Documento Borrador - CEDeT - Centro de Estudios Desarrollo y

Transcripción

Documento Borrador - CEDeT - Centro de Estudios Desarrollo y
OSCAR GARCIA
LA PASIÓN
DE SEGUIR
Voluntariado Transformador;
sin excusas, sin fronteras….
Ediciones Seguir Creciendo es un emprendimiento editorial sin fines de lucro, en el cual ni los
editores ni los autores perciben ingresos como resultado de la venta de las publicaciones.
Con lo obtenido con la venta de la versión en papel de este ejemplar – descontados los gastos de
diseño gráfico, corrección e imprenta – se conforma el Fondo Solidario de Publicación cuyo objetivo
es reinvertir lo generado en siguientes ediciones para: publicar reimpresiones, primeros trabajos de
autores jóvenes, investigaciones, trabajos prácticos o tesis de estudiantes y desarrollos teóricos en
general.
Este libro se puede encontrar gratuitamente, en su versión digital, en el sitio:
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la fuente.
Fecha de catalogación 21-07-04
Garcia, Oscar
La pasión de seguir: Voluntariado transformador, sin excusas, sin fronteras. Buenos Aires:
Seguir Creciendo, 2a ed., 2007
ISBN 987-21560-0-X
Voluntariado. I. Título
CDD 361.26
© Left Ediciones Seguir Creciendo
Buenos Aires, Argentina
1ª Edición: 2004
2ª Edición: 2007
Para comunicarse con el autor:
[email protected]
I.S.B.N. 987-21560-0-X
Hecho el depósito que marca la Ley
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
A Sandra,
con mi pasión y amor.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Cuando me preguntan cual es
la esencia del Voluntariado
tiendo a responder con teoría,
ejemplos y largas explicaciones,
lo que efectivamente
demuestra… que no lo se.
Pero sí se que hay algo
en esta sentencia Zen,
que lo aproxima y define:
“Las ánades no buscan dejar su reflejo,
ni el agua piensa en recibir su imagen”
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
ÍNDICE
Presentación ...................................................................................................................................9
Vértice I.........................................................................................................................................11
Capítulo 1
Voluntariado y solidaridad............................................................................................................11
Capítulo 2
Filosofía y conceptos básicos........................................................................................................21
Capítulo 3
El Voluntariado como campo.......................................................................................................48
Capítulo 4
Una aproximación a la historia del Voluntariado,
desde la mirada de sus paradigmas...............................................................................................57
Capítulo 5
Tipos de Voluntariado...................................................................................................................65
Capítulo 6
Intersección entre Voluntariado y esperanza................................................................................84
Vértice II........................................................................................................................................91
Capítulo 7
¿Por qué atender a las motivaciones?............................................................................................91
Capítulo 8
¿Hay un modelo de Voluntario por cada tipo de Voluntariado?.................................................104
Capítulo 9
El Voluntario como líder.............................................................................................................112
Vértice III.....................................................................................................................................125
Capítulo 10
Dónde se ejerce el Voluntariado..................................................................................................125
Capítulo 11
Características del Voluntariado asociadas a condiciones
Organizacionales básicas.............................................................................................................137
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Capítulo 12
Programas de Voluntariado.........................................................................................................145
Capítulo 13
Gestión de Voluntarios: teoría de funcionamiento
y concepto de itinerario institucional..........................................................................................162
Vértice IV....................................................................................................................................171
Capítulo 14
El Voluntariado en relación social...............................................................................................171
Capítulo 15
Voluntariado y ciudadanía...........................................................................................................188
Capítulo 16
Marginalidad, exclusión, pobreza e intervención
del Voluntariado..........................................................................................................................197
Capítulo 17
El Voluntariado en la construcción de una cultura solidaria
en Latinoamérica..........................................................................................................................209
Declaraciones y Anexos...............................................................................................................212
Índice Conceptual.....................................................................................................................293
Bibliografía y Gráficos.............................................................................................................222
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Presentación
Para los que somos personas comunes que caminamos por la calle, vivimos de nuestro trabajo y
a las que al amanecer de cada día lo cotidiano no se nos presenta como una puesta en escena de
fantasías cinematográficas que disfrutar, ni una colección de ecuaciones resueltas por otros, sino
más bien se nos despliega como un abanico rutinario de problemas, tareas, contradicciones, idas,
vueltas, fracasos y pequeños logros hechos a pulmón; los proyectos importantes se dan sólo
cuando una serie de factores concurrentes se combina.
Y no es raro que en esa combinación movilizadora, aparezca siempre la figura de algún amigo.
Porque para las personas comunes, amistad y proyectos de vida no son expresiones ajenas y
separables, como sí sucede a menudo y descarnadamente en el mundo hiperprofesionalizado y
calculador.
Pues bien, esto ha sucedido aquí Marcelo Bursztyn: él es el amigo, el “partícipe necesario”
impulsor de este proyecto.
Para vos Marcelo, va el primer reconocimiento; agradecido por el apoyo, la confianza, la
incondicionalidad.
A la pregunta de ¿qué es este libro? desde un primer momento supe que éste iba a ser un libro a
mitad de camino.
En primer lugar, porque como no ha sido la intención compendiar lo mucho que se ha
desarrollado y publicado en la extensa bibliografía sobre cuestiones básicas del Voluntariado,
este volumen no es un compendio.
En segundo lugar, porque como no se recogen aquí ensayos o investigaciones que den cuenta del
“estado del arte” en Voluntariado, tampoco es éste un texto de actualización.
Y en tercera instancia, porque como no habla de técnicas de gestión, ni de actividades con
grupos, ni de cómo coordinar Voluntarios, decididamente no es un manual.
No compendio, no ensayo, no manual…ahora ve usted claramente la verdad de lo que le decía:
mitad de camino…ni lo uno…ni lo otro.
Pero la mitad de camino también tiene su magia.
Era en esos lugares – y especialmente en las encrucijadas de vías, caminos y senderos – donde se
levantaban las postas, tabernas y posadas.
Espacios siempre vivos, a veces bulliciosos, a veces solitarios, unas lujosos, otras
modestos…pero siempre receptivos: refugios donde parar, abastecerse de lo preciso, conocer y
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
despedir compañeros de jornadas, comer, dormir, tramar…y por qué no desechar equipajes
molestos para seguir viaje más livianos.
Mi anhelo es que este pueda ser un “libro-posada”, apenas una parada a mitad de camino en su
itinerario hacia conocimiento del Voluntariado; un espacio confortable unas veces y polémico
otras, pero siempre abierto a lo que trae cada caravana.
Este libro está construido sobre dos bases: formulación de ideas propias y reproducción de
reflexiones de otros.
A las primeras, traté de ordenarlas lo más posible, y expresarlas de modo transparente y franco,
por el camino de la opinión responsable y – espero – coherente. De ellas, tal vez no le resulten
originales sino
un puñado, habiendo sido las otras ya mencionadas con anterioridad por otros autores; en
cualquier caso, espero que le resulten de interés y utilidad.
A las segundas –las reflexiones de otros autores- las he citado extensamente y tienen, como los
templos clásicos, cuatro columnas: Luis Ignacio Aranguren Gonzalo, Joaquín García Roca,
Imanol Zubero Beascoetxea y José Carlos García Fajardo.
Sus trabajos han sido desde siempre esclarecedores para mi y (aún a riesgo de no ser original)
creo que son los “padres” del Voluntariado Iberoamericano, fundadores de un abordaje
ideológico y, por lo tanto, no ingenuo del Voluntariado.
Ese es uno de los motivos- el académico- por los cuales me he tomado la libertad de traerlos a
este volumen, junto a otros notables autores e investigadores, algunos incluso colegas y amigos
queridos.
El otro motivo de la invitación a reproducir sus pensamientos es más ideológico: en medio de la
dura realidad Latinoamericana hace ya un tiempo que la bibliografía en castellano sobre
Voluntariado es escasa o excesivamente costosa.
Avatares de las políticas económicas de mercado y de sus consecuencias culturales, las librerías
(hablo al menos por las argentinas, pero presumo un patrón similar en la Región) ya no ofrecen
en sus estantes libros de Voluntariado (están lejos de ser “best-sellers”) y pedir que se los
importe por catálogo es las más de las veces dificultoso y carísimo; y la reproducción de textos “la fotocopia”- se ha convertido en un signo más de las pobrezas que vivimos, un salvoconducto
precario pero oxigenado que la economía informal no brinda, frente a la ceguera de una
economía “formal” que en Latinoamérica está cada vez más alejada de la gente común.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Frente a ello, he querido que ante la imposibilidad de leerlos originalmente, los
Latinoamericanos interesados en conocer el pensamiento de autores clave del Voluntariado
europeo puedan tenerlos a la mano, aún con intermediario.
Espero que ese lector heterogéneo- estudiantes, dirigentes de instituciones, profesionales del
Voluntariado, personas interesadas…- pueda tener cada vez más acceso a lo que se publica en el
hoy llamado “mundo sin distancias”.
Y así como digo “lector heterogéneo”, digo también “lector atento”: a lo largo del libro, notará
este último dos cuestiones más que deseo explicarle desde ahora.
Por un lado, verá que he escrito “Voluntario” y “Voluntariado” reiteradamente con mayúsculas.
El motivo es sencillo y no tiene secretos: quise resaltar su importancia, mostrar de forma sencilla
lo mucho que valen; aprovechar “que es gratis” y simbolizar en una simple mayúscula lo mucho
que significa para mi. Nada más que eso.
Por otro lado, notará el atento lector que la persona verbal elegida para el relato es la primera del
plural, el nosotros.
Ello se debe a que lo que uno aprende, construye y cree poseer como un saber personal, es
siempre fruto de una interacción grupal, de un bagaje cultural que siempre es colectivo, donde
muchas son las personas e instituciones de influencia.
Es por ello que en el nosotros del texto hay una intención de homenaje y agradecimiento mínimo
a esas personas – profesores, colegas, compañeros, amigos, Voluntarios - con las que hemos
recorrido los caminos del aprendizaje.
Pero el hacerse cargo - especialmente de los errores, desaciertos, omisiones o miradas
parcializadas y polémicas - no es plural.
La responsabilidad es sólo mía.
Algunos de esos espacios de aprendizaje y crecimiento mencionados, aparecen como logos en la
segunda solapa, y quisiera referirme brevemente a ellos.
Para la Fundación Juan Gastón Vignes es el primer lugar, como cuna de cualquier
Voluntariado que me haya tocado ver o creer saber.
Allí surgió, creció y se configuró todo. Es la institución de referencia; sencillamente así.
Seguir Creciendo es uno de los espacios profesionales que le brinda a uno la posibilidad de vivir
de lo que gusta: “la vida no vale nada /si no es para merecer/ por que otros puedan tener/ lo que
uno disfruta y ama.” Es un emprendimiento pequeño, pero que hace caso a la sentencia de su
nombre. La Asociación Internacional de Esfuerzos Voluntarios – IAVE- es la proyección
internacional de lo que el Voluntariado significa para el ser humano.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El “espacio de trabajo” de IAVE es el mundo, y su “público destinatario” la humanidad; es el
Voluntariado a escala global, territorio increíble donde en he visto mucho más de lo que me
había podido imaginar: el Voluntariado como expresión cultural en miles de
matices. Ser
dirigente y miembro de IAVE es un orgullo.
La Universidad Nacional de San Martín es el espacio vocacional; tener la posibilidad de
ejercer la enseñanza es para mí como respirar, lo necesito, lo amo.
En ella, la Cátedra Abierta de Solidaridad ha sido una apuesta creativa que todavía nos
desafía. Al día de hoy es la única Cátedra que en Latinoamérica desarrolla el estudio académico
de la Solidaridad como tema principal, y su carácter abierto y gratuito la posiciona como una
propuesta comunitaria y popular. Me siento tremendamente honrado de poder trabajar la
solidaridad desde allí.
Asociactiva, completa el espacio profesional. Es un emprendimiento ambicioso y complejo: una
red de consultoría que hemos definido como “espacio común de consultores independientes”.
Son todos ellos- entre otros- espacios plenos donde ejercitar La Pasión de seguir...
Las últimas palabras de esta presentación son de agradecimiento para todos los que de una u otra
manera colaboraron y promovieron esta idea de publicar; para la imprenta que puso su cuidado
máximo, y especialmente para el lector: ojalá disfrute la posada… y vuelva una y otra vez a
ella.
Para esta segunda edición corregida, quisiera manifestar mi más profundo agradecimiento
a Federico Gorla por la atenta lectura que realizó de la primera y los (¡innumerables!)
errores que marcó y que gracias a ello en esta – esperamos – ya no aparecerán.
Oscar Garcia
Villa Ballester, junio de 2004 y julio de 2007
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
VÉRTICE I
El Voluntariado como Objeto de Estudio
CAPÍTULO 1:
LA SOLIDARIDAD
1.1. La Solidaridad: Concepto Madre del Voluntariado.
Para comenzar a hablar de Voluntariado, vamos a hacerlo desde otro concepto, la Solidaridad,
pues creemos que ésta es conceptualmente madre de aquél.
Existe no mucha pero sí excelente bibliografía que trata extensivamente el concepto de
solidaridad, por lo que aquí trataremos de focalizar en dos de sus aspectos: la naturaleza de su
origen (y las consecuencias que de ella se derivan) y su relación con el Voluntariado. (1)
Si partimos desde la aceptación de que la solidaridad es parte de la naturaleza humana, podemos
imaginar -simplificadamente – dos posibles campos de procedencia: genético o inherente.
Veamos que nos dice de estas palabras el diccionario: genético –además de referirse al génesis; a
lo inicial- se relaciona directamente con genética, es decir el estudio de los fenómenos de la
herencia y sus variaciones en los seres vivos.
Recordemos que la herencia es la acción de heredar; es decir la tendencia de la naturaleza a
reproducir en los seres los caracteres de sus antepasados.
Inherente es un concepto que define a aquello que por su naturaleza está unido inseparablemente
con otra cosa.
En este sentido si pudiera quitarse algo inherente a una cosa, ese acto significaría que la cosa ya
no es lo que era y pasaría a ser otra cosa.
Veamos entonces algunas de las diferencias entre ambos conceptos, aplicadas a situaciones que
conocemos.
Si una pareja de personas de color de piel negra, hijos, nietos, bisnietos, etc. de parejas de piel
negra, está por tener un hijo, es muy, muy probable que ese hijo resulte de piel negra.
Es una cuestión genética.
Tanto como lo es, por ejemplo, sacar el color de ojos de la madre, o los rasgos de su abuelo, o la
mirada de su padre.
Lo que nos viene dado genéticamente, es algo sobre lo cual no tenemos voluntariamente
capacidad de decisión; y sobre lo cual tampoco tenemos capacidad de modificación.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Lo inherente, en cambio lo podemos ejemplificar con la capacidad que en el ser humano aparece
como definitiva o potencial.
Este último caso – el de una capacidad inherente y potencial – el ser humano lo puede desarrollar
(o no) a lo largo de su vida; la capacidad inherente que tenemos los seres humanos de simbolizar,
manifestada en la capacidad potencial de aprender a leer y escribir, es un buen ejemplo.
Esto es algo inherente a todos los humanos, más allá de sus múltiples diferencias.
Luego habrá – como sabemos – una gran diferencia entre las personas alfabetas y las
analfabetas- pero sin que esto signifique que estas últimas carezcan de esa intrínseca capacidad.
La diferencia está en que las alfabetas han podido (o querido) desarrollar esta capacidad; pero
poseerla no les es privativo, ni siquiera voluntariamente determinable.
Han sido más bien sus intereses y las condiciones del medio ambiente las que han determinado el
desarrollo de dicha capacidad.
¿Tenemos entonces frente a nosotros la inevitable pregunta: la solidaridad es un atributo genético
o es una capacidad inherente del ser humano?
No es posible demostrar científicamente ninguna de estas dos cosas.
Pero según adhiramos a una u otra creencia, serán las consecuencias que de ella deriven.
Si adherimos a una transmisión genética de la solidaridad, tendremos que aceptar entonces que
ésta estará determinada, que nada podremos hacer para modificar el caudal (mucho o poco) que
hayamos heredado de nuestros antepasados.
Que como característica o virtud, se tiene o no; y que algunos la tienen y otros no.
Si en cambio adherimos a que la solidaridad es una capacidad inherente; entonces podemos
pensar que:
a) Está en todo ser humano.
b) Es una capacidad potencial y que por lo tanto es posible desarrollar (o no) y que ese desarrollo
depende de dos factores: nuestro interés (o voluntad) en hacerlo; y el medio cultural que nos
invite (o desaliente) a hacerlo.
Es decir que, si estamos de acuerdo en el origen inherente de la solidaridad, acordamos entonces
que es posible desarrollarla culturalmente y constituirla, por ende, en categoría cultural.
Es decir – ni más ni menos – que podemos pensar en una Cultura de la Solidaridad, que como
toda cultura puede nacer, fortalecerse, desarrollarse y consolidarse; así como también puede
debilitarse y morir o sencillamente no nacer.
Luego, puesto que las culturas –aún respetando su extrema complejidad- son fundamentalmente
construcciones colectivas en las que intervienen todos los componentes que la forman, la
posibilidad de desarrollar una cultura de la solidaridad está en cada uno de nosotros.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Nacemos naturalmente “capaces de solidaridad”, así como nacemos capaces de aprender a leer y
escribir.
Ser “alfabetos o analfabetos de solidaridad”, es un hecho sobre el cual podemos – y debemos –
decidir.
1.2. La medida de la Solidaridad
Para definir la Solidaridad, quisiéramos antes proponer un atributo más, al que entendemos
imprescindible para comprender otro aspecto de su naturaleza.
Y nuestra propuesta es que la solidaridad no tiene medida.
Que no es posible atravesar la solidaridad con una ponderación cuantitativa.
Que no es posible hablar de mucha o poca solidaridad y que, por lo tanto, nadie puede tener más
o menos solidaridad, entendida ésta en términos de cantidad.
Creemos que la solidaridad es netamente cualitativa, pero no entendiendo calidad como el
atributo de una solidaridad “buena” o “mala”, sino en términos de legitimidad y pertinencia o
adecuación a una determinada y a la vez dinámica realidad.
Porque: ¿quién es más solidario con una causa; el que dona un peso o el que firma un cheque por
un millón?
Imposible saberlo, pues para el que dona un peso éste puede ser toda su fortuna, y para el que
firma un cheque, un millón puede resultarle una nimiedad
O exactamente al revés.
Por lo tanto, plantear la solidaridad en términos de mucha o poca es equivocar la pregunta.
Luego, alejados de toda posible magnitud, creemos que la solidaridad es válida sólo si es
legítima.
Decir legítima es decir, que se la ejercita porque se cree en su valor intrínseco, y no para quedar
bien con la conciencia o ante los demás.
Pero entonces cuando alguien manifiesta su solidaridad, ¿cómo saber si ésta es legítima o no?
Imposible saberlo desde parámetros estandarizados.
Para ámbito, es legítimo aquello que se me presenta como auténtico, que me inspira confianza.
Y esto es una sensación puramente personal.
Alguien puede creer que mi acto solidario es legítimo.
Otro puede pensar que no lo es.
La solidaridad entonces vuelve a mostrarse como hecho cultural pasible de ser interpretado.
Sin embargo su naturaleza cualitativa, creemos que
la solidaridad como cultura sí puede
alimentarse y crecer para desempeñar un rol que necesariamente debe ser doble: de adecuación
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
progresiva y pertinencia a las necesidades de una comunidad, así como de motor de las
aspiraciones utópicas de ésta.
Entonces sí podemos pensar en desarrollar una Cultura de la Solidaridad, no para hacer “de lo
poco, mucho”; si no para generar y canalizar hacia la pertinencia, la adecuación y la legitimidad,
las aspiraciones solidarias de los miembros de una comunidad
1.3. Definir La Solidaridad
Entre las muchas y muy buenas definiciones que existen para solidaridad, hemos elegido una que
no sólo cumple – como corresponde – con enunciar las cualidades y caracteres singulares de un
objeto – sino que, creemos, permite distinguir sus tres elementos fundamentales.
Entonces, para nosotros, Solidaridad es la capacidad potencial que, nacida en el interior de la
persona y desarrollada luego culturalmente, se traduce en actitud o hecho que va desde la
adhesión circunstancial a la situación que otro – conocido o no- comparte o no con uno, hasta
el compromiso profundo, identificatorio y permanente con la causa que afecta a otro, aunque
a uno no lo afecte.”(2)
Notemos que desglosada, esta definición muestra:
1- Qué es la solidaridad: primero es capacidad, pero que luego debe traducirse – necesariamenteen actitud o hecho.
2-Su naturaleza: nace en el interior de la persona, desde lo inherente que ella tiene; pero sólo
crece si el contexto cultural la alimenta, lo que supone dos cosas: que la existencia de una cultura
de la solidaridad, favorece el crecimiento de estas actitudes solidarias; pero que éstas no pueden
imponerse desde el exterior, pues su génesis es siempre personal.
3-Una presentación intencionalmente pendular de los límites entre los cuales la solidaridad
puede manifestarse: puede ser desde algo circunstancial, pasajero, motivado en cuestiones de
cercanía (conocer al otro) o de mutuo beneficio (compartir con el otro la misma situación)- y
esto ya es solidaridad-; hasta el compromiso profundo, identificatorio, permanente con una causa
que a mi ni siquiera me afecta, y sí lo hace a otro que ni siquiera conozco - y esto (vaya que)
también es solidaridad-, más todas las posibilidades que entre ambos imaginemos.
Este último punto que propone una explicación pendular para determinar cuándo es solidaridad,
es especialmente interesante y merece detenerse, al menos por tres motivos.
El primero es analizar un componente básico de la solidaridad: la figura de “el otro”; el
segundo es ver qué sucede cuando con la solidaridad cuando esa figura va desandando el espacio
desde la lejanía hasta la cercanía.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Finalmente, el tercero tiene que ver con analizar la costumbre de asociar solidaridad con
necesidad, inconveniente, mala situación, problema o tragedia del otro.
1.4. El otro en la Solidaridad
Cuando uno manifiesta solidaridad, lo hace con una figura infaltable: el otro.
Este otro–indistintamente singular o plural- es mucho más que un actor caracterizado; es una
construcción conceptual sin la cual el concepto mismo de solidaridad quedaría desvanecido en
el éter de la individualidad.
Ese otro es mucho más que una figura, que un ser, que una causa, que una comunidad.
Es la clave misma para comprender que el ser humano es ser por que vive y humano porque es
social.
Pero, ¿quién es ese otro en lo cotidiano, cuál es su rostro?
Imposible contestar aquí sin avanzar de la mano de las reflexiones de Massimo Caciari y
Carlo María Martini: “Éste es el fundamento trascendental de toda idea de solidaridad: mi
socio esencial, es decir yo mismo, es otro. Yo no soy un simple yo, un yo indivisible, un yo
individual. En mí hay una sociedad de individuos que se necesitan el uno al otro, que se dividen
entre sí, que hacen la guerra y la paz entre sí. No puedo ignorar al otro porque yo «soy» el
otro, porque yo me soy extranjero. Puedo reconocer al extranjero en cuanto tal porque yo lo
conozco en mí; no podría predicarlo fuera de mí, reconocerlo fuera de mí. Esta relación de
alteridad con otro fuera de mí es posible trascendentalmente, porque el otro es mi socio
esencial, aquél del que no puedo separarme - yo mismo. (3)
Y explican: “Ésta es la revolución antropológica necesaria para considerar la solidaridad
fuera de los límites del pragmatismo -en absoluto despreciable si se desarrolla inteligentemente:
admitir que nuestra condición de ser nosotros mismos es tener al otro en nosotros.
No un «otro» cómodo, a nuestra disposición; no una convivencia pacífica, garantizada, sino
precisamente ese otro extranjero, aquél con el que podemos estar en paz o en conflicto porque
es verdaderamente autónomo y posee sus razones autónomas. La relación con él es arriesgada,
nunca es equivalente. Tal relación tiene siempre un aspecto de gratuidad, de regalo. Pero
podemos estar convencidos de que lo que le damos puede revertir en nosotros. He aquí la idea
de la individualidad total: yo soy un individuo, pero total.
En mi individualidad existe esta comunidad de los absolutamente distintos que se conciernen
esencialmente. Y si me reconozco como individualidad total, no puedo dejar de reconocer como
esencial para mí el rostro del otro. La relación con el otro está ontológicamente fundamentada,
sustraída a toda casualidad, y es necesaria. Espero que resulte claro que razonar con esta
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
perspectiva comporta una suerte de conversión respecto a los valores dominantes del actual
sistema económico y social, respecto a la solidaridad como emoción sentimental.
Este tipo de solidaridad, hacia el que siento respeto, es sin embargo el opuesto de la idea de
individualidad total que acabo de esbozar.
Es una actitud individualista... y en griego el individualismo se llama idiocia...
Uno de los dramas de nuestro tiempo no es la reducción del individuo al ámbito, sino la
inflación de la personalidad del idiota que ha hinchado la dimensión del propio y mezquino
interés privado.
Por esto es por lo que hace falta inaugurar una especie de escuela de
resistencia a la inflación de la personalidad del idiota, abierta a todos, laicos y católicos. Si no
conseguimos sustraer la solidaridad de su dimensión utilitaria, y dotarla de una base fuerte, la
suerte de todos nosotros, incluidos los idiotas, estará echada.
El idiota lo es porque en último término no conoce realmente su propio interés.
El idiota, hoy en día, desde su total falta de reconocimiento del otro y de los valores de la
solidaridad, amenaza con destruirse a sí mismo y con llevar a la catástrofe a todo su mundo.
Que naturalmente también es el nuestro. (4)
¿Es solidaridad o algo más?
Si cuando se manifiesta en el otro desconocido, lejano y distinto la solidaridad luce plena;
cuando ese otro desanda el camino de la lejanía y se hace tan cercano como próximo posible, la
solidaridad se desdibuja y deja lugar a otras categorías conceptuales.
El sentimiento, actitud y/o hecho generoso que una madre tiene con sus hijos: ¿es solidaridad o
amor filial?
¿Se solidariza uno con su hermano de sangre, o le expresa amor fraterno? ¿Se solidariza un hijo
con su padre, o simplemente lo quiere? ¿Existen parejas solidarias o parejas que se aman? ¿La
amistad es expresión de la solidaridad, o la solidaridad apenas una característica más de la
amistad?
Puede que a medida que el otro se acerca demasiado, la solidaridad se desvanezca, y mute en
pasión, amor, cariño, amistad.
Pero en esos casos: ¿qué importa como pase a llamarse la solidaridad?
Lo importante es que; si ya no es solidaridad lo que manifestamos hacia el otro extremadamente
cercano y afectivamente involucrado; si es solidaridad lo que podemos construir en ese otro y
con ese otro.
No tiene solidaridad el padre hacia el hijo; tiene amor. Pero si puede construir solidaridad desde
ese amor.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El tercer punto a analizar es si la solidaridad sólo se manifiesta sólo cuando existe un
contexto de necesidad, problema o dificultad.
Me solidarizo con el otro cuando ese otro necesita o “está” mal.
Pero: ¿Existe la solidaridad “en las buenas”?
Desde ya que sí.
Tal vez no la llamemos así.
Pero el sentimiento de desear estar cerca de otro para celebrar con él un acontecimiento fausto
existe y es legítimo.
A veces es el otro quien nos llama, quien nos invita a estar con él para celebrar algo importante,
algo alegre.
A veces somos nosotros quienes nos acordamos de él en ocasión de algo importante, de algo
alegre. Y esa actitud provoca más emoción todavía, más alegría aún.
Sí; la solidaridad también es atributo de los momentos felices.
Tal vez no estemos acostumbrados a decir: “me solidarizo contigo y te felicito por haberte
graduado”, o “solidarizate conmigo y vení a mi cumpleaños”.
Pero aún sin decirlo, solidarizar es también “poner en sólido”; es también “con-solidar” los
lazos.
En las malas, pero también en las buenas.
1.5. Solidaridad y Voluntariado
La solidaridad es concepto madre del Voluntariado.
Afirmamos esto porque ella lo preexiste.
Y porque la naturaleza de ambos es diferente, siendo la solidaridad más inclusiva.
Esto puede verse planteando a que verbos cada concepto está ligado.
Decimos que la solidaridad está ligada al verbo ser.
Se es (o no) solidario.
En todo momento, en todo lugar, donde uno va su solidaridad va con uno.
Obviamente uno es solidario mientras ejerce su solidaridad, pero aún sigue siéndolo entretanto.
En cambio, el Voluntariado está ligado al verbo hacer.
Uno hace Voluntariado, y mientras tanto – sólo mientras tanto- uno puede decir que es
voluntario.
Si uno deja de realizar Voluntariado, ya no puede decir que es voluntario.
Puede –en todo caso- decir que lo fue.
Entonces: ¿Por qué la solidaridad antes que el Voluntariado?
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Porque lo importante es ante todo ser solidario; si luego además puedo hacer Voluntariado, tanto
mejor; pues el Voluntariado es una de las manifestaciones más acabadas de la solidaridad.
Pero requiere de un compromiso de cierta constancia.
Y puede suceder que en un momento de la vida -por uno u otro motivo- uno no pueda hacer
Voluntariado; o deba dejar de hacerlo. No importa, ya llegará la oportunidad.
Lo importante es ser solidario.
Porque el Voluntariado es la solidaridad hecha acción.
Y eso lo valoriza como una de las prácticas sociales más importantes.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) En la Bibliografía citada y de Referencia, véase especialmente: i) Dockendorf, Cecilia
(1993): Solidaridad: La Construcción Social de un Anhelo, UNICEF / Mideplan / Fosis,
Santiago de Chile; ii) Sequeiros, Leandro (1997): educar para la Solidaridad, ed.
Octaedro, Barcelona; iii) Garcia Roca, Joaquín (1994). Solidaridad y Voluntariado, ed.
Sal Terrae, Santander; iv) Íb.Íd. (1998): Exclusión Social y Contracultura de la
Solidaridad, ed. HOAC, Madrid.
(2) Cacciari, Máximo; Martini, Carlo María (1997). Diálogo sobre la Solidaridad, ed. Herder,
Barcelona, p. 34
(3) Íb.Íd., p.34 a 37
(4) Para una más amplia definición y tratamiento en profundidad sobre la Solidaridad como
cultura: Garcia, Oscar (2007) la Pelota Cuadrada, Ediciones. Seguir Creciendo, Bs. As.
Libro completo en Versión Digital en: www.asociactivaweb.com.ar
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 2:
FILOSOFÍA Y CONCEPTOS BÁSICOS
2.1. Actividad Voluntaria y Voluntariado.
A lo largo de estos capítulos iremos planteando lentamente la distinción conceptual entre dos
locuciones a veces erróneamente intercambiables: Actividad Voluntaria y Voluntariado.
La Actividad Voluntaria
La Actividad Voluntaria remite a una acción concreta, a la manifestación de una tarea
ejecutada, no solamente como una actividad- primer término de su definición- sino un tipo
especial de acción: aquella realizada sólo volitivamente y por propia decisión, sin coerción
externa.
Esta expresión de Actividad Voluntaria que estamos proponiendo, se conoce habitualmente
como “Trabajo Voluntario”.
Pero hemos considerado que la conservación de la palabra trabajo dentro de este concepto es
innecesaria y generadora de confusión.
Como veremos inmediatamente, el Voluntariado se diferencia del trabajo en varias de sus
características principales, comenzando por la carencia de remuneración, la no-obligatoriedad
compulsiva, y sobre todo la ausencia de su utilización como sostén económico de vida.
Si a esto le sumamos que el Voluntariado no se corresponde con el tiempo destinado a las
obligaciones sino que se practica en tiempo libre o liberado, la diferencia se acentúa.
Es por eso que preferimos evitar confusiones que acerquen Voluntariado y trabajo más allá de la
distancia prudente que deben guardar en una sociedad demasiado obsesionada – y con razón –
por la escasez de empleo.
Y aún más, en la búsqueda de una expresión que designe precisamente a esta parte concreta del
accionar Voluntario, hemos preferido la palabra Actividad al vocablo Acción; pues este último
da la idea de algo instantáneo, concreto, corto y no necesariamente reiterado – lo que dejamos
para el campo de la solidaridad- mientras que Actividad remite a una acción más perdurable,
una sucesión organizada de pequeñas acciones, reiterada en el tiempo y por ende de mayor
consonancia con la idea de Voluntariado.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Acción Solidaria y Actividad Voluntaria serán entonces, las expresiones que proponemos,
dejando atrás y jubilando al “Trabajo Voluntario”, que tantas satisfacciones y tanto “trabajo”
nos ha dado...
Como tal, la Actividad Voluntaria constituye en sí misma una práctica socialmente muy valiosa:
es la escuela pintada, el abuelo acompañado, el plato de comida servido, el enfermo asistido.
Pero esta alta valoración no significa que Actividad Voluntaria sea automáticamente lo mismo
que Voluntariado: en el límite del razonamiento, podría alguien pasarse una vida entera
haciendo Actividad Voluntaria, sin asomarse al Voluntariado, pues para ello hace falta dar
un paso más.
¿Cuál es ese paso?
Ese paso es la
toma de conciencia, y a él nos referiremos cuando hablemos de
Voluntariado.
2.2. La Actividad Voluntaria: desde los Cuatro Invariantes de una “Definición Técnica”
hacia los Tres Requisitos de una “Definición Ética Básica”.
Una de las exigencias que aparece cuando comienza a estudiarse un tema es la necesidad de su
definición.
Este imperativo inmediato refleja la vocación humana (y occidental, convengamos...) por la
razón, por la seguridad de los límites, lo que se traduce en el ejercicio mediante el cual el
universo se acota a fuerza de atributos presentes o ausentes, fundamentales y accesorios, que
recién entonces permiten comenzar alguna pretendida explicación y entendimiento.
En muchos ámbitos, cuando hablamos del fenómeno de la Actividad Voluntaria, es muy común
sentir que “todos sabemos de qué estamos hablando”.
Sin embargo, definir a la Actividad Voluntaria es también una necesidad, aunque intentaremos
hacerlo recurrir a una clásica definición.
¿Juego de palabras? En absoluto; lo que intentaremos es eludir una definición taxativa, total y
última, para acercarnos a la Actividad Voluntaria desde lo que ella nos vaya mostrando como
denominador común, en medio de la vastedad de su proyección universal.
Si a primera vista alguien nos preguntara por una característica distintiva que diferencie a la
Actividad Voluntaria de otras prácticas sociales, esa que en una sola palabra resuma todo lo
que en ella cabe, diríamos sin dudar que esa característica es la diversidad.
La Actividad Voluntaria es esencialmente diversa, pues como manifestación universal,
adopta innumerables variantes culturales y en cada una de ellas, infinitos matices.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y más aún: prácticas que en algunas culturas o países pueden parecer intolerables, en otros
constituyen la más común práctica Voluntaria.
En medio de esta diversidad: ¿Existirán algunas características universales que sigan estando
presentes siempre que hablemos de Actividad Voluntaria?
Y en caso de existir: ¿Cuáles serán esos elementos que no varían a lo largo y ancho de las más
diversas manifestaciones, y que siempre deben estar presentes para que tengamos la certeza de
que hablamos de Voluntariado y no de otras prácticas, similares o diferentes?
Dicho de otro modo: ¿Cuáles serán los Invariantes de la Actividad Voluntaria?
Los invariantes de la Actividad Voluntaria son cuatro y le proponemos entonces avanzar
hacia ellos, comenzando por echar un vistazo al Gráfico N° 1 que de una vez los presenta a
todos juntos, para detenernos luego en cada uno en particular y analizar sus características.
Ver GRAFICO N°1 - (Este y todos los demás gráficos, al final del libro)
Lo primero que debemos decir, es que los Invariantes no tienen orden jerárquico uno sobre otro;
no hay Invariante más importante que el resto, y que el ordenamiento es sólo a efectos de su
presentación.
Además, cada uno de ellos es igualmente imprescindible; con uno sólo que falte, podremos estar
hablando de otra cosa, incluso socialmente valiosa (por ejemplo “trabajo”, como veremos
enseguida) pero no de Actividad Voluntaria.
Asimismo, la sola presencia de los cuatro Invariantes ya garantiza que estemos hablando de
Actividad Voluntaria, y el agregado de cualquier otro atributo valorativo no es imprescindible
para definirla, sino que introduce una ponderación ideológica – que como veremos más adelantese mueve en dirección de una “Definición Social”.
1) POR PROPIA VOLUNTAD
Es tal vez el más obvio de los invariantes, pero es el que nos coloca ante el requisito primero de
la Actividad Voluntaria.
Voluntariado es libertad para elegir, libre albedrío para decidir si hacerlo o no; cómo, cuándo,
para qué... con quiénes.
Cualquier otra práctica – incluso de naturaleza solidaria- que no parta de la libre elección de la
persona y remita a obligaciones de cualquier índole, podrá llamarse de muchas formas, pero no
podrá denominarse Actividad Voluntaria.
Esto que puede parecer tan sencillo de distinguir, a veces no lo es tanto, y así es que se han
confundido con Actividad Voluntaria otras prácticas sociales (insistimos: incluso muy valiosas)
que no lo son:
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La probation (1) es un tipo de figura legal con intención reparatoria y naturaleza comunitaria,
pero más allá de cualquier parecido con la Actividad Voluntaria, decididamente no lo es.
Las “Pasantías”, “Prácticas pre-profesionales”, o “Servicios Comunitarios” que en muchas
universidades son de realización obligatoria como requisito para graduarse, pueden ser (y en
general lo son) un excelente camino para que el estudiante se involucre socialmente y ponga de
manifiesto su potencial solidario; pero en tanto sean de naturaleza obligatoria, no corresponde
que sean llamadas Actividad Voluntaria.
Tampoco pueden denominarse como Actividad Voluntaria -dada su obligatoriedad - las
contraprestaciones que forman parte de la dinámica de ciertos Planes Sociales estatales.
En resumen: cualquier coacción externa, de cualquier tipo y procedencia que impida la
manifestación libre de la voluntad de la persona y la haga sentirse obligada a la acción, elimina
definitivamente la posibilidad de hablar de Actividad Voluntaria.
En este planteo es importante distinguir la obligación de la influencia que el ambiente o el
contexto pueden operar sobre las motivaciones de una persona para hacerse Voluntario, lo cual
analizaremos más adelante, en el Capítulo 7.
Pero esta característica de la “Libre Voluntad” que parece tan obvia, tiene una proyección
importantísima en términos de su incidencia sobre el Voluntariado, según veremos más adelante,
cuando hablemos de los dos niveles del Voluntariado.
2) UN TIPO DE ACCIÓN SOLIDARIA
Este Invariante se desprende de lo extensamente planteado en el Capítulo 1 presentábamos a la
Solidaridad como concepto madre del Voluntariado.
Decíamos entonces que éste es un tipo especial de acción Solidaria, que debe contener – para
serlo- el elemento esencial de la solidaridad: el otro, en una acción que lo beneficie, y que lo
contemple no como medio si no como un fin.
Vale decir: al igual que con la solidaridad, el Voluntariado se hace con un “otro”.
Hablar de ser Voluntario con uno mismo, o de hacer Actividad Voluntaria para uno mismo no
existe; es absurdo.
Demás está decir (pero igualmente lo diremos...) que cualquier otra práctica que cumpla con los
tres paradigmas restantes, pero no constituya una práctica netamente solidaria, o derive en una
acción en contra del valor sagrado de la vida – como por ejemplo el terrorismo - no es Actividad
Voluntaria.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
3) SIN REMUNERACIÓN ECONÓMICA
Tal vez sea éste uno de los invariantes más mundialmente conocido como elemento que
caracteriza a la Actividad Voluntaria.
El no intercambio material – ni de dinero ni de objetos – que propone la Actividad
Voluntaria, es sin dudas su marca más original y subversiva.
La persona Voluntaria realiza su tarea “ad-honorem” que significa “por el honor”; el honor de
participar activamente en la construcción de su comunidad – y de ese modo no sentirse
prescindible- y el honor de reivindicar su existencia como persona –y de ese modo no sentirse
un bien transable.
Por estos dos sentires (y por otros) la Actividad Voluntaria subvierte un orden establecido,
al proponer – y demostrar que son posibles, fructíferos y generalizables – intercambios no
mercantiles entre las personas.
Hablar de no remuneración económica se refiere a que la Actividad Voluntaria no se realiza por
la espera de una compensación material - no remuneración como causa- ni deriva en la entrega
de dinero ni bienes al voluntario por su tarea - no remuneración como efecto.
Vale decir: no se espera remuneración, ni se la obtiene.
Y cuando nos referimos al concepto “remuneración” no estamos hablando en absoluto en
términos cuantitativos (el monto), si no en términos de la naturaleza de la acción.
No hay un monto por encima del cual no sea Voluntariado pero por debajo del cual sí.
Así como no existe la mujer “medio encinta” (está o no está), no existe “el Medio Voluntario”
ni el “Voluntario Profesional”; es decir personas cuyo medio de vida y sustento sea ser
Voluntario.
Es importante hacer esta aclaración por lo siguiente: en la evolución que ha vivido el
Voluntariado como práctica social, han aparecido los que se denominan Facilitadores de la
Actividad Voluntaria.
Los Facilitadores de la Actividad Voluntaria son elementos, servicios o procedimientos que
hacen que el voluntario pueda desempeñar su tarea más fácil, cómoda o seguramente, sin
que esto quede librado a su posibilidad personal o signifique un gasto para sí, sino que es
sumido por la organización, institución o grupo que lo convoca como voluntario.
Para ponerlo en un ejemplo: la ONG de protección del medio ambiente que convoca Voluntarios
para que limpien una playa afectada por residuos tóxicos, los provee de guantes a todos por
igual, y no espera a que el propio Voluntario los compre por si mismo, ni permite que el
Voluntario “que puede” utilice guantes, y el “que no puede” junte los desechos a mano limpia.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Afortunadamente, son cada vez más los elementos Facilitadores de la Actividad Voluntaria
que las instituciones ponen al servicio y disposición de sus Voluntarios, y esto se celebra sobre
todo cuando con ello se contribuye a la seguridad.
Pues bien: el dinero puede ser un elemento facilitador, y se celebra cuando él permite que una
persona pobre – que tal vez de otro modo no podría costearse siquiera los gastos de viáticos para
ir a la organización- pueda ser Voluntario.
Modernamente se acepta que el dinero es un elemento facilitador de la Actividad Voluntaria, y
no son pocas las instituciones que (porque pueden hacerlo) pagan los viáticos y otros gastos a sus
Voluntarios para que estos no lo hagan de sus propios bolsillos.
El punto aquí es que ese dinero, se conserve como un elemento facilitador y sea estrictamente el
reembolso razonable por los gastos efectuados y pautados como reembolsables de común
acuerdo entre Voluntario e institución.
Cualquier sueldo encubierto presentado como “reembolso de gastos” es literalmente una
canallada, desvirtúa al Voluntariado, alimenta la economía en negro y muy posiblemente esté
muy cercano a la ilegalidad.
He aquí una medida de la importancia de este invariante, sobre todo en contextos tan difíciles
como los de pobreza y alto desempleo que se extienden en Latinoamérica y muchas otras
regiones pobres del mundo, condiciones que lamentablemente exponen a que esta y otras
prácticas sociales valiosas, queden expuestas a manipulaciones inescrupulosas.
4) CON COMPROMISO ADQUIRIDO Y PERIODICIDAD PAUTADA
Este invariante marca una diferencia entre la “Actividad Voluntaria” y la “Acción Solidaria”.
Define a la Actividad Voluntaria como una práctica que se hace en virtud de un compromiso
adquirido con anticipación, y no de un impulso espontáneo que puede aparecer o desaparecer de
manera intermitente.
La Actividad Voluntaria funciona sobre la base del conocimiento anticipado de que para
realizar tal actividad, en tal día y a tal hora, hay un Voluntario que se ha ofrecido, y que por lo
tanto se espera que cumpla.
La Actividad Voluntaria excluye acciones puntuales, intermitentes o caprichosas, del tipo “hoy
que tengo ganas voy; y mañana que no tengo ganas no voy...”
El vocablo “compromiso” evoca una “promesa-con”; vale decir: cuando me comprometo, le
prometo al otro determinada cosa, la que luego debo cumplir.
La Periodicidad Pautada es un ingrediente más de este compromiso: que el otro sepa cuándo y
cuántas veces puede contar conmigo.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es interesante destacar aquí que ni la frecuencia de la periodicidad ni el monto de tiempo que
disponga, hacen de alguien un mejor o peor Voluntario.
Desde el punto de vista de su valoración como actividad útil en sí misma, la acción del
Voluntario es igualmente valiosa tanto si se realiza dos veces al año, como si se realiza cuatro
horas por día, cinco días a la semana.
Más allá de esta idéntica valoración absoluta, claro está que un Voluntario que se comprometa
sólo un par de veces por año, aunque realice su tarea asignada de manera comprometida y
eficiente, difícilmente podrá implicarse en procesos de más largo alcance y complejidad,
condiciones que en general tienen y requieren los procesos transformadores.
La interrelación de los Invariantes.
Así planteada la entidad conceptual de cada invariante, es importante ahora volver sobre la
consideración de que los mismos funcionan como sistema, sin jerarquías y sin posibilidad de
que alguno de ellos “falte” o se deje de lado.
Veamos distintos ejemplos de lo que sucedería si se mantuvieran algunos de los tres invariantes,
pero faltase un cuarto.
•
La actividad realizada de manera solidaria, por propia voluntad, con compromiso
adquirido y periodicidad pautada, pero que tenga una remuneración económica, no es
Actividad Voluntaria y sí tiene nombre propio: se llama Trabajo, Empleo.
•
La acción hecha por propia voluntad de modo solidario y no remunerado, pero que carece
de continuidad o previsibilidad, una acción solidaria noble y valiosa, pero no es
Actividad Voluntaria.
•
Un estudiante: lo hace por propia voluntad, realiza sus estudios con compromiso y
periodicidad pautada, y generalmente no recibe remuneración por hacerlo. Sin embargo
está haciendo algo para sí mismo, y puesto que falta el invariante de la acción solidaria
con un “otro”, es por eso que ser estudiante no es hacer Actividad Voluntaria.
•
Los ejemplos mencionados de la Probation, la Contraprestación Comunitaria de Planes
Sociales o las Pasantías Prepofesionales Obligatorias, muestran lo que sucede cuando
están los tres invariantes restantes, pero falta el de la libre voluntad.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Finalmente tres observaciones.
La primera: notará el lector que entre los invariantes que definen integralmente una situación
como de Actividad Voluntaria, no se incluye la necesidad de que ésta sea realizada a través de
una institución.
Es decir, si bien “se dá por sentado” que realizarla desde una organización es la manera más
productiva y proyectiva de hacerlo, sostenemos la idea de no restringir la
Actividad
Voluntaria sólo a aquellas prácticas institucionalizadas.
Preferimos seguir valorando como Actividad Voluntaria con todas las letras también aquellas
actividades que las personas hacen individualmente, por sí solas, sin inserción ni filiación
institucional, siempre que cumplan con los cuatro invariantes.
Más adelante, volveremos sobre el tema de la Actividad Voluntaria hecha grupal e
individualmente; formalizada o espontánea.
Pero desde ya digamos que
valoramos a la institución como ámbito privilegiado del
Voluntariado, pero no exclusivo, y que ésta es una valoración ideológica que rinde tributo a
un núcleo indomable del Voluntariado (al que haremos mención inmediatamente) y que lo
define desde sus raíces.
La segunda: aún sin otorgarles esta denominación, otros autores se han ocupado de los
invariantes de la Actividad Voluntaria, y no todos ellos coinciden con estos que nosotros aquí
presentamos.
En sendos cuadros al final de este Capítulo, se presentan de manera resumida y a título
informativo, algunos de los “Invariantes” de distinguidos autores.
La tercera observación es tal vez la más importante por sus proyecciones ulteriores.
El cumplimiento de los cuatro invariantes nos define una actividad como Actividad Voluntaria
desde el punto de vista técnico, pero no nos dice todo acerca de su valor social.
¿Alcanza una definición técnica para comprender todo lo que el Voluntariado significa?
Estamos convencidos que no.
Creemos que los invariantes son punto de partida pero no de llegada, y que una de los
desafíos que impone el salto de la Actividad Voluntaria al Voluntariado, es la necesidad de
construir una “Definición Ética Básica” que interprete la realidad desde la óptica de los
requerimientos y coloque al Voluntariado en contexto de actualidad y perspectiva de
futuro.
Para poder avanzar en la construcción de esa Definición Ética Básica es necesario antes,
comprender cómo es la naturaleza del Voluntariado.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
2.3. ¿Qué es entonces el Voluntariado?
Decíamos que cuando a la Actividad Voluntaria le sigue una toma de conciencia, entonces se
abren las puertas a un nuevo horizonte –de ideas y prácticas- que se llama Voluntariado.
Esta toma de conciencia se manifiesta fundamentalmente en un acto motor: levantar la
mirada.
Cuando uno deja de focalizar sólo en el hecho, en el acto, en la Actividad Voluntaria como un
todo y levanta la mirada, encuentra que el Voluntariado es algo mucho mayor que la simple
sumatoria de muchas Actividades Voluntarias; y que los millones de Voluntarios en todo el
mundo no son personas que casualmente están haciendo algo parecido.
Se abre entonces un espacio con identidad, características y funcionamientos propios; capaces
de operar efectos en la realidad como conjunto, y no sólo como suma de elementos aislados.
Vale decir: el Voluntariado es ese ancho campo que incluye a la Actividad Voluntaria, pero
también a la Capacitación del Voluntario, a las Instituciones donde éste se desempeña, a la
Legislación respecto de la Actividad Voluntaria, a los Programas de Voluntariado que a nivel
local, regional o nacional se adoptan... en definitiva, a un número de acciones que no son
estrictamente Actividad Voluntaria (y que de hecho pueden ser incluso profesionales) sino que
la enmarcan y le amplían el sentido.
A este sentido amplio nos remitimos conceptualmente cada vez que mencionamos
“Voluntariado” y esa consideración incluye especialmente la dimensión ideológica.
En ella, el Voluntariado puede pensarse, criticarse y reformularse en términos de su aporte no
solamente humano sino también político a la dinámica social.
Pero el Voluntariado no está compuesto sólo por esta capa ideológica.
Como tema específico dentro de lo social, el Voluntariado posee una particularidad, y es que
tiene dos niveles de análisis.
Tal como se presenta en el Gráfico N°2 existe un primer nivel – un verdadero núcleo- donde
podemos decir que el Voluntariado es indomable, y un segundo nivel en el cual el Voluntariado
se torna ideológico.
VER GRAFICO N°2 - (Este y todos los demás gráficos, al final del libro)
Presentaremos cada uno de estos dos niveles para conocer sus características, y veremos luego
que si bien resulta necesario superar el primero para poder instalar algún tipo de discusión en el
segundo
(vale decir dejar atrás lo indomable del Voluntariado si es que deseamos
problematizarlo) no debemos perder de vista este primer nivel, pues en él se manifiestan las
características primitivas del Voluntariado, esas que siempre nos permitirán comprenderlo mejor.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En su núcleo más primario, el Voluntariado se manifiesta como expresión libre de índole
privada entre voluntades sea entre grupos o individuos
Es allí donde el Voluntariado como práctica se presenta como indomable.
Porque: ¿Cómo puede discutirse la actividad libremente elegida por la voluntad de una persona
que, en su tiempo libre decide hacer algo socialmente comprometido, por sí mismo y por los
demás?
¿De qué manera puede cuestionarse el ejercicio de una actividad que nace desde la más profunda
motivación de las personas, y se proyecta hacia un tercero?
¿Quién puede decir que a priori el Voluntariado es nocivo?
En definitiva:
¿Qué más puede discutirse de una relación donde una persona libre decide que quiere ayudar a
otra que- también libremente – decide aceptar esa ayuda?
Observarlo desde este nivel, es como mirar al microscopio un Voluntariado encapsulado en su
naturaleza más primitiva y visceral de interacción libre entre privados.
Esta cápsula es el refugio último de lo que podría denominarse una definición mínima de
Voluntariado, ya que en este nivel - y en más de una ocasión - el Voluntariado “es como es y
no como debiera ser o quisiéramos que sea.”
En efecto, en tal definición mínima, el Voluntariado se presenta desnudo y muestra su naturaleza
bipolar, naturaleza que tiene matices y claroscuros.
Claroscuros que se manifiestan en dos caras.
En una de ellas, el Voluntariado se muestra como resultado de las más nobles intenciones, con
los objetivos más altruistas, con las acciones más solidarias.
Adela Cortina resume muy bien este sentido meliorativo cuando expresa su parecer respecto de
porqué actúan las organizaciones solidarias, palabras que nosotros traspolamos y hacemos
extensivas a las personas que hacen Voluntariado: “apuestan por la solidaridad no por coacción,
no por afán de lucro o de imagen, sino por algo tan castizo como que les da la real gana. Por
sobreabundancia del corazón, porque no conciben su felicidad como bienestar, sino como una
'palabra mayor' que no puede pronunciarse si no es a través de la realización de la justicia; a
través -yendo aún más lejos- de la satisfacción de aquellas necesidades humanas que nunca
podrán reclamarse como un derecho y a las que nunca corresponderá un deber.” (2)
En su otro rostro – y en un sentido peyorativo - el Voluntariado hecho “por que se me da la real
gana” no siempre tolera la crítica deóntica, ya que en estas relaciones, la forma real y concreta
del Voluntariado casi nunca es la teóricamente soñada sino que es “la que propone el que ofrece
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
y acepta el que recibe”, por lo que el mismo queda expuesto a posibles deformaciones, como
prácticas paternalistas, asistencialistas o hasta vínculos perversos de clientelismo o dominación.
Continuando con el análisis de este primer nivel, hay todavía dos características más que
merecen ser consideradas, más que nada por las repercusiones que tienen en el nivel siguiente.
La primera es que, así presentado, el Voluntariado nos revela una de sus más genuinas e
instintivas facetas; la que dice que el Voluntariado es inasible, no pide permiso ni espera
permiso para funcionar.
Esta afirmación – entre obvia y desafiante- tiene consecuencias muy importantes como
explicación de cierta dinámica que adquiere el Voluntariado, sobre todo cuando se lo intenta
regular o normativizar jurídica o socialmente.
Con el Voluntariado sucede - y valga como ejemplo comparativo - lo mismo que con el amor: la
sociedad podrá sugerir, presionar, normar o juridizar unas ciertas formas de amarse como
mejores que otras, pero mientras no sea delito (y aún aunque lo fuera...) la gente seguirá
amándose como quiera y pueda, en una vastedad e intermitencia tan jugosas, que ninguna
normalización podría estandarizar.
Esta raíz indomable del Voluntariado, tan reticente a fórmulas teóricas preconcebidas y a
mandatos sociales, políticos o jurídicos no es sólo una primitiva y molesta cicatriz que haya que
disimular con maquillaje o borrar con cirugía plástica, sino una marca de identidad; una
verdadera “memoria genética” que lo mantiene vivo y preservado de muchos
totalitarismos, incluidos dos de los más modernos: el totalitarismo de la eficiencia y el
totalitarismo de la “normalidad”.
La segunda característica a considerar, tiene que ver con cierta valoración errónea y “utilización
dolosa” de este nivel.
En muchos casos, hoy todavía se presenta lo indomable como tabla de flotación de ciertas
concepciones y prácticas sociales de Voluntariado, que para eludir análisis críticos, se refugian
en lugares comunes del tipo:“lo que importa es que lo hacemos con amor” o bien “por algo la
gente nos acepta”, que obturan entonces todo debate posible, al llevar el juego al terreno de “las
buenas intenciones” lejos de cualquier posibilidad de interpelación política o axiológica.
Subiendo al siguiente nivel, decimos entonces que la ideológica es la dimensión donde se instala
la discusión; el territorio de las definiciones máximas de Voluntariado, allí donde a éste se le
exigirá que sea “no como quiera serlo, sino como queramos que sea”.
De lo ideológico deriva la posibilidad política, y de ella nacen requisitos sociales para el
Voluntariado.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Vale decir: es en el nivel ideológico del Voluntariado donde se debe trabajar para construirlo
socialmente, pero es necesario viajar seguidamente ida y vuelta a su casa natal – el nivel
indomable - para conocerlo en sus raíces y así comprenderlo en profundidad.
Pero entonces, una vez definido, ¿existirá un único Voluntariado?
Decididamente no.
Thompson y Toro, al plantear la naturaleza “no unívoca” del mismo, señalan: “Así como cuando
hablamos del “tercer sector” no nos estamos refiriendo a un conjunto de organizaciones no
gubernamentales homogéneo sino a un conglomerado plagado de contradicciones, tensiones y
situaciones varias, el “Voluntariado” como concepto tampoco es unívoco ni ayuda mucho a la
comprensión de una dinámica social que es en sí misma rica y diversa” (3)
Tal vez la conclusión más interesante del pasaje de Actividad Voluntaria a Voluntariado, sea
reconocer que decir
“Voluntariado” – superada su definición mínima- no es decir
necesariamente “Voluntariado Transformador”, pues si bien nunca es ni será una práctica
neutra, el Voluntariado “químicamente puro” no existe sino en su naturaleza dual y son sus
adjetivaciones las que le dan vestimenta social en tanto andamios siempre ideológicos desde
los cuales sólo es posible construir el Voluntariado “que queremos”.
Esas adjetivaciones (“Voluntariado Paternalista”, “Voluntariado Transformador”, “Voluntariado
Light”, “Voluntariado Reaccionario”, “Voluntariado Comprometido”, etcétera,) nos remiten a
una tipología que intentaremos esbozar en el Capítulo 5.
Pero anterior es la tarea de asignar al Voluntariado, los atributos de una Definición Ética Básica,
una definición tal que actúe como “sobreentendido
conceptual” frente a las muchas
distorsiones que las adjetivaciones y las seudo prácticas, operarán sobre “Voluntariado”
como vocablo único.
2.3. Tres Requisitos necesarios para una Definición Ética Básica del Voluntariado.
Los invariantes de la Actividad Voluntaria recién presentados conforman una definición técnica
de la misma, pero que deja planteada la necesidad de avanzar hacia una definición social. Llega
entonces el momento de buscar entre esas características básicas, aquellos atributos que aún
enmarcados dentro de la definición técnica, no nos devuelvan una vez más hacia el núcleo
indomable y evitar un relativismo cultural del Voluntariado en el que reine un vale todo.
En este punto puede clarificar mucho la célebre distinción de Aristóteles entre el ser en cuanto
acto y el ser en cuanto potencia.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Diremos entonces que existe un Voluntariado como acto - lo que el Voluntariado es- pero
también un Voluntariado como potencia - aquello que el Voluntariado puede llegar a ser.
Por ello, es necesario el esfuerzo para hacer que “sobre lo que el Voluntariado puede ser,
construyamos lo que queremos que el Voluntariado sea”.
Es decir, dialécticamente: sobre lo deseable proyectar las potencialidades de cada dinámica
social para concretar lo posible.
Y es allí donde aparecen tres Requisitos Éticos del Voluntariado que están en su propia
naturaleza, pero que no crecen de manera espontánea ni se desarrollan universalmente si no es
con la ayuda de esa arquitectura ideológica que mencionábamos anteriormente.
Esos tres son: Proximidad, Crecimiento Mutuo y Escala Humana, y son los que tomaremos
para construir un Voluntariado “que es así porque queremos que así sea”.
Desde esta perspectiva ética, se espera que estos tres requisitos sean asimilados por el
Voluntariado como atributos necesarios e indivisibles de su nueva identidad.
Esto hará que al referirnos a esta Definición Ética Básica, reemplacemos la locución que
estrictamente correspondería - el Voluntariado “debe ser”- para decir el Voluntariado “es”,
adelantándonos así al deseo de que éste sea portador de los mismos.
1) El Voluntariado es Proximidad
Pensar en Voluntariado, es hacerlo con el horizonte de la Proximidad.
La proximidad en Voluntariado significa literalmente eso y se desdobla en una doble
cercanía: cercanía con el otro y cercanía con el presente, con el aquí y ahora.
