Daniel Pontón Cevallos Fredy Rivera Vélez

Transcripción

Daniel Pontón Cevallos Fredy Rivera Vélez
Daniel Pontón Cevallos
Fredy Rivera Vélez
Secretaría de
Seguridad y
Gobernabilidad
AUGUSTO BARRERA GUARDERAS
Alcalde del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito
LOURDES RODRÍGUEZ J.
Secretaria de Seguridad y Gobernabilidad (MDMQ)
ALEJANDRO VIZUETE G.
Director del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (MDMQ)
Autores:
Daniel Pontón Cevallos
Fredy Rivera Vélez
ISBN: 9978-970-99
Coordinación editorial: Silvana E. Cárate T.
Cuidado de la edición: Gilda Guerrero S.
Diseño de portadas e interiores: César Loaiza M.
Impresión: Imprenta Municipal
Quito, Ecuador
Octubre 2013
Primera edición
Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC)
Venezuela entre Chile y Espejo, Palacio Municipal, Segundo Piso
Teléfono: (593) 3952 300 ext 17413
Quito-Ecuador
Email: [email protected]
Sitio web: omsc.quito.gob.ec
Contenido
Preámbulo
7
Prólogo
9
Introducción
13
- Aspectos Metodológicos
16
- Apuntes teórico-metodológico
19
- Aportes conceptuales. Narcotráfico y microtráfico
20
- Narcotráfico y economía política
25
- La nueva dinámica económica del narcotráfico
26
- Del narcotráfico al narcomenudeo
28
- Ciudad, criminalidad y microtráfico
32
Narcotráfico en Ecuador y en Quito
35
- La economía política del narcotráfico en Ecuador
35
- Los efectos de la política antidrogas en Ecuador
37
- Análisis situacional del narcotráfico y microtráfico en Ecuador 2000-2011
41
- Análisis situacional del narcotráfico y microtráfico en Quito 2000-2011
47
- El consumo de drogas en Ecuador
50
- El consumo de drogas en Quito
56
- Demanda de droga y usuarios a nivel nacional
59
Mirada antropo-etnográfica al microtráfico y
delincuencia organizada en Quito
63
- Caracterización geográfica, demográfica y socioeconómica
63
- De la cadena mayorista intermediaria a la minorista
64
- Una explicación general a la dinámica geoestratégica del microtráfico en Quito
65
- Cuatro barrios problemáticos de venta de drogas en Quito
68
- Breve explicación del abordaje metodológico etnográfico
69
- Centro Histórico
73
- La Michelena
77
-Carapungo
82
- La Mariscal
86
- Tráfico de drogas e ilegalidades conexas: Hacia una tipología
91
- Drogas y vínculos ilegales
97
Conclusiones
101
Bibliografía
105
Presentación
Una de las principales preocupaciones de la ciudadanía quiteña es la inseguridad. Por ello,
esta Alcaldía ha trabajado intensamente, en coordinación con las instancias competentes en
esta problemática, especialmente el Ministerio del Interior y la Policía Nacional, en acciones
para mitigar esta grave situación. Las diversas manifestaciones de violencia y delincuencia
han sido contrarrestadas con trabajo sostenido y coordinado de las diferentes instituciones
del gobierno central, sistema judicial, sistema legislativo y sobre todo con la participación de
la ciudadanía; así lo demuestran la constante reducción de los indicadores de seguridad, que
se pueden observar en los informes periódicos que realiza el Observatorio Metropolitano de
Seguridad Ciudadana. Ello reafirma nuestra convicción de mantener y fortalecer el trabajo por
la convivencia y la paz en la ciudad.
En relación con nuestras competencias, hemos hecho una importante labor de organización
ciudadana, creando y capacitando miles de Comités de Seguridad, los cuales trabajan en
sus barrios y con las distintas instancias ejecutando planes de seguridad ciudadana. Hemos
construido puntos seguros para la sana convivencia ciudadana, de acuerdo con uno de nuestros
ejes de trabajo de promover los espacios públicos para disfrute de la comunidad. Además,
el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana, que forma parte de la Secretaría de
Seguridad y Gobernabilidad, constituye una institución pionera y que ha marcado hitos en la
sistematización y presentación de cifras confiables, veraces sobre la inseguridad en el Distrito.
Esta Alcaldía ha fortalecido la labor del Observatorio Metropolitano de Seguridad
Ciudadana promoviendo la cualificación de los indicadores, su oportuna y libre difusión y
además, ha generado procesos de análisis y profundización de las cifras de la inseguridad. Ello
con la finalidad de que estos indicadores y análisis se constituyan en instrumentos para la
definición de las políticas y acciones que las distintas entidades llevan adelante en este ámbito.
Un ejemplo de ello es el estudio que ahora presentamos que aborda una de las problemáticas
que se han evidenciado en el Distrito: la circulación de drogas ilícitas y las dinámicas delictuales
que ello conlleva. El estudio, Microtráfico y Criminalidad en Quito, analiza la problemática
del tráfico de drogas al menudeo dentro del Distrito Metropolitano de Quito.
Entregamos esta investigación para que las instituciones y ciudadanía en general tengan
una visión objetiva de este tipo de delito y especialmente para fortalecer el significativo trabajo
que las instancias competentes vienen realizando sobre esta problemática y aportar en el
establecimiento de planes estratégicos e integrales que mejoren las condiciones de vida de la
ciudadanía. Seguimos construyendo un Quito Seguro.
Alcaldía Metropolitana de Quito.
Preámbulo
Este texto se fundamenta en la Consultoría Microtráfico y Criminalidad en Quito realizada
por los autores y el equipo de investigación de apoyo conformado por Diego Cando, Silvia
Corella y Omar Suárez en el primer semestre de 2012 para el Observatorio de Seguridad
Ciudadana (OMSC), del Distrito Metropolitano de Quito. Las opiniones vertidas en este
documento son responsabilidad de los autores y no representan obligatoriamente a las ideas
del OMSC.
La información cuantitativa y cualitativa concerniente al tema de criminalidad o
delincuencia organizada corresponden al año de realización del texto de la consultoría base.
Hay que considerar que los lugares, sitios, territorios, espacialidad, dinámicas de actores sociales,
sujetos e instituciones públicas y privadas pueden haberse transformado en estos últimos meses
debido a la dinámica compleja y escenarios mutantes que conlleva la dinámica del microtráfico
en la ciudad. La edición de este texto ha actualizado algunos puntos y fuentes al respecto.
De igual forma, este estudio fue desarrollado con el propósito de brindar aportes o insumos
para el proceso de toma de decisiones en políticas públicas de seguridad en el DMQ. Actualmente
existe toda una metodología de intervención del Municipio de Quito y la Policía Nacional para
prevenir, frenar y controlar el expendio de drogas en la ciudad. No obstante, los mecanismos
diseñados en determinado momento pueden quedar limitados ante la capacidad y sobre todo
velocidad de transformación de las lógicas delincuenciales que operan en las distintas zonas
de la urbe. Definitivamente, la articulación de varias disciplinas científicas y metodologías
novedosas de análisis contribuyen al establecimiento de políticas preventivas y de inteligencia
para comprender de mejor forma la incidencia del microtráfico actual en la ciudad capital.
El texto fue editado por el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana con el
cuidado de edición de Gilda Guerrero Salgado.
7
Prólogo
Por: Santiago Basabe1
Durante las últimas décadas, uno de los temas de estudio que genera mayor interés en
las distintas disciplinas de las Ciencias Sociales es el narcotráfico. Dada la complejidad del
fenómeno citado, son varias las perspectivas de análisis asumidas y como consecuencia, los
enfoques metodológicos y teóricos utilizados. Más allá del tratamiento dado a los datos obtenidos
y a las inferencias alcanzadas, el narcotráfico sigue siendo un campo de investigación fértil.
Paradójicamente, los puntos de encuentro aún son discutibles y las tensiones se mantienen. Lo
dicho, lejos de constituir un elemento negativo, da cuenta de la necesidad de seguir ampliando
las agendas de investigación alrededor de dicho tema.
Metodológicamente, el narcotráfico ha sido estudiado bien como variable independiente
o factor explicativo de otros fenómenos políticos, económicos o sociales, o bien como variable
dependiente -o de tratamiento-, en cuyo caso el análisis se ha centrado en la identificación de
los vínculos causales que dan cuenta de su surgimiento o sedimentación. Desde otro enfoque, el
narcotráfico ha sido considerado como objeto de análisis de los estudios sobre políticas públicas
relacionadas con las distintas dimensiones de la seguridad. Adicionalmente, los estudios sobre
narcotráfico se han concentrado en la descripción de las distintas dimensiones que componen
dicho fenómeno, aunque dando prioridad a los eslabones más visibles: la producción y la
comercialización a gran escala.
En el primer grupo de trabajos se evidencia cómo el narcotráfico utiliza sus recursos
materiales para orientar el destino de las políticas públicas o el comportamiento de los actores
políticos. La relación de la política con el narcotráfico y sus imbricaciones se encuentran dentro
de este segmento de investigaciones sociales, esencialmente enfocadas a los métodos cualitativos.
En el plano económico, la influencia de los ingresos provenientes del narcotráfico sobre las
cuentas fiscales y, en general, sobre la economía de los países, ha sido parte esencial de la agenda
de investigación de la economía política y de los trabajos sobre economía fiscal. Aunque en
este conjunto de investigaciones se observa cierta inclinación hacia los análisis cuantitativos,
las dificultades para la obtención de datos fiables impiden llegar a conclusiones más generales.
En la misma línea, el narcotráfico ha sido considerado como una variable decisiva para
la producción de fenómenos sociales de diferente alcance y connotación. Los estudios sobre
corrupción, por ejemplo, consideran al narcotráfico como un factor influyente en la variación
de los niveles de impunidad en los países. Dentro de los estudios sobre rendimientos judiciales,
el narcotráfico ha sido identificado también como una variable interviniente en la producción
de decisiones judiciales orientadas por intereses específicos de los litigantes y que van en
contraposición a los textos legales. Finalmente, un gran espacio de discusión académica es el que
relaciona al narcotráfico con variaciones en las relaciones laborales, familiares o en la naturaleza
de los vínculos sociales.
1. Profesor Investigador del Departamento de Estudios Políticos de FLACSO Sede Ecuador. Correspondencia dirigirla a:
[email protected]. Las opiniones del autor son de su autoría y responsabilidad y no reflejan necesariamente la visión del
Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana.
9
Considerado como variable dependiente, el narcotráfico ha sido explicado como resultado
de los altos niveles de adicción generados principalmente en los países desarrollados -aunque
esta relación causal no escapa a un posible problema metodológico de endogeneidad-. En este
marco, la discusión planteada tanto en trabajos académicos como en la opinión de los sectores
gubernamentales interesados ha circulado en torno a las salidas frente a la profundización del
narcotráfico.
Una tendencia, mayoritaria a la fecha, plantea que la represión es la estrategia que se debe
seguir de cara a la eliminación de dicho fenómeno. La mejora de los sistemas policiales y de control
y la eficaz tarea de los sistemas judiciales son las principales herramientas para dicho fin. Otra
visión, aún minoritaria pero cada vez con mayores adeptos, plantea que el combate al narcotráfico
tiene que ver con la disminución del consumo y, en definitiva, con la transparencia en la lógica de
mercado que orienta la relación entre compra y venta de las sustancias sujetas a control.
En el campo de los estudios interdisciplinarios, el narcotráfico ha sido catalogado como
una variable interviniente en la intensidad con la que se presentan hechos de violencia y otros
eventos que, en definitiva, afectan a las distintas dimensiones de la seguridad. Como consecuencia
de lo dicho, la formulación, evaluación y aplicación de políticas públicas relacionadas con la
seguridad han considerado a la actividad como un factor decisivo en los resultados sociales
que se pretenden alcanzar. Aunque existen problemas metodológicos en el abordaje planteado,
específicamente sesgos por colinealidad y falacia ecológica, este es uno de los campos en los que
la conjunción de sociólogos, abogados y urbanistas es cada vez mayor.
Finalmente, están los trabajos descriptivos orientados a establecer los rasgos distintivos de
las variadas facetas del narcotráfico. En este espacio de análisis han primado las investigaciones
heurísticas y en menor medida, aquéllas que recurren a la estrategia metodológica del rastreo
de procesos (tracing process). Aunque sin desprenderse del todo del nivel descriptivo, existen
ya estudios cualitativos asumidos desde la lógica de la identificación de cadenas o mecanismos
causales. Más allá de estas puntualizaciones, los trabajos sobre narcotráfico han priorizado como
unidades de análisis tanto a la producción como a la comercialización a gran escala, dejando en
segundo plano el estudio de otras facetas propias de dicho fenómeno.
Precisamente en este último conjunto de investigaciones se inscribe el manuscrito que
se prologa. Analíticamente, lo que marca la diferencia entre este trabajo y la mayoría de los
desarrollados dentro del estudio del narcotráfico es que focaliza su atención en la última de las
cadenas causales: la del microtráfico. Al respecto, el documento argumenta desde diferentes
puntos de vista sobre la valía y necesidad de abordar la temática del narcotráfico desde la relación
específica entre los consumidores y sus proveedores directos. Entre otros elementos de juicio se
señala que es precisamente en este eslabón en el que se marcan de forma más clara las asimetrías
que existen en el negocio de las drogas. En el microtráfico estarían involucrados, de uno y otro
lado, quienes terminan siendo víctimas de los grandes productores e intermediarios. Más grave
aún, en el microtráfico estarían retratados los únicos actores que, en la práctica, son parte de los
procesos judiciales iniciados por delitos relacionados con sustancias sujetas a control.
El trabajo plantea entonces la relación entre actores e instituciones informales que
interactúan en una arena de negociación e intercambio que, aunque se aparta de la legalidad, no
deja de hallarse en el campo de las relaciones económicas de mercado. En ese aspecto, aunque el
manuscrito no lo expresa de forma abierta, me parece que se trata de un ejercicio de descripción
de un fenómeno como el microtráfico, que puede ser entendido desde la óptica de las relaciones
de intercambio entre agentes económicos y la posibilidad de hallar equilibrios paretianos. En
definitiva, el microtráfico engloba a una serie de agentes optimizadores que ante dificultades
propias del mercado en cuestión, terminan generando un tipo de estabilidad, marcada por el
precio de la droga. Dicho equilibrio es de naturaleza subóptima y varía en función de factores
exógenos, como es la actividad de control de la policía, las decisiones desde el sistema político
o la posibilidad de que los consumidores varíen sus preferencias.
10
Las dificultades de la arena en la que se inscribe el microtráfico, y que el manuscrito las
señala a través de un análisis concentrado en la presentación de etnografías y mapas de ubicación,
tienen que ver básicamente con la presencia de información incompleta e imperfecta. Aunque
esta es una característica observable en casi todas las relaciones económicas, en el caso del
microtráfico es más evidente pues la connotación de ilegalidad del intercambio torna aún más
grises los espacios en los que la información fluye. Dicho en otros términos, buena parte de los
problemas que se derivan o que van concatenados al microtráfico tienen su explicación en la
ilegalidad del intercambio y como consecuencia, en la imposibilidad de los consumidores de
reclamar por calidad y buen precio.
De otro lado, los efectos colaterales del microtráfico, retratados en el manuscrito a través de
diversas estrategias cualitativas y en algunos casos recurriendo a estadística descriptiva, colocan
a los diseñadores de políticas públicas frente a una disyuntiva, la que tiene que ver tanto con
la comprensión del consumo de drogas en sí mismo como con la interpretación económica de
la arena en la que se verifica el intercambio. En efecto, lo que se evidencia en el trabajo que
aquí se prologa es que la estrategia de asumir el tema en mención desde un enfoque represivo
no hace sino ahondar los problemas de seguridad, violencia y sobre todo de impunidad. Varias
estrategias se han intentado de cara a reducir la conflictividad que caracteriza al microtráfico
sin que exista una mejora ostensible en las dinámicas sociales. Por el contrario, la evidencia
empírica ofrecida por la investigación da cuenta de un incremento en cuanto a la frecuencia de
hechos de violencia relacionados con el microtráfico.
La alternativa al enfoque represivo constituye el tratamiento desde la perspectiva de la salud
pública y esencialmente desde la defensa de la libertad de las personas para decidir sobre su propia
individualidad. Aunque esta segunda razón es la que constituye el punto medular para la legalización
del consumo de drogas, lo que ha primado es la justificación en base a la primera de las motivaciones.
En este aspecto, aunque el trabajo no contiene un posicionamiento prescriptivo me parece que la
presentación del problema termina apuntando a lo que ya se ha señalado en párrafos previos y que
tiene que ver con la necesidad de asumir al microtráfico como un problema de mercado.
En esa línea, la idea que pretendo evidenciar es que la relación entre demandantes -léase
consumidores- de drogas para uso personal y oferentes (léase brujos) podría generar menos
externalidades negativas como es el aumento de la inseguridad ciudadana, si la información
que antecede a este tipo de intercambios económicos se torna más transparente. Ante dicho
escenario la legalización efectiva del consumo de determinadas drogas es una de las medidas
que no sólo resuelve el tema esencial de las libertades individuales sino que además ataca desde
la esfera de la salud pública a un problema económico que como se dijo, genera una serie de
externalidades negativas que terminan por afectar a la sociedad en su conjunto.
Por tanto, lo que aquí se discute no es una cuestión que afecta solamente a quienes consumen
drogas sino que debería convocar la atención de cualquier persona interesada en la defensa irrestricta
de las libertades y en la construcción de un tejido social en el que la solidaridad se construya en
función del respeto al derecho básico del ser humano a decidir entre múltiples opciones.
Precisamente, la discusión en Ecuador en los momentos en los que este trabajo será
publicado se enmarca en los temas antes indicados. Como he mencionado aunque la fuente
primaria de justificación del consumo libre de drogas está en el respeto a la esfera de autonomía
de las personas, las razones de salud pública no son menos importantes. Más allá de la discusión
sobre valores que implica la confrontación de derechos antes señalada el punto central aquí
es que el debate se ha instalado y eso per se es bueno para la ciudad y el país. En este aspecto,
considero que esta publicación aportará con insumos valiosos a ser discutidos en los diferentes
espacios en los que el tema genera convocatoria. Más allá de las instancias de decisión política,
las distorsiones sociales y económicas que genera hoy por hoy el microtráfico deben servir de
justificativo suficiente para tornar al tema en un elemento articulador de otro tipo de reflexiones
en relación a los referentes éticos que deseamos generar como sociedad.
11
Desde un punto de vista normativo, aunque la penalización de jure del consumo de drogas
no existe en Ecuador desde el año 1990, la persecución a quienes utilizan drogas se ha dado de
facto durante estos largos veinte y tres años. Lo imbricado del proceso penal, la sobrecarga de
trabajo de los jueces y, en definitiva, un sistema diseñado para criminalizar este tipo de prácticas
llevó a que el consumo de drogas sea asumido como si fuera un comportamiento delictivo. De
esta manera se dio paso a la sedimentación de lo que en Ciencia Política se conoce como una
institución informal: un conjunto de prácticas recursivas, asumidas por un conjunto de actores
y cuyo incumplimiento genera una sanción específica. En el caso tratado, el incumplimiento a
la institución informal era, precisamente, aplicar la ley y declarar la inexistencia de delito. De
otro lado, las sanciones frente al incumplimiento de la institución informal provenían tanto del
propio Poder Judicial (vía amonestaciones u otros sutiles mecanismos de presión) como también
del entorno social o político (local e internacional).
Con lo dicho, la reciente regulación del Consejo Nacional de Control de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas (CONSEP) en cuanto a cantidades permitidas y que daría lugar
a que los jueces se formen un criterio respecto a los consumidores no es, en realidad, el eslabón
de la cadena que faltaba para que la legislación se cumpla. Ese es el argumento que permite
ocultar una sociedad con temor a discutir el tema y que, ante ello, prefiere acudir a la institución
informal ya relatada. No obstante, si las últimas disposiciones normativas aportan a transparentar
el marco normativo del consumo de drogas y el microtráfico al que se encuentra asociado, pues es
necesario saludar las iniciativas. Es de esperar que estas medidas aporten y generen información
más transparente y un mercado del consumo de drogas menos distorsionado. Sólo de esa forma
se podrán disminuir las externalidades negativas del microtráfico a las que la publicación que se
prologa aporta en cuanto detalles, lógicas de acción y resultados sociales.
La investigación Microtráfico y Criminalidad en Quito por tanto, no sólo se presenta en una
coyuntura especialmente clave sino que además constituye un insumo académico y de políticas
públicas que no debe ser desaprovechado. La recopilación de información empírica sumada a
la descripción de espacios que resultan desconocidos para los no especialistas, aporta un valor
agregado que es digno de resaltar. Los relatos sencillos y fáciles de aprehender permiten a la vez
que el manuscrito pueda ser leído sin inconvenientes por la población en general.
Una descripción detallada de lo que es el mundo del microtráfico en la ciudad de Quito
era necesaria para evidenciar lo que posiblemente ocurre en otras ciudades de Ecuador. Aunque
la estrategia metodológica asumida en el trabajo reduce la posibilidad de generar inferencias,
las ideas centrales pueden servir de base para la réplica de esta investigación en otros contextos
geográficos.
Finalmente, rescato el apoyo del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana
del Municipio de Quito para la publicación de este trabajo. Esperaría que este sea el punto de
partida de nuevos proyectos en los que el establecimiento de teorías sólidas, acompañadas de
rigor metodológico y de profusa evidencia empírica, permitan debatir el tema del microtráfico de
forma más científica. Aunque la política y la ideología están presentes en cuanto da paso al ser
humano. Hay temas como el que se comenta que requieren de una mayor dosis de pragmatismo.
Al final, lo que una política pública debe priorizar es el bienestar de la población incluso si esto
implica que quienes se encuentran en espacios de decisión tengan que dejar de lado sus propias
creencias ideológicas.
12
Introducción
El narcotráfico es uno de los temas de mayor complejidad y atención que recibe por distintos
gobiernos del mundo independientemente de su filiación política o tipo de régimen. Lejos de
los relativismos culturales de cada territorio respecto a prohibir o sancionar el uso de sustancias
perjudiciales para sus poblaciones, los países que hacen parte del sistema internacional han
suscrito diversos convenios y acuerdos para vetar y luchar contra el tráfico de cocaína, heroína,
marihuana, drogas sintéticas, entre otras. Si bien la radicalización de la política internacional
del combate contra las sustancias ilegales, en el marco americano tuvo su apogeo hace 40
años con la declaración del presidente estadounidense Richard Nixon en 1971, la normativa
internacional data de principios del siglo anterior2.
Según Thoumi (2009), esta normativa internacional sobre drogas tuvo su origen en la
Comisión del Opio de Shangai en 1909 y fue la antesala de los tratados multilaterales a nivel
mundial como la Convención contra el Opio firmada por la Haya en 1912, 1915 y 19253.De igual
forma, en 1961, la Convención Única de Estupefacientes congregó la atención de las Naciones
Unidas, incorporando la hoja de coca y marihuana como vegetales peligrosos (Paladines, 2011).
Varias son las vinculaciones problemáticas que el consumo y el tráfico de este tipo de
sustancias ilegales traen a la sociedad. Entre ellos se destacan los graves perjuicios que causan
a la salud física y mental de las poblaciones y sus impactos en la economía, cohesión y valores
sociales. Sin embargo, un factor muy importante tiene que ver con su relacionamiento con
el delito organizado, terrorismo y delincuencia común, y el consecuente impacto para el
desarrollo económico, social y político de las zonas afectadas por este fenómeno4; es decir,
un problema mayor que directamente atenta contra la seguridad pública y ciudadana de un
territorio determinado.
Ahora bien, por lo general los abordajes tradicionales en esta materia toman como
referencia un espacio de afectación internacional, regional y nacional articulado al tráfico de
drogas ilícitas a gran escala. Producto de ésto se ha diseñado un aparataje de control basado en
normas internacionales, leyes internas, instituciones, unidades especializadas y estrategias de
control de oferta y demanda de drogas ilegales a nivel mundial (Pontón, 2013).
Un punto aparte es la relación entre el tema drogas y la ciudad. Siguiendo a Ávila (2011),
el microtráfico de drogas o narcomenudeo es la reproductora económica de la criminalidad
local de las grandes urbes. Por tanto, cada una es el escenario de un fenómeno complejo y
heterogéneo con características distintas y diferenciadas a escala nacional y regional. De igual
forma, las especificidades como el diseño y planificación urbana, la economía y la configuración
2. Se refiere la llamada guerra contra el consumo de marihuana, heroína, y después de cocaína. Véase al respecto: http://www.
drugpolicy.org/new-solutions-drug-policy/brief-history-drug-war. Visita en 2013.
3. Pese a ésto, las posiciones políticas de los países frente a los perjuicios por el consumo de drogas en la población ha sido
ambigua en términos históricos. Como prueba de ello se dió la Guerra del Opio perpetrada por Inglaterra contra China en el
siglo XIX, cuando justamente este último país, se negó a seguir permitiendo el consumo de opio por parte de la población
(Escohotado, 1996).
4. Si bien para las ciencias penales el tráfico de drogas es un delito en sí mismo, el campo de relación con la delincuencia y
violencia parece ser el asunto más problemático.
13
demográfica, entre otras, tienen una especial incidencia y determinación en la problemática
del microtráfico y la configuración criminal urbana. Por esta razón, es necesario establecer
estudios especializados que den cuenta de los problemas del microtráfico de drogas ilícitas, de
la delincuencia organizada o criminalidad de la ciudad.
Diversas son las relaciones del microtráfico y la delincuencia urbana: 1) propiciador o
facilitador de la violencia a nivel individual, 2) elemento que aumenta la vulnerabilidad de
los consumidores desde el punto de vista de la salud, derechos y violencia, 3) dinamiza las
economías ilegales a nivel local, 4) afecta la adecuada convivencia y cohesión social familiar
y comunitaria, 5) la venta de drogas atenta contra el entorno y ambiente urbano, entre otros
temas (ver Gráfico N° 1).
Gráfico N° 1
Factor
facilitador de
la violencia
Vulnerabilidad
del consumidor
(Derechos
humanos, salud,
violencia)
Entorno urbano
(degradación)
Microtráfico
Convivencia y
cohesión social
Propiciador de
economías
ilegales
Fuente: FLACSO, 2012.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador.
El escenario de Quito no ha sido la excepción. Según un estudio realizado por el
Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) sobre la percepción de
operadores locales de seguridad en la ciudad de Quito en el año 2010, la venta de drogas se
ubicaba como uno de los principales problemas que afectaban a la seguridad y convivencia
urbana (Herrera, 2011). Muchos de estos problemas han sido asociados con la violencia propia
de las actividades regulatorias del tráfico de drogas: la manifestación más palpable de este tipo
de modalidad criminal organizada es el sicariato. De acuerdo a las cifras del OMSC, entre el
año 2009 y 2010 este delito que se refiere a los homicidios por venganza, creció en un 128,13%;
aunque en el último año estos niveles han decrecido, su incidencia sigue siendo alta en la
14
ciudad y ocupa un 26% del total de muertes por homicidio5. De igual forma, cada vez más
organizaciones de tráfico de drogas empiezan a tomarse el control de venta de drogas en la
ciudad y los barrios (Diario El Comercio, 2011a).
También se conoce la penetración del expendio de narcóticos en otro tipo de economías
ilegales como los denominados préstamos de poca monta denominados goteo, chulco, presta diario,
lo cual ha contribuido a la presencia de violencias características de este tipo de actividades,
además de los enormes perjuicios a la economía popular (Diario El Comercio, 2011b).
Conjuntamente, el dinero proveniente del narcotráfico tiene una gran penetración dentro
de la economía legal a través del lavado del mismo que afecta el normal desenvolvimiento
económico, así como a la legitimidad de las instituciones y los valores de la sociedad (Diario
Hoy, 2011)6.
A pesar de estas manifestaciones que describen algunos elementos de la problemática
de la venta de drogas y su relación con la delincuencia organizada en la ciudad de Quito, es
importante plantearse no solo los tipos de dinámicas delictivas que implican el control del
microtráfico en la capital, sino también observar los tipos de redes que manejan el mercado, sean
locales, nacionales o transnacionales. Estas dos preguntas de investigación se complementan
con cuestiones sobre la operación del mercado entendido como oferta, demanda y aspectos
reguladores. Es importante, al respecto, conocer de igual manera la dinámica y organización
de esta actividad en el mercado urbano y cómo se relaciona con otros tipos de economías
delincuenciales ilegales y legales que desarrollan una serie de estrategias para mantener
presencia en espacios y territorios tan diversos como disímiles en esta ciudad y en otras del país.
Con estos antecedentes, este estudio tiene el objetivo de contribuir a la toma de decisiones
de políticas públicas de seguridad ciudadana del Municipio de Quito en base a una investigación
que aproxime a esta entidad a mirar, comprender y analizar las dinámicas del microtráfico de
drogas ilícitas en la ciudad y su relación con la delincuencia organizada.
Dentro de los objetivos específicos tenemos:
a) Generar un marco teórico y conceptual para comprender las transformaciones
estratégicas de la amenaza de la economía ilegal de las drogas ilícitas y su vinculación con
el aparecimiento de nuevas dinámicas criminales en los entornos urbanos alrededor del
microtráfico.
b) Determinar dentro del contexto ecuatoriano y de la ciudad de Quito las transformaciones
que han sufrido las problemáticas del narcotráfico y microtráfico de drogas ilícitas en los últimos
10 años.
c) Estipular de forma gráfica las principales rutas de abastecimiento de drogas ilícitas y
mirar sus principales puntos de conexión y distribución.
d) Estimar la oferta y el valor económico del mercado.
e) Establecer una tipología geográfica y social alrededor de la organización de la venta y
consumo en la de drogas ilícitas en la ciudad de Quito.
f) Comprender y analizar las relaciones o principales vínculos actuales generales del
microtráfico con otro tipo de actividades económicas ilegales en Quito.
5. Según estimaciones del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), entre 2010 y 2011 alrededor de un
15% de las muertes totales por homicidio sería producto del sicariato. Si bien las causas de estas muertes pueden ser de
las más variadas, uno de los principales factores atribuidos a este problema, según la opinión pública, es la incidencia del
narcotráfico y la disputa de organizaciones criminales por los territorios para la venta de estas sustancias en la ciudad (Diario
El Universo, 2011).
6. Hay algunos ejemplos al respecto que se pueden localizar en la prensa nacional: “A través de la operación “Palma real”, la
Policía Antinarcóticos desarticuló una presunta red delictiva que se dedicaba al lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
Operaba en cuatro provincias del Ecuador y habría lavado al menos $ 32 millones. Se detuvo a cinco personas, incluido el líder
(…) la banda operaba especialmente bajo la fachada de ser una empresa dedicada al cultivo y procesamiento de palma africana
(…)” (Diario Hoy, 2011).
15
Aspectos Metodológicos
Este trabajo, de manera general, analiza la problemática del microtráfico de drogas en la
ciudad de Quito y la relación que este fenómeno tiene con otros tipos de actividades legales,
ilegales y delincuenciales. Por lo tanto, es un análisis de caso con enfoque analítico explicativo,
cuya dimensión espacial corresponde al territorio de toda la ciudad tanto a nivel urbano como
rural.
A nivel temporal, la investigación tiene una retrospectiva de diez años atrás para
analizar los cambios en la economía ilegal del narcotráfico y la configuración criminal en
Ecuador, no obstante, para analizar la incidencia, dinámicas y manifestaciones etnográficas
del microtráfico actual su corte temporal será el año 2011 y 2012. En el caso del consumo,
dado que las herramientas para analizar este factor son la Encuesta Nacional a Estudiantes del
año 2008 y en menor medida la Encuesta a Hogares de 2007, efectuada ambas por el Consejo
Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (CONSEP), el corte temporal será
de 5 años atrás.
Ahora bien, el trabajo partirá de un análisis económico del narcotráfico para entender
su configuración estratégica en la dinámica actual del microtráfico dentro de las ciudades
latinoamericanas incluida la ciudad de Quito. Esta metodología es planteada en parte por autores
como Albanese (2008), quien propone estudiar estratégicamente las actividades económicas de
los grupos criminales o delincuenciales. En palabras de dicho autor: en este caso, para entender
la articulación del microtráfico con la criminalidad en la ciudad, este debe ser observado como
un tipo de economía ilegal del narcotráfico, en general donde sus actores deben comprenderse
como agentes de emprendimiento de la empresa criminal (Albanese, 2010).
Es decir, el tráfico de narcóticos es una economía criminal donde opera una oferta y
demanda de bienes ilícitos, mecanismos de competencia y acciones estratégicas regulatorias
formales e informales para la protección de las actividades. En este sentido, la economía criminal
del narcotráfico o microtráfico tiene una estrecha vinculación con la articulación de los actores
criminales y las dinámicas de control y persecución de este delito, así como con la capacidad
de entendimiento del fenómeno en conexión a dinámicas sociales, políticas y económicas de la
sociedad en general que despliega sus representaciones, estigmas y controles espacio territoriales
(Pontón y Rivera, 2012). Esta situación servirá para tener una visión explicativa de los cambios
en la economía del narcotráfico y su afectación a la configuración urbana.
De igual forma, dada la importancia del narcotráfico en la economía criminal, según Ávila
(2011) ésta debe comprenderse como el motor o locomotora de los mercados criminales en una
dimensión más ampliada. Es decir, tiene múltiples relaciones en otro tipo de actividades lícitas
o ilícitas de la economía; por lo tanto este tipo de perspectiva en el narcotráfico es el punto
nodal de varias dinámicas tanto criminales como sociales y culturales que incluyen un status
quo, un lugar identitario y una red de vínculos hasta endogámicos que sirven para operar en los
contextos urbanos.
No obstante si bien las cifras ilustran de manera clara la influencia económica del
narcomenudeo, su implicación económica y social; así como su penetración en la población
quiteña, es necesario descubrir los rostros (en sentido figurado) o sujetos sociales que están
detrás de las mismas. Así, para poder penetrar en el fenómeno del narcomenudeo es necesario
describir los caracteres de quienes lo realizan, así como sus motivos y su perfil. De esta manera,
se puede llegar a tener mejores pistas para la acción sobre el problema desde la instancia de
toma de decisiones.
A través de técnicas sustentadas en entrevistas a profundidad y un esbozo de relatos de
vida, así como el trabajo de observación participante, este trabajo expone los perfiles de los
microtraficantes en Quito: su contexto socioeconómico, sus motivaciones para entrar en el
negocio, su entorno familiar y social, así como su zona territorial de actividades que determinó
16
un apoyo para la creación de una georeferenciación del problema en la Capital. Igualmente,
gracias a esta inserción de primera mano en la cuestión del microtráfico de estupefacientes, se
llegó a esbozar las diferentes modalidades de venta, las cuales van desde el expendio directo
hasta la compra en domicilio e incluso por Internet.
