Agencias y proveedores, obligados a entenderse
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Agencias y proveedores, obligados a entenderse
Livingstone Agencias y proveedores, obligados a entenderse Para el sector turístico las 12 campanadas supusieron algo más que el inicio de un nuevo año. Conllevaban también un cambio drástico en el modelo de retribución que históricamente había regido la relación entre las agencias de viajes y sus proveedores, principalmente las compañías de transporte. Desde enero, apenas reciben comisiones fijas de las aerolíneas por la venta de sus vuelos, como venían haciendo hasta ahora. Por ejemplo, Iberia estableció una retribución variable que incentiva la venta de los vuelos de mayor valor, con pagos de entre 3 y 30 euros, dejando sin compensación la venta de los billetes más económicos. Una senda seguida, en mayor o menor medida, por Air Europa o por Spanair –que paga ya sólo una comisión fija del 1%–, así como por compañías de transporte en carretera o por Renfe. Las comisiones de la empresa de ferrocarriles han pasado en menos de un año del 8,5 al 0,5%. Las agencias tienen que replantearse su negocio. Deben emprender cuanto antes el camino hacia su modernización para no perder el tren de la nueva demanda 6 _ SAVIA _ MAYO2008 Esto contrasta con la situación histórica en la que las agencias tenían garantizados ciertos ingresos, con una comisión fija que cobraban del proveedor, independientemente de la calidad del servicio prestado. Ahora las comisiones dependerán del trabajo que se realice y del valor añadido que aporten al cliente. A esta polémica comisión cero, hay que unirle un proceso de desintermediación, caracterizado por las inversiones de los proveedores para desviar la venta hacia canales alternativos, especialmente hacia Internet. La industria de los servicios turísticos se ha acercado más a los usuarios finales a través de las nuevas tecnologías, que han permitido a aerolíneas, cadenas hoteleras, empresas de ferrocarril o autobús desarrollar nuevos canales de venta. “Nos encontramos en un mundo en el que los proveedores son al mismo tiempo socios y competidores de las agencias”, subraya alguno de los expertos consultados. Todo ello ha despertado el malestar de las agencias de viajes, que estiman que perderán este año, por ejemplo, entre un 15 y un 20% de remuneración procedente de Iberia. Por un lado, se quejan de que no les paguen su trabajo como agentes y gestores en la venta de los vuelos y les traten como empresas prescindibles, a pesar de que comercializan casi el 80% del negocio aéreo. Por otro, denuncian cierta competencia desleal de los proveedores, a los que acusan de vender en sus páginas web tanto productos propios como de otras empresas. Hasta cierto punto y mirando la situación actual con cierta visión retrospectiva, es comprensible este malestar. Más si se tiene en cuenta que los principales proveedores no han tenido una actitud dialogante y negociadora con los intermediarios. Desde el sector se subraya que quizá ha faltado un poco de tacto, lo que ha podido contribuir a acrecentar cierto sentimiento histórico de victimismo > entre las agencias. LIVINGSTONE > Pero no es menos cierto que venían de un entorno en el que tenían todas las cartas en su mano: manejaban la información de pasajeros y aerolíneas y recibían una retribución y elevadas comisiones fijas, independientemente de que aportasen o no valor añadido. Esta situación difícilmente se podía sostener en el tiempo, más teniendo en cuenta el contexto adverso en el que se encuentran las aerolíneas, hoteles y empresas de transporte desde hace años. La fuerte competencia –sobre todo a raíz de la irrupción de las low cost– y el incremento de los costes –sobre todo por el alza del petróleo– han presionado los márgenes a la baja. “Las tecnologías y el nuevo entorno de mercado han difuminado las reglas de juego. Las circunstancias son radicalmente distintas, lo que hace que el modelo anterior sea insostenible”, advierten los expertos consultados. En su opinión, de no haberse adaptado el modelo retributivo al nuevo contexto competitivo, los proveedores habrían quedado cerca del precipicio y las agencias habrían salido perdiendo a medio plazo. A éstas les interesa que las aerolíneas y el resto de proveedores ganen dinero y tengan una situación financiera sólida. No obstante, esta recomendación no es sólo aplicable a las agencias. También a los proveedores, que por su propio interés deberían intentar que las agencias se encontrasen en una situación de negociación cómoda. Javier Muñoz, presidente de Travel Advisors, afirma que “podríamos considerarlos socios, pero para eso sería necesaria una relación de equilibrio que actualmente no existe”. Los dos sectores deben intentar establecer una relación de confianza en la que ambos obtengan un beneficio justo. Como subraya el director general de British Airways en España, Jordi Porcel, ambos “debemos tener un objetivo común, que es el cliente”. Esto exige colaboración, diálogo, confianza y respeto mutuo. Las cadenas hoteleras han comprendido esto mejor que las aerolíneas. En este sentido, valoran más el servicio personalizado que ofrecen las agencias y lo retribuyen mejor. Por su parte, éstas tienen que replantearse su oferta y su negocio. Deberían emprender cuanto antes el camino hacia su modernización para no perder el tren de la nueva demanda. Las medidas deben ir encaminadas hacia la potenciación del producto no aéreo donde se mantienen las comisiones (cruceros, paquetes u hoteles), la especialización por áreas geográficas o nichos de mercado (lunas de miel, viajes de estudiantes o cruceros), la reducción de costes a través de la tecnología y el establecimiento de service fees (cargos por emisión) al cliente final. El futuro del sector, según los expertos, pasa por el uso generalizado de esta fórmula, implantada por primera vez en Estados Unidos y Escandinavia en 2002 y que va adquiriendo un peso cada vez mayor en la distribución de los ingresos de las agencias. A día de hoy, por ejemplo, el 73% de los ingresos de las agencias de viajes de negocios escandinavas proceden de service fees y sólo el 18% de comisiones de proveedores. Este cargo, que en España se sitúa en una horquilla de entre 20 y 200 euros, se aplica a diferentes transacciones de reserva y operaciones, poniendo un precio al valor añadido que representa una gestión determinada realizada por el agente. El futuro va en esta dirección, pero esto exige una apuesta por la tecnología y una mayor formación de los agentes para convertirlos en consultores de viajes. Las agencias tienen que convencer a sus clientes de que aportan un valor añadido y un conocimiento del producto que les hace imprescindibles. Si enfocan su labor en esta dirección ganarán incluso más que antaño, sin que eso suponga una presión mayor sobre los costes y márgenes de las aerolíneas, las hoteleras y las otras compañías de transporte. Por su parte, los proveedores no deberían menospreciar el papel que juegan las agencias como primer e insustituible canal de distribución. Internet, como canal de venta directa, es un complemento pero nunca será un sustituto a las agencias. Pensar lo contrario es un error que traerá nefastas consecuencias a largo plazo. Las agencias y los proveedores deben establecer una relación de confianza en la que ambos obtengan beneficios justos 8 _ SAVIA _ MAYO2008