Lucho sin rodeos
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Lucho sin rodeos
Lucho sin rodeos Ayer hace un año Por: Luis Eduardo Garzón CONTRARIANDO A RODRIGO RIVERA, el Presidente concedió despeje esta semana. Express, pues fue por horas, con límites a 20.000 pies de altura, pero despeje, al fin y al cabo. Contrario a lo que había dicho, aceptó garante internacional, cambiando la locuacidad de Chávez por la actitud discreta y bonachona de Lula. Por fin le encontró reemplazo a Luis Carlos Restrepo: el CICR. Y pudimos corroborar que las goticas homeopáticas presidenciales no funcionan a las once de la noche, pues es cuando al Presidente se le salta la cadena y toma decisiones de las cuales después le toca recular olímpicamente. Recordemos la histórica diatriba contra la Corte Suprema, llamando a elecciones pero con retroactividad. Además, peló el cobre cuando de celebrar la liberación de secuestrados se trata. Si es rescate militar se hace consejo comunitario hasta en el baño, pero si se trata de entregas unilaterales le gustaría que la celebración se realizara en El Cartucho. Eso sí, no desperdicia secuestrado cuando de cantar en todas las tonalidades se trata. Pero lo que más molesto lo debe tener es que a las acusaciones de tramposa contra Piedad Córdoba, ésta le respondió con sonrisas y uno que otro piropo a su gestión. Sin embargo, la Senadora la vio blanca por cuenta de algunos acompañantes que al ver cámaras de televisión reaccionan como si fuera un orgasmo. El peor atentado es quitarles el micrófono. Creo que el termostato de Daniel Samper, siempre con su sentido del humor y tranquilidad, debió ayudar para que se entendiera que si bien lo adjetivo era importante por lo que implicaba en riesgos, lo sustantivo era regresar sanos y salvos a los secuestrados. Pero no soy optimista con lo que viene. No creo que las Farc dejen de secuestrar. Tampoco que les interese renunciar al canje. Dejando a los militares de mayor antigüedad, y por ende de mayor rango, persistirán en él. No quiero ser aguafiestas, pero las declaraciones de Alfonso Cano muestran un lenguaje cada día más radical en la perspectiva de que se les reconozca el estatus de beligerancia. Les resbala que ayer hace un año se hubiera producido tal vez la mayor movilización popular de la historia, paradójicamente contra ellos que se autodenominan ejército del pueblo. Si en algo hay un cambio es en que se cansaron de secuestrar políticos, pues se dieron cuenta de que no producen la más mínima solidaridad, ni siquiera de sus colegas que ni se acuerdan de otorgarles aunque sea la condecoración al divino esfuerzo. Algo bueno queda del desprestigio de la política. Por ahora seguimos con más de lo mismo. Como dijo Alan Jara, Uribe es a las Farc lo que éstas son al Presidente. Ambos se necesitan. Hacen que existan las razones de su vigencia política. Agudizar las contradicciones, no importa si ello conduce a una matazón de colombianos sin límite alguno. Es una versión de Lenin y Turbay Ayala a la criolla. Y por eso es un imperativo promover una coalición que no dependa de la lógica de las Farc que lleva diez años poniendo presidente, pero que tampoco considere que el único problema que tenemos los colombianos es la guerrilla. El momento no es de consolidación de partidos ni de mesianismos. La coyuntura da para buscar que tarareemos Guantanamera sin distingo político, y excluyamos el Barcino y el Pero sigo siendo el rey de nuestra colección musical.