Para los fines consiguientes, este trabajo se ubicará en dos niveles de análisis que
interactuarán de manera relacional: el nivel estructural y el nivel agencia.
• Estructural:
– Economía del narcotráfico y microtráfico en la región.
– Economía política del narcotráfico y microtráfico en Ecuador.
– Economía del narcotráfico (microtráfico) en Quito.
• Agencia:
– Relatos y representaciones de actores entrevistados (informantes claves): policías,
moradores, vendedores de droga (microtraficantes), consumidores.
– Investigaciones periodísticas.
Las técnicas de investigación utilizadas son una combinación de métodos cuantitativos y
cualitativos tanto de fuentes primarias como secundarias (ver Cuadro A).
Cuadro A:
TIPO
Cualitativas
FUENTE
Revisión bibliográfica especializada.
Secundaria
Revisión bibliográfica relacionada con el tema.
Secundaria
Revisión de otras fuentes bibliográficas sobre el tema (tratados, estatutos).
Secundaria
Revisión de fuentes de prensa sobre el tema.
Secundaria
Mapas ilustrativos.
Primarios y
secundarios
Entrevistas a profundidad a informantes claves.
Primaria
Estadísticas incautaciones, detenidos, laboratorios destruidos.
Secundaria
Cuantitativas Estimaciones.
Primaria y
secundaria
Encuesta de consumo CONSEP.
Secundaria
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Es necesario y procedente señalar que las entrevistas efectuadas y los datos recolectados
en esta investigación reproducen fielmente los relatos, apreciaciones y representaciones de
las personas entrevistadas. Guardando los protocolos de seguridad y resguardo de identidades,
recogemos los criterios que presentan señalamientos hacia grupos específicos de nuestra
población como mujeres y personas de ascendencia afroecuatoriana que para los moradores/as
u operadores/as de seguridad ciudadana en las zonas estudiadas, son los actores de la práctica
del microtráfico en Quito.
17
No se pretende realizar ningún tipo de estereotipación o acusación a estas personas.
Simplemente, se presenta la información como los/las entrevistados/das manifestaron sin
ejercer de nuestra parte filtro o interpretación alguna. En este sentido, los datos brindados
vienen directamente de las fuentes consultadas y no reflejan necesariamente la visión de los
autores. No está por demás señalar que nuestra sociedad está todavía impregnada de fuertes
dosis de racismo, exclusión, discriminación y xenofobia que legitiman determinadas prácticas
culturales y que expresa además una posición de poder en el tejido societal ecuatoriano
(Rivera, 1999a).
En este estudio se debe entender al microtráfico desde una dimensión sistémica porque
el consumo y el tráfico de drogas ilícitas son aspectos largamente relacionados. Para resumir
esta visión, en el presente libro se ha usado varias veces la palabra narcomenudeo relacionada al
entendimiento de la oferta y demanda de drogas ilícitas a menor escala y en espacios sociales
y territoriales determinados. Esto obliga a pensar al problema del narcotráfico a escala menor
como un sistema caracterizado por el punto de venta (el lugar donde se realiza la transacción),
por la monetización (el intercambio de dinero u otros bienes y servicios), y el consumo, que se
refiere a la satisfacción deseada de demanda o utilidad social (Cortés y Vargas, 2011).
Por drogas ilícitas, se entenderá principalmente el tráfico y consumo de la pasta base,
la heroína y la marihuana; no obstante, pese a que en varios pasajes se hará alusión a estos
tres tipos de drogas, por lo general el estudio se enfocará en la cocaína y pasta base. ¿Por qué
enfatizar en estas dos substancias? El hecho obedece a dos razones: la primera porque la cocaína,
como se verá en el estudio etnográfico, es una de las drogas ilícitas más consumidas por jóvenes
en la ciudad de Quito y origina enormes daños sociales. La segunda razón obedece a razones de
la logística y mantenimiento de la economía paralela: la región andina produce más del 95%
de la oferta mundial de cocaína y derivados donde Ecuador ha sido considerado históricamente
un país de paso para el tráfico y, por lo tanto, un sitio estratégico de control de las grandes
organizaciones criminales. La cocaína, actualmente es el pilar financiero de muchos tipos de
economías ilegales en la región, convirtiéndose en un motor de delincuencia organizada y
violencia7.
En el caso de la heroína, el consumo no es todavía significativo ni en la población de
Ecuador ni tampoco en la quiteña8. Por otro lado existe una importante disminución del
número de cultivos de la planta de opio de donde se deriva la heroína en la región andina en
la última década debido a los éxitos parciales en las campañas de erradicación de los mismos.
El hecho ha reducido la importancia de este tipo de droga en su relación con otras clases de
mercados criminales. Actualmente, los principales países de cultivo se encuentran en Asia
Central9.
La marihuana, por su parte, es la droga ilegal de mayor consumo en la población; sin
embargo, su daño a la salud pública no es tan significativo como el de las drogas anteriores10.
De la misma manera, por su forma de comercialización en el Ecuador y en la región andina,
la sustancia está cada vez menos relacionada con la violencia organizada o redes de lavado de
activos o economías vinculadas con tráfico o trata de personas. En otras palabras, dado que hoy
7. Según el Informe Mundial de Drogas (2011), la cocaína es la segunda droga que más daño genera a la salud pública a nivel
mundial después de la heroína y probablemente la más problemática en términos de tráfico relacionado a violencia.
8. Hecho que se constató en las entrevistas de corte etnográfico del presente trabajo, realizadas en 2012.
9. “La agencia de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) informó ayer de que el cultivo
de opio en Afganistán ha caído en un 22% y la producción de droga en un 10%. Se trata del mayor descenso de la historia en un
país que produce el 90% de la heroína que se consume en todo el mundo” El País (2009). Fuerte caída del cultivo de opio. 3 de
septiembre. Edición digital. Visita 20 de junio de 2013 en: http://elpais.com/diario/2009/09/03/internacional/1251928803_850215.
html. Véase también: UNODC (2009). Aphgan report survey. Visita junio de 2013 en: http://www.unodc.org/unodc/en/drugs/
afghan-opium-survey.html.
10. Aunque los efectos de la marihuana siguen en debate, se ha demostrado que la función pulmonar de los consumidores de
marihuana no sufre la misma disminución que afecta a quienes consumen el tabaco, droga lícita inhalada. Visita 2012 en: http://
mexico.cnn.com/salud/2012/01/10/estudio-fumar-marihuana-ocasionalmente-menos-perjudicial-que-el-cigarro.
18
por hoy, casi todos los países del mundo producen cannabis para satisfacer las demandas locales,
producto de los avances tecnológicos de la producción se incluye producción casera, esta droga
es cada día menos importante en la reproducción de las economías ilegales.
Se excluye de este análisis el consumo de drogas sintéticas por ser un tipo de drogas
todavía poco exploradas en su real implicancia e impacto a la economía criminal de la región
y de Ecuador (se observará ésto en el apartado cuantitativo de este trabajo). No obstante,
admitimos la necesidad de hacer un análisis particular sobre el uso de este tipo de drogas en el
territorio cuya demanda y sus efectos potenciales son muchos y con enormes consecuencias a
la sociedad.
Apuntes teórico-metodológicos
El documento estará dividido en seis secciones. La primera y la segunda sección
abordarán la parte introductoria y la metodológica respectivamente. La tercera parte de
este trabajo se refiere al cuerpo conceptual que se sustenta en enfoques provenientes de la
Economía Política y de la Antropología Cultural con énfasis etnográfico. Esta combinación
teórica nos permite analizar la relación existente entre economía, narcotráfico, microtráfico y
delincuencia organizada o criminalidad. Para ello, se miran las transformaciones estructurales
del narcotráfico y su influencia en la región y la ciudad. El objetivo central de esta sección
es comprender, relacionalmente, la economía del narcomenudeo como condición suficiente
y necesaria de la reproducción de la economía global del narcotráfico mundial y cómo estas
transformaciones mundiales inciden de igual forma sobre la configuración del tráfico a menor
escala y la criminalidad en la ciudad.
La cuarta parte estudia las lógicas y despliegues del narcotráfico en Ecuador durante la
última década, sus principales transformaciones y efectos en la sociedad nacional y local, en
este caso, la ciudad de Quito. Dentro de ésto se aborda el rol de Ecuador en el marco de la
economía política del narcotráfico, las principales proyecciones del tráfico de drogas en el
país, sus modalidades y principales rutas de abastecimiento. Posteriormente se analiza esta
problemática particularizada en Quito. Por último, se examina la demanda de drogas en
base a los datos de encuestas del CONSEP respecto al uso y consumo de drogas en Ecuador
y Quito11 y a partir de esta información, se establece un método de estimación que permita
conocer cuál es la oferta aproximada de consumo de drogas ilegales en Quito (cocaína, pasta
base de cocaína).
La quinta parte estudia desde una entrada antropológica–etnográfica las características
sociales y culturales de la venta y consumo de drogas en la ciudad. Con esta sección se busca
comprender la dinámica alrededor de la oferta y demanda de drogas al menudeo entendiendo
cuáles son las principales rutas de abastecimiento, su distribución interna y las lógicas de la
comercialización en la población. Para esto último se seleccionaron cuatro barrios de la ciudad
de Quito con el propósito de conocer más detalles al respecto.
Se emplearán, de igual forma, mapas para ejemplificar estas dinámicas al interior de los
barrios. Esta sección culmina con el análisis de las principales conexiones entre microtráfico y
otro tipo de economías ilegales en la ciudad tanto de forma directa como indirecta. De forma
directa tienen que ver aquellos delitos que sirven para la reproducción en sí misma del negocio
del microtráfico y su acumulación. La forma indirecta se refiere a la estela de afectación y
ambientes generados al entorno urbano.
La sexta parte del texto estará destinada a las conclusiones generales de la investigación.
11. Se describirán en el capítulo correspondiente.
19
Cuadro B:
Esquema de relacionamiento entre narcotráfico y criminalidad
Tipo de afectación
Objetivo
Tipo de delito
Tráfico de insumo y precursores.
Mulas.
Control logístico para la producción,
transporte y comercialización.
Venta de drogas en las calles:
Ej. Mafias dedicadas al manejo
de niños para la cadena
de distribución.
Lavado.
Directa
Microlavado.
Protección y reproducción económica.
Microtráfico
Corrupción.
Mafias de protección:
asociación ilícita.
Incursión en otros
negocios ilegales.
Actividades regulatorias
(violencia instrumental).
Asesinatos.
Extorsión.
Secuestros.
Consumo.
Indirecta
Influencia directa sobre otro tipo
de delitos.
Robos menores.
Violencia interpersonal.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Aportes conceptuales. Narcotráfico y microtráfico
El microtráfico o narcomenudeo es sin duda alguna la condición medular para que el
tráfico de drogas a gran escala reproduzca económicamente sus grandes ganancias. Esta práctica
cierra el círculo de distribución al por mayor, pues hace posible la llegada del producto a un
territorio, localidad, barrio o calle a través del control de la cadena de distribución y venta al
por menor o menudeo de drogas ilícitas. Es decir, desde una mirada económica, el microtráfico
es realmente el punto de contacto y regulación del tráfico de drogas con la demanda efectiva de
la población en los territorios.
Desde el punto de vista jurídico, no existe una distinción explícita entre narcotráfico y
microtráfico. Pese a que el debate pretende diferenciar estas actividades, en la práctica son
sinónimos, pues su diferenciación solo radica en una cuestión de montos y cantidades a pesar
de que esto puede actuar como agravante o atenuante al momento de un juzgamiento en el
sistema penal; sin embargo, desde el punto de vista de modus operandi, formas de organización,
20
perfil de los traficantes e impactos territoriales, económicos y sociales, estas dos esferas juegan
roles distintos que ciertamente han sido tratados de forma separada por los especialistas en
la temática para comprender los factores que propician sus interrelaciones y afectaciones
territoriales.
Por otro lado, por ser una actividad que se desenvuelve en el ámbito de la ilegalidad, es
tautológico hablar de la relación entre narcotráfico y criminalidad o delincuencia organizada.
La sociedad, al imponer sus esquemas entre lo permitido y lo no permitido a través de su sistema
legal y penal, define qué tipo de conductas son criminales y cuáles no en un territorio. Por
tanto, la actividad del narcotráfico es una conducta criminal en sí misma, justificada a través
de la historia por los daños físicos y morales que trae el consumo de sustancia psicoactivas a la
población. Por esta razón y como ya se mencionó no existe país, al menos en este último siglo,
que no haya puesto controles y sanciones a la producción, venta, comercialización de drogas
consideradas peligrosas para la población.
En efecto, una de las características importantes de la legislación internacional antidrogas
del último siglo es que este tema pasó de ser un aspecto de trascendencia o interés local, a un
asunto de amplio interés internacional. La globalización del mercado y la geopolítica del consumo,
producción, distribución y comercialización hacen que este asunto sea un tema global antes que un
tema particular de cada país. Esto implica una homogeneización del tipo de control que establece
un tratamiento mínimo represivo común en todo el mundo, bajo el lema de que todos los estados
tienen responsabilidad hacia los demás países. El no cumplimiento de este tipo de tratados tiene
consecuencias internacionales muy profundas tanto en el orden económico como social y político
para los Estados. Por ejemplo, estos convenios son tan vinculantes que los países no pueden
cambiar su legislación nacional si ésta entra en contradicción con los compromisos internacionales
adquiridos incluso en desmedro de sus intereses y particularidades locales (Thoumi, 2009: 43).
Un punto aparte tiene que mirarse en el tema del consumo. El mismo Thoumi (2009)
reconoce que la legislación mantiene ciertos grados de libertad para flexibilizar el consumo de
drogas ilegales, pero no así con la producción, ni peor aún con la comercialización donde existe
total rigidez, drasticidad y firmeza. Ésto paulatinamente ha incidido en la política denominada
despenalización del consumo, sobre todo de drogas blandas como la marihuana y el hachís a
través del establecimiento de dosis mínimas permitidas, entre otras medidas12. De igual forma,
existe la necesidad urgente de incorporar un enfoque de salud pública, que reconoce a las
adicciones de drogas como una pandemia social mundial. Además se precisa la implementación
masiva de programas de reducción de demanda fundamentados en la prevención del consumo y
el tratamiento, rehabilitación y reinserción social de consumidores13.
Pese a ello existen críticas también a estas miradas centradas en el consumo. Esta mirada
de la salud pública o medicalización del problema consiste en convertir en patología el consumo
de drogas ilegales; es decir, cualquier uso de sustancias prohibidas legalmente, sean naturales
o sintéticas es visto como una práctica anormal y perjudicial para la salud de las personas y es
tratada como una toxicomanía. Por ello, según Andrade (2002, citado por Núñez, 2006), “la
medicalización o patologización del consumo es también una forma evanescente y difusa de
reprimir”.
A nivel mundial la legislación antidroga se configuró con enorme impacto durante
el último siglo, proceso liderado básicamente por Estados Unidos (Herschinger, 2011). No
12. El debate sobre la despenalización del consumo de marihuana y otras drogas no es un tema nuevo ni inexistente en la
legislación internacional. Por esta razón, si se pretende asumir que la tesis sobre la despenalización del consumo como algo
novedoso, es necesario conocer que lo que ha hecho la actual propuesta solamente es desempolvar un viejo debate público
ya discutido e implementado gradualmente por algunas legislaciones de países. Existe por ejemplo la tolerancia al consumo de
drogas blandas (marihuana y hachís) en Holanda, por ejemplo.
13. De igual forma, surgieron estrategias de reducción del daño, las cuales consisten en aminorar o disminuir en la población
los daños colaterales del consumo en la población. Entre estas medidas está la provisión de jeringas a adictos a la heroína para
evitar el contagio del sida.
21
obstante, la radicalización de la política internacional del combate y lucha contra las drogas
ilegales tuvo su apogeo con la ya señalada declaración del Presidente Richard Nixon sobre
la guerra contra las drogas en 1971, la cual buscaba a toda costa reducir o aplacar el elevado
consumo de marihuana, heroína y cocaína en Estados Unidos. El objetivo central de esta
guerra se justificó principalmente en la necesidad de control de una actividad ilegal que le traía
enormes costos a la salud pública, así como ciertos problemas de convivencia y delito común
al interno de ese país. Para ello era necesario un despliegue geoestratégico mundial a nivel
de legislación y demás estrategias de control para evitar la propagación de la oferta de este
producto en su territorio.
Por otro lado, no fue hasta la década de los 80, cuando esta política tomó un matiz diferente.
Nuevamente en territorio estadounidense, durante 1982, Ronald Reagan volvió a replantear
una guerra contra las drogas con los objetivos de superar los errores pasados, dar una respuesta a
la creciente epidemia de adicción de la cocaína que atravesaba su país y cumplir con un objetivo
de seguridad nacional (Bagley, 1990; Bonilla, 1993). En otras palabras, si bien el narcotráfico
era un problema en sí mismo desde una visión de salud pública, la política internacional,
contribuyó a que se vea al narcotráfico como un actividad que estaba en capacidad de activar
una maquinaria criminal, con un enorme poder de infiltración en todas las esferas estatales y en
la sociedad mundial debido a su poder financiero. Por esta razón, este tipo de tráfico empezó a
ser un tema central de la política criminal de los Estados, impulsado, claro está, por los intereses
de su propia política hegemónica.
A raíz de la caída del muro de Berlín, el narcotráfico fue considerado por Estados
Unidos dentro del esquema como una de las nuevas amenazas debido a su vinculación con el
financiamiento de grupos subversivos, grupos extremistas y crimen organizado. De igual forma,
se relacionaba esta actividad con otro tipo de mercados ilegales como el tráfico de armas, tráfico
de humanos, entre otros elementos considerados también atentatorios contra la seguridad
internacional (Rodríguez, 2007).
Esta radicalización de la guerra contra el narcotráfico; sin embargo, ha generado que el
interés político y académico frente al tema se centre en analizar el fenómeno a gran escala y su
vinculación con el crimen organizado transnacional. Esta limitación ha sido más dramática en
América Latina considerada dentro del esquema de la política antidroga una zona productora
de drogas a nivel mundial. Por esto, en esta región el sesgo se orientó a entender la organización,
el modus operandi, las mutaciones, la economía y las conexiones internacionales y locales de
los grandes carteles de la droga, básicamente articulados a los carteles de origen colombiano y
recientemente mexicanos.
Frente a ésto, uno de los principales vacíos ha sido la comprensión del problema del
microtráfico en la región. En este sentido, se perdió el referente del microtráfico como parte
fundamental de la reproducción de la economía ilegal del tráfico de drogas. El microtráfico
y el narcotráfico en América Latina aparecen como problemáticas inconexas, es decir, como
fenómenos y manifestaciones distintas. Esta desconexión genera que los estudios del comercio de
drogas ilegales a gran escala terminen sobrevalorando o subestimando la dinámica de afectación
territorial por parte del narcotráfico al menudeo en una determinada ciudad o localidad.
De igual forma, los estudios de microtráfico se enfocan principalmente en estudios
descriptivos de caso que dan fe de las dinámicas de organización social local del expendio de
drogas, los perfiles de los traficantes, perfiles de consumo, dinámicas territoriales, entre otras
cosas, sin mirar sus conexiones o relaciones con la problemática regional y mundial, que por su
naturaleza económica, terminan afectando las dinámicas locales. Esto, como es obvio, genera
limitaciones en la sistémica del problema del narcotráfico.
Una salida a este entrampamiento podría venir de la mano de la propuesta de Albanese
(2007, 2008, 2010), el cual plantea fijarse más en las actividades del delito organizado antes
que en los grupos u organizaciones. Por lo general los Estados, a través de sus agencias de
22
seguridad y la ley, evalúan los grupos criminales para determinar cuál de estos está en riesgo de
generar el mayor peligro en la sociedad en función de su violencia, corrupción, sofisticación de
métodos, organización y disciplina (Albanese, 2008).
A pesar de ésto, se ha visto con frecuencia que la fijación en estos grupos no tiende a
eliminar sus actividades económicas, las mismas que subsisten independientemente del grupo
u organización que esté a cargo. Para este autor, “el delito organizado no existe como tipo
ideal, sino como un grado de actividad criminal o como un punto del espectro de legitimidad”
(Albanese, 1989:4-5). Las actividades ilegales que controlan estos agentes, así como su carácter
emprendedor, le otorgan a esta economía un carácter dinámico y expansivo.
Estas actividades ilegales son empresas que se mueven por objetivos que radican en
la maximización de ganancias y beneficios económicos producto de sus ilícitos. Empresas
que ejecutan en un mercado criminal donde existe una oferta y una demanda de servicios,
competidores, proveedores y agentes de regulación. Es decir, comportamientos análogos a las
racionalidades de la economía legal. Sin embargo, aquí es donde radica en gran parte la polémica
de esta aseveración pues comúnmente se acusa a los agentes criminales de no operar en un
ámbito de racionalidad debido a su exagerada propensión o tendencia al riesgo, la tendencia a
la no cooperación entre agentes económicos y la solución de conflictos por medios violentos,
la estabilidad de los acuerdos y las transacciones, entre otras cosas.
Pese a estas críticas se debe partir que los mercados criminales son consecuencia de un
tipo de economía construida alrededor de la ilegalidad (Gambetta, 2005). En otras palabras,
son mercados con propias particularidades, dinámicas, racionalidades y necesidades de
reproducción y crecimiento donde confluyen agentes o actores con reglas interiorizadas que
aseguran de alguna forma su sostenibilidad en el tiempo por medio de la optimización de
ganancias y protección para minimizar riesgos14.
Los ingresos económicos de estos rubros ilegales pueden venir de actividades distintas
como: el tráfico de drogas, tráfico de armas, tráfico de especies naturales y bienes culturales,
tráfico de órganos, tráfico de personas, trata y explotación sexual, fraudes y estafas organizadas,
blanqueo de capitales, tráfico de influencias, corrupción, falsificación de documentos y billetes.
De igual forma, sus rentas o beneficios pueden venir de actividades legales con aspectos ilegales
como, la incitación al delito, el tráfico de influencias, el financiamiento a partidos políticos,
manejo de facturas altas, entre otras. Ahora bien, como hemos visto, el desarrollo de esta
mirada no es nuevo a nivel académico. Sin embargo, plantear a este asunto como una actividad
económica nos es supremamente útil para analizar sistémicamente el microtráfico.
El microtráfico debe ser entendido como una actividad criminal que afecta e influye sobre
la economía del narcotráfico en general. Es decir, es necesario tener una comprensión sistémica
de la industria del narcotráfico, para lo cual es importante conocer con mayor detalle la
cadena de expendio al por menor y sus especificidades económicas en cada territorio (proceso
de abajo hacia arriba)15, y por otro lado, las afectaciones de la microescala o venta al por menor
por los cambios globales de la economía del narcotráfico mundial (proceso de arriba hacia
abajo). Una visión sistémica debe partir del hecho que tanto el narcotráfico a gran escala y
el microtráfico son condiciones necesarias y suficientes para comprensión de la economía del
narcotráfico en general.
Si bien la propuesta de Albanese no da importancia a los grupos u organizaciones por
no tener un tipo ideal definido, por excelencia el narcotráfico y el microtráfico tienen un tipo
de organización que es importante tomar en cuenta al momento de un análisis territorial.
En otras palabras, independientemente de su naturaleza y poderío necesitan de un tipo de
14. Para Gambetta (2005), la afirmación no quiere decir que los agentes criminales sean racionales, sino que una vez que se ingresa
en este mercado criminal se deben seguir una serie de reglas que garantizan la sostenibilidad de estos mercados en el tiempo.
15. Si bien se hacen esfuerzos aislados como el Informe Mundial de Drogas promovido por Naciones Unidas para la comprensión
del mercado de drogas a nivel global, se tiene muy poco conocimiento de las especificidades propias de cada territorio.
23
organización para poder trabajar como una estructura piramidal, como red, sucursales, etc. Sin
embargo, dada la naturaleza clandestina e ilegal de las mismas, estas estructuras no se pueden
concebir como tipos ideales. Por esta razón el tipo de organización y modus operandi deben
ser concebidos como atributos caracterizados por contextos histórico-sociales y geográficos
definidos (Gambetta, 2005). Los lazos de unión entre agrupaciones criminales son más bien
clandestinos y se construyen diariamente en función de los acontecimientos y negocios ilícitos
(Fernández, 2008).
En conclusión, para efectos de este trabajo se propone la comprensión del narcotráfico
y el microtráfico como una actividad económica ilegal de afectación mundial con enormes
consecuencias locales. Es decir, se trabajará una mirada sistémica a las dos problemáticas en
apariencia organizativas y de distinto impacto, pero tomando en cuenta que sin la una no se
puede entender la otra. Solo así se puede establecer una mirada más ajustada a las dinámicas de
afectación del microtráfico y su relación con la criminalidad en la ciudad de Quito.
Figura N° 1
Diagrama de flujo del narcomenudeo
SOCIEDAD
NARCOTRÁFICO
(Subsistema)
Producción
Comercialización
FLUJO DE CAPITALES
Distribución
Producto
Precio
Precio
CADENA DE VALOR
Promoción
Canal de
abastecimiento
Proveedor de
productos básicos
Punto de venta
(Narcomenudeo)
Manufacturación
Vendedor
Fuente y elaboración: Grupo de Investigación de Estudios Estratégicos
y Seguridad, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
24
Usuario final
Narcotráfico y economía política
El tráfico de drogas es de largo la actividad ilegal de mayor poderío económico a nivel
internacional, lo cual hace de este mercado el motor financiero de las principales organizaciones
criminales en el mundo. En efecto, en los últimos 40 años, no existe y no ha existido estructura
criminal organizada, al menos de las más famosas y representativas a nivel global, que no haya
contemplado el control y comercialización de drogas ilícitas como un pilar fundamental desde
donde se cimienta el enorme poderío económico e influencia en las estructura sociales, políticas
y económicas de los países afectados por estas organizaciones criminales (ver Tabla N° 1).
Tabla N° 1
MERCADOS ILÍCITOS Y SUS VALORES
Mercado
Valor estimado del mercado ilícito internacional en USD.
Tráfico de drogas
320 billones
Tráfico de humanos
31,6 billones
Tráfico de vida salvaje y especies naturales
7,8 a 19 billones
Falsificación de medicamentos
35 a 40 millones
Falsificación de electrónicos
50 billones
Falsificación de cigarrillos
2,6 billones
Tráfico de órganos de humanos
614 millones a 1,2 billones
Tráfico de armas pequeñas y ligeras
300 millones a 1 billones
Diamantes y gemas
860 millones
Petróleo
10,8 billones
Madera
7 billones
Pescado
4,2 a 9,5 billones
Tráfico de arte y propiedad cultural
3,4 a 6,3 billones
Oro
2,3 billones
Total:
639 a 651 billones
Fuente: Haken (2011). Estimación tomada de ONUDD, 2005.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Justamente en el entendimiento del narcotráfico en la economía del crimen organizado
es donde radica su importancia estratégica. Todo debido a que los cambios en la economía del
narcotráfico, vincula también variaciones en la articulación y racionalidades de los actores
criminales y las dinámicas de control y persecución de este delito, así como en la capacidad de
entendimiento del fenómeno por parte de los actores sociales y políticos (Pontón y Rivera, 2012).
Ahora bien, al mirar los cambios de esta actividad criminal, a partir de la variable
económica, nos estamos adentrando necesariamente en el campo de la Economía Política,
en la medida que concibe los factores económicos como causa o consecuencia de un hecho
importante en la sociedad y el mundo (Frieden y Martin, 2001 citado por Bustelos, 2003).
En este caso, entender al narcotráfico desde una visión de economía política es un
elemento útil para el análisis, pues este tipo de actividad o negocio tiene un matiz u origen
económico marcado por la ilegalidad (sin llegar a establecer un reduccionismo), sus dinámicas
de articulación y transformación interactúan fuertemente entre sectores (social, político,
económico), entre niveles (local, nacional y mundial) y entre actores (estatales y no estales).
Por lo tanto, entender estos fenómenos implica también esfuerzos multidisciplinares que tomen
en cuenta la Economía, la Sociología, las Relaciones Internacionales, la Antropología, la
Historia, la Ciencia Política, la Geografía, la Criminología, etc.
25
En los mercados criminales, la búsqueda de maximizar beneficios económicos asociados al
aprovechamiento dinámico y eficiente de las ventajas de las sociedades actuales y de los estados,
genera indudablemente un crecimiento importante de este tipo de economías a nivel mundial.
Estas se desarrollan en ambientes sociales, culturales y económicos nacionales y locales que
caracterizan su modus operandi criminal (formas de organización, control del territorio, etc.).
Para el caso del microtráfico o narcomenudeo, la ciudad, sus condiciones estructurales, sociales,
culturales y económicas conviven, se adaptan e interactúan con la economía criminal del
narcotráfico internacional.
El crecimiento de los mercados criminales puede ser a nivel temporal nuevas formas de
negocio puestas en marcha por organizaciones criminales o a nivel espacial asumido como
control de territorios para el cometimiento de ilícitos. Lo cierto es que este alto dinamismo y
mutabilidad de los mercados criminales, necesita de nuevas y constantes formas de operatividad
criminal que aseguren la reproducción del negocio y generen mecanismos de infiltración a
actividades legales e ilegales para efectos de protección de los dineros ilícitos. Es decir, una
fuerza que enlace proactiva y dinámicamente lo local con lo global y viceversa, adaptándose y
conviviendo con procesos sociales y culturales distintos y vulnerando los procesos de control y
restricción de los Estados.
En conclusión, este abordaje de economía política asume tres características propias de las
economías ilegales: 1) necesidad estructural de reproducción económica, 2) alta proactividad
criminal que asegura y se adapta a nuevos escenarios sociales, culturales, políticos y económicos
distintos pero que a la vez asegura la reproducción económica ilegal, y 3) generación de
ambientes propicios que facilitan el desarrollo de estas actividades.
La nueva dinámica económica del narcotráfico
La última década existen tres cambios importantes en la dinámica de la economía del
narcotráfico que trae importantes impactos a la dinámica criminal en la región, éstos se traducen en:
1. La marihuana es la droga de mayor consumo a nivel mundial y por ende la que mayor
cantidad de recursos económicos mueve. Actualmente se estima que existen más de 200
millones de consumidores, entre los cuales América del Sur se lleva aproximadamente el 2,3%
de la demanda mundial según ONUDD (2011). Por otro lado, a pesar de que no existen datos
actualizados que determinen el valor del mercado de la marihuana, se estima que esta economía
movió alrededor de 141.000 millones de dólares en el 2003 (incluye venta al por mayor y
por menor), por encima incluso de mercados como la cocaína (85.000 millones de dólares)
y la heroína (65.000 millones) (Haken, 2011). Sin embargo, existe una gran dispersión de la
producción de este producto a nivel mundial que no respeta geografía ni tipos de economías y
sociedades. Actualmente, se dice que la marihuana es producida localmente en casi todos los
países del mundo y su venta es manejada por redes de microtráfico locales sin mayor impacto
en la seguridad pública y a los mercados criminales mayores. Incluso, debido al avance de la
ciencia y tecnología existe mucha producción de mejor calidad a nivel doméstico, lo cual se
usa, en muchos de los casos, para consumo personal.
2. En el caso de la heroína, la cuestión se ha presentado oscilante. Por un lado, mientras
Colombia en la última década reduce sus sembríos drásticamente (de casi de 5.000 hectáreas
cultivadas en el año 2000 a aproximadamente 230 en 2010), México incrementa su producción
casi 4 veces (de 5.000 hectáreas en el año 2000 a cerca de 20.000 en 2010), lo cual hace
de ésta una actividad altamente lucrativa en poder de las organizaciones mexicanas. Pese
a ello, la participación de América Latina en la producción de amapola no es significativa,
pues representa solamente el 10 % del total de superficie cultivada mundial, compitiendo con
centros de producción como los países del Sur y centro de Asia que dominan más del 80% del
26
mercado y con una producción de mejor calidad. América del Sur se lleva solamente el 2,7%
de la demanda global (ONUDD, 2011).
3. Dentro de la economía del mercado ilícito de drogas, cobra sustancial importancia
el tráfico de cocaína. En el año 2009, el mercado de cocaína (que incluye la estimación de la
venta al por menor) ascendió aproximadamente a casi 90 billones de dólares por encima del
mercado de heroína con 65 billones (Haken, 2011). Al contrario de la marihuana y la heroína,
ésta representa aproximadamente el 11,4% de la demanda global. La importancia del mercado
ilegal de la cocaína cobra mayor relevancia al analizar sus implicaciones en las actividades de
la criminalidad en la región andina.
La cocaína sigue siendo el principal y más rentable producto de exportación ilegal de la
región al tener casi el 100% de la producción mundial de hoja de coca y el refinamiento de la
misma en pasta base y posteriormente en cocaína (Haken, 2011). Por esta razón, la sustancia es
el motor principal de la economía criminal de los países andinos, constituyéndose en una zona
de amplio interés para las agrupaciones criminales.
4. Existe un constreñimiento de la oferta de cocaína a nivel mundial. Según ONUDD
(2011), los cultivos de coca se redujeron en la región andina de manera importante desde
principio de la década pasada: pasaron de aproximadamente 221.000 hectáreas cultivadas en
2000 a 149.100 en 2010. Actualmente, se estima que el potencial de producción de la región se
ha reducido a aproximadamente 825 toneladas métricas de clorhidrato puro de cocaína (2008),
mientras que a principios de la década anterior era de más de 1200 toneladas. De la misma
manera, los niveles de incautación a nivel mundial marcaron una tendencia creciente a partir
del año 2005 y se han mantenido relativamente estables hasta el 2009.
5. En general, el mercado mundial de la cocaína hacia los grandes centros de consumo es
decreciente al compararlo con décadas anteriores. Si bien existe mucha controversia respecto
al manejo de cifras por los altos intereses políticos involucrados en el tema de drogas a nivel
mundial16, el mercado cocaína no parece ser la esfera boyante y promisoria de crecimiento y
acumulación registrada durante la década de los años setentas, ochentas y parte de los noventas.
Así, ONUDD (2011) estima que en el año 1995 el mercado de cocaína mundial ascendía
en valores constantes (2009) a 165.000 millones de dólares, mientras que en el 2009 este se
redujo por debajo de los 90.000 millones de dólares. De igual forma, la tendencia creciente de
consumo de cocaína registrada en Europa durante la década anterior, se ha mantenido estable
en los últimos tres años, lo cual hace suponer un estancamiento del mercado de la cocaína en
este continente, que sumada a las decrecientes tendencias del mercado en Estados Unidos,17
presiona aún más a la baja del rendimiento económico de esta economía criminal.
