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Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 BOLETÍN. INSTITUTO ESPAÑOL DE OCEANOGRAFÍA ISSN: 0074-0195 © Instituto Español de Oceanografía, 2005 Evolución en la fase de engorde de las anomalías aparecidas en las valvas de la almeja japonesa Ruditapes philippinarum (Adams & Reeve, 1850) durante su preengorde A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas IFAPA (Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía) Centro Agua del Pino. Junta de Andalucía. Carretera de Cartaya, s/n. Apdo. 104. E-21071 Cartaya (Huelva), España. Correo electrónico: [email protected] Recibido en octubre de 2005. Aceptado en noviembre de 2005. RESUMEN En el preengorde de almejas fuera del sustrato suelen producirse anomalías en las valvas, cuyo origen no está bien determinado, y diferencias en el crecimiento, debidas tanto a componentes genéticos como a la ubicación de los individuos dentro del sistema. En este trabajo se estudia la evolución, y consiguiente viabilidad del cultivo, de cinco lotes (fracciones) de almeja japonesa Ruditapes philippinarum (Adams & Reeve, 1850) preengordadas en batea con flujo forzado: tres de ellos establecidos atendiendo a la distribución normal del crecimiento en la especie y los otros dos al estado de deformación de las valvas. Se detalla cómo, cuando se sembraron en el sustrato y se recolectó un porcentaje próximo al 50 % de las que presentaban deformaciones, se comprobó que todas habían recuperado el crecimiento normal. Además, las que tenían diferencias en la talla final de preengorde, tendían a igualarla durante el engorde. El análisis de los datos de recolección refleja que los índices de mortalidad más elevados corresponden a la mortalidad de siembra, con mayor incidencia de la talla que de las anomalías de crecimiento; también, que la biomasa obtenida puede ser rentable, tanto en los cultivos con almejas de menor tamaño como en aquéllos de semillas con deformaciones acusadas. Palabras clave: Deformaciones, crecimiento, mortalidad, zona intermareal. ABSTRACT Evolution during field growout of valve anomalies in the Manila clam Ruditapes philippinarum (Adams & Reeve, 1850) which arose during prefattening Seed clams prefattened without substratum usually show abnormal shell growth and large differences in final size, because of the genotype status and individuals’ different locations within the system. The present study examines the evolution and viability of five batches of the Manila clam Ruditapes philippinarum (Adams & Reeve, 1850) with different growths during the prefattening stage. The results show that these anomalies disappear when clams are sown in the substratum, recovering normal growth and being able to equal each other in final size during ongrowing. Results obtained from harvesting showed that mortality was highest at seedtime (early stages after sowing). Also, it was higher for clams of lower size than for those with abnormal shell growth. Final harvested biomass indicated that culture is equally profitable in both cases, i.e. either using small-sized clams with normal shells or those with abnormal shell growth. Keywords: Deformations, ongrowing, mortality, intertidal zone. 431 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento INTRODUCCIÓN En el ámbito del cultivo de almejas en la zona intermareal es admitido que, utilizando semilla obtenida en centros de producción, su talla no debe ser inferior a 10 mm. Aun partiendo de ese tamaño, los mayores índices de mortalidad se producen inmediatamente después de la siembra, incluso protegiendo el cultivo con redes para reducir los riesgos de depredación y de arrastres por corrientes y oleaje. Esos altos índices de mortalidad de siembra podrían reducirse mediante el empleo de semilla de mayor tamaño, no ofertada por las empresas de producción (Walne, 1974; Bourne, 1989; Kraeuter y Castagna, 1989; Briton, 1991; Spencer, Edwards y Millican, 1992; Cigarría y Fernández, 2000; Royo, Ruiz Azcona y Navajas, 2005c). Para disponer de ella, se precisaría una fase de preengorde más duradera, lo que, a su vez, implicaría que las almejas tuvieran que estar más tiempo fuera de sus condiciones naturales de enterramiento en el sustrato. En estas etapas de preengorde suelen producirse deformaciones en las valvas, cuyo origen no está bien determinado, consistentes en divergencias en los bordes de crecimiento que impiden el natural cierre de los animales (Miller et al., 1978; Latrouite y Claude, 1981; Briton, 1991; Doménech, 1991; Spencer, 2002). En otras ocasiones no se aprecian divergencias, pero algunos ejemplares redondean sus márgenes y presentan un crecimiento defectuoso (porrudismo) (Miller et al., 1978; Castagna, 1984; De Valence y Peyre, 