Untitled

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Escrito por
DarkTailsXZ
Copyright:
Sonic the Hedgehog y todos los personajes relacionados son propiedad de
SEGA y Sonic Team.
La serie original de Sonic X es producida y animada por SONIC TEAM, TMS,
4Kids Entertainment, y Jetix.
Sonic X © 2003—2006 Project SONIC.
Los juegos Shadow the Hedgehog y Sonic Heroes son propiedad de SEGA y
Sonic Team.
El logotipo de Sonic X también está registrado. La tipografía de los títulos
es la que se utiliza en los juegos de Sonic y supongo que está registrada a
SEGA y/o Sonic Team.
El contenido de este FanFic está basado en la serie, juegos y personajes
arriba mencionados, sin embargo, la historia y algunos personajes fueron
en gran medida ideados por mí. Si en algún momento llegara a tomar
alguna idea de algún autor de la comunidad de fans de Sonic,
inmediatamente le daré el debido crédito.
Este FanFic es un tributo a una buena serie que, desgraciadamente quedó
un poco inconclusa. Sin embargo, no estoy para nada relacionado con
ninguna de las compañías anteriores y en ningún momento pretendo la
violación de derechos de autor.
Este FanFic está clasificado PG—13 por contener violencia y lenguaje
fuerte. Realmente es cosa de nada, pero más vale advertirles.
Espero no estar pasando nada por alto, y sólo me queda decirles que
espero que disfruten esta historia.
CAPITULO I
TODA UNA VIDA
L
a gente no tiene memoria… y si la tienen, no les gusta usarla. Los
recuerdos pueden lastimar. Mucho. Así se trate de un recuerdo malo
o de un recuerdo bueno de algo que ya no está... Aun así, no puedo creer
que la gente ya te haya olvidado. Como es posible que cayera en el olvido
aquella criatura que de repente vino de la nada e hizo tantas cosas por
nosotros. Que nos salvó de la destrucción total dos veces incluso a pesar de
que hubo quien lo trató de lastimar. Pero yo no te he olvidado, amigo mío. Ni
a ti ni a los demás. Y aunque ha pasado tanto tiempo, yo sé que tampoco me
han olvidado. Se acerca el momento de vernos de nuevo. Algo grande se
avecina y volveremos a luchar juntos una vez más… ya falta poco…
—¡Profesor!
El grito de una voz familiar lo sacó de sus pensamientos. Volteó a ver al
muchacho que venía corriendo hacia él. Se veía muy entusiasmado.
Se levantó de la vieja banca de parque en la que se encontraba. Quién
iba a pensar en lo que se convertiría el grandioso Station Park. En alguna
ocasión estaba lleno de niños corriendo y gente paseando, pero ahora era
un hoyo de vagos. Aun así, le gustaba ir y sentarse frente a la estatua,
ahora derruida y vandalizada, que en aquel entonces se irguió en honor a
su gran amigo.
El muchacho llegó a donde él estaba.
—¡Profesor!
—¿Que pasa Tom?
—¡Ya lo tengo! ¡Pude encontrar la frecuencia!
—¡Eso es excelente!
—Ya no habrá problema para que se comunique con nosotros. Ahora
sólo tenemos que esperar al viernes para su viaje.
—No te preocupes, me dará tiempo suficiente para arreglar algunos
asuntos. Ahora, si no te molesta, ¿podrías enseñarme?
—¡Claro que sí! ¡Vamos!
El profesor Christopher Thorndike tomó su bastón y empezó a seguir al
muchacho llamado Tom.
—Te veré muy pronto, Sonic —murmuró antes de marcharse.
*****
En poco tiempo llegaron al laboratorio C en el edificio de la Corporación
Thorndyke, donde desarrollaban el portal que abriría paso entre la
dimensión de Sonic y la Tierra.
—Sabe profesor, siempre me he preguntado por qué nunca ha empleado
su tecnología en usted —dijo Tom al ver a su mentor algo agotado por la
caminata.
—Y yo siempre me he preguntado por qué no eres capaz de llamarme
Chris —respondió éste con una sonrisa—. El que me llames profesor me
hace sentir viejo.
—Oh, lo siento… Chris. No quise ofenderlo —dijo Tom apenado.
—No lo has hecho —respondió Chris —Sabes Tom, yo siempre he dicho
que la ciencia y la tecnología están para ayudar a la gente, pero no para
sustituirla. Nunca olvides eso.
