
a la patria bendita del Nazareno
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¡A mi tierra querida, rica y hermosa,
que al cerrarme las puertas de mi ventura
me alejó de dos madres: ¡mi DOLOROSA,
y mi madre del alma, que allí reposa
brindándome un pedazo de sepultura!
Perdonad, mis hermanos, si inconveniente
os turbé con mi pena vuestra alegría;
reinen vuestros mandatos eternamente:
no os importe a vosotros viva yo ausente
para ser siempre vuestra la LIRA mía.
En tropel hoy se agolpan a mi memoria
los recuerdos mas dulces de mi existencia,
sobre todo, un SINEDRIO de limpia
historia, donde un néctar se escancia, que
sabe a gloria, de la BOTA SAGRADA
que es pura esencia.
¡Salud, depositarios de mi cariño,
salud, Autoridades de la Judea.
recibid estos versos faltos de aliño
que os bosquejo llorando cual débil niño
en recuerdo de mi patria: ¡bendita sea!
Y al vibrar en la CUMBRE la campanita
y el Redentor asome con el Madero
y a su lado su Madre, ¡Madre Bendita!
y el pueblo entre bengalas suba a su Ermita...
¡no olvidaros del pobre...MIGUEL ROMERO!
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LUNES
FUNCIÓN DE LAS CIEN LUCES
Muy pocos o ninguno de los hijos de este culta Villa serán los
que no hayan asistido más de una vez a esta gran fiesta religiosa que
anualmente y en día señalado en el calendario siguiente al domingo
de Pasión conmemora en honor de Ntro. P. Jesús Nazareno Patrón de
Puente Genil su Ilustre y numerosa Cofradía.
Apenas raya la aurora, antes que gárrulo cantar de las
golondrinas nos despierte, un vivo clamoreo de campanas de la
Ermita de Jesús y nutridas denotaciones de voladores cohetes hieren
gratamente nuestro oído, que, con heraldos de la fe nos llaman al
Templo, anunciando la hermosa y solemne función que ha de
celebrarse a las diez de la mañana.
Antes de dicha hora, inusitado bullicio y alegre animación
puebla la extensa planicie del Cerro esperando la llegada del lucido
cortejo que forma la Cofradía, Autoridades, clero y huéspedes que en
este día nos honran con su visita viéndoles subir lentamente por la
calle de la Amargura y extensa explanada que da acceso a la
pintoresca Ermita.
Esperando estos momentos el entusiasmo crece, las campanas
y campanillo de la torre repican y voltean estrepitosamente, y millares
de cohetes truenan en la serena atmósfera, saludando a los fieles,
mejor dicho, al pueblo que apretado abrazo de cariño allí se congrega
atravesando el gran pórtico y llenando por completo la amplia nave,
espaciosos cruceros, sacristía, y gradas del presbiterio. Antes de pasar
al rico y severo Templo que guarda el más preciado tesoro de los
pontanos, merece la pena contemplar desde la glorieta del llano del
bellísimo panorama que a la vista se observa desde aquellas alturas.
Frente al Santuario de izquierda a derecha divísase a vista de pájaro,
recostada en la extensa colina donde se apoya, casi toda la población
con sus blancas edificaciones como bando de cisnes, rodeándole en
semicírculo como gigantesco anillo de plata el caudaloso Genil, con
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sus fértiles riberas y sus árboles frutales cubiertos de blanca sábana de
flores; la cuesta de Málaga por donde sube serpeando el camino
vecinal de Herrera; los cerros o colinas plantados de vid y olivos
como inmenso pabellón alzado sobre el barrio de Miragenil; las
extensas llanuras de Puerto Alegre y ribera de San Juan y a la espalda
por el barrio de Santa Susana la estación del Ferro-Carril con su
amplia carretera poblada a todas horas de infinidad de carruajes y
caballerías, y allá en lontananza perdido como nubecilla en el
horizonte el Pugido soñado y poético nido de amor, donde nuestro
inmortal poeta creó sus más bellas producciones, cercano a la
soberbia mole del derruido Castillo Anzúr, que majestuoso se eleva
como un nido de Águilas sobre la cordillera de sierra Maestra, sierra
del Niño y sierra Gorda. Más cerca, y rodeando el Templo por todas
partes la inmensa alfombra verde esmeralda de los trigales del ruedo,
que por su fertilidad parecen bendecidos por la divina y poderosa
mano del Nazareno.
Penetremos en su Casa Santa, que suntuosamente decorada
presenta un aspecto indefinible. Centenares de luces de amarilla cera
arden con resplandores de incendio en el retablo de bruñidos
mármoles perdiéndose en las últimas cornisas de la cúpula central,
dando caprichosos reflejos diamantinos a las grandes arañas de cristal
pendientes de las cadenas que bajan de las altas bóvedas. Un rayo de
sol penetrando por las ojivas y claraboyas de cristal de colores
derrama sobre las cabezas de los fieles polícromas pinceladas del arco
iris.
Los altares, cuajados de azucenas, lirios, rosas y candelabros
de plata; en el púlpito luce el rico paño morado y oro, cubierto en su
mitad de primorosos encajes de blanca seda; los sacerdotes revestidos
con el más rico vestuario morado, y arribe en su hermoso Trono,
deslumbrante y magnífica la venerada Imagen del Redentor del
mundo con la túnica de terciopelo recamada en filigranas de oro;
llevando sobre sus hombros la soberbia Cruz de plata, con auríferas
incrustaciones obra maravillosa de orfebrería. Bajo el mismo Trono,
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en el mismo camarín, la bella y dulce Imagen de la Dolorosa, con rico
manto de terciopelo azul y vestido granate bordados en oro y piedras.
La soberana función á toda orquesta ha dado comienzo: del
coro bajan como raudales las notas divinas, las dulces y sonoras
estrofas del arte cristiano; del ara santa suben y se extienden por los
ámbitos del Templo los suaves y balsámicos perfumes del incienso.
Cantada la Epístola y el Santo Evangelio, sube a ocupar la
cátedra del Espíritu Santo el elocuente orador sagrado que en medio
del mayor silencio y profunda atención es escuchado por los miles de
fieles que llenan la Iglesia y sus alrededores; la fama de que venía
precedido era realmente justa; el exordio resultó admirable, el sermón
hermoso, el padre ha sabido interpretar sabiamente los fervorosos
anhelos de sus oyentes; el pueblo ha derramado lágrimas en ofrenda a
su Divino Jesús arrancadas del corazón por la persuasiva elocuencia
del predicador, digno de ocupar aquel púlpito que años anteriores lo
ocuparán sabias lumbreras de la oratoria sagrada como Fray
Ambrosio de Valencia y Jiménez Campaña.
Terminada la hermosa fiesta religiosa, salen del Templo los
fieles que son despedidos con el tronar de ruedas, cohetes y clamores
de campanas, bajando al pueblo por la cuesta del Calvario,
conmovidos y satisfechos, dispuestos a servir de Ciréne a su Divino
Jesús en la majestuosa procesión del Viernes Santo. ¡Viva Jesús
Nazareno!.
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EL CAMINO DEL CALVARIO
Viandante de la vida, errante peregrino
que del Calvario buscas el áspero camino
perdido en noche eterna sin brújula ni luz
aquí por un momento detén la herida planta
y mira ese gran Templo que al cielo se levanta,
mansión del Nazareno cargado con la Cruz.
Al pié, mira esos valles profundos y escondidos
que guardan de mi pueblo los carmenes floridos,
las verdes y frondosas riberas del Genil;
campiñas y viñedos; extensos olivares
y en ellos engastados cien rústicos hogares
casitas que semejan Iglesias de marfil.
Detén el paso, y mira erguido en esas lomas
mi pueblo limpio y bello cual bando de palomas,
que honrado y laborioso trabaja con ardor;
escucha como suenan desde estas soledades
ruidos de talleres y dulces vaguedades
de vida, de rumores y cánticos de amor.
Errante peregrino, viandante de la vida;
reposa aquí un momento la planta dolorida
después hasta la Cumbre contigo subiré
que allí vibrante nota será para tu oído
aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido,
de bálsamo sirviendo la esencia de la fe.
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Mas, antes que subamos al pie del Santuario,
repara el anchuroso Camino del Calvario
que empieza en las dos cruces de blanco pedestal;
por toda su llanura rebosa de canciones,
sentidos Misereres, Saetas y Oraciones,
flotando de mi pueblo el alma colosal.
¿Ves esa calle estrecha? es la de la Amargura,
por ella subió Cristo la Cruz pesada y dura;
¡también por ella sube la triste Humanidad!
Cruzando este camino Jesús murió en la Cumbre,
y en pos del Nazareno, también la muchedumbre
caerá tras esa verja por una eternidad!...
¡Arriba y no te canses, errante peregrino;
subiendo del Calvario el áspero camino
daremos a la tierra nuestro postrer adiós;
abajo quedan sólo: codicias y rencores,
arriba el Nazareno que premia los dolores,
abajo espera el mundo: arriba espera Dios!
¡Arriba, peregrino, subamos del Calvario
el áspero camino, que allí en el Santuario
bendice Nuestro Padre sus hijos al partir!...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
¡Ensueño de mi vida: mi ardiente y vivo anhelo
morir tierra querida, morir bajo tu cielo,
y al pie del Nazareno la Eternidad dormir!
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MARTES
FUNCIÓN DE LAS ANGUSTIAS
Con igual entusiasmo del día anterior en la función de las cien
luces, en que vimos al pueblo subir a las alturas del Calvario, este día
desciendo a lo más hondo del valle, cerca del Genil inmediato a la
renombrada Huerta del Soto, donde tiene su asiento la parte más baja
de la población, y en ella la Plaza del Dulce Nombre, donde se alza la
visitada ermita, cuyos modestos muros guardan el valioso tesoro de
los Pasos de la Cofradía del Santo Entierro, y entre estos, la sugestiva
y primorosa Imagen de María al pie de la Cruz con el divino mártir en
los brazos.
En dicha ermita del Dulce Nombre, tiene lugar la función que
la Hermandad de las Angustias consagra a su titular, cuya religiosa
fiesta, por el número y calidad de los hermanos, y piadosa devoción a
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esta hermosa Virgen, es de las primeras en suntuosidad. Desde muy
temprano comienza el alegre repique de la campana y el tronar de los
cohetes anunciando a los cristianos la fiesta que ha de tener lugar a la
misma hora del día anterior. Allí se congrega la flor y nata
pontanense, bellas y distinguidas señoras y señoritas llenan la nave
del templo, graves señores ocupan el aprisco o bancos centrales, cuyo
sitio es el destinado a los miembros de la Hermandad presidida por el
hermano mayor; y en la entrada de la sacristía la comisión que ha de
acompañar al orador sagrado hasta la grada del púlpito.
Despojado brevemente de los afectos y cariños que profeso a
la Ilustre Hermandad de las Angustias, de quien tengo aunque indigno
la alta honra de pertenecer, voy con la claridad posible de mi obscuro
entendimiento a trazar ligeramente lo que la vista observa, el oído
percibe y el corazón siente.
Dispuesto el altar Mayor en forma original y bella, vemos
reproducida por la mano piadosa y experta de uno de nuestros más
queridos cofrades el drama cruento del Calvario. Numerosos
blandones arden con imperceptible parpadeo; jarrones y búcaros
preciosos de olorosas flores que vierten sus pomas y embalsaman el
ambiente, bruñidos candelabros con rizadas velas y otros objetos de
adorno forman un conjunto de luces y flores admirable.
A la derecha del Altar, yérguese la Imagen de San Juan
Evangelista posando el pié sobre gigantesca águila dorada; en el
fondo, dentro de su camarín María Santísima de la Soledad y a la
Izquierda el Árbol Santo de la Cruz, pendientes las blancas bandas
que sirvieron a los Santos Varones para el descendimiento, y al pie
sentada en la roca, sola y como rendida al peso del infortunio y la
muerte la Reina de los cielos con el cadáver del Divino Mártir en los
brazos. Este cuadro sublime de dolor y hermosura, del heroísmo y
belleza se sintetiza la infinita amargura de todas las madres que lloran
al hijo que perdieron, hace que del corazón oprimido suba una
oración a los labios, y hasta los más escépticos e indiferentes
exclamen confusos “¡yo creo!”.
