Número 002 – Marzo 2015 - Fundación 26 de Diciembre
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Número 002 – Marzo 2015 - Fundación 26 de Diciembre
Diversidad Número 002 – Marzo 2015 1 Foto: Rebeca Ave Fénix C on esta primavera del 2015 llegamos al número 2 de Diversidad, la revista de la Fundación 26 de Diciembre. Si conseguir un primer número casi no nos lo podíamos creer, tener en nuestras pantallas un segundo nos provoca vahídos de alegría. Pero no estamos contentos: ¡Ahora tenemos que ir a por el 3! Esto es una obra colectiva de todas las personas que han escrito, aportado ilustraciones o fotos, no es la obra de una persona sino de una Fundación, la vuestra, la de todos: la 26 de Diciembre 2 Presentación: Contamos nuevamente en este número con la presencia literaria de nuestro querido amigo y enorme escritor: CULTURA, EXPERIENCIA, BELLEZA, SEXO Eduardo Mendicutti En febrero de este año pasé quince días en San Francisco y Los Ángeles. Hacía años que no iba por California. En la década de los 80 del siglo pasado iba todos los veranos a North Hollywood, a casa de mi novio de entonces, un actor 34 años mayor que yo. Hace unos días, me llamaron para hablarme de unos actos de homenaje que quieren hacerle a mi querido actor – no voy a decir su nombre porque no es cosa de hacerle outing a un muerto, cuando he podido comprobar que nadie en su familia y entre sus amigos y admiradores parece saber que era gay –, porque se cumple ahora el centenario de su nacimiento. Qué cosas: alcancé a tener un novio que dentro de dos meses habría cumplido cien años. El caso es que, en febrero, fui a California a ver a un chico que es exactamente 34 años más joven que yo. Una paliza, la verdad, se mire por donde se mire; bendita paliza, es cierto, pero paliza a fin de cuentas. No entraré en detalles. Eso sí, la coincidencia en el número 34 me tiene estremecido, porque también hace justo 34 años que mi novio hollywoodiense murió, apenas unas horas después de que yo llegara al hospital de Los Ángeles en el que estaba ingresado, a tiempo de que se despidiera de mí con una sonrisa llena de amor y de gratitud, como si supiera que yo me había gastado en el billete urgente de avión, para llegar a tiempo, todos mis ahorros de entonces, unas 300.000 pesetas. Tengo que decir que aquel hombre, a su 3 edad, durante los 12 años que duró nuestra relación, me parecía, y me sigue pareciendo, una de los ejemplares masculinos más guapos que he conocido en mi vida. Como la vida en general, y la vida amorosa en particular, es con frecuencia una pesadilla – perdón, una pescadilla – que se muerde la cola – perdón otra vez –, ahora he vuelto a esos 34 años de diferencia, pero invertidos; perdón por tercera vez. Y en este viaje reciente a San Francisco he visitado casi con unción el barrio de El Castro, esas cuatro calles apenas en la que sedimentó el movimiento de lucha por los derechos del colectivo LGTB, de mano del activista, y primer hombre abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público (en su caso, concejal en el Ayuntamiento de San Francisco) en Estados Unidos, Harvey Milk; seguro que casi todos hemos visto la película Mi nombre es Harvey Milk, de Gus Van Sant. De no haber sido asesinado por un fanático heterosexual, Harvey Milk sería ahora casi octogenario, y no estoy seguro de que fuera un octogenario adorable, pero quizás tendría un novio 34 años más joven que él. Debo reconocer que el barrio de El Castro actual me ha dejado una sensación confusa. Por un lado, es cutre, y apenas se ve gente convencionalmente guapa ni en la calle, ni en los comercios, ni en los bares. Sin embargo, ves parejas conmovedoras. Parejas de hombres muy mayores que pasean cogidos de la mano; parejas mixtas y, desiguales en edad y en constitución y aspecto, de lesbianas decididas y orgullosas; parejas de hombres maduros y chicos jóvenes, estos últimos en su mayoría latinos y asiáticos. A pesar de lo feote que es el barrio de El Castro, hoy día, me pareció que tiene algo de emocionante reserva, y de confortable lugar de acogida de homosexuales de edad crecida o desubicados. viera desde la calle gracias a sus grandes ventanales sin cortinas. Una noche de sábado, entré en Twin Peaks con el muchacho 34 años más joven que yo. Se estaba bien allí. Había de todo, claro. Pero era fácil comprender lo bien que puede funcionar la mezcla de cultura, experiencia, belleza y sexo. El último día de mi estancia en San Francisco, de regreso de una alegre excursión de cinco días a Los Ángeles en vísperas de la ceremonia de entrega de los Oscar – cómo nos divertimos el chico al que le llevo 34 año y yo haciendo las catetadas típicas de los turistas en general, y de los turistas yanquis en particular –, y mientras el muchacho estaba en su trabajo, entré en una estupenda librería de la zona de Market Street pegada a El Castro. Había bastante gente ojeando y comprando libros. Casi todos eran gays mayores, interesados no sólo en literatura gay. También, algún cliente muy joven, latino en esa ocasión, y probablemente desempleado. Yo compré un libro de fotos sobre el movimiento liderado por Harvey Milk. Luego, me senté a mirar aquella hermosa crónica fotográfica, y a comer algo, en la terraza de un bar – tuvimos la no frecuente suerte de disfrutar de un clima maravillosos en San Francisco – desde donde se veía la entrada de la celebérrima sauna Eros, esa que sale todo el rato en la serie Looking. Después de la hora del lunch, empezaron a entrar clientes en la sauna. Todos tenían entre 20 y 40 años. No vi entrar a nadie 34 años mayor que ninguno de ellos. Pero tal vez muchos clientes de la librería, y algunos de la sauna Eros, llegaran a encontrarse, la noche del viernes o del sábado, en el Twin Peaks, el legendario bar para gente mayor y sus devotos, y el primero en El Castro que permitió que su interior se 4 Testimonio de que la lucha por la liberación de la mujer ha de ser la lucha de todos. Rebeca, el Ave Fénix. Su pluma en lucha: A por otro 8 de Marzo más compañeras….!!!!!!! El miedo en la imaginación colectiva masculina a perder el poder, ha atado cruelmente las libertades de las mujeres, con ligaduras de fuerza, cadenas de obligaciones, sogas tejidas de mentiras y lenguas devoradoras de opiniones femeninas. La mujer, incluso dentro de los colectivos que trabajan por la diversidad y la igualdad, tiene que abrirse camino con mucha dificultad para hacerse oír. La mayoría de las veces, una opinión femenina es cuestionada, ignorada, pasaba por alto y aplastada por opiniones vertidas por hombres. El hombre nunca perdonó la huelga de sexo a Lisistrata de Grecia, para obligar a sus soldados a abandonar las guerras, ni soportó a Hipatia de Alejandría por su independencia de pensamiento. En este mundo de hombres al mando y posiblemente lleno de miedos a perder el control que tienen impreso en la memoria genética, la misogínia y su pariente próxima la endodiscriminación, son las desalentadoras reinas de la fiesta. Ellas, Hipatia y Lisistrata fueron quizá… y solo quizá, las responsables, sin pretenderlo, de la invisibilidad de la mujer, tras un arranque de mezquina y masculina venganza… quizá…. Es en estos colectivos, donde con dolor, lágrimas y esfuerzo la bandera violeta trata desesperadamente de asomarse por encima de ese absolutismo masculino. El hombre y su voluntad poseen una información grabada en su memoria genética, donde puede leerse la gran mentira sobre la debilidad femenina y así poder relegarla a sierva protegida. Es en estos espacios donde hay mayor dificultad para desarrollar el trabajo que contribuiría a la recuperación de la dignidad de la mujer y al reconocimiento de su valía. Espacios donde tristemente son masacradas las opiniones femeninas por la desconfianza de sus compañeros masculinos. Esta protección que nadie pidió, ha sido generación tras generación, la disculpa que el patriarcado ofrece para disfrazar la libertad de la mujer convirtiéndola en invisibilidad. 