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LUNA DE MIEL viajes B Brasil, cuando la naturaleza te abraza Artículo extraído de la revista Novias de Pasarela, núm. 4 | Brasil te abraza. El verde de la naturaleza y el agua capturan la atención nada más llegar. No es de extrañar, alberga al mayor río del mundo, que brinda a nuestro planeta el 20% de su agua dulce, y a la selva tropical amazónica que no descansa de exhalar oxígeno a través de sus 1,58 millones de kilómetros cuadrados. Sus gigantescas dimensiones lo convierten en el quinto país más grande del globo y en vecino fronterizo de toda América del Sur, excepto de Ecuador y Chile. Su riqueza natural se extiende también, a lo largo de sus casi 7.500 kilómetros de costa. La belleza de sus paradisíacas playas es un capricho para los ojos difícil de olvidar. Texto y fotografías: Geles Ribelles Vista del Pan de Azúcar y del Club Náutico de Río en la ensenada de Botafogo, lugar de visita obligada para disfrutar las espectaculares vistas de la ciudad. Amanecer en la dorada playa de Copacabana, sita en la avenida Atlántica tiene cuatro kilómetros de largo. ío de Janeiro es una ciudad que seduce como entrada a un país fascinante por su música, la calidez y el romanticismo de sus gentes y por ese amor a todo lo que irradie placer y vida. Su enclave geográfico es espectacular. Al llegar, sorprende ver la armonía entre sus nueve millones de habitantes con toda la naturaleza que envuelve a la ciudad. La floresta de Tijuca (parque nacional), y montañas de árboles tropicales descienden hasta las playas de Ipanema, Copacabana, Botafogo, Flamengo recogidas por la preciosa Bahía de Guanabara. Este paisaje enamoró a los portugueses cuando llegaron un 1 de enero de 1502 y lo confundieron con la desembocadura de un río, bautizándolo con el nombre Río de Enero. Se quedaron durante varios siglos y Río se convirtió en la capital de Brasil hasta 1960, cuando se trasladó a la moderna ciudad de Brasilia, situada en el centro del país. Las largas avenidas frente al mar salpicadas con todo tipo de árboles y flores tropicales, el inconfundible ritmo de samba y bossa nova audible desde cualquier rincón, los kiosquitos con refrescante agua de coco, zumos de frutas, caipirinhas, y la sensualidad que irradian los brasileños en un día de playa, convierten a Río en un destino ideal para conocer los secretos del trópico de Capricornio. Por algo los hospitalarios cariocas la llaman, con su musical acento brasileiro, la cidade maravilhosa. A ellos, más que a nadie, les encanta poder disfrutar de sus playas durante todo el año. Pasear, bailar, jugar al futbolei, hacer barbacoas o comer en sus chiringuitos frango (pollo asado) o pescado, o simplemente contemplar el atardecer en la bella Ipanema. Si en Río hay algo vital son sus extensas playas donde se descubre la vida diaria de los cariocas, siempre dispuestos a cultivar sus esculturales cuerpos. Es conveniente ir con el dinero justo y sin objetos que llamen la atención. Hace años había tantos robos que provocaron una caída del turismo aunque hoy, la presencia policial ha hecho las calles más seguras. La curvilínea playa de Copacabana se despliega a lo largo de la avenida Atlántica, plagada de cocoteros, en una de las zonas con más densidad de población entre la estrecha franja que separa las montañas del océano. Hay numerosos cafés con terrazas, restaurantes y hoteles, como el antiguo Copacabana Palace, un precioso edificio de los años 20, escogido por millonarios y artistas como Frank Sinatra o Liz Taylor para pasar sus vacaciones. No hay que perderse la indescriptible puesta de sol en Ipanema y Leblón, la playa más preciada y exclusiva de la ciudad, donde se encuentran los mejores clubes de moda, tiendas, locales y restaurantes con música en directo. La bossa nova nació allí en los años 50 de la mano de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes con su célebre Garota de Ipanema. Hay un agradable restaurante llamado así donde se puede cenar al aire libre. La práctica del surf es habitual en esta playa, cuyo nombre indígena significa aguas peligrosas por las fuertes resacas que tiene. La Playa de Pepino, situada en dirección sur hacia Barra de Tijuca, es otra buena opción. Es más tranquila que las anteriores y el lugar de reunión de los amantes del ala delta. Detrás, en una de sus colinas se encuentra Rocinha, la favela más poblada de Brasil. Un tercio de la población vive en las humildes favelas donde la pobreza, el tráfico de drogas, la delincuencia y la prostitución están a la orden del día. Construidas en las escalonadas laderas de las montañas junto a los barrios más elegantes, son el testimonio vivo de la enorme diferencia