—Si señor —respondió Tom—. Es sólo que lo que usted hizo por mí me
ha ayudado tanto, que quisiera devolverle el favor.
—Ya lo estás haciendo —contestó Chris serenamente.
Tom era un muchacho de unos veinte años, alto, delgado y con una
inteligencia prodigiosa. Había trabajado con Chris ya desde hacía cinco
años, poco después de que éste lo encontrara en un hospital. Al chico lo
había atropellado un conductor ebrio y había acabado con las piernas
hechas pedazos. Chris inmediatamente ordeno que lo trasladaran al ala
médica de la corporación y le implantó la primera prótesis bio-robótica del
mundo, lo cual después le valdría mucha de la fama que ahora tenía.
Desde entonces, Tom había trabajado con él y se habían vuelto buenos
amigos. Además, Tom era el único joven que conocía que se interesara por
las historias de Sonic y sus amigos, hecho que hizo que le simpatizara aún
más a Chris.
—Me parece estupendo —comentó Chris cuando Tom terminó de
mostrarle sus avances—. Ya sólo hay que esperar la alineación de planetas
de pasado mañana. Ahora, si me permites, voy a atender otros asuntos.
Mientras tanto, te voy a pedir que te encargues de que lleven esto al
parque.
—Si profesor… es decir, Chris —apresuró Tom a corregirse.
*****
La empresa de software que antes pertenecía a Nelson Thorndyke se
convirtió en una corporación dedicada a la investigación física, médica y
biológica; y cuando él se retiró, pasó a manos de su único hijo. Sin
embargo, a pesar de que Chris era la figura pública y socio mayoritario de
su empresa, el que realmente se encargaba de dirigirla era Danny
Matthews, su buen amigo y mano derecha en cuestión financiera. Chris
prefería dedicarse a la investigación y no conocía a alguien mejor para
dirigir su empresa.
—No puedo decir que no te esperaba —manifestó Danny cuando Chris
entró en su oficina—. Escuché que tu maquina está lista.
—A mí también me alegra verte, amigo —respondió Chris con una
sonrisa al tiempo que los dos se sentaban. Danny también sonrió.
Danny, al igual que Chris, había adquirido los rasgos de un hombre
mayor, pero aunque la responsabilidad que había adquirido había hecho
desaparecer casi por completo su carácter alborotado, seguía conservando
su espíritu alegre. Su oficina era amplia sin ser ostentosa y tenía un
ventanal hacia la avenida principal. Danny abrió una gaveta, sirvió dos
vasos con whisky y le dio uno a Chris. Ambos hombres brindaron.
—Me da gusto que por fin vayas a cumplir tu sueño, pero debo
preguntártelo una vez más.
—Estoy completamente seguro de lo que hago y confío en que todo
estará bien aquí —dijo Chris—. Además ellos me necesitan.
—¿Hablas de tus premoniciones? —la expresión de Danny se tornó
seria—. Chris, yo nunca he dudado de ti, pero si lo que dices es verdad,
significa que corres un gran peligro. Me preocupa que te pase algo malo.
—Realmente agradezco tu preocupación —respondió Chris con calma—.
No sé qué vaya a pasar, pero sé que debo hacer algo. Es por el bien de
todos.
—Entonces debes irte —Danny dio un sorbo a su whisky—. No te
preocupes por nosotros, ya todo está arreglado y listo para tu partida. Por
cierto, la noticia de tu viaje está en todos los periódicos.
—No fue mi intención. Sabes que nunca me gustó ser figura pública.
—Sí, lo sé. Ser un genio famoso puede tener sus desventajas —ambos
rieron.
—¿Sabes algo?, nunca había estado tan seguro de algo en mi vida…
excepto una vez —un destello de tristeza se reflejó en la mirada de Chris.
Danny mostró una sonrisa de entendimiento.
—Es hoy, ¿cierto?
Chris asintió lentamente y luego se puso de pie.
—Lo que me recuerda que debo irme. Te veré después amigo.
Danny se limitó a sonreír. Chris tomó su bastón y salió caminando con
calma por la puerta.
*****
—Aquí es señor —informó el taxista cuando llegaron a la dirección que
Chris le dio.
