FARMACIA DE J. PAZ BLANCO DE PUEBLA DE TRIVES (ORENSE)
Transcripción
FARMACIA DE J. PAZ BLANCO DE PUEBLA DE TRIVES (ORENSE)
FARMACIA DE J. PAZ BLANCO DE PUEBLA DE TRIVES (ORENSE) José de Vicente González José Manuel de Vicente Rodríguez FARMACIA de JOAQUÍN PAZ BLANCO de PUEBLA de TRIVES (ORENSE) Alrededor del año 1820 se establece en A Gudiña, entre las estribaciones, frecuentemente nevadas, de las Sierras de Queixa y Manzaneda, la botica de Joaquín Paz González. Pero en 1884 su sucesor y propietario, Joaquín Paz Pérez de Castro, la traslada con muebles y medicamentos al número 32 de la calle Marqués de Puebla de Trives. Aunque se conservan piezas del mobiliario original, que era un mueble corrido y cerrado en sus tres paredes, con una apertura o puerta de entrada a la rebotica. En las reformas llevadas a cabo en 1950 quedo reducido a unas cajoneras con estantes. El ambiente es encantador y cálido en su vetustez y se encuentra presidido en uno de sus rincones por una estatua que representa a Hygea. El botamen está compuesto por dos tipos de piezas: botes franceses, de cañón o de “damas” y albarelos de cerámica aragonesa, fabricados en Villafeliche a finales del siglo XVII y principios del XVIII. El botamen francés procedía, por regla general, de los alfares de Limoges y venía a España bizcochado, es decir, moldeado o modelado, y después de recibir la primera cocción. Éste era generalmente de porcelana y correspondía a la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. El material de los recipientes franceses que se recibían en Barcelona podía ser loza o porcelana fina y su forma: cuadrada, estilo Luis XV; modernista; griega; cilíndrica con tapa elevada; conserva simple o a bandas; copas, etc. En Barcelona había una serie de talleres o fábricas donde se decoraban estas piezas importadas de Francia. En un departamento que la empresa Giralt Laporta tenía en un almacén de material científico de Barcelona, en el número 28 de la calle Aribau, existía un taller de decoración de botes de cerámica farmacéutica. Estos recipientes venían en bizcocho de las fábricas de Limoges, y una vez barnizados y decorados, se sometían a cocción en una gran mufla. Eran numerosos los pintores y decoradores que se dedicaban a realizar estas piezas. La forma clásica de estos recipientes es la afrancesada, es decir, generalmente cilíndrica y cubierta con una tapa con un pomo. A lo largo del cuerpo suelen existir algunos resaltes. La decoración es muy diversa y hay recipientes exclusivamente blancos con una etiqueta o cartela solamente con letras negras o en color; o aquellos otros con ambas policromadas y dibujos o decoraciones muy diversas y elegantes. Como veremos a continuación en algunos hay plantas con su respectiva cartela indicando su nombre. El botamen de esta botica corresponde al último tercio del siglo XIX o primero del XX. Éste era vendido en el propio taller de Barcelona o en la tienda del número 55 de la calle Fuencarral de Madrid. Otros talleres importantes eran los Rubert Hermanos, S. A. sitos en la Carretera de Sarria nº 7 de Barcelona y cuyo despacho se encontraba en la calle Dr. Dou, 5 y 7 de la misma ciudad. Esta casa edito un catálogo el año 1897. Pero no podemos olvidarnos de los importantes talleres de decoración barceloneses de Modesto Casademunt. Precisamente la casa Sucesores de D. M. Casademunt presentó en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 la vistosa serie de porcelana y vidrio denominada decoración botánica. En realidad, ésta fue patentada el año 1886 por el fabricante barcelonés Juan Giralt Laporta (Patente 6.099), quien en la solicitud expresaba: Nuestro deseo de desterrar de las farmacias la monotonía que resulta de la igualdad de la decoración de todos los botes y evitar en cuanto sea posible que distraídamente se pueda tomar un bote por otro sirviendo un producto distinto del pedido, nos ha llevado a idear la nueva decoración que llamamos botánica… Algunas de estas piezas se caracterizaron por su gran calidad y ornamentación. Su finalidad ha sido generalmente decorativa, porque la fragilidad de este material no le hace muy útil para su continuo uso. La cerámica aragonesa fue manufacturada en los alfares de Villafeliche. Ésta comenzó su andadura en el siglo XVII y alcanzó su máximo esplendor en el XVIII. Se trata de una cerámica de factura sencilla con una decoración muy personal y con gran similitud con las de Teruel y Muel. En lo referente a su decoración diremos que estaba muy influenciada por la temática empleada por Muel, e incluso en lo referente a los colores empleados: azul, morado y verde. La decoración es, por regla general, monocroma, con tonalidad oscura o verdosa. A partir del siglo XIX la cerámica de Villafeliche entra en un periodo decadente.