Para ramona Un discurso es interrumpido

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Para ramona Un discurso es interrumpido
ramona_101_julio10_continuado
6/16/10
9:31 PM
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Un discurso es interrumpido
Ángel Mariano Jara Oviedo
n discurso es interrumpido, pero
otros tantos se desatan. Un discurso
es emitido, sobre el arte, sobre el coleccionismo, sobre la curaduría. Un discurso tiene duración, tiene impacto y belleza.
Un discurso, con puntos, con comas, con
muchos puntos suspensivos, sin íconos,
iconoclasta, desesperado es lanzado al espacio simbólico. Un discurso que después
de 10 años se interrumpe sin romperse. Sobre Chirico, Sobre Belleza y Felicidad, sobre
Benzacar, sobre el infinito multiplicado por
U
opiniones, por máquinas significantes, máquinas cuerpo sacando arte por el culo. Culo culto que se impregna, se empavona de
Duchamp, de damas Duchampianas, de
discursos reeditados de Platón en Plotino
en Ratzinger, ese oscuro cura de Germania.
Un discurso, dos discursos, muchos relatos
pequeños y tejidos, en corte y en confección, un ready-made de discursos, comprendámoslo ahora, todo es finito, incluso
las instituciones. Si veinte años no es nada,
10 son un indeterminado y cero dividido
cualquier número de números... De lapsos
de tiempos, tiempos cortos. ¿Y cuáles no?
Para ramona
Alejandro Kaufman
e sedujo de ramona su ubicuidad
disciplinaria y social. También me
gusta su austeridad/economía/sustentabilidad expresiva y de diseño. ramona
es el grado cero de la gráfica artística, y un
pico de la expresión discursiva sobre el arte
y la sociedad. Me atrae el cruce (¿transversalidad?) entre estética, crítica social y organización. Campos heterogéneos se fecundan como nada que se pueda lograr en cada
uno de ellos por separado. La interpenetración disciplinaria puede ser trivial o reductora, pero ese no es el caso de ramona, claro.
El campo del arte, y también tal vez el de la
crítica social, son en extremo vulnerables e
inestables “acá”. Reciben una admiración
vacua y formal, mientras se les retacea de
modo letal la sustentabilidad que necesitan,
“acá” (dicho así, entre comillas y con énfa-
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sis). A veces se lo hace en nombre de la
“ciencia” o de la “técnica”, sin advertir que
esas cosas son fecundadas por el “arte” y la
“sociología”. Sin ellas, son estériles. Por eso
producimos tantos individuos (científicos)
brillantes que emigran o se enclaustran. ¡Un
Kac ahí!: a vos no te va tan mal gordito –nos
lo digo a nosotros mismos–. ¿No habría que
revisar la idea de la autodisolución vanguardista? ¿No se convierte en una norma –invariante–, es decir, constante? ¡Una regla! En
otras palabras ¡que siga ramona! ¿El Futuro? ¿El gran futuro, o los pequeños e indiscernibles? En un mundo donde son normas
la incertidumbre y la inestabilidad, el caos
autoorganizativo, tal vez las neovanguardias
pasen a ser invariantes estructurales como
la universidad o la iglesia, que han demostrado a lo largo de los siglos una capacidad
plástica y de adaptación a épocas inconmensurables –por diversas–. Es improbable

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