5 Desde 1911 y Clara Zetkin, han pasado muchos Marzos llenos de frentes perladas de sudor femenino en lucha, lágrimas vertidas sobre lo injusto, pancartas llenas de reivindicación y mucho trabajo. Desde aquellas primeras plataformas donde 189 países reunidos en Beijing consolidaron visiones, enfoques, conceptos y objetivos, ha pasado el tiempo, los años, pero ni un solo minuto, las mujeres hemos dejado de avanzar hacia nuestros objetivos, a pesar de que este mundo, esta vida tan masculina, ocupe nuestros espacios y trate de supervisar nuestros pensamientos y de interpretar incluso la sonrisa que esbozamos. conciencia del poder que ostenta la mujer. Incluso en los colectivos donde la diversidad es bandera, pero se oculta el color violeta de la mujer, incluso en estos colectivos, sola o acompañada de unas pocas, se escuchará mi voz, mi opinión, mis preferencias… Equivocada o no, es mi voz, con todo mi derecho. A por otro 8 de Marzo más compañeras….!!!!!!! Veinte años después de la aprobación de la Plataforma, su importancia como hoja de ruta para la igualdad de género, no ha disminuido, seguiremos siendo fieles guardianas de su esencia y de la toma de 6 Nuevamente invitamos, y él colabora con todo su amor, a nuestro amigo mexicano que una vez nos deleitó con su presencia en nuestro local: Xabier Lizarraga Cruchaga, LAS EDADES: ¿PASAPORTES O GRILLETES? Por Xabier Lizarraga Cruchaga Es una desgracia que haya tan corto intervalo entre el tiempo en que se es demasiado joven y el tiempo en que se es demasiado viejo. Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu 7 Uno nace, crece, vive una serie de aventuras, sobrevive otras, experimenta cambios, encuentros, desencuentros e indiferencias, enriquecimientos y pérdidas, acompañamientos y soledades, y sigue adelante sin ruta fija ni destino asegurado; ocasionalmente uno se detiene, intenta retornar y con nostalgia reconocer que sólo se pueden saborear recuerdos de distintos y contrastantes sabores y aromas que provocan reflexiones, evocaciones y sueños, ensueños e incluso delirios… Y así seguimos hasta el momento en que quizás sólo podremos llegar a ser parte de los recuerdos de otros, recuerdos que poco a poco también se irán diluyendo entre las páginas de los siempre renovados calendarios: las edades nos abren y cierran puertas, nos liberan de ciertas dependencias y encadenan a otras en un permanente gerundio. muy variopinto color. Recuerdo que cuando niños solíamos jugar a que éramos grandes y nos entregábamos sin miedo a las aventuras más formidables, enfrentándonos a peligros y descubriendo maravillas de ese mundo que aún nos resultaba, gracias a la fantasía, del todo abarcable; había impaciencias pero también se tenían esperanzas e ilusiones que iluminaban los abstractos mañanas. Cuando adolescentes, muchos queríamos llegar a adultos para tener la posibilidad de “hacer lo que nos venga en gana” y a no recibir más órdenes de mamá, papá y de esa caterva de insistentes adultos que nos agobiaban con sus demandas, dándonos ejemplos y recitándonos mandamientos ortodoxos… Y resulta que, cuando finalmente llegamos a contabilizar oficialmente como “ciudadanos” –tras 18 o 21 años, dependiendo de cuándo y dónde nacimos–, descubrimos que la adultez realmente no era ese soñado “estado de libertad y jauja”: hay que trabajar, ganarse la vida y casi no queda tiempo ni se tiene presupuesto para hacer “lo que nos dé la gana”… Momento clave en el que comenzamos a cosechar las flores de la nostalgia y no pocas frustraciones. Que los años pasan parece una verdad de Perogrullo, pero realmente no pasan: se van sumando, se quedan y pueden suponer una liberación o una condena en un mundo en el que, en opinión de muchos, hay cosas para cada edad y edades para cada cosa... Aunque otras edades y cosas no tengan entre sí dependencias ni repelencias mutuas. Las edades son, tanto para el planeta como para nosotros, evidencia de un transcurrir con ritmos varios pero sin pausa, un transcurrir que va dejando marcas indelebles de que algunas cosas siguen, permanecen, mientras otras quedan atrás, se pierden en el impreciso punto de fuga de una perspectiva incuestionable; lo que supone la posibilidad de nuevas oportunidades e innegables desgastes: el tiempo esculpe caminos, escaleras, estancias y horizontes... sin retorno. Y a veces, por desgracia, nos sentencian a alguna mazmorra: en todas las edades se dan obediencias, obligaciones, sacrificios, construcciones, respaldos y resignaciones de 8 No, en realidad la edad no siempre supone un pasaporte para “hacer lo que nos viene en gana”, también se vive como grillete para que hagamos “lo que les viene en gana a otros”. Siendo niños podemos ser ingenuos, juguetones y traviesos, pero debemos disciplinarnos y aprender muchas cosas, no sólo a sumar, leer y escribir, no sólo historia y geografía sino también reglamentos procedimientos, coreografías y no pocas mentiras para quedar bien y no ser del todo masacrados por las críticas de quienes deambulan por ahí vigilando nuestro vivir; un vivir que es experimento permanente. Se nos condicionaba a formarnos como seres responsables, obedientes, corteses, risueños para que los adultos que nos rodeaban y vigilaban se aplaudieran unos a otros como focas por lo bien que nos educaban para cumplir con la sociedad. Cuando adolescentes: todos para uno; sí, pero uno siempre preocupado de quedar bien con todos… Tuvimos que responder a no pocas expectativas familiares, particularmente de mamá y papá porque ellos “se han sacrificado” para que consiguiéramos ser algo en el futuro; siempre condenados a ser productivos y decentes: miembros de una familia bien allegada, trabajadora y respeta- da… Y menuda frustración les causamos algunos de nosotros al hacer trizas sus proyectos de cuento de hadas y mercadotecnia. Ya de adultos –para muchos, previo ritual iniciático en el servicio militar– se pretende que repitamos más o menos de la misma forma lo que hacían los adultos que nos antecedieron, que nos protegían y atosigaban cuando niños y adolescentes: cumplir con las expectativas de otros… Unos “otros” entelequia. Y es que la adultez es un seguirse de largo con la edad enquistada en sí misma y, por tanto, erosionando el físico y no pocas emociones día a día, mes a mes, año tras año. Descubrimos así, que aunque la edad –cualquier edad– es llave para alcanzar ciertas libertades, los años no dejan de ser grilletes que resultan cada vez más y más pesados, que laceran la piel; las edades nos recuerdan siempre que los movimientos están siendo controlados, y que devienen cada vez más y más limitados cuando iniciamos los caminos de la vejez. 9 Pero la cosa no queda ahí, porque si somos jotitas [mariquitas] o tortilleras [bolleras] o vestidas o alguna de esas cosas que horrorizaban a nuestros abuelos y a los curas, aún contando con presupuesto, hemos de reconocer que siempre hemos visto más que limitadas las posibilidades de hacer lo que quisiéramos: el “orden heterocéntrico”, las “buenas costumbres”, la “doble moral” y todo eso que sirve para cocinar la homofobia, la misoginia, la transfobia y demás, nos impide, a veces a través de leyes filosas y tajantes, tener los mismos derechos que otros más “morales” y “decentes” que nosotros, de esos otros que sí respondieron –por genética, por miedo o por casualidad– a las ilusionadas expectativas de nosotros que se habían hechopapá y mamá incluso antes que naciéramos, las expectativas que imponen las vecinas y las iglesias del barrio. En el panorama espectral que pintan la homofobia y el heterocentrismo, la edad siempre supone grillete que paraliza el vivir: cuando niños, siendo víctimas de bullying homofóbico, que en la adolescencia no pocas veces lleva al asesinato o al suicidio; cuando adultos mareados en la encrucijada de vivir acotado por el miedo o salir del clóset [armario], con el fin de dar lo más para merecer lo mínimo a los ojos de la mayoría –si