MATERIAL PARA LOS ALUMNOS

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MATERIAL PARA LOS ALUMNOS
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MATERIAL PARA LOS ALUMNOS
LOS RÍOS Y EL AGUA: RECURSOS NATURALES EN LA ARGENTINA
Para entrar en tema
El agua es imprescindible para la vida de las personas. En Argentina existen zonas con
gran cantidad de agua disponible y también hay zonas áridas, es decir, donde llueve poco
y el agua es escasa.
Leyendo este material podrás conocer algunas características de los ambientes de la
Argentina y verás fotos de sus paisajes para conocerlos mejor. También encontrarás
algunas respuestas a preguntas como las siguientes:
* ¿De dónde obtiene la gente el agua que necesita, en diferentes zonas del país?
* ¿Qué problemas enfrentan las personas cuando viven en lugares con escasez de agua?
¿Cómo intentan resolver estos problemas?
* ¿Qué ventajas y problemas se presentan en zonas con mucha agua?
* ¿Cómo aprovecha la sociedad las aguas de los ríos y qué problemas surgen cuando no
las cuida?
Para comenzar este nuevo tema, te proponemos leer la siguiente afirmación:
“Es muy probable que algunas gotas del agua que usamos en Buenos Aires provengan de
lugares lejanos como el Norte de Argentina, el centro de Brasil, el sur de Bolivia o el Este
de Paraguay”.
¿Lo sabías? Comentá con tus compañeros: ¿Cómo es posible que esto suceda?
EL RÍO PARANÁ
¿Cómo nace y se alimenta EL RÍO PARANÁ?
El río Paraná nace en las sierras del centro y Este de Brasil: se forma a partir de las
abundantes lluvias de esa región. Desde allí, el Paraná inicia su recorrido siguiendo
siempre la pendiente del terreno, desde las zonas altas hacia las zonas más bajas.
El río Paraná tiene un enorme caudal (es decir, gran cantidad de agua) porque atraviesa
algunas zonas con precipitaciones abundantes y porque a lo largo de su recorrido recibe
el agua de muchos otros ríos, que son sus afluentes. El Paraná es uno de los ríos
americanos de mayor caudal.
Dos de sus afluentes más importantes, -que, siguiendo la pendiente, se unen al Paraná y
le aportan sus aguas- son:
* el río Iguazú, que nace en las sierras del Sur de Brasil (en una zona que también tiene
abundantes precipitaciones). Este río es muy conocido porque, un poco antes de
desembocar en el Paraná, forma las “Cataratas del Iguazú”.
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* el río Paraguay, que nace en Brasil, recorre el Paraguay, y recibe las aguas del
Pilcomayo y del Bermejo (dos ríos que nacen en las altas montañas del borde de la Puna,
en el noroeste argentino).
Toda la zona que le proporciona agua a un río se denomina cuenca. Al río Paraná le llega
buena parte del agua de las precipitaciones de una amplia región, ocupada por diferentes
países: Brasil, Argentina, Paraguay y hasta por un pequeño sector de Bolivia. La cuenca
del Paraná es una de las grandes cuencas hidrográficas del mundo.
Todos los ríos mencionados nacen en montañas o en sierras. Allí llevan poca agua y
corren muy rápido debido a las grandes pendientes: tienen tanta fuerza que arrastran
trozos de roca, llamados sedimentos, de diferentes tamaños: algunos pueden ser más
grandes que una pelota de fútbol y muy pesados, otros tan pequeños que ni se ven.
También forman saltos y cascadas cuando caen por los desniveles del terreno. En cuanto
estos arroyos descienden de la montaña y entran en planicies se unen y forman ríos más
caudalosos pero más lentos porque la pendiente es menor. Solo pueden arrastrar
sedimentos chicos y livianos, porque ya no tiene tanta fuerza.
Luego de recorrer alrededor de 4000 km, el Paraná deposita algunos sedimentos
pequeñísimos: granitos de arenas y muchísimas partículas muy pequeñas llamadas limos,
que el río viene arrastrando desde distintos lugares de su cuenca. Las arenas y los limos
acumulados a lo largo de miles de años formaron cantidad de islas que, en conjunto
conforman el Delta del Paraná. Entre las islas, corre el agua del Paraná hasta que
desemboca en el Río de la Plata.
Cuando un río aporta su agua a otro, o cuando termina en una laguna, en un mar, se dice
que ese lugar es su desembocadura.
Cuando un río aporta sus aguas a otro río más grande, se dice que el río más chico es un
afluente del río más grande.
Cataratas del Iguazú
Las cataratas son enormes caídas de agua que se producen porque el río Iguazú, que allí
tiene casi 4 kilómetros de ancho, pasa por un desnivel del terreno de 70 metros de altura
(tan alto como un edificio de más de 22 pisos). Las cataratas están formadas por varios
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saltos diferentes. El que se llama “Garganta del Diablo” es el más caudaloso, parece una
cortina de agua que cae sin detenerse jamás. Cuando el río está crecido, en la Garganta
del Diablo casi hay que taparse los oídos, porque el ruido que hace el agua al caer es
ensordecedor.
En esta zona, como llueve mucho, hay cantidad y variedad de vegetación muy verde: la
selva. Las selvas están formadas por plantas bajas, medianas, árboles altos y muy altos,
todos juntos y enmarañados porque crecen lianas y enredaderas. Los rayos del sol casi
no llegan al suelo en la selva todo es sombra. Tampoco llega al suelo toda la lluvia que
cae, porque buena parte queda retenida en las hojas y los tallos de las plantas y cuando
para de llover, el sol la evapora. Por eso se dice que la vegetación “intercepta” la lluvia.
Las cataratas del Iguazú son tan bonitas que vienen turistas de lugares muy lejanos para
conocerlas. Por eso, las autoridades del Parque Nacional Iguazú construyeron caminos,
puentes y pasarelas que permiten mirarlas desde diferentes lugares, y lo mismo hicieron
las autoridades brasileñas, en la otra orilla. Hay paseos en lancha que pasan por atrás de
la cortina de agua y también hay una empresa brasileña que las sobrevuela en helicóptero
para que los visitantes las puedan ver desde arriba. Claro que eso trae un grave
problema: la cantidad de animales que viven en la selva, especialmente los pájaros, se
asustan con el ruido y escapan. Ya varias veces el gobierno argentino reclamó para que
se suspendan estos vuelos. Y se suspendieron... pero luego comenzaron otra vez.
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Los investigadores encontraron que, cada año, el delta del Paraná avanza alrededor de
50 a 70 metros sobre el Río de la Plata, formando nuevas islas o extendiendo las que ya
están, debido al depósito constante de sedimentos. Entre las islas, el agua del río Paraná
se divide en varios “brazos” y escurre muy despacito y silencioso, porque en esta zona
casi no hay pendiente.
En las islas, el ceibo es uno de los árboles que crece naturalmente. También hay muchos
otros que plantaron las personas, como las casuarinas, los ligustros, los sauces, los
álamos. A veces, los plantaron sobre las orillas para evitar que el río, cuando crezca, se
lleve parte del suelo. Otras veces, los plantaron sobre grandes superficies, para producir
madera.
Con frecuencia, cuando el agua de los ríos crece, inunda las islas.
Parte de los sedimentos del Paraná siguen hacia el mar y rellenan los canales que se
construyeron para que los barcos grandes puedan navegar y llegar al puerto de Buenos
Aires. Para mantener su profundidad, las dragas, unos barcos especiales que tienen una
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especie de pala, remueven con frecuencia el fondo de los canales y sacan los nuevos
sedimentos.
En las islas más cercanas a Buenos Aires muchas familias construyeron casas de fin de
semana. Pocas personas viven allí en forma permanente, porque es un lugar aislado y no
tienen los servicios que necesitan: hay pocas escuelas para los hijos y pocos hospitales
para atender su salud. Se mueven de un lugar a otro en botes y lanchas, y también en las
lanchas colectivas que recorren los brazos del Paraná y los arroyos. Para protegerse de
las crecientes del río, los pobladores construyen sus casas elevadas.