Chris le pagó y bajó del auto con una pequeña y alargada caja en la
mano. Se había cambiado su bata de laboratorio por una gabardina negra
y unos lentes oscuros. Cruzó la reja de la entrada y caminó por un sendero
que subía una pequeña colina. Al cabo de unos momentos se detuvo frente
a una pequeña construcción. Sacó una llave y abrió la puerta metálica que
tenía grabada una inscripción en letras doradas: FAMILIA THORNDYKE
Entró al mausoleo familiar. Era un lugar pequeño donde no cabían más
de tres personas juntas, sin embargo no perdía el lujo con el que siempre
habían vivido sus padres. Las losas que tapaban los ataúdes de sus padres
eran diferentes a las del resto del piso y tenían grabados sus nombres, sin
embargo, Chris se dirigió al fondo de la edificación donde había un altar
modesto y al centro un nicho igualmente grabado que decía: CHARLES P.
THORNDYKE
Chris se quedó un momento mirando la foto de su abuelo que se
encontraba a un lado de su nicho y sacó la que él guardaba en su
billetera. Era una vieja foto que se habían tomado poco después de la
partida de Sonic. Su abuelo fue el único que había comprendido lo que
sentía en aquel entonces y fue el que lo ayudo a salir adelante. Chris sabía
que su abuelo también había sufrido por la partida de Sonic y los demás, y
eso le ayudo a empatizar con el chico. Sin duda, la persona que más
extrañaba Chris de su familia era su abuelo. Chris se quedó viendo la foto
en silencio por un momento y luego la guardó en su billetera de nuevo.
—Gracias por todo abuelo.
Al salir, volvió a cerrar la puerta, pero en vez de dirigirse a la puerta del
cementerio, siguió subiendo la colina. En la cima sólo había unas cuantas
tumbas, varios árboles llenos de flores y una pequeña cerca de piedra que
marcaba el límite del cementerio y detrás de la cual estaba un pequeño
barranco que permitía una magnifica vista hacia la ciudad. Chris llegó a la
tumba que estaba hasta el fondo. Era mucho más modesta que la de sus
padres, ya que sólo consistía en una lápida de mármol grabada. Chris se
sentó frente a la tumba y leyó la inscripción:
HELEN ROSE THORNDYKE
Esposa, compañera y ángel guardián
Descansa en paz
Se quedó mirándola un buen rato y empezó a recordar. Poco después de
que Chris regresara del mundo de Sonic después de la batalla contra los
Metarex, por fin logró hacer acopio de todo su valor y la invitó a salir. Ese
día se cumplían cincuenta años de que habían contraído matrimonio. Fue
una boda modesta en una pequeña capilla en las afueras de la ciudad.
Chris aún recordaba el momento en que ella había entrado con su vestido
de novia. Se veía tan hermosa...
Había habido protestas por la forma precipitada en que habían ocurrido
las cosas. Lo que no entendían era que las cosas venían ocurriendo desde
mucho tiempo atrás. Ambos sabían que tendrían problemas de vez en
cuando, pero también sabían que saldrían adelante porque se amaban. El
único que les dio su apoyo desde el principio de había sido su abuelo.
Después de eso, ambos siguieron trabajando en el laboratorio y
eventualmente tomaron investigaciones separadas. De hecho, Helen había
sido la razón por la que Chris empezara a desarrollar su idea de las
prótesis bio-robóticas. No obstante, Helen se rehusó a la cirugía. En una
acalorada discusión, ella dijo que había nacido así por una razón y había
aprendido a aceptarlo y vivir con ello, y Chris debía aceptarlo también si
querían seguir juntos. Chris no sabía realmente de dónde sacaba tanto
valor. Pensándolo bien, esa era tal vez la razón por la que se había
enamorado de ella. Tenía todas las cualidades que admiraba en una
persona. Era valiente, inteligente, bondadosa, fuerte y hermosa.
Alguna vez intentaron tener hijos, sin embargo, la enfermedad de ella no
se lo permitía. Fue un golpe duro, pero pudieron salir adelante y
decidieron no adoptar. Todo fue muy bien, pero a medida que se hacían
mayores, la enfermedad la fue privando de más funciones. Aun así Helen
la enfrentó con coraje. Tuvo la inteligencia y el tiempo suficiente para dejar
sus cosas en orden hasta que un día, dos años atrás, se quedó dormida
pacíficamente y ya no despertó. Los doctores dijeron que no había sufrido,
y en efecto, había muerto con una sonrisa en la boca.
