Miguel Hernández. Temas 1 y 2

Transcripción

Miguel Hernández. Temas 1 y 2
Guía para el estudio de Miguel Hdz.
y su
ANTOLOGÍA POÉTICA.
Miguel Hernández en su contexto literario.
Se ha de situar la figura del poeta en la tradición de la generación de 27 y su evolución posterior. Asimismo se ha destacar su singularidad y hacer un breve repaso de su
obra.
La temática de la poesía de Miguel Hernández.
Se trata de incidir con, los ejemplos que se elijan de la Antología, en temas como
la naturaleza, vida/ muerte, amor, lo social y lo humano.
Aspectos de estilo de la poesía hernandiana.
Se trata de destacar algunos de sus símbolos poéticos y principales procedimientos estilísticos en las distintas etapas de su evolución, así como de comentar ejemplos de
las figuras retóricas más conocidas.
Ejemplos de preguntas:
1. Trayectoria poética de Miguel Hdz: la evolución de su poesía.
2. Tradición y vanguardia en la poesía de Miguel Hernández.
3. El compromiso social y político de Miguel Hernández.
4. El lenguaje poético de Miguel Hdz: símbolos y figuras retóricas más destacadas.
5. Temas poéticos de Miguel Hernández.
6. La vida y la muerte en la poesía de Miguel Hdz.
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APUNTES BIOGRÁFICOS:
VIDA Y POESÍA.
1910. Nacimiento e infancia.
Miguel Hernández Gilabert nace el 30 de octubre de 1910 en Orihuela en un contexto
social marcado por la ortodoxia religiosa. Su padre era tratante de ganado y es el tercero
de 4 hermanos. La ocupación de su padre permite a la familia una vida sencilla y humilde
en la que el trabajo es una premisa esencial. Sin embargo esto no quiere decir que
pasasen apuros ni estrecheces. Precisamente la profesión paterna hacen que se
trasladen al nº 73 de la calle de arriba (actual Casa-Museo), antes de que Miguel cumpla
4 años, y fue aquí donde miguel se inicia en el oficio del pastoreo y en el conocimiento de
la naturaleza.
A los 4 años acudió a una guardería-escuela durante seis meses y a los 8 entra en las
Escuelas del Ave María hasta los 12 años (curso 1923-24), que entra en el colegio Santo
Domingo, que abandonará en marzo de 1925 por imperativo paterno para dedicarse entre
otros oficios al de pastor. Aún así, a escondidas mantiene su interés por la lectura y la
formación cultural, visitando la biblioteca del sacerdote Luis Almarcha, donde conoce y
estudia a los clásicos.
1925. Los inicios en la escritura.
Su primera incursión literaria como poeta se fecha hacia 1925, y es fiel reflejo de su
compromiso con la sencillez del mundo rural que le rodea, el monte, el paisaje, los
animales, la huerta, los árboles. Publica algunos poemas en revistas y diarios locales
como El pueblo de Orihuela, Voluntad, Destellos o en el diario La verdad de Murcia.
Conoce por estos años a Carlos Fenoll y a José Marín (Ramón Sijé) con quienes
compartirá tertulias literarias en la panadería del primero.
En 1931 ganará un premio literario en Elche, aunque al no tener dotación económica el
premio le creará algún contratiempo. Este mismo año marcha a Madrid con la intención de
abrirse camino en el mundo de las letras. Regresará frustrado en mayo de 1932, pero con
un libro casi terminado en el que ha plasmado los aires poéticos circundantes del
homenaje a Góngora y la visión cubista del arte.
En 1933 publica en la Editorial del periódico la Verdad su primer libro, Perito en lunas, que
no obtiene el respaldo ni el eco que el poeta esperaba. En este mismo año comienza a
escribir su primera obra teatral, Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras
que verá publicada en la revista Cruz y Raya en 1934, año en que acudirá a la capital
periódicamente hasta establecerse allí en 1935. Por estos años también colabora en la
revista fundada por su amigo Ramón Sijé, El gallo crisis.
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1935. El cambio personal y poético.