6. Este estancamiento del crecimiento del negocio del narcotráfico a nivel mundial
genera que la diversificación del riesgo sea una alternativa de respuesta natural de los agentes
económicos criminales para neutralizar el problema. Por esta razón, podemos decir, que una
de las nuevas racionalidades del nuevo contexto problemático es, sin duda, una sofisticación
en las actividades de la economía criminal. Esto ha significado un cambio importante en la
Región, que ha pasado del periodo del narcotráfico de los grandes carteles al periodo del crimen
organizado (Serrano y Toro, 2005) lo cual, sin duda, abre nuevos desafíos para la gobernanza
regional andina en esta materia. Entre estas prácticas de inversión existen actividades ilícitas y
lícitas como: préstamos de poca monta a la población, control de casinos clandestinos, inversión
16. Es importante tomar en cuenta que estas cifras son estimaciones realizadas por especialistas de la Oficina para la Droga
y el Delito de Naciones Unidas (ONUDD). Si bien éste es un organismo multilateral, existe altos intereses políticos respecto a
estas cifras. No obstante, es la fuente estadística de comparación mundial más confiable y completa que hay sobre la materia.
17. Estados Unidos sigue siendo el principal centro consumidor de drogas a nivel mundial hasta nuestros días. Sin embargo, el
consumo de drogas, y especialmente de la cocaína, en este país se ha visto drásticamente disminuido desde finales de los 90.
En efecto, según el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas (NIDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, la
cantidad de usuarios actuales de 12 años de edad o mayores se redujo de 2,6 millones en 2006 a 1,5 millones en 2012 (NIDA,
2012: 2).
27
en bienes raíces, control de la contratación pública, inversión en otras actividades ilegales con
alta reproducción económica como piratería de películas, extracción minera ilegal, entre muchas
otras. Por esta razón se puede decir que los mercados criminales en el contexto actual, más allá
de crecer en sus posibilidades reales, crecen también en sus capacidades potenciales; es decir el
abanico de posibilidades y espacios para economías ilegales altamente lucrativas son enormes.
Ahora bien, bajo esta lógica, una de las actividades a las que poca atención se le ha
prestado en los países de la región, es la cuestión del microtráfico. Sin embargo es esta actividad
la que en esencia tiene las características para constituirse en la nueva cara del narcotráfico y
la criminalidad en la región. Esto veremos a continuación.
Del narcotráfico al narcomenudeo
El microtráfico es la condición de posibilidad de que el narcotráfico a gran escala
reproduzca su poder económico. Dada la geopolítica mundial alrededor del tráfico de drogas, la
importancia del microtráfico y su relación con la criminalidad cobra una trascendencia enorme
en el análisis de los grandes centros de consumo, por ser ahí donde realmente se regula el
mercado de drogas a nivel mundial
En efecto, aunque se crea que la capacidad de regulación del narcotráfico esté en el control
geoestratégico de la producción, en realidad esto no depende casi nada de esta fase. Un ejemplo
de esto es que la economía del narcotráfico ha mostrado tradicionalmente comportamientos
inflexibles frente a la relación cantidad/precio a nivel internacional. Como se anotó anteriormente
los cultivos de coca y la capacidad de producción de cocaína de los países andinos han sufrido
francas disminuciones desde la década anterior. En el Gráfico N° 2 se muestra cómo los precios
de la cocaína al menudeo suben de precio desde el año 2002 al 2009 (barras rojas), cuando se
ajusta su precio a la tasa de inflación y pureza de la droga. No obstante, sin el ajuste de pureza,
estos precios se mantienen relativamente estables (ver Gráfico N° 2).
Gráfico N° 2
Precio al por menor de la cocaína en las calles de EEUU 2002-2009
Precio ajustado a la inflación USD 2009.
Ajustado teniendo en cuenta la inflación y el grado de pureza USD 2009.
250
200
150
100
50
0
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: UNODC, 2011.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
28
Esto se debe al hecho que al analizar la distribución de los ingresos del narcotráfico de
la cocaína a nivel mundial, vemos que en el centro de la cadena de producción, solamente se
queda con el 1% del total del valor de un kilogramo de cocaína vendido en los grandes centros
de consumo. El 49% se reparte entre las redes de distribución local e internacional al por
mayor, así como al pago de servicios logísticos y otros a favor de los grandes carteles. El restante
50% va a parar en manos de los microtraficantes menores en las calles de los grandes centros
de consumo de los países de alta renta (ver Gráfico N° 3). Según el Informe de UNODC
(2011: 23), el precio al por mayor de un kilo de cocaína puesto en las calles de Estados Unidos
es de aproximadamente una cuarta parte superior a los precios a nivel minorista. De acuerdo
a Fernández (2008: 166), el precio de narcomenudeo puede llegar a estar 10 veces por arriba
del precio al por mayor cuando donde realmente se regula este mercado es en la cadena de
distribución al por menor bajo la ecuación calidad/precio18.
Gráfico N° 3
Reparto de los beneficios de un kilo de cocaína
Precio referencial 80.000 dólares total
50%
15%
15%
19%
1%
Productores
(al por mayor).
Bienes y
servicios.
Organización
criminal en los
sitios de
producción
(al por mayor).
Organización
criminal en los
sitios de
consumo
(al por mayor).
Menudeo
(al por menor).
Fuente : Sansó, Daniel (2011).
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Este elemento regulatorio del microtráfico le da un elemento estratégico al negocio del
narcotráfico a nivel mundial hasta el punto de que el microtráfico se convierte en el verdadero
termómetro del poderío financiero del narcotráfico en general. De hecho, los 320.000 millones
de dólares determinados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(ONUDD), destinados a cuantificar el monto económico que mueve el narcotráfico en general,
lo hacen sobre la base de una estimación que toma como referencia el precio de venta al
menudeo de la droga en los grandes centros de consumo.
Tradicionalmente, la forma de comercialización de la cocaína en los centros de consumo
se la hace por medio de grupos o redes de microtraficantes en las ciudades con cierta capacidad
de discreción en la fijación de precios, así como en la capacidad de mezcla o corte con otras
sustancias para bajar la pureza de la misma19. Sin embargo, el comportamiento actual del
18. Por cada seis gramos de cocaína pura se pueden obtener hasta seis gramos al menudeo producto de las mezclas (López,
2011). De la misma forma, se toma la regulación al menudeo como la estrategia para disminuir la capacidad del efecto de la
droga y aumentar la frecuencia del consumidor (Cortez y Parra, 2011).
19. En efecto, al hacer un seguimiento al modelo hegemónico de la oferta y demanda de cocaína a nivel mundial este suponía el
interés de los grandes carteles de narcotráfico de los 80 y 90 de exportar grandes cantidades de droga a países consumidores
para lograr colosales fortunas.
29
mercado de la cocaína a nivel mundial podría consistir en que redes criminales internacionales
busquen el control de la distribución al menudeo pues esto les permitiría tener un potencial
elemento regulador en el corto y mediano plazo para sostener sus enormes y crecientes ingresos
económicos independientemente de la oferta global de cocaína en el mundo.
Por otro lado, pese a que actualmente existen marcadas evidencias para decir que existe
una reducción de la demanda global de cocaína, la reducción del consumo en Estados Unidos ha
venido acompañada en la última década de nuevos sitios de consumo a nivel mundial. Por ejemplo,
Europa entre 1998 y 2008, aumenta la demanda de cocaína de 63 a 124 toneladas métricas anuales
aproximadamente, es decir un incremento de casi un 100% en total (ONUDD, 2011).
A esta cuestión se suma que en Europa, el gramo de cocaína se paga dos a tres veces
más que en Estados Unidos, lo cual ha servido también en parte para equiparar la pérdida
de rentabilidad del mercado de cocaína en el mundo debido a la baja dentro el mercado
estadounidense. De la misma manera, actualmente existen otros mercados que empezaron a
crecer de forma significativa como es el caso de ciertos países del Este y Sur de Asia, de África
Occidental y sobre todo de Sudamérica. Esto llega a tal punto que si se hace un sumatoria del
potencial de consumo de todos los países sudamericanos esta región ocuparía el tercer lugar en
el mundo (85 toneladas métricas anuales aproximadamente) y el 11% del consumo mundial
con aproximadamente 1´840.000 de personas (ONNUD, 2012).
En este escenario, Brasil se lleva un 33% del total del mercado de la región, seguido
de Argentina con un 25% (ONUDD, 2011). Por esta razón, más allá de la situación real
del mercado actual de cocaína, la emergencia del consumo en América Latina, unida a la
capacidad de poder adquisitivo de la mayoría de los países, producto del crecimiento económico
importante en la última década, convierte a la región y sus grandes ciudades (prospectiva y
potencialmente), en un sitio estratégico de expansión del mercado mundial de cocaína. En
el Mapa N° 1 se puede observar como en países de Sudamérica tales como Chile y Uruguay
la prevalencia del consumo de cocaína es del más de 1% de la población entre 15 y 64 años,
mientras que en países como Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela, el rango oscila
entre 0,5% y 1% de la prevalencia (ver Mapa N° 1).
Mapa N° 1
Fuente: Informe Mundial de Drogas (2012).
30
Según el Primer estudio comparativo sobre uso de drogas en población escolar secundaria de
Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay en el año 2006,
las mayores tasas de consumo reciente de cocaína y pasta base la registran los estudiantes de
Argentina y Chile. El consumo de clorhidrato de cocaína presenta tasas de consumo reciente
similares entre estos países: 2,5% en Argentina y 2,4% en Chile.
En el caso de pasta base, sin embargo, la prevalencia de consumo al año de Chile es de
2,1% y la de estudiantes argentinos de 1,6%. Ambos países también registran el mayor uso
precoz de estas drogas, aunque, en este último caso, las tasas de consumo reciente son más
altas entre los estudiantes de Argentina con 2,1% en cocaína y 1,6% en pasta base. En Chile
el consumo precoz registra tasas de 1,4% y 1,5% en cocaína y pasta base respectivamente
(ONUDD/CICAD-OEA, 2006).
Por otro lado, de acuerdo al Estudio comparativo sobre consumo de drogas y factores asociados
en población de 15 a 64 años en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay (2008), la
cifra promedio de los países en términos de la prevalencia de consumo de cocaína en Sudamérica
es de 1,4%, superando al 0,3% del promedio mundial reportado por Naciones Unidas. En los
países de este informe cerca de 600.000 personas declararon haber consumido cocaína alguna
vez durante los últimos 12 meses previos al estudio. La edad de inicio más precoz entre las
personas que han declarado consumo de cocaína se encuentra en Argentina, donde un 25%
(percentil 25) de ellos consumieron por primera vez esta droga a los 16 años o menos y un 50%
(percentil 50) lo hizo a los 18 años o menos.
En el resto de los países la edad de inicio es en promedio uno o dos años posteriores. Las
tasas de consumo presentan una importante variación entre los países con cifras que van, de
acuerdo a la prevalencia de último año, entre un 0,1% en el caso de Ecuador y un 2,7% en
Argentina. De su parte el consumo de pasta base en todos los países es mayor en hombres que
en mujeres. Respecto al rango de la edad, en Argentina, Chile, Perú y Uruguay es mayor entre
los más jóvenes (grupo de 15 a 34 años). En cambio en Bolivia y Ecuador el consumo es mayor
en el grupo de 35 a 64 años. La edad promedio de inicio más baja se encuentra en Argentina y
la más alta en Bolivia. El 25% de los que alguna vez consumieron pasta base en Argentina tiene
hasta 14 años, 16 años en Perú y Uruguay, 17 años en Chile y 18 años en Bolivia y Ecuador
(ONUDD/CICAD-OEA, 2008).
Este comportamiento del consumo en la región ha generado que redes criminales
dedicadas al narcomenudeo de cocaína y sus derivados ya empiecen a operar de forma continua
en varios países de la región sudamericana. Un ejemplo de ello ha sido la organización Cordillera
dedicada al tráfico de drogas en las calles. Esta agrupación controla más del 90% del tráfico
de drogas al menudeo en Colombia y tiene ramificaciones en varias ciudades de Sudamérica
(Diario El Comercio, 2011d). Para ello es necesario el control y disputa de territorio en varias
ciudades del mundo (se incluyen las sudamericanas). Esto a más de aumentar la influencia
territorial, aumenta también el ejercicio de la violencia como resultado de estas disputas y
por ende apoya al crecimiento de la dinámica criminal urbana. Tal vez por ese motivo autores
como Ávila (2011) han denominado al narcotráfico al menudeo como la locomotora de la
criminalidad urbana.
Ahora bien, en los últimos años se ha empezado a utilizar el término narcomenudeo para
describir el punto de venta en el esquema comercialización del narcotráfico, concebido por la
organización como una actividad económica criminal. Ésto obliga a pensar al problema del
narcotráfico a escala menor como un sistema caracterizado por el mencionado punto de venta:
el lugar donde se realiza la transacción monetización, intercambio de dinero u otros bienes y
servicios, y el consumo, o la satisfacción deseada de demanda o utilidad social (Cortés y Vargas,
2011).
Por esta razón, pasar del microtráfico al narcomenudeo conceptualmente significa
incorporar una mirada holística y sistémica hacia el problema, lo cual implica también a los
31
conflictos sociales, violencia y criminalidad que lo alimentan y generan. En este caso, la ciudad
debe ser concebida como el escenario donde se configura esta realidad. Como consecuencia
está la necesidad de mirar este fenómeno desde los estudios urbanos.
Ciudad, criminalidad y microtráfico
La violencia y la criminalidad es uno de los problemas fundamentales de las sociedades
latinoamericanas actualmente. De acuerdo a la Corporación Latinobarómetro (2012), el
28% de los latinoamericanos declaró que la delincuencia y la inseguridad son su principal
problema cotidiano, constituyéndose en un claro limitante para el desarrollo social y bienestar
de sus habitantes y por tanto una deuda importante para la política pública de los gobiernos
de turno.
En este contexto los estudios de la ciudad han jugado un rol importante. Por un lado,
las grandes y medianas ciudades han sido vistas como el escenario principal de donde este
tipo de problemática toma lugar. En este escenario, un punto aparte debe ser mirado en los
problemas de las sociedades tardomodernas articuladas a fenómenos urbanos como: cambios en
la estructura familiar y el hogar, cambios en la ecología y demografía social y el aparecimiento de
los guetos, el individualismo, el consumo, los medios de comunicación, etc. (Gardland, 2005),
que son interpretados como caldo de cultivo para la proliferación de conductas delictivas. Por
otro lado, hay que tomar en cuenta a la ciudad vista como imaginario social y productora de
violencia, miedo e inseguridad (Borja y Muxi, 2000).
Dentro de esta problemática la droga ha sido asociada como un factor que promueve la
inseguridad ciudadana por varias razones. En el primer lugar, como herencia de la epidemiología20,
el consumo de droga es asociado directamente como factor de riesgo que se relaciona con la
violencia y la criminalidad visible para la opinión pública (ciertos delitos contra la propiedad y
las personas), sea por la predisposición de la conducta del consumidor a la violencia, o por las
acciones delictivas de tipo económico (robos menores y de mediana cuantía) utilizadas por el
propio consumidor para conseguir más drogas y proseguir su adicción.
Por otro lado, la droga se asocia con la violencia (muertes, lesiones, secuestros, extorsiones)
generalmente usada por traficantes para la retaliación de competidores e incumplimientos
económicos, al interior de estos mercados criminales. Por último está el expendio y consumo
de drogas asociado a la degradación del espacio público debido a su relación con otro tipo de
conductas poco toleradas como la prostitución, el juego, entre otros.
Todo se refuerza a través de la opinión pública intolerante ante estas conductas. Por ejemplo,
según la Encuesta de Cultura Ciudadana realizada por la Fundación Corpovisionarios en el año
2010 en Quito, el 97% de las personas encuestadas decía que no le gustaría tener como vecino
a un drogadicto. En otras palabras, la droga se mira bajo la etiqueta de un submundo expresado
en un consumidor problemático o en vías de problematizarse, lumpenizado. El estupefaciente
se asocia también a un proveedor de drogas que impone su justicia al margen de la ley y a un
espacio degradado socialmente donde se perpetran las transacciones y el consumo.
Pese a ello la ciudad no ha sido pensada en el ámbito de las economías ilegales como el
narcotráfico. Este abordaje implica entender a la ciudad como un lugar donde existe una oferta
de drogas que está articulada a las grandes dinámicas de la economía del narcotráfico global,
una demanda potencial y efectiva que alimenta esta oferta, unos grupos de personas destinadas
a proveer esta oferta (con diferentes niveles de funcionalidad en la cadena de distribución), una
economía paralela que funciona alrededor de ella y mecanismos de protección y articulación
20. Ciencia encargada de encontrar y controlar los factores de riesgo que generan enfermedades que afectan a la salud pública.
La violencia ha sido vista bajo este enfoque por más de dos décadas. Para ver más: (Londoño, Gaviria, y Guerrero, 2000).
32
social. En este caso, la ciudad y sus características, geográficas, demográficas, socioeconómicas
y administrativas son dinámicas propias al microtráfico local. Mientras tanto las dinámicas del
microtráfico transforman realidades urbanas.
33
Narcotráfico en Ecuador y en Quito
La economía política del narcotráfico en Ecuador
Históricamente Ecuador no ha sido un país productor de drogas ilegales pese a su situación
geográfica ya que tiene dos países limítrofes que cultivan y producen el 95% de la cocaína en
el mundo. De igual forma, tampoco ha sido un país cultivador ni productor de drogas como la
marihuana y la heroína, las cuales son producidas dentro de la misma región y en otras latitudes
del mundo en cantidades considerables21. Varias son las hipótesis de este fenómeno de las que
destacan: 1) la histórica, 2) la culturalista y 3) la de la economía política.
Desde el punto de vista del enfoque histórico, el tema puede remontarse a la época de la
Colonia cuando los cultivos para uso ritual y tradicional fueron erradicados en el siglo XVI en la
Real Audiencia de Quito por cuestiones estructurales de la economía colonial (Rivera, 1991).
Mientras que en Ecuador se erradicó la coca, en Perú y Bolivia, más bien se institucionalizó en
el mercado debido a las necesidades de reproducción de la mano de obra indígena en la minería
(Bonilla, 1991: 1993). Por otro lado, desde una visión cultural se sostiene que en Ecuador no
ha existido históricamente una producción de coca debido a la ausencia de sectores sociales
que posean una tradición cultural cocalera y un conocimiento agronómico para desarrollar un
cultivo sostenido de la hoja (Rivera, 1991).
Por último la posición de la economía política sostiene que el proceso de colonización
de la Amazonía ecuatoriana corrió paralelo a la extracción petrolera en los años 70, lo que
significó que las tierras óptimas para el cultivo de hoja de coca se poblaran en condiciones de
reproducción material determinadas por esta industria; sumando a ésto, un amplio despliegue
de seguridad militar (el petróleo era una recurso estratégico del estado ecuatoriano). Todo
esto impidió que el desplazamiento de este problema derivado de la erradicación de cultivos
21. Pese a que en Ecuador se han encontrado cultivos de hoja de coca y se han destruido laboratorios de procesamiento
estas cantidades continúan siendo marginales en la economía del narcotráfico a nivel mundial. Así, según datos de la Policía
Nacional del Ecuador, en el año 2009 se destruyeron aproximadamente 70 hectáreas de hoja de coca, las cuales en términos
de producción solo sirven para procesar aproximadamente de 260 a 500 kilogramos de cocaína pura. Eso es el 0,8% del total
de incautaciones de cocaína producida en Ecuador durante ese año. Si se toma en cuenta la afirmación, que la producción de
cocaína solamente es rentable a partir de los 100 kilogramos, no podemos dar cuenta de la poca importancia que tiene Ecuador
en esta dinámica.
35
en Perú y Bolivia se extienda hacia Ecuador (Cuesta, 2002 citado por Núñez, 2006). Por otro
lado el conflicto territorial de Ecuador con el Perú, hizo que la Amazonía sur cuente con una
alta presencia militar, impidiendo que esta zona brinde las condiciones de clandestinidad que
la producción de coca requiere.
Frente a esta poca importancia en la producción de drogas ilícitas, el rol estratégico
dentro de la economía política del tráfico de drogas ha sido la de país de tránsito. En esta
dinámica, Ecuador cumple históricamente cuatro funciones fundamentales: 1) es una vía de
paso de la hoja de coca cultivada en Perú y Bolivia hacia Colombia donde es procesada; 2) es
el origen de varias rutas de tráfico hacia mercados internacionales en los países consumidores
como Estados Unidos, Europa y actualmente el Cono Sur; 3) es un mercado de contrabando
de precursores químicos necesarios para el procesamiento de cocaína y heroína; 4) es una
economía funcional al lavado de dinero debido a las ventajas que brinda la dolarización
(Luna, 1991; Miño, 1991; Carrera, 1994; Páez, 1990; Cuesta y Trujillo, 1999; Rivera, 2004
citado por Núñez, 2006).
Si a esta cuestión se suman algunas ventajas geográficas que tiene Ecuador frente al resto
de países nos podemos dar cuenta de la importancia estratégica de este territorio en las rutas
del narcotráfico a nivel mundial. Por ejemplo, sus características naturales le permiten atender
fácilmente a mercados cercanos como Perú, Chile, Bolivia o Argentina, o acceder en corto
tiempo a los mercados centroamericanos y a Estados Unidos.
En un estudio sobre el papel que tendría Ecuador en el intercambio comercial de
Latinoamérica con China, se señala que:
(…) la posición de Ecuador en la costa del Pacífico y su posición relativa a Brasil, hace que el
país sea un punto de entrada importante a América del Sur para bienes chinos y una punta de
salida lógica para productos primarios, tal como las cantidades sustanciales de productos de soya y
hierro que Brasil exporta a China. La posición estratégica de Ecuador está reforzada por la altura
comparativamente baja de los Andes (Evan, 2009: 103).
Si bien las actividades marcadas como ilegales por los estados no pueden ser evaluadas
y entendidas bajo la racionalidad de la economía legal, dado que dichas actividades ilegales
no cuentan con marcos regulatorios previos, ésto no significa que Ecuador no cuente con una
posición geográfica estratégica en términos de economías ilegales.
Por esta razón, en el marco de la política antidroga hegemónica que ha imperado en el
mundo y especialmente en la región, Ecuador cumple un rol estratégico en los mecanismos
de cooperación y asistencia técnica estadounidense aplicada con principal atención en el
área andina desde los años 80. Este interés dentro de la economía del narcotráfico se plasmó
inicialmente en la aprobación en el año 1990 de la Ley 10822, la cual imponía duras penas a la
producción, tráfico y comercialización de drogas ilegales en el territorio. Incluso, en un primer
momento se criminalizaba el propio consumo23.
22. La ley señalaba penas incluso para quien tenía un consumo de uso personal: “Art. 65.- Disminución de penas por tenencia
para uso personal.- La sanción será de un mes a dos años de prisión cuando, por la escasa cantidad y demás circunstancias
de la tenencia de sustancias sujetas a fiscalización, se colija que ellas están destinadas a uso personal inmediato del tenedor”
(Ley 108, República del Ecuador).
23. En el año 1996, se flexibilizó la Ley hacia el consumo siempre y cuando se pudiera demostrar ante un juez que la cantidad
incautada era para el consumo y no para el tráfico. La mayoría son acusados de tenencia o tráfico de drogas, ya que en la categoría
de consumo máximo deben portar cinco gramos de cocaína y 15 de marihuana, además que las personas aprehendidas deben
realizarse exámenes costosos para probar ser consumidores, porque lo que muchos no pueden pagarlos. Tampoco se diferencia
entre tráfico internacional o regional. Estos hechos han llevado a que la criminalización se busque aprehender gente con drogas,
pero no se apunte realmente a la industria de la drogas. En 2013 se modificaron estas cantidades desde el Consejo Nacional de
Control de Estupefacientes: “10 gramos de marihuana, 2 gramos de pasta base de cocaína, 1 gramo de clorhidrato de cocaína, 0,1
gramos de heroína, 0,015 gramos de fenetilamina, 0,15 gramos de éxtasis y 0,040 gramos de anfetaminas” (CRE, 2013).
36
Los efectos de la política antidrogas en Ecuador
Un punto central en la economía política del narcotráfico y su impacto en Ecuador
se marca con la iniciativa del Plan Colombia a partir del 2002 y en menor medida el Plan
Mérida aplicado en México a partir de 2006. Cabe destacar que estas dos iniciativas han sido
el corolario de la estrategia estadounidense antidrogas y anti crimen organizada en la región y
que sin duda ha traído consecuencias importantes en la última década.
En el año 1999, el gobierno de Andrés Pastrana en un intento por resolver el conflicto
armado que vive en Colombia desde hace varias décadas presentó a la comunidad internacional
un plan de acción, el Plan Colombia, el cual contó con financiamiento de los Estados Unidos.
A diez años de implementado los resultados conseguidos son cuestionables. Por una parte entre
sus logros se menciona la reducción de las tasas de criminalidad e inseguridad (en especial de
homicidios y asesinatos), por otro lado, se cuestionan fuertemente los resultados en cuanto a
la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Incluso, en el año 2009, el periódico El
Espectador señalaba que en una evaluación realizada por la Oficina de Rendición de Cuentas
del Congreso de los Estados Unidos (GAO) se afirmaba que el Plan Colombia había logrado
resultados aceptables en términos de seguridad para Colombia pero muy malos resultados en la
reducción de la oferta de drogas ilícitas (Diario El Espectador, 2009a).
Por otro lado, desde que se pusieron en marcha las tareas de fumigación previstas en el
Plan Colombia para la erradicación de cultivos, se hizo un especial énfasis en el Departamento
de Putumayo por ser justamente un centro de operaciones de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) y donde existía un fuerte vínculo de poblaciones
campesinas con el sembrío de hoja de coca. Esta situación generó una fuerte oleada de
desplazados colombianos provenientes de zonas de conflicto que huyen de la violencia a
territorios ecuatorianos, generando así una profunda crisis humanitaria y elevados costos
sociales y económicos del gobierno ecuatoriano para atender esta problemática. De igual
forma han incrementado los peligros en cuestión y la inseguridad debido a la penetración de
actores criminales que utilizan la figura del refugio para la protección y ocultamiento en otros
territorios de sus actos ilícitos24.
Estas fumigaciones han generado elementos importantes en el proceso de desplazamientos
de cultivos en Colombia, lo cual ha traído enormes impactos en la dinámica fronteriza
ecuatoriana. Entre los años 2007 y 2010 se produjo un desplazamiento de los cultivos desde
el departamento de Putumayo hacia el departamento de Nariño, producto de factores como
las fumigaciones realizadas en el marco del Plan Colombia. En el año 2007 existía una mayor
concentración de cultivos en la zona del Putumayo, mientras que en el año 2010 se presenta
(ver Mapa N° 2) mayor concentración de cultivos en la zona de Tumaco en el departamento
de Nariño. Este desplazamiento también genera una lógica distinta en el lado ecuatoriano
donde se observa en la actualidad un incremento en el número de laboratorios descubiertos
en la zona de Esmeraldas, al igual que un mayor número de incautaciones realizadas en esta
provincia.
24. Esta cuestión se suma el desempleo ocasionado por la desestructuración de sistemas de movilidad laboral y comercial
fronteriza que incluían ciclos de migraciones al lado colombiano para trabajar en plantaciones de coca y en pequeños laboratorios
clandestinos. Esta vinculación de colonos y campesinos ecuatorianos al circuito industrial del narcotráfico es conocida por la
mayoría de habitantes del nororiente de la Amazonía. Según Alexei Páez (2000) este fenómeno se debe principalmente a que
muchos colonos y campesinos ven que el trabajo en sus fincas no resulta rentable y la zona carece de redes de comercialización
para sus productos, así como del apoyo técnico y crediticio por parte del Estado.
37
Mapa N° 2
Fuente: Informe Mundial de Drogas (2011).
Por su parte, desde la implementación de la Iniciativa Mérida25 en 2006, Ecuador también
ha recibido efectos que merecen ser tomados en cuenta. Este plan es una iniciativa conjunta del
estado mexicano junto con Estados Unidos que consiste en una movilización intensiva de la Fuerza
Pública y el Ejército con la finalidad de recuperar varias zonas del territorio mexicano tomadas por
carteles para la producción y tráfico de drogas hacia territorio estadounidense. Si bien México es
el principal receptor económico del programa de cooperación en materia de seguridad por parte de
Estados Unidos este proyecto también incluye a países centroamericanos, República Dominicana y
Haití enmarcado en la estrategia norteamericana de guerra contra las drogas.
Esto ha generado un efecto movilizador de criminalidad en la región, producto de la
persecución y presión que el Estado mexicano ejerce sobre sus principales carteles. A esta
situación se junta la necesidad de un control territorial estratégico de estas organizaciones
criminales por el manejo de la producción y las rutas de la cocaína hacia Estados Unidos. Por
esta razón, dada la importancia de Ecuador dentro de la dinámica de esta economía ilegal, el
país se convierte en un sitio estratégico para el control de las rutas del Pacífico por parte de
estos grupos criminales mexicanos.
Estas políticas están trayendo importantes dinámicas en la configuración criminal de la
región las cuales miran al país como un sitio estratégico de control logístico para el tráfico de
drogas a nivel mundial. Es por esta razón que se tienen importantes denuncias de la presencia
de carteles mexicanos que utilizan su red de influencia y conexiones para operar en Ecuador
(Semana, 2012). También cobran importancia las denuncias de la influencia de nuevos grupos
de narcotraficantes colombianos asociados a células remanentes del cartel del Norte del Valle
(Semana, 2010) y nuevos grupos narcotraficantes relacionados con el neoparamilitarismo como
Los Rastrojos (Diario El Comercio, 2013). A este fenómeno se debe añadir la presencia de
grupos organizados criminales transoceánicos como las mafias rusas o italianas las mismas que
buscan controlar el tráfico de drogas hacia Europa conjuntamente con los emergentes carteles
colombianos (Bagley, 2003; Forgione, 2010).
25. Véase al respecto en: http://www.state.gov/j/inl/merida/
38
En el caso de organizaciones colombianas utilizan muy bien las rutas internas para
abastecerse de drogas desde Colombia y poder utilizar al país como sitio de paso. En el marco
de las funciones que ha cumplido Ecuador en la economía política del narcotráfico, Cuesta y
Trujillo (1999) sostienen que el territorio ecuatoriano ha sido siempre un punto de conexión del
tráfico de cocaína con mercados internacionales. Sin embargo, esta importancia ha crecido en
los últimos años producto de los efectos del Plan Colombia. Las principales vías para transportar
la droga son: la carretera panamericana y los puertos de Esmeraldas, Manta, Guayaquil y Puerto
Bolívar. Los aeropuertos internacionales más bien se han utilizado por traficantes de pequeña
escala 26.
En los mapas N° 3, N° 4 y N° 5 se pueden observar con más detalle algunas de las principales
rutas terrestres, marítimas y aéreas del tráfico de narcóticos entre Colombia y Ecuador. En
general, una de las principales rutas inicia con la introducción de la base de coca desde Colombia
hacia la Amazonía ecuatoriana. Más adelante, la misma se traslada a la provincia de Esmeraldas,
donde se procesa y se refina en laboratorios clandestinos. Una vez terminado el proceso, la droga
puede regresar al departamento de Nariño en Colombia, por vía marítima o ser enviada a otros
destinos desde los puertos marítimos de El Oro, Guayas y Manabí o los aeropuertos de Quito y
Guayaquil (Bonilla y Moreano, 2009; citado en Rivera y Torres, 2011: 7).
Mapa N° 3
Tráfico de narcóticos Colombia-Ecuador, por vía terrestre
Fuente: Policía Nacional de Ecuador.
Elaborado por: Policía Nacional de Ecuador.
26. Actualmente, se habla también de una nueva ruta de salida de droga desde Ecuador por medio de las vías fluviales de la
Amazonía hacia Brasil. Sin embargo, no se puede determinar aún su importancia y modus operandi. Véanse mapas: N° 3, N° 4
y N° 5.
39
Mapa N° 4
Tráfico de narcóticos Colombia-Ecuador, por vía aérea
Fuente: Policía Nacional de Ecuador.
Elaborado por: Policía Nacional de Ecuador.
Mapa N° 5
Tráfico de narcóticos Colombia-Ecuador, por vía marítima
Fuente: Policía Nacional de Ecuador.
Elaborado por: Policía Nacional de Ecuador.
40
En cuanto al tráfico de precursores químicos para el procesamiento de narcóticos como la
acetona, la gasolina, el cemento, la soda cáustica, el ácido sulfúrico y el clorhídrico existen tres
zonas críticas para el tráfico de estos materiales: i) la frontera amazónica que tiene numerosos
pasos no controlados; ii) Carchi con varios puntos de abastecimiento clandestino; iii) vínculos
fluviales y marítimos en la provincia de Esmeraldas (Páez, 2000; citado en Rivera y Torres, 2011:
8). En el Mapa N° 6, se observan las principales rutas aéreas utilizadas por los narcotraficantes
para el transporte tanto de base de coca como de insumos. Como se puede observar estas rutas
coinciden con lo mencionado por Páez (2000) respecto a las zonas críticas para el tráfico
mencionado.
Mapa N° 6
Rutas aéreas para el tráfico de base de coca e insumos
Fuente: Policía Nacional de Ecuador.
Elaborado por: Policía Nacional de Ecuador.
Análisis situacional del narcotráfico y microtráfico en Ecuador 20002011
Un tema importante a añadir son los resultados que la implementación del Plan
Colombia ha traído al Ecuador respecto a la ruta de la drogas. Como vimos anteriormente,
se está produciendo una especie de desplazamiento en el crecimiento de importancia de otros
países de la región Andina para el tráfico de drogas a nivel mundial. Por esta razón, en el caso
de Ecuador su importancia estratégica en el tránsito de drogas ha generado que el llamado efecto
globo, traiga consecuencias importantes en el incremento del número de decomisos de drogas y
precursores químicos realizados por las autoridades ecuatorianas. Cada vez más, este país tiene
mayor importancia en los procesos de embodegamiento y embarque de grandes cantidades de
cocaína para ser transportadas a los centros de consumo, especialmente Estados Unidos por la
ruta del Pacífico.
41
En efecto, como podemos ver en el Gráfico N° 4 los niveles de incautación de drogas en
Ecuador han sufrido un progreso significativo desde el año 2005. Si bien ésto puede demostrar
también una mejor gestión policial en la eficacia para la incautación de drogas,27 es también
una señal de un mayor impacto del narcotráfico en el país. Así, mientras el promedio de
aprehensiones fue de 13,3 toneladas métricas (TM) entre 2000-2004; a partir de 2005 a 2011
este promedio subió a 35,20 TM (ver Gráfico N° 4).