social que existe entre los ricos y los pobres. Es muy interesante visitarlas para penetrar en la realidad social de este país, aunque nunca se debe ir por cuenta propia. Lo mejor es contratar a un guía local o una excursión para verlas. El reciente presidente electo de Brasil, Lula, está decidido a mejorar la vida en ellas y se han adoptado ya medidas para paliar sus graves problemas. Los amantes de la naturaleza tienen dos lugares inexcusables. El parque nacional de Tijuca, una reserva ecológica con senderos que discurren por la exuberancia del bosque tropical entre incontables cascadas, y el magnífico Jardín Botánico. Fundado por el príncipe regente Don Juan en 1808, alberga 242 El Cristo Redentor, en el Corcovado, preside la ciudad de Río. Iluminado por la noche parece estar suspendido en el cielo. Allí hay una imagen única de todo Río. Artículo extraído de la revista Novias de Pasarela, núm. 4 | más de 5.000 variedades de plantas. Además cuenta con una impresionante colección de orquídeas y de plantas carnívoras e insectívoras, imposibles de admirar si no se va al Amazonas. Entre la avenida Río Branco y la del Presidente Vargas se encuentra el animado centro histórico, financiero y comercial. Una amalgama de estilos arquitectónicos con iglesias barrocas, edificios neoclásicos, coloniales, art decó y construcciones ultramodernas. Destacan la Biblioteca Nacional, el Museo de las Belas Artes, el Teatro Municipal, el Centro Cultural Banco de Brasil, el Palacio Imperial y la moderna catedral metropolitana. La actividad y la diversidad artísticas han hecho de Río la capital cultural de Brasil, que además ha sido elegida como sede en Latinoamérica del museo Guggenheim. La mezcla y el contraste de Río no se encuentra sólo en sus calles y edificios sino también en la paleta de colores de su gente que se ha fundido con casi todas las razas y las culturas de la tierra. En la plaza Arcos de Lapa, antiguo acueducto, se puede coger el bondinho (un tranvía) para ascender al barrio de Santa Teresa e imbuirse en el pasado colonial de Río a través de sus imponentes casas. Hoy es morada de artistas y bohemios. Es un lugar muy animado con infinidad de barecitos donde tomar un aguardiente o una chopp (caña de cerveza). No se puede abandonar Río sin experimentar las dos atracciones más importantes. El Pao de Azúcar y el Cristo de Corcovado. Río se convierte en la ciudad más bella vista desde el mar si se va al risco del Pan de Azúcar. El Cristo de Corcovado a 710 metros de altitud regala una panorámica de la ciudad única. Alineados en una postal viva se encuentran, a la derecha el descomunal estadio de Maracaná y el famoso Sambódromo, el templo del carnaval. A la izquierda se divisa el sur de la ciudad, con todas las playas y la preciosa Laguna de Freitas, enclavada en el lujoso distrito de Gavea, con Ipanema al fondo. La bahía de Guanabara es el punto final que engloba toda esta maravilla natural. LUNA DE MIEL viajes Búzios, la caracola del mar Los alrededores de Río cuentan con lugares espléndidos para recorrer el escarpado litoral a través de la Mata Atlántica, una selva tropical más antigua que la amazónica que discurre por toda la costa oeste de Brasil. Tan sólo a dos horas se encuentra Búzios, un pueblecito de pescadores convertido hoy en un balneario natural que en lengua indígena significa caracola. Casi veinte playas componen el idílico paisaje de aguas turquesas, dunas y arrecifes, en esta península que se adentra en el océano. Geribá y Ferradurinha son preciosas. Las de Joao Fernandino, Azzedine y Azeda resultan idóneas para el buceo. Su belleza cautivó a la actriz Brigitte Bardot en los años 60. Hoy es un destino de lujo en el que se pueden practicar toda suerte de deportes marinos, navegar en velero por las islas o alquilar un boggie para descubrir sus playas. En fin de semana, sus noches se animan en los muchos locales, pubs y restaurantes con música en vivo. Foz de Iguazú, el paraíso del agua Un privilegio de la naturaleza, las cataratas de Iguazú están consideradas como la octava maravilla del mundo. Impresiona ver caer sus cascadas desde la Isla San Martín. Escuchar el estruendo producido por la ingente cantidad de agua que desploma el río Iguazú en su caída de ochenta metros, por más de 270 cascadas, en casi cuatro kilómetros de ancho, es sobrecogedor. Sin duda, las cataratas de Iguazú son una de las maravillas del mundo y han sido declaradas por la Unesco Patrimonio Natural de la humanidad. Impresiona la majestuosidad y la imponente fuerza de las aguas que al concentrar la luz forman multitud de arcos iris durante todo el día. Enclavadas en el Parque Nacional de Iguazú, a 20 kilómetros de la ciudad de Foz, en