Es un año crucial en la vida de Miguel Hernández pues
consigue un trabajo en la edición de la enciclopedia Los Toros
de José María de Cossío, lo que le permite establecerse en
Madrid y estar más cerca de dos de los autores que más le animaron, Vicente Aleixandre
y Pablo Neruda, al tiempo que entra en contacto con los pintores de la escuela de
Vallecas (Maruja Mallo, Benjamín Palencia y Alberto Sánchez). Poco a poco va
distanciándose de su amigo Ramón Sijé y de sus ideas religiosas y conservadoras que
irán perdiendo peso en su escritura.Escribe una nueva obra teatral Los hijos de la piedra
de fondo más progresista y social y un nuevo libro de poemas El rayo que no cesa que
aparecerá publicado en 1936, lo que le permitirá incluir su Elegía Ramón Sijé, muerto de
forma repentina y cuyo dolor traspasará a Miguel.
1936. La guerra civil.
El poeta decide tomar partido desde el primer momento y se afilia al Partido Comunista.
Poco después decide alistarse como voluntario. Este hecho supondrá un nuevo giro en
su obra, pues se convierte en un poeta de trinchera, de urgencia, de compromiso social,
que se verá plasmado en un nuevo libro, Viento del Pueblo, publicado en 1937. Ese
mismo año se casa con Josefina Manresa y realiza un viaje a Rusia.
En 1939 publica su segundo libro sobre la guerra, El hombre acecha (aunque la edición
es retirada y se salvan muy pocos ejemplares), donde muestra los desastres de la
guerra: dolor, odio, miseria humana. Su poesía pasa de lo social a lo intimista y de la
ilusión al desencanto.
1939. Cárceles y muerte.
La última etapa de su vida es un peregrinaje de infortunios que le llevarán a escapar de
España, ser apresado en Portugal y devuelto a España. Su vida está marcada por juicios,
peregrinaje por distintas cárceles, la enfermedad y la muerte. Es una época de amargura
y dolor que el poeta sobrelleva con el nacimiento de su segundo hijo y con la ilusión de
que algún milagro le permita poder estar con su familia. En esta época escribe
Cancionero y romancero de ausencias en el que relata las penurias de la soledad, la
amargura y la falta de libertad.
El 28 de marzo de 1942, con 31 años, muere en la cárcel de Alicante.
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1. Trayectoria poética de Miguel Hdz:
la evolución de su poesía.
“Vicente: A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho
poetas la vida junto a todos los hombres.” Así comienza la dedicatoria a Vicente
Aleixandre de su libro, Viento del pueblo, el propio poeta y, en ella, recoge ya dos
elementos esenciales de su poesía: la poesía como traslación de lo vivido y el carácter
social que será un eslabón en la obra de M.H. En el caso de MH, la poesía se convierte
en un motivo de realización personal, a pesar de las circunstancias, y por esto su obra
recoge buena parte de su vida, dedicada a la lucha personal por llegar a ser un poeta
reconocido y respetado.
MH tiene muy claro que su pasión es la poesía y, a pesar de tener que abandonar su
formación académica, hará de la lectura y de la escritura su tabla de salvación personal,
compaginándola con otros trabajos en sus inicios como poeta.
Esas lecturas iniciales y el aliento de sus amigos y mecenas son el primer sustrato en su
formación como poeta. Se empapa así de los poetas románticos (Bécquer), modernistas
(R. Darío), de la poesía desnuda de Juan Ramón Jiménez, de la prosa de G. Miró, del
folclorismo de Gabriel y Galán y de algunas dosis de regionalismo panocho próximas a su
experiencia como pastor, para adentrarse directamente en los clásicos( fray Luis,
Garcilaso, Góngora, Quevedo, Virgilio, Ovidio…). Con este bagaje inicial llegamos a la
parte esencial de su trayectoria, que estará marcada por cada uno de sus libros y por la
propia evolución de su estilo como poeta.
