Untitled - Emilia Romagna Turismo
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Ballarini, T. Bugli, T. Chiaiuzzi, D. Gasperoni, R. Giannini, S. Guidi, L. Liuzzi, F. Mattei Gentili, T. Mosconi, P. Novaga, Archivio Parco Naturale del Sasso Simone e Simoncello, PH Paritani, E. Partisani, R. Pescia, V. Raggi, G. Renzi, G. Romagnoli, D. Ronchi, E. Salvatori, C. Urbinati, Archivio WWF Diseño gráfico Relè - Tassinari/Vetta (Leonardo Sonnoli) coordinación Michela Fabbri Foto de la portada Campos alrededor del antiguo Castillo de Verucchio, PH Paritani Compaginación Litoincisa87, Rimini (Licia Romani) Impresión Pazzini Stampatore Editore, Villa Verucchio (Rímini) Primera edición 2012 Traducción Xavier Pons Roca, Link-Up Rimini Natural es una publicación turístico-cultural de difusión gratuita Con la contribución de Un agradecimiento especial al Maestro Tonino Guerra por haber autorizado el empleo de los dibujos inspiradores -el pececito y la manzana cortada por la mitad- de las marcas Riviera di Rimini y Malatesta & Montefeltro, aplicadas en toda la imagen coordinada de los materiales de comunicación de la Consejería de Turismo de la Provincia de Rímini Reservados todos los derechos. Provincia de Rímini, Consejería de Turismo Natural Medio ambiente y paisajes del territorio riminés 5 Introducción 7 Capítulo I Paisajes naturales 1. Valles 2. Ríos 3. Montes 37 Capítulo II Paisajes del alma 1. Lugares del alma 2. Museo fraccionado 3. Paisaje invisible 4. Lugares mágicos 5. La naturaleza y el hombre 6. Grutas naturales e hipogeos misteriosos 89 Capítulo III Parques 1. Parque natural Sasso Simone e Simoncello 2. Reserva natural orientada de Onferno 3. Oasis de la fauna de Torriana y Montebello 4. Oasis de Ca’ Brigida en Verucchio 5. Paisaje protegido del torrente Conca 6. Oasis de la fauna del Conca 7. Parque fluvial del Marano 8. Centro de educación medioambiental del Arboreto de Mondaino 9. Parco della Cava (parque de la cantera) 119 Capítulo IV Senderos sugestivos Excursiones varias 156 Bibliografía Antes de ponerte en marcha visítanos www.riviera.rimini.it INTRODUCCIÓN El territorio de la provincia de Rímini es un cofre. Ábrelo y no te defraudará. Muchos conocen Rímini por sus playas, pero no todos saben que más allá de la costa, en el interior, existe un territorio que, desde el punto de vista naturalista, es digno de ser visitado, incluso sin referirnos a la historia, los monumentos y el arte. Estamos hablando de Naturaleza. Si lo haces -a pie, a caballo o en bici- quedarás plenamente satisfecho por la sorpresa y el estupor que te suscitará gracias a la belleza del paisaje, a lo agradable de sus perfiles, lo infinito de sus horizontes, la riqueza de su flora, de sus variedades arbóreas y fáunicas, y por el placer que produce en los aficionados al avistamiento de aves. Dos son los valles principales, flanqueados por otros menores en superficie, que no en encanto. Uno es el valle del río Marecchia, o mejor “de la Marecchia”, como se suele denominar. Magnífico, con sus cimas forestales y sus peñas, idóneas para la escalada, con el río y sus playas, sus vastos lechos de guijarros, sus espesuras de arbustos a ras de agua y esas olas que parecen estar esperando a los piragüistas, y con las montañas dominando el horizonte, en las que se puede practicar la escalada libre o el ala delta, donde abundan el melojo, el rebollo, los castaños y las encinas. En el primer milenio estas últimas se erguían menos espesas y, llevadas por los torrentes, se zambullían en el amplio álveo del Marecchia, formando islotes, por lo que los romanos dieron en llamarlo Maricula, es decir, pequeño mar. Podemos hacernos una idea de cómo era gracias a los fondos de los cuadros pintados por grandes maestros, como Piero della Francesca y Leonardo da Vinci, que por aquí pasaron dirigiéndose a las cortes de sus mecenas. El otro valle es el que forma el río Conca. Amplio y atractivo por lo suave de sus pendientes, cubiertas por geométricos viñedos, con ramificaciones que se ocultan a la mirada y llevan al viandante hacia prados y relieves forestales. Aquí se esconden también castañares, viejos pero fructíferos, que bien entrado el otoño ofrecen frutos de exquisito sabor. El pequeño valle del Ventena ofrece rincones de fulgente belleza, mientras que el del Marano se muestra en su exuberante explosión de verde, con matorrales que constituyen importantes biotipos residuales de antiguas espesuras y superficies lacustres a menudo abiertas a la pesca. Si se tiene la paciencia de buscar, caminando con atención, por doquier en los valles se encuentran monumentales árboles ultracentenarios de los que absorber energía, así como una flora espontánea vigorosa e inflorescencias tan peculiares como fascinantes: orquídeas, retama, escaramujo y otras muchas especies te atraerán y perfumarán tu camino. Cada una de nuestras zonas de colinas y montes sabe cómo conquistar al visitante, del más perezoso al más osado, siempre que tenga el deseo de conocerla con un mínimo de interés. Es lo que deseamos fomentar con esta guía. 5 CAPÍTULO I PAISAJES NATURALES El entorno natural de la provincia de Rímini puede ser una sorpresa para muchos, porque la mayoría de personas no lo conocen. Sin embargo cuando se descubre, seduce y encanta. Se trata de un entorno que, en buena parte, ha sido transformado por la mano del hombre que lo puebla y en él trabaja desde hace siglos, recibiendo del mismo uva, aceitunas, trigo, forraje, hortalizas… Pero conserva también muchos parajes de auténtico paisaje forestal y de vegetación espontánea, con notables sorpresas desde el punto de vista fáunico. Un mar de verde flanquea el mar azul, o mejor, lo contempla desde lo alto de las colinas y los montes. En este capítulo descubriremos sus secretos y encantos, recorriendo las cuencas hidrográficas principales que conforman valles dignos de mención. A continuación nos detendremos en la descripción de las características de los propios ríos y de las montañas en las que nacen o a las que se hallan próximos. 1. Valles Son dos los valles principales, bañados por los ríos Marecchia y Conca, uno en el norte de la provincia, y el otro en el sur. Los lechos de ambos ríos se ven flanqueados por cómodas pistas para bicis: la primera empieza en Rímini y llega hasta más allá de Novafeltria; la segunda arranca de San Giovanni in Marignano y llega hasta Montefiore Conca. Merece la pena recorrerlas para descubrir los recovecos más recónditos, invisibles desde la carretera. En el área del Conca hay un pequeño valle atravesado por el torrente Marano que en el municipio de Coriano configura un hermoso parque fluvial. Existe asimismo el precioso Valle del Ventena, situado entre las localidades de Gemmano y Montefiore Conca, lleno de lozano verdor. Valle del Marecchia La mirada en la zona alta y media del valle va posándose sobre suaves colinas de arcilla hasta que de repente choca con los espolones de arenisca que se alzan a los lados del torrente. No son autóctonos, llegaron con la denominada colada gravitatoria del Marecchia, que los condujo como balsas desde el mar Tirreno, más o menos a la altura de la actual Toscana y en parte de la actual Liguria, hasta que se estabilizaron sobre aquellas arcillas antiguamente bañadas por el mar. Algunos de los más conocidos son el Monte Titano y los montes en los que surgen las localidades de San Leo, Torriana, Montebello y Verucchio. La colada gravitatoria del Marecchia Refiriéndose a la zona de Montefeltro los geólogos hablan de la colada gravitatoria del Valle del Marecchia. Los terrenos que constituían la 7 arriba Río Marecchia en el territorio de Novafeltria abajo Vista del Simoncello “colada” se formaron en el área que hoy conocemos como la región de Liguria, desde donde lentamente fueron deslizándose hacia el este. Se trata pues de terrenos alóctonos que se engastaron en los autóctonos, es decir, los originarios del área hoy perteneciente a las regiones de Umbria, Las Marcas y Romaña. En la parte alta de la cuenca del Marecchia la “colada” se estabilizó entre el Tortoniano y el Plioceno inferior, durante una movida y accidentada fase tectónica que condicionó la evolución en el tiempo de este sector de los Apeninos formando una vasta depresión en cuyo interior se deslizó la “colada”. El territorio considerado “la colada” está constituido predominantemente por terrenos arcillosos y arcilloso-margosos, maleables, muy dúctiles, y comprende bloques principalmente calcáreos, más duros y compactos, de muy diversos tamaños: desde formaciones de pocos metros hasta relieves enormes como el Monte Carpegna, el peñasco de San Leo y el Monte Titano, en el que surge San Marino, que se mueven, como flotadores situados sobre una enorme cinta transportadora, en una lenta e inexorable migración hacia el Adriático. En la colada se distinguen dos grupos correspondientes a dos momentos: conjunto ligúride y continuación neogénica. El primero está constituido por el grupo indiferenciado representado por las arcillas astillables y por la serie Pietraforte-Alberese en la que se distingue la Pietraforte, la Formación de Sillano, la Formación de Monte Morello, las Areniscas de Monte Senario y las Margas verdinas. El segundo grupo, que se depositó durante la migración que la colada experimentó hacia el este, está constituido, entre otras, por la Formación de San Marino, la Formación del Monte Fumaiolo, las Arcillas de Montebello, la Formación de Acquaviva y las Arcillas de los Gessi. Desde el punto de vista geológico toda la zona del Parque Natural Interregional del Sasso Simone e Simoncello está constituida por una vasta capa de terrenos caóticos heterogéneos fruto de la “colada del Valle del Marecchia”. Actuando sobre esta capa de forma selectiva, la erosión debida al agua, el viento y la nieve arrastró mucho más rápidamente los materiales arcilloso-margosos más blandos, haciendo emerger, en relieve, los bloques constituidos por las rocas más duras. De este modo se originaron los “Sassi”, dos característicos relieves en forma de altiplano denominados mesas: el Sasso Simone (1204 m) y el Simoncello (1221 m), constituidos por material calizo de origen organógeno, que indica la existencia de un primitivo angosto mar Miocénico. Las dos mesas se hallan separadas por una distancia de unos 300 metros, pero muy probablemente llegaron a estar unidas, según parecen demostrar los abundantes depósitos de detritos que se interponen entre ellas. 9 arriba Río Marecchia cerca de Gattara abajo, a la izquierda Colinas de Gemmano abajo, a la derecha Murallas del Castillo de Montefiore Conca Innumerables los puntos especialmente interesantes desde el punto de vista geológico y medioambiental: lenguas de agua y de tierra que configuran las zonas alta y media del valle. En la parte alta se distinguen el verde virgen de los montes del territorio municipal de Casteldelci, donde se ven el Monte della Faggiola, el Monte Loggio, el río Senatello, el peñón de Le Macchiette junto a Le Balze, y el área interregional del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello: 4847 hectáreas, repartidas entre las provincias de Rímini y Pesaro-Urbino. El parque tiene en la ciudad de Pennabilli su Museo natural, que también es centro de visitas. En el Sasso Simone, los Medici, Señores de Florencia, construyeron la Ciudad del Sol, una clase de fortificación hasta entonces jamás erigida en un punto tan alto, de la que hoy sólo quedan algunos vestigios en los caminos de acceso y de la podemos hacernos una idea exacta gracias a los planos existentes. Pasear por estos lugares significa sumergirse en paisajes llenos de belleza y armonía, las verdaderas almas de esta tierra, que recientemente ha brindado nuevas maravillosas sorpresas, como el hallazgo del fósil del cráneo de un gran depredador acuático, un vertebrado carnívoro, reptil marino prehistórico que vivió hace entre 70 y 90 millones de años. Bajando a la parte media del valle se encuentran las vetas de yeso de Torriana, de indiscutible encanto, no muy lejos de allí el Oasis de la fauna de Torriana y Montebello, donde tiene su sede el Observatorio naturalis ta de Valmarecchia, y enfrente el Oasis de Ca’ Brigida, situado en Verucchio, y su Centro de educación medioambiental, gestionado por el WWF. Valle del Conca Se trata de un valle amplio, cuyo río, el Conca, nace en el monte Carpegna, el más alto del Apenino riminés. A veces escapa a la mirada tras las cordilleras de colinas verdes salpicadas de torres y fortalezas. Son las primeras colinas de los Apeninos que se asoman al mar, que hace millones de años las bañaba. Están trazadas por campos de trigo, forraje, viñedos y olivares famosos por la calidad de sus frutos. En los márgenes del río también se puede disfrutar de una naturaleza virgen, que ofrece la posibilidad de realizar paseos entre castañares por los bosques de Montefiore Conca y Gemmano, y a lo largo de los torrentes brinda amplios pasillos de vegetación espontánea con infinitas variedades de plantas y flores entre las que destacan el aliso y múltiples especies de orquídeas. Esta área, además, 10 arriba Entrada Grutas de Onferno abajo Fósiles de la sección de paleontología de los museos de Mondaino ofrece una verdadera perla, situada en el municipio de Gemmano, donde el espectáculo de la naturaleza resulta magnífico, además de interesante desde el punto de vista geológico y fáunico: se trata de las Grutas de Onferno, emplazadas en una Reserva Natural Orientada de 123 hectáreas protegidas por su indudable valor natural. Las Grutas son un conjunto kárstico con un recorrido de más de 750 metros, originado por un curso de agua que erosionó las rocas yesosas y alberga una de las colonias de murciélagos más numerosas y variadas de Italia. En Mondaino podemos disfrutar de pequeñas joyas como Val Mala y el Arboreto, el jardín botánico de nueve hectáreas y seis mil especies de árboles que constituye un Centro de educación medioambiental. A escasa distancia, el sugestivo Valle del Ventena, entre Gemmano y Montefiore Conca. Valle del Ventena Lo configura el arroyo Ventena. Es un pequeño valle cuyo primer trecho pertenece a la provincia de Pesaro-Urbino. Escasamente poblado, cuenta con minúsculos burgos, como Valle Fuini di Ripamassana, casi desiertos. Se trata de aldeas que conformaban los anejos del antiguo municipio de Castelnuovo, ya suprimido, cuyo casco antiguo está completamente deshabitado y cuyas casas e iglesias están en ruinas. El segundo tramo del Valle del Ventena pertenece a la provincia de Rímini y separa los territorios de los municipios de Gemmano y de Montefiore Conca. El valle es angosto y umbroso. El arroyo se pierde en tortuosos meandros entre dos boscosas riberas montuosas y está conformado por bosques y cultivos. El torrente serpentea por un amplio corredor de vegetación espontánea, llena de alisos y múltiples especies de orquídeas, rodeado por collados y cañones de lo más sugestivos. Se trata de microáreas que han mantenido su aspecto primigenio aun con las variaciones climáticas y la introducción de especies vegetales exógenas. Todo el entorno natural se conserva extraordinariamente bien y puede considerarse un ejemplo modélico de “cohabitación” entre zonas rurales y ámbito silvestre. Es un lugar solitario e inmaculado. Entre sus estratos de roca, de más de 10 millones de años de edad, se encuentra un gran número de fósiles, una amplia muestra de los cuales se expone en el Museo de Mondaino. La vegetación higrófila que flanquea el riachuelo es muy espesa. En ella destacan viejos ejemplares de álamo blanco (cipresino y temblón), sauces y alisos. En las empinadas y abruptas laderas solanas, donde no faltan limitadas áreas barrancosas, predominan los encinares, y 13 Torrente Marano cerca de Coriano en el sotobosque proliferan las flores, no sólo orquídeas, sino también ciclaminos, pervincas y primaveras, así como cólquico. La fauna también está bien representada, con especies animales diversas, algunas de ellas raras e interesantes. Valle del Marano El tercer río de la provincia forma un valle que, si bien pequeño, presenta peculiaridades de gran interés medioambiental. Sus matorrales forestales se encuentran entre los más importantes biotipos del territorio riminés, restos de una antigua e insólita espesura boscosa que en esta zona cubría todo el terreno, con la única excepción de los relieves de los peñones y el lecho del torrente. Es un bosque espléndido de encinas blancas, álamos blancos y varias especies de sauces, sobre todo en el área cercana al arroyo Fiumicello, en los confines con la República de San Marino. En su trecho inicial el valle toma formas escarpadas, pues el río atraviesa estratos yesosos, calizos y arenarios de diversas edades. Muchas de estas inclinaciones presentan elementos fruto de la erosión y de fenómenos kársticos, como cuevas, dolinas, sumideros naturales, hendiduras y barrancos en dinámica evolución. Este tipo de paisaje puede verse sobre todo a lo largo de la carretera que lleva a Montegiardino. Aquí y allí, además, aparecen macizos erráticos, calizos y arenáceos que no son más que testimonios de gigantescos movimientos de transporte que tuvieron lugar en eras geológicas remotas. En la franja intermedia el paisaje adquiere una cierta vivacidad y el perfil cambia continuamente, sobre todo tras las crecidas y los derrames. Bajando hacia la llanura los depósitos de materiales se ensanchan hasta formar terrazas que, tomando el relevo de los espesos matorrales del curso alto del torrente, se convierten en superficies agrícolas y de cultivos gracias a la fertilidad de sus suelos. El área conforma el bonito Parque Fluvial del Marano, que el ayuntamiento de Coriano instituyó con gran sensibilidad, pues es el centro principal del valle. La zona del parque comienza en Ospedaletto y llega hasta la frontera con San Marino. En ella pueden desempeñarse actividades de movimiento o estancia, como paseos a pie, a caballo o en bicicleta. En la vertiente derecha del valle, situado en el término municipal de Montescudo, el Bosque de Albereto destaca especialmente por su carácter medioambiental único, al ser para los botánicos un bosque modelo de la última lengua de tierra de una zona que se distingue por su configuración vegetal, con encinas blancas, álamos blancos y fresnos, que antiguamente ocupaba un área mucho más exten- 14 arriba Castillo de Albereto en el municipio de Montescudo, al fondo el Monte Titano abajo Campos de Mondaino sa. Es uno de los biotopos más importantes de la provincia de Rímini. Ocupa una superficie de 25 hectáreas y contiene una riqueza constituida por varios tipos de encinas, mientras que en el sotobosque abundan moras, setas, trufas, espárragos, retama de tintes y rubia silvestre. En la aldea que lleva el mismo nombre se encuentra el espléndido castillo Castrum Albareti, desde el que se domina un vasto panorama que abarca toda la costa romañesa, desde más allá de Milano Marittima hasta el promontorio de Gabicce. Se puede llegar hasta el mismo siguiendo itinerarios para ciclistas, viandantes y jinetes, que unen por un lado la fortaleza malatestiana de la localidad de Montescudo y los castillos de los municipios limítrofes, siguiendo el río Conca hasta Cattolica y, por el otro, el sendero del Marano, que cruza el municipio de Coriano para llegar hasta Riccione. A pocos metros de la frontera con San Marino, el lago Faetano brinda la posibilidad de participar o presenciar competiciones de pesca y pasar una agradable jornada en medio del verde de una naturaleza exuberante. Val Mala Este sugestivo valle situado en el municipio de Mondaino forma parte del grupo de valles menores de la provincia de Rímini. Destaca porque en el mismo conviven en armonía elementos de antropización con parajes naturales formados de modo espontáneo. El área, que resulta de lo más agradable por lo bello de sus paisajes, además ofrece interesantes ejemplos de asentamientos rurales, así como la atractiva ruta de los molinos. Presenta vastas superficies cubiertas por bosques y matas, llenas de vegetación arbórea y arbustiva, con especies típicas de la zona montuosa. No faltan tampoco los grandes árboles, que crecen aislados o en formaciones boscosas. Los terrenos incultos se alternan con los campos agrícolas creando un paisaje bucólico muy agradable. Los recorridos por pistas transitables y caminos perfectamente identificables ofrecen un contacto directo con la naturaleza que vale la pena aprovechar. Valle del Uso En la parte superior de la cuenca el río Uso serpentea por un valle angosto y delicioso, lleno de historia y tradiciones. El fondo del valle declina suavemente hacia el mar. Durante décadas fue la ruta natural del azufre que desde las minas de Perticara, yendo más allá de Montetiffi, llegaba hasta los llanos. Hoy es el itinerario ideal para ciclistas y excursionistas. De régimen torrencial, pues sus aguas de manantial escasean, el Uso recoge principal- 17 arriba Monte y pueblo de Perticara abajo Restos del puente romano de San Vito mente las aguas de lluvia que bajan por las yermas laderas de su estrecho valle. El verdadero manantial se halla situado en el corazón del macizo monte de Perticara. Desde allí desciende y traza su camino hasta colarse entre rocas de magnífica belleza, gigantescas, que desgasta y erosiona. Su cauce se encuentra justo debajo y detrás del pueblo de Montetiffi, donde aún se fabrican las fuentes en las que se cuece la piadina, citadas por el poeta y escritor romañés Giovanni Pascoli. Lo cruza un magnífico puente románico junto al cual se encuentran las ruinas de un antiguo molino. La visita merece la pena tanto por el conjunto arquitectónico como por el entorno medioambiental que se ha formado con el tiempo: el puente, de sillares con un único arco, construido alrededor del siglo XI, las rocas desgastadas por el agua y una naturaleza pura. Montetiffi se yergue sobre el río y, desde lo alto de sus 400 metros de altura, parece ser el último centinela de un pasado glorioso que ha dejado huellas significativas e interesantes. Bajando por la carretera provincial las laderas del valle muestran una continua alternancia de cultivos de alfalfa y trigo, terrenos incultos, barrancos, restos de bosques y formaciones rocosas. Se trata de una parte que ha permanecido en estado salvaje. La carretera estrecha y tortuosa se incrusta entre colinas caracterizadas por una vegetación escasa y baja. El lecho del torrente queda escondido casi constantemente. Se halla encajado en un estrecho entre altas paredes de roca. Justo después del puente vemos Pietra dell’Uso, en cuyo espolón de roca se recorta la iglesia medieval de la Natividad de María, protegiendo el valle desde lo alto. A partir de aquí el Uso traza un curso más regular y el valle toma la forma de la iconografía clásica, con relieves a los lados. Es así hasta Santarcangelo, localidad a la que el río brinda aún algún que otro trecho de belleza salvaje hasta llegar al puente romano de San Vito, en el límite con el término municipal de Rímini, cuyos vestigios -queda en pie sólo uno de los cinco arcos originales- testimonian un pasado glorioso. El puente señala el paso de la Vieja Emilia y la Antigua Emilia, correspondientes al trazado original del camino consular romano denominado Via Emilia. Actualmente es conocido como “e’ puntàz”, es decir, “el pontón”. El valle termina en la desembocadura del Uso, en Bellaria Igea Marina. 