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Por las bóvedas del Templo expárcense como aladas notas los
primeros preludios de la orquesta, y una voz dulce y patética como la
de un ángel que llora, entona estas estrofas:
Contemplemos cristianos piadosos del Calvario la escena más triste: el Divino Jesús ya no existe, de los astros se apaga la luz y su Madre en la roca sentada con el Hijo de Dios en los brazos, ¡Vedla allí! Con el alma en pedazos por nosotros al pié de la Cruz. En la Cumbre del Gólgota al pie del Árbol Santo la Reina de los Mártires a Cristo vio expirar, y secas ya sus lágrimas vio con mortal espanto inmóvil a la Víctima y al mundo vacilar. Brilló el fugaz relámpago rodó espantoso trueno, del cielo la ancha bóveda cubrióse de crespón y allí María Santísima besando al Nazareno a Dios le pide trémula para el mundo perdón. Página: 31
Ayer subimos al rico Santuario de Jesús Nazareno, rebosante
de magnificencia, lujo y esplendores; oímos el magistral discurso del
sabio y docto orador Sagrado, que precedido de justa fama vino a
pintarnos con brillante colorido la pasión de Cristo camino del
Calvario. ¡No cabe más belleza,
más hermosura, más
grandilocuencia! Decía el auditorio entusiasmado, y sin embargo,
entre las clases humildes hubo mujeres que se quedaron dormidas
oyendo al padre ¡porque? A la función de hoy, asiste el mismo
público de ayer, hombres y mujeres, de clases elevadas y clases
humildes, y en el momento de recibir la bendición el sacerdote que no
ha de predicar, en vez de general expectación y curiosidad, vese en
todos los semblantes pintada la ansiedad; todos los corazones laten
con fuerza, y todas las gargantas sienten opresión y angustia ¿por
qué? El digno sacerdote que va a predicar, mejor dicho, que va a
cantar el bellísimo y triste poema consagrado a María al pié de la
Cruz reúne excepcionales condiciones de oratoria, Doctor en sagrada
Teología, de vasta erudición e ilustradísimo pota, joven de voz
hermosa, agradable presencia y ademanes finos y correctos, hay
confianza en su inagotable facundia, es conocido y probado y sin
embargo, el auditorio conmovido pide a la Virgen y al Espíritu Santo
lo ilumine en el desarrollo de la tesis que acaba de iniciar. Comienza
quedo y tembloroso, pálido y balbuciente; que apenas se le oyen las
primeras frases; después su semblante se colorea, su lengua expresa
con gran perfección los bellísimos conceptos que brotan de su elevada
inteligencia: los cánticos a María en sus Angustias son sublimes y
llenos de fuego, de persuasión y verdad; el predicador siente y hace
sentir muy hondo; el entusiasmo es delirante, el auditorio vivamente
impresionado desecha aquél tinte de temor y ansiedad que vimos al
comienzo pintado en el semblante, y con lágrimas en los ojos que esta
vez no se cerraban de sueño para las pobres mujeres del pueblo, al
terminar el sermón un viva a la Virgen de la Angustias, atruena y
hace vibrar los ámbitos del Templo.
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Cuando el orador atraviesa desde el púlpito al Altar Mayor a
rezar sus preces en acción de gracias, se observa el rostro encendido y
los ojos bañados en lágrimas; y todas las miradas le siguen con cariño
y todas las bocas le bendicen de corazón.
El digno sacerdote que nos ha predicado lleva en el fondo de
su pecho todo el amor, todo el cariño que los buenos hijos profesan a
su amado terruño; lleva en su alma bondadosa todo el fuego, toda la
fe y entusiasmo religioso que los buenos pontanos profesan a sus
veneradas Imágenes; el Padre que nos ha predicado es hijo predilecto
de esta Villa y fervoroso Hermano y Capellán de la Ilustre
Hermandad de María Santísima de las Angustias!!
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Terminada la función, entre el bullicio de los fieles, a la salida
del Templo destácase nutrido corro de jóvenes que, exteriorizando sus
entusiasmos religiosos entonan
grito herido como orfeón
improvisado movidas Saetas, cuyos prolongados ecos repiten las
cercanas riberas del cristalino Genil.
SAETA
Sobre un peñón solitario
se eleva una Cruz vacía
y envuelto en blanco sudario
muerto en brazos de María
está Cristo en el Calvario.
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MIÉRCOLES
FUNCIÓN DE LA HUMILDAD
La Cofradía del Señor de la Humildad y Paciencia cuya
Imagen se venera en el exconvento de San Francisco de Asís celebra
este día su memorable función, que pone término a su solemne
Quinario.
Ocioso nos parece repetir cuanto llevamos apuntado en las
funciones del Nazareno y las angustias, con un verdadero derroche de
luces y flores, de lujo y magnificencia en los altares y Pasos
expuestos a la devoción de los fieles, Misa a toda orquesta, gran
Sermón y Comunión general. La antigua y venerable cofradía de la
Humildad compuesta en su mayoría de piadosos y maduros varones
observan la sana costumbre de pertenecer desde niños a esta
confraternidad que heredaron de sus mayores, legándola igualmente a
sus hijos. Por esta causa es grande y arraigada la devoción a esta
imagen de Jesús, obra escultórica de reconocido mérito representando
a Jesucristo en el momento de hallarse sentado y desnudo, sobre una
roca después de la flagelación, con la mano en la mejilla.
Todos los hermanos a su muerte llevan por mortaja la túnica
morada y cordones amarillos que viste en su procesión del Miércoles
Santo. Terminada la fiesta religiosa de este día, celebra como todas
las Hermandades un gran almuerzo que da fin con alegres
expansiones, brindis, vivas y saetas.
SAETAS
Humilde el más elevado
el Rey que más alto brilla,
de espinas va coronado,
con la mano en la mejilla
y en una piedra sentado.
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Cuando Jesús vaciló
rendido por la amargura
y en la piedra se sentó,
quebrantó la peña dura
con un suspiro que dio.
JUEVES
FUNCIÓN DE LA COLUMNA
La rica y floreciente Hermandad del Santísimo Cristo
amarrado a la Columna que se venera en la Ermita de la Vera-Cruz y
da nombre a la magnífica y severa Cofradía que hace estación la
noche del Jueves Santo, da fin a sus solemnes Quinarios, celebrando
en este día con gran pompa la función religiosa en honor a su
venerada Efigie.
Desde muy temprano la alegre campana del Templo convida a
los fieles, los cohetes estallan sin cesar, y el populoso barrio alto de
suyo alegre se anima de vida y regocijo en el buen sentido religioso;
las esquinas y establecimientos inmediatos se pueblan de fieles
haciendo hora, y en dirección a la Ermita desfilan bellas y elegantes
mujeres.
En el centro de la plazuela de la Vera-Cruz un enjambre de
gente menuda, futura generación continuadora de nuestras fieles
tradiciones, con sus alegrías y brincos infantiles, caritas sonrosadas y
ojos inocentes rodean al pirotécnico que lanza los cohetes al espacio
y espera el comienzo de la función para quemar la primera rueda;
mientras dos severos agentes de la autoridad fieles a su consigna
evitan la invasión al Templo por la inquieta y minúscula turba.
Calle de Aguilar arriba, en columna de honor llega la
numerosa Hermandad presidida por los sacerdotes, cofrade y
hermano mayor, penetrando en la plaza que reboza, haciendo
replegarse a los chicuelos que se encaraman en los poyos y en el pilar
y columna de la fuente, saludando con atiplados vítores a la vistosa
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Hermandad que penetra y se acomoda como puede en el interior del
Santuario.
La función se celebra con la mayor devoción, una nutrida
orquesta entona las bellísimas estrofas del rito cristiano, y todos los
fieles ponen corazón y la mirada en el Soberano Redentor del Mundo,
amarradas aquellas benditas manos que sólo bendiciones prodigan. El
sermón siempre a cargo de sabias y elevadas lumbreras, da mayor
realce y esplendor al acto que se celebra, terminando la
función con la acostumbrada solemnidad de siempre, y desfilando los
hermanos y sacerdotes a casa del Cofrade donde tiene lugar con
fraternal entusiasmo un suculento almuerzo y una abundante y
voluntaria colecta para el culto del Señor.
El personal allí congregado que en medio de vítores y saetas
se da cita para acompañar y presidir la Cofradía del Jueves Santo es
en su mayoría joven y distinguido, fervoroso y espléndido, cuyos
méritos sabiamente acrecentados por la fe y celo incansable de su
digno Cofrade, ha hecho de esta confraternidad una de las más ricas y
brillantes de esta privilegiada Villa.
La nueva escultura del Señor es muy bella, adquirida a
expensa y encargo de su Hermandad, obra de los escultores de
Valencia Bellido Hermanos. Ésta representa a Jesús en el acto de la
flagelación; de tamaño natural. Llegó a Puente Genil el 23 de Marzo
de 1908, y bendecida el 9 de Abril del mismo año, en el exconvento
de S. Francisco de Asís, y llevada procesionalmente el Domingo de
Ramos a la Vera-Cruz, donde hoy se venera.
SAETAS
Desnudo el cuerpo sagrado
lleva nuestro Redentor
escupido y azotado;
lleno de sangre y sudor
y a la Columna Amarrado.
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Por cuantos golpes sufría,
ninguno llorar le ha visto,
y aquella Columna fría
donde amarraron a Cristo
de pena se estremecía.
De la Columna manchada
con sangre del inocente,
brotó una rosa encarnada
y una cristalina fuente
con el agua perfumada.
VIERNES DE DOLORES
Continuo y alegre son
dan las campanas al viento
cuyo metálico acento
estremece el corazón.
Hoy cristiana población
viste sus galas mejores;
mil cohetes voladores
allá en el espacio truenan
y los ámbitos se llenan
de misteriosos rumores.
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Con paso firme y sereno
el pueblo a la Ermita va
donde esperándole está
la Madre del Nazareno.
Ya el Templo rebosa, lleno
de fervientes corazones,
ya suben las oraciones
con el incienso mezcladas,
que del altar en las gradas
se trocan en bendiciones.
Suena el órgano en el coro
con religiosa armonía,
y el santo Templo este día
semeja un ascua de oro.
Flota en el viento un tesoro
de bella y sublime esencia,
y la humana inteligencia
al sacerdote escuchando
hacia Dios se va elevando
con la bendita elocuencia.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Entre incurrir en repeticiones o hacer caso omiso del alegre
festival que en este día celebramos en la Ermita de Jesús Nazareno,
en honor a su bendita Madre la Virgen de los Dolores, opto por lo
primero, haciéndolo en verso por creerlo así algo más llevadero y
menos cansado para mis pacientes lectores por aquello de que en la
variedad consiste el gusto. Ruego ante todo no me tenga por monago,
sacristán ni campanero, al propinarles tanto volteo de campanas,
cohetes, músicas y sermones; soy fiel cronista y devoto de la Virgen,
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cuyas circunstancias me obligan a la verdad, repicando en gordo, y si
las campanas se rompen buen cuidado tendrán los Cofrades de
colocar otras nuevas.
No puedo pasar en silencio siquiera sea a grandes plumadas, las
alegres expansiones de este día por ser el de la Virgen más
popularmente adorada de los hijos de este pueblo, ¡es la Madre de
Jesús! Y mora en su mismo Templo, y con esto queda hecha su
apología en el decir de los pontanos. La Virgen de los Dolores es para
nosotros lo que la Virgen de la Esperanza para los macarenos de la
noble Sevilla.
La Virgen de los Dolores es divinamente hermosa y a su
hermosura y gracia dedican infinitas alabanzas y requiebros sus
buenos hijos. Una alta dignidad de la Iglesia un Viernes de Dolores al
verla por primera vez desde el púlpito exclamó: “¡Que hermosa
estás... en medio de tus Dolores!” y arrepentido tal vez por esta
expansión de los sentidos, volvió la oración por pasiva y exclamó
lleno de beatitud: “¡Que dolorida estás en medio de tu hermosura!”.
La Virgen de los Dolores es nuestra depositaria de penas y
amarguras, nuestra intercesora para con su Hijo; y guardadora de
nuestros sepulcros, donde reposan el sueño eterno aquellos nuestros
seres más queridos.
Por todas estas circunstancias es la Imagen que con más íntimo
cariño veneramos tanto o más que a nuestras buenas madres que nos
enseñaron el camino de su Santuario para bendecirla.
El Viernes de Dolores es uno de los días más celebrados en esta
Villa, tanto por la solemnidad de su función a la Dolorosa como por
ser gran fiesta onomástica de infinito número de nuestras bellas y
piadosas mujeres que, para que llevasen en los labios y en el corazón
a la Madre de Jesús recibieron con las aguas del bautismo tan
hermoso y sugestivo nombre.
DOLORES
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Nombre misterioso y santo
símbolo de la tortura,
que al alma presta dulzura
y del alma arranca el llanto.
Nombre que aleja el quebranto
cual trino de ruiseñores;
mezcla de espinas y flores
de tristeza y alegría:
¡Nombre que hoy toma María
por sus benditos Dolores!...”
Voy a terminar este modesto capítulo dedicado a la Madre de
Jesús Nazareno en su Santo y solemne día, con un respetuoso saludo
a su Ilustre y fervorosa Hermandad de la que tantas pruebas de cariño
tengo recibidas.
