La Alameda de Hércules, en Sevilla, padece

Transcripción

La Alameda de Hércules, en Sevilla, padece
[La Alameda de Hércules en pleno proceso de `renovación´.]
Semillas contra Burbujas [Sobre el concurso Aviva 2007]
“El ámbito de la propuesta, que constituye uno de los accesos principales a la
plaza, se encuentra afectado por la tensión que provoca el contacto de la plaza con
la vía rodada, y la presencia del solar vacío con el cerramiento deteriorado y sus
linderos medianeros vistos. El objeto del concurso consiste en desarrollar una
propuesta de arquitectura efímera que permita adecentar y revitalizar el extremo
sureste de la Plaza de la Alameda de Hércules mediante la intervención en el
cerramiento del solar vacío situado en la confluencia de la Plaza con la calle Amor
de Dios, pendiente de expropiación para la construcción de un equipamiento
público.”
Extracto de la memoria del concurso.
[El solar en cuestión. Único punto actual de no-diseño en la Alameda de Hércules]
La Alameda de Hércules, en Sevilla, padece actualmente lo que se
denomina proceso
de gentrificación1 o elitización del territorio, un proceso de exclusión y
transformación social espacializado, que comenzó hace más de diez
años con los planes Urban2 y que se desarrolla actualmente en la
forma de proyecto urbanístico de autor con el revestimiento modélico
y sostenible, incuestionable, de la peatonalización.
Estos procesos urbanos tienen su origen en determinada
convergencia
de intereses por parte de los poderes públicos y privados. La
generación de espacios-marca (interés del poder `público´ municipal
por sus capacidades de electoralización y rentabilidad) con/por la
consiguiente alza de valores inmobiliarios (interés del poder privado)
y, por lo tanto, la natural sustitución de un estrato social que genera
menos plusvalía por otro de mayor nivel de renta, capaz de pagar los
nuevos costes de estar en la centralidad de la metrópolis y disfrutar
de un espacio `de diseño´3. Y comienzan a reproducirse las casas
vacías, los desalojos. Los solares.
El debate sobre qué se puede hacer desde el punto de vista
proyectual
con estos espacio-tiempos aparece irresuelto y en desarrollo.
Ocupaciones temporales y permanentes de edificios en desuso y
solares, generación y aprovechamiento de herramientas legales,
construcción de eventos, infraestructuras temporales y participativas
para servicios sociales, nuevas herramientas ecológicas y digitales…
Un catálogo de nuevas situaciones temporales e irregulares y, en
definitiva, nuevos retos arquitectónicos y urbanísticos que investigar
e intentar resolver. Pero, además, haciéndolo siendo conscientes de
que estas operaciones en si mismas y por si solas corren el riesgo de
ocultar los síntomas de las enfermedades urbanas que padecen
nuestras ciudades en vez de suponer algún tipo de remedio, en vez
de constituirse como procesos de reciclaje urbano generando utilidad
social (en su sentido de común, sin pasar necesariamente por la
estatalización o municipalización del concepto) a determinadas
situaciones indeseables mientras éstas se resuelven a través de los
cambios pertinentes en el planeamiento, la legislación y la dirección
de las políticas públicas y urbanas. Cambios que también hay que
impulsar de forma activa.
Todo esto hace reflexionar sobre la propuesta del concurso Aviva
2007
para Sevilla, que provoca la desagradable sensación de encontrarse
ante un ladrillo más en un proceso clásico de gentrificación. Una
operación pública puntual parcheando y cualificando una operación
urbanística de escala mayor y gran componente privado. Resuelta
desde un punto de vista publicitario, sustituyendo un vacío antiestético por una obra de autor con el marchamo del compromiso
entre el político y el ciudadano genérico, el turismo, la ecología y el
arte.
En este caso concreto, en vez de reflexionar críticamente e
investigar las causas y potencialidades de los vacíos urbanos del
centro de Sevilla lo que se hace es participar de forma activa en la
parte necesaria de políticas urbanas de la dinámica que los genera.