2. Ríos Marecchia Nace, como afirma el poeta (1), entre múltiples gotas de agua en un prado en el Monte della Zucca (1263 m) en el grupo montuoso toscano de l’Alpe della Luna, no lejos del manantial del Tíber, en el límite entre las 18 19 arriba Río Marecchia cerca de Ponte Santa Maria Maddalena abajo Río Marecchia con vista de la peña de Saiano regiones de Emilia-Romaña y Toscana. Una lápida señala el lugar, cerca del burgo de Pratieghi, anejo de Badia Tedalda, en la provincia de Arezzo. El paseo, delicioso, permite descubrir cómo desde el subsuelo del verde de una montaña brota un agua buena y llena de vida. En realidad se trata de un triple manantial, situado a 918 metros de altura, en la localidad de Forconaia del Monte Castagnolo, en la cima del Monte Zucca. Es difícil determinar con precisión los distintos puntos donde brotan las aguas; tanto es así que alguien definió los manantiales del Marecchia como un “lugar más misterioso que las fuentes del Nilo”, obviamente respetando las proporciones. El primer manantial baja desde lo alto, el segundo se suma desde la izquierda y el tercero desde la derecha, unos metros más abajo. Su curso es de unos 90 km y recorre casi por entero la región histórica de Romaña, a lo largo del valle que toma su nombre del propio río: Valmarecchia. El río que los romanos primero denominaron Ariminus y después Maricula (es decir, pequeño mar) desciende hacia la costa con la fuerza torrencial que a intervalos de décadas domina su álveo con vigor y potencia. En su milenaria historia muchas veces ha cambiado su aspecto y hoy quizás sea el momento en que muestra sus dimensiones más reducidas y, en determinados tramos, incluso desnaturalizadas por las excavaciones efectuadas en años en los que escaseó la sensibilidad en su salvaguardia y valorización. Esto vale sobre todo para el trecho que atraviesa el anejo de Villa Verucchio, donde se pueden notar gargantas como la de un gran cañón, provocadas por la erosión de la capa de arcilla. En lo que concierne al aspecto hídrico hay que decir que el Marecchia sigue siendo un torrente con variaciones de caudal muy notables según la temporada: crecidas violentas en otoño y sequías en verano. Sin embargo, una de sus características geológicas es que tiene un considerable caudal de agua bajo el substrato de su lecho de fluencia. Además algunas desembocaduras emergen lejos de la costa en forma de fuentes de agua dulce, peculiaridad esta de la que se aprovecha la ciudad de Rímini para su abastecimiento hídrico incluso cuando el río está seco. No es casualidad que sea denominado “fábrica de agua dulce”, gracias a su conoide aluvial. Pero volviendo a su recorrido, vale la pena seguirlo sobre todo cuando comienza a configurarse en su amplio y encantador cauce. Así, en Molino di Bascio, en Pennabilli, su conformación es la clásica de los torrentes de fondo pedregoso, con tramos que se caracterizan por la 21 arriba Río Marecchia a su paso por Villa Verucchio, en el fondo Torriana abajo Río Conca a su paso por Morciano di Romagna presencia de macizos ciclópicos y saltos de agua. Óptima la calidad del agua, clasificada como de primera categoría, que, juntamente con el entorno puro, favorece la proliferación de una nutrida variedad de insectos y peces, sobre todo ciprínidos. No faltan tampoco truchas, gobios ni anguilas. Bajando baña el Montefeltro romañés y toca todos los territorios de los municipios del valle, que lo abastecen de agua con torrentes hoy menores, si bien en el pasado tuvieron generosos caudales. Entre estos afluentes se encuentran el torrente Presale, con su atractiva cascada, el Senatello, lleno de agua y belleza, el Storena, que encanta por sus tramos de cantos rodados como en un jardín zen (2), el arroyo Mavone, el torrente Mazzocco, el arroyo San Marino y el torrente Ausa, que nace en las laderas del Monte Titano, donde es conocido como Fosso della Flocca, tiene una longitud de 17,2 km y, en su trecho final, fue hidráulicamente modificado para que confluyera en el río Marecchia. Presenta un amplio lecho, caracterizado por sus riberas salvajes, magníficas playas bañadas por la frescura de un agua límpida y alegre, donde se “encuentra la infancia del mundo” (3) y por un mar de guijarros: “el limo está lleno de piedras”, como escribió otro poeta, en este caso procedente de Estados Unidos (4). Hasta que se convierte en otro terriblemente distinto, a la altura de Villa Verucchio, donde los excavadores le robaron el alma. Sin embargo después retoma su conformación en el territorio de Poggio Berni, donde incluso brinda fósiles pliocénicos que hechizan y cautivan la atención. Y muere en Rímini, que desvió su desembocadura para dejar tranquilas las aguas del puerto. Allí, en una desembocadura en estuario, el mar Adriático lo acoge. Conca Nace en el Monte Carpegna. Su cima, a más de 1200 m de altura, que en invierno aparece casi siempre nevada, está equipada con instalaciones para la práctica del esquí. El tramo alto del Conca va de las cumbres del Carpegna hasta la localidad de Monte Cerignone. Aquí se registran sus mayores pendientes. En la aldea de Caprara, cerca de la carretera provincial que lleva a Villagrande di Montecopiolo, pocos centenares de metros por encima de la calzada, se encuentra un lugar encantador: la cascada conocida como del Conca. Con un breve salto las aguas superan un precipicio para volver a deslizarse por el cauce, oculto por una frondosa vegetación compuesta principalmente por sauces colorados, sauces de ribera y aliso negro. El río baja atravesando, en la provincia de Pesaro-Urbino, los tér- 22 23 arriba Riviera Golf en San Giovanni in Marignano abajo Torrente Marano en Coriano minos municipales de Monteboaggine, Monte Cerignone y Monte Grimano Terme hasta llegar a la llanura de Mercatino Conca, desde donde su álveo se ensancha enlenteciendo el flujo de las aguas antes de entrar en la provincia de Rímini. Aquí baña la aldea de Taverna, en el municipio de Monte Colombo, y después Morciano di Romagna, San Clemente y San Giovanni in Marignano. Desemboca en el mar Adriático, en el elegante Portoverde del municipio de Misano. En el territorio de este municipio recibe dos afluentes: la Fossa del Molino y el Ruscello. Tiene una longitud de 47 km y una desembocadura en delta. En 1878 se construyó una presa que forma el embalse del Conca. Este lago artificial se encuentra a caballo entre los municipios rimineses de Misano Adriatico, en el anejo de Santa Monica (donde se halla el autódromo Misano World Circuit) y San Giovanni in Marignano. En las inmediaciones pasa la autopista A14, desde la que se puede ver perfectamente. Actualmente el embalse, que se utiliza fundamentalmente para usos agrícolas, forma parte del paisaje protegido del Torrente Conca. La especie íctica mayormente presente en sus aguas corresponde a los ciprínidos: carpas, lochas, barbos padanos y el alburno, más común. En la zona del delta, además de estas especies se da la presencia de peces de agua salada, entre los que cabe destacar anguilas y mújoles. Marano Tras el Marecchia y el Conca es el tercer río más importante de la provincia de Rímini. Nace en la frontera entre la provincia de PesaroUrbino, en los municipios de Monte Grimano Terme y Sassofeltrio, y la República de San Marino, en el Monte Ghelfa (581 m). Serpentea hasta el mar Adriático en el que desemboca a la altura de la localidad de Spontricciolo, en el límite entre los municipios de Rímini y Riccione, recorriendo unos 30 km. En el tramo intermedio pasa por los municipios de Coriano y Montescudo, atravesando suaves lomas onduladas, valles y crestas redondeadas llenas de vegetación arbórea y arbustos. Traza un recorrido tortuoso y, siendo un torrente, su caudal depende de las lluvias, de modo que resulta casi nulo en verano y es más rico en invierno. En la primera parte de su recorrido podemos contemplar formaciones rocosas constituidas predominantemente por yesos, calizas y arenisca. La zona intermedia muestra un perfil de fondo ligeramente ondulado con una modesta pendiente, mientras que la del valle ofrece un trazado más tortuoso, lleno de meandros de amplio radio. Termina en un estuario extraordinariamente sencillo. 25 arriba Valle del torrente Ventena abajo Monte Titano Rio Ventena Se trata de un riachuelo que pasa por los municipios de Montefiore Conca y Gemmano, uno en la riba derecha y el otro en la izquierda. Nace en el monte de San Giovanni en la aldea de Monte Altavelio, en el municipio de Mercatino Conca. Poco antes de llegar a Morciano di Romagna confluye en el torrente Conca. El valle que lleva su mismo nombre resulta sugestivo por su aspecto primitivo. Es un verdadero regalo de la naturaleza, hermoso desde el punto de vista paisajístico y a la vez interesante por la presencia de una vegetación espontánea muy exuberante. El primer trecho del arroyo se halla en Las Marcas (provincia de Pesaro-Urbino). Allí el valle está escasamente poblado, con pequeños burgos, como Valle Fuini di Ripamassana, completamente deshabitados. El segundo tramo, ya en la provincia de Rímini, constituye un ejemplo significativo de “convivencia” entre zonas rurales y ámbito silvestre. No debe confundirse con el homónimo torrente Ventena y el valle adyacente. Este riachuelo nace en la provincia de Pesaro-Urbino, más exactamente en el collado de Tavoleto, y desemboca en el mar Adriático, al noroeste de Cattolica, en la provincia de Rímini. Es el menor torrente del terri torio riminés y flanquea, en la zona meridional de la provincia, las cuencas hidrográficas del Conca, del Tavollo y del Foglia. Más del 50% de su cuenca hidrográfica se halla en el área de los municipios de San Giovanni in Marignano y Saludecio. Tavollo Las fuentes del torrente Tavollo se encuentran en Mondaino, localizadas entre varios canales naturales. Al final de sus 21 km desemboca en el mar Adriático, en el puerto de Cattolica. Atraviesa once municipios, cuatro de ellos dentro de Las Marcas. Establece el límite natural entre las regiones de Emilia-Romaña y Las Marcas. Ausa El torrente nace en la República de San Marino a una altura de 465 metros, en la confluencia de varios canales naturales. El principal se conoce como Fosso della Flocca. En su primer trecho surca un paisaje morfológicamente accidentado, hendido por numerosos barrancos. Después se desliza por terrenos más regulares: campos baldíos, pastos y cultivos. La desembocadura, en Rímini, fue desviada. 26 27 Campos de Novafeltria Uso El Uso, que tiene una longitud de 49 km, es un río de régimen torrencial. Nace bajo el monte de Perticara, a partir de la confluencia de dos cauces de los Apeninos: el Fosso di Camara, que nace en Perticara (883 m) y el Uso di Tornano, que nace en Savignano di Rigo (581 m). Los dos unen sus aguas en el burgo de Pietra dell’Uso, que toma su nombre del río. En su parte inicial pasa por la provincia de Forlì-Cesena. Una vez llegado a los llanos entra en la provincia de Rímini, para desembocar en el mar Adriático a la altura del municipio de Bellaria. Su curso serpentea sobre todo por terrenos montuosos y su cauce atraviesa suelos de arcilla y arena de origen arenisco. El restante 30% cruza llanuras y zonas situadas a los pies de colinas. Su caudal es irregular y está sujeto al régimen de lluvias de las varias estaciones. En determinados períodos del año está seco. Los municipios rimineses incluidos en su cuenca hidrográfica son Bellaria Igea Marina, Poggio Berni, Rímini, Santarcangelo di Romagna, Torriana y Novafeltria. Su afluente principal -tiene nueve- es el torrente Rio Salto. Es conocido por sus “álamos susurrantes”, cantados por Giovanni Pascoli en la poesía La cavalla storna, en la que habla de la yegua que devolvió a casa el cuerpo sin vida de su padre, asesinado. El río es tan pequeño como grande su fama. En la antigüedad delimitaba la frontera entre los pueblos itálicos del centro y los gálicos de la llanura padana. En el 49 a.C., Julio César, al mando de sus tropas, al cruzar este confín natural pronunciando la frase “alea iacta est” (“la suerte está echada”) decidía marchar con su ejército armado hacia Roma. Aunque hay quien lo sostiene, no existe la certeza de que este río sea el antiguo Rubicón. En la antigüedad la zona estaba llena de ciénagas y ríos que aquí confluían y que cambiaban a menudo su curso. El área fue saneada con la centuriación romana. A lo largo de los siglos ha sufrido inundaciones y mutaciones hidrogeológicas, con las consiguientes variaciones en los cauces fluviales. Son muchos los historiadores que identifican el Uso con el antiguo Rubicón, pero hay también quien reivindica esta prestigiosa distinción a favor de otros ríos, como el actual Rubicón y el torrente Pisciatello. 3. Montes Carpegna El monte Carpegna es el macizo montuoso más importante y conocido de la provincia riminesa. Situado en el Apenino septentrional, dispuesto en sentido longitudinal noroeste-sudeste en los límites entre Las Marcas, Toscana y Emilia-Romaña, en la zona de Montefeltro, se encuentra en gran 29 arriba Monte y localidad de Carpegna abajo Montes Aquilone y Perticara parte en el territorio riminés. El macizo incluye las cimas de San Leo, San Marino, Villagrande, Monte Canale, Sasso Simone e Simoncello y otros relieves menores. La cumbre más alta está constituida por el monte del mismo nombre que, con sus 1415 m de altura, es la más imponente del Apenino riminés. En las laderas meridionales se recuesta la localidad de Carpegna (748 m), mientras que al este, encajonada en uno de sus contrafuertes, se halla la población de Villagrande (sede del municipio de Montecopiolo). Al norte se recorta el pequeño municipio de Maiolo (550 m) y al noroeste se extiende el municipio de Pennabilli. El monte Carpegna se halla dentro del territorio del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello. Su naturaleza geológica, predominantemente caliza, se aprecia por la candidez de las rocas que surgen a lo largo de las laderas de la montaña. Los compuestos calcáreo-margosos dibujan tramas visibles a considerable distancia, por lo que resulta fácil de identificar desde lejos. Sobre todo en los días de cielo límpido, se puede divisar la blanquísima trama caliza de la escarpada Ripa dei Salti desde la costa adriática. En torno a la cima, prados, pastos con ganado paciendo libremente, imponentes hayales -entre ellos el antiguo de Pianacquadio- y terrenos yermos. Monte de Perticara El Monte de Perticara (883 m) o Monte Pincio es una montaña del Apenino central de Cesena y Rímini situado en la divisoria entre los valles de los ríos Uso, al norte, y Marecchia, al sur. El nombre proviene de la aldea homónima del municipio de Novafeltria (provincia de Rímini), ubicada algo más al oeste. No se trata del relieve que domina la población. Este es el monte Aquilone (833 m), que a pesar de ser más bajo que el monte de Perticara cubre su vista desde la aldea. Cabe destacar la existencia de un núcleo de castaños de fruto en la zona boscosa de la vertiente orientada hacia el mar y de paredes de roca idóneas para la escalada, con el premio, al final de la ascensión, de gozar plenamente de la majestuosidad y generosidad del monte y disfrutar del privilegio de recorrer con la mirada, desde lo alto, todo el valle hasta el mar. En la vertiente septentrional del monte de Perticara, en la provincia de Forlì-Cesena, nace el río Uso. Monte Aquilone Es uno de los varios fragmentos de caliza margosa arrastrada por la “colada gravitatoria”. Vio detenido su avance por el macizo del monte Pincio o monte de Perticara. Se puede acceder a su cumbre, situada a 883 30 arriba Montañas de los territorios de Casteldelci y Sant’Agata Feltria abajo Monte Simoncello desde el territorio de Pennabilli metros sobre el nivel del mar. En el castañar se han hallado manufacturas prehistóricas y materiales arqueológicos: lascas de sílex, fragmentos de cerámicas, broches y monedas romanas. Muy conocido y frecuentado por los aficionados a la escalada gracias a su hermoso acantilado, con una orientación ideal a sudeste, además representa un punto de referencia para los aficionados al parapente y el ala delta. Monte Pian di Rote El Monte Pian di Rote es una estribación del alto Apenino riminés situada en el territorio municipal de Sant’Agata Feltria, no lejos del límite con la provincia de Forlì-Cesena. Tiene 961 metros de altura y es la cumbre más alta del municipio. En este monte nacen múltiples ríos y arroyos como el de Rio Maggio, afluente del Savio (el río que atraviesa Cesena) y otros del río Marecchia. Poggio dei Tre Vescovi Poggio dei Tre Vescovi es una de las montañas del Apenino riminés, situada en el alto Valle del Marecchia. Su nombre deriva del hecho de que aquí confluyen nada menos que tres diócesis: San Marino-Montefeltro, Forlì-Bertinoro y Arezzo-Cortona-Sansepolcro. Se yergue en la cresta divisoria de las cuencas de los ríos Marecchia y Tíber. Se sitúa a medio camino entre el Monte della Zucca (1263 m), ligeramente al sur, y el monte Loggio (1179 m), levemente a nordeste. Por el mismo bajan numerosos arroyos que, surcando profundos y estrechos valles, llevan sus aguas al Marecchia. Poggio se halla en el confín entre las provincias de Rímini y Arezzo, si bien la cima (1127 m) se encuentra en el territorio del municipio riminés de Casteldelci. Simone e Simoncello El Simoncello, después del monte Carpegna, es la estribación más alta del Apenino riminés y la provincia de Rímini. Se encuentra en el límite entre Emilia-Romagna, en el municipio de Pennabilli, y Toscana, en el municipio de Sestino, perteneciente a la provincia de Arezzo. Forma parte del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello. A pesar de que su nombre es un diminutivo del cercano Sasso Simone, el Simoncello en realidad es más alto. Así es, alcanza los 1221 metros de altura frente a los 1204 del Sasso Simone. Constituye un anillo intermedio de la cordillera que separa los valles de los ríos Marecchia (al noroeste) y Foglia (al sudeste), cordillera 33 arriba Vista del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello abajo Crocus espontáneas en el territorio del Parque que después sigue hacia el sur con el Sasso Simone y que más al norte incluye asimismo el Monte Carpegna (1415 m). En sus laderas nacen muchos afluentes del Marecchia y del Foglia. El otro altiplano que domina la región geográfica de Montefeltro es el Sasso Simone, de 1204 metros de altura. También está formado por sedimentos marinos terciarios y constituye un fragmento de las faldas rocosas que, emergiendo del mar y desplazándose de occidente a oriente, fueron disgregándose y hoy se encuentran presentes allí donde afloraron en la cordillera de los Apeninos. Según un cronista del siglo XVIII desde su cima podía verse la costa del Adriático desde Venecia hasta Ancona. Al parecer debe su nombre a un ermitaño, obviamente llamado Simone, procedente de Oriente. Como demuestran los hallazgos encontrados en el altiplano, el Sasso ya estuvo habitado por el hombre en la edad del bronce. En 1565 fue elegido por Cosme I de Medici como lugar idóneo en el que construir la ciudad-fortaleza denominada “Ciudad del Sol”, topónimo análogo al de “Tierra del Sol”, la otra ciudad medicea levantada en tierras romañesas. En efecto, el Simone constituía un punto estratégico del Gran Ducado de Toscana y la ciudad fue utilizada con su doble función, militar y civil, durante poco menos de un siglo. A finales del siglo XVII, debido a las adversas condiciones naturales y políticas, la ciudad fue abandonada. Notas (1) (2) (3) El poeta es Tonino Guerra -también guionista, escritor, pintor y artista polifacético- que nació, vivió y murió en el valle. Por haber cantado esta región y por haberla enriquecido con sus obras, se le conoce como el Poeta della Valmarecchia. (4) El poeta estadounidense es Ezra Pound, que viajó por las tierras feltrescas y riminesas y escribió mucho sobre ellas. 34 CAPÍTULO II PAISAJES DEL ALMA 36 En este capítulo se describe el paisaje entendido como conjunto de lugares fascinantes y sugestivos desde la perspectiva de la mirada. Se habla por tanto de la emoción que suscitan y de la fuerza evocadora que transmiten, que entra en contacto con nuestro interior. No se descuida, sin embargo, la historia social y cultural, que ha cobrado vida justamente gracias a la naturaleza de los lugares y a su belleza. Nos inspiraremos, en algunos casos, en la visión poética de quienes, poseyendo este don, han sabido leerla con ojos subyugados. En cada uno de los apartados se trata sobre uno de estos lugares o elementos fascinantes y se describen sus varios aspectos y peculiaridades. Lugares poéticos Paisajes que ya eran de por sí encantadores por su naturaleza, con el tiempo se han ido enriqueciendo gracias a la fértil creatividad de artistas que han querido dejar su huella. Es el caso de los espacios para la reflexión ideados por el maestro Tonino Guerra, poeta, escritor, guionista, pintor, artista total, que nació en Valmarecchia, lugar donde vivió y donde eligió morir. Su lema era que otra belleza se sumara a la ya existente. Y como un moderno Tolstói quiso luchar no sólo para salvaguardar los lugares sino también para generar nuevos estímulos que focalizaran la atención sobre los mismos. En el valle sus creaciones poéticas conforman un museo extendido que se denomina I Luoghi dell’anima (Lugares del alma). En algunos casos Guerra no quiso agregar nada a los sitios, limitándose a cantarlos y darlos a conocer a través de sus versos. Los introdujo en un hipotético museo que definió Museo Frantumato (Museo frac cionado). Después a cada uno de ellos le atribuyó nombres y títulos que sugieren, evocan, fascinan. 