1986; Ifremer, 1988; Fernández, Guerra y Ramón, 1990; Carmona, 1990; Doménech, 1991 y 1994; Pérez Camacho y Cuña, 1991; RamaVillar y Rey-Méndez, 1997). La evolución de estas anomalías difiere, según los autores, desde mortalidades masivas (Latrouite y Claude, 1981; Briton, 1991) a recuperaciones del crecimiento normal, cuando, sembradas en el sustrato, adquieren sus condiciones naturales de enterramiento (Royo, Ruiz Azcona y Navajas, 2005a,b). Si se analiza una población en fase de preengorde, las tallas de las almejas siguen una distribución normal, y, en la práctica, se establecen tres categorías que se separan por sucesivos tamizados: las de mayor crecimiento, las de crecimiento habitual y las colas, que, por su menor 432 crecimiento, se desechan en la mayoría de los casos. Seguramente este último apartado tiene un componente genético, pero no se debe excluir la posibilidad de que también pueda ser motivado, principalmente en los preengordes intensivos, por la ubicación de los individuos en el conjunto del sistema. El objetivo del presente trabajo es conocer la evolución, durante la fase de engorde, de cinco categorías de almeja japonesa Ruditapes philippinarum (Adams & Reeve, 1850) que se pueden originar en el preengorde intensivo y que, en función del crecimiento, se establecieron como grandes, normales, colas, levemente deformadas y con deformación acusada. MATERIAL Y MÉTODOS De un lote inicial de almejas japonesas, preengordadas en una batea con flujo forzado en el río Piedras (Huelva), se extrajeron cinco fracciones: una con inicio de deformaciones (ID), una segunda con las deformaciones en estado avanzado (DA) y otras tres sin deformaciones aparentes: las de mayor crecimiento (G), las de crecimiento habitual (N) y las consideradas colas (C) (tabla I). Tabla I. Características biométricas de los lotes de almejas seleccionados. (L): talla media en mm; (s): desviación estándar; (Pvi): peso vivo individual en g; (PvT): peso vivo total en g. Cada uno de los cinco grupos estaba integrado por 3 000 almejas, que se sembraron en la zona intermareal de un parque de cultivo en el estero de Pinillos (Ayamonte, Huelva), en dos módulos de un metro cuadrado por cada categoría y a la densidad de 1 500 indiv/m2. Tras la siembra, se cubrieron con una red plástica de 4 mm × 4 mm (53,31 g/m2) según la metodología aplicada en la zona (Royo, 1986), y cuanBol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento do las almejas alcanzaron una talla aproximada de 20 mm, la red se cambió por otra de luz 7 mm × 6 mm (16,42 g/m2), que permite un mayor flujo de agua. Para simultanear el inicio de la experiencia, aunque las consideradas colas no tenían la talla de siembra generalmente empleada (10 mm), se sembraron los cinco grupos a la vez; paralelamente, dos lotes de esas almejas de menor crecimiento, de 106 individuos cada uno, se mantuvieron en dos contenedores (de 283,5 cm2 de superficie), en las mismas condiciones del preengorde, para analizar su evolución fuera del sustrato. Para estimar el crecimiento (según el eje antero-posterior) y el índice de mortalidad, se extrajeron mensualmente, por tamizado de volúmenes de suelo, un número superior a 30 unidades vivas y las muertas encontradas. Para el cálculo de los crecimientos en los muestreos mensuales (IC) y globales (ICG) se han utilizado los índices IC = [(ln L2 – ln L1)/(t2 – t1)] • 100 ICG = [(ln LR – ln LS)/(tR – tS)] • 100 En la primera expresión, L1 y L2 son las longitudes en los tiempos t1 y t2, respectivamente, y t2 – t1 es el intervalo de tiempo (en días) entre dos muestreos; en la segunda, LR y LS son las longitudes en los tiempos tR y tS, respectivamente, y tR – tS es el intervalo de tiempo (en días) entre la recolección (R) y la siembra (S). Para estimar la existencia de crecimiento entre dos muestreos correlativos se aplicó el test de comparación de medias de la t de Student, y para comprobar la existencia de diferencias en las tallas finales de recolección de los cinco supuestos planteados, un anova y comparación mediante el test de Tukey. Para el análisis de la mortalidad se han considerado como almejas muertas las que presentaban dos valvas unidas vacías, enteras o rotas, más un número de ejemplares equivalente al de valvas separadas del conjunto de mayor cuantía (derecha o izquierda), enteras o rotas, pero incluyendo el umbo. La recolección se efectuó, transcurrido un año, por tamizado del horizonte de cultivo de las Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 porciones de cada módulo que no habían sido muestreadas previamente. Para la determinación de los factores de producción se tomaron muestras de 50 individuos vivos para la estimación del crecimiento, diferenciando, además, los que presentaban algún tipo