Etapa de la poesía pura
En 1932 publica Perito en lunas, una selección de 42 octavas, que resulta
de la poda , por motivos editoriales, de una primera versión que se llamó
Poliedros, título que aludía -a la manera cubista- a la composición poética
angular del elemento definido en la octava.Posteriormente se prefirió
titularlo con el epígrafe de un verso de la octava XXXV(horno y luna), y
con un símbolo cambiante y pleno: la luna. En esa octava, además, alude
MH a su futuro como poeta o como pastor- “¿hacia cuál de las dos haré
carrera?” .
Perito en lunas es el resultado de fundir la metáfora y el hipérbaton de Góngora con la
precisión y la sutileza del ingenio de la poesía pura en la que se observan los ecos de
Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Gerardo Diego o los juegos de las greguerías de
Gómez de la Serna, como si se tratase de bodegones cubistas. De ahí el acertado título
inicial de Poliedros, pues la realidad que se describe está metamorfoseada y encerrada
en los conceptos que la definen y se alude a toda ella mediante otro símbolo de continuo
cambio y vitalidad: la luna. Sin embargo, aunque la luna sea el núcleo y el centro de
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inspiración del libro, existen otros subtemas en esta primera
obra: junto a escenas de la vida real (gitanas, barbero), junto a
los frutos y vegetales (palmera, granada, azahar), junto a
objetos y animales (veletas, huevo, gallo) surgen otros motivos
que pronto destacarán en el cosmos poético hernandiano: TORO, MUERTE, SEXO.
A pesar del influjo gongorino o de los ecos de la poesía pura hay que resaltar el ejercicio
personal del autor, pues los temas y los motivos provienen de su experiencia vital, de la
naturaleza cercana y de la propia vida cotidiana, al igual que las metáforas e imágenes
empleadas.
La acogida del libro no fue demasiado positiva y la crítica se centraba en ese hermetismo
preciosista que encierra cada octava, lo cual complicó el éxito del libro que tanto ansiaba
su autor.
Etapa del clasicismo y el amor.
Es una de las etapas más complejas y sugestivas del autor, pues en ella se recoge la
abundante producción comprendida entre Perito en lunas y El rayo que no cesa, así como
las colaboraciones publicadas en la revista de su amigo Ramón Sijé, el gallo crisis. Es un
momento crucial y que influye de forma determinante en su consolidación como poeta.
Entre 1933 y 1934 MH compone un poemario que titula El silbo vulnerado que presentó
al Premio Nacional de Literatura y cuyo problema son las varias redacciones que encierra,
pues se va ampliando hasta la serie de sonetos Imagen de tu huella, que luego
desembocaría en El rayo que no cesa de 1936. En este complejo bloque
de la poesía de MH hay que destacar una serie de composiciones de
temática religiosa y nacional inspiradas al amparo de su amigo Ramón
Sijé y que publicó en la revista que éste había creado. Una parte de la
crítica ve en estas composiciones una renovación de la poesía religiosa
contemporánea. Destacamos entre estas: A María santísima, La morada
amarilla, Profecía sobre el campesino y El silbo de afirmación en la aldea. A
esta órbita pertenece también su primera obra teatral, Quién te ha visto y
quién te ve y sombra de lo que eras inspirada en los autos sacramentales
barrocos, en la que desarrolla la historia teológica de la salvación de la humanidad por
medio del trabajo y la eucaristía.
