Untitled - Emilia Romagna Turismo

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Roma
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Catanzaro
Ankara
Palermo
Atene
Ferrara
Parma
Poggio Berni
Parco della Cava y yacimiento de fósiles
del Marecchia
Museo Mulino Sapignoli
San Clemente
Oasis de la fauna del Conca
Saludecio
Cerreto
San Leo
El mar de San Francesco
Ponte delle Scale
San Giovanni in Marignano
Oasis de la fauna del Conca
Campo de golf
Sant’Agata Feltria
Montes Benedetto / Ercole / San Silvestro
Museo del arte rural
Santarcangelo di Romagna
Grutas tobosas
MET Museo etnográfico de los usos y costumbres
de las gentes de Romaña
Talamello
Monte Pincio
Fosos del centro histórico
Torriana/Montebello
Oasis de la fauna de Torriana y Montebello
Observatorio natural del valle del Marecchia
Verucchio
Oasis natural de Ca’ Brigida
Campo de Golf
Ravenna
Piacenza
Montegridolfo
fiume Marecchia
Casteldelci
Montes La Faggiola / Loggio / Le Macchiette
Coriano
Oasis de la fauna del Conca
Paisaje protegido del torrente Conca
Parque del Marano
Gemmano
Grutas y Reserva Natural Orientada de Onferno
Maiolo
Museo del Pan
Misano Adriatico
Observatorio ornitológico del oasis de la fauna
del Conca
Mondaino
Centro de educación medioambiental del Arboreto
Sección paleontológica de los museos de Mondaino
Montefiore Conca
Montes Faggeto / Maggiore / Auro
Montescudo
Parque del Marano
Museo etnográfico de Valliano
Bosque de Albereto
Morciano di Romagna
Parque natural y urbano del Conca
Oasis de la fauna del Conca
Novafeltria
Sulphur, museo histórico minero de Perticara
Jungla de los castaños de Uffogliano
Pennabilli
Parque natural Sasso Simone e Simoncello
Los lugares del alma de Tonino Guerra
Genova
Venezia
Bologna
Reggio Emilia
Modena
Bologna
Ravenna
Forlì
Cesena
Rimini
San Marino
Principales distancias
Ámsterdam 1.405 km
Madrid 1.856 km
Bolonia 121 km
Berlín 1.535 km
Múnich 680 km
Florencia 178 km
Bruselas 1.262 km
París 1.226 km
Milán 330 km
Budapest 1.065 km
Praga 1089 km
Nápoles 586 km
Copenhague 1.770 km
Estocolmo 2.303 km
Roma 343 km
Fráncfort 1.043 km
Viena 887 km
Turín 493 km
Londres 1.684 km
Zúrich 645 km
Venecia 235 km
Riviera di Rimini
Travel Notes
Provincia di Rimini
Assessorato al Turismo
Natural
Medio ambiente y paisajes
del territorio riminés
Riviera di Rimini Travel Notes
colección de ediciones turísticas
con la coordinación de
Provincia de Rímini
Consejería de Turismo
Dirigente Symon Buda
Textos
Rita Giannini
Redacción
Marino Campana
Oficina de prensa
y comunicación
Cora Balestrieri
Fotografías cedidas
por el Archivo fotográfico
de la Provincia de Rímini
Nuestro agradecimiento
a los fotógrafos
R. Ballarini, T. Bugli,
T. Chiaiuzzi, D. Gasperoni,
R. Giannini, S. Guidi,
L. Liuzzi, F. Mattei Gentili,
T. Mosconi, P. Novaga,
Archivio Parco Naturale del
Sasso Simone e Simoncello,
PH Paritani, E. Partisani,
R. Pescia, V. Raggi,
G. Renzi, G. Romagnoli,
D. Ronchi, E. Salvatori,
C. Urbinati, Archivio WWF
Diseño gráfico
Relè - Tassinari/Vetta
(Leonardo Sonnoli)
coordinación
Michela Fabbri
Foto de la portada
Campos alrededor del antiguo
Castillo de Verucchio,
PH Paritani
Compaginación
Litoincisa87, Rimini
(Licia Romani)
Impresión
Pazzini Stampatore Editore,
Villa Verucchio (Rímini)
Primera edición 2012
Traducción
Xavier Pons Roca, Link-Up Rimini
Natural
es una publicación
turístico-cultural
de difusión gratuita
Con la contribución de
Un agradecimiento especial al Maestro
Tonino Guerra por haber autorizado el
empleo de los dibujos inspiradores -el
pececito y la manzana cortada por la
mitad- de las marcas Riviera di Rimini y
Malatesta & Montefeltro, aplicadas en toda
la imagen coordinada de los materiales de
comunicación de la Consejería de Turismo
de la Provincia de Rímini
Reservados todos los derechos.
Provincia de Rímini, Consejería de Turismo
Natural
Medio ambiente y paisajes
del territorio riminés
5
Introducción
7
Capítulo I
Paisajes naturales
1. Valles
2. Ríos
3. Montes
37
Capítulo II
Paisajes del alma
1. Lugares del alma
2. Museo fraccionado
3. Paisaje invisible
4. Lugares mágicos
5. La naturaleza y el hombre
6. Grutas naturales e hipogeos misteriosos
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Capítulo III
Parques
1. Parque natural Sasso Simone e Simoncello
2. Reserva natural orientada de Onferno
3. Oasis de la fauna de Torriana y Montebello
4. Oasis de Ca’ Brigida en Verucchio
5. Paisaje protegido del torrente Conca
6. Oasis de la fauna del Conca
7. Parque fluvial del Marano
8. Centro de educación medioambiental del Arboreto de Mondaino
9. Parco della Cava (parque de la cantera)
119
Capítulo IV
Senderos sugestivos
Excursiones varias
156
Bibliografía
Antes de ponerte en marcha visítanos
www.riviera.rimini.it
INTRODUCCIÓN
El territorio de la provincia de Rímini es un cofre. Ábrelo y no te
defraudará. Muchos conocen Rímini por sus playas, pero no todos saben que
más allá de la costa, en el interior, existe un territorio que, desde el punto de
vista naturalista, es digno de ser visitado, incluso sin referirnos a la historia,
los monumentos y el arte. Estamos hablando de Naturaleza.
Si lo haces -a pie, a caballo o en bici- quedarás plenamente
satisfecho por la sorpresa y el estupor que te suscitará gracias a la belleza
del paisaje, a lo agradable de sus perfiles, lo infinito de sus horizontes, la riqueza de su flora, de sus variedades arbóreas y fáunicas, y por el placer que
produce en los aficionados al avistamiento de aves.
Dos son los valles principales, flanqueados por otros menores
en superficie, que no en encanto.
Uno es el valle del río Marecchia, o mejor “de la Marecchia”,
como se suele denominar. Magnífico, con sus cimas forestales y sus peñas,
idóneas para la escalada, con el río y sus playas, sus vastos lechos de guijarros,
sus espesuras de arbustos a ras de agua y esas olas que parecen estar esperando a los piragüistas, y con las montañas dominando el horizonte, en las que
se puede practicar la escalada libre o el ala delta, donde abundan el melojo, el
rebollo, los castaños y las encinas. En el primer milenio estas últimas se erguían
menos espesas y, llevadas por los torrentes, se zambullían en el amplio álveo
del Marecchia, formando islotes, por lo que los romanos dieron en llamarlo
Maricula, es decir, pequeño mar.
Podemos hacernos una idea de cómo era gracias a los fondos de
los cuadros pintados por grandes maestros, como Piero della Francesca y Leonardo da Vinci, que por aquí pasaron dirigiéndose a las cortes de sus mecenas.
El otro valle es el que forma el río Conca. Amplio y atractivo por
lo suave de sus pendientes, cubiertas por geométricos viñedos, con ramificaciones que se ocultan a la mirada y llevan al viandante hacia prados y relieves
forestales. Aquí se esconden también castañares, viejos pero fructíferos, que
bien entrado el otoño ofrecen frutos de exquisito sabor.
El pequeño valle del Ventena ofrece rincones de fulgente belleza,
mientras que el del Marano se muestra en su exuberante explosión de verde,
con matorrales que constituyen importantes biotipos residuales de antiguas
espesuras y superficies lacustres a menudo abiertas a la pesca.
Si se tiene la paciencia de buscar, caminando con atención, por
doquier en los valles se encuentran monumentales árboles ultracentenarios
de los que absorber energía, así como una flora espontánea vigorosa e inflorescencias tan peculiares como fascinantes: orquídeas, retama, escaramujo
y otras muchas especies te atraerán y perfumarán tu camino.
Cada una de nuestras zonas de colinas y montes sabe cómo
conquistar al visitante, del más perezoso al más osado, siempre que tenga el
deseo de conocerla con un mínimo de interés. Es lo que deseamos fomentar
con esta guía.
5
CAPÍTULO I
PAISAJES
NATURALES
El entorno natural de la provincia de Rímini puede ser una sorpresa para muchos, porque la mayoría de personas no lo conocen. Sin embargo cuando se descubre, seduce y encanta. Se trata de un entorno que,
en buena parte, ha sido transformado por la mano del hombre que lo puebla
y en él trabaja desde hace siglos, recibiendo del mismo uva, aceitunas, trigo, forra­je, hortalizas… Pero conserva también muchos parajes de auténtico
paisaje forestal y de vegetación espontánea, con notables sorpresas desde
el punto de vista fáunico. Un mar de verde flanquea el mar azul, o mejor, lo
contempla desde lo alto de las colinas y los montes.
En este capítulo descubriremos sus secretos y encantos, recorriendo las cuencas hidrográficas principales que conforman valles dignos
de mención.
A continuación nos detendremos en la descripción de las características de los propios ríos y de las montañas en las que nacen o a las
que se hallan próximos.
1. Valles
Son dos los valles principales, bañados por los ríos Marecchia y
Conca, uno en el norte de la provincia, y el otro en el sur. Los lechos de ambos
ríos se ven flanqueados por cómodas pistas para bicis: la primera empieza en
Rímini y llega hasta más allá de Novafeltria; la segunda arranca de San Giovanni in Marignano y llega hasta Montefiore Conca. Merece la pena recorrerlas
para descubrir los recovecos más recónditos, invisibles desde la carretera.
En el área del Conca hay un pequeño valle atravesado por el
torrente Marano que en el municipio de Coriano configura un hermoso parque fluvial. Existe asimismo el precioso Valle del Ventena, situado entre las
localidades de Gemmano y Montefiore Conca, lleno de lozano verdor.
Valle del Marecchia
La mirada en la zona alta y media del valle va posándose sobre
suaves colinas de arcilla hasta que de repente choca con los espolones de
arenisca que se alzan a los lados del torrente. No son autóctonos, llegaron
con la denominada colada gravitatoria del Marecchia, que los condujo como
balsas desde el mar Tirreno, más o menos a la altura de la actual Toscana
y en parte de la actual Liguria, hasta que se estabilizaron sobre aquellas arcillas antiguamente bañadas por el mar. Algunos de los más conocidos son
el Monte Titano y los montes en los que surgen las localidades de San Leo,
Torriana, Montebello y Verucchio.
La colada gravitatoria del Marecchia
Refiriéndose a la zona de Montefeltro los geólogos hablan de la colada
gravitatoria del Valle del Marecchia. Los terrenos que constituían la
7
arriba
Río Marecchia
en el territorio
de Novafeltria
abajo
Vista del Simoncello
“colada” se formaron en el área que hoy conocemos como la región de
Liguria, desde donde lentamente fueron deslizándose hacia el este. Se
trata pues de terrenos alóctonos que se engastaron en los autóctonos,
es decir, los originarios del área hoy perteneciente a las regiones
de Umbria, Las Marcas y Romaña. En la parte alta de la cuenca del
Marecchia la “colada” se estabilizó entre el Tortoniano y el Plioceno
inferior, durante una movida y accidentada fase tectónica que
condicionó la evolución en el tiempo de este sector de los Apeninos
formando una vasta depresión en cuyo interior se deslizó la “colada”.
El territorio considerado “la colada” está constituido predominantemente
por terrenos arcillosos y arcilloso-margosos, maleables, muy dúctiles, y
comprende bloques principalmente calcáreos, más duros y compactos,
de muy diversos tamaños: desde formaciones de pocos metros hasta
relieves enormes como el Monte Carpegna, el peñasco de San Leo y
el Monte Titano, en el que surge San Marino, que se mueven, como
flotadores situados sobre una enorme cinta transportadora, en una lenta
e inexorable migración hacia el Adriático.
En la colada se distinguen dos grupos correspondientes a dos
momentos: conjunto ligúride y continuación neogénica.
El primero está constituido por el grupo indiferenciado representado
por las arcillas astillables y por la serie Pietraforte-Alberese en la que
se distingue la Pietraforte, la Formación de Sillano, la Formación de
Monte Morello, las Areniscas de Monte Senario y las Margas verdinas.
El segundo grupo, que se depositó durante la migración que la
colada experimentó hacia el este, está constituido, entre otras, por la
Formación de San Marino, la Formación del Monte Fumaiolo, las Arcillas
de Montebello, la Formación de Acquaviva y las Arcillas de los Gessi.
Desde el punto de vista geológico toda la zona del Parque Natural
Interregional del Sasso Simone e Simoncello está constituida por una
vasta capa de terrenos caóticos heterogéneos fruto de la “colada del Valle
del Marecchia”. Actuando sobre esta capa de forma selectiva, la erosión
debida al agua, el viento y la nieve arrastró mucho más rápidamente los
materiales arcilloso-margosos más blandos, haciendo emerger, en relieve,
los bloques constituidos por las rocas más duras. De este modo se
originaron los “Sassi”, dos característicos relieves en forma de altiplano
denominados mesas: el Sasso Simone (1204 m) y el Simoncello (1221
m), constituidos por material calizo de origen organógeno, que indica
la existencia de un primitivo angosto mar Miocénico. Las dos mesas
se hallan separadas por una distancia de unos 300 metros, pero muy
probablemente llegaron a estar unidas, según parecen demostrar los
abundantes depósitos de detritos que se interponen entre ellas.
9
arriba
Río Marecchia
cerca de Gattara
abajo, a la izquierda
Colinas de Gemmano
abajo, a la derecha
Murallas del Castillo
de Montefiore Conca
Innumerables los puntos especialmente interesantes desde el
punto de vista geológico y medioambiental: lenguas de agua y de tierra que
configuran las zonas alta y media del valle.
En la parte alta se distinguen el verde virgen de los montes del
territorio municipal de Casteldelci, donde se ven el Monte della Faggiola, el
Monte Loggio, el río Senatello, el peñón de Le Macchiette junto a Le Balze,
y el área interregional del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello:
4847 hectáreas, repartidas entre las provincias de Rímini y Pesaro-Urbino.
El parque tiene en la ciudad de Pennabilli su Museo natural, que también
es centro de visitas. En el Sasso Simone, los Medici, Señores de Florencia,
construyeron la Ciudad del Sol, una clase de fortificación hasta entonces
jamás erigida en un punto tan alto, de la que hoy sólo quedan algunos vestigios en los caminos de acceso y de la podemos hacernos una idea exacta
gracias a los planos existentes. Pasear por estos lugares significa sumergirse en paisajes llenos de belleza y armonía, las verdaderas almas de esta tierra, que recientemente ha brindado nuevas maravillosas sorpresas, como el
hallazgo del fósil del cráneo de un gran depredador acuático, un vertebrado
carnívoro, reptil marino prehistórico que vivió hace entre 70 y 90 millones
de años.
Bajando a la parte media del valle se encuentran las vetas de
yeso de Torriana, de indiscutible encanto, no muy lejos de allí el Oasis de la
fauna de Torriana y Montebello, donde tiene su sede el Observatorio naturalis­
ta de Valmarecchia, y enfrente el Oasis de Ca’ Brigida, situado en Verucchio, y
su Centro de educación medioambiental, gestionado por el WWF.
Valle del Conca
Se trata de un valle amplio, cuyo río, el Conca, nace en el
monte Carpegna, el más alto del Apenino riminés. A veces escapa a la mirada tras las cordilleras de colinas verdes salpicadas de torres y fortalezas.
Son las primeras colinas de los Apeninos que se asoman al mar, que hace
millones de años las bañaba. Están trazadas por campos de trigo, forraje,
viñedos y olivares famosos por la calidad de sus frutos. En los márgenes del
río también se puede disfrutar de una naturaleza virgen, que ofrece la posibilidad de realizar paseos entre castañares por los bosques de Montefiore
Conca y Gemmano, y a lo largo de los torrentes brinda amplios pasillos de
vegetación espontánea con infinitas variedades de plantas y flores entre las
que destacan el aliso y múltiples especies de orquídeas. Esta área, además,
10
arriba
Entrada Grutas
de Onferno
abajo
Fósiles de la sección
de paleontología de los
museos de Mondaino
ofrece una verdadera perla, situada en el municipio de Gemmano, donde el
espectáculo de la naturaleza resulta magnífico, además de interesante desde el punto de vista geológico y fáunico: se trata de las Grutas de Onferno,
emplazadas en una Reserva Natural Orientada de 123 hectáreas protegidas
por su indudable valor natural. Las Grutas son un conjunto kárstico con un
recorrido de más de 750 metros, originado por un curso de agua que erosionó las rocas yesosas y alberga una de las colonias de murciélagos más
numerosas y variadas de Italia. En Mondaino podemos disfrutar de pequeñas joyas como Val Mala y el Arboreto, el jardín botánico de nueve hectáreas y seis mil especies de árboles que constituye un Centro de educación
medioambiental. A escasa distancia, el sugestivo Valle del Ventena, entre
Gemmano y Montefiore Conca.
Valle del Ventena
Lo configura el arroyo Ventena. Es un pequeño valle cuyo primer trecho pertenece a la provincia de Pesaro-Urbino. Escasamente poblado, cuenta con minúsculos burgos, como Valle Fuini di Ripamassana,
casi desiertos. Se trata de aldeas que conformaban los anejos del antiguo
municipio de Castelnuovo, ya suprimido, cuyo casco antiguo está completamente deshabitado y cuyas casas e iglesias están en ruinas. El segundo
tramo del Valle del Ventena pertenece a la provincia de Rímini y separa los
territorios de los municipios de Gemmano y de Montefiore Conca. El valle
es angosto y umbroso. El arroyo se pierde en tortuosos meandros entre dos
boscosas riberas montuosas y está conformado por bosques y cultivos. El
torrente serpentea por un amplio corredor de vegetación espontánea, llena
de alisos y múltiples especies de orquídeas, rodeado por collados y cañones
de lo más sugestivos. Se trata de microáreas que han mantenido su aspecto
primigenio aun con las variaciones climáticas y la introducción de especies
vegetales exógenas. Todo el entorno natural se conserva extraordinariamente bien y puede considerarse un ejemplo modélico de “cohabitación” entre
zonas rurales y ámbito silvestre. Es un lugar solitario e inmaculado. Entre
sus estratos de roca, de más de 10 millones de años de edad, se encuentra
un gran número de fósiles, una amplia muestra de los cuales se expone en
el Museo de Mondaino. La vegetación higrófila que flanquea el riachuelo es
muy espesa. En ella destacan viejos ejemplares de álamo blanco (cipresino
y temblón), sauces y alisos. En las empinadas y abruptas laderas solanas,
donde no faltan limitadas áreas barrancosas, predominan los encinares, y
13
Torrente Marano
cerca de Coriano
en el sotobosque proliferan las flores, no sólo orquídeas, sino también ciclaminos, pervincas y primaveras, así como cólquico. La fauna también está
bien representada, con especies animales diversas, algunas de ellas raras
e interesantes.
Valle del Marano
El tercer río de la provincia forma un valle que, si bien pequeño, presenta peculiaridades de gran interés medioambiental. Sus matorrales
forestales se encuentran entre los más importantes biotipos del territorio riminés, restos de una antigua e insólita espesura boscosa que en esta zona
cubría todo el terreno, con la única excepción de los relieves de los peñones
y el lecho del torrente. Es un bosque espléndido de encinas blancas, álamos
blancos y varias especies de sauces, sobre todo en el área cercana al arroyo
Fiumicello, en los confines con la República de San Marino. En su trecho inicial el valle toma formas escarpadas, pues el río atraviesa estratos yesosos,
calizos y arenarios de diversas edades. Muchas de estas inclinaciones presentan elementos fruto de la erosión y de fenómenos kársticos, como cuevas,
dolinas, sumideros naturales, hendiduras y barrancos en dinámica evolución.
Este tipo de paisaje puede verse sobre todo a lo largo de la carretera que lleva
a Montegiardino. Aquí y allí, además, aparecen macizos erráticos, calizos y
arenáceos que no son más que testimonios de gigantescos movimientos de
transporte que tuvieron lugar en eras geológicas remotas. En la franja intermedia el paisaje adquiere una cierta vivacidad y el perfil cambia continuamente, sobre todo tras las crecidas y los derrames. Bajando hacia la llanura los
depósitos de materiales se ensanchan hasta formar terrazas que, tomando el
relevo de los espesos matorrales del curso alto del torrente, se convierten en
superficies agrícolas y de cultivos gracias a la fertilidad de sus suelos.
El área conforma el bonito Parque Fluvial del Marano, que el
ayuntamiento de Coriano instituyó con gran sensibilidad, pues es el centro
principal del valle. La zona del parque comienza en Ospedaletto y llega hasta
la frontera con San Marino. En ella pueden desempeñarse actividades de movimiento o estancia, como paseos a pie, a caballo o en bicicleta. En la vertiente
derecha del valle, situado en el término municipal de Montescudo, el Bosque
de Albereto destaca especialmente por su carácter medioambiental único, al
ser para los botánicos un bosque modelo de la última lengua de tierra de una
zona que se distingue por su configuración vegetal, con encinas blancas, álamos blancos y fresnos, que antiguamente ocupaba un área mucho más exten-
14
arriba
Castillo de Albereto
en el municipio de
Montescudo, al fondo
el Monte Titano
abajo
Campos de Mondaino
sa. Es uno de los biotopos más importantes de la provincia de Rímini. Ocupa
una superficie de 25 hectáreas y contiene una riqueza constituida por varios
tipos de encinas, mientras que en el sotobosque abundan moras, setas, trufas,
espárragos, retama de tintes y rubia silvestre. En la aldea que lleva el mismo
nombre se encuentra el espléndido castillo Castrum Albareti, desde el que se
domina un vasto panorama que abarca toda la costa romañesa, desde más allá
de Milano Marittima hasta el promontorio de Gabicce. Se puede llegar hasta
el mismo siguiendo itinerarios para ciclistas, viandantes y jinetes, que unen por
un lado la fortaleza malatestiana de la localidad de Montescudo y los castillos
de los municipios limítrofes, siguiendo el río Conca hasta Cattolica y, por el
otro, el sendero del Marano, que cruza el municipio de Coriano para llegar
hasta Riccione. A pocos metros de la frontera con San Marino, el lago Faetano
brinda la posibilidad de participar o presenciar competiciones de pesca y pasar una agradable jornada en medio del verde de una naturaleza exuberante.
Val Mala
Este sugestivo valle situado en el municipio de Mondaino forma
parte del grupo de valles menores de la provincia de Rímini. Destaca porque
en el mismo conviven en armonía elementos de antropización con parajes
naturales formados de modo espontáneo. El área, que resulta de lo más agradable por lo bello de sus paisajes, además ofrece interesantes ejemplos de
asentamientos rurales, así como la atractiva ruta de los molinos.
Presenta vastas superficies cubiertas por bosques y matas,
llenas de vegetación arbórea y arbustiva, con especies típicas de la zona
montuosa. No faltan tampoco los grandes árboles, que crecen aislados o
en formaciones boscosas. Los terrenos incultos se alternan con los campos
agrícolas creando un paisaje bucólico muy agradable. Los recorridos por pistas transitables y caminos perfectamente identificables ofrecen un contacto
directo con la naturaleza que vale la pena aprovechar.
