Tarde revuelta. Calor, viento, nubes... primavera. Hoy terminé pronto

Transcripción

Tarde revuelta. Calor, viento, nubes... primavera. Hoy terminé pronto
Tarde revuelta. Calor, viento, nubes... primavera. Hoy terminé pronto y no
tengo ganas de llegar a casa.
Me siento en un parque, ni muy lejos ni muy cerca: lo suficiente para observar
como juegan los niños sin estar en medio. Solo observar.
“¿Qué clase de madre sería yo?” –estaba pensando.
“¿Sería una pesada, constantemente pendiente de los niños? ¿Sería severa?
¿O demasiado blanda? ¿Sería una madre moderna? ¿O una maruja? Sería...
Cualquiera de ellos podría ser, pero no es.
La mayoría no están con sus madres: abuelas, niñeras, vecinas, hermanas...
Algunos papás. ¿Será verdad que ligan más con niños? Los más pequeñiñes sí
parecen estar con sus mamás.
Tan triste debía ser mi mirada.
Niños, padres, cuidadores y ancianos. Eso es lo que hay en el parque. Y yo:
pensando que clase de madre sería si lo fuese.
Entonces se acerca. Es diferente, es especial. Lo noto en su mirada de niño
que ya volvió de todos los viajes.
Un poco detrás camina su esposa, porque debe de ser su esposa, al lado de un
muchacho extranjero que empuja su silla de ruedas.
Tan triste debía ser mi rostro, que lo ha notado. Sus ojos brillan, diciendo:
¡Vive! ¡Mírame a mí como todavía vivo!
Y sin que nadie más se haya dado cuenta, cuando estaban girando por la rotonda,
me ha lanzado el beso más bonito que recuerdo de un desconocido.
¿Tan triste estaba?