EL PARANÁ EN LA VIDA DE LAS PERSONAS
San Nicolás y el río Paraná.
Río Paraná en San Nicolás
En primer plano se ve el río Paraná. El agua escurre despacito, y su color es amarronado
porque el río trae gran cantidad de sedimentos. Los sedimentos son tan chiquitos en este
caso que solo se pueden ver con un microscopio. El río es ancho, y también profundo.
Nos damos cuenta porque hay un barco navegando.
En tierra se pueden observar las construcciones de algunas fábricas de la ciudad de San
Nicolás, en el norte de la provincia de Buenos Aires. En estas fábricas, seguramente se
utiliza el agua del río para la producción y, purificada, para el consumo de las personas.
En el cielo hay nubes. No son de tormenta sino de buen tiempo. Sin embargo, llueve
bastante en este lugar (más de 1000 mm) y durante todo el año. Esas lluvias permiten
que crezcan muy bien los cultivos de los campos de la llanura pampeana que se ven
detrás de las construcciones. Los campos que se ven son de diferentes colores porque en
ellos se realizaron cultivos distintos.
El fotógrafo tomó la imagen desde un lugar alto, posiblemente desde un helicóptero o
desde un avión, porque allí no hay desniveles importantes en el terreno.
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“La sociedad transforma la naturaleza” 1
“La sociedad transforma la naturaleza para obtener los bienes que precisa con el fin de
satisfacer sus necesidades. Los seres humanos perforan las montañas para extraer de
ellas minerales o para construir túneles; cultivan los suelos para producir alimentos,
utilizan los pastizales para alimentar el ganado y modifican los cursos de los ríos para
regar los campos o para producir energía eléctrica.
Los distintos elementos de la naturaleza –como el relieve, el clima, los suelos, la
vegetación, la fauna, los ríos, lagos y lagunas – que la sociedad utiliza para satisfacer sus
necesidades se llaman recursos naturales.
En cada época, la sociedad ha valorado distintos elementos de la naturaleza para
satisfacer sus necesidades y ha ido transformando el paisaje mediante el trabajo.
A lo largo de la historia, fueron diferentes los elementos naturales valorados como
recursos y también los trabajos necesarios para producir los bienes que los integrantes de
la sociedad necesitaban. Actualmente, en la casi totalidad de la superficie del planeta, la
naturaleza se encuentra completamente modificada por la acción de la sociedad.”
El Paraná: un río de usos múltiples
Luego de analizar los textos y las fotos, vas a poder explicar por qué.
Las ciudades y el Paraná:
Las principales ciudades del noreste y del litoral argentino se ubican en la ribera del
Paraná o muy próximas a él. El Paraná es parte de la vida de sus habitantes: las
caminatas o las recorridas en vehículo por la “Avenida Costanera”, las tardes de mate en
los paseos arbolados que permiten conversar mirando el río, las tardecitas de pesca, los
chapuzones de los chicos en el verano en los balnearios, los comentarios de todos los
días sobre si el río “viene alto” o “viene bajo”, si está arrastrando camalotes y parece
como si transportara islas verdes, el paso de algún barco, de alguna barcaza, los paseos
en lancha, algunos deportes acuáticos, lo que está pasando en la orilla de enfrente...
Muchas veces, en los alrededores de las ciudades y a orillas del río, familias humildes que
no tienen un terreno propio, construyen sus viviendas con maderas, chapas y los
materiales más económicos. Las tierras próximas a los ríos navegables son del Estado
Nacional.
Así como en Buenos Aires se toma el agua del Río de la Plata, se potabiliza y se
distribuye en la ciudad, en otras ciudades se realiza ese proceso a partir de las aguas del
Paraná. Por eso, el Paraná es la principal –y a veces la única- fuente de agua para todas
las necesidades de los habitantes: el consumo personal y familiar, la producción en las
industrias, la limpieza de los vehículos en los lavaderos, las fuentes de las plazas, etc.
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Tomado de Sociales 5º. Ciudad de Buenos Aires. Serie Siempre más. Aique 2002. Buenos Aires.
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La ciudad de Paraná está bastante más elevada que el río, por eso los edificios se ven tan
altos. Las oficinas y departamentos ubicados en los edificios en torre son los más caros
de la ciudad, porque desde ellos se tiene una amplia vista del río y de sus riberas
arboladas en Entre Ríos y en Santa Fe.
Muchos paranenses suelen pasear los fines de semana por el Parque Urquiza que está
sobre la barranca que llega al río. Es un centro de encuentro para los jóvenes y también
para los juegos de los chicos al aire libre, mientras los adultos toman mate.
El Puerto Nuevo no es grande, se ven algunos muelles y galpones. La boya que está en
primer plano en la foto fue colocada seguramente para indicar profundidad. Allí está
prohibido que las personas se bañen, porque es zona de circulación de las
embarcaciones.
Sobre la izquierda se pueden ver las luces (y también un farol más antiguo) de la calle
que costea al río.
El día en que se tomó la foto, el río estaba bajo. Esto se nota porque en el paredón de
cemento de la costanera hay marcas de color amarronado dejadas por el río cuando sus
aguas crecen. Ese paredón se construyó para que el río crecido no penetre en el borde de
la ciudad e inunde esa zona.
El Paraná, vía de comunicación
A lo largo de la llanura argentina el Paraná tiene varios kilómetros de ancho, un enorme
caudal, se mueve lentamente y es suficientemente profundo como para que lo naveguen
barcos pequeños. Hasta Rosario, las dragas mantienen profundos los canales de
navegación para que puedan llegar los barcos cerealeros de gran calado que cruzan el
Océano Atlántico.
Desde muy antiguo, a lo largo de sus orillas se han construido puertos que facilitaban la
comunicación y también el comercio.
Esto permitió que los productores de la provincia de Santa Fe y del sur de Córdoba
pudieran participar en el comercio internacional de granos, que desde fines del siglo XIX
pasó a ser la principal actividad económica de la Argentina. Desde los puertos
santafesinos –sobre todo del de Rosario, pero también desde los de Villa Constitución,
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Santa Fe y San Lorenzo- se exportaba casi la mitad de los cereales del país hacia fines
de la década de 1970. En la actualidad, desde estos puertos se exporta principalmente
soja.
El río Paraná puede ser una vía de comunicación muy importante para mover
mercaderías si se concreta el proyecto de la Hidrovía Paraná-Paraguay: está previsto que
se profundicen canales de navegación que permitan hacerlo navegable hasta la
desembocadura del río Paraguay, y luego profundizar el río Paraguay hasta el territorio
brasileño.
En la foto, tomada desde un avión, se puede ver el río Paraná, el litoral de Rosario y parte
de su puerto y la zona céntrica de la ciudad.
El río Paraná se reconoce por sus aguas amarronadas. Una embarcación navega hacia el
puerto, seguramente por el canal profundo que debe estar indicado con boyas.
El litoral rosarino, a diferencia del de Paraná, es bajo. Casi no hay desnivel entre el río y la
ciudad, por eso, cuando crece el caudal, el río inunda parte de las construcciones y es por
este motivo que los edificios no se encuentran sobre la ribera sino más hacia el interior.
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La ciudad es una de las más pobladas del país. Según se ve tiene pocos espacios verdes,
y está instalada en una zona muy llana.
En la imagen se pueden observar los antiguos silos del puerto, donde se almacenaban los
cereales antes de cargarlos a los barcos. Pueden verse, detrás de los silos, las vías y los
galpones del ferrocarril, que era el medio de transporte que usaban los productores para
enviar sus cereales al puerto. Hoy en día, si bien se siguen utilizando los silos, la mayor
parte de la soja, o de sus derivados, llega en camiones y se traslada directamente y sin
demora a los barcos.
La represa hidroeléctrica de Yaciretá:
En la actualidad, la energía eléctrica es fundamental para nuestra vida cotidiana: para
iluminar, para poder usar los artefactos del hogar, para que funcionen las máquinas de las
industrias y también algunos transportes.