de anomalías; y para la mortalidad, muestras de 100 ejemplares o menos, en función de la disponibilidad, de las distintas categorías establecidas, diferenciando, como en el caso anterior, las posibles anomalías y anotando, además, los indicios de anillo marrón (Paillard y Maes, 1994). RESULTADOS Y DISCUSIÓN Crecimiento En todos los supuestos planteados, el crecimiento comienza a detectarse desde el mes siguiente al de la siembra, no detectándose diferencias significativas entre cada módulo y su réplica en ninguno de los muestreos efectuados. Salvo una parada intermedia, no observada ni en las almejas colas ni en las de deformación acusada, el crecimiento continúa hasta el invierno, con un máximo de los índices en los meses de mayo y junio, para ir decreciendo paulatinamente hasta la parada invernal. En el cómputo global, los índices de crecimiento son semejantes en las categorías denominadas normales y las que presentaban deformación, algo menor en las grandes y superior en las colas; así, al finalizar la experiencia, las tallas de todas ellas son muy próximas, con tendencia a igualarse (tablas II, III, IV, V y VI). Los índices de crecimiento calculados son semejantes a los estimados para la especie en otros ensayos en la misma zona (Royo et al., 2001; Royo et al., 2002). El crecimiento normal, sin divergencias en el borde, en las dos categorías que presentaban irregularidades (tablas III y IV) se produce desde el mes siguiente a la siembra, y aumenta regularmente hasta junio, cuando el 100 % de las almejas recuperadas en los muestreos tenían las valvas normales, y el único vestigio de deformación era un pequeño abultamiento en el anillo correspondiente a la talla de inicio del engorde. El origen de este tipo de anomalías, que impide el cierre adecuado de las valvas y que se 433 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento Tabla II. Evolución de las características biométricas de las almejas sin deformación aparente (normales). Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (R): porcentaje de almejas que han recuperado el crecimiento normal; (Pvi): peso vivo individual en g. hace más patente en el borde posterior que en el anterior, no es bien conocido: aparece frecuentemente en cultivos en elevación o suspensión y es achacado tanto a la enfermedad del anillo marrón (Gosling, 2003), como al emplazamiento de las almejas fuera del suelo. Quayle y Newkirk (1989) advierten de que la mayor parte de las almejas no viven bien fuera de su habitat natural, ya que requieren la presión del sustrato. Castro et al. (1997), en cultivos en suelo, observan deformaciones que pueden ser origen de ciertas mortalidades, tanto en almejas infectadas con anillo marrón, como en otras libres de esta patología; otros autores citan, incluso, mortalidades de hasta el 100 % (Latrouite y Claude, 1981). Royo, Ruiz Azcona y Navajas (2005a,b), en experiencias a escala comercial, ponen de manifiesto que cantidades superiores al 50 % de almejas afectadas por estas anomalías recuperan el crecimiento normal cuando se siembran en el sustrato, corroborando lo expuesto en este trabajo. Tabla III. Evolución de las características métricas de las almejas levemente deformadas. Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (R): porcentaje de almejas que han recuperado el crecimiento normal; (Pvi): peso vivo individual en g. 434 Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento Tabla IV. Evolución de las características métricas de las almejas sembradas con deformaciones acusadas. Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (R): porcentaje de almejas que han recuperado el crecimiento normal; (Pvi): peso vivo individual en g. Continuación en batea del preengorde de las almejas colas Los dos grupos de almejas mantenidas en los contenedores de preengorde crecen ininterrumpidamente hasta septiembre, sin que haya diferencias significativas entre ambos (tabla VII). En el momento de la parada de crecimiento (septiembre), sus homólogas sembradas en el sustrato (tabla VI) habían crecido el 3,49 % más, porcentaje que se va incrementando hasta el 15,76 % al finalizar la experiencia. Entre los índices de crecimiento globales la diferencia era de 0,12. Los pesos vivos individuales presentan una evolución semejante a la de las tallas, al menos hasta que comienzan a detectarse incrustaciones de epibiontes, fundamentalmente escaramujos Semibalanus balanoides (L., 1767) y Anomia ephippium L., 1758. Consecuentemente, las colas se deben mantener en preengorde hasta que, al menos, alcancen la talla de siembra, de aproximadamente 10 mm, Tabla V. Evolución de las características biométricas de las almejas con mayor crecimiento. Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (R): porcentaje de almejas que han recuperado el crecimiento normal; (Pvi): peso vivo individual en g. (*): entre diciembre y octubre, t = 2,91 (H1); entre febrero y diciembre, t = 1,68 (H0). Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 435 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento Tabla VI. Evolución de las características biométricas de las almejas colas sembradas. Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (R): porcentaje de almejas que han recuperado el crecimiento normal; (Pvi): peso vivo individual en g. en dos meses, cuando solo se detecta alrededor del 7 % de anomalías en las valvas y el 10 % de mortalidad, pudiéndose continuar hasta alcanzar tallas mayores, en función de la evolución de estos índices. Recolección Crecimiento Tras comprobar que no había diferencias significativas entre las tallas medias de las almejas de los dos módulos sembrados para cada categoría, se aunaron sus distribuciones de frecuencias (tabla VIII). La aplicación del análisis de varianza a las tallas finales de los cinco supuestos (tabla VIII) puso de manifiesto que existían diferencias significativas respecto a la media global (L = 33,85 mm), a un nivel de significación del 95 % (F4, 517 = 18,8701). Con la posterior comparación de las tallas medias mediante el test de Tukey (α = 0,05) se comprobó que las almejas grandes tienen el mayor crecimiento, las colas el menor y el resto no presenta diferencias entre ellas. Tabla VII. Evolución de las características biométricas de las almejas colas mantenidas en contenedor en batea. Valores medios de los dos supuestos planteados. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (t): parámetro del test t-Student; (H0): hipótesis nula de igualdad de medias; (H1): hipótesis alternativa; (IC): índice de crecimiento entre dos muestreos sucesivos; (ICG): índice de crecimiento entre la siembra y la recolección; (Pvi): peso vivo individual en g; (M): porcentaje de mortalidad; (P): porcentaje de porrudismo; (D): porcentaje de deformaciones; (I): porcentaje de incrustaciones de epibiontes. 436 Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento Tabla VIII. Características biométricas de las almejas recolectadas. (N.o): número de ejemplares analizados; (L): talla media en mm; (s): desviación típica; (Pvi): peso vivo individual en g; (P): porcentaje de porrudismo; (D): porcentaje de deformaciones. Consecuentemente, se establece una graduación de tamaños entre las categorías establecidas en la que Grandes > Normales = Deformación iniciada = = Deformación acusada > Colas Hay que destacar que se recolectó un porcentaje próximo al 50 % de las que presentaban deformaciones (tabla IX) y que se comprobó que todas habían recuperado el crecimiento normal; también, que los porcentajes, tanto de porrudismo como de deformación, resultaron similares en las cinco categorías (tabla VIII). Igualmente, de la evolución de los índices globales (ICG) (tablas II a VI) se deduce la tendencia a la igualdad de crecimiento y, por tanto, que las diferencias observadas durante el preengorde tienden a reducirse y que su origen será, fundamentalmente, la ubicación de las almejas en los recipientes. Mortalidad En la tabla IX se recogen los porcentajes de los tres sumandos que integran la mortalidad total del cultivo. Analizando los índices de almejas desaparecidas se observa una notable diferencia en comparación con la talla de siembra, siendo las colas las que presentan los valores más altos, y las grandes los registros más bajos. Igualmente, se detectan diferencias relacionadas con la presencia y el grado de anomalías al finalizar el preengorde, de forma que los mayores índices los presentan las almejas con deformación acusada y las que tenían inicio de deformación (tabla X). Como se pone de manifiesto en otro Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 trabajo de este mismo grupo de investigación (Royo, Ruiz Azcona y Navajas, 2005c), los mayores porcentajes de almejas desaparecidas (tabla IX) corresponden a mortalidad de siembra; y en esta experiencia, los valores más altos los tienen tanto las colas, que fueron sembradas con una talla inferior a la considerada como talla mínima de siembra (10 mm), como las almejas con deformaciones, por el aumento de las posibilidades de depredación, posiblemente por poliquetos, como sugieren Ambrose (1984) y Dean (1981) –citados por Kraeuter y Castagna (1989)– en especies de almejas que no cierran las valvas completamente. Tabla IX. Porcentajes de almejas recuperadas vivas, muertas y desaparecidas, en la recolección y en los muestreos, referidos a dos metros cuadrados de cultivo. (N): almejas de crecimiento habitual; (G): almejas de mayor crecimiento; (C): almejas de menor crecimiento (colas); (ID): almejas con inicio de