SR. INGENIERO D. JOSE JOAQUIN ARRIAGA

Transcripción

SR. INGENIERO D. JOSE JOAQUIN ARRIAGA
ESTUDIO BIOGRAFICO ·
DEL
SR. INGENIERO ..D. JOSE JOAQUIN ARRIAGA
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LEÍDO
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Por el lo&eo1ero de mio ...
SANTIAGO RA:l!4IREZ
. . U 818101 DIL I DI 'VLIO DI 181'1
MÉXICO '
OFICINA TIPOGRÁFICA DE LA SECRETARiA DE FOMENTO.
Oalle el. 8 •• Aael,'., o6m lb. (!nQlcla OrieDte 51 . )
1900
ESTUDIO lnOGRAFIOO
DBL 8E~OR INGENIERO
DON JaSE JOAQ,UIN ABBIAGA.
U
pensador profundo, escritor distinguido y orador elocuentisimo, consignaba en uno de sus
más interesantes y floridos discursos, I~ desco!1solado-:.
ra y exacta observación que á cada paso se encuentra confirmada en el camino de la vida, y cuya verdad tiene hoy en mi espíritu la más perfecta aplicaci6n.
R es ultado sin duda de una larga y dolorosa. experien cia, fué el sentimiento qu e puso en sus labios las
significllti vtls pal abras que vienen hoy á llamar á
las puertas de mi memori a. al señalar el hecho de que
"las satisfaccioues y las penas andan siempre juntas,
y sobre las imperceptibles hu·ellas de un placer fugitivo coloca sus pesudus plantas el dolor." 1
Satillfacción, y no pequeña, Señores, es la que en
estos momentos experimento, al ocupar po!" primera
N
1 José M. Tornel y Mend[viJ.-Elogio fúnebre del Libertador de
México.
4
vez esta honorífica silla, de la que me tenia. tan lejos mi
falta de aptitud, y á la que sólo ha podido acercarme
. el exceso de vuestra benevolencia; pero al mismo tiempo, pena y muy gran dees la que aquella satisfacción
enturbia, al ver el asiento que en esta Academia ha dejado vacío la mano de la muerte, que arrancó de él
al saoio Académico que tan dignamente lo ocupaba.
Placer, y no inmotivado, es el que hoy galvaniza.
en inusitadas palpitaciones mi corazón ya. casi muerto al hacer oir mi desautorizada voz en este recinto,
al que sólo debería tributar el homenaje de mi silencio; pero á la vez lo .amarga y lo destruye el dolor~
por tantos títulos justificado, en que inunda eL espíritu el recuerdo del com¡.¡añero y del amigo, á quien
no volveremos á ver nunca sobre el erial de.sierto de
ilsta vida.
Nada más natuI'al, Señores, si es verdad que Jos lugares avivan los recuerdos, que los recuerdos exaltan
los sentimientos y. que los sentimielltos se desahogan
por la palabra, que al encontrarme aquí para ejercer
un derechp que vuestra benevol encia me concede, 6
por mejor decir, para. cumplir un deber que nuestro
Reglamento me impone, cOllsagre mi palabra á ese
recuerdo, cubriendo la lectu ra á que el tumo reglamentario me llama, el igiendo por tribuna. el primer
sepulcro que el azadón de la muerte ha abierto en el
seno de nuestra Academia, y sea mi saludo á esta respetable Corporación, en vez de un discurso científico
que el R eglamento me pide, la fúnebre elegía que el
sentimiellto me impone, y con tosco pincel y pálidos
colores, bosqueje ante vosotros en informe cuadro la
ó
interesante vida de nuestro sentido consocio el Sr. Ingeniero D. José Joaquín Arriaga. 1
En la Capital del Estado de Puebla, que ha tenido
la gloria de ver nacer á tantos mexicanos distinguidos, se meció la cuna de nuestro Joaquín Arriaga,
quien nació el 11 de Junio de 1831, del matrimonio
. del Sr. Lic. D. Pedro Nolasco Arriaga y la Sra. Doña María de la O. Josefa Alvarez; personas distinguidísimas y en la misma proporción estimadas por
todas las bellas circunstancias que reunían, sobresaliendo entre todas y figurando en primera línea su
acrisolada virtud.
Fá.cilmente se comprende el esmero con que estos
excelentes padres emprendieron la dulce á la vez que
delicada tarea do la edncación de su hijo; y así cuando la virtuosa madre hubo formado su tierno corazón, transmitiéndole los sentimientos que eran la herencia del suyo, grabando en él los principios fundamentales que fueron la norma de 8U vida, y sembrando la planta que cargada de frutos sazonados y dulces, se acaba de in clinar á la más abundante cosecha,
8U diligente padre comenzó por si mismo á educar
8U esplritu, dAndole todo el ensanche que pedia su desarrollo precoz, por esa especie de equilibrio dinámico que pone en relación los sentimientos con las ideas
y I.as ideas con las accione", que es 10 que constituye
. al hombre en su triple aspecto moral, intelectual y
civil.
1 La mayor parte de los datos que siguen los reproduzco del ar'{culo noorol6gico que escribí en el Apo8tolado de la Oruz, y toda.
están tomadOl de documentos auténticos y noticias dignas de re.
~
El Lic. Arriaga que por su saber profundo, por su
honradez indiscutible, por su energía inquebrantable
y por otras muchas circun stanci as, de las que no pocas oimos de los lauios de su hij o, figuraba en primer
término en el F oro de Puebla, recibió los nombramientos más h ouoríficos que lo colocaron en los puestos más delicados, contándose elltre éstos el de Juez
de Letras de Zacatláll, á cuyo puuto se trasladó .con
su familia, comenzando en él la instrucción primaria
de su ~o, que pronto.vió concluída de la manera más
satisfactoria en la Escuela Lun cas teriana que dirigía
el entendido Profesor
José M. de la Vega.
Vuelto á Puebla, á la conclusión del período en que
tuvo bajo su dirección el Juzgado de Zacatlán, confió la instru-cción de su hijo á profesores particulares,
entre los qu e figuraba el célebre latinista Fray José
R old án, Religioso Agustino, COII quien estudió el latín, cuyo idioma poseía con perfección, pue8 nunca
dejó de culti varlo. Ese ilustrad o y respetable sacerd ote había sido Capelláll ell el ~jé rc ito del Libertador
de México D. Agustí ll de Itul'bide.
