Número 002 – Marzo 2015 - Fundación 26 de Diciembre

Transcripción

Número 002 – Marzo 2015 - Fundación 26 de Diciembre
Diversidad
Número 002 – Marzo 2015
1
Foto: Rebeca Ave Fénix
C
on esta primavera del 2015 llegamos al número 2 de
Diversidad, la revista de la Fundación 26 de Diciembre.
Si conseguir un primer número casi no nos lo podíamos
creer, tener en nuestras pantallas un segundo nos provoca vahídos de alegría.
Pero no estamos contentos: ¡Ahora tenemos que ir a por el 3!
Esto es una obra colectiva de todas las personas que han escrito,
aportado ilustraciones o fotos, no es la obra de una persona sino
de una Fundación, la vuestra, la de todos:
la 26 de Diciembre
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Presentación:
Contamos nuevamente en este número con la presencia literaria de nuestro querido amigo y enorme escritor:
CULTURA, EXPERIENCIA, BELLEZA, SEXO
Eduardo Mendicutti
En febrero de este año pasé quince días en
San Francisco y Los Ángeles. Hacía años
que no iba por California. En la década de
los 80 del siglo pasado iba todos los veranos a North Hollywood, a casa de mi novio
de entonces, un actor 34 años mayor que
yo. Hace unos días, me llamaron para hablarme de unos actos de homenaje que
quieren hacerle a mi querido actor – no
voy a decir su nombre porque no es cosa
de hacerle outing a un muerto, cuando he
podido comprobar que nadie en su familia
y entre sus amigos y admiradores parece
saber que era gay –, porque se cumple
ahora el centenario de su nacimiento. Qué
cosas: alcancé a tener un novio que dentro de dos meses habría cumplido cien
años.
El caso es que, en febrero, fui a California
a ver a un chico que es exactamente 34
años más joven que yo. Una paliza, la verdad, se mire por donde se mire; bendita
paliza, es cierto, pero paliza a fin de cuentas. No entraré en detalles. Eso sí, la coincidencia en el número 34 me tiene estremecido, porque también hace justo 34
años que mi novio hollywoodiense murió,
apenas unas horas después de que yo llegara al hospital de Los Ángeles en el que
estaba ingresado, a tiempo de que se despidiera de mí con una sonrisa llena de
amor y de gratitud, como si supiera que yo
me había gastado en el billete urgente de
avión, para llegar a tiempo, todos mis ahorros de entonces, unas 300.000 pesetas.
Tengo que decir que aquel hombre, a su
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edad, durante los 12 años que duró nuestra relación, me parecía, y me sigue pareciendo, una de los ejemplares masculinos
más guapos que he conocido en mi vida.
Como la vida en general, y la vida amorosa
en particular, es con frecuencia una pesadilla – perdón, una pescadilla – que se
muerde la cola – perdón otra vez –, ahora
he vuelto a esos 34 años de diferencia, pero invertidos; perdón por tercera vez. Y en
este viaje reciente a San Francisco he visitado casi con unción el barrio de El Castro,
esas cuatro calles apenas en la que sedimentó el movimiento de lucha por los derechos del colectivo LGTB, de mano del activista, y primer hombre abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público (en su caso, concejal en el Ayuntamiento de San Francisco) en Estados Unidos, Harvey Milk; seguro que casi todos
hemos visto la película Mi nombre es Harvey Milk, de Gus Van Sant. De no haber
sido asesinado por un fanático heterosexual, Harvey Milk sería ahora casi octogenario, y no estoy seguro de que fuera un
octogenario adorable, pero quizás tendría
un novio 34 años más joven que él.
Debo reconocer que el barrio de El Castro
actual me ha dejado una sensación confusa. Por un lado, es cutre, y apenas se ve
gente convencionalmente guapa ni en la
calle, ni en los comercios, ni en los bares.
Sin embargo, ves parejas conmovedoras.
Parejas de hombres muy mayores que pasean cogidos de la mano; parejas mixtas y,
desiguales en edad y en constitución y aspecto, de lesbianas decididas y orgullosas;
parejas de hombres maduros y chicos jóvenes, estos últimos en su mayoría latinos y
asiáticos. A pesar de lo feote que es el barrio de El Castro, hoy día, me pareció que
tiene algo de emocionante reserva, y de
confortable lugar de acogida de homosexuales de edad crecida o desubicados.
viera desde la calle gracias a sus grandes
ventanales sin cortinas.
Una noche de sábado, entré en Twin Peaks
con el muchacho 34 años más joven que
yo. Se estaba bien allí. Había de todo, claro.
Pero era fácil comprender lo bien que puede funcionar la mezcla de cultura, experiencia, belleza y sexo.
El último día de mi estancia en San Francisco, de regreso de una alegre excursión de
cinco días a Los Ángeles en vísperas de la
ceremonia de entrega de los Oscar – cómo
nos divertimos el chico al que le llevo 34
año y yo haciendo las catetadas típicas de
los turistas en general, y de los turistas yanquis en particular –, y mientras el muchacho estaba en su trabajo, entré en una estupenda librería de la zona de Market
Street pegada a El Castro. Había bastante
gente ojeando y comprando libros. Casi todos eran gays mayores, interesados no sólo
en literatura gay. También, algún cliente
muy joven, latino en esa ocasión, y probablemente desempleado. Yo compré un libro
de fotos sobre el movimiento liderado por
Harvey Milk. Luego, me senté a mirar aquella hermosa crónica fotográfica, y a comer
algo, en la terraza de un bar – tuvimos la no
frecuente suerte de disfrutar de un clima
maravillosos en San Francisco – desde donde se veía la entrada de la celebérrima sauna Eros, esa que sale todo el rato en la serie
Looking. Después de la hora del lunch, empezaron a entrar clientes en la sauna. Todos
tenían entre 20 y 40 años. No vi entrar a
nadie 34 años mayor que ninguno de ellos.
Pero tal vez muchos clientes de la librería, y
algunos de la sauna Eros, llegaran a encontrarse, la noche del viernes o del sábado,
en el Twin Peaks, el legendario bar para
gente mayor y sus devotos, y el primero en
El Castro que permitió que su interior se
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Testimonio de que
la lucha por la liberación de la mujer ha de ser la lucha de todos.
Rebeca, el Ave Fénix.
Su pluma en lucha:
A por otro 8 de Marzo más compañeras….!!!!!!!
El miedo en la imaginación colectiva masculina a perder el poder, ha atado cruelmente las libertades de las mujeres, con
ligaduras de fuerza, cadenas de obligaciones, sogas tejidas de mentiras y lenguas
devoradoras de opiniones femeninas.
La mujer, incluso dentro de los colectivos
que trabajan por la diversidad y la igualdad, tiene que abrirse camino con mucha dificultad para hacerse oír.
La mayoría de las veces, una opinión femenina es cuestionada, ignorada, pasaba
por alto y aplastada por opiniones vertidas por hombres.
El hombre nunca perdonó la huelga de sexo a Lisistrata de Grecia, para obligar a
sus soldados a abandonar las guerras, ni
soportó a Hipatia de Alejandría por su independencia de pensamiento.
En este mundo de hombres al mando y
posiblemente lleno de miedos a perder el
control que tienen impreso en la memoria
genética, la misogínia y su pariente próxima la endodiscriminación, son las desalentadoras reinas de la fiesta.
Ellas, Hipatia y Lisistrata fueron quizá… y
solo quizá, las responsables, sin pretenderlo, de la invisibilidad de la mujer, tras
un arranque de mezquina y masculina
venganza… quizá….
Es en estos colectivos, donde con dolor,
lágrimas y esfuerzo la bandera violeta trata desesperadamente de asomarse por
encima de ese absolutismo masculino.
El hombre y su voluntad poseen una información grabada en su memoria genética, donde puede leerse la gran mentira
sobre la debilidad femenina y así poder
relegarla a sierva protegida.
Es en estos espacios donde hay mayor dificultad para desarrollar el trabajo que
contribuiría a la recuperación de la dignidad de la mujer y al reconocimiento de su
valía. Espacios donde tristemente son masacradas las opiniones femeninas por la
desconfianza de sus compañeros masculinos.
Esta protección que nadie pidió, ha sido
generación tras generación, la disculpa
que el patriarcado ofrece para disfrazar la
libertad de la mujer convirtiéndola en invisibilidad.