Las influencias más destacadas en esta etapa parten de San Juan de la Cruz, Fray Luis,
Garcilaso de la Vega, Lope, Quevedo hasta llegar a Neruda y Aleixandre. Los grandes
clásicos españoles nutrirán las fibras religiosas y amorosas de MH en un
momento convulso de su vida personal y poética en el que el aluvión amoroso le
lleva, al mismo tiempo, al afianzamiento de su estilo poético personal. La última
parte de este ciclo se inicia con una serie de sonetos que MH agrupa con el título
Imagen de tu huella, otro proyecto que no llegará a publicar, pero que
desembocará en su segundo libro, El rayo que no cesa, publicado en 1936, en el
que el poeta concentra su experiencia amorosa personal y una poética volcánica
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y directa que parece arrancada del sentimiento mismo, de lo
más hondo de su corazón. Esta autenticidad fue celebrada de
forma elogiosa por Juan Ramón Jiménez al enjuiciar unos
poemas del poeta de Orihuela en una crítica publicada en el
diario El Sol. Junto a los sonetos en los que analiza el amor como pasión atormentada,
anhelo insatisfecho o ansias de posesión, aparecen otros poemas como “Un carnívoro
cuchillo”, “Me llamo barro, aunque Miguel me llame”, “Elegía a Ramón Sijé” y “Soneto
final” que serán esenciales para entender la angustia metafísica y existencial de la poesía
de MH, orientadas hacia un fatalismo personal en constante lucha interior y exterior. El
toro, el rayo, la pena, el barro, la sangre, el volcán irán formando parte ya de la
cosmovisión de MH, como antes lo fue la luna, para sellar el nacimiento de “esta voz, este
acento, ese aliento joven de España” con el que le calificaba JRJ. El rayo que no cesa se
sitúa entre los hitos de la poesía amorosa española, junto a obras destacadas de Pedro
Salinas o Vicente Aleixandre.
Etapa de lo social y el compromiso
En 1935, al tiempo que destila su pasión amorosa, MH había experimentado un firme
cambio en su actitud cívico-social, que podemos concretar en los poemas “mi sangre es
un camino”, “sino sangriento” y “sonreídme”, junto a los poemas que dedica a Neruda y
Aleixandre. La preocupación por temas sociales, el abandono de lo religioso, el uso del
verso libre representan el giro personal del poeta hacia una nueva etapa en la que
parece querer alejarse de su pasado personal y poético hacia una nueva conciencia y
hacia nuevas imágenes más próximas al surrealismo. Nuevamente nos encontramos con
una serie de poemas sueltos que parecen ir preparando el camino del siguiente libro y con
el abandono decidido de los metros cultos (octavas y sonetos) de sus libros anteriores,
hacia formas poéticas más acordes con la nueva temática que emanará de esa sangre
poética por la que se ve arrastrado ahora hacia los hombres, hacia la tierra y los poetas.
De ahí surgirán tres fuentes de solidaridad y vida que estallarán en Viento del
pueblo, que iniciará con una dedicatoria a Vicente Aleixandre y una “Elegía
primera” dedicada a la muerte de García Lorca. Se publicó en 1937 y recoge
poemas compuestos entre el verano de 1936 y el de 1937, es decir, del primer
año de la guerra civil. Es un libro heterogéneo, pues muchos de los poemas
aparecieron en periódicos, revistas y en hojas impresas que circulaban por el
frente, así como en recitaciones del propio autor en las trincheras o en
campamentos militares. A nivel estrófico encierra gran variedad, pero es de
destacar el uso del soneto en alejandrinos y del romance, porque suponen una novedad
en su poesía. La temática general del libro gira sobre la ilusión y el deseo que el poeta
pone en el cambio social y en el nacimiento de una sociedad más justa en la que la tierra
sea de quien la trabaja y la poesía se implique en ese cometido para llegar al pueblo y
fundirse en él. Precisamente en los romances pone ese acento social de protesta, cambio
y movilización como sucede en “Vientos del pueblo me llevan”, “El niño yuntero”, “Los
Cobardes”, “Aceituneros”. Otros tienen un afán más combativo de sumarse a la causa o
alentar en la lucha como: “Llamo a la juventud”, “Rosario, dinamitera”, “Recoged esta
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voz”. Otros inciden en momentos concretos de la contienda
como “Ceniciento Mussolini”, “EuzKadi” o “Fuerza del
Manzanares” o recogen de forma más íntima su propia
experiencia personal en el amor y la lucha como “La canción
del esposo soldado”. Se ha denominado también a esta etapa “Poesía de urgencia” por
su carácter propagandístico y por estar guiada y creada con la premura de un mensaje o
fin concreto, pero no puede negarse la implicación sincera y el sentimiento con el que se
ha creado y la importancia que tiene en el devenir personal y poético de MH. Al igual que
en su libro anteriores, la implicación de MH hace que se haga palpable su amor a la tierra
y al pueblo que se propone defender cantando.