no se deja uno llevar por la derrota de las adicciones y el fracaso no sólo social sino emocional–; y finalmente nosotros, los viejitos, que muchas veces somos vistos como calenturientos rabos verdes y libidinosos o como viejas y ridículas marimachas, porque ya acumulamos demasiados calendarios como para que la edad nos sirva de pasaporte al disfrute… Más bien todo lo contrario: aunque hayamos podido conseguir presupuesto con el trabajo de muchos años, se cierran cada vez más puertas, aunque alguna se abra Foto: Antoine Parc des Buttes –Chaumond, Paris 10 subrepticiamente a golpe de chequera [talonario] o por la agradecible caridad de algún ser abierto a la aventura gerontófila. En esta sociedad de jóvenes ilusiones y bellezas obligadas, se suele pensar que el deseo, los placeres orgásmicos y las pasiones amorosas tienen fecha de caducidad: vigente hasta no más allá de los cuarenta; después de los cuarenta “favor de abstenerse” porque los jóvenes están disfrutando del mundo que les pertenece: son el presente y nosotros los restos de un pasado que sólo nosotros recordamos. En el contexto del ambiente maricónico (lésbico, bi y trans, incluso hétero, me imagino) la edad llega a ser pasaporte al campo de exterminio afectivo que instaura la efebocracia… Por consiguiente, la edad deviene en grillete de cortantes y oxidados bordes. Pese a todo, muchos de nosotros los viejos tenemos la necia intención de seguir vivos, por lo que se nos suele mirar con desconfianza: robamos oxígeno, espacio, empleos y recursos a la fuerza poderosa que viene empujando con fuerza… A no ser que contratemos a chichifos [chaperos], porque entonces la economía se reactiva y si el dinero circula, la juventud y el sistema en general pueden consolidar su hegemonía. Difícil saber qué edad es la menos carcelaria, porque si uno es demasiado joven o demasiado viejo está en muy mala posición: fuera de juego, es un outsider que dirían los bilingües… “Outsider identifica algo en la periferia de las normas sociales, alguien que vive aparte de la sociedad común o alguien que observa un grupo desde fuera” –nos aclara Wikipedia. Pero ¿qué significa exactamente “demasiado”? Siendo niño o adolescente se tiene vetado el acceso a bares, antros y otros espacios de encuentros y desencuentros que pueden resultar seductores; y con frecuencia se carece de los recursos económicos que pueden darle la vuelta a algunos de los obstáculos que se presentan; siendo viejo, quizás se tienen recursos económicos, pero carecemos de algunas cualidades promotoras de éxito, por lo que los lgbt tendemos a vetarnos nosotros mismos debido a que los dueños o administradores de los congales los ambientan física y musicalmente (es un decir) para cuerpos y ánimos que resisten las embestidas de la penumbra (enemiga de la presbicia) y los decibeles (enemigos de nervios frágiles); y se reducen los calendarios utilizables para un más o menos “hacer lo que nos viene en gana”. La edad es pasaporte inseguro y un garantizado grillete: los calendarios perseveran, los años se acumulan como las capas de polvo, y como “a todo cerdo le llega su San Martín”, algunos de los que ya ni peinamos canas porque ni eso nos queda por peinar, nos permitimos algunos guiños juguetones a aquellos que cuentan con la gracia y el salero que nos hace latir emociones; y si se nos ponen bravos, tenemos la perra satisfacción de ladrarles: “Como te ves, me vi… Como me ves, si tienes suerte quizás te veas”. 11 ¿Existe belleza en la vejez? por Antoine Al comienzo de su más famosa obra, El amante, Marguerite Duras nos cuenta que un hombre se le acercó en un lugar público y le dijo que la conocía desde hace mucho tiempo, que todo el mundo pensaba que era muy bella cuando era joven, que él había venido para decirle que la encontraba mucho más bella ahora que entonces, que a su rostro de muchacha prefería éste de ahora, devastado. Ella dice que piensa a menudo en esta imagen, de la que nunca ha hablado y que ella es la única que todavía la puede ver. Es de todas las imágenes de sí misma aquella en la que se reconoce, en la que se fascina. Ella ha visto, desde los 18 años, cómo este envejecimiento brutal se apoderaba de sus rasgos uno a uno, sus ojos parecían hacerse más grandes, su mirada más triste, en su frente se iban grabando grietas cada vez más profundas. Este proceso no le daba miedo, lo observaba como si se hubiera tratado del desarrollo de una lectura, sabiendo que un día se enlentecería y tomaría un curso normal. Ese rostro ha seguido envejeciendo, pero mucho más lentamente que entre los 18 y los 25 años. Ese rostro fue lacerado de arrugas secas y profundas en una piel rota. Guardó los mismos contornos, pero su materia estaba destruida. Tengo un rostro destruido. * * * De este impresionante relato se podría aprender mucho en cuanto a un hecho verdaderamente difícil: el de la aceptación. La azarosa vida de Marguerite Duras la había conducido a obtener ese rostro destruido y, sin embargo, es en esta imagen en la que ella dice reconocerse, encantarse. El rostro de una persona de edad es el libro en el que - probablemente sin saberlo - ha escrito su autobiografía. Todos somos los autores de nuestra propia faz. En muchos casos ocurrirá que ésta no será sino algo semejante a un campo de batalla: en él estarán narradas todas las derrotas que una vida puede acumular. Y alguna victoria quizá también. Será siempre hermoso y gratificante contemplar la serenidad de la mirada de un anciano o una anciana que, de alguna manera, han obtenido una cierta victoria sobre sí mismos, han quizá superado una añoranza imposible por una juventud perdida y encuentran en su momento presente la fuerza que les permite continuar sus trayectorias, sean éstas las que sean. ¿Existe belleza en la vejez? Seguramente lo más fácil sería contestar “no” a esta pregunta. Pero si sólo nos atuviéramos a las cosas fáciles, pienso que ésa sería una manera muy poco enriquecedora de vivir. Y si la vida cotidiana no está hecha de grandes momentos extendidos como 12 una mancha de aceite sobre ella, sino de esos brevísimos instantes, demasiado rápidos y sutiles para poder ser asidos con nuestras manos, que los maestros budistas llaman “aquí y ahora”, ¿podemos plantear algo que no signifique una continuación? Si el pasado ya no existe, el futuro no ha llegado y el presente se nos escapa hasta un punto infinitesimal, el tiempo no es pues más que un sueño, nos dice Sartre en sus Carnets de la drôle de guerre, ¿a qué solidez podríamos pues aferrarnos? Al mirar el rostro de una persona anciana, anónima, que nos cruzamos en la calle y no volveremos a ver, ¿no debemos, en vez de buscar un rostro joven y bello que contemplar –como patética compensación-, aceptar ese espejo de nuestro futuro que un azar caprichoso nos ha puesto delante? ¿No habrá que preguntarse también, si observamos un evidente deterioro, o rasgos de enfermedad o de pobreza, cuál habrá sido el camino que esa vida ha recorrido y en qué clase de desamparo, muchas veces atroz, vivirá sumergida esa persona en sus últimos años? 13 ¿Podremos quizá leer en ese libro de piel y rasgos la suma de innumerables frustraciones, como si ante nosotros se hubiera materializado aquel viejo del poema de Kavafis que en un bullicioso café lee un periódico sin más compañía que su propia soledad? Este viejo que nos dibuja el poeta griego es una llamada de atención hacia la aplastante victoria del tiempo sobre todos los seres y en cómo –pensando que habría tiempo mañana- dejó escapar todas las ocasiones en las que podría haber sido feliz que ahora desfilan en su recuerdo como una siniestra procesión de velas apagadas. Pero no hay que cerrar estas reflexiones con la imagen descarnada de la vejez en soledad, por muy cierta que en demasiadas ocasiones lo sea, que nos ha dejado el gran poeta de Alejandría en este poema. Conviene traer a estas páginas el recuerdo del gran filósofo hispano-romano Lucio Anneo Séneca, quien en