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Desde 1911 y Clara Zetkin, han pasado
muchos Marzos llenos de frentes perladas de sudor femenino en lucha, lágrimas vertidas sobre lo injusto, pancartas
llenas de reivindicación y mucho trabajo.
Desde aquellas primeras plataformas
donde 189 países reunidos en Beijing
consolidaron visiones, enfoques, conceptos y objetivos, ha pasado el tiempo, los
años, pero ni un solo minuto, las mujeres
hemos dejado de avanzar hacia nuestros
objetivos, a pesar de que este mundo,
esta vida tan masculina, ocupe nuestros
espacios y trate de supervisar nuestros
pensamientos y de interpretar incluso la
sonrisa que esbozamos.
conciencia del poder que ostenta la mujer.
Incluso en los colectivos donde la diversidad es bandera, pero se oculta el color
violeta de la mujer, incluso en estos colectivos, sola o acompañada de unas pocas, se escuchará mi voz, mi opinión, mis
preferencias…
Equivocada o no, es mi voz, con todo mi
derecho.
A por otro 8 de Marzo más compañeras….!!!!!!!
Veinte años después de la aprobación de
la Plataforma, su importancia como hoja
de ruta para la igualdad de género, no ha
disminuido, seguiremos siendo fieles
guardianas de su esencia y de la toma de
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Nuevamente invitamos, y él colabora con todo su amor, a nuestro
amigo mexicano que una vez nos deleitó con su presencia en nuestro
local:
Xabier Lizarraga Cruchaga,
LAS EDADES: ¿PASAPORTES O GRILLETES?
Por Xabier Lizarraga Cruchaga
Es una desgracia que haya tan corto intervalo entre el tiempo en que se es demasiado joven y el tiempo en que se es demasiado viejo.
Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu
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Uno nace, crece, vive una serie de aventuras, sobrevive otras, experimenta cambios,
encuentros, desencuentros e indiferencias,
enriquecimientos y pérdidas, acompañamientos y soledades, y sigue adelante sin
ruta fija ni destino asegurado; ocasionalmente uno se detiene, intenta retornar y
con nostalgia reconocer que sólo se pueden
saborear recuerdos de distintos y contrastantes sabores y aromas que provocan reflexiones, evocaciones y sueños, ensueños e
incluso delirios… Y así seguimos hasta el
momento en que quizás sólo podremos llegar a ser parte de los recuerdos de otros,
recuerdos que poco a poco también se irán
diluyendo entre las páginas de los siempre
renovados calendarios: las edades nos
abren y cierran puertas, nos liberan de ciertas dependencias y encadenan a otras en
un permanente gerundio.
muy variopinto color.
Recuerdo que cuando niños solíamos jugar
a que éramos grandes y nos entregábamos
sin miedo a las aventuras más formidables,
enfrentándonos a peligros y descubriendo
maravillas de ese mundo que aún nos resultaba, gracias a la fantasía, del todo abarcable; había impaciencias pero también se tenían esperanzas e ilusiones que iluminaban
los abstractos mañanas. Cuando adolescentes, muchos queríamos llegar a adultos para
tener la posibilidad de “hacer lo que nos
venga en gana” y a no recibir más órdenes
de mamá, papá y de esa caterva de insistentes adultos que nos agobiaban con sus
demandas, dándonos ejemplos y recitándonos mandamientos ortodoxos… Y resulta
que, cuando finalmente llegamos a contabilizar oficialmente como “ciudadanos” –tras
18 o 21 años, dependiendo de cuándo y
dónde nacimos–, descubrimos que la adultez realmente no era ese soñado “estado de
libertad y jauja”: hay que trabajar, ganarse
la vida y casi no queda tiempo ni se tiene
presupuesto para hacer “lo que nos dé la
gana”… Momento clave en el que comenzamos a cosechar las flores de la nostalgia y
no pocas frustraciones.
Que los años pasan parece una verdad de
Perogrullo, pero realmente no pasan: se van
sumando, se quedan y pueden suponer una
liberación o una condena en un mundo en
el que, en opinión de muchos, hay cosas para cada edad y edades para cada cosa...
Aunque otras edades y cosas no tengan entre sí dependencias ni repelencias mutuas.
Las edades son, tanto para el planeta como
para nosotros, evidencia de un transcurrir
con ritmos varios pero sin pausa, un transcurrir que va dejando marcas indelebles de
que algunas cosas siguen, permanecen,
mientras otras quedan atrás, se pierden en
el impreciso punto de fuga de una perspectiva incuestionable; lo que supone la posibilidad de nuevas oportunidades e innegables
desgastes: el tiempo esculpe caminos, escaleras, estancias y horizontes... sin retorno. Y
a veces, por desgracia, nos sentencian a alguna mazmorra: en todas las edades se dan
obediencias, obligaciones, sacrificios, construcciones, respaldos y resignaciones de
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No, en realidad la edad no siempre supone
un pasaporte para “hacer lo que nos viene
en gana”, también se vive como grillete para que hagamos “lo que les viene en gana a
otros”.
Siendo niños podemos ser ingenuos, juguetones y traviesos, pero debemos disciplinarnos y aprender muchas cosas, no sólo a sumar, leer y escribir, no sólo historia y
geografía sino también reglamentos procedimientos, coreografías y no pocas mentiras para quedar bien y no ser del todo masacrados por las críticas de quienes deambulan por ahí vigilando nuestro vivir; un
vivir que es experimento permanente. Se
nos condicionaba a formarnos como seres
responsables, obedientes, corteses, risueños para que los adultos que nos rodeaban
y vigilaban se aplaudieran unos a otros como focas por lo bien que nos educaban para cumplir con la sociedad. Cuando adolescentes: todos para uno; sí, pero uno siempre preocupado de quedar bien con todos… Tuvimos que responder a no pocas
expectativas familiares, particularmente de
mamá y papá porque ellos “se han sacrificado” para que consiguiéramos ser algo en
el futuro; siempre condenados a ser productivos y decentes: miembros de una familia bien allegada, trabajadora y respeta-
da… Y menuda frustración les causamos
algunos de nosotros al hacer trizas sus proyectos de cuento de hadas y mercadotecnia. Ya de adultos –para muchos, previo ritual iniciático en el servicio militar– se pretende que repitamos más o menos de la
misma forma lo que hacían los adultos que
nos antecedieron, que nos protegían y atosigaban cuando niños y adolescentes: cumplir con las expectativas de otros… Unos
“otros” entelequia. Y es que la adultez es
un seguirse de largo con la edad enquistada en sí misma y, por tanto, erosionando el
físico y no pocas emociones día a día, mes
a mes, año tras año. Descubrimos así, que
aunque la edad –cualquier edad– es llave
para alcanzar ciertas libertades, los años
no dejan de ser grilletes que resultan cada
vez más y más pesados, que laceran la
piel; las edades nos recuerdan siempre que
los movimientos están siendo controlados,
y que devienen cada vez más y más limitados cuando iniciamos los caminos de la vejez.
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Pero la cosa no queda ahí, porque si somos
jotitas [mariquitas] o tortilleras [bolleras] o
vestidas o alguna de esas cosas que horrorizaban a nuestros abuelos y a los curas,
aún contando con presupuesto, hemos de
reconocer que siempre hemos visto más
que limitadas las posibilidades de hacer lo
que quisiéramos: el “orden heterocéntrico”, las “buenas costumbres”, la “doble
moral” y todo eso que sirve para cocinar la
homofobia, la misoginia, la transfobia y demás, nos impide, a veces a través de leyes
filosas y tajantes, tener los mismos derechos que otros más “morales” y “decentes”
que nosotros, de esos otros que sí respondieron –por genética, por miedo o por casualidad– a las ilusionadas expectativas de
nosotros que se habían hechopapá y mamá incluso antes que naciéramos, las expectativas que imponen las vecinas y las
iglesias del barrio.
