El autoconcepto y la sexualidad

Transcripción

El autoconcepto y la sexualidad
Siglo nuevo
SEXUALIDAD
El autoconcepto
y la sexualidad
El concepto que cada uno tiene de sí mismo es decisivo para cualquier tipo de interacción con los demás. El aspecto sexual no es
la excepción; podríamos resumirlo diciendo: “Dime qué ves en ti
y te diré cómo actúas en la cama”.
Por: Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya
Foto: Archivo Siglo Nuevo
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Qué piensa usted de sí
mismo? ¿Le gusta su
cuerpo, le parece atractivo? ¿Se considera inteligente, capaz de salir adelante
en las actividades que emprende? En lo sexual ¿se evalúa como un buen amante? ¿Goza y
hace gozar a su pareja? ¿Siente que le falta mucho por aprender del arte de amar o al
contrario, que no necesita lección u orientación al respecto?
La autoimagen facilita o
complica la relación que establece con otros. El grado en el
que se valora determina el
nivel de autoestima que se
posee.
¿
LA CONSTRUCCIÓN
¿Influye el autoconcepto para
la sexualidad? Por supuesto.
El bajo autoconcepto propicia llegar a la relación sexual sin la debida
excitación o que ya en el acto no lo disfruten por estar más al pendiente de
suponer qué pensará su compañero al ver las imperfecciones de su cuerpo
Como en otros ámbitos, la autopercepción es decisiva para
el desenvolvimiento. Quien se
ve a sí mismo con confianza
lo proyectará e igualmente pasa con aquellos que se ‘hacen
menos’.
Un viejo refrán afirma que
“cada quien habla de la feria
según le ha ido”. Así se construye el autoconcepto en lo erótico: la opinión que la persona tiene de sí dependerá de las
experiencias en este renglón.
Una vez que inicia la actividad sexual, los comentarios
recibidos de la pareja sobre su
aspecto físico, inteligencia, sensibilidad y otros aspectos, pueden menguar o favorecer la
confianza y deformar o reforzar la imagen personal y sexual que se tenga.
DESVISTIÉNDOSE
Cada cabeza es un mundo y de
la misma manera se da con la
valoración de las bondades y
riquezas que se poseen, incluyendo las corporales.
Las personas que en ese aspecto guardan un autoconcepto negativo sufren al exponer-
se a la mirada de su amante;
la sola idea de hacerlo les provoca ansiedad y en consecuencia las ganas de tener intimidad pueden verse mermadas
o desaparecer.
Lorena es una joven de hermoso busto y piernas muy
delgadas. Su pobre autoimagen la hace centrarse en éstas
y apenarse. Cuando se encuentra con su pareja prefiere
hacerlo con la luz apagada a
fin de no sentir que mira sus
extremidades.
Roberto lleva 10 años casado. Se avergüenza del tamaño
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de su pene, al que considera
corto, y aunque su esposa nunca le ha indicado algo al respecto teme que ella busque a
un hombre mejor dotado.
Hablamos de individuos
que se sienten seres carentes
de cualquier atractivo y más
aún, llenos de defectos. Dan
por hecho que los demás, in-
cluyendo su pareja, los ven de
esa manera. Olvidan que en
realidad no existe alguien
‘perfecto’ y, sobre todo, que en
una relación basada en el
amor se acepta al otro con virtudes y fallas.
El bajo autoconcepto propicia llegar a la relación sexual
sin la debida excitación o que
ya en el acto no lo disfruten
por estar más al pendiente de
suponer qué pensará su compañero al ver las imperfecciones de su cuerpo.
Y no sólo interviene lo físico. La persona que se cataloga
a sí misma como aburrida puede dar por hecho que su pareja la evalúa de esa manera en
la cama y no disfruta el sexo
con ella, que sólo le pide hacer
el amor por compromiso.
Entre las sábanas se refleja la visión con la que cada
quien se autocalifica sexualmente; reprobarse es sinónimo de ser incompetente e inaceptable como amante.
La consecuencia más trágica de un autoconcepto sexual disminuido es la separación de la pareja, lo cual es evitable, hablando con honestidad y/o pidiendo ayuda a un
consejero profesional.