¡No olvidaré jamás tiempos que ya pasaron y que para mí
fueron tan felices, viéndome rodeado en mi modesto hogar de dignos
hermanos de su directiva, invitándome a la función, formando parte
de la selecta comitiva, asistiendo a todos sus actos y celebrar entre
ellos el fraternal almuerzo del Viernes de Dolores: dónde en medio
del entusiasmo general, improvisaba alguna saeta o modesta poesía a
nuestra Hermosa Titular!. Muchos años me conté en el número de
estos mis queridos hermanos asistiendo a la gran procesión del
Viernes Santo de mañana vistiendo la túnica azul y cinturón granate y
oro, insignia gloriosa de la Hermandad; no pocos, invocando el
nombre de la Madre de Jesús postulé para ayuda del riquísimo Manto
que hoy lleva, y cuatro años consecutivos fui honrado con el hermoso
título de hermano Mayor, hasta que, errante peregrino, con todo el
dolor de mi alma, dejé quizá para siempre, la tierra bendita de mis
amores, a la que no olvidaré mientras aliente un soplo de vida.
RIMAS
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Entre nubes de incienso bendito
llegué a tus altares,
para unir a tu duelo infinito
mis tristes pesares.
Allí oré, a tus pies, reverente
postrado de hinojos,
tus Dolores nublaron mi frente
tu llanto mis ojos.
De tu imagen Divina, un momento
miré la hermosura.
Y a mi alma llevó el pensamiento
tu inmensa ternura.
No miré en tu dolor, el de la muerte
que engendra el espanto;
tu dolor vi más grande, más fuerte,
más dulce, más santo,
Tu dolor sacrosanto no infunde
terror ni venganza,
es el iris que al orbe difunde
amor y esperanza.
Tu dolor es el llanto fecundo
que esparce la aurora
y a su sabia florece en el mundo
la fe redentora.
Tu dolor es la endecha del ave
que canta en la umbría;
tu dolor llega al alma, suave
cual tierna poesía.
Tu dolor es el canto sublime
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del orbe cristiano:
Caridad que consuela y redime
al género humano.
Tu dolor puso luz en el día,
perfume en las flores...
¡Oh benditos mil veces, María
tus Santos Dolores!
SÁBADO
FUNCIÓN DE LA SOLEDAD
Este último día de la semana de Pasión lo dedican los
Hermanos de la Soledad, a festejar dignamente a su Virgen Titular en
la Ermita del Dulce Nombre, e igual a las demás Cofradías, el buen
gusto, la riqueza, esplendor y espíritu religioso brilla en todos sus
actos.
Así, como es general en todas las hermandades la noble
rivalidad y competencia del culto interno y externo, cada una entre sí
difiera de las demás por ciertos rasgos particulares que le son propias:
El de la Soledad es, que su preciosa Virgen no esté Sola; y sus
anhelos son cumplidos en sumo grado; pues si numerosa es de
hermanos, numerosa es también de hermanas bellas y distinguidas,
cuya devoción exteriorizan en este solemne día, y muy especialmente
en su procesión del Viernes Santo por la noche, alumbrándole por
toda la penosa y larga estación vestidas de luto.
Esta nota característica de que su Virgen no esté sola,
cúmplese a la perfección no solo por sus devotos hermanos; muchas y
valiosas personas de la buena sociedad pontana acompañan a la
Soledad, este día en la Función y Rifa que en su honor se celebra.
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Dicha fiesta es de toda gala, nutrida orquesta, voces escogidas,
sermón notable, y muchas arrobas de cera que convierte el Santuario
en ascua de oro.
La música siempre la misma, nada de innovaciones, así gusta
más, especialmente su antigua plegaria, cantada a solo de tenor y
estribillo a cuatro voces:
“Madre angustiada
Reina del Cielo
tu inmenso duelo
quiero calmar,
con la plegaria
que de fe llena
toda alma buena
debe entonar.”
“Tierna María,
seca tu llanto
calme mi canto
tu Soledad,
que en su agonía
tu Hijo querido
ya ha redimido
la humanidad.”
“Sola en el mundo
te hemos dejado;
crucificado
tu Hijo Jesús
y es tan profundo
su amor sublime
que Él nos redime
muerto en la Cruz.”
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Terminada la función de La Soledad, fórmanse en la puerta de la
Ermita dos apretadas filas de entusiastas jóvenes de la hermandad
abriendo paso a las bellas devotas que en alegre columna salen y se
alejan lentamente dándoles tiempo a oír las últimas alabanzas a la
Virgen por cien voces sonoras que entonan a coro y estilo clásico la
popular saeta:
“Detrás del Sepulcro va
La Estrella más reluciente:
Sus ojos parecen fuentes
Llorando su Soledad”
Una banda de música con acompañamiento de tambores
arranca de las inmediaciones del templo con un brillante pasodoble,
arrastrando tras sí a la muchedumbre de hermanos y convidados;
marcando el paso, bastón al hombro la gente nueva, imitando a los
romanos, dirigiéndose al local destinado para la rifa.
En varios salones hay mesas artísticamente dispuestas donde
se sirven fiambres, dulces y pastas, el oloroso Moriles se trasiega sin
tasa; el cuadro se anima, la música toca sin descanso estrofas del
Stábat Máter, del Miserere y variados pasa-calles: los cohetes estallan
por manojos dentro del local con estampidos que ensordecen, y entre
vivas y Saetas a la soledad comienza la Rifa, de los innumerables
regalos de Hermanos y devotos, que consisten en borregos, pavos,
gallinas, pichones, fuentes de dulce, frutas, cajas de cigarros, botellas
de vino extra y otros diversos presentes que fuese prolijo enumerar.
A petición de la mayoría hacese la rifa por subasta, siendo de
admirar el desprendimiento y generosidad rayano en despilfarro de
todos los presentes subiendo el precio de los objetos rifados hasta lo
inverosímil, dando por el puro, el conejo, el gallo o el cordero de la
Virgen, cinco, diez veinte o cincuenta pesetas. Allí todos rifan y todo
se rifa y agotados los bolsillos y sobrando aún los regalos,
distribúyense en lotes que se envían a los domicilios por una crecida
suma dando por resultado un magnífico ingreso para el culto de la
Virgen.
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Hallándome presente un año en la rifa de la Soledad, cuando
nada quedaba por rifar, ocurriósele a uno de sus Cofrades la peregrina
idea de pedirme un romancillo improvisado para rifarlo también; con
tachas y borrones salió el escrito a la vergüenza pública, y de primera
intención, anunció el hermano Mayor que, para oír los versos
dedicados a la Virgen había que aflojar una peseta por barba ¿Qué
menos? Colectando más de cien pesetas en medio de explosiones de
risa y entusiasmo; leído el encabezamiento, uno de los presentes dio
diez pesetas por que no se leyera; otro porque sí, dio quince, veinte
por que no, veinticinco por que sí, siguió la colecta hasta dejar sin un
botón a los allí presentes, obteniéndose por tan inocente poesía un
hermoso ingreso que no bajaría de trescientas pesetas.
Solo a título de curiosidad y como recuerdo de tan memorable
fiesta inserto la referida improvisación.
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A los devotos Hermanos de la Virgen de la Soledad en su Rifa celebrada en
el año 1898
Murió Cristo en el Calvario;
tembló de horror el planeta,
y el sol ocultó sus rayos
entre insondables tinieblas.
Murió Cristo, y los deicidas
espantados se dispersan,
arrastrando por el mundo
su miserable existencia.
Cristo murió, en el Gólgota,
Sola en su amargura dejan
a la Reina de los Mártires,
Sola en la Cima sangrienta.
¡Sola y al pié del Cadalso,
Sola, en medio de sus penas!...
el silencio de la muerte,
la Soledad por doquiera.
Ya sus mejillas hermosas
dulces lágrimas no riegan
fue tal el acerbo llanto
que el dolor las dejó secas.
La Soledad espantosa
de la muerte le rodea;
a sus pies un pueblo ingrato
y en el Cielo nubes negras.
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¡Su dolor, es infinito
su corazón late apenas,
sin hallar dulce consuelo
en el cielo ni en la tierra!...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
DOMINGO DE RAMOS
A las diez de la mañana de este día celébrase en la
Parroquia de la Purificación la función de las Palmas que conmemora
la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, asistiendo las autoridades
locales y considerable número de fieles. De las dos a las tres de la
tarde comienza a animarse la población, particularmente las vías
principales, notándose gran movimiento de carruajes y los ómnibus
de la estación del Ferro-Carril abarrotados de familias que vuelven de
otros puntos donde residen, y de forasteros que atraídos por la fama
de nuestras procesiones vienen a pasar los días de Semana Santa.
También llegan en busca de explotar sus industrias una legión de
vendedores ambulantes de avellanas, barquillos y mariscos,
indigestos regalos de mozalbetes y chiquillos.
Al anochecer presenta el pueblo un aspecto bullicioso y
fantástico; las lámparas del alumbrado público han sido renovadas
por otras nuevas de mayor potencia; los limpios portales adornados
con las mejores macetas de olorosas flores; por la calle D. Gonzalo es
enorme el gentío: en el salón paseo no caben las oleadas de gente que
afluye de todos lados a aspirar las perfumadas emanaciones de la
ribera, mientras un grito ensordecedor de muchachos acompaña
dando vivas a todos los santos la campanita de la Cofradía de Jesús
Nazareno anunciando para esta noche la primera procesión la de la
Virgen de la Guía.
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Esta se organiza a las ocho y media en la ermita de la
Concepción situada en el barrio alto, para trasladar la Imagen de la
Virgen de los dolores a la de la Caridad, a esta Imagen se le conoce
por la Virgen de la Guía por ser la que sale en el sermón del Paso el
Viernes Santo, buscando a Jesús, guiada por el discípulo San Juan.
La procesión resulta breve pero muy animada,
alumbrándole más de 200 hermanos de Jesús y los Romanos, y
encendiéndole bengalas y la banda de esta corporación tocando
marchas escogidas; las andas son llevadas por la corporación de
figuras titulada Los Ataos.
Las calles que recorre la procesión son: Madre de Dios,
Romero y D. Gonzalo, hasta la ermita de la Caridad donde termina
disolviéndose el acompañamiento y replegándose en la Victoria
extremo opuesto de la misma calle, para acompañar en su ascensión a
los romanos, por último domingo al santuario del Nazareno.
LA CHUSMA
ANTAÑO
Desde que tuve razón
recuerdo perfectamente
de una vieja institución
convertida en tradición
por los hijos de la Puente.
De unos soldados guerreros
llamados Alabarderos,
más tarde Judíos de azote,
y hoy chusma o espinaqueros
incluso el Iscariote.
Era humilde personal
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que jamás metió la pata
pero muy serio y formal
en época cuaresmal
le daba al pueblo la lata.
Sin que fuese cosa rara
con instintos poco nobles,
si que nadie lo evitara
destrozaba paso-doble
con su tara cata tara.
Y esto era una vez y dos
de los Romanos en pós
siempre dando encontronazos
por esas calle de dios
pegando tamborilazos.
Asustaba a los muchachos
su antiestética careta
y cual lindos mamarrachos
quitábanse los penachos
al dar la vuelta Raleta.
Hasta que el valiente Imperio
tomando la cosa en serio
les compró la propiedad;
perdiéndose en el misterio
tamaña calamidad.
Hoy no queda una siquiera
de aquellas prendas tan malas
de la guardia espinaquera:
una oportuna gotera
dio fin de todas las galas.
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Y aquí termina la historia
de aquella chusma de antaño
digna de ingrata memoria
con aplauso de victoria
para la chusma de hogaño.
Que nuevos trajes prepara
de forma elegante y rara
celebrados con afán
al son del tara catara
unidos al rataplán.
LA CHUSMA
DE OGAÑO
Igual que las mariposas
de galas maravillosas
nacen del muerto gusano,
la chusma torna a la vida
por la juventud florida
del Gran Imperio Romano.
Según afirma la gente
son la chusma quince o veinte
del núcleo más principal,
de alegría sempiterna,
¡ni Judas con su linterna
busca mejor personal!
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Tan distinguidos sayones
no celebran sus reuniones
en sitio oculto ni malo,
reúnense en la sastrería
o en la gran cervecería
de la calle D. Gonzalo.
Será de ver el derroche
Miércoles Santo en la noche
del buen gusto y buen humor:
Judas tirando dinero
y el nuevo tamborilero
danzando con el tambor.
Y el flamante abanderado
con la mano en el costado
y los lanceros en jarras,
mientras dos fieros sayones
con brincos y evoluciones
darán la vuelta... de marras.
¡Será de ver el derroche
Miércoles Santo en noche
con entusiasmo guerreros;
y Judas de mal talante
gritando con vos tonante:
¡Paso a los Espinaqueros!