Chris metió la mano en el bolsillo de su gabardina, sacó una carta que
ella le escribió antes de morir y que él encontró poco después. Se puso sus
lentes y comenzó a leerla.
Querido Chris,
No puedo imagíname cuándo ni dónde estés leyendo esta carta, pero sé
que para entonces yo ya no estaré aquí, y ahora que siento que mi vida se
acerca a su final, quisiera escribirte mis últimos pensamientos.
Primero que nada, quiero decirte que siempre guardaré en mi memoria
todos aquellos recuerdos de nuestra vida juntos. Yo sé que siempre te gustó
ser un héroe, y debo decirte que para mí lo has sido a cada momento. Antes
de conocerte vivía encadenada, y no me refiero a esta silla, sino a mí misma,
a mis dudas e incertidumbres. Pero tú me salvaste y por ello te estaré
siempre agradecida.
Sé también, aunque no me lo digas, lo mucho que significa para ti la
posibilidad de regresar al mundo de Sonic. Algo que siempre he admirado
de ti es tu forma de perseguir tus sueños. Síguelo haciendo y que no te
importen los demás. Sabes que aquellos que te queremos siempre vamos a
apoyarte.
Siempre vivirás en mi corazón, como sé que siempre viviré en el tuyo. Ya
llegará el día en que nos volvamos a ver, pero mientras tanto, quédate
tranquilo porque yo siempre estaré a tu lado y siempre te amaré con toda mi
alma.
Helen.
Chris se quitó los lentes y se limpió las lágrimas que resbalaban
profusamente por su cara, guardó la carta en su bolsillo y abrió el paquete
que tenía en la mano.
—Te extraño tanto, Helen. No puedo ser el mismo sin ti… —empezó a
susurrar mientras sacaba una por una la docena de rosas que traía en la
caja y las ponía al pie de la lápida.
—Por favor, cuida mi camino. Sabes que sin ti, no podría hacer nada. Te
amo tanto… te necesito tanto…
Una vez que terminó de sacar las rosas se quedó sentado mirando a la
nada y después de unos momentos se puso de pie y se dirigió hacia la
salida, pero antes volteó la vista una vez más a la tumba de Helen.
—Sé que todo estará bien porque tú estás conmigo. Gracias por todo, mi
amor.
*****
Después de salir del cementerio, Chris tomó otro taxi y le dio la
dirección de su antigua mansión. Cuando se casó con Helen, decidió
mudarse a una casa más pequeña que a la vez les servía de taller cuando
no necesitaban el equipo tan sofisticado que había en los laboratorios de la
empresa. Cuando sus padres murieron, Chris decidió que la casa se les
quedaría a su viejo mayordomo e instructor de Karate, Edward Tanaka y
su esposa Topaz. Su antigua nana, Ella, se había ido a vivir a su tierra
natal, ya que su hermana se encontraba muy enferma y debía cuidar a su
familia.
Chris se detuvo ante la reja de entrada. Al fondo se veía la magnífica
mansión donde él vivía cuando era chico. El Sr. Tanaka había hecho un
gran trabajo conservándola en tan buen estado. Tocó el timbre.
—¿Si? —respondió la voz de una chica por el interfono.
—Hola Jade. ¿Crees que tu abuelo esté disponible para verme?
—Hola señor Chris —dijo la chica—. Ya sabe que siempre estamos
disponibles para usted. Pase por favor.
Sonó un zumbido y la puerta se abrió. Chris cruzó el amplio corredor
que atravesaba los jardines frontales. Era asombroso el buen trabajo que
se había hecho en mantener esos jardines con sus magníficas fuentes.
Sabía que eso era obra de Jade. La muchacha había heredado algunos de
los dotes de su abuelo y además era muy buena con las plantas.
Cuando llegó a la puerta principal Jade ya estaba esperándolo. Era una
chica atractiva de unos veinte años de edad, delgada, atlética y de cabello
negro azabache. Sus ojos eran su mejor atributo. Eran ligeramente
rasgados por la influencia de su abuelo, y azules como los de su abuela y
su madre. Además era carismática, sencilla, agradable y servicial.
Sus padres habían muerto en un accidente hacía dos años, y desde
entonces, la muchacha vivía en la casa de sus abuelos.
