Apu Huechuraba, Origen de la nación.

Transcripción

Apu Huechuraba, Origen de la nación.
Apu Huechuraba, Origen de la nación.
Proyecto Cerros Isla, Intendencia R. M.
Después de 473 años de olvido, sale a la luz el origen de nuestra nación.
Chile nace en Recoleta, entre diciembre de 1540, cuando llega Pedro de Valdivia a la ribera
norte del Mapocho y febrero de 1541, fecha que fue declarada como la fundación de Santiago
en la ribera sur.
Según el cronista Diego de Vivar, Pedro de Valdivia salió del Cuzco en busca de una ciudad
similar al Cuzco, a orillas del Mapocho
Diversos cronistas señalan que en esta área del territorio, vivían entre 25.000 y 80.000
personas, pertenecientes a las culturas Mapuche, Inca y otras.
A los pies del Apu Huechuraba (hoy llamado cerro Blanco), Pedro de Valdivia y su gente, fue
acogido, alimentado y tratado con respeto (como muestran las crónicas), por los habitantes
originarios, que serían luego declarados “salvajes” por los conquistadores.
Solo después de haber recorrido durante más de un mes, el territorio al norte y sur del
Mapocho, Pedro de Valdivia, a sugerencia del cacique Loncomilla, funda Santiago sobre un
centro administrativo Incaico en la orilla sur del Mapocho, alrededor de la actual Plaza de
Armas.
La historia oficial contada por el conquistador posteriormente, señala que Santiago habría sido
fundada sobre un erial, un terreno baldío, construida de la nada. Con esta afirmación comenzó
la negación de nuestro pasado precolombino.
Pero de las mismas crónicas surge lo evidente, “lo que ha devenido en nuestro actual Chile, se
pensó, planificó y comenzó a ejecutarse a la sombra del Apu Huechuraba”, probablemente uno
de los lugares más sagrados de esta cuenca, condenado desde ese momento al olvido.
El sector más poblado de la cuenca, se transformó con el paso del tiempo en La Chimba (el
otro lado), el río Mapocho se convirtió en la frontera entre el pasado que se quería olvidar y el
presente de una ciudad con “vocación europea”, con ocultos pero sólidos cimientos indígenas.
Sobre el Apu Huechuraba, lugar sagrado para los habitantes originarios, se construyó una de
las primeras ermitas católicas, religión que se transformó en la dominante.
El cerro con el tiempo se convirtió en una cantera, de la cual se extrajo toneladas de piedras,
que sirvieron para construir los primeros edificios de Santiago, incluyendo el edificio de la
Catedral. Nuestra ciudad literalmente surge desde las entrañas del Apu.
La piedra de tacitas, que cuenta con el mayor numero de tacitas reportadas en un solo bloque,
elaboradas en roca blanda que no sirve para moler granos duros, da cuenta del posible uso
ritual de la misma. Con el tiempo se fue olvidando y quedó cubierta de tierra, hoy, luego de ser
excavada y vuelta a la luz, es mudo testigo del pasado ancestral, que tiene profundas raíces en
una ocupación humana multicultural de 14.000 años de antigüedad.
Un plano colonial, muestra que las actuales calles que recorremos en la Comuna
Independencia, Recoleta, Diagonal José María Caro, Huanaco, Unión, Avenida La Paz, fueron
antiguos caminos indígenas, que han dado origen a la actual trama urbana. Canales Incas
regaban la cuenca Mapocho - Maipo y la riegan hasta el día de hoy.
La Chimba se transformó con el tiempo en Recoleta. El lugar de nuestro origen languidece,
empobrecido, olvidado, sin ningún monumento ni hito cultural que recuerde que este fue el
crisol donde se fundieron los materiales de los cuales estamos hechos.
Los antecedentes indican que probablemente este mismo lugar era el que antiguamente fue
llamado “Chille o Chile”, del cual habría tomado su nombre nuestro país actual “Chile”.
Apu Huechuraba es un nombre compuesto: Apu es un lugar o cerro sagrado, en la lengua de
los Incas; Huechuraba es una palabra en lengua Mapuche, cuyo significado podría ser “de
donde nace la greda”, lo que da cuenta de la multiculturalidad inicial.
La greda de este lugar, sacro para nuestros ancestros indígenas, es el material simbólico del
que está hecha nuestra nación. Nuestro país no es solo dinero, edificios, carreteras, es también
un símbolo, un espacio sagrado en el cual desarrollamos nuestras vidas y desplegamos
nuestros sueños, que construyen el futuro.
Un monumento para la ciudad y la nación.
El Apu Huechuraba es nuestro Axis Mundi, el eje que une el pasado, el presente y el futuro de
Chile. El cimiento sobre el cual erigir una nación reconciliada consigo misma, basada en el
respeto a la diversidad.
Si se reconoce éste como nuestro verdadero origen, comenzarán a sanarse antiguas heridas y
podremos recuperar la memoria e identidad perdida.
Si seguimos ignorando nuestro verdadero pasado, nuestro futuro seguirá probablemente
plagado de conflictos, tensiones y contradicciones, entre nuestro ser multicultural y la
impuesta aspiración de un supuesto origen Europeo.
Ningún hito recuerda este pasado. Este proyecto podría ser el primer paso para comenzar a
pagar esta deuda de olvido.
No será solo un parque donde recrearse y pasarlo bien, será un espacio de reflexión para 15
millones de chilenos, el santuario de nuestra memoria colectiva, donde nacionales y
extranjeros puedan venir a conocer nuestros orígenes.
Será un portal que se abre hacia una nueva épica nacional, un espacio donde pensar y
construir el futuro, como antes lo hicieron nuestros ancestros indígenas y luego el
conquistador español.
La puerta que estuvo clausurada hacia nuestro lugar de origen, hoy está abierta.

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