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Cofradías que hacen estación en los días de Semana Santa
en Puente Genil
MIÉRCOLES SANTO
Una de las Cofradías que hacen estación en los días de la
Semana Mayor es la del Señor de la Humildad y Paciencia. La
procesión sale a las cinco y media de la tarde del hermoso exconvento
de San Francisco de Asís. Tres horas antes, el campanillero de la
Cofradía vestido de túnica morada y cordones amarillos tañendo
incesantemente la campanita de timbre dulce y sonoro recorre todos
los barrios de la población sirviendo de aviso a las cuatro
Hermandades que forman esta Cofradía para que se congreguen en la
casa de los respectivos Hermanos Mayores.
A la hora designada pasa la campanita a recoger una por una
todas las Hermandades que la esperan, incluso las respectivas
banderas de las cuatro cofradías y los estandartes, bastoneros
hermanos de luz, Hermano Mayor, Cofrade y Capellán, dirigiéndose
en vistosa columna de túnicas moradas como inmenso vergel de lirios
al Templo donde ha de salir la procesión.
Por otro lado al guerrero compás del tambor recorre las vias
principales en lucida hilera un pelotón de soldados alabarderos
vulgarmente conocidos por la Chusma, llevando delante al falso
Apóstol Judas que simula ir en busca de Jesús para prenderle.
Igualmente aparecen por otras calles dos figuras originalmente
curiosas vestidas con trajes de punto color de carne, grandes melenas
y rostrillos de hembra y varón que quiere representa Adán y Eva al
ser arrojados del Paraíso; cada uno lleva sobre el hombro una grande
rama de higuera, y un enjambre de muchachos le siguen gritando:
“¡Adán y Eva, higos y brevas!, cuyo espectáculo si bien es tolerado
como tradición resulta poco edificante en una solemnidad como la
que se conmemora.
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Organizada la procesión comienza a desfilar muy lentamente
en el siguiente orden: Abre la marcha de campanita que tañe el
campanillero sin cesar hasta que la procesión vuelve al Templo. Sigue
la hermosa bandera de la Cofradía del Santo Sepulcro que es de raso
negro y en el centro las cinco cruces rojas de la orden Militar y
Pontificia del Santo Sepulcro de Jerusalén acompañada de los
hermanos bastoneros de la misma, que visten túnica negra con
cinturón de terciopelo negro bordado de oro; a continuación la rica
bandera de raso tornasol morado de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús
Nazareno y bastoneros de la misma con túnica morada y cordones
amarillos; sigue a esta la bandera tornasolada de raso morado y flecos
de oro de la Columna y sus bastoneros, con túnicas iguales a las de
Jesús, y por último, presidiendo a las anteriores la de la Cofradía de la
Humildad de raso morado y sus hermanos bastoneros con túnicas
moradas también. Hay que consignar que hace pocos años se
suprimió un bonito paso que figuraba el Paraíso y en él, un ángel
armado con una espada en actitud de expulsar a nuestros primeros
padres cuyas figuras descritas iban delante de este paso.
Hoy, el primero que aparece es el paso del Lavatorio; que
representa a Jesús arrodillado ante San Pedro, en actitud de lavarle los
pies. . Ambas esculturas de relativo mérito van lujosamente vestidas,
la toalla que el Señor lleva a la cintura, esta ricamente bordada; el
jarro y palangana son de plata, y las andas son un verdadero primor
construidas en la fábrica de plata Meneses de Madrid.
Los guardabrisas y candelabros son elegantes. Precede a este
paso su numerosa Hermandad de personal rico y nuevo, alumbrando
con cirios y vistiendo túnica morada y fina toalla a la cintura. Una
banda de música entona misereres y marchas.
Paso y Hermandad del señor del Huerto, todos sus hermanos
visten de túnica morada y cordones amarillos, y alumbrando con
velas, llevando delante el estandarte.
El Paso del Huerto, representa a Jesucristo orando en el Monte
de las olivas. Cristo va arrodillado y en actitud de recibir el cáliz que
un ángel le ofrece, le acompañan durmiendo tres de sus discípulos.
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Este paso va precedido de Judas y los soldados que fueron a
prenderle.
Hermandad de la Humildad: después del estandarte siguen
sus numerosos hermanos con grandes hachones, vistiendo túnica
morada y cordones amarillos. Esta Hermandad es la más numerosa y
severa de la procesión, y el Paso el más lujoso y de gran mérito
artístico. Aparece el Señor de la Humildad desnudo, con rico sudario
blanco bordado en oro y cordones de oro por el cuello, como también
potencias y corona de espinas del mismo precioso metal, sentado en
una peña después de haber sido azotado y coronado de espinas. Va
colocado sobre hermosa repisa y bajo palio de terciopelo grana y oro.
Una banda de música le precede tocando marchas y misereres.
Por último la Hermandad de los Dolores con túnicas negras y
alumbrado, con música entonando el Stábat Máter; cierra la procesión
el clero parroquial con cruz alzada.
Esta Cofradía recorre con orden y lucimiento las calles
Romero, parte de la de D. Gonzalo, Cánovas, Plaza de Abastos,
Lemoniez, Cruz de San Juan, Almirante, D. Gonzalo, Baena,
Morales, Vera-Cruz, Linares, Santa Catalina y Madre de Dios,
tardando en su recorrido más de seis horas.
VISITA AL CUARTEL DE LOS ROMANOS
Mientras la procesión recorre el itinerario marcado, desde la
oración de la tarde a la una de la madrugada ábrese al público el
Cuartel de los Romanos, instalando en el Teatro-Circo. Éste se
encuentra soberbiamente iluminado en grandes focos eléctricos y en
el escenario primorosamente decorado son expuestos en maniquíes
los ricos trajes; trofeos y panoplias con los escudos, lanzas, espadas y
banderas, ofreciendo un golpe de vista deslumbrador. La música y
redoblantes ejecutan varias piezas y el público bullicioso que sin
cesar entra y sale pasa un agradable rato en medio de aquél cuadro de
luz, de alegría y bello colorido.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
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Al regresar la Cofradía a su templo que es generalmente
después de las doce de la noche, inmenso gentío espera a la puerta y
alrededores para presenciar los vivas, acto conmovedor para los
pontanos que llegan a despedirse de sus Santos.
Cuando estos van llegando, los vuelven mirando al pueblo que
prorrumpe en vivas atronadores; y banderas y estandartes con
incesante vaivén se inclinan despidiendo a las Imágenes. Al
desaparecer el último paso verificase el cambio de campanitas
saliendo del patio del Templo la de la Cofradía de la Columna que ha
de hacer estación al siguiente día, siguiéndola su Hermandad y
bandera, que se retira con vivas a sus Imágenes.
Al mismo tiempo, la música de los Romanos deja oír un
ruidoso paso-doble con bombo y platillos, desfilando cuestas abajo
con dirección a su cuartel llevándose detrás enorme gentío que
aclama al Imperio Romano alumbrado fantásticamente por las
grandes luces de las bengalas.
JUEVES SANTO
PUENTE GENIL DESPIERTA
Llegó el día más grande y solemne del año; día que este
honrado y laborioso pueblo celebra y conmemora sin precedente,
poniendo en este gran día todos sus amores y alegrías meridianas,
haciéndolo mayor porque pareciéndole corto de tiempo para darle la
grandeza que se merece, sin interrupción de la noche lo empalma con
el Viernes Santo, hasta la madrugada del Sábado de Gloria, en que
rendido por el insomnio, duerme y descansa, resucitando con
Jesucristo el Domingo de Pascua.
La hermosa mañana del Jueves Santo comienza a dar señales
de vida más temprano que otras; la sufrida y madrugadora clase
obrera que dio tregua ayer tarde a las rudas faenas del campo, talleres
y fábricas, hoy, apenas alborea discurre por calles y plazas con
limpieza y lujo, pintada en los semblantes de placidez de la apetecida
huelga.
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Más tarde, los millares de forastero nuestros huéspedes, que
en estos días nos honran con su agradable visita, sacudiendo la
matinal pereza, abandonan el lecho y en unión de los hijos del pueblo
con quienes fraternizan, pasean y visitan curiosamente el perímetro de
la población dando animación y vida a los centros de recreo, donde al
servirles el aromático café se les explica y comenta el fasto de
nuestras celebradas procesiones.
La mañana del Jueves Santo madrugan todas las clases
sociales, por obligación unas, por devoción otras y por impaciencias y
avidez de emociones las más; el pecado de la pereza desaparece como
encanto. Los servicios domésticos se multiplican con los clásicos
regalos para obsequiar forasteros e indígenas, los varios y bien
sazonados manjares del Viernes, se condimentan para los días, en
virtud a que el Viernes Santo suprímese el cocinero.
Hay que asistir a los Santos Oficios, y cuando el tableteo de la
matraca anuncia tristemente la pasión del Señor, es devota obligación
visitar con la familia los Santos Monumentos, quedando por la tarde
en libertad para presenciar la salida de los romanos, y subir de punta
en blanco a Santa Catalina a esperar la llegada de la severa procesión
de la Vera-Cruz.
EL IMPERIO ROMANO
Esta Elegante y numerosa Corporación de Semana Santa, hace
su presentación el Jueves Santo en la tarde para acompañar a la
justamente celebrada Cofradía del Señor de la Columna.
¿Qué es el Imperio Romano? Preguntarán aquellos que
desconozcan el fundamento de nuestro entusiasmo por dicha
colectividad.
Para quien no haya visto los Romanos de Puente Genil, nos
concederá la misericordia de suponerlos una copia o remedo de los
lujosos Armados de Sevilla universalmente ensalzados en periódicos
ilustrados nacionales y extranjeros, al hacer la descripción de las
famosas procesiones de la primera capital de nuestra región andaluza.
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Los Armados de Sevilla no pasan de la categoría de
comparsas, asalariados por las Cofradías, con más o menos lujos, que
distribuidos en grupos de a pie y a caballo, prestan el servicio de
guardias a los magníficos pasos que hacen estación.
Los Romanos de Puente Genil son, una corporación rica e
independiente, que no recibe ni acepta subvenciones de Cofradías ni
de nadie, por los servicios que presta a las procesiones del Jueves y
Viernes Santo. Hállase compuesta de unos cincuenta individuos,
clasificados en socios fundadores y socios de número;
correspondiendo a los primeros todo el inmenso gasto de reformas
que anualmente se hace, y a los segundos el abono de 30 a 50 pesetas,
cuya cuota les autoriza para comer y beber opíparamente durante los
días de acuartelamiento y para lucir el rico traje que visten, por
piedad de los fundadores.
El Cuerpo se divide en cuatro secciones: Escuadra de
Gastadores, Músicos, Centurias y Lanceros. Son mandados por un
Capitán primer jefe, un Primer Teniente, dos Alféreces y un
Abanderado. Toda la Corporación lleva bruñidos cascos de níquel
con plumeros blancos y primorosos escudos romanos, con un sol
dorado en su fondo. Cada sección lleva distintos colores en sus ropas;
los gastadores llevan los de la bandera española; capas de raso
amarillo bordadas en fina plata; cuerpos y toneletes raso grana, con
bordados y flecos del mismo metal; las hachas son de plata y mangos
de cedro. Los Centurias lucen capa azul, cuerpo y tonelete grana con
borlas, flecos y bordados de oro; estos llevan estandartes de
terciopelo y oro con las iniciales del Imperio S.P.Q.R.
Tambores y músicos; Capa verde, cuerpo y tonelete grana y
oro; y dos Lanceros capa grana, cuerpo gris y tonelete azul con
adornos de plata.
Ropas de los Jefes; El Capitán luce un traje soberbio: capa
azul ricamente bordada en oro y piedras, el cuerpo y tonelete raso
grana y bordado con oro. Primer Teniente; Capa verde con oro y
piedras, cuerpo y tonelete grana, todo bordado. Un Alférez colores
acero y blanco y otro grana y verde. El Abanderado, azul y grana,
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todos ricamente bordados con oro. La bandera es de raso grana y
escudo azul, con las iniciales del Imperio Romano y en el asta una
hermosa Águila dorada.
Las botas son de raso o terciopelo bordadas y haciendo juego
con el color respectivo de los toneletes. Todos gastan rostrillos finos y
guantes blancos, dándoles un aspecto elegante.
Los Romanos acompañan las tres procesiones del Jueves y
Viernes Santo, y en la madrugada de este día suben a la Ermita de
Jesús Nazareno seguidos de todo el pueblo a tocar la famosa Diana,
cuyo acto describimos más adelante.
AL IMPERIO ROMANO
Cuando en la tarde del Jueves Santo
llena de vida, llena de encanto
bulle y se agita la población
gratos redobles suenan lejanos
marcando el paso de los Romanos
que en orden vienen de formación.