Am plia y sólidamellte preparado por la instrucción
elemeutal, que sirve de uase á la iustrucción superi~r,
ingresó al colegio Caroliuo, dirigido á la sazón por el
Li c. D. Joaquín Quintero, haciendo el curso de filoBofia bajo la dirección de los acreditados Profesores
D. J osé Mora y Daza, que desp ués fué Obispo de Puebla, D. T eodosio Azcué y D. Juan Ortiz de Montellano.
p.
El aprovechamiento con que hizo los estudios correspondientes á estos cursos, lo revela el hecho de
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baber sustentado el Acto llamado de Estatuto, en el
que se sorteó con un condiscípulo igualmente aprovechado D. Francisco Marchena quien llegó á ser un
médico distinguido.
Los alcances de su inteligencia, la naturaleza de sus
inclinaciones y las necesidades de su espíritu, abrían
á éste nuevos h6rizontes; y las ciencias matemáticas
y físicas, las ciencias exactas y las naturales, las experimentales y las de observación: las ciencias que
viven por la verdad, crecen por la verdad, se desarrollan por la verdad y marchan siempre en pos de
la verdad, se le presentaban en una halagadora pers
pectiva, con todos los encantos que las constituyen,
con todos los atractivos que las embellecen.
Nuestro Oolegio de Minería, ese plantel en que se
formaron nu estros héroes y nuestros' sabios; ese monumento que desde hace un siglo está. pregonando
nuestra. grandeza, lIuestra civilización y nuestra cultura; esa página imperecedera y brillante de nuestra
historia patria, esc rita con las ciencias que tuvieron
en él su cuna, fué durante mucho tiempo el foco en
que se reuni eron, en una época no lejana, todos los.
conocimientos que constituyen aquellos ramos, para
derramarse no sólo en Iluestra Oapital, sino en toda
)a extensión de nuestro suelo, pues allí donde iba uno
. de sus alumnos, allí se cultivaban y extendían los conocimientos que llevaban atesorados.
Entre los aprovechados alumnos que se formaron
en ese Colegio y salieron dc él para ejercer su profesi6n, merece menciOllarse por más de un motivo, el
acreditado Ingeniero D. Miguel M. Ponce de Leóo,
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quien más tarde fué Profesor de Mattlmáticas en ese
Colegio y Secretario de su Junta Facultativa.
Este entendido Ingeniero se trasladó á Puebla, su
ciudad natal, desde antes de recibirse; y viendo las
inclinaciones y aprovechando las aptitudes del jóven
Arriaga, á cuyo claro talento se reunía una constante
aplicación, le pel'feccion6 los cursos que constituyen
la carrera del Ingeniero que ya tenia hechos, repasándosel os con sujeción al mismo pllln, siguiendo e] mismo método, sometié~dolos al mismo orden y empleando los mismos textos que en el ColeKio de Mineríll; y asociándolo á, sus delicados, complexos y laboriosos trabajos profesionales, le dió la práctica que
previene la ley de 1? de Julio de 1856, e~pedida. por
el Ministro de Fomento D. Manuel SiJiceo, para. los
Agrimensores é Hidromensorcs, cuya ley exigía. certificado, previo al examen, de Aritmética, Algebra.,
Geometría, Trigonometría Plana, Análisis Geométrico, Geometría Descriptiva, Principios de Cálculo
infinitesimal y Mecánica Racional; dflbiendo ser]as
materias del examen profesional: Levantamiento de
Planos, Medición de superficies 6 Agrimensura propiamente dicha, Nivelación, Aplicaciones de la Ge~
metría. Descriptiva á los Planos Acotados, Poligonometria, Agrimensura Legal y Medidas, Corrientes y
Distribución de las aguas,
Ampliamente llenó el joven Arriaga todos 108 requisitos con honrosísimos certificados; y como éstos
fueron escritos por la mano de la conciencia sobre la
hoja de la aptitud, el examen profesional á que le dieron acceso, y sustentó el 8 de Octubre de 1859, fué
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verdaderamente lucido, y el éxito fué verdaderamente satisfactorio; pues en vista de los conocimientos
que acreditó en la réplica, y de ]os trabajos prácticos
que presentó acompañados de los datos científicos
que ]e sirvieron para formarlos, resultó aprobado por
unanimidad de votos.
Este examen fué presidido por el Director del 00legio D. Joaquín VeJázquez de León, sustentando en
presencia de la Junta Facultativa que formó el Jurado de Calificación, compuesta de los Profesores D.
Manuel Ruiz de Tejada, su primer vocal perpetuo,
D. Sebastián Camacho, D. Agustín Zamora, D. Ignacio Hierro, D. Patricio Murphy, D. Antonio del'
Castillo, D. Próspero J. Goyzueta, D. Javier Stávoli, D. Pío Bustamante y Rocha, y los Profesores D.
José SalaZ'ar lIarregui, D. Joaquín de Mier y Terán
y D. Juan C. Barquera, á quienes por la ley correspondía desempeñar el cargo de sinodales, autorizando el acto el Sr. Ingeniero de Minas D. Agustín Barroso, como secretario. 1 El día 10, conforme al arti:'
culo 11 de la ley de 3 de Octubre de 1843, se le expidió el Título correspondiente que firmaron el Director y el Secretario.
Una vez en posesión del Título que 10 autorizaba
para ejercer su profesión en toda la República, se trasladó á Puebla donde era tan ventajosamente conocido
1 El artículo 6~ del Reglamento interior del Colegio de Minería,
expedido por el Ministerio de Fomento el 28 de Enero de 1859, concordante oon el 17 de la ley de 20 de Diciembre de 1858, previene
que formen la Junta Facultativa los Profesores de Ciencias, Preparadores y Sustitutos de Oátedras.
10
.
y tan justamente estimudo; y allí desempeñó con tanta exactitud como conciencia, numerosos trabajos topográficos é hidrográficos, con los que pronto figur6
en el círculo de los inteligentes como Ingenierodis-
tinguido.
El mes de Agosto de 1863 experimentó nuestro
país un cambio notable en su admillistración política
y administrativa.
Gobernado por ulla Regencia que tellÍa el carácter
.de Gobierno provii!ional, ésta puso al frente de ]as
Secretaríus de Estado fUll ciouarios bien escogidos, y
ell sus respectivos ramos competentes, que se encargaron del despacho con el carácter de Sub-Secretarios.