¿Cómo se obtiene la energía eléctrica? Una forma de hacerlo es aprovechando la fuerza
del agua de un río. Para ello se construyen diques, que son enormes paredes que cruzan
el río y permiten retener el agua formando un lago o embalse tan profundo como alto sea
el dique. En el caso de la represa que se ve en la foto, la altura del dique, desde el fondo
del río hasta el camino que corre por arriba, es de más de 20 metros.
Abriendo compuertas, se puede regular la caída del agua por canerías desde la parte alta
del dique hasta la base, donde se instalan unas máquinas especiales, llamadas turbinas,
que reciben el agua con toda la fuerza que cae, y transforman esa fuerza en energía.
Si bien la construcción de las centrales hidroeléctricas (es decir, el conjunto de obras
necesarias para producir energía a partir del agua de los ríos) es muy costosa y
complicada, estas centrales tienen grandes ventajas: una vez construidas se puede
obtener energía constantemente porque la fuente –el agua- es inagotable, y la forma de
producir energía no es contaminante.
En Argentina, una parte importante de la energía que utilizamos proviene de la represa
hidroeléctrica Yaciretá-Apipé, construida sobre el río Paraná, a partir de un acuerdo entre
los gobiernos de Argentina y Paraguay. Esta central hidroeléctrica comenzó a producir
energía en 1994 y se estima que cuando esté terminada llegará a producir el 40% de la
energía necesaria en todo el país. En esa zona el Paraná es muy ancho y se abre en
varios brazos porque hay islas. La represa tiene partes de dique y partes que están
apoyadas sobre el terreno de las islas. Fue una construcción muy difícil y también muy
costosa.
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Es imposible, en una sola foto, obtener la imagen completa de la represa, ya que tiene
varias partes que suman 65 km de largo. En la imagen, posiblemente tomada desde
territorio paraguayo, se puede ver el río Paraná, parte del dique sobre el río y parte de la
construcción sobre una isla: el lugar donde está la “casa de máquinas”, es decir, la central
hidroeléctrica donde se pusieron algunas de las turbinas.
El agua del Paraná, en la fotografía, escurre de izquierda a derecha. Una parte pasa por
los vertederos, produce oleaje y espuma y sigue su camino por el río. Tiene tanta fuerza
el agua cuando pasa por los vertederos que puede arrastrar la tierra de las islas, por eso
se construyeron defensas que impiden que el río golpee contra tierra firme.
Otra parte del agua entra desde lo alto del dique, a través de caños, a la casa de
máquinas y allí se produce la energía. Luego de pasar por las turbinas el agua retorna
también al río, en un sector que no se ve en la foto.
Se puede observar que los relieves próximos al río son bajos y planos. El cielo está
nublado, pero no parece que vaya a llover, aunque en esta zona llueve abundante todo el
año. La foto debe haber sido tomada al atardecer, porque si fuera al mediodía el agua
reflejaría muy fuerte y no se podría ver bien la represa.
PESCA deportiva, recreación y turismo
En las aguas del río Paraná –y también en la de sus afluentes- hay una gran variedad de
peces: armados, sábalos, bogas, dorados, lisas. Muchos pobladores cercanos al río
pescan para su propia alimentación o para vender en las ciudades o a los viajeros.
También hay turistas que visitan la región para practicar la pesca deportiva, por ejemplo,
para la pesca del dorado. Hay épocas en que se puede pescar y otras en que no, porque
son los momentos en que los peces se reproducen. Si se pescara en esos momentos se
dificultaría que se renueve el recurso. La Prefectura Naval se ocupa de vigilar que estas
leyes se cumplan.
Sobre las rutas, cerca de los accesos al río, suelen instalarse vendedores de lombrices y
otras carnadas para pescar. Esta actividad les permite prestar un servicio a los turistas y
reunir algo de dinero para cubrir las necesidades de sus familias, que generalmente son
muy humildes.
El turismo relacionado con la pesca, con la visita a las ciudades y al río genera trabajo en
las provincias que limitan con el Paraná (hoteles, restaurantes, transporte).
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Una zona turística importante es el Delta, especialmente en las cercanías de Buenos
Aires. Durante todo el año, los fines de semana, salen del puerto de Tigre cantidad de
embarcaciones que llevan a los interesados a lugares para pasar el día en las islas: a
recreos, restaurantes, o a hoteles pequeños para pasar un sábado y domingo de
descanso. En los ríos y arroyos se pueden realizar muchas actividades para disfrutar del
paisaje y también deportes acuáticos.
Las ciudades ubicadas sobre las orillas del Paraná suelen tener balnearios que los
pobladores disfrutan especialmente en el verano, y también son lugares con paisajes y
vistas agradables para acampar o pasar el día. Por ejemplo, varios clubes y campings
están ubicados en la orilla del río en San Pedro, en el Norte de la Provincia de Buenos
Aires. Los fines de semana de primavera y verano son lugares muy concurridos. En
Paraná, la capital de Entre Ríos, hay un hermoso parque arbolado donde se puede
descansar mirando la orilla santafesina, los barcos y las lanchas que pasan.
En los clubes y campings que están sobre la ribera del Paraná, los pobladores que
conocen muy bien el río y los lugares donde se concentran los peces, ofrecen a los
visitantes un servicio de guía y de transporte en sus botes o lanchas, a veces también
alquilan cañas de pescar. En la foto se pueden ver las embarcaciones amarradas, y dos
personas a la espera de posibles clientes. Debe estar fresco, porque tienen todo el cuerpo
cubierto. También se visten así para que el sol no los queme demasiado. Usan botas
porque, como el río es allí poco profundo, deben empujar los botes un poco más adentro
de las aguas para empezar a remar o poner en marcha el motor. Se trata de un camping:
se ven parrillas para que los visitantes puedan hacer un asado a la sombra de los sauces.
La foto se debe haber tomado en noviembre o diciembre, porque el ceibo que está a la
derecha está en flor. Y por la mañana más o menos temprano, porque están abrigados y
porque todavía no llegaron los turistas: son muchos los botes que esperan.
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EL PARANÁ EN LA HISTORIA
Los guaraníes, que migraron desde el norte de Brasil, vivieron en las zonas próximas al
río Paraná desde antes que llegaran los españoles. Se trasladaban por el río en canoas y
balsas, cultivaban y vivían en aldeas que cada tanto iban mudando. Las construían
siempre cerca de la orilla de los ríos, en especial del Paraná, de modo que podían usar
sus aguas para diferentes necesidades. Los guaraníes eran hábiles pescadores y
utilizaban diferentes técnicas para pescar: tenían arpones, lanzas, redes, colocaban
troncos o piedras en la corriente para frenar el paso de los peces y pescar más en menos
tiempo. En su alimentación, el producto de la pesca era uno de los componentes básicos,
junto con la mandioca y otros cultivos, los frutos y raíces que recolectaban en los campos,
o la carne de los animales que cazaban en tierra firme.
Fueron los guaraníes quienes le dieron el nombre de Paraná, que en su idioma significa
“Pariente del agua”. También el nombre del Iguazú es de origen guaraní, significa “Agua
grande”.
El dibujo muestra un hombre en la orilla del río realizando una práctica de pesca por
envenenamiento, método habitual entre los indios guaraníes (o en la sociedad guaraní). El
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método consistía en construir un pequeño dique con piedras y troncos de árbol para
frenar a los peces en su desplazamiento y, después, echar el veneno que sacaban de
unas plantas que adormecía a los peces sin hacer tóxica su carne ni el agua. Una vez que
una cantidad importante de peces flotaba en la superficie, los guaraníes los recogían en
pocos minutos con una cesta que era como un colador: retenía los peces y dejaba salir el
agua. En la imagen puede observarse el momento del envenenamiento de las aguas.
También se pueden ver diferentes puntas de flecha talladas en madera por los indígenas.