Valle del Uso
En la parte superior de la cuenca el río Uso serpentea por un
valle angosto y delicioso, lleno de historia y tradiciones. El fondo del valle declina suavemente hacia el mar. Durante décadas fue la ruta natural del azufre
que desde las minas de Perticara, yendo más allá de Montetiffi, llegaba hasta
los llanos. Hoy es el itinerario ideal para ciclistas y excursionistas. De régimen
torrencial, pues sus aguas de manantial escasean, el Uso recoge principal-
17
arriba
Monte y pueblo
de Perticara
abajo
Restos del puente
romano de San Vito
mente las aguas de lluvia que bajan por las yermas laderas de su estrecho
valle. El verdadero manantial se halla situado en el corazón del macizo monte
de Perticara. Desde allí desciende y traza su camino hasta colarse entre rocas
de magnífica belleza, gigantescas, que desgasta y erosiona. Su cauce se encuentra justo debajo y detrás del pueblo de Montetiffi, donde aún se fabrican
las fuentes en las que se cuece la piadina, citadas por el poeta y escritor romañés Giovanni Pascoli. Lo cruza un magnífico puente románico junto al cual
se encuentran las ruinas de un antiguo molino. La visita merece la pena tanto
por el conjunto arquitectónico como por el entorno medioambiental que se ha
formado con el tiempo: el puente, de sillares con un único arco, construido alrededor del siglo XI, las rocas desgastadas por el agua y una naturaleza pura.
Montetiffi se yergue sobre el río y, desde lo alto de sus 400 metros de altura,
parece ser el último centinela de un pasado glorioso que ha dejado huellas
significativas e interesantes. Bajando por la carretera provincial las laderas del
valle muestran una continua alternancia de cultivos de alfalfa y trigo, terrenos
incultos, barrancos, restos de bosques y formaciones rocosas. Se trata de una
parte que ha permanecido en estado salvaje. La carretera estrecha y tortuosa
se incrusta entre colinas caracterizadas por una vegetación escasa y baja. El
lecho del torrente queda escondido casi constantemente. Se halla encajado
en un estrecho entre altas paredes de roca. Justo después del puente vemos
Pietra dell’Uso, en cuyo espolón de roca se recorta la iglesia medieval de la
Natividad de María, protegiendo el valle desde lo alto. A partir de aquí el Uso
traza un curso más regular y el valle toma la forma de la iconografía clásica,
con relieves a los lados. Es así hasta Santarcangelo, localidad a la que el
río brinda aún algún que otro trecho de belleza salvaje hasta llegar al puente
romano de San Vito, en el límite con el término municipal de Rímini, cuyos
vestigios -queda en pie sólo uno de los cinco arcos originales- testimonian un
pasado glorioso. El puente señala el paso de la Vieja Emilia y la Antigua Emilia,
correspondientes al trazado original del camino consular romano denominado
Via Emilia. Actualmente es conocido como “e’ puntàz”, es decir, “el pontón”. El
valle termina en la desembocadura del Uso, en Bellaria Igea Marina.
2. Ríos
Marecchia
Nace, como afirma el poeta (1), entre múltiples gotas de agua
en un prado en el Monte della Zucca (1263 m) en el grupo montuoso toscano
de l’Alpe della Luna, no lejos del manantial del Tíber, en el límite entre las
18
19
arriba
Río Marecchia cerca
de Ponte Santa Maria
Maddalena
abajo
Río Marecchia con
vista de la peña de
Saiano
regiones de Emilia-Romaña y Toscana. Una lápida señala el lugar, cerca del
burgo de Pratieghi, anejo de Badia Tedalda, en la provincia de Arezzo.
El paseo, delicioso, permite descubrir cómo desde el subsuelo
del verde de una montaña brota un agua buena y llena de vida. En realidad
se trata de un triple manantial, situado a 918 metros de altura, en la localidad
de Forconaia del Monte Castagnolo, en la cima del Monte Zucca. Es difícil
determinar con precisión los distintos puntos donde brotan las aguas; tanto
es así que alguien definió los manantiales del Marecchia como un “lugar más
misterioso que las fuentes del Nilo”, obviamente respetando las proporciones. El primer manantial baja desde lo alto, el segundo se suma desde la
izquierda y el tercero desde la derecha, unos metros más abajo.
Su curso es de unos 90 km y recorre casi por entero la región
histórica de Romaña, a lo largo del valle que toma su nombre del propio río:
Valmarecchia.
El río que los romanos primero denominaron Ariminus y después Maricula (es decir, pequeño mar) desciende hacia la costa con la fuerza
torrencial que a intervalos de décadas domina su álveo con vigor y potencia.
En su milenaria historia muchas veces ha cambiado su aspecto y hoy quizás
sea el momento en que muestra sus dimensiones más reducidas y, en determinados tramos, incluso desnaturalizadas por las excavaciones efectuadas
en años en los que escaseó la sensibilidad en su salvaguardia y valorización.
Esto vale sobre todo para el trecho que atraviesa el anejo de Villa Verucchio,
donde se pueden notar gargantas como la de un gran cañón, provocadas por
la erosión de la capa de arcilla.
En lo que concierne al aspecto hídrico hay que decir que el
Marecchia sigue siendo un torrente con variaciones de caudal muy notables
según la temporada: crecidas violentas en otoño y sequías en verano. Sin
embargo, una de sus características geológicas es que tiene un considerable
caudal de agua bajo el substrato de su lecho de fluencia. Además algunas
desembocaduras emergen lejos de la costa en forma de fuentes de agua
dulce, peculiaridad esta de la que se aprovecha la ciudad de Rímini para su
abastecimiento hídrico incluso cuando el río está seco. No es casualidad que
sea denominado “fábrica de agua dulce”, gracias a su conoide aluvial.
Pero volviendo a su recorrido, vale la pena seguirlo sobre
todo cuando comienza a configurarse en su amplio y encantador cauce.
Así, en Molino di Bascio, en Pennabilli, su conformación es la clásica de
los torrentes de fondo pedregoso, con tramos que se caracterizan por la
21
arriba
Río Marecchia a
su paso por Villa
Verucchio, en el
fondo Torriana
abajo
Río Conca a su paso
por Morciano di
Romagna
presencia de macizos ciclópicos y saltos de agua. Óptima la calidad del
agua, clasificada como de primera categoría, que, juntamente con el entorno puro, favorece la proliferación de una nutrida variedad de insectos y
peces, sobre todo ciprínidos. No faltan tampoco truchas, gobios ni anguilas.
Bajando baña el Montefeltro romañés y toca todos los territorios de los
municipios del valle, que lo abastecen de agua con torrentes hoy menores,
si bien en el pasado tuvieron generosos caudales. Entre estos afluentes se
encuentran el torrente Presale, con su atractiva cascada, el Senatello, lleno
de agua y belleza, el Storena, que encanta por sus tramos de cantos rodados como en un jardín zen (2), el arroyo Mavone, el torrente Mazzocco, el
arroyo San Marino y el torrente Ausa, que nace en las laderas del Monte
Titano, donde es conocido como Fosso della Flocca, tiene una longitud
de 17,2 km y, en su trecho final, fue hidráulicamente modificado para que
confluyera en el río Marecchia. Presenta un amplio lecho, caracterizado por
sus riberas salvajes, magníficas playas bañadas por la frescura de un agua
límpida y alegre, donde se “encuentra la infancia del mundo” (3) y por un
mar de guijarros: “el limo está lleno de piedras”, como escribió otro poeta,
en este caso procedente de Estados Unidos (4). Hasta que se convierte en
otro terriblemente distinto, a la altura de Villa Verucchio, donde los excavadores le robaron el alma. Sin embargo después retoma su conformación en
el territorio de Poggio Berni, donde incluso brinda fósiles pliocénicos que
hechizan y cautivan la atención. Y muere en Rímini, que desvió su desembocadura para dejar tranquilas las aguas del puerto. Allí, en una desembocadura en estuario, el mar Adriático lo acoge.
Conca
Nace en el Monte Carpegna. Su cima, a más de 1200 m de
altura, que en invierno aparece casi siempre nevada, está equipada con instalaciones para la práctica del esquí. El tramo alto del Conca va de las cumbres del Carpegna hasta la localidad de Monte Cerignone. Aquí se registran
sus mayores pendientes. En la aldea de Caprara, cerca de la carretera provincial que lleva a Villagrande di Montecopiolo, pocos centenares de metros
por encima de la calzada, se encuentra un lugar encantador: la cascada conocida como del Conca. Con un breve salto las aguas superan un precipicio
para volver a deslizarse por el cauce, oculto por una frondosa vegetación
compuesta principalmente por sauces colorados, sauces de ribera y aliso
negro. El río baja atravesando, en la provincia de Pesaro-Urbino, los tér-
22
23
arriba
Riviera Golf
en San Giovanni
in Marignano
abajo
Torrente Marano
en Coriano
minos municipales de Monteboaggine, Monte Cerignone y Monte Grimano
Terme hasta llegar a la llanura de Mercatino Conca, desde donde su álveo
se ensancha enlenteciendo el flujo de las aguas antes de entrar en la provincia de Rímini. Aquí baña la aldea de Taverna, en el municipio de Monte
Colombo, y después Morciano di Romagna, San Clemente y San Giovanni
in Marignano. Desemboca en el mar Adriático, en el elegante Portoverde del
municipio de Misano. En el territorio de este municipio recibe dos afluentes:
la Fossa del Molino y el Ruscello. Tiene una longitud de 47 km y una desembocadura en delta. En 1878 se construyó una presa que forma el embalse
del Conca. Este lago artificial se encuentra a caballo entre los municipios
rimineses de Misano Adriatico, en el anejo de Santa Monica (donde se halla
el autódromo Misano World Circuit) y San Giovanni in Marignano. En las
inmediaciones pasa la autopista A14, desde la que se puede ver perfectamente. Actualmente el embalse, que se utiliza fundamentalmente para usos
agrícolas, forma parte del paisaje protegido del Torrente Conca. La especie
íctica mayormente presente en sus aguas corresponde a los ciprínidos: carpas, lochas, barbos padanos y el alburno, más común. En la zona del delta,
además de estas especies se da la presencia de peces de agua salada, entre
los que cabe destacar anguilas y mújoles.
Marano
Tras el Marecchia y el Conca es el tercer río más importante
de la provincia de Rímini. Nace en la frontera entre la provincia de PesaroUrbino, en los municipios de Monte Grimano Terme y Sassofeltrio, y la República de San Marino, en el Monte Ghelfa (581 m). Serpentea hasta el mar
Adriático en el que desemboca a la altura de la localidad de Spontricciolo, en
el límite entre los municipios de Rímini y Riccione, recorriendo unos 30 km.
En el tramo intermedio pasa por los municipios de Coriano y Montescudo,
atravesando suaves lomas onduladas, valles y crestas redondeadas llenas
de vegetación arbórea y arbustos. Traza un recorrido tortuoso y, siendo un
torrente, su caudal depende de las lluvias, de modo que resulta casi nulo
en verano y es más rico en invierno. En la primera parte de su recorrido
podemos contemplar formaciones rocosas constituidas predominantemente
por yesos, calizas y arenisca. La zona intermedia muestra un perfil de fondo
ligeramente ondulado con una modesta pendiente, mientras que la del valle
ofrece un trazado más tortuoso, lleno de meandros de amplio radio. Termina
en un estuario extraordinariamente sencillo.
25
arriba
Valle del torrente
Ventena
abajo
Monte Titano
Rio Ventena
Se trata de un riachuelo que pasa por los municipios de Montefiore Conca y Gemmano, uno en la riba derecha y el otro en la izquierda.
Nace en el monte de San Giovanni en la aldea de Monte Altavelio, en el
municipio de Mercatino Conca. Poco antes de llegar a Morciano di Romagna
confluye en el torrente Conca. El valle que lleva su mismo nombre resulta
sugestivo por su aspecto primitivo. Es un verdadero regalo de la naturaleza,
hermoso desde el punto de vista paisajístico y a la vez interesante por la
presencia de una vegetación espontánea muy exuberante. El primer trecho
del arroyo se halla en Las Marcas (provincia de Pesaro-Urbino). Allí el valle
está escasamente poblado, con pequeños burgos, como Valle Fuini di Ripamassana, completamente deshabitados. El segundo tramo, ya en la provincia
de Rímini, constituye un ejemplo significativo de “convivencia” entre zonas
rurales y ámbito silvestre.
No debe confundirse con el homónimo torrente Ventena y el
valle adyacente. Este riachuelo nace en la provincia de Pesaro-Urbino, más
exactamente en el collado de Tavoleto, y desemboca en el mar Adriático, al
noroeste de Cattolica, en la provincia de Rímini. Es el menor torrente del terri­
torio riminés y flanquea, en la zona meridional de la provincia, las cuencas
hidrográficas del Conca, del Tavollo y del Foglia. Más del 50% de su cuenca
hidrográfica se halla en el área de los municipios de San Giovanni in Marignano y Saludecio.
Tavollo
Las fuentes del torrente Tavollo se encuentran en Mondaino, localizadas entre varios canales naturales. Al final de sus 21 km desemboca en
el mar Adriático, en el puerto de Cattolica. Atraviesa once municipios, cuatro
de ellos dentro de Las Marcas. Establece el límite natural entre las regiones
de Emilia-Romaña y Las Marcas.
Ausa
El torrente nace en la República de San Marino a una altura
de 465 metros, en la confluencia de varios canales naturales. El principal
se conoce como Fosso della Flocca. En su primer trecho surca un paisaje
morfológicamente accidentado, hendido por numerosos barrancos. Después
se desliza por terrenos más regulares: campos baldíos, pastos y cultivos. La
desembocadura, en Rímini, fue desviada.
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27
Campos
de Novafeltria
Uso
El Uso, que tiene una longitud de 49 km, es un río de régimen
torrencial. Nace bajo el monte de Perticara, a partir de la confluencia de dos
cauces de los Apeninos: el Fosso di Camara, que nace en Perticara (883 m) y
el Uso di Tornano, que nace en Savignano di Rigo (581 m). Los dos unen sus
aguas en el burgo de Pietra dell’Uso, que toma su nombre del río. En su parte
inicial pasa por la provincia de Forlì-Cesena. Una vez llegado a los llanos entra
en la provincia de Rímini, para desembocar en el mar Adriático a la altura del
municipio de Bellaria. Su curso serpentea sobre todo por terrenos montuosos
y su cauce atraviesa suelos de arcilla y arena de origen arenisco. El restante
30% cruza llanuras y zonas situadas a los pies de colinas. Su caudal es irregular y está sujeto al régimen de lluvias de las varias estaciones. En determinados
períodos del año está seco. Los municipios rimineses incluidos en su cuenca
hidrográfica son Bellaria Igea Marina, Poggio Berni, Rímini, Santarcangelo
di Romagna, Torriana y Novafeltria. Su afluente principal -tiene nueve- es el
torrente Rio Salto. Es conocido por sus “álamos susurrantes”, cantados por
Giovanni Pascoli en la poesía La cavalla storna, en la que habla de la yegua
que devolvió a casa el cuerpo sin vida de su padre, asesinado. El río es tan
pequeño como grande su fama. En la antigüedad delimitaba la frontera entre
los pueblos itálicos del centro y los gálicos de la llanura padana. En el 49 a.C.,
Julio César, al mando de sus tropas, al cruzar este confín natural pronunciando la frase “alea iacta est” (“la suerte está echada”) decidía marchar con su
ejército armado hacia Roma. Aunque hay quien lo sostiene, no existe la certeza
de que este río sea el antiguo Rubicón. En la antigüedad la zona estaba llena
de ciénagas y ríos que aquí confluían y que cambiaban a menudo su curso. El
área fue saneada con la centuriación romana. A lo largo de los siglos ha sufrido
inundaciones y mutaciones hidrogeológicas, con las consiguientes variaciones
en los cauces fluviales. Son muchos los historiadores que identifican el Uso
con el antiguo Rubicón, pero hay también quien reivindica esta prestigiosa
distinción a favor de otros ríos, como el actual Rubicón y el torrente Pisciatello.
3. Montes
Carpegna
El monte Carpegna es el macizo montuoso más importante y conocido de la provincia riminesa. Situado en el Apenino septentrional, dispuesto en sentido longitudinal noroeste-sudeste en los límites entre Las Marcas,
Toscana y Emilia-Romaña, en la zona de Montefeltro, se encuentra en gran
29
arriba
Monte y localidad
de Carpegna
abajo
Montes Aquilone
y Perticara
parte en el territorio riminés. El macizo incluye las cimas de San Leo, San Marino, Villagrande, Monte Canale, Sasso Simone e Simoncello y otros relieves
menores. La cumbre más alta está constituida por el monte del mismo nombre
que, con sus 1415 m de altura, es la más imponente del Apenino riminés. En las
laderas meridionales se recuesta la localidad de Carpegna (748 m), mientras
que al este, encajonada en uno de sus contrafuertes, se halla la población de
Villagrande (sede del municipio de Montecopiolo). Al norte se recorta el pequeño municipio de Maiolo (550 m) y al noroeste se extiende el municipio de
Pennabilli. El monte Carpegna se halla dentro del territorio del Parque Natural
del Sasso Simone e Simoncello. Su naturaleza geológica, predominantemente
caliza, se aprecia por la candidez de las rocas que surgen a lo largo de las
laderas de la montaña. Los compuestos calcáreo-margosos dibujan tramas
visibles a considerable distancia, por lo que resulta fácil de identificar desde
lejos. Sobre todo en los días de cielo límpido, se puede divisar la blanquísima
trama caliza de la escarpada Ripa dei Salti desde la costa adriática. En torno a
la cima, prados, pastos con ganado paciendo libremente, imponentes hayales
-entre ellos el antiguo de Pianacquadio- y terrenos yermos.
Monte de Perticara
El Monte de Perticara (883 m) o Monte Pincio es una montaña
del Apenino central de Cesena y Rímini situado en la divisoria entre los valles
de los ríos Uso, al norte, y Marecchia, al sur. El nombre proviene de la aldea
homónima del municipio de Novafeltria (provincia de Rímini), ubicada algo
más al oeste. No se trata del relieve que domina la población. Este es el monte Aquilone (833 m), que a pesar de ser más bajo que el monte de Perticara
cubre su vista desde la aldea. Cabe destacar la existencia de un núcleo de
castaños de fruto en la zona boscosa de la vertiente orientada hacia el mar
y de paredes de roca idóneas para la escalada, con el premio, al final de la
ascensión, de gozar plenamente de la majestuosidad y generosidad del monte y disfrutar del privilegio de recorrer con la mirada, desde lo alto, todo el
valle hasta el mar. En la vertiente septentrional del monte de Perticara, en la
provincia de Forlì-Cesena, nace el río Uso.
Monte Aquilone
Es uno de los varios fragmentos de caliza margosa arrastrada
por la “colada gravitatoria”. Vio detenido su avance por el macizo del monte
Pincio o monte de Perticara. Se puede acceder a su cumbre, situada a 883
30
arriba
Montañas de
los territorios
de Casteldelci y
Sant’Agata Feltria
abajo
Monte Simoncello
desde el territorio
de Pennabilli
metros sobre el nivel del mar. En el castañar se han hallado manufacturas
prehistóricas y materiales arqueológicos: lascas de sílex, fragmentos de cerámicas, broches y monedas romanas. Muy conocido y frecuentado por los
aficionados a la escalada gracias a su hermoso acantilado, con una orientación ideal a sudeste, además representa un punto de referencia para los
aficionados al parapente y el ala delta.
Monte Pian di Rote
El Monte Pian di Rote es una estribación del alto Apenino riminés situada en el territorio municipal de Sant’Agata Feltria, no lejos del límite
con la provincia de Forlì-Cesena. Tiene 961 metros de altura y es la cumbre
más alta del municipio. En este monte nacen múltiples ríos y arroyos como el
de Rio Maggio, afluente del Savio (el río que atraviesa Cesena) y otros del
río Marecchia.
Poggio dei Tre Vescovi
Poggio dei Tre Vescovi es una de las montañas del Apenino riminés, situada en el alto Valle del Marecchia. Su nombre deriva del hecho de
que aquí confluyen nada menos que tres diócesis: San Marino-Montefeltro,
Forlì-Bertinoro y Arezzo-Cortona-Sansepolcro. Se yergue en la cresta divisoria de las cuencas de los ríos Marecchia y Tíber. Se sitúa a medio camino
entre el Monte della Zucca (1263 m), ligeramente al sur, y el monte Loggio
(1179 m), levemente a nordeste. Por el mismo bajan numerosos arroyos que,
surcando profundos y estrechos valles, llevan sus aguas al Marecchia. Poggio
se halla en el confín entre las provincias de Rímini y Arezzo, si bien la cima
(1127 m) se encuentra en el territorio del municipio riminés de Casteldelci.
Simone e Simoncello
El Simoncello, después del monte Carpegna, es la estribación más alta del Apenino riminés y la provincia de Rímini. Se encuentra en
el límite entre Emilia-Romagna, en el municipio de Pennabilli, y Toscana, en
el municipio de Sestino, perteneciente a la provincia de Arezzo. Forma parte
del Parque Natural del Sasso Simone e Simoncello. A pesar de que su nombre es un diminutivo del cercano Sasso Simone, el Simoncello en realidad
es más alto. Así es, alcanza los 1221 metros de altura frente a los 1204 del
Sasso Simone. Constituye un anillo intermedio de la cordillera que separa
los valles de los ríos Marecchia (al noroeste) y Foglia (al sudeste), cordillera
33
arriba
Vista del Parque
Natural del Sasso
Simone e Simoncello
abajo
Crocus espontáneas en
el territorio del Parque
que después sigue hacia el sur con el Sasso Simone y que más al norte incluye asimismo el Monte Carpegna (1415 m). En sus laderas nacen muchos
afluentes del Marecchia y del Foglia. El otro altiplano que domina la región
geográfica de Montefeltro es el Sasso Simone, de 1204 metros de altura. También está formado por sedimentos marinos terciarios y constituye un
fragmento de las faldas rocosas que, emergiendo del mar y desplazándose
de occidente a oriente, fueron disgregándose y hoy se encuentran presentes
allí donde afloraron en la cordillera de los Apeninos. Según un cronista del
siglo XVIII desde su cima podía verse la costa del Adriático desde Venecia
hasta Ancona. Al parecer debe su nombre a un ermitaño, obviamente llamado
Simone, procedente de Oriente. Como demuestran los hallazgos encontrados en el altiplano, el Sasso ya estuvo habitado por el hombre en la edad del
bronce. En 1565 fue elegido por Cosme I de Medici como lugar idóneo en
el que construir la ciudad-fortaleza denominada “Ciudad del Sol”, topónimo
análogo al de “Tierra del Sol”, la otra ciudad medicea levantada en tierras
romañesas. En efecto, el Simone constituía un punto estratégico del Gran
Ducado de Toscana y la ciudad fue utilizada con su doble función, militar y
civil, durante poco menos de un siglo. A finales del siglo XVII, debido a las
adversas condiciones naturales y políticas, la ciudad fue abandonada.
Notas
(1) (2) (3) El poeta es Tonino Guerra -también guionista, escritor, pintor y
artista polifacético- que nació, vivió y murió en el valle. Por haber cantado
esta región y por haberla enriquecido con sus obras, se le conoce como el
Poeta della Valmarecchia.
(4) El poeta estadounidense es Ezra Pound, que viajó por las tierras feltrescas y riminesas y escribió mucho sobre ellas.
34
CAPÍTULO II
PAISAJES
DEL ALMA
36
En este capítulo se describe el paisaje entendido como conjunto de lugares fascinantes y sugestivos desde la perspectiva de la mirada.
Se habla por tanto de la emoción que suscitan y de la fuerza evocadora que
transmiten, que entra en contacto con nuestro interior. No se descuida, sin
embargo, la historia social y cultural, que ha cobrado vida justamente gracias
a la naturaleza de los lugares y a su belleza. Nos inspiraremos, en algunos
casos, en la visión poética de quienes, poseyendo este don, han sabido leerla
con ojos subyugados. En cada uno de los apartados se trata sobre uno de
estos lugares o elementos fascinantes y se describen sus varios aspectos y
peculiaridades.
Lugares poéticos
Paisajes que ya eran de por sí encantadores por su naturaleza,
con el tiempo se han ido enriqueciendo gracias a la fértil creatividad de artistas
que han querido dejar su huella. Es el caso de los espacios para la reflexión
ideados por el maestro Tonino Guerra, poeta, escritor, guionista, pintor, artista
total, que nació en Valmarecchia, lugar donde vivió y donde eligió morir. Su
lema era que otra belleza se sumara a la ya existente. Y como un moderno
Tolstói quiso luchar no sólo para salvaguardar los lugares sino también para
generar nuevos estímulos que focalizaran la atención sobre los mismos.