El distinguido Ingeniero Geógrnfo D. José Salazar Ilarreg ui, ulla de las gloJ'Ías científicas de su época, uno de los alum1l0s que en mayor grado honrarOIl á su Colegio, y uno <.l e los ingenieros que dieron
más lustre á su profesión, fué nombrado Sub-Secretario de Fomento; y con la actividad que era la eseneia de su carácter, y COII el conocimiento de nuestro
personal fa cultativo que le duba su profesión de Ingeniero, y su misión de catedrático de los curS08 de
Ingeniería en la Escuela de Minas, provey610s diversos ramos del Ministerio de su cargo; y fijando su
aten ció n en el interesante ramo de los caminos, re glamentó el se rvi cio de éstos y nombró al Ingeniero
D. Joaquín Arriaga, cuyo nombre fué ele los primeros en llamar á las puertas de los nacientes trabajos
pericial es COII el aldabón de sus antecedentes, Direc.
tor del camino entre Puebla y Perote, pasando dor
II
Cliachapa, Amozoc, Acajete, Nopalucan, San José
de Chiapas, Ojo de Aglla, .Vicencio, 'l'epeyahualco y
-otros puntos de menos importancia.
En toda la extensión de este camino se hicieron
-sensibles la actividad, pericia, energía, h.onradez y
exactitud y demás cualidades de su entendid.o Direct.or; habiend.o sid.o las .obras más n.otables que llevó
i cab.o, las calzadas del .Tepachero, San Diego, Alamos, Amalucan, 18s dos de Chachapa y la de las Animas; y el tramo de Am.oz.oc á AC!ljete y el del Pinal
.á.' N.opalucan, la calzada en el Monte del Pinal, la
copstrucción de p.ostes de mampostería en el tram.o
de las garitas de Puebla, el camin.o nuev.o de Chachapa, la bajada de la barranca de Temamatla y la
-calzada de N.oche Buena.
Reparó, y aun se puede decir reconstruyó l.os puentes de N.oche Buella, AlzRseca, Amalucall, San Juan,
San Cristóbal del Sabin.o y de l.os OC.otes, é hizo el de
Chachapa, formad.o p.or dos arc.os semicirculares c.on
SU8 bóvedas correspondientes.
La s.olidez, belleza, perfección, pr.ontitud y ec.on.omía con que c.onstruyó este puente, que fué visitado
por el Emperador, el Ministro de Foment.o y un per-sonal tan numeroso c.omo competente, entre el que
ñguraban vari.os Ingenier.os de merecida reputación,
le valieron justos y halagadores elogios, á la vez que
la condec.oración de Caballer.o de la Orden de Guadalupe, que se le decretó el 6 de Julio de 1865, y recibió el 21 del mismo con el Dipl.oma correspondiente
y una honrosísima Comunicación, en que el Ministr.o
de. F.oment.o le da un testimonio del aprecio con que
ve su celo, su dedicación y sus servici.os.
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De esas obras hace una mención especial el Ministro de Fomento, Ingeniero de Minas D. Luis Robles
Pezuela, en su Memoria de tI? de Enero de t86p, en
cuyo autorizado documento se dice que" la actividad
y eficacia del Ingeniero D. Joaquín Arriaga se manifestaron de tal manera, que haciendo desaparecer los
inconvenientes de un camino abandonado, lo restable. ció en toda su extensión."
Posteriormente se agregó á este camino el tram()
de Puebla á Jalapa. '
Los decretos que establecieron la Dir~cción General y el Consejo Supei'ior de CaminoR y Puentes, pusieron estos ramos á cargo de un Director General,
que 10 fué el ameritado Ingeniero Civil D. Santiag()
Méndez, y crearon varios Inspectores; entre los que,
como era natural, figuró el Ingeniero D. Joaquín
Arriaga, á quien con fecha 12 de Octubre de 1865, le
dice el Director General, en' una Comuni('ación tan
honrosa como merecida, que ,. muy satisfecho de su
aptitud y del buen desempeño de sus obligaciones, ha
propuesto al Exmo. Sr: Ministro de Fomento, y S. E_
se ha servido aprobar, el nombramiento que le expide
de Inspector General del Centro de Puebla; tocándole
en consecuencia la' inspección de los caminos de Puebla á México, á Perote y á Matamoros Izúcar, y de
T ehuacán á Oaxaca, en los que trabajaron bajo SUB
órdenes los hábiles Ingenieros D. Angel Bezares, D
Juan de Francisco Martín, D. Ignacio Monterde y
D . :Fernando Iñigo.
Arrebatados por el curso de 108 sucesos tras de los
que vamos siguiendo al Ingenie,:o en su interesante
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(larrera, parece que hemos perdido de vista al hombre, que también rtlclama nuestra' atención en esta
rápida reseña; y para consagrársela es necesario retro.ceder.
El 13 de Agosto de 1850, fué herido por el dolor
de los dolores: por el dolor que abriendo una herida
que destila sangre siempre, porque no cicatriza nun~
(la, deposita en la existencia el germen de una amargura que llenándola por completo desgarra el corazón, proyecta negras sombras sobre el al ma y transforma el ser individual de la manera más absoluta; por
el dolor que disipa como sombras las ilusiones de la
vida, extendiendo en su derredor 01 vacio; por el do..,
lor que acaba. con la vida, puesto que el ser no es vida
sin la Madre!:........
. Su virtuoso Padre bus¿ó desde ' luego una nueva
esposa para el consuelo de su viudez, y la halló más
tierna; una nueva Madre para el amparo de sus hijos,
y la encontró más amorosa; y desposándose con la
Iglesia, ingresó al Sacerdocio, recibiendo Iss. SlIgradas Ordenes en esta Capital,' de mano del Ilmo. Sr.
Obispo de Tenagra D. Joaquín Fernández de Madrid.
. El día que recibió las Ordenes de Presbitero, su
hijo Joaquín fué el primero que besó sus ungidas
manos. Ll~ misma dulce satisfacción tuvo el día de su
Primera Misa en la. qu~ le sirvió tle Padrino.
Entretanto, y cuando nutría su inteligencia con 01
estudio y vigorizaba su cuerpo con el trabajo, en su
corazón siempre noble, siempre generoso, siempre
sensible, se desarrollaban los afectos dulces, entrañables y delicadoa que llaman al hombre al hogar, que
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obran de una manera tan enérgica en el corazón de)
joven y que ejercen Ulla influencia tan poderosa y tan
directa en todo el curso de la vida.