—Me da mucho gusto verlo señor Chris —dijo Jade jovialmente. —Ya
tenía mucho tiempo que no nos visitaba.
—Lo siento, había estado un poco ocupado —se disculpó Chris—, pero
ya estoy aquí, y puedo ver que el tiempo te ha sentado de maravilla. Cada
día te pones más bonita.
Jade se sonrojó.
—Muchas gracias, pero no es para tanto —dijo apenada—. Pase por
favor, mi abuelo está en el jardín trasero.
Jade condujo a Chris por su antigua casa hasta la puerta que daba al
jardín posterior. Habían convertido ese espacio en un bonito jardín oriental
con un pequeño estanque al fondo y varas de bambú rodeando las
paredes. Tanaka se hallaba sentado a la orilla del estanque en posición de
meditación. Chris se dirigió con sigilo hacia él.
—Sabe usted bien que no puede sorprenderme, amo Chris —dijo Tanaka
cuando Chris se encontraba aún a varios pasos de distancia—. Reconozco
el ruido de sus pisadas.
—Lo sé perfectamente. Así como tú sabes que ya no soy tu amo —
respondió Chris.
—Algunas costumbres nunca cambian.
Tanaka se puso de pie y los dos ancianos se dieron un abrazo. El
constante ejercicio y la meditación no sólo habían logrado mantener a
Tanaka con vida por tanto tiempo, sino que lo mantenían con una
condición física envidiable y lo hacían verse mucho más joven de lo que
realmente era. Seguía siendo el hombre alto y sumamente delgado de
siempre y aún usaba sus viejos anteojos redondos. Naturalmente su piel
se había arrugado, pero ni por asomo mostraba indicios de la verdadera
edad del viejo. Su cabello se había vuelto completamente blanco y se lo
había dejado crecer un poco. También se había dejado crecer la barba y el
bigote, los cuales, combinados con el bello traje japonés que llevaba, le
daban la apariencia de un verdadero sabio oriental.
—Me alegra mucho verlo de nuevo Chris —dijo Tanaka.
—Lo mismo a mí —respondió Chris—. ¿Cómo está Topaz?
—Muy bien. Ahora se encuentra en una reunión.
—¿Quién iba a pensar que aún a su edad seguiría trabajando como
asesora de del presidente? —comentó Chris.
—La edad nunca debe interponerse con los deseos de vivir, Chris. Es
algo que siempre he tratado de enseñarle —dijo Tanaka—. La juventud se
lleva en el espíritu.
Ambos hombres se quedaron mirándose un momento, luego Chris dijo:
—¿Estás enterado de las noticias?
—¿Respecto a su viaje al mundo de Sonic? Claro que lo estoy. Había
estado esperando su visita.
—¿Ah, sí?
—Por favor, sígame.
Tanaka condujo a Chris por un costado de la casa hacia la cochera que
había servido de taller a su abuelo. Todo estaba igual que siempre. Las
herramientas bien acomodadas en las repisas y una mesa de trabajo al
fondo. Esa habitación le traía a Chris muchos recuerdos. Ahí fue donde su
abuelo y Tails construyeron por primera vez el X-Tornado. También ahí
desarrollaron la máquina que los llevó a todos de regreso a su mundo.
Chris notó algo sobre esa mesa. Era una caja negra alargada con un
grabado de ideogramas japoneses en dorado. Tanaka tomó la caja y se la
entregó a Chris al tiempo que hacia una reverencia. Chris abrió la caja.
Contenía una hermosa espada con finos ornamentos en la empuñadura y
la funda. Al extraerla de su funda, Chris se fijó en la inscripción en letras
japonesas que estaba unos centímetros debajo de la empuñadura.
—Significa: “El corazón del guerrero siempre habrá de prevalecer” —
informó Tanaka—. Esta espada perteneció a Kogoro Katsura, un héroe que
luchó hace muchos años para librar al pueblo de Japón del gobierno que
los oprimía. Se dice que aquel que la posea ha de salir victorioso en todas
sus batallas, siempre y cuando tenga un corazón justo. Ha pasado de
generación en generación hasta llegar a mí. Por favor, acéptela como mi
obsequio de despedida.
Chris se quedó perplejo moviendo la mirada de un lado a otro entre la
espada y el hombre que acababa de dársela. Después de un momento,
Tanaka lo tomó por los hombros.
