Y sentir, sin ver, que estás ahí
Transcripción
Y sentir, sin ver, que estás ahí
Y sentir, sin ver, que estás ahí 1 Y sentir, sin ver, que estás ahí - Nunca voy a encontrar a nadie, es inútil... (soltó ya cansada, y con las esperanzas bajo mínimos) Y entonces la vi, a lo lejos, con sus amigas. Tenía la mirada fija en ningún punto en concreto. Estaba espléndida, arrebatadora, el corazón empezó a latirme a mil por hora, así que tuve que acercarme, tuve que hacerlo porque mis pies no podían quedarse parados viendo cómo mis ojos la contemplaban y mi voz no podía pronunciar nada que captase su atención Llegué, llegué a ella después de mucho zigzagueo de gente, y me puse enfrente, así, sin avisar - Hola (saludé algo nerviosa, pero ocultándolo) - ¿Me hablas a mi? (contestó, sin apartar la vista de donde la tenía desde el primer momento) - Sí, es a ti... (sonreí) hola - Hola (sonrió) - Te estaba viendo y... bueno... (agachó la cabeza y suspiró) he tenido que venir a saludarte - Un momentito Se giró un poco, y se acercó al oído de una de sus amigas, que estaba mirando expectante la situación - ¿Es guapa? (le preguntó bajito) - Es más que eso, Esther... (contestó con sinceridad en el mismo tono) Esther asintió con la cabeza sonriente. Luego, volvió a la misma posición de antes. Notó que aquella chica seguía allí, podía escuchar su respiración - A lo mejor te ha parecido muy atrevido que haya venido así de golpe... (entraba en razón) lo siento... - No, no (contestó rápido) me gusta la gente atrevida (sonrió) - Me llamo Maca (se presentó) bueno, en realidad en mi DNI pone Macarena pero... no me pega nada, así que llámame Maca (aquella explicación hizo sonreír a la chica) - Yo me llamo Esther, y en mi DNI pone lo mismo (sonrió) no sé si me pega o no, pero Est me parece demasiado corto (ambas rieron) - ¿Te apetece bailar? (propuso Maca) - Sí... apetecerme... sí... Y sentir, sin ver, que estás ahí 2 - ¿Pero...? - No creo que sea muy buena acompañante para eso (sonrió levemente) - Yo tampoco sé bailar muy bien, ¿eh? (quitó hierro al asunto) - Ya, pero supongo que bailarás mejor que alguien que no ve dónde pisa, ni a quién No perdía aquella sonrisa de la boca, aunque estaba nerviosa por si aquella confesión echaba para atrás a aquella chica tan simpática. A Maca aquello le calló como una jarra de agua fría, fría no, congelada. Y entendió el por qué no la había mirado ni un segundo durante toda la conversación. Su mente iba a mil por hora, necesitaba ir al lavabo - Perdona, voy un momento al lavabo (comentó y se fue deprisa) - Otra que se espanta... (se giró y bufó ante sus amigas) - Mira Esther, si se espanta es porque no merece la pena, porque tú eres una tía cojonuda... - Sí (asintió) cojonudamente ciega Maca, mientras tanto, en el lavabo, se miraba en el espejo. Respiró profundamente varias veces, y después pensó en su sonrisa, y en lo simpática que había sido, y en lo cómoda que se sentía a su lado. No podía dejarla escapar, simplemente, no podía Salió del lavabo y se acercó hasta el grupo de amigas, se encontró con Esther de espaldas, e hizo un gesto de silencio a sus amigas para que no le avisaran de su presencia, sus amigas sonriendo, asintieron. Se acercó a ella, muy cerca de ella - Aún no te he contado que a mi se me da muy bien describir todo lo que veo (empezó a susurrar) mira, te hago una demostración (hizo una pausa) veo a un grupo de amigas, muy guapas todas, sonriendo felices, podría decir que están viendo todas algo que les produce esa felicidad (Esther sonrió) pero entre ellas, entre todas ellas, mis ojos destacan a una, que ahora mismo se encuentra de espaldas a mi, pero que antes me ha dejado pasmada con su belleza, que me ha hipnotizado con su sonrisa y me ha atrapado con lo poco de su personalidad que he tenido el placer de descubrir y... (hizo otra pausa) esto no lo veo, pero lo siento, y siento que quiero seguir conociéndote... Esther se quedó en silencio, si es verdad que se le escapó un suspiro, pero permaneció en silencio. Se giró poco a poco, hasta quedar frente a ella - No lo has hecho nada mal... (sonrió) - Puedo ser tu guía, y relatarte los preciosos días que vamos a pasar juntas, lo guapísimos que serán nuestros hijos, lo bien que habrán organizado nuestra boda, al mínimo detalle, ya te lo digo yo (sonrió) para eso soy muy tiquismiquis (confesó) y nuestra casa... ¡nuestra casa va a ser lo más de lo más!... (se acercó un poco a ella) y sobre mi... no hace falta que me veas, porque me vas a sentir... y vas a sentir que siempre voy a estar ahí, a tu lado, sólo tienes que alargar un poco la mano... Esther fue levantando la mano poco a poco, hasta que la tocó, y la sintió. Después Maca hizo que sus manos coincidieran, y las entrelazó - Te prometo, que no te voy a soltar nunca... Y sentir, sin ver, que estás ahí 3 - ¿Sabes? Me has sorprendido... (confesó Esther) una chica tan guapa, y tan sumamente dulce... - ¿Cómo sabes que soy guapa? (sonrió) - Tengo mis contactos, pequeña (se hizo la interesante) - Pues si te he sorprendido sólo con eso, no me quiero ni imaginar lo que pasará cuando te bese... - Yo tampoco me lo quiero imaginar (hizo una pausa) quiero sentirlo Maca la miró, volvió a admirarla, y el corazón volvió a latirle a mil por hora. Se acercó a ella, depositó la mano de Esther en uno de sus hombros, hizo lo mismo con la otra, y ella las puso en su cadera, atrayéndola hacia su cuerpo. Se acercó a su boca, las dos notaban la respiración de cada una en sus rostros, y rozó ligeramente sus labios, haciendo que se conocieran, que se familiarizaran con ellos, y poco a poco fue profundizando en el beso. Un beso que a ambas, les supo a gloria Y entonces me enamoré, me enamoré perdidamente de ella. Aunque desde entonces me he vuelto a enamorar muchas veces... me volví a enamorar cuando me manchó la nariz de helado, cuando supo que ya estaba a su lado sin saludarla, cuando discutió conmigo por el nombre de nuestra primera niña, cuando le dije aquel día que no me encontraba guapa, y ella me contestó que a su parecer, todos los días estaba preciosa. Y, sobre todo, me enamoré cuando la vi caminando hacia a mi, vestida de blanco, más espléndida que nunca, agarrada del brazo de su padre, y sonriéndome como nunca lo había hecho, con nuestros hijos detrás de ella, sujetando nuestras alianzas y toda nuestra familia ahí, con nosotras, emocionados Esther a lo largo de mi vida me ha enseñado a ver, a ver las cosas más allá de la mirada, a observar sin mirar, y a captar sin ver. Me ha enseñado a sentir. Y eso, a mi parecer, es lo más importante que una persona puede enseñarte. Y, cuando lo aprendí, bailamos, ya ves que si bailamos... FIN