La práctica de la escultura de Ramon Vinyes viene constituyendo
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La práctica de la escultura de Ramon Vinyes viene constituyendo
La práctica de la escultura de Ramon Vinyes viene constituyendo estos últimos años una singular poética que mezcla lo constructivo con sus orígenes en la estética del op-art, creando una serie de obras como cuerpos platónicos, como módulos donde representación y presencia real se modulan en la interpenetración. Vinyes consigue el dominio de experiencias claramente diferenciadoras, la bidimensionalidad del plano pictórico (en la que siempre ha sido un maestro) y la tridimensionalidad del volumen escultórico. Este virtuosismo de pensamiento visual -de manejo de la geometría y de sus reglas- permite a Vinyes jugar en los domimios del pensamiento espacial puro, en los valores ocultos de la realidad más allá de las apariencias. Vinyes utiliza tanto la organización espacial (la permutación y combinatoria de los espacios interiores) como el conocimiento de las reglas de la percepción (sus sistemas de profundidad, los efectos de rotación y variación) para construir una obra con estricto rigor que se constituye o se presenta como un cuerpo compacto. Hay en su obra no obstante un ascetismo, propio de todos los geómetras, no sólo en el sentido de prescindir de todo lo superfluo sino también en la manera de presentarse despojado de cualquier ornamentación. Todas sus piezas, realizadas con un perfecto diseño, que por otra parte ha caracterizado su paralela labor profesional como diseñador, profundizan en el carácter metafísico del concepto espacio en escultura, tanto en la experiencia tipográfica y volumétrica (en sus ingredientes de masa y de vacío) como en la sensación de ritmo y de movimiento (en aquellas posibilidades ópticas de sugerir ilusiones espaciales). Los elementos modulares, las formas resultantes de sus desarrollos, de sus articulaciones, componen una imagen en desarrollo que a la vez es una poética de la esencialidad . No es un arte ilusionístico, que entrampa sino un arte que requiere una cognición activa, como la requiere -en el comienzo de lo que entendemos por Renacimiento- la arquitectura de Filippo Brunelleschi basada en la perspectiva central, una forma de construir y de entender y de mirar al mundo. Los aspectos ópticos, su maestría en el dominio de la representación, tanto virtual como real, hacen que Vinyes pase de una experiencia de diseño y de ornamentación a una experiencia escultórica, donde sus cuerpos no aparecen en el papel sino en las tres dimensiones. Hay en sus piezas una memoria figurativa (números, letras, etc.) pero en sentido estricto no hay representación sino una particular visión de la condición arquitectónica que todo objeto conlleva en su corazón. Los trabajos de Vinyes buscan lo escultural del espacio arquitectónico, sea en el desarrollo de un número o de un alfabeto o de una matriz. Su técnica de representación es meticulosa y depurada hasta lo anónimo (ya que cualquier huella de la personalidad, del gesto o del estilo, perturbaría la ilusión) para lograr así la identidad con el referente, su presencia no engañosa sino múltiple, ante el espectador, que se entrega a un dominio cifrado , a la magia del espacio interior, y a la indeleble huella del placer estético. Maneje un material u otro, la madera o el acero, realiza una obra que se autorefleja o se automanifiesta en muchas direcciones: en la escultórica, en la arquitectónica, en la de su ritmo musical, en la historico-artística, y en la habitable, pues Vinyes quisiera hacer esculturas que sean tránsitos . Siguiendo el dictado de su enorme intuición espacial crea estructuras que parecen habitables, edifica piezas como Sólidos numéricos, Partición de Vacíos, Arithmosferas, etc. que tienen la atmósfera del secreto, del número de oro, pero que a la vez son una pulsación visual, que de nuevo se reencuentran con sus piezas de 1968-70 como mandalas, estados de ensimismamiento. La actual obra de Vinyes, sintetizando su pasado en la experiencia cinética y en la esencialidad del mínimal, precipita en su alquimia una obra diferente, que nos atrapa en el dinamismo interno de toda materialización bien concebida y bien realizada. Vinyes juega en los dominios del pensamiento puro espacial, en los valores ocultos de la realidad más allá de las apariencias. Subyace así en su obra la matemática más ligada a la lógica simbólica que como un claro en el bosque significa un reencuentro con la realidad, con el espacio absoluto, que por ello se manifiesta como poesía visual . © Kosme de Barañano · mayo 2007