A las puertas de un corazón tan superior como el
del joven Ingeniero de quien nos estamos ocupando t
no podía llamar el amor con otro aldabón que con el
de la verdadera y sólida virtud; y Dios que de diversas maneras habia mallifeetado su protección á BU alma, que más tarde habia de distinguir con sus más
regalados privilegio&, le otorgó, cuando aún no habia
recorrido más que la mitad del caJl1ino de su vida,
el dón que la Escritura, en su lenguaje circunspecto
y significativo llama especial, dándole una Esposa quepor su virtud acrisolada, ,por su inteligencia superior t
por su educación esmerada, por 8U familia distinguida y por todas sus relevantes prendas, era digna deél; y el 8 de Diciembre de 1864, el Sacerdote, á nombre de Jesucristo, unía por los vínculos indestructibles y sagrados del Matrimonio al Sr. D. Joaquín
Arriaga con la Señorita Guadalupe Ponce de Le6n,
la que, formando con el compañero de 8U vida un
matrimonio modelo, hoy que acaba de sentir arrancársele la mitad del alma con la muerte de 8U tiernamente ~mado compañero de treinta y d08 añ08, al cubrir su nobie y marchita frente con las enluta008 tocas de su reciente viudez, tiene su corazón cercado
por un cincho de agudas espinas y su frente rodeada
por una auréola de relevantes merecimientos ........ .
Pero no adelantemos 108 suceS08 tristes, á los que por
desgracia no tardaremos en lIegur.
Reanudando nuestra reseña, interrumpida por u.o
16
f
latido escapado del corazón, nos encontram08 con ]08
suce80S politicos que á mediados de Junio de 1861
hicieron cambiar de nuevo la faz de nuestra pública
organización.
Merced á un ca.mbio que por ser tan general tuvo
que ser inconveniente, el Sr. Arriaga regres6 á esta
Capital, donde dando una nueva aplicación á 8US dote8, hasta entonces poco conocidas, se presentó baj{}
el quizá. más interesante de sus aspectos.
En la efervescencia con que en toda la extensión
de nuestra Capital hizo sensibles sus manifestaciones
e8te cambio, las más enardecidas pasiones hicieron
explosión por la Prensa" de la que diariamente brotaban nuevos periódicos: redactados unos por escritores distinguidos, llenados otros por medianías á Jas
que no podia convenir el título de escritores; y enea.
minados todos á vitorear el triunfo de los vencedores~
no había uno 8010 que deftmdiera'los derechos de los
vencid08.
En esa situación saltó al estadio del periodismo el
Sr. D. Joaquín Arriaga: y presentándose con la espada desnuda, el pecho descubierto y la vi cera levantada en un campo en el que, sin tener ni un solo aliad{}
se encontró con incontables adversarios, en Agosto
de 1867 fundó el Periódico Religioso La Revista Universal, del que fué Editor su hermano Político el Lic.
D. José M. Ponce de León.
En este periódico, al que con sus notables artícul08
supo imprimir un interés siempre creciente, comenzó
, darse á conocer como escritor castizo, como pensa.dor prefundo, como critico imparcial, como razooador
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16gico, como polemista inalterable, como adversari~
temible y como católico digno de este nombre.
Luchando en batalla formal con los periódicos se~
rios, y en guerrillas con los que s610 podían disparar.
sus tiros en desorden y en escaramuzas, cada asunto,
oe los interesantes y cP.ndeutes que con su bien cor~
tada pluma trataba, daba lugar á una discusión, y cada discusión quedaba terminada por un triunfo. Y
no podía ser de otra manera: porque esgrimiendo
siempre las armas d~ la verdad, á cada golpe dejaba
contusos y fuera de combate á los defensores de) error,
Ni por un instante, contemporizó con éste: y sin co.
nocer el sistema de las trans~cciones, combatió el mal
hasta sus últimos atrincheramientos; y c8si no hubo
un periódico en p.sa época, por lo menos de los que
merecían la honra de la discusión, con quien no hubiera cruzado su pluma, peleando siempre con un
denuedo incontenible, sin otras restricciones que las
que al Escritor católico fija en su caridad ardiente la
severa moral cristiana,
U no de los periódicos de entonces, censurando la
enérgica actitud que' babía tomado el periódico Religioso, decía respecto de él estas ó semejantes palabras:
"ningún periódico hemos conocido tllD enemigo de
las libertades públicas como L a R evista Universal, y
ninguno hemos visto que haga un uso tan ilimitado
de la libertad de escribir,"
En la época á que estamos haciendo referencia, el
Dia¡'io Oficial, que estaba dirigido por el íntegro, inteligente y malogrado joven Abogado D. José de Je,
sús Díaz Covarrubias, tenía una sección dedicada á
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la Prensa, en la que expresaba el asunto, acompañado de un comentario, de los artículos editoriales de
los principales periódicos; y diariamente mencionaba
los de La Revista Unirersal, á los que casi diariamente consagraba un elogio.
Como Redactor en Jefe estuvo al frente de este periódico hasta mediados de 1869 en que cambió de
dueño y de carÁcter.
Con fecha 7 de Agosto de 1868 el Ayuntamiento
Municipal de Tuyahualco, ~lunicipalidad pertene. ciente al Distrito de Xochimilco, Distrito F ederal,
participó al Director del Museo Nanional que á ínmediaciones de aquel Pueblo se habían descubi erto los
restos de una población antigua, sepultada bajo la&
lavas que había arrojado un ·volcán inmediato, cuya
población fué designada con el pomposo nombr~ de
el Pompeya :Mexicano.
Con fecha 16 del mismo, el Director del Museo D.
Ramón J. Alcáraz se dirigió al Ministro de Justicia
é Instrucción Pública, mallifestándole la conveniencia de mandar explorar la localidad, por una Comisión cientifica formada por cuatro individuos, que
dictaminara sobre la importancia del descubrimiento,.
indicando los trabajos que sería ·necesario emprender
en el caso de que fuera de verdadero interés.
Aprobado este pensamiento, en lo que influyó poderosamente el Director de la E scuela de Minas D.