En el panorama espectral que pintan la homofobia y el heterocentrismo, la edad
siempre supone grillete que paraliza el vivir: cuando niños, siendo víctimas de
bullying homofóbico, que en la adolescencia no pocas veces lleva al asesinato o al
suicidio; cuando adultos mareados en la
encrucijada de vivir acotado por el miedo o
salir del clóset [armario], con el fin de dar
lo más para merecer lo mínimo a los ojos
de la mayoría –si no se deja uno llevar por
la derrota de las adicciones y el fracaso no
sólo social sino emocional–; y finalmente
nosotros, los viejitos, que muchas veces
somos vistos como calenturientos rabos
verdes y libidinosos o como viejas y ridículas marimachas, porque ya acumulamos
demasiados calendarios como para que la
edad nos sirva de pasaporte al disfrute…
Más bien todo lo contrario: aunque hayamos podido conseguir presupuesto con el
trabajo de muchos años, se cierran cada
vez más puertas, aunque alguna se abra
Foto: Antoine
Parc des Buttes –Chaumond, Paris
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subrepticiamente a golpe de chequera
[talonario] o por la agradecible caridad de
algún ser abierto a la aventura gerontófila.
En esta sociedad de jóvenes ilusiones y bellezas obligadas, se suele pensar que el deseo, los placeres orgásmicos y las pasiones
amorosas tienen fecha de caducidad: vigente hasta no más allá de los cuarenta;
después de los cuarenta “favor de abstenerse” porque los jóvenes están disfrutando del mundo que les pertenece: son el
presente y nosotros los restos de un pasado que sólo nosotros recordamos. En el
contexto del ambiente maricónico (lésbico,
bi y trans, incluso hétero, me imagino) la
edad llega a ser pasaporte al campo de exterminio afectivo que instaura la efebocracia…
Por consiguiente, la edad deviene en grillete de cortantes y oxidados bordes. Pese
a todo, muchos de nosotros los viejos tenemos la necia intención de seguir vivos,
por lo que se nos suele mirar con desconfianza: robamos oxígeno, espacio, empleos y recursos a la fuerza poderosa que
viene empujando con fuerza… A no ser
que contratemos a chichifos [chaperos],
porque entonces la economía se reactiva
y si el dinero circula, la juventud y el sistema en general pueden consolidar su hegemonía.
Difícil saber qué edad es la menos carcelaria, porque si uno es demasiado joven o
demasiado viejo está en muy mala posición: fuera de juego, es un outsider que
dirían los bilingües… “Outsider identifica
algo en la periferia de las normas sociales, alguien que vive aparte de la sociedad común o alguien que observa un grupo desde fuera” –nos aclara Wikipedia.
Pero
¿qué
significa
exactamente
“demasiado”? Siendo niño o adolescente
se tiene vetado el acceso a bares, antros y
otros espacios de encuentros y desencuentros que pueden resultar seductores;
y con frecuencia se carece de los recursos
económicos que pueden darle la vuelta a
algunos de los obstáculos que se presentan; siendo viejo, quizás se tienen recursos económicos, pero carecemos de algunas cualidades promotoras de éxito, por
lo que los lgbt tendemos a vetarnos nosotros mismos debido a que los dueños o
administradores de los congales los ambientan física y musicalmente (es un decir) para cuerpos y ánimos que resisten
las embestidas de la penumbra (enemiga
de la presbicia) y los decibeles (enemigos
de nervios frágiles); y se reducen los calendarios utilizables para un más o menos
“hacer lo que nos viene en gana”. La edad
es pasaporte inseguro y un garantizado
grillete: los calendarios perseveran, los
años se acumulan como las capas de polvo, y como “a todo cerdo le llega su San
Martín”, algunos de los que ya ni peinamos canas porque ni eso nos queda por
peinar, nos permitimos algunos guiños
juguetones a aquellos que cuentan con la
gracia y el salero que nos hace latir emociones; y si se nos ponen bravos, tenemos
la perra satisfacción de ladrarles: “Como
te ves, me vi… Como me ves, si tienes
suerte quizás te veas”.
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¿Existe belleza en la vejez?
por
Antoine
Al comienzo de su más famosa obra, El
amante, Marguerite Duras nos cuenta
que un hombre se le acercó en un lugar
público y le dijo que la conocía desde hace mucho tiempo, que todo el mundo
pensaba que era muy bella cuando era
joven, que él había venido para decirle
que la encontraba mucho más bella ahora
que entonces, que a su rostro de muchacha prefería éste de ahora, devastado.
Ella dice que piensa a menudo en esta imagen, de la que nunca ha hablado y
que ella es la única que todavía la puede
ver. Es de todas las imágenes de sí misma
aquella en la que se reconoce, en la que
se fascina.
Ella ha visto, desde los 18 años, cómo este envejecimiento brutal se apoderaba de sus rasgos uno a uno, sus ojos parecían hacerse más grandes, su mirada
más triste, en su frente se iban grabando
grietas cada vez más profundas.
Este proceso no le daba miedo, lo
observaba como si se hubiera tratado del
desarrollo de una lectura, sabiendo que
un día se enlentecería y tomaría un curso
normal.
Ese rostro ha seguido envejeciendo,
pero mucho más lentamente que entre
los 18 y los 25 años. Ese rostro fue lacerado de arrugas secas y profundas en una
piel rota. Guardó los mismos contornos,
pero su materia estaba destruida. Tengo
un rostro destruido.
*
*
*
De este impresionante relato se podría
aprender mucho en cuanto a un hecho
verdaderamente difícil: el de la aceptación. La azarosa vida de Marguerite Duras
la había conducido a obtener ese rostro
destruido y, sin embargo, es en esta imagen en la que ella dice reconocerse, encantarse.
El rostro de una persona de edad es
el libro en el que - probablemente sin saberlo - ha escrito su autobiografía. Todos
somos los autores de nuestra propia faz.
En muchos casos ocurrirá que ésta no será sino algo semejante a un campo de batalla: en él estarán narradas todas las derrotas que una vida puede acumular. Y
alguna victoria quizá también. Será siempre hermoso y gratificante contemplar la
serenidad de la mirada de un anciano o
una anciana que, de alguna manera, han
obtenido una cierta victoria sobre sí mismos, han quizá superado una añoranza
imposible por una juventud perdida y encuentran en su momento presente la
fuerza que les permite continuar sus trayectorias, sean éstas las que sean.
¿Existe belleza en la vejez? Seguramente lo más fácil sería contestar “no” a
esta pregunta. Pero si sólo nos atuviéramos a las cosas fáciles, pienso que ésa sería una manera muy poco enriquecedora
de vivir.
Y si la vida cotidiana no está hecha
de grandes momentos extendidos como
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una mancha de aceite sobre ella, sino de
esos brevísimos instantes, demasiado rápidos y sutiles para poder ser asidos con
nuestras manos, que los maestros budistas llaman “aquí y ahora”, ¿podemos plantear algo que no signifique una continuación? Si el pasado ya no existe, el futuro
no ha llegado y el presente se nos escapa
hasta un punto infinitesimal, el tiempo no
es pues más que un sueño, nos dice Sartre
en sus Carnets de la drôle de guerre, ¿a
qué solidez podríamos pues aferrarnos?
Al mirar el rostro de una persona anciana, anónima, que nos cruzamos en la
calle y no volveremos a ver, ¿no debemos,
en vez de buscar un rostro joven y bello
que contemplar –como patética compensación-, aceptar ese espejo de nuestro futuro que un azar caprichoso nos ha puesto
delante? ¿No habrá que preguntarse también, si observamos un evidente deterioro,
o rasgos de enfermedad o de pobreza, cuál
habrá sido el camino que esa vida ha recorrido y en qué clase de desamparo, muchas veces atroz, vivirá sumergida esa persona en sus últimos años?
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¿Podremos quizá leer en ese libro de piel y
rasgos la suma de innumerables frustraciones, como si ante nosotros se hubiera materializado aquel viejo del poema de Kavafis que en un bullicioso café lee un periódico sin más compañía que su propia soledad?
Este viejo que nos dibuja el poeta
griego es una llamada de atención hacia la
aplastante victoria del tiempo sobre todos
los seres y en cómo –pensando que habría
tiempo mañana- dejó escapar todas las
ocasiones en las que podría haber sido feliz que ahora desfilan en su recuerdo como
una siniestra procesión de velas apagadas.
Pero no hay que cerrar estas reflexiones con la imagen descarnada de la vejez
en soledad, por muy cierta que en demasiadas ocasiones lo sea, que nos ha dejado
el gran poeta de Alejandría en este poema.
Conviene traer a estas páginas el recuerdo
del gran filósofo hispano-romano Lucio Anneo Séneca, quien en la número 12 de sus
Epístolas morales a Lucilio observa que allá
donde mire descubre indicios de su vejez.