En el valle sus creaciones poéticas conforman un museo extendido que se denomina I Luoghi dell’anima (Lugares del alma).
En algunos casos Guerra no quiso agregar nada a los sitios,
limitándose a cantarlos y darlos a conocer a través de sus versos. Los introdujo en un hipotético museo que definió Museo Frantumato (Museo frac­
cionado). Después a cada uno de ellos le atribuyó nombres y títulos que
sugieren, evocan, fascinan.
1. Lugares del alma
Se trata de montajes, cada uno con características y temas
propios, si bien todos unidos por el objetivo de avivar el alma y aguijonear
la fantasía. Entre estos en Torre di Bascio Il Giardino pietrificato (El jardín
petrificado) y en el casco antiguo de Pennabilli L’Orto dei Frutti dimenticati
(El huerto de los frutos olvidados), La Strada delle Meridiane (La calle de los
relojes solares), Il Santuario dei pensieri (El santuario de los pensamientos).
Son numerosos y, partiendo de la parte alta del valle, acompañan al visitante a lo largo de todo el eje del río Marecchia.
L’Orto di Liseo (El huerto de Liseo)
Ranco, en la parte alta del valle, es la primera localidad donde
la poesía de Guerra, recogida en el volumen L’Orto di Liseo (El huerto de
Liseo), toma cuerpo entrando en el burgo en el que vivió el personaje de su
37
arriba
Jardín petrificado
de Torre di Bascio
abajo
Huerto de los frutos
olvidados de Pennabilli
poema, Liseo. Suyas son frases registradas en el libro, como aquella que
cuenta que “la soledad hace compañía” o aquella en la que habla de Dios:
“Decir que Dios existe puede ser una mentira, decir que no existe puede ser
una mentira mayor”. Donde el campesino vivió, oró y cuidó de su huerto hay
dos lápidas con frases guerrianas que recuerdan su existencia.
Il Giardino pietrificato (El jardín petrificado)
A los pies de la torre milenaria, en Bascio Alta, en un prado
que configura una amplísima terraza sobre un universo de colinas, montes
y valles, siete alfombras de cerámica, realizadas por Gio’ Urbinati, parecen
posadas por el viento, mientras este azota la hierba y los arbustos lanzándose hacia panoramas impresionantes. El jardín, ideado por Guerra, está
dedicado a siete personajes históricos que nacieron o pasaron por el valle,
como Dante Alighieri, Giotto, Ezra Pound o Uguccione della Faggiola “para
no olvidar su memoria”.
La Madonna del rettangolo di neve (La Virgen del rectángulo
de nieve)
Se trata de una capilla o, mejor, una iglesia en miniatura situada
en medio del verde, mitad bosque y mitad césped, edificada, se cuenta, en un
lugar indicado por una señal divina. Había quedado parcialmente destruida y el
poeta encargó su reconstrucción y la embelleció con obras de arte de cerámica
y notas que recuerdan su origen. “En el siglo XVIII se quería edificar un templo y
durante años no se hallaba el emplazamiento adecuado que ofreciese garantías
de seguridad y estabilidad. Un día de agosto de 1754 cayó una nevada que trazó
un rectángulo blanco justo en aquel lugar. Así comprendieron que la Virgen estaba señalando el sitio en el que debía levantarse la pequeña iglesia”.
L’Orto dei Frutti dimenticati (El huerto de los frutos olvidados)
Primer singular museo ideado por el Maestro y primero en Italia dedicado a los frutos antiguos. “Un museo de los sabores”, declaraba.
Recoge especies desaparecidas de árboles frutales y arbustos romañeses,
así como también múltiples obras de arte realizadas por artistas de la zona
que colaboraron con él. En el lapso de dos décadas el espacio ha ido resultando cada vez más digno de ser visitado por la variedad y singularidad de
las especies que presenta, como la morera plantada por el Dalai Lama, y por
obras como La Cappella di Tarkovskij (La capilla de Tarkovski), creada con
38
arriba
Santuario de los
pensamientos de
Pennabilli
abajo
El Puente de las
Escaleras de
Pietracuta di San Leo
piedras de iglesias abandonadas del valle, o como la fuente denominada La
voce della foglia (La voz de la hoja).
Il Rifugio delle Madonne abbandonate (El refugio de las Vírgenes
abandonadas)
Se halla dentro del Orto. Se trata de una colección de imágenes sacras pintadas por artistas de distinta procedencia llamados por el
maestro Guerra. La idea del poeta era recordar las imágenes, hoy perdidas,
que adornaban las celdas en los cruces de los caminos rurales.
La Strada delle Meridiane (La calle de los relojes solares)
Se trata de un largo recorrido en el que se pueden admiran siete
relojes solares gigantes que representan célebres obras pictóricas que Guerra
quiso disponer “para no olvidar que el tiempo se mide con la luz”. Todos están en paredes excepto uno, colocado en el suelo, sobre el viejo lavadero del
Orto dei Frutti dimenticati, que indica la hora con la sombra del visitante que
en cada caso se sitúa en el punto adecuado para hacer las veces de gnomon.
Il Santuario dei pensieri (El santuario de los pensamientos)
Se trata de un jardín en el que una vieja higuera, creciendo, ha
ido siguiendo un trecho de la muralla que formó parte del castillo de los Malatesta, señores de Pennabilli antes de serlo también de Rímini. Sobre la hierba
se yerguen las esculturas esculpidas por Guerra configurando un espacio de
meditación y diálogo interior “para los pensamientos buenos y malos”. Un
rincón lleno de espiritualidad que remite a lo oriental y a la filosofía Zen.
La Fontana della Chiocciola (La fuente del caracol)
En Sant’Agata Feltria el “caracol cuenta con palabras de agua”
lo importante que es optar por el camino de la lentitud. Un mensaje poético
que va más allá del monumento ideado por Guerra, espléndidamente ubicado a lo largo de la gran escalinata del casco antiguo y fruto de las hábiles
manos del escultor mosaiquista de Ravenna Marco Bravura.
Il Ponte delle Scale (El puente de las escaleras)
En Pietracuta, donde el Marecchia cobra la forma de un amplio
mar, con playas de arena fina y de guijarros (donde, en la riba contraria, se
yergue la peña de Saiano con su santuario, meta de peregrinación), en vera-
41
arriba
El Prado sumergido
de Santarcangelo
di Romagna
abajo
El Árbol del Agua
de Torriana
no se tiende un Puente, denominado delle Scale, porque evoca las escaleras
que en tiempos pasados se tendían para cruzar el río. Recordando estas acciones el poeta del valle sugirió que se colocara una pasarela todos los años
con el fin de facilitar el paso a los miles de visitantes atraídos por la belleza
del lugar o también deseosos de tumbarse a tomar el sol.
L’Albero dell’Acqua (El árbol del agua)
Es el “retrato de nuestro río, que en verano mueve sus ramas
entre las piedras, convirtiéndose así en el árbol del agua”, reza la poesía que
Guerra dedicó a esta fuente por él ideada. Surge en Torriana, en el casco antiguo, y es el calco en bronce de una morera cuyas ramas son chorros de agua.
La Fontana della memoria (La fuente de la memoria)
Se encuentra en Poggio Berni y centra la atención en los muchos
fósiles, cuya forma imita, que se pueden hallar a lo largo del Marecchia justamente a la altura de este municipio. “Un fósil que hace compañía a quien tiene
ganas de detenerse y viajar por los pensamientos de la memoria”, según Guerra.
Il Prato sommerso (El césped sumergido)
Se trata de un “césped de agua” cuya “hierba” está constituida
por los chorros. La fortaleza Malatestiana y el burgo medieval de Santarcangelo di Romagna se reflejan en el amplio estanque. Lugar en el que detenerse, meditar y darse cita con la poesía de un hombre que nació precisamente
aquí y que aquí empezó a escribir sus obras.
2. Museo fraccionado
Pozzale (Pozo)
En la localidad de Sant’Antimo, en el municipio de Sant’Agata
Feltria, existe un magnífico pozo medieval de recogida de aguas pluviales,
escondido entre la vegetación, que puede verse desde una ventana. “Es redondo como una torre de un metro de alto y tiene encima una mata de hojas
verdes que le hacen de sombrero”, se lee en una poesía de Guerra. Causa
una sorpresa tan grande que bien vale el viaje.
Il Parco dei cento metri (El parque de los cien metros)
En realidad no es un parque; es el poeta quien se lo ha imaginado tal, pues se trata de un lugar natural que embelesa por ser salvaje como
42
arriba
Monte Carpegna
visto desde el territorio
de Pietrarubbia
abajo
Lago de Andreuccio
en la aldea de Soanne
“en los tiempos de la infancia del mundo” cuando “los macizos rodaron sobre
el agua” creando un jardín Zen. Piedras errabundas que se detuvieron en
este torrente, el Storena, un afluente del Marecchia. Sus aguas pasan por la
localidad de Ca’ Romano y confluyen en la de Ca’ Raffaello.
El Canaiolo
En el territorio del municipio de Pennabilli, dentro del parque del
Sasso Simone e Simoncello, en el monte Carpegna y en los llanos de la Cantoniera nacen dos arroyos, el Canaiolo y el Paolaccio, que uniéndose forman el
torrente Messa. Casi completamente desconocidos, resultan impracticables,
pero son de lo más sugestivos y emocionan por su belleza salvaje, sobre todo
el Canaiolo. Son lugares con una flora, una fauna -auténtico reino de lobos y
gatos monteses- y una morfología muy interesantes, parajes que pueden conquistar la mirada y quedar grabados en la memoria. El estudioso Guerrieri en
el volumen La Carpegna abbellita ed il Montefeltro illustrato los describe de
este modo: “El humilde torrente vulgarmente llamado Messa tiene su nacimiento en un copioso manantial que brota en un elevado y escarpado barranco del
Monte di Carpegna por la vertiente que arroja sus aguas de arriba a abajo en
impetuoso curso, sobre todo en el tramo de sus vivas fuentes, al peligroso y
horrendo trecho del Canaiolo. (…) Entonces se pasa por el escarpado camino
denominado el caracol”. En el punto en el que se unen los dos arroyos se forma
una “Y” de encantadora belleza por su aspecto fragoso y salvaje. Aquí un grupo
de monjes budistas tibetanos lanzaron los polvos del mandala creado en Pennabilli con ocasión de la visita del XIV Dalai Lama y las celebraciones del padre
Orazio Olivieri, el fraile capuchino originario de Pennabilli, que en el siglo XVIII
fue misionero en el Tíbet durante más de treinta años.
Soanne, sus molinos y el Lago de Andreuccio
En el territorio de la aldea de Soanne, en el municipio de Pennabilli, existen ruinas de viejos molinos. Se aferran al suelo y a la roca y ante
ellos sigue moviéndose el agua límpida y potente: son los vestigios del Molino
Soanne semiocultos en la espesura, con nada menos que dos saltos, y los
del Molino di Borgonovo, un kilómetro por encima de Soanne, situado en un
torrente y en las inmediaciones de una cascada en perfecta armonía con el
entorno natural. Se trata de lugares llenos de magia e historia que hay que
visitar porque, como rezan los versos de Guerra, “el milagro del agua que
discurre fresca te hace sentir dentro de ti lo que estás mirando”. Se habla
45
arriba
Río Marecchia cerca
de Ponte Santa Maria
Maddalena
abajo
Molino Sandaccio
a orillas del Marecchia,
en el territorio de
San Leo
asimismo de agua en el caso del lago de Andreuccio, situado en una zona
de intenso verdor, rodeada por bosques que en las varias estaciones brindan
paisajes de encantadora hermosura.
El mar de San Francesco
Una espléndida vista sobre el Marecchia, en las inmediaciones
de Ponte Santa Maria Maddalena, donde se encuentran dos molinos antiguos,
uno de ellos el Mulino di Sandaci o Sandaccio. A un lado del puente el territorio de San Leo, al otro el de Novafeltria. Se puede llegar fácilmente hasta la
zona bajando en coche hacia el Molino Vecchio (actualmente un restaurante,
la Spiga d’Oro). Es un tramo en el que el río adquiere una conformación ines­
perada y muy singular. Emergen gigantes de roca bajo los cuales el agua,
profunda, forma remolinos en perenne movimiento. Como un conjunto de pis­
cinas se ofrecen invitando a sumergirse y darse un baño regenerador. Los
picos de piedra alisada están diseminados como si los hubiera lanzado un
cíclope, aquí y allí, con la misión de hacer de centinelas del río. De ahí la convicción del poeta Guerra de que aquí también tuvo que detenerse para refrescarse San Francisco de Asís, que estas tierras las cruzó y las vivió. En efecto,
está documentada con absoluta certeza su estancia en San Leo. Cuando llega
la crecida, las cimas de los macizos se asoman a duras penas por encima de
las aguas que, alzando su nivel, corren espantosamente tumultuosas.
3. Paisaje invisible
Montefeltro Vedute Rinascimentali (Montefeltro vistas renacentis­
tas) es un proyecto interregional de revalorización turística del territorio, de
relevancia internacional que no nace de fantasías o leyendas, sino que toma
cuerpo a partir de una investigación científica desarrollada paralelamente en
el territorio y las obras de arte del Renacimiento italiano.
Se trata de una investigación paisajística y medioambiental,
histórica y social, artística y monumental que ha permitido desvelar un mundo invisible pero real. Gracias a esta labor el Montefeltro de Piero della Francesca, Leonardo Da Vinci, Vasari y muchos otros artistas de los siglos XV y
XVI revive en los paisajes de hoy.
A lo largo de los siglos los estudiosos se han ido preguntando
dónde se situaban geográficamente los paisajes que inspiraron a Piero della
Francesca y otros artistas. ¿Dónde habían visto esos pintores los panoramas
que aparecían como fondo en sus obras maestras? Recorriendo nuestros
46
arriba
Fondos de Piero della
Francesca en cuadros
de paisajes
abajo
Vista aérea
de San Leo
valles resulta fácil comentar: “ahí están los fondos de Piero, sus colinas, los
perfiles que se suceden, uno tras otro, suaves y delicados, entre la bruma y
los colores de la mañana”. Tras profundos estudios y análisis se llegaron a
localizar de forma concreta. Los paisajes de Piero finalmente se han identificado. Dieron con ellos, entre las colinas de Montefeltro, entre Romaña y Las
Marcas, dos estudiosas, una realizadora de vídeo y fotógrafa de paisajes y
una profesora de geomorfología: en realidad, dos “cazadoras” de paisajes.
Los fondos de Piero della Francesca
Todo arranca con los primeros paisajes hallados. Son los pintados por Piero della Francesca en el Díptico de los duques de Urbino, del 1475,
que se conserva en la Galería nacional de los Uffizi: a espaldas de Federico
de Montefeltro y de su esposa, Battista Sforza, y detrás de Los triunfos.
Las montañas, las rocas y los ríos son los mismos que el artista
veía en las tierras del Ducado de Federico de Montefeltro yendo a Urbino y
a Rímini desde San Sepolcro, recorriendo el valle del Marecchia por la vía
Ariminensis (de Arezzo a Rímini, siguiendo el río Marecchia, antiguamente
conocido como Ariminus), de la que se servía para llegar hasta la residencia
de Sigismondo Pandolfo Malatesta, Señor de Rímini, otro de sus grandes
mecenas. Todos estos paisajes se han podido reconocer en la actualidad.
Perfiles montañosos, siluetas de colinas, horizontes de llanuras,
ríos y, sobre todo, burgos y castillos, como San Leo, Maioletto, Talamello y
Pennabilli, se identifican uno tras otro. Hay puntos panorámicos que brindan
exactamente la misma visión que en aquel entonces. La emoción se palpa y el
carácter extraordinario de la vista lleva a superar el tiempo y el espacio para
llegar a la historia febril y gloriosa del período renacentista.
Los paisajes de Vasari
Cotejando las obras de Giorgio Vasari (pintor, arquitecto e historiador del arte italiano del siglo XVI) -acostumbrado a moverse por las
tierras de Arezzo, Rímini y Ravenna surcando el Iter Ariminensis- con paisajes
reales, las dos estudiosas citadas hallaron correspondencias que constituyen
importantes indicaciones de viaje y observación.
Los horizontes de Leonardo da Vinci
Se efectuaron análogos estudios con algunas obras de Leonardo Da Vinci, como la Madonna Litta, que se exhibe en el museo del Hermita-
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arriba
Conformaciones
rocosas de
Pietramaura
abajo
Veta de yeso
de Torriana
ge de San Petersburgo. Sus fondos ofrecen detalles que permiten asociarlos
a paisajes de Montefeltro. Leonardo pasó por estos parajes dirigiéndose a
sus destinos de trabajo, entre los que se encontraban Rímini y Cesenatico.
De este modo se puede observar lo que su mirada captó y representó en sus
famosísimas telas.
4. Lugares mágicos
En este apartado presentamos territorios enormemente sugestivos: colinas de cristal, desiertos de arcilla y bosques de patriarcas arbóreos
que narran la historia de lugares y personas; conformaciones rocosas sumamente misteriosas en su origen y sus usos, y mucho más todavía. Describimos sus características y particularidades para invitar al lector a visitarlos en
busca de su encanto misterioso.
Vetas de yeso
Los valles de la provincia de Rímini, que surcan los Apeninos
orientales de Romaña son atravesados por la “veta del yeso romañesa”. Se
trata de auténticas “colinas de cristal” que merece la pena buscar y vivir por
su belleza desbordante. En el área riminesa no brindan los magníficos escenarios del Apenino imolés, pero estos parajes geológicos, con sus juegos de
luz y su peculiaridad paisajística, son preciosos. Geológicamente se trata de
una cordillera de sulfato de calcio, cristalizado y estratificado de forma variopinta en imponentes bancos, que aflora, atravesando los territorios de los
municipios de Torriana y, más al sur, de Montescudo y Gemmano. La formación yesosa-azufrera, precisamente por su composición, así como la extraordinaria variedad morfológica y tipicidad de la flora y la fauna han influido en
la construcción del paisaje, dejando huella en la historia de estos lugares y en
la vida de sus habitantes. “Yeso que cocido y machacado -reza una crónica
del 1504- sirve para edificar casas”. No es casual que hayan existido y existan
aún canteras para su elaboración. Es una riqueza natural que sorprende y
fascina. Causan estupefacción sobre todo las cristalizaciones del yeso. Una
vez se hubo evaporado o retirado el agua marina que hace unos seis millones
de años, en el Plioceno, inundaba estas tierras y bañaba las colinas, el sulfato
de calcio se depositó dando origen a los cristales de yeso con sus típicas
formas de punta de lanza o de cola de golondrina. Al ser esta una materia muy
soluble, a lo largo de la veta que va de Módena a Pesaro se desarrollaron
fenómenos kársticos que además de conferir su singular aspecto al paisaje,
51
arriba
Acantilado
de Verucchio
abajo
Barrancos de Maioletto
lo salpicaron con relieves emergidos de yeso. Otras vetas, en cambio, se
fracturaron y permanecieron enterradas. Por ello entre las capas arcillosas
y margosas pueden hallarse numerosos fósiles, como en Poggio Berni, en el
valle del Marecchia, y en Mondaino, en el valle del Conca.
La toponimia en algunos casos nos da pistas, indicando los lugares de estos afloramientos: los Gessi (Yesos), en la carretera que va de Torriana a Montebello, el monte del Gesso y la pequeña aldea de Gesso, entre
Montescudo y Sassofeltrio. Otros lugares análogos son la Valmala en Mondaino, el bosque de Albereto, el álveo del Ventena y las Grutas de Onferno, en
Gemmano. Todos ellos se caracterizan por su particularidad geológica y su
riqueza paisajística, de vegetación y zoológica. Estas tierras, en efecto, están
habitadas por especies vegetales que han subsistido a lo largo de milenios,
verdaderas variedades botánicas relictas, como los helechos y determinadas
plantas grasas del género sedum. Y entre los animales que han hallado refugio en estos parajes, raras aves rapaces, como el alcotán y el aguilucho.
Barrancos desertificados
Son fascinantes pero infunden algo de desazón, sobre todo por
la dureza que confieren al paisaje y por la impresión de inestabilidad que
ofrecen. Es así porque las colinas donde predominan los barrancos muestran desmoronamientos, hendiduras, erosiones, movimientos de terreno. A
menudo están constituidos por láminas de tierra largas y delgadas -como
agujas góticas desnudas y blanquecinas- en las que pueden aflorar estrías
cromáticas de tono dorado, carmín u ocre debidas a mineralizaciones. En
sus márgenes crecen bosques o se hallan dispuestos cultivos. De todos modos estas lenguas de tierra también están llenas de vegetación, si bien poco
visible: plantas que se han adaptado “heroicamente” a unas difíciles condiciones. Tienen tronchos y hojas carnosos, superficies transpirantes. Se trata
de plantas halófitas, es decir, llenas de sal, lo cual les permite tener la fuerza
suficiente para extraer agua de las profundidades del subsuelo. La más común es la Artemisia caerulescens. Debe su nombre a la reina Artemisa, primera en descubrir sus propiedades terapéuticas. Entre los animales que se
han adaptado al duro clima de estos barrancos, encontramos un crustáceo,
el Armadillidium zangherii. Es un insecto, un coleóptero de refulgente color
azul que únicamente sale de su escondite por la noche. Los barrancos son
el resultado de arroyamientos generados sobre substratos de arcilla. El agua
de lluvia, al no penetrar en el suelo lo derrubia, fluye hacia abajo y erosiona
52
arriba
Peña con vestigios del
castillo de Maioletto
abajo
Reserva Natural
de Onferno
las vertientes. Se trata de arcillas “escamosas” o arcillas “caóticas” que se
formaron hace entre 140 y 5 millones de años, en los períodos del Cretáceo y el Mioceno. Están presentes en casi todos los Apeninos italianos. La
provincia riminesa no es una excepción, y presenta zonas de gran interés.
Recorrerlas resulta muy sugestivo, pues nos parece casi como si nos halláramos en territorios pertenecientes a la prehistoria, en lugares fabulosos como
Capadocia, en Anatolia (Turquía), o Colorado (Estados Unidos). Cuando
varios barrancos convergen en el denominado compluvio de un valle (del
latín compluvium, o sea, lugar en que confluyen las aguas), reciben el nombre de “anfiteatros”. En la provincia de Rímini existen varias áreas con estas
características. En el valle del Conca las principales son dos: el anfiteatro
de Onferno, en el municipio de Gemmano, y el anfiteatro de Rio Salso, en la
aldea de Montespino, en el municipio de Mondaino. Y en el valle del Ventena,
los barrancos de Tavoleto, ya dentro de la provincia de Pesaro-Urbino. En el
valle del Marecchia resulta muy sugestivo el anfiteatro en torno a Maioletto,
en el municipio de Maiolo. El paseo es cautivador, pero no fácil, porque en
invierno la arcilla se convierte en barro y en verano en polvo. Sin embargo el
paso vacilante por los barrancos se ve premiado por la belleza del prodigioso
panorama que se abre ante los ojos como representando purgatorios e infiernos dantescos. Desnudos e inhóspitos, escabrosos como lenguas de arena
informes, conservan la huella de su remota historia con las rápidas fugas de
agua y el perpetuo movimiento al que hay que abandonarse sin miedo.
Y para los que deseen aventurarse hasta alturas extremas, para
los amantes de la verticalidad y el vacío, merecerá la pena escalar la pared,
debidamente equipada, como todas las registradas en el valle del Marecchia.
En lo alto de la misma se encuentran los vestigios del castillo de Maioletto.
En el valle, además de las acantilados escalables del monte Aquilone y de
Perticara, así como de Pennabilli y Verucchio, ya mencionados, cabe destacar asimismo los de San Leo, Pietramaura, San Marino, Balze y el monte
Fumaiolo, que conforman un conjunto de paredes de extraordinario valor
para los aficionados a la escalada.