Gráfico N° 4
Aprehensiones de drogas en Ecuador 2000-2011 por TN
Total anual
Promedio 2000-2012
26,07
Promedio 2000- 2004
13,30
Promedio 2005-2011
35,20
68,05
41,86
21,68
2000
2001
15,83
2002
13,46
2003
35,51
30,35
18,19
9,83
26,10
5,69
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Dentro de este rubro sobre aprehensiones significativamente, a lo largo de estos 11 años,
es la cocaína la que mayor cantidad representa con un 77,6% del total en este periodo de
tiempo, seguido de la marihuana con 13,0%, la pasta base con un 8,04% y en cantidades muy
marginales la heroína con menos del 1% del total. Solamente en el año 2000 la marihuana
superó a las aprehensiones de cocaína debido a las 18,2 TM incautadas (ver Tabla N° 2).
Tabla N° 2
Aprehensiones por tipo de droga 2000-2011 (Kg.)
2000
Cocaína
Pasta Base
Heroína
Marihuana
2001
1.707,59 10.921,15
2002
2003
10.318,65 6.246,34
2004
3.784,39
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
31.589,11 27.054,46 17.634,95 27.266,72 63.976,57 14.636,03 19.714,60
1.600,83
1.321,18
897,26
624,11
995,21
1.505,17
7.194,64
7.668,32
966,09
1.102,40
827,05
1.622,81
108,72
507,27
352,18
286,28
288,23
238,42
233,42
180,84
144,07
177,02
258,56
155,43
18263,36
3.079,38
1.896,90
2.672,86
624,08
522,83
1.030,30
848,77
1.968,38
2.794,26
2.468,50
4.605,17
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
27. En el año 2005 se firmó un convenio bilateral con los Estados Unidos, en el que se estipula una inversión de 15,7 millones de
dólares en el incremento de seguridad en el país y se exige un aumento de 12% en la captura y procesamiento de narcotraficantes
y de 10% en las incautaciones de drogas, en relación al año 2004 (Diario El Comercio, 30/03/2005; 31/03/2005). Estas exigencias
se fundamentan en una preocupación, por parte de los Estados Unidos, de un descenso en los esfuerzos antidrogas en el país
(Diario El Comercio, 30/03/2005), (Pontón, et. al. 2007). Por esta razón, en muchos de los siguientes gráficos o cuadros se
comparan los promedios 2000-2004 y 2005-2011, justamente por este cambio significativo en la política.
42
Pese a ello, este tipo de tendencia cambia cuando se mira la finalidad de las aprehensiones
respecto al tipo de comercio. Como presenta el Gráfico N° 5, desde el año 2009 (fecha en
que se dispone información que discrimina tráfico interno y externo) el 99,81% de la cocaína
incautada tiene como meta el tráfico externo, sea para el mercado norteamericano, europeo
u otro y solo un 0,19% del total corresponde al tráfico interno. Esto corrobora la tesis de que
Ecuador cumple un rol fundamental en la ruta de la economía mundial de la cocaína hacia el
mundo. Esta relación se invierte si miramos el tráfico de pasta base y marihuana pues al tráfico
interno le corresponde un 1% y 98,88% del total. En el caso de la pasta base una reducida
cantidad correspondiente al 19% va al tráfico externo. En el caso de la heroína, el 4,40%
corresponde al tráfico interno. Esto quiere decir que solamente 23 kilos se han aprehendido
para el consumo interno desde el año 2009 (ver Gráfico N° 5).
Gráfico N° 5
Aprehensiones de tráfico interno y externo por tipo de droga 2009-2011*
99,81%
95,60%
98,88%
88,38%
80,9%
19,1%
4,40%
0,19%
Tráfico
interno
Tráfico
externo
Cocaína
Tráfico
interno
Tráfico
externo
Pasta base
Tráfico
interno
Tráfico
externo
Heroína
1,12%
Tráfico
interno
Tráfico
externo
Marihuana
11,62%
Tráfico
interno
Tráfico
externo
Total
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
*Años desde que se dispone información desagregada para estas dos modalidades delictuales.
Las provincias con mayores niveles de aprehensiones son por consiguiente las que tienen
puertos de salidas marítimas y aéreas importantes. En primer lugar se encuentra Guayas con un
promedio de 20 TM desde 2005 a 2011. Le siguen Esmeraldas con casi 3 TM, Pichincha con 2,99
TM y Manabí con 1,27 TM. Carchi e Imbabura tienen montos altos de incautación debido a su
cercanía a la frontera con Colombia y por ser un sitio también de alto nivel de control por parte
de las autoridades. En los últimos 11 años hemos visto también que las provincias de Guayas y
Esmeraldas crecen en su importancia y niveles en cuanto a incautaciones. Así mientras en el
periodo 2000-2004 Guayas representaba el 64,1% del total, entre el periodo 2005-2011 sube al
casi el 70%. Esmeraldas subió del 1% del total al 10% (ver Tabla N° 3).
43
Tabla N° 3
PROMEDIOS DE APREHENSIONES ANUALES DE COCAÍNA
POR PROVINCIAS (2000-2004)-(2005-2011) (Kg.)
Promedio 2000-2004
Promedio 2005-2011
AZUAY
1,44
5,51
BOLÍVAR
0,00
0,00
CAÑAR
0,00
1,43
CARCHI
122,88
440,02
CHIMBORAZO
0,28
7,63
COTOPAXI
6,52
1,44
EL ORO
7,98
337,76
ESMERALDAS
177,69
2.998,10
GALAPAGOS
72,16
0,44
GUAYAS
4.161,09
20.680,53
IMBABURA
149,13
483,79
LOJA
6,40
49,99
LOS RÍOS
0,48
275,97
MANABÍ
315,37
1.285,77
MORONA SANTIAGO
0,00
0,00
NAPO
2,18
0,09
ORELLANA
0,00
3,08
PASTAZA
39,71
0,23
PICHINCHA
1.679,26
2.900,21
SANTA ELENA
0,00
6,15
STO. DOMINGO
30,20
349,14
SUCUMBÍOS
0,52
151,19
TUNGURAHUA
1,37
6,81
ZAMORA CHINCHIPE
0,00
0,00
TOTAL
0,00
0,00
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Al mirar la participación de aprehensiones por tipo de droga destinada al tráfico interno a
nivel nacional vemos que la política antinarcóticos interna del país está focalizada a perseguir
el tráfico de pasta base y marihuana mayoritariamente. El 99% de las incautaciones son de este
tipo de drogas, mientras que las incautaciones de cocaína y de heroína no superaron a nivel
provincial los 500 kg. entre 2009 y 2011. De igual forma, observamos que Guayas y Pichincha
se llevan la mayor cantidad de incautaciones con casi el 60% para el caso de la cocaína, seguidos
de Tungurahua y El Oro. En el caso de la pasta base esta distribución es más equitativa en la
cual Carchi, por ser paso fronterizo, ocupa el primer lugar con el 23,4% del total. En la heroína,
Guayas y Pichincha se llevan el 76% seguido de Carchi e Imbabura con un 22%.
En el caso de la marihuana, Pichincha se lleva el 43,3%, seguido de Guayas con un 17,3%,
Carchi 17,4%, Esmeraldas 8,8% e Imbabura con 8,3%. La participación de las demás provincias
en cuanto a la heroína y la marihuana es marginal (ver Tabla N° 4).
44
Tabla N° 4
APREHENSIONES DESTINADAS AL TRÁFICO INTERNO POR PROVINCIA
Y TIPO DE DROGA (Kg.)
PERÍODO: 2009-2011
JEFATURA Y
SUBJEFATURA
COCAÍNA
% part. PASTA BASE
% part.
HEROÍNA
% part. MARIHUANA % part.
AZUAY
1,1
0,6%
72,7
0,6%
0,0
0,0%
273,2
0,7%
BOLÍVAR
0,0
0,0%
1,8
0,0%
0,0
0,0%
4,1
0,0%
CAÑAR
1,0
0,5%
10,5
0,1%
0,1
0,0%
10,6
0,0%
CARCHI
15,0
8,0%
2.840,0
23,4%
41,2
14,7%
6.653,3
17,4%
CHIMBORAZO
0,0
0,0%
15,9
0,1%
0,0
0,0%
11,8
0,0%
COTOPAXI
0,0
0,0%
16,1
0,1%
0,0
0,0%
20,7
0,1%
EL ORO
10,2
5,5%
1.332,2
11,0%
0,0
0,0%
363,0
0,9%
ESMERALDAS
4,7
2,5%
676,6
5,6%
0,5
0,2%
3.350,4
8,8%
GALAPAGOS
3,1
1,6%
1,4
0,0%
0,0
0,0%
3,9
0,0%
GUAYAS
57,0
30,6%
892,9
7,3%
129,1
46,2%
6.606,0
17,3%
IMBABURA
0,1
0,1%
323,2
2,7%
21,4
7,7%
3.190,1
8,3%
LOJA
0,0
0,0%
988,4
8,1%
0,0
0,0%
17,4
0,0%
LOS RÍOS
0,4
0,2%
114,8
0,9%
0,0
0,0%
169,9
0,4%
MANABÍ
0,2
0,1%
1.097,2
9,0%
1,1
0,4%
195,4
0,5%
MORONA SANTIAGO
0,0
0,0%
7,4
0,1%
0,0
0,0%
3,9
0,0%
NAPO
0,0
0,0%
801,9
6,6%
0,0
0,0%
19,3
0,1%
ORELLANA
0,0
0,0%
21,4
0,2%
0,0
0,0%
2,5
0,0%
PASTAZA
0,0
0,0%
69,5
0,6%
0,0
0,0%
3,9
0,0%
PICHINCHA
54,3
29,2%
1.423,8
11,7%
84,7
30,3%
16.552,0
43,3%
SANTA ELENA
16,7
8,9%
26,0
0,2%
0,0
0,0%
18,1
0,0%
STO. DOMINGO
1,4
0,8%
185,5
1,5%
1,6
0,6%
652,3
1,7%
SUCUMBÍOS
0,3
0,2%
1.129,0
9,3%
0,0
0,0%
10,2
0,0%
TUNGURAHUA
21,0
11,3%
53,4
0,4%
0,0
0,0%
128,1
0,3%
ZAMORA CHINCHIPE
0,0
0,0%
57,4
0,5%
0,0
0,0%
0,2
0,0%
186,2
100,0%
12.159,2
100,0%
279,8
100,0%
38.260,4
100,0%
TOTAL
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
45
Al observar el total de detenidos por droga en Ecuador en la última década, vemos que
a diferencia de las crecientes incautaciones de drogas, el total de detenidos se ha reducido en
promedio con clara tendencia a la baja anualmente en los años 2009 y 2010. No obstante,
las detenciones por tenencia han crecido significativamente demostrando así una mayor
criminalización del consumo por parte del Estado a lo largo de la década (ver Gráfico N° 6).
Gráfico N° 6
Detenidos por droga en Ecuador 2000-2011
Tráfico
Tenencia
Lineal (Tráfico)
Lineal (Tenencia)
3662
1608
1236
2000
1981
1319
1186
2001
1468
1121
2002
1161
816
667
2003
2004
2270
1269
2005
2553
2653
2960
2619
2018
1021
2006
2007
1275
1046
834
996
511
2008
2009
2010
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Respecto a la nacionalidad de los detenidos, se evidencia una tendencia creciente en la
nacionalidad ecuatoriana; mientras que sobre los detenidos extranjeros, el comportamiento de
la tendencia es fluctuante o sin un patrón definido año a año (ver Gráfico N° 7).
Gráfico N° 7
Detenidos por drogas según nacionalidad 2000-2011
Ecuatorianos
2383
Extranjeros
Lineal (Ecuatorianos)
2753
2037
3136
3175
Lineal (Extranjeros)
3266
3178
3480
3648
2737
1993
1283
461
2000
468
2001
596
2002
389
2003
2004
403
2005
399
2006
309
2007
327
2008
628
2009
476
2010
525
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
46
Finalmente, la última década también muestra un nivel creciente de laboratorios destruidos
por las instituciones de control. Desde el año 2002 se han eliminado o hallado 26 laboratorios
de procesamiento de cocaína y en el año 2009, dos sumergibles. No obstante, más allá de
mostrar un mayor incremento del narcotráfico en el país lo expuesto no muestra un cambio en
la dinámica de la actividad, lo que sería el paso de su condición de país de tránsito y acopio de
drogas a un país productor. Si se compara con los niveles de destrucción de laboratorios en otros
países de la región andina, la participación de Ecuador es marginal todavía como para decir que
este país es ya un sitio de producción (ver Gráfico N° 8).
Gráfico N° 8
LABORATORIOS Y SUMERGIBLES ENCONTRADOS 2000-2011
LABORATORIOS
SUMERGIBLES
7
5
4
2
0
0
2000
2001
1
2002
0
2003
1
2004
2005
2
1
0
2006
2007
5
2008
2009
2010
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Análisis situacional del narcotráfico y microtráfico en Quito
2000-2011
El narcotráfico muestra comportamientos disímiles en el Distrito Metropolitano de
Quito al compararlo con el resto del país28. Al mirar el promedio de los últimos 12 años sobre
incautación de drogas, podemos mirar en el Gráfico N° 9 que los resultados de la actividad han
bordeado las 4 TM anuales. No obstante el promedio entre 2000-2004 (antes del despunte de
los niveles de incautación en Ecuador) es ligeramente mayor al promedio 2005-2011. En todo
caso, en estos 11 años no se presentan variaciones significativas año a año, salvo en el 2000,
cuando se decomisaron cerca de 12 TM y el año 2009 con 10,5 TM (ver Gráfico N° 9).
28. Para analizar la cifras sobre narcotráfico en el Distrito Metropolitano de Quito miraremos las estadísticas proporcionadas por
la Dirección Nacional Antinarcóticos sobre la provincia de Pichincha.
El cantón Quito es la capital de la provincia de Pichincha y aglutina más del 80% de su población. Esta situación se debe a que
la Dirección Antinarcóticos es una entidad nacional que divide o desconcentra su trabajo operativo en jefaturas o subjefaturas
con división provincial y no cantonal. Por esta razón, las cifras desagregadas para Quito en este caso son inexistentes.
47
Gráfico N° 9
Aprehensiones de drogas en Pichincha 2000-2011 en Kg.
Total
Promedio
Promedio 2000-2004
3.943
Promedio 2005-2011
4.126
3.813
11.936
10.497
4.639
3.989
2000
2001
2003
2.469
1.391
954
2002
2.759
2.578
2.357
2.271
1.481
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La droga de mayor nivel de incautación es la cocaína en estos 11 años con el 60% de
participación y 28,6 TM. Sigue la marihuana con 35% y 16 TM; la pasta base con 3,1% y 1,4
TM y la heroína con 1,3 con 615 kilos. En el año 2000 fue el año de mayor nivel de incautación
de marihuana con cerca de 11 TM (ver Tabla N° 5).
Tabla N° 5
Aprehensiones de drogas en la provincia de Pichincha por tipo 2000-2011 (kg.)
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
57,2
0.325,3
0.462,1
15,3
0.136,3
0.345,7
0.634,0
0.206,8
74,4
0.136,3
0.063,6
9,9
0,7
83,9
9,1
3,6
7,2
1,5
8,4
9,4
1,1
45,2
1,2
6,0
12,6
10,4
8,9
3,9
6,2
1,0
2,7
9,1
0,4
Marihuana
1.148,0
9,1
30,6
0,7
1,9
62,5
95,4
4,6
0.591,1
0.261,1
40,9
TOTAL
1.936,2
0.481,2
0.989,3
53,5
0.270,8
0.639,3
0.357,1
0.390,7
0.577,6
0.497,5
0.759,2
Cocaína
Pasta Base
Heroína
2011
TOTAL
%
0.040,8 28.697,7
0,6%
65,2
1.455,1
0,1%
3,6
615,0
0,3%
39,0 16.552,9
5,0%
0.468,5 47.320,7 00,0%
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La cocaína incautada, sin embargo, es para el tráfico externo con un 99,56%; mientras
que la pasta base y la marihuana son para el consumo interno mayoritariamente. La heroína
comparte más homogéneamente esta importancia con un 35,94% a favor del tráfico interno y
un 64,06% para el tráfico externo. Pichincha es la provincia de mayores niveles de incautación
de marihuana a nivel nacional para el consumo interno, con un 43,3% y 16 TM entre 2009 y
2011. La pasta base representó el 12,2% con 1,4 TM seguido de la heroína con 84,7 kilogramos
y un 30,3% de la participación nacional. Por último se encuentra a la cocaína con 54 kilogramos
y un 29,2% (ver Gráfico N° 10).
48
Gráfico N° 10
Aprehensiones de tráfico interno y externo por tipo de droga 2009-2011*
99.56%
99.97%
96.05%
64.06%
35.94%
0.44%
Tráfico
interno
3.95%
Tráfico
externo
Tráfico
interno
Cocaína
Tráfico
externo
0.03%
Tráfico
interno
Pasta base
Tráfico
externo
Tráfico
interno
Heroína
Tráfico
externo
Marihuana
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
* Años desde que se dispone información desagregada para estas dos modalidades delictuales
La relación de los detenidos por tráfico y tenencia variaron también en estos años. En
el 2000 los detenidos por tráfico fueron más de cuatro veces la cantidad de detenidos por
tenencia. A partir del 2003 esta relación empieza a cambiar en Pichincha hasta llegar a 2011,
cuando la relación de detenidos por tenencia en relación con tráfico es cuatro y hasta seis veces
superior a favor de los primeros.
Asimismo se evidencian niveles crecientes de detenidos por tema de drogas en Pichincha
(ver Gráfico N° 11).
Gráfico N° 11
Detenidos por droga en Pichincha 2000-2011
TRÁFICO
TENENCIA
654
441
450
481
436
170
135
97
2000
2001
2002
504
376
308
212
483
468
2003
235
178
285
200
200
93
2004
2005
289
2006
2007
147
129
2008
2009
2010
110
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
49
Los detenidos muestran de igual forma tendencias crecientes al igual que a nivel
nacional entre 2000 y 2011. El promedio entre 2000 y 2004 fue de 532 detenidos anuales y
entre el periodo 2005 y 2011, 631 es decir, un crecimiento del 18,5%. De éstos, el promedio
de extranjeros no presenta variaciones importantes a excepción del año 2002 y 2009 (ver
Gráfico N° 12).
Gráfico N° 12
Detenidos por droga en Pichincha según nacionalidad 2000-2011
ECUATORIANOS
385
153
2000
501
547
161
197
2001
2002
EXTRANJEROS
486
245
60
2003
585
339
74
2004
543
494
315
90
2005
96
2006
67
2007
99
2008
229
2009
520
131
2010
621
143
2011
Fuente: Dirección Nacional Antinarcóticos.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
El consumo de drogas en Ecuador
El consumo de drogas en Ecuador ha sido monitoreado por medio del Observatorio
de Drogas del Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas,
(CONSEP) a través de varias encuestas, las mismas que se levantan en Ecuador desde la década
de los 80 como lo fue la Primera Encuesta Nacional a Hogares (1988), la Segunda Encuesta
Nacional a Hogares (1995) y la Primera Encuesta Nacional a Estudiantes (1998). Estas encuestas
ponen acento en las drogas de principal consumo en el país, las cuales son la marihuana, la base
y la cocaína.
En la última década cuatro son los estudios realizados en Ecuador respecto al consumo de
drogas; sin embargo las características metodológicas de las mediciones realizadas no permiten
establecer tendencias del consumo de cocaína, pasta base y marihuana, ni comparaciones entre
los estudios realizados.29 Pese a ello, los estudios citados evidencian la presencia de consumo de
cocaína, pasta base, marihuana, solventes, éxtasis en los patrones de consumo de los estudiantes
y en la población ecuatoriana en general (ver Tabla N° 6).
29. La ausencia de instrumentos comparativos estandarizados se presenta como una de las más grandes fallas de la política
pública de control de demanda en Ecuador.
50
Tabla N° 6
Prevalencia de vida del consumo de drogas según estudios
Encuesta a Estudiantes
Quito Metropolitano
2002
Segundo Estudio Nacional
a Estudiantes
2005
Tercer Encuesta Nacional
a Hogares
2007
Tercer Estudio Nacional
a Estudiantes
2008
Marihuana
8,4
Marihuana
7
Marihuana
4,4
Marihuana
6,4
Otras
2,8
Tranquilizantes
6,1
Cocaína
1,3
Tranquilizantes
11,5
Solventes
2,5
Inhalables
5,2
Base
0,8
Inhalables
5,7
Éxtasis
1,9
Estimulantes
2,7
Hachís
0,3
Estimulantes
8,7
Alucinógenos
1,3
Cocaína
2,4
Éxtasis
0,2
Cocaína
1,0
Cocaína
1,2
Éxtasis
2,1
Inhalantes
0,1
Éxtasis
Base
1,0
Drogas vegetales
2,1
Alucinógenos
0,1
Drogas vegetales
Heroína
0,8
Otras
2,0
Heroína
0,1
Otras
Hachís
0,7
Pasta base
1,6
Crack
0,0
Pasta base
Crack
0,6
Heroína
0,9
Opio
0,0
Heroína
Opio
0,6
Alucinógenos
0,6
Morfina
0,0
Alucinógenos
Morfina
0,4
Opio
0,5
Opio
Morfina
0,5
Morfina
Cualquier droga
12,8
Cualquier droga
12,3
Cualquier droga
4,9
Cualquier droga
1,8
1,0
11,7
Fuente: Observatorio Nacional de Drogas, CONSEP.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Por esta razón, para disponer de una descripción sobre el consumo de cocaína, pasta base
y marihuana a nivel nacional, se parte sobre todo de los datos del Tercer Estudio Nacional a
Estudiantes (2008) ya que la población estudiada es la que por sus características más se acerca
a la contemplada en el presente informe y es la base de información más actualizada30. De igual
forma se incorporan algunos datos de la Encuesta Nacional a Hogares (2007) que son relevantes
para el análisis.
Ahora bien, de acuerdo a la Encuesta Nacional a Estudiantes, la prevalencia de vida de
consumo de cualquier droga (inhalables, marihuana, cocaína, pasta base y éxtasis) a nivel
nacional es del 11,7%. El nivel más alto se presenta en la Amazonía (15,3%) y Sierra (13,1%), y
menor en la Costa (9,2%). Los estudiantes de colegios fiscomisionales registran una prevalencia
de 16,1% seguida por la de colegios privados (13,3%) y públicos (10,4%). Con relación al
género del estudiante la prevalencia de estudiantes varones (16,3%) resulta ser más del doble
a la de mujeres (7,6%). La marihuana (7%) ocupa el primer en la población estudiada en
30. El muestreo utilizado fue bietápico con selección sistemática sobre un marco muestral estratificado de estudiantes de 2do,
4to. y 6to. cursos. Estos datos son representativos a nivel nacional, para las regiones Costa, Sierra y Oriente y para las ciudades
Quito y Guayaquil.
51
importancia de su consumo en prevalencia de vida después de la cocaína (2,4%) y pasta base
(1,6%). En cuanto a las edades del primer consumo de estas sustancias, éste se da entre los 13
y 14 años.
De acuerdo a este mismo estudio, la marihuana es la droga más fácil de conseguir según los
alumnos entrevistados, seguida por la cocaína y pasta base. Respectivamente, el 14,8%, 7,3%
y 5,1% de los alumnos indican que les sería fácil obtener estas sustancias. Así la dificultad de
conseguir drogas no puede considerarse como un factor de protección (ver Tabla N° 7).
Tabla N° 7
Facilidad o dificultad de conseguir
Fácil
Difícil
No podría
No sabe
Marihuana
14,8
8,7
17,0
59,5
Cocaína
7,3
11,6
19,9
61,2
Base
5,1
9,0
20,6
65,3
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Igual que en el caso de la facilidad para conseguir drogas, a nivel nacional, la droga más
frecuentemente ofrecida resulta ser la marihuana (17,3%), seguida de la cocaína (8,4%), y pasta
base (3,7%). En el caso de la marihuana, al 4,8% de estudiantes se la ofrecieron en los últimos
30 días; al 4,9% hace más de 1 mes, pero menos de 1 año. Al restante 7,6% se la ofrecieron hace
más de un año. Respecto a esta última droga mencionada, el 23% se ofreció a estudiantes de la
Sierra, al 13% en la Costa, al 20% en la Amazonía, al 24% de estudiantes varones y al 12% de
estudiantes mujeres (ver Gráfico N° 13).
Gráfico N° 13
Ofrecimiento de drogas según tipo a nivel nacional
Últimos 30 días
Hace más de 1 mes pero menos de 1 año
Hace más de 1 año
Nunca le han ofrecido
96,3
91,6
95,1
Porcentaje
82,7
4,8 4,9
7,6
Marihuana
1,6 2,5 4,3
Cocaína
0,7
1
1,9
Pasta base
1
1,3 2,6
Éxtasis
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
52
El lugar en que al alumno le ofrecieron marihuana (17,3% de estudiantes nivel nacional)
se distribuye principalmente en: una fiesta, discoteca (7,1%), en los alrededores de la casa (4,4%)
y en el colegio o alrededores (4,9%). El ofrecimiento de la marihuana en una fiesta o discoteca
es más frecuente a estudiantes de la región Sierra (10,2%), de colegios privados (11,1%), de
colegios masculinos (9,7%) y a estudiantes varones (10,1%).
A nivel nacional, al 10,5% de estudiantes les han ofrecido otro tipo de drogas (cocaína,
pasta base, éxtasis y drogas vegetales), igual que en el caso de la marihuana. Al respecto,
aunque en porcentajes más bajos, los principales lugares donde se la ha ofrecido son: en una
fiesta, discoteca (4,7%), en los alrededores de la casa (2,2%) y en el colegio o alrededores
(2,7%).
Similar a la marihuana, el ofrecimiento de otras drogas en una fiesta o discoteca es más
común a estudiantes de la Sierra (7,5%), de colegios privados (7,1%), de colegios masculinos
(6,2%) y a estudiantes varones (6,5%). La prevalencia de vida de consumo de esta droga es
del (6,4%) a nivel nacional. Mayores niveles se encuentran en la Sierra (8,6%) y Amazonía
(7,3%), estudiantes de colegios privados (8,8%) y fiscomisionales (7,9%), colegios masculinos
(7,7%) y mixtos (7,8%), y en varones (10,2%). Con respecto a la edad del estudiante, la mayor
prevalencia está en aquellos de 19 años o más edad (19,5%). La edad promedio al primer
consumo a nivel nacional es de 14,6 años y se ubica entre los 14,1 y 14,9 años al considerar las
principales variables de control, sin tomar en cuenta el año de estudio y edad del estudiante,
variables en las cuales el promedio se desplaza entre 12,4 y 16,4 años.
Gráfico N° 14
Prevalencia de vida del consumo de marihuana a nivel nacional por región, colegio y género
10,2
8,8
Porcentaje
8,6
7,3
7,9
6,4
4,7
5,2
3,3
Total nacional
Costa
Región
Público
Tipo colegio
Fisco-misional
Mujer
Género
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La prevalencia de vida de consumo de cocaína a nivel nacional es del (2,2%). Prevalencias
más altas se registran en estudiantes de la Sierra (2,7%) y Amazonía (2,8%), colegios privados
(2,5%) y fiscomisionales (2,4%), colegios masculinos (3,1%) y mixtos (2,6%) y en estudiantes
varones (3,6%). Con relación a la edad, la mayor prevalencia es de estudiantes de 19 años o
más (7,7%).
La edad promedio al primer consumo a nivel nacional es de 14,4 años (similar a la
marihuana), con un mínimo y máximo de 14,1 y 14,8 años al considerar las principales variables
estudiadas. Con relación al año de estudio y edad del estudiante, este promedio se desplaza
entre 12,2 y 16,4 años.
53
Gráfico N° 15
Prevalencia de vida del consumo de cocaína nacional, por región, tipo de colegio y género
3,6
2,8
Porcentaje
2,7
2,2
2,5
2,4
2,1
1,8
1,1
Total nacional
Costa
Público
Región
Mujer
Fisco-misional
Tipo colegio
Género
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La prevalencia de vida de consumo de pasta base es del (1,0%) a nivel nacional. Más
altos niveles se observan en la Sierra (1,4%) y Amazonía (1,2%), en colegios privados (1,4%),
colegios masculinos (1,5%) y estudiantes varones (1,5%). Con respecto a la edad, la más alta
es de estudiantes de 19 años o más (3,6%).
A nivel nacional, la edad promedio al primer consumo es de 14,3 años (similar a la de la
marihuana y cocaína) y se desplaza entre los 13,4 y 14,7 años con relación a las variables antes
descritas, sin considerar el año de estudio y edad del estudiante, en las cuales este promedio se
ubica entre 12,1 y 16,6 años.
Gráfico N° 16
Prevalencia del consumo de pasta base nacional por región, tipo de colegio y género
Porcentaje
1,4
1,5
1,4
1,2
1
0,8
0,9
0,6
Total nacional
Costa
Región
0,5
Público
Tipo colegio
Mujer
Fisco-misional
Género
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
54
La frecuencia del consumo para cocaína, pasta base y marihuana es aproximadamente tres
veces mayor entre los hombres en comparación con las mujeres. El consumo es mayor entre
los alumnos de los colegios privados y es más elevado en estudiantes de 4to. y 6to. curso. De
igual forma, el consumo es mayor entre los alumnos cuyos padres están divorciados, cuando la
relación entre la madre y el padre se ha deteriorado y entre aquellos que siguen en una relación
difícil con su padre. El consumo de cocaína, pasta base y marihuana es más importante en los
alumnos que califican de mala la situación económica de su familia. La mayor proporción de
consumidores de cocaína, pasta base y marihuana se encuentran en aquel grupo compuesto
por los alumnos que repitieron dos o más años durante sus estudios, que presentan con mayor
frecuencia problemas de conducta y rendimiento académico durante sus estudios. El consumo
de cocaína, pasta base y marihuana es mayor entre los estudiantes que no se sienten ayudados
por el colegio en la construcción de su proyecto de vida.
En conclusión, de acuerdo con este estudio podemos afirmar que a nivel nacional el
contacto de los estudiantes con las diferentes sustancias y drogas se produce a edades tempranas.
La marihuana es la droga más fácil de conseguir y la que más se ofreció a los estudiantes la
última vez. La oportunidad se da principalmente en una fiesta, discoteca, en alrededores de la casa
y en el colegio o alrededores. La oferta de esta droga en una fiesta o discoteca es más frecuente a
estudiantes de la Sierra, colegios privados, masculinos y a estudiantes varones.
Por su parte de acuerdo a la Encuesta Nacional a Hogares (2007), sobre las personas que
consumieron marihuana durante los últimos 12 meses, se puede ver que un 33,4% lo hizo
durante ese periodo seguidos por los que lo hicieron una sola vez (25,1%), algunas veces
semanalmente (16,7%), diariamente (13,4%) y algunas veces mensualmente (11,4%). En
cambio, entre las personas que consumieron cocaína durante los últimos 12 meses, los que lo
hicieron algunas veces a la semana representan el (36,4%), seguidos por los que lo hicieron
algunas veces durante el periodo considerado (35,9%). El (16,3%) dice que consumió una sola
vez (16,3%) y el 11,3% de manera mensual. No existe una relación lineal entre la frecuencia y
la proporción (ver Gráfico N° 17).
Gráfico N° 17
Frecuencia del consumo de marihuana en los últimos 12 meses y
población representada nacional
Población
Proporción
12000
33,4
10000
10898
8000
Una sola vez
Algunas veces
durantes los
últimos 12 meses
Algunas veces
mensualmente
Algunas veces
semanalmente
13,4
4359
3719
11,4
16,7
5454
25,1
8176
40,0
35,0
30,0
25,0
20,0
15,0
10,0
5,0
0,0
Diariamente
6000
4000
2000
0
Fuente: Estudio Nacional a Hogares sobre el consumo de drogas (2007). CONSEP– OED– CICAD-OEA – ONUD.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
55
El consumo de drogas en Quito
Para el análisis del consumo en Quito de igual forma, nos valdremos del Tercer Estudio
de Estudiantes Universitarios (CONSEP-OED, 2008). Según esta encuesta, la prevalencia de
vida para el consumo de cocaína en la ciudad de Quito es del 3% donde el consumo es mayor
en los hombres (5%) que en las mujeres (1,4%). Para el caso de la pasta base, la prevalencia
de vida es de 1,9% del cual el 3,1% corresponde hombres y el 1% mujeres. La prevalencia de
vida del consumo de marihuana es de 11,5% correspondiendo el 17,8% de hombres y 6,3% de
consumo en mujeres (Tabla N° 8). Pese a ello no existen diferencias significativas con las cifras
nacionales.
Tabla N° 8
Distribución de los consumidores de cocaína,
pasta base y marihuana según el sexo (%)
Hombres
Mujeres
Total
Cocaína
5,0
1,4
3,0
Pasta base
3,1
1,0
1,9
Marihuana
17,8
6,3
11,5
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Un tema importante en este aspecto es el tema de la facilidad o dificultad para conseguir
drogas. En general la mayoría de estudiantes o no saben si podrían conseguir la sustancia o
de hecho aseguran que no la podrían conseguir (alrededor del 60% de los entrevistados). Sin
embargo, hay un buen porcentaje de estudiantes que aseguran que les sería fácil conseguir
marihuana 33,4%, cocaína 17,2%, pasta base 9,4%. En lo referente al ofrecimiento de alguna
droga, ya sea para comprar o para probar, el 1,6% de estudiantes de la ciudad de Quito indican
que en los últimos 30 días les ofrecieron marihuana, al 0,4% cocaína y al 0,2% pasta base (ver
Tabla N° 9).
Tabla N° 9
Ofrecimiento de drogas en Quito
¿Cuándo fue la última vez que le ofrecieron alguna de estas drogas sea para comprar o probar? (%)
Durante los últimos
30 días
Hace más de 1 mes
pero menos de 1 año
Hace más de 1 año
Nunca me ofrecieron
Marihuana
1,6
4,2
17,5
76,7
Cocaína
0,4
1,3
6,3
92,0
Base
0,2
0,8
3,1
95,8
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
El consumo de cocaína entre los estudiantes de colegios públicos es de 4,7% frente al
0,9% de los colegios privados y el 3,6% de colegios fiscomisionales. El consumo de pasta base
es de 1,5% en los colegios públicos, el 1,1% en los colegios privados y el 2,2% en colegios
fiscomisionales. A su vez el consumo de marihuana en los colegios públicos es de 12,1%, en los
56
privados el 3,3% y en los fiscomisionales el 13,8%. Así observamos las prevalencias de vida para
estas tres sustancias a nivel nacional y vemos que en los colegios privados el consumo es mayor.
Se aprecia claramente que el consumo de marihuana es importante en todos los cursos donde se
aplicó la encuesta y que es mucho mayor en el último año de secundaria el consumo de cocaína
y marihuana. La distribución de los consumidores de cocaína, pasta base y marihuana según el
estado civil de los padres, deja ver que el consumo es mayor cuando sus padres están divorciados
o separados que cuando los alumnos viven con sus padres en una relación estable. Se piensa por
lo tanto en que hay una asociación importante entre estas dos variables.
