El autoconcepto y la sexualidad
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El autoconcepto y la sexualidad
Siglo nuevo SEXUALIDAD El autoconcepto y la sexualidad El concepto que cada uno tiene de sí mismo es decisivo para cualquier tipo de interacción con los demás. El aspecto sexual no es la excepción; podríamos resumirlo diciendo: “Dime qué ves en ti y te diré cómo actúas en la cama”. Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya Foto: Archivo Siglo Nuevo 18 • Sn Siglo nuevo Qué piensa usted de sí mismo? ¿Le gusta su cuerpo, le parece atractivo? ¿Se considera inteligente, capaz de salir adelante en las actividades que emprende? En lo sexual ¿se evalúa como un buen amante? ¿Goza y hace gozar a su pareja? ¿Siente que le falta mucho por aprender del arte de amar o al contrario, que no necesita lección u orientación al respecto? La autoimagen facilita o complica la relación que establece con otros. El grado en el que se valora determina el nivel de autoestima que se posee. ¿ LA CONSTRUCCIÓN ¿Influye el autoconcepto para la sexualidad? Por supuesto. El bajo autoconcepto propicia llegar a la relación sexual sin la debida excitación o que ya en el acto no lo disfruten por estar más al pendiente de suponer qué pensará su compañero al ver las imperfecciones de su cuerpo Como en otros ámbitos, la autopercepción es decisiva para el desenvolvimiento. Quien se ve a sí mismo con confianza lo proyectará e igualmente pasa con aquellos que se ‘hacen menos’. Un viejo refrán afirma que “cada quien habla de la feria según le ha ido”. Así se construye el autoconcepto en lo erótico: la opinión que la persona tiene de sí dependerá de las experiencias en este renglón. Una vez que inicia la actividad sexual, los comentarios recibidos de la pareja sobre su aspecto físico, inteligencia, sensibilidad y otros aspectos, pueden menguar o favorecer la confianza y deformar o reforzar la imagen personal y sexual que se tenga. DESVISTIÉNDOSE Cada cabeza es un mundo y de la misma manera se da con la valoración de las bondades y riquezas que se poseen, incluyendo las corporales. Las personas que en ese aspecto guardan un autoconcepto negativo sufren al exponer- se a la mirada de su amante; la sola idea de hacerlo les provoca ansiedad y en consecuencia las ganas de tener intimidad pueden verse mermadas o desaparecer. Lorena es una joven de hermoso busto y piernas muy delgadas. Su pobre autoimagen la hace centrarse en éstas y apenarse. Cuando se encuentra con su pareja prefiere hacerlo con la luz apagada a fin de no sentir que mira sus extremidades. Roberto lleva 10 años casado. Se avergüenza del tamaño Sn • 19 Siglo nuevo de su pene, al que considera corto, y aunque su esposa nunca le ha indicado algo al respecto teme que ella busque a un hombre mejor dotado. Hablamos de individuos que se sienten seres carentes de cualquier atractivo y más aún, llenos de defectos. Dan por hecho que los demás, in- cluyendo su pareja, los ven de esa manera. Olvidan que en realidad no existe alguien ‘perfecto’ y, sobre todo, que en una relación basada en el amor se acepta al otro con virtudes y fallas. El bajo autoconcepto propicia llegar a la relación sexual sin la debida excitación o que ya en el acto no lo disfruten por estar más al pendiente de suponer qué pensará su compañero al ver las imperfecciones de su cuerpo. Y no sólo interviene lo físico. La persona que se cataloga a sí misma como aburrida puede dar por hecho que su pareja la evalúa de esa manera en la cama y no disfruta el sexo con ella, que sólo le pide hacer el amor por compromiso. Entre las sábanas se refleja la visión con la que cada quien se autocalifica sexualmente; reprobarse es sinónimo de ser incompetente e inaceptable como amante. La consecuencia más trágica de un autoconcepto sexual disminuido es la separación de la pareja, lo cual