Monumentos rupestres
Nos referimos a despeñaderos, cavernas, refugios, macizos y
rocas, cavidades y piscinas naturales que en algún momento de la historia
se han empleado como aras de sacrificio, asientos milagrosos, yacijas de
ermitaños y también las denominadas piedras “del diablo”. Han dado origen
55
arriba
Peña y Santuario
de Saiano
abajo
Ara sacrifical
de Torricella
a ámbitos de profundo interés, sobre todo por el halo de misterio que los
acompaña. En las partes media y alta del valle del Marecchia conforman un
rico recorrido. En Saiano, dentro del término municipal de Torriana, en la
peña donde se yergue el Santuario dedicado a la Virgen del Rosario, la roca,
muy friable, presenta unas peculiares conformaciones. De una de ellas, que
parece tener forma de asiento, se cuenta que ayuda a las parturientas cuando, una vez allí sentadas, dirigen sus plegarias a la Virgen milagrosa. En el
municipio de San Leo existen dos localidades que merecen ser visitadas.
Una es Monte Fotogno, donde hay un macizo del Mioceno que algunos conocen como Sasso del tino (Piedra de la tina). En el macizo calizo se formaron
varias piscinas, unas en la parte vertical y otras en la parte superior. Dos de
ellas están conectadas entre sí a través de un agujero de unos diez centímetros. La segunda se halla en el centro histórico de San Leo, entre la catedral
y la torre. Allí puede verse una enorme piedra ahuecada que se utilizaba
como tinaja para recoger el agua de la lluvia, como puede deducirse por las
numerosas incisiones practicadas a su alrededor y que llevan a la pila. La
piedra tiene un orificio pero no se ve adónde va a parar el agua. En el municipio de Maiolo, en medio de los bosques, en la orilla derecha del arroyo
conocido como Fosso Rasino, afluente del Marecchia, puede verse el macizo
denominado Letto di San Paolo (Lecho de San Pablo). Tiene dos metros de
altura, cinco de ancho y cinco de largo. Se cree que pudo ser utilizado como
tumba en una hipotética necrópolis rupestre prehistórica o romana, o bien
como cuba para la recogida del agua, dados los numerosos canalillos que
presenta en los bordes. En Torricella, en el municipio de Novafeltria, existe
otro macizo, en este caso de arenisca. Está aislado, mide siete metros de longitud, tres de anchura y dos de altura. En su parte superior presenta una gran
piscina de la que sale un canal que, con un salto, vierte el agua a una pileta
inferior más pequeña. Algunos estudiosos afirman que pudo ser empleada en
la prehistoria como ara de sacrificio. El Sasso del diavolo es el nombre de una
de las rocas características del monte Aquilone, en Perticara, en el municipio de Novafeltria. Se desplomó de la base rocosa en la que se encontraba
desde hacía milenios, pero hace algún tiempo fue colocado de nuevo en su
posición original. La leyenda cuenta que era la última de las rocas que habían
sido destinadas a la construcción del puente de Tiberio, en Rímini, y que
sin embargo permaneció aquí por un capricho del diablo. El itinerario de los
macizos misteriosos sigue en Pennabilli, donde, a un kilómetro de la población, se encuentran dos grandes piedras de forma redondeada de tres metros
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Convento y ciprés
de San Francesco
en Villa Verucchio
de diámetro y dos de altura. En ellas hay excavadas dos piscinas cuadradas
conectadas mediante un agujero. Y en Sant’Agata Feltria puede verse el
Letto di San Silvestro (Lecho de San Silvestre), en el monte Benedetto. En
realidad los macizos de arenisca de este tipo son numerosos y provienen de
la disgregación de la formación rocosa del monte Ercole. La leyenda cuenta
que uno de estos macizos, ahuecado formando una enorme tina, fue lugar de
retiro y penitencia de fray Silvestre, que después sería santo.
En los parajes del antiguo castillo de Miratoio, en el territorio
de Pennabilli, se conocen varias grutas que han sido habitadas en diversos
momentos de la historia. El alcor de Miratoio es fundamentalmente de piedra
arenisca, muy fracturada y objeto de desplomes que provocaron la formación
de estas cavidades. Entre ellas cabe mencionar la Tana di Barlaccio y el
Antro Morroni, que al final de la segunda guerra mundial fue refugio de unos
soldados eslovenos que se habían escapado del campo de prisioneros de
Anghiari (en Toscana). La gruta del Beato Rigo es la más conocida. Según
la leyenda fue lugar de abrigo y penitencia del ermitaño agustino Beato Rigo
(indicado en las fuentes también como Arrigo o Enrico), que vivió en el siglo
XIV. En su interior un escalón hacía las veces de reclinatorio. La gruta de
la Tana Buia, caracterizada por presentar dos entradas incómodas y difíciles, durante la guerra albergó a las familias del lugar. Existen otras cavernas
menores, difíciles de explorar: entre ellas el Spacco del diavolo (Hendidura
del diablo) y la Grotta dei pipistrelli (Gruta de los murciélagos), de cuarenta
metros de longitud, situada a 865 metros sobre el nivel del mar, cuya entrada
hoy está obstruida por un enorme detrito.
En el valle del Conca sólo la parte alta alberga huellas misteriosas, la mayoría ligadas al uso de macizos como cubas de recogida de agua
pluvial o para la elaboración del vino, todas ellas en territorios de fuera de la
provincia y la región. De todos modos se consideran de cierto interés, como
ocurre en otros lugares, por formar parte de la cultura popular local.
Patriarcas arbóreos
Son árboles monumentales, ultracentenarios, a menudo inmensos, que desde hace siglos presiden el territorio y narran su historia. Saber reconocerlos y defenderlos ayuda a descubrir los lugares naturales y a
salvaguardar su biodiversidad. Tienen un valor análogo al de los castillos y
burgos históricos y en el misterio que los envuelve se encuentra el rastro de
nuestras raíces. Por ello, para su amparo, son registrados y señalados. En
59
Olivos, en el fondo
Verucchio
algunos casos esto ocurrió hace ya mucho tiempo gracias a su vinculación
con acontecimientos especiales, personajes, usos y tradiciones. Un ejemplo
de ello lo constituye el ciprés plantado por San Francisco en Verucchio, en
el convento franciscano.
El árbol secular tiene asimismo un significado simbólico. No
hay más que pensar en el “árbol genealógico” o el “árbol cósmico”. Pero lo
que más se debe remarcar es que los viejos árboles se consideran microecosistemas naturales, pues en ellos viven muchas especies animales y vegetales. Por este motivo tienen un significativo valor didáctico, al representar una
ventana abierta al territorio y una referencia para el estudio del entorno natural, comenzando por el estado de salud del aire y de las aguas. En efecto, son
auténticos indicadores biológicos. Analizando con el instrumental adecuado
los anillos de sus troncos se puede establecer no sólo su edad sino también,
entre otros elementos, el mapa de las variaciones climáticas, la contaminación y el acaecimiento de hechos excepcionales tales como incendios, inundaciones o huracanes. Y se puede retroceder en el tiempo, según su edad,
dos, tres, cuatro o más siglos.
Se encuentran en viejos jardines, en eras rústicas y, a menudo,
en áreas de difícil acceso que han favorecido su longevidad, al mantenerlos
lejos de del peligro de la urbanización y la deforestación. Las especies más
comunes en las zonas silvestres y en los bosques son las encinas y los robles.
En las masías, vides y moreras, testimonios estas últimas de una actividad,
la del gusano de seda, que en tiempos pasados desempeñó un papel importante en la economía familiar. Y junto a los muros de los caseríos, granados,
azufaifos e higueras. En los terrenos agrícolas, olivos centenarios, esculturales, a menudo retorcidos, pero todavía generosamente fructíferos. Las
zonas más pobladas por olivos son las de los municipios de Montegridolfo,
Saludecio y Coriano. Tejos, plátanos y castaños se suman a las especies
mencionadas y no faltan tampoco cedros y pinos, que procedentes de países lejanos y en función de las modas y gustos de cada época, adornan los
parques y jardines de las villas históricas. Para quien esté interesado en los
ejemplares más viejos, he aquí una breve lista. Por ahora, el primero de la
relación, con una edad estimada de 800 años, es el ciprés de San Francisco,
en Verucchio, en el convento franciscano, que según la tradición fue plantado por el santo. Le sigue el tejo denominado “de la farmacia”, en Cattolica,
en el casco urbano, con una edad estimada de más de 500 años, y también
en Cattolica, si bien en las afueras, dos moreras negras que tienen más de
60
arriba
Encina centenaria en
Trarivi de Montescudo
abajo, a la izquierda
Ciprés centenario
en Montebello
abajo, a la derecha
Olivo centenario
en Valliano
300 años. En Montegridolfo, en la localidad de San Carlino, un olivo de 700
años. En Castello, olivos monumentales de más de 400 años y en Mondaino
ejemplares pluricentenarios de tamariscos y encinas. Muchos árboles de
300 años o más en el castañar del monte Faggeto, en Montefiore Conca.
Análogos ejemplares en la Giungla dei Castagni de Uffogliano, en el valle
del Marecchia. En este mismo valle, el ciprés de la aldea de Ca’ Fagnano, en
el municipio de Torriana, con más de 380 años. La encina de Saiano, no muy
lejos de la localidad de Palazzo, con casi 250 años. Y subiendo a San Leo,
en la céntrica Piazza Dante, un enorme olmo plurisecular. En el municipio
de Montecopiolo, el centenario hayal de Pianacquadio, único en Italia, con
ejemplares de dimensiones verdaderamente imponentes. En Rímini también
pueden contemplarse árboles centenarios: merece la pena admirar el tilo
de San Fortunato, en el Colle di Covignano, con una edad estimada de 400
años. Son muchísimos los patriarcas arbóreos del territorio de la provincia,
por lo que se hace imposible citarlos todos, pero no será difícil dar con ellos
por valles y montañas.
5. La naturaleza y el hombre
El hombre siempre ha tratado de modelar la naturaleza. Intenta
explotarla para su beneficio, para asegurarse su supervivencia y la de las
generaciones futuras. De ahí el aprovechamiento de las aguas, el bosque y
el subsuelo, con la extracción de minerales. En este apartado viajaremos por
la antigua mina de azufre de Perticara, por las montañas en las que sigue
vivo aún el trabajo de los últimos carboneros, por los collados boscosos en
compañía de recolectores de trufas y setas, y por los viejos castañares en los
que resuena todavía el eco de los contrabandistas que en ellos se refugiaron.
La mina de azufre
La mina de Perticara, en el municipio de Novafeltria, fue una
de las más importantes de Italia, con 100 km de galerías en nueve niveles. En
funcionamiento de 1741 a 1964, si bien existen numerosos indicios de una labor de extracción mucho más antigua, actualmente está inactiva. El lugar, sin
embargo, no está abandonado. Al contrario, sigue vivo gracias a un importante museo que expone su larga y compleja historia. Perticara es una cuenca
minera por vocación, pues hace cinco millones de años entre sus margas
arcillosas se depositaron capas de yeso y caliza azufrera. Con las tareas de
extracción la economía no podía hacer más que florecer. Se edificaron ba-
63
arriba
Museo y mina de
Perticara
abajo
Molino de pólvora
en Novafeltria
rrios enteros para proporcionar alojamiento a miles de mineros y trabajadores, así como una tienda, una iglesia, un teatro, locales recreativos e incluso
un campo de deportes, escenario de las reiteradas victorias de un equipo que
increíblemente llegó a jugar en la división C del campeonato italiano.
El área de la mina, de obligada visita, resulta particularmente
fascinante: torres, pozos, hornos, la torre del teleférico, raíles y trenes. Todo
lo que se ve en la mina tiene su explicación pormenorizada en el museo: el
Sulphur Museo Storico Minerario, ubicado en los sugestivos ámbitos de la
mina, cuya actividad ilustra fielmente repasando todas sus etapas. Resulta
emocionante y conmovedor por su potente fuerza evocadora y porque propone un contacto directo con la realidad de la mina. Constituye uno de los
primeros ejemplos de arqueología industrial de Italia. Creado para relatar
una historia común a todo el pueblo europeo, está organizado en forma de
recorrido temático en el que se reproducen las distintas fases de la actividad,
desde la extracción hasta la fusión del azufre. La visita tiene su punto culminante en La miniera (la mina), reconstrucción fiel y realista de un itinerario
subterráneo. Sin duda merece la pena.
Los molinos de pólvora
Los molinos de pólvora estaban relacionados con la extracción
del azufre. En la parte alta del valle del Marecchia en el siglo XVIII había
veintidós molinos, catorce en el curso principal del Marecchia y ocho en sus
afluentes. En el siglo XX tres siguieron con la actividad productiva, que cesó
por el empleo en las labores de extracción de explosivos sintéticos como la
dinamita y otros derivados de más fácil manejo. Algunas de estas instalaciones existen todavía y se pueden visitar. Hubo un tiempo en que aseguraban
importantes negocios en el valle, algunos de ellos ilegales, vinculados a los
numerosos contrabandistas presentes, que se refugiaban en los castañares
de Uffogliano, Monte Benedetto y Monte Ercole y en los bosques de Massamanente y Montetiffi. La fabricación de pólvora comenzó en 1490, en los
molinos de Talamello, y terminó en la segunda mitad del siglo XX, tras unos
quinientos años de vida. En San Leo, el Molinaccio (molinucho) lleva aún el
despectivo nombre derivado de aquella peligrosa actividad. También se producía pólvora en el Molino della Pieve, en Novafeltria, que ha sido restaurado
recientemente. El antiguo establecimiento, el Polverificio Bonifazi, hoy es de
propiedad municipal. Se aloja en dos pequeños locales y en su interior conserva la maquinaria de madera constituida por ruedas hidráulicas verticales,
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65
66
Interior y exterior
del Molino Moroni
en Poggio Berni
recipientes cilíndricos para la mezcla y un sistema de mazos accionados por
un batán. Se encuentra en la carretera que lleva a Maiolo, en la localidad de
Pieve, en el n° 15 de la Via Pieve, antes del puente viniendo de Novafeltria.
La ruta de los molinos
En el Conca y el Marecchia, y en sus canales paralelos, la antigua actividad de molienda queda testimoniada por la presencia de molinos
históricos. Alguno de ellos todavía está en uso, para moler cereales o para
producir energía eléctrica. Han sido registrados tras rigurosas investigaciones, por lo que hoy se puede seguir la ruta de los molinos en ambos valles,
desde su parte baja hasta la más alta. El recorrido merece la pena por la
belleza de los parajes, incluso cuando están abandonados, y por el retrato
que nos muestran de una forma de vida, permitiéndonos comprender lo importantes que eran para la economía del territorio. Además eran lugares plagados de símbolos y de presencias consideradas inquietantes. En efecto, a la
figura del molinero se le atribuía la capacidad de realizar prácticas mágicas y
de seducción. Trabajaba día y noche y sólo paraba en caso de sequía. El empleo del agua correspondía en primer lugar a los molineros, porque de ellos
dependía la supervivencia de gran parte de la población. Por ello en tiempos
de sequía los campesinos sólo podían regar sus huertos cuando los molinos
estaban parados, el sábado por la tarde y el domingo. El molinero vivía encima del molino: su vivienda comunicaba directamente con los locales de
trabajo. Los sucesos escabrosos que podían producirse en el interior de sus
casas se explican por el hecho de que se dejaban fuera de ellas las normas
de convivencia más severas, sobre todo las relacionadas con la moral, que,
según se decía, los molineros no respetaban demasiado. No en vano existe el
refrán “Quien al molino va enharinado saldrá”.
En el valle del Marecchia había más de doscientos molinos. En
la parte baja del valle había 35 a lo largo del Canale o Fossa Viserba, que
comenzaba en Ponte Verucchio y terminaba en Viserba di Rimini, y 19 en la
Fossa Patara o Patarina, que también empezaba en Ponte Verucchio y terminaba en el mar, en Rímini, y en la Fossa comunale dei Mulini, de la que tomó
su nombre la localidad que después se llamaría San Martino dei Mulini. Este
último canal se cruzaba con la Fossa Viserba y pasaba por Santarcangelo,
donde alimentaba cinco molinos urbanos y servía a otras actividades, como
tintorerías, talleres textiles, pescaderías, lavaderos y mataderos. En la parte
alta del valle se contaban 82: 16 en San Leo, 23 en Novafeltria, 6 en Maiolo, 7
67
arriba
Molino del Raso,
en la localidad de
San Donato junto al
torrente Senatello en la
carretera provincial de
Casteldelci-Balze
abajo, a la izquierda
Interior del Museo
Molino Sapignoli
en Poggio Berni
abajo, a la derecha
Detalle del Molino de
pólvora en Novafeltria
en Sant’Agata Feltria, 16 en Pennabilli, 12 en Casteldelci y 2 en Montecopiolo.
Los demás estaban en Toscana, en la provincia de Arezzo y en la República de San Marino. Actualmente hay 165 registrados, si bien son muy pocos
los que subsisten en perfectas condiciones y se pueden visitar. Es el caso
del Mulino Moroni y el Mulino Sapignoli, hoy Museo del arte de la molienda,
en Poggio Berni, y del Mulino Ronci, en Ponte Messa di Pennabilli, donde
siguen activos la serrería y el molino de agua que produce harinas molidas
con piedra. Otros han sido restaurados y reformados para ser utilizados para
usos diferentes del original. En cualquier caso se les ha hecho justicia por lo
que fueron. Entre estos se encuentra el Molino di Piega, en la localidad que
lleva ese mismo nombre, en el municipio de San Leo, que hoy es una posada
denominada Locanda di San Leone. También en el municipio de San Leo, en
la localidad de Monte Fotogno pero a orillas del Marecchia, cerca de Ponte
Santa Maria Maddalena, perfectamente visible desde la carretera provincial
conocida como la Marecchiese, se halla el Mulino di Sandaci o Sandaccio. Al
otro lado del puente, en el territorio de Novafeltria, existe otro molino muy
antiguo, hoy transformado en restaurante (Spiga d’Oro).
El historiador Adimari en 1616 escribía que en el valle del Conca, junto al río, corrían numerosos canales de molinos, y otro estudioso, Guerrieri, afirmaba que entonces existían 76 molinos (en el italiano de la época
mollini) accionados por el movimiento de las aguas del río. El agua en esta
zona abundaba, por lo que no se requería la realización de fosos. Sí era necesario, en cambio, efectuar continuas labores de mantenimiento en las presas
y las canalizaciones a causa de las frecuentes crecidas e inundaciones. Hoy
quedan los vestigios de nada menos que 63 establecimientos, todos ellos registrados, si bien no todos definitivamente identificados como molinos: 43 en
la riba izquierda desde Misano Adriatico, pasando por San Clemente, Monte
Colombo, Montescudo, hasta Montecopiolo; y 20 en la orilla derecha, desde
San Giovanni in Marignano, pasando por Morciano di Romagna, Montefiore Conca, Gemmano hasta Montecopiolo. Algunos molinos del territorio de
Morciano, como el Balzi y el Leardini di Sotto, aun habiendo sido restaurados
han ido mantenido su aspecto original. Otro muchos sin embargo, a finales
del siglo XVIII fueron objeto de ampliaciones en las que se les agregaron nuevas molederas para moler bellotas (cuya harina se utilizaba como alimento
animal), el azufre usado para fabricar pólvora (denominada “polvo negro”)
y el glasto empleado para elaborar un tinte de color añil. Al diversificar la
producción se incrementaban las ganancias.
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Campos
de Coriano
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Campos de
Santarcangelo
di Romagna
Los molinos de glasto
En la parte alta de los valles del Marecchia y el Conca se puede
emprender un viaje al pasado para descubrir una de las actividades productivas locales más importantes hasta finales del siglo XVIII: el cultivo del
glasto. El glasto es una planta herbácea que se cultivaba en muchos sitios de
Europa. Durante unos cuatro siglos (del XIV al XVII) fue el principal recurso
de muchas zonas de los Apeninos. Se utilizaba para teñir de azul la ropa, el
añil de Piero della Francesca. El color era fruto de un proceso de elaboración
complejo que y dio lugar a una floreciente actividad económica. Así fue hasta
que el azul obtenido con el glasto fue substituido por el añil procedente de las
Indias. La economía ligada al glasto queda testimoniada por las numerosas
muelas o molederas diseminadas por todo el territorio riminés. Algunas se
encuentran abandonadas en los campos, junto a caminos y carreteras. Otras
han sido reutilizadas de las maneras más diversas: como base para cruces,
para adornar jardines o, ahuecadas, como abrevaderos. Su forma permite
identificarlas fácilmente: la muela que funcionaba como base fija presenta
unos canales dispuestos radialmente por los que salían la pasta y el líquido
residual.
Lugares de la memoria
El sistema de museos de la provincia presta una gran atención
a la relación entre antropología y tecnología. Existen museos dedicados a
la cultura popular, las tradiciones, costumbres, vida cotidiana, trabajo y desarrollo tecnológico. Todos estos temas se tratan a la vez de manera muy
atractiva y con rigor científico. Hay cuatro museos sobre el mundo agrícola: el MET-Museo Etnográfico de Santarcangelo di Romagna, primero en ser
fundado y punto de referencia para los demás, el Etnográfico de Valliano, en
Montescudo, el del Arte Rural, en Sant’Agata Feltria, y el museo extendido
del Pan, en Maiolo. Y además, como se ha dicho en capítulos anteriores, el
Museo del arte de la molienda, en el Mulino Sapignoli, en Poggio Berni.
A través de estos espacios de exposición se entra en un universo a menudo desconocido a pesar de no estar muy lejano en el tiempo.
Contemplar los restos y las ambientaciones, reales o reconstruidas, es una
forma fascinante de sentir de cerca la relación con la tierra, el sentido de las
acciones y el esfuerzo cotidianos, de las creencias y las usanzas de nuestros
abuelos, aún vivas hace cuarenta o cincuenta años y que la modernidad ha
ido reemplazando. En el territorio riminés, sobre todo en el litoral, este mun-
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Vista de Talamello
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Vista de Sant’Agata
Feltria
do se ha visto modificado con extraordinaria celeridad debido a las transformaciones de la economía y a la mentalidad, en rápida evolución, de la
industria del recreo turístico de sol y playa.
Leña y carbón
En la montaña, en los frondosos bosques de Sant’Agata Feltria, Casteldelci y Pennabilli, las áreas más abruptas de la provincia, entre
precipicios, cañones y terrenos forestales llenos de matorrales y árboles de
tala, se repiten inmutables, desde tiempos inmemoriales, los ritos cíclicos
que acompañan las estaciones. Nos referimos al ciclo de la leña y el fuego,
perfectamente representado por la llama sofocada de las carboneras, que
hoy, por suerte, pueden encontrarse aún por los senderos, recorridos a pie
o a caballo, de estos lugares. Cuando nos encontramos con las fascinantes
pilas de leña preparadas por los carboneros, parecidas a volcanes, sentimos
algo mágico en el ambiente. Son unas construcciones magníficas: unas sabias manos disponen de modo fascinante la leña, preparada para producir
carbón. Dos son los procedimientos. Para obtener carbonilla se excava un
hoyo y se tapa con una plancha, que después se irá levantando lo justo, el
tiempo adecuado para generar una lenta y sosegada combustión de la leña
pequeña en el interior de la cavidad. Así se crea la carbonilla, conformada
por esos trozos de carbón menudos, ideales para parrilladas y barbacoas.
Para conseguir carbón, en cambio, se necesita leña noble colocada pieza
por pieza en vertical hasta configurar una forma poco menos que semiovoide
de hasta tres metros de altura. Con gestos que se han ido transmitiendo de
generación en generación desde hace milenios se llevará a cabo una serie de
meticulosas operaciones: sobre la leña bien dispuesta se colocan tepes de
césped (formando la denominada calzolatura, es decir el calzado, la base),
después hojas y por fin mantillo (para configurar la denominada camicia, o
sea, la camisa). En lo alto de la carbonera se deja una abertura, la boca del
horno por la que se alimenta la combustión. Cuando el fuego empieza a crepitar la carbonera cobra vida. Por los resquicios, como en las fumarolas de
los volcanes, durante días y días (hasta doce), va saliendo un humo intenso.
Cuando la carbonera deja de respirar, se espera a que se enfríe se quita la
camisa y se observa si el carbón está listo.