La Proximidad con el otro
La cercanía con el otro es –de ambas- la proximidad cálida.
Si existe un absurdo, es pensar en un Voluntariado frío. No se puede ser Voluntario si no se
registra al otro, si no se lo ve cercano, si uno no camina a su encuentro.
Pero: ¿Dónde habita la proximidad? Habita en los gestos y las acciones consecuentes.
Proximidad es cuando el voluntario identifica al otro como singular.
Proximidad es cuando se incorpora al otro vital a través de la tarea, y no la tarea gracias al otro.
El contacto- físico, real, en el acompañamiento- no es garantía de Voluntariado próximo, pero sí
una de sus claras expresiones.
En la relación con el otro- destinatario, la proximidad se juega unas veces en la mirada y otras en
la escucha.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
De la mirada y toda la profundidad que esta forma de comunicación significa, nos cuenta
Fernando Savater: “Nuestra humanidad nos la han contagiado (...) Nos la pasaron de boca a
boca, por la palabra, pero antes aún por la mirada: cuando todavía estamos muy lejos de saber
leer, ya leemos nuestra humanidad en los ojos de nuestros padres o de quienes en su lugar nos
prestan atención. Es una mirada que contiene amor, reproche o burla: es decir, significados. Y
que nos saca de nuestra insignificancia natural para hacernos humanamente significativos.” (4)
Savater nos regala algo más sobre la mirada, cuando cita a Todorov: “Uno de los autores
contemporáneos que con mayor sensibilidad ha tocado el tema, Tzvetan Todorov, lo expresa así:
El niño busca captar la mirada de su madre no solamente para que ésta acuda a alimentarle o
reconfortarle, sino por que esa mirada en sí misma le aporta un complemento indispensable: le
confirma su existencia… Y agrega; “Como si supieran la importancia de ese momento – aunque
no es así-, el padre o la madre y el hijo pueden mirarse durante largo rato a los ojos; esta
acción sería completamente excepcional en la edad adulta, cuando una mirada mutua de más de
diez segundos no puede significar más que dos cosas: que las dos personas van a batirse a duelo
o a hacer el amor.” (5)
La proximidad se juega, también, en las orejas: cuando se pregunta “¿Cómo estás?”se abren las
puertas de una escucha que puede volverse pieza clave, pues cuando se oye activamente al otro
en sus preguntas, en sus reclamos o simplemente en los relatos de sus historias, se lo siente más
cerca, más prójimo.
No es posible hablar de la proximidad del Voluntariado como uno de sus atributos básicos sin
invitar a Joaquín García Roca, uno de los autores que más ha insistido desde siempre en la
necesidad de un Voluntariado de proximidad.
García Roca no sólo la considera una característica, sino que va aún más allá al hablar de “la
plusvalía de la Proximidad” que junto a las otras dos plusvalías del Voluntariado (la plusvalía
del Don y la plusvalía de la Libertad) “constituyen su fisonomía propia (...) y cada vez con
mayor intensidad tendrán que pleitear para abrirse espacio en el interior de la invasión
mercantil, la administrada y la corporativista; de esta contienda el Voluntariado del futuro
saldrá fortalecido en su propio suelo nutricio.” (6)
Según el autor español: “El futuro del Voluntariado tendrá íntima conexión con el ejercicio de la
proximidad. Su poder (el del Voluntariado) es tan exiguo que se limita a lo que está cercano y
tan potente que sin él no existiría vida humana; todo él está referido al ámbito de lo concreto en
el que podemos actuar realmente, del cual somos directamente responsables e incluso podemos
verificar el resultado de nuestra acción(...)(7)
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y agrega: El reclamo del prójimo comporta la necesidad de atender individualmente sus
necesidades, acompañar sus itinerarios concretos e indivisibles, comprender personalmente sus
demandas. A veces resulta más fácil ocuparse de las grandes causas que de los vecinos. La
proximidad ha sido y será el suelo del Voluntariado.” (8)
Planteada de esta manera, esta plusvalía de García Roca es campo de transición a la segunda de
las dimensiones de la Proximidad: su relación con el presente.
La Proximidad con el presente
El Voluntario es un actor del ahora. No ignora el pasado- que busca conocer para aprovecharlo
en sus lecciones-, ni desdeña el futuro – al que vislumbra para no descuidarlo en sus
proyecciones- pero su Voluntariado es del presente.
El Voluntario vive más ocupado que preocupado, pues la procura del otro le demanda atención.
La consecuencia del Voluntariado con el instante se resume muy bien en las dos acepciones de la
palabra presente: el Voluntariado actúa en el presente, porque su interpretación no posterga su
acción. Nunca la mano estará ocupada escribiendo, si se la necesita para palear. O su
imaginación volando, si se la requiere para ordenar la emergencia.
Pero además, el Voluntariado dice presente y se hace presente cuando muchos miran para otro
lado, y tratan de justificar un “ausente con aviso”.
Decimos que el Voluntariado actúa en el presente y se hace presente, y al decirlo no estamos
invitando sólo a un juego lingüístico, sino recogiendo consecuencias de la realidad.
Nada más real – y lamentable, por ejemplo- que la conocida catástrofe ecológica que azotó a las
costas de Galicia, al norte de España, en el año 2002.
Conocida como “La Tragedia del Prestige”, aconteció cuando un barco petrolero derramó su
veneno mortal sobre aguas, peces, rías, hombres, responsabilidades y verdades.
Todo se contaminó, y especialmente las responsabilidades y la verdad.
El 13 de noviembre de 2003 al cumplirse un año de esa catástrofe, la resolución legal seguía – y
sigue- siendo un complicado entramado judicial donde las culpas se columpian mutuamente
entre la empresa petrolera, la empresa dueña del barco, el armador, la compañía aseguradora y el
dueño de la carga.
Vale decir: un año después de la mayor catástrofe ecológica de toda la historia de España, no
había aún un responsable, pues la ley, la realidad jurídica, es una realidad que esencialmente
necesita ser interpretada.
En cambio y mientras tanto, los Voluntarios habían comenzado a trabajar desde el primer
minuto, continuaron haciéndolo mientras los políticos se peleaban entre sí, y aún hoy (cuando la
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
noticia ya no es factor de venta en los medios) siguen limpiando las playas negras de chapapote,
para que la pesca - que es alimento, sostenimiento y don de la madre naturaleza- no se muera.
El Voluntariado interpreta mientras hace, no transporta su acción en las ruedas del análisis
ulterior: limpia, salva, educa, rehace…
Y por eso – por el Voluntariado y los Voluntarios- la pesca no muere. Y la gente tampoco.
La tarea concreta es su razón de ser, al decir de María Elena Alfaro: “El Voluntario es en
general una persona adulta que quiere aportar algo real, tangible y operativo, que traduzca el
valor de su solidaridad en una acción concreta. Suele ser práctico y creativo, y escapa de los
grandes discursos para bajar a las más tangibles realidades.” (9)
¿Dónde se materializa ese aporte fundamental y tangible de proximidad? Lejos de los escenarios
y próximo a la necesidad, una actitud del Voluntariado que el Profesor José Carlos García
Fajardo traduce -con una maestría difícil de igualar- en una sola imagen: “El Voluntariado social
actúa como la red en la pista del circo: recoge el cuerpo del que cae, lo devuelve a su lugar y
pasa desapercibido para el público, atento a lo que sucede en los trapecios” (10)
En esa red de la acción presente y próxima, se juega el Voluntariado.
Pero así como insistir en la acción presente por sobre la interpretación futurista no significa no
promover que el Voluntariado sea un espacio de diálogo plural, ni un actor que levante sus
banderas frente a lo que considere injusto; del mismo modo exigir la proximidad como marca
identitaria del Voluntariado, no significa que el Voluntario deba procurarla y ejercerla a
cualquier costo.
Nos explicamos: existen situaciones que por su propia naturaleza y necesidad, habilitan la
conformación de otro-destinatario especialmente demandante.
Algunos tipos de Voluntariado temático, son especialmente absorbentes: el Hospitalario, el
Voluntariado de Marginación, el Carcelario... y en general todos los denominados
“Voluntariados de Frontera”, esa frontera impuesta por una sociedad múltiplemente
marginalizadora.
Más de una vez, esta presencia envolvente ha dejado al Voluntario en medio de un brete de
requerimientos (no ya de reciprocidad) del cual no puede fácilmente salir.
En estos casos, la proximidad requerida, tiene un equilibrante necesario: la búsqueda de la
Distancia Óptima.
La idea de Distancia Óptima no niega a su concepto referente de Proximidad, pero lo
racionaliza.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Buscar la Distancia Óptima es asegurar la propia continuidad, apelando a la libertad propia en
el contexto de los límites del otro: la libertad de no dejarnos absorber.
Sucede a menudo que el Voluntario no puede despegarse de su tarea ni del otro sufriente a cargo;
los lleva como mochila permanente a su casa, a su trabajo, a su intimidad.
Si eso sucede, la relación se “empasta” y el Voluntariado no fluye. La distancia óptima es eso
mismo, no es alejarse, sino encontrar un equilibrio que optimice el “estar / no estar” para
negociar una realidad compartida de mutuo crecimiento: con sofocación – en uno u otro
sentido – ni Voluntario ni beneficiario podrán hacerlo.
Ese “aire respirable” que el Voluntario precisa, lo recoge Aranguren en varios pasajes de su
“Cartografía”: “Optimizar el Voluntariado (...) pasa por que las personas que lo ejemplifican
acepten cuidarse y quererse, sin que por ello sobrevengan sentimientos de culpa.
Este sano amor a uno mismo pasa por saber cuidarse, por buscar espacios para el ocio
personal, diversificar las aficiones, las relaciones, las pertenencias; dedicarse tiempo y no
descuidar a los que uno tiene al lado incondicionalmente, a la propia familia, que suele ser la
que sufre ciertos excesos” (11)
Si la frialdad es la tala indiscriminada de la proximidad del Voluntariado, la distancia
óptima es su inteligente poda.
Se poda para florecer, para fructificar; y cuando se poda bien, ni la flor huele a sacerdocio, ni el
fruto sabe a sacrificio.
2) El Voluntariado es Crecimiento Mutuo
Para que el Voluntariado se plenifique, no basta con que entre Voluntario y destinatario se
establezca una relación: debe plantearse una Relación de Crecimiento.
Y ese crecimiento debe ser Mutuo.
Tal vez no exista en los idiomas un verbo tan aglutinador de significados vinculados al acto de
vivir; como el verbo crecer.
Crecer es aumentar, madurar, enriquecerse, desarrollarse, ampliar horizontes... es lo que se
espera que hagamos los seres humanos apenas nos asomamos tímidos y mojados a la vida.
Crecer es aprender, formarse y desplegarse.
Crecer se asocia inmediatamente con lo nutricio y lo saludable, pero también con lo
trascendente: crecemos tanto que al final morimos.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Porque la lección que nos dicta la naturaleza en lo corporal – que no podríamos permanecer
vivos sin seguir creciendo- también se cuela a lo espiritual: quien vive y ya no crece, sólo dura,
yace.
Crecimiento y vida se parecen mucho y gustan ir de la mano.
De allí que el Crecimiento (tal cual lo plantea el diccionario: como proceso y efecto) se
vuelve factor vital y plenificante del Voluntariado cuando se hace Mutuo, adjetivo que le
inocula el factor de reciprocidad
Pero: ¿Cuál Crecimiento? ¿Y entre Quiénes?
Vayamos paso a paso: de los crecimientos posibles, el Voluntariado debe propiciarlos a todos,
pero fundamentalmente a dos: en segundo lugar, el crecimiento en las áreas que la propia
actividad voluntaria favorezca y canalice: crecimiento físico, crecimiento intelectual,
crecimiento cívico, crecimiento cultural, etcétera.
Sin dudas, cada Actividad Voluntaria pondrá énfasis en alguna arista de la multivariedad de
dimensiones humanas, y allí es mucho lo que puede desarrollarse; pero – como decimos – en
segundo lugar.
En primer lugar, el Voluntariado – cualquiera sea su modalidad, alcance y perspectiva - debe
tender a propiciar el crecimiento en el núcleo más básico: el Voluntariado debe Generar
Autoestima; ese es el desafío ligado al crecer.
Autoestima, entendida no como el amor ciego y ególatra hacia uno mismo, sino justamente
como su antídoto y suero.
Autoestima como la elaboración significativa de nuestra propia individualidad, como el
complejo entramado entre auto percepciones por un lado, y señalamientos exteriores por otro.
Autoestima como la consolidación de una dinámica del “bienquererse”, que construya y recree
una permanente trilogía de sentido, con protagonistas de peso equivalente: yo, mi vida y los
otros.
Generar Autoestima, debería ser el objetivo “número cero” de todo proyecto de
Voluntariado, anterior a cualquier enumeración de otros objetivos operativos.
Hay sin embargo un requisito: así como nadie puede compartir lo que no tiene o procura, no es
posible generar autoestima si no se la posee. Este es el límite inferior del desafío para voluntarios
e instituciones: operar, cuidar, trabajar, para que el voluntario mantenga “actualizada” su
autoestima; sólo así podrá generarla en el otro.E. Wiesel, citado por Aranguren, afirma respecto
de este requisito del dar: “No vivir más que para los demás se paga con un gran peligro: el
mirar demasiado afuera, cabe que uno se descuide a si mismo. Más para dar, hay que tener de
qué dar, o mejor, para dar hay que ser” (12)
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La existencia de autoestimas, abre las puertas al Crecimiento Mutuo.
Decíamos que “mutuo” adjetiva una relación de reciprocidad entre dos “quienes”: ¿Entre quiénes
debe darse este Crecimiento?
Aquí el Voluntariado abre tres puertas giratorias, esas que facilitan la entrada y la salida.
La primera es la puerta del Crecimiento Mutuo entre Voluntario y Destinatario, la
segunda se ubica entre Voluntario e Institución; la tercera gira entre Voluntario y
Voluntario.
1.- Crecimiento Mutuo entre Voluntario y Destinatario.
En el seno de las relaciones entre personas, el Crecimiento Mutuo que debe propiciar el
Voluntariado se ensancha en tres dimensiones, cuyos ejes “x, y, z” referencian un espacio vital
único, en permanente expansión.
El Crecimiento Mutuo entre Voluntario y Destinatario se domicilia simultáneamente en: x) La
Simetría Relacional, y) La Asimetría Situacional, z) La Dismetría Creativa
x) La Simetría Relacional
La Simetría Relacional tiene su punto de partida en el encuentro.
Sin encuentro anterior no hay posibilidad de relación posterior; y sin relación no se puede
establecer un vínculo.
Aún cuando el encuentro no sea garantía de vínculo, si es su condición.
Vivimos un momento social de crisis del encuentro.
Se dice a menudo que uno de los rasgos peyorativos de estos tiempos es el aislamiento.
Se afirma que los seres humanos – cada vez más individualistas- vivimos aislados los unos de
los otros.
Nosotros creemos, sin embargo, que sucede algo más grave aún: si dejamos de lado algunas
situaciones puntuales de fobias o enfermedades mentales graves; y quitamos el caso (más de
cuento o parábola ficticia que de existencia real) de ermitaños que viven retirados y transcurren
sus vidas en absoluta soledad; veremos que los seres humanos vivimos permanentemente
rodeados de otras personas; y lo que padecemos es algo peor que el aislamiento: un “contacto
inerte”.
Estamos todo el tiempo en medio de “otros”; hombres y mujeres con los que nos cruzamos, nos
chocamos, nos “tratamos” laboral o profesionalmente, nos rozamos en los transportes públicos,
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nos miramos de lado de automóvil a automóvil, nos sonreímos sin ganas cuando uno compra y el
otro vende... pero el encuentro es de una superficialidad alarmante.
Estamos más rodeados que nunca, pero nuestros contactos son bornes de conductores
descargados; no producen “chispa”, están sin vida.
Frente al espejismo del Contacto Inerte que dibuja un oasis allí dónde sólo hay vacío, la
posibilidad del vínculo rescata el valor original del encuentro.
El Voluntariado debe hacer crecer ese vínculo, desde los requisitos originales de simetría.
El encuentro inicial puede darse entre personas social o económicamente iguales o desiguales;
pero si nace cristalino y crece sano, el vínculo en su ejercicio nivela procedencias, realidades
y destinos desde la simetría de la humana dignidad.
Y aún cuando al cabo de un tiempo devuelva a cada uno a su posición de desigualdad económica
o social inicial, habrá ya operado; sea como concientización, sea como desencanto, sea como
experiencia feliz.
Resumiendo: decimos Simetría porque en la relación entre pares hay una indubitable e
imperecedera identidad entre persona y persona, que remite a los más intrínsecos atributos
de dignidad y conciencia, y de allí en más hacia adelante.
Desde lo concreto, desde la actividad, la Simetría Relacional se pone en juego en el
Voluntariado como “simple” acompañamiento, como presencia corporal o de ánimo, que no
necesita que uno esté dando y el otro recibiendo.
Es casi – casi- un rostro “Zen” del Voluntariado, cuya máxima expresión de compartir con el
otro es permanecer con él, ambos en silencio.
Desde la Simetría Relacional, sólo estar también es hacer Voluntariado.
y) La Asimetría Situacional
Si lo relacional es simétrico, ¿por qué debe existir esta otra Asimetría en el Voluntariado?
Es interesante responderlo tomando una referencia desde la educación: para que entre dos
personas pueda darse algún aprendizaje, debe existir lo que en ese campo se denomina
“Asimetría Pedagógica”, esto es, que una de las dos personas sepa “algo más” que la otra para
que el aprendizaje pueda “fluir” (o en todo caso, construirse).
Pongamos un ejemplo sencillo pero claro: si dos amigos se juntan para saber “algo más de
matemática” y los dos saben exactamente lo mismo; ninguno podrá enseñarle nada nuevo al
otro, y por lo tanto, no habrá aprendizaje, al menos no en el sentido (restringido) de “transmisión
de conocimientos”.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Al no haber Asimetría Pedagógica, en este campo específico de la matemática, ninguno puede
ser “maestro” o “alumno” del otro y seguirán sabiendo los dos exactamente lo mismo que antes
del encuentro.
Pues bien, algo similar sucede en la relación que plantea la solidaridad, y que se extiende al
Voluntariado, especialmente al de asistencia: para que pueda haber Actividad Voluntaria alguien
debe estar dispuesto a realizarla, y alguien a recibirla.
Esta situación entre alguien que “tiene y quiere dar” y otro que “necesita y acepta recibir”,
presenta la asimetría básica que permite concretar la acción de Voluntariado.
Creemos que ésta debe ser una Asimetría Situacional y no una Asimetría Relacional.
Si pensamos en términos de una Asimetría Situacional, entonces estaremos admitiendo que “en
tal situación” uno puede ser el Voluntario y otro el destinatario, pero que “en tal otra situación”
los roles pueden ser intercambiados: aquí aparece la posibilidad de un crecimiento de doble vía,
de ida y vuelta, mutuo.
La sugerencia es entonces realizar los proyectos de Voluntariado de manera tal que la Asimetría
Situacional aparezca lo más nítida posible, introduciendo acciones y actividades que permitan
intercambiar los roles de Voluntario y Destinatario, para así no cristalizar asimétricamente
personas y roles.
Desde lo concreto, el desafío es idear situaciones de asimetría alternada que resulten pertinentes
y genuinos. Un ejemplo real, nos ilustra una posibilidad, de las muchas que hay: en un proyecto
de trabajo con comunidades indígenas, el carácter asistencial del proyecto hacía que el “dar”
estuviera siempre en manos de los Voluntarios y el “recibir” (principalmente vestimenta,
alfabetización y prácticas sanitarias) siempre en los miembros de la comunidad.
La asimetría estaba dejando de ser situacional, para cristalizarse como relación de superioridad y
dependencia.
Se descubrió entonces que en las veladas informales que se hacían algunas noches junto al fuego;
algunos miembros de la tribu contaban historias ligadas a la tradición oral de su cultura.
De tal manera que se trabajó sobre ese hecho casual e informal, para transformarlo en una
situación de intercambio y aprendizaje ahora pautados, donde los miembros de la comunidad
indígena harían de Voluntarios entregando sus historias sucesivas a los ahora destinatarios, que
debíamos registrarlas, recordarlas, compilarlas, etcétera, no ya como algo ocasional sino
formando parte de una actividad oficial del proyecto. En ese sentido, la asimetría se invirtió, y la
cristalización de roles se morigeró.
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Resumiendo; decimos Asimetría Situacional para diferenciarla de una relación de
presencias ya cristalizadas, se aleja del Voluntariado para acercarse al paternalismo, al
asistencialismo o a las relaciones perversas de dependencia.
z) La Dismetría Creativa
Más allá de lo afectivo y aún suponiendo una igualdad de saberes que impida el aprendizaje
mutuo desde lo cognitivo, el vínculo entre las personas puede desplegarse en una dimensión más:
la creatividad.
La creatividad es aquello que siempre está latente en el encuentro entre dos o más personas y
que habilita la posibilidad de inventar o imaginar algo nuevo; de construir
una realidad
enteramente diferente de la que cada uno trae y tiene.
Y si para referirnos a la creatividad hablamos de Dismetría, lo hacemos para enfatizar la
imposibilidad de mensurar ni la causa ni el efecto de esas latencias creativas.
La creatividad es Dismétrica en tanto que no tiene fronteras que la limiten, ni metro patrón que
pueda compararla universalmente.
En lo concreto, el Voluntariado opera desde la Dismetría Creativa cuando Voluntario y
Destinatario se sienten protagonistas desafiados a imaginar una realidad diferente;
convocados para sentirse libres de actuar sin ataduras programáticas ni limitaciones
formales.
La Dismetría Creativa es el espacio aéreo de un Voluntariado deseoso de abandonar lo
terrenal y volar.
2.- Crecimiento Mutuo entre Voluntario e Institución
El requerimiento en este caso, es que tanto como se beneficie la institución de operar con
Voluntarios, tanto los Voluntarios se beneficien de pertenecer a la institución.
Beneficios entendidos como crecimientos, que para ser mutuos deben ser... parejos.
La institución que se vale mucho de sus Voluntarios para ejercitar las más espectaculares tareas o
cumplir eficientemente las más delicadas actividades, pero no da a éstos oportunidad de
capacitarse, de capitalizar lo realizado, de combinar esfuerzo con disfrute... les pide prestados los
brazos, pero les niega la oportunidad de crecer.
La institución que hace eso no está trabajando con Voluntarios, los está manipulando.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Similarmente, el Voluntario que ingresa a la institución prestigiosa, se vale de sus medios,
recursos e influencias, y las utiliza sólo para su acumulación personal, estará creciendo en su
tallo ego-centrado, pero no en la fronda del crecimiento mutuo.
El Voluntario que hace eso no está colaborando con una institución: se está abusando de ella.
Lamentablemente, instituciones manipuladoras y Voluntarios abusadores forman parte de la
viña; afortunadamente, están cada vez más solos.
Las sugerencias para que el crecimiento mutuo se dé en este ámbito se dilucidan en el campo de
lo que en el Capítulo 13 veremos en detalle: un pertinente Itinerario Institucional del
Voluntario.
3. - Crecimiento Mutuo entre Voluntario y Voluntario
La relación cotidiana entre Voluntario y Voluntario no es una relación dada, sino a construir.
Más allá de la unanimidad de visiones y objetivos, la tangencia de actividades no siempre da
sensaciones placenteras: a veces el roce pone “los pelos de punta” o lastima.
Como Voluntario, es tan necesario registrar al colega tanto como al destinatario.
Muchas veces la distancia del “Voluntario viejo” al “Voluntario nuevo” no sólo es la que la
experiencia reclama, sino la que la intención propone o la desidia dispone.
La relación fraternal cotidiana entre Voluntario y Voluntario se desgasta como cualquier otra,
pero se plenifica si este vínculo de cercanía se transforma en Vínculo de Crecimiento.
En las sugerencias de acción la institución y el itinerario vuelven a tener mucho que ver, pero
también la íntima disposición de cada voluntario: la de buscar proximidad también en el
compañero.
Para finalizar, sólo un comentario más, ligado al requisito visto de Generar Autoestima.
Tal cual como fue planteado y explicado, el imperativo de Generación de Autoestima, suena
válido sólo cuando la actividad voluntaria se desarrolla frente a y junto con “un otro” cercano,
visible de carne y huesos.
Pero hay ámbitos del más puro Voluntariado cuyas Actividades Voluntarias no se realizan en
contacto directo con personas, o cuyos beneficiarios no son directamente seres humanos.
Pensemos en el caso del Voluntariado Ambiental o Ecológico, donde el Voluntario puede que
interactúe no ya con una persona sino con un animal o especie vegetal, cuidándola,
protegiéndola, asistiéndola, o bien trabaje en la preservación del medio ambiente en general, sin
poder identificar allí “una autoestima concreta” sobre la cual operar.
En estos casos, la generación de autoestima deja lugar a otra tarea no del todo ajena ni menos
delicada: la Generación de Conciencia.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Conciencia, generada no ya en el destinatario (un animal, un río, etc.) sino en el resto de la
humanidad – personificada en la comunidad cercana - acerca de la importancia de tal o
cual tema, problema o situación.
Generar conciencia es tan relevante como generar autoestima, y tiene efectos idénticamente
catalizadores.
3) El Voluntariado es a Escala Humana
El problema de la Escala Humana es una dimensión clave a considerar en el plano operativo, en
tanto creemos que afecta al modo en que los Voluntarios realizan su “función Voluntariado” y
por ende van configurando su modo de participación.
Esta dimensión es la que más está sufriendo el cambio que se está operando sobre el rol del
Voluntariado al interior de las instituciones, producto de la tensión entre dos paradigmas
antagónicos, pues cada uno de ellos resume una lógica de funcionamiento también antagónica.
Por un lado, tenemos el paradigma que corresponde a lo que podríamos resumir como “la
sociedad de producción y consumo” (o la “sociedad de consumo”) y que es el siguiente:
“Cuanto más, mejor”.
Es decir: cuanto más vendo, mejor; cuanto más produzco, mejor; cuanto más gano, más
acumulo, menos gasto, más rindo, menos pierdo, etc. ... mejor.
Lo cuantitativo es la medida de lo mejor, en términos de ciertos estándares básicos, necesarios no
porque sean vitales, sino porque son requisito mínimo para poder competir: si la “calidad de
vida” fuera el único estándar válido, no habría “franjas de precios” ligadas a “franjas de calidad”.
Esta sociedad de consumo desecha la escala humana, excepto para sembrar personalizadamente
y “uno por uno” su característica madre: la insatisfacción. “El consumidor registra una
necesidad. Tiene frío, necesita vestirse, compra un sobretodo, pero queda insatisfecho. Esta
insatisfacción permanente es lo que caracteriza a la sociedad de consumo”, afirma el historiador
Fernando Rocchi, y no se equivoca. (13)
Producto directo – y dilecto- de esta lógica de funcionamiento es la eficiencia, “ciencia de la
eficacia” y madre de todas las virtudes y ventajas competitivas.
Lo que no es eficiente es malo, y lo malo es menos (menos clientes, menos ganancias), y por lo
tanto, responde al “cuanto menos, peor”, opuesto al benéfico “cuanto más, mejor”.
El Voluntariado osa presentar otro paradigma, que genera una lógica no tanto opuesta, pero sí
desafiante: “Cuanto mejor, más”.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Esto que parece una simple transposición sintáctica (o justamente por serlo) supone otra lógica
vital: la lógica del artesano, ese que ve en cada unidad el todo, y que al dedicar su vida y arte a la
unidad, lo dedica al todo.
El Voluntario que atiende a un niño, que lo cuida, que lo mima, que lo abriga... en definitiva, que
lo trata en toda la dimensión humana necesaria, así esto le lleve la tarde, el día o la vida... no está
siendo eficiente (pues en vez de “perder” con un niño 300 minutos, podría atender a 300 niños a
razón de uno por minuto...) pero está siendo “todo” con uno, y por ello – al estar haciendo las
cosas mejor- está haciendo más, pues cuanto mejor, más.
Ligar este paradigma al Voluntariado fue otro lúcido aporte de Garcia Fajardo, proveniente de su
coherente definición de lo que éste es y debe ser: “Al voluntariado social lo caracterizan la
gratuidad, la continuidad, insertarse dentro de una organización seria y el conocimiento y
respeto por las personas y pueblos para no confundir la realidad con los deseos. Nada más lejos
del voluntarismo, intrusismo, militantismo, la diletancia y el asistencialismo que cree
dependencia. La experiencia del voluntariado social es que si hay algo más grande que hacer el
bien y la justicia, es ayudar a que lo hagan los demás. Debe ser siempre cuanto mejor, más. De
lo contrario se incurre en la burocracia, la productividad y el sectarismo. Ahí se repite la
historia de la decadencia de los movimientos sociales para convertirse en partidos políticos,
grupos de poder o caterva de intereses.” (14)
El tema de la eficiencia ha sido identificado como uno de los más controvertidos problemas que
deben afrontar las Organizaciones de la Sociedad Civil; analizado por muchos y prestigiosos
investigadores. (15)
Y puesto que por un lado las instituciones de la sociedad civil se han visto obligadas (o
seducidas) a tomar en sus manos buena parte de las tareas sociales que corresponden a la órbita
del “cuanto más, mejor,” junto con la introducción - por otro- de lógicas de maximización de la
eficiencia, gerenciamiento en torno a resultados y no personas, competencia en vez de
colaboración, etc.,
esto aparece confrontando al Voluntariado que - creemos - resiste
tozudamente desde el cuanto mejor, más.
Esta diferencia de visiones se manifiesta en un síntoma muy concreto: muchas organizaciones ya
no buscan Voluntarios que quieran colaborar pero también vayan a hacer “su experiencia vital”
en la institución, sino personas – cuando no profesionales- que de manera Voluntaria se sumen a
la institución desde un rol de eficiencia para poder dar abasto con las tareas cada vez mayores y
más complejas.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Va quedando entonces poco espacio para el Voluntario “indeciso”, “confuso” o “perplejo”, que
pueda reafirmar sus motivaciones de Voluntario en el ejercicio del Voluntariado, reconocer su
lugar en la sociedad, replantear su participación en la misma.
Hoy va siendo tiempo de Voluntarios “previamente decididos”, con “perfil apto” y “sin tiempo
para pruebas o experiencias alternativas”.
Reconozcamos, sin embargo, que este fenómeno sucede en una determinada franja de
instituciones, y que todavía ni uno de los paradigmas se impuso ya sobre el otro, ni faltan
tampoco organizaciones donde uno no pueda hacer todavía su Voluntariado artesanal.
Pero en lo que a nuestro planteo respecta, creemos que esta tensión de lógicas, esta eterna lucha
entre paradigmas, está afectando o cuando menos reduciendo el margen que los Voluntarios
tenían para realizar experiencias o proyecciones ciudadanas más allá de sus tareas de actividad
voluntaria concreta, proyecciones que requieren de cierta luz, de cierto tiempo, de cierto juego de
reflexiones y propuestas, no siempre compatibles con el agobio de la eficacia.
Digamos también que un Voluntariado del “cuanto mejor, más”, no tiene
que ser
necesariamente ineficiente; y también - por las dudas- que un Voluntariado ineficiente no es
automáticamente menos humano.
Para García Roca, la Escala Humana del Voluntariado se manifiesta en tres dimensiones: “La
libre autonomía del Voluntariado concede a la acción voluntaria tres cualidades esenciales: su
carácter personal, su dimensión transformadora y su carácter gozoso. La libertad del
Voluntariado está seducida por el otro como individuo, de ahí que el objeto de la acción
voluntaria no puede ser otro que la persona humana: no es la clase, ni la raza, ni el partido, ni
la nación. El Voluntariado se dirige a todos los seres humanos como individuos singulares
dotados de valor.” (16)
Desde esta perspectiva, el Voluntariado sufre cuando las crisis lo ponen a bombero social,
porque él disfruta del modelo terminado; prefiere ser artesano antes que obrero en la línea de
montaje.
Para finalizar este Capítulo, traemos aquellas palabras del escritor uruguayo Eduardo Galeano,
en las que la Escala Humana del Voluntariado, tiene tal vez su mejor definición: “Son cosas
chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios
de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la
alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y
cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es
transformable.”
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) La probation fue incorporada al Código Penal de la República Argentina en 1994. Otorga a
los acusados por delitos penados con menos de 3 años de cárcel – siempre y cuando no tengan
antecedentes judiciales-, la posibilidad de pedir que su condena quede en suspenso. A cambio
deben demostrar que tienen intención de reparar sus faltas. Indemnizar a la víctima, realizar
trabajos comunitarios gratuitos a favor de instituciones de bien público, hacer cursos de
capacitación y / o someterse a ciertas reglas de conducta o tratamientos son los “gestos de buena
voluntad” que la Ley 24.316 espera de los “probados”.
El juez puede proponer un plazo de 1 a 3 años; si durante el mismo, el procesado no comete
ningún delito y cumple todas las condiciones, la demanda penal queda extinguida – la civil, la
búsqueda de un resarcimiento económico, puede continuar- y el imputado es sobreseído. Es
decir, se borra toda huella de un pasado en conflicto con la ley. En caso contrario, la probation se
revoca, sigue el proceso y de haber condena, no puede quedar en suspenso, es de cumplimiento
efectivo.
(2) Cortina, Adela. (s/a): “La Real Gana. Ética del Voluntariado” – Documento de Internet(3) Thompson, Andrés y Toro, Olga Lucía (2000): El Voluntariado Social en América Latina.
Tendencias, influencias, espacios y lecciones aprendidas. El artículo es un resultado preliminar,
no sistemático, de un extenso diálogo establecido entre los autores como parte de un trabajo de
evaluación sobre la programación en el area de Filantropía y Voluntariado de la Fundación
Kellogg en América Latina y el Caribe. En el desarrollo del mismo, los autores han contado
también con la colaboración de Elena Vila Moret, así como de todos los miembros de las
organizaciones que han sido entrevistadas. p. 1(4) Savater, Fernando. (2000): Las Preguntas de la Vida, ed. Ariel, Cap. VIII, Vivir Juntos,
p.195(5) Ib., p. 195(6) García Roca, Ximo (2003): “Los Voluntariados. Perspectivas de Futuro” en Montagut
Teresa (Coord.): Voluntariado: La Lógica de la Ciudadanía, ed. Ariel, p.170(7) Ib., pág. 174
(8) Ib., pág. 175
(9) Alfaro, María Elena. (1990) : “La Formación del Voluntariado Social”, Revista Misión Joven,
N° 162-163, ed. CCS, Madrid, agosto 1990.
(10) García Fajardo, José Carlos. Documento de Internet
(11)Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid, p.10845
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
(12) Ib., p. 108(13) Rocchi, Fernando. “La insatisfacción es la característica de la sociedad de consumo”, diario
Clarín, 28 de mayo de 2000, sección Opinión, entrevista de Analía Roffo, Buenos Aires.
(14) Garcia Fajardo J. C., op. cit.
(15) Filmus, Daniel (Coordinador); Arroyo, D.; Estébanez, M. E. (1997): El Perfil de las ONGs
en la Argentina, FLACSO – Banco Mundial, Buenos Aires; en donde los autores expresan: “En
términos económicos, las Organizaciones que principalmente desarrollan asistencia técnica no
han tenido altos niveles de eficiencia pero sí han sido exitosas en las tareas de promoción,
educación y organización de los beneficiarios. Las actuales exigencias del mercado les imponen
condiciones de difícil cumplimiento si no median programas de fortalecimiento institucional
(…). Esta diferenciación muestra que el concepto de “eficiencia” en las ONGs no está resuelto
pero que tampoco han funcionado los mecanismos de evaluación externos que han tendido a ser
excesivamente formalistas y aplicar una racionalidad costo- beneficio económico exclusivamente
sin contemplar el conjunto de valores que incorporan estas organizaciones.”
(16) García Roca, X., op.cit., p.173
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 3
El Voluntariado como Campo
3.1. Visiones de lo que el Voluntariado es.
En el capítulo anterior hemos comenzado a definir Voluntariado.
Pero aún sin necesidad de consensuar una definición previa del mismo, es posible abordarlo
desde diversos puntos de vista.
Uno de ellos es el que podríamos denominar “abordaje tradicional”, en el cual son dos las
dimensiones consideradas como básicas para el estudio del Voluntariado - y sobre las cuáles se
debe operar para su entendimiento y desarrollo: Tecnología y Valores.
Tecnología, entendida como el conjunto de todas las técnicas de gestión, capacitación y
coordinación de voluntarios, en el marco de instituciones, proyectos o programas que los
contienen.
Valores ya bien como los elementos constitutivos de aquella matriz fundamental que sustenta al
Voluntariado desde el pie, le da trascendencia a su existir y credibilidad a sus acciones – entre
otros, conceptos como Altruismo, Entrega, Solidaridad, Amor, etc.- ya bien como aquellos en los
cuales debe proyectarse para darle sentido a sus planteos y perdurabilidad a sus prácticas:
Ciudadanía, Transformación Social, Participación, etcétera.
Desde esta visión tradicional son ambos - Tecnología y Valores- respectivamente vela y timón
del Voluntariado; y es mucho y muy interesante lo que se ha hecho y se puede seguir
construyendo desde ellos.
Pero creemos que la tesis que aquí vamos a formular es un abordaje superador de este planteo
tradicional.
Nuestra tesis parte de una pregunta doble, o mejor dicho, una misma pregunta que puede
desdoblarse en dos partes: a) ¿Constituye el Voluntariado un Campo de Influencia? y b) ¿Es
además el Voluntariado un Campo Disciplinario?
En lo que sigue del libro vamos a pivotear sobre estas preguntas transformadas en ya
afirmaciones: El Voluntariado constituye un Campo de Influencia y un Campo Disciplinar,
para lo cual - en este capítulo en especial - intentaremos explicar y justificar esto lo más
claramente posible.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
3.2. Del malestar al Campo
Pero toda pregunta – incluida la nuestra en cuestión – no nace ya preformada, ni se presenta
como una Musa de manera imprevista y transparente, sino que remite a otras preguntas y
planteos anteriores que la van modelando de manera progresiva, en una suerte de “ciclo
evolutivo de la duda”, que finalmente desemboca en una forma determinada.
En efecto: cuando uno se interesa por un tema en particular y lo va abordando desde la superficie
al centro, con una mirada no complaciente – es decir, con una mirada crítica- las primeras
incomprensiones o desajustes que va notando que aparecen en las teorías que lo explican tienen
la forma de lo que podríamos llamar pequeñas “perplejidades iniciales” que van habilitando la
construcción de una serie de excepciones o “casos particulares”, que se apartan de la generalidad
fácilmente manejable.
A medida que uno va estudiando el tema, si éste deja de presentarse de manera sencilla o
determinista y se va desplegando como un conglomerado de conceptos cada vez más intrincados
y relacionados entre sí - es decir, se va transformando en algo cada vez más complejo – esas
perplejidades iniciales se van convirtiendo en inquietudes que evolucionan a “pre-ocupaciones”
de las que –como la palabra lo sugiere- habría que ocuparse alguna vez.
Cuando uno nota que por los caminos conocidos ya no puede explicar la complejidad que
adquirió una materia, estas preocupaciones se transforman finalmente en “malestar”: uno ya no
se siente cómodo con las explicaciones que tiene a la mano y es allí donde aparece la necesidad
de buscar un nuevo modelo de mirar lo que se estudia, de manera tal que la nueva complejidad
pueda – sino resolverse – comprenderse mejor.
Inmediatamente de puesta en marcha, esta necesidad de buscar un nuevo marco de comprensión
se ve seducida por el canto fatal de las Sirenas: la presión de tener que – para ser válida- erguirse
como una mirada totalizadora; una que clarifique de un chispazo las zonas oscuras, que
taxonomice todo lo que encuentre a su paso y de cuenta de todas las líneas conceptuales
(distinguiendo las principales de las accesorias) y ofrezca, finalmente, principios generales – si
fuera posible de matriz matemática - aplicando los cuales los problemas de la materia en cuestión
pudieran resolverse sin más.
Conocemos lo peligroso e inútil de tan sumaria empresa; pero aún sabiendo que en ciencias
sociales toda verdad es una aproximación, la presencia de Sirenas no es excusa para no navegar.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
3.3. El Voluntariado como Campo
El estudio de la complejidad que ha venido adquiriendo el Voluntariado en los últimos años, nos
fue llevando poco a poco de la perplejidad al malestar, y nos colocó finalmente frente a la
necesidad de ensayar otro intento de explicación.
A medida que progresaba ese “otro intento”, comenzamos a observar primero y comprobar
después, que no era ya pertinente el estudio aislado de los principales aspectos del Voluntariado
y que su trama de interrelaciones nos remitía siempre a aquella misma pregunta, la que nos
mostraba un posible camino a recorrer para ver si desde allí era posible comenzar a
comprenderlo mejor: el de considerar al Voluntariado simultáneamente como un Campo de
Influencia y como un Campo Disciplinar.
Y aquí aparece como necesaria una fundamental explicación: si bien nos fuimos dando cuenta
que a la luz de este nuevo enfoque del Campo las relaciones conceptuales entre los principales
elementos del Voluntariado se iban disponiendo de una manera más racional, satisfactoria y
explicativa que antes, en todo momento supimos que esto no se debía a un ordenamiento
“natural” que nos preexistiera de forma independiente sino a una construcción intencional;
construcción que a cada momento edificábamos con cada interpretación y reforzábamos con
cada decisión.
Vale decir: en ningún momento “descubrimos” un ordenamiento que estuviera allí, como
algo natural, oculto y químicamente puro, sino que fuimos construyendo -en una tarea de
comprobación, pero también de elaboración obviamente subjetiva – una forma de mirar al
Voluntariado que ideológicamente nos convenciera; un espacio en el que habitáramos a
gusto.
A dicho espacio lo hemos dotado de una estructura y una dinámica propias, conceptos que
al intersecarse mutuamente definen la fisonomía de ese campo en particular.
Pero antes de pasar al desarrollo y explicación de esta tesis, se hace necesario definir
someramente el concepto de Campo.
3.3.1. Concepto de Campo
En nuestra tesis de considerar al Voluntariado como un Campo hemos trabajado este concepto
desde una doble dimensión: Campo de Influencia y Campo Disciplinar; veamos a que nos
referimos con cada concepto.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Campo de Influencia
Intentaremos presentar el concepto de Campo de Influencia de una manera sencilla y a través de
un ejemplo.
Tomaremos como ejemplo una situación real proveniente de la Física, una ciencia que si bien a
muchos les parece complicada, nos
provee de muchas expresiones que
son familiares y
cotidianas.
Hay una expresión con la cual -más allá de sus detalles técnicos- la mayoría de las personas está
familiarizada, pues alguna vez la ha oído o pronunciado: un “Campo Magnético”.
Comencemos entonces a construir nuestro ejemplo: imagine Ud. una habitación rectangular, con
cuatro paredes y un techo.
Dos de las paredes son de un material muy fino -pongamos por caso, de papel- y las dos restantes
son muy gruesas, por ejemplo, de concreto.
Nos encontramos dentro de la habitación, y tenemos en nuestras manos un aro del tamaño de una
pelota de fútbol, hecho con un alambre de cobre.
Hacemos girar en el aire el aro de cobre, con un movimiento giratorio, como si nuestro brazo
fuera el aspa de un molino.
Este giro no produce más que una suave brisa y algún leve sonido.
Supongamos que ahora – sin que nosotros lo sepamos- se rodea la habitación con un imán
gigante y poderoso: inmediatamente, dentro de la misma se establece un Campo Magnético.
Un Campo Magnético es invisible, no huele, no tiene temperatura ni color. Pareciera que no
estuviera allí, “que no existiera” a menos que veamos su efecto sobre algo.
Y sucede que si un aro de cobre gira en una habitación en la cual existe un campo magnético, el
aro genera electricidad.
¿No lo sabía? Pues es así; es un hecho real de la física.
¿Por qué sucede esto?
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Aunque no lo veamos, el campo actúa, influye, “se mete” con el aro de cobre y produce ese
efecto sobre él.
Por lo tanto no da lo mismo que el Campo Magnético esté o no esté, la diferencia es notoria, y
de ella se desprenden resultados asombrosos.
Tan asombrosos como que la electricidad que utilizamos en nuestras ciudades y casas, aún la
que proviene de complicadas usinas hidroeléctricas o atómicas, se produce gracias a ese
fenómeno.
El campo – además- está circunscripto territorialmente; tiene límites, dentro de los cuales existe
(en nuestro ejemplo, la habitación), y fuera de los cuales ya no; y más: aún dentro de la
habitación, cerca de unos límites el campo será más intenso (cerca de las finas paredes de papel)
y en el límite opuesto (cerca de las paredes gruesas de concreto) será más débil, debido a la
oposición que cada pared le ofrece.
Si en vez de un aro, en la habitación pusiéramos una brújula, la aguja ya no indicará el norte sino
que por culpa del campo magnético se vería alterada.
La brújula entonces ya no nos servirá para guiarnos – y valga la metáfora- no porque esté mal
construida o se haya roto, sino porque está influenciada externamente de manera determinante.
Para resumir, y refiriéndonos ya a nuestro tema: Proponemos mirar al Voluntariado como un
Campo de Influencia, que se despliega dentro de un espacio (ya veremos cuales son sus
límites) de manera tal que todo concepto o aspecto particular del mismo ya no podrá
abordarse de un modo parcial, sino que estará atravesado por la permanente influencia del
Campo, que actuará interrelacionándolo con muchos otros conceptos, incluso con aquellos
que “a simple vista” no parecieran intervenir.
Campo Disciplinar
Para iniciar este discurso sobre el campo Disciplinar, se hace necesario definir al conocimiento.
La “gnoseología” - del griego gnosis, ‘conocimiento’, y logos, ‘teoría’, rama de la filosofía que
tiene como pretensión analizar la naturaleza, posibilidad y límites del conocimiento - designa, en
primer lugar, el análisis de las disciplinas científicas (Geometría, Termodinámica...) y, por
analogía de atribución, al análisis de cualquier otro tipo de disciplina; porque, aunque no todas
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
ellas sean científicas, en el sentido de las ciencias positivas, su organización para la enseñanza
les obliga a adoptar una estructura similar a las de aquellas que, en la tradición aristotélica de los
Segundos Analíticos, se denominan «ciencias».
La definición del conocimiento, del conocer, ha ocupado la mente de hombres eminentes, de
pensadores lucidos, de teóricos y científicos excepcionales. La tarea ha sido ardua y no ha sido
posible un consenso respecto al mismo. Con los fines de aclarar el término, al cual nos referimos,
tomaremos prestado de la Gnoseología, algunas ideas: Conocer es aprehender teóricamente los
objetos, sus modos y sus relaciones. El conocimiento no es otra cosa que el producto o resultado
de la actividad de conocer. Todo conocimiento implica por lo tanto una relación y dos
elementos: el sujeto que aprehende y el objeto que es aprehendido.
Sobre la naturaleza de esta relación sujeto - objeto se han presentado desde los tiempos de
Aristóteles y Platón diferentes concepciones, que se han derivado, aunque con amplias y diversas
modificaciones, de estos filósofos griegos. Estas concepciones o tendencias pueden agruparse en
dos corrientes básicas: Idealistas y Realistas. Los idealistas plantean que el objeto es solo
conocido a través de la sensación y la percepción, solo existe en la medida que es percibido
(Berkeley). Descartes llega mas allá al afirmar que el pensamiento es la única base de
certidumbre de su existencia personal: "pienso, luego existo". Los Realistas plantean que el
objeto es lo que es y el sujeto tiene que aprehenderlo. El objeto se mantiene siempre inalterable.
Para Gilson, la mayor diferencia entre el Idealismo y el Realismo consiste en que el primero
piensa y el segundo conoce. Para el realista pensar es solamente ordenar conocimientos o
reflexionar sobre su contenido, nunca pretenderá hacer del pensamiento el punto de partida. El
idealista va del pensamiento al objeto, no puede saber si aquello de que parte corresponde o no al
objeto.
Durante siglos se ha discutido sobre el origen del conocimiento, sobre la posibilidad de conocer,
sobre la relación sujeto - objeto, y se llego a pensar, con el dominio del empirismo, que la
realidad y los objetos o fenómenos que la componen eran susceptibles de ser aprehendidos.
Estas ideas que impregnaron a toda la sociedad y particularmente a las ciencias de la naturaleza,
vive su momento de gloria durante el siglo XIX y principios del siglo XX.
Todavía hoy quedan vestigios de esa concepción que asegura que el sujeto puede conocer al
objeto, que podemos inferir leyes generales o al menos parciales de los fenómenos de la
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
naturaleza. La fortaleza de esta creencia reside en el éxito que la aplicación del empirismo y del
método inductivo, significó en la conquista de la naturaleza, empleo la palabra conquista, ex
profeso, porque como lo señala Alan Watts: El hombre occidental siempre se ha sentido ajeno a
la naturaleza, fuera de ella. Nunca se ha considerado integrado. Por lo tanto, su objetivo ha sido
siempre conocerla para vencerla, comprenderla para dominarla y como el éxito genera fe, la
creencia de que la ciencia era infalible y que el conocimiento de todo cuanto nos rodea era
posible, se convirtió en una paradoja difícil de romper.
Durante siglo y medio viajamos en un barco construido con tal abundancia de hierro, que la
aguja del compás apuntaba solo a la masa férrea del propio buque y no al norte. Con un barco
semejante no hay modo de poner la proa a ninguna meta. Navega en círculo entregado a vientos
y corrientes. Este símil expresado por Heinsenberg, señala claramente la situación de la ciencia
en el pasado reciente.
Distinguimos, por tanto, el término Gnoseología del término Epistemología, reservando este
último para todo cuanto tiene que ver con el análisis del conocimiento (por ejemplo, en el sentido
de la Epistemología genética de Piaget), esté o no organizado en la forma de una “disciplina”.
Una disciplina consiste gnoseológicamente, cualquiera que sea su materia, en un conjunto de
instituciones técnicas, o sociales, tales como libros, cátedras, departamentos, congresos,
comunidades gremiales de especialistas, con sus tradiciones correspondientes, etcétera. Y esto,
tanto si se trata de una disciplina como de otra.
Los análisis que Kuhn hizo célebres en torno a los paradigmas y a las comunidades científicas
han de considerarse referidos también a las disciplinas en general, sean o no científicas. (1)
Por lo tanto, si bien es necesario dejar en claro que el Voluntariado no es una ciencia, si es
posible pensarlo y estructurarlo como un Campo Disciplinario.
Finalmente, para completar los requisitos de un Campo, éste debe contar con algunos atributos
fundamentales, entre los cuales destacamos:
1.- Una problemática en particular, con límites que la determinen y eviten que se lo confunda
con otros campos
2.- Un idioma común que permita una lectura descriptiva de sus elementos y procesos
constitutivos.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
3.- Un sistema de información y medición verificable y comparable.
4.- La posibilidad de formular y derivar principios generales que expliquen sus relaciones y
funcionamiento.
5.- La posibilidad de ser problematizado.
Creemos que el Voluntariado cumple simultáneamente con todos ellos.
3.3.2. Estructura del Voluntariado como Campo: El Diamante Articulador y las
Dimensiones Fundamentales
Presentaremos entonces a continuación nuestra tesis del Voluntariado como Campo
deteniéndonos en su Estructura y en su Dinámica.
Para comenzar, les proponemos observar el Gráfico N° 3.
VER GRÁFICO N°3 - (Este y todos los demás gráficos, al final del libro)
El Voluntariado como Campo se encuentra limitado por cuatro puntos cardinales, cuatro
vértices que al unirlos dibujan una figura romboidal a la que hemos llamado Diamante
Articulador.
Alrededor de estos vértices se conforman polos de atracción de diferentes temáticas.
Sin orden jerárquico sino sólo organizativo, a esos vértices los presentaremos de la siguiente
manera:
Vértice 1. El Voluntariado como Objeto de Estudio.
Vértice 2. El Voluntario como Sujeto.
Vértice 3. Las Instituciones con Voluntarios.
Vértice 4. El Voluntariado en Relación Social.
Los conceptos que nombran a estos Vértices constituyen lo que hemos denominado, las Cuatro
Dimensiones Fundamentales del Voluntariado como Campo Disciplinar.
Alrededor de cada Vértice se van nucleando, por afinidad temática, distintos aspectos
conceptuales del Voluntariado a los que llamaremos Elementos Constitutivos, y que irán
conformando esas Dimensiones Fundamentales, tal como los ladrillos conforman una
construcción.
Ya tenemos combinadas, entonces, las dos acepciones de Campo planteadas en nuestra
propuesta: El Diamante es el territorio donde el Voluntariado como Campo ejerce su
Influencia; y sus vértices son las dimensiones fundamentales de su naturaleza de Campo
Disciplinar.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El presente libro es -en definitiva- un abordaje a algunos de esos elementos constitutivos de
las cuatro dimensiones fundamentales las que, como podemos observar en el índice mismo,
constituyen los vértices donde se agrupan sus capítulos.
3.3.3. Dinámica del Voluntariado como Campo: el Diamante en movimiento.
Aún acordando con la figura del Diamante como la disposición estructural más pertinente a una
idea del Voluntariado como Campo,
si nos quedáramos sólo en la estructura, estaríamos
presentando una mirada apenas geográfica, o a lo sumo una taxonomía más, miradas que
sabemos que por ser estáticas son siempre parciales e incompletas.
La propuesta de considerar al Voluntariado como Campo pretende ser algo más útil que una
taxonomía, y es en la Dinámica donde intenta afirmarse para serlo.
Volvamos al Diamante, pero ahora en la versión de la Figura N° 4
VER GRAFICO N°4 - (Este y todos los demás gráficos, al final del libro)
Además de los caminos conectores perimetrales – que conforman los límites del Diamante - los
Vértices se unen internamente de a pares, a través de líneas relacionales que hemos llamado Ejes
Dinámicos.
Siempre sobre la Figura N° 4, vemos entonces que por los Vértices 1 y 4 pasa el Eje Dinámico
del Voluntariado; y entre los Vértices 2 y 3 se extiende el Eje Dinámico del Voluntario.
Cada uno de ellos gira alrededor de un concepto organizador: el Eje del Voluntariado gira
alrededor del Concepto de Complejidad; el Eje del Voluntario lo hace alrededor del Concepto
de Itinerario.
La Dinámica del Campo del Voluntariado se completa imaginando cada uno de los vértices
del diamante no ya como corral que mantiene encerrados en su territorio singular a un
puñado de Elementos Constitutivos, sino como una puerta de entrada de esos Elementos al
Diamante.
Los Elementos Constitutivos “van entrando” al Diamante por su respectivo vértice (y no por
otro) pero una vez dentro la influencia del Campo hace que cualquier tema que se pretenda
abordar dentro del mismo estará necesariamente afectado por los conceptos de todas las otras
Dimensiones.
Para esclarecer todavía más esto, le proponemos un ejercicio: ¿Tiene Ud. ganas de imaginar?
Abra nuevamente este libro en la página donde está el Gráfico N°4.
Con una mano deberá sostener el libro. (¿Vio lector, ese irrefrenable impulso a cerrarse que
tienen los libros que uno deja abiertos “boca arriba”?)
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Con la otra mano, imagine que sostiene una bolsita de té, tomada por el extremo de su hilo.
A continuación imagine que, en vez de la preciada infusión, la bolsita contiene un Elemento
Constitutivo “cualquiera” del mundo del Voluntariado.
Tomemos – por ejemplo- un tema puntual y clásico, como puede ser el del “Reconocimiento” a
un voluntario. Tiene Ud. en su mano una “Bolsita de Reconocimiento”
Aunque el Reconocimiento parezca un aspecto predominantemente del territorio de la “Gestión”
–y por lo tanto geográficamente entrará al Diamante por el Vértice 3- adoptar la visión del
Voluntariado como Campo de Influencia, equivale a sumergir “la bolsita de té del
“Reconocimiento” dentro del Diamante, y ver como – al moverla de vértice en vértice- esta
es influida simultáneamente por:
1)
Los avances que respecto del estudio del tema “Reconocimiento” se hayan realizado en
relación con el Voluntariado (Vértice 1);
2)
La concepción antropológica, psicológica y social que se haya construido del
“reconocimiento” como concepto, y por la manera en que esto repercute en la estructura
personal de un voluntario (Vértice 2);
3)
La forma en que la Institución valore y gestione dicho tema (Vértice 3), y
4)
La visión social que se tenga del Voluntariado y del concepto de su “reconocimiento” en
tal momento histórico y tal lugar geográfico y cultural.
Es decir: al sumergir “Reconocimiento” dentro del Campo, las cuatro Dimensiones
Fundamentales del Voluntariado expresadas en el Diamante sumadas a los dos Ejes
Dinámicos, intervendrán de manera interrelacionada haciendo de éste y todo otro aspecto
parcial del Voluntariado un elemento permeable a la influencia del Campo todo.
¿Qué le pareció nuestra propuesta?
Esperamos que le haya resultado interesante y sobre todo útil para aplicar una nueva mirada a
lo que usted ya realiza como investigador, dirigente o voluntario.
Para finalizar, le diremos que a lo largo de todo el libro, volveremos una y otra vez a esta visión
del Voluntariado como Campo, y tal vez allí se vayan esclareciendo otros detalles que por ahora
parezcan todavía oscuros.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Kuhn, Thomas. (1962): La estructura de las revoluciones científicas, ed. FCE, México.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 4:
UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DEL VOLUNTARIADO,
DESDE LA MIRADA DE SUS PARADIGMAS.
Existen por lo menos dos maneras de contar la historia del Voluntariado.
Una se refiere a aquella historia nominal que hurga en los orígenes del Voluntariado en la
Argentina y Latinoamérica, pivoteando en
nombres y
fechas y poniendo la lupa en la
conformación y la actuación de las primeras instituciones de bien público, desde las cuales esta
práctica se iba a desarrollar.
La otra -cuyo conocimiento resulta también esencial- es una historia sin nombres ni fechas.
Es la de las ideas subyacentes; de los paradigmas conceptuales sobre los cuales el Voluntariado
fue levantando sus torres.
Esas ideas rectoras – que pujan detrás de los hechos concretos que a primera vista siempre
han constituido la sustancia del Voluntariado – fueron y son su verdadera esencia.
La primera es una historia que se remonta a los orígenes de los tiempos precolombinos, en los
cuales las culturas de los pueblos originarios de América planteaban y ejercitaban iniciativas
comunitarias basadas en la solidaridad, que aún hoy, quinientos años después, nos cuesta imitar tanto en sentido como en eficacia – en esta “occidentalidad civilizada”.
Afortunadamente, aquellas iniciativas ancestrales se continúan hoy en prácticas que las
comunidades indígenas y campesinas de toda la región conservan y defienden.
Así, palabras que la América indígena pronunciaba antes que la conquistaran como: minga,
mingaco, ayllus, etcétera, siguen siendo hoy factor de supervivencia, pero también de
maravillosa resistencia cultural.
Llegados ya a los tiempos coloniales, esta búsqueda de los orígenes del Voluntariado se funde
con la historia de las instituciones públicas y privadas (especialmente ligadas a la corona y a la
iglesia) del mismo modo que el azúcar se disuelve en agua.
Vale decir: la historia nominal del Voluntariado es la de las instituciones en las que éste se
ejercía, teniendo siempre en cuenta algo muy
autodenominación como
importante: que la denominación y
“Voluntariado” todavía no existía en ese momento y llegó más
tardíamente; ya intentaremos aproximar cuándo.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Esa historia, rica en nombres, acontecimientos y fechas, se vio sumida en los vaivenes de la
organización política, institucional y social
de la región
atravesando – con no pocos
sobresaltos- las diferentes épocas hasta nuestra contemporaneidad.
Ella resulta de conocimiento imprescindible si deseamos entender esta realidad del Voluntariado
del nuevo milenio en nuestra región, pero puesto que diversas publicaciones la han tratado con
abordajes de calidad, no vamos a extendernos en este análisis. Vamos, si, a recomendar
bibliografía respecto de ella. (1)
Lejos de ser inamovible, la historia de los paradigmas del Voluntariado fue de lo más
dinámica, reflejando juicios y prejuicios de cada época, y constituyendo la identidad del
Voluntariado de hoy.