UNA FALSA IMAGEN
¿Puede alguien con una pobre
percepción de sí mismo proyectar lo opuesto? En ciertos
casos, sí. Existen personas expertas en ofrecer una imagen
de éxito y felicidad. En la superficie, su papel como amantes los lleva a ser envidiados.
Todo mundo cree que poseen
una varita mágica que los hace irresistibles. No imaginan
que se infravaloren. Su autoestima ante los otros puede
vislumbrarse alta, aunque
constantemente se devalúen.
Viven de aparentar. Nunca
aceptan sus errores porque
ello significaría perder estatus
y es algo que no soportan. El
miedo a verse tristes, dependientes o antipáticos les obliga a construirse una imagen
llamativa, pero hueca. No saben amarse a sí mismos y tratan de encubrir esa carencia
con un desempeño sexual exitoso. Pero tarde o temprano la
verdad sale a relucir.
ACEPTACIÓN, LA CLAVE
Ningún ser humano posee todas las cualidades o atributos
para ser perfecto. Aspirar a
verse bien y a tener una perso20 • Sn
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nalidad altamente carismática es un anhelo de quien desea
la aprobación de los demás.
Sólo alguien que se acepta
tal cual es y conoce sus fortalezas y debilidades, disfruta a
plenitud la vida en todos sus
aspectos, incluyendo el sexual; y en caso necesario puede atender, corregir o superar
las carencias que detecte.
Es imprescindible distinguir con claridad lo que no se
puede modificar aunque se
hagan esfuerzos denodados.
Con una autoimagen deficiente resulta fácil caer víctimas
de cirugías innecesarias, persiguiendo una transformación
que no resolverá la sensación
de que ‘algo’ no está bien.
Un punto básico: reconocer la frustración que se experimenta al saber que aunque
se anhele profundamente, no
es posible convertirse en alguien distinto. Aceptar la estatura, el color de piel, el curso de los años, los efectos de
partos, enfermedades o tensión nerviosa, y en suma admitir que cada sujeto es único en el mundo, es el cimiento para construir un autoconcepto positivo.
La capacidad de conocernos forma parte del desarrollo permanente en que vivimos los seres humanos. No
importa la edad para dar este
paso, con 18 ó 70 años es esencial hacer una sincera autoevaluación y apreciar lo que somos. Si algo nos incomoda podemos trabajar en mejorarlo.
La autoestima es retroalimentada a través de las conversaciones internas. Exaltar
las carencias propias y magnificar las virtudes ajenas pone
al sujeto en severa desventaja,
al igual que exagerar las cualidades le hará verse vanidoso.
Quienes sufrieron maltra-
to físico o psicológico en alguna etapa y desarrollaron un
autoconcepto pobre o negativo precisan de orientación y
terapia psicológica a fin de reestructurar su identidad.
No se puede alcanzar la
plenitud si existe la insatisfacción o el rechazo a la capacidad de amar, empezando por
el amor propio. Si alguien se
valora inadecuadamente su vida de pareja puede convertirse en un espejo empañado. §
www.sexologosilvestrefaya.
com
DESDE LA ACTITUD
Hablando del autoconcepto sexual, hay también tres actitudes
que dirigen la conducta en este
aspecto:
La prohibitiva. “Lo que no se
permite”. Reduciendo el cuerpo
a los genitales, la sexualidad a la
procreación, el placer sólo dentro del matrimonio y de manera
heterosexual, la edad adulta como la única aceptable para el
disfrute orgásmico, entre otras.
● La permisiva. “Lo que se permite o es bien visto”. Limitando
●
lo erótico a ciertas prácticas reguladas por la moralidad que
cada uno asuma.
● La de cultivo. “Lo que puedes
conseguir si te lo propones”. Estimulando el descubrimiento de
todas las fuentes del goce tanto de manera individual como
en pareja.
Reconocer en sí mismo la actitud predominante brindará la
posibilidad de efectuar los cambios necesarios, adoptar y mantener una autoimagen positiva.
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