En esa misma línea escribe dos dramas rurales comprometidos socialmente con los
trabajadores de la tierra: Los hijos de la piedra y El labrador de más aire, en homenaje a
Lope de Vega y sus comedias del poder injusto (Fuenteovejuna, Peribáñez).
El segundo libro sobre la guerra es El hombre acecha, que recoge poemas de
1937/38 y que estaba preparado para ser publicado en 1939, pero la edición fue
prácticamente destruida al finalizar la guerra, salvándose unos pocos
ejemplares que sirvieron para su posterior publicación. En él se plasma la
dureza de la guerra y sus consecuencias: muerte, hambre, crueldad,
deshumanización, heridos, cárceles; así como una sensación de derrota y
desolación, pero también de denuncia contra las viejas estructuras sociales en
un tono crudo y duro - “Los hombres viejos”-. En esa línea encontramos
también poemas que preludian el giro interior hacia una nueva etapa, más íntima, más
reflexiva, como la “Canción primera”, “Carta” o la “Canción última”. La luz y la sombra
reflejan la dualidad del ser humano a la que alude el propio título sobre la amenaza de
homo homini lupus y se cita ya en “Llamo al toro de España”, que junto a “El herido” se
constituyen en dos de los poemas más emocionantes en el tono apesadumbrado del libro.
Etapa de la poesía interior en la cárcel
En su periplo carcelario, MH recorrió 13 prisiones en las que continuó escribiendo,
siempre que las circunstancias se lo permitieron. Este conjunto final de
su poesía (1938-1941) constituye su Cancionero y romancero de
ausencias, que bien pudiera haber denominado de esencias, si las
circunstancias que rodean su escritura hubieran sido menos trágicas. La
temática está próxima a su anterior libro en muchos aspectos: fatalismo,
desolación, miedo, odio, esterilidad, junto al amor a la mujer y al hijoauténtica tabla de salvación frente la soledad de la prisión- .Es una
poesía densa, conceptual, de una intensidad introspectiva hacia lo íntimo
que anula por sí misma lo descriptivo y le da una aparente sencillez que
encierra la esencia misma de toda su obra. “Hijo de la luz y de la sombra”, “Llegó con tres
heridas”, “Ausencia en todo veo”, “El amor ascendía entre nosotros”, “Menos tu vientre”,
“La boca”, o “Nanas de la cebolla” son algunos de los poemas que mejor recogen la
substancia del libro y de esta etapa.
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2. Tradición y Vanguardia en la poesía de
Miguel Hdz.
En un escrito en prosa [La poesía “como un arma”] escribe MH
“la poesía es en mí una necesidad […] La sentí, como sentí mi condición de hombre, y
como hombre la conllevo, procurando dignificarme a través de sus martilllerazos”. Por eso
aludir a tradición y vanguardia en la poesía de MH, es aludir a sus dos coordenadas
básicas: la formación y la escritura. La formación poética de MH nace de descubrir su
verdadera vocación y por ello la poesía oral de tipo popular, junto a su aprendizaje a
través de las lecturas de los clásicos y a las lecturas de sus contemporáneos, así como el
empaparse de la propia realidad que le toca vivir, marcarán el rumbo de su escritura, que
no difiere, en lo esencial, a la de cualquier otro poeta. En un romance de su época inicial
“A todos los oriolanos”, en el que alude a la creación de un libro con sus poemas, declara
que imita, llega a plagiar y a copiar a algunos de sus autores, al tiempo que declara su
intención de ser poeta. Este juego poético juvenil de MH ilustra los inicios de sus
primeros poemas y cómo las fuentes populares y clásicas de sus lecturas conforman esa
base de corte tradicional con la que llega a crear su propia voz y su propio mundo poético,
incorporándole algunos toques vanguardísticos, aunque dejando claro que lo popular, y
con ello la tradición son el germen básico de su poesía.