Veamos un breve y seguramente incompleto repaso de esas fuerzas conceptuales que lo fueron
modelando.
El Voluntariado nació en la Argentina – y esto es bueno reconocerlo y aceptarlo – como una
manifestación del más puro asistencialismo material y cultural, donde aquellas personas que
podían – es decir que tenían buena posición, educación, solvencia económica, tiempo libre y
sobre todo muy buen corazón- se ocupaban de dar algo a aquellos que nada tenían, todo lo
necesitaban, poco sabían.
El Voluntario era fácilmente diferenciable del beneficiario; una brecha – a veces muy grande- se
encargaba de mantener las posiciones en su lugar.
Era un Voluntariado “de arriba hacia abajo”, donde la reciprocidad no era moneda corriente,
excepto como manifestación de gratitud.
Este se ligaba, además, a una idea “moralizadora” de la pobreza y la marginalidad: “cuando los
pobres se eduquen; cuando estos desvíos se corrijan, entonces recién la sociedad será
igualitaria”.
Si tuviéramos la posibilidad de ver un cuadro –pintado por algún hipotético pintor de la época –
en el que se reflejara un acto de Voluntariado, podríamos distinguir al Voluntario del
beneficiario, pues inmediatamente notaríamos la diferencia de posición social, de vestido y
fundamentalmente de actitud.
La mirada de ese beneficiario sería profunda y lastimera, y la actitud de aquel Voluntario, de
condescendencia y compasión.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
(No me diga- lector – que usted también encontró un parecido entre aquella hipotética pintura
colonial, y las escenas de algunas campañas o colectas solidarias que aparecen en la televisión
de hoy…)
Este paradigma marcó nuestro Voluntariado durante muchísimo tiempo y como sucede con las
corrientes fuertes – que
retroceden pero difícilmente desaparecen - sobrevive y convive hoy
con nosotros, aunque en retirada.
Junto con esta idea, hubo otra que la acompañó desde un ángulo diferente pero del todo crucial,
ya que constituyó un pilar en la identidad del Voluntariado. Esa idea decía: el Voluntario debe
darlo todo; sin recibir nada a cambio.
La ligazón entre práctica del Voluntariado y moral religiosa impregnó a éste de las lógicas
sacrificiales características de la religión judeo-cristiana.
Al trasvolarse al campo del Voluntariado, en algunos casos el sentido original y trascendente del
sacrificio se sobredimensionó erróneamente, llegándose a plantear que el “verdadero”
Voluntariado era sólo aquel que se basara en la sentencia “hay que dar hasta que duela”.
Este pensamiento de “dar sin recibir” posicionó rápidamente al Voluntariado como algo
necesariamente puro, como la práctica de un sacerdocio, en el cual resulta ya entonces
impensable imaginar una retribución económica, y menos aún que el Voluntario “confiese” que
podía disfrutar del Voluntariado como de cualquier otra práctica placentera, recibiendo a cambio
satisfacciones tan grandes como las que daba.
Esta combinación de dos paradigmas tan fuertes, constituyó durante años la configuración del
cómo cotidiano del Voluntariado: apolítico, “puro”, con notable diferenciación entre
Voluntario y Beneficiario y necesariamente silencioso.
Esta visión purista de un Voluntariado limpio, que no se entiende sino como "ejemplo",
"servicio" o "sacerdocio", y que planteó un total desapego por la política y pretendió conservar
la identidad por el camino de la asepsia (“nunca me contaminaré, porque nunca saldré de mi
cáscara”) sigue hoy todavía vigente, aunque en retroceso.
El silencio fue un elemento determinante de esta idea de Voluntariado, y marcó buena parte de
su historia en la Argentina: había que dar, había que hacer, había que servir... mas no había que
contarlo.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Pero lo inexorable del tiempo y lo político de las relaciones humanas, dinamizaron estos
paradigmas con el combustible del debate y el motor de la contradicción; y así en esta última
mitad del siglo pasado (el XX), varios fueron los cambios.
En principio, el Voluntario comenzó a recuperar su derecho a recibir.
Esta
ganancia, esta aceptación del placer blanqueó de alguna manera el disfrute de ser
Voluntario y colocó esta actividad en el listado de lo que puede hacerse no sólo por sacerdocio;
si no también... por placer.
Se puede hablar entonces de una alegría de ser Voluntario, de una regla que dice que lo
único que un Voluntario no puede recibir a cambio es dinero, pero todo lo demás está
permitido.
Esto, compatibilizado con la responsabilidad de ser un buen voluntario, le cambió
virtualmente el rostro al Voluntariado.
Pero lo más importante estaba aún por venir: hace relativamente poco tiempo, el Voluntariado
fue redescubierto en la – tal vez – principal de sus ideas fuerza: si antes se valoraba al
Voluntariado por el bien que éste le hacía a la sociedad; ahora se descubrió que también es
valioso el Voluntariado por el bien que éste les hace... ¡a los propios Voluntarios!
Este salto cualitativo lejos de un juego con palabras resume toda una nueva visión del para qué
del Voluntariado en la sociedad actual: no sólo ya para hacer cosas concretas, para actuar y
generar hechos (la escuela pintada, la plaza recuperada, el plato de comida servido, etc.); si no
que lo constituye en una herramienta más – tal vez no la más importante; tal vez no la mejor,
pero herramienta al fin – para trabajar sobre personas que ya han quedado fuera de buena
parte de los circuitos de la sociedad (los circuitos económicos, culturales, de consumo,
ciudadanos, etc.) y en los que la práctica del Voluntariado social puede operar de puente,
favoreciendo la reinserción social.
A estas personas cuya gran mayoría son jóvenes y jóvenes pobres a las que la sociedad ya les
ha dicho NO de muchas maneras, el Voluntariado puede decirles SÍ.
SÍ; háganse Voluntarios, que eso no sólo significa “hacer cosas”, sino que puede ser una
importante escuela de ciudadanía.
En el camino de su evolución, el Voluntariado se encontró con la agitación intelectual y la
utopía revolucionaria de las décadas del ´60 y ´70, especialmente con la manifestación individual
y grupal más importante de este período: el auge de la militancia.
60
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Pero: ¿será correcto incorporar la militancia como un elemento influyente en la conformación de
la identidad histórica del Voluntariado?
Veamos que opinan Thompson y Toro al respecto: “Tal vez parezca forzada esta inclusión de la
militancia política revolucionaria de los 60 y 70 en un análisis del desarrollo del Voluntariado
en la región. Desde nuestra perspectiva, de ninguna manera lo es. Si de lo que se trata es de
identificar las tendencias y motivos que influyen en las personas para el desarrollo de acciones
privadas a favor del bien público, bien cabe incluir estas prácticas dentro de esa mirada. De
igual manera como se analiza la motivación religiosa como uno de los impulsos más fuertes
para ejercer la acción voluntaria, entendemos que las motivaciones políticas (...) deben tener
por lo menos el mismo status que la religión. (2)
Y agregan a la mirada histórica, una contextualización regional:
“La acción política y la religiosa son hoy quizás los motores más importantes para el desarrollo
del Voluntariado social en América Latina y esa es tal vez una diferencia importante con otras
regiones. No en vano, los perfiles que adopta el Voluntariado están claramente asociados a los
ciclos políticos predominantes entre dictaduras y democracias.” (3)
Con ésta influencia, el Voluntariado moderno se encontró frente a una paradoja: para poder
avanzar debía dejar atrás una certeza y aceptar convivir con una contradicción.
En efecto, en el Voluntariado antiguo había una certeza: para ser Voluntario había que
estar preparado; no cualquiera podía serlo ya que era necesario – como se dijo- posición,
cultura, algo de status y sobre todo estar en situación de “disponibilidad” y no de
“necesidad”.
Hoy en día, el Voluntariado moderno convive con ésta, su contradicción inherente; en un
extremo, para ser Voluntario sólo hacen falta dos cosas: tiempo y ganas.
Con ellas, cualquiera puede ser Voluntario; sea rico, pobre, analfabeto, marginal o
universitario.
Este mensaje es ideológicamente muy fuerte, porque coloca las condiciones para ser
Voluntario al alcance de todos y elimina para siempre al “Voluntario Modelo”, diluyéndolo
61
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
en la más absoluta diversidad de rostros, habilidades, procedencias y saberes, sólo ligado a
estos dos factores unificadores: tiempo y ganas.
No importa cuánto tiempo, mucho o poco; no importan cuántas ganas, muchas o pocas: el
Voluntariado es para todos, no sólo para algunos.
En el otro extremo, esta contradicción se manifiesta también plena: cualquiera puede ser
Voluntario, pero no cualquiera es de por sí un buen Voluntario.
Y es que habida cuenta de la complejidad de los procesos sociales de estos tiempos, ser un buen
Voluntario es cada vez más difícil ya que el Voluntario está cada vez más exigido, cada vez más
urgido por respuestas precisas y seguras; cada vez más necesitado de una permanente
capacitación, cada vez mas actualizado, cada vez más comprometido.
Pero lo importante es que esta contradicción inherente con la que el Voluntariado carga a
cuestas, es su propia fuerza dinamizadora, que amplía la base a un máximo (todos pueden ser
Voluntarios) y perfecciona cada vez más la cima de su pirámide (para ser buen Voluntario hay
que capacitarse cada vez más); y no al revés.
Curiosamente es en la etapa de la irrupción de la militancia, en la que el Voluntariado comienza
a ser denominado y autodenominarse con tal nombre.
Hasta donde sabemos, en la Argentina las primeras menciones de estas actividades como “de
Voluntariado”, no son anteriores a esta época.
Avanzando un poco más en el tiempo, y ya muy cercanos a nuestra contemporaneidad, aparece
el Voluntariado realizando una tarea histórica fundamental: cuestionándose a sí mismo su
funcionalidad.
Esto se da por varias razones, pero especialmente por los tremendos cambios sociales, políticos y
culturales que trajo aparejado el fin de siglo (o fin de época, para decirlo más correctamente) y
produce un salto o cambio de etapa en el ciclo “pregunta –respuesta – pregunta” que caracteriza
al Voluntariado.
62
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Este ciclo se explica de la manera siguiente: partimos enunciando el interrogante: ¿frente a la
sociedad, el Voluntariado es pregunta o respuesta?; y según lo que se responda, es la
funcionalidad que corresponde al mismo en cada época.
Iniciado el ciclo, en su primera etapa el Voluntariado es originariamente pregunta: frente a una
sociedad colonial jerárquica, rígida y moralizadora, el Voluntariado preguntaba por quienes
caían excepcionalmente fuera de los límites de esa sociedad: los marginales (“desgraciados”), los
indígenas, los “niños expósitos”, los pobres, los enfermos, las víctimas de las pestes, los
indigentes.
El Voluntariado se preguntaba cómo identificar a esos invisibles, para ver qué hacer luego con
ellos.
Tiempo después, frente a la consolidación de la pobreza como componente estructural de la
sociedad, el retiro del Estado y la irrupción del modelo neoliberal como árbitro de lo social, el
Voluntariado pasó a una nueva etapa dentro de este ciclo, convirtiéndose en respuesta: sobre él
ahora recaen buena parte de la prestación de los servicios sociales y la atención a los nuevos
marginalizados, los mal llamados “excluidos”.
Es el “Voluntariado como salvavidas” de una porción de la sociedad “que no califica” en la
dinámica de una sociedad tecnológica y de mercado.
Es un Voluntariado respuesta que se especializó en hacer y en gestionar, que recogió del suelo
el guante de la asistencia, cedido sin mayor resistencia por el Estado y deslizado al piso por el
Mercado, y que de alguna manera se volvió funcional a los dos, pues con “tanto para hacer en lo
coyuntural” muchas veces olvidó su rol de cuestionador de lo estructural.
Pero quienes a su vez cuestionan duramente a este Voluntariado respuesta deben aceptar que
precisamente por su acción decidida a favor de lo urgente y necesario, y no quedarse en el
regodeo o la duda intelectual, muchas personas y familias han podido -literalmente -sobrevivir.
Hoy nos encontramos frente a un nuevo salto en este ciclo, y es precisamente que por haberse
cuestionado su propia funcionalidad, el Voluntariado está
comenzando a despegarse muy
lentamente de su rol de mero ejecutor y buscando ser nuevamente pregunta.
No la misma que en la primera etapa del ciclo sino otra; hoy el Voluntariado se pregunta cómo
hacer las cosas de otra manera: cómo construir alternativas al pensamiento único; cómo
63
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
compatibilizar globalización y diversidad, cómo generar cambios estructurales sobre la base de
una convivencia inclusiva, que haga de éste un mundo habitable para todos, sin la vergüenza de
la pobreza.
Un mundo en el que - aún imaginándolo como el mejor de los lugares posibles, un soñado
planeta sin guerras, sin hambre, sin enfermos, sin odios- el Voluntariado seguiría existiendo,
porque su existencia no está ligada a la resolución de los males sociales, sino a esa
irrefrenable necesidad que tenemos los que nos llamamos humanos de comunicarnos, de
compartir, de ayudar, de tocar, de hacer... en fin, de Ser con el Otro, que –sin dudas – es mi
otro yo.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) En la Bibliografía Citada y de Referencia, véase especialmente: i) Thompson, A.:
“Beneficencia, Filantropía y Justicia Social. El “tercer sector” en la historia argentina.”, en
Thompson (Comp.): Público y Privado. Las Organizaciones sin fines de lucro en la Argentina.,
ed. UNICEF Losada, Buenos Aires; ii) el artículo de Campetella, Andrea y González Bombal,
Inés: “Historia del Sector sin Fines de Lucro en Argentina”, en Roitter, Mario y González
Bombal, Inés (comps.) (2000): Estudios sobre el Sector Sin Fines de Lucro en Argentina,
CEDES, Buenos Aires, Cap. 2, pp. 31 a 52-; iii) Voluntariados en Chile: Lo plural y lo diverso.
(2002), Programa de Fomento al Voluntariado, División de Organizaciones Sociales, Ministerio
Secretaría general de Gobierno, Santiago de Chile, Cap. II, pp. 53 a 77(2) Thompson, Andrés y Toro, Olga Lucía (2000): El Voluntariado Social en América Latina.
Tendencias, influencias, espacios y lecciones aprendidas. El artículo es un resultado preliminar,
no sistemático, de un extenso diálogo establecido entre los autores como parte de un trabajo de
evaluación sobre la programación en él área de Filantropía y Voluntariado de la Fundación
Kellogg en América Latina y el Caribe. En el desarrollo del mismo, los autores han contado
también con la colaboración de Elena Vila Moret, así como de todos los miembros de las
organizaciones que han sido entrevistadas. pp. 3 y 4.
64
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 5:
TIPOS DE VOLUNTARIADO
“No hay un “Voluntariado” ideal con características comunes, sino diversas “situaciones” de
Voluntariado, cada una de ellas relacionada con el contexto en que se desenvuelve, los
propósitos y enfoques de su acción”. (1)
Con estos conceptos de Thompson y Toro queremos comenzar este apartado acerca de los tipos
de Voluntariado.
Decíamos hacia el final del Capítulo 2, que “son siempre las adjetivaciones las que actúan
como andamios ideológicos desde los cuales construimos el Voluntariado “que queremos”,
ya que no existe uno “natural y único.”
Cuando comenzamos a pensar acerca de escribir sobre los tipos de Voluntariado, nos
encontramos con dos caminos posibles.
Uno – el más seguro- nos invitaba al ejercicio descriptivo de listar una serie de variaciones,
definiendo algunas de sus características distintivas.
Así, la serie con pretensión de diccionario podría comenzar con “Voluntariado Comprometido”,
“Voluntariado
Emergente”,
“Voluntariado
Hospitalario”,
“Voluntariado
Juvenil”,
“Voluntariado Light”, “Voluntariado Militante”, “Voluntariado Paternalista”, “Voluntariado
Religioso”, “Voluntariado Transformador”, “Voluntariado Social”, etcétera, y continuar
intercalando en orden alfabético otros cada vez más sutiles y específicos, hasta completar el
abecedario.
No deja de ser un planteo interesante, y de hecho muchos excelentes autores lo han desarrollado;
pero preferimos dejarlo de lado.
El otro camino apareció de la mano de la siempre incómoda necesidad de dar alguna respuesta
que nos permita entender “el porqué” de algunas realidades (y limitaciones) del Voluntariado
Latinoamericano.
Y es en este sentido que presentaremos a continuación apenas un acercamiento, que- en el marco
de las realidades Europea y Latinoamericana del Voluntariado, focaliza en España y Argentinay pretende ser un ensayo comparativo, que incluye la descripción de tres Tipos de
Voluntariado, pero va más allá al intentar explicar cómo opera cada uno de ellos en estas dos
realidades tan diferentes.
65
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
5.1. DOS TIPOS DE VOLUNTARIADO EUROPEO:
En el abordaje europeo actual de los motivos sociales o contextuales por los cuales las personas
deciden hacerse Voluntarias, encontramos varios autores que confluyen en el siguiente
pensamiento: existen dos tipos o formas “polares” de Voluntariado, que provienen de sendas
visiones divergentes del concepto más amplio de Solidaridad.
Estas posturas polares acerca de la Solidaridad sustentan lo que algunos autores denominan
distintos “talantes” del Voluntariado, y las hemos referido en el Capítulo 1, no sólo por su valor
intrínseco sino también justamente por esto último.
A ellas – querido lector- le sugerimos retornar en este momento, para tenerlas bien presentes y
seguir entonces avanzando; que como bien decía el genial Jorge Luis Borges, “releer...es la
mejor manera de leer.”
En la matriz de estas dos concepciones de solidaridad; una más Posmoderna y otra más
Transformadora, invitaremos a dos de los muchos destacados autores europeos- Imanol Zubero
y Luis Aranguren – para que sean anfitriones de una explicación de los
dos talantes
fundamentales del Voluntariado, que de ellas se derivan.
I.- EL VOLUNTARIADO POSMODERNO
El Voluntariado Posmoderno es producto “eficiente y racional” de una concepción posmoderna
de la solidaridad: “Las nuevas condiciones culturales en las que habitamos y que van desde el
cambio epocal hasta la instalación en la sociedad de riesgos, pasando por el desenclave vital de
muchas personas, afectan sin duda a las disposiciones, actitudes y motivaciones de las personas
voluntarias. Con frecuencia hoy hablamos de un Voluntariado “light”, reflejo de la persona
“light” que protagoniza nuestra posmodernidad, y de la que todos formamos parte” nos dice
Aranguren para comenzar. (2)
Esto lo reafirma la Plataforma para la Promoción del Voluntariado de España cuando expresa
que el Voluntariado posmoderno... “Bebe de la cultura posmoderna y de la versión de la
solidaridad que ésta destila (...) situado en una perspectiva acrítica de la realidad.
En ella “Prima tener buenos sentimientos antes que realizar un buen análisis de la realidad. Es
mejor contemplar el mundo desde la ingenuidad o desde la visión mediática que proporciona la
66
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
televisión, que cuestionarse por qué suceden las cosas que suceden y plantearse cómo
erradicarlas y superarlas.”(3)
De los cuatro invariantes hay uno que es clave para distinguir un tipo de Voluntariado de otro; el
del compromiso adquirido.
En el caso de este Voluntariado posmoderno, el compromiso que se adquiere es el mínimo
indispensable, en un nivel cuya dinámica nuevamente resume muy bien
Lipovetsky: “el
compromiso en cuerpo y alma ha sido sustituido por una participación pasajera, a la carta, a la
que uno consagra el tiempo y el dinero que quiere y por el que se moviliza cuando quiere, como
quiere y conforme a sus deseos primordiales de autonomía individual” (4)
Aranguren, quien lo denomina “Voluntariado de Realización Personal” nos dice que “vemos
aparecer progresivamente un modelo de Voluntariado que corresponde a estas notas
características:
Mira hacia uno mismo como sujeto; el Voluntario se acerca desde su necesidad de conocerse,
de probarse si sirve para algo, de relacionarse y salir de su soledad.
Se mueve a partir de una ética de la responsabilidad; en la que importan las consecuencias y
ver al l corto plazo los efectos de sus acciones como Voluntario.
Necesita una toma de distancia; importa no dejarse afectar en demasía por lo que uno hace o
ve; a la acción voluntaria se camina con el freno siempre echado...
Ligado a la cotidianidad; se valora el aquí y el ahora.
Está culturalmente en alza; (...) se está buscando una nueva subjetividad, y en ella el mundo
del Voluntariado es un reflejo más.”
Según esta mirada notable de Aranguren, “se corre el peligro de construir un
individualismo cerrado y atomizado”, lo que termina de definir este “talante” posmoderno,
al que luego volveremos para contextualizarlo. (5)
II.- EL VOLUNTARIADO TRANSFORMADOR
En oposición al posmoderno, Zubero (de la mano de García Roca) nos trae este otro tipo de
Voluntariado: “Por otra parte, están quienes conciben la acción voluntaria en el marco más
amplio del compromiso transformador: desde esta perspectiva “ser voluntario es ser
responsable ante los sujetos frágiles y portador de derechos y deberes, no sólo para sí mismo,
sino para aquellos que no los tienen reconocidos; ser voluntario significa construir un mundo
67
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
habitable, no sólo para los fuertes y autónomos, sino para los más débiles e indefensos. De este
modo, la ciudadanía se plenifica en el ejercicio de la solidaridad.”(6)
A este “tipo transformador”, los distintos autores lo van nombrando de modos diferentes: la
Plataforma Para la Promoción del Voluntariado en España lo llama “Voluntariado Disidente”
(que remite a lo que previamente han nombrado como Solidaridad Disidente) y Aranguren lo
denomina “Voluntariado como compromiso social”.
Según este autor- y en comparación con las anteriores “notas características” del Voluntariado
Posmoderno- las de este modelo son:
Mira hacia lo social- político; se es voluntario desde un análisis de la realidad injusta en que
vivimos y a la que hay que dar una respuesta urgente que no admite demora.
Se mueve a partir de una ética de la convicción; priman los imperativos categóricos, (...) no
importan las consecuencias ni los costes de nuestras acciones.
Representa la vivencia de la pasión por la Causa; hay más emotividad que cabeza (...) más
romanticismo que personalización.
Está ligado a la utopía necesaria; (...) la acción se vincula con un siempre más lejos que nunca
llega y que se convierte en alimento de la propia acción.
Está culturalmente a la baja; (...) es un tipo de Voluntariado que hoy no levanta pasiones...
Nuevamente, como corolario de esta lúcida
mirada, con este tipo de Voluntariado
transformador: “se corre el peligro de la despersonalización y el elitismo, porque (...) este
modelo corre el riesgo de sentirse químicamente puro frente a otros, inicialmente menos
comprometidos.” (7)
Planteados ya estos dos tipos de Voluntariado polares, que responden a sendas concepciones –
también polares – de solidaridad, la batería de preguntas comienza a aparecer ordenadamente y
con toda su fuerza:
a) ¿Son formas irreconciliables de Voluntariado, o será posible encontrar una salida?
Si hubiera salida;
b) ¿Será tomando partido por uno de ellos, en función de sus características y su adecuación
epocal?
c) ¿O será posible buscar una síntesis superadora
que construya un nuevo “tipo” de
Voluntariado que les permita seguir cohabitando?
Y finalmente:
e) ¿Es esta dicotomía pertinente a la realidad Latinoamericana?
68
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Veamos lo que han propuesto nuestros dos autores de referencia para resolver las primeras tres
preguntas: ambos coinciden en la posibilidad de una salida y lo hacen por caminos diferentes, a
nuestro criterio ambos de manera impecable.
Aranguren realiza un enorme esfuerzo de síntesis, planteando lo que nos parece una idea
destinada a quedarse por mucho tiempo en el campo del Voluntariado; “los marcos de
comprensión” y sus “claves”: un repertorio no sólo ético-conceptual sino hasta hermenéutico
para tratar “tipos” de Voluntariado.
Zubero, acepta la opción, y la sume desde una justificación también ética, pero no sólo: le
adiciona una perspectiva de acción pre-política, que le da un vuelo especial, al plantear su listado
de “tareas” del Voluntariado.
Veamos entonces ambos planteos, no sólo para conocerlos en su riqueza, sino también para
compararlos luego con la realidad Latinoamericana, y esbozar entonces nuestro ensayo
comparativo.
Los “marcos de comprensión”, sus “claves” y la propuesta de un “radicalismo vinculante”.
Dice Aranguren: “Los dos modelos descritos se encuentran en un momento histórico concreto,
donde el declive de uno se mezcla con el ascenso del otro. Si no queremos instalarnos en la
disyuntiva de lo uno o lo otro, si queremos buscar ámbitos donde se haga viable la cohabitación
de ambas tradiciones, en el seno de las organizaciones sociovoluntarias, hemos de realizar un
esfuerzo intelectual para pensar las claves culturales de esta nuevas situación y proponer vías
de encuentro razonables y educativas.” (8)
Y avanzando en su propuesta, continúa: “Entendemos que podemos esbozar un marco de
comprensión tripartito, donde la antropología, la ética y la sociología del cambio de siglo
ofrezcan puntos de apoyo a nuestra inquietud (...) Nuestro objetivo no es sólo analizar, sino
plantear la posibilidad de un modelo de Voluntariado realmente radical, que tenga en cuenta
tanto las claves personales que ayudan a construir proyectos de vida dichosos, como las claves
de desarrollo de una sociedad éticamente justa.” (9)
Presentada la necesidad de un marco de comprensión, Aranguren plantea entonces las tres
claves que se ha de tener para que éste sea descifrado- la antropológica, la ética y la social- y
así desembocar, finalmente, en su propuesta: la del Voluntariado desde un “Radicalismo
Vinculante”.
Como introducción hacia ese radicalismo, el autor nos dice que “ni el voluntario centrado en la
realización personal ni el que se vuelca en el compromiso social logran satisfacer lo que yo
entiendo por un Voluntariado radical.” (10)
69
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y pasa a definirlo “Soñamos con un Voluntariado radical, que difícilmente se vincula en su
totalidad a cada uno de los dos modelos planteados hasta el momento; hemos de encontrar un
Voluntariado que radicalmente camine por la senda de una lógica que haga justicia a la
complejidad de lo real. La radicalidad, pues, no es amiga de la simpleza. Ella tendrá su
acomodo en la vinculación propositiva de las dos tradiciones de Voluntariado expuestas. Lo
fácil, quizá, sería movernos en la disyuntiva; o sólo el Voluntariado de realización personal, o
sólo el del compromiso social. La disyuntiva siempre corre el peligro de privilegiar una
determinada opción que, en tiempos de complejidad, puede fragilizarse en exceso y convertirse
en un elemento cultural residual. Si radicalizamos, por ejemplo, las políticas de la vida,
caeremos en el dominio de lo íntimo desde el individualismo expresivo y utilitarista que se
simboliza en el Voluntariado (...) autosatisfecho. Sin embargo, si radicalizamos en exclusiva las
políticas emancipatorias podemos caer en el olvido de la persona en función de la grandeza de
la causa y en la absolutización de un sujeto histórico homogéneo y militante (...) que en nuestros
días prácticamente ha desaparecido.” (11)
A continuación, el notable autor español pasa a definir las características principales de ese
“Radicalismo Vinculante” explicando muy bien qué es y qué no es; poniéndolo al alcance de las
“acciones concretas” a desarrollar- por ejemplo- desde una asociación que trabaje con
Voluntarios: “sería oportuno recordar la distinción que Freire establece entre el radical y el
sectario. Para el pedagogo brasileño, la persona sectaria transita por los caminos de la
apropiación de la verdad entendida como única y dogmática convirtiéndose de esa forma en un
reaccionario (sea de izquierdas o de derechas); se nutre del fanatismo y convive mejor con
emotivismo que con la razón; (...) el radical se inserta y perfora día a día la realidad para
comprenderla mejor y asegurarse de que ninguna certeza ideológica aprisiona esa realidad;
permanece abierto a otras opiniones y a otros discursos (...)” (12)
Clarificada la diferencia, Aranguren avanza en su propuesta como un todo coordinado, y nos
dice de un Voluntariado:
“Radical, porque no se conforma con lo dado, ni se desliza sobre la epidermis personal y social;
radical porque pretende modificar la realidad social desde dentro y desde abajo;
Vinculante, porque quiere trazar puentes de participación entre las dos tradiciones de
Voluntariado existentes, asumiendo lo que de ambas mejor conduce a una vida vivida con
sentido y a una sociedad justa.”(13)
Y para finalizar, introduce un nuevo concepto clave para terminar de comprender su propuesta;
el tiempo educativo: “Las fibras de este nuevo modelo, necesitan complementarse con algo que
les es común a todas las notas hasta ahora reseñadas; todas ellas necesitan dotarse de tiempo
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
educativo, un tiempo que casi no nos pertenece. Sin embargo, el tiempo educativo representa el
tránsito por enclaves de resistencia que se hallan lejos de las dinámicas instantáneas y fugaces
del actual momento cultural, (...) el tiempo educativo representa un elogio a la diferencia (...) no
anula el conflicto, que despierta capacidades que en ocasiones están aún por estrenar en la vida
cotidiana: el diálogo, el respeto al otro, el aprendizaje de la parte de verdad que habita en el
que piensa de forma diferente a la mía.” (14)
El abordaje de Zubero, creemos, no es tanto complementario de este esfuerzo de síntesis, sino
camino alternativo.
Este otro gran autor nos introduce en su planteo de manera directa: “Mi tesis fundamental es que
en la actualidad no existe posibilidad alguna de poner en marcha una práctica emancipatoria
significativa si no es sobre la base de una previa tarea de transformación cultural. Tarea de
transformación cultural que exige dos cosas: la primera, aprender a mirar de una forma nueva
la realidad social, ser capaces de analizar la realidad social con claves nuevas, diferentes a las
claves dominantes; la segunda, establecer, a partir de esas nuevas claves, un auténtico combate
cultural, una confrontación de legitimaciones.” (15)
Y continúa explicando: “La principal aportación de los movimientos sociales a la tarea de
transformación de la realidad social es fundamentalmente de índole cultural. Esta no es una
aportación que se deriva de ninguna incapacidad o limitación de tales movimientos. No se trata
de hacer de la necesidad virtud, con argumentos tales como: “ya que no podemos incidir sobre
las estructuras políticas y económicas, concentrémonos en elaborar discursos en los que
denunciemos esas estructuras.” (16)
Desde una concepción de la cultura, que dice que “crear cultura no es crear teorías, sino
construir realidades. Desarrollar visiones de la realidad no es edificar superestructuras
ideológicas, sino preparar el terreno sobre el cual, luego, unos proyectos políticos y económicos
puedan enraizar y otros, no.” (17) la participación del Voluntariado va haciéndose desde una
opción asumida de antemano entre los dos modelos, bien diferentes: “Nos encontramos así con
dos concepciones bien distintas del Voluntariado. Por una parte tenemos la que aspira a la
construcción de islas de humanidad en el seno de unas sociedades frías y agresivas. Esta es la
concepción propia de las estrategias neoconservadoras de reconstrucción de la sociedad civil.
Según estos autores, el individuo de la sociedad moderna se ve constantemente amenazado por
la anomia, produciéndose una situación de falta de hogar. Lo que importa es que los hombres y
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
mujeres aprendan a vivir en el seno de esa sociedad capitalista y salven su humanidad. Para
ellos será preciso crear “estructuras de mediación”, pequeñas organizaciones en las que sus
miembros puedan conocerse unos a otros, tomen decisiones conjuntamente y ejerzan de manera
personal una mediación mutua en la existencia de todos.
Esas estructuras de mediación podrían ser las organizaciones voluntarias. Su objetivo: “Hemos
de crear islotes de auténtica humanidad en medio de la sociedad capitalista y tecnocrática, que
nos aporta los bienes materiales pero nos lleva a la ruptura social y cultural.” (18)
Pero aparece entonces esa otra visón, la que propone un cambio: “Existe otra concepción del
Voluntariado, que promueve la creación de zonas liberadas en el seno de la sociedad actual,
según la expresión de José María Mardones. Afirma Mardones que la tarea que hoy nos desafía
es la de crear espacios verdes en los que se ponga de manifiesto la posibilidad de otro estilo de
vida; nichos ecológicos en los que pueda sembrarse y madurar una alternativa cultural y de
valores a esta sociedad del tener: “Frente al carrerismo, la competitividad, el consumo, el afán
de dinero, el exhibicionismo y la banalidad del yuppismo neoconservador, hay que presentar el
atractivo de la vida sencilla, austera, centrada en el ser uno mismo radicalmente, en el
encuentro con los otros y la solidaridad con los dolientes y menos favorecidos de nuestro
tiempo.” (19)
Quedan entonces planteados todos los elementos de su visión, y se puede presentar entonces del
núcleo de su propuesta: “La tarea fundamental de las organizaciones voluntarias es, por lo
tanto, la de dar lugar al nacimiento de nuevos marcos dominantes de protesta: un conjunto de
nuevas ideas que legitiman la protesta y llegan a ser compartidas por una variedad de
movimientos sociales.” (20)
De lo que Zubero habla es de “la ampliación del repertorio de valores a partir del cual se
construye la protesta en una sociedad. Repertorio de valores que son los que combaten la
indiferencia ante los acontecimientos, en los que se asienta la reacción indignada ante los
mismos” (21)
Y aclara: Reivindicar y extender valores no es refugiarse en el moralismo, sino crear las
condiciones de posibilidad para una nueva sociedad. Quien rehúya participar en el debate
cultural que hoy está planteándose en nuestras sociedades estará renunciando a la posibilidad
de hacer nacer una cultura alternativa de la barriga de la cultura dominante.
Y sin esa cultura alternativa, todo intento de transformación social acabará por reproducir,
tarde o temprano, la misma sociedad que se pretende superar.
72
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Se trata de reivindicar eso que Paulo Freire llama, en su Pedagogía del oprimido, el inédito
viable.
Se trata de descubrir posibilidades de transformación viables, pero cuya viabilidad no es
percibida como tal. Esto no tiene nada que ver con operaciones de ilusionismo o con miradas de
rosa hacia la realidad; la capacidad de descubrir el inédito viable de la realidad es todo lo
contrario del simple voluntarismo, por más bienintencionado que éste sea.” (22)
Planteada la tarea, no está ella exenta de riesgos: “En esa tarea de proyectar y poner en marcha
experiencias de transformación no podemos dejarnos paralizar por el miedo al fracaso.
Debemos ser capaces de hacer florecer de nuestros errores y fracasos nuevas experiencias de
transformación (…) Eso sí, nunca debemos olvidar que estamos trabajando con cosas muy
importante: con personas, con grupos, con sentimientos, con ilusiones. Esto nos debe llevara ser
muy rigurosos y rigurosas en la formulación de nuestros proyectos. La ilusión no está reñida
con el cálculo.” (23)
Pero el sustancioso aporte de este autor, no termina con esta clara opción por uno de los dos
Voluntariados; propone además una serie de “quehaceres”
a desarrollar como tareas del
Voluntariado; su enumeración incluye:
“-Decidir hacer
-Construir zonas liberadas
-imaginar futuros posibles
-Proponer utopías realizables
-Desobedecer
-Construir seguridades alternativas
-Celebrar la práctica
-Conectar para Romper
(24)
5.2. UNA PRIMERA INTERPRETACIÓN CONTEXTUALIZADA.
Vistos estos dos tipos de Voluntariado europeo, su problematización y sus posibilidades de
resolución futura encarnadas en las propuestas de dos de los principales autores, plantearemos a
continuación una interpretación contextualizada que- desde una mirada eminentemente
Latinoamericana- nos coloque de cara al análisis de si estos modelos (y su problemática) pueden
ser tomados como válidos para interpretar el Voluntariado en nuestra Región y – en caso
negativo- qué otros tipos de Voluntariado son los que los equivalen o reemplazan.
73
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Hemos preparado nuestra interpretación resumiéndola en el Gráfico N° 5. - (Este y todos los
demás gráficos, al final del libro)
A él le pedimos que se dirija, querido lector, para volver luego a esta explicada presentación:
creemos que en la actualidad, las realidades de aquellos Voluntariados encuentran una Europa
inmersa en el proceso de Globalización como actor protagonista.
Su papel, es el de un delicado equilibrio entre su aspiración hegemónica y su proceso de
integración; a cual uno garante de lo otro.
Todo esto, configura un territorio en el que la vida cotidiana se mueve en coordenadas de
abundancia, en el marco de un proyecto a largo plazo. Las seguridades, vienen “desde
adentro” configuradas por el imperativo de sumarse a ese proyecto de largo plazo, posmoderno,
tecnocrático y -como se dijo- hegemónico.
Las inseguridades se plantean “desde afuera”: una inmigración que pasó de ser problema a ser
cuestión de estado; y el terrorismo como nuevo azote culpabilizador de elecciones tomadas en lo
político.
Y es la redefinición de un nuevo concepto del Estado de Bienestar, el terreno donde los dos
modelos de solidaridades, y sus correspondientes talantes de Voluntariado se encuentran.
Es un espacio al que confluyen para reconstruirlo, cada uno a su imagen y semejanza.
En ese encuentro mutuamente repelente de los dos tipos de Voluntariado, el radicalismo
vinculante de Aranguren trata de funcionar como una opción alquimista que los termine por
hermanar, a fuerza de un pensar y hacer compartido, que excluya la “pelea previa”.
Es algo así como una fuerza de compresión, que trata de unir dos cuerpos de masa diferente y
trayectorias divergentes, aprovechando que comparten su punto de apoyo, y que su centro de
gravedad está a la deriva.
Por otro lado, el planteo de una “praxis contrahegemónica” de Zubero, propone el desafío, la
batalla (cultural) y la definitiva adopción de una forma sobre las demás; y lo hace en un marco
de replanteo ético y político posiblemente favorable, pero en un marco más amplio de un
proyecto hegemonizador decididamente desfavorable.
De algún modo, ambos tipos de Voluntariado- o por mejor decirlo, la vigencia de su
polaridad- son funcionales a la realidad y proyecto europeos.
La mirada Latinoamericana
Consideramos que este planteo – si bien presenta una interesante, visión del Voluntariado
europeo actual, no puede transpolarse a la realidad Latinoamericana.
74
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Nuestra Región plantea otro panorama contextual, en el cual creemos que ocurre lo siguiente: no
sólo los dos tipos de Voluntariado mencionados tienen una
“equivalencia” en tipos
diferenciados, sino que aparece una tercera forma de Voluntariado, que viene a configurar una
realidad del todo particular.
En efecto, creemos que el Voluntariado Posmoderno, es reemplazado en Latinoamérica por un
tipo de Voluntariado que denominaremos “Asistencial”; que en vez de un Voluntariado
Transformador tenemos un “Voluntariado Progresista (o también Transformador)”, que en
algo se le parece al europeo, más no en todo.
Finalmente, la figura del “Voluntario / Destinatario” viene a incorporar un tercer tipo de
actor participante, característico de un contexto de crisis permanente como el que enmarca
a Latinoamérica, no considerado en la realidad europea, y sobre el que volveremos más
adelante.
Pero veamos someramente las características de estos nuevos tipos: el Voluntariado Asistencial
es el que más se aproxima a un parentesco, siquiera lejano, con el tipo Posmoderno; no
precisamente porque lo sea, sino por algunas de sus características y reacciones.
El Voluntariado Asistencial ha venido en Latinoamérica de la mano de la tradición religiosa del
ejercicio de la caridad, tradición pionera en el desarrollo del Voluntariado en la Región.
De ella dan cuenta Thompson y Toro: “Con el surgimiento de las organizaciones de
beneficencia de origen y orientación religiosa, hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX,
empezaron a tomar fuerza las prácticas voluntarias de iniciativa privada, con frecuencia
alimentadas por una conspicua moral religiosa. Moral utilizada para mitigar las culpas de una
aristocracia y burguesía minoritarias y excluyentes, y mínimamente interesadas en un cambio
real del estado de cosas. Fue así como se organizaron los Voluntariados hospitalarios, los
servicios a albergues infantiles o ancianatos y los costureros de señoras para llevar ropa a los
pobres en época de Navidad.” (25)
El Voluntariado Asistencial deriva en una acción noble, altruista y, sin dudas, bienintencionada,
pero con una mirada de la realidad que se mueve en la superficie de las necesidades inmediatas.
Fundamentalmente asiste; y si bien su tarea en más de una ocasión es vital no termina de ser
transformadora, ni ataca las causas de las necesidades. Sin embargo, no es su nivel de
involucramiento el eslabón débil de su cadena, sino el modo de hacerlo, muchas, muchísimas
veces a merced del moho del “ismo” que convierte y afecta la asistencia y la putrefacta en
asistencialismo.
75
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es un Voluntariado que vive al límite de generar relaciones de dependencia y paternalismo; su
figura básica, el “Voluntario Asistencial”, no es una persona desentendida de lo social, pero en
un paralelismo con el tipo posmoderno, se implica desde lo que tiene, lo que puede o lo que le
sobra. Es a veces cálido y comprensivo; pero otras moralizador o asfixiante; su mundo vital
decididamente no es el mismo que el de las personas que asiste; a veces en una contradicción
polarizada, como cuando – en una clásica viñeta Latinoamericana no de postal, sino de
radiografía- los vecinos de un lujoso barrio cerrado, juntan alimentos para ayudar a los pobres
del asentamiento que tienen enfrente, para ayudar...y “garantizar” además la “convivencia”...
Sin embargo de esta aproximación crítica, y aún con todas sus fallas, el tipo Asistencial es un
Voluntariado que ha venido acompañando a los sectores más pobres de la población latina, aún
cuando otros se olvidaban sistemáticamente de ellos; los han ayudado a alimentarse, vestirse,
curarse y alfabetizarse, en una matriz cuestionable desde lo ideológico y lo relacional, pero no
desde lo paliativo (¿y frente al hambre esto es poco?), que no excluye, a veces, cuñas de
transformación, pequeñas puntas de lanza, que disimulan tras la caridad, un renovado papel de
arado.
No complementario de éste - sino las más de las veces su crítico entrañable- el Progresista es un
tipo de Voluntariado que busca la transformación a través de la acción.
Plantea una mirada mucho más profunda que “la de la simple ayuda” y busca comprender – no
siendo siempre comprendido - las dimensiones desde las cuales abordar las causas de lo social.
Es un Voluntariado cuya relación con los sectores pobres y populares Latinoamericanos ha sido
siempre buena y manejable; aunque no así con la historia y con la realidad.
Con la primera, tuvo que superar aquello que Thompson y Toro señalan como distintivamente
clásico de una acepción “latina” de Voluntariado: “El origen clasista y religioso de las
asociaciones de Voluntariado, muchas veces sin visión de largo plazo y sin intención de
transformar, parece ser la razón principal por la cual comúnmente, aún hoy día, se asocia la
palabra “Voluntariado” con apaciguamiento de la conciencia de gentes adineradas a través de
la caridad. Esta asociación ha logrado impregnar el imaginario popular y ha contribuido a que
en la región no se haya
promovido una cultura voluntaria ciudadana como existe en la
tradición de los países anglosajones. En un contexto de ausencia o inoperancia de una ética
civil delimitadora de derechos y encauzadora de deberes, no surge fácilmente en los individuos
la conciencia cívica ni la práctica de acciones voluntarias en beneficio de los demás.
Sin embargo, durante las últimas décadas, el desarrollo y auge de nuevas prácticas de
Voluntariado comenzaron a cuestionar esta mirada “clásica” a la cuestión, sin por ello llegar a
modificar la extendida asociación entre Voluntariado, caridad y beneficencia.” (26)
76
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Con la realidad hubo de vérselas muchas veces y ésta se le impuso en más de una ocasión.
En la actualidad de este nuevo milenio, creemos que el Voluntariado Progresista se difunde cada
vez más entre los jóvenes, pero desdibujado en un versus que le quita fuerza transformadora: la
de aquellos Voluntarios Progresistas ideologizados, que asumen el Voluntariado como una
forma - complementaria o alternativa- de una militancia política más amplia y abarcadora,
depositaria y factotum de los grandes relatos y la utopía, y en ocasiones – y por lo mismo- algo
intransigente; versus los Voluntarios Progresistas desencantados de la política (triste misión
que la mayoría de los políticos latinoamericanos han logrado con creces) y que, si proponen
transformaciones, lo hacen desde un nivel “local y concreto”, huyendo de identificaciones que
suenen a ideologías partidarias, como quien huye del mismísimo diablo.
Esta divergencia de miradas – más otros condicionantes más contextuales e institucionales- viene
desalineando las ruedas de este tipo de Voluntariado como vehículo de transformación.
Finalmente, característico de un contexto singular de crisis estructural, empobrecimiento y
desigualdad, aparece un fenómeno Latinoamericano que no hemos encontrado mencionado en
las descripciones del Voluntariado de otras regiones: la figura del “Voluntario / Destinatario”.
(Preferimos utilizar la denominación de destinatario – a pesar que no refleje totalmente lo que
desearíamos expresar – en vez de la de beneficiario, cargada de connotaciones peyorativas
construidas históricamente y que – sólo a través de un proceso también histórico – podrá
transformarse.)
Resume esta denominación – o mejor dicho, intenta resumir- una compleja combinación de
procesos, representaciones y pertenencias.
Denominamos así a aquellas personas que son simultáneamente beneficiarios o destinatarios
de una acción asistencial, y a la vez asumen, se reconocen y son reconocidos en su papel
como Voluntarios.
Este reconocimiento supone el final de un proceso: quien sea Voluntario / Destinatario será sin
dudas porque en un principio fue beneficiario; y esta situación remite a un sistema de
pertenencias pero también de representaciones.
Así como los distintos talantes del Voluntariado europeo remiten a concepciones solidarias
particulares, la figura del Voluntario / Destinatario se nutre de una de las más populares formas
de solidaridad Latinoamericana: la ayuda mutua espontánea.
A ella se refieren Thompson y Toro cuando expresan: “Cuando se recorren los barrios de
menores ingresos (favelas, villas miseria, tugurios) de cualquier país de América Latina y el
Caribe, se encuentra uno frecuentemente con cuadrillas de hombres, mujeres y niños trabajando
al unísono para resolver necesidades de la comunidad: adecuación de la escuela, construcción
77
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
del puesto de salud, extensión del servicio de agua potable, instalación de tuberías sanitarias o
manejo de un problema ambiental. Desde épocas de la tradicional “minga” hasta nuestros días,
el trabajo en beneficio de la comunidad ha sido una constante cultural, practicada en sábados,
domingos y tiempo libre de las personas, que no perciben por ello más remuneración que la
satisfacción del beneficio propio y ajeno.” (27)
Y agregan: “Este Voluntariado espontáneo, coyuntural y no institucionalizado ha ahorrado a los
estados del sub-continente ingentes sumas en mano de obra y ha contribuido a solucionar
oportunamente muchas necesidades de poblaciones carentes. La mano de obra abundante,
aportada de manera gratuita por los sectores más pobres de la población, ha sido la
responsable de la construcción de gran parte del paisaje urbano de la región. Sin embargo, sólo
recientemente ha sido reconocida en su valor económico y como tal es incluida en la casi
totalidad de proyectos de desarrollo local que aprueban los gobiernos, la banca multilateral y
las empresas que hacen inversión social. Por ello, al hablar de Voluntariado en América Latina
y el Caribe es necesario reconocer esta forma permanente y silenciosa de donación de tiempo
personal al servicio del bien común.” (28)
Más allá de tal reconocimiento, ser beneficiario en Latinoamérica ha tenido siempre un doble
cariz: una pertenencia social (a la clase social más pobre, marginal o desfavorecida) y una
representación política (en términos de ser destinatario elegido de programas, planes o proyectos
implementados por el estado o por la sociedad civil).
Este doble cariz no siempre ha sido clarificador sino que a menudo resulta encubridor de
relaciones enfermas de dominación o clientelismo, en las que se juega con la necesidad de unos y
otros.
Otros autores, han planteado lo foráneo del Voluntariado como concepto en las clases más
populares: “Por otro lado, si al Voluntariado lo miramos especialmente desde los sectores
populares y más pobres, observamos que allí es un concepto exótico, más vinculado a los
sectores medios y pudientes. Sin embargo, en esos sectores populares, hay un enorme volumen
de trabajo voluntario – si por ello queremos decir que no es remunerado- que no se
autodenomina de esa forma. Las mujeres, por ejemplo, especialmente sobresalen en los barrios
más humildes con sus aportes invalorables en las comisiones barriales, escolares, capillas,
Caritas, comedores, etc. El apelativo de voluntario se nos queda pequeño, inapropiado. Son
mucho más que eso, son protagonistas, sujetos. Tampoco, dicho sea de paso, los sectores
populares son simples receptores de la acción benéfica o voluntaria de otros.” (29)
78
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Coincidimos con este autor en que, posiblemente, “Voluntariado” no sea el vocablo ni el
concepto que se utilice en las clases más populares, marginadas o pobres; pero que lo sea o no,
no impide en modo alguno, introducirlo y desarrollarlo de manera coparticipativa.
Está claro que no es sencillo ser pobre, marginado o beneficiario en Latinoamérica.
Y menos lo es transitar ese pasaje hacia “Voluntario”, ya que muchas veces los escollos no
vienen sólo del lado de la autorrepresentación, o de la capacitación o preparación para serlo, sino
– increíblemente- de la negativa de los propios “otros” Voluntarios, sean Asistenciales o
Progresistas.
Las resistencias siguen proviniendo de visiones estereotipadas “de lo que el Voluntariado debe
ser”, pero es necesario comenzar a desmontarlas rápidamente, para reconfirmar este tipo de
Voluntariado de Voluntario / Destinatario, como una variante plena, en la rica historia de las
relaciones de ayuda mutua tan caras a la matriz histórica latina.
Existe una gran potencialidad en este tipo de construcción; en primer lugar porque sin dudas, una
resignificación participativa y compartida del mismo Voluntariado, le aportaría aire y luz a este
concepto, tan caro de marchitarse en medio de otros más poderosos; y en segundo lugar, porque
de la consideración respetuosa de aquel que es Voluntario a la vez que beneficiario, se abre la
puerta a una nueva dinámica; la del “Voluntariado como herramienta de reinserción social.”
Estamos viviendo un tiempo caracterizado en lo social por una creciente fractura de la sociedad,
que ya no se divide entre ricos y pobres- "los de arriba", y "los de abajo"- sino entre incluidos y
excluidos. El mundo se ha convertido en la figura de un tradicional reloj de arena, con dos
sectores encapsulados y separados, y en el centro una clase media cada vez más estrecha.
La pregunta entonces es: ante éste panorama, ¿dónde está el Voluntariado? ¿Existe un
Voluntariado de la cápsula superior, que se da entre los incluidos, y sólo entre ellos?
¿Existe además un Voluntariado que va desde los incluidos hacia los excluidos, para aliviar su
peso?
Creemos que estas preguntas son también trascendentales, porque de ellas depende el formato
que va adquiriendo el Voluntariado, presente y futuro.
El Voluntariado ya no debe pensarse más como una acción simple, con alguien que da y otro
que recibe. Debemos pensarlo de "mao dupla" como dicen los brasileños, aludiendo a la
circulación en las calles.
Este Voluntariado de ida y vuelta deberá pensarse ideológicamente, diseñarse técnicamente con
la nueva noción de eficiencia a escala humana y articularse institucionalmente con una base de
consenso en todos los sectores. Deberá revisar los presupuestos de requisitos mínimos que se
79
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
exigen a los voluntarios para poder serlo, deberá apuntar a la transformación de la sociedad no
sólo y no tanto por el impacto que el Voluntario ejerce en la sociedad sino por la propia
transformación que el Voluntariado ejerce en quien lo practica: “Ser beneficiario tiene su
propia carga de implicancias y representaciones sociales en lo que se refiere a la relación del
sujeto con la comunidad que lo alberga. Pero además (los planes sociales) exigen una
contraprestación. Más allá de lo que esto dice del beneficio en tanto derecho, la
contraprestación vincula al beneficiario con su comunidad, y la variedad en la modalidad de
contraprestaciones interactúa con el efecto mucho más homogeneizador de “ser beneficiario”.
“De esa interacción surgen los diversos grados de inserción logrados por el beneficiario o
grupo de beneficiarios y, eventualmente, la posibilidad de devolver a la sociedad una imagen
alternativa de lo que se es a través de lo que se hace.” (30)
Este “devolver a la sociedad una imagen de lo que se es, a través de lo que se hace” es una de las
potencialidades de este Voluntariado.
Y hay más: el premio Nobel de Economía, el hindú Amartya Sen dice:"las carencias de bienes
materiales son importantes, pero por encima de ellas existen otras de otro orden. La falta de
recursos ha ido socavando de generación en generación, la integridad del hombre, y le han
impreso marcas profundas, más difíciles de eliminar que las necesidades materiales, y que se
refieren a la pérdida de autoestima y valores, descreimiento, etc., origen de serias dificultades
para desenvolverse en la vida y participar de los beneficios del progreso social y del desarrollo
económico." (31)
En otras palabras, Amartya Sen nos está retando: es urgente poner en marcha un plan de
reinserción de muchos seres humanos que están asistiendo a este fin de milenio como si
estuvieran viviendo en el siglo pasado; pero no ya como convidados de piedra a un orden social
monolíticamente individualista y marginador, sino
como sujetos transformadores de una
sociedad transformable.
¿Podremos pensar, entonces, en el Voluntariado de ayuda mutua como uno de esos puentes por
los cuales ingresen los marginados, no como política fagocitadora y exculpante, sino como
“inserción transformadora para la transformación”?
Es imperativo comenzar ya a tender puentes entre ambas sociedades, puesto que de lo contrario
cuando intentemos hacerlo será tarde.
80
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Una segunda interpretación, contextualizada.
¿Cómo interactúan estos tres tipos de Voluntariado en Latinoamérica?
Plantearemos una propuesta de explicación contextualizada, tal como lo hemos propuesto para el
caso europeo.
Le pedimos primeramente que se remita a los Gráficos N°6 y 7
- (Estos y todos los demás
gráficos, al final del libro)
Al contrario que Europa, Latinoamérica no ha entrado al proceso de globalización como un
actor protagonista, sino como un convidado marginal.
Su papel es el de la supervivencia regional, a la sombra de la hegemonía del imperio más
grande de occidente, en una relación que combina vecindad geográfica, equilibrio diplomático y
autonomía formal, pero de profunda dependencia económica, política y financiera.
Configura todo esto un territorio de crisis, como sustrato, con episodios cíclicos de hipercrisis
desestabilizantes.
El marco que lo contiene es el de la desigualdad, y ni en marco ni en territorios tales, son
posibles los proyectos de largo plazo.
En esta dinámica coyuntural de administración de la pobreza, los tres tipos de Voluntariado que
hemos descrito se mueven como flechas en trayectorias autónomas, que si se intersecan lo
hacen de manera contingente; y al hacerlo, dibujan una geometría a la que delimitan no por
intención sino por defecto: el espacio de la descoordinación.
La medida de esta descoordinación es la superficie del triángulo que forman al cortarse
desordenadamente los tres vectores, incapaces (hasta ahora) de una acción estratégica
concertada, que los ponga de cabeza en un mismo y único punto; construyendo una variante
superadora, una suerte de “Voluntariado como Flecha al Blanco”; un blanco de naturaleza
alternativamente variable: el blanco de la pobreza, el blanco de la inseguridad, el blanco de la
falta de salud, el blanco de la violación de los derechos civiles, etc.
Hemos finalizado, y la propuesta de recorrer estos tipos de Voluntariado ha sido sólo a
fines de problematizarlos, en el intento de imaginar variantes futuras que sigan poniendo al
Voluntariado como alternativa viable a los requerimientos sociales; esperamos que haya
servido.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Thompson, Andrés y Toro, Olga Lucía (2000): El Voluntariado Social en América Latina.
Tendencias, influencias, espacios y lecciones aprendidas. El artículo es un resultado preliminar,
no sistemático, de un extenso diálogo establecido entre los autores como parte de un trabajo de
evaluación sobre la programación en el área de Filantropía y Voluntariado de la Fundación
Kellogg en América Latina y el Caribe. En el desarrollo del mismo, los autores han contado
también con la colaboración de Elena Vila Moret, así como de todos los miembros de las
organizaciones que han sido entrevistadas. p. 1
(2) Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid, p. 79(3) VV.AA (s/a): Manual de Formación de Formadores de Voluntariado, Plataforma para la
Promoción del Voluntariado en España.
(4) Lipovetsky, G. (1992): El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos
democráticos, ed. Anagrama, Barcelona, p. 129(5) Aranguren, L., op. cit., p. 81(6) Zubero Beascoetxea, Imanol. (1999): “El Papel del Voluntariado en la Sociedad Actual”, en
Martínez de Pisón, J y García Inda, A. (Coord.), El Voluntariado: regulación jurídica e
institucionalización social, ed. Egido, Zaragoza, p. 41 (7) Aranguren, L., op. cit., p. 80 –
(8) Ib., p. 82 –
(9) Ib., p. 82 –
(10) Ib., p. 128 –
(11) Ib., p. 129 –
(12) Ib., p. 129 –
(13) Ib., p. 132 –
(14) Ib., p. 136–
(15) Zubero, I. (1999): “Solidaridad y participación socio-política”, en AA.VV., Hacia una
Sociedad más Solidaria, ed. Mensajero, España, p. 80 (16) Ib., p. 80–
(17) Ib., p. 80–
(18) Zubero, I., El Papel del Voluntariado en la Sociedad Actual, op. cit, p.41(19) Ib., p.42–
82
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
(20) Ib., p.51–
(21) Ib., p.52 –
(22) Zubero, I.,“Solidaridad y participación socio-política”, op. cit., p.81(23) Zubero, I., El Papel del Voluntariado en la Sociedad Actual, op. cit,, p.44 –
(24) Zubero, Imanol. (1998): Una Formación para la Transformación Social- Caritas Diocesana
de Málaga – Documento de Internet, www.caritas-malaga.org , p.1 (25) Thompson, A. y Toro, O., op. cit., p. 3(26) Ib., p. 3
(27) Ib., p. 2
(28) Ib., p. 3
(29) Mealla, Eloy Patricio. (2003): Las organizaciones sociales: continuidades y novedades,
Buenos Aires- Documento de Trabajo
(30) Banzhaf, Luzmila; Risso, Valeria y Patiño, Jorge. (2003): “Los Valores que transmiten las
Políticas Sociales”, en Informe sobre Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires 2003,
Fundación Banco de la Provincia de Buenos Aires, p. 81 –
(31) Sen, Amartya. Premio Nobel de Economía
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 6:
Intersección entre Voluntariado y Esperanza
“La lucha por la esperanza es permanente
y se intensifica en la medida que se percibe
que no es solitaria.” Paulo Freire
6.1. Algunas Trazas de la Esperanza
Interiormente, siempre sostuvimos la naturalidad de una relación directa y fundante entre
Voluntariado y Esperanza.
Frente a la responsabilidad de dejarlo por escrito, un amigo - inteligente él – nos dice: “…para
qué meterse con la esperanza en un libro de Voluntariado... Se van a complicar la vida: a menos
que digan todo lo que de ella debe decirse, quedarán en el intento de aproximarla, forzándola a
una cita a ciegas con el Voluntariado; que terminará por ser incompleta”
Desdeñando la prudencia del amigo, pero no su lucidez, vamos a proponer entonces una
relación indirecta entre Voluntariado y Esperanza; que no se presuma natural (como solía
hacerlo), que sea a construir, que genere aún algunas dudas. Si el Voluntariado es acción – y
nunca espera apática o derrotada- allí comienza su intersección con la Esperanza.
Esperanza resuena en los oídos como tantos matices ocres han tenido los atardeceres desde
siempre. Veamos algunas líneas sueltas de esta palabra, a la que hasta cuesta llamar concepto.
Cuando la Esperanza se mueve, deja trazas en muchas direcciones y su dibujo nos habla de sus
dimensiones. Algunas de estas dimensiones- sólo algunas, son el Tiempo, la Comunidad
Contextual y la Fe.