La primera y la tercera (de izquierda a derecha) se usaban para pescar. 2
Los conquistadores españoles remontaron en barco el Paraná para explorar la región, en
busca de oro y plata. En las primeras expediciones conocieron por los indígenas que
había metales preciosos hacia el Norte. Avanzando en el interior del continente por el río,
Sebastián Gaboto fundó un fuerte en el actual territorio de Santa Fe. En 1541, Álvar
Núñez Cabeza de Vaca llegó a las cataratas del Iguazú y, en nombre de la Corona
española, tomó posesión de las tierras. En 1573, Garay viajó desde Asunción del
Paraguay (actual capital de Paraguay) hacia el Sur, por el río Paraná, con la orden de
fundar una ciudad que facilitara la comunicación entre Asunción y España y así se originó
Santa Fe. Su puerto, durante la colonia, controló el tráfico comercial entre Asunción y
España.
El Paraná era entonces una vía de comunicación muy importante: mucho más segura que
ir por tierra -donde los conquistadores corrían mayor riesgo de encontrarse con grupos
indígenas que les presentaran pelea- y mucho más rápida. En sus viajes se detenían en
determinados lugares para abastecerse de alimentos, y luego seguían con su recorrido.
Los barcos de los conquistadores eran mucho más pequeños que los actuales, y por eso
podían navegar zonas donde hoy solo pasan barcazas, botes y lanchas.
El río también plantea problemas
El Paraná como obstáculo para la comunicación.
El Paraná es un río muy ancho, por lo cual genera un problema: ¿cómo cruzarlo? Hace
años, los automóviles y camiones cruzaban el río en balsas y perdían mucho tiempo. Hoy
en día, el tránsito por las rutas es mucho mayor. Muchas personas se trasladan por
diferentes motivos: para trabajar, para pasear, para hacer compras entre las ciudades de
Corrientes y Resistencia, de Paraná y Santa Fe, de Posadas y Encarnación (Paraguay).
Al mismo tiempo, creció mucho el comercio entre zonas que no están próximas: enormes
camiones recorren las rutas que están a uno y otro lado del Paraná y necesitan cruzarlo;
desde y hacia Brasil transitan camiones que transportan vehículos, frutas, prendas de
vestir, calzado, conservas y muchos otros productos. Demorarse para cruzar el río
complica y encarece los viajes.
Para solucionar este inconveniente los gobiernos construyeron varios puentes sobre el río
Paraná y un túnel que lo atraviesa por debajo, entre las ciudades de Santa Fe y Paraná,
el Túnel Subfluvial “Uranga – Silvestre Begnis”. Igualmente, entre un cruce y otro hay
muchos kilómetros de distancia, y muchas veces, según sea la ruta que siguen, los
vehículos deben andarlos sobre una orilla y desandarlos por la otra, alargando los viajes.
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Tomado de Palermo, de Hoyos y Chiappe (1999) Guaraníes. En Gente Americana, A-Z, Buenos
Aires
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Una persona que viaja desde hace muchos años de Entre Ríos a Buenos Aires, comenta:
“Antes de la construcción de los puentes de Zárate- Brazo Largo era una odisea llegar
desde Entre Ríos hasta Buenos Aires. El viaje podía durar un día entero: primero había
que tomar una balsa, después cruzar la isla Talavera por un camino de tierra y después,
de nuevo, la balsa para llegar a la orilla de Zárate. ¡Cuánto polvo en ese camino de la isla!
Había que ponerle una protección al parabrisas porque cualquier piedra que saltara del
camino con el paso del tránsito, podía romperlo en mil pedacitos.
Cuando a fines de los ´70 se construyeron los dos puentes y se asfaltó la ruta, ya no viví
más aquella aventura. Hoy el ómnibus o los autos ni siquiera disminuyen su velocidad
para cruzar el río, y van mucho más rápido que cualquier barco… Claro que cuando el río
crece mucho, se inundan partes de la ruta, se corta el tránsito y otra vez puede haber
horas de demora...”
Todos los días, cantidad de personas y de mercaderías cruzan en vehículos el puente
General Belgrano que une la ciudad de Corrientes con el puerto chaqueño de
Barranqueras, cercano a la ciudad capital de la provincia, Resistencia. El puente tiene
veredas, para quienes quieran cruzarlo caminando.
A partir de su construcción, Corrientes y Resistencia pasaron a funcionar casi como una
sola ciudad: hay correntinos que trabajan en Chaco y chaqueños que lo hacen en
Corrientes. Las distancias se acortaron porque es mucho más rápido y sencillo cruzar el
río por el puente que cuando estaba la vieja balsa, que ya es solo un recuerdo de los
pobladores adultos.
En esta zona navegan por el río lanchones, como el que se ve en la foto, y
embarcaciones más chicas. Aquí no se construyeron canales profundos para que circulen
barcos grandes.
Pese a que esta foto se debe haber tomado en invierno (porque el río se ve más azul en
esos meses) la vegetación de las orillas sigue siendo muy verde y frondosa. Esto se debe
a que es una zona donde llueve mucho todo el año.
Las inundaciones en el Litoral.
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Las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires, es
decir la zona que suele llamarse “el Litoral” argentino sufren con frecuencia inundaciones
que generan graves problemas para los pobladores y para quienes circulan por ellas.
Por ejemplo, durante los últimos meses de 1997 y los primeros de 1998, se produjeron
lluvias tan fuertes en Brasil que el río Paraná tuvo una gran crecida: aumentó su caudal y
se ensanchó ocupando tierras pobladas por familias que criaban ganado o hacían algunos
cultivos en las zonas rurales. También comenzó a avanzar sobre las zonas bajas de las
ciudades, como ocurrió en el caso de Posadas, la capital de Misiones
La situación se agravó cuando, a mediados de abril del ’98, se produjeron también
intensas tormentas en territorio argentino, especialmente en las provincias de Formosa,
Chaco y Corrientes. La cantidad de lluvia fue tan grande que se acumuló una capa de
agua sobre el suelo. Muy despacito, siguiendo la pendiente, esta lámina de agua
comenzó a escurrir hacia el Paraná, inundando todo a su paso. La situación fue
gravísima. La vida de las personas que vivían en el campo (y mucho más la de las que
vivían en las ciudades) se alteró totalmente. Dicen los diarios de esos días que:
- Más de 80.000 personas tuvieron que ser evacuadas porque sus casas se inundaron;
hubo algunas personas que murieron ahogadas o electrocutadas, muchas perdieron todas
sus pertenencias.
- Los cultivos quedaron bajo agua y las plantas se estropearon. Por ejemplo, en las
provincias de Chaco y Corrientes, los productores esperaban una gran cosecha de
algodón que se perdió íntegra. También desaparecieron 40.000 huertas que les daban
trabajo a 200.000 personas.
- Se suspendieron las clases por falta de electricidad y de agua potable.
- El agua tapó o destruyó puentes e inundó tramos de la ruta 12, en Corrientes. Muchas
zonas quedaron incomunicadas, como pasó con la ciudad de Goya: quedó “encerrada”
entre el agua del Paraná y el agua de las lluvias.
La editorial del diario Clarín del 26-04-98 criticó a los gobiernos provinciales y al gobierno
nacional. Afirmó que este desastre puso en evidencia varias cuestiones:
- que los técnicos que trabajan en el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria)
habían pronosticado que se iban a producir grandes lluvias en la región, y que estas
lluvias podrían beneficiar la agricultura pero también causar inundaciones
- que mucha gente está asentada en zonas inundables y su vida y sus pertenencias están
siempre en riesgo.
- que los gobiernos no tuvieron capacidad para prevenir el desastre (por ejemplo, realizar
obras de contención del agua) ni para actuar rápidamente una vez que éste comenzó (por
ejemplo, que funcionen inmediatamente los servicios de emergencia para atender a
posibles afectados).
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EL APROVECHAMIENTO DE LOS RÍOS EN ZONAS ÁRIDAS DEL PAÍS:
LOS CASOS DE LOS RÍOS DESAGUADERO-SALADO-CHALIDEUVÚ Y
COLORADO.
EL CASO DEL RÍO DESAGUADERO-SALADO-CHADILEUVÚ
La vida en el oeste pampeano y los cambios producidos por la falta de agua.