Todos ansiamos con alegría
ver del Imperio la gallardía
la gentileza y aire marcial;
de su conjunto la perspectiva,
y de su banda graciosa y viva
la más brillante marcha triunfal.
Igual que entraban los espartanos
de sus victorias, nuestros Romanos
son vivo objeto de admiración,
ved, como al paso de sus legiones
salen las bellas a los balcones
a tributarles justa ovación.
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¡Vedlos!: ya llegan los gastadores
cuerpos robustos; vivos colores
dan sus ropajes de tornasol;
hachas de plata, finos aceros,
cascos dorados, blancos plumeros
y en sus escudos rayos de sol.
¿Ved los centurias con sus legiones
señoreando ricos pendones
que en oro fino bardados van!...
¡Ved la bandera rojo amapola
ved al gigante que la tremola
ved la arrogancia del Capitán!...
¡Ved como pasan; son numerosos
con sus reflejos maravillosos,
sus movimientos y distinción,
y a paso lento por la carrera
dan esa nota rica y severa
que solemniza la procesión.
Cuando el Imperio su voz levanta
de la Cuaresma a Semana Santa,
el pueblo entero marcha en pos de él:
por que le ofrece vino y bengalas,
música alegre, hermosas galas,
y el ascua de oro de su cuartel.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
¡Pueblo que ríes, pueblo que cantas
y a Cristo un himno triunfal levantas
de los Romanos siguiendo en pos;
no hay quien no admire su fortaleza
tus procesiones y tu grandeza
por que te elevas buscando a Dios!
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¡Nobles Romanos; brillante Imperio
rotas las cuerdas de mi salterio
bellas estrofas no os cantaré:
pero entusiasta de vuestro brillo
sincero aplauso rudo y sencillo
con toda el alma siempre os daré!
Porque recuerdo que desde niño
os di mis sueños y mi cariño
con mi primera risa infantil
y en vuestra Águila que es de realeza
y en vuestro escudo que es de nobleza
alza su trono Puente Genil.
Por que sois nobles, sois generosos,
sois pontanenses, sois religiosos,
de las Pontanas sois el amor,
y el Viernes Santo por la mañana
muévense oyendo vuestra Diana
La Dolorosa y el Redentor.
Y en el Calvario vuestras bengalas
fingen del cielo luces y galas
con los albores del rosicler,
y a todas horas, de noche y día,
sois el orgullo, sois la alegría
del noble pueblo que os vio nacer.
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A SANTA CATALINA
El Jueves Santo por la tarde tiene para los pontanos un
encanto irresistible, una misteriosa atracción que los lleva como a
deliciosa romería a un punto determinado del pueblo: a Santa
Catalina.
Este punto no es más que una bonita calle del barrio alto, ni
ancha ni larga, pero con el atractivo de la tradicional costumbre de
acudir la mayoría del vecindario a esperar la Cofradía del Señor de la
Columna que por allí pasa, y la vistosa entrada de los Romanos.
De las dos de la tarde en adelante, la animación y alegría es
extraordinaria en esta calle, creciendo por momentos con nuevas
oleadas de femeniles bellezas de carnes sanas y perfumadas, luciendo
galas y primores confeccionados para el soñado momento de esta
hermosa tarde primaveral
Cuando la hora de la procesión se acerca, fórmanse en ambas
aceras nutridas y apretadas murallas de gente ocupando tantas filas de
sillas que casi interrumpen el tránsito, invadiendo además los amplios
portales, las salientes ventajas bajas y los altos balcones, que
formando caprichosos racimos se destacan de las fachadas.
Allí, contra la ley física de la impenetrabilidad de los cuerpos
se embuten más de ocho mil almas, donde no caben dos mil y este
cuadro de brillante colorido, pletórico de ida, sube de pronto y agítase
con espasmo gigantesco al sentir por un lado de la calle el timbre
sonoro de la campanita de la Cofradía que avanza, desplegando sus
amplias y lujosas banderas, y por el opuesto los alegres redobles y
brillantes notas del Imperio Romano que a su encuentro viene,
moviendo graciosamente por entre un mar de cabezas los nevados
copos de sus plumeros.
PROCESIÓN DE LA VERA-CRUZ
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Esta hermosa y severa procesión la hace la Cofradía del Señor
Amarrado a la Columna, sale de la ermita de la Vera-Cruz a las cinco
y media de la tarde y recorre la misma estación que la precedente de
la Humildad con los pasos y el orden siguiente:
Campanillero de la Cofradía y banderas, acompañadas de sus
respectivos bastoneros, sin otra alteración respecto a la de ayer que
presidir la bandera de esta Cofradía.
Estandarte de la Santa Cruz, paso de la Cruz sobre andas y
conducida a hombros como todos los pasos, por los hermanos de su
congregación y precedida de toda su Hermandad, con luces y banda
de música.
Hermandad de la Cena. Estandarte de la misma, siguíendole
su numerosa hermandad alumbrado, música entonando Misereres. El
paso de la Cena es muy bonito y artístico, llamando la atención la
mesa, rebosante de platos con dulce, pan, rosca de fideo, frutas como
granadas, uvas y melones, ramos de flores, y botellas de vino selecto,
y en el centro de la misma maniatado un blanco y hermoso corderillo
con primorosos lazos de seda. Todo cuanto figura en la mesa es
regalo que hicieron hermanos y devotos para la rifa. Las esculturas
son trece. El Divino Maestro y sus doce discípulos sentados a la mesa
en que tuvo lugar la Institución del Sacramento de la Eucaristía.
Hermandad de Jesús Preso. Esta es más numerosa y rica que
las anteriores, sus hermanos denominan a su Imagen el Señor del
Aceite, por ser todos o en su mayor número remitentes y corredores
de aceite de oliva. Estandarte de terciopelo morado y oro, siguen a
este los Hermanos, casi todos de gran corpulencia, con túnica morada
y cordones amarillos, llevan enormes cirios arreglados a su estatura,
nutrida banda de música entonan marchas y misereres.
Ntro. Padre Jesús Preso va ricamente vestido con túnica de
terciopelo y oro, y cordones que del cuello penden y sujetan sus
manos, son igualmente de oro. Repisa trono y candelabros son muy
lujosos y artísticos.
Cofradía de la Columna. Dando escolta, y detrás de Ntro.
Padre Jesús Preso van los Romanos, en medio de los hermanos de la
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Columna, estos llevando grandes cirios, aquellos moviéndose a
compás de sus tambores a paso lento, cuya música ejecuta nuevas y
primorosas marchas.
Es la oración de la tarde, los Pasos son iluminados
profusamente, encendiéndoles las luces de sus guarda-brisas, que a
distancia semejan globos de fuego; y destacándose con vivos
resplandores el Paso de la Columna, en el que no hay detalle que no
arranque exclamaciones de admiración, el gran repisón es todo
dorado a fuego, de talla elegante, el Trono es una joya artística,
restaurado por su Cofrade, completamente dorado, y en el centro la
bella escultura del Cristo de la Columna, cuya descripción queda
hecha en otro lugar; los hermanos que rodean el paso llevan hachones
en forma de cirios, estos son de acetileno y despiden una luz vivísima.
Delante dos niños vestidos de cardenales con incensarios de plata,
van quemando ricos perfumes, y detrás, hermosa y sencilla la
hermandad de la Dolorosa con negras túnicas precediendo a su
venerada Imagen que muda y llorosa parece contemplar con asombro
el magnífico tributo de un pueblo cristiano a su Divino Jesús.
LA NOCHE DEL JUEVES SANTO
Jueves Santo: ¡noche hermosa,
poética y misteriosa
de férvidas ilusiones!
noche de santa alegría
de religiosa armonía
de saetas y oraciones.
Noche, en que la luna llena
cual desposada doncella
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rompe en jirones su velo,
y en torrentes se desata
y en luz y rayos de plata
baña la tierra y el cielo.
Noche plácida y serena
de aromas y flores llena
de la ribera sombría
cuya escarcha la embellece
y con la luna parece
un manto de pedrería.
Noche pura y deslumbrante
antorcha de un pueblo, amante
de sus bellas tradiciones;
que al sonar la campanita,
llorando canta y se agita
detrás de sus procesiones.
Noche que el pueblo pontano
con espíritu cristiano
pierde la tranquila calma,
y ante Jesús Nazareno
este pueblo fiel y bueno
rinde el tributo del alma.
¡Jueves Santo! ¡Noche hermosa
poética y misteriosa
llena de vida y encanto!
Tú eres página de gloria
donde comienza la historia
sublime del Viernes Santo!
VISITA A LOS MONUMENTOS
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Durante las horas que la procesión lenta y solemne hace el
recorrido de su larga estación, con el lucido cortejo de romanos,
músicas y saetas tiene lugar la visita a los Monumentos o andar las
estaciones, como aquí decimos, de cuyo acto no prescinde ningún hijo
de este pueblo.
Aquellos que por la tarde no cumplieron este deber hácenlo
durante la noche, con gran devoción los cabezas de familia con
esposas e hijos, las corporaciones de figuras visitan igualmente los
Templos, formados en línea sin dirigirse la palabra.
El bullicio por las calles es extraordinario, inmenso gentío
circula en todas direcciones, a la procesión unos, a los Templos otros,
y todos a visitar los cuarteles y el Calvario. Los Templos donde se
erigen los Santos Monumentos son: Parroquias de la Purificación y
Santiago; la Victoria; la Concepción y San Francisco de Asís.
EL CALVARIO
La calle de la Amargura y explanada que da acceso a la ermita
de Jesús Nazareno, se halla profusamente iluminada con potentes
focos de arco voltaico. El Templo tiene abiertas sus puertas, y dentro,
junto al Altar Mayor, colocados en sus andas y repisas para hacer la
gran procesión del Viernes Santo de mañana Nuestro P. Jesús, la
Virgen de los Dolores, San Juan, la Verónica y la Magdalena,
alumbradas por numerosos cirios, y acompañadas durante toda la
noche de innumerables fieles; siendo de notar el contraste del
respetuoso y grave silencio en el interior del santuario, con el vivo
clamoreo de Saetas que hasta el amanecer, hora de la Diana vienen a
cantar en el pórtico y alrededores del Templo, como tributo de cariño
a la venerada Efigie y a su hermosa Madre, millares de Pontanos.
LOS CUARTELES
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Uno de los detalles típicos de esta hermosa noche es la
apertura de cuarteles de las figuras, que forman lucido cortejo en la
procesión del Viernes Santo de mañana.
En salones con puertas o ventanas bajas a la calle, son
expuestos al público en ordenados maniquíes los ropajes y atributos
de los personajes bíblicos, profusamente alumbrados con grandes
lámparas de viva luz eléctrica. Las ropas son valiosas y originales, su
confección ajustada a la época y realidad de las personas que figuran.
Todas (a excepción del apostolado) todas son de raso, terciopelo o
tisú, con ricos bordados en oro y plata; túnicas y mantos de diversos y
delicados colores; sandalias bordadas, coronas de plata, rostrillos
finos y modelados con perfección anatómica por reputados escultores
y martirios o atributos de mérito artístico.
Cada corporación tiene un reglamento que sus socios guardan
fielmente, todos se llaman hermanos, y como tales se quieren sin
faltar a sus tradicionales y severas reglas.
La mesa donde celebran la cena de la media noche, es digna
de ver por su refinado y artístico lujo culinarios, comparable a la de
un espléndido refresco de boda; a pesar de hallarse proscritas las
carnes y sol figuran en ella, pescados, mariscos, dulces, frutas y
vinos.
La mesa tiene su privilegio que nadie quebranta bajo pena de
expulsión; nadie puede tocar ni se permite ser tocada por ningún
socio hasta la media noche en que el Presidente haciendo de Señor la
bendice y toca su mano el primer manjar, con la particularidad que
ninguno quiere señalarse como Judas.
Fuera de la mesa, cuantos amigos y forasteros pisan los
umbrales de un cuartel son obsequiados con el rico vino de la
Sagrada bota.
Todas las figuras celebran la cena con el mayor orden, previa
la votación para elegir a cada uno la ropa que ha de vestir en la
procesión y terminado el acto suben a la Ermita de Jesús a cantar
saetas, alusivas a su corporación y a sus Santos, donde esperan la
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subida de los romanos y el toque de la Diana, saludando con vivas la
hermosa aparición de Jesús cuando amanece el día.
Los cuarteles son tantos como corporaciones existen, que son
muchas y de personal escogido. De ellos citaré una de las primeras
por ser imposible enumerarlas todas.
LOS APÓSTOLES
Tomamos como modelo de corporaciones el Apostolado, por
ser la más seria, más antigua, y más numerosa.