El influjo de la poesía tradicional presenta una doble contribución:
1. La tradición de los clásicos literarios españoles.
Poesía de los Siglos de Oro.
La poesía moderna y contemporánea.
2. La tradición popular de origen oral:
La poesía anónima, que surge de la colectividad popular.
El influjo de las vanguardias se aprecia en el periodo anterior a la guerra civil, en dos
momentos puntuales:
1. La poesía pura y el cubismo literario durante el ciclo de Perito en lunas -19322. El Surrealismo, durante el ciclo de “Sonreídme”, de 1935 hasta principios de 1936.
Analizaremos estas influencias en estos tres apartados:
a) Los clásicos españoles.
b) Los escarceos vanguardistas.
c) El neopopularismo.
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a) Los clásicos españoles.
En la poesía de MH podemos rastrear influencias clásicas de
la literatura del siglo XV, de los autores renacentistas o barrocos, de autores románticos o
modernistas, así como de autores del folclorismo costumbrista de principios del siglo XX.
Este costumbrismo regionalista a la manera de Vicente Medina o JM Gabriel y Galán es
palpable en composiciones de tipo costumbrista bucólico y con una imitación del habla
popular dialectal- una especie de panocho o castellano hablado en la huerta de Orihuela
y Murcia y que se aprecia en composiciones como “Postrer sueño” o “En mi barraquica”.
El primer poema publicado por MH en la prensa oriolana, “Pastoril” es un ejercicio de
imitación modernista, al igual que “Oriental” donde se aprecia la clara influencia de R.
Darío. En esta etapa de formación se crea la necesidad de demostrar que sabe
interpretar las lecturas que realiza y que es capaz manejar el lenguaje poético más culto y
elevado. Irá incorporando la mitología grecolatina y a autores como Unamuno y su duda,
a A. Machado y su visión de Castilla y España y, sobre todo, a Juan Ramón Jiménez y
su nostalgia poética.
Ya en la etapa de Perito en lunas, hay que destacar el
influjo de Góngora, homenajeado por los poetas del
27 y que será la luz de sus metáforas e hipérbatos en
su primer poemario. De su primer viaje a Madrid
surgirá esa fusión entre tradición y vanguardia que
caracterizará a la generación del 27. En el libro se
observan influencias de los simbolistas franceses y también de autores del 27 como
Jorge Guillén y Gerardo Diego, a quienes ha podido leer y que demuestran esos
escarceos con la poesía contemporánea a la que también prestaba atención.
Otros clásicos como San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Cervantes o Quevedo
dejarán su impronta en el segundo libro hernandiano El Rayo que no cesa. Los títulos de
los dos poemarios no publicados por MH, El silbo vulnerado e Imagen de tu huella son
homenajes a la poesía de S. Juan y a la poesía pastoril de Cervantes. El rayo que no
cesa es una reelaboración pagana, erótica y sensual de la poesía sanjuanesca, del
petrarquismo de Garcilaso y del pesimismo existencial y el conceptismo del mejor
Quevedo. Todo ello sin renunciar a los ecos de los grandes poetas románticos de amor,
Bécquer, Espronceda o Zorrilla.
b) Los escarceos vanguardistas.
Los contactos de MH con las vanguardias fueron escasos y particulares, como sucedió en
nuestra literatura, donde se conocieron las vanguardias, pero se adaptaron en momentos
puntuales sin una militancia concreta a determinados “ismos”. Destacamos la conexión de
MH con el purismo (influido por Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y los simbolistas
franceses) en el ciclo de Perito en lunas en octavas y décimas que se quedaron fuera del
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libro. Sin embargo resulta paradójica esa fusión entre el
gongorismo, perteneciente a la tradición culta española, para
sustentar la base de una fórmula original de poesía pura. MH
crea imágenes novedosas en consonancia con su experiencia
vital, con el campo y la naturaleza que le rodea para dignificar y embellecer su trabajo y
para crear un arsenal de metáforas propias que le signifiquen como un poeta de altura.