Llega a su quinta y ve el aspecto descuidado de sus árboles, no por falta de cuidados, sino por razón de edad. Ve a sus criados, antaño muchachos y hoy tan viejos
como él.
ción de la propia vejez, sea por la falta de
medios económicos para afrontar dignamente esta etapa última de la vida, sea por
no haber querido jamás mirar profundamente y aceptar el paso del tiempo. Y habiéndose dado esta falta de aceptación, la
vejez resulta entonces el jarro de agua fría
inesperado que deja en algo parecido al
shock a la persona que tiene la desgracia
de sufrirla careciendo totalmente de preparación para este instante.
Ante estas llamadas de atención, ante
esta vejez que se le hace patente a donde
quiera que mire, acepta este tiempo que le
llega: abraza y acaricia su vejez.
Son admirables, cierto, las personas
mayores que juegan su partida hasta el
agotamiento último de sus fuerzas, aquellas que mantienen el tipo en su vida cotidiana y que pasean sus cuerpos con dignidad y aceptación de sí mismos. Es peligroso no admirar esas posturas de valor y coraje ante la vida: pudiera ser que, de no
hacerlo así, sea a nosotros a quienes ese
valor y coraje nos falten.
Aprende entonces que la fruta es más
sabrosa cuando está terminando la cosecha y que a los aficionados al vino les deleita más la última copa, aquella que les
otorga el punto álgido de su embriaguez…
La mayor dulzura que encierra todo
placer la reserva para el final. Grata la
edad que ya declina pero que no se ha desplomado aún: no tener necesidad de ninguno es lo que ocupa el lugar de los placeres. ¡Qué dulce resulta tener agotadas las
pasiones y dejadas a un lado!
*
*
*
No creo que este artículo responda a la
pregunta formulada en su título. Más bien
no es más que un encadenamiento –ignoro
si con mucho o poco sentido- de reflexiones nacidas de la lectura de los textos que
se citan y realizado, por supuesto, con el
máximo de respeto a los autores de los
mismos:
Tener la muerte a la vista no es sólo
cualidad de la vejez: también el joven bello
y descuidado está sometido a esta suprema ley. Y nadie hay tan anciano como para
no aguardar razonablemente un día más.
Pero, dejando descansar ya a nuestro
buen filósofo, se me ocurre pensar en cómo una sociedad donde a la tercera edad
se la relega como no productiva y donde la
supervivencia del anciano no se mira con
una óptica humanista sino como una carga
financiera para los estados que tienen que
pagar sus pensiones, olvidándose de que
éstas fueron pagadas previamente por sus
perceptores mediante sus cotizaciones, se
vuelve día en día más difícil esta acepta-
Marguerite Duras, L’amant. Éditions de
Minuit, Paris 1984.
Constantino Kavafis, El viejo. Diversas
traducciones.
Jean-Paul Sartre, Carnets de la drôle de
guerre. Gallimard, Paris 1995
Lucio Anneo Séneca, Epístolas morales
a Lucilio, Editorial Gredos, Madrid
1994
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Nuestro queridísimo amigo y gran artista:
Buenaventura
15
En este número entrevistamos a un amigo amado,
a un gran artista:
Elianne García Ruiz
Por Buenaventura
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Entrevista a Elianne – Enrique
Enrique que abre la puerta a Elianne
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Barcelona de Noche.
C/ de les Tapies. Año 1970
donde nace Elianne.
La sala estaba en el Raval. Desaparece en
el 1992 después de una larga historia, que
comienza antes de la guerra civil.
Queda instaurado el “progreso” y lo políticamente correcto con un plan de reforma
urbanística en los años que preceden a los
JJOO. Era la sala donde los señores de la
alta sociedad barcelonesa salían de sus
“armarios” después de las cenas y veladas
en el Liceo con sus esposas.
Viviendo en Madrid conoció la persecución policial durante los primeros años
de la Transición, por lo que decide marcharse a Barcelona. Allí vive 7 años. Conoce la mítica sala como cliente. Le encanta
travestirse, disfrazarse de mujer. Sus escapadas a los carnavales de Sitges le dan la
pista.
Noche tras noche… Se aprende de memoria cada canción, cada paso, todos los números. Vive en la piel de cada vedette,
Madame Arthur, Dolly, Pavlovsky, etc.
Mientras tanto trabaja de cocinero o lavaplatos, ayuda a domicilio o disc-jockey.
Una noche le dice a Dolly van Doll,
primera vedette del Barcelona de Noche:
Me he aprendido los números al dedillo, si
alguien falla alguna noche aquí estoy.
Dolly, muy divina, le contesta: Chéri, c’est
pas possible, tú no eres profesional. Deslumbrado y fascinado, se ve allí encima, en
el escenario: plumas, show, público, luces… El ambiente le embruja y es aquí
Descubriendo todos los entresijos de
cada espectáculo, conoce a un señor que
le retira. Pero su pasión sigue estando encima del escenario. La relación acaba después de un año y medio, quedando arreglado económicamente: el señor era de
muchos, muchos posibles. Con el dinero
que le deja habla con el modisto del Molino Rojo, costurero de todas las vedettes.
Le hace sus primeros y maravillosos trajes.
Albalat era su apellido.
Seguramente por aquel entonces empieza
el tratamiento hormonal. No tiene necesidad de terminar el proceso. Ya se viste de
mujer porque se siente mujer. Destierra
los pantalones y los substituye por falditas
de tubo y taconazos. El pelo le ha crecido
lo suficiente y lleva una melena a lo Bárbara Rey. Y a todo esto, su familia acepta el
proceso de cambio.
Una maleta con tres trajes, tacones y
pelucas, dado que su pelo aún no era largo, están preparados. Debuta en el Whisky
Twist que estaba en la calle Escudillers.
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Elianne adoraba y admiraba a la maravillosa Dalida, a la que puso cuerpo y espíritu. Dos vedettes del Folies Bergère, que brillaron con luz propia, Lisette Malidor y Zizi Jeanmaire, fueron su
inspiración. Su look era muy afrancesado, plumas, rubia, tacones… Su capacidad para integrar cada gesto, cada movimiento la
revestían cada noche como alter-ego de sus divs favoritas, a la
que encarnaba con maravillosa elegancia. Su timidez aún no le
permitía tener seguridad para cantar. Por ello tomó lecciones y
triunfó, y llenó la sala noche tras noche.
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El coreógrafo de la sala Barcelona le descubre
buscando nuevas caras. La estrella por entonces
era Pavlovsky. Hizo una prueba y le gustó cómo
se movía en el escenario.
Llegaron los tiempos del intrusismo. Sabía que el
fin de su carrera se acercaba. Ya se veía venir el
“vale todo”. El caché bajaba porque cualquiera
subía al escenario. Hacía galas en provincias, Valladolid, Murcia, La Rioja donde cobraba más. Poco a poco, espaciándolas, se fue retirando.
Del Barcelona de Noche al Gay Club en Madrid.
Llega con Paco España. La cala estaba en los bajos
del hotel Nacional. Una noche en el teatro Monumental de Madrid cantaba Rocío Jurado. Sale al
escenario con un espectacular vestido negro muy
elegante que realzaba su gran busto. Lo remataba
con un gran broche. Se hizo uno y salió al escenario en el Gay Club con notable éxito. Su único número con play-back.
Acontecimientos familiares le requirieron y definitivamente cerró el baúl de Elianne.
Fueron 20 años maravillosos, con luces y sombras, público casi siempre muy agradecido, grandes maestros y maestras: Tania Doria, Ivette René, Dolly van Doll, Bambi, Madame Arthur, Pierrot, Paco España, Capucine…
Antoine and Bventu
Sabiendo que todas las noches no eran iguales.
Siempre salía con sus mejores galas, aún cuando
alguna vez el aforo sólo llegase al mínimo requerido para actuar: 11 personas.
20
21
Nuestro psicólogo:
Juan Macías
¡El sexo es cosa de mayores!