El oeste de la provincia de La Pampa pertenece a la zona más seca de la Argentina,
conocida con el nombre de “Diagonal Árida”, ya que se extiende desde la Puna, al
noroeste, hasta Santa Cruz, al sudeste, como una diagonal. En la Diagonal Árida hay
variedad de paisajes (de montañas, de mesetas y de planicies) con un elemento en
común: la escasez de precipitaciones y la vegetación dispersa y de color amarillento por
la falta de agua. En el caso del oeste pampeano casi no existen fuentes de agua
disponibles para el consumo humano y las tierras son improductivas. Muy pocas personas
viven allí. Se trata de una zona tan desfavorable para la vida humana que algunos la
llaman la “travesía” -porque es un gran desafío cruzarla- o, incluso, el “desierto”. En
verano, la temperatura puede llegar a los 45 grados. Tanto calor favorece los incendios,
que se extienden rápidamente cuando sopla el viento sobre los campos del Oeste de La
Pampa.
A pesar de las durísimas condiciones de vida, algunas familias subsisten en el oeste
pampeano. Estas personas viven en zonas rurales o pequeños poblados que fueron
fundados hace más de 100 años y hoy son casi pueblos fantasma, cada vez más chicos
porque la gente se va. La mayoría de los pobladores vive en condiciones de pobreza.
Distribuidos en el campo, se dedican a la cría de cabras, animales que pueden sobrevivir
17
en ambientes áridos porque se alimentan de hojas de arbustos, raíces y pastos secos. La
escasez de agua impide a las personas desarrollar otras actividades y mejorar su calidad
de vida.
Sin embargo el oeste pampeano no siempre fue una zona tan despoblada y pobre como lo
es en la actualidad.
Hasta alrededor de 1950, corrían por esta zona las aguas del río Desaguadero,
que en La Pampa se llama Salado y luego Chadileuvú. Este río atravesaba la región oeste
de la provincia de La Pampa de norte a sur y en años húmedos parte de sus aguas
penetraban en el cauce del río Curacó y, a través de él, llegaban al río Colorado, en el
límite sur de la provincia. Por tratarse de una zona seca, la existencia del río resultó de
vital importancia para el establecimiento de personas en sus inmediaciones a lo largo del
tiempo. Sus primeros habitantes fueron indígenas que llegaron del actual territorio chileno
y se asentaron en la zona.
Entre 1895 y 1910, luego de la Campaña al Desierto del General Roca que persiguió y
expulsó a los indígenas, causando muchas muertes, se fundaron numerosos pueblos a
orillas del río Desaguadero-Salado-Chadileuvú. Así, el oeste pampeano comenzó a
poblarse con inmigrantes que se dedicaron a la crianza de animales y a algunos cultivos.
Los pueblos fueron creciendo: se establecieron autoridades locales, comisarías, escuelas,
sociedades de fomento y pequeños comercios. Por los almacenes de campo, casas de
ramos generales o pulperías circulaban pobladores, viajeros y comerciantes que recorrían
la zona con sus mercaderías para el abastecimiento de sus habitantes. En estos
almacenes se podía encontrar tanto alimentos como ropa, calzado, herramientas,
medicamentos y todo lo necesario para vivir, por eso se los llamó “casas de ramos
generales”.
La actividad económica de la zona se fue desarrollando. La más importante era la
producción de lana de oveja. Datos de 1930, muestran que seis de los departamentos del
oeste y sur pampeanos reunían casi un millón de ovinos y que dos veces al año los
productores los esquilaban, es decir, les sacaban la lana.
Los habitantes del oeste pampeano utilizaban para vivir el agua que el río Desaguadero-SaladoChadileuvú traía desde la cordillera. Dependían fuertemente de él para su subsistencia porque el
río era la única fuente de agua superficial y resultaba indispensable para la crianza de los
animales, el desarrollo de los cultivos y la vida diaria. En algunos pueblos se realizaron obras
sobre el río para el mejor aprovechamiento de sus aguas. En Limay Mahuida, por ejemplo, se
construyó un pequeño dique. Así, la presencia de agua que proveía el río permitió el
asentamiento humano y el desarrollo económico en el oeste pampeano.
Pero llegó un momento, hacia fines de la década del ´40, en que el caudal del río comenzó a
disminuir en la provincia de La Pampa. Esta disminución se fue acentuando con el paso del
tiempo hasta que comenzó a faltar el agua. Por esta razón, la población ya no pudo producir
como antes y se fue empobreciendo. Muchas familias tomaron la decisión de irse y abandonar
sus tierras: algunos se fueron hacia el este de La Pampa, otros partieron hacia la provincia del
Chaco y otras zonas de la Argentina y, algunos pocos, decidieron quedarse en el lugar,
subsistiendo en condiciones de vida muy adversas.
Bonifacia Escobar, de 81 años, 14 hijos y 59 bisnietos, y pobladora de Algarrobo del Águila
recuerda este momento: "en el 41, por ahí, el río se cortó y por casi cuarenta años no bajó una
18
sola gota de agua por el Atuel 3 (...) Hubo entonces que afrontar necesidades. Hacer un jagüel y
trasladar el agua en baldes. Se perdieron capitales, la gente se fue. Antes había mucha gente,
una iba a las casas y las familias eran muy numerosas (...). Nadie nos avisó, se cortó el agua, se
fue." (Moreno, A., 2001)
En la foto puede verse el paisaje árido propio del oeste pampeano, cerca del límite con
San Luis. Los colores marrones, la vegetación dispersa que no llega a cubrir el suelo,
indican la falta de lluvias. Cuando sopla el viento, en estos lugares se levanta una nube de
polvo.
Se puede ver que la única agua disponible es la del río, que transporta una cantidad
importante como para satisfacer necesidades de los pobladores, aunque no se llega a
observar ninguna casa. Sí hay una persona bajando hacia el río. Seguramente va a
cruzarlo o a trasladarse por él con el bote.
3
Río Atuel: afluente del río Desaguadero
19
Hoy el río casi no lleva agua, solo pequeños hilos que encharcan el antiguo valle. Como
las temperaturas son altas en el verano, las aguas se evaporan. Por otra parte, los hilos
de agua corren por un colchón de arenas que depositó el río hace muchos años y el
viento hace poco. Esos sedimentos permiten que el agua se infiltre y desaparezca de la
superficie. Poca agua, evaporación e infiltración conducen a que falte este valioso
recurso.
La vegetación que se ve a los costados de lo que era el río es propia de zonas áridas y
susbsiste allí porque sus raíces absorben el agua subterránea que se origina con la
infiltración.
La cuenca del río Desaguadero-Salado-Chadileuvú:
origen y recorrido de sus aguas
Los ríos que aportan agua al río Desaguadero–Salado-Chadileuvú, es decir, sus
afluentes, nacen en las altas montañas de la Cordillera de los Andes entre el norte de La
Rioja y el centro de Mendoza: son los ríos Jáchal, San Juan, Mendoza, Tunuyán,
Diamante y Atuel. En el río Desaguadero-Salado se apoya el límite entre las provincias de
Mendoza y San Luis.
El río Desaguadero–Salado-Chadileuvú tiene nacientes conocidas pero su fin es
impreciso, porque sus aguas se van perdiendo en el último tramo de su recorrido.
Comúnmente se acepta que hoy finaliza en la provincia de La Pampa, en medio de una
zona seca. Hasta hace aproximadamente 50 años, el río finalizaba más al sur, y en casos
llegaba a desembocar en el río Colorado, luego de atravesar el oeste de la provincia de
La Pampa de norte a sur. En esos tiempos, una gota de agua que cayera en la Cordillera
de los Andes podía llegar, siguiendo el río Colorado, hasta el Mar Argentino.
El río forma su caudal con el agua de las precipitaciones que se producen en las
nacientes de sus afluentes en la Cordillera de los Andes. Las nubes cargadas de
20
humedad que evaporaron en el océano Pacífico provocan precipitaciones durante el
invierno, en forma de nieve, en las altas montañas de la Cordillera. La nieve queda
acumulada hasta que comienza la primavera y el calor provoca su deshielo. Entonces, se
transforma en agua en estado líquido que se mueve siguiendo las pendientes de las
montañas. Por eso la primavera origina las crecientes anuales de todos los afluentes del
Desaguadero-Salado-Chadileuvú: entre los meses de octubre y abril estos ríos aumentan
mucho su caudal. El resto del año, los ríos transportan muy poca agua.
