La Práctica de la Meditación

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La Práctica de la Meditación
La Práctica de la Meditación
La primera práctica organizada de meditación judía la encontramos en la colección de
manuales del siglo VI antes de nuestra era denominados Ma´ase Merkaba (literalmente:
Relatos-Especulaciones Obras del Carro). La meta de quienes se iniciaban en ella, era
experimentar la realidad divina por medio de la concentración en una serie de imágenes
que, a manera de Mándalas, mostraban los palacios (hekhalot) celestes que conducían hasta
el Trono de D”s.
El famoso Rabí Akiva constituyo un modelo para todos aquellos que estuvieran dispuestos
a recorrer este sendero.
Se afirma que él y tres compatriotas suyos “penetraron en el jardín”, es decir practicaron
esta forma eminentemente concentrada de meditación, desgraciadamente los resultados no
fueron muy satisfactorios, con excepción de Rabí Akiva. Uno de los Rabinos murió del
esfuerzo; otro se volvió loco; y el tercero apostato de la fe.
Como lo explican posteriormente todos los maestros del camino del Carro (Merkabah), hay
que tener en cuenta la lección, que debemos seguir el ejemplo de Rabí Akiva y no separar
la búsqueda espiritual, de las actividades diarias. Puesto que Akiva alcanzo el éxito en la
meditación, es porque fue capaz de ir y venir, armonizando la espiritualidad y la vida
cotidiana.
Al contrario de los seguidores del sistema de Rabí Akiva, cuyas visualizaciones provocaban
estados alterados de conciencia con la idea de experimentar las visiones de Ezequiel, los
místicos que seguían el sistema agónico en el viaje a través de las esferas celestes, más bien
lo hacían a través del sistema de expandir la conciencia individual de la conciencia
espiritual.
Los místicos que vivieron entre el siglo III y XI de nuestra era practicaron la forma de
meditación que se describe en el manual llamado Si’ur Coma (El cuerpo de D”s). Sus
relatos impresionantes y fantásticos, típico del medio Oriente, traza los innumerables
caminos y senderos que conducen al descubrimiento de lo Divino en los mundos creados de
D”s. En una serie de manuales agrupados conocido como el Ma´ase Bere´sit (Relatos-o
hechos de la Creación) de los cuales el más famoso es el Séfer Yetzirah (Libro de la
Formación) el proceso dinámico y permanente que combina la “nada” o “vació “de lo
absoluto con la actividad incesante del mundo relativo se introduce por medio de las 22
letras de el Alephato hebreo y las diez sefirot, mundos dentro de otros mundos que forma el
Árbol de la Vida OTZ CHIIM Myyc xi
Al Séfer Yetzirah se le atribuye el origen de varias ramas posteriores de la kabbalah, en
especial las que utilizan las permutaciones de las letras del Alephato hebreo y las Sefirot
como sistema de contemplación.
Fusionando permutaciones del Alephato hebreo y el mándala de los diez Sefirot, los
primitivos Kabbalistas de la Palestina condensaron en una, las dos técnicas distintas de
meditación.
En la obra el Bahir (brillo) los kabbalistas Franceses del siglo XII agregaron a todo esto
diversas meditaciones sobre Tetragrámaton (las cuatro letras hebreas del nombre de Dios
hvhy
YHVH (
) Yod, Hed, Vav, Hed, con inclusión de colores, formas, ejercicios de
respiración y posturas corporales (asanas) De esta manera nació la Kabbalah moderna.
En el año 1280, el Kabbalista Moisés de León reunió dos mundos el antiguo y el moderno
en una obra conocida como el Zohar (Libro del Esplendor) un antiguo tratado en Arameo
(antigua escritura cuadrada) inspirado conscientemente en los escritos de un Kabbalista del
siglo II de nuestra era cuyo nombre era Rabi Simón bar Yojay, sucesor del ilustre Rabi
Akiva. El mismo libro del Zohar es el resultado de la experiencia mística de Moisés de
León, basada en una amplia serie de meditaciones sobre el Nombre Inefable de D”s. El
libro de hecho es un complejo manual de meditación que describe los elevados estados de
conciencia que alcanzan quienes, bajo la adecuada guía de un maestro competente “han
subido “el Sephirotico Árbol de la Vida.

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