El cambio ideológico y personal que experimenta a mediados de 1935 se traduce también
en un giro en su lenguaje literario. Es la época del llamado ciclo de “Sonreídme”, donde
pasa del racionalismo de la metáfora barroca al irracionalismo incontrolado, al cultivo de
la imagen que brota pura-impura del subconsciente. Poemas como “Sonreídme”, “Alba de
hachas” o las odas que dedica a Neruda y Aleixandre encierran un contagio de
impetuosas imágenes de océanos, de metáforas cósmicas, de símbolos telúricos que
emanan de Residencia en la tierra de Pablo Neruda que le invita a participar en su revista
y le anima a encontrar nuevos caminos poéticos. En este ciclo, la irracionalidad, aunque
no sea extrema y genere extrañeza en el lector, sí se aproxima a “la libre asociación”
surrealista con un aire liberador que le permita romper con los esquemas de su formación
y ver el mundo con mayor amplitud de miras.
Sin embargo, estos recursos no los mantendrá más adelante, pues su acercamiento a lo
social y al pueblo exige una vuelta las raíces tradicionales para hacerlo de la forma más
efectiva y racional.
c) El neopopularismo.
Este término, con el que se define una de las características esenciales de la generación
del 27, hace alusión a la recreación culta de la poesía tradicional popular (romances,
canciones, seguidillas). Esta corriente llega a MH a través de dos vías:


la transmisión oral: en el entorno rural eran típicos los cantares de siega, las coplas
de las estaciones, los lances amorosos tal y como lo recoge MH en sus obras
teatrales. Por otra parte era conocedor del arte de los troveros, improvisadores de
rimas sobre temas cotidianos.
sus lecturas personales: existían ya recopilaciones de folclore como el Cancionero
popular murciano, o recreaciones cultas de poetas relevantes como el libro Poema del
cante jondo escrito por Lorca en 1921 y sobre el que pronunciaba conferencias en los
años siguientes. MH escribió unas “andaluzas” para un cantaor flamenco,
probablemente levado por esta corriente.
Sin embargo, este brote neopopular tiene en MH una característica personal, pues surge
como algo inherente a su propia condición popular, al mundo en el que se ha criado y eso
hace que encierren un componente de intimismo propio, muy distinto a la corriente
general. Los cantares en MH no pretenden ser sólo un modo de expresión popular, sino
personal y este hecho se observa tanto en los romances de su literatura comprometidaViento del pueblo, El hombre acecha - , como en el Cancionero y romancero de ausencias
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donde lo tradicional y lo popular prevalecen de forma clara y
ostensible (paralelismos, repeticiones, poemas con estribillo).
Desde un punto de vista formal y estrófico predominan las
canciones, seguidas de los romances y las seguidillas lo que
refuerza el carácter popular del libro, pero no para cantar al modo que lo hicieran Lorca,
Alberti, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado, sino para expresar el dolor y la
ausencia desde la emoción interior, íntima y personal. Lo sensorial y lo corporal se
imponen como una constante en el libro en emocionadas lamentaciones, en reflexiones
doloridas que trascienden lo personal para conceptualizarse y trascender como algo
fácilmente identificable por los lectores. Veamos un par de ejemplos:
“Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan.
Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena.
Ausencia en todo aspiro:
tu aliento huele a hierba.
Ausencia en todo toco:
tu cuerpo la despuebla.”
“El mundo es como aparece
ante mis cinco sentidos.”
Curiosamente, MH, que empieza escribiendo una poesía de imitación de la poesía culta
decimonónica o de la poesía pseudo popular de un autor como Vicente Medina, y cuyo
primer libro es reconocidamente de inspiración barroca, culmina su obra poética utilizando
las formas métricas que había tenido más próximas durante su infancia. Unas formas que,
de haberlas utilizado en sus orígenes como poeta, no le hubieran permitido,
probablemente salir de su rincón oriolano y convertirse en una figura relevante de la
poesía contemporánea. Sin embargo, a la luz de su trayectoria poética, le confieren una
hondura y un marchamo personal inconfundible y de gran altura poética.
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