En la sexualidad de las personas LGTB
a partir de cierta edad se unen tres
grandes tabúes, la dificultad para hablar sobre nuestro proceso de envejecimiento, la resistencia a hablar sobre sexo y el pudor a hablar sobre diversidad
sexual. Tres realidades que el peso cultural nos anima a silenciar pero que debemos reclamar como discursos dignos
y necesarios. Hablemos claro:
1º ¡SOMOS MAYORES! Vivimos en
una cultura que rinde culto a la juventud donde el envejecimiento se vive casi
como una enfermedad. Pero envejecer
no es enfermar, más de 24 millones de
personas en nuestro país tenemos más
de 40 años y nuestra esperanza de vida
supera los 82. En España somos casi 8
millones y medio de personas mayores
de 65 años (un 18% de toda la población) y según predicciones del Instituto
Nacional de Estadística, en 2.052 llegaremos al 37%. Sin embargo los mayores
somos invisibles, nos dejan poco sitio y
nos anulan como interlocutores válidos
para reclamar nuestras necesidades y
construir nuestros espacios, quedamos
infantilizados, se nos “tutela” y se decide por nosotras y nosotros. Más de
270.000 personas viven en residencias y
en más de 1.700.000 hogares vive una
persona
mayor
sola.
(Datos
www.espaciomayores.es y INE).
El ser humano pasa por distintas etapas
22
donde se producen fuertes cambios físicos, psicológicos y sociales. Pasamos de
ser niños a ser adolescentes, de adolescentes a adultos, de adultos a mayores y
de mayores a ancian@s. Cada etapa tiene sus características, todas son fases
naturales y sanas del desarrollo. Evidentemente los cambios físicos, psicológicos y sociales nos condicionan en diversas facetas de nuestra vida, también
en la sexualidad. La principal dificultad
que encontramos es conocer, aceptar y
adaptarse a la realidad que vivimos, necesitamos hablar acerca de los cambios
de la madurez, nos hemos acostumbrados a guardar silencio sobre procesos
absolutamente normales y previsibles en
el envejecimiento, al no hablar sobre
ellos es normal que nos asusten o nos
hagan sentir mal y queden manchados
de “enfermedad o deterioro”, de
“fracaso”. Sin embargo son cambios absolutamente
normales.
(No
es
“enfermedad” empezar a tener la menstruación y sufrir cambios hormonales,
es un cambio sano, tampoco es
“enfermedad” dejar de tener la menstruación y sufrir cambios hormonales,
también es un cambio sano), Dicho esto,
no hay que negar que el proceso de envejecimiento implica mayor fragilidad
física y muchas veces psicosocial, por lo
cual nuestras necesidades y la capacidad para cubrirlas son diferentes, en
muchas ocasiones esta capacidad queda
reducida de forma preocupante. Por todo
ello los mayores LGTB necesitamos hablar
sobre la vejez, sobre los cambios que se
producen y las características de esta etapa
de nuestras vidas. Existe una negación de
los mayores en la sociedad, aún con más
fuerza en los mayores LGTB. Por eso es
tan importante ocupar nuestro lugar y hacernos visibles, tener espacios de relación,
de comunicación y expresión, de ocio y encuentro, de reivindicación y militancia, de
socialización y apoyo mutuo, de información y asesoría... Por eso en la Fundación
26D queremos ser visibles, queremos estar
abiertos a tod@s y te invitamos a que conozcas un espacio que es para ti, donde tú
tienes voz y voto para participar, aportar y
construir. Un espacio no normativo y por
definición diverso.
2º TENEMOS SEXO! Según los datos
aportados por la Encuesta Nacional de Salud Sexual realizada a personas mayores
de 65 años en nuestro país, el 62,3 por
ciento de los hombres y el 37,4 por ciento
de las mujeres son sexualmente activos.
“Las personas mayores tienen las mismas
necesidades de experimentar contacto físico, placer e intimidad que las de cualquier
otra edad, pero disponen de menos formas
socialmente aceptables de satisfacer-
23
las” (Rowe y Savage 1987). “La sexualidad, expresada de una forma u otra, constituye una faceta más del ser humano que experimenta cambios a lo largo de todo su ciclo vital, por lo que ser mayor, o incluso
tener ciertas enfermedades crónicas o cierto
nivel de dependencia, no significa necesariamente perder el interés por la sexualidad” (Alagiakrishnan et al., 2005). La sexualidad humana es tremendamente amplia, aunque nuestros referentes culturales
nos remiten a un modelo de sexualidad reproductiva, propia de la juventud que alcanza su eficacia optima a los 20 años y
que dura aproximadamente una década en
buenas condiciones, sin embargo se convierte en el referente que nos obligamos a
cumplir. El sexo reproductivo es genital,
requiere de erección, penetración y orgasmo para permitir la reproducción, La sexualidad es mucho más amplia y no es necesario que los genitales sean el centro, o
que la erección nos permita penetrar, ni es
necesaria la penetración ni el orgasmo para
tener placer. La sexualidad en muchas ocasiones no cumple con estos parámetros, ni
siquiera en las personas heterosexuales,
(con más razón en las no heterosexuales),
por lo tanto las exigencias de este referente
pueden ser cuestionadas y de hecho es recomendable hacerlo. La sexualidad liberada
de la exigencia reproductiva es un espacio
más amplio y libre de intimidad, de placer
y comunicación, de diversión y complicidad. Podemos practicar una sexualidad reproductiva, evidentemente es una elección
libre, pero aceptando que en la etapa de la
madurez para el cuerpo ya no es prioritario
y puede que tengamos menor eficacia que
en etapas anteriores, podemos asesorarnos
sobre formas de optimizar nuestro rendimiento sexual, conociendo nuestra respuesta sexual y nuestras necesidades, así como
los distintos apoyos con lo que podemos
contar. Pero es recomendable aprovechar
esta oportunidad para crecer en todos los
sentidos, también en el plano erótico y sexual, ampliar nuestra sexualidad es sin
duda la mejor opción. ¡Es bueno que hablemos de sexo! De nuestra forma de vivir,
de sentir y de hacer, el sexo es cosa de mayores, ahora más que nunca es tu momento.
3º ¡SOMOS DIVERSXS! La diversidad
sexual en personas mayores es una realidad (distintos estudios nacionales sitúan
las personas “no heterosexuales” entre el
11 y el 17% de la población, Demografía
de la orientación sexual. Wikipedia), además se ha demostrado que ante la dificultad
general de las personas mayores para vivir
su sexualidad por las restricciones socioculturales, la población LGTB cuenta con
una especial presión, censura y falta de
espacios (Hughes, Harold y Boyer, 2012).
De hecho el 54% de las personas LGTB
afirma que no irían a vivir a viviendas tuteladas, el 78% que no utilizarían un centro
24
de día, y el 81% que no ingresaría en una
residencia (Sexualidad y personas mayores
institucionalizadas, Feliciano Villar, Carmen Triadó). La necesidad de lxs mayores
LGTB de espacios es alarmante, se supone
que somos unos 700.000 LGTB mayores
de 65años en España (Vejez y orientación
sexual, Beatriz Gimeno), y necesitamos
crear espacios inclusivos, donde nuestra
realidad y necesidades sean tenidas en
cuenta. Y tú tienes un papel en todo esto.
La sexualidad heterosexual nos da parámetros normativos de cómo comportarnos, como ligar, como hacer pareja y familia, como seducir, cómo ser solter@, como
“practicar sexo”... y también cómo envejecer. Otras sexualidades no tienen referentes
tan claros de cómo hacer las cosas, y esto
es muy bueno porque nos hace más libres,
pero también nos puede dejar en un vacío
donde no sabemos qué hacer o cómo hacerlo. Somos diversos dentro del colectivo
LGTB y dentro de las diferencias educativas, culturales, generacionales y personales
de cada uno de nosotras y nosotros. Por eso
es importante tener espacios donde vernos,
compartirnos, conocernos y ayudarnos mutuamente a crear referentes plurales, respetuosos y siempre diversos. Hablar de diversidad, hablar de homosexualidad, lesbianismo, bisexualidad y transexualidad en mayores es necesario y urgente. Muchxs de
nosotrxs hemos vivido momentos históricos, culturales, políticos y legales que nos
han enseñado a censurar nuestra sexualidad, a juzgarla o incluso a rechazarla.
Ahora es el momento de poder hablar de
ello, de compartir y ayudarnos mutuamente
a pasar página y vivir todo lo que tenemos
por delante, el pasado a veces también requiere de un espacio para ser reconocido y
rendirle homenaje antes de poder continuar.
