El cuerpo docente: salud, vigor y energía:
Transcripción
El cuerpo docente: salud, vigor y energía:
El cuerpo docente: salud, vigor y energía: Una mirada histórica sobre las prácticas que configuran el ejercicio del magisterio como asunto de mujeres' Marlene Sánchez Moncada María Solita Quijano Sampe La Sociedad Colombiana de Pedagogiaa mirada histórica que venimos desarr oll ando , cons tit uye en un pun to de vist a a partir del cual hemos busc ado explicar las condiciones que hicieron de la ed uc ac ió n de la in fa nc ia un as un to de mujeres. Este problema ha sido abordado fundamentalmente desde la dimensión sociológica, en cuanto a su carácter de semiprofe sió n det ermin ada por la con dic ión laboral y social de las mujeres. El enfoque con el cual adelantamos la indagación hizo visi bles algu nas de las cond icio nes de saber y poder que instit uyeron lo que hoy es un hecho evidente: la feminización del magisterio. Estas condicio nes son diac róni cas en tan to cada una tiene su propia periodi zación, y en su con jun to con sti tuy en alg uno s de lo s el em en to s fu nd am en ta le s pa ra la explicación de la feminización del magisterio y de la edu cación, a saber: la inten ción de moralizar y familiarizar a través de la escuela como parte de la función estratégica de la modernidad en Colombia y a tra vés de la mae str a com o suj eto reg ula do r en tr e lo s po de re s en co nf li ct o; la polít ica de escolarizar masiva mente niñas y jovenes en Colegios Privados o Casas de Edu cac ión , Col egi os de Rel igi osa s y Es cuelas oficiales de Niñas; la adaptación de un régimen especial para la formación de mae str as y el foment o de ens eña nza s en una profesion, dentro de la educación escolarizada. Según Saenz y sus colegas' , la escuela moder na se ten sa cua ndo int ent a equ ili bra r dos fun cio nes est rat égi cas den tro de las cuales fue inventada por la modernidad: Una fu nci ón glo bal iza nte qu e bu sc a ej er cer una gest ión sob re la pobl ación segú n los fines sociales que se ponen en juego en cada momento o período: moralizar, higienizar, disciplinar, examinar, rehabilitar, formar com por ta mie ntos ci vil es, capac ita r para el mercado laboral; y una función pa rt ic ul ar iz an te , qu e bu sc a pr od uc ir el gobi erno de sí en función de los tip os de sujeto o de individualidad que se busque formar: virtuoso, moral, dócil, silencioso, activo, piadoso, emulador, racional, alegre, cooperador, autónomo, crítico, etc. La articulación entre la función glob aliz ante y la func ión part icul ariz ante para el caso de la población de niñas y jóvenes, se dio a través del régimen disciplinario de la escuela del periodo en estudio, que sirvió para encauzar la naturaleza hu- mana de las niñas y con ello dar cumplimiento a los fines sociales, morales, políticos y económicos, en este caso, en r el ac i ón co n la fo r ma ci ón , o ta l ve z de bi er am os de ci r, fa br ic ac ió n de ni ña s probas, señoritas virtuosas e ilustradas, co mpe te nt es ama s de ca sa y mad re s de familia, verdaderos pilares morales de la sociedad. Durante el siglo XIX se especifican fines sociales para la mujer: moralizar y familiarizar y en las primeras décadas del XX higie nizar ; la educa ción de la mujer junto con la instrucción pública fueron las princip ale s est rat egi as par a eje rce r gob ier no sobre esta población y garantizar el cumpli miento de tales fines. La educación de la mujer es una preocupación que data de finales del siglo XVIII y se institucionaliza en diversidad de formas y escenarios: conventos, escuelas, familia, esc uel as dom ini cal es de las par roq uia s, retiros espirituales, las tertulias, la prensa femenina, congregaciones de caridad, confesores y padrinos morales. Formar la mujer para cumplir su función social de madr e y esposa es educ arl a; en el lo par ece dar se un "acue rd o" ent re la Iglesia y el Estado, que estuvieron en perma ne nt e te ns ió n du ra nt e to do el si gl o XIX. Esto hace pasar casi desapercibido 2n los estudios históricos lo relativo a la escolarización de las niñas; educar :ri sti anam