Antonio del Castillo, fueron nombrados para formar
la Comisión, los Dres. D. Manuel M. Villada, D. J esús Sánchez y D. Autonio Peñafiel, y nuestro Ingeniero D J oaquin Arriaga, á quien sus compañe ros110;. blocrUco.-1
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distinguieron con el cargo de relator en el Informe
que pr,e sentaron al Ministro de Justicia el 24 de Diciembre de 1868.
El día 8 d~ Noviembre recibió la Comisión del Director del Museo, 300 pesos para gastos de villj~, y el
10 salió para Tlahuac, punto elegido para su residencIa.
El 11 salió para 'ruyahualco para dar principio á.
sus exploraciones, en las que, si no encontr6 la pobla. ción, que no existía; sí reunió numerosos á la vez que
interesantes datos científicos.
A su extenso, erudito y concienzudo Informe, agregan un estudio sobre la Flora y la Fauna dd Valle
de México, y la traducción de un manuscrito antiguo,
hecha por el Lic. ~~austil1o Galicia Chimalpopoca.
El 6 de Septiembre de 1868 se inauguró la Sociedad' Mexicuna de Historia Natural, que en los vein~
tinueve años que '11 eva de vida se ha hecho diglla de
figurar entre las primeras Sociedudes Científicas, no
,sólo de nuestro país sino también del extr·aujero.
El 29 de Agosto anterior varios de nuestros aprovechado!> hombres de ciencia, la mayor parte jóvenes
entusiastas y empeñosos, fundaron esta Sociedad, figurando etitre ellos D. Joaquín Arriaga, quien á los
ramos especiales de su profesión haLía asociado en BU
estudio los relativos á las Ciencias Naturales, en los
que adquirió extensos y profundos conocimientos, adelantando de tal manera en algunos, que llegó á hacerB6 notable. En La Naturaleza, periódico científico que
sirve de órgano á esta Sociedad, están publicados al.gunos de sus trabajos de- este género.
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El cambio que experimentó La Revista Universal
e()n los diferentes elementos en que se siguió desarrollando, dejó sin órgano al sentimiento católico de
nuestra Capital, preci8amente en los momentos en que
más 10 necesitaba; puesto que, en las épocas de la lueba es cuando más se necesitan 108 guerreros, y en
las horas del ataque es cuando más se echan de meD08 los defensores; pero cste vacío no dcbió subsistir
mucho tiempo, pues ahí estaban el Sr. Arriaga y otras
figuras igualmente competentes para llenarlo.
En los primeros días del mes de Enero del añ o de
1863, se inició una Asociación destinada á sosten e,'
-esa lucha y acudir á esta defensa, eon el significativo
nombre de Sociedad Católica, cuya presidencia ' tu é
confiada al conocido Abogado D. José de Jesús Cuevas.
Acumulando csta Asociación con raro tino lop elementos que necesitaba para su consolidaci6n, sostenimiento y desarrollo, no tardó en llamar á su seno
.al Sr. D, Joaquín Arriaga, quien ocupó el lugar que
la justicia le designaba, 81 lado de las figuras prominentes del Obispo de Veracruz D. Francisco Suárez
Peredo; las dignidades eclesiásti cas D. Joaquín Díaz
Vargas, D. Miguel J erónimo Martíllez y D. Tirso Rafael Córdova; y los seglares, Ingeniero de Minas D.
José Sebastián Segura, D,·. D. Juan M. Rorlríguez;
e8critores D. Niceto de Zamacois, D. José Ignaci o
Anieva8, b. Tomás Sierra y Ros80, D. Rafael Rafael
J otros muchos que no menciono porque por fortuna
viven todavía; y Bsí como el elogio á los muertos inspira respeto hacia el labio . desinteresado que lo lor-
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mula, los que por el contrario se dirigen á los vivos,
.son"por 10 menos sospechosos.
Al ocupar por primera vez su asiento en tun honorífica Sociedad el mes de Abril .del año mencionado,
pronunció un discurso tun profundo en la esencia como galano en la forma, que con razón cautivó á su
selecto y competente auditorio.
La Religión en México fué el asunto elegido para
este delicado discurso, y la elección no pudo ser ni
más oportuna, ni más adecuada, ni más interesante.
Señula con mano maestra los males que se levantan para ata l:ur esa Religión que no podrán destruir
nunca, imIica su ·remedio y funda sobre bases indestructibles y firmísimas la más consoladora esperanza.
Exacto en su exposición, elevado en sus concepciones, lógico en SU3. argumentos, acertado en susjuicioS',
oportuno en sus citas, firme en sus principios, contundente en sus ataques, victorioso en sus deftmsas,
tierno en sus sentimientos, elegante en su estilo y
correcto en su lenguaje, legó á la Sociedad una verdadera joya literaria en eflta notable pieza oratoria,
con que engalanó las columnas de su periódico.
El 29 de Junio se i1lstaló solemnemente esta Sociedad, la que, por iniciativa de su Presidente, se ocupó
en el establecimiento de un Diario Católico, cuyo
pensamiento alcanzó la más completa realización el
Domingo 17 de Abril de 1870, en que apareció el primer número de Ira Voz de lJJéxico, cuyo prospecto
comenzó á circular el 3 anterior, y cuya redacción se
confió al Sr. Arriaga, quien la tuvo á· su cargo poco
menos de un año.
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productos de su honrado, constante y provechoso trabajo.
Por los primeros día8 del año de 1873, .el emprendedor minero D. Mauricio Levek, inició la organización de una Sociedad minera en esta Capital, con el
ohjeto de fomentar la Minería .en la República y contribuir á su mayor desarrollo posible; yen la primera
junta celebrada con este fin el 20 de Febrero de ese
año, se acordó que esta Sociedad tuviera un órgano,
que lo sería d periódico que con el título de El Minero Mexicano iba á publicar dicho Sr. Levek, y cuyo
primer número apareció ellO de Abril illm~diato, y
de cuya publicación, que todavía subsiste, se han dado á luz treinta volúmenes.