1. Lugares del alma Se trata de montajes, cada uno con características y temas propios, si bien todos unidos por el objetivo de avivar el alma y aguijonear la fantasía. Entre estos en Torre di Bascio Il Giardino pietrificato (El jardín petrificado) y en el casco antiguo de Pennabilli L’Orto dei Frutti dimenticati (El huerto de los frutos olvidados), La Strada delle Meridiane (La calle de los relojes solares), Il Santuario dei pensieri (El santuario de los pensamientos). Son numerosos y, partiendo de la parte alta del valle, acompañan al visitante a lo largo de todo el eje del río Marecchia. L’Orto di Liseo (El huerto de Liseo) Ranco, en la parte alta del valle, es la primera localidad donde la poesía de Guerra, recogida en el volumen L’Orto di Liseo (El huerto de Liseo), toma cuerpo entrando en el burgo en el que vivió el personaje de su 37 arriba Jardín petrificado de Torre di Bascio abajo Huerto de los frutos olvidados de Pennabilli poema, Liseo. Suyas son frases registradas en el libro, como aquella que cuenta que “la soledad hace compañía” o aquella en la que habla de Dios: “Decir que Dios existe puede ser una mentira, decir que no existe puede ser una mentira mayor”. Donde el campesino vivió, oró y cuidó de su huerto hay dos lápidas con frases guerrianas que recuerdan su existencia. Il Giardino pietrificato (El jardín petrificado) A los pies de la torre milenaria, en Bascio Alta, en un prado que configura una amplísima terraza sobre un universo de colinas, montes y valles, siete alfombras de cerámica, realizadas por Gio’ Urbinati, parecen posadas por el viento, mientras este azota la hierba y los arbustos lanzándose hacia panoramas impresionantes. El jardín, ideado por Guerra, está dedicado a siete personajes históricos que nacieron o pasaron por el valle, como Dante Alighieri, Giotto, Ezra Pound o Uguccione della Faggiola “para no olvidar su memoria”. La Madonna del rettangolo di neve (La Virgen del rectángulo de nieve) Se trata de una capilla o, mejor, una iglesia en miniatura situada en medio del verde, mitad bosque y mitad césped, edificada, se cuenta, en un lugar indicado por una señal divina. Había quedado parcialmente destruida y el poeta encargó su reconstrucción y la embelleció con obras de arte de cerámica y notas que recuerdan su origen. “En el siglo XVIII se quería edificar un templo y durante años no se hallaba el emplazamiento adecuado que ofreciese garantías de seguridad y estabilidad. Un día de agosto de 1754 cayó una nevada que trazó un rectángulo blanco justo en aquel lugar. Así comprendieron que la Virgen estaba señalando el sitio en el que debía levantarse la pequeña iglesia”. L’Orto dei Frutti dimenticati (El huerto de los frutos olvidados) Primer singular museo ideado por el Maestro y primero en Italia dedicado a los frutos antiguos. “Un museo de los sabores”, declaraba. Recoge especies desaparecidas de árboles frutales y arbustos romañeses, así como también múltiples obras de arte realizadas por artistas de la zona que colaboraron con él. En el lapso de dos décadas el espacio ha ido resultando cada vez más digno de ser visitado por la variedad y singularidad de las especies que presenta, como la morera plantada por el Dalai Lama, y por obras como La Cappella di Tarkovskij (La capilla de Tarkovski), creada con 38 arriba Santuario de los pensamientos de Pennabilli abajo El Puente de las Escaleras de Pietracuta di San Leo piedras de iglesias abandonadas del valle, o como la fuente denominada La voce della foglia (La voz de la hoja). Il Rifugio delle Madonne abbandonate (El refugio de las Vírgenes abandonadas) Se halla dentro del Orto. Se trata de una colección de imágenes sacras pintadas por artistas de distinta procedencia llamados por el maestro Guerra. La idea del poeta era recordar las imágenes, hoy perdidas, que adornaban las celdas en los cruces de los caminos rurales. La Strada delle Meridiane (La calle de los relojes solares) Se trata de un largo recorrido en el que se pueden admiran siete relojes solares gigantes que representan célebres obras pictóricas que Guerra quiso disponer “para no olvidar que el tiempo se mide con la luz”. Todos están en paredes excepto uno, colocado en el suelo, sobre el viejo lavadero del Orto dei Frutti dimenticati, que indica la hora con la sombra del visitante que en cada caso se sitúa en el punto adecuado para hacer las veces de gnomon. Il Santuario dei pensieri (El santuario de los pensamientos) Se trata de un jardín en el que una vieja higuera, creciendo, ha ido siguiendo un trecho de la muralla que formó parte del castillo de los Malatesta, señores de Pennabilli antes de serlo también de Rímini. Sobre la hierba se yerguen las esculturas esculpidas por Guerra configurando un espacio de meditación y diálogo interior “para los pensamientos buenos y malos”. Un rincón lleno de espiritualidad que remite a lo oriental y a la filosofía Zen. La Fontana della Chiocciola (La fuente del caracol) En Sant’Agata Feltria el “caracol cuenta con palabras de agua” lo importante que es optar por el camino de la lentitud. Un mensaje poético que va más allá del monumento ideado por Guerra, espléndidamente ubicado a lo largo de la gran escalinata del casco antiguo y fruto de las hábiles manos del escultor mosaiquista de Ravenna Marco Bravura. Il Ponte delle Scale (El puente de las escaleras) En Pietracuta, donde el Marecchia cobra la forma de un amplio mar, con playas de arena fina y de guijarros (donde, en la riba contraria, se yergue la peña de Saiano con su santuario, meta de peregrinación), en vera- 41 arriba El Prado sumergido de Santarcangelo di Romagna abajo El Árbol del Agua de Torriana no se tiende un Puente, denominado delle Scale, porque evoca las escaleras que en tiempos pasados se tendían para cruzar el río. Recordando estas acciones el poeta del valle sugirió que se colocara una pasarela todos los años con el fin de facilitar el paso a los miles de visitantes atraídos por la belleza del lugar o también deseosos de tumbarse a tomar el sol. L’Albero dell’Acqua (El árbol del agua) Es el “retrato de nuestro río, que en verano mueve sus ramas entre las piedras, convirtiéndose así en el árbol del agua”, reza la poesía que Guerra dedicó a esta fuente por él ideada. Surge en Torriana, en el casco antiguo, y es el calco en bronce de una morera cuyas ramas son chorros de agua. La Fontana della memoria (La fuente de la memoria) Se encuentra en Poggio Berni y centra la atención en los muchos fósiles, cuya forma imita, que se pueden hallar a lo largo del Marecchia justamente a la altura de este municipio. “Un fósil que hace compañía a quien tiene ganas de detenerse y viajar por los pensamientos de la memoria”, según Guerra. Il Prato sommerso (El césped sumergido) Se trata de un “césped de agua” cuya “hierba” está constituida por los chorros. La fortaleza Malatestiana y el burgo medieval de Santarcangelo di Romagna se reflejan en el amplio estanque. Lugar en el que detenerse, meditar y darse cita con la poesía de un hombre que nació precisamente aquí y que aquí empezó a escribir sus obras. 2. Museo fraccionado Pozzale (Pozo) En la localidad de Sant’Antimo, en el municipio de Sant’Agata Feltria, existe un magnífico pozo medieval de recogida de aguas pluviales, escondido entre la vegetación, que puede verse desde una ventana. “Es redondo como una torre de un metro de alto y tiene encima una mata de hojas verdes que le hacen de sombrero”, se lee en una poesía de Guerra. Causa una sorpresa tan grande que bien vale el viaje. Il Parco dei cento metri (El parque de los cien metros) En realidad no es un parque; es el poeta quien se lo ha imaginado tal, pues se trata de un lugar natural que embelesa por ser salvaje como 42 arriba Monte Carpegna visto desde el territorio de Pietrarubbia abajo Lago de Andreuccio en la aldea de Soanne “en los tiempos de la infancia del mundo” cuando “los macizos rodaron sobre el agua” creando un jardín Zen. Piedras errabundas que se detuvieron en este torrente, el Storena, un afluente del Marecchia. Sus aguas pasan por la localidad de Ca’ Romano y confluyen en la de Ca’ Raffaello. El Canaiolo En el territorio del municipio de Pennabilli, dentro del parque del Sasso Simone e Simoncello, en el monte Carpegna y en los llanos de la Cantoniera nacen dos arroyos, el Canaiolo y el Paolaccio, que uniéndose forman el torrente Messa. Casi completamente desconocidos, resultan impracticables, pero son de lo más sugestivos y emocionan por su belleza salvaje, sobre todo el Canaiolo. Son lugares con una flora, una fauna -auténtico reino de lobos y gatos monteses- y una morfología muy interesantes, parajes que pueden conquistar la mirada y quedar grabados en la memoria. El estudioso Guerrieri en el volumen La Carpegna abbellita ed il Montefeltro illustrato los describe de este modo: “El humilde torrente vulgarmente llamado Messa tiene su nacimiento en un copioso manantial que brota en un elevado y escarpado barranco del Monte di Carpegna por la vertiente que arroja sus aguas de arriba a abajo en impetuoso curso, sobre todo en el tramo de sus vivas fuentes, al peligroso y horrendo trecho del Canaiolo. (…) Entonces se pasa por el escarpado camino denominado el caracol”. En el punto en el que se unen los dos arroyos se forma una “Y” de encantadora belleza por su aspecto fragoso y salvaje. Aquí un grupo de monjes budistas tibetanos lanzaron los polvos del mandala creado en Pennabilli con ocasión de la visita del XIV Dalai Lama y las celebraciones del padre Orazio Olivieri, el fraile capuchino originario de Pennabilli, que en el siglo XVIII fue misionero en el Tíbet durante más de treinta años. Soanne, sus molinos y el Lago de Andreuccio En el territorio de la aldea de Soanne, en el municipio de Pennabilli, existen ruinas de viejos molinos. Se aferran al suelo y a la roca y ante ellos sigue moviéndose el agua límpida y potente: son los vestigios del Molino Soanne semiocultos en la espesura, con nada menos que dos saltos, y los del Molino di Borgonovo, un kilómetro por encima de Soanne, situado en un torrente y en las inmediaciones de una cascada en perfecta armonía con el entorno natural. Se trata de lugares llenos de magia e historia que hay que visitar porque, como rezan los versos de Guerra, “el milagro del agua que discurre fresca te hace sentir dentro de ti lo que estás mirando”. Se habla 45 arriba Río Marecchia cerca de Ponte Santa Maria Maddalena abajo Molino Sandaccio a orillas del Marecchia, en el territorio de San Leo asimismo de agua en el caso del lago de Andreuccio, situado en una zona de intenso verdor, rodeada por bosques que en las varias estaciones brindan paisajes de encantadora hermosura. El mar de San Francesco Una espléndida vista sobre el Marecchia, en las inmediaciones de Ponte Santa Maria Maddalena, donde se encuentran dos molinos antiguos, uno de ellos el Mulino di Sandaci o Sandaccio. A un lado del puente el territorio de San Leo, al otro el de Novafeltria. Se puede llegar fácilmente hasta la zona bajando en coche hacia el Molino Vecchio (actualmente un restaurante, la Spiga d’Oro). Es un tramo en el que el río adquiere una conformación ines perada y muy singular. Emergen gigantes de roca bajo los cuales el agua, profunda, forma remolinos en perenne movimiento. Como un conjunto de pis cinas se ofrecen invitando a sumergirse y darse un baño regenerador. Los picos de piedra alisada están diseminados como si los hubiera lanzado un cíclope, aquí y allí, con la misión de hacer de centinelas del río. De ahí la convicción del poeta Guerra de que aquí también tuvo que detenerse para refrescarse San Francisco de Asís, que estas tierras las cruzó y las vivió. En efecto, está documentada con absoluta certeza su estancia en San Leo. Cuando llega la crecida, las cimas de los macizos se asoman a duras penas por encima de las aguas que, alzando su nivel, corren espantosamente tumultuosas. 3. Paisaje invisible Montefeltro Vedute Rinascimentali (Montefeltro vistas renacentis tas) es un proyecto interregional de revalorización turística del territorio, de relevancia internacional que no nace de fantasías o leyendas, sino que toma cuerpo a partir de una investigación científica desarrollada paralelamente en el territorio y las obras de arte del Renacimiento italiano. Se trata de una investigación paisajística y medioambiental, histórica y social, artística y monumental que ha permitido desvelar un mundo invisible pero real. Gracias a esta labor el Montefeltro de Piero della Francesca, Leonardo Da Vinci, Vasari y muchos otros artistas de los siglos XV y XVI revive en los paisajes de hoy. A lo largo de los siglos los estudiosos se han ido preguntando dónde se situaban geográficamente los paisajes que inspiraron a Piero della Francesca y otros artistas. ¿Dónde habían visto esos pintores los panoramas que aparecían como fondo en sus obras maestras? Recorriendo nuestros 46 arriba Fondos de Piero della Francesca en cuadros de paisajes abajo Vista aérea de San Leo valles resulta fácil comentar: “ahí están los fondos de Piero, sus colinas, los perfiles que se suceden, uno tras otro, suaves y delicados, entre la bruma y los colores de la mañana”. Tras profundos estudios y análisis se llegaron a localizar de forma concreta. Los paisajes de Piero finalmente se han identificado. Dieron con ellos, entre las colinas de Montefeltro, entre Romaña y Las Marcas, dos estudiosas, una realizadora de vídeo y fotógrafa de paisajes y una profesora de geomorfología: en realidad, dos “cazadoras” de paisajes. Los fondos de Piero della Francesca Todo arranca con los primeros paisajes hallados. Son los pintados por Piero della Francesca en el Díptico de los duques de Urbino, del 1475, que se conserva en la Galería nacional de los Uffizi: a espaldas de Federico de Montefeltro y de su esposa, Battista Sforza, y detrás de Los triunfos. Las montañas, las rocas y los ríos son los mismos que el artista veía en las tierras del Ducado de Federico de Montefeltro yendo a Urbino y a Rímini desde San Sepolcro, recorriendo el valle del Marecchia por la vía Ariminensis (de Arezzo a Rímini, siguiendo el río Marecchia, antiguamente conocido como Ariminus), de la que se servía para llegar hasta la residencia de Sigismondo Pandolfo Malatesta, Señor de Rímini, otro de sus grandes mecenas. Todos estos paisajes se han podido reconocer en la actualidad. Perfiles montañosos, siluetas de colinas, horizontes de llanuras, ríos y, sobre todo, burgos y castillos, como San Leo, Maioletto, Talamello y Pennabilli, se identifican uno tras otro. Hay puntos panorámicos que brindan exactamente la misma visión que en aquel entonces. La emoción se palpa y el carácter extraordinario de la vista lleva a superar el tiempo y el espacio para llegar a la historia febril y gloriosa del período renacentista. Los paisajes de Vasari Cotejando las obras de Giorgio Vasari (pintor, arquitecto e historiador del arte italiano del siglo XVI) -acostumbrado a moverse por las tierras de Arezzo, Rímini y Ravenna surcando el Iter Ariminensis- con paisajes reales, las dos estudiosas citadas hallaron correspondencias que constituyen importantes indicaciones de viaje y observación. Los horizontes de Leonardo da Vinci Se efectuaron análogos estudios con algunas obras de Leonardo Da Vinci, como la Madonna Litta, que se exhibe en el museo del Hermita- 49 arriba Conformaciones rocosas de Pietramaura abajo Veta de yeso de Torriana ge de San Petersburgo. Sus fondos ofrecen detalles que permiten asociarlos a paisajes de Montefeltro. Leonardo pasó por estos parajes dirigiéndose a sus destinos de trabajo, entre los que se encontraban Rímini y Cesenatico. De este modo se puede observar lo que su mirada captó y representó en sus famosísimas telas. 4. Lugares mágicos En este apartado presentamos territorios enormemente sugestivos: colinas de cristal, desiertos de arcilla y bosques de patriarcas arbóreos que narran la historia de lugares y personas; conformaciones rocosas sumamente misteriosas en su origen y sus usos, y mucho más todavía. Describimos sus características y particularidades para invitar al lector a visitarlos en busca de su encanto misterioso. Vetas de yeso Los valles de la provincia de Rímini, que surcan los Apeninos orientales de Romaña son atravesados por la “veta del yeso romañesa”. Se trata de auténticas “colinas de cristal” que merece la pena buscar y vivir por su belleza desbordante. En el área riminesa no brindan los magníficos escenarios del Apenino imolés, pero estos parajes geológicos, con sus juegos de luz y su peculiaridad paisajística, son preciosos. Geológicamente se trata de una cordillera de sulfato de calcio, cristalizado y estratificado de forma variopinta en imponentes bancos, que aflora, atravesando los territorios de los municipios de Torriana y, más al sur, de Montescudo y Gemmano. La formación yesosa-azufrera, precisamente por su composición, así como la extraordinaria variedad morfológica y tipicidad de la flora y la fauna han influido en la construcción del paisaje, dejando huella en la historia de estos lugares y en la vida de sus habitantes. “Yeso que cocido y machacado -reza una crónica del 1504- sirve para edificar casas”. No es casual que hayan existido y existan aún canteras para su elaboración. Es una riqueza natural que sorprende y fascina. Causan estupefacción sobre todo las cristalizaciones del yeso. Una vez se hubo evaporado o retirado el agua marina que hace unos seis millones de años, en el Plioceno, inundaba estas tierras y bañaba las colinas, el sulfato de calcio se depositó dando origen a los cristales de yeso con sus típicas formas de punta de lanza o de cola de golondrina. Al ser esta una materia muy soluble, a lo largo de la veta que va de Módena a Pesaro se desarrollaron fenómenos kársticos que además de conferir su singular aspecto al paisaje, 51 arriba Acantilado de Verucchio abajo Barrancos de Maioletto lo salpicaron con relieves emergidos de yeso. Otras vetas, en cambio, se fracturaron y permanecieron enterradas. Por ello entre las capas arcillosas y margosas pueden hallarse numerosos fósiles, como en Poggio Berni, en el valle del Marecchia, y en Mondaino, en el valle del Conca. La toponimia en algunos casos nos da pistas, indicando los lugares de estos afloramientos: los Gessi (Yesos), en la carretera que va de Torriana a Montebello, el monte del Gesso y la pequeña aldea de Gesso, entre Montescudo y Sassofeltrio. Otros lugares análogos son la Valmala en Mondaino, el bosque de Albereto, el álveo del Ventena y las Grutas de Onferno, en Gemmano. Todos ellos se caracterizan por su particularidad geológica y su riqueza paisajística, de vegetación y zoológica. Estas tierras, en efecto, están habitadas por especies vegetales que han subsistido a lo largo de milenios, verdaderas variedades botánicas relictas, como los helechos y determinadas plantas grasas del género sedum. Y entre los animales que han hallado refugio en estos parajes, raras aves rapaces, como el alcotán y el aguilucho. Barrancos desertificados Son fascinantes pero infunden algo de desazón, sobre todo por la dureza que confieren al paisaje y por la impresión de inestabilidad que ofrecen. Es así porque las colinas donde predominan los barrancos muestran desmoronamientos, hendiduras, erosiones, movimientos de terreno. A menudo están constituidos por láminas de tierra largas y delgadas -como agujas góticas desnudas y blanquecinas- en las que pueden aflorar estrías cromáticas de tono dorado, carmín u ocre debidas a mineralizaciones. En sus márgenes crecen bosques o se hallan dispuestos cultivos. De todos modos estas lenguas de tierra también están llenas de vegetación, si bien poco visible: plantas que se han adaptado “heroicamente” a unas difíciles condiciones. Tienen tronchos y hojas carnosos, superficies transpirantes. Se trata de plantas halófitas, es decir, llenas de sal, lo cual les permite tener la fuerza suficiente para extraer agua de las profundidades del subsuelo. La más común es la Artemisia caerulescens. Debe su nombre a la reina Artemisa, primera en descubrir sus propiedades terapéuticas. Entre los animales que se han adaptado al duro clima de estos barrancos, encontramos un crustáceo, el Armadillidium zangherii. Es un insecto, un coleóptero de refulgente color azul que únicamente sale de su escondite por la noche. Los barrancos son el resultado de arroyamientos generados sobre substratos de arcilla. El agua de lluvia, al no penetrar en el suelo lo derrubia, fluye hacia abajo y erosiona 52 arriba Peña con vestigios del castillo de Maioletto abajo Reserva Natural de Onferno las vertientes. Se trata de arcillas “escamosas” o arcillas “caóticas” que se formaron hace entre 140 y 5 millones de años, en los períodos del Cretáceo y el Mioceno. Están presentes en casi todos los Apeninos italianos. La provincia riminesa no es una excepción, y presenta zonas de gran interés. Recorrerlas resulta muy sugestivo, pues nos parece casi como si nos halláramos en territorios pertenecientes a la prehistoria, en lugares fabulosos como Capadocia, en Anatolia (Turquía), o Colorado (Estados Unidos). Cuando varios barrancos convergen en el denominado compluvio de un valle (del latín compluvium, o sea, lugar en que confluyen las aguas), reciben el nombre de “anfiteatros”. En la provincia de Rímini existen varias áreas con estas características. En el valle del Conca las principales son dos: el anfiteatro de Onferno, en el municipio de Gemmano, y el anfiteatro de Rio Salso, en la aldea de Montespino, en el municipio de Mondaino. Y en el valle del Ventena, los barrancos de Tavoleto, ya dentro de la provincia de Pesaro-Urbino. En el valle del Marecchia resulta muy sugestivo el anfiteatro en torno a Maioletto, en el municipio de Maiolo. El paseo es cautivador, pero no fácil, porque en invierno la arcilla se convierte en barro y en verano en polvo. Sin embargo el paso vacilante por los barrancos se ve premiado por la belleza del prodigioso panorama que se abre ante los ojos como representando purgatorios e infiernos dantescos. Desnudos e inhóspitos, escabrosos como lenguas de arena informes, conservan la huella de su remota historia con las rápidas fugas de agua y el perpetuo movimiento al que hay que abandonarse sin miedo. Y para los que deseen aventurarse hasta alturas extremas, para los amantes de la verticalidad y el vacío, merecerá la pena escalar la pared, debidamente equipada, como todas las registradas en el valle del Marecchia. En lo alto de la misma se encuentran los vestigios del castillo de Maioletto. En el valle, además de las acantilados escalables del monte Aquilone y de Perticara, así como de Pennabilli y Verucchio, ya mencionados, cabe destacar asimismo los de San Leo, Pietramaura, San Marino, Balze y el monte Fumaiolo, que conforman un conjunto de paredes de extraordinario valor para los aficionados a la escalada. Monumentos rupestres Nos referimos a despeñaderos, cavernas, refugios, macizos y rocas, cavidades y piscinas naturales que en algún momento de la historia se han empleado como aras de sacrificio, asientos milagrosos, yacijas de ermitaños y también las denominadas piedras “del diablo”. Han dado origen 55 arriba Peña y Santuario de Saiano abajo Ara sacrifical de Torricella a ámbitos de profundo interés, sobre todo por el halo de misterio que los acompaña. En las partes media y alta del valle del Marecchia conforman un rico recorrido. En Saiano, dentro del término municipal de Torriana, en la peña donde se yergue el Santuario dedicado a la Virgen del Rosario, la roca, muy friable, presenta unas peculiares conformaciones. De una de ellas, que parece tener forma de asiento, se cuenta que ayuda a las parturientas cuando, una vez allí sentadas, dirigen sus plegarias a la Virgen milagrosa. En el municipio de San Leo existen dos localidades que merecen ser visitadas. Una es Monte Fotogno, donde hay un macizo del Mioceno que algunos conocen como Sasso del tino (Piedra de la tina). En el macizo calizo se formaron varias piscinas, unas en la parte vertical y otras en la parte superior. Dos de ellas están conectadas entre sí a través de un agujero de unos diez centímetros. La segunda se halla en el centro histórico de San Leo, entre la catedral y la torre. Allí puede verse una enorme piedra ahuecada que se utilizaba como tinaja para recoger el agua de la lluvia, como puede deducirse por las numerosas incisiones practicadas a su alrededor y que llevan a la pila. La piedra tiene un orificio pero no se ve adónde va a parar el agua. En el municipio de Maiolo, en medio de los bosques, en la orilla derecha del arroyo conocido como Fosso Rasino, afluente del Marecchia, puede verse el macizo denominado Letto di San Paolo (Lecho de San Pablo). Tiene dos metros de altura, cinco de ancho y cinco de largo. Se cree que pudo ser utilizado como tumba en una hipotética necrópolis rupestre prehistórica o romana, o bien como cuba para la recogida del agua, dados los numerosos canalillos que presenta en los bordes. En Torricella, en el municipio de Novafeltria, existe otro macizo, en este caso de arenisca. Está aislado, mide siete metros de longitud, tres de anchura y dos de altura. En su parte superior presenta una gran piscina de la que sale un canal que, con un salto, vierte el agua a una pileta inferior más pequeña. Algunos estudiosos afirman que pudo ser empleada en la prehistoria como ara de sacrificio. El Sasso del diavolo