Considerada como una de tantas que lucen el bíblico ropaje,
nada hay que hacer mención: son los mismos de hace cincuenta años,
túnicos y mantos sencillos de lana en variados colores, desprovistos
de oro y bordados, su reglamento les prohibe todo lujo. Considerada
como reunión de amigos para celebrar la Pascua con el clásico
cordero y gastos de vino, supera a los demás; pero lo que realmente
les caracteriza como apostolado es su probada resistencia desde su
acuartelamiento hasta pasada la Pascua.
Los Apóstoles se acuartelan el Miércoles Santo cuando han
hecho acopio de abundantes provisiones para diez o doce días que
dura la reunión.
En esta misma tarde es sorteada una pareja para vestir los
trajes de Adán y Eva, si los agraciados renuncian, otra pareja es
sorteada, pagando la primera una multa. El Jueves Santo en la tarde
presencian el paso de la procesión por Santa Catalina, llevando el
alpatana una repleta bota de vino del Apostolado para obsequiar a los
amigos. Cuando el público visita su cuartel es costumbre beber en la
bota de los Apóstoles por ser creencia el vivir un año más.
En esta noche celebran Junta de Reglamento en la que se
verifica el sorteo de los doce que han de vestir de Apóstoles, cada uno
de los que les corresponde vestir, se pone un túnico negro para
sentarse a la mesa.
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El Apóstol de nueva entrada que en suerte le toque uno de los
tres martirios de San Pedro, San Andrés y San Matías tiene que
cederlo a uno de los antiguos.
Los veinticuatro individuos que componen el Apostolado
pertenecen a todas las clases sociales, desde un título de Castilla al
humilde bracero, entre los que reina la más amplia y cariñosa
fraternidad sin distinción de jerarquías.
Entre los curiosos datos dignos de mención, se observa que el
exapóstol jamás fue de corporación alguna después de su salida del
apostolado, considerándose como el veterano retirado que se separó
de la bandera para morir al peso de sus laureles.
La noche del Jueves Santo andan las estaciones con gran
devoción, sin salir del Cuartel hasta la hora de la Diana; la cena de los
Apóstoles es justamente elogiada revistiendo gran solemnidad entre
sus congregados.
Muy pocas son las figuras que imitando a los Apóstoles tienen
la resistencia de acompañar toda la estación a Jesús Nazareno
pasando al barrio de Miragenil; los Apóstoles no quebrantan su
Credo, hacen más; si una formidable tormenta o lluvia torrencial los
sorprende, como ha ocurrido muchos años, siguen impasibles con el
agua a las rodillas y lastimosamente calados, en medio de la calle
solos, sin volver atrás la vista mirando a su Maestro que delante va, y
cuenta que la Cofradía de Jesús tampoco se arredra por mojadura más
o menos; al Nazareno lo cubren con magnífico impermeable, sin
darse gran prisa por llevarlo a su Ermita antes de la hora marcada.
Los Apóstoles cuando llegan a Santa Catalina el Viernes Santo
de mañana son recibidos con grandes demostraciones de simpatía.
Los Apóstoles, son casi todos de elevada estatura que con el
traje bíblico les da un aspecto de severa grandeza. Son de su
propiedad los trajes de Adán y Eva, los Santos Varones y los
Picuruchos.
EL APOSTOLADO.
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Apóstoles, salud; los que formando
la gran corporación de santidades
fundadores del Credo, vais llevando
los martirios de aquellas dignidades,
los que en pos de Jesús vais evocando
el Drama Universal de otras edades,
representado el celestial misterio
cantado en el profético Salterio.
Permitid, que en la noche misteriosa,
ni númen de tinieblas circuido
llegue a ofreceros pasionaria rosa
sin perfume, y matiz descolorido.
permitid que mi mano temblorosa
se impregne del magnético fluido
de amistad, al tocar arrodillado
las diestras del sublime Apostolado.
Yo quisiera de espinas y de lirios
la corona ceñir como poeta,
y cantar del Apóstol los Martirios
que de sangre regaron el planeta.
Yo quisiera en extáticos delirios
hacer himno triunfal de una saeta,
a las doce columnas bello encanto
de la gran procesión del Viernes Santo.
Figuras que a Jesús lleváis por guía
y camináis con varonil firmeza
por esa larga y dolorosa vía
sin volver un momento la cabeza;
sencilla es vuestra noble gallardía
cubriendo de humildad tanta grandeza,
emulando a los Mártires que fueron
los que a Cristo en la muerte precedieron.
Sois de aquéllos el hábito fecundo;
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de aquéllos que en vosotros encarnaron
docena colosal, que por el mundo
la doctrina del Justo predicaron.
Titanes que con fe y amor profundo
alcázares y tronos derribaron
de Césares, Tiberios y Nerones
cayendo ante la Cruz hechos jirones.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Apóstoles, salud; de mi tristeza
enjugad si podéis amargo lloro
con rasgo de espléndida nobleza
de vuestro bello corazón de oro!
Pedid al buen Jesús todo grandeza
nuestro bien, nuestro amor, nuestro tesoro,
pedidle que a mi pueblo que amo tanto
vuelva alegre a pisar el Jueves Santo.
¡¡ADIOS, JUEVES SANTO!!
Son las doce y media de la noche: el carro volador del tiempo
ha penetrado en la poética y soñadora madrugada del Viernes Santo.
La argentada luna con su faz llena y redonda, ríela por los diáfanos
espacios difundiendo la blanca luz de su antorcha sobre las encaladas
y limpias calles de Puente Genil, invadidas como inmenso
hormiguero de seres humanos que sin interrupción bulle y se agita
como ruidoso murmullo de metrópoli.
La procesión avanza majestuosa y lenta por la calle de
Aguilar, con dirección al Templo, la gente se anticipa a su llegada
invadiendo la plaza de la Vera-Cruz para darle el adiós de despedida
con saetas y vivas que ensordecen.
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Los Romanos destacándose del centro de la Cofradía avanzan
hasta el centro de la plaza en doble fila, saludando marcialmente la
entrada de cada Paso con vivo y redoblado pasodoble. Al mismo
tiempo muevense banderas y estandartes; cirios ardiendo que se
elevan, brazos y sombreros que se agitan y rojas bengalas que con sus
vivos y fantásticos resplandores sirven como de apoteosis a la
gloriosa jornada de la procesión del Jueves Santo.
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VIERNES SANTO
“Alondras y ruiseñores
cantad al nacer el día y
en el cáliz de las flores
bebed lágrimas que envía
la Virgen de los Dolores”
LA DIANA
El eco vibrante y lejano del reloj de la torre de la concepción
marca pausadamente la hora: son las cuatro de la mañana. Una franja
de indecisa claridad atenuada por el fulgor alabastrino de la diosa
luna, comienza a dibujarse por el punto que la estrella matutina se
eleva como blanca hostia sobre el fondo azul turquí del horizonte.
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La brisa de la aurora saturada de aromas y rocío, del
incensario florido de los valles y los húmedos besos del Genil, llega y
se extiende con hálito amoroso por el extenso plano inclinado de la
Cumbre, donde gallardamente se eleva el Santuario de Jesús
Nazareno. Allí está el pueblo reunido en apretado haz, sin sueño ni
fatigas, entonando con más bríos las coreadas saetas al pie del
Sagrado Templo. Allí están muchos hijos del pueblo que recorrieron
largas distancias por ver la salida de su adornada Efigie, allí están
centenares de personas de los pueblos comarcanos; y allí flotan los
espíritus de los hijos ausentes; de los que dieron su vida por la patria
con el dulce nombre de Jesús en los labios, y de los seres queridos
que perdimos para siempre y duermen el sueño eterno con el contiguo
Campo Santo...
Prescindamos de nuestro pobre relato para copiar los
hermosos párrafos que nuestro ilustre paisano D. Antonio Aguilar
escribe en su libro titulado “Apuntes históricos de la Villa de Puente
Genil”.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
“Es esta (la procesión del Viernes Santos) por la devoción que
todos tienen a Jesús, considerado como Patrono del pueblo, la mejor y
la más lujosa de cuantas hacen estación la Semana Santa. Su salida es
esperada con verdadero anhelo, desde las primeras horas de la
madrugada de este día, ya a las tres comienzan a reunirse alrededor de
la Ermita, multitud de devotos que dan al sitio singular aspecto y
carácter. La población extendida en declive al pie de la Ermita, los
montes que encierran el horizonte, el valle del Genil divisado a vuelo
de pájaro, ese mismo río enviando sus murmullos a la altura a favor
de la noche silenciosa, y un aluna clara y brillante que a veces parece
rodar sobre blanquísimas nubes, son elementos bastantes para que la
imaginación se exalte y la inteligencia crea presenciar un momento
extraordinario.
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La naturaleza, de una parte, muda y silenciosa, si se exceptúan
los vagos ruidos que en la noche se perciben y un pueblo devoto de la
otra, agrupándose como gigantesco pedestal de su querida Ermita,
proclamando en religioso cántico que a coro entonan centenares de
voces, su fe y su amor por la Imagen que aguardan, forman tan no
acostumbrado espectáculo que el ánimo se sorprende y el corazón
simpatizando con el acto, ansía sentir hasta las más leves impresiones.
No hay pluma que pueda sorprender con sus rasos los que son
fisionómicos del acto a que aludimos: hay en él tanta grandeza, tanta
sublimidad y novedad tanta, que las palabras son pequeñas y pobres
para encerrar los conceptos que allí se pueden imaginar: y cuenta que
para nada entra el arte en tan solemne espectáculo; son solas la
espontaneidad, la sencillez y la fe quien lo forman y engrandecen.
En el preciso momento en que la aurora se distingue, se oyen
dentro de la población los acordes de la música y el redoble de los
tambores; las casas más altas y las torres de los Templos se ven
súbitamente iluminadas por los reflejos de luces de colores, que
semejan las rojizas claridades de los incendios; la multitud se
conmueve, anunciándolo sus movimientos y el rumor de sus voces; se
aproximan las luces y, por último, aparecen por la calle de la
Amargura estandartes y banderas, la campana de la Cofradía, de
gratísimo timbre, la cruz parroquial, el clero, y finalmente, precedidos
de la música e iluminados con bengala, que a sus lados llevan
personas encargadas de ello, los lujosísimos armados, que en vistosa
columna suben por el cerro hasta llegar a la misma puerta de la
Ermita. Allí se detienen, toca la música una preciosa diana, y al
concluirla, entre los gritos y vivas de la multitud, los saludos de las
banderas y los tristes sones del miserere; aparece en el pórtico la
severa y sublime imagen de Jesús Nazareno, cuyas facciones parecen
dotadas de vida y movimiento, iluminadas por las bengalas y las luces
que encienden los hermanos. Todos los ojos tienen en aquel momento
un objetivo común, todos los corazones se hallan vivamente
impresionados, Jesús mismo parece conmovido ante su pueblo, una
corriente misteriosa de ricas emociones se establecen de los devotos a
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su Imagen y pudiera asegurarse que en aquél momento no haya un
alma sola que no esté inspirada por la fe, santificada por el amor y
purificada por la excelsitud y nobleza de sus ideas.
Aquellos actos, aquellos momentos, centro común donde
coinciden las voluntades y aspiraciones de todos los vecinos de la
Villa, son característicos en sumo grado de la misma.
No termina con lo dicho, sin embargo, lo propio y excepcional
de esta procesión: mientras la luz del día va aumentando, descienden
a Jesús en dirección al pueblo y al llegar a éste, ofrecen nuevo
espectáculo los penitentes que llevan cruz, disputándose los sitios más
próximos a la Imagen.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
EL AMANECER
Ha terminado la diana presenciada por más de diez mil almas.
Los risueños albores de la mañana sorprenden con vigorosos tonos de
bellísimo colorido el grandioso espectáculo. Jesús y la Virgen de los
Dolores, bendicen desde el gran pórtico a su querido pueblo.
La numerosísima Cofradía del Nazareno, las banderas, los
Romanos y parte de la muchedumbre descienden la cuesta y calle de
la Amargura llevándose hacia el pueblo al Divino Patrono,
siguiéndoles las imágenes de la Verónica, San Juan y la Magdalena.
En último término, queda inmóvil, en medio de la extensa
explanada como esbelto y empavesado buque anclado entre el oleaje
del mar, el gran Paso de la Madre de Jesús con su inmenso palio de
tisú de plata, su rica y argentada repisa, donde descansa la bella
Imagen luciendo vestido, manto y joyas de gran valor y rodeada de un
mar de corazones que incesantemente la aclaman.
Por un misterioso encanto, el efecto que la Virgen de
los Dolores produce es tal, que así como ante Jesús, el pueblo
conmovido llora y exterioriza sus penas, ante su Madre llora también,
pero con dulces lágrimas, exteriorizando sus alegrías. Jesús es
severamente hermoso como todas las obras maravillosas de
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Montañés, infundiendo el respeto de Padre. La Virgen de los Dolores
es primorosamente bella, infundiéndonos el tierno cariño y confianza
que depositamos en el corazón sencillo y bondadoso de nuestras
madres.
