No se debe decir aquello que el diablo más les gusta

Mensaje recibido por el Confidente Católico Bento de la Conceição –Taquaras – Balneario Camboriú –
Santa Catarina – Brasil.
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No se debe decir aquello que el diablo más les gusta de
escuchar: palabrones
10/07/2014
Señor Jesús, el Libro: La Palabra Viva de Dios, es como si fuese el pan bajado del Cielo
para nuestro bien?
Del agua que tú bebes, volverás siempre a beber cuando tienes sed, más lo que te doy,
nunca más sentirás sed. El significado del Libro es esto ahí. Quien de él aprovecha a
entender cada vez que procuras leer, no paras, porque a su alma le gusta de escuchar lo
que parte de aquí en cima, y no das vergüenza que salen debajo, palabrones que llegan
a estremecer el Cielo, son como llamas de un gran quemado, que deja la tierra sin
vegetación. Así, son esos que vienen destruyendo lo que es Míos. Aún dije en el sermón
dela montaña: Hay de aquellos que viniere a escandalizar uno solo de mis pequeños.
Antes no hubiese nacido¨ (Mt 18,06).
Más Jesús, quien son los más culpados? Comenzando por los padres o los que vienen
dirigiendo la Iglesia de Pedro?
Ambos. La figura que retrata Mi Santo Rostro, como una de esas criaturas, jamás debería
escuchar una sola palabrones, porque Soy Yo que atrás vez de ellas, Mi Santo Espíritu
está presente. Entonces, no se debe decir aquello que el propio diablo más le gusta de
escuchar, sus padres enseñando a decir palabrones. Después, son Mis representantes
que se aprovechan dela flaqueza delos niños, y viene practicando el mayor pecado, que
no para dentro de Mí Iglesia que pase a Pedro I. vea el ejemplo que estás Dándome, Mi
hijo Pedro II. Tus hijos, tus nietos y bisnietos no son niños que ya viene Me
entristeciendo, son niños que, cada una que nace, trae consigo un rostro lindo y
perfecto, porque sus padres no enseñan lo que hoy viene ocurriendo con los niños en
las grande ciudades, que ya nacen con la marca dela bestia, por ver en el comienzo,
cuando comienza a salir solo, solo pornografía y maldad. Son frutos que antes de a
madurecer, no más se aprovechan
Espíritu Santo y Pedro II