HUMILDAD: VIRTUD DEL EDICADOR
Transcripción
HUMILDAD: VIRTUD DEL EDICADOR
HUMILDAD: VIRTUD DEL EDICADOR En la década de los 60 ejerció en este Centro como Maestro una persona de las auténticamente bondadosas que practicaba la verdadera humildad, se llamaba Antonio Rubio y tenía el sello inconfundible del hombre grande de mente, de corazón y de espíritu. Al comienzo del curso 97/98 tengo que reconocer que aunque la experiencia y la misma vida me han enseñado bastante, las mejores lecciones de sabiduría fueron las recibidas de esta persona que impactó por su bondad y naturalidad. A lo largo de estos años he asistido a infinidad de conflictos y problemas humanos y he llegado al convencimiento de que la humildad es la base de todos los valores humanos y aunque no lo parezca es la virtud de los fuertes. Debemos procurar aprender a mantenernos serenos e incluso agradecer la sinceridad de las personas que censuran o critican nuestros fallos. La persona que posee la humildad no pasa desapercibida: la naturalidad, la sencillez y dulzura en el trato son su carta de presentación y si se trata de un educador transmite seguridad. La humildad surge del propio conocimiento y la aceptación de lo que uno es y hasta donde puede llegar. Es una consecuencia de tener bien claro que la grandeza de un ser humano proviene del hecho de ser persona y no sentirse superior a nadie y mucho menos considerar que los demás son inferiores. La experiencia enseña, pero es bueno recordar a quien algo nos enseñó. Gracias Don Antonio. José Antonio Bello.