Estamos aquí, tenemos nuestro sitio, queremos hablar y contamos contigo.
En breve iniciamos un espacio sobre
sexualidad en la Fundación 26D, El sexo es cosa de Mayores desde el departamento de Salud, psicólogo, terapeuta
sexual, médico y personal sanitario estarán a tu disposición para hablar,
compartir, experimentar y crecer en relación a nuestra sexualidad.
Infórmate y reserva tu plaza.
Es posible una vivencia plena, satisfactoria y sana de la sexualidad en la madurez y la vejez LGTB.
¡Ahora es tu momento!
www.psicologojuanmacias.es
Foto: Antoine. Baie de
Txingudi. Hendaye
25
Es nuestro propósito en la revista Diversidad dar, en la medida de lo posible, voz a diferentes organizaciones afines a nosotros. En este número presentamos la organización DiverSeniors de Toulouse que, como nosotros, realiza su actividad en el campo de las personas mayores LGTB.
Aquí os incluimos su documento de presentación:
DiverSeniors
Nuestro grupo
Todo el mundo sabe que las personas mayores, los “seniors”, sufren de aislamiento. Una dimensión
suplementaria se añade en el caso de los “seniors” LGTB. Toda su vida han sufrido de discriminación y
de desigualdad. Ahora en su vejez están marginados y aislados. La población de los mayores LGTB es
muy difícil de contactar, pues permanecen amagados dentro del conjunto de las personas mayores.
Temiendo siempre la discriminación, utilizan muy poco o nada los servicios sociales creados para ellos.
En consecuencia, una persona mayor LGTB está con frecuencia sola y aislada. Afortunadamente en
Toulouse existe DiverSeniors
El objetivo de la asociación DiverSeniors es la de proporcionar una acogida amistosa y alegre a las personas LGTB a partir de los 55 años, al igual que a sus compañeros y compañeras, incluso si éstos son
de edad inferior a los citados 55 años, a fin de reducir su aislamiento y mejorar su calidad de vida. Las
personas mayores “LGTB friendly” son igualmente bienvenidas.
DiverSeniors es una Asociación Ley 1901 sin ánimo de lucro y está afiliada a “Arco Iris Toulouse”. DiverSeniors se fundó en mayo del 2012 y después de tres años de actividad, hoy cuenta con 26 miembros habituales. En este momento, el efectivo cuenta con 6 mujeres y 20 hombres. Esperamos que
nuestro grupo continúe creciendo en el futuro.
La primera visita a nuestro encuentro/merienda es gratuita, pero en el caso de volver a nosotros, existe una cotización anual y obligatoria de 15 €.
Nuestras actividades
Los primeros miércoles de mes (salvo julio y agosto), se lleva a cabo una merienda-encuentro mensual
en el “Espacio de las Diversidades y de la Laicidad” del Ayuntamiento de Toulouse, calle Aubuisson, 38.
Una cena mensual reúne a los miembros cada vez en un restaurante diferente.
Ofrecemos además diversas actividades:
1 – Paseos guiados por el casco viejo y los lugares históricos de la ciudad.
2 – Visitas a los museos y lugares similares en la ciudad de Toulouse.
3 – Excursiones a lugares turísticos en nuestra región y en el extranjero.
4 – Reuniones educativas a propósito de las cuestiones de vida práctica de las personas
mayores: salud, régimen, bienestar, ejercicios, seguridad, etc.
Para más informaciones, por favor contactad:
[email protected]
26
www.diverseniors.fr
LAS VENTANAS ABIERTAS
una película de Michèle Massé
Por Raquel Sáez
Pocas veces se tiene la oportunidad
de poder ver un documental protagonizado enteramente por lesbianas. Y
mucho menos por lesbianas que han
superado la barrera de los 60 años,
mujeres que han entrado dentro de
esa categoría que nuestra sociedad
denomina “Tercera edad”.
Michèle Massé, se ha atrevido a abordar con valentía, sinceridad y, sobre
todo, mucha ternura esta realidad ignorada pero no por ello menos implacable. Con su película, “Las ventanas
abiertas”, Michèle aporta una mirada
nueva y positiva sobre cómo viven su
vejez cuatro mujeres lesbianas. Un fil
Si ya de por sí el lesbianismo sigue
siendo invisible en muchos aspectos Presentación del film en la sede de la Fundación 26 de
para la sociedad, la oscuridad que se Diciembre
cierne sobre el mundo de las lesbianas mayores resulta cuanto menos
aterradora. Quizás porque, en general, la sociedad tiende a ignorar lo
que no le gusta, porque delante tiene
un espejo que le habla de lo inexorable de la vida y de que, tarde o temprano, todos y todas tendremos que
asumir que nos espera la vejez. Una
realidad especialmente tabú entre el
colectivo LGTB, que tiende a ensalzar
la juventud por encima de cualquier
otro valor, ignorando todo aquello
que no responde a unos patrones artificialmente creados y que se basan me que se estrenó en la Fundación 26
en un falso mundo de glamour y su- de Diciembre dentro del Festival LesGaiCineMad y obtuvo nada más y naperficialidad.
da menos que el premio del jurado.
Y sin embargo, para regocijo de todos
nosotros, una realizadora de origen
francés (pero española de corazón),
27
Rodada a caballo entre Madrid y París
y utilizando el formato de entrevista,
la película muestra la trayectoria vital
de cuatro mujeres con edades comprendidas entre los 67 y 71 años. Las
protagonistas madrileñas son Boti
García Rodrigo y Empar Pineda, dos
de las activistas más queridas y respetadas de nuestro país por su lucha por
los derechos de las personas LGTB.
Con ellas nos trasladamos a los años
de su juventud cuando ni siquiera
existía un término con el que denominar una orientación sexual que ellas
asumieron muy tempranamente y
que les posicionó de por vida a ejercer una lucha que no han abandonado, a pesar de haber entrado en el siglo XXI y haber conquistado, en parte
gracias a su esfuerzo, unos derechos
de los que hoy podemos gozar todos.
Pero junto a su activismo también
desnudan su alma y exponen sus temores y deseos ante el envejecimiento, pero lo hacen con la serenidad que
proporciona haber vivido una vida intensa y plena a la que, por supuesto,
no están dispuestas a renunciar, aunque eso sí, asumiendo con naturalidad que ahora toca tomárselo con
más calma.
tadura, pero que no escapó (ni escapa) a los prejuicios que, desgraciadamente, siguen girando en torno al
mundo homosexual, máxime, cuando
se trata de lesbianas. Sin embargo, estas dos mujeres han emprendido la
última etapa de su vida con la felicidad que proporciona haber salido del
armario para vivir su extraordinaria
historia de amor. Porque Jo y Micheline disfrutan plenamente de la vida,
del sexo, de su familia, de sus amistades. Están decididas a seguir siendo
útiles a la sociedad porque no quieren
ser dejadas de lado, por eso llevan
una vida completamente activa y participan en diversas asociaciones como
voluntarias. Es la forma que han encontrado ellas para conjurar el fantasma del aislamiento, el abandono y la
soledad que suele acompañar a la vejez.
Michèle Massé conduce la película
con un acertado ritmo que nos lleva,
casi sin darnos cuenta, a viajar entre
estas dos ciudades para conocer cómo piensan y sienten sus protagonistas, y encuentra un magnífico hilo
conductor para hablar de cómo puede
cambiar la percepción que normalmente se tiene de la vejez con cuatro
Al otro lado de los Pirineos son Jo y mujeres que han decidido aprovechar
Micheline quienes nos abren las puer- cada momento para sacarle todo el
tas de su casa de París para contarnos jugo a la vida.
cómo ha transcurrido su vida en un
país que no sufrió la lacra de una dic28
En definitiva, una mirada fresca, franca y directa sobre un tema que nos
concierne a todos.
La película, que inició su aplaudida presentación en Madrid, ha sido seleccionada no sólo por los más importantes festivales de cine gay de nuestro
país (FanCineGai, de Extremadura; Andalesgai, de Andalucía, Can [Be] Gay,
de Canarias; Zinegoak, del País Vasco), sino también ha encontrado hueco
en festivales internacionales, como Ecuador (El lugar sin límites) y Toulouse
(Des Images Aux Mots). Sin duda, un gran éxito para esta magnífica realizadora francesa, pero que nosotros hacemos también un poco nuestro;
porque hacen falta películas de este tipo para dar visibilidad y empoderar a
una minoría doblemente ignorada por su condición sexual y por la edad, y
que se niega, digámoslo bien alto, a quedarse ‘detrás del arcoíris’.