la número 12 de sus Epístolas morales a Lucilio observa que allá donde mire descubre indicios de su vejez. Llega a su quinta y ve el aspecto descuidado de sus árboles, no por falta de cuidados, sino por razón de edad. Ve a sus criados, antaño muchachos y hoy tan viejos como él. ción de la propia vejez, sea por la falta de medios económicos para afrontar dignamente esta etapa última de la vida, sea por no haber querido jamás mirar profundamente y aceptar el paso del tiempo. Y habiéndose dado esta falta de aceptación, la vejez resulta entonces el jarro de agua fría inesperado que deja en algo parecido al shock a la persona que tiene la desgracia de sufrirla careciendo totalmente de preparación para este instante. Ante estas llamadas de atención, ante esta vejez que se le hace patente a donde quiera que mire, acepta este tiempo que le llega: abraza y acaricia su vejez. Son admirables, cierto, las personas mayores que juegan su partida hasta el agotamiento último de sus fuerzas, aquellas que mantienen el tipo en su vida cotidiana y que pasean sus cuerpos con dignidad y aceptación de sí mismos. Es peligroso no admirar esas posturas de valor y coraje ante la vida: pudiera ser que, de no hacerlo así, sea a nosotros a quienes ese valor y coraje nos falten. Aprende entonces que la fruta es más sabrosa cuando está terminando la cosecha y que a los aficionados al vino les deleita más la última copa, aquella que les otorga el punto álgido de su embriaguez… La mayor dulzura que encierra todo placer la reserva para el final. Grata la edad que ya declina pero que no se ha desplomado aún: no tener necesidad de ninguno es lo que ocupa el lugar de los placeres. ¡Qué dulce resulta tener agotadas las pasiones y dejadas a un lado! * * * No creo que este artículo responda a la pregunta formulada en su título. Más bien no es más que un encadenamiento –ignoro si con mucho o poco sentido- de reflexiones nacidas de la lectura de los textos que se citan y realizado, por supuesto, con el máximo de respeto a los autores de los mismos: Tener la muerte a la vista no es sólo cualidad de la vejez: también el joven bello y descuidado está sometido a esta suprema ley. Y nadie hay tan anciano como para no aguardar razonablemente un día más. Pero, dejando descansar ya a nuestro buen filósofo, se me ocurre pensar en cómo una sociedad donde a la tercera edad se la relega como no productiva y donde la supervivencia del anciano no se mira con una óptica humanista sino como una carga financiera para los estados que tienen que pagar sus pensiones, olvidándose de que éstas fueron pagadas previamente por sus perceptores mediante sus cotizaciones, se vuelve día en día más difícil esta acepta- Marguerite Duras, L’amant. Éditions de Minuit, Paris 1984. Constantino Kavafis, El viejo. Diversas traducciones. Jean-Paul Sartre, Carnets de la drôle de guerre. Gallimard, Paris 1995 Lucio Anneo Séneca, Epístolas morales a Lucilio, Editorial Gredos, Madrid 1994 14 Nuestro queridísimo amigo y gran artista: Buenaventura 15 En este número entrevistamos a un amigo amado, a un gran artista: Elianne García Ruiz Por Buenaventura 16 Entrevista a Elianne – Enrique Enrique que abre la puerta a Elianne 17 Barcelona de Noche. C/ de les Tapies. Año 1970 donde nace Elianne. La sala estaba en el Raval. Desaparece en el 1992 después de una larga historia, que comienza antes de la guerra civil. Queda instaurado el “progreso” y lo políticamente correcto con un plan de reforma urbanística en los años que preceden a los JJOO. Era la sala donde los señores de la alta sociedad barcelonesa salían de sus “armarios” después de las cenas y veladas en el Liceo con sus esposas. Viviendo en Madrid conoció la persecución policial durante los primeros años de la Transición, por lo que decide marcharse a Barcelona. Allí vive 7 años. Conoce la mítica sala como cliente. Le encanta travestirse, disfrazarse de mujer. Sus escapadas a los carnavales de Sitges le dan la pista. Noche tras noche… Se aprende de memoria cada canción, cada paso, todos los números. Vive en la piel de cada vedette, Madame Arthur, Dolly, Pavlovsky, etc. Mientras tanto trabaja de cocinero o lavaplatos, ayuda a domicilio o disc-jockey. Una noche le dice a Dolly van Doll, primera vedette del Barcelona de Noche: Me he aprendido los números al dedillo, si alguien falla alguna noche aquí estoy. Dolly, muy divina, le contesta: Chéri, c’est pas possible, tú no eres profesional. Deslumbrado y fascinado, se ve allí encima, en el escenario: plumas, show, público, luces… El ambiente le embruja y es aquí Descubriendo todos los entresijos de cada espectáculo, conoce a un señor que le retira. Pero su pasión sigue estando encima del escenario. La relación acaba después de un año y medio, quedando arreglado económicamente: el señor era de muchos, muchos posibles. Con el dinero que le deja habla con el modisto del Molino Rojo, costurero de todas las vedettes. Le hace sus primeros y maravillosos trajes. Albalat era su apellido. Seguramente por aquel entonces empieza el tratamiento hormonal. No tiene necesidad de terminar el proceso. Ya se viste de mujer porque se siente mujer. Destierra los pantalones y los substituye por falditas de tubo y taconazos. El pelo le ha crecido lo suficiente y lleva una melena a lo Bárbara Rey. Y a todo esto, su familia acepta el proceso de cambio. Una maleta con tres trajes, tacones y pelucas, dado que su pelo aún no era largo, están preparados. Debuta en el Whisky Twist que estaba en la calle Escudillers. 18 Elianne adoraba y admiraba a la maravillosa Dalida, a la que puso cuerpo y espíritu. Dos vedettes del Folies Bergère, que brillaron con luz propia, Lisette Malidor y Zizi Jeanmaire, fueron su inspiración. Su look era muy afrancesado, plumas, rubia, tacones… Su capacidad para integrar cada gesto, cada movimiento la revestían cada noche como alter-ego de sus divs favoritas, a la que encarnaba con maravillosa elegancia. Su timidez aún no le permitía tener seguridad para cantar. Por ello tomó lecciones y triunfó, y llenó la sala noche tras noche. 19 El coreógrafo de la sala Barcelona le descubre buscando nuevas caras. La estrella por entonces era Pavlovsky. Hizo una prueba y le gustó cómo se movía en el escenario. Llegaron los tiempos del intrusismo. Sabía que el fin de su carrera se acercaba. Ya se veía venir el “vale todo”. El caché bajaba porque cualquiera subía al escenario. Hacía galas en provincias, Valladolid, Murcia, La Rioja donde cobraba más. Poco a poco, espaciándolas, se fue retirando. Del Barcelona de Noche al Gay Club en Madrid. Llega con Paco España. La cala estaba en los bajos del hotel Nacional. Una noche en el teatro Monumental de Madrid cantaba Rocío Jurado. Sale al escenario con un espectacular vestido negro muy elegante que realzaba su gran busto. Lo remataba con un gran broche. Se hizo uno y salió al escenario en el Gay Club con notable éxito. Su único número con play-back. Acontecimientos familiares le requirieron y definitivamente cerró el baúl de Elianne. Fueron 20 años maravillosos, con luces y sombras, público casi siempre muy agradecido, grandes maestros y maestras: Tania Doria, Ivette René, Dolly van Doll, Bambi, Madame Arthur, Pierrot, Paco España, Capucine… Antoine and Bventu Sabiendo que todas las noches no eran iguales. Siempre salía con sus mejores galas, aún cuando alguna vez el aforo sólo llegase al mínimo requerido para actuar: 11 personas. 