es el nombre de una de las rocas características del monte Aquilone, en Perticara, en el municipio de Novafeltria. Se desplomó de la base rocosa en la que se encontraba desde hacía milenios, pero hace algún tiempo fue colocado de nuevo en su posición original. La leyenda cuenta que era la última de las rocas que habían sido destinadas a la construcción del puente de Tiberio, en Rímini, y que sin embargo permaneció aquí por un capricho del diablo. El itinerario de los macizos misteriosos sigue en Pennabilli, donde, a un kilómetro de la población, se encuentran dos grandes piedras de forma redondeada de tres metros 56 58 Convento y ciprés de San Francesco en Villa Verucchio de diámetro y dos de altura. En ellas hay excavadas dos piscinas cuadradas conectadas mediante un agujero. Y en Sant’Agata Feltria puede verse el Letto di San Silvestro (Lecho de San Silvestre), en el monte Benedetto. En realidad los macizos de arenisca de este tipo son numerosos y provienen de la disgregación de la formación rocosa del monte Ercole. La leyenda cuenta que uno de estos macizos, ahuecado formando una enorme tina, fue lugar de retiro y penitencia de fray Silvestre, que después sería santo. En los parajes del antiguo castillo de Miratoio, en el territorio de Pennabilli, se conocen varias grutas que han sido habitadas en diversos momentos de la historia. El alcor de Miratoio es fundamentalmente de piedra arenisca, muy fracturada y objeto de desplomes que provocaron la formación de estas cavidades. Entre ellas cabe mencionar la Tana di Barlaccio y el Antro Morroni, que al final de la segunda guerra mundial fue refugio de unos soldados eslovenos que se habían escapado del campo de prisioneros de Anghiari (en Toscana). La gruta del Beato Rigo es la más conocida. Según la leyenda fue lugar de abrigo y penitencia del ermitaño agustino Beato Rigo (indicado en las fuentes también como Arrigo o Enrico), que vivió en el siglo XIV. En su interior un escalón hacía las veces de reclinatorio. La gruta de la Tana Buia, caracterizada por presentar dos entradas incómodas y difíciles, durante la guerra albergó a las familias del lugar. Existen otras cavernas menores, difíciles de explorar: entre ellas el Spacco del diavolo (Hendidura del diablo) y la Grotta dei pipistrelli (Gruta de los murciélagos), de cuarenta metros de longitud, situada a 865 metros sobre el nivel del mar, cuya entrada hoy está obstruida por un enorme detrito. En el valle del Conca sólo la parte alta alberga huellas misteriosas, la mayoría ligadas al uso de macizos como cubas de recogida de agua pluvial o para la elaboración del vino, todas ellas en territorios de fuera de la provincia y la región. De todos modos se consideran de cierto interés, como ocurre en otros lugares, por formar parte de la cultura popular local. Patriarcas arbóreos Son árboles monumentales, ultracentenarios, a menudo inmensos, que desde hace siglos presiden el territorio y narran su historia. Saber reconocerlos y defenderlos ayuda a descubrir los lugares naturales y a salvaguardar su biodiversidad. Tienen un valor análogo al de los castillos y burgos históricos y en el misterio que los envuelve se encuentra el rastro de nuestras raíces. Por ello, para su amparo, son registrados y señalados. En 59 Olivos, en el fondo Verucchio algunos casos esto ocurrió hace ya mucho tiempo gracias a su vinculación con acontecimientos especiales, personajes, usos y tradiciones. Un ejemplo de ello lo constituye el ciprés plantado por San Francisco en Verucchio, en el convento franciscano. El árbol secular tiene asimismo un significado simbólico. No hay más que pensar en el “árbol genealógico” o el “árbol cósmico”. Pero lo que más se debe remarcar es que los viejos árboles se consideran microecosistemas naturales, pues en ellos viven muchas especies animales y vegetales. Por este motivo tienen un significativo valor didáctico, al representar una ventana abierta al territorio y una referencia para el estudio del entorno natural, comenzando por el estado de salud del aire y de las aguas. En efecto, son auténticos indicadores biológicos. Analizando con el instrumental adecuado los anillos de sus troncos se puede establecer no sólo su edad sino también, entre otros elementos, el mapa de las variaciones climáticas, la contaminación y el acaecimiento de hechos excepcionales tales como incendios, inundaciones o huracanes. Y se puede retroceder en el tiempo, según su edad, dos, tres, cuatro o más siglos. Se encuentran en viejos jardines, en eras rústicas y, a menudo, en áreas de difícil acceso que han favorecido su longevidad, al mantenerlos lejos de del peligro de la urbanización y la deforestación. Las especies más comunes en las zonas silvestres y en los bosques son las encinas y los robles. En las masías, vides y moreras, testimonios estas últimas de una actividad, la del gusano de seda, que en tiempos pasados desempeñó un papel importante en la economía familiar. Y junto a los muros de los caseríos, granados, azufaifos e higueras. En los terrenos agrícolas, olivos centenarios, esculturales, a menudo retorcidos, pero todavía generosamente fructíferos. Las zonas más pobladas por olivos son las de los municipios de Montegridolfo, Saludecio y Coriano. Tejos, plátanos y castaños se suman a las especies mencionadas y no faltan tampoco cedros y pinos, que procedentes de países lejanos y en función de las modas y gustos de cada época, adornan los parques y jardines de las villas históricas. Para quien esté interesado en los ejemplares más viejos, he aquí una breve lista. Por ahora, el primero de la relación, con una edad estimada de 800 años, es el ciprés de San Francisco, en Verucchio, en el convento franciscano, que según la tradición fue plantado por el santo. Le sigue el tejo denominado “de la farmacia”, en Cattolica, en el casco urbano, con una edad estimada de más de 500 años, y también en Cattolica, si bien en las afueras, dos moreras negras que tienen más de 60 arriba Encina centenaria en Trarivi de Montescudo abajo, a la izquierda Ciprés centenario en Montebello abajo, a la derecha Olivo centenario en Valliano 300 años. En Montegridolfo, en la localidad de San Carlino, un olivo de 700 años. En Castello, olivos monumentales de más de 400 años y en Mondaino ejemplares pluricentenarios de tamariscos y encinas. Muchos árboles de 300 años o más en el castañar del monte Faggeto, en Montefiore Conca. Análogos ejemplares en la Giungla dei Castagni de Uffogliano, en el valle del Marecchia. En este mismo valle, el ciprés de la aldea de Ca’ Fagnano, en el municipio de Torriana, con más de 380 años. La encina de Saiano, no muy lejos de la localidad de Palazzo, con casi 250 años. Y subiendo a San Leo, en la céntrica Piazza Dante, un enorme olmo plurisecular. En el municipio de Montecopiolo, el centenario hayal de Pianacquadio, único en Italia, con ejemplares de dimensiones verdaderamente imponentes. En Rímini también pueden contemplarse árboles centenarios: merece la pena admirar el tilo de San Fortunato, en el Colle di Covignano, con una edad estimada de 400 años. Son muchísimos los patriarcas arbóreos del territorio de la provincia, por lo que se hace imposible citarlos todos, pero no será difícil dar con ellos por valles y montañas. 5. La naturaleza y el hombre El hombre siempre ha tratado de modelar la naturaleza. Intenta explotarla para su beneficio, para asegurarse su supervivencia y la de las generaciones futuras. De ahí el aprovechamiento de las aguas, el bosque y el subsuelo, con la extracción de minerales. En este apartado viajaremos por la antigua mina de azufre de Perticara, por las montañas en las que sigue vivo aún el trabajo de los últimos carboneros, por los collados boscosos en compañía de recolectores de trufas y setas, y por los viejos castañares en los que resuena todavía el eco de los contrabandistas que en ellos se refugiaron. La mina de azufre La mina de Perticara, en el municipio de Novafeltria, fue una de las más importantes de Italia, con 100 km de galerías en nueve niveles. En funcionamiento de 1741 a 1964, si bien existen numerosos indicios de una labor de extracción mucho más antigua, actualmente está inactiva. El lugar, sin embargo, no está abandonado. Al contrario, sigue vivo gracias a un importante museo que expone su larga y compleja historia. Perticara es una cuenca minera por vocación, pues hace cinco millones de años entre sus margas arcillosas se depositaron capas de yeso y caliza azufrera. Con las tareas de extracción la economía no podía hacer más que florecer. Se edificaron ba- 63 arriba Museo y mina de Perticara abajo Molino de pólvora en Novafeltria rrios enteros para proporcionar alojamiento a miles de mineros y trabajadores, así como una tienda, una iglesia, un teatro, locales recreativos e incluso un campo de deportes, escenario de las reiteradas victorias de un equipo que increíblemente llegó a jugar en la división C del campeonato italiano. El área de la mina, de obligada visita, resulta particularmente fascinante: torres, pozos, hornos, la torre del teleférico, raíles y trenes. Todo lo que se ve en la mina tiene su explicación pormenorizada en el museo: el Sulphur Museo Storico Minerario, ubicado en los sugestivos ámbitos de la mina, cuya actividad ilustra fielmente repasando todas sus etapas. Resulta emocionante y conmovedor por su potente fuerza evocadora y porque propone un contacto directo con la realidad de la mina. Constituye uno de los primeros ejemplos de arqueología industrial de Italia. Creado para relatar una historia común a todo el pueblo europeo, está organizado en forma de recorrido temático en el que se reproducen las distintas fases de la actividad, desde la extracción hasta la fusión del azufre. La visita tiene su punto culminante en La miniera (la mina), reconstrucción fiel y realista de un itinerario subterráneo. Sin duda merece la pena. Los molinos de pólvora Los molinos de pólvora estaban relacionados con la extracción del azufre. En la parte alta del valle del Marecchia en el siglo XVIII había veintidós molinos, catorce en el curso principal del Marecchia y ocho en sus afluentes. En el siglo XX tres siguieron con la actividad productiva, que cesó por el empleo en las labores de extracción de explosivos sintéticos como la dinamita y otros derivados de más fácil manejo. Algunas de estas instalaciones existen todavía y se pueden visitar. Hubo un tiempo en que aseguraban importantes negocios en el valle, algunos de ellos ilegales, vinculados a los numerosos contrabandistas presentes, que se refugiaban en los castañares de Uffogliano, Monte Benedetto y Monte Ercole y en los bosques de Massamanente y Montetiffi. La fabricación de pólvora comenzó en 1490, en los molinos de Talamello, y terminó en la segunda mitad del siglo XX, tras unos quinientos años de vida. En San Leo, el Molinaccio (molinucho) lleva aún el despectivo nombre derivado de aquella peligrosa actividad. También se producía pólvora en el Molino della Pieve, en Novafeltria, que ha sido restaurado recientemente. El antiguo establecimiento, el Polverificio Bonifazi, hoy es de propiedad municipal. Se aloja en dos pequeños locales y en su interior conserva la maquinaria de madera constituida por ruedas hidráulicas verticales, 64 65 66 Interior y exterior del Molino Moroni en Poggio Berni recipientes cilíndricos para la mezcla y un sistema de mazos accionados por un batán. Se encuentra en la carretera que lleva a Maiolo, en la localidad de Pieve, en el n° 15 de la Via Pieve, antes del puente viniendo de Novafeltria. La ruta de los molinos En el Conca y el Marecchia, y en sus canales paralelos, la antigua actividad de molienda queda testimoniada por la presencia de molinos históricos. Alguno de ellos todavía está en uso, para moler cereales o para producir energía eléctrica. Han sido registrados tras rigurosas investigaciones, por lo que hoy se puede seguir la ruta de los molinos en ambos valles, desde su parte baja hasta la más alta. El recorrido merece la pena por la belleza de los parajes, incluso cuando están abandonados, y por el retrato que nos muestran de una forma de vida, permitiéndonos comprender lo importantes que eran para la economía del territorio. Además eran lugares plagados de símbolos y de presencias consideradas inquietantes. En efecto, a la figura del molinero se le atribuía la capacidad de realizar prácticas mágicas y de seducción. Trabajaba día y noche y sólo paraba en caso de sequía. El empleo del agua correspondía en primer lugar a los molineros, porque de ellos dependía la supervivencia de gran parte de la población. Por ello en tiempos de sequía los campesinos sólo podían regar sus huertos cuando los molinos estaban parados, el sábado por la tarde y el domingo. El molinero vivía encima del molino: su vivienda comunicaba directamente con los locales de trabajo. Los sucesos escabrosos que podían producirse en el interior de sus casas se explican por el hecho de que se dejaban fuera de ellas las normas de convivencia más severas, sobre todo las relacionadas con la moral, que, según se decía, los molineros no respetaban demasiado. No en vano existe el refrán “Quien al molino va enharinado saldrá”. En el valle del Marecchia había más de doscientos molinos. En la parte baja del valle había 35 a lo largo del Canale o Fossa Viserba, que comenzaba en Ponte Verucchio y terminaba en Viserba di Rimini, y 19 en la Fossa Patara o Patarina, que también empezaba en Ponte Verucchio y terminaba en el mar, en Rímini, y en la Fossa comunale dei Mulini, de la que tomó su nombre la localidad que después se llamaría San Martino dei Mulini. Este último canal se cruzaba con la Fossa Viserba y pasaba por Santarcangelo, donde alimentaba cinco molinos urbanos y servía a otras actividades, como tintorerías, talleres textiles, pescaderías, lavaderos y mataderos. En la parte alta del valle se contaban 82: 16 en San Leo, 23 en Novafeltria, 6 en Maiolo, 7 67 arriba Molino del Raso, en la localidad de San Donato junto al torrente Senatello en la carretera provincial de Casteldelci-Balze abajo, a la izquierda Interior del Museo Molino Sapignoli en Poggio Berni abajo, a la derecha Detalle del Molino de pólvora en Novafeltria en Sant’Agata Feltria, 16 en Pennabilli, 12 en Casteldelci y 2 en Montecopiolo. Los demás estaban en Toscana, en la provincia de Arezzo y en la República de San Marino. Actualmente hay 165 registrados, si bien son muy pocos los que subsisten en perfectas condiciones y se pueden visitar. Es el caso del Mulino Moroni y el Mulino Sapignoli, hoy Museo del arte de la molienda, en Poggio Berni, y del Mulino Ronci, en Ponte Messa di Pennabilli, donde siguen activos la serrería y el molino de agua que produce harinas molidas con piedra. Otros han sido restaurados y reformados para ser utilizados para usos diferentes del original. En cualquier caso se les ha hecho justicia por lo que fueron. Entre estos se encuentra el Molino di Piega, en la localidad que lleva ese mismo nombre, en el municipio de San Leo, que hoy es una posada denominada Locanda di San Leone. También en el municipio de San Leo, en la localidad de Monte Fotogno pero a orillas del Marecchia, cerca de Ponte Santa Maria Maddalena, perfectamente visible desde la carretera provincial conocida como la Marecchiese, se halla el Mulino di Sandaci o Sandaccio. Al otro lado del puente, en el territorio de Novafeltria, existe otro molino muy antiguo, hoy transformado en restaurante (Spiga d’Oro). El historiador Adimari en 1616 escribía que en el valle del Conca, junto al río, corrían numerosos canales de molinos, y otro estudioso, Guerrieri, afirmaba que entonces existían 76 molinos (en el italiano de la época mollini) accionados por el movimiento de las aguas del río. El agua en esta zona abundaba, por lo que no se requería la realización de fosos. Sí era necesario, en cambio, efectuar continuas labores de mantenimiento en las presas y las canalizaciones a causa de las frecuentes crecidas e inundaciones. Hoy quedan los vestigios de nada menos que 63 establecimientos, todos ellos registrados, si bien no todos definitivamente identificados como molinos: 43 en la riba izquierda desde Misano Adriatico, pasando por San Clemente, Monte Colombo, Montescudo, hasta Montecopiolo; y 20 en la orilla derecha, desde San Giovanni in Marignano, pasando por Morciano di Romagna, Montefiore Conca, Gemmano hasta Montecopiolo. Algunos molinos del territorio de Morciano, como el Balzi y el Leardini di Sotto, aun habiendo sido restaurados han ido mantenido su aspecto original. Otro muchos sin embargo, a finales del siglo XVIII fueron objeto de ampliaciones en las que se les agregaron nuevas molederas para moler bellotas (cuya harina se utilizaba como alimento animal), el azufre usado para fabricar pólvora (denominada “polvo negro”) y el glasto empleado para elaborar un tinte de color añil. Al diversificar la producción se incrementaban las ganancias. 68 69 70 arriba Campos de Coriano abajo Campos de Santarcangelo di Romagna Los molinos de glasto En la parte alta de los valles del Marecchia y el Conca se puede emprender un viaje al pasado para descubrir una de las actividades productivas locales más importantes hasta finales del siglo XVIII: el cultivo del glasto. El glasto es una planta herbácea que se cultivaba en muchos sitios de Europa. Durante unos cuatro siglos (del XIV al XVII) fue el principal recurso de muchas zonas de los Apeninos. Se utilizaba para teñir de azul la ropa, el añil de Piero della Francesca. El color era fruto de un proceso de elaboración complejo que y dio lugar a una floreciente actividad económica. Así fue hasta que el azul obtenido con el glasto fue substituido por el añil procedente de las Indias. La economía ligada al glasto queda testimoniada por las numerosas muelas o molederas diseminadas por todo el territorio riminés. Algunas se encuentran abandonadas en los campos, junto a caminos y carreteras. Otras han sido reutilizadas de las maneras más diversas: como base para cruces, para adornar jardines o, ahuecadas, como abrevaderos. Su forma permite identificarlas fácilmente: la muela que funcionaba como base fija presenta unos canales dispuestos radialmente por los que salían la pasta y el líquido residual. Lugares de la memoria El sistema de museos de la provincia presta una gran atención a la relación entre antropología y tecnología. Existen museos dedicados a la cultura popular, las tradiciones, costumbres, vida cotidiana, trabajo y desarrollo tecnológico. Todos estos temas se tratan a la vez de manera muy atractiva y con rigor científico. Hay cuatro museos sobre el mundo agrícola: el MET-Museo Etnográfico de Santarcangelo di Romagna, primero en ser fundado y punto de referencia para los demás, el Etnográfico de Valliano, en Montescudo, el del Arte Rural, en Sant’Agata Feltria, y el museo extendido del Pan, en Maiolo. Y además, como se ha dicho en capítulos anteriores, el Museo del arte de la molienda, en el Mulino Sapignoli, en Poggio Berni. A través de estos espacios de exposición se entra en un universo a menudo desconocido a pesar de no estar muy lejano en el tiempo. Contemplar los restos y las ambientaciones, reales o reconstruidas, es una forma fascinante de sentir de cerca la relación con la tierra, el sentido de las acciones y el esfuerzo cotidianos, de las creencias y las usanzas de nuestros abuelos, aún vivas hace cuarenta o cincuenta años y que la modernidad ha ido reemplazando. En el territorio riminés, sobre todo en el litoral, este mun- 71 arriba Vista de Talamello abajo Vista de Sant’Agata Feltria do se ha visto modificado con extraordinaria celeridad debido a las transformaciones de la economía y a la mentalidad, en rápida evolución, de la industria del recreo turístico de sol y playa. Leña y carbón En la montaña, en los frondosos bosques de Sant’Agata Feltria, Casteldelci y Pennabilli, las áreas más abruptas de la provincia, entre precipicios, cañones y terrenos forestales llenos de matorrales y árboles de tala, se repiten inmutables, desde tiempos inmemoriales, los ritos cíclicos que acompañan las estaciones. Nos referimos al ciclo de la leña y el fuego, perfectamente representado por la llama sofocada de las carboneras, que hoy, por suerte, pueden encontrarse aún por los senderos, recorridos a pie o a caballo, de estos lugares. Cuando nos encontramos con las fascinantes pilas de leña preparadas por los carboneros, parecidas a volcanes, sentimos algo mágico en el ambiente. Son unas construcciones magníficas: unas sabias manos disponen de modo fascinante la leña, preparada para producir carbón. Dos son los procedimientos. Para obtener carbonilla se excava un hoyo y se tapa con una plancha, que después se irá levantando lo justo, el tiempo adecuado para generar una lenta y sosegada combustión de la leña pequeña en el interior de la cavidad. Así se crea la carbonilla, conformada por esos trozos de carbón menudos, ideales para parrilladas y barbacoas. Para conseguir carbón, en cambio, se necesita leña noble colocada pieza por pieza en vertical hasta configurar una forma poco menos que semiovoide de hasta tres metros de altura. Con gestos que se han ido transmitiendo de generación en generación desde hace milenios se llevará a cabo una serie de meticulosas operaciones: sobre la leña bien dispuesta se colocan tepes de césped (formando la denominada calzolatura, es decir el calzado, la base), después hojas y por fin mantillo (para configurar la denominada camicia, o sea, la camisa). En lo alto de la carbonera se deja una abertura, la boca del horno por la que se alimenta la combustión. Cuando el fuego empieza a crepitar la carbonera cobra vida. Por los resquicios, como en las fumarolas de los volcanes, durante días y días (hasta doce), va saliendo un humo intenso. Cuando la carbonera deja de respirar, se espera a que se enfríe se quita la camisa y se observa si el carbón está listo. Estas son también las tierras de los leñadores, que cortan y recogen leña para las estufas y los hogares. El de leñador es otro oficio que no se improvisa, que requiere un saber antiguo. Y como en el caso de los 72 73 74 arriba Castañar en Montefiore Conca abajo Trufas y setas carboneros se conoce su procedencia, pero nunca se sabe adónde pueden dirigirse. Forman equipos de trabajo que se desplazan con varios vehículos y pernoctan en cabañas provisionales dotadas de modestos lechos. A pesar de que el asno ha sido reemplazado por el todo terreno y de que hoy día todas las tareas están mecanizadas, no deja de ser una dura labor, que se realiza durante todo el año, dada la profusa utilización, incluso en las ciudades, de estufas y hogares. El sotobosque de setas y trufas Paseando por los senderos y colinas rimineses, sobre todo en verano y otoño, es fácil encontrárselos, con y sin perros, en grupo o en solitario: son los buscadores de setas y trufas. Los que llevan perros buscan trufas, claro. Aquí abundan, sobre todo las negras. Pero no faltan tampoco las preciadas blancas, en tiempos de carestía casi tan valiosas como el oro. No hay más que ver los precios de venta en ferias como la de Sant’Agata Feltria, que se celebra todos los domingos de octubre, llamada Feria nacional de la trufa blanca preciada. Mondaino también dedica una feria a este conocido tubérculo, junto a otros productos. Se llama Fossa, tartufo e Cerere (Queso de hoyo, trufa y Ceres) y tiene lugar en otoño. El día dedicado al precioso Tuber Mag natum suele ser el tercer domingo de noviembre. Estas tierras también son