Una vez que los ríos descienden de la montaña, en las planicies, prácticamente no
reciben más agua puesto que recorren una zona árida en la que las precipitaciones son
muy escasas. Por el contrario, la evaporación, la infiltración y el importante uso del agua
para consumo humano y para riego en localidades como Jáchal, San Juan, Mendoza,
Tunuyán y San Rafael-General Alvear consumen la mayor parte de su caudal.
Las aguas de los ríos cordilleranos son de muy buena calidad y de gran importancia para
la población de las provincias que atraviesan por ser este un ambiente en el que el agua
superficial es muy escasa o inexistente si no se tiene en cuenta estos ríos. Son la fuente
de abastecimiento de agua potable para la instalación de las personas y para sus
actividades económicas, especialmente para la agricultura en los grandes oasis de cultivo
que están al pie de las montañas. Los gobiernos nacionales y provinciales han construido
embalses sobre estos ríos para producir energía, evitar que las grandes crecidas afecten
a la población instalada en la proximidad de sus valles y suministrarles agua a través de
complejos sistemas de riego y de acueductos.
La fotografía fue tomada cerca de Las Cuevas, que se ve sobre el camino, al pie de las
montañas y más alla del puente. Está a más de 2000 metros de altura sobre el nivel del
mar. En primer plano muestra un afluente que lleva sus aguas al río Mendoza. En el fondo
se ven las montañas nevadas de la Cordillera de los Andes. Es verano, porque en
invierno hay mucha más nieve en las montañas. Es una zona húmeda en las montañas y
árida en las partes bajas: el color amarronado se debe a la falta de vegetación, que no
crece por la falta de precipitaciones; la mayor parte de la foto deja ver las rocas. El río
corre rápido y puede arrastrar sedimentos: tiene fuerza porque hay bastante pendiente.
No es profundo, se ven las rocas de su fondo y la espuma que hace el agua al tocarlas.
21
Las Cuevas es un lugar turístico, concurrido por esquiadores en invierno.
El agua que lleva el río se une con la de otros ríos que bajan de las montañas cuando
llega la primavera, y forman el río Mendoza. Son muy importantes para abastecer a la
población de la ciudad de Mendoza y para regar los cultivos de vid que los productores
realizan alrededor de la ciudad.
El río Atuel era el más importante aporte de agua para el Salado en la provincia de La
Pampa. En la fotografía, tomada en el pasado, se ve un brazo del Atuel. Es el curso de
agua que está a la izquierda. En este lugar el Atuel desembocaba en el Salado, que es el
río más ancho. Si se mira bien la foto, se puede notar que las personas están paradas en
un lugar alto. Casi hasta esa altura podía llegar el agua del Atuel en las primaveras del
pasado. Era un río mucho más caudaloso que aportaba la mayor parte del agua que los
productores pampeanos utilizaban para su vida en el oeste pampeano.
El paisaje es árido, crece allí muy poca vegetación.
Los oasis agrícolas en Mendoza y San Juan
En las zonas áridas llueve muy poco. Aunque pocas personas lo saben, en la Argentina,
casi tres cuartas partes del territorio son áridas o semiáridas, porque casi no llegan las
nubes cargadas de humedad por la evaporación en el océano Pacífico o en el Océano
Atlántico.
En esos lugares, los ríos son casi la única fuente de agua que permite la instalación de las
personas. Para aprovechar sus aguas, ya los indígenas que poblaban la zona de la actual
Mendoza y San Juan antes de la llegada de los españoles, se localizaban junto a los ríos
y habían construido pequeños sistemas de riego para sus cultivos.
En los últimos 100 años, se instaló cada vez más población en estas provincias, la mayor
parte cerca de los ríos, en las ciudades de Jáchal, San Juan, Mendoza, San Rafael y
General Alvear. Las actividades económicas principales fueron, en gran parte, el cultivo
22
de vid, de olivos y de frutales, que se dan muy bien allí siempre y cuando cuenten con
agua durante la época de calor. Después se agregaron cultivos de tomates, de ajo, de
cebollas. Para que estas producciones fueran posibles, los gobiernos provinciales y
nacionales construyeron represas muy grandes, canales de riego y acueductos. Así, el
agua de los ríos se pudo distribuir en una zona muy amplia, que son los oasis de riego.
También, las represas permiten captar el agua para distribuirla en las ciudades, generar
energía eléctrica, y son lugares donde los pobladores pueden realizar deportes acuáticos,
pasear, tomar baños para refrescarse en los días muy calurosos del verano, tan
frecuentes por allí.
Pero al retener y distribuir el agua en los oasis, se consume gran parte de este recurso y
muy poco caudal continúa su recorrido hacia el río Desaguadero-Salado-Chadileuvú.
El primer embalse grande que se construyó, en los años ´40, fue el del Nihuil, sobre el río
Atuel. Este embalse y sus centrales hidroeléctricas fueron una obra de ingeniería muy
importante para la época. Además, al extenderse los canales de riego, se expandió el
oasis de General Alvear. Éste y el de San Rafael, ubicado sobre el río Diamante, son hoy
casi un único oasis continuo.
Tanto se extendió la zona de cultivo y el consumo de agua que el río Atuel, “aguas abajo”
de los oasis, se transformó en un arroyo pobre que finalmente llega a los bañados del
Atuel y al Salado como unos hilos de agua. Si se suma que los otros ríos también
aportaban muy poca agua al Desaguadero-Salado, puede entenderse por qué doña
Bonifacia Escobar vio que el río dejó de traer agua hacia 1941.
El desarrollo de la vida y la producción en los oasis depende muy directamente de la
forma en que se utilice el agua de los ríos. Los gobiernos dictan leyes y crean oficinas de
control para facilitar que todos los habitantes de la zona tengan acceso a este recurso. La
cantidad de agua que cada productor agropecuario puede utilizar se fija en relación con el
tamaño de su campo. El sistema de distribución del agua se mantiene, en gran medida,
con los impuestos que pagan los productores.
El riego de los campos está organizado por zonas: un día reciben agua unos productores;
otro día, otros. Normalmente, un campo se riega cada 10 o 15 días y existen sanciones
para los agricultores que intentan dejar abierto el pase de agua más tiempo del que les
corresponde. ¡Si es valiosa el agua! Dicen los que saben que, a veces, un productor pone
una moneda para que no cierre bien la entrada y pase un hilo de agua por esa abertura
de pocos milímetros.
(Manual Estrada, Ciencias Sociales, 5º año, 1997)
23
Manual de A-Z: Geografía. La Argentina y el Mercosur, María Julia Echeverría y Silvia María
Capuz, Serie Polimodal A-Z, 2000, pág, 106
El contraste entre el verde y el color amarillento (amarronado) surge de la presencia o
ausencia de vegetación densa y con muchas hojas. Que haya o no esta vegetación
depende de si llega o no agua a los campos por los canales de riego y las acequias. La
foto muestra un oasis en Río Negro, pero lo que registra es similar a cómo se vería
cualquier oasis mendocino o sanjuanino en verano, mirado desde el aire: el verde intenso
corresponde a los campos cultivados. Pueden verse árboles más altos que el resto de la
vegetación. Son álamos que los productores plantan a los costados de las acequias para
que su sombra impida la evaporación del agua, para frenar los vientos, para marcar el
límite de su propiedad. Un campo dentro del oasis es muchísimo más caro que un campo
en la zona sin agua.
24
“Dejar sin agua al vecino”
Manual Estrada, 5º año, Ciencias Sociales, 1997
25
“Hace alrededor de quince años 4, finalizó un juicio que el gobierno de la provincia de La
Pampa le hizo a la provincia de Mendoza. ¿Cuál fue el motivo para que las provincias
llegaran a un juicio?
La Pampa acusó a Mendoza de retener por años las aguas que los ríos Mendoza,
Tunuyán, Diamante y Atuel debían aportar al Desaguadero-Salado y, por lo tanto, de
haber dejado a este río sin agua. Como consecuencia, los pobladores del árido oeste
pampeano se habían empobrecido y debieron buscar otro lugar donde instalarse, ya que
no tenían agua para sus animales ni para regar sus escasos cultivos.