El Tiempo opera no sólo sobre la edad de la Esperanza, sino más que nada sobre su ciclo vital:
hay pocas cosas que nazcan y mueran tantas veces en una vida como la cíclica Esperanza. El
Tiempo la madura, la retiene, la da vueltas, le da aire y tiniebla, la revive como ceniza al Fénix,
sólo para ponerla a prueba mil veces más.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La relación entre Esperanza y Tiempo, se hace nítida también cuando aparece la dimensión
histórica de este último, y la esperanza junto con la memoria son articuladoras entre pasado,
presente y futuro.
Una vez más, Aranguren nos cede aquí una clave: “Mi vida se hace hacia delante. Desde la
memoria, participo de un legado de valores, visiones del mundo, etc. Que he heredado, pero que
no estoy condenado a repetir. Desde la esperanza, participo de un futuro que modifica, cambia y
reditúa aquellas parcelas de la realidad recibida con las que no estoy de acuerdo o juzgo
injustas.” (1)
El Tiempo es un factor de la Esperanza, una de sus dimensiones centrales y por ello- por ser hija
del tiempo- la esperanza curiosamente nunca muere.
La Comunidad Contextual es el escenario de la Esperanza y su determinante social. Hay
Esperanza del solo, del solitario y del náufrago, pero la Esperanza “cotidiana” se desenvuelve en
comunidad. Una Comunidad Contextual determinada puede esperanzar a algunos y desanimar a
otros: el valor de lo que puedo no siempre lo dan mis fuerzas, sino también el reflejo de como la
sociedad valora eso que puedo. El poder generador de Esperanza que potencialmente tienen las
comunidades debe ser atendido como la más valiosa de sus capacidades. Esta dimensión
relacional de la Esperanza es la más vecina de la Solidaridad: Esperanza en y con el otro.
La Fe es la dimensión que nos reclama a la pertenencia original de la Esperanza: el espíritu. Tan
fuerte es el reclamo, que a veces Esperanza y Fe se confunden, o – paradas en lugares diferentesdesignan lo mismo. La espiritualidad de la esperanza no es simple ni último refugio, sino
catapulta a sus otras dimensiones. Muchas veces la fe revive la esperanza, y otras tantas el
reverdecer de la esperanza activa la fe. Y también lo contrario. La fe es la dimensión más etérea
de este concepto ya etéreo.
Puestos a tipificar, digamos que
hay varios tipos de Esperanza; hay una inmediata, casi
inconsciente, esa que al levantarnos tenemos de llegar a la noche, cenar en la casa, ver a los
hijos, y sumar una jornada más.
Hay una Esperanza egoísta, una que nos mantiene seguros de nosotros mismos, una que nos
marca el camino de las pequeñas prevalencias sobre los demás, una que nos brinda seguridad,
que nos trasunta salud, que nos mueve según minúsculas conveniencias, y que no es ajena al
placer: una Esperanza del disfrutar.
85
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Hay una Esperanza de futuro; que si bien se proyecta hacia delante, deseamos ver y tocar; la
Esperanza de llegar a ser (y tener) eso que soñamos, que quisimos, que hemos comenzado.
Ligada a ésta; hay otra que podría llamarse trascendente; la Esperanza en un futuro lejano, en
un mundo “que no veremos”, pero que aún así deseamos mejor que el actual, para que en él viva
nuestra descendencia. “Lo hacemos por ellos…” dicen pos padres señalando a sus hijos,
cuando apelan a una vida mejor hacia delante.
Finalmente, la Esperanza no es sólo sensación, emoción o creencia: hay también una esperanza
racional.
Es la que refiere Eva Giberti cuando afirma: “La esperanza es la más revolucionaria de las
virtudes, es aquella que hoy en día avanza intentando zafar del ropaje con el que la
enmascararon durante siglos: la virtud que se confunde con el esperar pasivo y aquietado. Estar
en espera equivale para mucha gente a no moverse, a aguardar las decisiones de los que
disponen del poder. La tergiversación confunde esperanza con paciencia (…) Cuando, en
realidad, ésa es la antítesis de la esperanza cuya densidad está dada por el esperar haciendo.
La esperanza que conduce al hacer no puede ignorarse ni ser neutralizada. Es el movimiento
inteligente que aporta el registro de sus propios límites.” (2)
Y descubre su componente racional, inclusive en dos niveles cualitativos diferentes: “Es durante
la espera activa, que se transita desde la racionalidad mínima propia de la furia y de la
indignación por sobrellevar pérdidas e injusticias, hacia la racionalidad moral que permite
desplegar los argumentos y las demandas renovadoras inevitablemente indisciplinadas. La
esperanza se niega a la caracterización idealista que podría embarcarla en la ilusión de que “ya
vendrán tiempos mejores”. No. Esa no es la esperanza, esa es la trampa; los tiempos mejores se
construyen mediante las críticas y las reconstrucciones, impulsados por la esperanza que a
veces crece en los resquicios y que en otras oportunidades despliega banderas. Es una
esperanza racional, regulada por la convicción ética acerca de los derechos que nos
conciernen, que no confía en promesas engañosas, que reconoce los logros que desde el
ejercicio del poder público consiguen algunos esperanzados, pero que no es ingenua.” (3)
6.2. Promesa y contraesperanza: enemigas de la esperanza
La Esperanza y la promesa se llevan mal, no se toleran, mas son exactamente complementarias
como la sed y el agua.
86
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La promesa vela la esperanza, rindiéndole homenaje, si; pero póstumo. Cuando la promesa es
presente, la esperanza se vende como futuro pero se construye con pasado.
Hay un pasaje donde se ve la esperanza fatalmente sujeta a la promesa; y sirve para concluir mil
corolarios; no es un ejemplo de Voluntariado, pero lo incluye, lo enmarca, lo vuelve vulnerable:
es la Esperanza de Medea. Ovidio la relata como nadie: “Y, para que no cesen sus ardides,
Medea finge una falsa desavenencia con su esposo y se refugia suplicante en la mansión de
Pelias, y la reciben sus hijas, puesto que él está cargado de vejez; en poco tiempo la astuta las
cautivó con la apariencia de una engañosa amistad y, mientras refiere entre sus mayores
méritos que había quitado a Esón su decrepitud y se detiene en esta parte del relato, introdujo
en las doncellas hijas de Pelias la esperanza de que con un arte semejante podían hacer
reverdecer a su padre., y se lo piden y ordenan estipule un precio sin límite.”
Como vamos viendo, ante la promesa, la esperanza cede pecaminosa, no por vencida, sino por
funcional; y sigue Ovidio: “Ella guarda silencio un breve espacio de tiempo y parece dudar (...)
y dijo: Para que sea mayor la confianza en este servicio, el carnero guía de vuestro rebaño que
es el más viejo entre las ovejas, se convertirá en cordero por mi brebaje. Al punto es traído un
lanudo animal, exhausto por sus innumerables años, con cuernos doblados en torno a sus
hundidas sienes; cuando Medea agujereó con cuchillo la ajada garganta de éste y apenas
manchó de sangre el hierro, sumerge la hechicera en el profundo caldero de hierro los
miembros del animal la vez que los potentes jugos; eso amengua los miembros del cuerpo y
destruye los cuernos y, además con los cuernos los años, y se oye un tierno balido en medio del
caldero; y sin dilación, salta un corderillo y retoza escapándose en busca de ubres que le den
leche. Se asombraron las hijas de Pelias y, después que las promesas les proporcionaron
credibilidad, entonces verdaderamente le instan con mayor apremio.”
Vencida la esperanza frente a la falsa demostración, Medea hace actuar a las hijas, y luego huye:
“Empuñad los cuchillos y extraed la sangre vieja para que yo pueda llenarlas de sangre nueva,
y ante estas palabras de aliento...una de sus hijas, Colcos, para no ser criminal comete un
crimen, y degüella a su padre para sumergirlo en el agua caliente...y a la vez ve como la
engañosa Medea se escapa por los aires...hacia allá donde la pesada tierra estaba cubierta por
el mar...” (4)
87
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El engaño de Medea no es la perversidad de la promesa, sino la flaqueza de la esperanza. Desde
nuestra acción como Voluntarios, debemos ser cuidadosos en no confundir un Voluntariado de la
Esperanza con un Voluntariado de la Promesa; creyendo que sólo éste valida a aquél.
Practicar – consciente o inconscientemente- un “Voluntariado de Medea” es jugar con lo
más sagrado de los requisitos éticos: aprovecharse de la proximidad, burlar el crecimiento
mutuo, decepcionar la escala humana. Y precisamente “burlar”, “aprovecharse” y
“decepcionar” son verbos que no conjugan la Esperanza.
Si la esperanza es la conjetura de lo posible, la desesperanza es su sombra.
Pero el hombre puede vencer siempre a su sombra; aunque a veces su razón no lo quiera, o no lo
sepa.
Así el genial escritor Ernesto Sábato plantea la relación entre razón y esperanza: “Porque
felizmente (…) el hombre no está hecho de desesperación, sino de fe y de esperanza; no sólo de
muerte sino también de anhelo de vida; tampoco únicamente de soledad sino de momentos de
comunión y de amor. Porque si prevaleciese la desesperación, todos nos dejaríamos morir o nos
mataríamos, y eso no es de ninguna manera lo que sucede. Lo que demostraba (…) la poca
importancia de la razón, ya que no es razonable mantener esperanzas en este mundo en que
vivimos. Nuestra razón, nuestra inteligencia, constantemente nos está probando que ese mundo
es atroz, motivo por el cual la razón es aniquiladora y conduce al escepticismo, al cinismo y a
la aniquilación. Pero, por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la
esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades. Y este mismo renacer es tan
descabellado, tan sutil y entrañablemente descabellado, tan desprovisto de todo fundamento que
es la prueba de que el hombre no es un ser racional.” (5)
Y ejemplifica: “Y así, apenas los terremotos arrasan una vasta región de Japón o de Chile;
apenas una gigantesca inundación liquida a cientos de miles de chinos en la región del Yang
Tse; apenas una guerra cruel (…) ha mutilado y torturado, asesinado y violado, incendiado y
arrasado a mujeres, niños y pueblos, ya los sobrevivientes, los que sin embargo asistieron,
espantados e impotentes, a esas calamidades de la naturaleza o de los hombres, esos mismos
seres que en aquellos momentos de desesperación pensaron que nunca más querrían vivir, y
que jamás reconstruirían sus vidas ni podrían reconstruirlas aunque lo quisieran, esos mismos
hombres y mujeres (sobre todo mujeres, porque la mujer es la vida misma y la tierra madre, la
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
que jamás pierde un último resto de esperanza), esos precarios seres humanos ya empiezan de
nuevo, como hormiguitas tontas pero heroicas, a levantar su pequeño mundo de todos los días:
mundo pequeño, es cierto, pero por eso más conmovedor. De modo que no eran las ideas las que
salvaban al mundo, no era el intelecto ni la razón, sino todo lo contrario: aquellas insensatas
esperanzas de los hombres, su furia persistente para sobrevivir, su anhelo de respirar mientras
sea posible, su pequeño, testarudo y grotesco heroísmo de todos los días frente al infortunio.”
(6)
Para concluir que: “... si la angustia es la experiencia de la Nada, algo así como la prueba
ontológica de la Nada, ¿no sería la esperanza la prueba de un Sentido Oculto de la Existencia,
algo por lo cual vale la pena luchar?
Y siendo la esperanza más poderosa que la angustia (ya que siempre triunfa sobre ella, porque
si no todos nos suicidaríamos ¿no sería que ese Sentido Oculto es más verdadero, por decirlo
así, que la famosa Nada?” (7)
Pero más allá del territorio de la desesperanza, que pone en tensión de incertidumbre
la
eligilibilidad de un futuro que presenta como negro, hay un mecanismo aún peor: la
Contraesperanza.
Decimos mecanismo, pues la contra - esperanza es una metodología empleadora de maquinarias
y sicarios, dispuesta a transformar la incertidumbre futura de la desesperanza, en infierno
presente. Es un movimiento aniquilador de la esperanza; es su contrario, es lo que pugna por
nublar el sol. Los que ejercen la contraesperanza la inoculan escondida en medios solubles:
indiferencia, miseria, miedo y aporía.
En toda la historia de Latinoamérica, la contraesperanza formó parte de los proyectos
devastadores de las dictaduras y las conquistas: “Soledad sobre ruinas / sangre en el trigo /
rojo y amarillo / manantial del veneno / escudo heridas / cinco siglos igual. / Libertad sin
galope / banderas rotas / soberbia y mentiras / medallas de oro y plata / contra esperanza /
cinco siglos igual...” (8)
6.3. ¿Qué esperanza cultivar desde el Voluntariado?
1.- Sostener la esperanza inmediata, la que primero tengamos a mano, esa esperanza trivial de
todos los días, que nos invita a seguir viviendo porque vale.
2.- Recuperar el Inédito Viable -como propone Freire y recoge Zubero: “Se trata de reivindicar
eso que Paulo Freire en “Pedagogía del Oprimido”, llama el “inédito viable”. Se trata de
descubrir las posibilidades de transformación viables, pero cuya viabilidad no es percibida.
Esto no tiene nada que ver con operaciones de ilusionismo o con miradas de color de rosa hacia
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
la realidad; la capacidad de descubrir el inédito viable de la realidad es todo lo contrario del
simple voluntarismo, por más bienintencionado que sea. Ciertamente, descubrir el inédito
viable, imaginar futuros posibles, tiene mucho que ver con la voluntad que se deriva de
mantener una visión esperanzada (no restringida) de la realidad.” (9)
3.- Recrear - en medio de una posmodernidad desvinculante - la relación triplemente fundante
entre esperanza, deseo y utopía; esa relación que Rafael Argullol expresa junto a Eugenio Trías:
“Frente al descrédito de las utopías parece haberse optado por un “topos” inalterable., por un
espacio que no es susceptible de albergar modificaciones. Esta es una equivocación
tremendamente debilitadora. Por ello sería bueno distinguir entre utopía y perspectiva utópica
(…) Los países “sin lugar” han resultado, en todos los casos, perniciosos. Pero las perspectivas
utópicas son convenientes porque entrañan la necesidad de poner a prueba, y la voluntad de
modificar, el propio espacio en que uno se encuentra. Son, por llamarles con otro nombre, las
perspectivas del deseo. Estas ponen en tensión tu presente, tu estar ahí, con una hipótesis de
futuro que, a mi modo de ver, es irreemplazable para vivir. Lo peor que podría ocurrirnos sería
aceptar una sociedad y una vida sin deseo. El deseo siempre implica una tensión entre el
espacio que habitas y un espacio eventual que se proyecta en tu mente y en tu sensibilidad.”(10)
4.- Practicar la que invoca el Subcomandante Marcos, cuando se refiere a la figura del
oxímoron, esa que – según Borges- “… se aplica a una palabra, un epíteto, que parece
contradecirla; así los gnósticos hablaban de una luz oscura, los alquimistas de un sol negro.”
Desde allí Marcos nos previene de “...la Globalización Fragmentada, la Modernidad Rancia, los
Clarividentes Ciegos, el Futuro Pasado, el Liberal Fascista...” (11) y nos invita - sobre todo - a
practicar una “Escéptica Esperanza”, vigilante, no ingenua, no claudicante, ni somnolienta
de confort.
¿Seremos Imposiblemente Capaces de hacerlo?
Ojalá que si.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid, p.65
(2) Giberti, Eva, Una Esperanza Activa y Racional, Diario Clarín, 2002
(3) Ib.
(4) Todas las citas de Ovidio son de: Ovidio: Metamorfosis, Cátedra, Letras Universales, España,
2001, p. 436-
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
(5) Sábato, Ernesto. (1996): “Razones del Corazón”, en Textos para pensar, ed. Perfil Buenos
Aires, p. 26(6) Ib., p. 26(7) Ib., p. 27(8) León Gieco- Cantautor argentino- (1992) Tema: “Cinco Siglos Igual”, de Andrés Gurevich y
León Gieco, en Mensajes del Alma, Emi, Buenos Aires.
(9) Zubero, Imanol. (1998): Una Formación para la Transformación Social- Caritas Diocesana
de Málaga – Documento de Internet, www.caritas-malaga.org , p.4 –
(10) Argullol, Rafael; Trías, Eugenio (1992): El Cansancio de Occidente, ed. Destino, Barcelona
(11) Marcos. (2001): “Oximoron”, en Marcos, la dignidad rebelde. Conversaciones con Ignacio
Ramonet, ed. Capital Intelectual, Valencia, p. 88-
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
VÉRTICE II
El Voluntario
como Sujeto
CAPÍTULO 7
¿POR QUÉ ATENDER A LAS MOTIVACIONES?
“La voluntad no significa que todo lo que quiero lo consigo, sino que algo de lo que puedo me acerca
a lo que quiero, porque no olvido que soy de barro” L. Aranguren
De todos los Capítulos que hasta aquí hemos escrito, este número 7 tiene una peculiaridad: es el
primero dirigido a un tipo de lector en especial.
Habráse notado que hasta aquí – de acuerdo con lo aclarado en la Presentación- lo escrito está
destinado a interlocutores heterogéneos: el estudiante, el propio Voluntario, el dirigente de
instituciones, el Coordinador de Voluntarios, la persona común interesada en el tema…
Este apartado está escrito, en cambio, pensando en dos de esas categorías: el Dirigente de
Instituciones y/o el Coordinador de Voluntarios, o bien quien esté a cargo de la gestión o
coordinación de éstos.
Sucede que el tema de las motivaciones es de naturaleza tal, que es fundamental no sólo lo que
piense o sepa el Voluntario sobre ellas, sino fundamentalmente cómo y cuánto lo comprendan
quienes ejercen aquellos citados roles.
A ellos nos estaremos dirigiendo en todo momento, aunque nuestra exposición sea general.
7.1. La Importancia del Origen de las Preguntas
A la pregunta de ¿quién puede ser voluntario? tenemos por un lado, las respuestas que provienen
desde el campo psicólogico y por otro, aquellas que nos llegan desde una área más sociológica.
Estas respuestas provenientes de ambas miradas no disputan entre si y son previsiblemente
complementarias.
Las primeras, psicológicas, se refieren a las causas por las cuales alguien se hace voluntario
desde un abordaje que focaliza en la individualidad más que el contexto y giran alrededor del
concepto de “las motivaciones” del voluntario.
Las segundas miradas, sociales, miran en qué contexto las personas se hacen Voluntarias.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
De las primeras, hablaremos inmediatamente; a las segundas, les dedicaremos el Capítulo
siguiente.
Sigamos adelante con estas preguntas que siempre nos han llamado la atención: ¿Por qué alguien
se hace voluntario? ¿Qué lo motiva? ¿Qué causa lo mueve? Más aún: ¿Cómo saber si lo mueve
un sentimiento noble, altruista y solidario de ayudar a los demás, o una intencionalidad
individualista de frío cálculo u oscuro egoísmo?
En verdad, lo que siempre nos ha llamado la atención de estás preguntas, no son ellas mismas,
sino quiénes las formulan.
Generalmente y en su gran mayoría, los que esto se preguntan son o bien otros voluntarios- en
primer lugar- o bien los dirigentes de las instituciones a las que los voluntarios se ofrecen para
trabajar – en segundo lugar - , o bien- en tercero y cuarto lugar y muy alejados de ambos
primeros puestos- los teóricos y académicos, y la gente común.
Que los más interesados en conocer las respuestas sean los mismos voluntarios y los dirigentes
de instituciones donde se ejerce el VoluntariadoVoluntariado, nos dice mucho; especialmente
acerca de la naturaleza de estas preguntas.
Explicaremos a qué nos referimos, pues nos parece que la digresión vale la pena.
Deslumbrados por los destellos de las respuestas, a menudo solemos olvidarnos del origen de las
preguntas.
Detrás de las respuestas, están las preguntas; y más atrás de éstas están ...los prejuicios.
La necesidad de saber es la noble madre de la pregunta, pero el prejuicio puede ser uno de sus
abandónicos padres, capaz de desaparecer y esfumarse apenas ésta queda formulada.
Cuando uno se pregunta el por qué de algo, la paternidad puede tener dos diferentes
procedencias.
Si la inquisición se realiza desde el “marco de la normalidad”, la pregunta de “por qué” se tiñe de
averiguaciones técnicas, de teorías explicativas de lo normal; unas que den detalles de cómo y
porqué “sucede lo que sucede”; focalizando en conocer los patrones de su continuidad.
Pongamos un ejemplo: es lo más normal del mundo que las personas a temprana edad comiencen
a hablar, y sigan haciéndolo toda su vida.
Hablar es normal para el hombre.
Las investigaciones y teorías que procuran determinar porqué el ser humano habla, se refieren a
explicaciones que nos permitirán conocer “algo más” de un hecho habitual, y que muy
probablemente podrán aclararnos y deleitarnos con detalles no conocidos y hasta
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
revolucionarios, pero que poco influirán en el desempeño cotidiano de esta habilidad en los que
ya la tienen.
La pregunta, en cambio, puede también estar planteada desde otra perspectiva: la de la
anormalidad.
Allí la inquisición se realiza sobre causas, razones , “porqués” y sobre todo motivos por los
cuales lo anormal se ha presentado.
Nos es una pregunta que busque sólo detalles técnicos, sino que los recoge como argamasa de un
“dar explicaciones”.
Pongamos como ejemplo una sitiación que puede no ser muy simpática pero es sin dudas muy
explicativa: los aviones están diseñados, construidos y puestos a punto para volar.
Cuando un avión vuela y completa su recorrido, despegando y aterrizando, la normalidad se ha
cumplido.
Cuando un avión se cae, decimos que sucede un accidente; algo anormal, que no se espera que
suceda y que no debe suceder.
A partir de allí, las investigaciones de “porqué” se ha caído un avión, hurgan en las explicaciones
de la anomalía y desean conocer los motivos de la excepción.
Comienzan entonces una serie de preguntas e inquisiciones que no buscan “conocer algo más”
de lo normas, sino determinar las causas de lo anormal; más que conjeturas o teorías son
análisis; más que observaciones son peritajes.
Pues bien: sobre lo normal se teoriza; sobre lo anormal se perita.
Todo este aparente rodeo alrededor de la naturaleza de la pregunta, tiene que ver con el
Voluntariado y con el Voluntario en este punto: depende desde que marco – de normalidad o
excepción- se pregunte acerca de porqué una persona se hace Voluntaria, para obtener una
batería de justificaciones a las respuestas, y una serie de acciones en consecuencia.
Desde una lógica mercantilista de la vida, donde la cotidianeidad está hecha de transacciones
racionales y optimizadas: ¿Por qué aceptar ingenuamente que alguien sea tan bueno?
En la selva mercantil, cuando la bondad aparece, o nos convence como arrebato excepcional, o
se vuelve sospechosa como vector de culpas no exculpadas, pero nunca
nos confundirá
haciéndose pasar como normalidad.
Más adelante lo trataremos en detalle, pero digamos por ahora que más de una vez, para conocer
las motivaciones de un voluntario que llega para incorporarse,algunas instituciones más que una
entrevista, hacen un peritaje de la voluntad; como si ofrecerse a dar el propio tiempo y las
propias ganas en función de una causa, fuera anormal.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En este sentido, nunca nos han dejado de sorprendernos la necesidad que tienen algunas personas
de “conocer el profundo motivo, la exacta razón” de porqué alguien se ha ofrecido como
voluntario, y así poder descubrir y separar a los “verdaderos” voluntarios de los “falsos”.
Pero vayamos por partes: hemos hablado largamente de las preguntas, y de todas las posibles
hemos de formular finalmente cuatro, que serán los pilares en la arquitectura de este capítulo:
1.- ¿Qué son las motivaciones?
2.- ¿Se pueden conocer y clasificar?
3.- ¿Existen factores que las condicionen?¿Cuáles?
4.- ¿Qué importancia real tienen las motivaciones en el Campo del Voluntariado?
7.2. ¿Qué son las motivaciones?
En lo que podríamos llamar un primer nivel de acepción, el concepto de motivación puede
asimilarse al de impulso; tal cual lo manifiestan Vidal - Alarcón: “Para que en el ser humano se
manifieste un comportamiento cualquiera, debe existir un estado previo que incite a la actividad.
Este se atribuye a motivaciones o pulsiones determinadas a través d elas cuales elo organismo
satisface apetitos…(…)…cuya privación trae aparejada una intranquilidad creciente hasta su
satisfacción
total,
o
implementa
aversiones
(dolor,
malestar,
etc.,
que
producen
comportamientos de evitación más o menos eficaces. Sin estos factores que predisponen a una
determinada conducta, su adquisición sería imposible o deficiente.” (1)
En la línea de este razonamiento, no es posible hablar de motivaciones sin que aparezca su
relación con el concepto de “necesidades”.
Siguiendo a Vidal –Alarcón: “En el principio son las necesidades. El ser humano sale a la luz
en un estado de absoluta menesterosidad. Si se lo abandonara a sí mismo, sin los cuidados
maternos, moriría irremisiblemente. Las necesidades del recién nacido – fisiológicas,
homeostáticas- son principalmente de dos tipos: alimentarias y de contacto. (…) Estas
necesidades primarias funcionan al modo de un movimiento de impulso-satisfacción, implican
una insificiencia endógena…(…)…que tiende a satisfacerse periódicamente con el logro del
objeto-meta.”
“Pero la conducta humana no puede reducirse a una sucesión de estímulos y respuestas.
Además d elas necesidades primerias ya descriptas, existen otras que son específicamente
humanas, las necesidades psicogénicas o metanecesidades, tles como la necesidad de
conocimiento, de pertenencia y de realización personal.Entre unas y otras media una gran
diferencia.(…) El organismo no tiende a una calma completa sino a una tensión óptima. Y el
hombre, en particular, es un organismo capaz de crear nuevas necesidades y plantarse frente a
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
ellas en actitud de desafío.(…) En el fondo, nos encontramos con la eterna insatisfacciónn del
ser humano.En suma: las necesidades primarias están en relación con los instintos, mientras
que las metanecesidades tienden a lo axiológico y espiritual.” (2)
Y aquí aparecen las motivaciones:
“Desde el punto de vista de la psicología, estas metanecesidades también suelen denominarse
motivaciones. En realidad, el término motivación es más amplio y – hasta cierto puntocomplementario del de necesidad ( a medida que, con el tiempo , menguan las necesidades, se
extienden y agrandan las motivaciones)… El hombre nace con necesidades primarias, que
tienen que colmarse perentoriamente para seguir viviendo pero, con el andar de su existencia,
se motíva a sí mismo con nuevas necesidades de más alto nivel, como las cognoscitivas y
axiológicas, que tienden a satisfacer sus afanes de poder, de perfección y de amor.” (3)
Nótese que la referencia de los autores, que al decir “(el hombre)…se motiva a sí mismo…”
está
planteando la característica más distintiva de la motivación: que es siempre un
impulso, estímulo o factor que nace interiormente; que va siempre desde dentro hacia
fuera, y nunca al revés.
Esto distingue la motivación de otros factores externos, que pueden confundirse con ella, pero
que no lo son.
Externamente sobre una persona se puede operar, sensibilización,
estimulación y/ o
incentivación; pero nunca se la puede “motivar”: la motivación es siempre interna.
No existe consenso, pero sí muchas teorías de autores y escuelas que han intentado explicar por
qué se producen las motivaciones; nosotros no iremos más allá de lo expuesto y nos quedaremos
con la aproximación hecha a qué son, sin considerar relevante - para nuestro abordaje- conocer
porqué son o de dónde vienen. (4)
7.3. ¿Se pueden conocer y clasificar las motivaciones?
La respuesta es un “si…pero”.
Coincidimos con quienes creen que más que una galaxia ordenada y cartesiana, el sistema de las
motivaciones se asemeja más a una nebulosa.
Es un universo complejo e interior, que tiene siempre componentes concientes e inconcientes,
tales que hasta ni el mismo sujeto sabe cuáles o porqué son.
Las motivaciones de una persona sólo pueden ser conocidas por lo que ésta manifiesta; ya
sea en su verbalización y /o en sus actos; y al conocerlas, tal conocimiento es siempre
además una reinterpretación subjetiva de aquél que las “lee”.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es por ello que casi siempre fracasa el deseo de penetrar la intimidad de otro para que nos revele
y confiese sus motivos, faena que tiene muchas veces sustento alternativo en la inseguridad y en
la omnipotencia.
¿Por qué alguien se hace voluntario?
“La respuesta- diría Bob Dylan- está en el viento.”
Y en los dichos. Y en las acciones.
Pues no tenemos otra forma de saber porqué una persona se hace voluntaria que no sea a través
de sus palabras y de sus actos.
Si alguien nos dice que se hizo voluntario por un motivo “A”, no nos queda más remedio que
creerle, por más que nosotros supongamos que lo hace por un motivo “B”.
La confianza es el primer indicador de certezas: Según García Roca: “La donación se hermana
con la confianza” y cuando esto sucede...“Identificarse como voluntario significa dejar de ser
extraño. Están ahí para que lo lejano se vuelva cercano, lo distante, próximo y lo amenazador,
benefactor.” (5)
Pasado ese primer momento de fianza compartida- de “con - fianza”- hay algo que nos
mostrará luego si el motivo verdadero era “A” o “B”: el Itinerario.
En el
Itinerario -concepto al que nos referiremos extensamente en el Capítulo 13, se
confirmarán o desmentirán los motivos esgrimidos y lo harán sólo después de un tiempo de
responsabilidades compartidas; y eso es muy bueno, pues nos permite agujerear las redes del
prejuicio unilateral para salir a tiempo de ellas.
Es en el marco de estas limitaciones para conocerlas, que se han clasificado las motivaciones en
diversos ordenamientos, según enfoques diversos y en función de intereses operativos o de
investigación.
Así, muchos autores agrpan las motivaciones en religiosas, psicosociales, políticas, humanistas,
de desarrollo personal, ciudadanas, altruístas, egoístas, de pertenencia, etc, etc.
No compartimos del todo este tipo de clasificaciones, o por decirlo mejor: no vislumbramos su
utilidad.
7.4. ¿Existen factores que las condicionen?¿Cuáles?
Creemos que existen factores, procesos o situaciones que van operando sobre las motivaciones
de una persona.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
A ellos les hemos llamado “Condicionantes de las motivaciones”; y son:
I) El Tiempo: El paso del tiempo actúa sobre las motivaciones ejerciendo un proceso de
maduración.
A medida que una persona transcurre como Voluntario, aquellas
motivaciones iniciales,
cualesquiera que hayan sido, irán madurando hacia otras diferentes, siguiendo un vector cuyo
sentido es muy difícil anticipar, pero que seguramente se habrá movido de aquel original punto
de partida.
II) La Permeabilidad de la persona: Las motivaciones, internas como son, están sin embargo
en permanente intercambio con el ambiente exterior.
Esto varía en función de lo permeable o impermeable que sea el sujeto para receptar, internalizar
y dotar de significatividad esos estímulos externos; de ello dependerá que frente a diversas
situaciones contextuales, las motivaciones se mantengan variables o inmutables.
III) La Grupalidad: no sólo las motivaciones de un sujeto se ven influenciadas
por la
participación grupal de este, sino que los mismos grupos generan, como tales, una motivación
propia y singular.
Esta motivación grupal no es ni la sumatoria ni el promedio de las motivaciones de sus
miembros, sino algo más que distingue a ese grupo de otros, que lo lleva a actuar, que genera
juegos de lealtades; desarrollos y repliegues.
IV) Lo Heterocentrado y lo Autocentrado de la persona: Al igual que los comportamientos o
las decisiones, las motivaciones de una persona también pueden ser hetero o auto centradas.
En general, en su proceso temporal, las motivaciones maduran de hetero a autocentradas.
Lo autocentrado se relaciona con la minimización del poder de la influencia exterior respecto del
motivo y del sentido de las acciones que uno desarrolla o decisiones que toma.
Nos referimos a conductas autocentradas cuando no dejamos que un otro determine nuestras
necesidades; cuando hemos podido desarrollar una capacidad de análisis que nos deposite frente
al sentido profundo de las cosas, por sobre una valoración superficial, causada por el impacto
externo.
7.5. ¿Qué importancia real tienen las motivaciones en el Campo del Voluntariado?
¿Por qué, en el estudio del Voluntariado, dedicar un capítulo a las Motivaciones? ¿Cuál es su
importancia?
En primer lugar, diremos que importa el tratamiento de las motivaciones, para darle el justo lugar
que llevan, y ni un gramo más.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En segundo lugar, diremos que nos preocupa no tanto lo que de ellas se dice , sino lo que de ellas
se exagera.
A menudo, se le piden a los Voluntarios motivaciones como peras al olmo.
Es evidente que el ser humano tiene motivaciones múltiples en todos los aspectos de su vida;
¿porqué no habría de ser así con el Voluntariado?
En un estudio muy pertinente -focalizado en la realidad Paruana, pero con proyecciones
metodológicas y teóricas de más extenso y rico alcance- Portocarrero, Millán y Loveday,
también se preguntan esto: “¿Es negativo que el trabajo voluntario esté impregnado de
motivaciones mixtas?” (el subrayado es nuestro); y despliegan el tema: “Al respecto, existe una
amplia gama de posturasy el debate se aún se encuentra abierto. Los más radicales sostienen
que la filantropía debe tener sólo una motivación altruista, pues al mezclarse con el interés
personal tiende a perder su esencia profunda. En el otro lado del espectro se encuentran los que
sostienen que las motivaciones no importan, pues lo que interesa es el resultado y no tanto la
intención del acto.” (6)
Y focalizando en dicha realidad peruana agregan: “ En contraste, los resultados obtenidos en la
EDV 2001 son consistentes con una posición ecléctica, de acuerdo con la cual las motivaciones
para hacer trabajo voluntario son mixtas, es decir, que tienen un componente importante de
altruismo pero también de interés personal.” (7)
Nosotros creemos que quienes insisten pesadamente en focalizar únicamente en el altruismo
como única convicción y condición habilitada para valorar la actividad voluntaria están siendo
reduccionistas, radicales, excluyentes.
Las que en todo caso sí deben ser altruistas son las instituciones en las que el Voluntariado se
ejerce, allí – en la institución construida como sujeto ideal colectivo- el marco motivacional
preponderante del altruismo tiene sentido y no gratuitamente; siempre y cuando la institución no
cometa el error del dios griego Cronos, que (por temor) devoraba a sus propios hijos, y permita
una construcción multivalórica e incluyente de ese altruismo requerido.
La importancia de las motivaciones en el Voluntariado, y en particular la estrecha relación entre
motivación y voluntad, la trata Aranguren con claridad: “Así, no hemos de confundir la voluntad
con el campo limitado de las motivaciones.Existe una cierta mirada psicologista que reduce el
ancho y complejo mundo de la voluntad al ámbito de la psicología científica. José Antonio
Marina muestra con maestría como una cierta idea de voluntad ligada con el dominio, las
normas la disciplina y la regidez ha sucumbido a manos de un tratamiento restrictivo de la
conducta humana por vía de la psicología (…)
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
“En el mundo del Voluntariado existe una cierta tendencia a examinar con lupa las
motivaciones iniciales de cada nuevo voluntario. La dogmatización de la motivación inunda y
puede paralizar a buena parte de las organizaciones sociovoluntarias.Vivimos tiempos de
idolatrías de motivaciones puras.”
Y amplía: “Desde parámetros propios del mecanicismo occidental se ha seguido una lógica
monocausal, donde – en este caso- la causa es la motivación, de la que se sigue un único efecto
y no otro: a tal motivación, tal efecto.” (8)
Y refiriéndose al Condicionante de la Maduración, expresa: “Los motivos por los cuales uno
comienza su VoluntariadoVoluntariado son importantes, y conviene conocerlos, pero no los
juzguemos como definitivos: estaríamos negando la posibilidad del proceso. Comprobemos
como poco a poco esos motivos iniciales se van modificando en función d elos nuevos que el
voluntario se plantea en la práctica.” (9)
Finalmente, un párrafo para la dimensión religiosa de las motivaciones, algo que hemos
encontrado tratado con muy interesante enfoque nuevamente en Portocarrero, Millán y Loveday:
“La relación entre las motivaciones y la religión es un campo sumamente complejo, sobre todo
cuando nos referimos al concepto de ayudar al prójimo. Ello debido a que en el cristianismo
(tronco de donde se desprenden los católicos y los evangelistas) existe el sesgo de preocuparse
por el otro no en tanto tal, sino porque a través de esa preocupación uno está en gracia con
Dios. Es decir, el beneficiado pierde su identidad para convertirse en uno de los tantos “hijos de
Dios”; y citan a Todorov: “(Esto explica que) en el amor-caridad, la sustitución del objeto
resulte posible: no debo atarme a tal o cual persona, sino sentir el mismo amor por todas.
Idealmente no debo conocer siquiera el nombre ni el rostro de aquel a quien dirijo mi caridad”
(10)
La dimensión religiosa de las motivaciones se puede explicar proyectándola sobre la relación
entre la figura del beneficiario y la figura de Dios.
“Es decir, la persona beneficiada no es un fin en sí mismo, sino que se convierte en un medio
(quizás inconciente) para llegar a Dios. Ello se aleja de la concepción humanista del individuo y
su desarrollo en sociedad, es decir, de una visión en la cual los valores de la igualdad, la
solidaridad y la universalidad son igualmente imprescindibles para el desarrollo social” (y ello,
segúnTodorov): “consiste, en primer lugar, en encontrarse en el origen de los propios actos (o
de una parte de ellos) y en ser libre de llevarlos a cabo o no y, por tanto, en poder actuar a
partir de la propia voluntad. El rasgo distintivo de la modernidad es constitutivo del
humanismo: también el hombre (y no sólo la naturaleza o Dios) decide su destino. Implica
además que uno sea el fin último de sus actos, que no apuntan hacia entidades suprahumana
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
(Dios, el bien, la justicia) ni infrahumanas (los placeres, el dinero, el poder). Por último,
permite dibujar el espacio en el cual sus agentes evolucionan: el espacio de todos los hombres y
solamente ellos.” (11)
Pero además de estas lúcidas reflexiones, lo que nos ha parecido sumamente interesante de estos
autores, es que han formulado dos conclusiones concatenadas respecto del papel de la dimensión
religiosa de las motivaciones:
1) “Por lo tanto, no podemos concluir que la religión fortalezca motivaciones altruistas en
desmedro del interés personal, sino que, por el contrario, este último parece verse fortalecido
simultáneamente con aquellas.
2) “(Estos resultados) confirman nuestra conclusión principal: las motivaciones altruistas
están asociadas a intereses personales, y la religión no altera ese patrón general de
comportamiento.” (Los subrayados son nuestros) (12)
7.6. Pero entonces: ¿qué hacer?
En principio, creemos que existen por lo menos tres pasos claros a tomar, que están relacionados
entre sí y caminan en la dirección de un objetivo que proponemos como deseable: favorecer la
maduración de las motivaciones en un contexto de itinerario y hacia un horizonte
Autocentrado.
Estos tres pasos son:
1) Evitar las concepciones reduccionistas que nos arrastren a los “peritajes” de las motivaciones.
2) Distinguir motivaciones de actitudes, y – aprovechando la potencialidad de estas últimas de
ser aprendidas (y por lo tanto enseñadas) – trabajar sobre ellas.
3) Confiar en el itinerario como un proceso/espacio para operar sobre las motivaciones,
incorporarándole a éste momentos explícitos para atenderlas.
Así, de la combinación entre “evitar”, “distinguir” y “confiar” creemos que puede resultar un
plan acotado pero posible de acercamiento al objetivo.
1) Para el primer paso, decíamos que es entonces imprescindible evitar la lógica del peritaje,
aún a riesgo de que suceda lo que plantea Solanes Corella: “La realidad pone de manifiesto que
dentro d e la actividad voluntaria se confunden otros voluntarios no movidos propiamente por la
solidaridad, sino más bien por una especie de interés encubierto. Se trata de personas que
ejercen su actividad en asociaciones con finalidades básicamente sociales, sin recibir
remuneración a cambio, pero movidos por una intención más allá de la mera solidaridad. Estos
101
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
son los que denominaremos voluntarios interesados o falsos, asumiendo la contradicción que
estos términos pueden implicar, para concluir que la acción propiamente voluntaria no puede
tener otra finalidad que la altruista.” (13)
Coincidimos apenas parcialmente con la precaución de la autora, pues si bien es verdad que –
como cualquier otra manifestación social- el Voluntariado puede estar amenazado por “pícaros y
aprovechadores”, es muy difícil definir taxativamente quién es quién y sobre todo descubrir a
priori esa especie de interés encubierto que ella menciona.
2) Para trabajar sobre el segundo paso, distinguir entre motivaciones y actitudes, es necesario
que dediquemos un espacio para el conocimiento éstas últimas.
“En el lenguaje coloquial se recurre al término actitud para señalar que una persona puede
tener pensamientos y sentimientos hacia cosas o personas que le gustan o le disgustan, le atraen
o le repelen, le producen confianza o desconfianza, etc. Conocemos o creemos conocer las
actitudes de las personas porque tienden a reflejarse en su forma de hablar, de actuar y de
comportarse y en sus relaciones con los demás.” (14)
Las actitudes como tales, se diferencian de otras manifestaciones afectivas, y ello también
lo deja en claro Sarabia: “Una actitud es menos duradera que el temperamento, pero mas
duradera que un motivo o un humor o estado de ánimo. Aunque los principales determinantes
de las actitudes se entienden en términos de influencias sociales, tales como normas, roles,
valores o creencias, esto no las distingue por completo de otros constructos de personalidad.
Conviene diferenciar entre actitudes y valores. Estos Últimos incluyen la creencia según la cual
el objeto sobre el que se focaliza el valor es deseable con independencia de la propia posición
de la persona. Los valores son, por tanto, más centrales y estables que las actitudes. (15)
Y agrega: Las manifestaciones verbales de las actitudes se denominan opiniones y expresan un
posicionamiento evaluativo o predictivo de la persona respecto del objeto de su opinión. Las
actitudes se distinguen de las cogniciones o creencias por la presencia del afecto en la persona
a la que aquéllas se refieren. Las actitudes se diferencian de las habilidades, capacidades o
inteligencia no sólo por la presencia de un componente afectivo, sino también porque la mera
presencia del objeto de la actitud es suficiente para desencadenar la respuesta preparada, la
cual no requeriría una motivación adicional. La capacidad de una persona para dar cuenta de
sus acciones marca la frontera entre actitudes y hábitos. El «hábito» de conducir por la
derecha puede ser verbalizado, o no, por una persona habituada a hacerlo, pero lo expresa en la
práctica cotidiana. La «preferencia» por la conducción por la derecha (una actitud) refleja un
102
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
estado de conciencia que puede ser expresado verbalmente, aunque dicha persona pueda no
estar siguiendo su preferencia en ese momento. (16)
Las actitudes tienen un punto de contacto con las motivaciones, ya que “De acuerdo con estas
definiciones, si el componente motivacional (de activación y orientación de la conducta hacia un
objetivo) no estuviera presente, no podríamos hablar de actitud. ” (17)
Pero al ser manifestaciones
externas, es posible trabajar sobre ellas, cosa que sobre las
motivaciones no creemos que pueda realizarse.
He aquí la diferencia y la importancia de trabajar sobre el aprendizaje de actitudes,
incorporándolas como un “contenido” a trabajar en las capacitaciones de los Voluntarios, y –
más ampliamente- en el itinerario institucional de los mismos.
3) Finalmente, en tercer lugar, proponemos confiar en el itinerario como un proceso/espacio para
operar sobre la maduración de las motivaciones.
Podemos plantear el tema en los siguientes términos: en una escala hipotética de niveles, podrían
trazarse dos límites respecto de la maduración de las motivaciones de los Voluntarios, ambos
igualmente válidos a la hora de aceptarlos como ladrillos an la construcción de un Voluntariado
inclusivo: en el nivel inferior, tenemos un Voluntario que manifiesta como motivación un “no sé
muy bien porqué ni cómo, pero siento necesidad de hacer algo”; en el nivel superior aparecen las
Motivaciones del tipo de “hacer por el otro es la forma como debe vivirse, es lo correcto, y no
necesita reconocimiento ni tolera tributos”. Es la materialización de la griega “eudemonía”: la
vida buena que debe vivirse para servir al otro necesitado.
Evidentemente, desde el tratamiento concreto y real, ambas situaciones- en tanto límites- son
bien diferentes de ser abordadas.
Para las motivaciones del nivel más básico será necesaria una altísima dosis de comprensión,
seguimiento, contención y construcción compartida de un itinerario que permita llenar de sentido
ese “no sé porqué, pero quiero hacer algo” y ayudar a transitar el camino d ela maduración; una
dimensión más en el itinerario del ser.
En el otro extremo –pero de igual modo- será también necesaria otra altísima dosis en este caso
de prudencia, para que la motivación que tributa en una convicción profunda y certera de
nuestra acción, no se rigidice en posturas excluyentes, incomprensivas e intolerantes frente a las
motivaciones de otros, en estadíos menos desarrollados.
103
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Vidal, G. y Alarcón, R. (1986): Psiquiatría, Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires, p.
49
(2) Ib., p. 88
(3) Ib., p. 89
(4) Véase una extensa bibliografía y un análisis interesante - aunque por nosotros sólo
parcialmente compartido- sobre las motivaciones en Chacón, F. Y Vecina. M.L. (2000): Gestión
del Voluntariado, ed. Síntesis, Madrid.
(5) García Roca, Ximo (2003): “Los Voluntariados. Perspectivas de Futuro” en Montagut
Teresa (Coord.): Voluntariado: La Lógica de la Ciudadanía, ed. Ariel, Barcelona- p.171
(6) Portocarrero, Felipe; Millán, Armando y Loveday, James. (2004): Voluntarios, Donantes y
Ciudadanos en el Perú, Centro de Investigacion de la Universidad del Pacifico- Lima, p. 115 (7) Ib., p. 115 –
(8) Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid, p.96(9) Ib., p. 97
(10) Portocarrero, F.; Millán, A. y Loveday, J., op. cit., pp. 121 y 122
(11) Ib., p. 123
(12) Ib., pp.125 y 127
(13) Solanes Corella, Ángeles. (2001): “El Trabajo del Voluntariado y su Institucionalización
Jurídica”, en García Inda, A. y López de Pisón, J., Ciudadanía , Voluntariado y Participación,
ed. Dykinson, Madrid, p. 170(14) Coll, César; Pozo, Juan Ignacio; Sarabia, Bernabé; Valls, Enric.( 1992): Los contenidos en
la Reforma, ed. Santillana, Madrid, p.134(15) Ib., pp. 134 y 135(16) Ib., p. 135(17) Ib., p. 135-
104
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 8:
¿HAY UN MODELO DE VOLUNTARIO
POR CADA TIPO DE VOLUNTARIADO?
8.1. Voluntariado y Voluntarios
Si la exigencia impusiera una respuesta cerrada, por sí o por no, diríamos que no: que no
necesariamente hay un tipo especial de persona Voluntaria para cada modelo de
Voluntariado, pues la visión del Voluntario como sujeto debe hacerse desde una matriz de
complejidad, en la cual se entremezclan todo tipo de características.
Sin embargo, si la respuesta permitiera matices, entonces diríamos “no, pero...”
Porque si bien la prudencia descree de los modelos que la realidad habilita, no es menos cierto
que el ejercicio de determinado tipo de Voluntariado va configurando unos denominadores
comunes en las personas que los practican, que las van aproximando entre sí, no desde sus rasgos
o características, pero sí desde las prácticas requeridas y sobre todo desde las consecuencias que
ellas tienen en la dimensión de lo personal.
Pero hagamos un sintético recorrido; aquí el amable lector debe aceptar la paradoja de que para
comenzarlo- para avanzar- debemos primero retroceder.
Le proponemos entonces -como en los juegos de casilleros-
retroceder sobre lo visto
sucesivamente a lo largo de tres capítulos: en el Capítulo 1, la conceptualización de la
Solidaridad ya como un fenómeno normal extensible a toda la gente “común” o ya como un
fenómeno exclusivo, atributo de sólo una élite moral; nos fundamenta dos miradas divergentes
desde las cuales buscar la respuesta a nuestra pregunta.
Avanzando tres casilleros, el Capítulo 4 provee desde el relato histórico, el fenomenal cambio
de paradigma que transformó al Voluntariado desde una cómoda posicón de certeza, a otra de
“contradición”, en su evolución hacia el “todos pueden ser Voluntarios”.
Finalmente, los tipos de Voluntariado expuestos en el Capítulo 5 son como imágenes de un
espejo que nos devuelve los talantes del Voluntariado que allí habíamos decripto como una
aproximación para reconocer “cómo son” los Voluntarios.
Hasta ahí la visita a Capítulos anteriores para tomar impulso; continuemos: si tomamos en
primer lugar, el Voluntariado desde su modelo más Posmoderno, este “altruismo indoloro” que
plantea Lipovetsky, es la base sustentadora del “Voluntariado como realización personal” (1) y
se corporiza en un Voluntario que se compromete “hasta ahí” (y no más allá), siendo el placer la
medida y su felicidad la profundidad de su compromiso.
105
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es un tipo de persona que ante todo privilegia su individualidad por sobre la concepción
comunitaria.
Sin embargo; la individualidad: ¿es siempre individualismo?
El individualismo: ¿es siempre egoísta?
No necesariamente.
Al decir de Savater “... Las peores amenazas para la convivencia en libertad no provienen del
individualismo... muchos jóvenes... son individualistas en el verdadero sentido de la palabra: no
porque se despreocupen de sus semejantes o los ignoren, sino porque no conocen nada más
digno de aprecio que cada uno de los individuos concretos.” (2)
Y agrega “El individualismo no ignora que cada ser humano es fruto de la colectividad en la que
nace y de la historia que comparte con otros: pero asegura que lo importante no es lo que las
circunstancias no elegidas hacen de nosotros, sino lo que nosotros, eligiendo, hacemos a partir
de esas circunstancias.” (3)
Elección como efecto del verbo supremo, conjugado en persona perfecta y tiempo ideal: “Yo
elijo”.
La el mercado en la posmodernidad ha visto la necesidad de equiparar el concepto de “libertad”
con “libertad para elegir qué consumir”.
Ser voluntario es para estas personas una elección que se suma a otras tantas que conforman el
rompecabezas de la cotidianeidad.
Insistimos, ello no es malo en sí mismo, pero marca definidos límites.
Esos que Aranguren –inefable- pone de manifiesto una vez más: “El Voluntariado como
realización personal... (está)...ligado a la cotidianeidad. Se valora el aquí y el ahora. Es el
Voluntariado que se incorpora en el horario y la dinámica de una persona que debe, además,
atender obligaciones familiares, profesionales y que no renuncia a otros espacios de ocio. Es un
Voluntariado con minúsculas, que encuentra su acomodo en medio de otras muchas y variadas
actividades. Se halla ligado, de modo especial, al mundo de las relaciones personales, de salir
de casa, de encontrarse con otros”
Creo, sin embargo, que no deben confundirse entonces los beneficios legítimos que el Voluntario
recibe del Voluntariado, con los que aquél se procure en clave de egoísmo. (4)
Estamos convencidos de que si el Voluntariado resulta tan difícil de resumir es no sólo por los
matices de su desempeño cotidiano, por los valores que comunica, por las enormes influencias
que opera sobre el sostenimiento de las prácticas democráticas, por la casi infinita variedad de
106
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
sus campos de acción, sino sobre todo, por el impacto profundo - la huella- que imprime en
quienes lo practican.
La huella representa la marca de la retribución, no pedida pero sí esperada y en sí misma es
legítima y no egoísta.
El Voluntariado indoloro es, en todo caso, la caricatura de esa huella.
¿Quién es el sujeto de este tipo de Voluntariado?
En principio, es de suponer que se trata de una persona altamente comprometida, con un fuerte
sentido de misión, lindero con la militancia, aunque veamos luego que no son sinónimos.
En más de una caso, el Voluntariado constituye un elemento organizador en el proyecto vital de
estas personas; esto no es malo en sí mismo, pero nosotros a la idea de “dedicar la vida al
Voluntariado” preferimos la de “incorporar el Voluntariado a la vida.”
Dice Aranguren: “Una cierta ética de la convicción asiste a quien desarrolla su Voluntariado
desde la azotea de un heroísmo a prueba de jornadas, horarios y una vida extrovertida hacia
una acción que en ocasiones no contiene pausas o uno mismo no se las permite.” (6)
Esa convicción esclarecida limita siempre al oeste – donde se pone- con la utopía abarcadora, y
se deforma en la configuración dogmática del cambio.
Pero al este- donde nace- el voluntario del compromiso tiene otro tipo de límites: el de la
capacidad de saber vivir.
Maravillosamente lo expresa Frei Betto – una vez más de la mano de Aranguren-: “Es muy
difícil amar al prójimo cuando no nos amamos y no nos gustamos a nosotros mismos. Muchas
veces, hasta por motivos culturales, nos dejamos la piel en la lucha, y con una culpabilidad
cargada de omnipotencia, creemos que tenemos que resolver todos los problemas del mundo, lo
que acaba por agotarnos. Caemos en sectarismos, nos desviamos por rutas que nos queman
como militantes (…) necesitamos poesía, necesitamos espacios de gratuidad, no sólo de
necesidad; de pasatiempo, de lo lúdico, de lo festivo, de la celebración, de la contemplación, del
ocio. Esas cosas oxigenan su existencia. Hay que acabar con esa historia de cargarnos el mundo
a las espaldas (…) Cada uno de nosotros es importante siempre, no sólo hoy. Para ser
importante siempre, mientras se esté vivo, es necesario cuidarse y no tener miedo a ser feliz.”
(7)
El Voluntariado Transformador puede mirarse, si lo desea, en el espejo de la militancia, pero no
necesita copiarla.
Una buena y clara diferenciación entre ambos la manifista Capella, cuando propone su modelo
de “trabajador voluntario”, que así caracteriza: “Se concibe a sí mismo como un asociado entre
107
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
iguales, que pone en común con los demás trabajo no pagado. El destinatario del producto de su
trabajo es la sociedad, y por esto su actividad es pública aunque no estatal. Su actitud es la de
un operario; no la de un soldado. No se siente autorizado a exigir el sacrificio de otros, sino a lo
sumo el suyo. Trata de emprender modos de vida emancipatorios sin aplazarlos para después de
la revolución. No se ocupa necesariamente de los aspectos más políticos de la emancipación
social, sino también de transformaciones cotidianas necesarias y de espectos extrapolíticos d
elas relaciones sociales. Se solidariza con personas, y no sólo con las ideas de las personas. No
actúa sobre la base de creencias si puede evitarlo, sino sobre la base de conocimientos.
Considera el proyecto ideal susceptible de rectificación en razón de la práctica misma, y explora
autónomamente la realización de esa idealidad compartida. No establece una jerarquía de
valores entre el fin y los medios. Busca adquirir conciencia de especie; no sólo consciencia de
clase o de otro tipo de grupo social particular.” (8)
Así, si los modelos matizan, la diversidad matiza aún más.
Y todos pueden ser Voluntarios de cualquier modelo.
Pero… ¿ pueden todos ser Voluntarios?
8.2. SIN LÍMITES, EXCEPTO UNO
Consideramos que no existen límites excepto uno - que al final veremos- para determinar
quién puede ser Voluntario, ni peligros de que cualquier personalidad se sume a su
práctica.
Esto por tres motivos:
En primer lugar, porque es muy importante desmontar la idea de creer que el Voluntariado
es sólo para unos pocos; que es un pasatiempo para que lo practique aquella persona que,
ausente de preocupaciones propias, con un buen trabajo y con un nivel educativo medio, utiliza
parte de su tiempo libre en hacer algo para aliviar el sufrimiento de los demás.
Hay que jubilar aquella frase que dice "Es una persona preparada, ergo, puede ser
Voluntario".
Es muy importante recordar esto – a menudo olvidado por obvio-: el requisito más importante
para ser Voluntario es tener el tiempo y la voluntad para actuar.
Esos son los fundamentos, y todos los seres humanos los tenemos;
Tiempo y voluntad son características que unifican las clases sociales, son Factores
Unificadores, en un mundo con tanta desigualdad.
Entonces, para ser voluntario no hace falta nada más, ni siquiera saber leer o escribir.
108
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Claro, ser un buen voluntario, es otra cosa; implica preparación, capacitación, estudio. Y ser un
Voluntario de determinadas áreas específicas presupone muchísimo más; pero eso puede
adquirirse.
En segundo lugar, debemos tener cuidado, porque si ponemos la práctica del Voluntariado
como patrimonio único de los incluidos, es decir, de aquellos que tenemos trabajo, profesión,
familia y vacaciones, a los que la economía considera vencedores (y por lo tanto acepta dentro de
su lógica de mercado) estaremos construyendo un movimiento vedado a millones de personas
que hoy constituyen la mitad de la población de la tierra: los pobres, los marginados, los
analfabetos, los desempleados.
Y en tercer lugar, un motivo más: puesto que el Voluntariado es reflexión y crítica, sí, pero
sobre todo acción, es el mecanismo ideal para acabar con algo que desde hace mucho tiempo
hemos estado sembrando, (y sobre todo en los jóvenes): la apatía.
Hemos preferido cultivar la apatía como antídoto, exactamente en el otro extremo de una actitud
a la cual mucho hemos temido: la rebeldía.
Pero la cosecha nos salió mal, porque estoy convencido que la apatía (junto con la pobreza y la
marginalidad) es una de las nuevas máscaras de la violencia.
Hemos temido muchos años a la rebeldía, y la rebeldía no puede fructificar sino en progreso.
Claro que hablamos de la rebeldía constructiva, militante de la vida, apasionada por lo social.
Esa rebeldía serena que nos hace vivir tranquilamente alertas, que nos permite ejercer el
derecho a no resignarnos, a creer que uno puede participar para cambiar o mejorar la sociedad;
que no todo está determinado.
Esa rebeldía, en definitiva, empecinada por encontrar lo nuevo mejor, pero no lo imposible, o lo
sectario.
Rafael Argullol es uno de los que lúcidamente ha hablado de luchar contra el desencanto del
hombre, lamentándose por la aparición de un nuevo sentimiento de escepticismo sin lucidez, de
nihilismo, encarnado en lo que el llama el "hombre-espectador". (9)
Ese hombre espectador es fundamentalmente pasivo, incapaz de soñar, sus realidades aparentes
son los medios de comunicación, el confort y la seguridad, pero su “realidad real” es el
cansancio.
Aún así, sostenemos que ese "hombre-espectador" podría sumarse al Voluntariado; al igual que
los egoístas, los materialistas, los rencorosos o los herejes.
Porque creemos que el efecto del Voluntariado como Campo de Influencia, materializado en
lo que un correcto Itinerario personal e institucional puede proveer; un Itinerario que como
proceso Educativo opere en un doble sentido: entregando al Voluntario experiencias y
109
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
capacitación que lo resitúen permanentemente en su rol, y dotando al Voluntariado de los
anticuerpos necesarios que lo hagan – como práctica y movimiento- más fuerte que cualquier
aislada personalidad agresora.
Pero si bien creemos que ante la pregunta de ¿quién puede ser Voluntario?, nadie puede tirar a
priori la primera piedra del rechazo, es habitual que en el deporte de perseguir las respuestas a
las preguntas, uno se encuentre con los límites del campo de juego: ¿Hay algún ser humano que
no pueda o no deba ser Voluntario?
Lo que Aranguren ha denominado como clave antrópológica es un buen preámbulo justificativo
para darle sentido a las repuestas que vayamos encontrando.
La traducción de esta perspectiva antropológica no es más ni menos que una mirada
humanista, que coloca al hombre en el centro de lo que el hombre hace, más allá de
mandatos previos o utopías siempre posteriores.