un auténtico paraíso para los buscadores de setas. Un paraíso rico y generoso, pues brinda toda clase de especies: desde los comunes porcini (en español, las setas calabaza) hasta los ovuli (las oronjas), los chiodini (las armilarias), las mazze di tamburo (los parasoles) y las manine (los pies de gallo). E incluso las más raras, como las variedades primaverales: no hay más que pensar en la famosa seta prugnolo (en español, nazarón), a la que se dedica una feria, de casi treinta años de antigüedad, a finales de mayo en Miratoio di Pennabilli. Además de setas y trufas esta es también tierra de espárragos silvestres, collejas, rapónchigos, borrajas, malvas, amapolas y tantas otras saludables hierbas campestres. Castañares benéficos Algunos bosques en forma de isla de la provincia están constituidos por castañares que en octubre brindan paseos deliciosos a pesar de que la recolección de castañas, por laderas abruptas y con temperaturas nada suaves, no es precisamente fácil. Suele gustar, sin embargo, a peque- 75 arriba Casteldelci y Monte della Faggiola abajo Prados y castañares de Talamello ños y adultos y se puede practicar tanto en la parte alta del valle del Marecchia, en las inmediaciones de Talamello, Uffogliano, Perticara, San Leo y Casteldelci, como en la parte alta del valle del Conca, en Montefiore Conca y Gemmano. Y en el mes de octubre en ambos valles, en el eje de Talamello y Montefiore Conca, se celebran ferias de la castaña y se organizan visitas y recolección guiadas. A las distintas localidades se accede fácilmente y en determinados casos es posible negociar con los propietarios de los terrenos un permiso para un día de recolección, que puede resultar de lo más ventajoso. En Montefiore, en el monte Faggeto, se extiende uno de los bosques más importantes de la provincia, tanto por la presencia de ejemplares muy viejos como por la flora especialmente rara que lo puebla. Todo ello en un patrimonio paisajístico de extraordinario valor. Otros castañares que conforman el núcleo de Montefiore son los de Case Suore, Monte Maggiore y Monte Auro. En Uffogliano di Novafeltria, sin embargo, se encuentra el castañar más conocido del valle del Marecchia, denominado Giungla dei cas tagni, donde se erguía, sobre un espolón de roca, el antiguo castillo llamado “castellaccio”. Toda la cima está recubierta por un espeso bosque; incluso las ruinas del castillo se ven invadidas por la vegetación en varios puntos. Otros bosques de castaños, incluso más extensos, se encuentran en el monte Pincio, en Talamello, monte Ercole y monte Benedetto, frecuentados en su tiempo por los contrabandistas de la pólvora, que en ellos se ocultaban perseguidos por los gendarmes papalinos primero y por los del Reino de Italia después. Cabe mencionar asimismo los castañares de Casteldelci, característicos de la vida de montaña y fuente de subsistencia. La introducción del cultivo del castaño probablemente se debe a algunos monjes que durante la Edad Media se establecieron en los valles, pero podría remontarse a la época romana. El sustento material no ha sido el único beneficio que la población local ha obtenido del castaño. La expansión de su cultivo se ha visto favorecida por otras actividades importantes. Entre ellas, en el valle del Marecchia, la extracción del azufre. Para afirmar las galerías, incluso a cientos de metros de profundidad, se utilizaban puntales y vigas de castaño, cuya madera es una de las más duraderas de Europa. Con la llegada de la era industrial el castaño perdió gran parte de su importancia. Los árboles frutales, afectados además por graves enfermedades, fueron abandonados y en las décadas subsiguientes a la segunda guerra mundial, el progresivo bienestar aflojó el vínculo centenario existente entre el hombre y el castaño. El cultivo del castaño, del que hoy se 76 77 78 Reserva Natural y Grutas de Onferno ocupan unos pocos aficionados, se ha ido viendo relegado a una superficie cada vez más limitada. Frutos no más olvidados El poeta Tonino Guerra les dedicó un museo, que definió como de los Sabores. Se trata del Huerto de los frutos olvidados, que durante más de veinte años le ha transmitido a Pennabilli un mensaje no sólo poético, pues determinadas especies de frutos -cuyo cultivó se había abandonado junto con las casas de labor, las eras y los huertos de los campesinos- se han recuperado, han recobrado vida para volver a ofrecer los sabores, aromas y colores de antaño. La sensibilización derivada de esta singular instalación ha hecho que cada vez más personas busquen estos árboles frutales y los protejan. A menudo en las colinas se encuentran antiguos árboles que dan frutos como manzanas de la rosa, manzanas limoncillo, herrumbrosas, membrillos, peras “volpine”, reinetas, acerolos, frutos de cornejo, serbas, nísperos, mirabolanos, escaramujos, majuelos, endrinas, enebro… Se trata de especies que antaño constituían la base de la economía rural y que hoy se están redescubriendo. Quien no tenga demasiadas ganas de buscarlas por el territorio podrá observarlas y comprar sus frutos en la Festa dei frutti dimenticati (Fiesta de los frutos olvidados) que se celebra en octubre en Pennabilli o bien ir a Saludecio a finales de abril, donde tiene lugar, desde hace más de veinte años, la feria dedicada a los productos naturales, denominada Saluserbe. Además de exposiciones, congresos y encuentros incluye el Mercatino di primavera para los amantes de la naturopatía, la medicina y la cocina alternativa. 6. Grutas naturales e hipogeos misteriosos El territorio riminés cuenta con grutas naturales que merecen ser recorridas y atravesadas. En la antigüedad eran consideradas tan misteriosas que por sus tinieblas se ganaron el apelativo de Inferno (infierno). Hoy se conocen como las Grutas de Onferno, en el territorio de Gemmano. En Santarcangelo di Romagna hay otras grutas que merece la pena visitar. No son naturales, fueron practicadas por el hombre a lo largo de siglos y siglos. Se trata de los hipogeos, cuyo origen no se conoce, lo cual incrementa el misterio y las hace todavía más fascinantes. Diseminados por la provincia existen asimismo pozos, graneros, galerías y subterráneos que han tenido distintos usos y que nos reservan agradables sorpresas. 79 Reserva Natural y Grutas de Onferno Grutas de Onferno Desde 1810 el lugar se llama Onferno, nombre que substituyó al de Infernum o Inferno, considerado demasiado “diabólico” por el obispo de Rímini de la época, Gualfardo. La denominación original, sin embargo, aludía directamente a la peculiaridad de este lugar: la existencia, bajo el espolón de roca sobre el que surge la localidad (documentada desde 1231), de un conjunto de grutas que se desarrolla a lo largo de más de 850 metros por las vísceras de la veta de yeso del valle del río Conca. Algunos estudiosos han identificado estas cavernas con el lugar en el que se inspiró el poeta Dante Alighieri para describir el infierno de la Divina Comedia y ha hallado hasta ochenta analogías entre el paisaje de las grutas y el descrito en el poema, empezando por una de las puertas de acceso. De hecho muchos testimonios certifican la presencia de Dante en estas tierras durante su exilio. Según el historiador Ugolini el poeta llegó aquí en 1305, fecha que efectivamente corresponde con el paso de Dante por Romaña. En cualquier caso lo cierto es que este gran espacio subterráneo, en aquel entonces en gran parte inaccesible, suscitaba inquietud y miedo. Hoy día este territorio, aun siendo muy escabroso, nada tiene de infernal. Su encanto, sin embargo, ha permanecido inalterado. O quizás incluso se haya visto incrementado gracias a otra de las particularidades de la gruta: la caverna, en efecto, alberga una colonia de quirópteros (murciélagos) de más de seis mil ejemplares, pertenecientes a seis especies distintas por lo menos, todas ellas inofensivas, especialmente interesantes desde el punto de vista científico y protegidas por estar en peligro de extinción. Estas hermosas grutas se hallan en un entorno medioambiental no menos interesante, protegido desde 1991 gracias a la institución de la Reserva Natural Orientada de Onferno, cuyos paisajes y peculiaridades se pueden admirar recorriendo los varios senderos que la atraviesan. El público puede acceder a una parte de las cavernas a través de visitas guiadas, recorriendo un primer sendero exterior que desde una altitud de 300 metros aproximadamente desciende hasta el bosque, situado a 196, donde se halla el punto de acceso a un verdadero cañón subterráneo, a lo largo del cual se pueden admirar espacios de lo más sugestivos. Recorriendo el corredor principal creado por la erosión del agua se podrán ver, entre otras maravillas, brillantes cristales de yeso por doquier, paredes y techos alisados y cincelados por el curso antiguo del torrente y numerosas formaciones calizas. Se pasa por diversas salas y angosturas y la existencia de varias entradas en el hipogeo propicia una excelente ventilación. La iluminación se consigue con linternas monta- 80 81 82 Grutas de toba de Santarcangelo di Romagna das en los cascos de protección que se proporcionan a los visitantes para poder disfrutar tanto como se pueda de la belleza natural de la gruta y, sobre todo, para molestar lo menos posible a los animales, tratando de respetar el hábitat de la preciosa colonia de murciélagos que ha elegido la Sala Quarina (la mayor sala del conjunto de grutas) como lugar en el que las hembras jóvenes dan a luz, cada año, a más de 1700 pequeños. A pesar de que no se puede acceder a este ámbito protegido para salvaguardar a los murciélagos, la visita a las cavernas no deja de constituir una magnífica oportunidad para observar de cerca a estos mamíferos tan singulares. La visita, de poco más o menos una hora y media de duración, está guiada por personal cualificado. Por razones de protección de la fauna, prevé la entrada, por turnos, de grupos reducidos de personas. Por ello se aconseja efectuar la reserva con cierta antelación. Se recomienda llevar calzado cerrado y con una buena suela -pues la humedad puede hacer resbaladizo el suelo-, así como prendas de abrigo y/o anoraks incluso en verano, porque la temperatura en el interior ronda siempre los 10-12 ºC. Después de la visita, al volver a subir al bosque, se pueden observar los efectos del contraste térmico entre el interior de la gruta y sus alrededores, que ha marcado el entorno exterior determinando un microclima particular que favorece el crecimiento de especies botánicas raras para la zona. Hipogeos misteriosos Representan el fenómeno más vistoso e importante de Romaña, donde los pozos y las galerías subterráneas son muy frecuentes. Un sistema tan amplio y complejo como el de Santarcangelo di Romagna, sin embargo, es único. El casco antiguo surge sobre un inmenso retículo de misteriosos hipogeos, muchos de ellos conectados entre sí, en cuyo interior hay grandes espacios circulares, salas, nichos, galerías y pasillos. De notable interés y valor arquitectónico, presentan tamaños y formas diferentes, y están organizados y articulados de distintas maneras. Todo el collado -llamado monte Giove (monte de Júpiter), el mons Iovis de la época romana, donde no se descarta que se practicaran cultos en homenaje al padre de los dioses- es atravesado por más de quinientas cavernas, denominadas grutas tobosas, más de doscientas de las cuales están registradas. A pesar de la investigación y los estudios realizados todavía no se conocen con exactitud su origen ni su función primigenia, no se ha establecido una datación precisa y las hipótesis al respecto son innumerables. Lo cierto es que configuran una fascinante ciudad subterránea constituida por una gran trama de espacios dispuestos a varios niveles. Si bien con algunas variantes 83 Fosos para la maduración del queso en Talamello arquitectónicas, presentan rasgos comunes, como la orientación constante y la libertad en el desarrollo planimétrico con respecto al trazado de las calles. Desde el punto de vista tipológico pueden dividirse en tres categorías principales: salas en forma de paralelepípedo o de cubo con funciones de almacenaje de víveres; galerías de forma compleja y elaborada, no adecuada para ningún uso utilitario y que no se pueden considerar de un único tipo; cavidades con estructura de “peine”, con un pasillo o corredor central inclinado, flanqueado por nichos y brazos laterales, a veces numerosos, que en la mayoría de ocasiones termina en un amplio espacio de forma circular del que radialmente salen cavidades o nichos semicirculares o rectangulares, a menudo absidales. De hecho las propias salas tienen ábsides. La estructura, además, está dotada de largos pozos de ventilación. Cabe destacar la gruta Felici, que, después de la amplia rampa de acceso, presenta un vasto espacio rectangular con dos filas de pilastras que lo dividen en tres naves, más o menos como si fuera una basílica. Además, alineado con la rampa de acceso, tiene un atrio de dos ábsides en el que se abre una sala circular. La similitud con grutas parecidas de Francia y de determinados lugares de Asia Menor, ha llevado a algunos estudiosos a relacionarlas con un posible uso religioso y a considerarlas lugares de culto pagano o ermitas paleocristianas. Concretamente creen que quizás fueran basílicas rupestres de las comunidades de monjes basilianos, representantes del monaquismo oriental en Occidente. Existen documentos históricos por los que se sabe que estos hipogeos se conocían ya en el siglo XV, momento en el que ya se aludía a su existencia desde tiempos inmemoriales. A partir del siglo XVIII la documentación vinculada con los mismos es mucho más abundante: apunta con frecuencia a la utilización de los hipogeos como almacenes de víveres, armas y vino. Más allá de la falta de información concluyente sobre su origen y función, hay que destacar lo sugestivo que resulta recorrerlos por su extraordinaria fuerza evocativa. El placer de verlos justifica incluso un largo viaje. Previa reserva se pueden visitar todos los días, a menudo incluso por la noche. Se encuentran también debajo de edificios y viviendas, por lo que es posible que algún particular esté dispuesto a mostrarlos; no resultará difícil establecer un primer contacto en uno de los restaurantes o tascas del núcleo medieval. Hoyos y graneros Cuando no existían los frigoríficos conservar los alimentos era imperativo. Entonces se recurría a heladeras. En Coriano y en Santarcangelo di Romagna hay muchos ejemplares de ellas, del período malatestiano, que 84 85 86 Fosos para la maduración del queso en Mondaino se pueden visitar y contemplar. Además se pueden ver graneros construidos para almacenar trigo y cereales: no hay más que recorrer las calles del centro histórico de San Giovanni in Marignano y de Santarcangelo di Romagna. También hay hoyos, excavados tanto en suelos tubosos como en terrenos de arenisca, en los que conservar, o mejor, hacer madurar el queso. El denominado “formaggio di fossa” (“queso de hoyo”) se considera una delicia para el paladar de los glotones y los entendidos. Desde tiempos remotos existe esta tradición, que fue retomada con esmero y rigor científico en los años 70 y 80 del siglo pasado. En los hoyos los quesos cobran el aroma del lugar en que se encuentran: de madera, de trufa, de musgo... El sabor va de dulce a picante o a amargo, según la leche y los hoyos utilizados. Estando enterrado tres meses, de agosto a noviembre, sale distinto, con un olor más fuerte y recio, igualmente comestible. Aquel olor de ayer es el aroma de hoy. Para degustar su sabor y ver los hoyos hay que dirigirse a Talamello, en el valle del Marecchia, donde en noviembre tiene lugar la feria del Ambra (en español “ámbar”) di Talamello, como el poeta Tonino Guerra quiso denominar al queso “enterrado” (si bien los expertos prefieren hablar de afinación y no propiamente de enterramiento) durante tres meses en los hoyos, que aquí son unos quince. En Sant’Agata Feltria y en Perticara también se sirven de fosos para la maduración. En el valle del Conca se ha retomado la tradición con rigor, sobre todo en Mondaino, donde el tercer domingo de noviembre se puede probar el queso recién “sfossato”, es decir, recién sacado del foso. De aquellos hoyos emana un aroma tan intenso que se propaga, embriagador, por todo el pueblo en fiestas. 87 CAPÍTULO III PARQUES 88 El “mar verde” de la provincia de Rímini, un territorio fascinante que presenta todo tipo de recorrido y ofrece paisajes espectaculares, brinda su mejor expresión en los parques naturales. En primer lugar el Interregional del Sasso Simone e Simoncello: 4847 hectáreas, repartidas entre las provincias de Rímini (municipio de Pennabilli) y Pesaro-Urbino, con el Museo Natural de Pennabilli, que también es centro de visitas. El Parque Natural tiene un rebollar de los más extendidos de Italia y dos mesas que parecen sacadas de los paisajes de Colorado y Arizona. También en el valle del Marecchia, uno de los dos principales de la provincia, el Oasis de la fauna de Torriana, donde se encuentra también el Observatorio Natural del Valle del Marecchia y cuyo punto de atracción son las vetas de yeso, también en Torriana. Enfrente está el Oasis de Ca’ Brigida, en el término municipal de Verucchio, y adyacente al mismo el Centro de educación medioambiental del WWF. Y en Poggio Berni el parque conocido como della Cava (de la cantera), dedicado al importante yacimiento de fósiles del Marecchia, que se encuentra en el álveo del río. En el valle del Marecchia hay varios senderos para caballerías. Además, los practicantes de los descensos en canoa/kayak pueden disfrutar del propio río. En el valle del Conca hay dos parques. En 1878 en el curso del río fue construida una presa que formó el lago denominado embalse del Conca y lo introdujo en el parque fluvial llamado paisaje protegido del Torrente Conca. El otro parque es el del Marano, que está equipado para visitas y estancias y linda con la República de San Marino. Y en Mondaino se halla el Centro de educación medioambiental del Arboreto, llamado parque Arboreto, un jardín botánico, antigua plantación experimental de flora mediterránea, de nueve hectáreas, especializado en árboles y arbustos, que incluye más de seis mil especies de árboles, con dos bosques, pequeñas selvas, un estanque y senderos señalizados. Finalmente, en Gemmano se encuentra la conocida Reserva natural orientada que comprende las Grutas de Onferno: 274 hectáreas protegidas por su indudable valor natural. 1. Parque Natural Sasso Simone e Simoncello Es una de las zonas naturales más bonitas de la península. Incluye un rebollar de los más importantes de Italia y dos mesas que recuerdan el paisaje de los cañones norteamericanos. El parque, que limita con la reserva natural toscana del mismo nombre, dentro del municipio de Sestino, en la provincia de Arezzo, se halla en el antiguo territorio de Montefeltro, repartido entre las regiones de Emilia-Romaña y Las Marcas, y está a 40 km de la costa romañesa. El paisaje, de colinas y montes, comprende los relieves de los Sassi Simone e Simoncello, el monte Canale, el monte Palazzolo, con alturas que van de los 670 a los 1415 metros, y el monte Carpegna, cima del parque y divisoria de los valles del Foglia y el Marecchia. El territorio del parque es término municipal de seis ayuntamientos: Carpegna, Frontino, Montecopiolo, Piandimeleto y Pietrarubbia, en la provincia de Pesaro-Urbino, y Pennabilli, 89 Parque Natural Sasso Simone e Simoncello en la provincia de Rímini. El Ente encargado de la gestión del parque, instituido mediante la Ley Regional n° 15 de 28/4/1994, ha ido revalorizando progresivamente esta área, que ya de por sí tenía un enorme valor histórico, natural y medioambiental. Actualmente está en proceso de aprobación la ley para la institución del Parque Interregional. El elemento morfológico más significativo de la zona es el claro contraste entre los abruptos afloramientos calcáreos, que forman los principales relieves, y aquellos en los que predomina la arcilla, que dan lugar a un paisaje de lomas más suave y armonioso. Geología. Desde el punto de vista geológico toda la superficie del Parque natural regional del Sasso Simone e Simoncello está constituida por una vasta capa de terrenos caóticos heterogéneos denominados “Colada del valle del Marecchia”. Los terrenos que configuran la colada se formaron en el área de la actual región de Liguria. Desde allí se deslizaron lentamente hacia el este, encabalgándose sobre los originarios del área de Umbria, Las Marcas y Romaña. La erosión provocada por el agua, el viento y la nieve actuó sobre esta capa de modo selectivo, arrastrando mucho más rápidamente los materiales arcilloso-margosos más blandos y haciendo emerger, en relieve, los bloques constituidos por las rocas más duras. De este modo se originaron los “Sassi”. Los principales son los dos característicos relieves en forma de altiplano (mesas) denominados Sasso di Simone (1204 m) y Sasso di Simoncello (1221 m). Se hallan separados por una distancia de unos 300 metros, pero muy probablemente llegaron a estar unidos, según parecen demostrar los abundantes depósitos de detritos que se interponen entre ellos. Presentan una intensa fracturación, debida a la deformación tectónica que se está produciendo, muy evidente en los márgenes más orientados hacia el sur. Vegetación. Recorriendo los caminos del parque resulta evidente la extraordinaria diversidad de la vegetación. El área en torno a los dos Sassi está ocupada por un bosque de 800 hectáreas en el que predominan los rebollos. Relevante asimismo la presencia de especies como la haya, el carpe, tanto blanco como negro, el arce, el fresno, el serbal común y el mostajo. En el monte Carpegna y al este del Sasso Simone los bosques son de avellanos y arces, que en otoño tiñen las cimas con tonalidades cálidas. Las partes altas del monte Carpegna, antaño ocupadas por hayas y abetos blancos y después deforestadas, hoy albergan los prados y pastos que a finales de la primavera se recubren de numerosas especies de orquídeas. La vegetación a cotas inferiores a los 800 90 91 92 Parque Natural Sasso Simone e Simoncello metros se caracteriza por bosques en los que conviven numerosas especies arbóreas: melojos, rebollos, carpes negros, labiérnagos, arces campestres y arces napolitanos son las más comunes. Y entre los arbustos, el sanguiño, el cornejo y el avellano. El rebollo, especie del género Quercus, domina junto con el carpe blanco la vasta zona forestal mediterráneo-montana que, ocupando 800 hectáreas, se extiende desde el paso de la Cantoniera hasta los Sassi Simone e Simoncello y Valpiano. Este bosque conserva espléndidos ejemplares de acebo, varios tipos de arce, fresno grande y haya; en el sotobosque crecen numerosas especies herbáceas típicamente forestales como el ásaro y el martagón, mientras que en los márgenes del bosque prospera el aciano de montaña, especie rara en otros lugares y aquí muy común. En las solanas de los montes Canale, Cassinelle y Carpegna, dedicadas sobre todo a pastos, el paisaje vegetal se ve moteado por arbustos como el enebro común, muy abundante, y el rosal silvestre. En este entorno se encuentran asimismo el espino albar, el endrino y la zarza. En los bosques situados a cotas superiores a los 1000 metros, donde el clima es más fresco, predomina la haya, acompañada por el arce blanco y a veces por el tejo, el arce real, el codeso de los Alpes y el