La Corte Suprema de Justicia nombró a varios especialistas para que estudiaran el
problema y le dieran información para determinar si La Pampa tenía o no razón. ¿Qué
dijeron los investigadores?
Informaron que:
-
-
-
La cuenca del río Desaguadero-Salado ocupa gran parte del oeste árido de
nuestro país. Los ríos Jáchal, San Juan, Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel
tienen sus nacientes en las cumbres nevadas de la cordillera de los Andes y
reciben agua cuando se producen los deshielos, en primavera y verano. Por lo
tanto, los ríos tienen un régimen irregular: hay meses de bajante -el otoño y el
invierno- y meses de creciente -la primavera y el verano-.
El Gobierno nacional y los gobiernos de San Juan y Mendoza construyeron diques
para producir energía, y canales que derivan el agua de los ríos hacia los campos
de los oasis de Jáchal, San Juan, Mendoza y San Rafael-General Alvear. Allí, los
productores usan el agua para regar los cultivos de tomates, ajos, olivos, vid y
frutales (perales, manzanos y ciruelos), que son algunas de las principales
producciones de estas provincias áridas.
Los diques no dejan pasar mucho agua hacia el río Desaguadero-Salado y gran
parte de la que pasa se infiltra o se evapora por la extrema sequedad de la zona.
Regiones que antes se cubrían de agua con las crecientes, como los bañados del
río Atuel, hoy están prácticamente secas. En la parte sur del río Salado, donde
toma el nombre de Chadileuvú, suele haber acumulación de arena, depositada por
el viento, donde antes corría el agua.
La Corte Suprema analizó los informes de los especialistas y estableció que el problema
en la cuenca del río Desaguadero se produjo por un manejo inadecuado del recurso, que
benefició a muchos pero perjudicó a otros. Los pampeanos estaban en lo cierto: la
utilización de los ríos, especialmente del Atuel, en la provincia de Mendoza, dejó con muy
poco agua al oeste de La Pampa. Por lo tanto los mendocinos debieron compensar el
daño con un pago en dinero. Además, en adelante, deberían dejar pasar la mayor
cantidad de agua posible hacia la provincia de La Pampa.
Esto último continúa siendo un problema, porque dejar pasar mucho agua no es posible:
los productores mendocinos la necesitan para regar.”
Recuadrito:
4
El juicio finalizó con la decisión de la Corte Suprema de Justicia en 1987
26
“Cuando las actividades de una sociedad alteran la naturaleza al punto de provocar que
zonas secas se transformen en zonas más secas todavía, se dice que se produce
desertificación. Este es uno de los problemas ambientales más importantes en la
actualidad. En Asia, en los Estados Unidos y, principalmente, en África, cerca del desierto
del Sahara, la desertificación le está quitando tierras a la agricultura y la ganadería.”
La Pampa y Mendoza: diferentes puntos de vista
Para analizar los puntos de vista que sostienen los pampeanos y los mendocinos en
relación con el conflicto por las aguas del Desaguadero-Salado lean los textos siguientes.
Muestran lo que podrían decir las autoridades de las dos provincias:
Secretario de Agricultura de Mendoza:
“La producción de vid y de frutales es una de las principales riquezas de nuestra
provincia. Muchas empresas y muchas familias trabajan en ella. Las tierras cultivadas se
extienden cada vez más y es necesario prolongar los canales de riego, porque sin agua
no hay cultivo posible. Estamos apoyando a los productores que buscan obtener agua
subterránea para regar y también a los que intentan usar técnicas de riego que utilizan
menor cantidad de agua. Para eso hace falta mucho dinero y la crisis económica no nos
permite hacer todo lo que quisiéramos...”
Secretario de Agricultura de La Pampa:
“Los cultivos son la principal riqueza para nuestra provincia. Pero solo la zona Este es
apta para cultivar. Hacia el Oeste, las tierras son cada vez más secas, el agua
subterránea no es de buena calidad y no hay aguas superficiales, salvo la poca que nos
dejan llegar desde Mendoza. Solo hay algunos productores de cabras en el Oeste árido, y
viven en condiciones de pobreza. Con frecuencia analizamos en el gobierno este
problema y estamos buscando formas para mejorar la producción y las condiciones de
vida allí, pero aún no encontramos cómo hacerlo. Serían necesarios estudios complejos
para analizar cómo hacer llegar agua al Oeste. Pero significan inversiones muy altas que
de ningún modo estamos en condiciones de encarar”.
¿Qué aporta lo que dicen las autoridades provinciales para explicar la siguiente frase?: “El
conflicto que se plantea no tiene una solución fácil”
UN NUEVO CASO: EL RÍO COLORADO
(Provincias de Mendoza, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Buenos Aires)
LOS USOS DEL RÍO COLORADO Y LOS PROBLEMAS EN EL MANEJO DE SUS
AGUAS
El río Colorado nace en las altas montañas de la Cordillera de los Andes en el Sur de
Mendoza y Norte de Neuquén. El límite entre estas dos provincias se apoya en gran parte
en su curso, como así también la totalidad del límite entre Río Negro y La Pampa.
Desemboca en el Mar Argentino después de un corto recorrido en la provincia de Buenos
Aires.
27
El río recibe la mayor parte de su caudal de las precipitaciones que se producen en la
Cordillera de los Andes. Buena parte de ellas es en forma de nieve, que queda acumulada
en las montañas hasta que comienza la primavera. El inicio de la primavera origina una de
sus crecientes anuales.
Una vez que el río corre por la zona de las mesetas, prácticamente no recibe más agua.
Por el contrario, la evaporación, la infiltración y el uso del agua para consumo humano y
para riego en Colonia 25 de Mayo (La Pampa) consumen parte de su caudal.
Las aguas del río Colorado son de muy buena calidad y de gran importancia para la
población del Norte de la Patagonia por ser éste un ambiente seco, con agua superficial
muy escasa. Es la fuente de abastecimiento de agua potable para la instalación de las
personas y sus actividades económicas, especialmente para la agricultura en el oasis de
25 de Mayo. Para el mejor aprovechamiento de sus aguas se construyó un embalse en
Casa de Piedra destinado a producir energía, evitar que las grandes crecidas afecten a la
población instalada en el valle y para suministrarle agua.
Dada la importancia de las aguas de este río para la vida de las personas de la zona, los
gobiernos de las cinco provincias que recorre el Colorado (Mendoza, Neuquén, Río
Negro, La Pampa y Buenos Aires) formaron un comité para discutir y ponerse de acuerdo
en las formas de aprovechar sus aguas en beneficio de todos. Este comité se llama
COIRCO (Comité Interjurisdiccional del Río Colorado)
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por hacer un uso sustentable de las aguas del río,
han surgido problemas que no se pudieron solucionar hasta el presente. Estos problemas
afectan la calidad de las aguas del río Colorado y, en consecuencia, a quienes las
consumen (personas y empresas). Veamos de qué se trata.
En el Sur de Mendoza y Norte de Neuquén varias empresas explotan yacimientos de
petróleo. Desde que las empresas iniciaron sus actividades suelen producirse derrames
de petróleo por rotura de tuberías, tanto de los pozos como de las cañerías que
transportan el petróleo hacia los tanques de la planta concentradora. En esas
oportunidades, parte del petróleo que se derrama, se mueve lentamente siguiendo la
pendiente y llega al río. Como el petróleo no se diluye en el agua sino que se mantiene
como una capa oscura en su superficie y viaja con el agua del río, se originan algunos
serios problemas a partir de la contaminación del agua: muerte de peces por la falta de
luz, fallas en el funcionamiento de la central hidroeléctrica de Casa de Piedra, suciedad en
los filtros de la planta potabilizadora de 25 de Mayo y, si se introduce en los canales de
riego, contaminación de los suelos y muerte de los cultivos en ese oasis.