A los pocos meses de fundado este semanario científico, fué solicitado para dirigirlo el Sr. Arriaga,
quien Re puso al frente de él con el carácter de Redactor en Jefe, el mes de Septiembre; y en elllúm. 24,
correspondiente al 18 de dicho mes, dió á conocer su
programa, en el que haciendo una perfecta sinopsis
de nuestra Minería en su cOlljunto y en SllS 'relaciones con los diversos ramos que la constituyen ó la favorecen, expone sus exigencias y los medios de Henarlae; sus ventlljas y la manera de obtenerlas; las dificultades que elltorpecen su desarrollo y los elementos
de que se puede disponer para destruirlas; el papel
que desempeña y la influencia que ejerce en nuestro
progreso intelectual y muterial como ciencia y como
industria, desprendiendo de estas oportuna8 y 8ensatas reflexiones, la misión que corre8ponde llenar á un
periódico minero, concibe y desde eee número co-
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mieno á desarrollar un plan perfectamente concebido, que revela que le era igualmente familiar el periodismo científico.
- El periodismo, que considerado en éste, el quizá
más interesante y delicado de sus aspedos, tiene un
carácter particulat que 10 distingue de todos los otroe,.
y que con 8U sagaz penetraci6n y clara inteligencia,.
comprendió y supo conservarle el Sr. Arriaga en 108cinco mese8 que tuvo ¡\ su cargo este semanario.
La mayor parte de estas labores literarias en que
tan de lleno dió ~ conocer su instrucción histórica,
científica y filológica; su erudición y los conocimientos que en los clásicos españolee, italianos y latinoe
comenzó á adquirir al lado de su ilustre padre, y amplió de8pués en sus estudios propios, los alternaba con
sus trablljos periciules, que eran solicitados con empeño por los que bU8cuban en su ejecución la exactitud
y la conciencia.
En el año de 1876 los señores Pimentelle encargaron la administración técnica y la dirección industrial
de la lIacienda de Queréndaro, situada en el Estado
de Michoacán; y trasladado á ella con su familia, entró
á un nuevo género de vida tan provechoso como todos 108 que había seguido hasta entonces.
Aplicando á la práctica los conocimientos que en
tan alto grado poseia en Agricultura, modificó ventajosamente la mayor pal'te de la8 operaciones del
campo, utilizando las aguas, desviando el curso de algUDas, encauzando las otras y aprovechándolas todas;
sistemó la irrigación, los abonos y distribución de IOP.
trabajO!l; y aplicando los tubos ventiladores á la con8-
24
trucción de los graneros, logró, por una ventilación
bien entendida, la conservación de los /l:ran08.
Las horas que le dejaban libres las ocupaciones del
campo, las dedicaba al estudio; ya en su acertadamente escogida Biblioteca, ya en su bien provisto Laboratorio, en el que hizo el estudio químico de los frutos, tierras, aguas, abonos, etc.
En Mayo de 1882 regresó á esta Capital; y el Ministerio de Fomento donde era tan conocido como
estimado, deseoso de, aprovechar sus servicios en el
importante ramo de la Instrucción, lo nombró con
fecha 5 de Agosto, Director interino de la Escuela de
Agricultul'a y Veterinaria, oOllfiálldole á la vez la cIase de Topografia.
Obstáculos insuperables que se presentaron en su
marcha, que no se desvió nunca del cumplimiento del
deber, lo obligaron en Abril de 1884 á renunciar la
Dirección de esa Escuela, conservando la clase de Topografia.
Uno de los periódicos más conocidos de nuestra
Capital y que en las alternativas que los cambios de
t'edacción imprimen á la Prensa periódica, ha ocupado en ella un lugar preferente, es El Nacional.
Casi en los momentos en que el Sr. Arriaga renunciaba la Dirección de la Escuela de Agricultura, el
~xpresado peri ódico pasaba á ser propiedad del valiente, ilustrado y pundonoroso General Don Mannel
Díaz de la Vega, cuyos brillantes servicios á su Patria están consignados en ulla hoja en la que no hay
una sola mancha; y cuya elevación de espíritu, energía de carácter, firmeza de principios, valor de con-
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vicciones y otras cualidades que no es nún tiempo de
t'eferir, pues por fortuna vive todavía,.lo tienen ..... .
doloroso es confesarlo ... retraído en la obscuridad en
una honrosÍsima pobreza.
El Sr. Dillz de la Vega, deseoso de dar á este pe'l'i6dico un nuevo impulso, después del que !lU propietario anterior, el Sr. Don Gonzalo A. Esteva supo
darle, nombró redactor en jefe al Sr. Arrhlga, quien
,ya formaba parte de la Redacci6n, y quien á sus dotes reconocidas, y por la experiencia y el estudio aquilatadas, unía una fructuosa y larga práctica en el periodismo.
Pronto llamaron la atención de los lectores ilustrados los artículos que brotaron de su bien cortada plu.
ma: los religiosos llenos de fé; los científicos llenos de
-enseñanza; los históricos llenos de verdad; los de con·
troversia llenos de vigor; los críticos llenos de sensatez; los políticos llenos de firmeza; los sociales llenos
de consejo, y todos llenos de ümenidad, de luz, de
. belleza, en un estilo incisivo, penetrante, propio euyo,
~n que con tanta gracia como fuerza, despojó al ídolo
del falso ropaje con que suele cubrirlo la falacía.
Las calurosas felicitaciones que ell honrosísimas
<lartas le enviaron muftitud de personas tan ilustradas
como competentes, son el testimonio más irrecusables
del mérito de esos artículos en los que I:\suntos serios
y profundos fueron magistralmente tratadoi! en un
estilo aparentemente superficial y ligel'o.
Separado de la redacción de El Nacional v'~lvió á
sus trabajos profesionaltls, que siempre fueron solicitados con interés; y alternando éstos con la redacción
26
del Boletín de la Sociedad Agrícola, llegó al último período de su vida, prestando nuevos servicios, ejecutando lIuevos trabajos y desempeñando nuevas comisiones.
El año de 1890 se fundó en esta Capital, con el
uombre de Instituto Médico Nacional, una asociación
con el objeto de estudiar la Flora. la FIlUU8, la Climatología y la Geografía Médica nacionales, y sus
aplicaciolles útile!!; cuyo reglamento, expedido por la
Secretaría de FomentQ el15 de Sel>tiembre, le allegaba el valioso coutingente de los ramos mencionad08
y los demás auxiliarei de la Medicina, dando entrada á su sello coa el carácter de socios colaboradores,
á los hom bres de ciencia que no pertenecieran á aq ueIla facultad; y el Sr. Arriaga, que tanto se había distinguido en muchos de esos ramos, fué nombrado socio de esa clase, el 23 de Marzo de 1892, cuyo nombramiento coutest6, aceptándolo, el 25 illmediato.