Se ocultan los síntomas y se fortalecen las causas. La palabra que
mejor encuentro para definir esta situación es perversión.
La alternativa para este tipo de concurso sería la de escoger un
solar o planteamiento que tuviera proyección como objeto
experimental, que fuera sintomático de problemas genéricos o
situaciones urbanísticas y urbanas persistentes en la ciudad globallocal o, en caso de ser un caso muy particular, el de ser un proyecto
con un gran rendimiento social y ciudadano, más allá de los posibles
para un solar parche sin más interés paradigmático que el de servir
de ejemplo de funcionamiento de la cosmética institucional,
independientemente de la calidad de las propuestas, que seguro las
habrá espléndidas desde un punto de vista exclusivamente
disciplinar. Se trataría más bien de crear un laboratorio de ideas,
menos interesante por sus ganador s, que por la caja de herramientas
que suponga el conjunto de estrategias desarrollado por todos l s
participantes. Situaciones o artefactos no creados para ser colocados
en los lujosos escaparates urbanos de la Sevilla-marca, siquiera en
sus espacios de centralidad. Construidos tan solo para ser
experimentados en su factibilidad real, mientras se exponen por
completo en la estructura descentralizada y proliferante de la red,
para su puesta en uso y desarrollo por parte de la inteligencia
colectiva y autónoma. No plantear más postales satinadas de la
Sevilla contemporánea, sino más bien procesos arquitectónicos de
código abierto, como los del software libre: semillas contra burbujas.
Alejandro González Rodríguez.
Arquitecto miembro de Arquitectura y Compromiso Social y miembro del equipo
primer finalista en Granada del Concurso Transite 2006 de Arquitectura Temporal,
antecesor del concurso Aviva.
Del inglés gentry, clase media-alta. Una introducción clara y completa al concepto de
gentrificación es el texto de MªAlba Sargatal “El estudio de la Gentrificación.”
http://www.ub.es/geocrit/b3w-228.htm
1
Y para un buen estudio sobre un caso concreto con ciertos paralelismos, el texto de Stefanie
Von Heeren sobre Ciutat Vella en Barcelona: “Una crítica a un `Plan Modélico´: La
remodelación de Ciutat Vella: Un análisis crítico del modelo Barcelona” ; dentro del libro
“Participación Urbana para el Urbanismo del Siglo XXI”, publicado por el Colegio Territorial de
Arquitectos de Valencia.
“(…) Entre ellos, destaca el “Estudio socio-económico de San Luis-Alameda. Bases para una
revitalización urbana” realizado por Analistas Económicos de Andalucía y publicado en 1997.
Aquí se menciona por primera vez la existencia de un proceso de gentrificación
desarrollándose en San Luis-Alameda (…) También resulta interesante en cuanto a que
especifica los objetivos económicos a conseguir en la zona, como es la atracción de inversiones
y la potenciación de áreas residenciales de alta calidad, así como el desarrollo de la oferta del
suelo edificable. (…)”
“El Urban, de la palabra a los hechos” , de Ibán Díaz, recogido en “Como nació, creció y se
resistió a ser comido El Gran Pollo de La Alameda. Una decena de años de lucha social en el
barrio de la Alameda, Sevilla”, editado por el Consejo de Redacción de El Gran Pollo de la
Alameda.
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Es de destacar que un documento tan antiguo como la Carta de Amterdam de 1975, una de
las cartas internacionales que han guiado el urbanismo moderno durante el siglo XX, ya
proponía que la conservación-reutilización de la ciudad histórica estuviera guiada por
propósitos sociales, defendiendo que los habitantes originarios permanecieran en los cascos
históricos renovados por operaciones de restauración urbana.
Para profundizar en los proyectos de transformación de la ciudad histórica: “Ciudad Hojaldre,
Visiones Urbanas del Siglo XXI” de Carlos García Vázquez, en el primer capítulo; “La visión
culturalista de la ciudad”.
3