20 21 Nuestro psicólogo: Juan Macías ¡El sexo es cosa de mayores! En la sexualidad de las personas LGTB a partir de cierta edad se unen tres grandes tabúes, la dificultad para hablar sobre nuestro proceso de envejecimiento, la resistencia a hablar sobre sexo y el pudor a hablar sobre diversidad sexual. Tres realidades que el peso cultural nos anima a silenciar pero que debemos reclamar como discursos dignos y necesarios. Hablemos claro: 1º ¡SOMOS MAYORES! Vivimos en una cultura que rinde culto a la juventud donde el envejecimiento se vive casi como una enfermedad. Pero envejecer no es enfermar, más de 24 millones de personas en nuestro país tenemos más de 40 años y nuestra esperanza de vida supera los 82. En España somos casi 8 millones y medio de personas mayores de 65 años (un 18% de toda la población) y según predicciones del Instituto Nacional de Estadística, en 2.052 llegaremos al 37%. Sin embargo los mayores somos invisibles, nos dejan poco sitio y nos anulan como interlocutores válidos para reclamar nuestras necesidades y construir nuestros espacios, quedamos infantilizados, se nos “tutela” y se decide por nosotras y nosotros. Más de 270.000 personas viven en residencias y en más de 1.700.000 hogares vive una persona mayor sola. (Datos www.espaciomayores.es y INE). El ser humano pasa por distintas etapas 22 donde se producen fuertes cambios físicos, psicológicos y sociales. Pasamos de ser niños a ser adolescentes, de adolescentes a adultos, de adultos a mayores y de mayores a ancian@s. Cada etapa tiene sus características, todas son fases naturales y sanas del desarrollo. Evidentemente los cambios físicos, psicológicos y sociales nos condicionan en diversas facetas de nuestra vida, también en la sexualidad. La principal dificultad que encontramos es conocer, aceptar y adaptarse a la realidad que vivimos, necesitamos hablar acerca de los cambios de la madurez, nos hemos acostumbrados a guardar silencio sobre procesos absolutamente normales y previsibles en el envejecimiento, al no hablar sobre ellos es normal que nos asusten o nos hagan sentir mal y queden manchados de “enfermedad o deterioro”, de “fracaso”. Sin embargo son cambios absolutamente normales. (No es “enfermedad” empezar a tener la menstruación y sufrir cambios hormonales, es un cambio sano, tampoco es “enfermedad” dejar de tener la menstruación y sufrir cambios hormonales, también es un cambio sano), Dicho esto, no hay que negar que el proceso de envejecimiento implica mayor fragilidad física y muchas veces psicosocial, por lo cual nuestras necesidades y la capacidad para cubrirlas son diferentes, en muchas ocasiones esta capacidad queda reducida de forma preocupante. Por todo ello los mayores LGTB necesitamos hablar sobre la vejez, sobre los cambios que se producen y las características de esta etapa de nuestras vidas. Existe una negación de los mayores en la sociedad, aún con más fuerza en los mayores LGTB. Por eso es tan importante ocupar nuestro lugar y hacernos visibles, tener espacios de relación, de comunicación y expresión, de ocio y encuentro, de reivindicación y militancia, de socialización y apoyo mutuo, de información y asesoría... Por eso en la Fundación 26D queremos ser visibles, queremos estar abiertos a tod@s y te invitamos a que conozcas un espacio que es para ti, donde tú tienes voz y voto para participar, aportar y construir. Un espacio no normativo y por definición diverso. 2º TENEMOS SEXO! Según los datos aportados por la Encuesta Nacional de Salud Sexual realizada a personas mayores de 65 años en nuestro país, el 62,3 por ciento de los hombres y el 37,4 por ciento de las mujeres son sexualmente activos. “Las personas mayores tienen las mismas necesidades de experimentar contacto físico, placer e intimidad que las de cualquier otra edad, pero disponen de menos formas socialmente aceptables de satisfacer- 23 las” (Rowe y Savage 1987). “La sexualidad, expresada de una forma u otra, constituye una faceta más del ser humano que experimenta cambios a lo largo de todo su ciclo vital, por lo que ser mayor, o incluso tener ciertas enfermedades crónicas o cierto nivel de dependencia, no significa necesariamente perder el interés por la sexualidad” (Alagiakrishnan et al., 2005). La sexualidad humana es tremendamente amplia, aunque nuestros referentes culturales nos remiten a un modelo de sexualidad reproductiva, propia de la juventud que alcanza su eficacia optima a los 20 años y que dura aproximadamente una década en buenas condiciones, sin embargo se convierte en el referente que nos obligamos a cumplir. El sexo reproductivo es genital, requiere de erección, penetración y orgasmo para permitir la reproducción, La sexualidad es mucho más amplia y no es necesario que los genitales sean el centro, o que la erección nos permita penetrar, ni es necesaria la penetración ni el orgasmo para tener placer. La sexualidad en muchas ocasiones no cumple con estos parámetros, ni siquiera en las personas heterosexuales, (con más razón en las no heterosexuales), por lo tanto las exigencias de este referente pueden ser cuestionadas y de hecho es recomendable hacerlo. La sexualidad liberada de la exigencia reproductiva es un espacio más amplio y libre de intimidad, de placer y comunicación, de diversión y complicidad. Podemos practicar una sexualidad reproductiva, evidentemente es una elección libre, pero aceptando que en la etapa de la madurez para el cuerpo ya no es prioritario y puede que tengamos menor eficacia que en etapas anteriores, podemos asesorarnos sobre formas de optimizar nuestro rendimiento sexual, conociendo nuestra respuesta sexual y nuestras necesidades, así como los distintos apoyos con lo que podemos contar. Pero es recomendable aprovechar esta oportunidad para crecer en todos los sentidos, también en el plano erótico y sexual, ampliar nuestra sexualidad es sin duda la mejor opción. ¡Es bueno que hablemos de sexo! De nuestra forma de vivir, de sentir y de hacer, el sexo es cosa de mayores, ahora más que nunca es tu momento. 3º ¡SOMOS DIVERSXS! La diversidad sexual en personas mayores es una realidad (distintos estudios nacionales sitúan las personas “no heterosexuales” entre el 11 y el 17% de la población, Demografía de la orientación sexual. Wikipedia), además se ha demostrado que ante la dificultad general de las personas mayores para vivir su sexualidad por las restricciones socioculturales, la población LGTB cuenta con una especial presión, censura y falta de espacios (Hughes, Harold y Boyer, 2012). De hecho el 54% de las personas LGTB afirma que no irían a vivir a viviendas tuteladas, el 78% que no utilizarían un centro 24 de día, y el 81% que no ingresaría en una residencia (Sexualidad y personas mayores institucionalizadas, Feliciano Villar, Carmen Triadó). La necesidad de lxs mayores LGTB de espacios es alarmante, se supone que somos unos 700.000 LGTB mayores de 65años en España (Vejez y orientación sexual, Beatriz Gimeno), y necesitamos crear espacios inclusivos, donde nuestra realidad y necesidades sean tenidas en cuenta. Y tú tienes un papel en todo esto. La sexualidad heterosexual nos da parámetros normativos de cómo comportarnos, como ligar, como hacer pareja y familia, como seducir, cómo ser solter@, como “practicar sexo”... y también cómo envejecer. Otras sexualidades no tienen referentes tan claros de cómo hacer las cosas, y esto es muy bueno porque nos hace más libres, pero también nos puede dejar en un vacío donde no sabemos qué hacer o cómo hacerlo. Somos diversos dentro del colectivo LGTB y dentro de las diferencias educativas, culturales, generacionales y personales de cada uno de nosotras y nosotros. Por eso es importante tener espacios donde vernos, compartirnos, conocernos y ayudarnos mutuamente a crear referentes plurales, respetuosos y siempre diversos. Hablar de diversidad, hablar de homosexualidad, lesbianismo, bisexualidad y transexualidad en mayores es necesario y urgente. Muchxs de nosotrxs hemos vivido momentos históricos, culturales, políticos y legales que nos han enseñado a censurar nuestra sexualidad, a juzgarla o incluso a rechazarla. Ahora es el momento de poder hablar de ello, de compartir y ayudarnos mutuamente a pasar página y vivir todo lo que tenemos por delante, el pasado a veces también requiere de un espacio para ser reconocido y rendirle homenaje antes de poder continuar. Estamos aquí, tenemos nuestro sitio, queremos hablar y contamos contigo. En breve iniciamos un espacio sobre sexualidad en la