Por otro lado, según los datos de la Encuesta Nacional a Hogares (2007) aproximadamente
un 2% de la población representada asegura haber usado cocaína alguna vez en la vida en
Quito. Sin embargo es importante indicar que esta cifra está compuesta por una amplia gama de
consumos desde los individuos que probaron una sola vez la sustancia hasta aquellos que podrían
presentar algún tipo de abuso o dependencia a la misma, por lo que es necesario diferenciarlos.
En este sentido, el 0,1% de individuos asegura haber usado cocaína durante los últimos
12 meses previos al estudio (1.431 personas). Esto implica que aproximadamente el 7% de
los individuos que usaron cocaína alguna vez en la vida lo han hecho durante el último año.
Ese 0,1% de individuos que usaron la sustancia durante el último año, está compuesto por un
0,09% que asegura haberla probado una sola vez, lo que significaría un uso experimental de la
misma y un 0,05% de individuos que lo han hecho algunas veces durante los últimos 12 meses,
lo que implica un uso esporádico del narcótico.
Respecto a la edad en la que se produce el primer contacto con la sustancia es evidente
que éste puede suceder a cualquier edad. Sin embargo es necesario indicar que según los
entrevistados este primer contacto se da entre los 12 y los 29 años, lo cual no quiere decir
que es en ese instante donde se inicia el uso de la cocaína, como se observó en los análisis
anteriores. Solamente una pequeña proporción de individuos manifiesta un uso esporádico.
Se observa que el rango de edad más frecuente en el que los individuos tienen un contacto
con el mencionado estupefaciente es entre los 18 y 20 años (aproximadamente la mitad de
la población representada). El otro 50% se encuentra distribuido alrededor de estas edades.
Se debe tomar muy en cuenta para la prevención el 10,4% de individuos que aseguran haber
tenido un contacto con la cocaína entre los 12 y 14 años (ver Gráfico N° 18).
Gráfico N° 18
Rangos de edad del primer uso de cocaína
47,2
10,4
de 12 a 14 años
15,0
de 15 a 17 años
14,2
de 18 a 20 años
de 21 a 23 años
13,2
más de 24 años
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
57
Observando las edades de los usuarios de cocaína del último año de universidad, se
comprueba que no necesariamente está ligada la edad del primer contacto con el inicio de una
trayectoria, ya que esta oscila entre los 25 y 34 años de edad. Es evidente que solo un pequeño
porcentaje de individuos que probaron cocaína por primera vez, continuaron su uso.
Para el caso de la pasta base 0,7% de los entrevistados aseguró haberla usado alguna vez
durante su vida en Quito, lo cual es un porcentaje bastante menor que el registrado para la
cocaína. De la misma manera, el 0,2% asegura haberla usado durante los últimos doce meses,
esto querría decir que aproximadamente el 14% ha continuado su uso, lo que podría indicar
que es una sustancia que engancha más a los usuarios que la cocaína.
Este es un dato muy importante a tomar en cuenta: la pasta base, por ser un subproducto
o un producto intermedio, dependiendo del método de obtención del clorhidrato de cocaína,
contiene en mayor proporción las sustancias utilizadas para extraer el alcaloide, lo que la hace
muy perjudicial a corto plazo para la salud. También hay que tomar en cuenta que el costo de
esta sustancia es menor al de la cocaína lo que de alguna manera facilita su obtención.
Al observar la frecuencia de uso de pasta base en el último año se observa que los
consumidores no registran un uso experimental (una sola vez); por el contrario van desde un
uso esporádico (0,1%, algunas veces durante los últimos 12 meses), un pequeño porcentaje de
uso frecuente (0,04%, algunas veces mensualmente) y 0,02% que podría presentar algún tipo
de abuso o dependencia a la sustancia (algunas veces semanalmente). Aunque la frecuencia no
es el único indicador de este tipo de usos, al menos nos brinda un panorama bastante claro de
las relaciones de uso de los individuos con la sustancia.
Respecto de la edad del primer contacto con la pasta base, este ocurre entre los 12 y 29
años de edad. De manera similar a la cocaína, este primer contacto se da con mayor frecuencia
entre los 18 y 20 años (47,2% de la población representada) sin ser despreciable el 10,4% de
individuos que aseguran haberlo hecho entre los 12 y 14 años de edad (ver Gráfico N° 19).
Gráfico N° 19
Rangos de edad del primer uso de pasta base
47,2
10,4
de 12 a 14 años
15,0
de 15 a 17 años
14,2
de 18 a 20 años
de 21 a 23 años
13,2
más de 24 años
Fuente: Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Si se analiza la edad de los consumidores de pasta base durante el último año se observa
con mayor claridad el enganche de la sustancia sobre la cocaína. La edad de los usuarios oscila
entre los 15 y 44 años. Sin embargo más del 60% está entre los 20 y los 24 años de edad. En
cambio, alrededor del 25%, uno de cada cuatro está entre los 15 y 19 años.
58
Demanda de droga y usuarios a nivel nacional
Estimar la demanda de estupefacientes a nivel nacional puede presentar varias
dificultades ya que es un mercado ilegal sobre el cual no se tiene ningún tipo de registro. Por
ello, una aproximación a este fenómeno se lo podría hacer al considerar datos de fuentes
secundarias que den cuenta del número aproximado de personas que usan y consumen drogas
en un intervalo de tiempo determinado. Sin embargo, este acercamiento trae consigo varios
problemas:
En primer lugar, la medición del número de personas que aseguran consumir algún tipo
de sustancia se la hace en referencia a un determinado intervalo de tiempo, por lo tanto la
información estará supeditada a ese periodo en particular y no será posible o al menos no se
aconseja tomar dichos datos o información como válidos para intervalos similares, o pensar que
esa es la cantidad de droga que se usa anualmente.
En segundo lugar es necesario señalar que en las encuestas realizadas para medir la
magnitud del uso de drogas, no siempre todas las personas entrevistadas reconocen su consumo
y se genera un subregistro en la información. Este subregistro no puede ser medido o calculado
de ninguna manera por lo que la información presentada desde esta perspectiva carecerá de
exactitud. Sin embargo, se puede obtener una buena aproximación a los datos reales.
Otra perspectiva que se podría utilizar para medir la cantidad de droga demandada por los
usuarios es a través de los reportes de incautaciones que la Dirección Nacional Antinarcóticos
registra periódicamente. Sin embargo es necesario reconocer que la droga incautada es finalmente
un producto que no entra al mercado interno y externo de los estupefacientes, por lo que jamás
será consumida. Al respecto, usualmente se asevera que la cantidad de droga incautada es
apenas un tercio de la droga que circula en un país pero como se mencionó anteriormente, la
falta de información confiable sobre el tema de la cantidad de droga estimada a través de esta
aproximación evita la producción de datos confiables.
Para efectos del presente informe se toman como referencia la Tercera Encuesta Nacional
sobre Consumo de Drogas en Población General, cuyo marco muestral consideró a la población
urbana de ciudades de más de 50.000 habitantes para las regiones Costa y Sierra y más de
24.000 habitantes para la región Oriental, con lo que se logró representar a aproximadamente
el 70% de la población urbana de Ecuador, esto es, 5’752.467 habitantes entre los 12 y los 65
años de edad. Del mismo modo se considera la información de la Tercera Encuesta Nacional
sobre consumo de drogas en estudiantes de enseñanza media realizada en el 2008, donde el marco
muestral representó al área urbana de las ciudades con más de 35.000 habitantes y capitales de
provincia que no cumplían con este criterio. Ésto permitió que la investigación represente a
328.610 alumnos a nivel nacional.
Con la información obtenida a partir de estas dos investigaciones se estaría representando
aproximadamente 6 millones de personas que correspondería a poco más del 70% de la población
urbana a nivel nacional. La estimación del número de personas que demandarían drogas a nivel
nacional se la hizo utilizando como fuente las investigaciones mencionadas anteriormente a
través de las variables de prevalencia31. El número de personas que demandarían drogas se
puede estimar de manera directa mediante el cálculo de las prevalencias de año, tanto de las
encuestas de población general como de los estudiantes de enseñanza media32.
Esta cantidad de droga se la puede estimar en primer lugar a partir de la encuesta sobre
la población general. A las personas que aseguran haber usado drogas durante el último mes
se les averiguó también la cantidad de droga usada con lo que se tendría una aproximación a
31. La prevalencia es la proporción de personas que aseguran haber usado algún tipo de droga en un intervalo de tiempo
determinado (alguna vez en la vida, durante los últimos 12 meses o durante los últimos 30 días previos al estudio).
32. Ya que ambas investigaciones toman en cuenta la edad de 12 a 17 años, es necesario realizar un ajuste de población en los
datos de la encuesta a hogares para no duplicar información.
59
la cantidad de droga consumida en un mes y sería posible extrapolar estos datos al año. De la
encuesta a estudiantes solamente se puede valorar el número de personas que demandarían
tratamiento, ya que en este estudio no se investigó acerca de cuánta sustancia se consumió.
A continuación los resultados:
Como se mencionó, en la Encuesta Nacional en Población General realizada en el 2007 se
tomó como población base el estudio a personas entre los 12 y 65 años de edad. Sin embargo, en
la investigación en estudiantes de enseñanza media (2008), se tomó como base a los estudiantes
de 12 a 17 años de edad. Para evitar una posible duplicidad en los datos, se realizaron los análisis
relacionados a la población general desde los 18 hasta los 65 años, de tal manera que estas dos
investigaciones se complementen y brinden una mejor información.
Para el caso de la cocaína 4.147 personas aseguran haberla usado durante el año previo al
estudio. De estas 3.185 la usaron durante los últimos 30 días en una cantidad de 10.299 gramos,
con lo que al año se habrían consumido 123.583 gramos de cocaína.
En cuanto a la pasta base, 6.039 personas aseguran haberla usado durante el año previo
al estudio y 5.273 durante los últimos 30 días; en ese tiempo se consumieron 31.941 cigarrillos
de pasta base en un mes, por lo que en un año se habría consumido aproximadamente 63.883
cigarrillos. Según datos de la Policía Nacional Antinarcóticos en una dosis (cigarrillo) de pasta base
se puede encontrar 0,25 gramos de sustancia, por lo que, la cantidad de cigarrillos consumidos
en un año pesaría aproximadamente 15.970,75 gramos (ver Tabla N° 10).
Tabla N° 10
Estimación del número de usuarios de cocaína o pasta base y la cantidad de droga usada
en un año a nivel nacional
Personas
Cantidad de droga
Unidad
Cantidad en gramos
Cocaína
4.147
123.583
Gramos
123.583,00
Pasta base
6.039
63.883
Cigarrillos
15.970,75
Total
10.186
139.553,75
Fuente: Estudio Nacional a Hogares sobre el consumo de drogas (2007). CONSEP– OED– CICAD-OEA –
ONUD. Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED. Cálculo propio.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
En total en un año se habrían consumido aproximadamente 140 kilos de cocaína y pasta
base en la población comprendida entre 18 a 65 años de edad.
En cuanto a la estimación de la demanda del uso de drogas en población escolar (12 a 17
años), el número de personas que aseguran haber usado cocaína durante el último año previo
al estudio es 3.716 y para el caso de la pasta base es de 1.659. Es necesario tomar en cuenta que
varias personas que consumen cocaína pueden estar haciéndolo a su vez con pasta base; por
lo tanto, para estimar adecuadamente el número total de personas que usaron cocaína o pasta
base se debe tomar en cuenta que 928 estudiantes aseguraron haber usado estas dos drogas (ver
Tabla N° 11).
Ya que se realizaron los ajustes para que estos dos estudios sean complementarios
respecto de las poblaciones representadas, se podría concluir que a nivel nacional existen
aproximadamente 14.633 personas que demandarían cocaína o pasta base y que la cantidad de
sustancia demandada sería aproximadamente 140 kilos de droga por año.
60
Con las mismas consideraciones metodológicas se puede realizar la estimación de
la demanda de drogas y el número potencial de usuarios en Quito. Cabe señalar que las
investigaciones realizadas a nivel nacional sobre uso de drogas, tanto de población general en
2007, como estudiantes de nivel medio en 2008 son representativas para esta ciudad. Es decir,
la población representada en la encuesta nacional 2007 es de 1’020.889 (población de 12 a 65
años) y en la encuesta de estudiantes 2008 fue de 54.349 (población de 12 a 17 años).
Según la investigación sobre uso de drogas en población general, durante el año 2007
se registró que 1.431 personas utilizaron cocaína durante el último año previo al estudio. Del
total de personas que aseguran haberla usado durante los últimos 30 días se estimó que se
consumieron alrededor de 251 gramos de esta sustancia. De aquí, se puede estimar que se usaron
aproximadamente 3.012 gramos de cocaína al año. Por otro lado, 1.635 personas aseguran
haber usado pasta base durante el año previo al estudio y de estos, 1.057 indican haberla usado
durante los últimos 30 días en un total de 221.868 cigarrillos de pasta base al mes, lo que
correspondería a aproximadamente 18.489 gramos de esta sustancia al mes o 55.467 gramos al
año. Finalmente, se puede estimar que se utilizan aproximadamente 60 kilos de estas sustancias
en un año en la ciudad de Quito (ver Tabla N° 11).
Tabla N° 11
Estimación del número de consumidores de cocaína o pasta base y la cantidad de
droga usada en un año en Quito
Personas
Cocaína
1.431 33
Pasta base
1.631
Total
3.066
Cantidad de droga
Unidad
Cantidad en gramos
3.012
Gramos
3.012,00
221.868
Cigarrillos
55.467,00
58.479,00
Fuente: Estudio Nacional a Hogares sobre el consumo de drogas (2007). CONSEP– OED– CICAD-OEA –
ONUD. Estudio Nacional a Estudiantes Secundarios (2008), CONSEP-OED. Cálculo propio.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
En relación a los estudiantes de nivel medio se estimó que existen alrededor de 791
estudiantes que aseguran haber usado cocaína durante el año previo al estudio y 524 usuarios
de pasta base. Tomando en cuenta que existen 231 estudiantes que aseguran haber consumido
ambas sustancias al mismo tiempo se estimó que el número de estudiantes que usan estas drogas
es de 1.084. De estos datos, se puede estimar que en la ciudad de Quito, existen aproximadamente
4 mil usuarios de cocaína y/o pasta base al año.
33. La prevalencia de año del uso de cocaína es de 0,1%, mientras que el de pasta base es algo mayor con 0,2%. Sin embargo,
se encuentra una diferencia más notoria cuando se analiza la prevalencia de mes de ambas sustancias. Cocaína, 0,02% y pasta
base, 0,2%.
61
Mirada antropo-etnográfica al microtráfico y
delincuencia organizada en Quito
Caracterización geográfica, demográfica y socioeconómica
En este apartado se realiza una entrada de tipo etnográfico para entender la lógica del
narcomenudeo en la ciudad así como los perfiles y estrategias de los vendedores que se dedican
a esta actividad. Para ello es necesario tener una panorámica de la configuración de la ciudad.
El Distrito Metropolitano de Quito, capital de la República del Ecuador comprende
65 parroquias, 32 urbanas y 33 suburbanas (Secretaría de Ambiente del MDMQ, 2013) que
se ubican dentro de siete administraciones zonales. Quito tiene al momento 2’239.191
habitantes según el censo de 2010 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos del Ecuador. Adicionalmente, presenta una importante proyección en la tasa
de crecimiento. Para el año 2020 será el cantón más poblado (Diario La Hora, 2013).
Adicionalmente, la ciudad es mayoritariamente urbana en un 75% y “se encuentra en un
proceso de metropolización y de consolidación de un nuevo tipo de organización espacial,
junto con la consolidación de un modelo administrativo territorial iniciado a comienzos de la
década de 1990” (R. Vallejo, 2008, citado por Dammert y Estrella, 2013)34.
En el aspecto socioeconómico se observa una distribución espacial relacionada con el
nivel de pobreza. Las zonas donde se observa un mayor índice de pobreza están ubicadas en los
extremos sur y norte así como en el noroccidente pues entre un 62,4% y 96% de la población
está clasificada como pobre. Se puede cuantificar, paralelamente, un coeficiente Gini que llega
hasta el 0,492 y que en otras zonas presenta solo el 0,247 (Dammert y Estrella, 2013).
Mientras tanto, el sector centro-norte tiene menores índices de pobreza, así como las
zonas de expansión fuera del centro administrativo de la ciudad. Esos espacios son los valles
y la zona periférica del norte, sitios donde se ubican los sectores medios, medios-altos y altos.
En esta zona la desigualdad es más visible; no obstante, la ciudad no sería segregada, sino
más bien fragmentada: las diferencias están en el norte y el sur, en un imaginario urbano que
tiene que ver con la transformación de la ciudad, de un centro hacia periferias (Dammert y
Estrella, 2013). Con estos antecedentes, en el siguiente apartado se realizará la aproximación
etnográfica al narcomenudeo en la ciudad de Quito.
34. Visita en: http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101449688#.UcX6Pthv80M
63
De la cadena mayorista intermediaria a la minorista
Según informes de la Policía antinarcóticos de Pichincha la droga que ingresa al Ecuador
proviene en su gran mayoría de Colombia. Mucha de esta droga llega al país para ser trasladada a
otros destinos internacionales y consumo local; por esta razón el Ecuador se ha convertido y es un
punto de paso en la trayectoria hacia su destino final, ya sea al norte del Continente, Asia, Europa
o a mercados emergentes como el de Brasil. De ahí que el país adopte una posición de ascenso
estratégico respecto a las lógicas y despliegues de la delincuencia organizada internacional que
conecta zonas de distinta distancia geográfica y dinámicas regionales (Pontón y Rivera 2012).
Sin embargo, hallazgos en los últimos años en Ecuador revelan una nueva realidad y
colocan al país no sólo como un lugar de tránsito en la comercialización del alcaloide sino como
un país de origen, es decir un lugar donde se está también produciendo aunque en cantidades
mínimas como lo refieren Rivera y Torres (2011). Ecuador no es un país productor de coca ni de
estupefacientes en cantidades comparables al resto de países andinos (Rivera y Torres, 2011; 9).
En esta dinámica ascendente y de incorporación de zonas o regiones varias son las rutas de
norte a sur o viceversa que se han podido identificar. Según medios de comunicación nacionales
como Diario El Universo (2012) los sitios por donde estaría ingresando la droga al Ecuador
procedente de Colombia serían las provincias de Esmeraldas, Carchi, Tulcán y Sucumbíos por
vías terrestres. Se incluye pasos fronterizos legales e ilegales rutas fluviales de escaso monitoreo
y control donde existe un extenso sistema ecológico de manglares y en menor proporción
localidades aéreas.
La droga procedente de Perú y Colombia es también para consumo nacional.
Adicionalmente, la droga producida en el país encuentra mercado en las grandes ciudades
del Ecuador sin que ésto signifique que en otras urbes el consumo sea inexistente. Según el
último censo de Población y Vivienda realizado en el año 2010 por el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC) las 4 ciudades más pobladas del país son: Guayaquil con 2’350.915
de habitantes, Quito con 2’239.191, Cuenca con 505.585 y Santo Domingo de los Tsáchilas con
368.013. De estas ciudades, Quito ocuparía el segundo lugar de las ciudades más pobladas de
Ecuador. Con estos antecedentes demográficos, la ciudad presenta una variada concentración
de problemas de índole social, uno de ellos vinculado con el consumo y venta de drogas.
Considerando esa primera observación se podría hablar de una simple pero efectiva
relación proporcional: a mayor población, mayores posibilidades de consumo de drogas. No se
sugiere de ninguna manera que sea una regla general sino más bien se plantea la posibilidad
que por el mismo hecho de ser ciudades grandes y con grandes concentraciones de población
diferenciada y diversa, el incremento estadístico de consumidores de drogas sea mayor o por
lo menos más evidente por albergar un mayor número de habitantes. En las ciudades con alta
concentración demográfica existirían lógicas de mercado que operarían bajo necesidades de
demanda.
Al respecto Andrade señalaba 13 años atrás que “…la oferta no puede desvincularse
de la demanda, los vendedores satisfacen una necesidad que se expresa concretamente
en el lado de la población demandante […] los actores ingresan al tráfico cuando
perciben en su entorno que este es negocio […]. En este sentido estricto el pusher35
no crea la demanda, ella precede a la existencia del vendedor” (Andrade, 1990:142).
La demanda, como se dijo, es más notoria en las ciudades más grandes del país, donde
la población demandante y el entorno generan las condiciones necesarias para la compra y
venta. En este sentido, y parafraseando a Cortés y Parra (2011), deberían existir las siguientes
condiciones para la transacción:
35. Nombre común como se le denomina al traficante o proveedor de drogas al menudeo. También es denominado “brujo”,
“brujito”, “dealer”, “jíbaro”, etc.
64
a) población demandante
b) producto -ingreso de drogasc) precio y estratificación del precio de acuerdo al entorno, relacionado con la calidad y
la ubicación geográfica del sector
d) promoción o incentivos derivados del volumen de compras y
e) el punto de venta que se determina en la facilidad para el traslado y expendio, lugares
reconocidos por la demanda, que en las condiciones actuales son lugares de diversión
y concurrencia masiva (Cortés y Parra, 2011: 41).
Según el CONSEP, los resultados de la Tercera Encuesta Nacional Sobre Consumo de Drogas
en Estudiantes de Enseñanza Media (octubre del 2009), mostró que las ciudades de mayor consumo
de drogas en el país son: Quito, Guayaquil, Tena, Machala, Ambato, Cuenca, Tulcán, entre otras.
Los datos abonan el principio de la oferta, es decir, la demanda de drogas en ciudades como Quito
es mayor, y particularmente de drogas como la marihuana, preferida por el 11,5% de la población
estudiada, drogas vegetales 3,5%, cocaína 3%, éxtasis 2,6% y pasta base 1,9% (CONSEP, 2009).
Bajo esta perspectiva la oferta se inserta en una lógica del elector racional, es decir,
maximizar sus ganancias como objetivo central. La elección de ciudades como Quito, sin duda
es parte de las primeras opciones de la oferta, considerando además la cercanía con los lugares
de abastecimiento (frontera con Colombia), que sin lugar a dudas incrementa las utilidades del
negocio porque esta actividad se la contempla como elección racional a pesar de los riesgos que
ello implica.
En este estricto sentido, la oferta está atraída por un centro de gravitación como Quito
donde existen condiciones suficientes para el ingreso de droga a través de las rutas en el Sur,
Norte, Este y Oeste; distribución, venta en sitios estables o a domicilio y consumo, considerando
además que de las 2’239.191 personas que habitan en el Distrito Metropolitano de Quito, según
el censo del 2010, una parte de esta población está generando demanda y otra estaría pensada
como una población potencial demandante.
Una explicación general a la dinámica geoestratégica del microtráfico
en Quito
De un total de 12 toneladas de droga decomisadas por la policía a nivel nacional entre enero
y mayo del 2012, el 13% de esta droga se destina para el microtráfico en Quito. Según el informe de
Antinarcóticos de Pichincha, la mayor cantidad es de marihuana. De este alcaloide se decomisaron 1 1/2
toneladas, 3 kilogramos de heroína y 31 kg. de cocaína (Diario El Comercio, 2012b).
La Policía Antinarcóticos de Pichincha asegura que la droga para el consumo interno
proviene de Perú y Colombia e ingresa por varias rutas de diversas formas que incluye correos
paralelos. Según reportes de la prensa colombiana, la droga que ingresa al Ecuador procede
principalmente del cartel de Los Rastrojos aunque no se descarta que carteles como: Los Paisas
y Los Urabeños estén enviando droga al país. Se conoce además que estos carteles tienen
algún tipo de relación con los carteles mexicanos de Sinaloa, del Golfo y los Zetas (Diario El
Espectador, 2012).
Se hizo evidente en el Ecuador la presencia de miembros de la banda Los Rastrojos tras la
captura en el sector de Lumbisí, el 16 de marzo de 2012, de Juan Carlos Calle Serna, presunto
narcotraficante y supuesto líder de la banda, quien además sería el encargado de buscar los
contactos para comercializar el alcaloide en el país y posteriormente enviarlo al mercado
europeo. En su ruta de operaciones también se usaba a Perú como zona de intercambio y tránsito
(Diario El Comercio, 2012a).
65
Según esta misma fuente fundamentada a su vez en los Informes de Inteligencia de la
Policía Nacional “(…) Los Rastrojos operan principalmente en Santo Domingo de los Tsáchilas
y Manabí para el envío de grandes cantidades de droga con destino a Europa y EE.UU” (Diario
El Comercio, 2012a). Esta información se podría complementar con la noticia del diario
ecuatoriano Extra del 18 de marzo donde se afirma que (…) según una fuente de la Fiscalía de
Colombia (…) Los Rastrojos operan en el país en asociación con los delincuentes ecuatorianos
conocidos como Los Choneros (Diario Extra.ec, 2012).
Por otra parte, Los Rastrojos estaría operando:
“(…) desde su zona de influencia en el (…) Norte del Valle, Nariño, Putumayo, Cauca” (Diario
El Espectador, 2009b). A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades colombianas, quienes
“(…) tratan de estrechar el cerco a los líderes de esta organización, (…) Calle Serna, Pérez
Henao, Barrera Barrera se mueven entre Colombia, Venezuela y Ecuador fortaleciendo cada día
su organización” (Diario El Espectador, 2009b).
Finalmente, Los Urabeños y Los Paisas estarían operando desde el departamento de
Antioquia. En el caso de la primera organización, la prensa colombiana afirma que (…) en
el municipio de Puerto Nare, departamento de Antioquia, el Ejército halló un gigantesco
laboratorio para la producción de cocaína, propiedad de la banda criminal Los Urabeños,
quienes según se conoce son productores de clorhidrato de cocaína (Diario El Espectador, 20092012). Por otra parte el cartel de Los Paisas está en 7 departamentos y 45 municipios, según un
informe de Human Right Watch (2010).
La producción de alcaloides colombianos ingresa al país por vía área, terrestre, fluvial
y marítima como se detalla en los siguientes mapas, pero una de las formas más usuales de
transportación es por vía terrestre, básicamente a través del departamento del Putumayo en
Colombia y la provincia de Sucumbíos en Ecuador, donde existen asentamientos colombianos
como San Miguel y La Hormiga, situados a unos 15 kilómetros de la frontera. Por el lado
ecuatoriano se encuentran La Punta, ubicada a cinco kilómetros y Lago Agrio, capital de la
provincia de Sucumbíos, situada a 25 kilómetros, empalmando con la carretera que traslada a
Quito y el centro del país (Diario El Tiempo, 2009).
Otra de rutas estratégicas es Nariño-Carchi (ruta Pitufo) donde han sido cotidianas las
detecciones y decomisos de alcaloides (Diario Hoy, 2008). Por otra parte está también la ruta
Buena Ventura (Tumaco) Esmeraldas como la más efectiva en el traslado de alcaloides (ver
Mapas N° 3, N° 4, N° 5).
Ya en la frontera sur investigaciones realizadas por autoridades peruanas develan
la dinámica de producción de drogas en ese país. La cuenca sobre el río Huallaga, entre los
departamentos de Huánuco y San Martín, es una región históricamente vinculada a producción de
coca para el narcotráfico (Comiside, 2011). Esta droga encontraría en los departamentos de
Ancash, Puerto Chimbote, la Libertad, Cajamarca, Lambayeque, Piura y Tumbes, la ruta de la
costa del Pacífico hasta llegar a las fronterizas provincias de Loja, Zamora Chinchipe y El Oro
en Ecuador. Las posibles rutas serían también La Tina-Macará, Cariamanga-Ayabaca, LalamorAlamor y Zumba-Namballe (Entrevista, Policía Nacional, mayo 2012).
Una vez que se ha logrado evadir los controles, sean estos en los puertos, aeropuertos
o controles fronterizos de Tulcán o Aguas Verdes en Huaquillas y sortear todos los demás
obstáculos de los pasos ilegales; los traficantes tienen la misión de trasladar la droga a los lugares
desde donde se enviará al exterior o, en este caso, al consumo interno dentro del país. En el
fenómeno estudiado es importante determinar las rutas de ingreso a la ciudad capital.
Quito cuenta con dos modalidades de acceso: la terrestre y la aérea, aunque de forma
oficial se conoce que el ingreso terrestre se realiza por la vía Panamericana norte o sur: la
vía Calacalí, Los Bancos, La Concordia, por el lado occidental y la vía Papallacta-Baeza al
66
Oriente. Además se suman por lo menos una decena de vías o caminos que unen a Quito
con las provincias colindantes de Imbabura, Esmeraldas, Santo Domingo, Cotopaxi, Napo y
Sucumbíos aunque no constan como caminos oficiales y mucho menos de primer orden. Sin
embargo son rutas ideales para ingresar la droga a la ciudad capital.
Las posibles rutas36 que se han logrado identificar y por donde estarían ingresando
marihuana, cocaína, pasta base y heroína al Distrito Metropolitano de Quito en general y la
ciudad de Quito en particular son:
• Norte:
Ipiales (Colombia), Tulcán, San Gabriel, El Ángel, Ibarra, Otavalo, Cayambe, Quito.
• Centro-Nororiente:
Puyo, Tena, Baeza, Papallacta, Pifo, Quito.
• Sur:
Tumbes (Perú), Huaquillas (Aguas Verdes), Santa Rosa, Naranjal, Molleturo, Cuenca,
Cañar, Riobamba, Ambato, Latacunga, Quito.
Piura (Perú), Zapotillo, Pindal, Celica, Empalme, Catacocha, Catamayo, Loja, Zamora,
El Pangui, Gualaquiza, Macas, Palora, Puyo, Mera, Baños, Ambato, Quito.
• Nor Occidente:
Nariño pacífico (Colombia), San Lorenzo, Mataje (Esmeraldas), Quinindé, La Concordia,
Santo Domingo de los Tsachilas, Los Bancos, San Antonio de Pichincha, Quito.
• Oriente:
Puerto el Carmen (Colombia), Nueva Loja, El Dorado de Cascales, Lumbaqui, El
Reventador, San Rafael, El Chaco, Baeza, Papallacta, Pifo, Quito (ver Mapa N° 7).
Mapa N° 7
Fuente: FLACSO Sede Ecuador.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
36. Entrevistas de carácter reservado realizadas a oficiales y suboficiales operativos de la Policía Nacional, Quito, mayo 2012.
67
Una vez que la droga logra ingresar a Quito se la destina a lugares específicos de la
urbe. Desde ese momento se inicia otro proceso entendido como división del trabajo de
las organizaciones delincuenciales que determinan espacios y lógicas para la distribución y
posterior venta al menudeo en las distintas zonas de la ciudad. Es aquí realmente cuando se
inicia la actividad de los brujos, jíbaros, pushers o como se las quiera llamar a las personas que
realizan la función de expendedores o vendedores de drogas.
Cuatro barrios problemáticos de venta de drogas en Quito
La compra, venta y consumo de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en la ciudad de
Quito dejó de ser una actividad oculta pese a mantener un fuerte estigma social que lo asocia
con delitos como el robo, la prostitución, el asesinato, el sicariato, entre otros. La venta de
drogas en Quito ha sufrido una evolución según declaraciones de un miembro de la Policía
Antinarcóticos de Pichincha quien manifestó:
“(…) antes, para poder comprar una dosis de droga, quien quería consumir tenía que trasladarse
a sitios fijos donde sabían que vendían drogas; por ejemplo, si el consumidor vivía en Carapungo
tenía que hacerse el viaje hasta la Ofelia, un lugar donde siempre han vendido drogas, (…) en
otros sitios del norte tenían que trasladarse hasta la Ofelia para poder comprar. Ahora no, ahora,
si quiere usted llama y la droga le dejan en su casa, o se puede conseguir por el internet, o ya no es
necesario arriesgarse para comprar porque la venta de drogas está por toda la ciudad” (Entrevista,
Policía Nacional, marzo 2012).
Sin duda ésta es una realidad que afronta no sólo la ciudad de Quito. De hecho podríamos
afirmar que casi todas las ciudades del país la enfrentan, pero se vuelve mucho más visible en
las grandes ciudades con una gran cantidad de población. Podríamos hablar entonces de una
democratización de la venta y consumo de drogas pues existen varios barrios en la Capital
donde se vende y consume. Un consumidor de nacionalidad colombiana quien radica en el país
por más de 15 años narró lo siguiente:
(…) cuando recién llegué por los años 90, Quito era una ciudad donde se tornaba difícil comprar
drogas; yo las compraba en ese tiempo en la Argelia. Solo por este sector se vendía droga, pero era
todo un trámite comprarla y uno no podía consumirla en lugares públicos como hoy. Mire, ahora
nosotros estamos consumiendo en el parque y nadie nos dice nada, Ecuador es un paraíso para el
consumo, no es como en Colombia donde a usted lo roban o lo matan por estar consumiendo, ahí
no hay tranquilidad aquí sí, usted puede comprar en cualquier parte y puede consumirla también
(Entrevista, Consumidor, marzo 2012).
Consumir, comprar o vender drogas superó la barrera de la exclusividad y sectorialización.
En casi todos los barrios de Quito se venden drogas según el OMSC que detectó esta actividad en
más de 51 barrios de la capital (Herrera, 2011). La prensa local da cuenta de esta problemática
señalando que en Quito son más de 10 los sectores con el mayor índice de venta. Destacan en
la particularidad y peligrosidad los siguientes: el Rosario, la Ofelia, la Mariscal, San Roque, la
Delicia, la Roldós, Centro Histórico, Comité del Pueblo, Quitumbe y la Concepción (Diario El
Comercio, 2012c). Estos barrios están en el centro, norte, sur y valles del Distrito Metropolitano,
situación que sin lugar a dudas evidencia la extensión geográfica y crecimiento de la venta y
consumo de drogas en la ciudad (ver Mapa N° 8).
68
Mapa N° 8
Fuente: OMSC, 2011.
Elaborado por: OMSC, 2011.
Breve explicación del abordaje metodológico etnográfico
Como se mencionó anteriormente, el potencial crecimiento en la demanda y en la oferta
dentro del perímetro urbano del DMQ está afectando principalmente a cuatro sectores o zonas. A
su vez, estos sectores, de acuerdo a nuestro diseño metodológico, fueron seleccionados debido a su
complejidad e importancia estratégica. El presente estudio incorpora las siguientes consideraciones:
•
•
•
•
Mayor incidencia de venta que concuerda con la identificación y apreciación zonal
por parte de la Policía Nacional y el OMSC.
Heterogeneidad en la tipología, formas de venta y población consumidora.
Identificación, reconocimiento y concordancia de los sectores seleccionados de la
presente problemática con los análisis efectuados por prensa especializada y, sobre
todo, apreciación por parte de la ciudadanía que habita en esas zonas.