deformación; (DA): almejas con deformación avanzada. La mortalidad estimada en los muestreos mensuales (tabla IX), teniendo en cuenta que está referida a la superficie mínima extraída para conseguir alrededor de 30 almejas vivas, no presenta diferencias entre las distintas categorías. La mortalidad observada (tabla IX) que corresponde a las diferentes calidades de valvas recuperadas, representa, deducida la mortalidad de siembra, la mortalidad aleatoria del cultivo, y, lógicamente, es menor en los supuestos que ofrecen mayores índices de almejas desaparecidas. La mortalidad total (tabla IX) debería estimarse como diferencia entre las almejas sembradas y las recolectadas. En este trabajo hay que hacer la salvedad de que no se está considerando la posibilidad de que algunas de las almejas extraídas en los muestreos mensuales, y conside437 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. Navajas Engorde de semilla con anormalidades en las valvas y diferencias en el crecimiento radas vivas en el cómputo total, pudieran haber muerto en el transcurso del cultivo. Teniendo en cuenta esa excepción, los índices de mortalidad total en las almejas normales y grandes son semejantes a los que se han estimado en otros ensayos en condiciones parecidas y en la misma zona (Royo, Ruiz Azcona y Navajas, 2005a,b; Royo y Ruiz Azcona, 2005). En los otros tres grupos, la mortalidad total sigue la misma tendencia que la mortalidad de siembra (desaparecidas), aunque durante el preengorde tiene más incidencia la talla de la semilla que las posibles deformaciones. Entre las valvas recuperadas en la recolección se han detectado pequeños porcentajes con porrudismo y deformaciones; entre ellas, las hay con signos de anillo marrón y sin ellos (tabla X), lo que confirma, además de la recuperación del crecimiento normal en las almejas afectadas por deformaciones del preengorde, la desaparición de las valvas de individuos incluidos en la mortalidad de siembra. Tabla X. Porcentajes de valvas recuperadas en la recolección, presentando anomalías y (o) signos de anillo marrón (AM). (N): almejas de crecimiento habitual; (G): almejas de mayor crecimiento; (C): almejas de menor crecimiento (colas); (ID): almejas con inicio de deformación; (DA): almejas con deformación avanzada. mos reseñar que la duración del cultivo ha sido de un año: tres o cuatro meses menos del tiempo considerado necesario en la zona para completar la fase de engorde en intensivo y obtener una biomasa próxima a los 10 kg/m2 (Royo, Ruiz Azcona y Navajas, 2005a,b; Royo y Ruiz Azcona, 2005). Tabla XI. Biomasa en kg, recolectada y teórica, referida a dos metros cuadrados de cultivo. (N): almejas de crecimiento habitual; (G): almejas de mayor crecimiento; (C): almejas de menor crecimiento (colas); (ID): almejas con inicio de deformación; (DA): almejas con deformación avanzada. Los resultados de este ensayo ponen de manifiesto la posibilidad de cultivar en la zona de referencia todas las categorías de almejas producidas en el preengorde, y que en todos los casos se obtiene una biomasa que supera a la expuesta por otros autores, como Carrasco y Rodríguez (1990) en Asturias, que obtienen rendimientos entre 3 y 4 kg/m2 en dos años, Cigarría y Fernández (1993) en el estuario del Eo (Asturias), entre 1 y 1,5 kg/m2 en 18 meses, y Pech, Fernández y Pepiol (1993) en el delta del Ebro, entre 1,6 y 2,8 kg/m2. AGRADECIMIENTOS Biomasa Al analizar la biomasa obtenida en el cultivo se distingue entre biomasa teórica, que sería el resultado de multiplicar los valores de las almejas vivas recolectadas y de los muestreos (tabla IX) por sus pesos vivos (tablas II a VI), y biomasa recolectada, en la labor de recolección propiamente dicha, que no incluye las almejas de los sucesivos muestreos (tabla XI). Si en la biomasa teórica hay que hacer la salvedad, apuntada al analizar la mortalidad, de que algunas almejas de las extraídas en los muestreos pudieran morir posteriormente, también debe438 A los componentes de SAL Acuicultores del Sur, concesionarios del parque de cultivo Esteros del Pinillo, por permitir la realización de este trabajo. Al equipo del Departamento de Fomento del IFAPA Centro Agua del Pino, por su colaboración y profesionalidad. BIBLIOGRAFÍA Bourne, N. 1989. Clam fisheries and culture in Canada. En: Clam mariculture in North America. J. J. Manzi y M. Castagna (eds.) 19: 357-381. Developments in Aquaculture and Fisheries Science. Elsevier. Ámsterdam. Briton, W. 1991. Clam cultivation manual. Aquaculture Explained 8: 60 pp. Carmona, P. 1990. Preengorde en sistema suspendido de Venerupis semidecussata. En: Actas del III Congreso Bol. Inst. Esp. Oceanogr. 21 (1-4). 2005: 431-440 A. Royo, P. Ruiz Azcona y R. 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