Por el santo respeto a Jesús nadie le ataja el paso cuando del
Templo sale; no así a la Madre, que interrumpiéndola en medio de la
cuesta, cuando parece bajar del cielo queda como presa y a voluntad
de sus devotos que la admiran, la aclaman y con ojos del alma la
besan.
Antes de partir en pos de su Hijo mil vivas y saetas saludan su
celestial hermosura y en medio del más profundo silencio alguno de
sus hermanos alza esta plegaria:
VIERNES SANTO DE MAÑANA
PLEGARIA A LA SMA. MADRE DE JESÚS
-I¿Dónde vas, tierna Paloma
Viernes Santo de mañana,
tan hermosa y dolorida
vertiendo un raudal de lágrimas?...
¿Porqué lloras...? ¿a quién buscan
tus celestiales miradas?...
¿Porqué desde tus Altares
hasta el fin del pueblo bajas?...
¿Acaso, te dejan sola
al pie de esta Cumbre Santa?
¿Te arrebataron tu Hijo
el Redentor de las almas?...
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¡No, Madre, seca tu llanto
purísimo, calma tus ansias:
a Jesús no te lo quitan
ni te encuentras solitaria.
Por allí, camina Cristo,
sí, pero va a nuestras casas
a aliviar nuestros enfermos
y a endulzar nuestras desgracias.
A cuidar que nuestros hijos
desde el umbral de la infancia
broten en sus corazones
flores de virtud cristiana.
A bendecir, Poderoso,
nuestros campos de esmeralda,
para que brote la espiga
y haya pan con abundancia.
Por ser el Patrón Bendito
de esta Villa afortunada
que, cual nido de palomas
bajo su trono descansa.
¿Tú sola? ¡No, Madre mía!
mira en torno de tus andas
a un pueblo que te bendice
y con delirio te aclama.
A un pueblo que en Ti se inspira,
por ti reza, llora, ¡canta!...
y en procesión por Ti viene
entre vivas y bengalas.
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Mira a tu ilustre Hermandad
Cabe tus divinas plantas
¡con qué noble orgullo ostenta
tus insignias veneradas!
¡Míranos bajo tu manto
como indefensa bandada
de polluelos; al abrigo
de tus purísimas alas!
-II¡Hijos de Puente Genil
despertad! La gran diana
ya sonó, y aquí la reina
del Cielo, viene...¡Miradla!
¡Miradla: por sus mejillas
benditas corren las lágrimas
como diamantina lluvia
sobre rosas perfumadas.
¡Mirad sus divinos ojos
que, aunque el llanto los empaña,
en ellos la luz asoma
de la naciente mañana.
¡Mirad su boca entreabierta
por el dolor, pura y santa
que para todos sus hijos
suspiros de amor se escapan.
¡Miradla! Ya el nuevo día
con nimbos de luz la baña
y en su palio tornasolan
celajes de azul y plata.
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¡Mirad cómo los crespones
de la noche se desgarran
y el sol triunfante en el cielo
se dispone a saludarla.
Y despierta el universo,
las golondrinas le cantan,
las flores le dan aromas
y besos las frescas auras.
Y nosotros...¿no tendremos,
amor, suspiros ni lágrimas
para la Madre de Cristo
nuestra Augusta Soberana?
¡La que tantas bendiciones
sobre nosotros derrama
y de la cuna al sepulcro
nuestros pasos acompaña?...
¡Si, llega, pueblo querido,
y con la frente inclinada
alcemos hasta su trono
esta sencilla plegaria.
-III¡Madre! Mater Dolorosa
bendita Paloma blanca
mensajera de la Gloria
y estrella de la mañana.
Por los inmensos Dolores
que el corazón te desgarran
viendo a Jesús bajo el yugo
de la Cruz dura y pesada.
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Viendo al Mártir de los Mártires
subir por las cumbres ásperas
del Calvario a dar su vida
por lavar nuestras infamias.
Deja, Madre que estos hijos
que aquí llegan a tus plantas,
viéndote llorar, lloremos
raudales de acerbas lágrimas.
Deja que tristes gemidos
broten de nuestras gargantas,
y oigan nuestras desventuras,
nuestras penas, nuestras ansias.
Haz que nuestros corazones
no sufran rudas batallas
ni rigor del infortunio
azote nuestras moradas.
¡Intercede por tus hijos,
por los que ¡Madre! te llaman
en medio de los dolores
en este valle de lágrimas.
Por todos nuestros queridos
hermanos, que allá en lejanas
tierras, en el alma sienten
de tu ausencia la nostalgia.
¡Por nuestros llorados muertos
que en esas tumbas descansan
en cuyos fúnebres lechos
pronto un sitio nos aguarda!
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Y cuando las negras puertas
de la Eternidad, se abran
y den paso a mi cadáver
tras la losa funeraria.
Y no pueda ver tu Imagen
tan hermosa, Virgen Santa,
ni escuche tu campanita
Viernes Santo de mañana...
Entonces, de las miserias
del mundo, salva mi alma,
y vuele contigo al Cielo
como vuela mi plegaria!...
LA PROCESIÓN
Después de una noche de fecundos acontecimientos y grandes
emociones, es ley fisiológica que el frágil organismo humano caiga
en un estado de postración, de sueño y de fatiga, sin voluntad para
que los sentidos perciban impresiones; siéndole indiferente cuanto le
rodea.
Pero, contra esa ley álzase a veces una fuerza superior y
desconocida, una especie de galvanismo que sostiene y alienta; es la
fuerza imponderable del espíritu que manda a la materia, y esta,
esclava de aquel, obedece y anda como el cuerpo de Lázaro a la voz
de Jesucristo.
Así se explica que después de toda la noche del Jueves Santo
rica y fecunda de emociones, llegando al límite del sentimiento y
entusiasmo religioso, con la aparición de Jesús Nazareno que bendice
a su pueblo al clarear el día, a los dulcísimos acordes de la Diana,
escuchada con profundo silencio, para después desbordarse como un
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torrente de fervientes aclamaciones, este pueblo fuerte de alma, sin
cansancio ni pereza vuelve de nuevo a congregarse para presenciar la
organización de la procesión en Santa Catalina, siguiéndola después
o buscándola en varios sitios de la carrera, hasta las cinco de la tarde,
hora en que el Nazareno subiendo la calle de la Amargura entra en su
Casa. ¡Hermoso ejemplo de resistencia espiritual de un pueblo!.
Son las seis de la mañana, el sol naciente baña con dorados
resplandores, lomas de olivares, llanuras de huertas, valles y colinas
pobladas de florecillas olorosas. El pueblo congregado en Santa
Catalina, blanca como una paloma, rebosante de luz y alegría ve con
emoción profunda la aparición del sol con la de Ntro. Padre Jesús,
como si Dios enviase tan magnífica antorcha para alumbrar el camino
del calvario a su Divino Hijo.
Las cuatro inmensas banderas desplegadas sus alas al viento
precedidas de la campanita y escoltadas por nutridas comisiones de
bastoneros y crucetas pasan a la punta opuesta de la calle,
siguiéndoles dos interminables filas de hermanos, mujeres, niños,
ancianos, forasteros, devotos y algunos hijos del pueblo con el
honroso uniforme del soldado; esos héroes anónimos que al verter su
sangre generosa por la patria encomendáronse de corazón al Poderoso
Patrono, y en este día cumplen su voto alumbrándole todos y
descalzos algunos, cuyo sencillo acto despierta viva simpatía, y
lágrimas amargas por los que no volvieron.
Por el centro de la calle en una extensión de cien metros
vienen moviéndose los Romanos, conjunto de policroma belleza, más
gallardos y sugestivos que ayer, porque en el oro de sus ropas y en
bruñido de sus aceros refráctanse los rayos del sol del Viernes Santo.
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ENTRADA DE LAS FIGURAS
LA REVERENCIA
Siguiendo una antigua costumbre, llega Jesús a la entrada de
Santa Catalina y allí se detiene más de dos horas para recibir el
homenaje de las figuras o personajes bíblicos que forman en la
procesión.
En largo cordón que se pierde con el final de la calle, van
llegando unas tras otras simulando esculturas, sin otro movimiento
que el de los pies, caminando lenta y majestuosamente hasta
colocarse ante el Nazareno donde se detienen y rodilla en tierra
presentar el martirio o atributo que en la mano llevan, retirándose
después de una profunda reverencia a ocupar el puesto que en la
procesión les corresponde.
Terminada esta ceremonia, muévese Jesús calle adentro y la
procesión sigue su curso.
El paso de Jesús Nazareno representado con la cruz sobre el
hombro camino del Calvario es realmente hermosísimo, llevando a
hombros por sus hermanos que se disputan el honor de coger turno
para llevarlo, al acercarse la severa Imagen todo el mundo se inclina
con profundo respeto, ninguno de sus buenos hijos por la veneración
que por El sienten se atreven a mirarlo con la cabeza erguida: la
mirada fija de Jesús hace daño en el corazón. En estos momentos, en
medio de nuestras calles y a plena luz del sol es cuando se puede
admirar toda la grandeza de tan soberana Efigie y todo el riquísimo
ornamento de que va revestido, que yo prescindo detallar por ser mi
pluma pequeñamente débil para tan grande empresa.
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ORDEN DE LA PROCESIÓN
Detrás del paso del Nazareno van las figuras llamadas Atados
que representan a Dimas, Gestas y Barrabás, acompañados de dos
sayones que llevan las cruces en que los dos primeros han de ser
crucificados; van custodiados por varios soldados romanos y atados
con cordeles.
Dos filas de penitentes de túnica van a continuación llevando
sobre sus hombros grandes y pesadas cruces.
Autoridades de Jerusalén.- Representadas por cuatro figuras;
Anás, Caifás, Herodes y Pilatos, que visten ricos trajes muy
apropiados a la época.
Pretorio o servidumbre de Pilatos.- Estos llevan la palangana
y toalla donde este se lavó las manos.
Judas desesperado, S. Pedro y S. Pablo.
Paso de la Verónica.- Precedido de su Hermandad, esta
Imagen lleva el blanco lienzo donde fue estampado el rostro del
Señor.
Los Profetas.- Nueve figuras de puro sabor bíblico, el Rey
David luce un magnífico traje.
Testigos falsos.- Tres personajes que figuran los que
depusieron contra Jesús.
Paso de María Magdalena.- Precedido de su Hermandad.
Los Evangelistas.- Cuatro bellas figuras: S. Juan, S. Marcos,
S. Lucas y S. Mateo.
Paso de S. Juan, Apóstol.- Precedido de su joven Hdad. Con
túnicas granate.
Los doce Apóstoles.- Graves y severas figuras que acompañan
a Jesús durante su larga carrera.
Virtudes Teologales.- Fe, ropaje blanco; Esperanza, ropaje
verde y Caridad, ropaje grana.
Sibila de Cumas.- Viste hermosa túnica de terciopelo negro,
larga cabellera de oro y báculo dorado.
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Virtudes Cardinales.- Son las cuatro figuras originales:
Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
Potencias del Alma.- Ricas figuras con hermosas coronas de
plata.
Las Postrimerías.- Cuatro figuras simbólicas de maravilloso
efecto.
La Religión.- Figura rica y de gran belleza.
Los Dones del Espíritu Santo.- Estas siete figuras de
sorprendente originalidad, son de las más llamativas y elegantes, con
sus ricas y variadas túnicas, mantos, rostrillos, coronas y cabelleras
rizadas. Este año llevan rostrillos nuevos que llamarán la atención.
El Rey Salomón, Herodías con la cabeza de S. Juan Bautista,
la Samaritana, Mujer Adúltera, Judit con la cabeza de Holofernes,
Virtudes Morales, Justicia y Misericordia y las tres Marías.
Todas estas figuras visten con gran lujo, rivalizando en
reformas para ver como sobresalen unas de otras.
El cordón que forman las figuras se supone en un kilómetro de
longitud, su paso es muy lento y la cabeza, brazos y cuerpo inmóvil
como las estatuas.
Causa admiración la paciencia de estas figuras siguiendo a la
procesión, y las diversas posiciones de brazos, algunas muy violentas
como la Justicia que lleva el brazo derecho inmóvil y levantado a la
altura de la cabeza sosteniendo un peso dorado.
Detrás de la última figura comienza la Hermandad de la
Virgen de los Dolores con Estandarte de terciopelo azul y bandas
guinda ricamente bordado en oro y varales y Cruz de plata. Los
hermanos visten túnica azul ceñida con cinturón color guinda
bordado con oro. El Paso de la citada hermosísima Imagen de la
Virgen sobre repisa de plata y palio de tisú azul y plata; les precede
una banda de música entonando estrofas del Stábat Máter. Cierra la
procesión el clero parroquial con Cruz alzada.