Fundación 26D, El sexo es cosa de Mayores desde el departamento de Salud, psicólogo, terapeuta sexual, médico y personal sanitario estarán a tu disposición para hablar, compartir, experimentar y crecer en relación a nuestra sexualidad. Infórmate y reserva tu plaza. Es posible una vivencia plena, satisfactoria y sana de la sexualidad en la madurez y la vejez LGTB. ¡Ahora es tu momento! www.psicologojuanmacias.es Foto: Antoine. Baie de Txingudi. Hendaye 25 Es nuestro propósito en la revista Diversidad dar, en la medida de lo posible, voz a diferentes organizaciones afines a nosotros. En este número presentamos la organización DiverSeniors de Toulouse que, como nosotros, realiza su actividad en el campo de las personas mayores LGTB. Aquí os incluimos su documento de presentación: DiverSeniors Nuestro grupo Todo el mundo sabe que las personas mayores, los “seniors”, sufren de aislamiento. Una dimensión suplementaria se añade en el caso de los “seniors” LGTB. Toda su vida han sufrido de discriminación y de desigualdad. Ahora en su vejez están marginados y aislados. La población de los mayores LGTB es muy difícil de contactar, pues permanecen amagados dentro del conjunto de las personas mayores. Temiendo siempre la discriminación, utilizan muy poco o nada los servicios sociales creados para ellos. En consecuencia, una persona mayor LGTB está con frecuencia sola y aislada. Afortunadamente en Toulouse existe DiverSeniors El objetivo de la asociación DiverSeniors es la de proporcionar una acogida amistosa y alegre a las personas LGTB a partir de los 55 años, al igual que a sus compañeros y compañeras, incluso si éstos son de edad inferior a los citados 55 años, a fin de reducir su aislamiento y mejorar su calidad de vida. Las personas mayores “LGTB friendly” son igualmente bienvenidas. DiverSeniors es una Asociación Ley 1901 sin ánimo de lucro y está afiliada a “Arco Iris Toulouse”. DiverSeniors se fundó en mayo del 2012 y después de tres años de actividad, hoy cuenta con 26 miembros habituales. En este momento, el efectivo cuenta con 6 mujeres y 20 hombres. Esperamos que nuestro grupo continúe creciendo en el futuro. La primera visita a nuestro encuentro/merienda es gratuita, pero en el caso de volver a nosotros, existe una cotización anual y obligatoria de 15 €. Nuestras actividades Los primeros miércoles de mes (salvo julio y agosto), se lleva a cabo una merienda-encuentro mensual en el “Espacio de las Diversidades y de la Laicidad” del Ayuntamiento de Toulouse, calle Aubuisson, 38. Una cena mensual reúne a los miembros cada vez en un restaurante diferente. Ofrecemos además diversas actividades: 1 – Paseos guiados por el casco viejo y los lugares históricos de la ciudad. 2 – Visitas a los museos y lugares similares en la ciudad de Toulouse. 3 – Excursiones a lugares turísticos en nuestra región y en el extranjero. 4 – Reuniones educativas a propósito de las cuestiones de vida práctica de las personas mayores: salud, régimen, bienestar, ejercicios, seguridad, etc. Para más informaciones, por favor contactad: [email protected] 26 www.diverseniors.fr LAS VENTANAS ABIERTAS una película de Michèle Massé Por Raquel Sáez Pocas veces se tiene la oportunidad de poder ver un documental protagonizado enteramente por lesbianas. Y mucho menos por lesbianas que han superado la barrera de los 60 años, mujeres que han entrado dentro de esa categoría que nuestra sociedad denomina “Tercera edad”. Michèle Massé, se ha atrevido a abordar con valentía, sinceridad y, sobre todo, mucha ternura esta realidad ignorada pero no por ello menos implacable. Con su película, “Las ventanas abiertas”, Michèle aporta una mirada nueva y positiva sobre cómo viven su vejez cuatro mujeres lesbianas. Un fil Si ya de por sí el lesbianismo sigue siendo invisible en muchos aspectos Presentación del film en la sede de la Fundación 26 de para la sociedad, la oscuridad que se Diciembre cierne sobre el mundo de las lesbianas mayores resulta cuanto menos aterradora. Quizás porque, en general, la sociedad tiende a ignorar lo que no le gusta, porque delante tiene un espejo que le habla de lo inexorable de la vida y de que, tarde o temprano, todos y todas tendremos que asumir que nos espera la vejez. Una realidad especialmente tabú entre el colectivo LGTB, que tiende a ensalzar la juventud por encima de cualquier otro valor, ignorando todo aquello que no responde a unos patrones artificialmente creados y que se basan me que se estrenó en la Fundación 26 en un falso mundo de glamour y su- de Diciembre dentro del Festival LesGaiCineMad y obtuvo nada más y naperficialidad. da menos que el premio del jurado. Y sin embargo, para regocijo de todos nosotros, una realizadora de origen francés (pero española de corazón), 27 Rodada a caballo entre Madrid y París y utilizando el formato de entrevista, la película muestra la trayectoria vital de cuatro mujeres con edades comprendidas entre los 67 y 71 años. Las protagonistas madrileñas son Boti García Rodrigo y Empar Pineda, dos de las activistas más queridas y respetadas de nuestro país por su lucha por los derechos de las personas LGTB. Con ellas nos trasladamos a los años de su juventud cuando ni siquiera existía un término con el que denominar una orientación sexual que ellas asumieron muy tempranamente y que les posicionó de por vida a ejercer una lucha que no han abandonado, a pesar de haber entrado en el siglo XXI y haber conquistado, en parte gracias a su esfuerzo, unos derechos de los que hoy podemos gozar todos. Pero junto a su activismo también desnudan su alma y exponen sus temores y deseos ante el envejecimiento, pero lo hacen con la serenidad que proporciona haber vivido una vida intensa y plena a la que, por supuesto, no están dispuestas a renunciar, aunque eso sí, asumiendo con naturalidad que ahora toca tomárselo con más calma. tadura, pero que no escapó (ni escapa) a los prejuicios que, desgraciadamente, siguen girando en torno al mundo homosexual, máxime, cuando se trata de lesbianas. Sin embargo, estas dos mujeres han emprendido la última etapa de su vida con la felicidad que proporciona haber salido del armario para vivir su extraordinaria historia de amor. Porque Jo y Micheline disfrutan plenamente de la vida, del sexo, de su familia, de sus amistades. Están decididas a seguir siendo útiles a la sociedad porque no quieren ser dejadas de lado, por eso llevan una vida completamente activa y participan en diversas asociaciones como voluntarias. Es la forma que han encontrado ellas para conjurar el fantasma del aislamiento, el abandono y la soledad que suele acompañar a la vejez. Michèle Massé conduce la película con un acertado ritmo que nos lleva, casi sin darnos cuenta, a viajar entre estas dos ciudades para conocer cómo piensan y sienten sus protagonistas, y encuentra un magnífico hilo conductor para hablar de cómo puede cambiar la percepción que normalmente se tiene de la vejez con cuatro Al otro lado de los Pirineos son Jo y mujeres que han decidido aprovechar Micheline quienes nos abren las puer- cada momento para sacarle todo el tas de su casa de París para contarnos jugo a la vida. cómo ha transcurrido su vida en un país que no sufrió la lacra de una dic28 En definitiva, una mirada fresca, franca y directa sobre un tema que nos concierne a todos. La película, que inició su aplaudida presentación en Madrid, ha sido seleccionada no sólo por los más importantes festivales de cine gay de nuestro país (FanCineGai, de Extremadura; Andalesgai, de Andalucía, Can [Be] Gay, de Canarias; Zinegoak, del País Vasco), sino también ha encontrado hueco en festivales internacionales, como Ecuador (El lugar sin límites) y Toulouse (Des Images Aux Mots). Sin duda, un gran éxito para esta magnífica realizadora francesa, pero que nosotros hacemos también un poco nuestro; porque hacen falta películas de este tipo para dar visibilidad y empoderar a una minoría doblemente ignorada por su condición sexual y por la