Estas son también las tierras de los leñadores, que cortan y
recogen leña para las estufas y los hogares. El de leñador es otro oficio que
no se improvisa, que requiere un saber antiguo. Y como en el caso de los
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Castañar en
Montefiore Conca
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Trufas y setas
carboneros se conoce su procedencia, pero nunca se sabe adónde pueden
dirigirse. Forman equipos de trabajo que se desplazan con varios vehículos y
pernoctan en cabañas provisionales dotadas de modestos lechos. A pesar de
que el asno ha sido reemplazado por el todo terreno y de que hoy día todas
las tareas están mecanizadas, no deja de ser una dura labor, que se realiza
durante todo el año, dada la profusa utilización, incluso en las ciudades, de
estufas y hogares.
El sotobosque de setas y trufas
Paseando por los senderos y colinas rimineses, sobre todo en
verano y otoño, es fácil encontrárselos, con y sin perros, en grupo o en solitario: son los buscadores de setas y trufas. Los que llevan perros buscan
trufas, claro. Aquí abundan, sobre todo las negras. Pero no faltan tampoco
las preciadas blancas, en tiempos de carestía casi tan valiosas como el oro.
No hay más que ver los precios de venta en ferias como la de Sant’Agata
Feltria, que se celebra todos los domingos de octubre, llamada Feria nacional
de la trufa blanca preciada.
Mondaino también dedica una feria a este conocido tubérculo,
junto a otros productos. Se llama Fossa, tartufo e Cerere (Queso de hoyo,
trufa y Ceres) y tiene lugar en otoño. El día dedicado al precioso Tuber Mag­
natum suele ser el tercer domingo de noviembre.
Estas tierras también son un auténtico paraíso para los buscadores de setas. Un paraíso rico y generoso, pues brinda toda clase de
especies: desde los comunes porcini (en español, las setas calabaza) hasta
los ovuli (las oronjas), los chiodini (las armilarias), las mazze di tamburo (los
parasoles) y las manine (los pies de gallo). E incluso las más raras, como las
variedades primaverales: no hay más que pensar en la famosa seta prugnolo
(en español, nazarón), a la que se dedica una feria, de casi treinta años de
antigüedad, a finales de mayo en Miratoio di Pennabilli. Además de setas y
trufas esta es también tierra de espárragos silvestres, collejas, rapónchigos,
borrajas, malvas, amapolas y tantas otras saludables hierbas campestres.
Castañares benéficos
Algunos bosques en forma de isla de la provincia están constituidos por castañares que en octubre brindan paseos deliciosos a pesar
de que la recolección de castañas, por laderas abruptas y con temperaturas
nada suaves, no es precisamente fácil. Suele gustar, sin embargo, a peque-
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Casteldelci y Monte
della Faggiola
abajo
Prados y castañares
de Talamello
ños y adultos y se puede practicar tanto en la parte alta del valle del Marecchia, en las inmediaciones de Talamello, Uffogliano, Perticara, San Leo y
Casteldelci, como en la parte alta del valle del Conca, en Montefiore Conca
y Gemmano. Y en el mes de octubre en ambos valles, en el eje de Talamello
y Montefiore Conca, se celebran ferias de la castaña y se organizan visitas
y recolección guiadas. A las distintas localidades se accede fácilmente y en
determinados casos es posible negociar con los propietarios de los terrenos
un permiso para un día de recolección, que puede resultar de lo más ventajoso. En Montefiore, en el monte Faggeto, se extiende uno de los bosques más
importantes de la provincia, tanto por la presencia de ejemplares muy viejos
como por la flora especialmente rara que lo puebla. Todo ello en un patrimonio paisajístico de extraordinario valor. Otros castañares que conforman el
núcleo de Montefiore son los de Case Suore, Monte Maggiore y Monte Auro.
En Uffogliano di Novafeltria, sin embargo, se encuentra el castañar más conocido del valle del Marecchia, denominado Giungla dei cas­
tagni, donde se erguía, sobre un espolón de roca, el antiguo castillo llamado
“castellaccio”. Toda la cima está recubierta por un espeso bosque; incluso las
ruinas del castillo se ven invadidas por la vegetación en varios puntos.
Otros bosques de castaños, incluso más extensos, se encuentran en el monte Pincio, en Talamello, monte Ercole y monte Benedetto, frecuentados en su tiempo por los contrabandistas de la pólvora, que en ellos
se ocultaban perseguidos por los gendarmes papalinos primero y por los
del Reino de Italia después. Cabe mencionar asimismo los castañares de
Casteldelci, característicos de la vida de montaña y fuente de subsistencia.
La introducción del cultivo del castaño probablemente se debe
a algunos monjes que durante la Edad Media se establecieron en los valles,
pero podría remontarse a la época romana. El sustento material no ha sido el
único beneficio que la población local ha obtenido del castaño. La expansión
de su cultivo se ha visto favorecida por otras actividades importantes. Entre
ellas, en el valle del Marecchia, la extracción del azufre. Para afirmar las
galerías, incluso a cientos de metros de profundidad, se utilizaban puntales
y vigas de castaño, cuya madera es una de las más duraderas de Europa.
Con la llegada de la era industrial el castaño perdió gran parte de su importancia. Los árboles frutales, afectados además por graves
enfermedades, fueron abandonados y en las décadas subsiguientes a la
segunda guerra mundial, el progresivo bienestar aflojó el vínculo centenario
existente entre el hombre y el castaño. El cultivo del castaño, del que hoy se
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Reserva Natural y
Grutas de Onferno
ocupan unos pocos aficionados, se ha ido viendo relegado a una superficie
cada vez más limitada.
Frutos no más olvidados
El poeta Tonino Guerra les dedicó un museo, que definió como
de los Sabores. Se trata del Huerto de los frutos olvidados, que durante más
de veinte años le ha transmitido a Pennabilli un mensaje no sólo poético, pues
determinadas especies de frutos -cuyo cultivó se había abandonado junto con
las casas de labor, las eras y los huertos de los campesinos- se han recuperado, han recobrado vida para volver a ofrecer los sabores, aromas y colores
de antaño. La sensibilización derivada de esta singular instalación ha hecho
que cada vez más personas busquen estos árboles frutales y los protejan. A
menudo en las colinas se encuentran antiguos árboles que dan frutos como
manzanas de la rosa, manzanas limoncillo, herrumbrosas, membrillos, peras
“volpine”, reinetas, acerolos, frutos de cornejo, serbas, nísperos, mirabolanos,
escaramujos, majuelos, endrinas, enebro… Se trata de especies que antaño
constituían la base de la economía rural y que hoy se están redescubriendo.
Quien no tenga demasiadas ganas de buscarlas por el territorio podrá observarlas y comprar sus frutos en la Festa dei frutti dimenticati (Fiesta de los
frutos olvidados) que se celebra en octubre en Pennabilli o bien ir a Saludecio a finales de abril, donde tiene lugar, desde hace más de veinte años, la
feria dedicada a los productos naturales, denominada Saluserbe. Además de
exposiciones, congresos y encuentros incluye el Mercatino di primavera para
los amantes de la naturopatía, la medicina y la cocina alternativa.
6. Grutas naturales e hipogeos misteriosos
El territorio riminés cuenta con grutas naturales que merecen
ser recorridas y atravesadas. En la antigüedad eran consideradas tan misteriosas que por sus tinieblas se ganaron el apelativo de Inferno (infierno). Hoy
se conocen como las Grutas de Onferno, en el territorio de Gemmano.
En Santarcangelo di Romagna hay otras grutas que merece la
pena visitar. No son naturales, fueron practicadas por el hombre a lo largo de
siglos y siglos. Se trata de los hipogeos, cuyo origen no se conoce, lo cual
incrementa el misterio y las hace todavía más fascinantes.
Diseminados por la provincia existen asimismo pozos, graneros, galerías y subterráneos que han tenido distintos usos y que nos reservan
agradables sorpresas.
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Reserva Natural y
Grutas de Onferno
Grutas de Onferno
Desde 1810 el lugar se llama Onferno, nombre que substituyó al
de Infernum o Inferno, considerado demasiado “diabólico” por el obispo de
Rímini de la época, Gualfardo. La denominación original, sin embargo, aludía
directamente a la peculiaridad de este lugar: la existencia, bajo el espolón de
roca sobre el que surge la localidad (documentada desde 1231), de un conjunto
de grutas que se desarrolla a lo largo de más de 850 metros por las vísceras
de la veta de yeso del valle del río Conca. Algunos estudiosos han identificado
estas cavernas con el lugar en el que se inspiró el poeta Dante Alighieri para
describir el infierno de la Divina Comedia y ha hallado hasta ochenta analogías
entre el paisaje de las grutas y el descrito en el poema, empezando por una de
las puertas de acceso. De hecho muchos testimonios certifican la presencia de
Dante en estas tierras durante su exilio. Según el historiador Ugolini el poeta
llegó aquí en 1305, fecha que efectivamente corresponde con el paso de Dante
por Romaña. En cualquier caso lo cierto es que este gran espacio subterráneo,
en aquel entonces en gran parte inaccesible, suscitaba inquietud y miedo. Hoy
día este territorio, aun siendo muy escabroso, nada tiene de infernal. Su encanto, sin embargo, ha permanecido inalterado. O quizás incluso se haya visto
incrementado gracias a otra de las particularidades de la gruta: la caverna, en
efecto, alberga una colonia de quirópteros (murciélagos) de más de seis mil
ejemplares, pertenecientes a seis especies distintas por lo menos, todas ellas
inofensivas, especialmente interesantes desde el punto de vista científico y
protegidas por estar en peligro de extinción.
Estas hermosas grutas se hallan en un entorno medioambiental no menos interesante, protegido desde 1991 gracias a la institución de la
Reserva Natural Orientada de Onferno, cuyos paisajes y peculiaridades se
pueden admirar recorriendo los varios senderos que la atraviesan.
El público puede acceder a una parte de las cavernas a través de
visitas guiadas, recorriendo un primer sendero exterior que desde una altitud de
300 metros aproximadamente desciende hasta el bosque, situado a 196, donde
se halla el punto de acceso a un verdadero cañón subterráneo, a lo largo del
cual se pueden admirar espacios de lo más sugestivos. Recorriendo el corredor
principal creado por la erosión del agua se podrán ver, entre otras maravillas,
brillantes cristales de yeso por doquier, paredes y techos alisados y cincelados
por el curso antiguo del torrente y numerosas formaciones calizas. Se pasa por
diversas salas y angosturas y la existencia de varias entradas en el hipogeo propicia una excelente ventilación. La iluminación se consigue con linternas monta-
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Grutas de toba
de Santarcangelo
di Romagna
das en los cascos de protección que se proporcionan a los visitantes para poder
disfrutar tanto como se pueda de la belleza natural de la gruta y, sobre todo,
para molestar lo menos posible a los animales, tratando de respetar el hábitat
de la preciosa colonia de murciélagos que ha elegido la Sala Quarina (la mayor
sala del conjunto de grutas) como lugar en el que las hembras jóvenes dan a luz,
cada año, a más de 1700 pequeños. A pesar de que no se puede acceder a este
ámbito protegido para salvaguardar a los murciélagos, la visita a las cavernas
no deja de constituir una magnífica oportunidad para observar de cerca a estos
mamíferos tan singulares. La visita, de poco más o menos una hora y media de
duración, está guiada por personal cualificado. Por razones de protección de la
fauna, prevé la entrada, por turnos, de grupos reducidos de personas. Por ello
se aconseja efectuar la reserva con cierta antelación. Se recomienda llevar calzado cerrado y con una buena suela -pues la humedad puede hacer resbaladizo
el suelo-, así como prendas de abrigo y/o anoraks incluso en verano, porque la
temperatura en el interior ronda siempre los 10-12 ºC. Después de la visita, al
volver a subir al bosque, se pueden observar los efectos del contraste térmico
entre el interior de la gruta y sus alrededores, que ha marcado el entorno exterior
determinando un microclima particular que favorece el crecimiento de especies
botánicas raras para la zona.
Hipogeos misteriosos
Representan el fenómeno más vistoso e importante de Romaña,
donde los pozos y las galerías subterráneas son muy frecuentes. Un sistema tan
amplio y complejo como el de Santarcangelo di Romagna, sin embargo, es único. El casco antiguo surge sobre un inmenso retículo de misteriosos hipogeos,
muchos de ellos conectados entre sí, en cuyo interior hay grandes espacios circulares, salas, nichos, galerías y pasillos. De notable interés y valor arquitectónico, presentan tamaños y formas diferentes, y están organizados y articulados
de distintas maneras. Todo el collado -llamado monte Giove (monte de Júpiter),
el mons Iovis de la época romana, donde no se descarta que se practicaran
cultos en homenaje al padre de los dioses- es atravesado por más de quinientas
cavernas, denominadas grutas tobosas, más de doscientas de las cuales están
registradas. A pesar de la investigación y los estudios realizados todavía no se
conocen con exactitud su origen ni su función primigenia, no se ha establecido una datación precisa y las hipótesis al respecto son innumerables. Lo cierto
es que configuran una fascinante ciudad subterránea constituida por una gran
trama de espacios dispuestos a varios niveles. Si bien con algunas variantes
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Fosos para
la maduración
del queso
en Talamello
arquitectónicas, presentan rasgos comunes, como la orientación constante y la
libertad en el desarrollo planimétrico con respecto al trazado de las calles. Desde el punto de vista tipológico pueden dividirse en tres categorías principales:
salas en forma de paralelepípedo o de cubo con funciones de almacenaje de
víveres; galerías de forma compleja y elaborada, no adecuada para ningún uso
utilitario y que no se pueden considerar de un único tipo; cavidades con estructura de “peine”, con un pasillo o corredor central inclinado, flanqueado por nichos
y brazos laterales, a veces numerosos, que en la mayoría de ocasiones termina
en un amplio espacio de forma circular del que radialmente salen cavidades o
nichos semicirculares o rectangulares, a menudo absidales. De hecho las propias salas tienen ábsides. La estructura, además, está dotada de largos pozos de
ventilación. Cabe destacar la gruta Felici, que, después de la amplia rampa de
acceso, presenta un vasto espacio rectangular con dos filas de pilastras que lo
dividen en tres naves, más o menos como si fuera una basílica. Además, alineado
con la rampa de acceso, tiene un atrio de dos ábsides en el que se abre una sala
circular. La similitud con grutas parecidas de Francia y de determinados lugares
de Asia Menor, ha llevado a algunos estudiosos a relacionarlas con un posible
uso religioso y a considerarlas lugares de culto pagano o ermitas paleocristianas.
Concretamente creen que quizás fueran basílicas rupestres de las comunidades
de monjes basilianos, representantes del monaquismo oriental en Occidente.
Existen documentos históricos por los que se sabe que estos hipogeos se conocían ya en el siglo XV, momento en el que ya se aludía a su existencia desde
tiempos inmemoriales. A partir del siglo XVIII la documentación vinculada con
los mismos es mucho más abundante: apunta con frecuencia a la utilización de
los hipogeos como almacenes de víveres, armas y vino. Más allá de la falta de
información concluyente sobre su origen y función, hay que destacar lo sugestivo
que resulta recorrerlos por su extraordinaria fuerza evocativa. El placer de verlos
justifica incluso un largo viaje. Previa reserva se pueden visitar todos los días,
a menudo incluso por la noche. Se encuentran también debajo de edificios y
viviendas, por lo que es posible que algún particular esté dispuesto a mostrarlos;
no resultará difícil establecer un primer contacto en uno de los restaurantes o
tascas del núcleo medieval.
Hoyos y graneros
Cuando no existían los frigoríficos conservar los alimentos era
imperativo. Entonces se recurría a heladeras. En Coriano y en Santarcangelo
di Romagna hay muchos ejemplares de ellas, del período malatestiano, que
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Fosos para
la maduración
del queso
en Mondaino
se pueden visitar y contemplar. Además se pueden ver graneros construidos
para almacenar trigo y cereales: no hay más que recorrer las calles del centro histórico de San Giovanni in Marignano y de Santarcangelo di Romagna.
También hay hoyos, excavados tanto en suelos tubosos como en terrenos de
arenisca, en los que conservar, o mejor, hacer madurar el queso. El denominado “formaggio di fossa” (“queso de hoyo”) se considera una delicia para
el paladar de los glotones y los entendidos. Desde tiempos remotos existe
esta tradición, que fue retomada con esmero y rigor científico en los años 70
y 80 del siglo pasado. En los hoyos los quesos cobran el aroma del lugar en
que se encuentran: de madera, de trufa, de musgo... El sabor va de dulce a
picante o a amargo, según la leche y los hoyos utilizados. Estando enterrado
tres meses, de agosto a noviembre, sale distinto, con un olor más fuerte y
recio, igualmente comestible. Aquel olor de ayer es el aroma de hoy. Para
degustar su sabor y ver los hoyos hay que dirigirse a Talamello, en el valle
del Marecchia, donde en noviembre tiene lugar la feria del Ambra (en español “ámbar”) di Talamello, como el poeta Tonino Guerra quiso denominar
al queso “enterrado” (si bien los expertos prefieren hablar de afinación y no
propiamente de enterramiento) durante tres meses en los hoyos, que aquí
son unos quince. En Sant’Agata Feltria y en Perticara también se sirven de
fosos para la maduración. En el valle del Conca se ha retomado la tradición
con rigor, sobre todo en Mondaino, donde el tercer domingo de noviembre se
puede probar el queso recién “sfossato”, es decir, recién sacado del foso. De
aquellos hoyos emana un aroma tan intenso que se propaga, embriagador,
por todo el pueblo en fiestas.
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CAPÍTULO III
PARQUES
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El “mar verde” de la provincia de Rímini, un territorio fascinante
que presenta todo tipo de recorrido y ofrece paisajes espectaculares, brinda
su mejor expresión en los parques naturales. En primer lugar el Interregional
del Sasso Simone e Simoncello: 4847 hectáreas, repartidas entre las provincias
de Rímini (municipio de Pennabilli) y Pesaro-Urbino, con el Museo Natural de
Pennabilli, que también es centro de visitas. El Parque Natural tiene un rebollar
de los más extendidos de Italia y dos mesas que parecen sacadas de los paisajes de Colorado y Arizona. También en el valle del Marecchia, uno de los dos
principales de la provincia, el Oasis de la fauna de Torriana, donde se encuentra
también el Observatorio Natural del Valle del Marecchia y cuyo punto de atracción son las vetas de yeso, también en Torriana. Enfrente está el Oasis de Ca’
Brigida, en el término municipal de Verucchio, y adyacente al mismo el Centro
de educación medioambiental del WWF. Y en Poggio Berni el parque conocido
como della Cava (de la cantera), dedicado al importante yacimiento de fósiles
del Marecchia, que se encuentra en el álveo del río. En el valle del Marecchia
hay varios senderos para caballerías. Además, los practicantes de los descensos en canoa/kayak pueden disfrutar del propio río. En el valle del Conca hay
dos parques. En 1878 en el curso del río fue construida una presa que formó el
lago denominado embalse del Conca y lo introdujo en el parque fluvial llamado
paisaje protegido del Torrente Conca. El otro parque es el del Marano, que está
equipado para visitas y estancias y linda con la República de San Marino. Y en
Mondaino se halla el Centro de educación medioambiental del Arboreto, llamado
parque Arboreto, un jardín botánico, antigua plantación experimental de flora
mediterránea, de nueve hectáreas, especializado en árboles y arbustos, que
incluye más de seis mil especies de árboles, con dos bosques, pequeñas selvas,
un estanque y senderos señalizados. Finalmente, en Gemmano se encuentra la
conocida Reserva natural orientada que comprende las Grutas de Onferno: 274
hectáreas protegidas por su indudable valor natural.
1. Parque Natural Sasso Simone e Simoncello
Es una de las zonas naturales más bonitas de la península. Incluye un rebollar de los más importantes de Italia y dos mesas que recuerdan
el paisaje de los cañones norteamericanos. El parque, que limita con la reserva natural toscana del mismo nombre, dentro del municipio de Sestino, en la
provincia de Arezzo, se halla en el antiguo territorio de Montefeltro, repartido
entre las regiones de Emilia-Romaña y Las Marcas, y está a 40 km de la costa romañesa. El paisaje, de colinas y montes, comprende los relieves de los
Sassi Simone e Simoncello, el monte Canale, el monte Palazzolo, con alturas
que van de los 670 a los 1415 metros, y el monte Carpegna, cima del parque
y divisoria de los valles del Foglia y el Marecchia. El territorio del parque es
término municipal de seis ayuntamientos: Carpegna, Frontino, Montecopiolo,
Piandimeleto y Pietrarubbia, en la provincia de Pesaro-Urbino, y Pennabilli,
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Parque Natural Sasso
Simone e Simoncello
en la provincia de Rímini. El Ente encargado de la gestión del parque, instituido mediante la Ley Regional n° 15 de 28/4/1994, ha ido revalorizando
progresivamente esta área, que ya de por sí tenía un enorme valor histórico,
natural y medioambiental. Actualmente está en proceso de aprobación la ley
para la institución del Parque Interregional. El elemento morfológico más
significativo de la zona es el claro contraste entre los abruptos afloramientos
calcáreos, que forman los principales relieves, y aquellos en los que predomina la arcilla, que dan lugar a un paisaje de lomas más suave y armonioso.
Geología. Desde el punto de vista geológico toda la superficie
del Parque natural regional del Sasso Simone e Simoncello está constituida
por una vasta capa de terrenos caóticos heterogéneos denominados “Colada
del valle del Marecchia”. Los terrenos que configuran la colada se formaron
en el área de la actual región de Liguria. Desde allí se deslizaron lentamente
hacia el este, encabalgándose sobre los originarios del área de Umbria, Las
Marcas y Romaña. La erosión provocada por el agua, el viento y la nieve
actuó sobre esta capa de modo selectivo, arrastrando mucho más rápidamente los materiales arcilloso-margosos más blandos y haciendo emerger,
en relieve, los bloques constituidos por las rocas más duras. De este modo se
originaron los “Sassi”. Los principales son los dos característicos relieves en
forma de altiplano (mesas) denominados Sasso di Simone (1204 m) y Sasso
di Simoncello (1221 m). Se hallan separados por una distancia de unos 300
metros, pero muy probablemente llegaron a estar unidos, según parecen demostrar los abundantes depósitos de detritos que se interponen entre ellos.
Presentan una intensa fracturación, debida a la deformación tectónica que se
está produciendo, muy evidente en los márgenes más orientados hacia el sur.
Vegetación. Recorriendo los caminos del parque resulta evidente
la extraordinaria diversidad de la vegetación. El área en torno a los dos Sassi
está ocupada por un bosque de 800 hectáreas en el que predominan los rebollos. Relevante asimismo la presencia de especies como la haya, el carpe, tanto
blanco como negro, el arce, el fresno, el serbal común y el mostajo. En el monte
Carpegna y al este del Sasso Simone los bosques son de avellanos y arces, que
en otoño tiñen las cimas con tonalidades cálidas. Las partes altas del monte
Carpegna, antaño ocupadas por hayas y abetos blancos y después deforestadas,
hoy albergan los prados y pastos que a finales de la primavera se recubren de
numerosas especies de orquídeas. La vegetación a cotas inferiores a los 800
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Parque Natural Sasso
Simone e Simoncello
metros se caracteriza por bosques en los que conviven numerosas especies arbóreas: melojos, rebollos, carpes negros, labiérnagos, arces campestres y arces
napolitanos son las más comunes. Y entre los arbustos, el sanguiño, el cornejo
y el avellano. El rebollo, especie del género Quercus, domina junto con el carpe
blanco la vasta zona forestal mediterráneo-montana que, ocupando 800 hectáreas, se extiende desde el paso de la Cantoniera hasta los Sassi Simone e
Simoncello y Valpiano. Este bosque conserva espléndidos ejemplares de acebo,
varios tipos de arce, fresno grande y haya; en el sotobosque crecen numerosas
especies herbáceas típicamente forestales como el ásaro y el martagón, mientras que en los márgenes del bosque prospera el aciano de montaña, especie
rara en otros lugares y aquí muy común. En las solanas de los montes Canale,
Cassinelle y Carpegna, dedicadas sobre todo a pastos, el paisaje vegetal se ve
moteado por arbustos como el enebro común, muy abundante, y el rosal silvestre. En este entorno se encuentran asimismo el espino albar, el endrino y la zarza. En los bosques situados a cotas superiores a los 1000 metros, donde el clima
es más fresco, predomina la haya, acompañada por el arce blanco y a veces por
el tejo, el arce real, el codeso de los Alpes y el acebo, mientras que entre la hojarasca asoman los helechos. En la primera mitad del siglo XX la vertiente oriental del monte Carpegna fue reforestada con pinos negros, principalmente. Este
bosque, si bien artificial, tiene un gran valor estético y medioambiental; además,
en sus partes menos tupidas comprende varias especies arbóreas y herbáceas
de flora espontánea. Los pastos del monte Carpegna, situados a cotas que van
de los 1200 a los 1400 metros, se crearon antiguamente con la tala de bosques
de hayas y probablemente también abetos. Al comienzo de la primavera el verde
de estos prados se tiñe del color azul del croco, al que siguen diversos tipos de
orquídeas y por último el cólquico, hacia el final del verano.