Estos últimos problemas perjudican seriamente a los pobladores y, especialmente, a los
agricultores del oasis de Colonia 25 de Mayo. En algunos casos, los agricultores iniciaron
juicios contra las empresas ya que su actividad económica resulta directamente afectada
por la contaminación de las aguas del río. Muchas veces se agruparon para dar a conocer
a los medios de comunicación el problema que tanto les afecta y pedir a los gobiernos
que se dicten leyes para proteger el recurso agua.
El COIRCO firmó acuerdos con las empresas petroleras para que cuiden sus
instalaciones y eviten los derrames. Sin embargo, el problema se ha repetido a lo largo
del tiempo y fueron muchos los perjudicados.
28
La importancia del Río Colorado como única fuente de agua en una extensa zona de la
Patagonia requiere que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales se ocupen de
hacer que todos cuiden el agua y eviten usos incompatibles como, por ejemplo, la
evacuación de derrames de petróleo y el consumo humano. Los gobiernos deberán
también ocuparse de controlar que esas leyes se cumplan para lograr un real manejo
sustentable de las aguas del río.
Estrada, Ciencias Sociales 4, pág. 9
Las mesetas patagónicas que bordean al río Colorado son también un ambiente árido,
como lo muestran los colores predominantes en la fotografía. Allí llueve poco (siempre
menos de 300 mm en todo el año) y soplan vientos secos y muy fuertes. La vegetación de
la zona es baja, adaptada a la falta de agua, y cubre el suelo de manera discontinua. Por
eso, cuando hay viento -lo que ocurre casi todos los días- levanta polvo del suelo y lo
transporta a grandes distancias. En esa zona no se puede cultivar si no se riega. Esta es
la razón por la cual los cultivos se concentran cerca de los ríos, donde se construyeron
canales, como es el caso de Colonia 25 de Mayo, en La Pampa. Allí también es donde se
concentra la población.
En el resto de los campos hay grandes estancias donde los productores crían ovejas, que
son animales que no necesitan pastos tiernos ni verdes para alimentarse, y que tampoco
requieren de muchos cuidados. Por eso viven muy pocas personas en las estancias: los
peones y sus familias.
El fotógrafo captó, seguramente desde un camino, la entrada a una estancia. Al fondo se
ven los relieves con la típica forma de mesa que caracterizan a esta región
29
PARA SEGUIR LEYENDO SOBRE EL OESTE PAMPEANO
La falta de agua en la letra de una zamba 5
Zamba escrita por Domingo López Alacha, un poblador de Puelches, cerca de Lihuél Calel,
donde el Chadileuvú-Salado pierde fuerza y se diluye en las lagunas La Dulce, Urre-Lauquén
(lavquen, laguna en mapuche) y La Amarga.
"Yo que nací en esta tierra, en esta tierra pampeana
cubierta de salitrales, sampales y chañarales
a orillas de la laguna, la laguna Urre-Lauquén.
Yo que nací en esta tierra,
en esta tierra sufrida por los vientos y la sequía,
esta tierra tan sufrida por los vientos y la sequía.
Yo tengo mi rancho, amigazo, frente de una laguna.
En el tiempo de mis abuelos jamás el agua faltó
ahí solamente ha quedado, solamente un salitral
En esos días de viento sólo polvo blanco se ve.
Usted pregunta, amigazo, por qué me sigo quedando
es que aquí me criaron mis padres, aquí me quedo, sí señor.
Yo quiero este pueblo pampeano
que es tan soberano como el mismo sol."
Texto periodístico: “En La Pampa reclaman el agua de un río”
Crónicas del país
En La Pampa reclaman el agua de un río
La Corte Suprema consagró la interprovincialidad del Atuel con Mendoza,
5
Del artículo “El lejano oeste de acá cerca”, Andrés Pérez Moreno, La Nación Line/ Revista, 14-01-01
30
donde un dique impide los escurrimientos
Santa Rosa - A La Pampa le robaron un río, y no es una metáfora. Hacia 1947, con las
obras del dique El Nihuil, en Mendoza, cesaron los últimos escurrimientos del Atuel hacia
esta provincia y la fértil cuenca Desaguadero-Salado-Chadileuvú desapareció, dejando
paso a un ominoso desierto. En apenas medio siglo los 18.000 kilómetros cuadrados de la
subcuenca en territorio pampeano dejaron paso a una inhóspita planicie de arena y sal de
la que centenares de familias escaparon como fantasmas, dramático éxodo de hombres y
animales conocido aquí como "la diáspora saladina".
Si bien en 1987, cuatro décadas después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación
consagró "la interprovincialidad del río Atuel", los ribereños pampeanos todavía esperan el
regreso del agua. Mendoza insiste en que esa posibilidad es remota.
(...) La Pampa continúa reclamando en vano la devolución de su importante cuenca
interior, segmento terminal del gran río colector Vinchina-Bermejo-Desaguadero-SaladoChadileuvú-Curacó. Es que las explotaciones bajo riego y los emprendimientos
hidroeléctricos en la vecina Mendoza convirtieron a los hoy magros cauces pampeanos en
ríos temporarios.
En agosto de 1947, urgido por la catástrofe, un agente radiotelegrafista ignoró jerarquías y
envió un radiograma al presidente Juan Domingo Perón desde el lejano Paso de los
Algarrobos. En un lenguaje simple, Angel Garay pintó un cuadro patético: el promisorio
oeste agonizaba por falta de agua. La respuesta, en enero de 1949, fue la resolución
50/49 de la Empresa de Agua y Energía Eléctrica, que dispuso "la entrega de caudales de
las descargas de El Nihuil, (...) con destino a bebida de poblaciones y ganado, riego de
las praderas naturales y alimentación de presas y lagunas".
La resolución nunca se cumplió, el río continuó seco y los oesteños emigraron hacia
General Acha, Luán Toro, Victorica, Santa Rosa. En 1979, con una copia de aquel
radiograma histórico, La Pampa inició sus reclamos ante la Corte Suprema de Justicia.
Angel Garay nació en Pellegrini (Buenos Aires) y reside en Viedma. Durante una visita a
Santa Rosa recordó: "En aquel momento, durante un invierno muy crudo, me llevó a
enviar el telegrama la situación desesperante a la que habían llegado los pobladores,
porque había dejado de correr el Atuel. Especialmente me conmovió una gran epidemia
que provocó la muerte de animales y personas".
En 1973 Garay fue hallado por una delegación de La Pampa, que lo invitó a declarar ante
la Corte.
Defensores de una causa que ha sentado jurisprudencia nacional e internacional, los
pampeanos obtuvieron en 1987 un fallo de la Corte Suprema de Justicia que consagró "la
interprovincialidad del río". El máximo tribunal dispuso que ambas provincias "deben
acordar los usos futuros del río".
Los acuerdos
Como ejecución de sentencia se rubricaron varios acuerdos (...) En esos documentos
Mendoza y La Pampa se comprometieron a ejecutar "las acciones destinadas (...) a
31
permitir "el restablecimiento del sistema ecológico fluvial en el curso inferior del Atuel".
Aunque Mendoza reconoce los derechos compartidos sobre el río y paga un porcentaje
de las regalías, pasaron ya 15 años sin que se cumpla el reparto equitativo de los
recursos.
Pero el río robado corre caudaloso y permanente en la memoria popular de La Pampa,
una provincia cuya intimidad fue marcada a fuego por el despojo. La lucha es desigual: en
el último siglo se perdieron las colonias agrícolas asentadas en sus márgenes, que debían
ser la herramienta esencial del proyecto de población, y actualmente se encuentran en
peligro de extinción los Bañados del Atuel, importante zona de humedales (...)
La comunidad crece identificada con la lucha por recuperar su cuenca. En 1950 se formó
la Comisión Permanente del Agua. En abril de 1973 nació la Comisión Popular de
Defensa de los Ríos Pampeanos (Copdrip), y 111 entidades diferentes participaron de su
fundación. Y en 1984 fue creada la Fundación Chadileuvú (Movimiento Popular
Pampeano para la Defensa de los Recursos Hídricos y Ecosistemas), entidad que
mantiene viva la lucha por el Atuel. (...)
Flavio Frangolini
Fuente: La Nación, Septiembre 16, 2002

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