La posición de Aranguren es clara: “El reto antropológico en el mundo del Voluntariado se
expresa en la necesidad de configurar un nuevo humanismo donde sea viable el desarrollo de
sujetos autónomos, vinculados entre si y vertidos hacia un imaginario colectivo justo y
solidario...(…) Si el humanismo tiene como encargo fundamental colocar al ser humano como
centro axiológico del mundo, el mundo del Voluntariado ha de situar en la persona del
voluntario y en las personas de los destinatarios de la acción voluntaria su acción organizativa
y educativa preferente. Ello exige repensar nuestro concepto de persona, más allá de la
individualidad autoclausurada en sí misma y del colectivismo absorbente.” Y la cita inmediata
de Jean Lacroix - recogida también por Aranguren- ahonda la idea acerca de este concepto dual
y complejo de persona: “La persona no es ni lo individual ni lo universal, antes bien es un más
allá que produce determinada tensión entre lo individual y lo universal. La persona actúa por
dos tendencias complementarias: una que se dirige a la concentración y el dominio de sí mismo,
y otra encaminada a la expansión y entrega de sí mismo. Pertenecerse, darse, viene a ser el
ritmo de la vida personal. La individualidad de la persona es lo que corrobora su dominio, su
sociabilidad, lo que realiza su expansión…la persona es persona en la medida en que es
consciente de la orquestación universal en que se inserta su papel individual.” (10)
En este contexto humanista, ¿habrá entonces alguien lo suficientemente inadaptado para
quedarse a priori sin invitación a la fiesta del ejercicio del Voluntariado?
Si; creemos que el único que no puede ser Voluntario, es aquel que Norbert Bilbeny ha
denominado como “el idiota moral”. (11)
110
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Bilbeny acuñó originalmente este agudo término para designar a ese ser particular, que no
tiene lugar entre los nuestros; porque él nunca ha pensado que la humanidad somos los
suyos: el asesino de masas.
Y desde allí, lo ha extendido a una dimensión más amplia, como uno de los males de nuestros
tiempos: “El mal capital de nuestro siglo tiene su causa en la apatía moral de seres inteligentes.
Por eso no les llamamos necios ni simplemente “idiotas”. El asesino de masas es, ante todo, un
idiota moral.” (12)
La conceptualización de este autor es apasionante pero extensa, por lo que nos contentaremos
con extractar sólo un rasgo más de los idiotas morales, para terminar de fundamentar nuestra
convicción de apartarlos de las posibles personas aptas para ser Voluntarias: su incapacidad de
pensar.
“La ausencia de pensamiento, que hace al idiota moral insensible al acuerdo o desacuerdo
consigo mismo, no es, sin embargo, una condición deliberadamente buscada por este individuo.
Si la hubiera buscado ya no sería lo que es, un apático que en el fondo no piensa, aunque pueda
hacerlo, sino un ser, como Lady Macbeth, que utilizaría el pensamiento contra el pensamiento,
con el ánimo imposible de cometer el mal sin sentirse a sí mismo. A éstos les llamamos malvados
y a aquéllos simplemente idiotas morales, aunque
el mal causado por los carentes de
pensamiento- el genocida, el psicópata- sea superior al provocado por el tirano y otras gentes
perversas. Con todo, el idiota moral se distingue de los últimos en que él no ha renunciado o
evitado por todos los medios el pensamiento, puesto que ello sería aún ejercer el pensamiento.
Si él no piensa no es porque lo haya decidido así, ni porque carezca de entendimiento, sino
porque el no pensar es un rasgo, el rasgo fundamental, a mi juicio, asociado constitutivamente a
su personalidad.” (13)
Creemos que es el único que ni el mejor Itinerario puede modelar; un caso perdido; y- tal vez por
eso- el más difícil de asumir.
111
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid –p.81–
(2) Savater, Fernando (1996): “Individualismo y Tribu”, en AA. VV.. Textos para Pensar, ed.
Perfil, Buenos Aires, p. 64(3) Ib., p. 65(4) Aranguren Gonzalo, L., op. cit., p. 81(5) Zubero Beascoetxea, Imanol. (1999): “El Papel del Voluntariado en la Sociedad Actual”, en
Martínez de Pisón, J y García Inda, A. (Coord.), El Voluntariado: regulación jurídica e
institucionalización social, ed. Egido, Zaragoza p. 41(6) Aranguren, L., op. cit., p. 107(7) Ib., p. 123(8) Capella, J. R. (1993): Los ciudadanos siervos, ed. Trotta, Madrid, p. 215(9) Argullol, Rafael; Trías, Eugenio: (1992): El Cansancio de Occidente, ed. Destino, Barcelona.
(10) Aranguren, L., op. cit., p. 108(10) Bilbeny, Norbert. (1993): El idiota moral. La banalidad del mal en el siglo XX, ed.
Anagrama, Barcelona,
(11) Ib., p. 21(12) Ib., p. 87-
112
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 9:
EL VOLUNTARIO COMO LÍDER
9.1. Avanzando hacia una definicion de Liderazgo
¿Qué es el liderazgo? ¿Cuál su relación con el Voluntariado?
El Liderazgo, como otros conceptos, se ve influenciado cuando ingresa al Campo del
Voluntariado, y deriva de allí en una figura singular: “El Líder Voluntario” , al cual nos
referiremos antes que finalice este capítulo.
Pero vemos antes los conceptos básicos.
En primer lugar, digamos que el Liderazgo es la capacidad de generar ideas y de llevarlas a cabo
con la ayuda y la participación de otros.Los líderes no sólo logran la adhesión de sus
seguidores,sino que son capaces de hacer sentir al conjunto que las ideas claves del grupo o la
institución son las queél ha interpretado.
Una idea o una manera de solucionar alguna necesidad o un problema
que es sentido como propio logra movilizaral individuo, a los grupos y a las organizaciones.
Las personas necesitan valores que otorguen sentido a sus vidas, que existan hechos e ideales por
los que vale la pena “jugarse”.
Los líderes transmiten una visión de la realidad que concuerda con aquello que la gente siente
que necesita.
Es lo que la gente “espera” sin saber muy bien qué es, pero que resulta muy claro cuando alguien
– el líder – es capaz de enunciar esa visión en forma clara y transparente, y enarbolarla como la
causa por la que vale la pena jugarse.
Esta visión o causa es fuertemente vivida por el líder, y con esa intensidad es transmitida a los
otros miembros del grupo.
Esta magia que el líder puede darle a la causa, la transforma en algo significativo, en un desafío
por el cual vele la pena trabajar.
Otro aspecto importante a diferenciar son los conceptos de autoridad, poder y liderazgo.
La autoridad es delegada, por lo tanto es ejercida en las instituciones por mandato:por ejemplo,
un cargo ejecutivo que se elige por asamblea y dura dos años.
El poder en cambio se ejerce independientemente del deseo del otro; por ejemplo, el responsable
administrativo que manda al cadete a efectuatrámites.
El liderazgo sólo existe en tanto sea reconocido y avalado por sus seguidores.
113
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En las instituciones, en el ejercicio de su liderazgo, los líderes siempre ejercen una cuota de
poder y una de autoridad.
Este ejercicio se expresa a través de los mecanismos de comunicación que se utilizan con los
miembros de la institución.A través de estos mecanismos se les indica lo que deben hacer, o se
les pide colaboración, o se les ordena ejecutar determinadas actividades, etc.
Todas estas formas de actuar y de expresarse están influidas por los supuestos concientes e
inconcientes que todas las personas tienen acerca de los otros miembros de la institución, y de la
institución misma.
Los líderes se comunican con la gente para facilitar la participación, la colaboración, y lograr
que la causa sea de todos.
Sus mensajes deben ser claros,homogéneos y esencialmente confiables; los líderes deben
transmitir con el ejemplo, comunicar con certeza y mostrar coherencia.
9.2. Tres aproximaciones al concepto de Liderazgo
La visión desde lo político
El liderazgo es uno de los temas de los que se ha ocupado la historia política, la historia y la
política.
Hablar
de
líder
en
términos
políticos
es
casi
hablar
únicamente
de
grandes
personas/personalidades que arrastraron tras de sí masas o multitudes, expertos en las relaciones
humanas, elocuentes en la palabra, y por sobre todas las cosas, repletos de carisma.
Y aquí le proponemos una actividad, a usted, inquieto lector: Busque en cualquier diccionario el
significado de la palabra carisma y luego responda a estos interrogantes: ¿Puede cualquiera
tener carisma?¿De qué depende tenerlo? Quien no lo tiene, ¿ puede adquirirlo por medio del
aprendizaje? Según esta definición: ¿sería el líder carismático una persona “elegida”; en alguna
medida “salvadora”?
Generalmente, el estudio del liderazgo en política se ha centrado en conocer cuáles han sido los
mecanismos por los cuales una persona se convierte en alguien aceptado y seguido por otras
personas en el campo de lo político.
Estos mecanismos serían las claves para descifrar cómo funcionan las teorías de las creencias.
A este respecto, el politólogo argentino Daniel Lutzky sostiene que existe una relación directa
entre los básicos del liderazgo y los básicos de las creencias. Según esta visión, el líder y la
creencia van unidos: Cristo-cristianismo, Buda-budismo, Marx-marxismo, y sostiene que las
creencias se construyen sobre tres pilotes:el ideal, que es hacia dónde marchamos; el ídolo, es
decir quien nos lleva y la cosmovisión o concepto que tenemos del mundo.
114
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La palabra creencia viene de crédito; y ello supone un consecuente depósito de confianza a
priori en el líder.
En este aspecto, y vinculado a personajes de la historia mundial, Félix Luna, historiador
argentino contemporáneo, sostiene.
“Para mi, los líderes son el resultado de muchos factores de los cuales me parece muy importante
el que está constituido por las situaciones críticas. En esos momentos especiales es cuando surge
alguien que se hace cargo de la circunstancia y la lleva adelante.
En épocas de la segunda guerra mundial, por ejemplo, aparecen o se perfilan caudillos como
Roosevelt, Churchill, De Gaulle, Stalin, Hitler o Mussolini.
Cuando se resuelve o pasa la situación crítica ya no se necesitan líderes de esas características
sino políticos o administradores que van acompañando procesos mucho menos dramáticos. Estas
últimas figuras parecieran no tener las características del líder, y probablemente no las tengan,
pero son igualmente importantes dentro de la vida de la comunidad.
Me parece bien que los países se manejen finalmente a través de políticos o administradores,
incluso grises. Creo que son más representativos de las sociedades democráticas.”
El segundo núcleo de análisis se refiere –como se dijo- a las características que una persona debe
tener para poder ser líder.
Desde las teorías de la administración existen muchos puntos de vista que avalan y promueven
una construcción de la figura del líder que nosotros llamaremos de Atributos Máximos
Interminables.
Esta construcción supone la figura del líder simbióticamente adosada a la de un hombre cada vez
más “preparado” y con “mejores cualidades” para el liderazgo.
Esta persona –se supone- no sólo cultivará las virtudes necesarias sino que las tendrá disponibles
para aplicarlas en el momento preciso, en las dosis adecuadas.
Llamamos a esta visión de los Máximos Interminables, porque a medida que imaginamos
atributos “deseables “ en toda persona que quiera ser líder, ésta se va cargando de una serie de
características que la van perfilando como “superhombre”.
Esta sucesión de atributos se torna entonces tan interminable como vana, y hace retroceder ,de
algún modo, al peligroso concepto de carisma.
Esta visión se resume en el texto que presentamos a continuación llamado “Hacia un perfil del
Dirigente”, utilizado en una organización no gubernamental sin fines de lucro, como apunte en
las actividades de capacitación y formación de sus miembros dirigentes.
115
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Hacia un Perfil del Dirigente: Atributos de un buen Líder
1- Ubicación y apreciación de la realidad
Sentido común- sensatez- objetividad
Amplitud de visión y capacidad de síntesis
Sentido de las proporciones, prioridades y posterioridades
Capacidad perceptiva de lo humano, personal y social
Libre de prejuicios
2- Jerarquía de valores orientación existencial y experiencia
Sólida cosmovisión de índole humanista
Haber elaborado positivamente situaciones de conducción
Sinceridad - Responsabilidad - Honestidad
Vida moral incuestionable
3-Autoposesión y gobierno de sí – equilibrio, madurez afectiva
Capacidad de reconocer las propias limitaciones, posibilidades, errores y aciertos
Capacidad de aceptación frente a los acontecimientos
Tolerancia a la frustración
Serenidad - Estabilidad - Equilibrio emocional- Dueño de sí
Capaz de afrontar situaciones muy estimulantes u sin perder la cabeza' y situaciones deprimentes
sin derrumbarse.
Sentido del humor - Autocrítica
4-Sintonía social - contacto - integración participación
Sociable - Aceptado por sus pares
Comunicativo - Comprensivo - Optimista - Irradia seguridad Apertura y capacidad de
adaptación, sin perder sus convicciones Empatía - Espontaneidad
Comparte los trabajos en grupos
5-Capacidad de liderazgo
Su presencia beneficia al grupo, y no “él se beneficia gracias al grupo”
Inspira confianza - Brinda comprensión
Ejerce autoridad sin autoritarismo
Prudente, busca soluciones y no milagros
Iniciativa Creatividad Empuje
116
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
6-Actitudes características
Ve a la gente como soluciones y no como fuente de problemas Respeta tiempos, costos, estilos
personales, convicciones
Conoce el aquí y ahora de la comunidad - Realidad sin mitos
Tiene fe en la tolerancia, la discusión y la libertad
Imparcial, no se liga demasiado a una persona; comparte con todos.
Sabe hacer una cosa por vez, una en cada momento y concentra sus energías en ello, olvidando
lo superfluo y realizando lo urgente.
Atención bien distribuida frente a múltiples asuntos
7-Funciones que cumplir
Compenetrarse en la filosofía del proyecto que dirige
Tener idea precisa de sus funciones
Saber comunicarse con los demás
Mantener una permanente actitud de aprendizaje
No pretender gustar a todos
Mantener al día su capacitación y formación
Hacer; reflexionar, enseñar y guiar; más que controlar, mandar y sancionar
Administrar impecablemente, con transparencia y sobriedad.
Elegir sus colaboradores por capacidad, no por amiguismo
Llevar un registro ordenado de todas sus actuaciones
Escuchar a todos, más allá de las funciones que cumplan
Brindar orientación, animación sin manipulación
Tomar decisiones con la profundidad necesaria
Distinguir la decisión coyuntural de la estructural
Mantener siempre abiertos los "Tres Canales del Éxito": Participación – Comunicación Negociación
No contentarse con administrar la crisis; promover acciones de crecimiento genuino. (2)
9.2. Liderazgo que se aprende y que se enseña: Liderazgo Multiplicador (3)
En el análisis del liderazgo que impulsa el planeamiento, la ejecución y la evaluación de los
proyectos sociales desde las organizaciones comunitarias sin fines de lucro, y con un fuerte
componente de VoluntariadoVoluntariado, aparece un nuevo concepto denominado Liderazgo
Multiplicador.
117
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En el planeamiento y ejecución de los programas sociales se observan diversos tipos de liderazgo
y tantos estilos de líder como personas lo asuman.
Más allá de la capacidad, carisma y elementos técnicos, no todos los conductores movilizan a
los participantes en torno a los proyectos.
¿Qué permite que un proyecto se convierta en un éxito o en un fracaso?
¿De qué depende la mayor participación y compromiso?
¿Cómo desarrollar el proceso de autogestión sin que se atomicen los grupos?
Son éstos algunos de los interrogantes que se plantean los dirigentes en la búsqueda de mayor
eficiencia en el resultado de sus proyectos.
Las respuestas no se encuentran solamente en las técnicas de gestión del proyecto ni en las
técnicas de conducción del mismo, sino y fundamentalmente en el análisis del encuadre
filosófico que lo sustenta, y en el replanteo de las actitudes que posee cada dirigente.
Es en este contexto que apelamos a un nuevo término: multiplicador
Según el diccionario, el termino multiplicar, en su primera acepción significa aumentar una
cantidad o un numero.
Sin embargo, resulta verdaderamente interesante conocer que una de las acepciones del término
multiplicador, proviene de su raíz latina multus, que significa complejo, es decir lo contrario a
simple, sencillo.
Véase qué desafiante resulta entonces emprender una acción multiplicadora, sabiendo que
la complejidad será –por definición- una de sus características inherentes, para
caracterizar a un nuevo liderazgo que promueva a su vez el surgimiento de líderes
naturales y el desarrollo de nuevos multiplicadores.
Este perfil no se logra con el aggiornamiento técnico o la incorporación de renovados recursos
informáticos. La formación
y entrenamiento del Multiplicador requiere
un cambio en la
concepción y en la metodología centrada en tres planos simultáneos de acción educativa:
- el pensamiento o plano cognitivo
- el conjunto de actitudes o plano socio - emocional
- el planeamiento, la ejecución, la evaluación; o plano didáctico.
Para caracterizar al liderazgo multiplicador plantearemos la siguiente hipótesis: el liderazgo
multiplicador es una concepción del trabajo en grupos desde la cual se logra el desarrollo
comunitario y la autogestión.
118
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La Comunidad requiere Proyectos
Un grupo de personas puede estar unida entre sí por variados vínculos: compartir el barrio o la
vecindad, el trabajo cotidiano, las mismas necesidades y preocupaciones, los mismos miedos, las
mismas esperanzas.
Estas personas tienen algo en común, algo que las une y que las hace "comun- idad"; sean o no
conscientes de ello. Esta conciencia o no de ser parte de una misma comunidad es sumamente
importante para encarar cualquier trabajo de tipo social.
La pregunta es: ¿qué determina el estado de tener conciencia o no de comunidad ? ¿Qué
permitiría pasar de un estado latente a un estado consciente?
Muchas veces la aparición de la conciencia de comunidad surge luego de experiencias
traumáticas sufridas por miembros de esa comunidad; pero muchas veces surge también como
producto de acciones pequeñas pero que motiven a las personas a la satisfacción de necesidades
individuales y compartidas. Por ejemplo, algo tan "sencillo" como poner iluminación en un
sector de las calles del barrio puede ser el elemento nucleante y disparador que pueda
transformar esa comunidad en estado de latencia a un estado de conciencia, de sentirse "viva" en
torno a un proyecto común.
Las comunidades latentes también "viven", pero lo hacen en un "status quo" permanente, que
desconoce las posibilidades de proyectar y accionar; que prefiere lo malo conocido a lo posible
mejor.
En general, estas comunidades en estado latente, también operan mecanismos que las llevan a
esperar que cualquier solución a los problemas provenga "desde afuera", que se generen y se
concreten en instancias y con mecanismos externos y ajenos a la comunidad.
Así, la dádiva que soluciona una necesidad mata a su vez múltiples otras necesidades y las
conductas posibles para lograrlas.
Es muy importante reconocer que la forma de satisfacer una necesidad influye en el resto de las
necesidades; esto quiere decir que si para satisfacer la necesidad de vivienda, por ejemplo, sólo
se entregan habitaciones de manera asistencial, estamos influyendo - en este caso inhibiendo- la
satisfacción de otras necesidades tales como la de participar, o la reflexión sobre los hechos de
la vida cotidiana.
Si no se toma conciencia de esto, se va incorporando una identidad basada en el recibir como
única alternativa y más cómodo mecanismo; en lugar de hacer, proponer, luchar, aceptar las
circunstancias para modificarlas desde allí, etc.
119
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Esto nos lleva a una primera conclusión: No es posible "desarrollar " una comunidad; ésta debe
desarrollarse a sí misma.
La necesidad humana de participación o de ser protagonista de su propia historia es una de las
necesidades no inmediatas del hombre; pero no por ello menos importante, sino fundamental
como condición y a la vez resultante de un proceso que pretenda ser transformador.
La participación real de las personas en las decisiones que afectan su vida cotidiana supone,
además, el reconocimiento de otras necesidades asociadas, que a su vez condicionan el proceso
de participación:autoevaluación de las propias capacidades, limitaciones
reconocimiento de la cultura del grupo de pertenencia
capacidad para crear y recrear nuevas formas de vida y de convivencia social
La comunidad requiere proyectos para estar viva.
Estos proyectos pueden estar liderados por personas con diversos estilos de conducción. El
liderazgo tradicional puede dar lugar al éxito de algunos indicadores del proyecto, pero con estos
estilos,
la mayoría de las veces la comunidad no logra permanecer viva más allá del
cumplimiento de los objetivos formales del proyecto.
Una vez satisfecha la necesidad que dio origen - y fin - al proyecto, se hace difícil sostener la
trama social porque el compromiso de las personas es muy lábil y se desvanece ante el
cumplimiento.
Sólo un liderazgo que logre crear nuevos líderes naturales capaces de re-crear la experiencia
vivida y transferirla a otras necesidades puede retirarse con la confianza que la semilla ha sido
plantada.
Este liderazgo denominado Multiplicador se basa en una concepción de trabajo y en el
entrenamiento de habilidades y actitudes centradas en el logro de una progresiva autogestión.
Esto supone una gran responsabilidad, por lo cual aceptamos y promovemos que cada uno sea
Multiplicador hasta donde “pueda” y “quiera”
El Liderazgo Multiplicador se basa en una concepción de trabajo y en el entrenamiento de
habilidades y actitudes centradas en el logro de una progresiva autogestión.
La Conducción: Fuente de Éxitos o Fracasos de un Proyecto.
La concepción y el estilo de conducción pueden ser la fuente del éxito o del fracaso de un
proyecto.
En muchas oportunidades, se observa que algunos programas lanzados con consistencia desde su
planeamiento teórico, no cuentan luego con la convocatoria necesaria; o motivan la deserción de
120
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
los usuarios. La pregunta surge entonces: ¿Porqué las "buenas intenciones" se derrumban al
ponerse en marcha lo planeado?
La respuesta contiene el análisis de un conjunto de variables intervinientes. Nos detendremos en
una de estas variables: la conducción.
Según Roger Kauffman, "...La clave del éxito radica en las personas y los procesos pueden ser
buenos en tanto lo sean las personas que los utilizan " (4)
Compartimos la idea que el éxito para la concreción de un proyecto se encuentra en las personas;
particularmente en la voluntad que ellas tengan de ejecutar cada uno de los pasos del proyecto no
solo con la rigurosidad que prescribe la planificación, sino con la calidez que debe traducir todo
acto humano realizado con pasión. Hablar de "pasión" en el a menudo frío mundo de las
denominaciones técnicas del diseño y la formulación de proyectos puede parecer aventurado;
pero no lo es a la hora de llevar estas planificaciones a la práctica.
En este sentido es de fundamental importancia el conocimiento que cada multiplicador tenga de
sí mismo:
¿Qué concepciones sustenta?, ¿Qué emociones privilegia?, ¿Cuáles actitudes practica?, ¿Qué
acciones implementa?
El Multiplicador es uno de los instrumentos del proyecto. Como tal, también es modelo de
construcción de otros multiplicadores provenientes del propio contexto y elegidos por ser líderes
naturales de la comunidad.
Es importante poder pensar, entonces, en algunos interrogantes referidos a las actitudes a
desarrollar en la tarea de liderar: ¿En qué medida sustenta determinadas concepciones teóricas,
pero con escisiones en el campo emocional ? ¿En qué medida verbaliza el pensar de un modo
determinado y se implementa en la práctica lo contrario ?
Estas fracturas son rápidamente captadas por los otros y van generando desconfianza y falta de
"creencia" en el conductor. Por lo tanto, a medida que el multiplicador logre mayor
articulación entre su pensar, sentir, decir y hacer más proyectará a los otros coherencia y por lo
tanto será más creíble y auténtica su gestión.
Son éstos algunos de los aspectos a ser trabajados por el Multiplicador:
Aprender a convivir con las diferencias:
Uno de los males que aqueja nuestra época y a la vez se convierte en real obstáculo para la
concreción de proyectos es la imposibilidad para convivir con las diferencias.
121
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Los problemas que provoca la no aceptación del otro tal como piensa ,siente y es se pueden
observar en muchos ámbitos de la vida cotidiana.
Por tanto , se hace necesario un cambio en el enfoque de este problema: comenzar a darse cuenta
que las diferencias lejos de obstaculizar, enriquecen la elaboración de un proyecto, por lo que
éste se nutre de distintos aportes.
La búsqueda a veces permanente en los grupos, de "pensar igual", "sentir lo mismo" o "Hacer
compartido"; puede ser - en algunos casos- una cortina de humo.
Centrados en estos objetivos muchos grupos se paralizan buscando el "consenso total", otros se
ufanan de esta característica a lo largo del tiempo, sin comprender que lejos de ser un logro se t
roca en obstáculo para la creatividad y el crecimiento de los proyectos.
Son las diferencias las que estimulan el interés por lo nuevo, transformando el "más de lo
mismo" por situaciones de cambio.
Las coincidencias - con todo su valor- deben basarse en transacciones entre los miembros y/o
los grupos en torno al objetivo planteado.
Superar la tendencia a ser el centro del proyecto:
Tanto el contexto como conductas narcisistas no resueltas fomentan muchas veces el desempeño
del rol del Multiplicador como personaje central de un proyecto.
En este sentido cabe analizar el papel que tiene la dependencia en los seres humanos.
La dependencia , según Muller, es "...un lazo que se establece a partir de ciertas circunstancias y
fundamenta la jerarquización de los seres que dependen unos de otros. "Si el Multiplicador
estimula o alimenta la tendencia a depender por parte de los participantes, puede acontecer que el
proyecto fracase.
Es difícil superar muchas veces esa sensación de sentirse le "estrella" de un proceso, de una
situación; de pensar por un minuto que uno es la pieza más importante para que algo funcione.
Más difícil aún si los demás depositan en uno ese sentir.
Las personas colocamos en los personajes fantasías y proyecciones ya sea por deslumbramiento,
por conformismo, por temor, por comodidad.
Esto es una trampa mortal para el Multiplicador.
La dependencia inhibe a los participantes del desarrollo de todas sus capacidades y de las
conductas requeridas para apropiarse de "su "proyecto. Se requiere, por tanto, superar la natural
tendencia y promover en cada participante actitudes y valores que lleven a asumir parte de los
compromisos de manera compartida y a la vez responsable.
122
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El Multiplicador debe trazar , entonces, el camino hacia una
independencia - una "no -
dependencia"- pero debe hacerlo de manera gradual, cuidando los tiempos y los ritmos de cada
grupo y comunidad para no acelerar procesos que, si están mal afianzados, se desarmarán
inevitablemente en el futuro.
Con un planteo progresivo y explícito de "alejamiento", el Multiplicador hará comprender al
grupo cuando éste ya se encuentra preparado para liderar su propio destino.
Aceptar grados de participación diferentes:
El modo y el grado en que las personas adhieren a un proyecto es diverso. Dentro del marco
teórico y de sus habilidades operativas, es necesario que el Multiplicador conozca, comprenda y
reconozca la incidencia de la motivación y las necesidades en la conducta de las
personas.Ambas, motivación y necesidad, constituyen el motor de las conductas.
La vida es una lucha en demanda de la satisfacción de necesidades. El rumbo que va adoptando
el comportamiento de un grupo está determinado por las múltiples necesidades que lo presionan.
Se escuchan por parte de los líderes frases tales como: "mi gente no está motivada", y que luego
devienen en sofisticadas técnicas de "motivar".
No hay ser humano que no esté motivado; lo que modifica sustancialmente es la lectura de esta
realidad. El líder debería decir, entonces: "mi gente no está motivada para lo que yo quiero que
esté".
Por tanto es necesario dedicar mayor tiempo y compromiso a oír, escuchar, observar, conocer,
comprender, a partir de los cuales es posible establecer expectativas
realistas, facilitar el
comienzo con todo lo necesario para el cumplimiento de los objetivos; desarrollar, en definitiva,
la permanente retroalimentación de la tarea.
Por otra parte, conociendo las diferencias biológicas, psicológicas y sociales de las personas que
participan en el proceso, se debe generar una diversidad de funciones para que cada miembro se
incluya en aquel rol a la medida de sus posibilidades.
En la medida que cada persona sea - y se sienta- parte del proyecto, independientemente de su
función, genera un sentimiento de participación y compromiso diferente.
Ser parte le otorga poder; poder para expresarse, para ser del grupo, para decidir...
En la medida que el Multiplicador tome conciencia de las aristas y los matices que debe trabajar
sobre sí mismo facilitará la articulación de toda su persona en la tarea de conducir. Comprenderá
que liderar no es sinónimo de decidir. Para llevar adelante la tarea se requiere tener en claro lo
que se siente, lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace.
123
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Muchas veces, el contexto estimula la escisión entre estos aspectos, haciendo que algunas
personas aparezca una fractura: dicen una cosa y hacen... lo contrario.
Sin embargo la dificultad no está en el contexto, que podrá condicionar pero no determinar la
conducta del hombre.
Si el Multiplicador asume esta escisión como obstáculo interno, y se dispone a tomarlo como un
elemento más sobre el cual tendrá que trabajar, habrá dado un paso muy importante en la
construcción de su rol.
La pregunta que cabe ahora es: ¿ en qué consiste la formación y el entrenamiento de un
Multiplicador con estas características?
El Multiplicador: Conocimientos, Habilidades y Actitudes para la Autogestión de los
Otros:
Se hace evidente que este perfil debe formarse y entrenarse a partir de nuevos supuestos
filosóficos y con técnicas específicas. Este modelo se constituye operando simultáneamente en
los siguientes planos:
Pensamiento, o plano cognitivo.
Actitudes, o plano socio-emocional.
Acción, o plano didáctico
No se trata de modificar el título o el rol , no estamos frente a un cambio de formas que modifica
contenidos, métodos o técnicas en la programación.
Este planteo apunta a un cambio que Watzlawick define como "un cambio estructural ", donde
"más de lo mismo" ya no tiene espacio.
Este cambio involucra, como dijimos, aspectos filosóficos, psicológicos y didácticos.
La realidad no se modifica con intenciones o declamaciones. Un cambio de Óptica en el
liderazgo puede dar a luz un cambio en la realidad que hasta ese momento observábamos como
rígida e inmutable.
Esto no es imposible pero tampoco sencillo; recordemos que la natural resistencia al cambio
forma parte de la mas genuina naturaleza humana
El replanteo del encuadre teórico, la inclusión de todos los componentes de la conducta humana
involucrados y el esfuerzo de transmitir con coherencia el rol a desempeñar, llevan a pensar en
estos aspectos como ejes fundamentales de la formación de Multiplicadores
Ejes fundamentales de la formación de Multiplicadores
124
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Conocimientos operativos para el trabajo con los otros, en diversos
contextos y etapas
evolutivas.
Aprendizajes a través de técnicas basadas en la participación que promuevan y faciliten el
surgimiento de nuevos líderes.
Competencias cognitivas al servicio de la percepción y la comunicación.
Actitudes para asumir-se como instrumento, ejercitando variados roles: facilitador, animador,
organizador, "delegador".
Actitudes de renuncia a ser el centro del proyecto y sentirse imprescindible.
Es parte del desafío actual el crear una nueva ciudadanía permitiendo espacios de participación
que faciliten intentos de organización comunitaria, tratando de respetar la heterogeneidad
cultural.
Aún queda mucho por recorrer en este sentido, pero si hay algo que resulta evidente es que los
cambios no son dados desde el exterior, ni mágicamente.
Debemos asumir el compromiso de la transformación y para ello tal vez sea un camino
comenzar a gestar Multiplicadores
Finalmente y tal lo prometido, un párrafo para la figura del Líder Voluntario.
Un Líder Voluntario se puede definir sintéticamente como el sujeto voluntario que es ante todo
líder de sí mismo.
Es “una actitud de vida, expresada como servicio a los demás y basada en la solidaridad” en la
que “…toda persona que es Líder lo es puertas adentro y afuera de su institución; se es en todo
momento y lugar, es algo constante que consiste en ser coherente entre lo que uno piensa, dice y
hace.” (5)
Unir a la gratuidad, compromiso, solidaridad y libre albedrío del Voluntariado el impulso
proveniente de la fuerza motorizadora del Liderazgo es como darle aire a los pulmones: lo
mejor que se pueda imaginar…
125
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Luna, Félix, opinión en “Mentes Líderes”, Diario Clarín, domingo 1 de diciembre de
1996, segunda sección, p.14
(2) Fundación Vignes, apunte de clase.
(3) Este concepto fue desarrollado desde la práctica en la Fundación Vignes y teóricamente
por Moreno, Inés (1986): El Multiplicador, como ser líder hoy., ed. Estudio Inés Moreno,
mimeo, Buenos Aires
(4) Kaufman, Roger (s/a): Planificación de sistemas educativos, ed. Kapelusz, Buenos Aires
(5) Bursztyn, Marcelo (Comp.) (2002): Dicen que líder se nace, y sin embargo Nosotros
Insistimos. Fundación Juan Gastón Vignes, ed. El Escriba, Buenos Aires, p.17
126
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
VÉRTICE III
La Institución con voluntarios
CAPÍTULO 10:
DONDE SE EJERCE EL VOLUNTARIADO
10.1. El Voluntariado se ejerce en el ámbito de lo social
Habitualmente, cuando uno pregunta “dónde se ejerce el Voluntariado”, la respuesta inmediata
obtenida es la que correspondería a la pregunta “dónde se ejerce en mayor cantidad y más
comúnmente el Voluntariado”: las Organizaciones de la Sociedad Civil.
Eso es indudable, pero es sólo una visión parcial de los ámbitos diversos en los cuales el
Voluntariado hace pie como práctica democrática, que potencialmente es de todos.
En verdad, el ámbito del Voluntariado es el territorio amplio de lo social, entendido esto último
más allá del “jurídicamente sancionado binomio privado/ público de la tradición liberal” (1)
pero también más allá de las fronteras de la definición de Sociedad Civil.
En todo caso, lo social
no planteado con una visón geográfica o geométrica de sector o
territorio- ni siquiera como intersticio – sino sentido como materia prima, alimento de los
mundos vitales colectivos, en los que el todo siempre es más que la suma de las partes. Allí es
donde opera y se significa el Voluntariado como práctica pero sobre todo aquella mencionada
conjetura: que lo relacional excede por mucho la reciprocidad mercantil de la equivalencia, y
esta sensación no tiene localización territorial; es “no tópica”; utópica.
Según García Roca,
el Voluntariado no es un territorio más junto a los dos territorios
tradicionales (Estado y Mercado), ni es tampoco un sector más junto a las dos tradiciones de
público y privado, sino que tiene una existencia relacional, que se extiende de manera
transversal por ellos.
En sus propias palabras: “Más que un sustantivo es un adjetivo cuyo valor le viene del lugar que
ocupa, al modo como las piezas del ajedrez dependen del lugar del tablero. Decir que el
Voluntariado tiene una existencia relacional significa reconocer que no existe en sí y para sí.
Resulta imposible caracterizarle desde sí mismo ya que no es nunca únicamente Voluntariado,
sino siempre algo que se sustancia en un espacio o en un problema.”
127
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y agrega: “Como existencia relacional acontece como interacción e interdependencia, en
conexiones y desacoplamientos. Más que un sector o una esfera autónoma de acción, el
Voluntariado es una pluralidad de prácticas y dinámicas internas en una sociedad compleja,
que se domicilian en los tres escenarios de lo social: el Estado, el mercado y los mundos vitales.
(2)
Desde una mirada sectorial, el Voluntariado se ejerce efectivamente en el Tercer Sector, pero
también en el Primero y en el Segundo.
O para decirlo correctamente: en las instituciones de esos pretendidos tres espacios.
Veamos entonces, un recorrido abreviado por las características, límites y potencialidades del
Voluntariado en cada uno de ellos.
10.2. Voluntariado en las Instituciones Públicas
Las posibilidades de realizar Voluntariado directamente en Instituciones, Organismos,
Dependencias o Programas del Estado, depende mucho de: a) las condiciones de contexto
macrosocial, b) de las intencionalidades desde las cuales se lo proponga, y c) de las modalidades
que se adopten.
Este trío de condicionantes ha hecho que lo público (entendido de ahora en adelante como “lo
estatal”, y no en su concepto más amplio de “res-pública”) no haya sido hasta ahora un espacio
de amplio desarrollo del Voluntariado; al menos en el caso de la Argentina y de otros tantos
países Latinoamericanos.
Pero comencemos por lo último (¿vió lector que – a veces- empezar por lo último ayuda a
clarificar lo primero?): caracterizar las modalidades de Voluntariado en el primer sector.
Podemos hablar de dos modelos: un modelo al que denominaremos “Directo” y un segundo al
que llamaremos “Mixto”.
Y seguimos comenzando por lo último: el modelo Mixto se da cuando la actividad voluntaria
tiene como destinatario una institución, organismo o instancia pública, pero se ejerce a través de
una institución de la Sociedad Civil – y por lo tanto privada- no pocas veces creada
especialmente para tal fin.
El ejemplo más conocido y clarificador son las Cooperadoras Escolares: más allá de cuál sea su
autodenominación las personas cooperantes son Voluntarios y ejercen el Voluntariado, a través
de una serie de actividades Voluntarias que están directamente organizadas para operar
128
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
mejoramientos en ciertos aspectos del funcionamiento de una escuela, de índole estatal (claro
que existen también Cooperadoras de Escuelas Privadas, por supuesto).
Es decir, el efecto de la actividad Voluntaria se dirige a un espacio netamente público, más allá
que su pertenencia sea a una institución privada: “la Cooperadora”.
En la República Argentina, las Cooperadoras Escolares son no sólo actores tradicionalmente
reconocidos de la sociedad, sino que tienen un tratamiento jurídico específico – que las
diferencia de otras instituciones de la Sociedad Civil, y son mencionadas en la mismísima Ley
Nacional de Educación. (3)
Pero que la pertenencia, la organización de las actividades, la responsabilidad y el Voluntariado
provengan de la figura privada de la “Asociación Cooperadora”, no quita el foco de que la
acción, el producto tangible y final, sea el mejoramiento de una institución - como lo es la
Escuela- cuya garantía de funcionamiento, manutención y desarrollo es responsabilidad del
Estado.
La pregunta surge entonces inevitable y no pocas veces urticante: ¿Si la Cooperadora hace por la
Escuela lo que el Estado no…no se está favoreciendo que éste se desentienda de sus
responsabilidades básicas?
¿Cuando un aula es pintada, reparada o calefaccionada por esfuerzo – económico y de mano de
obra- de los Voluntarios de la Cooperadora, eso significa ahorro de dinero para el estado, o
justificación de su desentendimiento para con la educación, cuyo presupuesto puede mantener en
niveles siempre mínimos?
Este tipo de debate es ya anacrónico, pero hemos querido descender a él, para no perder de vista
desde qué condicionantes parte la actuación del Voluntariado en lo público, y así vislumbrar
mejor sus límites y posibilidades.
Ciertas son ambas cosas: que por un lado, las cooperadoras muchas veces son el sostén de
muchos requerimientos básicos que el Estado debería atender, y que por otro en los modelos de
gestión modernos, la relación Estado- Cooperadoras ha tenido y tiene experiencias de acción
conjunta muy fructíferas, donde cada uno atiende su campo de acción sin esquivar
responsabilidades ni desafíos, y optimizando la conjunción de recursos y energías: los subsidios
públicos entregados a Cooperadoras para realizar tareas de mejoramiento en las Escuelas, son
una muestra de este posible feliz accionar, no exento de disputas de poder y de sentidos.
Otro caso de modelo mixto, es la tarea desempeñada por los Voluntariados Hospitalarios en
hospitales públicos.
129
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Las Voluntarias – el femenino es porque son en su gran mayoría mujeres- se insertan en
instituciones de Voluntariado de la Sociedad Civil, y realizan su actividad Voluntaria en el
mismísimo ámbito del hospital público.
En este caso, el Voluntariado Hospitalario cumple diversos roles - que no incluyen de manera
alguna actividades profesionales, ni médicas, ni de enfermería- y que podrían resumirse en el de
acompañamiento de los pacientes, tomando el lugar del familiar ausente.
Son acciones que el Estado de todos modos no haría, pues la inversión en salud (más allá de la
opinión que se tenga de su pertinencia, destino, etc.) seguramente incluiría otras muchas
prioridades antes que la que los Voluntarios cubren.
Nótese, finalmente, que en las áreas más emblemáticas en las que el Estado debe brindar
garantías soberanas: Educación, Salud y Seguridad, en todas ellas actúa un bien organizado
modelo mixto de Voluntariado en Escuelas, Hospitales y Cárceles.
El caso del Modelo Directo es menos común, y se define como aquel en que directamente el
mismo Estado – a través siempre de alguno de sus organismos o instancias – convoca, recibe y
gestiona a los Voluntarios.
Aquí la tarea también se realiza sobre lo público, pero no hay intermediación de una institución
privada a la cual los Voluntarios pertenezcan.
Un ejemplo concreto de esta modalidad directa sería si, por ejemplo, la Dirección Nacional de
Museos de la Nación convoca a Voluntarios para que colaboren en la realización de ciertas
actividades en la red de Museos Nacionales, los capacita, los deriva a un museo, los evalúa, etc.
Esta modelo directo de Voluntariado en lo público está creciendo muy lentamente, por todos los
condicionamientos y hasta riesgos que supone., lo cual nos deposita en los puntos b) y a) de
nuestro recorrido explicativo inverso que venimos realizando: las intencionalidades desde las
cuales se propone el ejercicio del Voluntariado en lo público, y el contexto macrosocial en que
eso acontece.
El primer dato a tener en cuenta es el contexto de crisis crónica y sobre todo de desempleo cada
vez más estructural que está viviendo Latinoamérica.
Si bien tal cual lo planteábamos en el Capítulo 6, aseveramos que el Voluntariado no quita
empleo,
en tal situación contextual como la que vivimos, éste debe plantearse desde una
ponderación ética impecable, que no deje dudas.
En la tradición sociopolítica Latinoamericana, el Estado- en todos sus niveles- siempre ejerció
un rol central como empleador.
130
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Al mismo tiempo la crisis de la pobreza y justamente la falta de empleo han hecho que la
sociedad se haya vuelto “empleocéntrica” midiendo las prácticas sociales según cuanto aporten
o compitan la generación de trabajo y empleo; creemos que será muy difícil y lento hacer
convivir el Voluntariado con estas realidades
Creemos que para que sea una opción ética y no manipulada, el Voluntariado en el ámbito
público desarrollado desde modelos directos, debe cumplir con dos requisitos fundamentales:
1.- Que no ocupe un potencial espacio de empleo, ni sea “paso previo para”.
2.- Que no asuma responsabilidades que correspondan al nivel de garantías o prestaciones que el
Estado debe brindar por serlo.
La mirada de García Roca al respecto, plantea con claridad tanto las condiciones de esa relación,
como sus desafíos: “El Voluntariado circula por el escenario del Estado y se sustancia en
formas específicas construidas con materiales de lo público. Al hablar de Estado en las
sociedades complejas aludimos a tres realidades distintas que habitualmente se confunden. Si no
las distinguimos, se produce un grave desencuentro entre lo público y el Voluntariado hasta
consagrarse la sospecha mutua. Desde lo político se descalifica al Voluntariado como
insignificante y carente de legitimidad democrática; desde el Voluntariado se desprecia al
Estado como el lugar de lo impuro y de la corrupción. El Voluntariado, en el futuro está
obligado a ensayar una nueva relación entre los elementos relacionales del Voluntariado y el
sector político aún a sabiendas que la conexión está empedrada de dificultades.”(4)
Respecto de esas tres realidades que desafían a su quehacer en la esfera del Estado, García Roca
puntualiza que el Voluntariado deberá: 1) Humanizar las administraciones públicas (rescatando
lo humano que se perdió en el proceso de burocratización), 2) Pleitear contra los intereses
privados (que contaminan al Estado) y 3) Reclamar por la defensa de los derechos de todos, al
punto que “el primer servicio que el Voluntariado tiene que hacer hoy en la esfera estatal
consiste en desidentificar público y estatal.” (5)
10.3. Voluntariado en las Empresas
Si bien el Voluntariado plantea desde su concepción la posibilidad de abrir el espacio de
intercambios no mercantiles entre las personas, ligado a la concepción solidaria de la
reciprocidad y el don; eso no impide que el mismo se extienda e inserte en el seno institucional
mismo del mercado: la empresa.
El así desarrollado y practicado se denomina Voluntariado Empresarial, o Voluntariado
Corporativo.
131
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Este tipo de Voluntariado lo ejercen principalmente los mismos empleados,
secundados
ocasionalmente por sus familias y amigos.
La primera regla de oro de esta forma de Voluntariado es que los Empleados- Voluntarios no
realizan actividades que correspondan a las actividades comerciales o productivas de la empresa,
lo cual sería una forma de contrato ilegal, al no tener remuneración.
Las tareas corresponden a actividades vinculadas al campo social, asistencial, artístico y/ o
comunitario que se hacen en el nombre del grupo de los Voluntarios de la empresa; de la
empresa misma, o de las Fundaciones Empresariales creadas ex – profeso; en el marco de
programas o proyectos; pero nunca como parte de la actividad específicamente laboral.
Es una práctica extendida y valiosa, que debe realizarse con mucha prudencia y dentro de ciertos
requisitos fundamentales. (6)
De todos, el más importante sea sin dudas que la propuesta de hacerse voluntario le llegue al
empleado “limpia” de presiones, suspicacias o tentaciones ligadas a su continuidad y / o
seguridad laboral.
En este sentido, la segunda regla de oro es que nunca se considere o utilice la predisposición,
interés y colaboración del “Empleado – Voluntario” como elemento de evaluación de su
desempeño a la hora de programar ascensos, prescindencias o incremento de retribuciones.
Existen numerosos y muy buenos materiales y textos que tratan al Voluntariado Empresarial en
toda la especificidad de sus prácticas; por lo cual no nos extenderemos aquí en consideraciones
técnicas.
Finalizaremos, en cambio,
reflexionando acerca de una preocupación: que la empresa se
convierta – como ya lo está haciendo- en la nueva “institución madre” de los tiempos
posmodernos del capitalismo globalizado.
Tanto pasa la vida cada vez más por la empresa, que “la empresa de vivir” ya no es la frase
pretendidamente original y desafiante del consejo de un tío viejo, sino el título de un libro
fundamental, donde
el filósofo Tomás Abraham nos previene del alcance de estas
organizaciones.
Según Abraham, desmoronado el Estado Rousseauniano – y con él el del mito de la “salvación
por la sociedad”; y superado el individualismo parasitario del homo oeconomicus...“la
necesidad de una nueva cultura, de una nueva moral, se articula con las organizaciones, porque
ya no son las personas las unidades sociales de conversión, sino ese más allá de las personas,
los ámbitos en los que éstas pasan la mayor parte de sus vidas, los dispositivos institucionales en
los que ganan su pan. Porque de las organizaciones es la empresa la que tiene el rol rector, ya
no es la familia, y menos la iglesia, el cuartel, las instituciones llamadas totales, como el
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
psiquiátrico las cárceles, las que modelan la reflexión sobre el funcionamiento social, ni lo es la
fábrica, este dinosaurio económico, antepasado secular de la empresa; cuando se habla de
organizaciones la destinada para los bienes transables y no transables es la privilegiada.”(7)
Si la empresa es entonces lugar actual por donde pasa cada vez más la vida de las personas, ¿por
qué seguir extendiendo su influencia a otros territorios / relaciones como el Voluntariado, más
ligado a los mundos vitales?
¿Por qué no “despegar” un poco de la empresa como formadora de sentido para la vida, y buscar
ese mismo sentido en otras relaciones externas, de alteridad, de expansión; en las que el
Voluntariado puede fructificar por igual?
No decimos que haya que huir del Voluntariado Empresarial, pero sí saber que hay también un
mundo de Voluntariado “allá afuera”.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Jerez, Ariel y Revilla, Marisa. (1997) “El tercer sector: una revisión introductoria a un
concepto polémico”, en Jerez, A. (Coord.), ¿Trabajo Voluntario o participación?, ed. Tecnos,
Madrid, p. 35(2) García Roca, Joaquín. (1994): Voluntariado y Solidaridad, Presencia Social, Santander;
tomado de: García Roca, Ximo (2003): “Los Voluntariados. Perspectivas de Futuro” en
Montagut Teresa (Coord.): Voluntariado: La Lógica de la Ciudadanía, ed. Ariel, Barcelonapp.170 y 171(3) Ley N° 26.206 de Educación Nacional. Más información sobre Cooperadoras Escolares
puede encontrarse en http://www.cooperadoras.com.ar
(4) García Roca, Ximo (2003): “Los Voluntariados. Perspectivas de Futuro” en Montagut
Teresa (Coord.): Voluntariado: La Lógica de la Ciudadanía, ed. Ariel, Barcelona- p. 176(5) Ib., p. 178
(6) Existe abundante bibliografía sobre Voluntariado Empresarial, desde una procedencia y
concepción fundamentalmente anglosajona. Para una mirada Latinoamericana del fenómeno,
véase el excelente libro –pionero en la Región de Galiano Corullón, Mónica y Medeiros Filho,
Bernabé (2002): Voluntariado na empresa. Gestao Eficiente da Participacao Cidada, ed. Mónica
Beatriz Galiano Corullón, Bernabé Medeiros Filho, Sao Paulo.
(7) Abraham, Tomás. (2000): La Empresa de Vivir, ed. Sudamericana, Buenos Aires, pp. 32 y33-
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 11:
CARACTERÍSTICAS DEL VOLUNTARIADO
ASOCIADAS A CONDICIONES ORGANIZACIONALES BÁSICAS.
11.1. ¿Cualquier institución puede incorporar Voluntarios? (1)
La respuesta es rotundamente sí, siempre y cuando desee hacerlo.
A priori, no importa la dimensión de la institución (“chica, mediana o grande”), la temática
sobre la cual trabaje, la cantidad de personal rentado que tenga, o la estructura operativa que
posea.
Siempre es posible incorporar Voluntarios, entendiendo que ello es incorporar no solamente
“gente que venga a trabajar” sino “energía personificada” que entregará a la institución “algo
más” que horas.
Para una institución que nunca ha trabajado con Voluntarios (o peor aún: para aquélla que
en algún momento de su historia ha tenido una mala experiencia con algún voluntario) no es
sencillo dar el primer paso y tomar la decisión de hacerlo.
En toda institución existen siempre los que se denominan “factores inhibidores” ante cualquier
decisión importante que deba tomarse: los factores inhibidores son ideas, experiencias,
pensamientos, anticipaciones o creencias que justamente inhiben, impiden, demoran la decisión
de asumir algo nuevo.
En el caso del Voluntariado, estos factores se pueden resumir en categorías de creencias y
afirmaciones, respecto de las limitaciones y los problemas que traería trabajar con voluntarios
dentro de la institución.
11.2. El sentido de incorporar Voluntarios a la Institución
Comenzamos este apartado realizando una afirmación: cuando una institución decide
incorporar voluntarios y comenzar a trabajar con ellos, los voluntarios aportan a la
institución dos elementos indisolubles, que vienen unidos el uno al otro, como las dos caras
de una misma moneda: Riqueza y Complejidad.
En efecto: estamos convencidos que trabajar con Voluntarios enriquece a las instituciones. No
sólo por el aporte en términos energéticos, es decir, de personas aportando trabajo concreto, sino
además en términos de crecimiento vital.
135
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La presencia de Voluntarios no sólo aporta riqueza al interior de las organizaciones sino también
plantea un enriquecimiento de la sociedad en general, al reconocer en el Voluntariado un valor
que se convierte en práctica.
Por otro lado, la práctica del Voluntariado también aporta valores fundamentales a las
instituciones.
Aquellas organizaciones que deciden implementar programas de Voluntariado, se abren a un
nuevo horizonte, no sólo porque puedan aumentar su capacidad operativa- eso es bueno, claropero sobre todo, porque los desafíos de crecimiento se extienden desde el área programática o
estratégica hacia una dimensión ético-humana.
Yo creo que, para funcionar, el Voluntariado requiere instituciones triplemente animadas, en
las tres acepciones más importantes de esa palabra: por un lado, animadas en tanto valientes,
con el coraje necesario para decir: bueno, aquí existe un problema que es prioritario, que tal vez
no nos agrade o no nos interese demasiado, pero es un problema grave y debemos atenderlo.
Animadas a actuar, a proponer, a hacerse responsables de lo que resulte de sumergirse en las
realidades más difíciles.
La segunda acepción de, animadas significa nada menos que con ganas, con ánimo de hacer
las cosas, de afrontarlas. Como se ve, esto es todo lo contrario a la apatía. Las ganas, el ánimo, el
esfuerzo no son virtudes automáticas; se construyen y modelan día a día.
El tercer modo en que nos interesa que las instituciones sean animadas, se refiere a la idea
asociada al espíritu, al mundo "de las ánimas". Instituciones donde pase "algo más" que una
simple colección de actividades, donde la mística se sienta. Este, que parece el aspecto más
secundario, es uno de los que más dolores de cabeza está dando a los empresarios: se han
preocupado mucho por lograr que sus empresas fueran eficientes, y en muchos casos lo han
logrado y hoy se preguntan cómo conseguir que sus empleados se motiven, y sientan que la
organización es algo más que un mal necesario donde se va a trabajar para poder vivir.
El Voluntariado necesita de instituciones animadas, y a la vez las hace.
Pero la incorporación de Voluntarios también trae complejidad.
Complejidad fundamentalmente en dos sentidos: en primer lugar, desde el punto de vista de la
gestión, es decir, de las consideraciones, aprendizajes, adaptaciones y cambios que la institución
deberá estar dispuesta a realizar para que el grupo de Voluntarios “funcione” y su aporte sea
efectivo en términos de trabajo concreto.
136
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y en segundo lugar, complejidad en tanto no se están incorporando “recursos tecnológicos” sino
sujetos, personas que en toda su dimensión traerán sus particulares miradas sobre la institución,
miradas que se irán convirtiendo en propuestas, ideas, sugerencias, necesidades, reclamos, etc.
Esta doble particularidad del Voluntariado- de acercar riqueza y complejidad- no debe ser vista
desde la perspectiva de “la rosa con su inevitable espina” – es decir, como lo deseable y lo no
deseable- sino como un desafío valioso, como una manifestación más de la tensión vital que
pone a la institución como protagonista de la sociedad desde una posición de “actor
comprometido”, reconocida hoy como la posición más requerida.
11.3. La Rotatividad:
El Voluntariado como fenómeno grupal e institucional, tiene una característica inherente, que le
pertenece como atributo insoslayable, y no pocas veces se nos presenta como inesperada y
decepcionante sorpresa: la rotatividad.
¿Qué es la rotatividad?
Un ejemplo servirá de la mejor definición: Una institución convoca Voluntarios y entre los
muchos que se presentan y llenan el perfil solicitado, dos demuestran sumo interés y son
seleccionados.
La institución los comienza a incluir, va mostrándoles su trabajo, invierte tiempo, conocimiento
y esfuerzo en su capacitación…
Los Voluntarios responden, y por lo tanto se les va otorgando responsabilidades cada vez
mayores, y se conforma una dinámica de funcionamiento aceitada…participativa…¡que
funciona!
En lo mejor, uno de ellos cuenta que se enamoró y decidió casarse, y que por lo tanto, ya no
podrá seguir viniendo…; el otro, dice que recibió el resultado de su examen de ingreso a la
Universidad… ¡y que por fin lo admitieron!, y ya no podrá continuar…
¿Y entonces?
Hasta aquí pareciera que no hay mucho más para decir, sólo resignarse.
Pero surge entonces la pregunta: ¿Todos los Voluntarios tarde o temprano se irán?
Uno de los reclamos más escuchados de boca de los dirigentes de Instituciones es el siguiente:
“Es muy difícil trabajar con Voluntarios en términos de mediano o largo plazo, uno los recibe,
los forma, los capacita... y en el momento menos pensado se van por razones personales - no
enojados, al contrario, contentos - pero nos dan las gracias, nos abandonan y hay que comenzar
todo de nuevo...”
Si…el Voluntariado tiene esa característica insalvable: la gente como viene, se va…
¿Insalvable?
137
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Veamos si es tan así.
La Rotatividad existe en el Voluntariado principalmente por dos razones: primero porque la
actividad Voluntaria no constituye una “actividad vital organizadora” (como lo es el trabajo, o la
familia) alrededor de la cual giren otras actividades conexas; por el contrario, el Voluntariado es
una de esas actividades conexas.
Esto no tienen nada que ver con que el Voluntariado sea una práctica social valiosa para las
personas, o que lo tomen o no con responsabilidad:
Significa únicamente que debemos aceptar que la vida (enmarcada en el contexto cultural, claro)
tiene actividades organizadoras de diferentes niveles, y en general, el Voluntariado no está en los
niveles superiores.
La segunda es porque aún asumido como actividad de gran importancia dentro de la vida
personal de alguien, el Voluntariado como fenómeno social no está atado a su práctica en el seno
de las instituciones existentes, pues si fuera así, no se hubieran creado más organizaciones que
las primeras – digamos – 10 iniciales...
Queremos decir: que un Voluntario deje una institución y se vaya a otra, le puede complicar a la
institución, pero no le hace daño “al Voluntariado”.
Muchas veces, es justamente el Voluntario formado y capacitado en una Institución, el que más
necesidad y capacidad tiene para crear una institucionalidad nueva, diferente.
¿Cuánta es una razonable Rotatividad?
Si bien no existen investigaciones que hablen de cual sería la media de tiempo que un Voluntario
debiera durar en una organización, es posible aproximar
como períodos
normales de
permanencia, en principio, los que el Voluntario planteó como posibles y la institución aceptó, es
decir, los que de común acuerdo se contrataron..
Si bien la rotatividad de los Voluntarios es algo que permanece latente y puede aparecer en
cualquier momento, es posible trabajar en dos direcciones:
1) Generando mecanismos institucionales básicos que la reduzcan:
Estos comienzan desde la captación misma, diseñando los puestos de Voluntariado de manera
flexible y realista.
En la entrevista, es fundamental indagar cuáles son las actividades actuales del postulante, pero
sobre todo para conocer cuales son las actividades “vitales” que el Voluntario tiene pensado por
delante (próximo a terminar la Universidad, casarse, mudarse, esperando un hijo, etc.)
identificando aquellas que pueden resultar de modificaciones sustanciales en sus tiempos
disponibles, conversar estos temas e imaginar futuros posibles y estrategias en consecuencia.
138
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Cuando de parte del Voluntario existen muchos deseos de incorporarse a la Institución, pero
asimismo muchas indefiniciones respecto de cómo hará para poder compatibilizarlo con sus
otras actividades personales; en ese caso la institución no debe dejar la decisión en manos del
Voluntario y sí tomar la iniciativa y proponer una postergación, hasta que las cosas estén más
claras.
En el momento del contrato con el Voluntario, es conveniente establecer tiempos de contrato
cortos o medios (por ejemplo 6 meses) luego de los cuales recontratar por un período más.
Otro mecanismo institucional sugerido para reducir la rotatividad es “complejizar” la
arquitectura de los proyectos con voluntarios aumentando su cantidad de y reduciendo su nivel
de tiempos reales de trabajo.
Así, por ejemplo, que una misma tarea sea realizada por dos voluntarios – con menor tiempo de
dedicación- que por uno sólo sobre el cual recaiga toda la responsabilidad puede parecer más
complicado en el corto plazo, pero redundará en mayor estabilidad a mediano y largo.
2) Estableciendo canales de comunicación fluida y sincera con los voluntarios:
Complementario de lo anterior - pero con mayor peso específico aún - la comunicación fluida y
sincera con los voluntarios, es la llave para reducir y anticipar la rotatividad.
Mantener permanente contacto con éste, preguntar y conocer no sólo acerca de su desempeño
como voluntario, sino de su vida en general, estar atento a sus comentarios respecto del tiempo
que le insume la tarea voluntaria, etc., son algunas sugerencias a tener en cuenta.
Finalmente: ¿Qué se puede hacer ante un voluntario que de todos modos debe o decide irse?
Ante la rotatividad consumada (siempre que la separación sea en buenos términos entre
voluntario e institución) es posible aún resignificarla, con dos acciones básicas:
1.- Invitarlo a que quede ligado a la institución como “Voluntario Honorario”.