La Ciudad del Sol. El corazón del parque oculta la Ciudad del
Sasso, llamada Eliopoli, es decir, Ciudad del Sol, edificada por Cosme I de Medici a partir del 1560. Debía simbolizar el poder de la estirpe de los Medici en un
área periférica de su estado que resultaba de difícil gobierno. Esta ciudad-fortaleza situada en la cima del Sasso Simone, de la que no ha quedado casi ningún
vestigio, se construyó de acuerdo con los criterios urbanísticos tardorrenacentistas. Contaba con unas cincuenta viviendas de idénticas medidas, incluida la
residencia del capitán. Comprendía asimismo un tribunal, cárceles y una capilla
agregada a la vieja iglesia consagrada a San Miguel Arcángel. Disponía de casamatas, arsenales, un horno, una forja, un hoyo de fusión, un cobertizo para el
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Parque Natural Sasso
Simone e Simoncello
mercado semanal y dos puertas de acceso. Varios caminos conectaban el Sasso
con los castillos vecinos, y una vía “maestra” empedrada llevaba a Florencia.
Se demostró que la idea estratégico-militar de crear una ciudad-fortaleza en el
Sasso había sido tan osada que rozaba lo disparatado cuando el empeoramiento
de las condiciones climáticas hizo poco menos que imposible la vida a cotas tan
elevadas. En 1627 la fortaleza sólo contaba con 46 habitantes. Cincuenta años
más tarde, ya desierta, había perdido su función de guarnición militar. Después
el tiempo hizo el resto. Hoy, subiendo por el camino empedrado, todavía firme,
de la antigua vía de acceso se hace intensa la emoción pensando en el coraje
de aquellos que osaron echarle un pulso a la naturaleza de manera tan resuelta.
Quedan bien visibles una gran cisterna de recogida de aguas pluviales para uso
civil y otras dos para uso militar, parte de las estructuras de las murallas de defensa y, a través de la vegetación más espesa, restos de la calle que flanqueaba
los cuarteles. En el amplio altiplano del Simone hay otras huellas del paso del
hombre: la cruz, en memoria del asentamiento religioso, y algunos hallazgos, expuestos en el museo de Sarsina, que atestiguan la presencia humana en la edad
del bronce, en torno al 1000 a.C. y durante las incursiones de los bárbaros. A lo
largo de la historia la causa principal de las urbanizaciones del Sasso ha sido su
valor estratégico: primero con los monjes benedictinos, en el siglo XII, después
con los Malatesta en el XV y los Medici en el XVI. A los primeros se debe la
construcción de una abadía dedicada a Sant’Angelo, probablemente sobre los
fundamentos de una capilla de época longobarda (Sant’Angelo era el protector de los longobardos), a su vez erigida sobre un lugar de culto anterior. Los
monjes benedictinos podían llevar a la práctica su lema “ora et labora” en unos
parajes tan propicios para la plegaria y el trabajo como el Sasso y sus alrededores, con una gran abundancia de pastos y bosques, así como con una amplia
posibilidad de sanear terrenos, actividad que justifica plenamente la fundación
de un monasterio benedictino. La llegada de unos inviernos especialmente duros
y la apertura de nuevas y más cómodas rutas de peregrinación contribuyeron a
la decadencia de este convento, que sufrió un revés casi definitivo con la peste
del 1348. El papa Pío II decretó su cierre en 1462, agregándolo al monasterio de
Piandimeleto. Sólo quedó una pequeña iglesia consagrada a San Miguel Arcángel, frecuentada en los días festivos del verano hasta el último intento de repoblación acometido por Cosme I de Medici en 1566, tratando de emular la acción
política y estratégica de Novello Malatesta, Señor de Cesena y Sestino. El duque
mediceo ya había estado al mando de buena parte de Montefeltro varios años
en torno al 1520, y en la política de reorganización del territorio la construcción
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arriba
Lobo itálico en
el Museo Natural
de Pennabilli
abajo
Puerco espín en el
Parque Natural Sasso
Simone e Simoncello
de una ciudad-fortaleza en el Simone podía ser interesante para hacerse con el
dominio del litoral Adriático. El sol radiante, símbolo de la nueva “ciudad ideal”,
en efecto, resulta sintomático de la cultura y la estrategia militar de la época. El
brusco cambio climático, sin embargo, así como las dificultades para conseguir
el material necesario para llevar adelante la edificación y los numerosos obstáculos para armar la fortaleza desbarataron los planes de los Medici. En 1673 la
guarnición militar fue abandonada, pues las motivaciones políticas para mantenerla activa habían cesado años atrás con la muerte de Francesco Maria II della
Rovere y la devolución del ducado de Urbino a los Estados Pontificios.
Fauna. Hoy el territorio de los Sassi está habitado por la fauna
típica de los Apeninos centrales y cuenta con la presencia estable del lobo itálico, que antaño fue objeto de una caza desenfrenada. Constituye el hábitat de
numerosas especies de animales salvajes: el zorro es el carnívoro más común,
pero no faltan tampoco el gato montés, el tejón, que excava en los bosques sus
características madrigueras, la pequeña y ágil comadreja, la garduña y el turón, mustélidos con marcados hábitos nocturnos. El menor y más frecuente de
los ungulados es el corzo; su presencia era esporádica hasta hace unos treinta
años, mientras que ahora se encuentra en todos los Apeninos. Por la noche,
cuando oscurece o a primeras horas de la mañana resulta fácil verlo salir de
la espesura para alimentarse en los claros y los eriales. El gamo, con el que es
más difícil tropezarse, se distingue del corzo por su mayor talla y por sus astas palmeadas. El jabalí puede encontrarse, como en casi todos los Apeninos,
gracias a la introducción, hace varias décadas, de ejemplares procedentes del
centro de Europa con finalidades venatorias. Entre los mamíferos más pequeños son frecuentes la ardilla y el ratón de campo, que en la zona reforestada
del monte Carpegna se alimentan de piñones. No faltan tampoco la musaraña,
la rata de agua, el musgaño, al que le encantan las avellanas, el lirón, el topo
común y el erizo. También el puercoespín, el mayor roedor de la fauna italiana,
habita el territorio del parque, así como la liebre, presente sobre todo en los
ecotonos. Son diversas las especies de quirópteros, sobre todo rinolófidos y
vespertiliónidos. Entre los anfibios podemos citar el tritón crestado y el tritón
moteado, la rana roja y la rana verde, la ranita de san Antonio y el sapo común,
que se pueden encontrar en estanques efímeros y abrevaderos situados cerca
de los pastos, mientras que el spelomantes prefiere depresiones húmedas y
frescas. Fuera del parque pero cerca del Sasso Simoncello se ha detectado
la presencia de la salamandra común. La víbora áspid es la única especie de
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arriba
Pennabilli con la nieve
abajo
Castillo de
Pietrarubbia
serpiente venenosa de la zona. Otros reptiles presentes son la culebra verdiamarilla, la culebra de Esculapio, la culebra de collar, la lagartija roquera, la
lagartija italiana, el lagarto, el eslizón y la culebra de cristal.
El parque de la fauna. Ocupa una superficie de 5,5 hectáreas.
El recorrido por su interior consta de tres etapas fundamentales. La primera
corresponde al conocimiento de los animales domésticos de pequeño tamaño
como cabras, ovejas, mulos, animales de los que antes las familias de campesinos de la zona obtenían leche, carne y ayuda en las labores. La segunda
etapa permite observar de cerca animales salvajes que se mueven libremente
por todo el parque, como los corzos, que se alimentan en los claros y el sotobosque. Después están las ranas, sapos y tritones, cuyo entorno natural son
los estanques. El recorrido se cierra con la llegada a un punto de observación
en el exterior del parque desde el que se pueden ver jabalíes en total libertad
buscando bulbos, tubérculos y bellotas o bañándose en el barro para limpiarse. En el interior se puede practicar el avistamiento de aves: se han dispuesto
diversos puntos de observación, con bancos y numerosas cajitas-nido para los
paseriformes, que en los matorrales hallan una gran variedad de bayas.
Visitas. Las visitas al área protegida y al territorio de los municipios del parque puede satisfacer a toda clase de públicos: a los que buscan la
belleza de los panoramas o el carácter sugestivo de una excursión en medio de
la naturaleza, a los amantes de la buena mesa o a quienes van al encuentro de
testimonios históricos en el territorio. Las visitas, con la compañía de los guías
del parque, se realizan sobre todo en verano, si bien el servicio de guía para
grupos organizados y colegios funciona todo el año. Existen numerosas propuestas de educación medioambiental para escolares. El mapa de senderos
del parque se encuentra a disposición en la red: se puede acceder al mismo
y descargarlo desde ordenadores y teléfonos de última generación. Se puede
pasear por el parque a pie, a caballo o en bici de montaña. Además en su territorio se puede practicar la escalada. En Pennabilli, por ejemplo, en la pared
de roca que se suele llamar “el gimnasio natural de Penna”, justo debajo del
peñasco sobre el que se yergue lo que queda del castillo malatestiano.
Centros de visitas y museo de Pennabilli. Dos son los centros
de visitas: el de Pietrarubbia (PU), en la localidad de Pontecappuccini, y el de
Pennabilli, que alberga asimismo el museo natural que lleva el mismo nombre.
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Reserva Natural
de Onferno
Este, inaugurado en 2004 por el organismo que se encarga de la gestión del parque en colaboración con el ayuntamiento, es un espacio de gran interés, ya que
ilustra las características del parque a través de una espectacular exposición de
dioramas que presentan las principales especies animales en su entorno natural,
fielmente reconstruido. Entre las reproducciones de animales que se exponen
hay rapaces nocturnas y diurnas como la lechuza, el mochuelo, el búho común y
el autillo. De gran valor el ejemplar de gato montés europeo, fruto de un insólito
hallazgo en el interior del parque en 2002, así como el del lobo itálico. El museo,
que tiene una orientación y unas finalidades principalmente pedagógicas, está
dotado de un aula polivalente con pupitres multimedia apta para albergar talleres
didácticos, proyecciones, seminarios y conferencias, así como actividades de
investigación y estudio. Se trata, pues, de un espacio vivo, adecuado para la
realización de actividades de muy distinto orden, desde talleres (de impresión
con colores naturales según el método antiguo, del papel reciclado artístico, de
la panificación natural, de observación y análisis de hallazgos con el estereomicroscopio) hasta excursiones guiadas de interés natural, histórico-cultural y
deportivo. Y, obviamente, no puede faltar tampoco la aventura: excursiones nocturnas, el juego de la búsqueda del tesoro, pruebas de orientación, etc.
2. Reserva natural orientada de Onferno
Nos encontramos en el municipio de Gemmano, en el Valle del
Conca. La Reserva Natural Orientada de Onferno ocupa una superficie de 274
hectáreas de extraordinaria belleza que alberga unas grutas naturales de más de
850 metros de longitud. Se trata de un lugar protegido por su indudable valor
naturalístico, pues atesora una densa y rica vegetación, una hermosa fauna salvaje, con algunas especies poco comunes, y muestra una particular conformación
geológica, estrechamente ligada a las vetas de yeso emergidas y a sus barrancos.
Es un territorio que se presta a la realización de excursiones y a actividades de
observación naturalística y paisajística de primer orden, tanto a pie como en bicicleta, o incluso a caballo, siguiendo los varios senderos, señalizados, que lo atraviesan. Quienes gusten de la aventura podrán adentrarse en las grutas de yeso y
efectuar un curioso viaje subterráneo acompañados por los guías de la Reserva.
Grutas de Onferno. La visita a las grutas, guiada por personal cualificado, prevé bajar al bosque siguiendo un primer camino exterior
que, desde una altitud de 300 metros aproximadamente desciende a 196
para llegar al punto de acceso a un auténtico cañón subterráneo, a lo largo
del cual se pueden admirar espacios de lo más sugestivos. Recorriendo el
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Interior de las grutas
de Onferno
pasillo principal creado por la erosión del agua se podrán ver brillantes cristales de yeso, paredes y techos alisados y cincelados por el curso antiguo
del torrente y numerosas formaciones calizas. Se atraviesan diversas salas y
estrechamientos y la existencia de varias entradas en el hipogeo propicia una
excelente ventilación. Resulta espectacular la Sala Quarina (no accesible
actualmente), también denominada Sala de los Mamelones, a causa de las
grandes protuberancias cónicas de yeso que cuelgan del techo, que se encuentran entre las mayores de Europa de este tipo. Los auténticos “amos” de
las cavernas son los más de seis mil murciélagos, de seis especies diferentes
por lo menos, que pueblan los varios ámbitos subterráneos.
Museo natural de la reserva orientada de Onferno. Creado en
1995 por el ayuntamiento de Gemmano, el museo naturalístico, dedicado a este
territorio y su conformación, se halla emplazado dentro de la antigua parroquia
de Santa Colomba. El edificio, del 1136, fue cuidadosamente restaurado tras los
daños sufridos en la última guerra. En el mismo se exhiben numerosos restos
naturales, maquetas y paneles ilustrativos, en algunos casos interactivos, que
dan cuenta de la geología y la fauna de la zona: desde muestras de roca hasta
la maqueta de las grutas, de la vida de los murciélagos a dioramas dedicados al
corzo y otros mamíferos, así como a aves y anfibios, en un itinerario imaginario
que nos descubre la reserva natural y sus habitantes.
No sólo grutas. El personal de la Reserva propone a lo largo de
todo el año un calendario repleto de actividades, iniciativas y talleres didácticos
dirigidos a familias, grupos de estudiantes y a todos los visitantes con el objeto
de difundir el conocimiento de estos lugares, sus peculiaridades y cómo protegerlos y conservarlos. Quirópteros y fauna en general, botánica, geología, sostenibilidad e historia son sólo algunos de los temas en los que se puede profundizar o sobre los que se puede aprender algo nuevo participando en uno de los
muchos eventos que se celebran en el museo naturalístico, en la sala multimedia
del museo, en la fonda o bien in situ, en los senderos de la Reserva. Consultando
el sitio web oficial del área protegida o poniéndose directamente en contacto
con el personal se podrá recibir información actualizada acerca de los eventos
programados dentro del período de visitas a Onferno.
3. Oasis de la fauna de Torriana y Montebello
En un suave paisaje de colinas, las peñas sobre las que se sitúan
Torriana, Montebello y Saiano son un cofre de riqueza sin igual. Esta es la ra-
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arriba
Vista de Montebello
abajo
Monasterio de
Sant’Igne en San Leo
zón por la que con inteligente visión de futuro, hace ya mucho tiempo, aquí se
instituyó un Oasis de la fauna. Ocupa 1200 hectáreas y fue creado con el objetivo de proteger un territorio interesantísimo por su geología, vegetación y fauna, dominado por gigantescos peñascos, balsas de roca que hace 35 millones
de años, provenientes del Tirreno, se encallaron clavándose en densas masas
de arcilla. Ello explica el contraste evidente entre estos caprichosos peñones,
impactantes para la vista, y las dulces ondulaciones de las lomas autóctonas.
Entre las diferentes rocas y suelos se libran verdaderos “combates” que provocan deslizamientos, desprendimientos y derrumbes a menudo perceptibles a
simple vista. La flora presente es muy rica, gracias al clima, típico de la zona de
transición entre el clima continental de los llanos del Po y la acción moderadora
del Adriático. En el norte, donde hay más humedad, predominan los bosques;
en el sur los prados, con algunas laderas yermas. Sin embargo incluso en estas existen formas de vegetación, especies tenaces y resistentes. Es el caso
de los géneros Sedum y Sempervivum que, con sus hojas grandes y carnosas,
retienen el agua. Además presentan cierta vellosidad, que contribuye a limitar
la transpiración, tienen colores claros para rechazar las radiaciones solares y
un desarrollado aparato radical que les permite anclarse mejor al suelo. En los
prados son frecuentes las gramíneas y la olorosa perpetua amarilla, el ajenjo
y la ruda, mientras que en las inmediaciones del río predominan los arbustos,
entre los que destacan la retama, el enebro, el terebinto y el quejigo no evolucionado a la forma arbórea. El mantenimiento de este ecosistema ideal, ha
permitido la repoblación animal. Las numerosas especies de anfibios y reptiles
son un buen indicador del excelente estado de salud del entorno natural, como
también la nutrida fauna avícola, presente con nada menos que 135 especies. En
los barrancos y en el monte bajo se pueden ver aves rapaces como el cernícalo
vulgar, el ratonero común y el aguilucho cenizo, así como especies migratorias
comunes. Entre los mamíferos se pueden observar el puercoespín y el corzo,
que moviéndose con desenvoltura se acercan hasta el río para beber.
Observatorio natural de Valmarecchia. Está situado dentro
del Oasis de protección de la fauna de Montebello. Resulta la ubicación idónea
para poder ofrecer la oportunidad de descubrir in situ las fantásticas particularidades del valle. El observatorio está estructurado en dos secciones que tratan
sendos aspectos específicos del territorio. En la amplia sala del primer piso se
ven representados los varios entornos naturales que se pueden encontrar en el
valle del Marecchia: en el acuario-terrario se pueden contemplar las especies
vegetales y animales que pueblan las aguas del río. La segunda planta está de-
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Acantilado de
Verucchio
abajo, a la derecha
Excursión en el Oasis
de Ca’ Brigida
abajo, a la izquierda
Escalada libre
dicada a los aspectos geológicos y geomorfológicos de la zona y a la relación
entre el hombre y el territorio. Incluye asimismo una amplia colección de fósiles
del Plioceno, rocas y minerales característicos del valle. Fuera del edificio hay
un sendero que traza un itinerario circular en torno al burgo de Montebello y
brinda la posibilidad de observar y reconocer varias especies de plantas.
4. Oasis de Ca’ Brigida en Verucchio
Se encuentra en el valle del Marecchia, en el municipio de Verucchio, concretamente en la localidad llamada “Il Doccio”. Ocupa 17 hectáreas de
las vertientes y el fondo del valle del arroyo conocido como Rio Felsina, que en
buena parte lo atraviesa. Comprende bosques, cultivos y una casa de labranza
flanqueada por un parque. Además incluye asentamientos pertenecientes a la
antigua civilización villanoviano-verucchiana. La fauna se compone de corzos,
puercoespines, tejones, rapaces diurnas y nocturnas, y varias especies de anfibios y reptiles. Entre los servicios cabe destacar la casa de acogida, con una
sala de exposición que exhibe testimonios materiales de la historia natural del
valle, así como el centro de documentación y la biblioteca del WWF. Y también
la hospedería, el vivero, el centro de recuperación de animales salvajes, el
jardín de las mariposas, el de las plantas antiguas y los campos de trabajo. La
propiedad le fue donada al ayuntamiento por el señor Gustavo Voltolini, socio
del WWF, que escribió un testamento dedicándolo justamente al WWF. Esta
última institución gestiona el Oasis, una de las más de cien reservas de las que
se ocupa. Está abierto todo el año. Los grupos y las escuelas tienen que reservar con antelación. La visita dura una hora aproximadamente.
Verucchio, además, es uno de los lugares ideales del valle del
Marecchia para practicar la escalada libre. Los aficionados a este deporte suelen disfrutar del acantilado situado justo debajo del antiguo convento
agustiniano, hoy Museo Arqueológico Villanoviano.
Dentro de este mismo municipio pero en el anejo de Villa
Verucchio, muy cerca del río Marecchia existe la posibilidad de jugar al golf,
en un bonito campo de 18 hoyos.
5. Paisaje protegido del torrente Conca
El Paisaje protegido del torrente Conca, recientemente instituido por la administración de la provincia de Rímini, promueve la mejora
medioambiental del entorno fluvial a través de intervenciones de renaturalización, de recuperación de los humedales y de realización de una red integrada de itinerarios, áreas de descanso y puntos didácticos y de información.
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Campo de golf
en Villa Verucchio
abajo
Campo de golf
en San Giovanni
in Marignano
Concretamente el conjunto de itinerarios para viandantes y ciclistas entre el litoral y el interior constituye un sistema de integración, conexión y
cohesión urbana que comunica las ciudades costeras y el interior con el entorno
fluvial. En la actualidad en su ámbito existen áreas dedicadas a parques.
Entre estas se encuentra el Parque Natural y Urbano del Conca,
en Morciano, donde se desempeñan de forma integrada y con fines ecológicos actividades recreativas, culturales y productivas para garantizar el
disfrute del Parque y su ósmosis completa con el sistema urbano histórico.
Ofrece una amplia y agradable acogida con itinerarios y zonas de descanso
equipadas.
Dentro del Paisaje protegido del Conca se halla asimismo el
embalse artificial homónimo; constituye el núcleo del paisaje protegido por
su flora y su fauna acuática, que se pueden contemplar recorriendo sus márgenes o desde el observatorio del WWF, situado en la orilla izquierda.
Justamente en la parte donde está situado el embalse, cerca
del autódromo Misano World Circuit, en Santa Monica di Misano Adriatico,
se ha creado un Oasis para la protección de la fauna salvaje llamado Oasis
del Conca.
Ello pone de manifiesto el carácter estratégico de la zona con
respecto a los flujos migratorios de las aves, que en estos parajes encuentran
el entorno idóneo para detenerse y alimentarse en los períodos de migración,
en primavera y verano. En el lago artificial las aves acuáticas hallan el hábitat
apropiado para pasar el invierno: sus orillas, perfectamente conservadas desde
el punto de vista ecológico, resultan ideales, con sus espesos cañaverales y
arbustos, para la nidificación de los pequeños pájaros. En las inmediaciones es
digno de ser visto el arroyo conocido como Rio Agina. Después, más allá de la
autopista, bajo los puentecillos, sin dejar de seguir el arroyo que a partir de un
punto determinado está canalizado y cubierto, se llega al Parque Mare Nord de
Misano Adriatico, situado junto a la carretera del litoral. El río se presta a ser
disfrutado en muchos de sus tramos: vale la pena aprovechar la ocasión que
ofrecen las pistas para bicis que lo bordean y que son objeto de intervenciones de mejora, como por ejemplo el camino de unos 11 kilómetros que desde
Morciano di Romagna, pasando por San Giovanni in Marignano, llega hasta el
mar, a la altura del municipio de Cattolica o la pista que desde Morciano lleva,
“remontando” el río, hasta Montefiore Conca y Gemmano.
En San Giovanni se ha creado un nuevo campo de golf de 18
hoyos equipado, además, con una escuela para principiantes.
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La Riviera Adriatica
vista desde el Castillo
di Montescudo
6. Oasis de la fauna del Conca
Fue creado en 1991 por la administración de la provincia de
Rímini. Incluye el torrente Conca entre Morciano di Romagna y su desembocadura, en una extensión de 702 hectáreas. Comprende el álveo y los terrenos inundables, dentro de los municipios de Cattolica, San Giovanni in
Marignano y Morciano en la ribera derecha y de Misano Adriatico y San
Clemente en la orilla izquierda. Se recomienda visitar el área recorriendo las
pistas para ciclistas y viandantes que costean las dos ribas. El Observatorio
ornitológico se encuentra en el margen izquierdo del embalse artificial, en la
Via Sant’Ilario, y está señalizado en las vías de comunicación principales. Se
trata de una estructura prefabricada de madera que presenta un blindaje exterior con rendijas. El edificio está provisto de aberturas para el avistamiento
de aves (birdwatching) y de elementos didácticos. El pantano artificial y el
Oasis albergan garcetas, garzas reales, garzas blancas, martinetes comunes,
avetorillos comunes, cigüeñuelas, limícolas, gaviotas, córvidos y varios paseriformes. Entra las especies raras que se pueden avistar están la cigüeña
blanca, la cigüeña negra, la espátula común y el pelícano. Dentro del embalse, cuando hay aguas altas, aparecen patos, ocas, cormoranes y podicipédidos. El somormujo lavanco, algunas especies de rállidas y anátidas utilizan el
pantano artificial como lugar de reproducción.