Acceso a información comprobable y fidedigna en los sectores seleccionados que
incluye la incorporación de entrevistas a profundidad bajo protocolos de resguardo
de identidad y confidencialidad.
Desde esas perspectivas metodológicas básicas los sectores seleccionados fueron:
1) Carapungo: circuito Comité del Pueblo-La Bota-Carapungo.
2) La Mariscal: cuadrante constituido por las calles Patria, Cristóbal Colón, avenida
Amazonas hasta la avenida 6 de Diciembre.
3) Centro Histórico: eje comprendido entre boulevar de la 24 de Mayo, la Colmena,
San Roque y plazas adyacentes.
4) La Michelena: cuadrante dentro de la avenida Mariscal Sucre hasta la avenida
Teniente Hugo Ortiz, de Sur a Norte la calle Antonio Jaramillo hasta la avenida
Alonso de Angulo.
69
Cabe señalar también que cada uno de los sectores ha sido analizado a través de la
información documental en archivos institucionales y privados. Se utilizó información primaria
de grupos focales, entrevistas a profundidad y semiestructuradas con actores claves, líderes
barriales, funcionarios públicos, autoridades locales. Se empleó observación participante y
pudimos mantener apreciaciones de fuentes encubiertas que trabajan con la Policía Nacional.
La aplicación de instrumentos, técnicas y metodología nos permitió obtener los resultados que
a continuación se presentarán.
Ahora bien, en la ciudad de Quito se detectaron lugares donde se puede comprar distintos
tipos de drogas, principalmente marihuana y pasta base, dos drogas populares por así decirlo
y de fácil acceso por los costos. No sucede de esa forma con el clorhidrato de cocaína que
constituye una droga de mayor costo y por ende de difícil acceso para los consumidores. Por
su parte, la heroína es un objeto muy raro y casi una exclusividad: “(…) esa droga es sólo para
los ricos, para los de billete, para los aniñados, para los del Norte y para los extranjeros; esa
droga no se encuentra por acá [al sur de la ciudad en el barrio la Michelena]” (Entrevista,
consumidor; marzo 2012).
Todos los tipos de droga que se han señalado se encuentran en centros de distribución de
la ciudad. Mediante entrevistas y cruce de información con elementos de la Policía se pudo
constatar que en la Capital hay ciertos centros de acopio y distribución al norte, centro y sur de
la urbe que en la práctica abastecen el consumo local y operarían como intermediarios en esta
larga cadena de distribución hasta llegar al consumidor final.
Cuando la droga ingresa a Quito pasa por un escalonamiento de sitios seguros o acopios
en las distintas zonas, una especie de nodo o hub que desempeña la función de distribución en el
penúltimo escalafón de la venta al menudeo. Y este, a su vez, va hacia el vendedor directo en
la larga cadena de venta (ver Mapa N° 9).
Mapa N° 9
Fuente: FLACSO Sede Ecuador.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
70
La cadena de venta presenta una forma piramidal muy similar al sistema de ventas de
algunas multinacionales presentes en el país. Estas corporaciones transnacionales han diseñado
novedosos modelos de comercialización para sus productos donde, según conocemos, supuestamente
todos ganan y tienen acceso a los productos ofrecidos. No obstante, la realidad es otra porque
según versiones de varias vendedoras que han pasado por estas empresas, las personas que más
ganan, son las que más cerca están de la punta de la pirámide (Entrevista, Empresaria Multinivel;
marzo 2012).
Haciendo alusión a las palabras de las personas entrevistadas, la pirámide estaría
conformada por escalafones cuyos últimos lugares lo ocupan los vendedores directos, seguidos
de líderes que les asesoran, motivan y desde luego, les proporcionan los productos y así hasta
llegar al más alto nivel donde se encuentran los altos ejecutivos de la empresa, quienes sacarán
las más altas rentabilidades. Cosa similar sucede en las corporaciones de venta de drogas. Aquí
también funcionan las ventas multiniveles pues los vendedores o vendedoras de esta millonaria
empresa están en el último escalafón de la pirámide porque se encargan de poner el producto
en manos del consumidor que en definitiva es la persona que más se expone a los peligros de la
calle y a los controles de las autoridades (véase Figura N° 2).
Figura N° 2
Pirámide de producción, distribución y venta de estupefacientes
1. Proveedor: materia prima del
estupefaciente. SUPERVISADO
POR CARTEL, ORGANIZACIÓN
CRIMINAL = Mayor renta,
plusvalía, menor gasto.
1
2. Manufacturación
SUPERVISADO POR
CARTEL, ORGANIZACIÓN
CRIMINAL
3. Transporte (distribución). Rutas
clandestinas. Manufacturación
SUPERVISADO POR CARTEL,
ORGANIZACION CRIMINAL.
Menores riesgos y costos (trabajan terceros).
4. Acopio del producto por el “brujo” o
“dueño del negocio” (Entrevistas, 2013).
Venta al por mayor.
GANANCIA PARA ORGANIZACIÓN CRIMINAL Y MAYORISTA.
Aumenta riesgo captura de mayorista.
5. Narcomenudeo e inicio del microtráfico.
Punto de venta.
Venta al por menor.
Más riesgo de captura, menor ganancia,
más dificultad de venta, competidores.
6. CONSUMIDORES (RIESGO)
Fuente: Adaptación del modelo de distribución y venta analizado por Cortés, Vargas y Parra, Cely (2011) respecto
a la organización La Cordillera.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
71
En este punto bien vale una argumentación referida a la relación existente entre riesgo y
actividad económica ilegal de la venta de drogas. ¿Quién corre más riesgo? ¿el/la consumidor/a
¿el/la vendedor/a de barrio? ¿el/la intermediario/a-distribuidor/a, ubicado en cualquiera de las
zonas donde almacena el producto o el/la distribuidor/a logístico/a estratégico/a? ¿la organización
más amplia que conecta los circuitos provinciales con los fronterizos e internacionales? Todas
estas interrogantes no pueden responderse desde un simple todos estos niveles y estratos, porque la
realidad evidencia datos diferenciados entre microtraficantes y grandes traficantes. De hecho,
hay que recordar que en 2008 se realizó la propuesta y aprobación del indulto a microtraficantes.
En ese año un 34% de la población carcelaria estaba compuesta por estas personas lo que
contribuía al hacinamiento y deterioro del sistema carcelario (TNI, 2009). No obstante, se
puede observar que las detenciones de grandes narcotraficantes son esporádicas y escasas dentro
del territorio ecuatoriano, aunque es importante anotar casos como el de Ramón San Clemente
en 2010 (Diario Andes, 2010), al supuesto jefe de grupo Cordillera, Jhon Jairo Vasco López en
2011 (minuto30, 2011) y recientemente se desarticuló una red presuntamente relacionada con
el cartel de Sinaloa (Diario Hoy, 2013).
Desde el punto de vista de precios y economía si bien es cierto que las utilidades en el
microtráfico o venta al menudeo se podrían incrementar hasta un 150% respecto al valor de
compra de la droga, también es verídico que estas utilidades no llegan precisamente a manos de
los vendedores que se encuentra en los últimos escalafones porque muchos de ellos son peones
finales en esta larga cadena de distribución y lo que reciben son utilidades mínimas que cubren
apenas los más elementales gastos. En palabras de Chimbito37:
Mi amigo traía los cueros de Ipiales (Colombia) para hacer zapatos, porque él era aparador, osea
él hacía zapatos, y en uno de esos viajes “El Pirula” se trajo 50 gramos de droga entre los cueros.
Es que antes no era tanto el control, estoy hablando del [año] 88-89. De ahí me dijo si yo quería
vender y yo le dije que bueno. El traía el material y nosotros paqueteábamos con la hija, hacíamos
50 paquetes diarios y salíamos a vender en la tarde, la hija me esperaba en una esquina y yo
caminaba vendiendo el polvo a los viciosos, terminaba los 10 paquetes que tenía y regresaba a
traer más y así vendíamos todito en una tarde… La medida no se hace con pesas, se hace con un
palito de fósforos, se abre un palito de fósforos y la mitad de un palito se llena de polvo y de ahí se
va poniendo en los “teques”, se envuelve y se vende. Cada paquete cuesta un dólar y eso alcanza
para una dosis, se le pone en un tabaco y eso se fuma….Yo no soy brujo, yo era vendedor, brujo es
el dueño del negocio, yo sólo vendía. Vendía 50 paquetes diarios al inicio, en ese tiempo me daba
10 paquetes por la venta de 50 paquetes, más unos sucres para los tabacos como ahora unos tres
dólares; ahora también se trabaja así, se vende 100 paquetes y le pagan unos 20 dólares, vender
100 paquetes de un dólar es rapidito si es que el material es bueno. El mejor material es el perucho
[de Perú] porque es un polvo blanquito, ese material es bueno, no le hace daño y huele rico, el que
es mezclado, usted fuma y le duele mejor la cabeza, por eso la buena droga se vende en paquetes
más grandes de 5 dólares, y un brujo vende tranquilamente 20 fundas al día, el negocio es bueno
(Entrevista, Chimbito, junio 2012).
El relato de Chimbito, refleja una realidad en las estrategias de compra, traslado,
empaquetamiento, distribución, venta y abastecimiento de la droga, sea esta marihuana,
cocaína o heroína. Según el entrevistado, los consumidores cubren una amplia gama social:
ricos, pobres, indigentes, indigenas, negros, mestizos, blancos, montubios, niños, niñas,
hombres, mujeres y más; como dice Chimbito. (…) los compradores son de todos lados y de todo
calibre, aquí caen, ricos aniñados, extranjeros como unos clientes españoles, negros, de todo, todo el
mundo fuma, ahora es más que antes.
37. “Chimbito” nombre con el que se conoce en la calle a un ex vendedor. Nos relató sus experiencias como vendedor de droga
cuando tenía 36 años de edad.
72
En esta democratización multiétnica, intercultural e incluyente del consumo, los factores
que cambian permanentemente se vinculan con decisiones racionales y estratégicas de rutas,
calidad del producto, formas del traslado y los lugares de producción; pero, curiosamente lo
que ha cambiado poco en estos últimos años son los sitios de venta, como por ejemplo el caso
del Centro Histórico en pleno casco colonial de Quito. ¿Por qué sucede esto? ¿es que hay una
especie de tradición tolerante respecto a la memoria quiteña en San Roque, la Colmena, Santo
Domingo, San Juan? Por ahora dejaremos estas preguntas para posteriores elucubraciones sobre
una hermenéutica citadina y de memoria colectiva.
Centro Histórico
Las rutas de abastecimiento para el Centro Histórico proceden del Sur y Norte es decir
de Colombia y Perú utilizando las rutas ya explicadas en el apartado anterior. Cuando la droga
ingresa a Quito se la traslada a dos puntos de distribución: la Colmena y San Roque, desde
donde se estaría abasteciendo a el Tejar, Santo Domingo, San Blas, el Ejido, la Vicentina, la
Alameda, la Marín, la 24 de Mayo, San Diego, la Loma, la Plaza Grande, la Plaza del Teatro,
la Libertad y Santa Clara.
Previo al análisis de la distribución y tipologización, revisemos la caracterización poblacional
y el contexto geográfico-histórico del microtráfico en el Centro Histórico recalcando que se
analizarán algunos indicadores de la población del Distrito Metropolitano. A nivel zonal, la
Administración Centro Manuela Sáenz (AZC) presenta según el censo del 2010 una población
total de 217.517 personas en los cinco sectores que conforman la administración: San Juan, la
Libertad, Centro Histórico, Itchimbía y Puengasí.
Todos los sectores se asientan sobre una superficie de 4.965,84 hectáreas, de las cuales
7,55% de esta superficie corresponde al Centro Histórico que además es uno de los más poblados
de toda la Administración Zonal Manuela Sáenz. Este sector presenta una alta densidad
poblacional, igual a 176,95 habitantes por hectárea y abarca el 30,11% del total de la población
de la AZC. A nivel distrital, el Centro Histórico es la segunda parroquia con más alta densidad
después de Chimbacalle y contribuye a una mayor cantidad de problemáticas sociales que se
condensan y visibilizan en este sector.
En general podríamos decir que en la Administración Zonal Centro Manuela Sáenz
gravitan y confluyen dinámicas y problemas de corte social, económico, político y cultural;
sin embargo los problemas más evidentes y acuciantes se presentan en el Centro Histórico,
específicamente en los sectores de la Colmena, San Roque, Plaza 24 de Mayo, Plaza de Santa
Clara, Santo Domingo, Plaza Grande, Plaza del Teatro, la Marín y la Tola.
La población que habita en el Centro Histórico es una población con alta movilidad, son
pocas las personas que deciden establecerse de forma permanente en este sector. Quienes lo
hacen generalmente son de las provincias de Chimborazo y Cotopaxi y en su mayoría obedecen
a una cadena migratoria que tiene algo más de 30 años y que han desarrollado toda una
estrategia de supervivencia en sectores como la Colmena, San Roque y la 24 de Mayo como
señala Kingman (2012) en su estudio sobre la población indígena que habita en San Roque.
En lo referente al expendio de sustancias estupefacientes y psicotrópicas en el Centro
Histórico podríamos manifestar en base a las entrevistas, que la venta de drogas es una actividad
de larga data con no menos de 50 años, según el relato de varios directivos de la Colmena, San
Roque y 24 de Mayo (Entrevista, Grupo Focal; marzo 2012). La venta de drogas siempre o casi
siempre se ha focalizado en el conocido y hoy rehabilitado boulevard de la calle 24 de Mayo38.
38. Comprenden las calles Imbabura, Venezuela, 24 de Mayo, Morales, Loja.
73
La presencia de expendedores de drogas39 este sector está vinculado al trabajo sexual
según un oficial de policía responsable del Centro Histórico: donde hay meretrices siempre
habrá delincuencia, violencia y venta de drogas (Entrevista, Policía Nacional; marzo 2012). Tal
afirmación se corroboraba con el testimonio de la dirigencia y moradores del sector quienes
sostienen que la mayor cantidad de problemas de inseguridad es resultado de la presencia de
las trabajadoras sexuales, quienes comenzaron a actuar en la 24 de Mayo por los años sesenta.
(…) en el sector, luego de ser intervenido con el relleno de la ‘quebrada de los Gallinazos’ mejoró
el comercio en el boulevar, no había delincuencia porque la gente se dedicaba a trabajar y a
cualquier hora se podía caminar (…) antes, no habían los pillos como ahora, antes habían los
lanzas o carteristas, era el robo más elegante, usted no se daba ni cuenta. Antes no había cocaína,
hace 65 años sólo había marihuana, la Policía era tan represiva y no permitía eso. (Entrevista,
Grupo Focal; marzo 2012).
Después viene la novedad que se va hacer una ciudadela en la Mariscal (…) aquí vivía la élite
de Quito (…) porque aquí vivían los mejores deportistas, los mejores boxeadores, los mejores
voleybolistas. Velasco Ibarra vivía en la 24, Ricardo Descalzi vivía en la García Moreno y así
una cantidad de gente. En las noches se encerraban los poetas en el “murcielagario” (…) noches
de bohemia, donde no era nadie tocado… habían dos hoteluchos en la calle Morales que eran
más para los turistas, ya empezaba a funcionar el Cumandá, una vida tranquila. Como le dije,
viene la novedad de la Mariscal y la gente que vivía aquí vende sus casas al mejor postor para
irse a la Mariscal y luego a la González Suárez entre los año 1960-1964. Nos viene de la Costa,
especialmente, y lo primero que hacen aquí es poner prostíbulos, los primeros prostíbulos eran:
Noches de París, Tomebamba, Saracay, El Bim Bam Bu (….).
Entonces, 10 de la mañana le ponían el brazo y quienes les hacían de campana eran las prostitutas,
eran los maridos, los chulos, los que robaban y después ellos mismos eran los que vendían droga
y vendían lo que robaban y vendían en las cachinerías que había en la 24 de Mayo (Entrevista,
Grupo Focal; marzo 2012).
De aquí que las percepciones de inseguridad tienen estrecha relación con el trabajo sexual,
es decir, las trabajadoras sexuales que se ubican en el Centro Histórico generarían actividades
ilícitas según los moradores del sector de la 24 de Mayo. Sus representantes afirman que los
problemas que enfrenta este barrio de la Capital surgen por la presencia de las trabajadoras
sexuales (…) la venta de drogas, los robos, los asaltos, la violencia en general estaría generada porque
ellas están aquí (Entrevista, Grupo Focal; marzo 2012).
Sobre este particular, las trabajadoras sexuales que pertenecen a la Red de Trabajadoras
Sexuales (RedTrabSex) opinan y manifiestan señalando que: “(…) hay muchas compañeras
que sí están vinculadas a la venta de drogas, pero también hay compañeras que consumen.
Unas venden porque sus maridos las obligan y en ocasiones ellos mismos les obligan a consumir
pero hay otros casos en que las compañeras que tienen una cierta edad están vendiendo”
(Entrevista, Redtrabsex; marzo 2012).
Para la titular de esta organización, la venta de drogas en Quito y sobre todo en el Centro
Histórico por parte de las trabajadoras sexuales es una verdad irrefutable pero no son todas;
aclara, (…) las compañeras venden a una cierta edad, por lo general a partir de los 39 años de edad
(Entrevista, RedTrabSex; marzo 2012). Al parecer, las trabajadoras sexuales que llegan a los 39
años son mujeres que ya han cumplido con un ciclo de “vida útil” en este trabajo, por lo tanto,
sus ingresos empiezan a disminuir, (…) ya no se gana como cuando uno es joven, los clientes ya no
son los mismos, el costo de los servicios que se prestan también son bajos, hay más peligros, los usuarios
son gente de escasos recursos y muchos factores más (Entrevista, RedTrabSex; marzo, 2012).
39. Entiéndase por vendedores de drogas a las personas que comercializan marihuana, heroína, pasta base de cocaína y cocaína.
74
Esta es una realidad que viven las mujeres que están bordeando los 39 años de edad, de ahí
que una de las opciones que encuentran para mejorar sus ingresos diarios sea la venta de drogas,
(…) muchas de las compañeras sí venden pero es porque ya no sacan lo que antes de jóvenes hacían y
muchas de ellas tienen familias que mantener (Entrevista, Redtrabsex; marzo 2012).
Decir que la venta de drogas en el Centro Histórico se realiza por todas las trabajadoras
sexuales es un error y porque desconocemos qué porcentaje de ellas incurre en este ilícito; sin
embargo existiría una estimación de corte cualitativo o perfil de quienes mayoritariamente
estarían vendiendo drogas en el Centro Histórico de la ciudad. Serían personas de sexo
femenino, afro-descendientes, con predominio de nacionalidad ecuatoriana, comprendidas en
rangos de edad aproximadas que irían desde los 16 hasta los 45 años. En este grupo también se
encuentran mestizos y mestizas indígenas en edades fluctuantes entre los 16 a 40 años y varones
afro-descendientes en rangos de edad similares como se detallará más adelante.
En la actualidad comprar marihuana o pasta base de cocaína en algún lugar del Centro de
Quito es accesible. Con relativa facilidad se puede encontrar a hombres y mujeres expendiendo
alguno de estos tipos de droga en los barrios más tradicionales del Centro Histórico: San Marcos,
San Diego, la Tola, la Colmena, Toctiuco, la Plaza del Teatro, San Blas, Santo Domingo, la
Loma, la Plaza Grande, el Panecillo, la 24 de Mayo, entre otros. Estos barrios son el escenario
de transacciones diarias y casi a toda hora. En estos subsectores del Centro Histórico se puede
encontrar una multiplicidad de ofertas, formas de venta y actores con identidades definidas; así
por ejemplo, tenemos Las Mancas, Las Marsupias, Los Vendedores, las Trabajadoras Sexuales, Los
Rengos, los niños y niñas, y también los/las vendedores/as en domicilio y a domicilio, una suerte
de tipología que se repite también para los tres restantes barrios estudiados, como detallamos
con el siguiente mapa (ver Mapa N° 10).
Mapa N° 10
Fuente: MDMQ, OMSC, información propia.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
75
Si bien las drogas se pueden encontrar en varias zonas y lugares de la capital y como
se mencionó anteriormente con relativa facilidad en el Centro Histórico existen también
otros lugares donde se compran y venden drogas. Está por ejemplo el contaminado, denso
y polucionado sector de la Marín y más precisamente los exteriores del Coliseo Julio César
Hidalgo cercano a la zona en sus 4 calles colindantes. En esas zonas los vendedores se distribuyen
en la calle Pedro Fermín Cevallos o Pichincha para ser visitados por los compradores, quienes
con uno, dos o tres dólares en la mano se acercan a un vendedor, por lo general ya conocido y
realizan la transacción de manera rápida y casi imperceptible.
Otro de los lugares donde se expenden drogas es la plaza de Santo Domingo. Allí
se puede encontrar a grupos de mujeres, en su mayoría afroecuatorianas, quienes ofrecen
marihuana y pasta base de cocaína. Cosa similar sucede en el boulevard de la 24 de Mayo,
en la calle Benalcázar entre Morales y Rocafuerte, donde a manera de denuncia social de
la problemática se puede leer la inscripción Calle de la Droga en una de las paredes, pero
paradójicamente y a escasos 50 metros de la inscripción primera está también escrita la
respuesta a esta denuncia.
Foto N° 1
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Esta es la realidad que no sólo se vive en la 24 de Mayo. En el mercado de San Roque
existe una situación similar, pues ahí es evidente la venta de marihuana y pasta base de cocaína.
Con poca dificultad se pueden encontrar a hombres y mujeres mestizo-indígenas, entre los 16
a 40 años de edad que se camuflan entre las vendedoras de legumbres, hierbas, frutas, y otros
productos agrícolas para desarrollar su actividad ilícita. Dichas pushers se ubican en las calles
Loja desde la avenida Mariscal Sucre, calle Cantuña hasta la calle Cumandá. Estas mujeres
generalmente portan en la mano entre dos y tres paquetes de marihuana que venden a los
clientes que se acercan a comprar presurosos. No están solas porque siempre hay la compañía
de jóvenes guardaespaldas que se ubican a escasos metros para brindarles protección y seguridad
mientras ellas realizan la venta. Los días recurrentes de transacciones son los martes, viernes y
sábados en horarios matutinos y vespertinos.
Algo similar sucede en la calles Pedro Fermín Cevallos y Pichincha, entre Olmedo, Manabí
y Esmeraldas, en los exteriores del coliseo cercano y al mercado. Ahí la venta se produce a diario
y en horarios diversos se pueden encontrar a vendedoras y vendedores mestizos y mestizas,
afroecuatorianas y ecuatorianos entre 25 y 40 años de edad vendiendo marihuana y pasta base
desde las 10h00 de la mañana hasta las 19h00. Este es un lugar reconocido por la ciudadanía y
también por los consumidores como un lugar donde sin problemas se puede encontrar material
colombiano, es decir, pasta base de cocaína procedente de Colombia (Entrevista, Chimbito,
junio 2012).
76
Este sector, al igual que los mencionados, constituye también un foco o polo de atracción
de otros actos delincuenciales y violencia. Para el OMSC dentro del Centro Histórico existen
al menos 16 sectores que son considerados puntos críticos por los robos, asaltos, riñas callejeras,
prostitución y venta de drogas como se puede observar en la siguiente gráfica geo referenciada
(ver Mapa N° 11).
Mapa N° 11
Fuente: MDMQ, OMSC, información propia.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La Michelena
El sector conocido en la actualidad como la Michelena es también llamado la Atahualpa o el
Pintado. Se ubica al sur-occidente de la ciudad capital con una superficie total de 79,4 hectáreas
y una población de 12.046 habitantes, según el censo de población del INEC del 2001. La
actual ciudadela adopta el nombre de su calle principal Subteniente Michelena que une la
avenida Mariscal Sucre con las avenidas Alonso de Angulo y Teniente Hugo Ortiz.
La ciudadela fue destinada en sus inicios para usos militares, durante la década de los años
40 (Simbaña Pillajo, 2009). En esos mismos años fue también llamada el sector de la Bremen,
quebrada de los chochos o también el cuartel de los paracaidistas. Estas extensas tierras formaron
parte en algún momento de la hacienda La Lorena según relatos de La Dura o La Coronela40
dirigente barrial quien dice ser parte de las familias fundadoras de este sector.
40. Seudónimo de una líder barrial quien asegura ser la fundadora del sector. Vive ya más de 50 años en el barrio y por muchos
periodos ha sido la presidenta del sector. Asegura que ella, con otros moradores, fueron los gestores para la construcción de la
iglesia y el retén policial, hoy UPC, Unidad de Policía Comunitaria, El Pintado.
77
La Michelena es un barrio del subsector Atahualpa Occidental y este a su vez forma parte
de la Magdalena que concentraba hasta el año 2001 a 31.830 personas. Constituye además uno
de los nueve sectores que componen la jurisdicción de la Administración Zonal Eloy Alfaro.
Por otra parte, sólo el sector de la Atahualpa occidental albergaba en una superficie de 37,3
hectáreas a una población de 6.857 personas con un total de 2.098 viviendas según registros de
la Secretaría de Ordenamiento Territorial, Hábitat y Vivienda del Municipio de Quito (2011).
De una manera más desagregada y basándonos en las últimas estadísticas generadas por el INEC
en el año 2010, el sector de la Michelena constituido por 10 sectores censales registró un total
de 3.850 personas de las cuales 1.836 son hombres y 2.014 mujeres (INEC, 2010).
En el sector de la Michelena se apostaron quiteños de clase media y baja, así como
también pobladores del norte y centro del país. Con su llegada se instalaron distintos negocios,
comercios y oficinas de giros informales o encomiendas. De hecho una de las primeras actividades
comerciales fueron los locales de comidas típicas que se apostaron en la zona durante los años
70. Años más tarde, en la década de los años 80 se pudo evidenciar la llegada de más personas
quienes instalaron otro tipo de negocios temporales como la venta de artículos navideños.
En la actualidad, la calle Michelena presenta una alta actividad comercial. Hasta el año
2009 habían alrededor de 120 negocios informales y tres asociaciones de comerciantes (Simbaña
Pillajo, 2009: 118). Todos estos negocios ofrecen una diversidad de productos que van desde
la comida rápida hasta prendas de vestir. En la misma calle se puede encontrar otra gama de
locales comerciales, entre los cuales se destacan los bares, restaurantes, karaokes, discotecas,
cervecerías y cafeterías; principales atracciones para los pobladores del sur de Quito.
Líderes barriales recuerdan que los bares, karaokes y discotecas comenzaron a instalarse en
el sector junto al comercio informal hace 10 años aproximadamente; (…) pero ahora hay cualquier
cantidad de bares y discotecas por todo lado, sólo en el redondel hay más de cinco discotecas (Entrevista,
la Michelena, junio 2012). Los moradores de la Michelena, así como autoridades municipales y
miembros de la Policía Nacional, aseguran que la causa de los problemas delincuenciales como
robos, asaltos, asesinatos y riñas entre otros tipos de delitos son ocasionados por la alta afluencia
de gente que escoge este sector como destino de diversión nocturna.
En el sector existen distintos criterios sobre el inicio de la venta y consumo de drogas.
Para los agentes de policía del sector, la venta de drogas al menudeo debió iniciarse hace seis
años aproximadamente. Esta idea la comparte también un morador y actual propietario de una
discoteca ubicada en el sector del redondel quien señala que cuando él trabajaba aún como
empleado en una discoteca, (…) este sector era sano, no había nada de drogas ni nada de eso
(Entrevista, la Michelena, junio 2012).
La Michelena se (…) dañó completamente hace tres años; recién nomás se ponen una discoteca
tras otra, ahora hay puros bares, karaokes, cerveceros, todo eso atrae a los ladrones, a los vendedores
de droga, destaca una líder del barrio (Entrevista, la Michelena, junio 2012). La venta de drogas
en este sector se la hace a vista y paciencia de transeúntes, y de los mismos policías (Entrevista, La
Michelena; junio 2012). Sólo basta ubicarse en una de las intersecciones de la calle Michelena,
entre la avenida Mariscal Sucre y Alonso de Angulo para encontrar a una, dos, tres, cuatro y
hasta cinco mujeres agrupadas ofreciendo marihuana o pasta base de cocaína. La facilidad de
comprar y vender hace que los moradores llamen a todo esto venta descarada de droga.
Si bien la información con la que se cuenta no permite tener certeza acerca de las fechas
exactas en que se inició la venta de drogas, sí es evidente hoy en día que la compra, venta y
consumo de marihuana, pasta de cocaína y drogas sintéticas se extiende también a otro tipo
de substancias como heroína y clorhidrato de cocaína que se las adquiere bajo pedido. Los
efectivos de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de el Pintado sostienen que desarrollan
continuamente un trabajo de control en las calles, acción que ha permitido disminuir los
niveles de delincuencia y venta de drogas en el sector.
78
Sin embargo, existe una posición y percepción contraria de los moradores del barrio
y funcionarios municipales, quienes afirman que la venta de drogas va en franco aumento,
intensificándose en los últimos tres años pese al control policial. En efecto, la organización
barrial menciona: (…) ¿Qué pueden hacer los policías, si le cogen a una negra de las que vende y ella
primero les grita, les falta al respeto y después les dice que está embarazada y lo que tiene es sólo para
consumo, y así enseguida le sueltan? (Entrevista, la Michelena, junio 2012).
Esta declaración deja en evidencia un problema repetido en los cuatro sectores analizados.
El argumento del embarazo, en el caso de las mujeres, y del consumo, en el caso de hombres y
mujeres es muy recurrente para quedar en libertad. Devela, además, un problema normativo,
estructural e institucional asociado a la opacidad de las interpretaciones jurídicas sobre
consumo y microtráfico; a la ausencia o debilidad de acciones y políticas preventivas por parte
de entidades creadas para el efecto como el CONSEP, Ministerio de Salud Pública, Ministerio
de Educación y Ministerio del Interior; a la difusión de la figura de la impunidad como resultado
de una deficiente administración de justicia en la materia; y de una limitada capacidad de los
cuerpos de inteligencia para diseñar e incorporar programas a largo plazo como condición para
reducir los factores de riesgo en la ciudad. No se trata entonces de difundir y mencionar que
existe un plan nacional de drogas cuando se constata que hay barrios que por más de cuarenta
años albergan venta y consumo de diversos tipos de drogas.
En este marco, el microtráfico de drogas en el sector de la Michelena se presenta para
los moradores como un foco de amenaza. El lugar se vuelve muy peligroso y el narcomenudeo
es la primera causa de inseguridad en el barrio (Entrevista, la Michelena, junio 2012). Opinión
contraria mantienen los suboficiales encargados del subcircuito el Pintado, quienes aseguran
que el principal problema en el sector es el asalto y robo a transeúntes y locales comerciales que
son perpetrados por sujetos de color según versan los partes policiales:
Entre abril y mayo de este año se han registrado más de 50 denuncias de robos y asaltos en las
calles Michelena y Alonso de Angulo. Cuando yo revisé los partes me encontré con la sorpresa
que casi todas los partes muestran que los asaltos son de ciudadanos ecuatorianos de raza negra y
los robos son entre las 6 de la tarde y 2 de la mañana, aunque según los partes, entre las 9 y 10 de
la noche son la mayor cantidad de robos, [añade] los robos se hacen en grupo de 3 a 5 personas.
(Entrevista suboficial, la Michelena, junio 2012).
Los robos se originan en los maridos de las que venden droga, según aseguran los vecinos
de la Michelena. Al parecer, el modus operandi se da de la siguiente manera: las mujeres de los
ladrones venden droga desde la Av. Mariscal Sucre, se localizan en las esquinas de las calles
Juan Tipantuña, Sargento Grau, Luis Minacho, Alberto Orellana, Gonzalo Cabezas, Francisco
Coronel y sobre la avenida Subteniente Michelena:
(…) Ellas ya le ven a las víctimas y les llaman por teléfono a los maridos, les dan todas las señas,
le avisan con qué ropa están, cómo van vestidos, qué cartera tienen, dónde tienen la plata o el
celular, y los maridos les están esperando una o dos cuadras más abajo y les roban, les amenazan
con cuchillos, estiletes o les pegan entre tres… una vez vi que hasta nueve personas le robaban a
un señor, y después les quitan todo. (Entrevista, vecino la Michelena, junio 2012).
Esta afirmación es confirmada por efectivos policiales, quienes se refieren a este tipo de
modalidades asociativas de delito y conversan respecto a las detenciones de los delincuentes:
Verá, siempre que se les detiene a estos ladrones, no tienen plata, ni celulares, ni droga, pero
cuando se les coge a las mujeres de raza negra, ellas siempre están con plata, tienen entre 60 u 80
dólares y entre 5 y 10 paquetitos de droga. Entonces, ¿cómo justifica que ellas vendiendo droga
de 1 dólar la dosis, tienen 60 o 80 dólares en el bolsillo?, yo creo que es porque los maridos roban
y les dan la plata a las mujeres y ellas como siempre ´están embarazadas´, poco o nada se puede
hacer. (Entrevista, suboficial policial la Michelena, junio 2012).
79
Como observamos y según las apreciaciones policiales, existiría una estrecha relación
de la venta de drogas con otro tipo de actividades ilícitas, especialmente robo y asalto, pero
también un vínculo con el consumo de drogas y formas de violencia que se generan en las
calles del sector. Las riñas, escándalos, peleas y altercados son la evidencia que noche a noche
se reporta a la Policía Comunitaria de el Pintado
Por otra parte, la droga que se comercializa en la Michelena estaría distribuida desde el
suroccidente y suroriente de la capital. Sectores como la Isla, Santa Rita y la Argelia, en el
lado suroriental, y la ciudadela Ibarra, al suroccidente de la Capital son centros de distribución
para el centro sur de Quito. La marihuana y pasta base de cocaína se comercializa a un dólar la
dosis. Estos dos tipos de substancias vienen de Colombia, se la acopia en la Isla y se venden al
menudeo en la Michelena.
En el mismo sector, la marihuana y pasta base de cocaína se vende en horarios de 18h00
a 20h00. Como se mencionó el valor mínimo es de 1 dólar la dosis hasta un monto que
probablemente no supere los 20 dólares por ocasión o transacción porque sería arriesgado y
llamaría la atención de compradores y distribuidores. La venta se realiza todos los días, pero
es mucho más evidente los días jueves, viernes y sábados que son los de mayor actividad
comercial y también de diversión nocturna. Las vendedoras se ubican sobre la calle Subteniente
Michelena y las intersecciones de la Av. Mariscal Sucre, calles Juan Tipantuña, Sargento Grau,
Luis Minacho, Alberto Orellana, Gonzalo Cabezas, Francisco Coronel y finalmente en el
Redondel de la Atahualpa, intersección de Alonso de Angulo y Teniente Hugo Ortiz. En estos
sitios ofrecen su producto y en varias ocasiones vocean a los transeúntes, quienes temerosos y
presurosos caminan por esas calles y avenidas (ver Mapa N° 12).