En la sesión que celebr6 la Sociedad Agrícola Mexicana el 25 de Noviembre de 1892, en unión de las
dele~aciones de las Sociedades de Agricultura de Puebla, San Martín Texmelucan y los ~lanos de Apam,
con el fin de estublecer las bases para la convocatoria
de un COllgreso Nacio!lal Agrícola, fué nombrado
miembro de la Comisión de Enseñanza de este ramo.
El 30 de Diciembre de 1895, esta respetable Academia lo distinguió con el honroso y merecido diploma de Académico Numerario, cuya ditltinción le comUllicó con fecha 31 el Secretario perpetuo Don Mariano Bárceoa.
En la distribución de las lectume fijada por aeta
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Corporación ~I año de 1895 en observancia delartículo 11 de su Reglam~uto, aprobado el 9, tocó su turnoel Sr. Arriaga er1~ de Junio de 1896; y este señor,
en cumplimiento de esa prescripción reglamentaria,
leyó un extenso y bien aéabado estudio sobre la influencia de la vegetación herbácea y arbórea en la
extinción- de los torrentes y en la conservación de 1081llllnantiales; cuyo estudio fué precedido de un pequeño preámbulo que refleja el carácter de su autor.
Su reconocida modestia le hizo acogerse á la indulgencia de la Academia, y su inquebralltable lealtad leobligó á pedir que juzgara severamente su trabttjo en
el que, más que el halago á su vanidad científica y la
satisfacción de su amor propio, circunstancias que de
una manera tan decisiva influyen sobre las inteligencias vulgares, buscaba la honra de la Academia y la
rectificación de los errores en que coml'reudía la po- •
sibilidad de incurrir, yen contra de los cuales no hay
sacrificio que no sean capaces de llevar á cabo los espíritus 8uperiores.
C<Jmienzllo haciendo una si llop3is tan bella comoexacta de la armonía y el orJen que constituyen la
base de la Naturaleza, y son la esencia de los fenómenos en que hace seusibles Sl1.s espléndiuas manifestaciones; llamando la atención desue luego sobre la
confusión y el desorden que sobrevienen cuando el
hombre interviene con insellsala codicia en esos fenómenos, y rompe con atrevida mano esas armonías;
de lo que es un ejemplo el cuadro que con hábil pincel b08queja en el asunto que cOl1stituye la tesis de su,
intereeallte trabajo, qu~ dividió en tres putee, Bnje-
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tándolo á una clasificación tan natural como científi-<la; pues enlazadas aquellas entre si por los principios
más riguroBos, las relaciones más íntimas y las obser'vaciones más adecuadas, forma un todo compacto,
homogéneo, armonioso y de notoria utilidad práctica.
Estudia en la primera el trablfjo armonioso y feoundo de la Naturaleza en las grandes alturas provistas de vegetación, haciendo seusibles los beneficios
que resultan al hombre de este trabajo.
Enumera en seguida, los desastres y calamidades de
-que es víctima cuanJo interrumpe Ó suspende ese trabajo, desnudando lus montañas de las vestiduras con
·-que las ha engalanado lal Naturaleza. Y no contento
-(lon la exposición de sus fundadas y luminosas consi·deraciones en el terreno puramente especulativo, las
Jleva al de la pl'áctica, proponiendo en la tercera los
·medios que pueden emplearse para restaurar la vegetación agotada por los inmoderados desmontes.
Sirviéndose de una ingeniosa figura, que á la vez
condensa los más prominentes, si no todos los priu-cipios esellciales, explica los fenómenos de la evaporación, de las lluvias, de las infiltraciones, 'de la abilorción y de las corrielltes, comparándolos con los de
la circulación p.n 111. ecouomía animal,. ell la que el
sol representa el cOl'lIzón, los ríos las vellas y los vientos las arterius <.le este maravilloso sistema.
No es propio <.l e este lugar, <.le este estuJio, ni de
las presentes circunstancias, hllcer un juicio crítico
·~e este trabaj o, como tampoco de los otros que he
mencionado y teugo aún que mencionar; y tanto me1I10S, cuánto que él es bien conocido de los Señores
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A-cadémicos que me hacen la honra de escuchatme;.
bastÁndome por lo mismo evocar el recuerdo de su
importancia, de la que se desprende la consecuencia,
y aun pudiera decir, la necesidll.d de BU publicación,.
que está reclamando un lugar entre las páginas de
nuestro Auuario.
El día 15 del mismo mes de Junio, la Secretaría de
Fomento lo comisionó para que en uni6n de los Sree.
D. Pcdro Gorozpe y D. Gabriel Mancera estudiase
el punto relativo IÍ la conservaci6n y repoblación de
los bosques, siendo esta comisión la última qne recibió.
Como este asunto estaba tan relllcionado con el que
. trató en su lectura Académica, tuvo ·ocasión de ampliar su estudio en una extensa Memoria que sin duda fué el último de sus trabajos científicos.
Los religiosos fneron 108 últimos que brotaron de
su inspirad .., llena y fervorosa pluma, en los momento~
en que la muerte 8e la arrancaba de la mano; pue8
como el sol que no por eBtar en MU ocaso deja de enviar los beneficios de su luz, y ésta es más apacible,.
más poética y más encantadora, así este talento superior se dejó admirar en sus instantes postreros con
la luz encalltadora, poética y apacible de ese sentimiento sublime, que durante toda su vida fué el núcleo de todos sus sentimientos.
El 3 de Mayo de 18!l6 vi6 la luz pública el primer
número del Semanario Católico titulado El Apostolado de la Cruz, órgano de la Asociación que lleva este
nombre, canónicamente erigida en esta Capital el 21
de Marzo anterior, yen la que el Sr. Arriaga fué de
los primeros en inscribirBe.
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La ·J unta Directiva de esta respetable Asociación,
puso el mencionado periódico al cuidado de una ComisiÓn que denominó de Vocales Escritores, para ]a
-que como era natural, el Sr. Arriaga fué nombrado.
En cumplimiento de la misión que le imponía este
nombramiento, inició un estudio histórico sobre antigüedades cristianas en una serie de articulos llenos
de erudición, de doctrina, de noticias, de enseñanza,
de unción y de interés que, por su esencia, llamaron
¡a atención de los ma~stros en estas materias, y por
su forma galana, elegante y fluida, cautivaron la aten-ción de todos los lectotes.