Raquel Sáez
29
NUESTRA SALUD
EL PUNTO DE VISTA DEL PACIENTE CRÓNICO
por
DIEGO GARCÍA MORCILLO
Texto procedente del nº 46 de Lo + Positivo y reproducido con permiso de
esta publicación
El VIH es la historia de la cronificación de
una enfermedad social que va más allá de
lo meramente clínico o virológico. Aparte
de los innegables avances en el manejo a
nivel farmacológico de la persona con VIH
que han traído consigo un descenso en la
morbimortalidad vinculada a esta enfermedad, la cronificación se ha producido
también en todos los demás aspectos negativos que el VIH ha tenido asociados
desde el inicio.
cen en sus políticas de salud. El VIH se ha
cronificado y también la precariedad económica de las ONG que trabajamos en la
atención y prevención del VIH/Sida.
Se ha cronificado, asimismo, la precariedad de los equipos que tratan las enfermedades infecciosas, que continúan con el
mismo o parecido personal para atender a
un número creciente de pacientes, que
además, y gracias a la cronificación de sus
enfermedades, es progresivamente más
numeroso y presenta un mayor número de
comorbilidades.
Con el paso de los años, hemos visto cómo
de los cuadros agudos de prejuicio, precariedad, abandono, estigma, desigualdad,
rechazo, miedo, discriminación, desinformación, desinterés político, soledad y
muerte se ha pasado a una cronificación
de todos ellos, incluido el de la muerte,
entendida aquí como una lenta pero irremediable muerte social, muerte de interés
y muerte biológica de ese goteo incesante
pero constante de personas que, por ser
las más vulnerables, con menos voz y más
invisibles, aparecen como meros números
inevitables y menores en una estadística
incómoda, que a los responsables de salud
pública les gustaría obviar al igual que ha-
Por otra parte, se ha hecho crónica la escasez o ausencia de equipos interdisciplinares en los hospitales que pueden tratar
de forma conjunta el importante deterioro
que el VIH supone desde el punto de vista
psicológico, nutricional, metabólico, neurocognitivo y emocional.
El paciente con VIH —y utilizo el término
‘paciente’ en su sentido etimológico, porque mucha paciencia ha de tener la persona que se ve afectada por esta enfermedad— se ve abocado a un peregrinaje cada vez mayor entre las distintas unidades
30
conforman esa fortaleza kafkiana en la que
se han convertido muchos de los hospitales de este país.
Citas para la extracción de sangre, para la
consulta con el médico de infecciosos o de
medicina interna..., acomodarse a los horarios de farmacia para la recogida de medicamentos y a las nuevas restricciones en
la cantidad dispensada que obliga a más
visitas al despacho, en ocasiones incluso
con periodicidad quincenal. No hay vida
laboral que pueda sobrevivir mucho tiempo a este constante goteo de absentismo.
Si el paciente con VIH crónico sufre además alguna enfermedad asociada (por
desgracia, cada vez más comunes), el periplo por las unidades de oncología, hematología, cirugía, dermatología, enfermedades digestivas, endocrinología, hepatología, psiquiatría, cardiología, nefrología o
reumatología puede convertirse en una
vuelta al mundo inacabable, que termina
no sólo con la vida laboral y social de la
persona, sino también con su salud emocional.
31
Pero es aquí donde siempre hemos estado
las ONG de VIH/sida: trabajando crónicamente en precario para facilitar, acompañar, asesorar, humanizar y, en muchos casos, hacer compatible con las necesidades
y la vida de la persona esta peregrinación
alienante que pocas veces pone al ser humano como centro de la intervención, a
pesar de las grandes declaraciones bienintencionadas de los proyectos de salud pública.
se ha cronificado el desoír la voz de las personas seropositivas en la toma de decisiones de los responsables políticos o gerentes de los hospitales.
Nuestra participación como actores activos, maduros e informados en la toma de
decisiones sigue en España endémicamente relegada a un segundo plano.
Se nos escucha a posteriori, como convidados de piedra a un banquete al que las
buenas formas de lo políticamente correcto obligan, pero que esconde un prejuicio
crónico hacia nuestra capacidad como interlocutores válidos y cualificados.
Las ONG hemos pasado de una alarmante
fase aguda de precariedad económica a
una situación de escasez crónica que pone
en peligro la propia existencia de muchas
de las entidades que durante años han llevado a cabo numerosos servicios de atención y prevención de las poblaciones más
vulnerables y en riesgo de exclusión.
Se nos niega el derecho a la información, y
nuestra participación activa en la toma de
decisiones, que atañen de manera directa a
nuestra salud y calidad de vida, en muchas
ocasiones es puramente cosmética.
En estos momentos de crisis económica y
de grandes recortes, las políticas encaminadas a frenar la expansión del VIH/sida en
colectivos marginados de manera permanente se ven aún más recortadas o directamente eliminadas por políticas cortas de
miras que, lejos de velar por una verdadera
salud pública a largo plazo, sólo pretenden
presentar buenos cuadros de resultados
inmediatos, sin parecer importarles los terribles efectos que políticas tan simplistas
puedan tener a la larga.
Situaciones que se están viviendo en estos
momentos por las ONG y las personas con
VIH de la Comunidad de Madrid y de algunos hospitales muestran a las claras cómo
32
Mientras, las nuevas leyes de la sanidad
pública ponen cada vez más el acento en
los deberes de la persona en el autocuidado y autogestión de su salud, y se proclama a los cuatro vientos un concepto de
salud holístico en que el ciudadano es copartícipe junto a médicos y responsables
de la sanidad pública de su salud y bienestar.
Los comportamientos de nuestros responsables y ejecutores públicos, en cambio,
enlazan con la más rancia tradición de exclusión crónica, a la cual las personas seropositivas nos enfrentamos desde el inicio
de
la
pandemia.
Poco han cambiado las actitudes sociales
hacia el VIH/sida. Una de cada tres personas sigue considerando a las personas seropositivas como directamente responsables de su infección, y un mismo número
se negaría a trabajar junto a una persona
con VIH.
Cronificación del prejuicio que acompaña
a la del desconocimiento sobre las vías de
transmisión, que perpetúan los estereotipos de grupos de riesgo y el prejuicio hacia las personas más desfavorecidas socialmente o con actividades reprobables en el
ámbito
social.
La marginación, la pobreza, la privación de
libertad y el miedo a lo diferente son el
caldo de cultivo para la expansión de una
pandemia que, sin un compromiso claro
por parte de nuestros responsables públi33
cos, continuará lastrando las cifras de resultados y comprometiendo las vidas de
los más vulnerables, de las personas con
menos
voz.
Foros como el Congreso Nacional de SEISIDA son un ejemplo de cómo la interacción, la escucha activa y el trabajo en común de los diferentes actores que participamos en esta tragicomedia sanitaria pueden abrir puertas y ayudar a superar barreras y prejuicios. Hay que aprender de
los demás, escuchar con respeto y atención lo que nos comunican, y ser lo suficientemente humildes como para saber
rectificar o modificar una decisión.
Saber cambiar de parecer no supone una
pérdida o una derrota de nuestro punto
de vista, sino un crecimiento que nos dignifica, nos hace ser mejores personas y
evita, en muchas ocasiones, tomar decisiones equivocadas de las que podremos
arrepentirnos a la larga.
Nos enfrentamos a momentos difíciles, en
que las soluciones economicistas simplonas, adoptadas sin un debido diálogo y
consenso, ahondarán más la brecha que
se abre entre los que toman las decisiones, el personal sanitario y los pacientes.
Ahora, más que nunca, necesitamos que
se empiece a cronificar el trabajo en equipo, el respeto, el diálogo y la participación.
Diego García Morcillo
Kike Poveda
Responsable del Área de Salud
de la
Fundación 26 de Diciembre
Info Salud para VIH y enfermedades de transmisión sexual:
Lunes, martes y miércoles 16 a 18 horas
Grupo de Autoapoyo para personas que viven con VIH:
Martes 20 a 22 horas.