Esta procesión tarda unas ¡doce horas! En recorrer la estación,
pasa al barrio de Miragenil y se detiene a su regreso, en la Plaza
Nacional donde tiene lugar el Sermón del Paso.
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SERMÓN DEL PASO.
El Viernes Santo a las doce del día presenta el centro de la
población un aspecto animadísimo y brillante. En la Plaza Nacional,
salón-paseo y sus inmediaciones, miles de almas aglomeradas resisten
pacientemente la inclemencia de un sol de justicia que elevado en el
meridiano envía sus rayos perpendiculares.
Uno de los balcones del edificio contiguo a la CasaAyuntamiento ha sido revestido con el paño morado; es el balcón
destinado como púlpito al sacerdote que ha de predicar el Sermón del
Paso.
Por el puente sobre el Genil, retorna el populoso barrio de
Santiago en dirección a la Plaza Nacional, la brillante columna de la
Cofradía, bandera, Romanos, Santos, y figuras, abriéndose paso entre
el inmenso gentío de la plaza, colocando a Jesús en su artística caseta,
a la Virgen a la sombra que proyecta la entrada de la calle D. Gonzalo
y a las demás esculturas en el centro de la plaza.
Durante el Sermón, hermanos y figuras van a sus centros y
cuarteles a refrescar las gargantas y reponer las perdidas fuerzas con
el clásico almuerzo.
El sermón del Paso dura más de una hora que el numeroso
auditorio escucha devotamente; el sacerdote expone con elocuentes
periodos la Pasión del Señor, un pregonero a toque de clarín
pronuncia la Sentencia de Pilatos, condenando a Jesús a muerte; la
voz del ángel revoca la sentencia proclamando la inocencia del Justo.
A la voz del predicador muévense las Imágenes, la Virgen
viene en busca del Hijo Mártir, el discípulo S. Juan le enseña el
camino, antes de llegar a Jesús, los soldados romanos cruzan las
lanzas cerrando el paso a la Virgen; a las exhortaciones del sacerdote
retíranse los soldados y la Madre llega al lado de Jesús; la Verónica
llega a limpiar con el fino lienzo, el ensangrentado rostro del Señor,
quedando estampado su hermoso rostro en sus tres dobleces. La
Magdalena se acerca a los pies de Jesús como llorosa y arrepentida y
termina el sermón con la bendición de Jesús al pueblo y a los campos.
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Suena de nuevo la campanita, la música entona misereres y la
interrumpida procesión continúa su marcha con todo el lucido cortejo
que antes se siguiera hasta el Calvario, donde los vivas, las músicas y
aclamaciones son imposible describir. Despidiendo al Divino
Salvador, penitentes y figuras se van postrando a los pies del
Nazareno despidiéndose con lágrimas en los ojos y suspiros en los
labios que brotan del corazón. A las cinco de la tarde todo parece
terminado, músicas y tambores, campanita y banderas, bajan del
Santuario, pero en medio de la Vía Dolorosa se encuentra la Madre
de Jesús sola con su Hermandad y la figuras le rinden tributo como
hicieron con su Hijo; los Romanos se paran ante ella, entonando un
Stábat Mater y la Cofradía de Jesús Nazareno no la deja hasta la
puerta de su Santo Templo. Entonces definitivamente acaba la
hermosa procesión del Viernes Santo de mañana, apareciendo la
campanita de la Cofradía del Santo Entierro convidando para la
procesión que sale al anochecer de la Ermita del Dulce Nombre.
PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO
“Al peso del sacrificio
dobló el Mártir la cabeza;
ya está la naturaleza
fatigada del suplicio”
Grillo
Glosando las sublimes estrofas del inmortal cantor de Las
Ermitas, el risueño y bullicioso pueblo de Puente Genil que se
purifica en las claras linfas de su Jordán y se santifica por la
redentora mano de Jesús Nazareno, siéntese poseído en esta tarde del
Viernes Santo de nostálgica tristeza, de pesar indefinible, como si al
peso del sacrificio de despedirse Jesús de su pueblo, hasta otro año
vieran los pontanos con ojos del alma a su Ideal muerto, más de pena
que de martirio, con la cabeza doblada con las espinas de la
pesadumbre de morir solo; sin que le rodee aquél su querido pueblo
que una hora antes le aclamaba delirante.
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En esta tarde del Viernes Santo parece que la naturaleza
entera fatigada del suplicio del Mártir; envía hálitos de muerte por
todas partes, saturando plantas y flores y hasta la misma luz del cielo
de profunda melancolía. A pesar de este sello de tristeza, el pueblo
genuinamente cristiano no se rinde ante el duelo universal y haciendo
un supremo esfuerzo los vemos acudir a la ermita del Dulce Nombre
a acompañar piadosamente el Santo Sepulcro, la Virgen en sus
Angustias y Soledad y el árbol Santo de la Cruz.
A la agonizante luz crepuscular cuando el regio sol ha
ocultado su dorada melena en el piélago inmenso del Occidente cruza
la vía principal llenándola en toda su longitud la gran Cofradía del
Santo Entierro como disciplinado ejército de Cristo, señalando las
secciones de sus cinco Hermandades con los colores y distintivos
granate, negro, verde, blanco, azul y rojo de sus insignias, bajo un
inmenso bosque de gruesos cirios que han de alumbrar a las Imágenes
respectivas; delante la campanita, bandera y bastoneros y detrás
presidiendo el capellán, Cofrade y hermanos mayores.
A las ocho de la noche avanza imponente y grandiosa la
última procesión por las calles de Almirante y D. Gonzalo, en el
orden siguiente:
Campanita que tañe un hermano del Santo Sepulcro.Banderas de las Cofradías presidiendo la de esta última, Bastoneros
con hachas encendidas.- Estandarte de las Angustias: éste es color
granate y bandas azules, ricamente bordado y con varales de plata.
En severo orden de formación dos prolongadas hileras de
Hermanos vistiendo túnica lana granate ceñida con cinturón de
terciopelo azul oscuro, guante negro, y alumbrando con grandes cirios
blancos.
Y aparece el primer Paso: La Virgen de las Angustias, que
representa a María Santísima, sentada en una peña del Calvario al pie
de la Cruz, teniendo en sus brazos el cuerpo inanimado de su Hijo
Jesús, en el supremo instante que siguió al descendimiento, cuadro
sugestivamente patético y de gran riqueza, cuyas esculturas modelo
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de belleza, son nuevas este año y su descripción hacemos en otro
lugar.
Este Paso de grandes dimensiones es llevado a hombros de
veinte hermanos, y a los lados alumbran otros tantos con sendos
hachones de acetileno.
Dos niños con ropaje cardenalicio van quemando ricos y
suaves perfumes en incensarios de plata y tocando campanitas del
mismo metal.
Una banda de música entona el Stábat Máter Dolorosa Yusta
crucis lacrimosa.
El Imperio Romano viene a continuación siempre lucido y
brillante, quemando bengalas, y marchando a compás de nuevas y
hermosas marchas fúnebres, marcadas por sus redoblantes.
Siguen a estos las figuras que representan la Justicia y la
Misericordia.
Estandarte de terciopelo negro, bordado con oro y varales de
plata precede a la Cofradía del Santo Entierro, cuyo numeroso y
distinguido personal viste severamente túnicas negras sujetas con
ricos cinturones negros bordados de oro, y guante negro, luciendo en
el pecho la cruz encarnada de la Orden Militar y Pontificia del Santo
Sepulcro de Jerusalén y alumbrando con grandes cirios de cera
amarilla.
Inmediatamente, el Paso del Santo Sepulcro, custodiado por
cuatro guardias civiles en traje de gala y con las armas a la funerala.
La urna que es de cristal y madera tallada toda dorada al fuego es una
obra perfecta de extraordinaria belleza. Dentro de ésta, sobre un
riquísimo lecho con flores y hierbas olorosas traídas de Jerusalén y
cubierto de una transparente y finísima sábana impregnada de ricos
perfumes, yace el cuerpo del Señor; escultura de una realidad y
mérito indiscutible. El alumbrado de este Paso es notable.
Una música de capilla entona tristes sones y cánticos funerales
que parte del pueblo acompaña.
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Tres figuras que representan los Santos Varones, aquellos que
descendieron de la Cruz el cuerpo de Cristo caminan detrás llevando
los clavos, la corona de espinas y el rótulo INRI.
A estas figuras siguen otras cuatro de soldados romanos con la
túnica de Jesús que representa el momento en que sobre ella echaron
suertes para ver a quien le correspondía.
Paso de la Santa Cruz, símbolo de nuestra redención,
presentado con lujo y buen alumbrado. Antiguamente la numerosa
Hermandad de la Santa Cruz vestía túnica blanca y una cruz verde
sobre el pecho, que vista en conjunto era de un efecto muy hermoso
en medio de tanto luto y túnicas negras de las demás congregaciones.
Detrás van las tétricas figuras de la Muerte y el Diablo
encadenados, cuyo ruido del hierro arrastrando por el pavimento
produce ingrata impresión, a los que acompañan doce enlutados con
altas caperuzas y cubierto el rostro; tocando tambores destemplados,
que representan los vicios y pasiones del hombre vencidos por la
Redención.
Dos bellas figuras: San Pedro y San Pablo con la Iglesia de
Jesucristo.
Paso de San Juan Evangelista, primorosa escultura hecha en
esta Villa por el modesto obrero Juan de la Torre Quilino, en fecha no
muy remota. La repisa es una gigantesca águila dorada desplegadas
las alas donde San Juan apoya el pié en actitud, de elevarse volando,
sobre dicha águila. La Hermandad de San Juan Evangelista viste
túnica verde ceñida con blanco cíngulo bordado, y la forman en su
mayoría muchos jóvenes del comercio de esta Villa; lleva una bonita
charanga tocando alegres composiciones.
Tres figuras de mujeres enlutadas y llorosas: son las tres
Marías, con blancos pañuelos y doradas copas en actitud de recoger
las gotas de sangre vertidas por Jesucristo camino del Calvario.
Hermandad de la Soledad: esta es la última de todas las que
hacen estación, y epílogo de nuestras incomparables procesiones;
bello y oloroso ramillete que a su paso por las calles deja el último
perfume y el último recuerdo de su hermosura.
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Los numerosos hermanos que la componen visten negras
túnicas con cinturones, bocamangas y cuellos blancos, guante negro y
sendos blandones de cera. Acompañan a la Sola, inmensa
muchedumbre de señoras y mujeres del pueblo alumbrando. La
Imagen de María Santísima de la Soledad es de reducido tamaño con
relación a las demás, pero de una expresión y belleza admirable. Viste
riquísimo manto de terciopelo negro bordado primorosamente en oro,
y todos los atributos que la adornan son lujosísimos.
Cierra la procesión el Clero Parroquial revestido de sus
mejores ornamentos negros, y la preside el Ayuntamiento en pleno
acompañado de las Autoridades Judiciales y de los Jefes de fuerzas
del Ejército con residencia en ésta.
Recorre esta procesión la misma carrera de las anteriores y al
llegar a la puerta del Círculo Católico, situado en medio de la calle D.
Gonzalo, todas las músicas juntas en unión de la de los romanos,
tocan a la Virgen de las Angustias una hermosa Diana, siendo esto
motivo para despertar nuevamente el entusiasmo del pueblo rendido
de sueño y fatiga, que sube a la calle de Aguilar, y después de las
doce a presenciar su paso por la de Santa Catalina, donde las
Hermandades unidas en apretado abrazo terminan la estación en el
Dulce Nombre, cuyos vivas, músicas, cajas destempladas y Saetas
dan el último adiós a las procesiones con un desfile final, como si
todos quedasen con el deseo de continuar, y les pareciese poco tantas
y tantas horas de prueba.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Allá a las tres o más de la madrugada del Sábado de Gloria,
cuando el pueblo descansa en silencio, acariciado por las brisas
perfumadas de la ribera, las endechas de mirlos y ruiseñores, el
murmullo cadencioso de las inquietas aguas del Genil, envuelto en el
blanco cendal de la neblina que como gigantesca nube de incienso
elévase desde el fondo del río hasta las alicatadas cúpulas de la
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Ermita del Nazareno, Padre amoroso que vela y bendice el tranquilo
sueño de sus buenos hijos, todavía, dulce y lejano escuchase el eco de
la campanita que perdura en nuestros oídos, todavía escuchase
también la última Saeta cantada a coro, que el viento se lleva hasta
perderse en la lejanía, y con ella el último soplo, la última ráfaga de
nuestros entusiasmo religioso que dormirá latente en el fondo de
nuestra alma.
Envuelto en blanco cendal
el Hijo de Dios reposa,
y por su muerte Gloriosa
es el duelo universal.
En el funeral concierto
a su Divina memoria
los hombres tocan a muerto
Y los ángeles a Gloria...
FIN
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