7. Parque fluvial del Marano
No muy distante del litoral, es un parque sorprendente por su
exuberante naturaleza y su rica fauna. Alberga numerosos mamíferos y aves,
come garcetas, abubillas, cucos y martín pescadores. Se extiende a lo largo de
la cuenca del río del mismo nombre. Dispone de áreas equipadas con servicios
y zonas de descanso. Resulta perfecto para realizar paseos por alguno de los
muchos caminos que a menudo bordean el río. En su tramo intermedio, que
forma parte de los términos municipales de Coriano y Montescudo, atraviesa
suaves lomas onduladas, amplios valles y cimas redondeadas llenas de vegetación arbórea y arbustiva. No falta tampoco el bosque, espléndido, constituido
por encinas blancas, álamos blancos y varias especies de sauces en la zona de
Fiumicello, que linda con San Marino. El área que conforma el bonito parque,
creado por el ayuntamiento de Coriano con gran sensibilidad, va de Ospedaletto hasta la frontera con San Marino y se utiliza para un sinfín de actividades
que se pueden desempeñar en marcha o bien permaneciendo en un lugar.
La parte equipada comprende el lago, en el que se puede practicar la pes-
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Colinas de Mondaino
ca deportiva, y varios círculos hípicos. En los alrededores hay muchos sitios
dignos de ser visitados. Uno de los más reseñables es el Bosque de Albereto,
en el municipio de Montescudo, que ocupa una superficie de 25 hectáreas y
ofrece, entre otras delicias, moras, setas, trufas y espárragos silvestres. En la
aldea homónima se encuentra el castillo medieval Castrum Albareti, uno de los
asentamientos de la Señoría de los Malatesta, desde el que se puede gozar de
una espléndida vista sobre la costa romañesa que va desde Milano Marittima
hasta el promontorio de Gabicce. Se puede llegar hasta el parque siguiendo
itinerarios para viandantes y ciclistas o bien a caballo. En la ruta histórica en
torno al Marano, en el término municipal de Coriano, pueden visitarse los restos de nada menos que siete castillos medievales. El más importante es el de
la propia localidad de Coriano. Los demás son Cerasolo, Passano, Mulazzano, Besanigo, Monte Tauro y Vecciano. Subiendo al bonito burgo histórico de
Montescudo nos encontramos con la tradicional elaboración de la terracota,
vinculada desde la antigüedad a la naturaleza del suelo autóctono.
8. Centro de educación medioambiental del Arboreto de Mondaino
A pocos kilómetros de la elegante población de Mondaino, en la
localidad de Bordoni, se halla el Parque Arboreto, un jardín botánico, antiguo
arboreto experimental de flora mediterránea, de nueve hectáreas, especializado en árboles y arbustos, que incluye más de seis mil especies de árboles,
con dos bosques, pequeñas selvas, un estanque y senderos señalizados. Es
un Centro de educación medioambiental que se pone a disposición de los
visitantes, en el que se desarrollan proyectos de investigación y estudio. Fundado con la contribución de la administración de la provincia de Rímini, forma parte de la red provincial INFEA (de información, formación y educación
medioambiental) y persigue sus mismos objetivos. Se propone como lugar en
el que llevar a cabo actividades didácticas y recreativas dirigidas a colegios,
familias y adultos. A través de visitas guiadas y talleres se pretende reforzar
la relación entre la creatividad, el arte, el juego y la naturaleza. El arboreto,
en efecto, puede emplearse como un válido instrumento con el que fomentar
la cultura de la sostenibilidad y revalorizar el patrimonio local. El entorno natural, especialmente sugestivo, favorece un enfoque y un método de trabajo
interdisciplinario y “sensorial”. Un núcleo de operadores ha reconstruido sus
orígenes, condición previa fundamental para poder desarrollar una acción de
conservación bien programada y efectuar intervenciones de mejora y recuperación. Las principales especies arbóreas aquí presentes han sido censadas y
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Vista desde Mondaino
abajo
Fósil en la sección de
paleontología de los
Museos de Mondaino
catalogadas en setenta vitrinas expuestas y consultables en el aula didáctica
multimedia del centro. En esa misma aula también hay una biblioteca, que
actualmente atesora unos trescientos volúmenes sobre medio ambiente, entre
otras materias. El proyecto, además, prevé la organización de cursos de puesta
al día, congresos, conferencias, exposiciones temáticas y actividades varias
entre las que cabe mencionar tareas editoriales, de investigación y de estudio.
En el parque recientemente se ha introducido, como componente del paisaje, un teatro con hospedería, concebido y realizado con la forma de una gran hoja posada sobre el césped, con construcciones en consonancia con el lugar y en armonía con el entorno. Sin solución de continuidad
se proponen unos cursos, denominados PerCorsi, cuyo propósito es trazar
una línea de comunicación entre el arte y la naturaleza. Las clases versan
sobre las artes escénica y visual, sobre el paisaje y su cultura, sobre los lenguajes contemporáneos y las terapias naturales.
No lejos de Val Mala, valle de notable interés natural y cultural, como ya se ha apuntado anteriormente, en el casco antiguo de Mondaino,
en el espacio de los Museos Municipales, existe una importante sección que
documenta los orígenes geológicos del territorio.
Sección Paleontológica de los Museos de Mondaino. Dedicado a la formación y la conformación del territorio, el Museo Paleontológico
da cuenta de los extraordinarios fenómenos que se produjeron hace millones
de años, cuando el área era un enorme lago salado de entre cien y doscientos metros de profundidad que abarcaba la superficie correspondiente a los
actuales territorios de Mondaino, Montefiore Conca y Saludecio. La evaporación lo fue secando a lo largo de milenios, lo cual permitió la fosilización
de los organismos animales y vegetales que lo poblaban. Por ello en estos
parajes abundan los fósiles, en parte hallados ya en el siglo XVIII en Mondaino, pero estudiados sobre todo a partir de 1983, cuando un desprendimiento
llevó a efectuar una campaña de excavaciones sistemática.
El museo exhibe fósiles, concretamente los ictiolitos aquí encontrados. De enfoque didáctico, presenta la etapa más antigua de la historia del planeta haciendo referencia a un largo período que los estudiosos
sitúan entre el Mioceno y el Pleistoceno, la edad Mesiniana, que se remonta
a hace unos seis millones de años. Se expone una gran cantidad de fósiles
de la campaña de excavación, junto con otros que son fruto de hallazgos
correspondientes a distintos momentos en otras partes del territorio: muchas
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Parco della Cava
(parque de la cantera)
en Poggio Berni
especies de peces fósiles, algunas de ellas muy raras, además de moluscos, equinodermos y elementos vegetales terrestres. Una especie fósil aquí
encontrada y que no parece tener parangón con las de otras zonas, es la
de un pez linterna denominado Ceratoscopoles miocenicus. En las vitrinas,
junto a peces de modesto y pequeño tamaño, se exponen algunos dientes de
tiburón, hecho que demuestra que en el lago también había peces grandes,
como el Procacharodon megalodo, un tiburón gigantesco que podía alcanzar
una longitud de hasta treinta metros, muy común en la época miocénica. El
museo se encuentra en la planta baja del castillo malatestiano, del siglo XIV,
adyacente a una espléndida plaza semicircular con pórticos.
9. Parco della Cava (parque de la cantera)
Es el parque dedicado al importante yacimiento de fósiles del
Marecchia. Se halla en el municipio de Poggio Berni, en el lecho del río. Su institución resulta de lo más oportuna, porque con el parque se ha podido sanear
desde el punto de vista medioambiental una zona afectada por la cantera que
allí había y también porque se encuentra cerca del yacimiento de fósiles.
Unos estudios realizados a partir de los años 60 indicaban la
presencia de fósiles en el río Marecchia. Al poco tiempo se detectó la existencia de un importante yacimiento de estos. En 1981 tuvo lugar la primera
campaña de excavaciones, guiada con criterios científicos por el director
del Museo Cívico de Historia Natural de Verona, lugar donde en gran parte
se hallan conservados los fósiles encontrados en aquella campaña. En 1982,
1983 y 1984 se organizaron otras, en las que se devolvieron a la luz más de
dos mil piezas.
La mayoría de los fósiles corresponden a peces, pues en el
Plioceno toda la zona del yacimiento estaba cubierta por aguas saladas. Se
muestra un número considerable de ejemplares de gran interés: muchos de
estos géneros jamás habían sido encontrados en la cuenca del Mediterráneo.
Entre estos fósiles hay varios que corresponden a peces que hoy día sólo
viven en aguas tropicales y subtropicales como las de los océanos Índico y
Pacífico. El parque fue inaugurado el 20 de mayo del 2000 y se construyó
con la contribución de las administraciones públicas de la región de EmiliaRomaña y de la provincia de Rímini.
La visita, gratuita previa reserva, se articula en dos momentos:
el primero corresponde a la proyección de diapositivas y la visión de material
didáctico relativo a los fósiles; en el segundo se accede al parque.
117
CAPÍTULO IV
SENDEROS
SUGESTIVOS
118
Los itinerarios a pie que van del n° 1 al n° 7
se han seleccionado de:
Sentieri. Percorsi riminesi tra natura e storia
(Senderos. Recorridos rimineses entre naturaleza
e historia)
Guía de excursiones de la provincia de Rímini
Ente promotor: Provincia de Rímini, Consejería
de medio ambiente
Asociaciones involucradas: WWF de Rímini y CAI de Rímini
Editor: Provincia de Rímini
Autores:
Lino Casini, coordinación técnica y editorial
Loris Bagli, textos descriptivos del entorno natural
Giovanni Fabbro, fichas de descripción topográfica
Año: 2009
No disponible en edición de papel.
Disponible para ser descargado en el sitio web de turismo
de la Provincia de Rímini en la siguiente página,
exclusivamente en lengua italiana,
http://www.riviera.rimini.it/publication/sentieri.html
Los senderos de Montefeltro, del n° 8 al n° 10,
han sido seleccionados por Lino Casini, que los ha extraído de:
Itinerari escursionistici del Montefeltro
(Itinerarios de excursiones de Montefeltro)
Circuito de excursiones del Alto Valle del Marecchia,
Comunidad de Montaña del Alto Valle del Marecchia,
escala 1:25.000
Un agradecimiento especial a la Asociación de cultura
medioambiental “D’là dé foss” de Pennabilli por su activa
y competente colaboración
Leyenda
SS = Strada Statale (carretera nacional)
SP = Strada Provinciale (carretera provincial)
La numeración y las señales de los itinerarios
han sido colocadas por el CAI (Club Alpino Italiano).
119
Senderos de
excursionismo
Valle del Marecchia
Itinerario 1 - De Rímini a Ponte Verucchio a pie y en bici, orilla derecha
del río Marecchia
Itinerario 2 - Ponte Verucchio, Montebello, Torriana
Itinerario 3 - De Montebello a Monte Matto
Valle del Conca
Itinerario 4 - Del lago de Faetano a Montefiore Conca
Itinerario 5 - De Mondaino al Castillo de Cerreto
Itinerario 6 - De la desembocadura del torrente Conca a Molino del Cerro,
pista para viandantes y ciclistas, orilla izquierda
Valle del Marano
Itinerario 7 - Parque del Marano, Cerasolo, Mulazzano, Vecciano
Valmarecchia (recorridos que no figuran en la guía provincial “Sentieri”)
Itinerario 8 - De Villa Maindi (Pennabilli) a Badia Mont’Ercole (Sant’Agata
Feltria)
Itinerario 9 - Dorsal derecha del Valle del Marecchia: de Scavolino a Miratoio
Itinerario 10 - Dorsal izquierda del Valle del Marecchia: de Villa di Fragheto
a Monte Loggio
Itinerario 1
De Rímini a Ponte Verucchio, pista para viandantes
y ciclistas, orilla derecha del río Marecchia
municipios de Rímini, Santarcangelo, Verucchio
Numeración CAI: 017
Longitud: 20,6 km
Desnivel: -1 + 117 metros
Dificultad: para excursionistas
Duración: 6h 40’
Rímini, puente de Tiberio
Nos dirigimos a la Via Circonvallazione Occidentale, dirección mar, a
pocos metros del punto de entrada del puente de Tiberio, en la parte
izquierda. Recorremos un camino bordeado por una empalizada hasta
llegar al Parco Marecchia (XXV Aprile) siguiendo la pista de la izquierda.
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121
122
Campo de golf
y camino para bicis
en Villa Verucchio
Parco Marecchia (XXV Aprile)
Se atraviesa el parque hasta llegar a orillas del torrente Ausa,
que se cruza siguiendo una rampa a la derecha que baja al lecho
encementado para subir enseguida al margen derecho del río
Marecchia (en caso de que el torrente baje lleno servirse del puente
para peatones, muy cercano).
Orilla del Marecchia
El cómodo camino de tierra batida nos lleva al paso inferior de
la SS16; se sigue por la riba derecha del río hasta dejar atrás la
autopista A14 y se llega a un campo de tiro al plato flanqueado por
un restaurante; a la izquierda a lo largo de todo el recorrido se van
dejando atrás desvíos que llevan a la SP258 Marecchiese y, más
adelante, a la SP49 en dirección Santarcangelo.
Tiro al plato
Se prosigue hasta la pista de aeromodelismo, se llega al área del
corrimiento de tierras que obliga a desviarse tomando una variante a
la izquierda; al cabo de unos 300 m se vuelve al trazado hasta llegar
a las ruinas de un viejo puente sobre el río Marecchia; se prosigue
hasta el paso inferior de la SP49 y continuando se llega al lago
Santarini, junto al cual hay una cantera.
Lago Santarini
Tras dejar a la izquierda un desvío, a la altura de un recodo se llega
a un punto panorámico situado en la localidad de Molino di Terrarossa.
Campo de golf
Siguiendo de nuevo la pista se deja a la izquierda la población de
Corpolò y se llega al campo de golf, donde la pista recorre un largo
trecho del perímetro sudoeste y después sigue adelante hasta el
punto panorámico sobre las gargantas del Marecchia.
Gargantas del Marecchia
Se prosigue dejando a la izquierda el desvío que lleva a la SP258
y la población de Villa Verucchio para llegar al Parco Marecchia.
Parco Marecchia
Recorremos el margen del parque en toda su anchura y vamos
rebasando desvíos a nuestra izquierda (se deja a la izquierda una
flecha del CAI dirección Pieve), proseguimos hasta girar a la izquierda
en un corto tramo en subida para llegar hasta la vieja Via Marecchiese
de Ponte Verucchio. Aquí termina la pista para viandantes y ciclistas.
123
arriba
Cicloturistas en Maiolo
abajo
La costa vista
desde Verucchio
Itinerario 2
Ponte Verucchio, Montebello, Torriana
municipio de Torriana
Numeración CAI: 03 / 03A
Longitud: 16,1 km
Desnivel: +393 -393 metros
Dificultad: para excursionistas
Duración: 4h 45’
Ponte Verucchio
En el aparcamiento de la salida de Ponte Verucchio ir a la izquierda,
en la dirección que señala la flecha del CAI, recorrer el tramo
asfaltado hasta la bifurcación, donde se irá a la izquierda, después de
la barrera, por la pista para bicis hasta la bifurcación de Case Palazzo.
Bifurcación de Case Palazzo
Seguir recto hasta la bifurcación de Madonna di Saiano, continuar
por el camino de la derecha, que va a Montebello, hasta la fuente
Fontebuona, de agua potable, y subir hasta la cruz de hierro, donde
se irá a la derecha hacia la hornacina.
Hornacina
Ir a la derecha unos 30 m y después a la izquierda por el sendero;
tras una subida corta pero empinada bajar a la izquierda en dirección
al Passo del Lupo. El camino termina en la amplia curva de la SP120,
cerca de la parada del autobús.
Parada del autobús
Se recorre la SP120 en dirección a Torriana; dejando atrás el desvío
a la derecha que va a Saiano y la localidad de Gessi se llega a la
bifurcación de Castello, donde se baja unos 500 m en dirección
a Torriana; a la izquierda, al lado del aparcamiento, comienza el
sendero de las Scalette.
Scalette
Una vez recorrido el breve trecho del camino se toma el sendero de
la izquierda, empinado y en algunos tramos expuesto al vacío, hasta
llegar al mirador situado frente al castillo, donde se va a la izquierda
siguiendo el camino que nos llevará a la bifurcación de la torre,
donde iremos a la derecha para bajar hasta el restaurante.
Restaurante
Inmediatamente a la izquierda se sube hacia la cima del Monte Borgelino;
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arriba
Castillo y senderos
de Torriana
cuando lleguemos a la segunda bifurcación iremos a la izquierda.
Cima del Monte Borgelino
Bajaremos siguiendo las marcas de las figuritas humanas de piedra
hasta llegar al quiosco; aquí recorreremos un breve tramo de
carretera en dirección a Torriana, iremos a la derecha tomando la
Via Poggiolo hasta llegar a la aldea de Palazzo.
Palazzo
Antiguo burgo en restauración; desde aquí se vuelve en dirección
a Saiano para girar a la izquierda en dirección a Ponte Verucchio.
Ponte Verucchio
En el aparcamiento termina el recorrido.
Itinerario 3
De Montebello a Monte Matto
municipio de Torriana
Numeración CAI: 03A / 05
Longitud: 5,9 km
Desnivel: -203 +203 metros
Dificultad: para excursionistas
Duración: 1h 30’
Inicio
Se recorre en coche la SP120 Torriana-Montebello y antes de las
curvas que suben a Montebello se gira a la derecha para tomar la
Via Sabioni. En el cruce con Via Scanzano nos mantenemos en la
izquierda y aparcamos cerca del área de descanso de La Fontanaccia.
La Fontanaccia
Seguimos y, tras dejar atrás el desvío a la izquierda, que va a
Montebello, (señalado por una hornacina), llegamos a una cruz de
hierro, situada a la izquierda, en el punto donde confluyen la Via
Sabioni y la Via Rontagnano.
Cruz de hierro
Bajamos por la Via Rontagnano; a la altura del caserío doblamos a la
derecha hasta llegar a las ruinas de Pian di Porta; seguimos adelante
por la pista hasta llegar a la bifurcación de Case Rontagnano.
Bifurcación de Case Rontagnano
Se deja a la izquierda una hornacina, se abandona la pista para
tomar un camino por el que se sigue hasta llegar a otra bifurcación.
127
arriba
Peña y Santuario
de Saiano
abajo
Castillo de Montefiore
Conca
Aquí se gira a la izquierda tomando el sendero que va a Monte
Matto, que seguiremos hasta llegar a la siguiente bifurcación.
Bifurcación
El sendero se divide: a la derecha rodea Monte Matto; a la izquierda
lleva a la cima del monte.
Cima de Monte Matto
Una vez en la cima seguiremos recto por el sendero que baja en
dirección sudoeste para después volver a subir brevemente por un
tramo de camino ligeramente expuesto al vacío y a continuación
bajar de nuevo hasta alcanzar otra bifurcación.
Bifurcación
Giraremos a la derecha tomando un ancho sendero (a menudo
embarrado) que rodea Monte Matto. Ignoraremos el sendero
de la derecha, que sube al monte, y seguiremos para volver a
la bifurcación desde la que, tomando el sendero de la derecha,
habíamos subido hacia la cima de Monte Matto.
Bifurcación
Vamos a la izquierda y avanzamos hasta la siguiente bifurcación,
donde nos mantendremos a la derecha tomando el camino que lleva
a la bifurcación de Case Rontagnano.
Bifurcación de Case Rontagnano
Regresamos por la pista que habíamos recorrido a la ida y siguiendo
en dirección a Montebello volvemos a las ruinas de Pian di Porta.
Pasamos de nuevo junto a la cruz de hierro y nos dirigimos al
aparcamiento de la Fontanaccia, punto donde había comenzado
nuestro paseo.
Itinerario 4
Del lago de Faetano a Montefiore Conca
municipios de Montescudo, Monte Colombo, Gemmano, Montefiore
Numeración CAI: 019
Longitud: hasta Chitarrara 8,2 km, de Chitarrara a Montefiore 10 km
Desnivel: 1er tramo +411 -375 metros; 2° tramo -233 +471 metros
Dificultad: para excursionistas
Duración: 7h 20’
Al punto de partida se llega desde Ospedaletto di Coriano recorriendo
un trecho de la Via Montescudo hasta alcanzar la Via Parco del
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130
Campos de Coriano
e imágenes del Valle
del Conca
Marano, que hay que tomar yendo hacia la derecha y recorrer hasta
el Lago di Faetano. Se aparca en las inmediaciones del estanque.
Lago di Faetano
El sendero comienza a 200 m de la frontera con San Marino. Tras
dejar la carretera se gira a la izquierda para tomar el camino que
lleva al torrente Marano, que hay que vadear. Se sigue recto hasta
la bifurcación. Allí giraremos a la izquierda para llegar hasta lo alto
de la subida ignorando las dos posibilidades de desvío que nos
encontraremos.
En lo alto de la subida
Seguiremos por un sendero perfectamente visible que nos llevará
a la población de Montirolo. Allí seguiremos la carretera en la que
se inserta el sendero que lleva a la localidad de Albereto.
Albereto
Nos mantendremos en la carretera hasta donde se cruza con la
SP131 en dirección Montescudo.
SP 131
Se gira a la izquierda tomando la carretera que sube hasta llegar a
la bifurcación de Casa Falconi. Allí se gira a la derecha y se avanza
hasta alcanzar la bifurcación en la que tomaremos la dirección Monte
S. Felice d’Albereto.
Bifurcación de Monte S. Felice
A la altura de una casa situada a la izquierda de la carretera,
giraremos a la izquierda tomando un camino que se empina. Se
llegará a la cima del monte S. Felice, donde se verán las ruinas de
una iglesia. Seguiremos por el sendero hasta llegar a una carretera.
Allí iremos a la derecha y subiendo coronaremos la cima de
Montescudo.
Cima de Montescudo
Se baja hasta la bifurcación de Via Monte y Via Comanduccio; se
va a la izquierda hasta la rotonda, se recorre un trecho de la SP131
en dirección a Montescudo y se llega a la bifurcación con Via della
Rocca.
Bifurcación de Via della Rocca
Giramos a la izquierda hacia el centro de Montescudo, recorremos
un tramo de Largo Borgo Malatesta y giramos a la derecha tomando
la Via Torgnano, que seguiremos hasta la bifurcación en dirección a
Torgnano.
131
Lavadero y colinas
de Monte Colombo
Bifurcación de Torgnano
Seguimos manteniéndonos a la derecha, llegamos a otra bifurcación
en la que hay una hornacina dedicada a la Virgen y giramos a la
izquierda tomando el camino que nos ha de llevar hasta las ruinas
de un caserío.
Ruinas del caserío
Dejamos atrás las ruinas manteniéndonos a la izquierda y tomamos
una pronunciada curva a la izquierda en dirección a la zanja. Se
sube por el prado en dirección a Monte Colombo hasta un olivo que
se encuentra a la derecha del sendero en lo alto de la cuesta. De
aquí nos dirigimos a un camino que se adentra entre los árboles,
bordeamos la zanja por la izquierda, superamos una ondulación y
cruzamos un sendero que lleva al lavadero de Monte Colombo.
Cruce del sendero del lavadero
Avanzamos cuesta arriba hasta llegar a la carretera de Via Ca’
Mini, que tomaremos yendo a la izquierda en dirección al centro de
Monte Colombo. A la altura de la iglesia iremos a la derecha para
tomar la Via Borgo y, manteniéndonos a la derecha, seguiremos
recto cuesta abajo siguiendo la Via Colombara hasta llegar a la
Via Lazzaretto.