el estado de Paraná, son la frontera natural entre Brasil, Argentina y Paraguay. Alegra saber que fueron descubiertas por el navegante español Álvar Núñez, más conocido como Cabeza de Vaca, en 1541. Antes era un lugar sagrado para las tribus tupí, guaraní y paraguas en cuya lengua significa grandes aguas. Para admirarlas en su totalidad, es necesario visitar también el parque nacional argentino. Hay que dedicar al menos un día para cada zona. Los diferentes miradores y pasarelas ofrecen perspectivas maravillosas de las cascadas. Los viajeros más intrépidos disfrutaran la excursión en barco hasta la Garganta del Diablo, el salto más espectacular, que estremece al verlo desde abajo mientras se obtiene una inesperada ducha de cascada. En el recorrido por los senderos de la selva tropical de ambos parques es frecuente avistar la fauna autóctona. Coatís, monos, mariposas y muchas especies de aves tropicales, pululan por un follaje que reúne a más de 2.000 especies de plantas, entre helechos, arbustos y árboles gigantes. Hay excursiones organizadas que ofrecen itinerarios de aventura en barcas o jeep por los parques. Alquilar un helicóptero y disfrutar de unas emocionantes vistas desde el aire puede ser el broche final para despedirse de la magia y la belleza de éste regalo de la naturaleza. 244 Artículo extraído de la revista Novias de Pasarela, núm. 4 | Cataratas de Iguazú en el Parque Nacional Argentino. LUNA DE MIEL viajes A Agenda Dónde Alojarse El centro de Río cuenta con muchos parques y plazas para el disfrute de los cariocas, amantes de los deportes al aire libre. Hotel Meridien Copacabana (Río de Janeiro) Situado en el nº1020 de la avenida Atlántica frente a la hermosa playa de Copacabana. Tiene unas increíbles vistas por su altura. Cuenta con dos buenos restaurantes frente al mar y una piscina exterior salada más servicio de playa. Ofrece el confort propio de un hotel de cinco estrellas. Una de las paradas del bondinho, tranvía que sube desde los Arcos de Lapa al recoleto barrio de Santa Teresa. Avda. Atlántica 1020 Copacabana. Río de Janeiro Tel.: 55 21 38 73 88 50 Posada Casas Brancas (Búzios) Una posada de elegante arquitectura con la categoría de cuatro estrellas. Dispone de 30 habitaciones con balcón desde las cuales se puede admirar la bahía e impresionantes puestas de sol. Morro do Humaitá 10 Playa de la Armazao Tel.: 55 22 26 23 14 58 Hotel Tropical das Cataratas (Foz De Iguazú) Lujoso hotel de estilo colonial con la enorme ventaja de estar dentro del parque nacional brasileño enfrente de las cataratas. Tiene unos maravillosos jardines, cancha de tenis y piscina. Casas coloniales del barrio de Santa Teresa, uno de los lugares con más encanto de Río donde se puede apreciar el pasado colonial. Avda.Das cataratas, km 28 P. N. do Iguazú. Foz de Iguazú Tel. 55 45 523 22 66 248 En Santa Teresa se encuentran mansiones y casas que son verdaderos palacios. En el siglo XIX residía la clase alta. Artículo extraído de la revista Novias de Pasarela, núm. 4 A | Agenda Dónde Comer La espléndida playa de Copacabana. Río de Janeiro Búzios Porcao Rios es una churrascaría idónea para probar la deliciosa carne asada a fuego lento acompañada de exóticas ensaladas, mientras se disfruta de las magnificas vistas del Pan de Azúcar. Los restaurantes de techos de palma de la playa ofrecen una gran variedad de sabrosos pescados a la brasa con cerveza, caipirinha o piña colada. En los alrededores de Armazao se encuentran los establecimientos más caros y selectos de la zona. Avda.Infante Dom Enrique, 206 (Parque de Flamengo) Tel.:25 54 88 62 En Casa da Feijoada en Ipanema se puede degustar la sabrosa feijoada o plato nacional brasileño, compuesto por un guiso de carne con fríjoles negros y arroz. Rua Prudente de Morais, 10 B Tel: 22 47 27 76 Paseo en barco frente a la zona brasileña por las aguas del río Iguazú para avistar la Garganta del Diablo. Situada en el centro histórico de Río ,la Confeitaria Colombo es un precioso edificio modernista , donde degustar un buen café brasileño. Iguazú En Iguazú lo más recomendable es comer en los distintos restaurantes diseminados por la floresta del parque. Para cenar se puede optar por una tranquila cena en el hotel o desplazarse a la ciudad de Foz de Iguazú que ofrece buenos lugares de especialidades brasileñas y de todos los países. Rua Gonzalves Dias, 34 El Bar Luis es otra institución por ser la cervecería más antigua de Río. Rua da Carioca, 39 Retahíla de morenos como popularmente llaman a éste autóctono árbol. Cambia de color según la luz, la finura de su corteza hace que parezca de cera. Carioca mostrando cocos recién cogidos. 250
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