edad, y que se niega, digámoslo bien alto, a quedarse ‘detrás del arcoíris’. Raquel Sáez 29 NUESTRA SALUD EL PUNTO DE VISTA DEL PACIENTE CRÓNICO por DIEGO GARCÍA MORCILLO Texto procedente del nº 46 de Lo + Positivo y reproducido con permiso de esta publicación El VIH es la historia de la cronificación de una enfermedad social que va más allá de lo meramente clínico o virológico. Aparte de los innegables avances en el manejo a nivel farmacológico de la persona con VIH que han traído consigo un descenso en la morbimortalidad vinculada a esta enfermedad, la cronificación se ha producido también en todos los demás aspectos negativos que el VIH ha tenido asociados desde el inicio. cen en sus políticas de salud. El VIH se ha cronificado y también la precariedad económica de las ONG que trabajamos en la atención y prevención del VIH/Sida. Se ha cronificado, asimismo, la precariedad de los equipos que tratan las enfermedades infecciosas, que continúan con el mismo o parecido personal para atender a un número creciente de pacientes, que además, y gracias a la cronificación de sus enfermedades, es progresivamente más numeroso y presenta un mayor número de comorbilidades. Con el paso de los años, hemos visto cómo de los cuadros agudos de prejuicio, precariedad, abandono, estigma, desigualdad, rechazo, miedo, discriminación, desinformación, desinterés político, soledad y muerte se ha pasado a una cronificación de todos ellos, incluido el de la muerte, entendida aquí como una lenta pero irremediable muerte social, muerte de interés y muerte biológica de ese goteo incesante pero constante de personas que, por ser las más vulnerables, con menos voz y más invisibles, aparecen como meros números inevitables y menores en una estadística incómoda, que a los responsables de salud pública les gustaría obviar al igual que ha- Por otra parte, se ha hecho crónica la escasez o ausencia de equipos interdisciplinares en los hospitales que pueden tratar de forma conjunta el importante deterioro que el VIH supone desde el punto de vista psicológico, nutricional, metabólico, neurocognitivo y emocional. El paciente con VIH —y utilizo el término ‘paciente’ en su sentido etimológico, porque mucha paciencia ha de tener la persona que se ve afectada por esta enfermedad— se ve abocado a un peregrinaje cada vez mayor entre las distintas unidades 30 conforman esa fortaleza kafkiana en la que se han convertido muchos de los hospitales de este país. Citas para la extracción de sangre, para la consulta con el médico de infecciosos o de medicina interna..., acomodarse a los horarios de farmacia para la recogida de medicamentos y a las nuevas restricciones en la cantidad dispensada que obliga a más visitas al despacho, en ocasiones incluso con periodicidad quincenal. No hay vida laboral que pueda sobrevivir mucho tiempo a este constante goteo de absentismo. Si el paciente con VIH crónico sufre además alguna enfermedad asociada (por desgracia, cada vez más comunes), el periplo por las unidades de oncología, hematología, cirugía, dermatología, enfermedades digestivas, endocrinología, hepatología, psiquiatría, cardiología, nefrología o reumatología puede convertirse en una vuelta al mundo inacabable, que termina no sólo con la vida laboral y social de la persona, sino también con su salud emocional. 31 Pero es aquí donde siempre hemos estado las ONG de VIH/sida: trabajando crónicamente en precario para facilitar, acompañar, asesorar, humanizar y, en muchos casos, hacer compatible con las necesidades y la vida de la persona esta peregrinación alienante que pocas veces pone al ser humano como centro de la intervención, a pesar de las grandes declaraciones bienintencionadas de los proyectos de salud pública. se ha cronificado el desoír la voz de las personas seropositivas en la toma de decisiones de los responsables políticos o gerentes de los hospitales. Nuestra participación como actores activos, maduros e informados en la toma de decisiones sigue en España endémicamente relegada a un segundo plano. Se nos escucha a posteriori, como convidados de piedra a un banquete al que las buenas formas de lo políticamente correcto obligan, pero que esconde un prejuicio crónico hacia nuestra capacidad como interlocutores válidos y cualificados. Las ONG hemos pasado de una alarmante fase aguda de precariedad económica a una situación de escasez crónica que pone en peligro la propia existencia de muchas de las entidades que durante años han llevado a cabo numerosos servicios de atención y prevención de las poblaciones más vulnerables y en riesgo de exclusión. Se nos niega el derecho a la información, y nuestra participación activa en la toma de decisiones, que atañen de manera directa a nuestra salud y calidad de vida, en muchas ocasiones es puramente cosmética. En estos momentos de crisis económica y de grandes recortes, las políticas encaminadas a frenar la expansión del VIH/sida en colectivos marginados de manera permanente se ven aún más recortadas o directamente eliminadas por políticas cortas de miras que, lejos de velar por una verdadera salud pública a largo plazo, sólo pretenden presentar buenos cuadros de resultados inmediatos, sin parecer importarles los terribles efectos que políticas tan simplistas puedan tener a la larga. Situaciones que se están viviendo en estos momentos por las ONG y las personas con VIH de la Comunidad de Madrid y de algunos hospitales muestran a las claras cómo 32 Mientras, las nuevas leyes de la sanidad pública ponen cada vez más el acento en los deberes de la persona en el autocuidado y autogestión de su salud, y se proclama a los cuatro vientos un concepto de salud holístico en que el ciudadano es copartícipe junto a médicos y responsables de la sanidad pública de su salud y bienestar. Los comportamientos de nuestros responsables y ejecutores públicos, en cambio, enlazan con la más rancia tradición de exclusión crónica, a la cual las personas seropositivas nos enfrentamos desde el inicio de la pandemia. Poco han cambiado las actitudes sociales hacia el VIH/sida. Una de cada tres personas sigue considerando a las personas seropositivas como directamente responsables de su infección, y un mismo número se negaría a trabajar junto a una persona con VIH. Cronificación del prejuicio que acompaña a la del desconocimiento sobre las vías de transmisión, que perpetúan los estereotipos de grupos de riesgo y el prejuicio hacia las personas más desfavorecidas socialmente o con actividades reprobables en el ámbito social. La marginación, la pobreza, la privación de libertad y el miedo a lo diferente son el caldo de cultivo para la expansión de una pandemia que, sin un compromiso claro por parte de nuestros responsables públi33 cos, continuará lastrando las cifras de resultados y comprometiendo las vidas de los más vulnerables, de las personas con menos voz. Foros como el Congreso Nacional de SEISIDA son un ejemplo de cómo la interacción, la escucha activa y el trabajo en común de los diferentes actores que participamos en esta tragicomedia sanitaria pueden abrir puertas y ayudar a superar barreras y prejuicios. Hay que aprender de los demás, escuchar con respeto y atención lo que nos comunican, y ser lo suficientemente humildes como para saber rectificar o modificar una decisión. Saber cambiar de parecer no supone una pérdida o una derrota de nuestro punto de vista, sino un crecimiento que nos dignifica, nos hace ser mejores personas y evita, en muchas ocasiones, tomar decisiones equivocadas de las que podremos arrepentirnos a la larga. Nos enfrentamos a momentos difíciles, en que las soluciones economicistas simplonas, adoptadas sin un debido diálogo y consenso, ahondarán más la brecha que se abre entre los que toman las decisiones, el personal sanitario y los pacientes. Ahora, más que nunca, necesitamos que se empiece a cronificar el trabajo en equipo, el respeto, el diálogo y la participación. Diego García Morcillo Kike Poveda Responsable del Área de Salud de la Fundación 26 de Diciembre Info Salud para VIH y enfermedades de transmisión sexual: Lunes, martes y miércoles 16 a 18 horas Grupo de Autoapoyo para personas que viven con VIH: Martes 20 a 22 horas. Sede de la Fundación Amparo, 27, M. Lavapiés y Tirso de Molina Información: Telef. 