acebo, mientras que entre la hojarasca asoman los helechos. En la primera mitad del siglo XX la vertiente oriental del monte Carpegna fue reforestada con pinos negros, principalmente. Este bosque, si bien artificial, tiene un gran valor estético y medioambiental; además, en sus partes menos tupidas comprende varias especies arbóreas y herbáceas de flora espontánea. Los pastos del monte Carpegna, situados a cotas que van de los 1200 a los 1400 metros, se crearon antiguamente con la tala de bosques de hayas y probablemente también abetos. Al comienzo de la primavera el verde de estos prados se tiñe del color azul del croco, al que siguen diversos tipos de orquídeas y por último el cólquico, hacia el final del verano. La Ciudad del Sol. El corazón del parque oculta la Ciudad del Sasso, llamada Eliopoli, es decir, Ciudad del Sol, edificada por Cosme I de Medici a partir del 1560. Debía simbolizar el poder de la estirpe de los Medici en un área periférica de su estado que resultaba de difícil gobierno. Esta ciudad-fortaleza situada en la cima del Sasso Simone, de la que no ha quedado casi ningún vestigio, se construyó de acuerdo con los criterios urbanísticos tardorrenacentistas. Contaba con unas cincuenta viviendas de idénticas medidas, incluida la residencia del capitán. Comprendía asimismo un tribunal, cárceles y una capilla agregada a la vieja iglesia consagrada a San Miguel Arcángel. Disponía de casamatas, arsenales, un horno, una forja, un hoyo de fusión, un cobertizo para el 93 Parque Natural Sasso Simone e Simoncello mercado semanal y dos puertas de acceso. Varios caminos conectaban el Sasso con los castillos vecinos, y una vía “maestra” empedrada llevaba a Florencia. Se demostró que la idea estratégico-militar de crear una ciudad-fortaleza en el Sasso había sido tan osada que rozaba lo disparatado cuando el empeoramiento de las condiciones climáticas hizo poco menos que imposible la vida a cotas tan elevadas. En 1627 la fortaleza sólo contaba con 46 habitantes. Cincuenta años más tarde, ya desierta, había perdido su función de guarnición militar. Después el tiempo hizo el resto. Hoy, subiendo por el camino empedrado, todavía firme, de la antigua vía de acceso se hace intensa la emoción pensando en el coraje de aquellos que osaron echarle un pulso a la naturaleza de manera tan resuelta. Quedan bien visibles una gran cisterna de recogida de aguas pluviales para uso civil y otras dos para uso militar, parte de las estructuras de las murallas de defensa y, a través de la vegetación más espesa, restos de la calle que flanqueaba los cuarteles. En el amplio altiplano del Simone hay otras huellas del paso del hombre: la cruz, en memoria del asentamiento religioso, y algunos hallazgos, expuestos en el museo de Sarsina, que atestiguan la presencia humana en la edad del bronce, en torno al 1000 a.C. y durante las incursiones de los bárbaros. A lo largo de la historia la causa principal de las urbanizaciones del Sasso ha sido su valor estratégico: primero con los monjes benedictinos, en el siglo XII, después con los Malatesta en el XV y los Medici en el XVI. A los primeros se debe la construcción de una abadía dedicada a Sant’Angelo, probablemente sobre los fundamentos de una capilla de época longobarda (Sant’Angelo era el protector de los longobardos), a su vez erigida sobre un lugar de culto anterior. Los monjes benedictinos podían llevar a la práctica su lema “ora et labora” en unos parajes tan propicios para la plegaria y el trabajo como el Sasso y sus alrededores, con una gran abundancia de pastos y bosques, así como con una amplia posibilidad de sanear terrenos, actividad que justifica plenamente la fundación de un monasterio benedictino. La llegada de unos inviernos especialmente duros y la apertura de nuevas y más cómodas rutas de peregrinación contribuyeron a la decadencia de este convento, que sufrió un revés casi definitivo con la peste del 1348. El papa Pío II decretó su cierre en 1462, agregándolo al monasterio de Piandimeleto. Sólo quedó una pequeña iglesia consagrada a San Miguel Arcángel, frecuentada en los días festivos del verano hasta el último intento de repoblación acometido por Cosme I de Medici en 1566, tratando de emular la acción política y estratégica de Novello Malatesta, Señor de Cesena y Sestino. El duque mediceo ya había estado al mando de buena parte de Montefeltro varios años en torno al 1520, y en la política de reorganización del territorio la construcción 94 95 96 arriba Lobo itálico en el Museo Natural de Pennabilli abajo Puerco espín en el Parque Natural Sasso Simone e Simoncello de una ciudad-fortaleza en el Simone podía ser interesante para hacerse con el dominio del litoral Adriático. El sol radiante, símbolo de la nueva “ciudad ideal”, en efecto, resulta sintomático de la cultura y la estrategia militar de la época. El brusco cambio climático, sin embargo, así como las dificultades para conseguir el material necesario para llevar adelante la edificación y los numerosos obstáculos para armar la fortaleza desbarataron los planes de los Medici. En 1673 la guarnición militar fue abandonada, pues las motivaciones políticas para mantenerla activa habían cesado años atrás con la muerte de Francesco Maria II della Rovere y la devolución del ducado de Urbino a los Estados Pontificios. Fauna. Hoy el territorio de los Sassi está habitado por la fauna típica de los Apeninos centrales y cuenta con la presencia estable del lobo itálico, que antaño fue objeto de una caza desenfrenada. Constituye el hábitat de numerosas especies de animales salvajes: el zorro es el carnívoro más común, pero no faltan tampoco el gato montés, el tejón, que excava en los bosques sus características madrigueras, la pequeña y ágil comadreja, la garduña y el turón, mustélidos con marcados hábitos nocturnos. El menor y más frecuente de los ungulados es el corzo; su presencia era esporádica hasta hace unos treinta años, mientras que ahora se encuentra en todos los Apeninos. Por la noche, cuando oscurece o a primeras horas de la mañana resulta fácil verlo salir de la espesura para alimentarse en los claros y los eriales. El gamo, con el que es más difícil tropezarse, se distingue del corzo por su mayor talla y por sus astas palmeadas. El jabalí puede encontrarse, como en casi todos los Apeninos, gracias a la introducción, hace varias décadas, de ejemplares procedentes del centro de Europa con finalidades venatorias. Entre los mamíferos más pequeños son frecuentes la ardilla y el ratón de campo, que en la zona reforestada del monte Carpegna se alimentan de piñones. No faltan tampoco la musaraña, la rata de agua, el musgaño, al que le encantan las avellanas, el lirón, el topo común y el erizo. También el puercoespín, el mayor roedor de la fauna italiana, habita el territorio del parque, así como la liebre, presente sobre todo en los ecotonos. Son diversas las especies de quirópteros, sobre todo rinolófidos y vespertiliónidos. Entre los anfibios podemos citar el tritón crestado y el tritón moteado, la rana roja y la rana verde, la ranita de san Antonio y el sapo común, que se pueden encontrar en estanques efímeros y abrevaderos situados cerca de los pastos, mientras que el spelomantes prefiere depresiones húmedas y frescas. Fuera del parque pero cerca del Sasso Simoncello se ha detectado la presencia de la salamandra común. La víbora áspid es la única especie de 97 arriba Pennabilli con la nieve abajo Castillo de Pietrarubbia serpiente venenosa de la zona. Otros reptiles presentes son la culebra verdiamarilla, la culebra de Esculapio, la culebra de collar, la lagartija roquera, la lagartija italiana, el lagarto, el eslizón y la culebra de cristal. El parque de la fauna. Ocupa una superficie de 5,5 hectáreas. El recorrido por su interior consta de tres etapas fundamentales. La primera corresponde al conocimiento de los animales domésticos de pequeño tamaño como cabras, ovejas, mulos, animales de los que antes las familias de campesinos de la zona obtenían leche, carne y ayuda en las labores. La segunda etapa permite observar de cerca animales salvajes que se mueven libremente por todo el parque, como los corzos, que se alimentan en los claros y el sotobosque. Después están las ranas, sapos y tritones, cuyo entorno natural son los estanques. El recorrido se cierra con la llegada a un punto de observación en el exterior del parque desde el que se pueden ver jabalíes en total libertad buscando bulbos, tubérculos y bellotas o bañándose en el barro para limpiarse. En el interior se puede practicar el avistamiento de aves: se han dispuesto diversos puntos de observación, con bancos y numerosas cajitas-nido para los paseriformes, que en los matorrales hallan una gran variedad de bayas. Visitas. Las visitas al área protegida y al territorio de los municipios del parque puede satisfacer a toda clase de públicos: a los que buscan la belleza de los panoramas o el carácter sugestivo de una excursión en medio de la naturaleza, a los amantes de la buena mesa o a quienes van al encuentro de testimonios históricos en el territorio. Las visitas, con la compañía de los guías del parque, se realizan sobre todo en verano, si bien el servicio de guía para grupos organizados y colegios funciona todo el año. Existen numerosas propuestas de educación medioambiental para escolares. El mapa de senderos del parque se encuentra a disposición en la red: se puede acceder al mismo y descargarlo desde ordenadores y teléfonos de última generación. Se puede pasear por el parque a pie, a caballo o en bici de montaña. Además en su territorio se puede practicar la escalada. En Pennabilli, por ejemplo, en la pared de roca que se suele llamar “el gimnasio natural de Penna”, justo debajo del peñasco sobre el que se yergue lo que queda del castillo malatestiano. Centros de visitas y museo de Pennabilli. Dos son los centros de visitas: el de Pietrarubbia (PU), en la localidad de Pontecappuccini, y el de Pennabilli, que alberga asimismo el museo natural que lleva el mismo nombre. 98 99 100 Reserva Natural de Onferno Este, inaugurado en 2004 por el organismo que se encarga de la gestión del parque en colaboración con el ayuntamiento, es un espacio de gran interés, ya que ilustra las características del parque a través de una espectacular exposición de dioramas que presentan las principales especies animales en su entorno natural, fielmente reconstruido. Entre las reproducciones de animales que se exponen hay rapaces nocturnas y diurnas como la lechuza, el mochuelo, el búho común y el autillo. De gran valor el ejemplar de gato montés europeo, fruto de un insólito hallazgo en el interior del parque en 2002, así como el del lobo itálico. El museo, que tiene una orientación y unas finalidades principalmente pedagógicas, está dotado de un aula polivalente con pupitres multimedia apta para albergar talleres didácticos, proyecciones, seminarios y conferencias, así como actividades de investigación y estudio. Se trata, pues, de un espacio vivo, adecuado para la realización de actividades de muy distinto orden, desde talleres (de impresión con colores naturales según el método antiguo, del papel reciclado artístico, de la panificación natural, de observación y análisis de hallazgos con el estereomicroscopio) hasta excursiones guiadas de interés natural, histórico-cultural y deportivo. Y, obviamente, no puede faltar tampoco la aventura: excursiones nocturnas, el juego de la búsqueda del tesoro, pruebas de orientación, etc. 2. Reserva natural orientada de Onferno Nos encontramos en el municipio de Gemmano, en el Valle del Conca. La Reserva Natural Orientada de Onferno ocupa una superficie de 274 hectáreas de extraordinaria belleza que alberga unas grutas naturales de más de 850 metros de longitud. Se trata de un lugar protegido por su indudable valor naturalístico, pues atesora una densa y rica vegetación, una hermosa fauna salvaje, con algunas especies poco comunes, y muestra una particular conformación geológica, estrechamente ligada a las vetas de yeso emergidas y a sus barrancos. Es un territorio que se presta a la realización de excursiones y a actividades de observación naturalística y paisajística de primer orden, tanto a pie como en bicicleta, o incluso a caballo, siguiendo los varios senderos, señalizados, que lo atraviesan. Quienes gusten de la aventura podrán adentrarse en las grutas de yeso y efectuar un curioso viaje subterráneo acompañados por los guías de la Reserva. Grutas de Onferno. La visita a las grutas, guiada por personal cualificado, prevé bajar al bosque siguiendo un primer camino exterior que, desde una altitud de 300 metros aproximadamente desciende a 196 para llegar al punto de acceso a un auténtico cañón subterráneo, a lo largo del cual se pueden admirar espacios de lo más sugestivos. Recorriendo el 101 Interior de las grutas de Onferno pasillo principal creado por la erosión del agua se podrán ver brillantes cristales de yeso, paredes y techos alisados y cincelados por el curso antiguo del torrente y numerosas formaciones calizas. Se atraviesan diversas salas y estrechamientos y la existencia de varias entradas en el hipogeo propicia una excelente ventilación. Resulta espectacular la Sala Quarina (no accesible actualmente), también denominada Sala de los Mamelones, a causa de las grandes protuberancias cónicas de yeso que cuelgan del techo, que se encuentran entre las mayores de Europa de este tipo. Los auténticos “amos” de las cavernas son los más de seis mil murciélagos, de seis especies diferentes por lo menos, que pueblan los varios ámbitos subterráneos. Museo natural de la reserva orientada de Onferno. Creado en 1995 por el ayuntamiento de Gemmano, el museo naturalístico, dedicado a este territorio y su conformación, se halla emplazado dentro de la antigua parroquia de Santa Colomba. El edificio, del 1136, fue cuidadosamente restaurado tras los daños sufridos en la última guerra. En el mismo se exhiben numerosos restos naturales, maquetas y paneles ilustrativos, en algunos casos interactivos, que dan cuenta de la geología y la fauna de la zona: desde muestras de roca hasta la maqueta de las grutas, de la vida de los murciélagos a dioramas dedicados al corzo y otros mamíferos, así como a aves y anfibios, en un itinerario imaginario que nos descubre la reserva natural y sus habitantes. No sólo grutas. El personal de la Reserva propone a lo largo de todo el año un calendario repleto de actividades, iniciativas y talleres didácticos dirigidos a familias, grupos de estudiantes y a todos los visitantes con el objeto de difundir el conocimiento de estos lugares, sus peculiaridades y cómo protegerlos y conservarlos. Quirópteros y fauna en general, botánica, geología, sostenibilidad e historia son sólo algunos de los temas en los que se puede profundizar o sobre los que se puede aprender algo nuevo participando en uno de los muchos eventos que se celebran en el museo naturalístico, en la sala multimedia del museo, en la fonda o bien in situ, en los senderos de la Reserva. Consultando el sitio web oficial del área protegida o poniéndose directamente en contacto con el personal se podrá recibir información actualizada acerca de los eventos programados dentro del período de visitas a Onferno. 3. Oasis de la fauna de Torriana y Montebello En un suave paisaje de colinas, las peñas sobre las que se sitúan Torriana, Montebello y Saiano son un cofre de riqueza sin igual. Esta es la ra- 102 103 104 arriba Vista de Montebello abajo Monasterio de Sant’Igne en San Leo zón por la que con inteligente visión de futuro, hace ya mucho tiempo, aquí se instituyó un Oasis de la fauna. Ocupa 1200 hectáreas y fue creado con el objetivo de proteger un territorio interesantísimo por su geología, vegetación y fauna, dominado por gigantescos peñascos, balsas de roca que hace 35 millones de años, provenientes del Tirreno, se encallaron clavándose en densas masas de arcilla. Ello explica el contraste evidente entre estos caprichosos peñones, impactantes para la vista, y las dulces ondulaciones de las lomas autóctonas. Entre las diferentes rocas y suelos se libran verdaderos “combates” que provocan deslizamientos, desprendimientos y derrumbes a menudo perceptibles a simple vista. La flora presente es muy rica, gracias al clima, típico de la zona de transición entre el clima continental de los llanos del Po y la acción moderadora del Adriático. En el norte, donde hay más humedad, predominan los bosques; en el sur los prados, con algunas laderas yermas. Sin embargo incluso en estas existen formas de vegetación, especies tenaces y resistentes. Es el caso de los géneros Sedum y Sempervivum que, con sus hojas grandes y carnosas, retienen el agua. Además presentan cierta vellosidad, que contribuye a limitar la transpiración, tienen colores claros para rechazar las radiaciones solares y un desarrollado aparato radical que les permite anclarse mejor al suelo. En los prados son frecuentes las gramíneas y la olorosa perpetua amarilla, el ajenjo y la ruda, mientras que en las inmediaciones del río predominan los arbustos, entre los que destacan la retama, el enebro, el terebinto y el quejigo no evolucionado a la forma arbórea. El mantenimiento de este ecosistema ideal, ha permitido la repoblación animal. Las numerosas especies de anfibios y reptiles son un buen indicador del excelente estado de salud del entorno natural, como también la nutrida fauna avícola, presente con nada menos que 135 especies. En los barrancos y en el monte bajo se pueden ver aves rapaces como el cernícalo vulgar, el ratonero común y el aguilucho cenizo, así como especies migratorias comunes. Entre los mamíferos se pueden observar el puercoespín y el corzo, que moviéndose con desenvoltura se acercan hasta el río para beber. Observatorio natural de Valmarecchia. Está situado dentro del Oasis de protección de la fauna de Montebello. Resulta la ubicación idónea para poder ofrecer la oportunidad de descubrir in situ las fantásticas particularidades del valle. El observatorio está estructurado en dos secciones que tratan sendos aspectos específicos del territorio. En la amplia sala del primer piso se ven representados los varios entornos naturales que se pueden encontrar en el valle del Marecchia: en el acuario-terrario se pueden contemplar las especies vegetales y animales que pueblan las aguas del río. La segunda planta está de- 105 arriba Acantilado de Verucchio abajo, a la derecha Excursión en el Oasis de Ca’ Brigida abajo, a la izquierda Escalada libre dicada a los aspectos geológicos y geomorfológicos de la zona y a la relación entre el hombre y el territorio. Incluye asimismo una amplia colección de fósiles del Plioceno, rocas y minerales característicos del valle. Fuera del edificio hay un sendero que traza un itinerario circular en torno al burgo de Montebello y brinda la posibilidad de observar y reconocer varias especies de plantas. 4. Oasis de Ca’ Brigida en Verucchio Se encuentra en el valle del Marecchia, en el municipio de Verucchio, concretamente en la localidad llamada “Il Doccio”. Ocupa 17 hectáreas de las vertientes y el fondo del valle del arroyo conocido como Rio Felsina, que en buena parte lo atraviesa. Comprende bosques, cultivos y una casa de labranza flanqueada por un parque. Además incluye asentamientos pertenecientes a la antigua civilización villanoviano-verucchiana. La fauna se compone de corzos, puercoespines, tejones, rapaces diurnas y nocturnas, y varias especies de anfibios y reptiles. Entre los servicios cabe destacar la casa de acogida, con una sala de exposición que exhibe testimonios materiales de la historia natural del valle, así como el centro de documentación y la biblioteca del WWF. Y también la hospedería, el vivero, el centro de recuperación de animales salvajes, el jardín de las mariposas, el de las plantas antiguas y los campos de trabajo. La propiedad le fue donada al ayuntamiento por el señor Gustavo Voltolini, socio del WWF, que escribió un testamento dedicándolo justamente al WWF. Esta última institución gestiona el Oasis, una de las más de cien reservas de las que se ocupa. Está abierto todo el año. Los grupos y las escuelas tienen que reservar con antelación. La visita dura una hora aproximadamente. Verucchio, además, es uno de los lugares ideales del valle del Marecchia para practicar la escalada libre. Los aficionados a este deporte suelen disfrutar del acantilado situado justo debajo del antiguo convento agustiniano, hoy Museo Arqueológico Villanoviano. Dentro de este mismo municipio pero en el anejo de Villa Verucchio, muy cerca del río Marecchia existe la posibilidad de jugar al golf, en un bonito campo de 18 hoyos. 5. Paisaje protegido del torrente Conca El Paisaje protegido del torrente Conca, recientemente instituido por la administración de la provincia de Rímini, promueve la mejora medioambiental del entorno fluvial a través de intervenciones de renaturalización, de recuperación de los humedales y de realización de una red integrada de itinerarios, áreas de descanso y puntos didácticos y de información. 106 107 108 arriba Campo de golf en Villa Verucchio abajo Campo de golf en San Giovanni in Marignano Concretamente el conjunto de itinerarios para viandantes y ciclistas entre el litoral y el interior constituye un sistema de integración, conexión y cohesión urbana que comunica las ciudades costeras y el interior con el entorno fluvial. En la actualidad en su ámbito existen áreas dedicadas a parques. Entre estas se encuentra el Parque Natural y Urbano del Conca, en Morciano, donde se desempeñan de forma integrada y con fines ecológicos actividades recreativas, culturales y productivas para garantizar el disfrute del Parque y su ósmosis completa con el sistema urbano histórico. Ofrece una amplia y agradable acogida con itinerarios y zonas de descanso equipadas. Dentro del Paisaje protegido del Conca se halla asimismo el embalse artificial homónimo; constituye el núcleo del paisaje protegido por su flora y su fauna acuática, que se pueden contemplar recorriendo sus márgenes o desde el observatorio del WWF, situado en la orilla izquierda. Justamente en la parte donde está situado el embalse, cerca del autódromo Misano World Circuit, en Santa Monica di Misano Adriatico, se ha creado un Oasis para la protección de la fauna salvaje llamado Oasis del Conca. Ello pone de manifiesto el carácter estratégico de la zona con respecto a los flujos migratorios de las aves, que en estos parajes encuentran el entorno idóneo para detenerse y alimentarse en los períodos de migración, en primavera y verano. En el lago artificial las aves acuáticas hallan el hábitat apropiado para pasar el invierno: sus orillas, perfectamente conservadas desde el punto de vista ecológico, resultan ideales, con sus espesos cañaverales y arbustos, para la nidificación de los pequeños pájaros. En las inmediaciones es digno de ser visto el arroyo conocido como Rio Agina. Después, más allá de la autopista, bajo los puentecillos, sin dejar de seguir el arroyo que a partir de un punto determinado está canalizado y cubierto, se llega al Parque Mare Nord de Misano Adriatico, situado junto a la carretera del litoral. El río se presta a ser disfrutado en muchos de sus tramos: vale la pena aprovechar la ocasión que ofrecen las pistas para bicis que lo bordean y que son objeto de intervenciones de mejora, como por ejemplo el camino de unos 11 kilómetros que desde Morciano di Romagna, pasando por San Giovanni in Marignano, llega hasta el mar, a la altura del municipio de Cattolica o la pista que desde Morciano lleva, “remontando” el río, hasta Montefiore Conca y Gemmano. En San Giovanni se ha creado un nuevo campo de golf de 18 hoyos equipado, además, con una escuela para principiantes. 