Si luego de una prolongada permanencia en la Institución, un Voluntario formado, capacitado y
experimentado decide alejarse (en buenos términos) es conveniente – más que insistir con su
vuelta – resignificar su relación futura con la institución e invitarlo como “colaborador” o
“asesor” para casos y situaciones puntuales, en los temas donde pueda brindar sus
conocimientos: por ejemplo una “mesa redonda de formación de Voluntarios” dónde se lo invite
como disertante, para que esporádicamente colabore con alguna actividad especial, brinde un
taller que sea de su conocimiento, realice contactos en nombre de la institución, nos acerque
información específica, etc.
Es decir: que continúe en contacto, no sólo desde lo afectivo (que siempre es de esperarse) sino
con alguna función – mínima desde el compromiso horario- pero ligada a la tarea voluntaria.
2.- Que el voluntario abandone la institución, pero no el Voluntariado.
139
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es posible sugerir al voluntario otras instituciones o espacios donde seguir realizando una tarea
voluntaria, tal vez con horarios más flexibles, o más cerca de su nueva casa o lugar de trabajo.
Para ello, la institución puede consultar bancos de datos de Voluntariado, o establecer redes con
otras organizaciones para recomendar a los Voluntarios.
Esta tarea opera sobre una valoración del Voluntariado que va más allá de su funcionalidad y se
proyecta como valor social.
En un estudio muy interesante sobre la lógica de funcionamiento de las instituciones que trabajan
con Voluntarios, los autores Cardarelli, Kessler y Rosenfeld, descubrieron que existen algunas
instituciones para las cuales la alta rotación de los Voluntarios “no es muy costosa, dado que la
escasa calificación de las tareas que realizan estos voluntarios le ahorra la necesidad de
realizar una inversión en su capacitación: la deserción personal no es una pérdida significativa,
mientras la tarea siga siendo realizada ” pero que – más allá de la libertad de cada institución de
elegir de que modo operar con sus Voluntarios – tolerar ésta práctica no aporta en el plano
social, porque “el voluntario que “entra” y “sale”, que no participa en decisiones
institucionales y que no es sujeto de una política de capacitación, no formará parte de una masa
crítica de agentes multiplicadores eficaces de un ideario y una tecnología de acción colectiva”
(2)
11.4. Riqueza y Complejidad como Inversión de Energía.
Relacionada con las ideas de
riqueza y complejidad, y condicionada por el concepto de
rotatividad, se encuentra una visión energética del Voluntariado, entendida ésta como la cantidad
de energía (de todo tipo) que una institución debe invertir en un Voluntario que llega y se
incorpora; en ella incluimos la energía necesaria para de linear el perfil de Voluntarios que se
busca, desarrollar la campaña de convocatoria y el proceso de incorporación, capacitar a los
nuevos Voluntarios, explicarles el funcionamiento institucional, etc.
Esta energía que la institución invierte en el Voluntario, es simultánea con la que el Voluntario
brinda a la misma al desempeñarse en ella; pero su relación no es lineal.
Podemos graficar dicha relación, colocando en el eje de ordenadas el cociente entre la energía
entregada por la institución al Voluntario y la brindada por el Voluntario a la institución; y ver su
evolución en función del tiempo, registrado en el eje de abscisas.
Esta relación evoluciona generalmente tal como se muestra en el Gráfico N°8 (al final del libro )
constituyendo lo que se conoce como “Tobogán del Voluntariado”, por la forma de la curva de
energía.
Nótese que como estamos haciendo la división entre la energía que invierte la institución, sobre
la que brinda el voluntario, cuando la primera es mucho mayor que la segunda- tal cual acontece
140
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
en los primeros tiempos del Voluntario en la institución- el cociente da números altos, y por eso
la curva tiene cotas elevadas.
Medida que transcurre el tiempo, la relación entre “energía invertida y energía recuperada” se va
emparejando, y cuando la energía que la institución invierte en el Voluntario es igual a la que
recibe por la participación del Voluntario den la institución, el cociente es igual a 1, y a ese se lo
denomina tiempo de equilibrio (te).
A partir de allí, sucede generalmente que la relación se invierte, y la institución comienza “a
ganar más de lo que invierte” (cociente menor que uno).
Por lo tanto, el desafío para las instituciones es llegar a ese tiempo de equilibrio (te) lo más
rápida y seguramente posible, evitando que la rotatividad haga que el Voluntario se aleje de la
institución antes del mismo, con la consiguiente pérdida de energía.
11.5. Los Puntos de Anclaje de un Voluntario en una Institución: Los 5 Puntos Cardinales
Al analizar la naturaleza del contrato psicológico que realiza un Voluntario con la institución, es
posible identificar cinco Puntos de Anclaje que actúan al modo de cinco puntos cardinales, que
nos orientan para saber cómo es el grado de involucramiento del Voluntario con la institución.
Los Puntos de Anclaje de un Voluntario:
1.- Con el Tema
2.- Con la Institución
3.- Con la Tarea concreta
4.- Con el Grupo de pares
5.- Con el Destinatario
Estos cinco puntos de anclaje no necesariamente se influyen mutuamente; y es posible que unos
sean más poderosos o determinantes que otros en la inserción de un Voluntario en la institución.
El desafío institucional, la tarea a realizar, es procurar mantener un nivel de equilibrio entre
los cinco, para evitar que un Voluntario quede “pendiendo solamente del hilo de uno de ellos”, y
aumente así su potencial rotatividad. Si notamos- por ejemplo- que un Voluntario manifiesta
explícita o implícitamente que sólo acude al proyecto porque “está encariñado con los niños”; y
que “si no fuera por Pedrito y Juancito, ya hubiera dejado hace rato la actividad”; estamos frente
a una potencial situación de pérdida del Voluntario, de momento que uno o más destinatarios
dejen de participar.
Allí, se hace urgente ver qué le sucede al Voluntario en relación con los otros cuatros puntos de
anclaje, y trabajar para fortalecerlos.
141
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) La gran mayoría de los conceptos expresados en el presente Capítulo y en el Capítulo 12,
fueron primeramente publicados en García, Oscar; Bombarolo, Félix; Chiaramonte, Marina y
Mettler, Fabián. (2003): Sentido y Práctica del Voluntariado en las Organizaciones de la
Sociedad Civil, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires / Universidad Nacional de San Martín,
Buenos Aires, especialmente Caps. 2 y 4.(2) Cardarelli, Graciela; Kessler, Gabriel y Rosenfeld, Mónica (1995): “Las Lógicas de Acción
de las Asociaciones Voluntarias. Los Espacios del Altruismo y la Promoción de Derechos”, en
Thompson, A (Comp.): Público y Privado. Las organizaciones sin fines de lucro en la
Argentina., ed. UNICEF / Losada, Buenos Aires, p. 165-
142
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 12:
PROGRAMAS DE VOLUNTARIADO
Vamos a hablar de los Programas de Voluntariado desde dos miradas diferentes pero
complementarias: la primera es una más sistémica, más enfocada en un programa como una
unidad funcional; la segunda, focalizada en un tipo especial de proceso, definido como el
concepto de “Itinerario” y al que dedicaremos todo el capítulo inmediato siguiente.
12.1. El Programa en sí mismo.
Un programa de Voluntariado tiene dos características básicas que no sólo lo definen
técnicamente, sino que lo organizan operativamente: Estructura y Alcance. Veamos qué
significa cada una de ellas.
Estructura:
La Estructura es la manera en que el Programa de Voluntariado está construido; es su armazón,
su esqueleto.
Lo primero que debemos decir respecto de la Estructura de un Programa es algo casi obvio pero
muy importante, y que a veces se pierde de vista: el Programa de Voluntariado debe ser
adecuado a la institución. Adecuado significa que su Estructura debe ser pertinente. En una
institución grande, un programa pertinente puede llegar a tener una Estructura hípercompleja,
compuesta por más de 30 niveles y una organización matricial, que combine múltiples anclajes
relacionales e institucionales. En otra organización más pequeña, la Estructura del Programa
puede ser sencilla, con un organigrama de tres pasos con un coordinador o sin él. Es decir, la
pertinencia no es una cuestión de tamaño, sino de adecuación: el Programa debe ser funcional a
la institución, y no al revés.
Veamos algunas de las características que son deseables para cualquier tipo de Estructura de un
Programa de Voluntarios:
1) Que sea Flexible
2) Que sea Modular (permite hacer cambios, sin modificar toda la Estructura)
3) Que sea centrada en las funciones y no en las personas, ligado esto estrechamente al concepto
ya visto de Rotatividad.
143
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Alcance:
El Alcance se define como la posición del Programa de Voluntariado en el Organigrama
Institucional, su importancia dentro del mismo, su injerencia y peso relativo en la determinación
de las decisiones, etc.
El Alcance es “la medida de la importancia” que tiene un Programa de Voluntariado
dentro de una institución.
Hay instituciones muy grandes, que movilizan gran número de Voluntarios a través de
Programas con Estructuras complejas, etc. pero cuyo Alcance es netamente secundario en la
visión, misión y estructura decisional de la misma.
Estructura y Alcance se influyen mutuamente, y – por ejemplo – definido el Alcance de un
Programa, es conveniente construir una estructura que no sólo permita gestionar el trabajo de los
Voluntarios, sino que además cumpla con las expectativas que el Alcance plantea.
Pasos básicos de un Programa de Voluntarios
Más allá del tipo de Estructura que tenga el Programa de Voluntariado que vayamos a diseñar e
implementar en nuestra institución, existen una serie de pasos básicos y mínimos que enhebrados
lógicamente, dan racionalidad a las posteriores acciones que desarrollemos. Veremos aquí cada
uno de esos pasos, explicando cada uno en particular, y en su relación con los anteriores y
siguientes.
Antes de continuar es necesario volver a plantear en este punto una aclaración ya realizada:
Cada Institución es quien en definitiva realmente “sabe” cómo deberá ser su Programa de
Voluntarios.
Lo que aquí se plantea, es una secuencia lógica y posible, pero no obligatoria, y se basa en la
creencia de que no es necesario ni “Reinventar la Rueda”, ni “Aceptar Recetas Enlatadas”.
En efecto, cada uno de los pasos que se explicará a continuación está lógicamente encadenado y
son producto de la experiencia de muchas organizaciones que han desarrollado la tecnología
necesaria para Coordinar Voluntarios superando el tan engorroso sistema de “ensayo y error”.
Los errores ya cometidos por otros, así como las iniciativas exitosas, constituyen “la rueda ya
inventada” y tiene poco sentido intentar reinventarla desde cero.
Por otra parte, ninguna aplicación aislada de estos pasos – ni siquiera de este Programa
completo- es “garantía automática de éxito”, si la institución no se apropia de ellos para
resignificarlos, para cambiarlos, inter-cambiarlos, enriquecerlos, suprimir los que no sean
144
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
pertinentes...Vale decir: es necesario que cada institución reflexione antes acerca del “por qué”
de cada paso de este Programa Básico, y se pregunte si está convencida de aplicarlo o no.
Dicho esto, veamos entonces un Programa Básico de Voluntariado, y sus pasos principales:
I. Desde dónde convocamos Voluntarios (Visión)
II. Para qué convocamos Voluntarios (Misión)
III. Convocatoria - perfil
IV. Recepción
V. Descripción del puesto y de las Tareas.
VI. Contrato - Niveles de Participación
VII. Período de adaptación (con o sin función) / Capacitación Inicial
VIII. Capacitación
IX. Supervisión
X. Evaluación
XI. Reconocimiento
XII. Proyección
I. Desde dónde convocamos Voluntarios (Visión)
Partimos aquí desde lo más básico, aplicado a un Programa de Voluntarios: si la institución
existe, entonces tiene una Visión. La Visión institucional fue ya ampliamente tratada por
numerosos autores, y no nos detendremos aquí a profundizar su estudio. Simplemente diremos
que la Visión del Mundo que tiene la institución, debe aplicarla, “bajarla” al Programa de
Voluntarios.
¿Cuál será la Visión del Voluntario desde la institución, y más, del Voluntariado como fenómeno
social global? Esa Visión se filtrará siempre en el Alcance y por ende en la Estructura que
construyamos para el Programa de Voluntarios.
La pregunta que la institución debe hacerse es “¿Desde dónde convocamos a los Voluntarios?”;
es decir: ¿Dónde estamos parados respecto del Voluntariado? Buena parte de las dificultades que
– en forma de conflictos que parecen “solamente” interpersonales –aparecen más tarde en los
Programas de Voluntarios, son por falta de claridad – en la definición, pero también en la
comunicación – de esta Visión.
145
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
II. Para qué convocamos Voluntarios (Misión)
En total sintonía con la Visión, aparece la Misión Institucional, como respuesta al “para qué”.
Ese “para qué está la Institución” se traduce aquí en “¿Para qué queremos Voluntarios?”
El mayor riesgo frente a esta pregunta, son las respuestas que aparecen como obvias o
totalizantes y por lo tanto, es oportuno replantearse aquí qué no debe ser el Voluntariado.
Con M. Dolores Vázquez (3) afirmamos que el Voluntariado no es:
Mano de obra barata: La labor voluntaria no significa una posibilidad de empleo mal
remunerado, ni siquiera teniendo en cuenta la situación de paro y desestabilización laboral que
existe. El Voluntariado tiene sentido como expresión de la participación y de la solidaridad
social. Esta que se hace efectiva a través de valores que sustentan la gratuidad y el compromiso
de construir una sociedad más justa. 0 sea, valores muy diferentes a los de la sociedad de
consumo, pues nada tienen que ver con las relaciones mercantiles que en ella se privilegian y
establecen. Por lo tanto, sería caer en un grave reduccionismo el intentar transformar el aporte
del Voluntariado en un bien económico y, como tal, en un bien de intercambio. El trabajo es un
derecho del ser humano. Ser voluntario es otro derecho.
Suplencia de profesionales remunerados: No puede plantearse la tarea de los voluntarios como
suplentes de los profesionales, ni aún en caso de ausencia de éstos. El aporte del Voluntariado
es único y creativo, y como tal insustituible. Se mueve en el plano de una relación dialógica y de
complementariedad con otros agentes y profesionales (como Parte integrante de un proyecto
global), lo que de ninguna manera significa una invasión en el profesional. Plantear el binomio
profesional-voluntario en términos de competitividad es un camino sin salida. La única relación
posible es la de complementariedad.
Prácticas pre – profesionales: El Voluntariado no es una forma de conseguir prácticas
profesionales, ni tampoco la posibilidad de mejorar un curriculum, colaborando con
instituciones de prestigio social. Como hemos señalado en sus notas características no está
motivado por egoístas y calculados intereses personales, sino por un servicio y compromiso
para con los demás. El hecho de que este enriquecimiento personal / profesional venga, sí es
una realidad. Lo que va en contra de la identidad del Voluntariado es ir a buscarlo a priori.
Acceso a un puesto de trabajo: Tampoco tiene como objeto el hacer méritos para tener la
posibilidad de acceder a futuros puestos de trabajo dentro de la institución.
146
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
III. Convocatoria – perfil
Así como el proceso de decidir trabajar con Voluntarios comienza con los dos planteos
anteriores, la dinámica de inclusión de los mismos a la institución se inicia desde el momento
mismo de la convocatoria.
Una convocatoria precisa, eficiente y responsable, es el comienzo de todo programa exitoso de
Voluntariado.
III.1 Elementos básicos para la elaboración del perfil.
Se inicia la búsqueda, con la elaboración del perfil.
Determinados ya el “desde dónde” y “para qué” institucional de la convocatoria, sigue plantear,
esbozar y comunicar, qué tipo de Voluntario se está buscando.
La determinación del perfil, permite optimizar la búsqueda en términos de energía, y sobre todo,
aporta un aprendizaje institucional valioso, pues en todo imaginario de persona requerida, se
refleja un poco lo que la institución es, puede ser y quiere ser.
Como su nombre lo indica, el perfil no es el retrato completo, ni agota todos los detalles.
No es ni una declaración de principios del Voluntario modelo, ni el inventario de atributos del
voluntario soñado.
Es una traza lo más ajustada posible, de lo necesario en función de lo posible.
Veamos algunos elementos clave que deben tenerse en cuenta para desarrollar el perfil del
Voluntario buscado:
a) características de la persona en sí misma: ¿Debe ser de un sexo en especial o de determinada
edad?
b) características de lugar de residencia: ¿Debe vivir o trabajar en determinado lugar geográfico?
c) características profesionales y de educación: ¿Debe ser un estudiante o profesional de
determinado oficio u actividad, tener cierto nivel o tipo de educación formal, hablar más de un
idioma, etc.?
d) condiciones de disponibilidad ¿Cuánto tiempo debe disponer como mínimo para el trabajo
voluntario al que se lo convoca? ¿Algún día en especial? ¿En qué horarios?
Estas cuatro consideraciones son las básicas; desde ellas puede trazarse un perfil que se
comunique lo más claramente posible en la campaña.
III.2. Convocatorias específicas e inespecíficas.
Las campañas de captación de Voluntarios, no difieren de otras campañas en términos de su
estructura organizativa.
147
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Lo particular en el caso de Voluntarios, es que existen dos clases de convocatorias: específicas e
inespecíficas.
Veamos cada una de ellas:
Convocatoria Inespecífica: Se refiere a los casos en que una institución convoca voluntarios con
un perfil amplísimo, en el que literalmente entra cualquiera.
En general, esto sucede en el caso en que se requiere un buen número de personas para una o
más tareas acotadas, sencillas y de corta duración.
Ejemplos comunes de esto pueden ser: realizar una campaña; o trabajar en una jornada de
limpieza de un predio, para colaborar en el acarreo, clasificación y estiba de donaciones
recibidas, etc.
En este tipo de convocatorias, la comunicación es breve y limitada a la información necesaria
para la tarea, y el perfil requerido es amplísimo o ni siquiera existe.
Convocatoria Específica: Corresponde a los casos en que la institución busca un determinado
tipo de Voluntario que se ajusta claramente a un perfil trazado.
En estos casos, la información debe ser lo más precisa y detallada posible, para que el interesado
conozca lo que se busca y decida contactarse o no con la institución.
En las convocatorias específicas, cualquier omisión importante en los elementos básicos del
perfil, deriva en una pérdida de tiempo por parte del aspirante a voluntario y la de la institución,
y juega en contra de la eficiencia del proceso.
Si un postulante se comunica con nuestra institución, lo recibimos, le contamos que hace la
organización, le hacemos llenar la planilla de inscripción, le formulamos la invitación a una
entrevista de admisión… y recién ahí se entera que estamos buscando una persona que hable y
escriba en inglés (por ejemplo)… habremos perdido y hecho perder el tiempo.
III.3. Canales de búsqueda
Cada tipo de convocatoria – específica o inespecífica-tiene sus canales recomendados de
búsqueda.
En todos los casos, un elemento clave a comunicar es el número de Voluntarios que estamos
buscando, sobre todo si ese número es pequeño.
Para convocatorias inespecíficas, se pueden utilizar (si se accede) los medios masivos, televisión,
radio y diarios.
En estos casos, las gacetillas deben ser breves, redactadas de modo directo, con datos de
contacto, y ser enviadas con mucha anticipación.
148
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Para las convocatorias específicas, no tiene mucho sentido hacer un esfuerzo enorme por
contactar a un medio masivo; conviene más identificar cuáles son los canales de comunicación e
información que ese perfil específico frecuenta.
Por ejemplo, si estamos buscando un arquitecto Voluntario, un aviso en las carteleras de las
universidades con facultades de arquitectura y urbanismo, o una gacetilla en publicaciones o
suplementos de arquitectura serán eficientes.
Evidentemente, la búsqueda a través de Internet y del correo electrónico también se ha vuelto
una modalidad muy utilizada, por su bajo costo y la rápida multiplicación de su difusión.
Es un medio altamente sugerido, que tiene como contraparte que puede generar un número
elevado de consultas – justamente- “inespecíficas” hacia la institución (otros voluntarios que se
ofrecen, consulta sobre si financian proyectos, preguntas acerca de otras actividades, etc., y que
ésta deberá estar predispuesta a atender -o no hacerlo- y asumir el riesgo de parecer
“antipática”).
Cuando el texto de la convocatoria revista una importancia fundamental, debe confeccionarse y
enviarse en formatos tales como el PDF, que no pueden ser alterados por quien los recibe y los
multiplica.
IV. Recepción
Así como decimos que la convocatoria a los Voluntarios nace antes de su publicación,
afirmamos que la relación con la institución nace desde el mismo momento en que el voluntario
“pisa el umbral” de la puerta de la institución.
Nuestra sugerencia es preparar una recepción cálida, organizada y que refleje sin exageradas
estridencias lo que la institución es.
Veamos algunas modalidades.
IV.1. Rutinas de recepción.
La variedad de formas de recepción de los Voluntarios convocados es muy amplia.
Depende de varios factores, por ejemplo:
a.-Recepción grupal: En las convocatorias de un número elevado de postulantes a Voluntarios, es
posible citarlos para un determinado día y horario, y celebrar una reunión de recepción.
Allí, se sugiere que un miembro de la institución vaya recibiendo a las personas a medida que
van llegando, hasta que comience la reunión.
Esta deberá ser breve, pero con tiempo suficiente para formular claramente los objetivos de la
convocatoria, esclarecer las dudas y consultas de los postulantes, y determinar los próximos
pasos a seguir.
149
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Puede incluir también un recorrido o visita por la organización y sus proyectos (si esto fuera
posible).
Si en la reunión se va a realizar algún tipo de selección, esto debería comunicarse con
anticipación, al igual que si los Voluntarios deben llevar sus antecedentes o referencias por
escrito.
Lo sugerido es separar momento de la recepción del de la selección, y que el primer contacto no
sea el último.
b. -Recepción Individual: En ocasiones, las instituciones prefieren citar a los Voluntarios de
manera individual, sea por cualquier tipo de razones, incluso de espacio.
Las características básicas de lo anterior, también se extienden a las recepciones individuales.
Estas consisten habitualmente en una serie de reuniones pautadas en diferentes días y horarios, y
tienen un carácter obviamente más personalizado, y de mayor intimidad con el postulante.
Pueden también combinarse con el momento de entrevista.
c.- Casa Abierta (“Open House”): Una modalidad que comenzó a desarrollarse en algunas
organizaciones, es la de establecer determinados días y horarios para “abrir la institución al
público” con motivo de que la conozcan.
Esto se hace generalmente una, dos o tres veces al año, un día no laborable, durante 3 ó 4 horas
seguidas y puede ser exclusivo para postulantes a Voluntarios o no.
En algunos casos – y en la medida de las posibilidades- un “open house” incluye la recepción,
un recorrido o muestra de los proyectos de la institución, un momento de “tomar un refrigerio”,
conversar, etc.
En relación con la convocatoria a Voluntarios, el “open house” puede servir para entregar - al
inicio- un volante institucional y/o el perfil de Voluntario que se busca, y preguntar – hacia el
final – quiénes están interesados en recibir más información – para futuras convocatorias- o
directamente acercarse a una entrevista personal en el corto plazo.
IV.3. La entrevista: límites y posibilidades.
Es algo ya conocido que la entrevista es un elemento fundamental de todo proceso de
conocimiento y eventual selección.
Habitualmente, en los ambientes laborales, lo primero es un medio para lo segundo, que es el fin.
Pero… la entrevista a un postulante a Voluntario ¿debe tener algo especial?
En principio no (excepto en un solo punto relacionado con las motivaciones, y que retomaremos
más adelante): la entrevista a los postulantes a Voluntarios responden al mismo patrón básico
que todas.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Veamos igualmente algunas de las cuestiones fundamentales a tener en cuenta para organizar y
desarrollar una entrevista, que abundante literatura recoge en profundidad y por lo tanto
presentaremos sólo como un resumen.
En nuestro caso, la persona a quien llamaremos “entrevistado” será el postulante a Voluntario; y
la que llamaremos “entrevistador” será algún dirigente o miembro de la institución convocante.
1.- Una entrevista tiene una estructura pautada.
Más allá que se decida – y se sugiere- que la misma se realice en términos distendidos y
agradables, una entrevista no es una charla informal de esto o aquello, sino una interacción
estratégicamente orientada a un fin.
2.-Preparar la entrevista con anticipación. En función de lo anterior, es fundamental planearla
con detenimiento, especialmente preguntándose el “para qué” de la misma, y organizando sus
detalles de tiempo y lugar.
3.-Comunicar claramente al entrevistado, cuáles son los objetivos de la entrevista.
Más allá de una cuestión de sentido común, esto es clave para el aprovechamiento de la misma;
es importante que el entrevistado sepa si la entrevista es definitoria o no de su incorporación; si
debe llevar algún material por escrito, si debe recabar alguna información en especial que le será
preguntada.
4.-Establecer criteriosamente la duración.
Una entrevista no debería durar más de 40 minutos, a lo sumo y como mucho, una hora,
incluyendo las presentaciones previas. No tiene sentido hacer de ella una sesión maratónica.
5.- Decidir –y comunicarlo claramente- si se pedirán anticipadamente datos por escrito, para
procesarlos y que estén en conocimiento del entrevistador con suficiente antelación.
6.-Comunicar con claridad cómo se continuará luego de la entrevista.
Finalizada la misma, es muy importante que el entrevistado sepa cual es el próximo paso y quien
lo dará.
Se sugiere que sea la institución quien se contacte con él en un tiempo prudencial.
Es absoluta e igualmente importante que –sea para informar de su admisión o no- la institución
cumpla con esta promesa de comunicación.
Las motivaciones y la entrevista.
Podría decirse que este punto es el que – al menos en el imaginario colectivo de muchas
instituciones- es distintivo de las entrevistas con postulantes a voluntarios.
Es muy generalizada la idea de que la entrevista es “el” momento ideal para determinar “que
tipo de motivaciones” trae el Voluntario.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Ya hemos hablado anteriormente al respecto de las motivaciones; lo que debemos agregar aquí
es que, si bien la entrevista es una oportunidad real de conocer más profundamente al postulante
y compartir sus visiones respecto de aquello que lo motiva a postularse, creemos que en 45
minutos de charla, es muy difícil sino imposible conocer a fondo las “verdaderas” motivaciones
del postulante a voluntario.
En ese sentido, desalentamos las conclusiones del tipo de sentencia certera o sumaria acerca de
si una persona “sirve” o no para ser voluntaria, o si detrás de sus palabras esconde motivaciones
que no son las que dice tener.
V. Descripción del puesto y de las Tareas.
La descripción del puesto y de las tareas es algo que debe comunicarse al postulante a Voluntario
en dos etapas: una descripción inicial, más general, anterior a la entrevista (durante la misma
pueden incluso ir incorporándose detalles), y otra posterior a la selección, con un nivel de detalle
mayor y de manera personalizada con el Voluntario seleccionado.
V. 1. Elementos constitutivos de una descripción del puesto
Es en la literatura norteamericana donde más se ha desarrollado este ítem, con extensos manuales
que explican cómo se debe realizar una correcta descripción del puesto.
A modo de síntesis, diremos que para la descripción del puesto deben tenerse en cuenta datos
básicos, a saber:
1.- tipo de tarea a realizar; si será en contacto directo con personas o no
2.- tipo de conocimiento previo requerido
3.- duración mínima y promedio de la tarea, así como frecuencia y ubicación semanal
4.- si los hubiera, tipo de requerimientos físicos o situaciones derivadas de la tarea que tengan
que ver con aspectos de la salud del Voluntario (por ejemplo: si la tarea se realiza en un
ambiente ruidoso, tal vez haya postulantes idóneos, que por motivos de salud no puedan -o no
deseen- realizarla en esas condiciones)
5.- si se trabajará de manera individual o grupal, cual será la relación con los otros, si tendrá
indicaciones o supervisión de una persona a cargo, etc.
Es importante que en la medida de lo posible, la tarea y el puesto se construyan de manera
flexible, y que el Voluntario seleccionado, tenga la posibilidad de aportar sus sugerencias y estilo
propio en la realización de la misma.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
VI. Contrato - Niveles de Participación
Convocados los postulantes y seleccionados aquellos que finalmente se incorporarán como
Voluntarios, es conveniente destinar un momento a formalizar dicho acontecimiento.
El "Contrato Psicológico":
Es común recoger en la literatura de Voluntariado esta expresión como aquella situación por
oposición a “contrato comercial” o “contrato escrito” o “contrato laboral”. Más allá de todas las
carencias que legítimamente pueden hacerse a la expresión, el hecho de hablar de un “contrato
psicológico” entre Voluntario e Institución tiene sentido si ello sirve para clarificar bajo qué
condiciones un Voluntario acepta formar parte de una institución, y ésta acepta incorporar al
Voluntario que se presenta.
En principio, digamos que es totalmente correcto que se hable de un “contrato” en el sentido
original de la palabra: contrato es “trato –con”, y eso justamente se supone, que Voluntario e
Institución hacen un trato el uno con el otro, trato por el cual se comprometen (se “prometencon”) a realizar una serie de acciones, adoptar una serie mínima de actitudes y comunicarse sus
coincidencias y diferencias presentes y futuras. Esto también es lo que sucede en otros campos
como el laboral o el comercial, pero con una diferencia: no existe aquí punición posible que
remita a la pérdida de un bien material que pueda operar como factor de presión. En el no
cumplimiento del “trato-con” no se pierde más que la palabra empeñada, en algo que, de todos
modos, fue planteado en un “mientras pueda...”
Muchas veces los dirigentes se preguntan sobre la validez y el valor de incorporar un contrato
escrito con el Voluntario. Las respuestas son sencillas: la validez de un contrato escrito
corresponde al plano de lo jurídico y de cómo las leyes de Voluntariado de cada país lo
determinen, pero desde el punto de vista real, el valor de un contrato escrito puede ser
complementario de un poderoso y sensato contrato psicológico, pero nunca más importante que
éste.
Fuera entonces del plano de los papeles, el Contrato Psicológico se da en el plano de los
Acuerdos de Voluntades, donde si la importancia mutua se hace explícita (la de la institución,
en contar con tan valioso recurso como el Voluntario; la del Voluntario, en poder participar
como miembro de una institución prestigiosa...) la cuestión se resuelve sin firmar nada.
VI.1. Explicitación del contrato entre institución y voluntario.
Lo anterior no inhibe ni impide poner por escrito otro tipo de acuerdos más operativos, como los
de designación de tareas, derechos y obligaciones de los Voluntarios, etc.
153
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Estos acuerdos operativos escritos también forman parte del Contrato Psicológico, pero no lo
suplantan.
VI. 2. Niveles de participación ofrecidos por la institución al Voluntario.
Tal cual se afirmaba anteriormente, este es ele momento de explicitar al Voluntario cual será el
tipo y profundidad de participación que el mismo podrá ejercitar dentro de nuestra institución;
contestar sus dudas, escuchar sus sugerencias.
VII.
Período
de
adaptación
(con
o
sin
función)
/
Capacitación
Inicial
Denominamos Período de adaptación al período inmediatamente posterior al ingreso de un
nuevo voluntario a la institución. Debe ser un tiempo contemplado y planificado por la
institución, para brindar al Voluntario una contención y “ambiente seguro y gradual” para
comenzar a conocer la dinámica institucional y su rol en ella.
La importancia de este período dependerá también de la complejidad de la tarea a desarrollar por
el Voluntario, o del tema específico en el que vaya a desenvolverse.
Corresponde a esta etapa la denominada capacitación inicial del nuevo Voluntario, primer
contacto de éste con una experiencia de capacitación desde la institución.
VII.1.Adaptación sin función, adaptación con función.
Esta adaptación puede plantearse de dos maneras básicas: con o sin función.
El primer caso corresponde a tareas en las que es posible ir “aprendiendo mientras tanto se
trabaja”, desarrollando actividades de complejidad e involucramiento progresivo, siempre
acompañado por alguien de la institución.
El segundo caso de adaptación sin función, se plantea cuando la labor a desarrollar por el
Voluntario exige un “monto mínimo” de conocimiento, experiencia y observación previa
imprescindible; sea porque la tarea es compleja en sí misma, sea porque se trabaja con
beneficiarios de características de alta vulnerabilidad o complejidad.
La adaptación sin función debe comenzar a incorporar paulatinamente un período de transición
que desemboque en la tarea plena.
VIII. Capacitación
La Capacitación o “formación” es uno de los elementos fundamentales del Voluntariado.
Vamos a seguir a la autora española, María Elena Alfaro, que nos introduce en los componentes
básicos de toda formación de un Voluntario:
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
“Cuando nos referimos a formación del voluntario estamos hablando de un proceso constante
de transformación en que el voluntario junto con su grupo de acción, va dialogando con la
realidad, va aprendiendo de ella, va sistematizando sus conocimientos.”
Al hablar de formación del voluntario, ella (1) lo plantea desde una triple dimensión:
1. En su saber: sus conocimientos, su información
2. En su saber hacer: sus hábitos y habilidades
3. En su ser: sus actitudes, su crecimiento personal
Dimensiones a las que el concepto de Liderazgo Multiplicador agrega una cuarta:
4.- Saber mover a hacer: multiplicador de voluntades.
La capacitación no debe verse sólo como un mecanismo para lograr que los Voluntarios realicen
su tarea de manera más eficiente, sino también como un derecho del Voluntario.
En tanto derecho, la capacitación debe cumplir con algunas características; debe ser: (2)
a. Integral, es decir que se desarrolle con equilibrio entre lo personal, grupal, social, etc.
b. Participativa, que acorte las distancias entre el que enseña y el que aprende.
c. Inductiva, en el sentido en que la primera necesidad del voluntario es una aproximación
técnico-práctica, es decir, de los aspectos necesarios para su acción.
d. Permanente, pues la capacidad de aprendizaje del ser humano es inagotable, y es en este
contexto en que las instituciones deben proveer al voluntario las oportunidades para incrementar
permanentemente su formación.
IX. Supervisión
IX.1. La diferencia entre supervisar y evaluar.
Toda tarea necesita de un encuadre que le de contención y continuidad, que le establezca límites
y horizontes de crecimiento, que le brinde seguridades y le minimice incertezas; la supervisión
responde con buena parte de estas necesidades.
Para comenzar, es importante distinguir entre supervisar y evaluar.
La supervisión es anterior a la evaluación, es un acompañamiento señalador, es una libertad
contenida por quien tiene “súper-visión”, no porque vea más, sino porque ve diferente.
La tarea de supervisión enmarca y da sentido a la evaluación, ya que evaluar a alguien sin
haberlo supervisado antes sería un sinsentido desde lo técnico y una incoherencia desde lo
humano.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
IX.2. Fases, mecanismos y alcances de la supervisión.
Que la tarea de supervisión debe estar a cargo de alguien idóneo es algo obvio; que se
comunique explícitamente al Voluntario que va a ser supervisado, no lo es tanto.
Lo sugerido es que el mismo supervisor presente al Voluntario el Plan de Supervisón: sus pautas,
consignas y momentos, y entre ambos darle la forma última, acordar detalles, compartir estilos.
IX. 3 Agotamiento del Voluntario o “Burn- out”
Al igual que en cualquier tarea, profesión, oficio o actividad, en el ejercicio del Voluntariado,
pueden aparecer situaciones que denominaremos de Agotamiento.
Por agotamiento no nos referiremos a la sensación de cansancio o preocupación “natural”, que
son producto de un involucramiento profundo y responsable con la tarea, sino por el contrario a
una sensación de “Cansancio Límite”, que no sólo resulta molesta y desagradable, sino que
hasta nos puede hacer replantear nuestra continuidad como Voluntarios.
En efecto, el ejercicio del Voluntariado supone el riesgo de caer en esta, su principal “patología”.
Al Agotamiento Límite también se lo conoce como “burn- out”, que significa literalmente en
Inglés, “estar quemado”; a ello nos referiremos más extensamente en el Capítulo 13.
X. Evaluación
La evaluación tiene una importancia fundamental en cualquier proceso institucional, incluido por
supuesto el Voluntariado.
Como en estos otros procesos, podemos distinguir aquí también tres tipos básicos de evaluación:
de proceso, de producto y de impacto.
Veamos brevemente las características de cada uno de ellos:
a.- Evaluación de proceso
b.- Evaluación de producto
c.- Evaluación de impacto
X.1. Evaluación participante.
Este tipo de evaluación es la modalidad sugerida para evaluar.
Se denomina “participante” no porque los que vayan a ser evaluados (en este caso los
Voluntarios) participen como destinatarios de la evaluación, sino porque participan en su diseño
y ajuste permanente.
Evidentemente, la Evaluación Participante no se podrá realizar plenamente con un grupo de
voluntarios recién ingresados, pero sí con aquellos que vengan de años anteriores, los que sin
duda podrán aportar una mirada valiosa y “práctica” respecto de la pertinencia y efectividad de la
evaluación.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Toda evaluación debe comenzar con la realización de un Diseño de Evaluación, que debe
hacerse antes de comenzar a trabajar, atendiendo entre otras, a las siguientes dimensiones:
a.- ¿Para qué vamos a evaluar?
b.- ¿A quienes / qué vamos a evaluar?
c.- ¿Cuál será la información necesaria que deberemos conocer para poder evaluar lo anterior?
d.- ¿Cómo se recogerá esa información, con qué mecanismos?
e.- ¿Con cuáles parámetros compararemos los resultados de lo evaluado? (Se deben construir
esos parámetros)
En general, se sugiere que la evaluación combine y compense aspectos cuantitativos (los
“números” significativos de la actividad) con cualitativos (las características, opiniones y
percepciones de los involucrados)
En el caso de la evaluación cuantitativa, muchos pueden ser los “números” significativos, y ello
dependerá de cada institución y programa, pero en general, se pueden mencionar los siguientes:
1. número de Voluntarios que participan en la institución
2. número de horas brindadas por los Voluntarios
3. número de beneficiarios con que han interactuado los Voluntarios
4. número de consultas atendidas por los Voluntarios
5. número de actividades, campañas, tareas, etc., realizadas
6. número de horas de capacitación tomadas por los Voluntarios
7. porcentaje de presentismo de los Voluntarios
8. promedio del tiempo de permanencia de los Voluntarios en la institución
9. número de Voluntarios incorporados, en función de los convocados y entrevistados
10. número de Voluntarios rechazados y/o derivados a otra institución
XI. Reconocimiento
En términos de la gestión de Voluntarios, el punto del reconocimiento no es un tema para nada
menor.
Constituye, en cambio, no sólo una práctica agradable, sino uno de los pilares en que se asienta
la relación dialéctica del “dar y recibir” en la cual todo Voluntario se encuentra incluido.
En Voluntariado, “reconocer” es tan vital como “hacer”y en no pocas oportunidades, la
medida del reconocimiento es para el Voluntario, la medida en que la institución valoró su
hacer.
Veamos algunas formas de reconocimiento y sus características:
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
XI. 1. Formas de reconocimiento
Suele decirse entre los Voluntarios que un “gracias” y una “palmada en la espalda” muchas
veces es suficiente y todo lo que se necesita para que uno se sienta reconocido.
Más allá de esto, las instituciones pueden “ir un poco más allá” y establecer formas de
reconocimiento más ligadas con la identidad institucional y con las características y necesidades
de su grupo de Voluntarios.
En general, el reconocimiento puede ser indistintamente individual o grupal y dentro de ellos
podemos distinguir dos tipos de reconocimiento:
El reconocimiento “Permanente”: es un reconocimiento de proceso, que se va dando a medida
que el voluntario o el grupo va avanzando y logrando metas en su tarea.
Puede tener las más variadas formas, y hasta puede ser muy sencillo, pero su requisito principal,
el que le da sentido, es que sea oportuno; que aparezca en el momento justo.
Reconocimiento de Fin de Etapa: es el que se otorga al final de una etapa o un ciclo,
habitualmente al finalizar el año calendario, o al concluir un proyecto muy intenso.
Generalmente se da en el marco de un “evento” que puede ser exclusivamente de
reconocimiento, o puede incluir a éste junto con otras actividades.
El modo de reconocer aquí incluye siempre “un objeto”.
La sugerencia es que ese objeto no aparezca como “exagerado” en función de la identidad
institucional y de la tarea desarrollada por los voluntarios.
Tampoco es un “regalo”, sino una forma de decir gracias.
Diplomas, distintivos, medallas, objetos funcionales, libros, souvenirs, etc., son algunos de los
objetos que las instituciones habitualmente eligen para corporizar el reconocimiento.
XI .2. La diferencia entre reconocimiento y premio.
Un párrafo aparte merece la entrega de “un premio” como reconocimiento.
Es esta una práctica que proviene del ámbito académico y empresarial, y se ha extendido al
mundo de las organizaciones sociales.
Así, el premio “al Voluntario del año”, “a la tarea Voluntaria” o al “personaje solidario” se ha
vuelto cada vez más común.
¿Qué decir sobre esto? Sencillamente que cada vez que hay un “premiado”, hay por lo
menos uno o varios “despremiados”, que no lo han conseguido, y si no lo han conseguido es
porque – leyendo entre líneas- no se lo merecen.
Y si todos lo merecieran... ¿para qué entregar el reconocimiento a uno sólo?
Es decir: el concepto de “premio” genera una jerarquización del mérito, una división entre lo
“bien hecho” (o si se quiere “mejor hecho”) y lo “no tan bien”.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
No sugerimos entonces la entrega de premios, como modo de reconocimiento, a menos que
la institución tenga firmes convicciones en su sentido y utilidad, y – obviamente- se haga cargo
de sus repercusiones.
Un párrafo aparte para los casos de reconocimientos o premios que habitualmente se denominan
“a la trayectoria” para Voluntarios que luego de un tiempo dejan la institución; aquí sí la
premiación es no sólo válida: generalmente es bien merecida...
XII. Proyección
Este punto de Proyección es uno de los más olvidados en la literatura sobre gestión de
Voluntarios, y en no pocas planificaciones institucionales.
¿A qué nos referimos con Proyección?
Veamos: cuando institucionalmente se completa un ciclo de trabajo - por ejemplo al finalizar un
año calendario- es el momento de comenzar a pensar en el año próximo.
Desde el punto de vista de la gestión de los Voluntarios, es muy común que se les plantee
continuar con la actividad Voluntaria, afianzarse en lo realizado, repetir las actividades que han
cumplido satisfactoriamente, vale decir “más de lo mismo”.
Esto no es malo de por sí, pero allí es donde aparece el concepto de proyección.
Proyección significa ofrecer al Voluntario la posibilidad de “comenzar algo nuevo” que se
extienda en sus campos de intereses.
Esto no significa que abandone necesariamente su actividad Voluntaria habitual, pero sí que
pueda explorar nuevos aprendizajes.
Indagando sobre los intereses personales del Voluntario, verificando cómo resultó la evaluación
de su desempeño en función de
los parámetros previamente establecidos, escuchando sus
preferencias, es posible acordar con el Voluntario un explícito “Plan de Proyección” mediante el
cual éste pueda seguir creciendo dentro de la institución.
Veamos algún ejemplo: una persona que ingresó como nuevo Voluntario y que – además de
realizar su tarea voluntaria asignada - no sólo asistió y participó de las capacitaciones ofrecidas,
sino que además se interesó con más profundidad en ellas, investigó nuevos temas, buscó
bibliografía, imaginó variantes posibles, etc.; tal vez esté interesado en ser “ayudante” de quien
vaya a dar la capacitación para los nuevos voluntarios al año siguiente.
Tal vez otro Voluntario esté interesado en “aprender a ser coordinador”, y posiblemente otro se
manifieste ávido de conocer nuevas técnicas lúdicas para trabajar – por ejemplo- mejor con los
destinatarios.
Es decir: la proyección es de una dimensión individual, y puede incluir temas y áreas
relacionadas con el Voluntariado como no.
159
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Un correcto plan de proyección – “correcto” significa: personalizado, concreto y realista- puede
ser una fuerte clave no sólo para la disminución de la rotatividad sino para el crecimiento grupal
e institucional.
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Alfaro, María Elena. (1990): “La Formación del Voluntariado social”, en Revista Misión
Joven, ed. CCS, Madrid, N° 162/163, Julio-Agosto 1990.
(2) Ib.
(3) Renes, Víctor; Alfaro, Elena y Ricciardelli, Ofelia. (1994): El Voluntariado Social, Plan de
Formación de Animadores, (Coordinador: Alfonso Francia), ed. CCS, p. 41-
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 13:
GESTIÓN DE VOLUNTARIOS: TEORÍA DE FUNCIONAMIENTO
Y CONCEPTO DE ITINERARIO INSTITUCIONAL
13.1. Gestión de Voluntarios
Hablar de cómo gestionar Voluntarios en una institución puede parecer una tarea sencilla, librada
solamente a lo técnico y que no debiera ser un acto riesgoso si se mantiene contenido dentro de
una serie de principios generales de la “Administración”, y en el marco más amplio de la
“Gestión Institucional”.
Tomado como uno más de los “Recursos Humanos” de una institución, la figura del Voluntario
tienta a ser considerada muchas veces como un “caso particular” de éstos, una modalidad que –
exceptuando su no remuneración- debe ser tratada como si fuera personal rentado.
Sin embargo de estas miradas- que no compartimos- hablar de la gestión de Voluntarios es una
de las cosas que nos ha resultado más difíciles; por una sencilla razón: hablar de gestión sin decir
cómo hacerlo, es esquivar el tema, es plantear el conflicto y abandonarlo sin resolverlo… no es
“tomar el toro por las astas”.
Y a la vez- circularmente- pretender decir “cómo “las” instituciones” deben gestionar sus
Voluntarios, es una tarea riesgosa que – por lo genérica- invita a uno a dogmatizar o reducir
miradas.
Y habrá notado el siempre atento lector, el énfasis es ese “las” instituciones. Es que es
justamente el plural el principal obstáculo de qué decir acerca de la gestión genérica de
Voluntarios; porque hacerlo en singular es otra cosa bien diferente: gestionar Voluntarios en una
institución determinada es siempre una propuesta puntual; un traje a medida confeccionado para
“esa” institución, con “esa” realidad, “esos” objetivos y “ese” grupo de Voluntarios.
En este Capítulo vamos a recoger – en primer lugar- el concepto de Itinerario una
conceptualización formulada principalmente por los autores europeos y a nuestro juicio clave
para entender el funcionamiento de la Institución con Voluntarios; en segundo lugar, vamos a
formular una tesis propia acerca de la Gestión de Voluntarios en el seno de una institución, que
se deriva de nuestra formulación del Voluntariado como Campo.
Finalmente, completaremos el Capítulo con una ampliación del concepto de Agotamiento o
“Burn-out” de los Voluntarios.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
13.2. El Concepto de Itinerario
Es mucho y muy bueno lo que se ha publicado acerca de esta idea.
Trataremos de abordar lo básico de ella, sin dejar de agregarle una visión propia.
Así como desde el lado de la institución imagina ésta diseña, planifica y ejecuta un Programa
de Voluntariado para insertar a los Voluntarios que va convocando e incorporando; desde el
lado del Voluntario la misma práctica y los aprendizajes que ella va generando, van más allá de
las motivaciones iniciales, configurando un par que podríamos denominar “MotivacionesAprendizajes”.
Cuando este par- que en un principio pertenece enteramente al Voluntario- se entrelaza
con un Programa de Voluntariado de una Institución determinada, ambos crean una
realidad nueva y única, denominada Itinerario Institucional del Voluntario.
El Programa propone desde la Institución; el par Motivaciones-Aprendizajes propone desde el
Voluntario como sujeto, y de ambos, se genera un espacio de identidad propio de “ese
“Voluntario con “esa” Institución; que – como una suerte de cadena de ADN, tal como lo
plantea el Gráfico N°9 (al final del libro) - determina una experiencia compartida y única.
Nace así el Itinerario; no sólo como una idea funcional, sino como el concepto - tal cual lo
presentábamos en el Capítulo 3- que articula los vértices del Voluntario como Sujeto y de la
Institución con Voluntarios, a través del Eje del Voluntario del diamante.
Entre otros autores, Aranguren discurre magistralmente acerca de lo que el itinerario es, en una
enumeración de conceptos asociados especialmente a su dimensión educativa, que no vamos a
reproducir aquí. (1)
Lo que sí diremos con él, es que un itinerario debe tener y tiene momentos, que evolucionan
desde la sensibilización, el acompañamiento, la integración y la toma de responsabilidades; y que
si su partida es un punto su arribo debe ser un horizonte, pues no existe una llegada concebida
de antemano, sino una serie de opciones vitales amplia, que se van tomando a medida que se
camina.
El concepto de Itinerario es atractivo, en tanto da la imagen no ya de un camino solitario que
puede o no ser transitado o útil (el Programa de Voluntariado) sino la de un recorrido progresivo,
voluntario y estratégico.
De los productos que en él deben generarse, Aranguren nos dice (con Francisco Gutiérrez) que
pedagógicamente deben ser: tangibles, interrelacionados, permanentes y participativos. (2)
162
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Tal vez lo más importante del concepto de Itinerario sea que así como sucede en los espacios
públicos muy transitados donde la gente -con el uso- construye sus senderos más prácticos y
cómodos, más allá de los que urbanistas y arquitectos determinaron y construyeron como
“obligatorios”, igualmente cada Voluntario construye en la institución su itinerario, cerca o lejos
del Programa Oficial que la misma haya diseñado y crea tener en rotunda marcha.
Saber esto, considerarlo, es fundamental no para reprimirlo sino para potenciarlo, pues en ese
itinerario particular de cada uno, nace y se resignifica el compromiso presente y futuro del
Voluntario con la institución, y de la persona con el Voluntariado.
13.3. Versus y Zonas Grises
Técnicamente puede afirmarse que una institución ha comenzado un proceso de crecimiento
genuino cuando abandona los Versus.
Los Versus son falsas encrucijadas, pues no son encrucijadas de caminos sino de precipicios: por
cualquiera que sigamos, nos caeremos…
Los Versus pueden ser de diversa índole, naturaleza y alcance: Teoría vs. Práctica, Acción vs.
Reflexión, Laicos vs. Religiosos, Voluntarios vs. Rentados… y la lista sigue.
Los versus plantean una dinámica falsa, porque no suponen elecciones sino opciones en términos
absolutos de esto o aquello, de claro u oscuro.
Y en medio del claroscuro…están los Grises.
Las Zonas Grises de una institución son aquellas que no figuran en los organigramas, que no
tienen “coordinador” a cargo, pero que no sólo existen, sino que además son los territorios de las
conjeturas, maravillosas ventanas por donde se asoma la contradicción constructora.
Lo que no nos convence del planteo de un modelo sistémico para el Voluntariado es que es un
fruto débil y simplista que percibimos detrás de esa cáscara aparentemente tan fuerte y bella que
se muestra en sus prescripciones u organigramas.
El afán de sistematizar y regular el ciento por ciento del funcionamiento de una institución
persigue la utopía de que - en el límite- que el sistema mismo se autorregule, de manera tal que
se evite tomar decisiones y que el sistema mismo diga lo que se debe hacer.
¿Pero que es lo que existe de maravilloso en las organizaciones comunitarias, en las instituciones
de bien público, en los programas de Voluntariado, sino la necesidad de poner en riesgo el saber
y la seguridad tomando decisiones comprometidas a cada minuto?
Esas zonas grises existen siempre, las que no existen son las líneas con las cuales nosotros
separamos sistemas, cargos y funciones en los organigramas de las planificaciones estratégicas.
163
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Creemos que lo más importante que puede suceder en una organización que trabaja con personas
y para las personas, no es su trabajo rutinario y bien practicado sino esos momentos claves de
inseguridad, de peligro (¡y de oportunidad!) que se despliegan cuando se toman decisiones.
Y además…sucede justamente que en esas zonas grises, esas zonas donde los subsistemas se
confunden y difunden, regiones evitadas, tapadas, eludidas, temidas, son las que los Voluntarios
eligen para circular como peatones.
¿Por qué los Voluntarios prefieren transitar las zonas grises institucionales?
No existe una respuesta única a esto, pero podemos ensayar la siguiente aproximación: asumir
los grises y trabajar sobre ellos supone luchar contra los sobreentendidos; es mirar con más
atención el “cómo” que el “qué”.
Y aquí es donde reaparece otro concepto clave: la Proximidad. Este concepto traduce el “qué”
en “cómo”, poniendo en jerarquía a éste sobre aquel.
El Voluntariado se nutre de Proximidad, pues como vimos, si el Voluntario hace mucho, pero lo
hace fríamente, sin inmutarse, sin mirar a los ojos, escuchar o vibrar, la tarea pierde sentido vital
y el Voluntariado se desdibuja en su esencia.
Y la Proximidad suele ser justamente un área gris de las instituciones: proximidad entre su
misión y su hacer cotidiano, entre su funcionamiento y su esencia, entre Voluntario y
destinatario, entre la institución con sus propios Voluntarios.
Así como cada oficio genera “un ojo” profesional – el arquitecto que con sólo mirar un salón
sabe cuantos metros cuadrados tiene, o el panadero al que le pedimos un kilo de pan y sin mirar
toma unos cuantos de ellos y seguramente no yerra por más de 100 gramos…- así cómo sucede
en muchos órdenes, creemos que el Voluntario genera un “ojo” para detectar proximidad.
Y es por eso que el Voluntario “siente” y “sabe” cuando en una institución le hablan desde la
proximidad o no. Por allí pasan buena parte de los planteos que los Voluntarios hacen a las
instituciones.
Lo que debemos pedirles a nuestros Voluntarios es que sigan movilizando a la institución con el
motor de la contradicción, pero sin correr delante de ella.
No poner el carro delante del caballo, significa que los Voluntarios no exijan a la institución una
“coherencia instantánea” y sí permitirle el necesario proceso para superar los Versus.
13.4. Una Teoría sobre la Gestión de Voluntarios
Nuestra hipótesis es la siguiente: La Gestión de Voluntarios tiene dos niveles de operación:
uno en superficie – cuya resolución corresponde al campo de las técnicas – y otro en
164
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
profundidad, que remite a una tensión entre principios básicos y modalidades, tensión que
actúa como organizador.
Estamos diciendo que creemos que en una institución con Voluntarios existe siempre una
Tensión entre los que hemos denominados Principios Básicos de funcionamiento del
Voluntariado, y las Modalidades que la institución posee y ha elegido para gestionar a los
Voluntarios, y que esa Tensión – que siempre está presente- hace de organizador, ya sea en
el sentido de que – cuando óptima- permite hacer circular y dinamizar la gestión; y cuando
excesiva o nula, opera como traba o factor de ruptura. Tratamos de representar esto en el
Gráfico N° 10 (al final del libro)
Los que hemos denominado Principios Básicos de funcionamiento del Voluntariado a los
efectos de su gestión son los siguientes
Principio 1
“El desempeño de un Voluntario en una institución evoluciona según un Itinerario”
Principio 2
“El Voluntariado se ejerce desde la Proximidad”
Principio 3
“La actividad Voluntaria transita los Grises -institucionales y sociales- y como tal desafía los
Versus”
Principio 4
“El Contrato Voluntario / Institución posee una naturaleza particular, diferente del contrato
laboral”
Así, para gestionar a sus Voluntarios, las instituciones deben tener en claro cómo las
Modalidades elegidas se relacionan con los Principios Básicos del Voluntariado, pues de esta
relación surgirá el nivel de Tensión.
En general, el Voluntariado prefiere Modalidades participativas, flexibles, no autoritarias.
Se lleva mejor con Modalidades democráticas, de exigencia real, compartida y referida a
desempeños y no a escalafones.
Prefiere las Modalidades comprometidas con la realidad, no esquizofrénicas ni pasatistas, ligadas
a una valoración sensata del tiempo que se entrega, del saber que se comparte, de la afectividad
que se pone en juego en cada vínculo.
Las modalidades subrayadas, traban la dinámica de Gestión por exceso de tensión.
165
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En el otro extremo el Voluntariado tampoco se lleva bien con Modalidades “laissez faire”, con
fantasías mesiánicas o cavilaciones eternamente intelectuales, alejadas del encuentro real con los
otros, por más que el ambiente sea relajado y placentero.
Estas Modalidades ahora subrayadas, impiden la Gestión por defecto, por falta de Tensión
dinamizante.
En síntesis: cada institución tiene la libertad de elegir las Modalidades que desee, en función de
sus convicciones, objetivos organizacionales, visón y misión.
El Voluntariado podrá ser gestionado en casi todas, pero a costos energéticos y valóricos
muy diferentes, en función de esa Tensión Organizadora que liga Modalidad con
Principios.
13.5. La figura del coordinador de voluntarios.
Quien se encuentra a cargo de la coordinación del grupo de Voluntarios, se conoce
habitualmente como Coordinador de Voluntarios.
La pregunta a formularse es: el Coordinador de Voluntarios; ¿es un cargo, una función o un rol?
Veamos las particularidades de cada concepto.
En principio, la organización de un grupo aparece de la mano de un rol natural de liderazgo de
uno o varios de sus miembros, en la medida en que – incluso de forma no explícita- a poco que el
grupo necesite ir funcionando, deberán ir coordinándose acciones y el grupo “irá encontrando
sólo” la mejor manera de organizarse.
Cuando la organización es asumida sólo desde un rol de liderazgo, las acciones son desarrolladas
indistintamente por uno o varios miembros sin acuerdo explícito o premeditado del grupo, la
coordinación depende mucho de los estilos y particularidades personales, y no necesariamente
quedan garantizadas ni la eficiencia ni la participación.
Cuando la coordinación se vuelve una función aparece entonces la posibilidad de explicitar
ideas, intereses y acuerdos básicos acerca de “qué es” coordinar; “qué” coordinar; “cómo” debe
hacerse, y “quién” puede hacerlo.
Esta explicitación no es un elemento menor, pues permite objetivar la función coordinación en
términos ideales de gestión y habilita – en consecuencia- la posibilidad de búsqueda,
confirmación o recambio de la persona que el grupo considere como más apropiada para
ejercerla.
Por ejemplo: puede suceder que en un grupo de voluntarios la función coordinación sea ejercida
– sucesivamente- primero por el voluntario con mayor antigüedad, más tarde por el voluntario
166
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
más extrovertido y “líder” y más adelante por quien más experiencia tiene en la problemática
sobre la cual se trabaje, sin que ninguno tenga formalmente el título de “Coordinador”.
Finalmente, hay instituciones que deciden incorporar de manera formal la figura del Coordinador
de Voluntarios dentro de su Programa de Voluntariado, porque así lo estiman pertinente o
conveniente.
En ese caso, aparece entonces la figura del coordinador como cargo.
Aquí se espera que quien tenga el cargo de Coordinador, sea quien cumpla la función de
coordinar.
Esto no significa que deba hacerlo de manera totalizante; muy por el contrario, la delegación (de
tareas, funciones y responsabilidades) tiene un lugar entre las mejores técnicas de coordinación.
13.6.6 Los procesos de “burn-out”.
“Entender a los demás es Sabiduría; conocerse a uno mismo es Suprema Sabiduría” decía el
maestro Confucio y, como al igual que en cualquier tarea, profesión, oficio o actividad, en el
ejercicio del Voluntariado pueden aparecer situaciones que denominaremos de Agotamiento, es
fundamental que sepamos cómo identificarlas y combatirlas.
Decíamos en el Capítulo anterior que por agotamiento no nos referiremos a la sensación de
cansancio o preocupación “natural”, sino al “Cansancio Límite” o “burn - out”.
La idea es “no quemarnos”, primero y principalmente para no afectar nuestra salud y
secundariamente para no deshacer - por ese motivo - el compromiso con la acción Voluntaria y
seguir disfrutando de la misma.
Veamos entonces algunos de los síntomas a los que debemos prestar atención como señales que
estamos cayendo en Zona de Riesgo, para identificarlos y trabajarlos a tiempo.
Es importante aclarar que en todo momento nos referiremos a situaciones generales, y que los
síntomas del Agotamiento pueden aparecer de muy diversas
maneras en cada Voluntario,
combinados, alternados, simultáneos, de manera imprevista o luego de una larga incubación; y
por lo tanto confiamos en que cada uno sabrá leer los propios y tomar esta guía sólo como
orientación muy genérica.
Camino al Incendio:
“Un Voluntario está entrando en Zona de Riesgo cuando...”
•
Ya no disfruta de la Tarea:
167
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En el ejercicio del Voluntariado, puede uno tener días regulares, malos y hasta malísimos...
días donde todo parece estar patas para arriba o no nos sale una...
Y sin embargo uno sigue firme en la lucha... y hasta se permite la autocrítica o el humor.
