Autocuidado en la propia Sexualidad

Dpto. de Orientación
Colegio Sagrado Corazón
Talagante
Mayo 2011
Responder solo SÍ o NO
¿He pensado acerca del
desarrollo sexual de mi
hijo/a?
¿He abordado este tema con
mi hijo/a?
¿Estoy interesado/a en
hacerlo?
La curiosidad con que los niños
se enfrentan al sexo es el
mejor aliado para hablar con
ellos sobre el tema y sentar las
bases para una conducta sana
en el futuro. Los padres
debemos
ofrecerles
una
información sexual adecuada y
un ejemplo a seguir.
 Eso
depende de cada niño, aunque
hay etapas en las que la curiosidad
generará dudas que hay que
resolver.
 Alrededor de los dos años, los
niños entran en la fase de
reconocer su propia imagen y se
hacen asiduos a los espejos, tanto
vestidos como desnudos.
 En general, es en torno a los tres o
cuatro años cuando comienzan a
preguntar sobre el tema y a los
cinco ya lo hacen bastante.
 Demorar
la satisfacción de esas dudas,
revestirlas de gravedad o salir del paso
con mentiras solo sirve para enrarecer la
relación del niño con la sexualidad.
 El peor error que podemos cometer
con los niños es defraudar su
confianza. Nos preguntan a nosotros no
solo por nuestra condición de adultos,
sino porque somos «sus» adultos, los
responsables de su bienestar y
seguridad. También de su educación.
Mentirles ante una pregunta incómoda,
inventar atajos para eludir aspectos que a
nosotros nos pueden parecer difíciles o huir
declarando que aún son muy pequeños para
entenderlo. Esto hará que no nos pregunten más
en adelante.
 Revestir todo lo relacionado con el sexo de
un halo de misterio pecaminoso, del mismo
modo que tampoco hay que buscar las típicas
respuestas de repollos y cigüeñas. Y es que
algunos niños se conforman con saber que
vinieron al mundo «porque papá y mamá se
querían mucho», pero otros no.
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Responder sobre demanda, es decir cuando el niño
pregunte y a lo que pregunte.
No atiborrarle con datos y precisiones técnicas
excesivas o que ni siquiera se ha planteado. No se
trata de estudiar textos y a la primera pregunta
exponerlo todo como si estuviéramos superando un
examen, pero hay que comprender qué es lo que el
niño quiere saber y responder a eso del modo más
sincero posible.
Si preguntan algo que no sabemos, es mejor
admitirlo delante de ellos, informarnos y luego
responderles.
Que no perciba el tema sexual como un tabú, o
como algo que separa a hombres de mujeres. El
respeto al otro género se enseña en casa.
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Somos seres sexuados desde antes de nacer, y
desde
ese
momento
iniciamos
nuestro
desarrollo sexual
A los 5-6 años surge en los niños el Pudor: los
niños pasan de vivir la desnudez con naturalidad
a desear cubrir su cuerpo
Hay una mayor conciencia del propio cuerpo y
con esto mayor deseo de explorar el propio
cuerpo y el de los demás.
La curiosidad sexual es normal en los niños e
igual de normales son los juegos exploratorios
de tipo sexual. Por lo tanto, no hay motivos para
que ahora veas a tu hijo de un modo diferente,
ni muchísimo menos para sentirte mal y pensar
que haz fallado como padre o madre.
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No preocuparnos; debemos acompañar al niño en
esta etapa y respetar su intimidad.
No debemos forzarle a cambiar de actitud, ni
insistir imponiéndole nuestra desnudez de adultos.
Es el momento de enseñarle el respeto por su
propio cuerpo, que nadie puede tocar ni mirar sin su
autorización. De ese modo, además de ayudarle a
prevenir abusos, fortalecemos una personalidad que
se afianza día a día.
Si les sorprendemos jugando a médicos u otros
juegos de exploración del cuerpo, no debemos
escandalizarnos ni asustarles, aunque tampoco es
conveniente fomentar esos juegos que ellos buscan
para comparar información.
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Si no quieres que los niños sigan con esos juegos,
cosa que es comprensible, díselo tranquilamente,
incluso puedes mantener una mayor vigilancia, pero
sin exagerar ni hacerlo sentir que ha hecho algo
horrible.
Los juegos sexuales entre niños son normales y
frecuentes, y quizás aún más entre primos, por una
simple cuestión de oportunidad.
Los juegos sexuales exploratorios entre niños y
niñas dejan de ser saludables cuando entre ellos
hay una gran diferencia de edad, por ejemplo más
de cuatro años. En este tipo de juegos puede haber
engaño o sumisión del más pequeño, lo que lo
convierte en sujeto de riesgo de abuso sexual.
 ¿Qué
pienso respecto de lo escuchado?
 ¿Qué siento respecto de lo escuchado?
 ¿Qué aspectos me acomodan y cuáles me
complican?
 ¿Qué ya he comenzado a abordar con mi
hijo/a?
 ¿Qué aspectos debería fortalecer en
mis conversaciones y/o ejemplo con mi
hijo/a?