109 La Riviera Adriatica vista desde el Castillo di Montescudo 6. Oasis de la fauna del Conca Fue creado en 1991 por la administración de la provincia de Rímini. Incluye el torrente Conca entre Morciano di Romagna y su desembocadura, en una extensión de 702 hectáreas. Comprende el álveo y los terrenos inundables, dentro de los municipios de Cattolica, San Giovanni in Marignano y Morciano en la ribera derecha y de Misano Adriatico y San Clemente en la orilla izquierda. Se recomienda visitar el área recorriendo las pistas para ciclistas y viandantes que costean las dos ribas. El Observatorio ornitológico se encuentra en el margen izquierdo del embalse artificial, en la Via Sant’Ilario, y está señalizado en las vías de comunicación principales. Se trata de una estructura prefabricada de madera que presenta un blindaje exterior con rendijas. El edificio está provisto de aberturas para el avistamiento de aves (birdwatching) y de elementos didácticos. El pantano artificial y el Oasis albergan garcetas, garzas reales, garzas blancas, martinetes comunes, avetorillos comunes, cigüeñuelas, limícolas, gaviotas, córvidos y varios paseriformes. Entra las especies raras que se pueden avistar están la cigüeña blanca, la cigüeña negra, la espátula común y el pelícano. Dentro del embalse, cuando hay aguas altas, aparecen patos, ocas, cormoranes y podicipédidos. El somormujo lavanco, algunas especies de rállidas y anátidas utilizan el pantano artificial como lugar de reproducción. 7. Parque fluvial del Marano No muy distante del litoral, es un parque sorprendente por su exuberante naturaleza y su rica fauna. Alberga numerosos mamíferos y aves, come garcetas, abubillas, cucos y martín pescadores. Se extiende a lo largo de la cuenca del río del mismo nombre. Dispone de áreas equipadas con servicios y zonas de descanso. Resulta perfecto para realizar paseos por alguno de los muchos caminos que a menudo bordean el río. En su tramo intermedio, que forma parte de los términos municipales de Coriano y Montescudo, atraviesa suaves lomas onduladas, amplios valles y cimas redondeadas llenas de vegetación arbórea y arbustiva. No falta tampoco el bosque, espléndido, constituido por encinas blancas, álamos blancos y varias especies de sauces en la zona de Fiumicello, que linda con San Marino. El área que conforma el bonito parque, creado por el ayuntamiento de Coriano con gran sensibilidad, va de Ospedaletto hasta la frontera con San Marino y se utiliza para un sinfín de actividades que se pueden desempeñar en marcha o bien permaneciendo en un lugar. La parte equipada comprende el lago, en el que se puede practicar la pes- 110 111 112 Colinas de Mondaino ca deportiva, y varios círculos hípicos. En los alrededores hay muchos sitios dignos de ser visitados. Uno de los más reseñables es el Bosque de Albereto, en el municipio de Montescudo, que ocupa una superficie de 25 hectáreas y ofrece, entre otras delicias, moras, setas, trufas y espárragos silvestres. En la aldea homónima se encuentra el castillo medieval Castrum Albareti, uno de los asentamientos de la Señoría de los Malatesta, desde el que se puede gozar de una espléndida vista sobre la costa romañesa que va desde Milano Marittima hasta el promontorio de Gabicce. Se puede llegar hasta el parque siguiendo itinerarios para viandantes y ciclistas o bien a caballo. En la ruta histórica en torno al Marano, en el término municipal de Coriano, pueden visitarse los restos de nada menos que siete castillos medievales. El más importante es el de la propia localidad de Coriano. Los demás son Cerasolo, Passano, Mulazzano, Besanigo, Monte Tauro y Vecciano. Subiendo al bonito burgo histórico de Montescudo nos encontramos con la tradicional elaboración de la terracota, vinculada desde la antigüedad a la naturaleza del suelo autóctono. 8. Centro de educación medioambiental del Arboreto de Mondaino A pocos kilómetros de la elegante población de Mondaino, en la localidad de Bordoni, se halla el Parque Arboreto, un jardín botánico, antiguo arboreto experimental de flora mediterránea, de nueve hectáreas, especializado en árboles y arbustos, que incluye más de seis mil especies de árboles, con dos bosques, pequeñas selvas, un estanque y senderos señalizados. Es un Centro de educación medioambiental que se pone a disposición de los visitantes, en el que se desarrollan proyectos de investigación y estudio. Fundado con la contribución de la administración de la provincia de Rímini, forma parte de la red provincial INFEA (de información, formación y educación medioambiental) y persigue sus mismos objetivos. Se propone como lugar en el que llevar a cabo actividades didácticas y recreativas dirigidas a colegios, familias y adultos. A través de visitas guiadas y talleres se pretende reforzar la relación entre la creatividad, el arte, el juego y la naturaleza. El arboreto, en efecto, puede emplearse como un válido instrumento con el que fomentar la cultura de la sostenibilidad y revalorizar el patrimonio local. El entorno natural, especialmente sugestivo, favorece un enfoque y un método de trabajo interdisciplinario y “sensorial”. Un núcleo de operadores ha reconstruido sus orígenes, condición previa fundamental para poder desarrollar una acción de conservación bien programada y efectuar intervenciones de mejora y recuperación. Las principales especies arbóreas aquí presentes han sido censadas y 113 arriba Vista desde Mondaino abajo Fósil en la sección de paleontología de los Museos de Mondaino catalogadas en setenta vitrinas expuestas y consultables en el aula didáctica multimedia del centro. En esa misma aula también hay una biblioteca, que actualmente atesora unos trescientos volúmenes sobre medio ambiente, entre otras materias. El proyecto, además, prevé la organización de cursos de puesta al día, congresos, conferencias, exposiciones temáticas y actividades varias entre las que cabe mencionar tareas editoriales, de investigación y de estudio. En el parque recientemente se ha introducido, como componente del paisaje, un teatro con hospedería, concebido y realizado con la forma de una gran hoja posada sobre el césped, con construcciones en consonancia con el lugar y en armonía con el entorno. Sin solución de continuidad se proponen unos cursos, denominados PerCorsi, cuyo propósito es trazar una línea de comunicación entre el arte y la naturaleza. Las clases versan sobre las artes escénica y visual, sobre el paisaje y su cultura, sobre los lenguajes contemporáneos y las terapias naturales. No lejos de Val Mala, valle de notable interés natural y cultural, como ya se ha apuntado anteriormente, en el casco antiguo de Mondaino, en el espacio de los Museos Municipales, existe una importante sección que documenta los orígenes geológicos del territorio. Sección Paleontológica de los Museos de Mondaino. Dedicado a la formación y la conformación del territorio, el Museo Paleontológico da cuenta de los extraordinarios fenómenos que se produjeron hace millones de años, cuando el área era un enorme lago salado de entre cien y doscientos metros de profundidad que abarcaba la superficie correspondiente a los actuales territorios de Mondaino, Montefiore Conca y Saludecio. La evaporación lo fue secando a lo largo de milenios, lo cual permitió la fosilización de los organismos animales y vegetales que lo poblaban. Por ello en estos parajes abundan los fósiles, en parte hallados ya en el siglo XVIII en Mondaino, pero estudiados sobre todo a partir de 1983, cuando un desprendimiento llevó a efectuar una campaña de excavaciones sistemática. El museo exhibe fósiles, concretamente los ictiolitos aquí encontrados. De enfoque didáctico, presenta la etapa más antigua de la historia del planeta haciendo referencia a un largo período que los estudiosos sitúan entre el Mioceno y el Pleistoceno, la edad Mesiniana, que se remonta a hace unos seis millones de años. Se expone una gran cantidad de fósiles de la campaña de excavación, junto con otros que son fruto de hallazgos correspondientes a distintos momentos en otras partes del territorio: muchas 114 115 116 Parco della Cava (parque de la cantera) en Poggio Berni especies de peces fósiles, algunas de ellas muy raras, además de moluscos, equinodermos y elementos vegetales terrestres. Una especie fósil aquí encontrada y que no parece tener parangón con las de otras zonas, es la de un pez linterna denominado Ceratoscopoles miocenicus. En las vitrinas, junto a peces de modesto y pequeño tamaño, se exponen algunos dientes de tiburón, hecho que demuestra que en el lago también había peces grandes, como el Procacharodon megalodo, un tiburón gigantesco que podía alcanzar una longitud de hasta treinta metros, muy común en la época miocénica. El museo se encuentra en la planta baja del castillo malatestiano, del siglo XIV, adyacente a una espléndida plaza semicircular con pórticos. 9. Parco della Cava (parque de la cantera) Es el parque dedicado al importante yacimiento de fósiles del Marecchia. Se halla en el municipio de Poggio Berni, en el lecho del río. Su institución resulta de lo más oportuna, porque con el parque se ha podido sanear desde el punto de vista medioambiental una zona afectada por la cantera que allí había y también porque se encuentra cerca del yacimiento de fósiles. Unos estudios realizados a partir de los años 60 indicaban la presencia de fósiles en el río Marecchia. Al poco tiempo se detectó la existencia de un importante yacimiento de estos. En 1981 tuvo lugar la primera campaña de excavaciones, guiada con criterios científicos por el director del Museo Cívico de Historia Natural de Verona, lugar donde en gran parte se hallan conservados los fósiles encontrados en aquella campaña. En 1982, 1983 y 1984 se organizaron otras, en las que se devolvieron a la luz más de dos mil piezas. La mayoría de los fósiles corresponden a peces, pues en el Plioceno toda la zona del yacimiento estaba cubierta por aguas saladas. Se muestra un número considerable de ejemplares de gran interés: muchos de estos géneros jamás habían sido encontrados en la cuenca del Mediterráneo. Entre estos fósiles hay varios que corresponden a peces que hoy día sólo viven en aguas tropicales y subtropicales como las de los océanos Índico y Pacífico. El parque fue inaugurado el 20 de mayo del 2000 y se construyó con la contribución de las administraciones públicas de la región de EmiliaRomaña y de la provincia de Rímini. La visita, gratuita previa reserva, se articula en dos momentos: el primero corresponde a la proyección de diapositivas y la visión de material didáctico relativo a los fósiles; en el segundo se accede al parque. 117 CAPÍTULO IV SENDEROS SUGESTIVOS 118 Los itinerarios a pie que van del n° 1 al n° 7 se han seleccionado de: Sentieri. Percorsi riminesi tra natura e storia (Senderos. Recorridos rimineses entre naturaleza e historia) Guía de excursiones de la provincia de Rímini Ente promotor: Provincia de Rímini, Consejería de medio ambiente Asociaciones involucradas: WWF de Rímini y CAI de Rímini Editor: Provincia de Rímini Autores: Lino Casini, coordinación técnica y editorial Loris Bagli, textos descriptivos del entorno natural Giovanni Fabbro, fichas de descripción topográfica Año: 2009 No disponible en edición de papel. Disponible para ser descargado en el sitio web de turismo de la Provincia de Rímini en la siguiente página, exclusivamente en lengua italiana, http://www.riviera.rimini.it/publication/sentieri.html Los senderos de Montefeltro, del n° 8 al n° 10, han sido seleccionados por Lino Casini, que los ha extraído de: Itinerari escursionistici del Montefeltro (Itinerarios de excursiones de Montefeltro) Circuito de excursiones del Alto Valle del Marecchia, Comunidad de Montaña del Alto Valle del Marecchia, escala 1:25.000 Un agradecimiento especial a la Asociación de cultura medioambiental “D’là dé foss” de Pennabilli por su activa y competente colaboración Leyenda SS = Strada Statale (carretera nacional) SP = Strada Provinciale (carretera provincial) La numeración y las señales de los itinerarios han sido colocadas por el CAI (Club Alpino Italiano). 119 Senderos de excursionismo Valle del Marecchia Itinerario 1 - De Rímini a Ponte Verucchio a pie y en bici, orilla derecha del río Marecchia Itinerario 2 - Ponte Verucchio, Montebello, Torriana Itinerario 3 - De Montebello a Monte Matto Valle del Conca Itinerario 4 - Del lago de Faetano a Montefiore Conca Itinerario 5 - De Mondaino al Castillo de Cerreto Itinerario 6 - De la desembocadura del torrente Conca a Molino del Cerro, pista para viandantes y ciclistas, orilla izquierda Valle del Marano Itinerario 7 - Parque del Marano, Cerasolo, Mulazzano, Vecciano Valmarecchia (recorridos que no figuran en la guía provincial “Sentieri”) Itinerario 8 - De Villa Maindi (Pennabilli) a Badia Mont’Ercole (Sant’Agata Feltria) Itinerario 9 - Dorsal derecha del Valle del Marecchia: de Scavolino a Miratoio Itinerario 10 - Dorsal izquierda del Valle del Marecchia: de Villa di Fragheto a Monte Loggio Itinerario 1 De Rímini a Ponte Verucchio, pista para viandantes y ciclistas, orilla derecha del río Marecchia municipios de Rímini, Santarcangelo, Verucchio Numeración CAI: 017 Longitud: 20,6 km Desnivel: -1 + 117 metros Dificultad: para excursionistas Duración: 6h 40’ Rímini, puente de Tiberio Nos dirigimos a la Via Circonvallazione Occidentale, dirección mar, a pocos metros del punto de entrada del puente de Tiberio, en la parte izquierda. Recorremos un camino bordeado por una empalizada hasta llegar al Parco Marecchia (XXV Aprile) siguiendo la pista de la izquierda. 120 121 122 Campo de golf y camino para bicis en Villa Verucchio Parco Marecchia (XXV Aprile) Se atraviesa el parque hasta llegar a orillas del torrente Ausa, que se cruza siguiendo una rampa a la derecha que baja al lecho encementado para subir enseguida al margen derecho del río Marecchia (en caso de que el torrente baje lleno servirse del puente para peatones, muy cercano). Orilla del Marecchia El cómodo camino de tierra batida nos lleva al paso inferior de la SS16; se sigue por la riba derecha del río hasta dejar atrás la autopista A14 y se llega a un campo de tiro al plato flanqueado por un restaurante; a la izquierda a lo largo de todo el recorrido se van dejando atrás desvíos que llevan a la SP258 Marecchiese y, más adelante, a la SP49 en dirección Santarcangelo. Tiro al plato Se prosigue hasta la pista de aeromodelismo, se llega al área del corrimiento de tierras que obliga a desviarse tomando una variante a la izquierda; al cabo de unos 300 m se vuelve al trazado hasta llegar a las ruinas de un viejo puente sobre el río Marecchia; se prosigue hasta el paso inferior de la SP49 y continuando se llega al lago Santarini, junto al cual hay una cantera. Lago Santarini Tras dejar a la izquierda un desvío, a la altura de un recodo se llega a un punto panorámico situado en la localidad de Molino di Terrarossa. Campo de golf Siguiendo de nuevo la pista se deja a la izquierda la población de Corpolò y se llega al campo de golf, donde la pista recorre un largo trecho del perímetro sudoeste y después sigue adelante hasta el punto panorámico sobre las gargantas del Marecchia. Gargantas del Marecchia Se prosigue dejando a la izquierda el desvío que lleva a la SP258 y la población de Villa Verucchio para llegar al Parco Marecchia. Parco Marecchia Recorremos el margen del parque en toda su anchura y vamos rebasando desvíos a nuestra izquierda (se deja a la izquierda una flecha del CAI dirección Pieve), proseguimos hasta girar a la izquierda en un corto tramo en subida para llegar hasta la vieja Via Marecchiese de Ponte Verucchio. Aquí termina la pista para viandantes y ciclistas. 123 arriba Cicloturistas en Maiolo abajo La costa vista desde Verucchio Itinerario 2 Ponte Verucchio, Montebello, Torriana municipio de Torriana Numeración CAI: 03 / 03A Longitud: 16,1 km Desnivel: +393 -393 metros Dificultad: para excursionistas Duración: 4h 45’ Ponte Verucchio En el aparcamiento de la salida de Ponte Verucchio ir a la izquierda, en la dirección que señala la flecha del CAI, recorrer el tramo asfaltado hasta la bifurcación, donde se irá a la izquierda, después de la barrera, por la pista para bicis hasta la bifurcación de Case Palazzo. Bifurcación de Case Palazzo Seguir recto hasta la bifurcación de Madonna di Saiano, continuar por el camino de la derecha, que va a Montebello, hasta la fuente Fontebuona, de agua potable, y subir hasta la cruz de hierro, donde se irá a la derecha hacia la hornacina. Hornacina Ir a la derecha unos 30 m y después a la izquierda por el sendero; tras una subida corta pero empinada bajar a la izquierda en dirección al Passo del Lupo. El camino termina en la amplia curva de la SP120, cerca de la parada del autobús. Parada del autobús Se recorre la SP120 en dirección a Torriana; dejando atrás el desvío a la derecha que va a Saiano y la localidad de Gessi se llega a la bifurcación de Castello, donde se baja unos 500 m en dirección a Torriana; a la izquierda, al lado del aparcamiento, comienza el sendero de las Scalette. Scalette Una vez recorrido el breve trecho del camino se toma el sendero de la izquierda, empinado y en algunos tramos expuesto al vacío, hasta llegar al mirador situado frente al castillo, donde se va a la izquierda siguiendo el camino que nos llevará a la bifurcación de la torre, donde iremos a la derecha para bajar hasta el restaurante. Restaurante Inmediatamente a la izquierda se sube hacia la cima del Monte Borgelino; 124 125 126 arriba Castillo y senderos de Torriana cuando lleguemos a la segunda bifurcación iremos a la izquierda. Cima del Monte Borgelino Bajaremos siguiendo las marcas de las figuritas humanas de piedra hasta llegar al quiosco; aquí recorreremos un breve tramo de carretera en dirección a Torriana, iremos a la derecha tomando la Via Poggiolo hasta llegar a la aldea de Palazzo. Palazzo Antiguo burgo en restauración; desde aquí se vuelve en dirección a Saiano para girar a la izquierda en dirección a Ponte Verucchio. Ponte Verucchio En el aparcamiento termina el recorrido. Itinerario 3 De Montebello a Monte Matto municipio de Torriana Numeración CAI: 03A / 05 Longitud: 5,9 km Desnivel: -203 +203 metros Dificultad: para excursionistas Duración: 1h 30’ Inicio Se recorre en coche la SP120 Torriana-Montebello y antes de las curvas que suben a Montebello se gira a la derecha para tomar la Via Sabioni. En el cruce con Via Scanzano nos mantenemos en la izquierda y aparcamos cerca del área de descanso de La Fontanaccia. La Fontanaccia Seguimos y, tras dejar atrás el desvío a la izquierda, que va a Montebello, (señalado por una hornacina), llegamos a una cruz de hierro, situada a la izquierda, en el punto donde confluyen la Via Sabioni y la Via Rontagnano. Cruz de hierro Bajamos por la Via Rontagnano; a la altura del caserío doblamos a la derecha hasta llegar a las ruinas de Pian di Porta; seguimos adelante por la pista hasta llegar a la bifurcación de Case Rontagnano. Bifurcación de Case Rontagnano Se deja a la izquierda una hornacina, se abandona la pista para tomar un camino por el que se sigue hasta llegar a otra bifurcación. 127 arriba Peña y Santuario de Saiano abajo Castillo de Montefiore Conca Aquí se gira a la izquierda tomando el sendero que va a Monte Matto, que seguiremos hasta llegar a la siguiente bifurcación. Bifurcación El sendero se divide: a la derecha rodea Monte Matto; a la izquierda lleva a la cima del monte. Cima de Monte Matto Una vez en la cima seguiremos recto por el sendero que baja en dirección sudoeste para después volver a subir brevemente por un tramo de camino ligeramente expuesto al vacío y a continuación bajar de nuevo hasta alcanzar otra bifurcación. Bifurcación Giraremos a la derecha tomando un ancho sendero (a menudo embarrado) que rodea Monte Matto. Ignoraremos el sendero de la derecha, que sube al monte, y seguiremos para volver a la bifurcación desde la que, tomando el sendero de la derecha, habíamos subido hacia la cima de Monte Matto. Bifurcación Vamos a la izquierda y avanzamos hasta la siguiente bifurcación, donde nos mantendremos a la derecha tomando el camino que lleva a la bifurcación de Case Rontagnano. Bifurcación de Case Rontagnano Regresamos por la pista que habíamos recorrido a la ida y siguiendo en dirección a Montebello volvemos a las ruinas de Pian di Porta. Pasamos de nuevo junto a la cruz de hierro y nos dirigimos al aparcamiento de la Fontanaccia, punto donde había comenzado nuestro paseo. Itinerario 4 Del lago de Faetano a Montefiore Conca municipios de Montescudo, Monte Colombo, Gemmano, Montefiore Numeración CAI: 019 Longitud: hasta Chitarrara 8,2 km, de Chitarrara a Montefiore 10 km Desnivel: 1er tramo +411 -375 metros; 2° tramo -233 +471 metros Dificultad: para excursionistas Duración: 7h 20’ Al punto de partida se llega desde Ospedaletto di Coriano recorriendo un trecho de la Via Montescudo hasta alcanzar la Via Parco del 128 129 130 Campos de Coriano e imágenes del Valle del Conca Marano, que hay que tomar yendo hacia la derecha y recorrer hasta el Lago di Faetano. Se aparca en las inmediaciones del estanque. Lago di Faetano El sendero comienza a 200 m de la frontera con San Marino. Tras dejar la carretera se gira a la izquierda para tomar el camino que lleva al torrente Marano, que hay que vadear. Se sigue recto hasta la bifurcación. Allí giraremos a la izquierda para llegar hasta lo alto de la subida ignorando las dos posibilidades de desvío que nos encontraremos. En lo alto de la subida Seguiremos por un sendero perfectamente visible que nos llevará a la población de Montirolo. Allí seguiremos la carretera en la que se inserta el sendero que lleva a la localidad de Albereto. Albereto Nos mantendremos en la carretera hasta donde se cruza con la SP131 en dirección Montescudo. SP 131 Se gira a la izquierda tomando la carretera que sube hasta llegar a la bifurcación de Casa Falconi. Allí se gira a la derecha y se avanza hasta alcanzar la bifurcación en la que tomaremos la dirección Monte S. Felice d’Albereto. Bifurcación de Monte S. Felice A la altura de una casa situada a la izquierda de la carretera, giraremos a la izquierda tomando un camino que se empina. Se llegará a la cima del monte S. Felice, donde se verán las ruinas de una iglesia. Seguiremos por el sendero hasta llegar a una carretera. Allí iremos a la derecha y subiendo coronaremos la cima de Montescudo. Cima de Montescudo Se baja hasta la bifurcación de Via Monte y Via Comanduccio; se va a la izquierda hasta la rotonda, se recorre un trecho de la SP131 en dirección a Montescudo y se llega a la bifurcación con Via della Rocca. Bifurcación de Via della Rocca Giramos a la izquierda hacia el centro de Montescudo, recorremos un tramo de Largo Borgo Malatesta y giramos a la derecha tomando la Via Torgnano, que seguiremos hasta la bifurcación en dirección a Torgnano. 