910028417 34 Maribel Torregrosa: nuestra Coach Cita previa: 609 127 805 y 91 002 84 17 Buenaventura: nuestro terapeuta de Reiki Cita previa: 670 708 523 y 91 002 84 17 35 EL CUESTIONARIO PROUST Federico Armenteros Ávila FEDERICO ARMENTEROS ÁVILA nace en Madrid el 24 de febrero de 1959, en el barrio marginal de Entrevías, es el segundo de cuatro hermanos, es decir, el malandrín que es así como se conoce al segundo hijo en una familia. Tiene estudios universitarios de Educador Social, también ha sido electricista entre otras muchas ocupaciones. Como educador social ha sido Director de Centros de Servicios Sociales de la Comunidad Autónoma de Madrid. El rasgo principal de tu carácter Yo creo que bondad La cualidad que prefiero en un hombre Sinceridad La cualidad que prefiero en una mujer Que sea buena persona Lo que más aprecio de mis amigos El acompañamiento Mi principal defecto La cabezonería Mi ocupación preferida Ahora mismo es la vida Mi sueño de felicidad Conseguir dar felicidad a los demás y, por lo tanto, a mí mismo. 36 ¿Cuál sería mi mayor desgracia? No creo que sea mi mayor desgracia, porque cualquier cosa que ocurre en este mundo lo tengo que ir asumiendo y tengo que aceptarlo y colocarlo donde lo tengo que colocar, porque si, por ejemplo, me quedo sin una pierna o sin una mano tendría que aprender a vivir con ello. La pérdida de personas queridas, eso también, es muy doloroso. Yo solamente pienso en las personas que más quiero, en mi hija, en Ino. Si ocurriera algo así tendría que recolocarme entero, pero nada sería igual, habría un gran cambio en mi vida. El país en el que me gustaría vivir En el mundo. Me he considerado siempre ciudadano del mundo. No me siento extranjero en ninguna parte. El color que prefiero El amarillo La flor que me gusta La rosa, un capullo bien puesto…. El ave que prefiero El águila Federico con Rebeca y Antoine Mis autores favoritos en prosa A mí el que más me ha llegado en un momento dado fue Cervantes. Es muy de agradecer que nos lo hicieran leer de pequeños, pues aunque sea a la fuerza, te permite tener un acceso a la cultura. Con él hay un antes y un después en el idioma. Lo estoy intentando leer por tercera vez, porque yo creo que hay que repetirlo de vez en cuando. Tengo muchos recuerdos muy divertidos mientras lo leía, lo cual me hizo pensar y darme cuenta de que la lectura podía ser muy divertida. Mis poetas favoritos Federico García Lorca, que me ha conmovido y me conmueve mucho. Y también los de la Generación del 27. Mis héroes de ficción Es que yo en los héroes de ficción no creo, he sido un hombre siempre con los pies muy en la tierra. Pero por decir uno diré El principito. 37 Mis heroínas de ficción Es que yo nunca leía este tipo de cosas, ni he visto esa clase de películas. No me he permitido nunca ensoñar, he sido muy pegado a la tierra, creo sólo en el esfuerzo y en que no tengo que esperar nada de lo de fuera. Como no lo haga yo nadie lo va a hacer por mí. Entonces no tengo heroínas de cuento, si acaso Caperucita, el resto de estas heroínas de cuento me parecen tontas. Caperucita tiene otro carácter. Mis compositores preferidos Mozart y Beethoven Mis pintores favoritos A mí lo que me gusta muchísimo es el realismo, Velázquez, Goya menos en la última época, en general todos los pintores realistas. Mis héroes de la vida real Para mí desde siempre mis héroes han sido las personas más tiradas, las que más han sufrido. A mí cuando se me desgarró mucho el corazón fue al ver a personas como las mujeres de la República que, siendo muy mayores, aún tenían ganas de continuar, después de haber pasado por tanto sufrimiento; todas esas personas que tienen esa vitalidad y que, aunque la vida se lo ha hecho pasar fatal, están ahí, han seguido y lo han transformado todo en positivo. Mis nombres favoritos Federico….. Antonia. Por ser comunes. Nunca me gustaron los hombres compuestos que llevan los ricos, prefiero los nombres sencillos. Lo que odio sobre todo La injusticia. A mí me pone muy mal, no lo permito, tomo partido evidentemente. Hablo sobre todo de las personas que están en peores condiciones, que están en riesgo, que están más en desamparo, creo 38 que la injusticia no se tiene que cebar en ellos. Personajes de la historia que más desprecio A Nerón. Porque, según nos ha contado la historia, quemar toda una ciudad para componer una canción o un poema es un poco fuerte. El hecho militar que más admiro Que desaparezcan La reforma que me parece más importante Todo el mundo tiene que tener un salario digno, un salario base de ciudadanía pero siempre en contrapartida de una responsabilidad, no en modo subvenciones que te duermen; se trata de recibir un salario que te permita el acceso a la cultura, a vivir dignamente. Es una reforma que queda mucho para que llegue. Como me gustaría morir En calma, sin dolor; yo creo que con tranquilidad, despidiéndome, cerrando ya, decir “hasta aquí he llegado”. Y que fuera en un sitio con todos mis amigos, que las personas que quiero estuvieran conmigo y nos despidiéramos. Que luego ellos brinden con champán y que estén tranquilos que yo ya he terminado mi vida, mi ciclo, ahora les toca a otros. Estado actual de mi espíritu Ahora mismo es un espíritu con mucha presión, por terminar un proyecto, porque empiece a dar frutos. No es angustioso, pero sí lo percibo como un peso muy fuerte porque lo sientes cada vez y cada vez más cerca. Ese es mi estado espiritual, pero sé que eso es lo que tengo que hacer, entonces es lo que me ha tocado y lo que yo he buscado también. Esto es lo que quiero y creo que toda mi trayectoria, toda mi formación me han conducido a esto y creo que lo que se espera de una carrera, de una profesión, es que devuelvas todo lo que se ha invertido para formarte, para ser un buen profesional. Yo creo que debemos ser buenos profesionales indiferentemente de a qué nos dediquemos Faltas que me inspiran la mayor indulgencia Las personas que han tirado la toalla, que ya no tienen esperanza, que lo han interiorizado; eso es lo peor: que lo hayan interiorizado. Es lo que, por ejemplo, nos pasa a nosotros con toda la homofobia que tenemos dentro. Tirar la toalla en el sentido de no ser persona, de no disfrutar de una sexualidad, de una identidad, de una vida a la que tienes derecho y en la que tienes que estar acorde con los demás. Mi consejo Sé feliz… o lucha por ser feliz. Hoy he conocido a alguien que ha venido a verme, un chico al que le acaban de detectar que es seropositivo. De nuestra entrevista yo he quedado muy satisfecho y él se ha ido muy contento también, naturalmente no por ser seropositivo, sino por conocer otra visión que no le habían contado. Entonces ha salido como muy reforzado a seguir viviendo con lo que le ha tocado. Foto: José Antonio Bañuelos 39 NOSOTRXS……. 40 41 ITALIANI a MADRID 42 Desde el sábado 14 hasta el martes 17 de marzo de 2015, la Fundación 26 de Diciembre ha recibido y ha compartido tiempo y espacio con nuestros cuatro maravillosos amigos italianos de la organización Gruppo Senior LGBT y Cassero (www.cassero.it) de Bolonia. Ellos son Maurizio, Dino, Jonathan y Massimiliano. Para cerrar este número 2 de Diversidad, os presentamos varias imágenes de su estancia en Madrid: en nuestro local, de turismo, y lo más importante: reunión en la tarde del lunes 16 en el despacho del Centro de Documentación y Biblioteca Pedro Zerolo donde se han establecido líneas a seguir para encuentros y coordinación con todas las organizaciones LGTB europeas que sea posible. Os esperamos de nuevo aquí, gli amici italiani. Fundación 26 de Diciembre Amparo, 27, Madrid Tel.: 910028417 www.fundacion26d.org 43