ente a la muje r para mora liza r .a soci edad es lo que "aco ntec e" dura nte :asi todo el siglo XIX. Paralelamente, existen discursos y prácticas sociales que agen:ia n el est ablecimien to de "fa mili as" ; en Bsto s disc urso s tamb ién conf luye n tant o a Iglesia como el Estado. Sáenz y sus coeg as de mu es tr an qu e el "c or az ón de l niño" es objeto de disputa entre estos dos poderes, mientras que, según hemos encon tr ado , el "cor azó n de la ni ña" no es objeto de disputa; lo que ocurre mas bien el estab leci mient o de una alian za entr e stos poderes para disputarlo a la imaginación, a las pasiones, la ensoñación, :ar act erí sti cas "pr opi as" de la muj er durante esta época. En el ámbit o de la educación de la mujer >e articulan varios saberes desde finales del sigl o XVII I y durante todo el sigl o XIX: ma concepción cristiana de la mujer, concepc ion es sob re la "na tur ale za de la muer" y los sab ere s "pr opi os del sex o". A p artir de la década de 1870, junto con los Anteriores, circulan además las diferencia:i on es en tr e el ho mb re y la mu je r qu e establece la pedagogía oficial que se enseñó en Colo mbia desde 188 8, apoy ada en una antropología neoescolástica3 . La scolarización de niñas y jóvenes desde finales del siglo XVIII hasta la década de 187 0 se dio pri nci pal men te en los col egios privados y en los colegios regentados por religiosas y a partir de esta década, scol ariza r a las niñas pobres comie nza a ser una estra tegia promovida e impuls ada por el Es ta do cu an do se as um e co mo Es ta do Do ce nt e, y en es te pr oc es o se p roduce una doble diferenciación: no sólo niñas, sino niñas pobres. Moralizar y famiiarizar no será exclusivo de las niñas prov nientes de las Al tiempo que se masificaba la es co la ri za ci ón de ni ña s po br es co mo parte de los propósitos que impulsó la Ref o r ma In s t r u c c i o n i s t a d e s d e 1 8 7 0 , emer gen las maes tra s públ icas for mada s en las recién fundadas Escuelas Normales pa ra Se ño ri ta s; ya la ed uc ac ió n de la s niñas no será exclusividad de las Señoras virtuosas e instruidas que regentaron los co le gios pr iv ad os de sd e pr in ci pi os de l siglo XIX ni las monjas maestras, particularmente de la Enseñan za, educadoras desde finales del siglo XVIII. La emergencia de este nuevo sujeto en la educación, la maestra, requiere de la tr an sf or ma ci ón qu e de be oc ur ri r en el alm a y muy esp eci alm ent e en el cue rpo del indi vidu o muje r: se trat a de cons trui r una nueva experienci a de sí, de modifi car las relac iones de ella consigo misma ; así, la función particularizante promueve un cambio de concepción sobre el cuerpo femenino al tiempo que se considera que algunas de las características del alma femenina deben ser redireccionadas principalmente desde la educación. Oc ur re as í un sú bi to gi ro en cu an to al concepto tradicional propio del siglo XIX sobre "el cuerpo femenino eternamente e nf er mo " , e n t an t o qu e l as " bu e na s ma e s t r a s " d e b e n p o s e e r u n c u e r p o fuer te.En el esquema sobre las facultad es que conf orman la naturale za del hombre, qu e Re st re po M ej ía ad op ta de sd e la antro pologí a neoescolástica para elabor ar su modelo pedagó gico -una modali dad de la Peda gogí a católi ca-, las dif erenciacio nes que se establecen entre el hombre y la mu je r co rr es po nd en a la ma ne ra co mo op er a la fu nc ió n pa rt ic ul ar izan te de la escuela moderna: lo relacionado con ella si em pr e te nd rá qu e le er se de sd e es a diferencia que impone el sexo, pues esta dife renc ia fija el modo como se disp onen las facultades en las mujeres y que las "naturaliza" como femeninas. Así mismo, se establecen sus particulares "umbrales de educabilidad" de acuerdo con los fines que se imponen a su educación. En el entramado que se teje entre los fines de la educación de la mujer, el saber pedagógico y los saberes sobre la "naturaleza feme nina" -el mism o des de dond e se ges ti ona la mor ali zac ión y la fam ili ari zac ión ocurre la formación de maestras en las instituciones escolares4. La