XXVI Encuentro de diáconos y esposas de las diócesis españolas

Transcripción

XXVI Encuentro de diáconos y esposas de las diócesis españolas
XXVI Encuentro de diáconos y esposas de las diócesis españolas
Lic. Montserrat Martínez D.
Referente Arquidiocesana del CIDAL en Barcelona
Barcelona, España, 4 de enero de 2012
[email protected]
Se ha celebrado, en la Casa Diocesana de Espiritualidad “Beato Manuel
González”, de Málaga, del 3 al 6 de diciembre de 2011, el XXVI Encuentro de diáconos
de las diócesis españolas. Ha sido organizado por la Comisión Episcopal del Clero, de
la Conferencia Episcopal Española, y presidido por el obispo de Tenerife, Mons.
Bernardo Álvarez, Presidente del Comité para el Diaconado Permanente de la
Conferencia Episcopal Española. También ha contado con la presencia de Mons. Jesús
Catalán, obispo de Málaga. Los asistentes al Encuentro han sido 110, entre diáconos
permanentes, esposas y presbíteros. El tema del Encuentro ha sido “Liturgia y piedad
religiosa”.
En el Encuentro ha habido momentos de formación, de plegaria y de
convivencia fraterna. Los responsables de la formación han sido don Bernardo, y el
presbítero de Valladolid, Rdo. D. Aurelio García Macías, Doctor en Liturgia por el
Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo de Roma.
El señor obispo don Bernardo expuso su conferencia “El diácono, oyente de la
Palabra”, en continuidad con las que pronunció los dos años anteriores, a partir de la
Exhortación apostólica “Verbum Domini”. Se ha de tener en cuenta que un elemento
que distingue la espiritualidad diaconal es la Palabra de Dios, que el diácono está
llamado a anunciar, creyendo lo que proclama, enseñando lo que cree y viviendo lo que
enseña. Antes de ser transmisor de la Palabra, el diácono ha de ser oyente de la Palabra,
ha de estar en su interior, alimentarse de ella y obedecerla, es decir, tener el corazón
dispuesto a poner en práctica lo que Dios le dice. Al leer la Palabra de Dios, el diácono
se ha de preguntar: ¿Qué dice Dios en las lecturas? ¿ Qué me dice a mí? Qué le digo yo
a la gente? Cuanto más se acerca el diácono a la Palabra y la escucha interiormente, más
sentirá el deseo de comunicarla a los hermanos. La Palabra de Dios transforma el
corazón y su anuncio deviene el anuncio de la voluntad de Dios en nuestras vidas. La
atención amorosa a la figura de María, que en el Magnificat se identifica con la Palabra
de Dios nos ayuda a tener una actitud de escucha orante y de compromiso en el anuncio
y la misión.
Don Aurelio pronunció dos ponencias sobre “Liturgia y piedad popular” y “La
participación en la liturgia y cómo educar a los fieles que en ella participen”. En la
primera parte de la primera ponencia va distinguió los conceptos “piedad popular”,
“religiosidad popular” y “liturgia”. A menudo vemos el calificativo ´”popular” como
peyorativo, como opuesto a “clerical”, cuando hemos de recordar que “popular”
significa “propio del pueblo, en este caso, del Pueblo de Dios. Las manifestaciones de
piedad popular son prácticas cultuales, aceptadas por la Iglesia, no litúrgicas, aunque, a
veces, han surgido como manifestaciones de piedad popular y después han entrado a
formar parte de la liturgia. La liturgia es Misterio, celebración y vida: La Iglesia revive
y celebra el Misterio del Cristo resucitado, es decir, actualiza, mediante el Espíritu, la
acción salvadora de Dios por Jesucristo. Lo que celebramos, lo hemos de vivir; las
acciones litúrgicas son necesarias para vivir el Misterio.
Hemos de valorar la primacía de la liturgia, que es anámnesis (memorial),
mientras que la piedad popular es mímesis (imitación); en la liturgia predomina la
acción de Dios y en la piedad popular, la acción del hombre, pero siempre se manifiesta
el diálogo entre Dios y el hombre y hemos de procurar que haya una armonización entre
liturgia y piedad popular.
Después de la primera ponencia, se formaron grupos, en los que se comentó
ésta y se formularon preguntas para hacer posteriormente al ponente; a continuación
tuvo lugar un diálogo muy enriquecedor.
Por la tarde tuvo lugar la segunda ponencia de don Aurelio, “La participación en
la liturgia y cómo educar a los fieles que en ella participen”. La “participación” es la
palabra clave en este tema: por el Bautismo todos los cristianos somos sacerdotes y a
todos corresponde la tarea santificadora, cada cual según su propio carisma y
ministerio; a los clérigos, ministros ordenados al servicio de la Iglesia les corresponde
especialmente la tarea de educar a los fieles para que participen lo mejor posible en la
liturgia. Participar es mucho más que intervenir; supone tomar parte responsable y
comprometidamente, implicarse vitalmente. La participación en la liturgia ha de ser
plena y consciente, personal y comunitaria. En la liturgia se participa con humildad, con
sentimiento y fe, para manifestar la alabanza a Dios, el diálogo de respuesta agradecida
al amor de Dios. Hoy es necesaria una iniciación cristiana en la fe de nuestros
hermanos, muchas veces alejados de la Iglesia o ignorantes de la doctrina y la vida de
la fe; también nosotros hemos de perseverar en acceder a una formación litúrgica
permanente. Es preciso, también, una constante vida espiritual para podernos acercar a
la fuente de santificación que nos da Dios per medio de las acciones litúrgicas.
A última hora de la tarde, se dieron diversas informaciones sobre el diaconado,
tanto a nivel nacional como internacional. En el ámbito internacional hubo
informaciones de las actividades del Centro Internacional del Diaconado y, por parte del
diácono italiano Enzo Petrolino, Presidente de la Comunità del Diaconato in Italia,
informó sobre la situación del diaconado en Italia, que es actualmente el que cuenta con
un mayor número de diáconos en Europa, casi 3.700. Es muy enriquecedor conocer la
situación del diaconado más allá de nuestros propios ámbitos diocesanos.
Cada día, nuestro trabajo ha estado iluminado por la plegaria: el rezo de Laudes,
Vísperas y la Celebración de la Eucaristía han sido momentos de dar gracias a Dios por
la reflexión y la convivencia.
No podemos olvidar el aspecto lúdico del Encuentro. Hemos podido pasear por
Málaga por la noche, y hemos visitado la ciudad de Ronda, espectacularmente hermosa.
También hemos podido disfrutar con la actuación folklórica de un grupo de cante
flamenco.
Hemos de reconocer la gran riqueza que suponen estos encuentros a nivel de
relación humana. Con algunos de los asistentes nos unen lazos de amistad que hemos
ido tejiendo durante muchos años; con otros la relación es más reciente o nueva; la
presencia de diáconos recién ordenados, con sus esposas, y de algún joven candidato al
diaconado, es signo de esperanza en la Iglesia y motivo de alegría.
El Consejo asesor del Comité para el diaconado y el señor obispo ya han fijado
el próximo Encuentro de los diáconos y esposas de las diócesis españolas para los días
11 a 14 de octubre de 2012, en El Escorial.
Por todo esto, un año más, damos gracias a Dios.

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