Pero cuando uno siente que está comenzando a hacer las cosas con fastidio, tedio o peor aún,
con bronca, es hora de parar: el incendio está cerca.
El Voluntariado es una práctica positiva, no una faena rutinaria o fría, y mucho menos un
castigo del Olimpo.
•
No cumple ni la mitad de los compromisos asumidos:
Aquí la diferencia está en que todavía la tarea causa placer, pero comenzamos a notar que “se
nos escapa de las manos...”, nos sentimos desbordados.
Empezamos a tomar una cantidad cada vez mayor de compromisos, que luego no podemos
cumplir ni siquiera en parte, e inmediatamente nos sentimos culpables, lo cual alimenta el círculo
vicioso, y el Incendio se acerca...
Momento de parar, delegar, recontratar, priorizar... reflexionar... ¡pedir ayuda!
El Voluntariado no es activismo, es acción conciente.
•
No puede separarse de la Tarea:
Ni el convencimiento más profundo, ni la ideología más arraigada puede practicarse 24 horas
al día... y menos el Voluntariado.
Hay Voluntarios que no pueden quitarse “el tema” de encima: finaliza el día y lo llevan
obsesivamente a la casa, al trabajo, a la familia, a los amigos.
Esto no significa no comprometernos profundamente con la tarea, misión o visión de nuestro
Voluntariado.
Pero no podemos echarnos sobre nuestras espaldas y menos solitariamente las Injusticias de
la Humanidad.
Es aconsejable que incorporemos el Voluntariado a nuestras vidas; y no nuestras vidas al
Voluntariado...
•
Nota que el Voluntariado ha provocado cambios en su carácter que son...
negativos...
Si producto de nuestra labor Voluntaria notamos – o nos hacen notar... - que nos hemos vuelto
más irritables, intolerantes, poco comunicativos, autoritarios o fríos... algo evidentemente no
está funcionando bien.
168
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La relación con los pares de tarea Voluntaria: otros Voluntarios, personal rentado y dirigentes
de la institución es un parámetro permanente para saber si estamos cerca del Incendio o no... y
viceversa desde nosotros hacia ellos.
•
Somatiza
Algunas personas somatizan sus preocupaciones o procesos de agotamiento: cansancio
generalizado, jaquecas, nudos y contracturas, etc. Cualquiera de estos síntomas - que pueda ser
atribuido a la acción Voluntaria - son señales del cuerpo que marcan la cercanía del Incendio.
En síntesis ¿Para qué Quemarnos?... Con tanto Incendio allá afuera... ¿para qué agregar uno
más?
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Aranguren Gonzalo, Luis A. (2000): Cartografía del Voluntariado, ed. PPC, Madrid,
especialmente el Capítulo V
(2) Ib., p. 178-
169
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Vértice IV
El Voluntariado en Relación Social
CAPÍTULO 14:
EL VOLUNTARIADO EN RELACIÓN SOCIAL
Este Vértice del Diamante del Voluntariado como Campo remite, como decíamos, a la puesta del
Voluntariado en el escenario social.
A lo largo de los sucesivos Capítulos de este apartado, iremos analizando la relación del
Voluntariado con otros conceptos fundamentales de lo social; comenzando por dos: Voluntariado
y Participación y Voluntariado y Mercado.
Otras relaciones igualmente importantes, fueron desarrolladas por importantes autores, y no nos
ocuparemos de ellas, sino reverenciándolas; especialmente la relación entre Voluntariado y
Derechos Humanos (1) y la visión del Voluntariado como Movimiento Social (2).
14.1. Voluntariado y Participación
La Participación, entendida como valor y práctica, tiene algunas características que le son
propias y se transforman en cuestiones clave a tener en cuenta para comprender su importancia
social, institucional y grupal.
Veamos algunos de esos aspectos conceptuales de la mano de algunos autores, y desde una
mirada en dos niveles básicos:
I.- la participación macrosocial
II.-la participación en el contexto de las instituciones
14.1.1. La participación macrosocial
Para comenzar con el primer nivel, María Teresa Sirvent, (3) propone un abordaje de la
participación desde sus aristas más ideológicas e inherentes: ¿Toda participación es real?, se
pregunta; y se contesta: “La palabra Participación es usada para designar un amplio espectro
de experiencias que van desde la encuesta de opinión, hasta la autogestión educativa,
comunitaria, obrera o sindical. De modo que se hace necesario diferenciar entre formas reales
de participación y formas aparentes.”
Desde una mirada macrosocial, Sirvent propone este lúcido abordaje conceptual como previo a
otras miradas más instrumentales:
170
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
“Deseamos, fundamentalmente, que la adopción de metodologías participativas no sea
resultante de una moda más - y por lo tanto perecedera - sino que, por el contrario, sean
asumidas con conciencia de su significado social profundo y de su importancia como condición
" sine qua non" para garantizar un desarrollo social y humano basado en la transformación del
“status quo", y en la elevación de la calidad de vida de los sectores desposeídos de América
Latina.
Cuestiones como: ¿quién participa? ¿Cómo? ¿A través de cuáles mecanismos? ¿En qué áreas
de la vida institucional? Son interrogantes fundamentales, y corresponde a la teoría
transformarlos en categorías de análisis para ofrecer respuestas generalizables.”
Para ello distinguiremos conceptualmente dos tipos de participación:
P A R T ICIPACIÓN
REAL
SIMBÓLICA
La PARTICIPACION REAL-. Ocurre cuando los miembros de una institución o grupo ejercen
poder en todos los procesos de la vida institucional; sea en forma directa o representativa
(indirecta); y especialmente en:
a.-La toma de decisiones en diferentes niveles, tanto en la política general de la institución,
como en la determinación de metas, estrategias y alternativas específicas de acción.
b.-En la implementación de las decisiones.
c.-En la evaluación permanente del funcionamiento institucional.
La PARTICIPACION SIMBÓLICA: asume dos connotaciones:
a.-Acciones a través de las cuales no se ejerce, o se ejerce en grado mínimo, una influencia a
nivel de la política y del funcionamiento institucional.
b.-El generar en los individuos y grupos que están involucrados una ilusión de un poder
inexistente.
El punto central, entonces, es el poder institucional entendido como una intervención real en la
toma de decisiones de una institución. La participación real supone modificaciones en la
estructura de concentración del poder. Desde esta perspectiva muchas iniciativas definidas
como “apertura a la participación" son discutibles y hasta cuestionables ya que no representan
cambio alguno en los esquemas que monopolizan las situaciones de poder. Es más, pueden
171
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
representar formas "enmascaradas " de dominación y verticalismo que, así presentadas, son
más difíciles de detectar.”
Roberto Martínez Nogueira, (4) otorga a la participación social de estos tiempos, los siguientes
atributos:
Específica: Como contraposición a genérica. La participación se desencadena en torno a
cuestiones concretas, inmediatas o que afectan valores a los que se les otorga una posición
elevada en la escala jerárquica.
Cognitivamente Orientada: Es una participación que no afecta la totalidad de la vida del
individuo y, por lo tanto, los elementos expresivos volcados en ella enfrentan los límites
impuestos por la racionalidad de la acción y por el carácter instrumental de ésta.
Circunstanciada: No es una participación que se precipite en torno a cuestiones de alto nivel de
generalidad, con proyección temporal a largo plazo o con eventuales resultados de carácter
difuso. Por el contrario, es una participación convocada tras objetivos concretos, fácilmente
visualizables y apropiables, dirigida a provocar decisiones o cambios en otros actores claramente
identificables.
Estratégica: Esto implica que se da en el marco de una distribución de poder, a la que se atiende
a través de la búsqueda de acuerdos y la conformación de alianzas tras intereses compartidos,
aún cuando estos sean sólo circunstanciales.”
14.1.2. La participación en el contexto de las Instituciones
Mirada desde una óptica más institucional, es bueno preguntarse cómo se desarrollan estos
procesos participativos al interior de las organizaciones.
Así, con referencia a la participación en el ámbito institucional y a su vinculación con el contexto
más amplio de la comunidad, podemos definir dos modelos generales de participación, no
excluyentes, que perfilan a su vez, dos estilos de conducción institucional.
a) Participación como movilización: suele ser utilizada por la dirigencia en búsqueda de
legitimidad. S manifiesta en convocatorias, reuniones, charlas, asambleas, donde el éxito se mide
más por el número de personas asistentes que por la calidad organizativa y las propuestas
elaboradas y consensuadas. Tienen objetivos de concientización, distribución de la información o
búsqueda de acuerdos para decisiones preestablecidas desde el poder.
b) Participación como concertación: se refiere a la generación de espacios de interacción entre
distintos actores sociales, para elaborar conjuntamente acuerdos y decisiones sobre objetivos y
actividades a desarrollar, concertando estrategias para la búsqueda de recursos y consolidando
formas organizativas que lleven a cabo las propuestas. Implica una democratización de las
172
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
relaciones de poder, cuyo eje es la realización de actividades concretas, a través de un proceso
secuencial de planificación.
En una institución puede –y es deseable- que coexistan los dos modelos, pero en general suele
prevalecer el primero de ellos que impacta en modificaciones individuales de los miembros
(mayor conciencia, mayor información) pero no produce cambios institucionales ni apertura real
de la participación.
Desde otra perspectiva de análisis, más vinculada a la relación Institución / Contexto podemos
delinear dos tipos de participación:
c) Participación adaptativa: Es aquella en donde el objetivo fundamental de la dirigencia y de los
miembros estables –aunque a veces no manifiesto- se orienta casi exclusivamente a la realización
de las actividades que permitan la supervivencia de la institución. Justifican su existencia con
algunas acciones casi rutinizadas, que tiene escasa visibilidad en el medio ambiente y, por lo
tanto poca capacidad de convocatoria.
d) Participación articuladora: Involucra una Relación activa con el contexto. La institución busca
ampliar su campo de acción, crecer a través de la coordinación con otras instituciones y de la
incorporación de nuevas personas y proyectos. Tiene alta visibilidad en la comunidad, capacidad
de convocatoria y consecuentemente debe generar estrategias permanentes de superación de
tensiones internas y externas, revisando y ajustando el modelo organizacional, más sometido a
las turbulencias del medio.
Desde el punto de vista del individuo inserto en la Institución, definimos la participación como
capacidad de intervenir en los procesos de toma de decisiones y en la ejecución o crítica que su
realización implica. Esta modalidad es viable solamente en instituciones cuyos estilos de
actuación promueven la participación como “concertación” y como “articulación”. El individuo
en estas instituciones se involucra en diferentes grados, a lo largo de todo el proceso decisorio;
implica una participación responsable a través de la asunción de compromisos permanentes,
materializados en acciones concretas.
En esta concepción está implícita la búsqueda de una consolidación y fortalecimiento de la
organización en donde la persona actúa. La búsqueda de la perdurabilidad y continuidad de las
actividades que se inician en una Institución, están estrechamente ligadas con el grado de
compromiso que sumen los miembros. Los integrantes de la organización son los que le dan
sentido a la misma y son los que definen su perfil, más allá de lo que dispongan los estatutos.
Participar es tener parte en un todo, mucho mejor si ese “todo” se construye consensualmente.
De ahí la importancia de la planificación participativa.
Otro autor como Mario Robirosa, (5) nos aporta una secuencia básica al respecto:
173
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
“¿Cuál es la participación adecuada, la ideal, la viable? No es lo mismo participar de la
explicitación de los objetivos, de la cuantificación de un problema, de la ejecución de
actividades que otros decidieron o de la etapa final de la evaluación, cuando todo está hecho.
En este campo de desarrollo de proyectos, es importante saber responder a qué tipo de
participación se hace referencia.
Una definición de participación integra tres aspectos.
a) Formar parte, en el sentido de pertenecer, ser integrante;
b) Tener parte, en el desempeño de acciones adaptativas;
c) Tomar parte, entendido como influir a partir de la acción.
Al referirnos a la participación debemos distinguir entre acción individual y acción colectiva.
En esta última, la presencia simultánea de personas implica comportamientos que se influyen
mutuamente. La participación debe, tener un componente de organización y se orienta por
decisiones colectivas.
La acción colectiva supone dos elementos: 1) un conjunto de reglas que determina la
participación en el proceso de decisión y 2) una regla de agregación de las decisiones
individuales que concurren a la formación de la voluntad colectiva.
Existen tres niveles de participación, que varían de una más restrictiva a una más amplia. Estas
se refieren a:
a) información: debe ser la necesaria en calidad y en cantidad, y la población tiene que estar en
condiciones de evaluar la información que maneja;
b) opinión: corresponde a un nivel más complejo de participación, en la cual los participantes
pueden-emitir opiniones sobre asuntos; supone un nivel de Participación más amplio que la
informativa. El desuno de la opinión podrá ser la modificación de decisiones o de, acciones. En
este último caso la opinión alimentará la certeza de los riesgos a que están expuestos aquellos
que deben decidir. La opinión tiene relación con la información en la medida en que esta última
sea adecuada y oportuna;
c) toma de decisiones: los participantes pueden decidir sobre sus propios asuntos, lo que supone
una adecuada y oportuna información, el reconocimiento de acuerdos, diferencias, mecanismos
adecuados de discusión y de toma de decisiones.
174
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
14.1.3. Participación del Voluntario en la institución:
La participación es uno de los temas clave de toda institución.
Cuando una institución convoca Voluntarios “a trabajar”, en realidad los está invitando “a
participar”.
¿Hasta dónde es real esta invitación? ¿Hasta dónde es sugerido, posible, deseable, el
“involucramiento participativo” de voluntarios en el contexto organizacional?
Esta es si dudas una decisión institucional fundamental.
Más de una vez, esta cuestión de la participación supone malos entendidos que muchas veces
terminan con el alejamiento de los Voluntarios.
Nuestra sugerencia en este punto es la claridad en la comunicación, y en este punto la
iniciativa debe ser de la institución (puesto es quien convoca al Voluntario)
Es necesario decir al Voluntario claramente cuáles serán sus posibilidades de participación
dentro de la institución, de qué tipo y hasta qué nivel, y no sólo qué participación le será
permitida, sino también requerida.
Veamos algunos ejemplos:
Hay instituciones donde los Voluntarios realizan su tarea dentro de un esquema participativo de
la tarea en sí misma (o mejor dicho aún: dentro de un Programa de Voluntariado cuya
“Estructura” es participativa) pero que no podrán llevar esa participación a otros niveles
jerárquicos de la organización, a los que no tendrán acceso.
Otras Instituciones incorporan a los Voluntarios como “miembros de pleno derecho” y les
proponen circuitos participativos con determinados niveles sucesivos de involucramiento que
pueden llegar a la máxima posición decisional o dirigencial: “Hace 20 años entré como
Voluntario a la Institución, y ahora soy el Presidente”, sería un relato posible de este último
caso.
No se trata de hacer un juicio de valor de cual es la modalidad más aceptable o sugerida, pero sí
recomendar lo siguiente: el Voluntario debe saber desde un principio cual es esa modalidad.
Es una cuestión de sinceridad institucional que tiene valor en sí misma, pero que además genera
confianza vincular.
Y así como es de es esperar que la institución sea explícita con el Voluntario diciéndole hasta
dónde podrá llegar su participación, también es necesario que la institución indague cuáles son
las aspiraciones participativas del Voluntario, y las relacione con lo que la Institución espera de
él.
175
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En efecto, muchas veces un Voluntario se acerca a una Institución para hacer una tarea concreta,
sin deseos de involucrarse “más allá” de su labor, pues- por ejemplo- ha tomado el Voluntariado
como “distracción con sentido social” (esto es más frecuente de lo que se cree) y “no desea
problemas” y por ende no está predispuesto a participar: “A mí me gusta que me digan
claramente lo que debo hacer, lo hago sin problemas y cumplo con mi vocación de servicio”
sería un relato posible de estos Voluntarios.
Del otro lado, muchas veces la Institución ve en la llegada del Voluntario al “futuro dirigente”, a
esa persona comprometida que está haciendo falta... “para que las cosas no se caigan”.
Algo tan sencillo como un claro intercambio inicial de pareceres entre Voluntario e Institución
respecto del tema de la Participación, despeja muchos supuestos futuros.
Para resumir: cuando un voluntario es llamado a desempeñarse en una institución, es de esperar
que ésta tome la iniciativa en explicitarle de la manera más pertinente, cuáles serán las
posibilidades, estilos, límites y potencialidades de la participación de un voluntario en dicha
institución.
14.2. Voluntariado y Mercado
14.2.1. Mercantilización del Voluntariado
La Mercantilización es una enfermedad del Voluntariado, contagiada desde el foco infeccioso
del mercado, y transmitida por vía oral y escrita por ingenuos, desprevenidos o acólitos.
El mercado – al igual que Medusa – nació hermoso y con bella cabellera, pero ofendiendo luego
a los hombres como la Górgona lo hizo con Minerva- tiene hoy por único pelo espantosas
serpientes, que son su genuina imagen.
Y así como Medusa convertía en piedra todo lo que miraba- y esa fue su desgracia- el mercado
convierte en mercancía todo lo que toca, y eso lo vuelve a la vez peligroso y cobarde: peligroso,
pues no tiene límites en su avance y buscará meterse hasta en lo más profundo de la vida privada,
la suya y la mía, hasta regirlas con obscenidad.
Pero cobarde al fin, cuando descubre que su lógica no es la única que la humanidad elige: allí se
pone nervioso, se encabrita, gira sobre sí mismo como los caballos de un jinete asustado, y
ensaya formas desesperadas y grotescas de cooptación.
El Voluntariado encarna una de esas “otras” lógicas; y por ello su relación con el mercado es – y
debe ser – tensa; siempre vigilante, nunca subordinada.
García Roca aborda el tema con una doble lucidez: la de explicarlo claramente y a la vez
presentarlo como una debilidad propia del Voluntariado y por lo tanto - como problema nuestro
176
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
y no del otro- posible de ser afrontado y corregido: “En primer lugar, tenemos las debilidades
que surgen por dejarnos contagiar por
la lógica del mercado. La definición misma del
Voluntariado está en el coraje de una profunda convicción en las fórmulas no mercantiles de la
vida. Son voluntarios los que creen que hay espacios para fórmulas no mercantiles. Por tanto
nuestra organización y nuestros valores no están guiados por la racionalidad del mercado (...)
sino por los valores de uso en contra de los valores de intercambio, que son los del mercado. El
mercado desaparece si desaparecen los valores de intercambio y el Voluntariado desaparece si
desaparecen los valores de uso. Cuando la lógica mercantil domina al Voluntariado, nacen unas
patologías evidentes” (6)
Y así como Andrés García Inda ha acuñado la frase “Colonización Jurídica” del Voluntariado,
nosotros decimos que debemos estar muy alertas frente a la “Colonización Mercantil” del
Voluntariado; y como toda colonización tiene un componente de conquista; el grito de batalla
frente a la Cabeza de Medusa podría ser: “fuera mercado del Voluntariado: no te necesitamos,
sos prescindente; no sólo podemos sino que disfrutamos vivir sin vos”.
La colonización tiene múltiples vías de acecho, de las que vamos a detenernos solamente en dos:
la medición económica del Voluntariado, y el secuestro de algunas palabras.
14.2.2. La Medición Económica
Uno de los canales de conquista que vale la pena atender es entonces el del oscuro artificio de
“medir el impacto económico del Voluntariado”.
Veamos qué se esconde detrás de esto, para no caminar ingenuamente detrás de falsos profetas.
En medio de su resquebrajada realidad, el
sistema macroeconómico ha encomendado al
análisis microeconómico la misión de poner su lupa mercantil en múltiples áreas de la vida social
y comunitaria antes despreciadas, para ver si podría encontrar en ellas argamasa con la que tapar
sus múltiples grietas y “adornar” algunas realidades numéricas cada vez menos convincentes.
Nace así la necesidad de conocer cuál es el aporte económico de las organizaciones que
conforman la sociedad civil o tercer sector: cuánto gastan, cuánto producen, cuántos empleos
generan, cuál es su aporte en los únicos términos que - en definitiva – al mercado importan: los
económicos.
Y aquí aparece la primera confusión: medir el impacto económico que producen las instituciones
de la sociedad civil, en las cuales se desempeña la mayoría del Voluntariado, es sin dudas medir
su arista menos significativa, pero puede ser técnicamente correcto.
Queremos decir; técnicamente posible.
177
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Porque una institución, en tanto persona jurídica, puede ser actor social y económico, y de hecho
las instituciones del tercer sector o sociedad civil lo son; al consumir electricidad y teléfono; al
generar productos y servicios, al emplear a un determinado número de personas y abonar sus
salarios, al contratar y pagar a proveedores, etc., están operando económicamente de manera
real; es decir, movilizando capital, haciéndolo circular, comprando y vendiendo; que es lo que al
mercado importa.
Eso es indiscutible y si su cómputo se incorpora a la economía o al Producto Interno Bruto de un
país, está bien.
Pero esto no tiene nada que ver con la intención delirante de pretender asignar un valor
económico al Voluntariado, delirio expresado en síntomas como el siguiente: “computar las
horas promedio que trabaja un voluntario, equipararlo a un valor promedio de salarios entre un
operario y un profesional, y luego- al multiplicarlo por el número de voluntarios que tiene un
país- “dibujar” un número (probablemente millonario) de supuesto dinero que se incorpora a la
economía.
Agustín Morán, en un excelente artículo sobre el trabajo y su relación con el Voluntariado,
reproduce el pensamiento que Jeremy Rifkin manifiesta en su libro “El Fin del Trabajo” respecto
de esta cuestionable visión. Según Rifkin, “En Estados Unidos el sector voluntario supone el 6
por ciento del PIB y el 9 por ciento del empleo total. Agrupa a 1.400.000 asociaciones y 69
millones de familias cotizantes. Desarrollan algún tipo de actividad voluntaria94 millones de
ciudadanos. Esta masa de trabajo gratuito equivale a 20.500 millones de horas, cuyo
equivalente en salarios supondría 176.000 millones de dólares”. (7)
Este punto de vista que proponemos y defendemos, es compartido también por otros autores,
entre ellos Antonio Madrid, que expresa: “En este sentido, se ha de advertir contra el recurso
engañoso, aunque útil publicitariamente, de poner precio al trabajo desempeñado por los
voluntarios. Una vez cuantificadas las horas de trabajo realizadas, se multiplica la cifra
resultante por un precio medio por hora de trabajo, de cuya operación suelen derivarse
resultados impresionantes. Esta operación (que por otra parte encierra una gran carga de
discrecionalidad al no tener en cuenta la intensidad del trabajo, los medios tecnológicos
utilizados, la productividad o los beneficios obtenidos) se puede aplicar al trabajo doméstico (de
hecho existen estudios en ese sentido), no a las relaciones de amistad, benevolencia y buena
vecindad o a las relaciones familiares. O en su vertiente negativa, se puede comenzar a
cuantificar el dinero que se pierde debido al tiempo utilizado en dormir, pasear, mantenerse
limpio, trasladarse, comer… A poco que se piensa se descubren importantes inconvenientes que
aconsejarían a los responsables de las entidades de voluntariado ser cautos a la hora de
178
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
esgrimir como argumento de fuerza el valor económico del trabajo desarrollado por su
organización. Posiblemente, sean estos tics de los que el sector voluntario se debería cuidar.”
(8)
Creemos que asignarle un valor económico al tiempo que un voluntario destina a su tarea,
además de ser inoperante desde lo económico, es una de las mayores canalladas que se le puede
hacer al Voluntariado.
Y creemos aún más: medir al Voluntariado en dinero, es un atentado terrorista contra su
esencia; y si es verdad que no queremos terrorismo, comencemos por eliminar el
terrorismo de las ideas.
Para tomar dimensión del disparate que esta concepción encierra, dejemos de lado un segundo al
Voluntariado, e imaginemos un país de fantasía; una isla donde sus únicos habitantes sean un
Rey – que como tal no trabaja- y un millón de esclavos; que trabajan sin descanso, contra su
voluntad, enfermos y mal comidos, en jornadas agotadoras de 20 horas por día.
Los esclavos sacan oro de una mina propiedad del Rey; quien lo vende al exterior y a su
exclusiva ganancia. No contento con calcular el Producto Interno Bruto de su país de acuerdo a
su producción de oro- y para posicionarlo mejor en ranking de otras naciones del mundo- al Rey
se le ocurre la ingeniosa idea de calcular cuál sería el salario que recibirían los esclavos por
trabajar tantas horas, y sumarle este hipotético- pero impresionante monto- a la economía de su
isla: más de uno creería que allí está el paraíso donde vivir...
Salvando las distancias entre Voluntariado y esclavitud, la reflexión es la misma: imaginar
una economía con producción, venta y movimiento de capitales, pero sin la paga de salarios
no es una alternativa técnica; es una concepción fascista y criminal de la economía.
Deseamos economías ricas, pero sostenidas sobre la base de la producción con salario digno, y
no desde las caravanas de la especulación, adornadas con ejércitos de Voluntarios.
Sin embargo, en Rifkin la propuesta no es territorio de islas de fantasía, sino que se apoya en una
visión tan cruda como pragmática:
“Con este pensamiento, Rifkin considera un hecho consumado la lógica dominante de
mercantilización de las relaciones sociales y propone como paliativo el uso organizado del
trabajo voluntario, más barato y eficiente que el trabajo asalariado.
Hoy, con la economía mercantil estancada, la redistribución estatal de la riqueza en retroceso,
sólo un esfuerzo concertado con el Voluntariado (…) y con el apoyo adecuado del sector
público, permitirá hacer frente a las demandas de servicios sociales, así como mejorar su
calidad” sostiene Morán; y agrega otra aguda reflexión sobre esta visión: “La propuesta
implica cambiar la socioburocracia, que gestiona los segmentos excluidos del mercado de
179
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
trabajo, por una burocracia sentimental. Es decir dar pomada a las llagas y olvidarse de la
fábrica de llagas. Seguir sin pedir cuentas a un sistema despiadado, oponiéndole sólo buenos
sentimientos ante sus innumerables víctimas.” (9)
El filósofo argentino Tomás Abraham ha denominado con una sutil ironía a esta
instrumentalización mercantilista del Tercer Sector y del Voluntariado: una infernal utopía.
“Dije infernal, aventurando una opinión, porque un mundo de directivos inventivos, círculos de
calidad sumamente dinámicos, millonarios en sandalias y zapatillas, estrellas fulgurantes,
millones de desocupados, otros millones de pobres rentados, y todo esto como andamiaje de un
mundo feliz, da que pensar.” (10)
Ligado a esta instrumentalización, otro punto también confuso es el del aporte del Voluntariado
tomado como “ahorro” de recursos.
Se han oído más de una vez cálculos en los que se expresa cuánto se ahorra un gobierno (por
ejemplo) al contar con aporte de voluntarios para realizar una tarea, un proyecto, o un programa.
Cabe resaltar que – antes que ahorro- el Voluntariado es en esencia multiplicación.
Porque en realidad sólo se puede hablar de ahorro, sobre la base de la existencia cierta de “lo
que” ahorrar, y no considerar que lo que no gasto es automáticamente ahorro.
Uno ahorra si teniendo 100 para gastar en comida, gasta sólo 70 y guarda otros 30 como ahorro,
que en algún momento podrá destinar para comprar-por ejemplo- un libro.
Pero si nunca ha tenido los 100 – y por lo tanto no pudo gastar ni un solo peso en comida- mal
puede decirse que ha ahorrado 100.
Si así fuera, los desempleados sin salarios ni pensión, o los pobres extremos, serían los que
mayor capacidad de ahorro tendrían, pues nada gastan. Y se ve que este razonamiento es
ridículo.
Igualmente ridículo es pensar- entonces- que una tarea que el estado no hace por no tener o
querer invertir en ella, cuando hecha por Voluntarios, entonces es un ahorro.
Ahorro sería si el estado fuera a invertir 100 en educación, y gracias al aporte de la actividad
voluntaria gastara efectivamente 70 y luego reasignara esos 30 ahorrados, a –digamos- mejorar
los hospitales.
Cuidado, porque asumir alegremente que el Voluntariado hace ahorrar al estado lo que éste no
pensaba invertir, es muy cercano a justificar la desinversión en áreas vitales o indelegables de
éste.
14.2.3. El Secuestro de las Palabras
Puesto que las palabras no son “cosas”, no pueden ser hurtadas ni robadas; pero sí secuestradas.
180
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Todos los poderes tienen igual tendencia a secuestrar palabras y pedir rescate por ellas: en todos
los casos, el motivo del secuestro es su sentido, y el recate que se paga es el de su significado.
El secuestrador se apropia del significado de la palabra, y nos la devuelve aparentemente sana y
salva, pero vaciada de significado.
¿Por qué importan las palabras?
Importan porque “…en esta época la reina es la imagen…y hacer de la palabra un bisturí y un
megáfono es un desafío descomunal…
También porque el despotismo de la era visual arrincona a la palabra (…) en las tiendas de
trucos y bromas. Aún así, sólo podemos confesar nuestra confusión y nuestra impotencia,
nuestra ira y nuestras opiniones, con palabras. Con palabras nombramos nuestras pérdidas y
nuestra resistencia, porque no tenemos otro recurso, porque los hombres están
indefectiblemente abiertos a la palabra y porque poco a poco son ellas las que moldean nuestro
juicio. Nuestro juicio, temido a menudo por quienes detentan el poder, se moldea lentamente como el cauce de un río- por medio de corrientes de palabras. Pero las palabras sólo producen
corrientes cuando resultan profundamente creíbles” (11)
Uno de estos secuestros ha sucedido con la palabra “interés”, atrapada por el mercado.
Previo rescate, éste nos la devolvió con un único significado aparente: “interés económico”.
El diccionario atribuye a la palabra interés dos acepciones muy claras: 1.-Provecho, utilidad,
ganancia. y 2.-valor intrínseco de una cosa, anteriores a la del “lucro del capital”, que viene en
tercer lugar.
No compartimos la expresión, cuando se dice que el Voluntariado es desinteresado.
Al contrario, el Voluntariado es una de las actividades más interesadas que puedan realizarse:
interesada en la sociedad, interesada en la persona, interesada en transformar las condiciones
infrahumanas de no-vida de muchísimas personas, interesada en el ejercicio de la ciudadanía,
interesada en el crecimiento de la solidaridad como cultura…y la lista de etcéteras e intereses
continúa.
Autocensurarse y decir que el Voluntariado es “desinteresado” es asumir que el sentido de la
palabra interés es exclusiva propiedad del mercado, y no es así: es el interés en sí misma como
especie, el que ha hecho que la humanidad se mantenga dignamente vivita y coleando.
Los Voluntarios no son gente desinteresada, sino que es exactamente al revés; los desinteresados
son los que especulan, los que matan, los que discriminan, los que roban…y también, por qué no,
los que miran al Voluntariado con condescendencia y desprecio.
181
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
14.2.4. Voluntariado y Empleo
Cuando se hace a conciencia; el Voluntariado no quita empleo, ni busca crearlo.
Demostrar que el Voluntariado no quita empleo, puede ser a la vez muy sencillo o
engorrosamente difícil: todo depende del color del cristal con que miremos.
Veamos por qué afirmamos que el Voluntariado no quita empleo.
Aceptando ciertas simplificaciones en relación con el empleador, el trabajo puede dividirse en
dos grandes grupos: trabajo autónomo y trabajo en relación de dependencia.
En el primer grupo aparece la actividad de los profesionales, los que desarrollan un oficio y en
general de todas las personas que trabajan por cuenta propia: emprendedores, empresarios,
artesanos o cuentapropistas.
Pensar que una de estas personas va a ofrecerse como trabajador autónomo voluntario es una
ridiculez; nadie va por las calles voceando sus servicios gratuitos de electricista; ni nadie publica
en el periódico o imprime y entrega volantes promocionando sus servicios gratuitos de herrería o
pintura.
Nadie instala su propia panadería para comprar todos los ingredientes, elaborar el pan y
regalarlo.
Igualmente para profesionales como abogados, médicos o jardineros.
Pero si algunas
veces estas personas ofrecieran sus servicios como Voluntarios: ¿no estarían
quitando empleo?
Para que estos ofrecimientos voluntarios de horas profesionales no compitan con otras horas
profesionales que podrían ser remuneradas, deben ofrecerse a conciencia; en ámbitos,
instituciones o situaciones que de otro modo no podrían contar con ese aporte profesional.
Es decir: las horas voluntarias de los profesionales o artesanos deben ser usadas para aquellos
casos en los que los destinatarios de todos modos no podrían pagar los honorarios de un
profesional y que – por lo tanto- desde el punto de vista del mercado no constituyen un nicho a
cubrir por el mercado laboral.
El ofrecimiento de horas profesionales voluntarias debe hacerse en el marco de la capilaridad
que caracteriza al Voluntariado de llegar allí donde al Estado se le complica y al mercado no le
interesa.
Las responsables de garantizar esta capilaridad del Voluntariado son en buena medida las
instituciones.
En estos casos, las instituciones tienen la responsabilidad de disponibilizar esas horas
profesionales voluntarias para los que efectivamente no las pueden pagar en términos de
mercado.
182
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En el caso del empleo en relación de dependencia, se pueden hacer tres distinciones: la empresa
privada, el empleo público y las instituciones de la sociedad civil.
El primer caso es el más sencillo de tratar: ¿Qué persona ofrecería su tiempo, conocimiento y
fuerza de trabajo de manera Voluntaria a una empresa con fines de lucro?
¿Quién querría trabajar – por ejemplo- ocho horas como cajero en un banco, ingeniero de una
constructora o empleado en un mercado sin cobrar sueldo?
Además: ¿Qué empresa dejaría un puesto clave de su estructura- digamos un gerente- en manos
de un Voluntario que hoy puede estar y mañana no, que no puede asegurar su fidelidad futura,
que puede dejar su puesto de un día para otro sin indemnización, pero tampoco explicaciones?
Y puesto que Voluntariado no tiene nada que ver con flexibilización laboral, pasantías preprofesionales o trabajo ilegal, decididamente, no existe ninguna competencia entre Voluntariado
y empleo en relación de dependencia en la empresa privada.
En el caso de los empleos públicos- donde algunas instancias de los Estados Nacionales,
regionales o locales son los empleadores- la mayoría de las veces la existencia de leyes,
reglamentaciones o disposiciones prohíben que un determinado cargo pueda ser ocupado por un
Voluntario.
Imaginemos que frente a la falta de una docente en una escuela pública, una Voluntaria puede
ocupar su lugar hasta tanto el Estado envíe a una asalariada, pero ni éste, ni aquélla, ni la
comunidad podrían asentir en que el puesto se ejerza de manera Voluntaria.
Sin embargo, la aparición de voluntarios dentro de las estructuras Estatales o públicas es un
fenómeno que se está aceptando cada vez más.
De las características de este fenómeno hablaremos extensamente en el Capítulo 10 y en él nos
referiremos a las condiciones para que el Voluntariado se desarrolle en el ámbito público, en las
cuales se incluye la laboral.
Digamos igualmente como conclusión, que la clave es realizar el Voluntariado en el ámbito
público con la conciencia de que uno está aportando para que se brinde un mejor servicio, pero
no quitando un empleo.
El tercer caso de la relación de dependencia es el de la propia institución de la sociedad civil
como empleadora.
Es sabido de la poderosa y valiosa función de las instituciones de este sector como fuerza
económica y como generadoras de puestos de trabajo.
Por lo tanto, los profesionales que deseen incorporarse como Voluntarios en estas
organizaciones, también podrían preguntarse si ellos mismos no estarán quitando empleo a un
colega que podría estar allí, no como Voluntario sino como empleado de la institución.
183
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Este es un punto delicado que las más de las veces queda librado a la buena fé, la no ingenuidad
y la conciencia del futuro Voluntario de averiguar, investigar y “percibir” si la institución que lo
está convocando para que haga en ella su tarea profesional como Voluntario, está siendo sincera
en ese llamado.
En cuanto uno percibe que la institución en la cual uno está como Voluntario podría estar en
capacidad de pagar un salario por ese puesto, uno debiera señalarlo; ya sea para pedir que lo
incorporen a uno como empleado, o dando un paso al costado para que incorporen a otro colega.
Trabajar como Voluntario en una organización que podría remunerar esa tarea no tiene sentido ni
para uno ni para la sociedad, pues paradójico sería que una institución que fomentara el
Voluntariado, también fomentara el desempleo.
Una opinión en el mismo sentido, la recogemos de Orduna Allegrini: “(Por lo tanto) sería caer
en un grave reduccionismo el intentar transformar el aporte del Voluntariado en un bien
económico. El trabajo es un derecho del ser humano. Ser voluntario es otro derecho. No puede
plantearse la tarea de los voluntarios como suplentes de los profesionales, ni aún en caso de
ausencia de éstos. El aporte del Voluntariado es único y creativo, y como tal insustituible. Se
mueve en el plano de la relación dialógica y de complementariedad con otros agentes y
profesionales (como parte integrante de un proyecto social global), como la respuesta de la
misma comunidad a una necesidad que non estaba atendida. Plantear el binomio profesional voluntario en términos de competitividad es un camino sin salida porque la única relación
posible es la de complementariedad.” (12)
Todo lo anteriormente desarrollado puede demostrar fácilmente que el Voluntariado – realizado
a conciencia- no quita empleo.
Pero también hay voces disidentes.
En un contexto de crisis permanente, redefinición de las relaciones laborales e hiper-desempleo,
la aparición del Voluntariado con su lógica de actividad y gratuidad genera algunas inquietudes,
que sin embargo no se han encontrado aún con ninguna manifestación de envergadura por la cual
condenarlo como “quitaempleo”.
Esto, a menos que se razone desde una “hiperlógica empleocéntrica”: decir que una mamá que
hornea 5 docenas de empanadas y las dona para una fiesta en la escuela de su hija, le quita
trabajo al restaurante que podría haberlas vendido (economía formal), o a la vendedora callejera
que se gana la vida vendiendo empanadas en la esquina (economía informal), es una visión corta
y miope de lo que son los lazos de solidaridad entre las personas.
Para finalizar, así como decíamos que el Voluntariado no quita empleo, afirmamos que tampoco
busca crearlo.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Decir que el Voluntariado es potencialmente un factor generador de empleo es otra canallada,
similar a la que le intenta asignar un valor económico a sus horas.
El Voluntariado hecho a conciencia no promueve el empleo, se valida en sí mismo.
No es un acceso a fuentes de trabajo, como lo expresaba la citada María Dolores Vázquez.
Pero luego usted- atento lector – dirá: ¡pero si yo conozco casos en que una persona ingresó
como Voluntario a una institución y ahora es su empleado!
Claro que sí; eso sucede y sucederá, porque muchas veces se da la circunstancia de que una
institución crece, se expande, necesita tomar como empleado a una persona de confianza, o a un
profesional idóneo en una determinada área; y allí está el Voluntario a la mano.
¿Y por qué buscar afuera lo que está dentro?
Creo que es totalmente legítimo hacerlo.
El punto importante es que la institución sea absolutamente sincera al incorporar al Voluntario, y
no le ofrezca la oportunidad laboral como carnada para pescarlo.
Es fundamental que el ejercicio del Voluntariado se separe de la promesa laboral.
Si se ingresa a institución como Voluntario es para ser eso mismo, no como escalón o “derecho
de piso” para ser alguna vez rentado.
Si ello sucede, pues bienvenido; pero el Voluntariado no busca generar empleo, y es
fundamental aclararlo con todas las letras, para no atacar la esencia del Voluntariado y
sobre todo para no jugar con las ilusiones de nadie.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) García Inda, Andrés. (2002): “Participación social, Voluntariado y derechos humanos.”,
Solidarios entre Culturas, memoria de las V Jornadas de Voluntariado en Canarias, 30 y 31 de
octubre de 2002, pp. 19 a 32. El autor desarrolla en profundidad el “par” Voluntariado –
Derechos Humanos en profundidad y amplitud, pues lo extiende también a los Movimientos
Sociales.
(2) Mora Rosado, Sebastián. (2001): “¿Es el VoluntariadoVoluntariado un movimiento social?,
en Garcia Inda, A. y López de Pisón, J., Ciudadanía , Voluntariado y Participación, ed.
Dykinson, Madrid, pp. 79 a 88. El autor pone en relación Voluntariado y Movimientos Sociales;
con especial énfasis en conceptos claves como Voluntariado de Marginación.
(3) Sirvent, María Teresa. (1983): Estilos Participativos en Educación, ¿Sueños o realidades?,
artículo redactado para el Seminario de “Evaluación de Programas de Educación de Adultos”,
MEC-MOBRAL-UNESCO, Río de Janeiro.
(4) Martínez Nogueira, Roberto. (1995): “Redes Sociales. Más Allá del Individualismo y del
Comunitarismo.”, en Dabas, Elina y Najmanovich, Denise (Comps). Redes, el lenguaje de los
vínculos, ed. Paidós, Buenos Aires, pp. 340 y 341(5) Robirosa, Mario; Cardarelli, Graciela y Lapalma, Antonio. (1990): Turbulencia y
Planificación Social, ed. UNICEF / Siglo XXI, Buenos Aires, pp. 18 y 19(6) Garcia Roca, Joaquín (s/a): La Coordinación del Voluntariado, ponencia marco, Plataforma
de Voluntariado, Granada.
(7) Morán, Agustín. (1997): “El Futuro del Trabajo, el Empleo y el Sector Voluntario.”, en
Jerez, Ariel (Coordinador), ¿Trabajo Voluntario o Participación? Elementos para una sociología
del Tercer Sector, ed. Tecnos, Madrid, p. 101(8) Madrid, Antonio (199) “Teoría del Sector Voluntario. Un discurso para el Voluntariado en
España”, en Curso Básico de Gestión de Programas de Voluntariado, Cuaderno I, p.46
(9) Morán, A. (1997) Op. Cit., Pág. 101
(10) Abraham, Tomas. (2000): La Empresa de Vivir, ed. Sudamericana, Buenos Aires, p.156(11) Berger, John. (1997): Cada Vez que Decimos Adiós, ed. De La Flor, Buenos Aires, p. 255–
Citado en Marcos. (2001): “Oximoron”, en Marcos, la dignidad rebelde. Conversaciones con
Ignacio Ramonet, ed. Capital Intelectual, Valencia, p. 88(12) Orduna Allegrini, María Gabriela (2003): “El Voluntario”, en Montagut Teresa (Coord.):
Voluntariado: La Lógica de la Ciudadanía, ed. Ariel, Barcelona, p.106-
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 15:
VOLUNTARIADO Y CIUDADANÍA
15.1 Aproximación al Concepto de Ciudadanía (1)
De ciudadanía es mucho y complejo lo que debe decirse para definirla, y sobre todo para ponerla
en relación con el Voluntariado.
Por lo pronto, comenzaremos por focalizarnos sobre nuestra realidad Argentina y
Latinoamericana y desde ellas, afirmar lo siguiente: creemos que ejercer la ciudadanía hoy en
Latinoamérica comienza por resistirse a que nos sigan quitando derechos.
La ciudadanía Latinoamericana se define hoy desde la resistencia, desde la supervivencia ligada
a la cuestión más elemental, esa que Hanna Arendt definía como: “el primero de los derechos
humanos, que es el derecho a tener derechos.”
Desde allí, y sólo desde allí es posible entender y pretender avanzar a formas más “positivas” de
ciudadanía, incorporadas casi todas a una matriz organizadora: la participación.
Pero para comenzar a precisar un poco más el término, podemos considerar lo que señala la
"Guia Cidadania e Comunidade": “La ciudadanía no debe ser algo abstracto, teórico y apartado
de la realidad del individuo. Ciudadanía es por encima de todo el derecho a la convivencia. Y
convivencia significa respeto mutuo, solidaridad, amistad, protección, autoridad, libertad y el
derecho de ejercitar la democracia en su esencia. El concepto más moderno de ciudadanía trae
en su base a la dimensión civil - poder que las personas tienen de manifestarse para afirmar
compromisos de naturaleza privada como negociar, contratar o hacer testamentos, etc., y a la
dimensión política - poder personal de manifestarse para la conducción de los negocios
públicos como votar y ser votado. A ellas debe ser incorporada también una tercera dimensión,
la social - la posibilidad de que las personas tengan sus necesidades básicas satisfechas y el
poder de manifestarse para que ello suceda. La primera afirmación de la condición de
ciudadanía ocurre cuando una persona tiene asegurados todos sus derechos humanos
fundamentales. Por lo tanto, requiere vivir en una sociedad que tiene como propósito
desarrollarse económica, política, social y culturalmente de forma democrática.” (2)
Desde esta perspectiva podemos asegurar que el pleno ejercicio de la ciudadanía solo puede
darse en aquellas circunstancias en que las personas gocen de un acceso pleno a todos los
derechos individuales y políticos, sociales y económicos. Existe, por lo tanto, una estrecha
vinculación entre ciudadanía y derechos humanos.
187
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Ahora, si retomamos la idea de la Participación como matriz organizadora de las diferentes
manifestaciones de la ciudadanía, cabe acercar una visión por lo menos interesante: la que
plantea la participación de las personas a la vez como método y producto en el aprendizaje
del ejercicio de la ciudadanía: “Como método, la participación supone el rescate de
experiencias ya vividas y la creación de nuevas formas de actuación social, partiendo siempre
del supuesto de que todos los individuos pueden y deben hablar de sí mismos, de su historia, de
su presente y de sus luchas, manifestando expectativas personales y colectivas. Como producto,
significa que la participación es en sí misma educativa, pues estimula a las personas a crear un
espacio colectivo, una cultura de ciudadanía.” (3)
Podemos agregar para concluir que la ciudadanía es una construcción histórica resultante de las
problemáticas concretas que cada sociedad produce. Así la ciudadanía es pensada como
conquista, como fruto constante de la lucha de fuerzas y no como consecuencia natural del
sistema capitalista y de las estructuras democráticas. La ciudadanía no se da como respuesta de
consenso sino como resultado de la acción de los movimientos sociales: no está garantizada por
el texto constitucional, no es función de las micro-estructuras políticas la construcción de la
ciudadanía, sino que deberá ser reinventada cada día en la práctica social, y esto implica
aprender a hacer política y participar democráticamente de lo cotidiano.
Se hace, entonces, imprescindible la resignificación del espacio público como un lugar de
afirmación de lo colectivo y de modificación del poder contractual de los ciudadanos en su
relación con el Estado y la Sociedad.
15.2. El Voluntariado como sucedáneo de la política
En la Argentina, ciudadanía y relato histórico van muy de la mano, pues más allá de que el
tiempo transcurre como árbitro inexorable, vista en términos de herencia, la experiencia histórica
traumática de la dimensión cívica de la sociedad argentina es todavía muy reciente y eso influye
directamente no sólo en el cómo de las prácticas sino en el sentido de las mismas. (4)
No exento de euforia por la democracia recuperada, y a la vez con una premonición que admira
pero también entristece, en el verano de aquel lejano 1983, Osvaldo Soriano (5) reescribía el
manual básico de “ciudadanía convaleciente”, que aún hoy no terminamos de superar: “Lo peor
es que parece no importarnos mucho la democracia...(...)...Las mayorías siguen silenciosas,
quizá porque es más cómodo, o quizá porque la dictadura hizo bien su trabajo: todavía existe un
miedo larvado, un temor a expresar ideas o pensamientos que vayan más allá de la indignación
o el aplauso incondicional. Un resquemor que se explica con un “a ver si en una de ésas pasa
algo y vuelven los militares”
188
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
“Sin embargo, está en cada uno de nosotros que no vuelvan más. En la defensa cotidiana de lo
conquistado. En la práctica de la democracia, a favor del gobierno o empujándolo con la crítica
a hacer lo mejor. Activamente. Porque el presidente está sólo y no hay que permitir que la
pobreza política de muchos funcionarios, y la complacencia de los medios lo aíslen de la
realidad.”
“La democracia no es desorden, como sugieren los reaccionarios. Por el contrario, el ejercicio
de la libertad crea nuevas maneras de organización que, a medida que se alejan de la
obediencia militar, ingresan en un plano de mutuo respeto. Discutamos, Manifestemos.
Movilicémonos. Es la mejor manera de ayudar a la democracia a consolidarse. La libertad hay
que cuidarla, pero sobre todo usarla. Convertirla en una costumbre cotidiana. La libertad que
no se usa, se pierde.”(6)
¿Cómo está utilizando el ciudadano común esa libertad?
Existen dos pares de hechos -constatables y largamente documentados – que muestran la realidad
de un aspecto de la dinámica social en la Argentina durante la última década y nos servirán para
seguir avanzando en nuestro análisis.
Estos hechos se refieren a los conceptos de Participación e Imagen, desde los que se comprueba
que: Por un lado, existe una disminución de la participación activa de las personas en las
estructuras orgánicas de los Partidos Políticos, y a la vez un aumento de la participación como
voluntarios y miembros de organizaciones sociales.
Por otro lado, a una marcada disminución de la imagen positiva que la sociedad en general tiene
de los Partidos Políticos, se contrapone un crecimiento de la imagen positiva de las
organizaciones sociales y de las acciones que éstas realizan.
Resulta interesante, entonces, analizar un aspecto fundamental: cuál es la dimensión política de
la participación de los voluntarios en las organizaciones sociales.
En este sentido, creemos que la participación de un creciente número de personas en
organizaciones (sólo) “de voluntarios” constituye una participación “ciudadanamente
incompleta”,
manifestada en un corrimiento desde el campo de la construcción de un estado de justicia
social (lo mediato, lo ideal) hacia el campo de la solidaridad (lo concreto, lo inmediato), que
no puede ser tomada como un abandono del interés por lo político, pero que no sólo
produce una vacancia en el rol de los partidos políticos, sino en la construcción de una
institucionalidad fuerte y representativa del Estado.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Frases como la habitualmente escuchada: “Yo no me meto en política, contribuyo como
Voluntario” dan cuenta de ese corrimiento.
Un corrimiento preocupante, pues va privatizando lo social, que va traduciendo “reclamo” en
“pedido”.
Y reclamar no es pedir; yo pido se me dé lo que no es mío y no tengo; reclamo se me devuelva
lo que siendo mío, delegué y ahora no tengo.
Si el estado no es más, ni menos, que la construcción conceptual y fáctica por la cual el auténtico
dueño de la soberanía - el soberano- la delega momentáneamente en un tercero para una mejor
organización de lo común - y por ende de lo privado - ante un estado que no garantice al
soberano lo mínimo para un digno vivir, éste le puede reclamar.
Entonces: si cada vez más programas sociales se basan en el aporte -no sólo económico, sino
también técnico, organizativo y simbólico- de las empresas o las organizaciones. , la sustitución
de un verbo por otros (reclamar ayuda por: pedir ayuda, solicitar ayuda, seducir para que se
me elija entre los beneficiarios de los que dan ayuda, proponer se me considere en condición de
recibir ayuda...etc.) se torna un deporte peligroso.
Sin embargo, esto no invalida la presencia de la Sociedad Civil en las cuestiones sociales más
delicadas, ni invalida la cultura de Voluntariado que les da sustancia.
Y es allí donde “la idea de ciudadanizar” tiene un campo riquísimo para desarrollarse, pues
creemos que el gran desafío para un Voluntariado - presente y futuro- pasa por la sustitución de
su eje tradicional de articulación – el hacer - por un eje más ligado al capacitar para el ejercicio
pleno de la ciudadanía.
Es mucho más lo que podría decirse al respecto, pero no podemos abundar. Digamos entonces
que una sociedad sin Sociedad Civil se vuelve frágil y falta de iniciativa y control, pero que una
sociedad con sólo Sociedad Civil, se vuelve políticamente inviable y cotidianamente invivible.
Hagamos entonces caso a la lógica, tan exacta ella: No intercambiemos términos que no son
intercambiables, pues Voluntariado y Ciudadanía no son sinónimos, sino conceptos que remiten
a jerarquías establecidas -ésta sobre aquél- derivadas funciones diferentes -posible el
Voluntariado, pero necesaria la ciudadanía.
15.3. Ciudadanizar el Voluntariado
Lo que hemos presentado hasta aquí ha sido un recorrido necesario para contextualizar la
propuesta concreta que intentaremos explicar a continuación, y que puede resumirse en este
planteo sintético, transversal y “hexadimensional”: Una persona, que actúa como – y es (iii)Voluntario (i) en instituciones de la Sociedad Civil que muchas veces son ambiguas y
190
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
funcionales, (iv) pero también territorio alternativo de lo político (v) con lógicas en tensión
(vi)... ¿puede hacerlo de una manera más ciudadana (ii)?
Veamos por fin qué pretendemos decir con ciudadanizar.
La operación de aplicarle un verbo (“ciudadanizar”) al sustantivo “Voluntariado” supone al
mismo tiempo que darle tiempo y persona, definirlo en términos de atributos y características,
deseables unas, prescindibles otras.
Pero fundamentalmente, ciudadanizar es una tarea de proceso, y en tanto tal, no tiene más
rostro que el de su dinámica.
Ciudadanizar es “hacer Voluntariado de manera más ciudadana” y veremos a continuación
que las sugerencias para ciudadanizar son pequeñas, concretas, frágiles y tal vez muy genéricas...
o demasiado puntuales... y dependerán mucho del tipo de instituciones; en algunas
organizaciones, ciudadanía y Voluntariado se encontrarán unidas desde la misión misma, como
azúcar disuelta en agua; en otras mezclar Voluntariado y ciudadanía será como mezclar agua y
aceite: sólo es posible si hay movimiento...
Técnicamente, creemos que el proceso de ciudadanizar se puede dar en tres niveles, comenzando
desde el más amplio o genérico al más aplicado o focalizado:
1.- Ciudadanizar la Misión Institucional
2.- Ciudadanizar el Diseño y la Gestión del Programa de Voluntarios de la Institución
3.- Ciudadanizar la Práctica Cotidiana del Voluntariado, la del Voluntario como Sujeto y
las relaciones interpersonales entre Voluntario y Destinatario.
A título de enumeración incompleta, plantearemos algunas de las sugerencias para cada nivel:
1.- Ciudadanizar la Misión Institucional
1.- Sobre la base de la Constitución Nacional, la Declaración Universal de Derechos Humanos,
la Convención de los Derechos del Niño, etc., hacer referencia a los derechos y obligaciones a
los que remiten y en los cuales se basan las prácticas, creencias y valores de la institución, más
allá que su misión sea o no trabajar directamente sobre estos derechos u obligaciones.
2.- Incorporar – dentro de los objetivos operacionales de la institución – objetivos y metas
ligados a la incidencia institucional en el campo de la agenda o de las políticas públicas del
campo de interés institucional, pero también en general, y facilitar y alentar la participación de
los Voluntarios en ellas.
3.- Plantear como necesario superar la incultura del “no te metás” en términos que vayan más
allá de “formas puras” de involucrarse.
191
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Ver cómo toda acción voluntaria supone una lógica y una ideológica, y cómo es necesario hacer
convivir al Voluntariado con la participación política, sin que esto signifique prácticas
esquizofrénicas ni incoherentes; ejemplificado en la viñeta de: “Como Voluntario, al mediodía
sirvo el plato de comida en el comedor popular, y a la tarde voy a la marcha para terminar con
el hambre”, o “Como Voluntario el sábado pinto la escuela con la gente de la cooperadora, y el
lunes reclamo como ciudadano por más presupuesto para educación”
4.- Incorporar “Componentes Ciudadanos” en el diseño de los Programas de Voluntariado,
Programas Sociales en general, Pedidos de Financiamiento, etc. (ver 8.-)
5.- En los casos que corresponda y sea posible, trabajar la resignificación de la figura del
“Voluntario/Destinatario” incorporándolo a la dinámica del Voluntariado para derribar barreras
estigmatizantes.
6.- Abrir espacios institucionales para el “Voluntariado de Reinserción”, aún cuando la
institución no se dedique exclusivamente a ello.
Decíamos en capítulos anteriores que a este “Voluntariado de Reinserción” todavía hay que: 1)
pensarlo ideológicamente, 2) diseñarlo técnicamente con una nueva noción de eficiencia a
escala humana y 3) articularlo institucionalmente con una base de consenso en todos los
sectores sociales.
7.- Recuperar y resignificar el rol de las instituciones (y del Voluntariado) en el “componente
afectivo” de lo ciudadano, en términos de revalorizar los espacios de encuentro y afectividad,
celebración de las conquistas ciudadanas, elaboración de las decepciones, trabajo de contención
sobre situaciones potencialmente angustiantes o ante la presencia de violaciones a los derechos,
etc.
2.- Ciudadanizar el Diseño y la Gestión del Programa de Voluntarios de la Institución
8.- Organizar el Itinerario del Voluntario en la institución de manera flexible, de modo tal que
los tiempos sociales y tiempos libres de éste no se vean interceptados por el Itinerario.
9.- Incluir “Objetivos Ciudadanos” como componentes básicos de cualquier otra tarea o proyecto
específico que la institución vaya a desarrollar e incorporar la ciudadanía como contenido
conceptual, procedimental y actitudinal explícito en las capacitaciones para Voluntarios de la
Institución, por más que su tarea vaya a ser netamente asistencial, administrativa o burocrática.
10.- Democratizar a un máximo procedimientos internos de trabajo con los Voluntarios.
192
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
La ciudadanización tiene que ver con un nivel conceptual, pero también y fundamentalmente
procedimental, y debe ser la institución misma el territorio donde el Voluntario pueda hacer las
primeras prácticas de ejercicio democrático.
11.-Potenciar a un máximo posible las prácticas participativas de los Voluntarios dentro de la
institución, y no sólo eso, sino darle proyección extramuros, estudiando sus posibilidades,
límites, necesidad de adaptación, etc.
12.- Debatir cada una de las 6 dimensiones planteadas aquí como contextuales de la relación
entre Voluntariado y Ciudadanía, y también poner en discusión los “Pares de Conceptos” que
aparecen cuando se pone al Voluntariado en relación Social: Debatir Voluntariado y
Asistencialismo, Voluntariado y Justicia, Voluntariado y Empleo, Juridización del Voluntariado,
Voluntariado y Estado de Bienestar, etc.
13.- Compartir espacios, prácticas y encuentros de reflexión con instituciones “diferentes” (de
diferente área, de diferente lógica, de diferente visión, de diferente tamaño, etc.) superando el
nivel de “convivencia pacífica” y avanzando hacia un aprendizaje mutuo basado en la diferencia,
pero sustentado en una concepción de ciudadanía.
3.- Ciudadanizar la Práctica Cotidiana del Voluntariado, la del Voluntario como Sujeto y
las relaciones interpersonales entre Voluntario y Destinatario.
14.-No legitimar el estatus de “buen Voluntario, pero mal ciudadano”, sin interferir en espacios
vitales íntimos y respetando a un máximo diversidad de criterios y diferencias de pensamiento,
pero no tolerar (y menos celebrar) transgresiones ciudadanas, al menos en el ámbito de actuación
institucional y en la relación con los beneficiarios.
15.- Analizar cada una de las prácticas asistenciales de la institución y buscarles su costado
ciudadano.
16.- Permitir, alentar y dar espacio al debate político entre los Voluntarios frente a hechos
puntuales que sean de interés especialmente significativo para el ejercicio de la ciudadanía, como
una elección, un plebiscito, el debate de una nueva ley, etc.
17.- Facilitar la Toma de Conciencia, abriendo la visión y los puntos de vista desde la “tarea
concreta” hacia las causas más profundas, y las implicancias ulteriores de la tarea en sí misma, o
de su realización en un mundo contextualmente muy complejo, y que de alguna manera incide en
las mismas; por ejemplo plantear el cambio del significado de una práctica determinada en
medio de un “mundo en guerra” o de un mundo “en paz”, etc.
193
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
18.- Generar dentro de los proyectos de trabajo y para cada una de las actividades concretas del
Voluntario, un conjunto de “capacidades básicas a desarrollar”, que luego puedan transferirse
fuera del espacio institucional hacia otras áreas, como por ejemplo la cívica, la grupal, la
profesional, etc.
Así, por ejemplo, para una tarea Voluntaria determinada, podría trabajarse un “paquete” de
cuatro capacidades básicas que podrían ser: 1. Autonomía (actuar con independencia), 2.