Mapa N° 12
Fuente: MDMQ, OMSC, información propia.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
80
De los cuatro sectores estudiados, la Michelena es ahora un destino menos riesgoso para
los consumidores no sólo del sur sino también del centro y en muchas ocasiones del norte
de la ciudad. Y es que las facilidades para las transacciones romperían esquemas porque se
minimiza la discreción para la compra y venta de drogas; además existen factores del entorno
que contribuyen a esta dinámica porque la oscuridad de las calles en las noches, la falta de un
adecuado alumbrado público, la tolerancia vecinal, producto unas veces del miedo a posibles
retaliaciones de los pushers de la zona, pero también resultado de la complicidad al ser parte de
una economía ilegal que llega a utilizar como escudos e informantes-alertas a adolescentes y
hasta niños/as, constituyen elementos que ayudan a la realización exitosa de transacciones del
circuito compra-venta de drogas en esta parte de la ciudad.
Tanto la venta de drogas, como otras actividades ilícitas que son conexas se muestran de
una manera georeferenciada, destacando los puntos y áreas de influencia más críticas en temas
de seguridad en el sector de la Michelena (ver Mapa N° 13).
Mapa N° 13
Fuente: MDMQ, OMSC, información propia.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
81
Carapungo
Ubicada en el sector nororiente de la ciudad capital y con una superficie de 9.487
hectáreas, pertenece territorialmente a la Administración Calderón. Según el Censo 2010 la
población total de Calderón fue de 162.915 habitantes y representa el 7,3% de la población
total del Distrito Metropolitano. Esta zona presenta una tasa de 2,2% de crecimiento anual
en el período intercensal de 2001 a 2010. Carapungo tenía para el año 2012 una población de
25.232 personas, de los cuales 12.043 son hombres y 13.280 mujeres (Secretaría de Territorio,
Hábitat y Vivienda, 2012).
El crecimiento demográfico es corroborado por las opiniones de moradores del sector y
funcionarios municipales de la Administración Calderón. El incremento demográfico en el
Distrito se hace más evidente al norte de la metrópoli, especialmente en Calderón porque “(…)
las administraciones zonales que registran el mayor crecimiento poblacional en los últimos 10
años son Calderón (79%) hacia el nororiente y Quitumbe (68%) hacia el sur de la ciudad.
Además son lugares de asentamientos de importantes flujos migratorios de la Sierra norte y
Sierra centro-sur” (Instituto de la Ciudad, 1; 2011).
La historia registra que la parroquia de Calderón y el anejo de Carapungo por el año
1907 tenía terrenos que no se vendían pues constituían espacios donados por las autoridades
para que sean habitados por quienes decidieran tener un lugar de residencia en estos sectores.
Las personas favorecidas con lotes de terreno fueron los vecinos de Llano Chico, Pomasqui
y Tabacundo, aunque también existió inmigración proveniente de la provincia del Carchi y
otras zonas del país. De esa manera, la formación urbana de Calderón se consolidó en torno
al segmento de la carretera Panamericana hoy conocida como calle Carapungo. En 1971 el
Municipio de Quito aprobó la Ordenanza No. 1353 que declaró a la periferia como Centro de
Desarrollo Urbano de Emergencia (Espinosa Apolo, 2005; 86-131).
El crecimiento urbano de la zona se intensificó en los años noventa de manera desordenada
y en la entrada principal de Carapungo, hoy conocida con el nombre de avenida Padre Luis
Vaccari, sucedía lo siguiente;
(…) más bien fue un crecimiento urbano y demográfico (…) expansivo y violento, razón por lo
cual es también desordenado. Muchos sectores de la zona de Calderón han sido objeto de tráfico
de tierras que en desapego absoluto a las normas municipales vigentes, caotizan el crecimiento
urbanístico del sector, al mismo tiempo que impulsa la migración interna desde Quito a la
Parroquia. Es así como se han formado barrios ilegales y semi-rurales que no cuentan con los
servicios básicos (Espinosa Apolo, 2005: 133).
Desde la etapa de consolidación urbana en la década de 1970, Quito, al igual que otras
ciudades del país ha experimentado procesos de ocupación informal del suelo. Eso ha significado
que en los últimos 20 años, en áreas periféricas y zonas en proceso de expansión, especialmente
Calderón, La Delicia y Quitumbe, el número de barrios y de familias que viven en situación
de informalidad se haya incrementado considerablemente (Plan Metropolitano de Desarrollo
2012-2022, 2012; 66).
Por estas razones, Carapungo se ha caracterizado por ser un centro de atracción para
propios y ajenos como señaló una moradora del sector, quien afirma que las personas que antes
vivían en la Bota, sector aledaño a Carapungo, ahora se han desplazado para vivir aquí, “(…)
la mayoría de esta gente es de Esmeraldas y el Chota, en mayor número son afros y casi todos
son familiares. Unos viven aún en la Bota y los otros están viviendo aquí en Carapungo, ellos
vinieron hace unos 15 o 20 años y llegaron a vivir en este sector ahora llamado El bajo de
Carapungo” (Entrevista, Carapungo, junio 2012).
82
De las entrevistas realizadas, la venta de drogas se lleva a cabo principalmente en tres
sectores:
a) Parque de la Juventud, ubicado en la avenida Padre Luis Vaccari y Río Cayambe
frente a un local donde aseguran los moradores que es un punto de encuentro para
el consumo y la venta; sector que se encuentra ubicado a escasos metros del cuartel
de Policía de Carapungo. En este mismo sector están las calles Río Quijos y calle 8
donde afirman los mismos moradores que también se vende droga y al parecer las
transacciones se hacen todos los días a partir de las 18h00 pero se intensifica a los días
jueves, viernes y sábados hasta las 02h00.
b)El sector número 2 está en la calle Galo Plaza Lasso, lugar más conocido como La
Visera donde hay un gran flujo de vehículos y personas por la dinámica comercial del
sector. En este punto la venta presentaría características muy similares a las del primer
sector, pero se concentraría en la esquina de una cooperativa del sector.
c) El último lugar donde se vendería en mayores proporciones para el narcomenudeo y
donde se ha perdido el temor de ofertar droga por parte de los expendedores, incluso
con la tolerancia de los moradores, es un parque de la zona, cercano a la calle Isla
Rábida.
El abastecimiento de droga para Calderón y Carapungo estaría relacionado con los
distribuidores del Comité del Pueblo que según versiones policiales existiría en ese populoso
asentamiento poblacional grandes centros de acopio y distribución para abastecer la demanda
generada en barrios como La Bota, Carapungo, Marianitas, Zavala, San José de Morán,
Calderón, Ciudadela Alegría, entre otros. La droga que se expende en Carapungo sería en
su mayoría proveniente de Colombia aunque algunos informantes coinciden que de vez en
cuando proviene de Perú.
La distribución de marihuana, cocaína y pasta base de cocaína se realizaría desde los
centros de acopio del Comité del Pueblo. Los transportes podrían sin problema movilizar el
alcaloide desde el Comité del Pueblo hasta Carapungo siguiendo la siguiente ruta: calle Juan
Molineros, avenida Jorge Garcés, José Fernández, Gaspar Maldonado hasta llegar a La Bota
donde se toman las calles Carlos Fortines, avenida La Bota, calle Wladimir Lenin para alcanzar
la calle Julio Ramos que conduce a la Panamericana Norte, y de ahí hasta las mencionadas
direcciones en Carapungo. De hecho se pudo comprobar que en tres recorridos, en distintos
días y horarios (17h00, 19h00, 21h00) no existió ningún control ni vigilancia policial; además,
las mencionadas vías carecen de alumbrado público y no se evidenció un alto flujo vehicular,
características muy particulares y contrarias a las que se presentan en la actualidad en el trazado
de calles y calzadas de Quito (ver Mapa N° 14).
83
Mapa N° 14
Fuente: FLACSO Sede Ecuador y OMSC.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
El trabajo de campo en este sector dejó una pista de lo que podrían ser los circuitos de
distribución y venta de drogas en el extremo norte de Quito. Por una parte está Carapungo
formando una red espacio-funcional interconectada a la ruta La Bota-Comité del Pueblo;
mientras que por otra parte, se encuentra otro circuito diferente que articularía la Ofelia,
Cotocollao y el sector de la Pulida-Atucucho, que al parecer, sería un segundo subcircuito en
el extremo norte de la Capital. Los dos circuitos estarían abasteciendo a sectores determinados
aunque la demanda en ocasiones exige la venta de los dos lados; sin embargo, estos dos
circuito–redes señalados están divididos por la avenida Eloy Alfaro como se demuestra en
el gráfico más adelante. Esta calzada sería el límite del área de influencia de cada uno de
los sectores y además se convertiría en un espacio que podría generar conflictos y disputas
territoriales (ver Figura N° 3).
84
Figura N° 3
LA OFELIA
SAN CARLOS
SEMI-PERIFERIA
ÁREA EN DISPUTA
PERIFERIA
PUNTOS DE VENTA
CENTRO
PUNTOS DE PASO
COMITÉ
DEL
PUEBLO
LA BOTA
AV.
ELOY
ALFARO
CARAPUNGO
ATUCUCHO
Circuitos y áreas de influencia del microtráfico en el norte de Quito
Fuente: FLACSO Sede Ecuador.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La gráfica demuestra la distribución de droga de los dos circuitos con una racionalidad
espacial y despliegue de funciones basadas en el manejo de un centro o lugares de acopio
y distribución, control de zonas periféricas de entrega y pasos estratégicos y, finalmente,
deslizamiento semiperiférico para la entrega final del producto. El gráfico también muestra
los límites de los dos circuitos y sus áreas de influencia. Destaca además, un espacio o lindero
flexible que estaría en disputa por los grupos que abastecen a los dos circuitos.
Para los moradores de los tres sectores de Carapungo que identificaron los puntos de venta
expresaron que el perfil de los vendedores son jóvenes afroecuatorianos entre 20 a 35 años de
edad. A diferencia del sector sur, la particularidad de este sitio en la venta de droga radica en
que se realiza mayormente por varones. Sin embargo, en la observación sólo se pudo registrar
a una mujer mestiza de más de 40 años de edad que constituiría la excepción. En ese contexto,
los/las compradores/compradoras en su gran mayoría son jóvenes y niños de entre 14 a 30 años
de edad: la mayoría son del sector, hay hombres y mujeres, negros, mestizos, blancos, pero los que
más consumen son los que andan en pandillas (Entrevista, Carapungo, junio 2012). Las pandillas
que dominan el sector estarían compuestas en su mayoría por hombres y mujeres jóvenes de
ascendencia afroecuatoriana que son identificados con el nombre de Wuteang Clan; son además
quienes dominan el sector pero no se puede relacionar a esta organización con la venta de
droga al menudeo.
El mapa presentado a continuación ilustra la situación de inseguridad en Carapungo.
Identifica sitios y lugares de mayor actividad delictiva y refleja los sitios señalados como puntos
de expendio y consumo (ver Mapa N° 15).
85
Mapa N° 15
Fuente: OMSC.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
La Mariscal
La Mariscal Sucre tiene sus orígenes por el año de 1924 cuando se inicia la construcción
de fastuosas viviendas (…) en esos años, las familias lo suficientemente afortunadas comenzaron a
construir allí sus casas para instalarse definitivamente. Fue el inicio del abandono del centro y es lo que
explica una cierta arquitectura, aún tradicional (De Maximy y Peyronnie, 2000; 86).
Con las familias acomodadas provenientes del centro de la ciudad, viviendo ahora en la
Mariscal se derivaron otras necesidades para satisfacer el confort requerido. Así los moradores
de este exclusivo sector de Quito empezaron a demandar movilidad y transporte sin imaginar
que esta necesidad daría valor agregado a sus viviendas; por esta razón (…) el valor de los terrenos
aumentó considerablemente desde 1933 cuando el tranvía comunicaba con el centro (De Maximy y
Peyronnie, 2000; 86).
Años más adelante, el sector residencial de Quito ofreció excelentes oportunidades de
negocio para empresas como La Favorita “(…) quienes inician su actividad con la venta de
productos no perecibles, el matrimonio Wright-Durán se instalan en el sector a mediados de los
años 56, en la calle Robles y Amazonas cerca de la iglesia de Santa Teresita. La Favorita de la
avenida Amazonas fue el negocio que ancla los negocios en este sector; [se puede considerar] el
negocio generador de la actividad comercial en el sector” (Entrevista, la Mariscal, junio 2012).
86
Para los años 70 ya no era sólo la empresa La Favorita. Por aquella época se instalan una
serie de agencias de viajes, hoteles, bancos y más locales comerciales. Al parecer, el boom
petrolero ecuatoriano dinamizó toda esta actividad comercial:
(…) El sector de la Mariscal desde los años 1970, estuvo sometido a una importante especulación
de bienes raíces que provocó la destrucción masiva de villas con jardín que le daban su encanto
y que fueron remplazadas por edificios […]. Desde entonces, la función terciaria (burocracia,
comercial y empresarial) predomina sobre la función residencial (De Maximy y Peyronnie,
2000; 85).
Para los años 80 todo tipo de locales y actividades comerciales proliferaban en el sector;
entre ellos, destacaban los bares, discotecas y salas de masajes donde según los entrevistados,
funcionaban cabarets-burdeles que se hacían pasar por salas de masajes. Con el desarrollo
económico y el boom petrolero, la Mariscal entró en un proceso de deterioro y surgieron problemas
de toda naturaleza que se desbordaron y pusieron al límite la capacidad de regulación y control
municipal: la diversión y los negocios prósperos atrajeron a una población flotante y con ello
se asociaron varios problemas que hasta ese momento no eran evidentes. Contaminación,
inseguridad, hacinamiento, insalubridad y corrupción se hicieron presentes para convertirse en
una dimensión cotidiana que debía soportar la ciudad y sus habitantes.
Estas complicaciones empujaron a que los moradores del sector se organicen y soliciten al
Municipio de Quito que intervenga en la Mariscal. Así, en el año 1996 se inicia un diagnóstico
que sirvió para identificar problemas, muchos de los cuales aún persisten, entre ellos: la
prostitución callejera, los cabarets, las salas de masajes encubiertas entre los más acuciantes de
la época.
Fruto de este trabajo entre la comunidad y el Municipio de Quito se firma La Declaratoria
de la Mariscal el 11 de noviembre de 1997 que destaca los compromisos de la comunidad
expresados de esta manera:
Para llevar adelante estos proyectos hemos aceptado el reto de lograr el futuro que queremos en base
a la concertación de todos los que hacemos la vida en este barrio, por lo que, nos comprometemos
a planificar y actuar de manera activa y solidaria en los siguientes campos:
•Seguridad, emergencias y control ciudadano.
•Usos del espacio y valor arquitectónico.
•Educación, identidad y rescate de la tradición.
•Medio ambiente y salud.
•Accesibilidad y transporte.
•Organización y desarrollo social.
(Declaratoria de la Mariscal, 1; 1997).
Para la fecha de la declaratoria los problemas de la venta y consumo de drogas no era
una prioridad, (…) este problema debió existir pero no de una manera explícita como lo es ahora
(Entrevista, la Mariscal, junio 2012). Sin duda el microtráfico y las bandas delincuenciales que
ahora son noticia en esa época no eran una preocupación. Lejos estaba la posibilidad de llegar
a los límites que hoy en día se ven y se viven en la Mariscal. En 1997 casi no había venta de
drogas pues este no era un problema para el sector, así lo deja ver la declaratoria de ese año 1997.
Nada se dice sobre este tema porque incluso en el Acuerdo de Cooperación Interinstitucional,
suscrito entre el Ministerio de Gobierno y Policía, el Ministerio de Salud, el Municipio del
Distrito Metropolitano de Quito y la Policía Nacional, firmado el 11 de Noviembre de 1997.
Se señala como prioridad en el tema de seguridad lo siguiente:
87
[Acuerdo] Quinto.- El Ministerio de Gobierno y Policía, a través de la Policía Nacional, en forma
permanente y persistente, reforzará la vigilancia y control de la prostitución ilegal callejera,
disfrazada y clandestina y pondrá a sus infractores a órdenes de las autoridades competentes;
[Acuerdo] Sexto.- El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, la Comandancia General de
la Policía e Intendencia general de Policía de Pichincha conformarán equipos de control nocturno
para la determinación de infracciones derivadas de: rotura de sellos, ocupación de vía, niveles de
ruido, escándalos callejeros y horarios de funcionamiento de licorerías, bares, clubes y discotecas;
(Acuerdo de cooperación interinstitucional, 2; 1997).
Estas eran las preocupaciones, restricciones, controles y sanciones de la época. El tema que
realmente concentraba la atención eran los prostíbulos. De hecho en el año 1999 se cerraron
aproximadamente 60 lugares. Luego de esta relativa calma para los moradores del sector vendrá
una avalancha de dinámicas comerciales y lógicas de ocupación espacial territorial en la mayoría
de calles de la Mariscal. Sería a finales de los años 80 cuando se inicia una fuerte afluencia del
turismo extranjero y con ello el consumo de drogas y del trabajo sexual, porque la población
flotante demandaba de estos “servicios” (Entrevista, la Mariscal, junio 2012).
Hoy en la Mariscal se encuentra absolutamente todo lo que el Distrito ofrece en la urbe
porque es una zona muy concentrada de servicios y modalidades económicas que incluye
actividades públicas y privadas. Esta población fija y esporádica procura complacer las demandas
de los visitantes nacionales y extranjeros que en su conjunto hacen una población flotante de fin
de semana: jueves, viernes, sábado, domingo, de 300.000 personas en promedio. Mientras que la
población residente del sector para el 2010 fue de 12.843 habitantes según datos del INEC (2011).
La población de este sector va en franco descenso. Las estadísticas demuestran que cada
período censal los habitantes de la Mariscal deciden cambiar de lugar de residencia pues razones
hay de sobra, manifiesta un funcionario municipal: (…) la gente no quiere vivir en la Mariscal
porque buscaban un lugar tranquilo y ahora es una zona rosa y la zona financiera de Quito. ¿A quién
le va gustar vivir donde todos los días hay bulla y conflictos? (Entrevista, la Mariscal; junio 2012).
Sólo cuando hay período de vacaciones en la Sierra disminuye la afluencia de gente sin
embargo durante los fines de semana las visitas son similares durante el año en especial cuando
estos fines de semana coinciden con los feriados y ni hablar de las fiestas de Quito, (…) en estas
fechas todo el mundo quiere venir a la Mariscal (Entrevista, la Mariscal; junio 2012).
La vida de los años residenciales de la Mariscal quedó atrás. Las cifras así lo demuestran
porque en 1990 la población residente era de 18.801 habitantes y para el año 2001 disminuyó
a 15.841 habitantes. Para el último censo de noviembre de 2010 esa población alcanzó
12.843 habitantes. La disminución de la población es más marcada en los sectores 5 y 6 ahora
subcircuitos Foch y Patria respectivamente. En el primer caso el subcircuito va desde la calle
Cordero al norte hasta la calle Veintimilla al Sur y desde la avenida Amazonas al Occidente
hasta la avenida 6 de Diciembre al Oriente. A su vez, el sub-circuito Patria va desde la calle
Veintimilla hasta la avenida Patria y desde la avenida Amazonas hasta la 6 de Diciembre
(Entrevista, la Mariscal; junio 2012).
El decrecimiento de la población que se hace notorio en estos dos sectores o subcircuitos,
encuentra una lógica cuando se analiza la concentración de bares, nightclubs, discotecas,
karaokes, cafeterías, licorerías, restaurantes; y con ello también una serie de disturbios,
incidentes violentos, robos, asaltos, prostitución y, sobre todo, venta de drogas.
La venta de drogas en la Mariscal se concentra en las esquinas de la calle José Calama,
Lizardo García, Mariscal Foch, Wilson entre Juan León Mera, Reina Victoria y Diego de
Almagro. Las drogas que aquí se pueden encontrar van desde marihuana, cocaína, pasta de
cocaína, heroína, hasta el éxtasis que se venden en horarios de 19h00 hasta las 03h00 en dosis
de 1, 2 y 5 dólares, dependiendo de la demanda. Si es heroína, los costos varían y pueden
llegar a costar entre 10, 15 o 20 dólares por un aproximado de tres dosis que equivalen a
aproximadamente cinco gramos.
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La Mariscal es el único lugar de venta de heroína. Manifiesta un vendedor que ésto se
debe a la afluencia de extranjeros que demandan esta droga. Oficiales de la policía también
sostienen esta posición (…) los extranjeros pagan cifras altas por la heroína, también ecuatorianos
pero de una clase económica alta (Entrevista, Policía Nacional, marzo 2012).
Por lo que se conoce, la heroína tiene destinos exclusivos y es una droga para personas con
un alto poder económico; por esta razón, dicha droga no es para mercados como la Michelena,
Carapungo o Centro Histórico pese a que en cualquiera de estos sectores se puede conseguir
bajo pedido.
La venta en la Mariscal ocurre todos los días, pero es mucho más evidente los jueves,
viernes y sábado en los horarios ya señalados; no obstante, existe una particularidad porque los
días de menor venta, las expendedoras, por lo general mujeres afro-ecuatorianas entre 18 años
a 40 años de edad se apostan sobre la avenida Amazonas intentando conseguir algún cliente.
Recorren desde la calle José Calama hasta la calle Veintimilla. La droga que se vende en la
Mariscal se distribuiría desde el sector de San Roque, en todos los horarios y en todos los días,
pero específicamente los días sábados y martes a las 05h00. Otro punto de distribución para la
Mariscal sería desde la Ofelia a Cotocollao.
La venta de alcaloides en este sector va tomando dimensiones inesperadas. Para la Jefatura
Provincial Antinarcóticos de Pichincha. Una parte de los ciudadanos extranjeros que trabajan
en la Mariscal se estarían dedicando a actividades ilícitas como el microtráfico, el asalto, la
extorsión y el chulco. Sobre este último ilícito el diario Hoy, con el titular “Guerra de narcos
en la zona de la Mariscal”, señaló que: (…) entre las evidencias encontradas en los allanamientos
están cartillas donde constan nombres de personas, cantidades de dinero entregadas y las fechas en las
que los deudores debían pagar, un delito conocido como chulco, presta diario, o gota a gota (Diario
Hoy, 2010).
La utilización de extranjeros en el sector hace pensar que se ha desarrollado una captación
del mercado de drogas en la Mariscal porque (…) las vendedoras que ahí hay, venden para los
distribuidores, ellas no son dueñas del negocio, ellas venden para cubanos, colombianos o nigerianos
(Entrevista, la Mariscal, marzo 2012). Según entrevistas policiales en el sector, las vendedoras
de droga están al servicio de una red bien organizada que opera desde distintos puntos de la
ciudad; aparentemente estarían vendiendo por las amenazas de los extranjeros (entrevista, la
Mariscal, junio 2012). La prensa local recogió varios hechos en el sector y señaló que:
Investigaciones policiales revelan que son integrantes de al menos un grupo de 14 ex paramilitares,
que estaban en el país como refugiados hace cinco meses y que llegaron desde Pereira con la
consigna de manejar el mercado de drogas interno en el país. La idea no era entrar a competir
con nadie, el fin era eliminar a todos y adueñarse del mercado de la droga en Quito, comenta un
agente de Inteligencia Anti delincuencial. Según el parte policial, los narcotraficantes, contra
quienes se dictó prisión preventiva, habrían asesinado a unos ocho líderes de pequeñas bandas
dedicadas a la distribución del alcaloide en la Capital. Entre ellos a los nigerianos William Njang,
Qwan Tabi Tabi; y el guatemalteco Alan Baches Granillo, asesinados en octubre pasado, además
se los investiga por el descuartizamiento del colombiano Johnny Otero; y por degollar a una mujer
(Diario El Universo, 2010).
En el mismo artículo se destaca que (…) del portal Wikileaks que se refieren al Ecuador, se
reveló que un cable de febrero de 2009 del Consulado de Lagos (Nigeria) dice: El narcotraficante
nigeriano conocido como Idowu, reside en Quito [….]. Desde Ecuador coordina envíos de
cocaína hacia Suráfrica y es parte de una red de traficantes nigerianos en Sudamérica (Diario
El Universo, 2010).
Los ciudadanos de nacionalidad nigeriana estarían operando en las calles (…) Reina Victoria
y Carrión hasta la Roca, el hospedaje lo vendrían haciendo en la Luis Cordero, pero también tenían
un local en la Carrión y 9 de Octubre, además los nigerianos tenían dos restaurantes (Entrevista, la
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Mariscal; junio 2012). Por otra parte, los ciudadanos de nacionalidad colombiana (…) están
regados en la mayoría de locales comerciales de la Mariscal. Los cubanos están en el subcircuito
Foch, es decir en el cuadrante conformado desde la avenida Orellana hasta la Veintimilla, y
desde la avenida Amazonas hasta la 6 de Diciembre. Los cubanos tenían su punto de encuentro
en La Carrión y Reina Victoria en un local de su propiedad (Entrevista, la Mariscal; junio 2012).
No se descarta que un pequeño grupo de ciudadanos extranjeros estén vinculados a la
venta de drogas, aunque cuando se preguntó a ciudadanos cubanos por la venta de drogas las
respuestas fueron inmediatas: (…) nosotros no vendemos, ahora está jodido eso, están controlando
mucho, sin embargo conocían los lugares donde se puede encontrar todo tipo de drogas.
Ciudadanos colombianos también se excusan de la venta manifestando que ellos sólo trabajan
como enganchadores.
Finalmente, en la Mariscal quienes compran drogas no son únicamente extranjeros,
vemos también a nacionales desde los más altos ejecutivos (…) hasta los jóvenes hacen baca para
comprar una dosis, mujeres, jóvenes y demás buscan un proveedor, compran, consumen y se divierten
(Entrevista, la Mariscal; junio 2012).
En este sector, al igual que en los anteriores, el microtráfico y delitos conexos son detallados
en los mapas que presentamos (ver Mapas N° 16 y N° 17).
Mapa N° 16
Fuente: OMSC.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
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Mapa N° 17
Fuente: OMSC.
Elaboración: Grupo de Investigación “Estudios Estratégicos y Seguridad”. Departamento de Estudios
Internacionales y Comunicación, FLACSO Sede Ecuador, 2012.
Tráfico de drogas e ilegalidades conexas: Hacia una tipología
En los cuatro sectores estudiados de la ciudad de Quito podemos encontrar varias
similitudes y diferencias, a saber:
a) Formas y características de la venta y consumo.
b) Precios diferenciados, accesibilidad y vulnerabilidad.
c) Horarios establecidos en función de las lógicas de los (des)controles policiales y/o
facilidades del entorno físico urbano, desprotección, déficits de iluminación, difícil
acceso vehicular, etc.
d) Composición étnica, de género y etaria de expendedores/as.
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En las descripciones recogidas se incorporaron una serie de testimonios anónimos que
constituyen verdaderas tipologías de modus operandi. Narraciones cotidianas sobre hábitos y
entorno espacial territorial que develan una apropiación conflictiva y en ocasiones cómplice
sobre la venta o consumo de drogas; percepciones subjetivas basadas en creencias populares
sobre quien es el sujeto físico o la identidad social más propensa o visible para el delito. Todo ésto
en unas sociedades como la quiteña y ecuatoriana, marcada desde hace décadas por prácticas
discriminadoras, excluyentes y racistas. En efecto, dentro del discurso racista, el poder se ejerce
en las prácticas duales de nombrar y evaluar al otro, ya que ambas actividades permiten la
clasificación de los individuos y les atribuyen un rol determinado, un lugar e imagen llena de
estigma y supuesta inferioridad (Rivera 1999a: 34).
En ese hábitat social estigmatizado y evaluado constantemente por el poder, las
apreciaciones populares, mezcladas frecuentemente con observaciones policiales y de la
vecindad, muchas veces coinciden en sitios, formas, caras, edades, géneros y procedimientos.
De ahí que hemos dejado y rescatado esas apreciaciones de los/as entrevistados/as respecto a su
propia clasificación:
Las Mancas.- Una categorización que generalmente se podría dar a las mujeres
expendedoras de drogas, muchas de ellas ubicadas en los cuatro sectores objeto del estudio.
Con facilidad se las puede identificar porque son mujeres que se encuentran en las calles de
los sectores la Mariscal, la Michelena y el Centro Histórico. Como dato general, son personas
afrodescendientes de sexo femenino entre 18 a 40 años de edad, procedentes casi en su totalidad
de los sectores rurales de la provincia de Esmeraldas. Recorren las calles de estos tres sectores con
sus peculiares chompas rompevientos en cuyos bolsillos interiores portan dosis de marihuana,
cocaína, pasta base o heroína adaptados para este fin. Estas personas son llamadas así porque
siempre llevan un brazo ficticio dentro de la chompa, generando la impresión que les falta ese
miembro superior. El supuesto brazo que llevan al interior de la chompa lo utilizan para sacar
el producto y entregar al consumidor, mientras la otra mano que está fuera de la chompa toma
el dinero. Las Mancas se desplazan en grupos, buscando compradores y entregando pedidos,
siempre con la característica vestimenta que cumple la función de proteger del frio y también
de la mirada de los transeúntes.
Las Marsupias.- Este nombre se emplea para designar a las mujeres que utilizan niños o
niñas para el expendio de drogas. Según informes de la Policía Nacional los infantes de pocos
meses de nacidos son utilizados por sus madres para camuflar las dosis de marihuana, pasta base
o cocaína.
Las mamás meten los paquetes de droga en los pañales de sus hijos, saben que si les detienen la
Policía casi nunca buscan en los pañales, y menos aún cuando éstos están sucios. Aprovechan que
los pañales estan sucios para camuflar la droga, como éstas son chiquitas tranquilamente entran
en el pañal y los policías que hacen operativos ven que un pañal está sucio y no indagan más.
(Entrevista, Policía Nacional, marzo 2012).
Las Marsupias aprovechan su condición de madres para el expendio de todo tipo de drogas.
Si llegan a ser apresadas su argumento de descargo y posible defensa es la maternidad o gestación;
no obstante existe un intenso debate sobre el tipo de acción delincuencial que generan y la
responsabilidad que tienen al utilizar a sus hijos para dicha actividad. En términos de derechos
humanos existe el interés y protección superior de niños, niñas y adolescentes en este tipo de
situaciones, sin embargo, se abre un panorama de tensión para las políticas públicas porque se
confrontan las lógicas seguritarias y represivas contra las garantistas-proteccionistas por cuanto
se están discutiendo los alcances del nuevo código de procedimiento penal que incluiría fuertes
92
sanciones a este tipo de comportamientos cuando se utilizan infantes y población infantil para
fines delictivos.
Las trabajadoras sexuales.- Muchas de las mujeres prostituidas han llegado a una edad en
la que, según sus propias versiones, ya no es fácil conseguir clientes. Si lo hacen, las condiciones
de sus servicios son de precariedad, se incrementa considerablemente los riesgos, disminuye
la paga y existe el temor de sufrir vejámenes y una fuerte discriminación; por lo tanto, las
trabajadoras sexuales que sobrepasan los 39 de años se ven abocadas a buscar otra fuente de
ingresos porque su actividad ya no les permite cubrir ni sus necesidades personales, mucho
menos las necesidades de sus familias.
Existen también situaciones donde las trabajadoras sexuales podrían vender drogas, no
por necesidad sino por obligación y presiones de los proxenetas quienes además les obligan a
consumir. Estos casos son recurrentes sobre todo en el Centro Histórico de la ciudad (Entrevista,
trabajadora sexual, marzo 2012). Muchas de ellas han considerado un cambio de actividad por
las condiciones antes señaladas; sin embargo las mismas condiciones de su actual trabajo hacen
que varias de ellas opten por la venta de drogas al menudeo (Entrevista, Policía Nacional;
marzo 2012).
La Policía afirma que en reiteradas ocasiones se les ha decomisado droga entre marihuana
y pasta base a varias trabajadoras sexuales que se ubican en la 24 de Mayo, pero no se les puede
detener porque (…) siempre dicen soy consumidora, yo soy trabajadora sexual y eso no es un delito, no
me pueden detener ni llevar presa (Entrevista, Policía Nacional; marzo 2012). Sin duda ellas tienen
razón porque el trabajo sexual no es ningún delito, aún no en el país; además tiene la categoría
de actividad económica reconocida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)41, sin
que ésto sugiera que los países donde está vetada esta actividad cambien de posición. En esta
parte destacamos los argumentos de quienes más allá del consumo se dedican al expendio.
Las Hierbateras.- Son las vendedoras de droga que se camuflan y confunden en los
mercados populares con las expendedoras de hierbas medicinales o comestibles, verduras o
frutas. A ellas se las puede encontrar en el Mercado de San Roque. Son mujeres jóvenes
mestizas e indígenas que venden dosis de un dólar sin ningún problema. En San Roque ellas
se hacen pasar como comerciantes, ofrecen su producto a los transeúntes y se mimetizan con
su entorno, el cual es muy propicio para esconder su producto si alguien sospechoso asechara
su actividad.
Ubicadas a lo largo de la calle Loja, entre avenida Mariscal Sucre y Cumandá desarrollan
sus actividades ilícitas a vista y paciencia de transeúntes y comerciantes; ellas están seguras
ofreciendo pasta base, marihuana y en ocasiones cocaína, porque son protegidas por sus
“guardaespaldas” o por su mejor arma, la amenaza. Amedrentan a comerciantes y transeúntes al
decir que son parte de alguna de las organizaciones delictivas como las Marialuisas o Mamaluchas.
De este particular la prensa local se ha preocupado destacando en sus titulares Comerciantes le
hacen frente a los expendedores: San Roque sin Droga (Diario Últimas Noticias, 2012). Como ya
mencionamos, las hierbateras en algún momento se relacionan y participan de organizaciones
como las que a continuación destacamos:
41. «Las medidas dirigidas al sector del sexo tienen que considerar la problemática moral, religiosa, sanitaria, de derechos
humanos y criminal, pero teniendo en cuenta que se trata de un fenómeno de naturaleza predominantemente económica»,
leemos. Pero el informe afirma también de forma categórica que no incumbe a la OIT tomar una postura en cuanto a si los
países han de legalizar o no la prostitución. Según Lin Lean Lim, «el reconocimiento de la prostitución como sector económico
no significa que la OIT esté pidiendo la legalización de la prostitución». El libro se extiende en explicar los diferentes enfoques
legales: criminalización y prohibición total, legalización que implique el registro y la regulación de los establecimientos dedicados
al sexo y de las propias prostitutas, despenalización que trate a las prostitutas como víctimas e imponga, en cambio, sanciones
penales más duras a quienes trafican con ellas, las explotan o las someten a abusos. No obstante, la OIT insiste en que
corresponde a los gobiernos decidir la adopción de una u otra fórmula legal. Disponible en http://www.ilo.org/global/about-theilo/press-and-media-centre/news/WCMS_008942/lang--es/index.htm.