La Cruz, su culto, su udoraciún en los primeros siglos de la Iglesia, su signo y el Crucifijo, fU(lron los
primeros artículos de esta interesantísima serie; y el
Bautismo, COII el que abría la mal'clla de la serie en
que iba á hacer la historia de los Sacramentos, fué el
último que pudo escribir y publicó en los números
12 y 13 del Semanario citado, correspondientes á los
días 19 y 26 de Julio, en cuyo mes desempeñó el csr.go de redactor en turno.
Ya no pudo volver á escribir.
Cuatro años hacía que ell uno de los trabajos topográficos que fu é á ejecutar al Estado de Michoacán,
contrajo una efermedad de estómago que poco á po-co lo fué debilitando, sill embargo de lo cual conservaba su actividad, su vigor, su energía y su entereza.
Paulatinamente se fué restringiendo su alimentlÍ-ción, hasta quedar reducida á solo leche, que ya cuando comenzó el año pasado digería con dificultad.
A la falta de alimento se agregó la falta de sueño,
31
pues pasaba las noches eu el insomnio; y á esto, el tormento~que asi puede llamarse-de las curaciones; y
~nmedio de todo, ó por mejor decir, sobre todo, el
dolor de ver á su tierna compañera siempre á su lado
eufriendo con él, velando con él, orando con él y reeignándose con él á la voluatad Divina, derramando
en su corazón, y en su alma, y en su vida los consuclos
de la Relígión, que con tierna, suave y delicada mano sabe verter la esposa cristiana sobre la existencia
que se apaga del compañero de su vida.
~a en los últimos días del mes de Julio su enfermedad tomó un carácter alarmante, desvaneciendo
eon sus síntomas de gravedad las esperanzas consoladoras, y dando sólida base á un pron óstico funesto.
Con la serenidad dt!1 verdadero filósofo palpó la
exactitud de ese pronóstico; con la fortaleza del mártir sintió que la enfermedad con su lujo dt! sufrimientos y su séquito de dolores despedazaba su organismo; y con la resignación del creyente se arrojó en los
brazos' de la Iglesia en cuyo seno entró al mundo; bajo cuyas banderas militó durante todli RU vida; de cuyas manos recibió los últimos Sacramelltos el 3 de
Septiembre, y en cuyo regazo exhaló el último aliento con la envidiable tranquilidad del justo, ;\ las tres
de la tarde del 10 de tleptiembre, di ciendo por tros
veces, con voz clara y firme, estas sublimes palabras
con las que se1l6 sus labios y su vida: "En tus manos,
Señor, encomiendo mi espiritu."
El dia 12 á las ocho de la mañana fué sepultado su
cadáver en el Cerrienterio Español.
El Sr. Arriaga, además de las Sociedades Cicntífi-
32
cas s<:ñaladas en esta reseña, perteneció á la Compañía Lascasteriana de México, á la que ingresó como
Socio Residente el 15 de Febrero de 1868; á la de
Geografía y Etltadística, cuyo nombamiento de SocioHonorllrio se le expidió el 23 de' Mayo de 1871; á la
Sociedad Minera Mexicana, desde 17 de Octubre de
1873 en que tuvo su segunda reunión preparatoria, figurando ya como socio en la sesión inaugutal que celebró solemnemente el 21 de Diciembre en el Salónde Actos de la Escueta de IlIgellieros, habiendo sidonombrado Presidente de la Comisión de Publicaciones en la sesión celebrada el 28 del mismo 'mes; á la
Sociedad Mexícana de Minería que vino á reemplazar á la autel'Íor, que se inauguró solemnemellte en la
Cámara de Dsputados el 5 de Fehrero de 1883, desde los principios de su organizaciólI, la que fué terminada el 20 de ' Septiembre allterior en que quedó establecida; á la Unión Ibero Americana que el 2&
de Diciembre de 1886 le envió el Diploma de socio
de Mérito; á la de Humbodt, de la que fué Socio Residente, y á la Academia de Ciencias Naturales de Filadelfia, de cuyo nombramiento no tengo la fecha.
Imperfecto es, Señores Académicos, el cuadro que·
con trémula mano, tosco pincel y pálidos colores, aca-·
bo de extender á vuestra vista, y persuadido ya, de
que la indulgencia con que desde el principio conté
para formarlo no la solicité impelido por una falsa
modestia, sino obligado por la más sincera convicción,_
os ruego que no veáis en los detalles que lo forman
las elucubraciones de la inteligencilL con que la aptitud honra los merecimientos del sabio, sino única-
:lS
mente los Ialtidos del corllzón con que el dolor evoca
el recuerdo del amigo.
No soy yo-lo reconozco y lo confieso-quien por
primera v('z d~b¡a hauer pronuncilH)o en este autorizlulo lugllr y en esttls soh'mnes circusttwcias su eilclarecido y reilpetHble nom breó mas yo confío en que perdonaréis esm (1sp~cie de usurpación de que me d(·cluro culpuhle, ell vista de la necesidad que he tenido (le
vueiltrll indulgellcia, á la que sin duda me hllcenllcreedor IlIs circunstancias de hallarme ligado :\ vosotros
por UII selltimiento común.
Al sentirlo hoy exaltarse por la irresistible acción
de los recuerdoA, IIlItural es tributar á una memoria
querida el homenaje que de ellos se desprende; y estu
Academiu, al obedecer este natural impulso siguiendo el camino por que ha lIevlldo su atención mi desautorizada palabra, no ha marchado conmigo para
hoorar con 1\0 apoteosis digno la memoria de un sabio ilustre, sino únicamente paru depositar una sencilla flor sobre el sepulcro de un socio mnerto.
MAs tarde tal vez d~lIahoguré tan justo sentimicnto, señalllndo con clllrida(l y precisión los méritos y
IlIs virtudes que yo no he podido 8illo uOilquejur imp(Jrfectllmellt~ y clltre 110m hrllll; por hoy 110 puedo ha(:er otra COilU que lllclillHrnll! COlI gratitud y COII reilpeto unte el nombre ilulItre, r~ilJtetuhle y queri(Jo, con
que la descarllfu)u mllllO de IH 'muerte la oLligH á escribir en UII iluAtre y respetable nombre, la primera
faHdica palllbra en el libro en blallco de sus IInules
necrológicos_

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