es evitable, hablando con honestidad y/o pidiendo ayuda a un consejero profesional. UNA FALSA IMAGEN ¿Puede alguien con una pobre percepción de sí mismo proyectar lo opuesto? En ciertos casos, sí. Existen personas expertas en ofrecer una imagen de éxito y felicidad. En la superficie, su papel como amantes los lleva a ser envidiados. Todo mundo cree que poseen una varita mágica que los hace irresistibles. No imaginan que se infravaloren. Su autoestima ante los otros puede vislumbrarse alta, aunque constantemente se devalúen. Viven de aparentar. Nunca aceptan sus errores porque ello significaría perder estatus y es algo que no soportan. El miedo a verse tristes, dependientes o antipáticos les obliga a construirse una imagen llamativa, pero hueca. No saben amarse a sí mismos y tratan de encubrir esa carencia con un desempeño sexual exitoso. Pero tarde o temprano la verdad sale a relucir. ACEPTACIÓN, LA CLAVE Ningún ser humano posee todas las cualidades o atributos para ser perfecto. Aspirar a verse bien y a tener una perso20 • Sn Siglo nuevo nalidad altamente carismática es un anhelo de quien desea la aprobación de los demás. Sólo alguien que se acepta tal cual es y conoce sus fortalezas y debilidades, disfruta a plenitud la vida en todos sus aspectos, incluyendo el sexual; y en caso necesario puede atender, corregir o superar las carencias que detecte. Es imprescindible distinguir con claridad lo que no se puede modificar aunque se hagan esfuerzos denodados. Con una autoimagen deficiente resulta fácil caer víctimas de cirugías innecesarias, persiguiendo una transformación que no resolverá la sensación de que ‘algo’ no está bien. Un punto básico: reconocer la frustración que se experimenta al saber que aunque se anhele profundamente, no es posible convertirse en alguien distinto. Aceptar la estatura, el color de piel, el curso de los años, los efectos de partos, enfermedades o tensión nerviosa, y en suma admitir que cada sujeto es único en el mundo, es el cimiento para construir un autoconcepto positivo. La capacidad de conocernos forma parte del desarrollo permanente en que vivimos los seres humanos. No importa la edad para dar este paso, con 18 ó 70 años es esencial hacer una sincera autoevaluación y apreciar lo que somos. Si algo nos incomoda podemos trabajar en mejorarlo. La autoestima es retroalimentada a través de las conversaciones internas. Exaltar las carencias propias y magnificar las virtudes ajenas pone al sujeto en severa desventaja, al igual que exagerar las cualidades le hará verse vanidoso. Quienes sufrieron maltra- to físico o psicológico en alguna etapa y desarrollaron un autoconcepto pobre o negativo precisan de orientación y terapia psicológica a fin de reestructurar su identidad. No se puede alcanzar la plenitud si existe la insatisfacción o el rechazo a la capacidad de amar, empezando por el amor propio. Si alguien se valora inadecuadamente su vida de pareja puede convertirse en un espejo empañado. § www.sexologosilvestrefaya. com DESDE LA ACTITUD Hablando del autoconcepto sexual, hay también tres actitudes que dirigen la conducta en este aspecto: La prohibitiva. “Lo que no se permite”. Reduciendo el cuerpo a los genitales, la sexualidad a la procreación, el placer sólo dentro del matrimonio y de manera heterosexual, la edad adulta como la única aceptable para el disfrute orgásmico, entre otras. ● La permisiva. “Lo que se permite o es bien visto”. Limitando ● lo erótico a ciertas prácticas reguladas por la moralidad que cada uno asuma. ● La de cultivo. “Lo que puedes conseguir si te lo propones”. Estimulando el descubrimiento de todas las fuentes del goce tanto de manera individual como en pareja. Reconocer en sí mismo la actitud predominante brindará la posibilidad de efectuar los cambios necesarios, adoptar y mantener una autoimagen positiva. Sn • 21