formación de maestras en este tipo de instituciones articula las dos funciones estratégicas de la escuela moderna antes enunciadas y es otra de las condiciones que exp lic an el deveni r del mag ist eri o com o asunto de mujeres. Algunos saberes que co nf orm an el sa ber pe dag ógi co dura nte este periodo, aluden ocasionalmente a la con veni enci a de que sea n las muje res las que se enca rgue n de la educ ació n elemen tal, mas no es una condición forzosa, a menos que se tra tas e de la edu cac ión de las niñas en las escuelas públicas. Aunque el modelo pedagó gico vigente y los método s de en se ña nz a pr op ue st os no pl an te ar on co mo exi gen cia la pre sen cia de una mu jer , much as de ell as ocu pan en Bogo tá, a pa rt ir de 18 80 , un lu ga r qu e an te s er a net ame nte mas cul ino : las esc uel as púb li cas de var one s (ni ños que no pas ara n de los 12 años, rezaba la legislación). Las ocasionales alusiones a la conveniencia de que sean las muje res las que se enca rguen de la educa ción elemen tal cobra n fuerza y en la práctica se convierten en la regla. ¿Por qué se apropian de este lugar? ¿Por qué son pue sta s all í? Exi st en al gun as con di cio nes de tip o soc ial que pue den res pon der en par te est os int err oga nte s y que se hace necesario considerar . A pesar de que se formaron en igual número hombres y mujer es en las Escue las Normal es a parti r de 1872 y que en términos de salar io reci bían la misma remuneración, para los hombres cabeza de familia tal estip endio pudo ser insuficiente para su manutención y provocar la migración a otros oficios. La piedra de toque sería, pues, la de "enervar" los ánimos de los hombres quienes dirigirían sus búsquedas laborales hacia otros espacios y de esta magisterio. forma, abandonarían Con frecuencia, el Para los hombres cabe- los ministros en sus informes za de familia tal estipen- se qu ej ab an de qu e lo s dio pudo ser insu ficie n- maestros más preparados te par a su man ute nci ón abandonaban la enseñanza e n cu a nt o e nc o nt r a ba n y provo car la migra ción algo mejor que hacer. a otros oficios. Otr o fenómen o que mer e ce cons ideración se ref ier e a la apar ici ón en el escenario social de una clase de niñas que no se ubi cab an, ni en la cla se de las niñas pobres ni en la clase de las niña s del bello sexo; se trataba de las niñas de clase media, que después de recibir formación en la Escuela Normal se hacen visibles no sólo en el escenario socia l, sino parti cularmen te en el esc ena ri o la bor al . No que remos decir con ello que todas las alumnas de la Escu ela Nor mal pertenecí an a est a cla se, pues los indi cios parecen indi car que asis tían niñas de toda procedencia; queremos destacar mas bien, que es en el escenario laboral, específicamente en el magisterio, donde aparecen a "la vista". La presencia mayoritaria de mujeres en el magisterio desde 1880 en Bogotá, no constituye en sí mismo una explicación de la "fe mini zaci ón del magi ste rio "; jun to con est a pre sen cia mayo rit ari ame nte fem eni na encontramos las condiciones antes enu nci ada s. ¿Po r qué es est rat égi co que las mujeres vayan ocupando un lugar que antes era exclusivamente masculino? Princi pal men te po rq ue el mae st ro muj er, la maestra, va a actuar a la manera de una res ist enc ia: es el suj eto que per mite con ciliar los propósitos de la escuela con la familia, negociar las aspiraciones de los poderes en pugna, la maestra es la posibilidad de regular y hacer más flexible las tensiones que existen entre sí. Las mujeres traen consigo los "saberes propios de su sexo"; desde finales del siglo XIX la enseñan za se con vert irá lentame nte en el lugar del saber propio de las mujeres. Durante las primeras décadas del siglo XX, la enseñanza como un saber propio de las mu je re s em pi ez a a en co nt ra r mu ch os aliados, principalmente en las ciencias modernas: la psicología, la sociología, la biologí a. Hoy día, nu evos sab eres se art i c u l a n a l s a b e r p e d a g ó g i c o , y l a femini zación del magiste rio persiste como un fenómeno de larga duración.