Via Lazzaretto
Recorreremos 350 m hasta llegar a la carretera, en la localidad de
Salgareto. Aquí giraremos a la derecha, dejaremos atrás el cruce de
Via Piggiole con Via Salgareto y seguiremos recto hasta alcanzar la
SP18, que cruzaremos para llegar hasta Chitarrara.
Chitarrara
Tras atravesar la SP18, seguiremos por el camino de tierra hasta
llegar a un cruce. Allí giraremos a la derecha en dirección al río
Conca, que vadearemos (ojo si baja lleno) para alcanzar la orilla
derecha.
Orilla derecha del Conca
Seguiremos recto por la pista que se adentra entre los árboles
hasta llegar a la carretera. Nos mantendremos a la izquierda y
acometeremos un trecho de subidas y bajadas. Algo después de una
amplia curva llegaremos al santuario de S. Maria di Carbognano.
S. Maria di Carbognano
Se avanza cuesta arriba un buen rato ignorando varios posibles desvíos
hasta llegar a la SP132 en dirección a Gemmano en la localidad de Villa.
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Paisajes de Saludecio
SP132
Recorremos la carretera provincial yendo cuesta abajo a la izquierda
para llegar en seguida a un cruce. Allí doblamos a la derecha para
tomar la Via delle Fonti, que recorreremos hasta la confluencia de
tres caminos. Nos mantendremos a la derecha sin abandonar la Via
delle Fonti. Llegados a la siguiente bifurcación, doblaremos a la
izquierda para tomar el sendero que nos llevará a la Via Farneto.
Via Farneto
Cruzamos la carretera para tomar a la izquierda, en una pronunciada
cuesta abajo, la Via Borghetto, que seguimos hasta llegar a la Via
Farneto. Allí seguimos cuesta abajo hasta el cruce con un sendero.
Tomamos el camino de la derecha y avanzamos hasta Casa Casino.
Casa Casino
Seguimos por el sendero hasta alcanzar el fondo del valle del Rio
Ventena de Gemmano.
Rio Ventena
Giramos a la izquierda tomando el camino de tierra que nos
permitirá bordear a lo largo de un buen trecho la orilla izquierda del
arroyo, para después pasar a la riba derecha. Por esta, ignorando
todo posible desvío, llegaremos a una bifurcación señalizada con
flechas del CAI. Allí giraremos a la derecha para tomar el sendero
n° 19, bien señalizado, que seguiremos hasta el aparcamiento del
santuario de la Madonna di Bonora.
Aparcamiento del santuario
Girando a la derecha alcanzaremos la explanada situada delante de
la iglesia. Aquí tomaremos la carretera en dirección a Montefiore y,
tras recorrer 300 m, giraremos a la izquierda para tomar el sendero
que lleva a Borgo Pedrosa. Seguiremos cuesta arriba la Via Borgo
Pedrosa hasta entrar en el pueblo de Montefiore.
Itinerario 5
De Mondaino al Castillo de Cerreto
municipios de Mondaino y Saludecio
Numeración CAI: 019 / 09
Longitud: 14,6 km
Desnivel: -638 +638 metros
Dificultad: para excursionistas
Duración: 4h 45’
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Vista de Mondaino
Mondaino
Saliendo del aparcamiento situado al pie de las murallas del municipio
nos adentramos en el parque Le Fratte y lo cruzamos. Al final
doblamos a la derecha tomando la carretera hasta llegar a la Via Fonte
Leali. Allí proseguimos por la izquierda en dirección a las instalaciones
deportivas y, justo después de la curva, al borde de una explanada,
en el lado izquierdo, comienza el sendero. Bajamos por un trecho
escalonado hasta el punto en que nos metemos por un camino de
tierra. Giramos a la derecha hasta llegar a una verja, que cruzamos
avanzando hasta tomar un sendero a la izquierda, al borde de un
olivar. Tras unos 200 m giramos a la derecha subiendo por una cuesta
empinada hasta llegar a una carretera que termina en Ca’ Antonioli.
Carretera Antonioli
Vamos a la izquierda, en bajada, y avanzamos unos 300 m. Al borde
de una amplia curva doblamos a la derecha para tomar un sendero
cuesta abajo hasta un foso. Se sube sin tomar ningún desvío hasta
llegar a una casa de color anaranjado y se sigue hasta alcanzar una
pista de tierra. Aquí doblamos a la izquierda subiendo por un camino.
Rodeamos unas ruinas y avanzamos por la izquierda para poco
después girar a la derecha justo antes de llegar a la confluencia de
tres caminos de S. Teodoro.
Tres caminos de S. Teodoro
Avanzamos en dirección a S. Teodoro a lo largo de 1400 metros
hasta Ca’ Fariani. Allí giramos a la izquierda tomando el camino de
una finca que baja de forma muy pronunciada hasta llegar a una pista
de tierra, donde giramos a la izquierda en dirección al puente sobre
el arroyo Ventena, donde continuamos a la izquierda en dirección a
las casas de Palazzi por un camino de tierra que bordea el arroyo.
Case Palazzi
Giramos a la izquierda y volvemos a cruzar el arroyo Ventena.
Seguimos en dirección a las casas de Pontia y poco después
llegamos a Cerreto Castello, lugar perteneciente al municipio
de Saludecio.
Cerreto Castello
Aquí vamos a la izquierda por la carretera. Recorremos unos 200 m
y doblamos a la izquierda tomando el sendero que lleva a Calbianco.
Calbianco
Seguimos manteniendo la izquierda, a la altura de una hornacina
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arriba
Castillo de Cerreto
abajo
Plaza Mayor de
Mondaino
giramos a la izquierda en dirección al monte Baicano. Tras unos 900
m llegamos a un punto panorámico, donde tomaremos el sendero de
la izquierda. Una vez alcanzada una bifurcación giraremos de nuevo
a la izquierda y después seguiremos recto hasta las ruinas de
Ca’ Mainardi.
Ca’ Mainardi
Aquí giramos a la derecha en dirección al burgo de S. Teodoro,
desde donde regresamos a la confluencia de tres caminos de
S. Teodoro.
Tres caminos de S. Teodoro
Tomamos otra vez el sendero que lleva a Mondaino y doblamos
a la izquierda al cabo de unos 250 m. Rodeamos la casa de color
anaranjado y tomamos el camino que lleva al foso.
Foso
Subimos hasta tomar la carretera que lleva a Ca’ Antonioli.
Carretera de Antonioli
La recorremos cuesta arriba a lo largo de unos 300 m para después
retomar un sendero a la derecha marcado por un palo de telégrafos.
Palo de telégrafos
El sendero baja empinado hasta cruzarse con otro sendero, gira a la
izquierda para confluir, tras un corto trecho, en un camino que lleva
a la verja.
Verja
Cruzamos nuevamente la verja y tras un corto trecho doblamos
a la izquierda para tomar el camino escalonado. Al final de este
camino retomamos la carretera, dejamos a la izquierda un desvío y
proseguimos manteniéndonos a la izquierda. Al final del tramo cuesta
arriba giramos a la izquierda para volver a atravesar el parque Le
Fratte y llegar a Mondaino.
Mondaino
En el aparcamiento situado al pie de las murallas termina el
recorrido.
Itinerario 6
De la desembocadura del torrente Conca a Molino del Cerro,
pista para viandantes y ciclistas, orilla izquierda
municipios de Misano Adriatico y San Clemente
Numeración CAI: 037
139
arriba
Campos de Coriano
y Monte Titano
abajo
Portoverde en
el municipio de
Misano Adriatico
Longitud: 7,8 km
Desnivel: +37 metros
Dificultad: para turistas
Duración: 2h 20’
Desembocadura del Conca, orilla izquierda
En las inmediaciones de la dársena de Portoverde, se sale de la
playa y se recorre el sendero que costea la ribera izquierda del
torrente Conca. Se transita por el paso inferior de Via Litoranea Sud
y de la vía del tren y después, siguiendo una curva, se llega a la riba
del torrente donde empieza el camino de tierra.
Comienzo de la pista
En seguida se pasa por debajo de la SS16, después el camino se
introduce en una callejuela en la localidad de Molino Calce para
volver a convertirse en camino.
Camino
Se “remonta” el río, se pasa por debajo de la autopista A14, se gira
a la derecha para tomar un camino de grava que lleva hacia el gran
embalse del Conca. Se llega a una bifurcación.
Bifurcación de Ca’ Signori
Se ignora el desvío a la derecha y se sigue recto a lo largo del
embalse hasta un entradero, junto a una barrera situada al principio
de una pista, que permite acceder al área protegida del Observatorio
Ornitológico y llegar al Centro de Visitas.
Centro de Visitas, Observatorio
Se sigue a lo largo del embalse, con la posibilidad de contemplar
las aves desde los puntos de avistamiento instalados. Saliendo
del Observatorio se sigue por el sendero, se bordea un brazo del
embalse, después, en las cercanías de una calle con viviendas, el
sendero baja por la ribera del pantano para después volver a subir
y cruzar un dique fluvial. Seguimos adelante por el sendero, que
después gira a la derecha alejándose del curso del torrente para
llegar a un camino que lleva a Ghetto Fondi.
Ghetto Fondi
Seguimos por el camino en dirección sur, dejamos atrás un
restaurante y llegamos a una bifurcación que tomaremos a la
izquierda para volver al sendero que costea el torrente Conca.
Seguiremos por este sendero hasta alcanzar una pista blanca que
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142
arriba
Parque Marano
abajo
Torrente Marano
tomaremos girando ligeramente a la izquierda. Tras recorrer 350
m llegaremos a un cruce, en las inmediaciones de un puente, en la
localidad de Molino del Cerro.
Molino del Cerro
Aquí termina el recorrido, ya que más adelante el sendero se hace
impracticable. Para regresar, además de desandar el camino andado,
se puede cruzar el puente y tomar el sendero de la izquierda, que
sigue la riba derecha del torrente Conca.
Itinerario 7
Parco del Marano, Cerasolo, Mulazzano, Vecciano
municipio de Coriano
Numeración CAI: 033 / 031
Longitud: 10,5 km
Desnivel: -362 +362 metros
Dificultad: para turistas
Duración: 2h 45’
Parco Marano
Saliendo del aparcamiento seguir la carretera provincial hacia
el oeste a lo largo de 400 m para llegar hasta la bifurcación de
Via Vecciano. Tomar la Via Vecciano yendo a la derecha y después
de la confluencia con la Via Loreta proseguir hasta la bifurcación
de Via del Fagiano.
Bifurcación de Via del Fagiano
Tomar la Via del Fagiano yendo a la izquierda, recorrer un corto
tramo de carretera que después se convertirá en camino de
tierra hasta llegar a la bifurcación de Via Palombara. Tomar la Via
Palombara yendo a la izquierda por la carretera hasta llegar al cruce
con Via Monte.
Bifurcación de Via Monte
Girando a la derecha tomar la Via Monte, asfaltada, y tras recorrer
unos 400 m en bajada girar a la izquierda para tomar la Via La
Roncona, también asfaltada. Al final del trecho asfaltado seguir yendo
a la izquierda por la pista de tierra para llegar hasta Villa Irene.
Villa Irene
Aquí termina la pista de tierra. Seguimos recto por la vereda herbosa
143
El mar visto
desde San Giovanni
in Marignano
hasta llegar, entre el follaje, al cauce del arroyo Mortella.
Vado del arroyo Mortella
La vereda llega a la parte alta de la confluencia de dos cauces: para
vadear sólo una vez giramos a la derecha y caminamos unos 50 m
por la riba derecha del arroyo bordeando los límites de un campo
cultivado. Una vez cruzado el arroyo, atravesamos un corto trecho
de intricado matorral, doblamos a la derecha para tomar un camino
campestre en dirección norte y subimos por una cuesta empinada
que nos llevará a las casas de Fantini.
Casas de Fantini
Giramos a la izquierda tomando la Via Ciavatti y la recorremos
subiendo hasta llegar a la Via 1° Maggio, donde doblaremos a la
izquierda dirigiéndonos a Cerasolo.
Cerasolo
A la altura de la iglesia de Cerasolo doblaremos a la izquierda
tomando la Via Il Pedrone y proseguiremos hasta la bifurcación
de Via Olmo. Al final de la bajada tomaremos la Via dell’Olmo
yendo a la izquierda y avanzaremos hasta el puentecillo sobre el
arroyo Mortella, que cruzaremos. Aquí comienza la subida. Una vez
recorridos 700 m se llega a la bifurcación de Via Levata.
Bifurcación de Via Levata
Tomaremos la Via Levata girando a la derecha y avanzaremos hasta
la bifurcación de Via Europa. Allí tomaremos la Via Europa girando
a la izquierda para llegar al centro de Mulazzano.
Mulazzano
En la plaza Mula d’Oro giraremos a la izquierda para tomar Via
Agello, que recorreremos hasta la bifurcación de Via Ripa Bianca.
A continuación doblaremos a la izquierda y recorreremos un buen
trecho de Via Ripa Bianca cuesta abajo, que en las inmediaciones
de Vecciano toma el nombre de Via Loreta y nos vuelve a llevar
a la bifurcación de Via Vecciano.
Bifurcación de la Via Vecciano
Tomaremos la Via Vecciano girando a la derecha hasta la entrada
de la SP del Marano. Allí iremos a la izquierda en dirección
a Ospedaletto para volver al Parco del Marano.
Parco del Marano
En el aparcamiento termina el recorrido.
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Petrella Guidi
en el territorio de
Sant’Agata Feltria
Itinerario 8
De Villa Maindi (Pennabilli) a Badia Mont’Ercole
(Sant’Agata Feltria)
municipios de Pennabilli y Sant’Agata Feltria
Numeración CAI: 99
Longitud: 12 km
Dificultad: para turistas y excursionistas
Duración: 5h 15’
Villa Maindi
En la aldea de Villa Maindi (643 m), situada 2 km al sur de
Pennabilli, el camino que se desvía del sendero n° 95 del CAI,
denominado “Dorsal derecha del Valle del Marecchia”, arranca en
la encrucijada situada en las cercanías de la aldea, baja hasta Ca’
Morlano, cerca del bar, y llega a Ca’ Franchi tras un corto tramo
transitable.
Ca’ Franchi - Ca’ Bicci
En Ca’ Franchi tomamos el camino de la izquierda y tras unos
doscientos metros bajamos a la derecha acercándonos al Torrente
Messa para después alejarnos del mismo y llegar hasta la pista
cercana a Ca’ Bicci, un bonito caserío de finales del siglo XVIII
(como indica una piedra grabada colocada en la pared) que tiene
enfrente una típica era. Bajamos por la pista y tras unos ochocientos
metros llegamos a la SP Marecchiese a cien metros de la conocida
ermita románica de San Pietro in Messa.
Marecchiese
Recorremos la Marecchiese en dirección a Rímini a lo largo de unos
1200 metros. Después giramos a la izquierda, pasando por el puente,
en las inmediaciones de la piscina de Pennabilli. Allí empezamos a
subir en dirección a Sant’Agata Feltria.
Puente sobre el Marecchia
Justo después del puente sobre el Marecchia (333 m), dejamos la
carretera y bordeamos el vivero del Cuerpo Forestal. A continuación
subimos girando a la izquierda en dirección a la localidad de
Casalecchio. Recorremos otro tramo de carretera para llegar hasta
Ca’ d’Orazio. Allí subimos por el camino de la derecha, que lleva
hasta Petrella Guidi.
147
arriba
Acantilado de Vigiolo
cerca de Perticara
abajo
Vista de Pennabilli
desde el peñón de Billi
Petrella Guidi
Petrella Guidi (530 m) se considera, con razón, uno de los burgos
medievales mejor conservados y más sugestivos del Valle del
Marecchia. A lo largo de los siglos estuvo bajo el gobierno de varias
señorías.
Monte Benedetto
De Petrella Guidi bajamos en dirección sudoeste y llegamos a la
iglesia situada cerca de Ca’ Bardaia. Allí subimos a la derecha
siguiendo el camino de herradura que va a Ca’ Galoppo y Cannero
y llegamos al camino que va de Petrella a Sant’Agata, en Monte
Benedetto (731 m).
Monte San Silvestro
Aquí, tras unas decenas de metros, yendo a la derecha acometemos
una cuesta que sube bruscamente por un sendero muy empinado y,
pasando por la aldea de Villa, alcanzamos la cima situada a nordeste
de las antenas de radio y televisión de Monte San Silvestro (810 m,
844 m en la cumbre). En el paso dejamos la pista y bajamos por la
ladera opuesta a través del castañar. Seguimos bajando y al final
del castañar, donde la vegetación continúa en forma de bosque
variopinto, pasamos cerca de un puente metálico formado por
gruesos tubos. Avanzando un poco más veremos un gran caserío en
la localidad de Badia Mont’Ercole y llegaremos a la carretera en las
cercanías de la pequeña iglesia de la Madonna del Soccorso. Poco
más allá llegaremos al punto de unión con el sendero n° 96 del CAI,
denominado “Dorsal izquierda del valle del Marecchia”.
Itinerario 9
Dorsal derecha del Valle del Marecchia: de Scavolino a Miratoio
municipio de Pennabilli
Numeración CAI: 95
Longitud: 11,3 km
Dificultad: para turistas y excursionistas
Duración: 6h 30’
El sendero que aquí se propone es el tramo situado en la parte más alta
del largo sendero n° 95 del CAI llamado “Dorsal Derecha del Valle del
Marecchia”, que empieza en Pietracuta y acaba en Miratoio, para un total
de 16 horas de recorrido aproximadamente.
148
149
150
arriba
Peñascos
de Maioletto
y San Leo
abajo
Pastos en los
alrededores del
Monte Fumaiolo
Scavolino
El itinerario que proponemos empieza en la plaza de Scavolino, a una
altitud de 740 metros aproximadamente, con la callejuela empedrada
que sube ligeramente, en dirección sur. Después de las últimas
viviendas se sigue en la misma dirección por la pista.
Rio Cavo
Una vez recorrido más o menos un kilómetro, se vadea el arroyo
denominado Rio Cavo en las inmediaciones del Mulino di Scavolino,
que queda más abajo. Más allá del vado, la pista se adentra en el
bosque a lo largo de unos 600 metros, sigue fuera del mismo y, sin
variaciones de nivel significativas, llega hasta la carretera que va a
Cantoniera, en la localidad de San Lorenzo (740 m).
San Lorenzo
En el collado, a la derecha, algo escondida, se ve la pequeña iglesia
de Santa Maria in Cella, construida sobre la anterior iglesia de San
Lorenzo, que a su vez fue edificada sobre un templo etrusco-romano.
Se cruza la carretera a la altura de la población y se baja por
un sendero no muy bien definido al margen de un sembrado. A
continuación entraremos en una pista que, una vez dejado atrás el
torrente Messa, sube hasta llegar al cruce con el sendero n° 99 del
CAI, cerca de Villa Maindi.
Monte Canale
Desde aquí, para llegar a Serra Valpiano, subimos por la izquierda
por la pista que más arriba se transforma en un camino de herradura.
Seguimos subiendo en dirección sudeste. Al ganar altura el camino
se convierte en un bonito sendero que pasa por entre jóvenes hayas
y carpes. Recorremos varias curvas en sombra desde las que de vez
en cuando se distingue el cauce del arroyo Paolaccio (que lleva sus
aguas al torrente Messa) que, más abajo, a nuestra izquierda, forma
diversas pequeñas cascadas. Tras la última curva (995 m) el sendero
se orienta hacia sur-sudoeste y se hace casi llano. La vegetación se
enralece y los arbustos están constituidos fundamentalmente por
enebros y algún que otro melojo. Avanzamos en dirección oeste
hacia el punto más alto del Monte Canale (1052 m) bordeando una
valla que delimita el margen alto del bosque. Desde este punto
se puede disfrutar de un espléndido panorama: al este el Monte
Carpegna; al sur el Sasso Simone; y al sudoeste el Alpe della Luna,
el Fumaiolo, el Monte Ercole, el Monte Perticara y Maioletto. Una
151
arriba
Panorama desde
el burgo de Senatello
abajo
Paredes rocosas
en Balze di Verghereto
estupenda visión de conjunto de todo el Valle del Marecchia.
La Petra
Desde aquí bajamos por el prado pasando por el interior de la curva
y llegamos a la pista proveniente de Villa Maindi, unos 50 metros
antes de la carretera. A continuación atravesamos la carretera a la
altura de una pequeña cruz bajando hacia la localidad de Il Casone
(sede de un establecimiento de embotellado de agua mineral)
y bordeando varios sembrados llegamos a un núcleo de casas
denominado La Petra, cerca de la carretera que lleva a Miratoio.
Miratoio
Volvemos a cruzar la carretera, nos adentramos en el bosque
rodeando el Poggio di Miratoio, algo más arriba del cementerio, y
llegamos al centro del pueblo, donde encontraremos una fuente de
lo más oportuna. Allí mismo comienza el sendero n° 17 del CAI que
lleva a San Gianni y a los demás senderos de la región de Toscana.
Itinerario 10
Dorsal izquierda del Valle del Marecchia: de Villa di Fragheto
a Monte Loggio
municipio de Casteldelci
Numeración CAI: 96 y 23
Longitud: 10 km
Dificultad: para excursionistas
Duración: 5h 30’
El sendero que aquí se propone es el tramo situado en la parte más alta
del largo sendero n° 96 del CAI llamado “Dorsal Izquierda del Valle del
Marecchia”, que empieza en Pietracuta y acaba en Monte Loggio, para un
total de 23 horas y 45 minutos de recorrido aproximadamente.
Villa di Fragheto
A Villa di Fragheto (620 m) se puede acceder en coche subiendo
desde la localidad de Casteldelci hacia la aldea de Molino del Rio.
Desde la Villa de Fragheto se baja por el camino de herradura en
dirección sudoeste y se llega a una pista que pasa por el valle, en
las inmediaciones de Molino del Rio. Se cruza el pequeño puente
situado cerca del viejo molino y se sube por el sendero para llegar
hasta Poggio del Tesoro y Poggio Calanco (donde hay un núcleo de
casas abandonado).
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Ponte Vecchio
de Casteldelci
Casteldelci
A continuación se baja en dirección sur recorriendo el camino de
herradura y después el camino que, tras varios cientos de metros,
llega a Casteldelci (565 m). Después de la visita obligada al típico
pueblo medieval, se baja por el antiguo y empinado sendero que
lleva al puente medieval sobre el Senatello, en las cercanías del viejo
molino, o bien se prosigue por la carretera, que serpentea formando
un par de curvas y permite disfrutar de la vista de Casteldelci y de
todo el panorama de los alrededores. Tras pasar el puente se llega
a un área de descanso dispuesta por la Comunidad de montaña del
alto valle del Marecchia en torno a un pequeño lago.
Giardiniera
Siguiendo adelante se llega a la bifurcación de Giardiniera (544 m),
cerca de un restaurante y gasolinera, se cruza la carretera y se toma
la pista empinada que comienza junto al campo de deportes. Tras
la primera curva doblaremos a la derecha acometiendo el sendero
que sube por entre la espesa vegetación. Al cabo de varios cientos
de metros llegaremos a la era de un chalé de reciente construcción.
Aquí tomaremos el camino de herradura que arranca al lado de la
hornacina de la Virgen situada justamente en la era.
Poggio della Veduta
Avanzaremos por el camino de herradura que lleva a la cima de
Poggio della Veduta (946 m). Desde ese mismo chalé también
podemos dirigirnos a la carretera que lleva a Monte di Sopra, donde
podremos tomar la pista que lleva a Campo y a Gattara.
Monte Loggio
Si vamos en dirección a Monte Loggio (1178 m), en cambio, el
sendero sube lentamente y continúa a lo largo de más de tres
kilómetros brindando unas espléndidas vistas sobre el paisaje
de la zona, para después llegar a la curva que, tras un kilómetro
aproximadamente, nos llevará a la cima del Monte.
Antes de la curva el sendero n° 96 del CAI, a la izquierda, en
dirección este, se une con el sendero n° 100 del CAI, que baja hacia
Gattara, y a la derecha, en dirección sur-sudoeste, con el sendero
n° 23 del CAI, que va subiendo poco a poco, siguiendo la frontera
con la región de Toscana, hasta alcanzar nuestra meta.
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