Sede de la Fundación
Amparo, 27,
M. Lavapiés y Tirso de Molina
Información: Telef. 910028417
34
Maribel Torregrosa: nuestra Coach
Cita previa: 609 127 805 y 91 002 84 17
Buenaventura: nuestro terapeuta de Reiki
Cita previa: 670 708 523 y 91 002 84 17
35
EL CUESTIONARIO PROUST
Federico Armenteros Ávila
FEDERICO ARMENTEROS ÁVILA nace en Madrid el 24 de febrero de 1959, en el barrio marginal
de Entrevías, es el segundo de cuatro hermanos, es decir, el malandrín que es así como se conoce al segundo hijo en una familia.
Tiene estudios universitarios de Educador Social, también ha sido electricista entre otras muchas
ocupaciones.
Como educador social ha sido Director de Centros de Servicios Sociales de la Comunidad Autónoma de Madrid.
El rasgo principal de tu carácter
Yo creo que bondad
La cualidad que prefiero en un hombre
Sinceridad
La cualidad que prefiero en una mujer
Que sea buena persona
Lo que más aprecio de mis amigos
El acompañamiento
Mi principal defecto
La cabezonería
Mi ocupación preferida
Ahora mismo es la vida
Mi sueño de felicidad
Conseguir dar felicidad a los demás y, por lo tanto, a mí mismo.
36
¿Cuál sería mi mayor desgracia?
No creo que sea mi mayor desgracia, porque cualquier cosa que ocurre en este mundo lo
tengo que ir asumiendo y tengo que aceptarlo y colocarlo donde lo tengo que colocar, porque si, por ejemplo, me quedo sin una pierna o sin una mano tendría que aprender a vivir
con ello.
La pérdida de personas queridas, eso también, es muy doloroso.
Yo solamente pienso en las personas que más quiero, en mi hija, en Ino. Si ocurriera algo
así tendría que recolocarme entero, pero nada sería igual, habría un gran cambio en mi vida.
El país en el que me gustaría vivir
En el mundo. Me he considerado siempre ciudadano del mundo. No me siento extranjero
en ninguna parte.
El color que prefiero
El amarillo
La flor que me gusta
La rosa, un capullo bien puesto….
El ave que prefiero
El águila
Federico con Rebeca y Antoine
Mis autores favoritos en prosa
A mí el que más me ha llegado en un momento dado fue Cervantes. Es muy de agradecer
que nos lo hicieran leer de pequeños, pues aunque sea a la fuerza, te permite tener un acceso a la cultura. Con él hay un antes y un después en el idioma.
Lo estoy intentando leer por tercera vez, porque yo creo que hay que repetirlo de vez en
cuando. Tengo muchos recuerdos muy divertidos mientras lo leía, lo cual me hizo pensar y
darme cuenta de que la lectura podía ser muy divertida.
Mis poetas favoritos
Federico García Lorca, que me ha conmovido y me conmueve mucho. Y también los de la
Generación del 27.
Mis héroes de ficción
Es que yo en los héroes de ficción no creo, he sido un hombre siempre con los pies muy en
la tierra. Pero por decir uno diré El principito.
37
Mis heroínas de ficción
Es que yo nunca leía este tipo de cosas, ni
he visto esa clase de películas. No me he
permitido nunca ensoñar, he sido muy pegado a la tierra, creo sólo en el esfuerzo y
en que no tengo que esperar nada de lo
de fuera. Como no lo haga yo nadie lo va
a hacer por mí. Entonces no tengo heroínas de cuento, si acaso Caperucita, el resto de estas heroínas de cuento me parecen tontas. Caperucita tiene otro carácter.
Mis compositores preferidos
Mozart y Beethoven
Mis pintores favoritos
A mí lo que me gusta muchísimo es el
realismo, Velázquez, Goya menos en la
última época, en general todos los pintores realistas.
Mis héroes de la vida real
Para mí desde siempre mis héroes han
sido las personas más tiradas, las que más
han sufrido. A mí cuando se me desgarró
mucho el corazón fue al ver a personas
como las mujeres de la República que,
siendo muy mayores, aún tenían ganas de
continuar, después de haber pasado por
tanto sufrimiento; todas esas personas
que tienen esa vitalidad y que, aunque la
vida se lo ha hecho pasar fatal, están ahí,
han seguido y lo han transformado todo
en positivo.
Mis nombres favoritos
Federico….. Antonia. Por ser comunes.
Nunca me gustaron los hombres compuestos que llevan los ricos, prefiero los
nombres sencillos.
Lo que odio sobre todo
La injusticia. A mí me pone muy mal, no
lo permito, tomo partido evidentemente.
Hablo sobre todo de las personas que están en peores condiciones, que están en
riesgo, que están más en desamparo, creo
38
que la injusticia no se tiene que cebar en
ellos.
Personajes de la historia que más desprecio
A Nerón. Porque, según nos ha contado la
historia, quemar toda una ciudad para
componer una canción o un poema es un
poco fuerte.
El hecho militar que más admiro
Que desaparezcan
La reforma que me parece más importante
Todo el mundo tiene que tener un salario
digno, un salario base de ciudadanía pero
siempre en contrapartida de una responsabilidad, no en modo subvenciones que
te duermen; se trata de recibir un salario
que te permita el acceso a la cultura, a
vivir dignamente. Es una reforma que
queda mucho para que llegue.
Como me gustaría morir
En calma, sin dolor; yo creo que con tranquilidad, despidiéndome, cerrando ya,
decir “hasta aquí he llegado”. Y que fuera
en un sitio con todos mis amigos, que las
personas que quiero estuvieran conmigo
y nos despidiéramos. Que luego ellos
brinden con champán y que estén tranquilos que yo ya he terminado mi vida, mi
ciclo, ahora les toca a otros.
Estado actual de mi espíritu
Ahora mismo es un espíritu con mucha
presión, por terminar un proyecto, porque
empiece a dar frutos. No es angustioso,
pero sí lo percibo como un peso muy fuerte porque lo sientes cada vez y cada vez
más cerca. Ese es mi estado espiritual, pero sé que eso es lo que tengo que hacer,
entonces es lo que me ha tocado y lo que
yo he buscado también. Esto es lo que
quiero y creo que toda mi trayectoria, toda mi formación me han conducido a esto
y creo que lo que se espera de una carrera, de una profesión, es que devuelvas todo lo que se ha invertido para formarte,
para ser un buen profesional. Yo creo que
debemos ser buenos profesionales indiferentemente de a qué nos dediquemos
Faltas que me inspiran la mayor indulgencia
Las personas que han tirado la toalla, que
ya no tienen esperanza, que lo han interiorizado; eso es lo peor: que lo hayan
interiorizado. Es lo que, por ejemplo, nos
pasa a nosotros con toda la homofobia
que tenemos dentro. Tirar la toalla en el
sentido de no ser persona, de no disfrutar
de una sexualidad, de una identidad, de
una vida a la que tienes derecho y en la
que tienes que estar acorde con los demás.
Mi consejo
Sé feliz… o lucha por ser feliz. Hoy he conocido a alguien que ha venido a verme,
un chico al que le acaban de detectar que
es seropositivo. De nuestra entrevista yo
he quedado muy satisfecho y él se ha ido
muy contento también, naturalmente no
por ser seropositivo, sino por conocer otra
visión que no le habían contado. Entonces
ha salido como muy reforzado a seguir viviendo con lo que le ha tocado.
Foto: José Antonio Bañuelos
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NOSOTRXS…….
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ITALIANI a MADRID
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Desde el sábado 14 hasta el martes 17 de marzo de 2015, la Fundación 26 de Diciembre ha recibido y ha compartido tiempo y espacio con nuestros cuatro maravillosos amigos italianos de la
organización Gruppo Senior LGBT y Cassero (www.cassero.it) de Bolonia. Ellos son Maurizio,
Dino, Jonathan y Massimiliano.
Para cerrar este número 2 de Diversidad, os presentamos varias imágenes de su estancia en Madrid: en nuestro local, de turismo, y lo más importante: reunión en la tarde del lunes 16 en el
despacho del Centro de Documentación y Biblioteca Pedro Zerolo donde se han establecido líneas a seguir para encuentros y coordinación con todas las organizaciones LGTB europeas que
sea posible.
Os esperamos de nuevo aquí, gli amici italiani.
Fundación 26 de Diciembre
Amparo, 27, Madrid
Tel.: 910028417
www.fundacion26d.org
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