Identidad (saber quienes somos), 3. Autoestima (conocernos y valorarnos) y 4. Asertividad (
defender la opinión propia sin necesidad de atacar la del otro), y ver cómo se desarrollan las
mismas dentro del ámbito del Voluntariado y cuál es su proyección puertas afuera de la
institución, etc. (7)
19.- Cuando corresponda dentro de la naturaleza y de la planificación de las actividades, permitir
y alentar a que los Voluntarios realicen, compartan y coordinen actividades de educación y
práctica ciudadana con los beneficiarios: una de las mejores formas de “aprender” es
“enseñando”.
20.- Plantear “la toma de decisiones” dentro de las actividades Voluntarias basada en criterios
institucionales, operativos, de economía de medios y recursos, etc.; pero también desde una
visión “ciudadana”.
Sin proponérnoslo, han resultado 20 puntos o “sugerencias para ciudadanizar” de diferente nivel,
profundidad y aplicación, pero todas basadas en el deseo no de ser pautas superadoras, sino
apenas modestos “indicios” para comenzar a recorrer y descifrar un camino que creemos
fundamental: el de la relación entre Ciudadanía y Voluntariado.
Invitamos a cada una de las instituciones a arrebatarnos estas propuestas, hacerlas suyas,
enriquecerlas y darles vida para seguir avanzando, que si de algo vale el ejercicio abstracto de
escribir, es justamente para esto último.
194
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) La gran mayoría de los conceptos expresados en el presente Capítulo, fueron primeramente
publicados en Garcia, Oscar y Spampinato, Sandra. (2003): “Ciudadanizar el Voluntariado”, en
Encuentro de Capacitación para Dirigentes de ONG, Centro de Documentación de Políticas
Sociales, Documentos N° 31, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
(2) Guia Cidadania e Comunidade. (1997) Centro de Integraçao da Cidadania, Centro de
Educaçao Comunitaria para o Trabalho y Governo do Estado de Sao Paulo, Brasil
(3) Ib. Íd.
(4) Téngase presente que –aún luego de cumplidos los primeros 20 años de democracia- todavía
no existe en la Argentina una generación de votantes cutos padres no hayan vivido la época de la
última dictadura militar. Al día de hoy, no hay aún en la Argentina “adultos hijos de adultos
nacidos y crecidos en democracia”.
(5) Soriano, Osvaldo. (1983): La libertad que no se usa, se pierde, Revista Humor, Buenos
Aires, enero de 1983, pp.22 y 23
(6) Ib. Íd.
(8) Conceptos tomados de: Mizrahi, Alejandra (coord.) (2004) Toma de decisiones, Programa
Ser Humano, ed. Troquel, Buenos Aires, p. 29
195
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 16:
MARGINALIDAD, EXCLUSIÓN, POBREZA
E INTERVENCIÓN DEL VOLUNTARIADO
16.1. Palabras viejas que no esclarecen y nuevas que no llegan.
Este Capítulo tiene por objeto recoger apenas algunas impresiones que estimamos pueden llegar
a aportar una mirada más acerca de la compleja, delicada, confusa a veces, posición del
Voluntariado como agente de intervención en
relación con situaciones de marginalidad,
vulnerabilidad y pobreza.
Serán, por dos motivos, impresiones del todo parciales, sintéticas e incompletas.
Primero porque pobreza y marginalidad son temas de una dimensión tal, que resultaría
impensable tratarlos con la profundidad necesaria en un trabajo cuyo foco no pretende salirse del
Voluntariado.
Y segundo porque aún pudiendo intentar lo anterior, lo que no hemos podido hacer todavía es
terminar de construir una síntesis relacionante propia, que aporte algo nuevo a otras ya
formuladas…nos falta mucho aprender y pensar aún sobre estos temas, antes de poder
compartirlos con el lector.
A esta dificultad se suma “la otra”, “la de siempre”: lo que las palabras dicen y condicen,
callan y acallan.
No estamos de acuerdo con el uso de la palabra exclusión para designar conceptos ligados a
lo social.
Sabemos con qué sentido fue incorporada para designar cierto tipo de dinámicas sociales propias
de la posmodernidad; pero creemos que su utilización no es necesaria, y mucho menos ingenua,
no sólo y no tanto por lo que su significado semántico refiere sino por la sensación que genera.
Es decir, no sólo por lo que denota, sino por lo que connota.
Porque si bien excluir es “echar a una persona o cosa fuera del lugar que ocupaba”, según el
diccionario; en el imaginario el tándem exclusión - excluir lleva a pensar recurrentemente en
enviar y dejar afuera.
Toleramos cierta utilización, cuando está confinada a microespacios conceptuales, aceptando (en
todo caso, de mal grado) expresiones como “exclusión laboral”, que es un fenómeno distintivo
de la era global y en todo caso, trata de distinguir los tradicionales desempleados de los
posmodernos “inempleables”.
196
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Pero creemos que en lo social nunca habrá un “afuera”, y que toda ilusión de un afuera
social no es más que una sublimación para evitar la pesadilla del margen; limitante y
contiguo (o no) pero siempre “in-cluido”.
Existe un breve, brillante, y hasta angustiante texto de Kafka, que define esto de manera
singular. Lo invitamos a compartirlo y comentarlo: “Somos cinco amigos; cierta vez salimos
uno detrás del otro de una casa. Primero vino uno y se puso a la entrada; luego vino, o, mejor
dicho, se deslizó tan ligeramente como desliza una bolita de mercurio, el segundo, y se puso no
lejos del primero; luego el tercero, luego el cuarto, luego el quinto. Finalmente todos estábamos
de pie, en una línea. La gente se fijó en nosotros y señalándonos decía: “los cinco acaban de
salir de esa casa.”Desde entonces vivimos juntos, y tendríamos una vida pacífica si un sexto no
viniera siempre a entrometerse. No nos hace nada, pero nos molesta, lo que ya es bastante; ¿por
qué se introduce por fuerza allí donde no se lo quiere? No lo conocemos y no queremos
aceptarle con nosotros.”
“Nosotros cinco, en verdad, tampoco nos conocíamos antes y, si se quiere, tampoco nos
conocemos ahora, pero lo que es posible y admitido entre nosotros cinco es imposible e
inadmisible en ese sexto. Además, somos cinco y no queremos ser seis. Por otra parte, qué
sentido puede tener esta convivencia permanente, si entre nosotros cinco tampoco tiene sentido,
pero nosotros ya estamos juntos y seguimos estándolo, pero no queremos una nueva unión,
precisamente en razón de nuestras experiencias. Pero ¿cómo enseñar todo esto al sexto, puesto
que largas explicaciones implicarían ya una aceptación en nuestro círculo? Es preferible no
explicar nada y no aceptarlo. Por mucho que frunza los labios, lo alejamos empujándolo con el
codo, pero por más que lo hagamos, vuelve siempre otra vez.” (1)
Pensar en que alguien puede ser enviado “afuera” de una sociedad de incluidos es desconocer
que si hay una condición del ser humano es que éste puede ser recordado u olvidado, pero nunca
borrado.
“Por más que lo hagamos, vuelve una y otra vez” y esa tozuda actitud del sexto hombre
kafkiano, es tal vez una de las más maravillosas “marcas” de la humanidad: no hay manera de
negar o excluir a una vida ya engendrada; si viviente, tendrá su lugar en los centros o en los
márgenes, pero estará de cuerpo y alma; si fenecido o asesinado, su cuerpo tendrá un lugar en los
espacios que la sociedad ha reservado para tales fines; y su alma – afectada de recuerdo o de
olvido- permanecerá siempre como vivencia en la memoria individual o grupal, ya como
referente o ya como estigma, pues hasta cargar la culpa por los olvidados, es también un acto de
memoria.
197
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Es por ello que a diferencia de las cosas o las ideas, las personas no pueden desaparecer.
Nuestra cruda historia al respecto debería hacer que los latinoamericanos en general, y los
argentinos en particular, fuéramos especialmente reacios a adoptar alegremente como léxico
cotidiano cualquier categoría conceptual que al aplicarse a las personas sea tan incorrecta y
liviana, como dolorosa y aberrante: excluido y desaparecido lo son.
Es por eso que preferimos correr el riesgo de utilizar en su lugar la vieja y conocida (y
polémica…) categoría de “marginalidad” y su verbo: “marginalización”.
Proponer asimilar la designación de los procesos denominados “de exclusión” al concepto de
marginalidad supone la necesidad de reconsiderar su conceptualización según esas nuevas
coordenadas.
Sobre todo si tenemos en cuenta que “con el término exclusión, de uso creciente en la última
década, se ha tratado de superar la crítica realizada al concepto de marginación, en el sentido
de que al referirse a la situación de norma pautada, normalización ,etc., describe parcialmente
una situación social sin remitirla al contexto que la genera.” (2)
Pero en todo caso, aún con estas limitaciones, preferimos este concepto al de exclusión.
La mirada de Juan Carlos Volnovich nos parece clarificadora al respecto: “Todo hace pensar
que, al aludir a la “marginalidad”, se trata de espacios, de localización de lugares. Cuando nos
acercamos a la “marginalidad” como objeto de estudio, somos invitados a interrogarnos acerca
del lugar: especie de topología; superficie por donde se distribuyen los cuerpos. Espacio físico
del territorio pero además, y fundamentalmente, territorialidad de los códigos: cartografía de la
comunidad.
Y explica: “La marginalidad puede, así, ser entendida como desterritorialización de las masas
que
al incorporarse a la vida urbana pierden los lazos primarios y familiares que los
solidarizan. La marginalidad puede ser entendida como esa fractura que expone a sus miembros
a diluirse en los intrincados laberintos de la selva de cemento. Marginalidad entendida como
desterritorialización que empuja a los bordes, pero también a la reterritorialización. Proceso
mediante el cual las poblaciones atomizadas recuperan en los intersticios, en ciertas brechas, en
las grietas urbanas, los rituales de sociabilidad y algo de las ceremonias perdidas de su
historia.” (3)
Nótese que aún el vaivén de ambos procesos de desterritorialización y reterritorialización se
da en la geografía común de la inclusión.
Pero a medida que la marginalidad se concibe como una categoría cada vez más amplia y
compleja, aflora otra de sus características; una especialmente interesante.
198
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
En palabras de Volnovich, si bien “(…) poner en correspondencia ciertas poblaciones con las
competencias profesionales y las instituciones específicas que les están asignadas, puede
reforzar el carácter estigmatizante de la discriminación,
como lo demostró, de manera
flagrante, la reglamentación de la vagancia, hecho que condujo a su criminalización y el caso
de la psiquiatría clásica” resulta que “la clasificación de poblaciones marginales incluye otra
dificultad: la multiplicidad de grupos y de individuos resiste, indoblegable, cualquier intención
de cristalizar las categorías de asistidos.”
Y agrega: “La multiplicidad marginal elude la estigmatización, la rotulación y el destino
consecuente. Felizmente – o por desgracia- los marginales – por lo menos los marginales del
estado neoconservador- se ajustan mal a los sistemas clasificatorios. Los jóvenes desheredados
que pueblan los suburbios y los centros de las grandes metrópolis son a menudo – y sucesiva y
simultáneamente- un poco delincuentes, un poco toxicómanos, un poco vagabundos, un poco
desocupados, un poco trabajadores precarios, un poco prostitutas, un poco repetidores o
desertores escolares. Un poco de todo, y nada de ello. Ninguna de estas etiquetas les va bien.
Rara vez se instalan permanentemente en alguno de esos territorios. Circulan de un lado al otro,
de un código al otro. Participan de redes de sociabilidad diferenciadas y se escabullen,
inaprehensibles, de los diagnósticos y de las instituciones” (4)
Esta característica cobra relevancia a la hora de pensar en la relación de la marginalidad con el
Voluntariado, y especialmente en la definición del “qué hacer”, tal como veremos más adelante.
16.2. Complejidad de Pobrezas
Pero avancemos ahora llamando a este escenario de la síntesis a la pobreza, para interpretarla en
sus dimensiones más básicas.
El mismo Volnovich se expide sobre su relación con la marginalidad comentada, lo cual es un
inicio con nexo: “¿Quién se atrevería a discutir que la causa de la marginalidad profunda está
directamente relacionada con la miseria económica o con los diversos tipos de indigencia? No
obstante, esta relación, lejos de mantenerse unida a través de una monocausalidad mecánica y
simple, desborda en complejidades. La cantidad de pobres, los umbrales de pobreza, los
criterios esgrimidos para determinar dónde termina la inserción y dónde empieza la exclusión,
fluctúan de tal manera que tornan imposible delinear un límite preciso. Este límite preciso
debería ilusoriamente separar a los que necesitan ser socorridos de los que pueden asistirse
solos. En todo caso, parecería inútil esperar que de la pura dimensión económica provenga la
información que nos ayude a visualizar la marginalidad.” (5)
199
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Y así como es verdad que la perspectiva únicamente económica no alcanza para determinar la
pobreza, también es cierto que no siempre marginalidad y pobreza son equivalentes.
Coexisten en una relación más intrincada: “Es más, no sería muy arriesgado afirmar que así
como existen marginales ricos, existe, también, una pobreza integrada que no es marginal.
Ciertas formas de mendicidad tolerada, los pobres asistidos regularmente a través de donativos,
hablan de una categoría de miserables que, sin duda alguna, se sitúan por debajo del nivel de
pobreza, pero que tienen asegurada una estabilidad y un grado de inserción social muy diferente
del de los vagabundos que – por ahí- no son ni más ni menos pobres, pero sí más marginales, y
que reciben un trato sistemáticamente expulsivo por parte del universo central.” (6)
Junto con las definiciones técnicas, que la ligan a niveles de satisfacción de ciertas necesidades
calificadas como básicas, hay otras miradas que abordan la pobreza ya sea como
descompensación de las exigencias de justicia, ya sea por las implicancia que tiene en quienes
son catalogados como “oficialmente pobres” o bien en su dimensión relacional para con las
políticas que se formulan para eliminarla.
En estas últimas líneas, a lo largo del año 2003, un grupo de estudiantes de Taller Nivel II de la
Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires desarrolló en el Conurbano
Bonaerense un estudio que nos parece que vale la pena compartir, pues señala algunas claves en
la búsqueda de este “qué hacer” desde el Voluntariado.
“La pobreza se define en relación con el concepto de bienestar, con la idea que se adopte
acerca de las necesidades humanas y con la posición que se tome respecto de los estímulos que
movilizan las acciones de las personas. Coherentemente, el concepto de pobreza y la medida de
la pobreza se vincularía con las estrategias y el diseño institucional adoptado para atender el
problema. Estas dimensiones están íntimamente ligadas. Cada política específica, además de sus
características objetivas, posee otras cualidades que provienen del hecho de ser objetos
sociales, percibidos como tales por los sujetos interesados. Estas cualidades, que son asignadas
en el juego social y en la competencia entre visiones alternativas, definen su sentido y su valor
social.
Una política social adquiere su significado a través de un proceso conflictivo, en el que
intervienen actores colectivos que funcionan con sus propios sistemas de percepción. Para la
visión actualmente dominante la pobreza es vista como una situación transitoria y excepcional
en una sociedad destinada a prosperar económicamente. Su origen se ve en las deficiencias
personales de los pobres, en su falta de condiciones para obtener un empleo suficientemente
remunerado o en eventos que vuelven a las personas “incapaces” económicamente y las coloca
200
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
fuera del cauce de la prosperidad del resto de la sociedad. El esfuerzo de la política está,
entonces, en descubrir atributos que los invalidan para funcionar económicamente y ser
miembros plenos de la sociedad. Se trata de identificar las características para seleccionar
quiénes merecen mayor o menor asistencia.
Esta construcción técnica de la pobreza, como agregación de individuos en función de sus
posiciones homólogas y de distribuciones de una serie de características, cuando se constituye
en un factor determinante del acceso a bienes y servicios públicos supone una asignación de
identidad. De este modo, ciertos individuos pasan de ser “estadísticamente pobres” a ser
socialmente vistos y tratados como pobres.
Aún cuando el beneficio que otorgan los programas sociales suele estigmatizar tanto en grandes
aglomeraciones urbanas como en áreas más pequeñas o rurales, es en éstas últimas en donde
adquiere una mayor intensidad. Ello puede deberse al hecho de que en comunidades pequeñas,
la integración social se realiza a través de contextos de copresencia.
Esto implica un alto grado de ajuste entre la realidad social objetiva y la realidad interna o
subjetiva; todos saben quién es cada uno y quiénes son los otros: la realidad social se les
impone por el efecto de su ostensibilidad y su confirmación permanente, así como su papel en la
división del trabajo.
La pobreza también es ante todo un estigma: “La tendencia del estigma a difundirse del
estigmatizado hacia sus relaciones más cercanas explica porqué dichas relaciones tienden a
evitarse o, en caso de existir, a no perdurar. Pero la desafiliación no necesariamente equivale a
una ausencia completa de vínculos, sino también a la ausencia de inscripción de la persona en
estructuras dadoras de sentido. Por ello, si bien el beneficio que brindan los programas es una
necesidad imperiosa, no le devuelve sentido a la persona. En un contexto en el cual la inserción
laboral en el mercado es la única vía digna de integración social, una inserción social que no
desemboque en una laboral es una condena a la inserción perpetua a través de programas
sociales.
Una persona que exhibe desajustes entre la realidad y su identidad propia se halla presa en la
realidad como en un mundo ajeno y refleja su propia realidad subjetiva apenas muy
imperfectamente. El mismo individuo desajustado está socialmente predefinido como un tipo
perfilado: el inútil. Consecuentemente, cualesquiera sean las auto – identificaciones que puedan
surgir por momentos en su propia conciencia, carecerán de toda estructura de plausibilidad que
podrían transformarlas en algo más que fantasías efímeras.
Pero en las grandes aglomeraciones urbanas las personas impedidas de internalizar totalmente
la realidad de la comunidad podrán resocializarse dentro de otra anti-realidad; vale decir que
201
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
la socialización deficiente dentro de un mundo social puede ir acompañada
de una
socialización exitosa dentro de otro mundo. (7)
16.3. La enfermedad del Asistencialismo
En su libro “Asistencia y Asistencialismo”, Norberto Alayón distingue con claridad teórica y
presenta con elocuencia didáctica lo que separa a la asistencia del asistencialismo, no sólo en la
superficie de sus prácticas, sino especialmente en el fondo de sus consecuencias.
De su trabajo - especialmente del capítulo 4, “El asistencialismo en la política social y en el
trabajo social”-extractamos dieciséis conceptos que, si bien el autor los formula respecto de su
relación con la profesión del Trabajo Social, nos han parecido de una enorme riqueza para
sustentar y regir nuestra posterior reflexión acerca de la intervención del Voluntariado en
situaciones de pobreza. (8)
1.- “Creemos que ya es hora de erradicar definitivamente las posturas que reivindican la
concretización de diversas modalidades de asistencialismo, del mismo modo que es necesario
combatir el idealismo verbalista y “revolucionario” de quienes aún hoy rechazan frontal y
airadamente cualquier práctica que bordee, siquiera, tal perspectiva de acción.
2.- El asistencialismo es una de las actividades sociales que históricamente han implementado
las clases dominantes para paliar mínimamente la miseria que generan, y para perpetuar el
sistema de explotación.
3.- La esencia fue siempre la misma, al margen de los “agentes intervinientes”: dar algo de
alivio para relativizar y frenar el conflicto, para garantizar la preservación de privilegios en
manos de unos pocos.
4.- Pero la cuestión no es tan simple. Reconocemos, en primer lugar, la intención de las clases
dominantes de reproducir, por medio de por medio de las Políticas Sociales y sus profesionales,
las relaciones sociales de producción, garantizando la continuidad de su hegemonía.
5.- Nos faltaría saber entonces qué piensan y cómo actúan ante el asistencialismo los sectores
explotados es decir, la gente que padece concretamente los problemas sociales que se intentan
“parchar” a través de la intencionalidad descripta.
6.- El padre o madre de un niño que tiene hambre o sufre una enfermedad, no se detiene a
pensar necesariamente en la intención de quien le llegue a brindar su ayuda, por más
demagógico y reaccionario que sea el dador, sea éste una persona o una institución.
Y lo que es menos probable, es que llegue a rechazar tal ayuda.
De modo que aquí vamos agregando para el análisis totalizador otro de los aspectos – y bien
importante – intervinientes en la cuestión del asistencialismo.
202
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
7.- A la Vez debemos considerar si la labor asistencial sólo surge como resultado de la
“bondad” de los sectores dominantes, si sólo proviene de la presión ejercida por los sectores
populares, o si se produce una confluencia de ambas alternativas.
8.- Y en esa lucha, donde un sector quiere conceder y frenar, mientras simultáneamente el otro
quiere conquistar y avanzar, tendrán que insertarse sin idealismo recalcitrante, sin humanismo
cándido, sin demagogia asistencialista, pero también sin aventurerismo pequeño burgués, sin
sustitucionismo, sin desechar torpemente todo lo asistencial, los profesionales ligados a la
planeación y ejecución de Políticas Sociales.
9.- Resumiendo: coincidimos en que las Políticas Sociales sirven al interés de las clases
dominantes, pero también sirven al interés de las clases dominadas en tanto cubren, aunque
incompletamente, sus necesidades.
10.- Tal vez el desacierto mayor de la Reconceptualización fue haber negado radicalmente el
asistencialismo, sin recuperar la perspectiva de “lo asistencial”, aspecto imprescindible del
Trabajo Social.
11.- El Rechazo juvenil y mecánico del asistencialismo, nos llevó a la abstracción de alejarnos
de los problemas y necesidades concretas del pueblo. Y aparecieron tendencias, que aún hoy
subsisten, de asistencialismo ideológico, pretendiendo con vocinglería pseudo agitativa avanzar
en los niveles de organización y de lucha, sin partir de las reivindicaciones concretas y
materiales de los grupos explotados.
12.- En cierto modo se estigmatizó la opción o “repartija de leche” o “acción revolucionaria”;
dicha opción, a pesar de las buenas intenciones, era falsa y el tiempo se encargó de
demostrarlo.
13.- Si creyéramos que las políticas sociales sólo sirven al interés de las clases dominantes (...)
ello tendría que llevarnos a rechazar de plano los servicios de bienestar social que ejecute el
Estado.
14.- Y esto sólo puede caber en la cabeza de quienes teorizamos sobre los problemas ajenos. Los
necesitados, aún por sobre la intencionalidad de quienes ejecutan las prácticas asistencialistas o
las prácticas asistenciales, lógicamente reciben lo que se les brinda para paliar sus carencias.
Desde luego, no van a desistir de la recepción del servicio, aunque la acción sea asistencialista.
15.- Entendemos que la práctica social bien orientada, puede contribuir a impulsar la
organización y la lucha por otras reivindicaciones. Y por ello creemos que es mil veces mejor
correr el riesgo de pisar el umbral del “asistencialismo”, en la intención de elevar el nivel y la
organización de las masas, que quedarse entrampado en la teorización acerca del eventual
aletargamiento que producirían las políticas sociales.
203
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
16.- Tal vez nuestra posición pueda confundirse con alguna variante neoasistencialista. Todo lo
contrario: el intento propone desterrar la crítica rápida a esta nefasta tendencia, no para
propiciarla sino precisamente para evitar su proliferación ante nuestro alejamiento de la
realidad.
La cita es extensa, pero definitivamente clarificante y sobre todo, actual.
16.4. Intervenir desde el Voluntariado
La vinculación entre pobreza y Voluntariado se presenta como una relación condicionante de
aquella sobre éste. Creemos que ello es así, pero únicamente sobre sus requerimientos, no sobre
su naturaleza.
Ser Voluntario en proyectos, grupos o instituciones que trabajan con situaciones de pobreza, no
supone ninguna transmutación de los invariantes de la actividad voluntaria, ni sobre los
requisitos para una Definición Ética Básica que planteábamos en el Capítulo 2 para cualquier
tipo de Voluntariado.
El mayor desafío que le plantea la pobreza al Voluntariado no es un vector lanzado precisamente
hacia sus raíces, sino hacia su más tangible superficie; superficie a la que planteamos dividida en
dos capas: en su epidermis, lo eminentemente humano, materializado en el Vínculo; en su
dermis, lo más técnico, ligado al concepto de Intervención.
Dermis y Epidermis- Intervención y Vínculo – configuran esa relación “de piel” necesaria
para ser Voluntario con situaciones de pobreza.
El Vínculo es el campo donde se juegan las sensaciones ligadas al sentido primero de aquella
solidaridad mencionada, que sabe al otro como sujeto y propone un crecimiento mutuo a partir
de la Simetría Relacional. Es por ello el terreno de la paciencia, la no idealización y no pocas
veces de la pequeñez: la contigüidad de la pobreza vuelve al hombre hacia una pequeñez
diferente a la de la sociedad del confort, donde la supervivencia es un “a priori” garantizado.
Quien quiera participar como Voluntario en acciones vinculadas a situaciones pobreza, deberá
tener un enorme caudal de deseos de vinculación y, especialmente, disposición, para lo que en
términos de desaprender esto significa.
Como toda epidermis que se exfolia y renueva, el Vínculo tendrá innumerables vaivenes vitales
– entre lo que perdura o se acaba, se profundiza o desgasta, se disfruta o rechaza- pero lo que
importa no es tanto su resultado como su procedencia: tratarnos fraternalmente es uno de los
deberes humanos.
La Intervención opera en el Voluntario como dermis – sustrato y envoltorio- y su
conceptualización es su cuidado.
204
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Acerca de dos aspectos fundamentales de la Intervención – “naturaleza de su demanda” y
“tecnología” - Joaquín Rodríguez Nebot nos habla teóricamente pero (desde dónde si no,
tratándose de la intervención...) desde la experiencia: “A todas las personas que han trabajado
en grupos, instituciones y / o redes sociales nos impulsa una ilusión: el hecho de que si la gente
se junta y reflexiona, soluciona los problemas que la aquejan, aunque bien sabemos que no
necesariamente ocurre así. Podemos distinguir tres períodos en la intervención: a) gestación, b)
desarrollo y c) cierre.” (9)
En el centro de la gestación, está la demanda: “Toda demanda social está basada en una
carencia funcional. La carencia opera paradójicamente, por un lado, como motor de acción e
impulso y, por otro lado, como inhibidor de esa misma acción social. Esto es, impulsa a los
colectivos a pensar sobre los problemas que los aquejan, pero a su vez produce otro movimiento
en el sentido inverso: reacciona como sistema de impotentización del propio colectivo. Pensar
dicho problema llevó a los expertos en intervenciones a simplificar la problemática, y se cayó en
un planteo teórico de un insufrible par dialéctico: satisfacción – necesidad. Si bien es cierto que
hay una economía de las necesidades básicas para satisfacer, la historia nos dice que los
colectivos humanos han desarrollado actividades con desgaste de enormes montos energéticos
(recursos materiales y humanos) por la consecución de utopías, que de ser sueños de unos pocos
se transforman en pesadillas de las mayorías.”
Y pasa a su formulación central: “Esto lleva a pensar que hay un más allá de las necesidades
que son los efectos deseantes que no se agotan en la acción de la consecución de la necesidad
básica”
“Es aquí que nos interrogamos sobre el problema de la demanda. Cuando recibimos un pedido
concreto, desde una cooperativa, una empresa, un organismo no gubernamental, etcétera, la
pregunta que se impone es: ¿con qué clase de tejido social estamos trabajando y qué lo impulsa
a ese pedido de intervención?
Y agrega: “Previamente a la realización del pedido, hubo en el colectivo un proceso de trabajo,
generalmente largo, penoso y doloroso, donde la dimensión del sufrimiento y del malestar es del
orden de lo cotidiano.” (10)
¿Cómo debe operar el conocimiento de esto en el Voluntario que trabaja en proyectos con
situaciones de pobreza?
Recordándole, primero, que en un plano superior al operacional, los objetivos de un proyecto
pasan a ser medios y no fines a los que hay que arribar “a cualquier costo”.
Y segundo, que su función puede ser entonces de equilibrio y “bisagra” (para tomar otro
término de Nebot) entre el personal técnico y los destinatarios.
205
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Respecto del poder de las tecnologías en el proceso de intervención, Nebot aclara:
“Generalmente, las tecnologías de uso en intervenciones son formas del instituido que tienden,
en suma, a perpetuarse en los dispositivos institucionales, y solamente dan cuenta de la
demanda social en forma parcial. (...) Desde nuestra posición pensamos que no hay artefacto
tecnológico que pueda dar cuenta de las demandas sociales. Esto es, no existe una tecnología
específica para lo comunitario o lo institucional, ni tampoco se resuelve con un cúmulo de
múltiples tecnologías.” (11)
Desde esta perspectiva, el lugar que según Nebot queda para el profesional, la extendemos
nosotros al requerido para el Voluntario: comprender que la intervención es un juego
complicado de demandas/verdades/saberes no siempre convergentes.
En relación con su intervención en proyectos que trabajen con situaciones de pobreza, el
Voluntariado debe posicionarse claramente no como “una tecnología más” sino como un agente
de intervención articulado pero independiente.
Tan independiente, que acompañe esta particular mirada final de la intervención, que Nebot nos
“autoriza” a practicar: “(...) es una apuesta a lo vital, que se encuentra allí donde transitan las
personas, en sus agenciamientos, en su alegría y su color, en su pobreza y riqueza, y en su
esperanza.
¡Por eso esperamos en el umbral!” (12)
206
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Citas y referencias bibliográficas.
(1) Kafka, Franz: Beim Bau Der Chinessischen Mauer [Trad. Cast.: La Muralla China. Cuentos,
Relatos Y Otros Escritos, Alianza, Madrid, 1997 (7a Reimp.), pp. 129-130-, tomado de González
R. Arnaiz, Graciano (Coord.), Derechos Humanos. La condición humana en la sociedad
tecnológica., ed. Tecnos, Madrid, 1999, p. 79(2) Giner, Salvador; Lamo de Espinosa, Emilio y Torres, Cristóbal (Eds.). (1996): Diccionario de
Sociología, Alianza Editorial, Buenos Aires.
(3) Volnovich, Juan Carlos. (1995): “Los que Viven en el Margen de la Sociedad Civil”, en
Dabas, Elina y Najmanovich, Denise (Comps.), Redes, el Lenguaje de los Vínculos, Paidós,
Buenos Aires, p. 358 y 359 (4) Ib., pp. 368 y 369(5) Ib., pp. 363 y 364(6) Ib., p. 364(7) Banzhaf, Luzmila; Risso, Valeria y Patiño, Jorge. (2003): “Los Valores que transmiten las
Políticas Sociales”, en Informe sobre Desarrollo Humano de la Provincia de Buenos Aires 2003,
Fundación Banco de la Provincia de Buenos Aires, p. 81–
(8) Alayón, Norberto. (2000): Asistencia y Asistencialismo. Pobres controlados o erradicación
de la pobreza., ed. Lumen/ Humanitas, Buenos Aires – México, especialmente capítulo 4, pp.45.
a 60(9) Rodríguez Nebot, Joaquín. (1995): “El que Espera en el Umbral. Problemas en la
Intervención en Redes Sociales”, en Dabas, Elina y Najmanovich, Denise (Comps). Redes, el
lenguaje de los vínculos, ed. Paidós, Buenos Aires, p. 280(10) Ib., pp. 280 y 281(11) Ib., p. 284
(12) Ib. P. 293
207
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 17:
EL VOLUNTARIADO Y CONSTRUCCIÓN DE UNA CULTURA SOLIDARIA EN
LATINOAMÉRICA
Puede resultar interesante intentar algunas explicaciones de cual es el valor, rol y proyección
futura del Voluntariado; y por qué una sociedad se debe tomar el trabajo de dar a la
solidaridad un formato de cultura, y qué significa hacerlo; qué significa ser solidario hoy en
la Latinoamérica.
En una simplificación atrayente por lo descriptiva y cotidiana, los europeos proponen dos
grandes formas en que la solidaridad se manifiesta.
Haciendo tal vez alusión a su “temperatura afectiva”, ellos distinguen la solidaridad “fría”
de la “caliente”.
Y la alusión es tan obvia como puede imaginarse.
La solidaridad “caliente” es aquella que se nos manifiesta ante la presencia de una necesidad
imperiosa, impactante, atípica.
Es la solidaridad ante el hecho impresionante, ante la catástrofe, ante la tragedia que copa la
escena.
Esta solidaridad es inmediata, espontánea, visceral.
Supone una imposibilidad de indiferencia.
Se convierte rápidamente en causa común y dura lo que tarda en llegar la normalidad.
Pero es necesario que esa Solidaridad ocasional, que contempla las coyunturas más que las
estructuras; que mira mucho la urgencia de hoy y poco el día después, vaya tornando desde la
sensibilidad a la conciencia, de lo excepcional a lo permanente, constituyendo una “solidaridad
fría” que se manifieste en una rutina de la solidaridad que sea expresión de civilidad cotidiana
y planificada.
Organizar y canalizar “la caliente”; promover y facilitar “la fría”.
He allí un desafío para la construcción de una cultura de la Solidaridad.
Pero ¿Cuáles son los otros desafíos?
Comencemos haciendo pie sobre un hecho: llegando a este fin de siglo, el interés y la
participación de la gente en el área social se ha volcado de las grandes a las pequeñas causas.
208
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Esta tendencia se manifiesta y refleja en el auge del Voluntariado y de la Sociedad Civil, que
trabajan cerca de la gente misma, resolviendo sus problemas reales más significativos con una
dosis mínima de intermediación.
Esta realidad permite - a priori - dos lecturas.
Por un lado, resulta muy saludable que estas Instituciones Comunitarias se constituyan en canal
de expresión y demanda de una Sociedad Civil en estado permanente de crecimiento y
organización.
Este estallido solidario de las comunidades muestra que los caminos nunca se agotan, si de
buscar los destinos se trata.
Sin dudas, este fenómeno es por sí sólo digno de celebrarse.
Pero existe una segunda lectura; y es la que dice que los países raramente se han construido en
base a pequeñas causas. Antes bien, han sido los proyectos abarcadores, sistemáticos y
transversales los que han motorizado y sostenido la conformación de las naciones.
Que éstas han andado luego a los tumbos entre utopías, guerras y perplejidades; pues claro.
Que
muchas
se consolidaron como tales en los amargos campos
de
autoritarismos y
totalitarismos; es cierto.
Que con frecuencia los intentos "fundacionales" inauguraron en muchos países períodos aciagos;
pues también.
Pero muy pocas veces las "pequeñas causas" han tenido el suficiente peso específico para
precipitar - por sí solas - en una solución de realidades que conformen un proyecto comunitario
de dimensiones.
Y es esta segunda lectura la que nos abre los ojos para intentar una mirada más sistematizadora
del fenómeno de la solidaridad, una mirada desde la cual explícitamente
proponemos la
construcción de una Cultura de la Solidaridad.
Tomada en toda la fuerza de su complejidad, ser solidario - además de acción - significa sobre
todo poder participar en la construcción de lo social; poder expresar consensos o disensos; poder
pedir y poder reclamar: por un país más justo, por una dirigencia no corrupta, por mayor salud,
por la posibilidad de vivir del propio trabajo...
Y es que ser Solidario es serlo "con todos" puesto que en la construcción de lo social, el
parámetro primero es la Dignidad, entonces Solidaridad debe hacerse sinónimo de
209
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Comunidad, ya que todas las prácticas sociales que se edifican desde la Dignidad –si bien
valiosas en sí mismas - no convergen si no aparece la idea de Comunidad.
La Solidaridad, a través de las dos dimensiones de sus actos reales - la concreta y la simbólicapone "en sólido" valores fundamentales de las comunidades que de otro modo podrían hacerse
etéreos y esfumarse.
Ella transforma lo deseable en lo hecho, y alquimiza así de manera irreversible, instintos
comunitarios de cohesión e identidad, de permanencia y destino.
Es necesario reconocer que la Cultura de la Solidaridad tiene exponentes altos en muchos
países del mundo, y si bien es verdad que muchas veces las recetas para su elaboración pueden
parecer ajenas a nuestro paladar latino, eso no implica desconocer que la Solidaridad
promovida, valorizada, planificada
y ejecutada desde políticas explícitas y específicas
puede operar en nuestra espontaneidad latina un agregado de valor que bien merece
intentar una digestión - aunque sea lenta - de otras experiencias sociales exitosas.
Creemos que son estos los tiempos justos para comenzar a edificar una Cultura de la
Solidaridad en la castigada Latinoamérica de hoy por ser los tiempos de una "exacta tensión" ni mínima, ni máxima- entre la tranquilidad que brinda una democracia definitivamente
instituida -y como tal garante de una Sociedad Civil revigorizada- y una sensación de angustia,
desprotección y perplejidad que viven quienes se ven separados de y superados en sus más
elementales y genuinas aspiraciones por un sistema que todavía admite y premia individualismos
y eficientismos salvajes que generan marginación.
Promover una Cultura de la Solidaridad en nuestra Región significa hacerlo latiendo entre
la tranquilidad y la angustia, y debe servir para reafirmarla como opción primera de
significación social, junto con la dignidad, la justicia, la memoria y la libertad.
210
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
DECLARACIONES Y ANEXOS
DECLARACION UNIVERSAL DE VOLUNTRIADO
El Voluntariado trae a la vida las más nobles aspiraciones de la humanidad, la
preservación de la paz, la libertad, la oportunidad, la seguridad y la justicia para
todos los seres humanos. Es la base fundamental de la sociedad.
En una era de Globalización y cambios continuos, en una época cuando el mundo
se vuelve más pequeño, más interdependiente y más complejo, el Voluntariado es
el medio por el cual:
• Los valores comunitarios de cuidado y servicio pueden sustentarse y fortalecer,
• Los individuos pueden ejercer sus derechos y responsabilidades como
miembros de sus comunidades, a la vez que aprenden y crecen a través de sus
vidas, realizando todo su potencial humano,
• Las conexiones pueden realizarse a través de las diferencias que nos impulsan a
convivir juntos en comunidades sanas y sustentables, trabajando juntos para
manejar nuestros destinos colectivos.
En la aurora del nuevo milenio, el Voluntariado debe convertirse en un elemento
esencial de todas las sociedades, que la convierte en una práctica efectiva con la
Declaración de las Naciones Unidas que dice: “nosotros la gente, tenemos el poder
para cambiar el mundo”.
El Voluntariado:
• Está basado en la motivación y la decisión personal, libre y espontánea;
• Toma forma con las actividades individuales y de grupo llevadas a cabo en el
marco de una comunidad u organización;
• Complementa pero no sustituye la acción responsable de otros sectores y aporte
del trabajo rentado;
• Activa el compromiso ciudadano y de la comunidad;
• Realza el potencia humano y la calidad de la vida diaria. Construyendo la
solidaridad humana y el capital social;
• Provee respuestas innovadoras al gran reto de nuestro tiempo a través del
compromiso personal;
• Contribuye a vitalizar la vida económica, ayudando a la gente a desarrollar
conocimientos y destrezas en la creación de nuevos trabajos y profesiones;
211
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
• Requiere el soporte de líderes en todos los sectores de la sociedad y suficientes
recursos humanos y económicos, para asegurar que los voluntarios se ubiquen
efectiva y apropiadamente.
Los Voluntarios:
•
•
•
•
•
•
•
•
respeto al derecho de toda mujer, hombre y niño que deseen asociarse
libremente al Voluntariado, sin prejuicio de raza, religión, edad, género y
condición física, social o económica;
respeto a la dignidad de todos los seres humanos y sus culturas;
ofrecer libremente el tiempo, talentos y energías a los demás y a sus
comunidades, sin espera de recompensa económica, a través de acciones
individuales y colectivas;
excitar al compromiso a la comunidad en la solución de problemas
identificados;
proveer de voz a aquellos que no pueden hablar por sí mismos;
facilitar la participación de otras personas como voluntarios;
poder, a través del Voluntariado, crecer como persona, adquiriendo nuevas
destrezas y conocimientos, desarrollando su potencial personal, auto realización
y creatividad;
promover la solidaridad familiar, comunitaria, nacional y global.
Los Voluntarios Deben:
• estimular la expresión del compromiso individual a través de los movimientos
colectivos;
• buscar activamente fortalecer sus organizaciones,
manteniéndose bien
informados y adhiriéndose a la misión, las metas, los valores y las políticas de
la Organización;
• llevar conjuntamente las metas definidas, tomando en consideración las
aptitudes, la disponibilidad del tiempo y la aceptación de las responsabilidades;
• cooperar en el espíritu de una comprensión mutua y respeto con los otros
miembros de la organización;
• aceptar la responsabilidad de aprender las destrezas y los conocimientos
requeridos a fin de servir efectivamente;
• mantener la confidencialidad apropiada en sus actividades.
La Organización Debe:
• buscar activamente la creación de un ambiente organizacional amistoso para los
voluntarios;
212
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
• definir el criterio para la participación voluntaria, incluyendo las condiciones
bajo las cuales la organización y el voluntario terminan su compromiso y
desarrollar políticas para guiar la actividad voluntaria;
• proveer a los voluntarios metas idóneas que contribuyan al cumplimiento de la
misión de la organización;
• proveer protección de la organización a aquellos que la sirven y a los
voluntarios, a través de procedimientos adecuados;
• proveer a los voluntarios de entrenamiento apropiado, evaluaciones regulares y
reconocimiento de su trabajo;
• proveer de una adecuada protección contra riesgos a los voluntarios durante el
cumplimiento de sus deberes y la cobertura de daños que se pudieran causar a
otros;
• facilitar el acceso a un reembolso razonable de sus gastos.
Tomando en cuenta los derechos humanos básicos, los principios del Voluntariado,
las responsabilidades de los voluntarios y las organizaciones en las cuales están
inmersos, la red mundial de IAVE - Asociación Internacional de Esfuerzos
Voluntarios- hace un llamado:
A Todos los Voluntarios a proclamar su fe en la acción voluntaria como una
fuerza creativa y mediadora que:
• construya comunidades sanas y sustentables que respetan la dignidad humana
de todas las personas;
• impulse a la gente a ejercitar sus derechos como seres humanos y por tanto,
mejorar sus vidas;
• ayuda a la solución de problemas sociales, culturales, económicos y
ambientales; y
• construya una sociedad más humana y justa a través de la cooperación mundial.
A Los líderes de:
• Naciones Unidas a declarar a ésta la “Década del Voluntariado y la sociedad
civil”, en reconocimiento a la necesidad de fortalecer las instituciones de las
sociedades libres;
• Los Gobiernos a asegurar los derechos de todas las personas a trabajar en el
Voluntariado, a remover cualquier barrera legal para esa participación, a fin de
fortalecerlos en su trabajo y proveer de recursos a las ONGS con el propósito
de promover y financiar la efectiva movilización y manejo de los voluntarios;
213
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
• Al Comercio que motive y facilite la participación de sus trabajadores en la
comunidad como voluntarios y a comprometer recursos humanos y financieros
para desarrollar la infraestructura necesaria para apoyar al Voluntariado;
• A los medios de comunicación a difundir la acción voluntaria y a proveer
información que motive y oriente a las personas hacia el trabajo voluntario;
• Educación: motivar y animar a los estudiantes hacia el trabajo voluntario,
creando oportunidades para ellos que les dirijan y formen en el servicio
voluntario;
• Religión: afirmar al Voluntariado como una respuesta apropiada al llamado
espiritual de la gente para servir a los necesitados;
• O.N.Gs. a crear un ambiente organizacional amistoso hacia los voluntarios y
comprometer los recursos humanos y financieros que se requieren para
respaldar efectivamente al Voluntariado.
• A todos los sectores sociales: a unirnos para juntos crear fuertes, visibles y
efectivos centros locales y nacionales de Voluntariado, como organizaciones
líderes primarias para el trabajo Voluntario.
El reto para los voluntarios del IAVE y los líderes de todos los sectores alrededor
del mundo, es unirse en sociedad para promocionar y apoyar el Voluntariado
efectivo, accesible para todos, como símbolo de solidaridad entre todas las
personas y las naciones.
IAVE invita a toda la comunidad voluntaria global, a estudiar, discutir y aprobar
esta Declaración Universal del Voluntariado.
Aprobado por el Consejo Internacional de Directores del IAVE, la Asociación
Internacional para el Esfuerzo Voluntario en su 16ª. Conferencia Mundial en
Amsterdam, Los Países Bajos, Enero 2001.
Agradecemos María Muñoz de Badillo de IAVE – Ecuador, la traducción de éstos
materiales.
214
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
DECLARACIÓN DE CARACAS
Declaración de Voluntariado para Latinoamérica
Reunión de la Junta Regional de IAVE en ocasión del
Simposio “Responsabilidad Social en Las Américas”
organizado por PDVSA / VenAmcham / Arpel
Caracas, 9 de junio de 2001
Introducción y Contexto Mundial Actual
Es un hecho plenamente constatable que el Voluntariado se ha convertido desde la segunda
mitad del siglo XX en un fenómeno de cobertura mundial.
Esta dimensión nunca antes alcanzada, cuyo soporte lo constituyen igualmente el estado de
notable necesidad que existe en el campo social y la explosión tecnológica, comunicacional y
sociohistórica condensada bajo el nombre de globalización, ha colocado al Voluntariado frente a
un desafío inédito, de cuya respuesta dependerá en gran medida su incidencia como estrategia
social durante el siglo que ahora está comenzando.
La acción Voluntaria manifiesta una dimensión nueva de las relaciones entre las personas, es
expresión de solidaridad, altruismo y responsabilidad; permite ejercer una ciudadanía social
plenamente activa; es canal de expresión de manifestaciones culturales diversas, atiende tanto
necesidades coyunturales de urgencia, como visiones estructurales de desarrollo; facilita el
entendimiento entre las personas y canaliza la posibilidad soñada de construir un mundo mas
integrado y justo.
En este contexto, la declaración por las Naciones Unidas del año 2001 como “Año Internacional
de los Voluntarios”, junto con la redacción de una nueva Declaración Universal de Voluntariado,
realizada por IAVE como resultado de la Conferencia Mundial en Amsterdam en enero de 2001
ha colocado al Voluntariado en el centro de la escena mundial, ha reafirmado su presencia ya
existente en la agenda pública, sobre todo haciendo visibles iniciativas que desde larga data – de
manera silenciosa, constante y constructora - vienen desarrollando organizaciones, empresas y
personas que han elegido al trabajo voluntario como una forma privilegiada de expresar su
solidaridad y compromisos con los demás en aras del bien común.
215
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Esta realidad tiene su punto de apoyo principal en la posibilidad de dar al Voluntariado – no solo
transparencia y eficiencia en las acciones – sino fundamentalmente un sentido universal, que
exprese en toda su dimensión lo que esta práctica significa.
Es así que deseamos manifestar que estamos convencidos de que es posible considerar al
Voluntariado como una de las formas que ha escogido la humanidad para manifestarse
solidaria, luchar contra la desintegración y preservarse socialmente.
Latinoamérica tiene un desafío
Pensar al Voluntariado desde una perspectiva latinoamericana es no sólo un anhelo sino una
exigencia.
La difícil situación de nuestra región supone un compromiso fuerte, decidido y estratégico para
canalizar la acción voluntaria hacia la resolución de las muchas problemáticas sociales que nos
aquejan.
Desde esta perspectiva latinoamericana, la conformación de una red que permita articular los
esfuerzos voluntarios de cada país- tal como IAVE lo viene realizando desde 1970-se torna
fundamental para presentar al mundo el trabajo, las
potencialidades, las perspectivas y
preocupaciones que nuestra región tiene.
El Voluntariado en Latinoamérica crecerá cuando se incremente su impacto, reconocimiento y
facilitación en sus países, pero esto sólo sucederá si cada país lo hace con una perspectiva
solidaria, que asuma la identidad cultural común que tenemos como región, y las transforme en
destino de su proyección.
PROCLAMACIÓN
Es por todo esto, que los representantes nacionales
latinoamericanos de la Asociación
Internacional de Esfuerzos Voluntarios, reunidos en ocasión de elaborar la planificación
estratégica de IAVE para la región, en la ciudad de Caracas en junio de 2001, y constituidos en
la Junta Regional de IAVE, nos comprometemos a encauzar nuestros esfuerzos para potenciar a
IAVE LATINOAMÉRICA como
red líder y de referencia del Voluntariado en el
continente y hacemos un llamamiento:
216
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
•
A las empresas de nuestra región para que incrementen su importante compromiso con el
Voluntariado social, no solo sosteniendo los programas de desarrollo que impactan en
las comunidades, sino ampliando además su extensión a nuevos campos como el del
Voluntariado Corporativo, de gran potencialidad presente y futura.
•
A las organizaciones de Voluntariado, de bien publico, y no gubernamentales en general a
que incrementen la presencia de voluntarios en sus programas y juntas directivas; a que
difundan el Voluntariado, a que busquen en la capacitación la respuesta a las exigencias de
mayores conocimientos que el Voluntariado moderno requiere; y sobre todo, que desarrollen
un pensamiento global, que coloque en perspectiva regional primero y mundial después al
Voluntariado que se haga en cada país.
•
Al sector público, a que reconozca, facilite y difunda el Voluntariado, respetándolo en su
diversidad e independencia.
•
A todos los voluntarios – y especialmente a los jóvenes – a que practiquen, celebren y
difundan el Voluntariado como espacio de crecimiento, participación cívica y construcción
de solidaridad y ciudadanía.
•
Al resto de los países del mundo, a que se interesen por el desarrollo del Voluntariado en
Latinoamérica, expresando su solidaridad cuando sea posible con el apoyo de iniciativas y
programas y aprovechando al mismo tiempo los beneficios que deriven de este intercambio
fraterno.
•
A los miembros de IAVE en cada uno de los países a que continúen con su trabajo
voluntario, con su participación activa como actores fundamentales del crecimiento del
IAVE, que redundará sin dudas en un crecimiento similar del Voluntariado en toda la región;
asumiendo la Agenda Global de IAVE, como instrumento orientador de la acción voluntaria.
•
A todos los sectores, a que valoricen el trabajo voluntario como una herramienta de
transformación y cambio, que potencia el capital social en nuestra sociedad y que genera
riqueza nacional, por lo cual deberían construirse los indicadores que permitan su inclusión
en el PIB de las naciones y considerado en el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones
Unidas.
Declarado en Caracas a los 9 días del mes de junio de 2001
5 de Diciembre:
Día Internacional de los Voluntarios
217
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
"Voluntariado de cara al 2004: la hora de la Verdad"
Por Oscar García – Representante Latinoamericano de la Asociación Internacional de Esfuerzos
Voluntarios - IAVEHan pasado ya dos años desde que Naciones Unidas declaró el Año Internacional de los
Voluntarios y desde luego muchísimos más desde que el Voluntariado se instaló como práctica
sobre el planeta.
Ante la celebración de un nuevo Día Internacional, es momento propicio para ensayar un
balance, y pensar qué desafíos le deparan al Voluntariado de cara al 2004.
1. De la Prehistoria al Futuro
El Voluntariado ha recorrido un largo camino hasta llegar a nuestros días.
Ha comenzado con una prehistoria que lo muestra incipiente cuando se remonta a ancestrales
prácticas solidarias, escasamente historizadas, netamente asistenciales, tímidamente innovadoras.
Ha recorrido los años del lento crecimiento y se ha ido consolidando como práctica
institucionalizada.
Ha vivido - ¿será correcto hablar en pasado? - los años de auge y expansión en los que no sólo
comenzó a crecer cuantitativamente sino que se tecnificó y hasta comenzó a ser teorizado.
Fue fenómeno, tal vez moda.
Y ha llegado vivo a este nuevo milenio: 5 de diciembre de 2003.
Si tenemos en cuenta que el Día Internacional de los Voluntarios fue instaurado por primera vez
por la Asamblea General de la ONU en 1985, nos encontramos hoy ante el cumpleaños número
18: su mayoría de edad.
A este Voluntariado mayor de edad, le ha llegado la hora de la verdad.
Le llega en un momento de los más difíciles y desafiantes de la humanidad, años de violencia
generalizada y pensamiento único cada vez más duro.
Atrás quedaron los tiempos de la ilusión: hoy sabemos que el Voluntariado por si sólo no va a
cambiar al mundo.
No por sus flaquezas o contradicciones intrínsecas, sino porque nadie por sí sólo podrá ya
hacerlo.
Nunca como antes, necesitamos hoy que el Voluntariado se transforme.
No para dejar de lado sus esencias ni sus marcas de identidad, pero sí para ponerse a la altura de
las urgencias planetarias.
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
2. El Año de la Guerra
Se acaba el 2003: la Paz del Mundo – ojos hundidos, cara de esperpento - nos mira suplicando
mientras se arrastra a su destierro y parece que al pasar sólo atinamos a saludarla.
Algunos con estupor, otros con cínica alegría, muchos con indiferencia.
Si la Paz se va y la guerra es imprenta de la historia, la muerte es siempre colofón.
Cada vez que una mano terrorista vuela un coche bomba, o un dedo militar acciona el misil
destructor de casas y personas, la humanidad gotea vergüenza.
Cada vez que eso sucede, el Voluntariado se hace socialmente más requerido pero políticamente
más débil.
Cuando el mundo se juega en la mesa de cartas entre los Violentos del Eje del Bien y los
Violentos del Eje del Mal, el hombre no es más sujeto de derecho, sino espectador de su propia
muerte y las ajenas.
Cuando esto sucede, los Voluntarios no somos siquiera convidados de piedra a las decisiones del
poder sino ignorados de piedra; paliatorios de lo inevitable.
La última guerra dejó - a más de las víctimas habituales- la derrota casi final de la negociación
como mecanismo que el hombre creía haber inventado como el adecuado para dirimir las
diferencias; el más razonado, el menos animal.
Fracasada la negociación -ignorada la negociación- las nuevas condiciones de la Paz nos dicen
que ha llegado el momento en que el Voluntariado como fenómeno mundial, se convierta en un
Movimiento Mundial.
3. Cambiar para Seguir
A la hora de las prioridades, el Voluntariado no presiona, juzga o interpreta: el Voluntariado
hace.
Cura, limpia, nutre, salva, cuida, educa, dona, pone, saca, lleva, trae...
Hasta hoy, nuestra fuerza ha sido una fuerza constructora, no de negociación.
Pero debemos comenzar a cambiar.
Sin abandonar la esencia, pero con sentido de realidad, el Voluntariado debe dejar atrás todo
puritanismo sin pureza y volverse cada vez más político; no en el resbaloso campo partidario
sino en las alturas de la política como factor de decisión de los destinos colectivos.
Ha llegado el momento de tender puentes hacia otras prácticas comunitarias valiosas - el
activismo, la resistencia civil, la ciudadanía participativa, los movimientos sociales - para
construir una “Diversa Integralidad” que nos permita actuar con más fuerza, esa que los
complejos tiempos ya demandan.
219
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
¿Significa esto que ya no habrá lugar para ese Voluntariado ingenuo, cariñoso, "de domingo", sin
politizar?
Seguramente que sí, que lo seguirá habiendo.
Porque la puerta de entrada del Voluntariado deberá seguir siendo siempre ancha, para que
entren todos.
Pues en definitiva, las preguntas que propone el Voluntariado desde su prehistoria, siguen hoy
siendo las mismas:
¿Para qué hacemos lo que hacemos?
¿Cuál es nuestro rol en la sociedad?
¿Cómo ejercer un Voluntariado verdaderamente transformador?
Pero aunque las preguntas sigan siendo aquellas, las de almanaques ya idos, el desafío es de
calendarios por venir: pasar de ser “La Utopía Concreta”, a representar “Esa Utopía Incompleta”,
la de esos que no se resignan a vivir en una sociedad donde el nivel de consumo sea más
importante que el nivel de dignidad; que la sonrisa de shopping sea preferible-por ser más
simpática- al pensar crítico o que la guerra sea un espectáculo por televisión.
4. Todo Cumpleaños es Nuevo o Final
Todo cumpleaños es una fecha de celebración de lo pasado, pero también es una cuenta regresiva
hacia el destino que se tiene por delante.
Los Movimientos Sociales no tienen su vida automáticamente garantizada, y si no ahí tenemos
aún fresco y a la mano el fracaso del movimiento hippie para recordárnoslo.
Por lo tanto, mirar este Día del Voluntario como cuenta regresiva, no es negar la celebración y el
abrazo que todos nos merecemos por la tarea que hacemos, sino alertar sobre la clase de
respuesta que los tiempos solicitan.
Decíamos al comienzo que con la mayoría de edad, al Voluntariado le llegó la hora de la verdad.
"La hora de la verdad”... al leer, tal vez Usted piense: ¿No será esta una frase demasiado
alarmista, un planteo exagerado, una expresión de innecesario fatalismo...?
Puede que sea cierto, y tenga Usted Razón: Tal vez la hora de la verdad para el Voluntariado aún
no haya llegado.
Pero tal vez sea momento de preguntarse: ¿No se nos estará pasando?
Un abrazo fraterno para todos,
Oscar
Buenos Aires- Argentina, 5 -12-MMIII
220
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
ÍNDICE CONCEPTUAL
Se lista todos los conceptos que aparecen definidos en el libro.
Puede el lector - como ejercicio – anotar la / las páginas en las que éste aparece definido; y
construirse así una guía de acceso rápido a cada uno.
Alcance (de un Programa)
Asimetría Situacional
Asistencial (Voluntariado)
Campo (Disciplinar)
Campo (de Influencia)
Ciudadanía
Complejidad (y Riqueza)
Condicionantes de las Motivaciones
Coordinador (de Voluntarios)
Diamante (del Voluntariado)
Dimensiones Fundamentales (del Voluntariado)
Eficacia
Eficiencia
Elementos Constitutivos (del Voluntariado)
Empleo (y Voluntariado)
Entrevista
Escala Humana
Esperanza (y Voluntariado)
Estructura (de un Programa)
Exclusión
Facilitadores (del Voluntariado)
Idiota Moral
Intervención (Voluntariado como)
Invariantes (del Voluntariado)
Itinerario
Liderazgo (y Voluntariado)
Liderazgo Multiplicador
221
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Marginalidad
Motivaciones
Participación (y Voluntariado)
Perfil
Pertenencia
Pobreza
Posmoderno (Voluntariado)
Proximidad
Reconocimiento
Reinserción (Voluntariado de)
Referencia (de Voluntarios)
Riqueza (y Complejidad)
Rotatividad
Sociedad Civil
Supervisión
Teoría de los 3 Sectores
Transformador (Voluntariado)
Versus
Voluntario / Destinatario
Voluntariado
Zonas Grises
222
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
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Por Propia
VOLUNTAD
Un tipo de
ACCIÓN
SOLIDARIA
ACTIVIDAD VOLUNTARIA
Con
COMPROMISO
ADQUIRIDO
SIN
REMUNERACIÓN
ECONOMICA
GRÁFICO N° 1
“La Pasión de Seguir. Voluntariado Transformador,
sin Excusas, sin Fronteras.”
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
229
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230
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231
LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
232
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
Herz und Mund und Tat und Leben
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LA PASIÓN DE SEGUIR – OSCAR GARCIA
El Voluntariado es un fenómeno mundial, muy particular, que…
“Dice de sí mismo ser dinámica civil y ciudadanía, y le pretenden el Estado y el
Mercado indistintamente. Autónomo y dependiente, creador de conflictos y perfecto
acallaconciencias.
Al mismo tiempo moda y al tiempo crisis, desinteresado e interesante, lo hacen los
buenos chicos a los que hay que aplaudir y gente peligrosa a la que se teme.
Ensucia y abrillanta, se hunde y permanece, se subvenciona y se autofinancia, se le
fotografía y se esconde de todo intento de recompensarlo. Es espontáneo y planificado,
tendencioso y natural, anónimo y movilizador, subsidiario y fronterizo, parcelizante y
globalizador…
Y además, desde el espacio paradójico en que se deja crecer, resulta que también quiere
transformar, denunciar, resistir, desobedecer, presionar, emancipar y reivindicar.”
Enrique Falcón
De allí que es imprescindible un libro para entenderlo y proyectarlo;
de allí
“LA PASIÓN DE SEGUIR...”
conociendo el Voluntariado.
CONTRATAPA
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