131 Lavadero y colinas de Monte Colombo Bifurcación de Torgnano Seguimos manteniéndonos a la derecha, llegamos a otra bifurcación en la que hay una hornacina dedicada a la Virgen y giramos a la izquierda tomando el camino que nos ha de llevar hasta las ruinas de un caserío. Ruinas del caserío Dejamos atrás las ruinas manteniéndonos a la izquierda y tomamos una pronunciada curva a la izquierda en dirección a la zanja. Se sube por el prado en dirección a Monte Colombo hasta un olivo que se encuentra a la derecha del sendero en lo alto de la cuesta. De aquí nos dirigimos a un camino que se adentra entre los árboles, bordeamos la zanja por la izquierda, superamos una ondulación y cruzamos un sendero que lleva al lavadero de Monte Colombo. Cruce del sendero del lavadero Avanzamos cuesta arriba hasta llegar a la carretera de Via Ca’ Mini, que tomaremos yendo a la izquierda en dirección al centro de Monte Colombo. A la altura de la iglesia iremos a la derecha para tomar la Via Borgo y, manteniéndonos a la derecha, seguiremos recto cuesta abajo siguiendo la Via Colombara hasta llegar a la Via Lazzaretto. Via Lazzaretto Recorreremos 350 m hasta llegar a la carretera, en la localidad de Salgareto. Aquí giraremos a la derecha, dejaremos atrás el cruce de Via Piggiole con Via Salgareto y seguiremos recto hasta alcanzar la SP18, que cruzaremos para llegar hasta Chitarrara. Chitarrara Tras atravesar la SP18, seguiremos por el camino de tierra hasta llegar a un cruce. Allí giraremos a la derecha en dirección al río Conca, que vadearemos (ojo si baja lleno) para alcanzar la orilla derecha. Orilla derecha del Conca Seguiremos recto por la pista que se adentra entre los árboles hasta llegar a la carretera. Nos mantendremos a la izquierda y acometeremos un trecho de subidas y bajadas. Algo después de una amplia curva llegaremos al santuario de S. Maria di Carbognano. S. Maria di Carbognano Se avanza cuesta arriba un buen rato ignorando varios posibles desvíos hasta llegar a la SP132 en dirección a Gemmano en la localidad de Villa. 132 133 134 Paisajes de Saludecio SP132 Recorremos la carretera provincial yendo cuesta abajo a la izquierda para llegar en seguida a un cruce. Allí doblamos a la derecha para tomar la Via delle Fonti, que recorreremos hasta la confluencia de tres caminos. Nos mantendremos a la derecha sin abandonar la Via delle Fonti. Llegados a la siguiente bifurcación, doblaremos a la izquierda para tomar el sendero que nos llevará a la Via Farneto. Via Farneto Cruzamos la carretera para tomar a la izquierda, en una pronunciada cuesta abajo, la Via Borghetto, que seguimos hasta llegar a la Via Farneto. Allí seguimos cuesta abajo hasta el cruce con un sendero. Tomamos el camino de la derecha y avanzamos hasta Casa Casino. Casa Casino Seguimos por el sendero hasta alcanzar el fondo del valle del Rio Ventena de Gemmano. Rio Ventena Giramos a la izquierda tomando el camino de tierra que nos permitirá bordear a lo largo de un buen trecho la orilla izquierda del arroyo, para después pasar a la riba derecha. Por esta, ignorando todo posible desvío, llegaremos a una bifurcación señalizada con flechas del CAI. Allí giraremos a la derecha para tomar el sendero n° 19, bien señalizado, que seguiremos hasta el aparcamiento del santuario de la Madonna di Bonora. Aparcamiento del santuario Girando a la derecha alcanzaremos la explanada situada delante de la iglesia. Aquí tomaremos la carretera en dirección a Montefiore y, tras recorrer 300 m, giraremos a la izquierda para tomar el sendero que lleva a Borgo Pedrosa. Seguiremos cuesta arriba la Via Borgo Pedrosa hasta entrar en el pueblo de Montefiore. Itinerario 5 De Mondaino al Castillo de Cerreto municipios de Mondaino y Saludecio Numeración CAI: 019 / 09 Longitud: 14,6 km Desnivel: -638 +638 metros Dificultad: para excursionistas Duración: 4h 45’ 135 Vista de Mondaino Mondaino Saliendo del aparcamiento situado al pie de las murallas del municipio nos adentramos en el parque Le Fratte y lo cruzamos. Al final doblamos a la derecha tomando la carretera hasta llegar a la Via Fonte Leali. Allí proseguimos por la izquierda en dirección a las instalaciones deportivas y, justo después de la curva, al borde de una explanada, en el lado izquierdo, comienza el sendero. Bajamos por un trecho escalonado hasta el punto en que nos metemos por un camino de tierra. Giramos a la derecha hasta llegar a una verja, que cruzamos avanzando hasta tomar un sendero a la izquierda, al borde de un olivar. Tras unos 200 m giramos a la derecha subiendo por una cuesta empinada hasta llegar a una carretera que termina en Ca’ Antonioli. Carretera Antonioli Vamos a la izquierda, en bajada, y avanzamos unos 300 m. Al borde de una amplia curva doblamos a la derecha para tomar un sendero cuesta abajo hasta un foso. Se sube sin tomar ningún desvío hasta llegar a una casa de color anaranjado y se sigue hasta alcanzar una pista de tierra. Aquí doblamos a la izquierda subiendo por un camino. Rodeamos unas ruinas y avanzamos por la izquierda para poco después girar a la derecha justo antes de llegar a la confluencia de tres caminos de S. Teodoro. Tres caminos de S. Teodoro Avanzamos en dirección a S. Teodoro a lo largo de 1400 metros hasta Ca’ Fariani. Allí giramos a la izquierda tomando el camino de una finca que baja de forma muy pronunciada hasta llegar a una pista de tierra, donde giramos a la izquierda en dirección al puente sobre el arroyo Ventena, donde continuamos a la izquierda en dirección a las casas de Palazzi por un camino de tierra que bordea el arroyo. Case Palazzi Giramos a la izquierda y volvemos a cruzar el arroyo Ventena. Seguimos en dirección a las casas de Pontia y poco después llegamos a Cerreto Castello, lugar perteneciente al municipio de Saludecio. Cerreto Castello Aquí vamos a la izquierda por la carretera. Recorremos unos 200 m y doblamos a la izquierda tomando el sendero que lleva a Calbianco. Calbianco Seguimos manteniendo la izquierda, a la altura de una hornacina 136 137 138 arriba Castillo de Cerreto abajo Plaza Mayor de Mondaino giramos a la izquierda en dirección al monte Baicano. Tras unos 900 m llegamos a un punto panorámico, donde tomaremos el sendero de la izquierda. Una vez alcanzada una bifurcación giraremos de nuevo a la izquierda y después seguiremos recto hasta las ruinas de Ca’ Mainardi. Ca’ Mainardi Aquí giramos a la derecha en dirección al burgo de S. Teodoro, desde donde regresamos a la confluencia de tres caminos de S. Teodoro. Tres caminos de S. Teodoro Tomamos otra vez el sendero que lleva a Mondaino y doblamos a la izquierda al cabo de unos 250 m. Rodeamos la casa de color anaranjado y tomamos el camino que lleva al foso. Foso Subimos hasta tomar la carretera que lleva a Ca’ Antonioli. Carretera de Antonioli La recorremos cuesta arriba a lo largo de unos 300 m para después retomar un sendero a la derecha marcado por un palo de telégrafos. Palo de telégrafos El sendero baja empinado hasta cruzarse con otro sendero, gira a la izquierda para confluir, tras un corto trecho, en un camino que lleva a la verja. Verja Cruzamos nuevamente la verja y tras un corto trecho doblamos a la izquierda para tomar el camino escalonado. Al final de este camino retomamos la carretera, dejamos a la izquierda un desvío y proseguimos manteniéndonos a la izquierda. Al final del tramo cuesta arriba giramos a la izquierda para volver a atravesar el parque Le Fratte y llegar a Mondaino. Mondaino En el aparcamiento situado al pie de las murallas termina el recorrido. Itinerario 6 De la desembocadura del torrente Conca a Molino del Cerro, pista para viandantes y ciclistas, orilla izquierda municipios de Misano Adriatico y San Clemente Numeración CAI: 037 139 arriba Campos de Coriano y Monte Titano abajo Portoverde en el municipio de Misano Adriatico Longitud: 7,8 km Desnivel: +37 metros Dificultad: para turistas Duración: 2h 20’ Desembocadura del Conca, orilla izquierda En las inmediaciones de la dársena de Portoverde, se sale de la playa y se recorre el sendero que costea la ribera izquierda del torrente Conca. Se transita por el paso inferior de Via Litoranea Sud y de la vía del tren y después, siguiendo una curva, se llega a la riba del torrente donde empieza el camino de tierra. Comienzo de la pista En seguida se pasa por debajo de la SS16, después el camino se introduce en una callejuela en la localidad de Molino Calce para volver a convertirse en camino. Camino Se “remonta” el río, se pasa por debajo de la autopista A14, se gira a la derecha para tomar un camino de grava que lleva hacia el gran embalse del Conca. Se llega a una bifurcación. Bifurcación de Ca’ Signori Se ignora el desvío a la derecha y se sigue recto a lo largo del embalse hasta un entradero, junto a una barrera situada al principio de una pista, que permite acceder al área protegida del Observatorio Ornitológico y llegar al Centro de Visitas. Centro de Visitas, Observatorio Se sigue a lo largo del embalse, con la posibilidad de contemplar las aves desde los puntos de avistamiento instalados. Saliendo del Observatorio se sigue por el sendero, se bordea un brazo del embalse, después, en las cercanías de una calle con viviendas, el sendero baja por la ribera del pantano para después volver a subir y cruzar un dique fluvial. Seguimos adelante por el sendero, que después gira a la derecha alejándose del curso del torrente para llegar a un camino que lleva a Ghetto Fondi. Ghetto Fondi Seguimos por el camino en dirección sur, dejamos atrás un restaurante y llegamos a una bifurcación que tomaremos a la izquierda para volver al sendero que costea el torrente Conca. Seguiremos por este sendero hasta alcanzar una pista blanca que 140 141 142 arriba Parque Marano abajo Torrente Marano tomaremos girando ligeramente a la izquierda. Tras recorrer 350 m llegaremos a un cruce, en las inmediaciones de un puente, en la localidad de Molino del Cerro. Molino del Cerro Aquí termina el recorrido, ya que más adelante el sendero se hace impracticable. Para regresar, además de desandar el camino andado, se puede cruzar el puente y tomar el sendero de la izquierda, que sigue la riba derecha del torrente Conca. Itinerario 7 Parco del Marano, Cerasolo, Mulazzano, Vecciano municipio de Coriano Numeración CAI: 033 / 031 Longitud: 10,5 km Desnivel: -362 +362 metros Dificultad: para turistas Duración: 2h 45’ Parco Marano Saliendo del aparcamiento seguir la carretera provincial hacia el oeste a lo largo de 400 m para llegar hasta la bifurcación de Via Vecciano. Tomar la Via Vecciano yendo a la derecha y después de la confluencia con la Via Loreta proseguir hasta la bifurcación de Via del Fagiano. Bifurcación de Via del Fagiano Tomar la Via del Fagiano yendo a la izquierda, recorrer un corto tramo de carretera que después se convertirá en camino de tierra hasta llegar a la bifurcación de Via Palombara. Tomar la Via Palombara yendo a la izquierda por la carretera hasta llegar al cruce con Via Monte. Bifurcación de Via Monte Girando a la derecha tomar la Via Monte, asfaltada, y tras recorrer unos 400 m en bajada girar a la izquierda para tomar la Via La Roncona, también asfaltada. Al final del trecho asfaltado seguir yendo a la izquierda por la pista de tierra para llegar hasta Villa Irene. Villa Irene Aquí termina la pista de tierra. Seguimos recto por la vereda herbosa 143 El mar visto desde San Giovanni in Marignano hasta llegar, entre el follaje, al cauce del arroyo Mortella. Vado del arroyo Mortella La vereda llega a la parte alta de la confluencia de dos cauces: para vadear sólo una vez giramos a la derecha y caminamos unos 50 m por la riba derecha del arroyo bordeando los límites de un campo cultivado. Una vez cruzado el arroyo, atravesamos un corto trecho de intricado matorral, doblamos a la derecha para tomar un camino campestre en dirección norte y subimos por una cuesta empinada que nos llevará a las casas de Fantini. Casas de Fantini Giramos a la izquierda tomando la Via Ciavatti y la recorremos subiendo hasta llegar a la Via 1° Maggio, donde doblaremos a la izquierda dirigiéndonos a Cerasolo. Cerasolo A la altura de la iglesia de Cerasolo doblaremos a la izquierda tomando la Via Il Pedrone y proseguiremos hasta la bifurcación de Via Olmo. Al final de la bajada tomaremos la Via dell’Olmo yendo a la izquierda y avanzaremos hasta el puentecillo sobre el arroyo Mortella, que cruzaremos. Aquí comienza la subida. Una vez recorridos 700 m se llega a la bifurcación de Via Levata. Bifurcación de Via Levata Tomaremos la Via Levata girando a la derecha y avanzaremos hasta la bifurcación de Via Europa. Allí tomaremos la Via Europa girando a la izquierda para llegar al centro de Mulazzano. Mulazzano En la plaza Mula d’Oro giraremos a la izquierda para tomar Via Agello, que recorreremos hasta la bifurcación de Via Ripa Bianca. A continuación doblaremos a la izquierda y recorreremos un buen trecho de Via Ripa Bianca cuesta abajo, que en las inmediaciones de Vecciano toma el nombre de Via Loreta y nos vuelve a llevar a la bifurcación de Via Vecciano. Bifurcación de la Via Vecciano Tomaremos la Via Vecciano girando a la derecha hasta la entrada de la SP del Marano. Allí iremos a la izquierda en dirección a Ospedaletto para volver al Parco del Marano. Parco del Marano En el aparcamiento termina el recorrido. 144 145 146 Petrella Guidi en el territorio de Sant’Agata Feltria Itinerario 8 De Villa Maindi (Pennabilli) a Badia Mont’Ercole (Sant’Agata Feltria) municipios de Pennabilli y Sant’Agata Feltria Numeración CAI: 99 Longitud: 12 km Dificultad: para turistas y excursionistas Duración: 5h 15’ Villa Maindi En la aldea de Villa Maindi (643 m), situada 2 km al sur de Pennabilli, el camino que se desvía del sendero n° 95 del CAI, denominado “Dorsal derecha del Valle del Marecchia”, arranca en la encrucijada situada en las cercanías de la aldea, baja hasta Ca’ Morlano, cerca del bar, y llega a Ca’ Franchi tras un corto tramo transitable. Ca’ Franchi - Ca’ Bicci En Ca’ Franchi tomamos el camino de la izquierda y tras unos doscientos metros bajamos a la derecha acercándonos al Torrente Messa para después alejarnos del mismo y llegar hasta la pista cercana a Ca’ Bicci, un bonito caserío de finales del siglo XVIII (como indica una piedra grabada colocada en la pared) que tiene enfrente una típica era. Bajamos por la pista y tras unos ochocientos metros llegamos a la SP Marecchiese a cien metros de la conocida ermita románica de San Pietro in Messa. Marecchiese Recorremos la Marecchiese en dirección a Rímini a lo largo de unos 1200 metros. Después giramos a la izquierda, pasando por el puente, en las inmediaciones de la piscina de Pennabilli. Allí empezamos a subir en dirección a Sant’Agata Feltria. Puente sobre el Marecchia Justo después del puente sobre el Marecchia (333 m), dejamos la carretera y bordeamos el vivero del Cuerpo Forestal. A continuación subimos girando a la izquierda en dirección a la localidad de Casalecchio. Recorremos otro tramo de carretera para llegar hasta Ca’ d’Orazio. Allí subimos por el camino de la derecha, que lleva hasta Petrella Guidi. 147 arriba Acantilado de Vigiolo cerca de Perticara abajo Vista de Pennabilli desde el peñón de Billi Petrella Guidi Petrella Guidi (530 m) se considera, con razón, uno de los burgos medievales mejor conservados y más sugestivos del Valle del Marecchia. A lo largo de los siglos estuvo bajo el gobierno de varias señorías. Monte Benedetto De Petrella Guidi bajamos en dirección sudoeste y llegamos a la iglesia situada cerca de Ca’ Bardaia. Allí subimos a la derecha siguiendo el camino de herradura que va a Ca’ Galoppo y Cannero y llegamos al camino que va de Petrella a Sant’Agata, en Monte Benedetto (731 m). Monte San Silvestro Aquí, tras unas decenas de metros, yendo a la derecha acometemos una cuesta que sube bruscamente por un sendero muy empinado y, pasando por la aldea de Villa, alcanzamos la cima situada a nordeste de las antenas de radio y televisión de Monte San Silvestro (810 m, 844 m en la cumbre). En el paso dejamos la pista y bajamos por la ladera opuesta a través del castañar. Seguimos bajando y al final del castañar, donde la vegetación continúa en forma de bosque variopinto, pasamos cerca de un puente metálico formado por gruesos tubos. Avanzando un poco más veremos un gran caserío en la localidad de Badia Mont’Ercole y llegaremos a la carretera en las cercanías de la pequeña iglesia de la Madonna del Soccorso. Poco más allá llegaremos al punto de unión con el sendero n° 96 del CAI, denominado “Dorsal izquierda del valle del Marecchia”. Itinerario 9 Dorsal derecha del Valle del Marecchia: de Scavolino a Miratoio municipio de Pennabilli Numeración CAI: 95 Longitud: 11,3 km Dificultad: para turistas y excursionistas Duración: 6h 30’ El sendero que aquí se propone es el tramo situado en la parte más alta del largo sendero n° 95 del CAI llamado “Dorsal Derecha del Valle del Marecchia”, que empieza en Pietracuta y acaba en Miratoio, para un total de 16 horas de recorrido aproximadamente. 148 149 150 arriba Peñascos de Maioletto y San Leo abajo Pastos en los alrededores del Monte Fumaiolo Scavolino El itinerario que proponemos empieza en la plaza de Scavolino, a una altitud de 740 metros aproximadamente, con la callejuela empedrada que sube ligeramente, en dirección sur. Después de las últimas viviendas se sigue en la misma dirección por la pista. Rio Cavo Una vez recorrido más o menos un kilómetro, se vadea el arroyo denominado Rio Cavo en las inmediaciones del Mulino di Scavolino, que queda más abajo. Más allá del vado, la pista se adentra en el bosque a lo largo de unos 600 metros, sigue fuera del mismo y, sin variaciones de nivel significativas, llega hasta la carretera que va a Cantoniera, en la localidad de San Lorenzo (740 m). San Lorenzo En el collado, a la derecha, algo escondida, se ve la pequeña iglesia de Santa Maria in Cella, construida sobre la anterior iglesia de San Lorenzo, que a su vez fue edificada sobre un templo etrusco-romano. Se cruza la carretera a la altura de la población y se baja por un sendero no muy bien definido al margen de un sembrado. A continuación entraremos en una pista que, una vez dejado atrás el torrente Messa, sube hasta llegar al cruce con el sendero n° 99 del CAI, cerca de Villa Maindi. Monte Canale Desde aquí, para llegar a Serra Valpiano, subimos por la izquierda por la pista que más arriba se transforma en un camino de herradura. Seguimos subiendo en dirección sudeste. Al ganar altura el camino se convierte en un bonito sendero que pasa por entre jóvenes hayas y carpes. Recorremos varias curvas en sombra desde las que de vez en cuando se distingue el cauce del arroyo Paolaccio (que lleva sus aguas al torrente Messa) que, más abajo, a nuestra izquierda, forma diversas pequeñas cascadas. Tras la última curva (995 m) el sendero se orienta hacia sur-sudoeste y se hace casi llano. La vegetación se enralece y los arbustos están constituidos fundamentalmente por enebros y algún que otro melojo. Avanzamos en dirección oeste hacia el punto más alto del Monte Canale (1052 m) bordeando una valla que delimita el margen alto del bosque. Desde este punto se puede disfrutar de un espléndido panorama: al este el Monte Carpegna; al sur el Sasso Simone; y al sudoeste el Alpe della Luna, el Fumaiolo, el Monte Ercole, el Monte Perticara y Maioletto. Una 151 arriba Panorama desde el burgo de Senatello abajo Paredes rocosas en Balze di Verghereto estupenda visión de conjunto de todo el Valle del Marecchia. La Petra Desde aquí bajamos por el prado pasando por el interior de la curva y llegamos a la pista proveniente de Villa Maindi, unos 50 metros antes de la carretera. A continuación atravesamos la carretera a la altura de una pequeña cruz bajando hacia la localidad de Il Casone (sede de un establecimiento de embotellado de agua mineral) y bordeando varios sembrados llegamos a un núcleo de casas denominado La Petra, cerca de la carretera que lleva a Miratoio. Miratoio Volvemos a cruzar la carretera, nos adentramos en el bosque rodeando el Poggio di Miratoio, algo más arriba del cementerio, y llegamos al centro del pueblo, donde encontraremos una fuente de lo más oportuna. Allí mismo comienza el sendero n° 17 del CAI que lleva a San Gianni y a los demás senderos de la región de Toscana. Itinerario 10 Dorsal izquierda del Valle del Marecchia: de Villa di Fragheto a Monte Loggio municipio de Casteldelci Numeración CAI: 96 y 23 Longitud: 10 km Dificultad: para excursionistas Duración: 5h 30’ El sendero que aquí se propone es el tramo situado en la parte más alta del largo sendero n° 96 del CAI llamado “Dorsal Izquierda del Valle del Marecchia”, que empieza en Pietracuta y acaba en Monte Loggio, para un total de 23 horas y 45 minutos de recorrido aproximadamente. Villa di Fragheto A Villa di Fragheto (620 m) se puede acceder en coche subiendo desde la localidad de Casteldelci hacia la aldea de Molino del Rio. Desde la Villa de Fragheto se baja por el camino de herradura en dirección sudoeste y se llega a una pista que pasa por el valle, en las inmediaciones de Molino del Rio. Se cruza el pequeño puente situado cerca del viejo molino y se sube por el sendero para llegar hasta Poggio del Tesoro y Poggio Calanco (donde hay un núcleo de casas abandonado). 152 153 154 Ponte Vecchio de Casteldelci Casteldelci A continuación se baja en dirección sur recorriendo el camino de herradura y después el camino que, tras varios cientos de metros, llega a Casteldelci (565 m). Después de la visita obligada al típico pueblo medieval, se baja por el antiguo y empinado sendero que lleva al puente medieval sobre el Senatello, en las cercanías del viejo molino, o bien se prosigue por la carretera, que serpentea formando un par de curvas y permite disfrutar de la vista de Casteldelci y de todo el panorama de los alrededores. Tras pasar el puente se llega a un área de descanso dispuesta por la Comunidad de montaña del alto valle del Marecchia en torno a un pequeño lago. Giardiniera Siguiendo adelante se llega a la bifurcación de Giardiniera (544 m), cerca de un restaurante y gasolinera, se cruza la carretera y se toma la pista empinada que comienza junto al campo de deportes. Tras la primera curva doblaremos a la derecha acometiendo el sendero que sube por entre la espesa vegetación. Al cabo de varios cientos de metros llegaremos a la era de un chalé de reciente construcción. Aquí tomaremos el camino de herradura que arranca al lado de la hornacina de la Virgen situada justamente en la era. Poggio della Veduta Avanzaremos por el camino de herradura que lleva a la cima de Poggio della Veduta (946 m). Desde ese mismo chalé también podemos dirigirnos a la carretera que lleva a Monte di Sopra, donde podremos tomar la pista que lleva a Campo y a Gattara. Monte Loggio Si vamos en dirección a Monte Loggio (1178 m), en cambio, el sendero sube lentamente y continúa a lo largo de más de tres kilómetros brindando unas espléndidas vistas sobre el paisaje de la zona, para después llegar a la curva que, tras un kilómetro aproximadamente, nos llevará a la cima del Monte. Antes de la curva el sendero n° 96 del CAI, a la izquierda, en dirección este, se une con el sendero n° 100 del CAI, que baja hacia Gattara, y a la derecha, en dirección sur-sudoeste, con el sendero n° 23 del CAI, que va subiendo poco a poco, siguiendo la frontera con la región de Toscana, hasta alcanzar nuestra meta. 155 Bibliografía Antonio Bartolini, Perticara nel Montefeltro, Grafiche Gattei, Rimini, 1974. AA.VV., I carbonai, Pazzini Editore, Verucchio, 1990. AA.VV., Storia di Santarcangelo di Romagna, Il Ponte Vecchio, Cesena, 1999. Giovanni Renzi, Arrampicare in Valmarecchia, La Pieve, Verucchio, 2000. AA.VV., Montefeltro Misterioso, Editoriale Olimpia, Firenze, 1991. 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