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Las y los Maluz.- Luz María Endara más conocida como Mama Lucha42 había impuesto
todo un estilo de vida en sus seguidores. La extorsión, la violencia, el robo, las amenazas, el
asalto, incluso los asesinatos han sido la tónica de sus actividades ilícitas que actualmente son
replicadas por sus sucesores. De hecho, se ha implantado un estilo o moda entre sus discípulos,
quienes luego de la captura de la banda organizada manifestaron: Los Endaras están presos pero
no muertos43.
Los sucesores de Mama Lucha son identificados fácilmente por la extravagancia en su
forma de vestir. Por ejemplo, las mujeres que forman parte de estas bandas delictivas fácilmente
logran destacarse por el porte de alhajas o joyas de oro en manos, cuello y orejas, el cabello
rizado en algunas, en otras un cabello teñido de amarillo. En muchas de ellas son evidentes
las marcas o cortes en brazos y cara, huellas de un pasado de violencia. Los hombres siguen
un patrón similar con el uso de gruesas cadenas de oro o anillos extravagantes, muestra de su
“riqueza y poder”. Así mismo, están las marcas y tatuajes en varias partes del cuerpo, expresión
simbólica y material que daría cuenta de una vida llena de violencia y conflictos (Entrevista,
moradores El Panecillo y El Tejar, abril 2012).
Los y las Maluz, nombre con el cual se autodenominan y son reconocidos los sucesores de
la fallecida Mama Lucha, constituyen delincuentes que siguen sembrando zozobra y violencia
en la ciudad, especialmente en sus fortines del Centro Histórico en la zona de El Panecillo y
sus alrededores. Pero no son los/as únicos/as porque están también los/as miembros de la banda
conocida como las María Luisas, cuyo territorio comprende el sector de la Colmena y que es, a
su vez, centro de acopio y distribución de drogas para todas esas zonas.
En este mismo sector están las organizaciones delictivas los Molinas y las Divinas, esta
última es un brazo operativo de las María Luisas. Al parecer, estas agrupaciones tendrían
vínculos directos con los microtraficantes y además estarían controlando gran parte de la venta
de drogas en el Centro; sin embargo, su verdadero negocio no sería la venta de estupefacientes,
sino los asaltos, robos, el chulco, la extorsión, la venta de artículos robados como se demostró
en el Operativo Avalancha de la Policía Nacional.
Cabe recalcar que la venta de drogas al menudeo sería operado por los más jóvenes de la
banda organizada, y esta, a su vez, operaría con vendedores directos a quienes se les provee la
pasta base, cocaína y marihuana en sitios específicos de la urbe y más aún del Centro Histórico
en dos horarios diarios. Uno en la mañana controlando la venta y entregando el alcaloide; y
otro, en la tarde para controlar, cobrar, hacer caja y proveer de más droga para continuar el ciclo
diario de la economía de la droga en el centro de la urbe.
Al parecer existiría una compleja red de informantes e infiltrados, tanto en el tejido social
y organizativo de los barrios como en las instancias o espacios de participación ciudadana
que desarrollan las autoridades municipales para gobernar comunitariamente la ciudad. Estas
infiltraciones estarían influyendo para que las políticas preventivas o programas de alerta
comunitaria tengan escaso impacto porque al decir de varios moradores de estos sectores, la
información “secreta” de los operativos o acciones preventivas se filtra a través de los Comités
de Gestión y Comités de Seguridad en donde la participación de la ciudadanía es clave. En estos
espacios de participación y ejercicio de los derechos ciudadanos participan todas y todos sin
discriminación, por lo tanto, los delincuentes en muchos casos forman parte de estos comités
como lo destacan moradores de la Colmena:
En el Comité de Seguridad, hay una señora que es de las Marías Luisas no ve, ella siempre está
metida en todo éso, está en el Municipio, en las mingas, en las reuniones, en todo está ella. Esa
42. A la fecha la cabecilla de la banda ha fallecido. Véase: Diario Hoy (2006), “Mama Lucha muere a los 72 años”. 30 de junio.
Edición digital. Visita 2013 en: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/mama-lucha-muere-a-los-72-anos-238667.html
43. La banda habría sido desarticulada durante el primer trimestre de 2012 en el Operativo Avalancha de la Policía, en Quito.
Véase: Diario Hoy (2012), “La banda de los Endara fue desarticulada por la Policía”. 14 de marzo. Edición digital. Visita 2013 en:
http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/la-banda-de-los-endara-fue-desarticulada-por-la-policia-538387.html
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señora se dedica a prestar plata, ella está enterada de todo; así, ¿cuándo le van encontrar con
algo o alguna cosa sospechosa?, si ella primero ya sabe lo que van hacer la Policía y el Municipio.
(Entrevista, la Colmena; abril 2012).
Por otra parte, en la Colmena es evidente el dinamismo que tienen las transacciones de
bienes raíces, una práctica habitual de venta de viviendas o terrenos que tiende a reconfigurarse
socialmente en términos negativos, (…) ¿Quién va a querer vivir en este lugar?, si la Colmena
es conocida como una zona roja y los que vivimos aquí aún, es porque somos valientes y no tenemos
la posibilidad de ir a otro lugar, si no ya nos hubiéramos ido de aquí (Entrevista, la Colmena; abril
2012). Estas son respuestas de la ciudadanía, quienes además manifiestan que la mencionada
banda se está apoderando del sector, un indicador de corte cualitativo y cuantitativo que
requiere atención de las autoridades: ellas compran, les amenazan a los dueños y luego les pagan
lo que ellos quieren, si no entran a vivir en algún lugar porque muchas casas están abandonadas,
luego se ve no más que ya empiezan a construir, y lo típico es poner discotecas donde se hace de todo
(Entrevista, morador, la Colmena; abril 2012).
Los Rengos.- Para los moradores del sector Boulevard 24 de Mayo, algunas personas que
utilizan muletas y que aparentan ser discapacitados, venderían distintos tipos de droga, (…)
ellos se aprovechan de su condición o posible invalidez para vender, esconden la droga en los baños
de La Ronda, en Santo Domingo, ellos esconden en los tubos de las paradas del trole (Entrevista,
moradora, 24 de Mayo, marzo 2012).
Según se deja ver en el relato de los/as moradores/as, esta forma de operar para vender
droga por parte de personas que utilizan muletas está dando resultados porque proyecta en
la comunidad una idea de inocencia y de total indefensión de las personas con aparente
discapacidad; por esta razón, la estrategia de venta estaría camuflando muy bien el negocio
porque no generaría mayor sospecha. Desconocemos si las personas que están vendiendo
tienen efectivamente algún tipo de discapacidad porque no podemos discernir ante un tema
tan complicado de salud o derechos especiales. Sólo sabemos, según entrevistas que en el barrio
existen este tipo de prácticas y que representarían una más de las tantas estrategias utilizadas
por los vendedores: fingir o ser discapacitado para incurrir en una actividad ilícita.
Los Rengos ofrecen a sus clientes pasta de cocaína y marihuana en dosis de un dólar: es
curiosa la modalidad de expendio porque estas personas sólo pueden ser ubicadas en el sector
de la 24 de Mayo, la Ronda o Santo Domingo. No encontramos esta tipología en ningún
otro sector de la urbe. Tampoco existió comentario o constatación en las entrevistas que estas
personas estén vinculadas con alguna otra actividad ilegal.
Los Pelados.- Son los niños, niñas y adolescentes (NNA), unas veces organizados en
grupos que están a merced de las redes del microtráfico cuando son utilizados para este tipo de
ilícitos. Según la Policía Nacional: Los NNA son inteligenciados por los distribuidores de drogas,
ellos saben perfectamente cuáles son sus derechos. Están conscientes de sus infracciones pero cuando
son detenidos sacan a relucir sus derechos (Entrevista, Policía Nacional, marzo 2012).
En 2012 una noticia conmocionó al país cuando se informó que un escolar de ocho años
fue encontrado con una importante cantidad de droga en su mochila. Esto llamó la atención
sobre el consumo y venta de estupefacientes en menores de edad del país (Diario El Universo,
2012b). Los niños son con frecuencia utilizados por sus propios padres para la venta de droga
pues son ellos los encargados de hacer la transacción porque entregan la droga y reciben la paga,
luego llevan el dinero a uno de sus padres. Generalmente son las madres quienes aguardan por
ellos en un lugar desde el cual puedan mantener el control de sus actividades. Esta práctica es
usual en el Centro Histórico y en menor medida en la Michelena.
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Por otra parte, los adolescentes que se dedican a la venta de alcaloides ya no son vigilados
por los dueños de la droga porque recorren diariamente los lugares donde saben están los
clientes. Generalmente están en grupos de tres, cuatro o cinco adolescentes que transitan los
conocidos lugares de venta. Se pudo identificar a grupos de adolescentes que expenden drogas
en el Centro Histórico y Carapungo.
La policía conoce el accionar de los pequeños infractores pero poco pueden hacer porque
afirman que las leyes no contribuyen para sancionar a los pequeños, tema que además depende
de una decisión del Juez: (…) si el Juez dice que es consumidor luego del examen, queda en libertad,
si el Juez dice que es vendedor se le da la respectiva sanción. En una ocasión le encontramos a un chico
con 40 dosis y el Juez le dejó en libertad (Entrevista, Policía Nacional, marzo 2012).
El accionar de la Policía Nacional está sujeto a las decisiones de los jueces competentes
y éstos, a su vez, a los posibles vacíos legales en cuanto a la venta y consumo de drogas. Este
contexto de interpretaciones y juridicidades poco claras se genera el aprovechamiento por
parte de las redes de microtraficantes para seguir utilizando a los NNA en muchos casos
detectados. De todas maneras llama la atención esa argumentación policial porque si bien
tenemos actualmente un debate legislativo sobre tráfico y consumo de drogas, no es menos
cierto que existen organismos competentes de Inteligencia y de la Dirección Nacional de
Policía Especializada para niños, niñas y adolescentes (DINAPEN), para afrontar situaciones
donde estén involucrados menores de edad.
Los/as Vendedores/as.- Tres de los cuatro sectores estudiados contemplan testimonios de
moradores/as, funcionarios/as públicos/as municipales y policías que afirman que son las mujeres
quienes más incurren en esta actividad ilícita. En el microtráfico, los varones son quienes
menos se exponen; en efecto, de las observaciones y entrevistas realizadas se constataron pocos
vendedores masculinos de droga en la Mariscal, la Michelena o el Centro Histórico, no así en
Carapungo donde son varones afrodescendientes en su mayoría ecuatorianos.
Sin embargo, los/as vendedores/as son también mestizos y mestizo-indígenas entre 16
hasta posiblemente 40 años de edad. Estas personas tienen sus clientes relativamente fijos, no
se arriesgan abiertamente, ni se exponen demasiado ofreciendo el producto que ellos venden,
como sí lo hacen las mujeres en determinados sectores. Ellos esperan en un lugar determinado,
“haciendo zona” como dice uno de ellos, hasta que lleguen sus clientes para proceder a la
transacción. En ocasiones se los ve en compañía de mujeres y muy pocas veces con sus pares
porque la mayor parte del tiempo realizan las ventas en solitario, ofreciendo todo tipo de
drogas, marihuana, pasta base, cocaína, heroína, éxtasis, entre otras. Ellos prefieren también
otra modalidad de venta donde los riesgos disminuyen y las ganancias son mayores bajo la
modalidad de venta a domicilio y en domicilio.
Compra a domicilio.- Así como existen los vendedores a domicilio, una práctica de
muchos años en la ciudad capital, también existe esta nueva modalidad en la adquisición de
drogas. La venta a domicilio requiere en primera instancia establecer un contacto telefónico
para la compra-venta que generalmente es avalada o sugerida por otro consumidor; así, la
compra y venta guarda a las partes de cualquier sorpresa de delación. Esta modalidad, al igual
que la compra en domicilio se fundamenta estrictamente en la confianza. El comprador tiene
que llamar a su proveedor para que éste, a su vez, lleve el producto hasta un lugar acordado
previamente y que en varias ocasiones es cambiado para reducir el factor riesgo. Durante la
llamada telefónica se negocia el tipo de droga, la cantidad, el precio y el tiempo de la entrega.
No hay opción al regateo y las tarifas son casi fijas y el comprador previamente conoce la
modalidad. Como en toda transacción de enganche y confianza inicial, asumido desde el
plano económico, los pushers dan a sus clientes una promoción por la cantidad de compra y en
ocasiones por la calidad proporcionada. Así relata un consumidor privado:
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(…) los que venden sólo tienen polvo, o heroína, si tienen pasta así, pero casi no venden mucho
eso, cuando uno llama, primero le ofrecen el polvo, y casi siempre es de buena calidad. Cuando se
compra poco, o sea cinco dólares así, ellos se molestan y lo que se compra realmente es poco, mejor
resulta hacer “vaca” y comprar de quince, veinte (dólares) o más, incluso ahí le dan promoción
(Entrevista, Consumidor, abril 2012).
La compra a los pushers de entrega en casa es una práctica cotidiana en toda la ciudad,
pero su actividad es mayor en sectores como la Mariscal, los Valles y sitios residenciales de
Quito. Según la Policía Nacional: (…) ellos atienden a un mercado selecto, un mercado que tiene
recursos y puede pagar estos servicios (Entrevista, Policía Nacional, marzo 2012).
Situación contraria se suscita con la compra en el domicilio. En esta modalidad, los
vendedores atienden a todo público y se expende lo que está al alcance de todos/as, por lo
general marihuana, pasta base, cocaína, y en raras ocasiones heroína. Cuando algún cliente
llega a los lugares de venta y solicita heroína levanta sospechas si es por primera vez.
En esta modalidad, el comprador ya conoce el lugar y ha pasado por algunos filtros de
confianza del expendedor, sabe de horarios, variedad de la oferta, costos y contraseñas para
realizar la transacción. Esta forma de venta se basa en la selección de una cartera de clientes,
quienes conocen los lugares y contraseñas de la venta y son ellos quienes se encargan de
recomendar el producto a posibles nuevos consumidores. Los consumidores y el vendedor
realizan una transacción más segura porque existe de por medio un valor fundamental respaldado
en la confianza y conocimiento entre ambos, conocimiento que puede llegar a años de accionar
en el mercado de drogas en la ciudad.
Drogas y vínculos ilegales
Según un especialista en temas de seguridad existen algunos fenómenos delincuenciales
que se asocian al narcotráfico y que en las últimas décadas se han incrementado, delitos como:
La extorsión y el secuestro, sicariato, control territorial violento y venta de droga al mayoreo,
disputa violenta por el control de otros negocios ilegales, comercio ilegal de armas, el contrabando,
la trata de personas y otros negocios cuasi legales como la prostitución, los juegos de azar (casinos),
las máquinas tragamonedas (en negocios de barrio, comunas, favelas) y los préstamos ilegales
llamados “pagadiarios” (Acero Velásquez, 2012: 04).
Estos delitos son una verdadera preocupación para la política pública y constituyen, además,
temas prioritarios para las autoridades y tomadores de decisión en asuntos de seguridad ciudadana,
urbanismo, prevención de riesgos y orden público. También constituyen objeto de investigación
para la academia y son objeto de preocupación constante para los medios de comunicación que
viven, literalmente, de los sondeos de opinión y percepción sobre la inseguridad ciudadana.
Destaca además que (…) en América Latina, el miedo y la inseguridad se han convertido en motivos
centrales de preocupación para los ciudadanos en los últimos años, desplazando de los primeros lugares
temas como la pobreza y el desempleo (Acero Velásquez, 2012: 01).
Lejanos están los días donde la convivencia pacífica y armonía ciudadana eran la tónica
de la ciudad capital. Los bucólicos días de los carteristas (finos ladrones), como recordaban,
en sus propios términos, los ancianos moradores de la 24 de Mayo que añoran sus épocas
doradas. Esos tiempos quedaron atrás con mucha nostalgia, pues no existe esa isla de paz que
tanto se sobredimensionó en los discursos políticos y en el imaginario popular, fomentado
perversamente el conformismo y la inmovilidad ciudadana (Rivera, 1999b). Actualmente, la
preocupación de la población quiteña es por el día a día, por la presencia constante de robos a
97
locales comerciales, por asaltos, sicariato, extorsión, microtráfico, ajustes de cuentas y muchos
otros tipos de violencias y delitos que constituyen una verdadera amenaza a la cotidianeidad de
la población quiteña y sus autoridades44.
Muchos de estos delitos tienen estrecha relación con el tema central estudiado porque
el microtráfico, o la venta de drogas al menudeo, vincula delincuencia conexa bajo formas
extorsivas. Asocia el sicariato por ajustes de cuentas entre delincuentes o elimina actores
económicos que se disputan el control territorial de determinada zona; contribuye a promover
el chulco por las rápidas ganancias obtenidas, muchas de ellas protegidas por artimañas jurídicas
de abogados/as inescrupulosos/as y ambiciosos/as. Forma parte de organizaciones de ladrones
que asaltan de forma planificada; articula la venta de artículos robados en distintos mercados
formales e informales; así como también ejerce control de personas y distribución de drogas en
lugares de diversión como discotecas y otros sitios de expendio público de alcohol y bebidas. En
estas lógicas delincuenciales que bordean en ocasiones los linderos de la legalidad e ilegalidad
también se han empleado ciudadanos extranjeros y personas con estatuto de refugiado.
De las actividades señaladas, una de ellas es muy notoria en el mundo de las drogas
porque alimenta y retroalimenta las dinámicas de venta y consumo. La usura, chulco, presta
diario o gota a gota como es llamada también esta actividad, constituye actualmente parte del
microtráfico en la medida que se desarrolla en escenarios cuasi legales como lo señala Chimbito
porque permite reinvertir las utilidades de la venta de drogas al por menor. Para este ex vendedor, (…)
lo que se ganaba con la venta, se compraba más droga y en ocasiones el “Pirula” prestaba la plata
(Entrevista, Chimbito, junio 2012).
El préstamo de dinero con intereses diarios de hasta el 20% constituye un capital impagable
para los deudores quienes por la presión incesante de los agiotistas y las amenazas de violencia
selectiva se ven en la obligación de tranzar su pago con la transportación de drogas desde
ciudades aledañas y también al interior de Quito. Esta sería otra de las formas en que las redes
de microtráfico (…) presionan a participar en las rutas internas de la droga. [El artículo añade] que
la mayoría de casos que han sucedido son de quienes llevaron alcaloides desde la frontera norte hasta
Quito (Diario El Comercio, 2011c).
Según un entrevistado en el sector de San Roque, a él le ofrecieron un trabajo, (…) traer
un vehículo desde la ciudad de Riobamba a Quito, a cambio de una deuda que tenía, pero aparte me
daban como mil dólares (Entrevista, San Roque, abril 2012). El entrevistado aseguró que en
principio no sabía de qué se trataba, pero (…) un amigo que es allegado a estas señoras, me contó
que en el carro había droga. Finalmente nunca hizo el viaje porque pudo pagar a tiempo su deuda.
El tráfico de drogas al por menor en la ciudad se relaciona también con la venta de artículos
robados. En Carapungo es un secreto a voces quién y dónde se vende droga, pero también se
conoce que la persona que vende droga en la noche. Tiene además un local comercial donde
según los entrevistados, el propietario estaría vendiendo artículos de dudosa procedencia
durante la mañana y tarde (Entrevista, morador Carapungo, junio 2012).
Por otra parte, las discotecas que existen en el Centro Histórico específicamente en el
sector de San Roque y la Colmena, sirven como una cortina de humo para vender la droga.
Estas discotecas son de propiedad de los cabecillas de las bandas organizadas que operan en el
sector. En el interior de las discotecas se vende, compra y consume drogas aseguran los vecinos
de este lugar. Frente a estos acontecimientos, la policía e instancias de control intervienen,
sancionan, pero lamentablemente estos lugares siguen funcionando, ¿Por qué?. La respuesta
a esta interrogante sigue esperando el rincón de los justos y corresponde a las autoridades
encargadas de estos temas pronunciarse al respecto.
44. Por ejemplo, se informó, de acuerdo a la Policía del Distrito Metropolitano de Quito en septiembre de 2012, que el porcentaje
de victimización a nivel nacional es del 12,56%. Ahora, mientras que en las zonas urbanas aumenta a un 22%, la percepción
superaba a la fecha el 80% (Multimedios 106, 2012).
98
Finalmente, los robos y asaltos son los dos delitos que más se han podido relacionar con
el microtráfico. A lo largo del informe se demostró que las vendedoras de droga, en el caso de
la Michelena, son quienes tienen vínculos con los delincuentes que se dedican al robo y asalto.
En la Mariscal y Centro Histórico algo similar sucede: bandas de arranchadores intercalan sus
actividades en el Centro Histórico entre venta, consumo y robo. En ciertos días y horarios se
dedican al robo, generalmente los días lunes, viernes y sábados en la mañana; los otros días se
emplean en la venta al menudeo. En la Mariscal los asaltos se suscitan con mucha frecuencia
en horarios de la tarde, y estos sí como una práctica cotidiana por la dinámica del sector que
atrae varias lógicas delincuenciales.
99
Conclusiones
Una de las tesis centrales de este trabajo y que realmente constituye una verdadera idea
fuerza respecto a los estudios tradicionales sobre narcotráfico es la necesidad de profundizar la
relación disciplinaria entre campos antropológicos-etnográficos y los campos sistémicos que
incorporan a la economía política y los estudios internacionales. Por lo general, las tradiciones
académicas vinculadas con los estudios sobre seguridad y las políticas públicas institucionalistas,
muchas de ellas reproductoras de los tanques de pensamiento estadounidense, han abordado el
narcotráfico con muy pocos esfuerzos epistemológicos para comprender, de forma integral, las
conexiones entre narcotráfico y microtráfico y sin tomar en cuenta las lógicas que subyacen en
las interacciones de los sujetos o actores que comúnmente son invisibilizados en los discurso
simplistas de oferta y demanda. Tanto los unos como los otros son parte de una compleja relación
social que compartimenta espacios y temporalidades porque se articula a una serie de factores
dinámicos, nacionales e internacionales que hacen parte de economías delincuenciales a nivel
o escala mundial. En consecuencia, no se puede entender la problemática del microtráfico
en una ciudad como Quito sin desarrollar una lectura cercana y profunda de sus habitantes,
de sus costumbres y creencias, de sus lenguajes, hasta corporales, y sin compenetrarse con sus
cotidianeidades que son precisamente las que alimentan las redes del microtráfico y sus delitos
conexos.
La división entre países consumidores y productores en el análisis del narcotráfico
mundial ha generado que el tema microtráfico deje de ser entendido en su real importancia
para sociedades como las nuestras. No obstante, dados los crecientes niveles de consumo en las
sociedades latinoamericanas, la economía del microtráfico tiene connotaciones importantes
en la configuración criminal de la región, hasta el punto de ser considerada el motor de la
criminalidad urbana (Ávila 2011).
Esta economía interactúa con cambios o dinámicas particulares de cada localidad, se
adapta, se mimetiza con prácticas culturales, asunto que es importante tomar en cuenta al
analizar las transformaciones del microtráfico en las ciudades. El término narcomenudeo hace
referencia a la comprensión sistémica del narcotráfico a menor escala; de ahí que deba ser
entendido como una economía de mercado que incorpora una oferta y una demanda definida,
puntos de venta, competidores, proveedores, es decir, asuma una entrada analítica que
101
dimensione correctamente la Antropología Económica porque los mercados son relaciones
sociales, constituyen espacios de poder simbólico y financiero que proyectan controles sobre
espacios territoriales donde se plasman intereses, vínculos locales, extra locales y perspectivas
de negocios de alcance nacional e internacional.
El rol histórico de Ecuador en materia de narcotráfico ha sido definido con la categoría
país de tránsito de droga dentro de las rutas regionales del “gran” narcotráfico. No obstante, esta
importancia histórica ha venido cambiando en la última década por el ascenso estratégico del
país en el negocio de las drogas y en el tipo de funciones desempeñadas en el sistema narco
global. De hecho, existen evidencias en el aumento de las incautaciones de drogas, en el tipo y
calidad de las bandas de narcotraficantes desarticuladas por la Policía Nacional, en la tecnología
e inteligencia empleada para sus actividades delictivas y en la capacidad de infiltración y poder
corruptor de sus finanzas en distintas entidades públicas y privadas. Incluso, la presencia de
laboratorios de procesamiento es también creciente sin que con esto se pretenda decir que el
Ecuador es un centro de procesamiento de drogas en general porque la cantidad de pequeños
laboratorios destruidos sigue siendo marginal frente al total de la región Andina (Rivera y
Torres, 2011).
Al no existir metodologías comparativas definidas es muy riesgoso afirmar o negar el
crecimiento en los niveles de consumo de drogas a nivel nacional. Pese a ello, dado que el
crecimiento del consumo ya empieza a ser una tendencia regional importante45, y del cual
Ecuador forma parte, es lógico asociar y pensar en la incidencia del microtráfico como una
amenaza latente para la sociedad porque marcaría cambios importantes en la configuración
delincuencial de la ciudad de Quito.
En materia de narcotráfico, Quito es el segundo puerto de embarque de importancia
de narcotráfico hacia el exterior a nivel nacional luego de Guayaquil (Infosur hoy, 2012)46;
sin embargo, en el tema del tráfico interno entre 2009-2011, comparte el primer lugar en los
montos de aprehensiones de cocaína con Guayaquil, el segundo lugar después de Carchi en la
pasta base, el segundo lugar en las aprehensiones de heroína después de Guayaquil y el primer
lugar en las incautaciones de marihuana. Tampoco se ven niveles superiores de consumo de
estas cuatro drogas en Quito frente al total nacional, según las encuestas a estudiantes y hogares
realizadas por CONSEP, citadas anteriormente.
Las rutas de entradas de droga en Quito son variadas, pero es necesario mirar que las
mismas provienen de pasos terrestres provenientes de Colombia y Perú. Estos pueden ser
proveídos por redes intermediarios de microtráfico nacionales e internacionales, pero al mismo
tiempo proveídos directamente por traficantes menores de la ciudad que compran la droga en
los centros de producción, para lo cual aprovechan estratégicamente los pasos fronterizos. El
consumo mayor de estupefacientes en el Distrito Metropolitano según las encuestas citadas en
la primera parte de este trabajo realizadas por CONSEP, la opinión de expertos y estadísticas de
incautación son la marihuana y la pasta base. La cocaína todavía se mantiene como una droga
predilecta por sectores de alto nivel socioeconómico.
La distribución del microtráfico al menudeo en Quito no parece alcanzar todavía las
características de un comercio manejado por redes criminales mayores. La distribución
observada en tres de los cuatro sectores escogidos (se excluye la Mariscal) para el presente
45. De hecho, según la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, la tendencia del consumo de estupefacientes
aumenta en América Latina, mientras que tiende a estabilizarse en Estados Unidos y Europa (Comisión Latinoamericana sobre
Drogas y Democracia, 2009).
46. “La presión policial en los aeropuertos ecuatorianos ha hecho que las redes de narcotráfico intenten enviar la droga a
través de servicios de Courier privado y en paquetes postales, dijo Cheing (…) En total, la Policía Antinarcóticos realizó 1.790
operativos durante el primer semestre de 2011, que llevaron al decomiso de 11,3 toneladas de alucinógenos y a la detención de
2.082 personas acusadas por la producción, comercialización y envío de estupefacientes al exterior durante el primer semestre
de 2011 en todo el país. De ellos, 789 fueron capturados en Guayaquil, segunda ciudad del país, después de la capital Quito”
(Infosur hoy, 2012).
102
estudio parece asemejarse más a un tipo de distribución y organización tradicional de
microtráfico de características más rudimentarias, sin un claro dominio estratégico de una
organización criminal mayor, pero que podría hacerlo en función del incremento económico
que exista en la ciudad y sobre todo de la capacidad de demanda de sus habitantes. De todos
modos, sí existe (según los relatos obtenidos) una complejidad de la actividad del microtráfico
en la ciudad debido a cambios demográficos importantes como en el caso de Carapungo y
las transformaciones urbanas como es el caso de la Michelena en el sur. El modus operandi de
estas redes es cambiante porque se adapta al sector y desarrolla permanentemente estrategias
para evitar los controles de las autoridades. La vinculación del microtráfico con otros tipos
de delincuencia en Quito debe ser analizada detenidamente por su amplio espectro. Más allá
del hecho del narcotráfico y del microtráfico como actividades criminales en sí mismas, una
de las vinculaciones más directas que se realiza con el tráfico de drogas se da en la necesidad
de lavado de dinero en las poblaciones con la finalidad de pretender hacer legales los dineros
provenientes de actividades ilícitas. Dado que el microtráfico en sus expendedores produce
un tipo de economía más destinada a la supervivencia diaria, y en el mejor de los casos una
reducida acumulación poco significativa e imperceptible en la macroeconomía de la ciudad y
el país, su poder económico debe ser mirado con otros ojos analíticos. Una de las vinculaciones
más importantes que se realiza es con los préstamos de poca monta o presta diario que ya existe
en el territorio de la ciudad. Esto afecta y genera distorsiones importantes en la economía local
de los barrios más populares, afectando claramente al desarrollo.
El caso de la Mariscal es distinto. Según fuentes consultadas de la Policía Nacional y los
artículos de prensa indagados, existe la presencia de redes delincuenciales más organizadas
para el expendio de drogas internacionales, así como el accionar encubierto de ciertos grupos
paramilitares colombianos y grupos de nacionalidad cubana y de algunos países africanos como
Nigeria. De todos modos, no existen pruebas contundentes para sostener categóricamente una
tesis como ésta, más allá del relato especializado, pero es necesario recoger el criterio de los
operadores cotidianos de seguridad en esas zonas calientes o hot spots de la ciudad. A todas
luces, y para ser consecuentes con la metodología relacional enunciada, no se pueden negar
los intensos cambios en las dinámicas comerciales, turísticas y sociales de este sector en los
últimos 15 años; factores asociados y congruentes con una población flotante incremental que
demanda diversos servicios, entre los que se encuentran la diversión en bares, restaurantes y
discotecas; drogas, servicios sexuales y otras de distinta naturaleza. En esos contextos urbanos,
la adaptabilidad del microtráfico y sus delitos conexos tienen terreno propicio de desarrollo,
tema que ya es prioritario para las autoridades locales.
La vinculación del microtráfico con otros tipos de delincuencia en Quito debe ser analizada
detenidamente por su amplio espectro. Más allá del hecho del narcotráfico y del microtráfico
como actividades criminales en sí mismas, una de las vinculaciones más directas que se realiza
con el tráfico de drogas se da en la necesidad de lavado de dinero en las poblaciones con
la finalidad de pretender hacer legales los dineros provenientes de actividades ilícitas. Dado
que el microtráfico en sus expendedores produce un tipo de economía más destinada a la
supervivencia diaria, y en el mejor de los casos una reducida acumulación poco significativa e
imperceptible en la macroeconomía de la ciudad y el país, su poder económico debe ser mirado
con otros ojos analíticos. Una de las vinculaciones más importantes que se realiza es con los
préstamos de poca monta o presta diario que ya existe en el territorio de la ciudad. Esto afecta
y genera distorsiones importantes en la economía local de los barrios más populares, afectando
claramente al desarrollo.
Desde otra perspectiva y demostrando una falta de coordinación y articulación de las
instituciones públicas en general está la inexistencia de un registro único que dé cuenta de esta
problemática. En el mejor de los casos aparecen ciertas estadísticas en las instituciones, pero
no coinciden porque son datos atomizados que no reflejan la realidad que vive la ciudad. Por
103
mencionar un ejemplo en cuanto a recuperación y prevención se refiere, es notoria la falta de
co-participación del CONSEP, del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio de Educación.
No son suficientes y pueden ser objeto de evaluación y crítica objetiva, las campañas mediáticas
de tipo coyuntural que aparecen, coincidentemente, cuando la prensa u otros actores de
la opinión pública hacen visible las falencias de las autoridades en materia de prevención,
tratamientos psicomédicos y control de locales “autorizados” para drogodependientes, así
como los recientes casos de consumo y microtráfico entre adolescentes en distintos planteles
educativos del país. ¿Dónde está la articulación interinstitucional del CONSEP y los Ministerios
del sector? Asumimos que el nuevo código de procedimiento penal modificará los escenarios
de intervención institucional y generará reformas importantes en las áreas tradicionalmente
encargadas a estas entidades estatales.
Otra de las vinculaciones con la delincuencia simple y organizada proviene de la
constante vulneración de derechos en la que incurren los proveedores. Desde el uso de mujeres
como “mulas” del narcomenudeo, sobre todo trabajadoras sexuales que son empleadas para
transportar droga a otro país, hasta la recurrente y deleznable utilización de menores de
edad para el expendio de drogas en las calles, entre otras prácticas, constituye un circuito de
vulnerabilidad social, riesgos y violencia que genera el narcotráfico en contra de los derechos
humanos. Estas actividades criminales, en sí mismas, son acciones atentatorias de derechos
básicos que han recibido poca atención desde los organismos encargados de la exigibilidad de
derechos humanos de mujeres, niños, niñas, adolescentes y población étnicamente vulnerable.
Por último, la relación del microtráfico con la delincuencia organizada tiene que ver
también con el proceso de degradación urbana porque al desplegar sus lógicas operativas y su
comercialización en el espacio público, deteriora, ahuyenta, corrompe y vulnera las posibilidades
para que la población capitalina logre desarrollar el buen vivir. Del análisis efectuado y los
mapas geo-referenciados presentados, existe una relación estructural del microtráfico y la
conexa delincuencia organizada con factores de densidad demográfica, especialmente la
flotante, concentración de actividad comercial, básicamente sitios de diversión autorizados
y camuflados, lugares de expendio de alcohol que tienen pocos controles, y la poca capacidad
de construir registros únicos y homologables de análisis para las políticas preventivas y de
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104
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Estadísticas de la Dirección Nacional de Narcóticos de la Provincia de Pichincha.
Entrevistas citadas en el documento dentro del análisis cualitativo.
GLOSARIO DE SIGLAS
AZC: Administración Zonal Centro “Manuela Sáenz”
CONSEP: Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas
DINAPEN: Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes
EMSEGURIDAD-Q: Empresa Pública Metropolitana de Logística para la Seguridad y la
Convivencia Ciudadana.
FLACSO: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
INEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
MIES – INFA: Ministerio de Inclusión Social y Económica – Instituto de la Niñez y la
Familia
NNA: Niños, niñas y adolescentes
ONG: Organización No Gubernamental
OMSC: Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana
PJ: Policía Judicial
OIT: Organización Internacional del Trabajo
UPC: Unidad de Policía Comunitaria
ONUDD: Oficina de Naciones Unidas pasa al Droga y el Delito
CICAD: Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas.
NIDA: National Institute on Drug Abuse
DNA: Dirección Nacional Antinarcóticos
CAN: Comunidad Andina de Naciones
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