—Chris, yo lo he conocido toda su vida. Tuve el honor de entrenarlo y
enseñarle lo poco que sé. Ahora que nuestros caminos se separan para
siempre, ya no tengo otra cosa que hacer salvo culminar la labor de mi
vida dándole esta espada que simboliza todos mis buenos deseos. Confió
en que hará buen uso tanto de ella como de todas mis enseñanzas y
espero que ambas le sirvan en su viaje.
Chris ya no pudo contener las lágrimas y abrazo con todas sus fuerzas
al hombre que siempre fue su maestro, amigo y protector.
—¡Gracias! —dijo Chris entre lágrimas—. No sé cómo agradecerte todo lo
que has hecho…
—Haciendo un buen trabajo. Dice usted que tiene una misión, ¿no es
así? Pues cumpla con ella. Yo también presiento que se avecinan tiempos
de peligro para ambos mundos, yo no creo poder luchar pero confío
plenamente que usted es capaz de triunfar en lo que sea que tenga que
hacer.
Chris se limpió las lágrimas y volvió a guardar la espada en su estuche.
En efecto, cuando la sostuvo en sus manos sintió un poder extraño.
—No te defraudaré maestro.
—Sé que no lo hará —respondió Tanaka—. Por favor no se olvide de
despedirse de Jade. Ella lo quiere mucho.
—Y yo a ella. Por favor dale mis saludos a Topaz… Adiós, Tanaka, y
gracias.
—Adiós, señor Chris.
Chris volteó a ver una vez más a su maestro antes de salir del taller de
su abuelo, sin embargo, a pesar de que lo vio claramente, no pudo notar la
lágrima que corría solitaria por la mejilla del anciano.
*****
Chris entró a la casa a despedirse de Jade pero no la encontró por
ninguna parte. Fue entonces cuando oyó un ruido en la parte de arriba,
algo parecido a un sollozo. Chris subió las escaleras lo más rápido que
pudo y notó que el sonido provenía de la recámara de Jade que, por cierto,
era la misma que él había usado de niño. Subió las pequeñas escaleras de
madera que daban al ático, que desde entonces habían acondicionado
como una habitación. Jade estaba recostada sobre su cama con la cara en
la almohada en un vano intento de evitar que se oyera su llanto. Al oír
acercarse a Chris, se sobresaltó y trató torpemente de secarse las
lágrimas.
—Señor Chris… no lo oí venir… yo… —balbuceó con voz llorosa.
—¿Que tienes, Jade? —preguntó Chris consternado.
—Nada, es sólo que… —Jade desvió la mirada— no quiero que se vaya.
Chris se arrodilló frente a la cama y puso su mano en el hombro de ella.
—Sé que tiene que hacerlo y no le voy a pedir que se quede —continuó
la muchacha—, pero eso no significa que no lo vaya a extrañar. Usted ha
sido tan bueno conmigo…
El llanto no le permitió continuar y prefirió abrazarse de Chris. Cuando
se pudo tranquilizar un poco, Chris le dijo:
—Necesito que me hagas un gran favor: Podremos mantener
comunicación entre ambos mundos por lo menos durante un tiempo. No
sé cómo vayan a estar las cosas de aquel lado y dado que tú eres muy
buena creando remedios naturales, podría requerir de tu ayuda. Así que
necesito que estés pendiente de las noticias que yo les tenga cuando me
haya ido. ¿Crees que puedas hacerlo?
—Cuente con ello, señor Chris —dijo Jade
—Te lo agradezco mucho, y por favor, cuida de tu abuelo —Chris se
levantó para irse, pero Jade lo detuvo de la gabardina.
—Espere un momento. Hay algo que quiero darle —Jade se descubrió el
cuello, se quitó el collar que traía puesto y se lo dio a Chris. Era un bonito
collar de cuerda con un pendiente de cuarzo y ónix con la figura del YingYang—. Este collar siempre me ha traído buena suerte y espero que a
usted le sirva en su viaje.
El viejo y la jovencita se abrazaron.
—Lo voy a extrañar mucho, señor Chris.
—Y yo a ti, mi niña.
—Buena suerte…
Chris se incorporó de nuevo, dio la media vuelta y bajó las escaleras del
que alguna vez fue su cuarto. Al ir caminando de nuevo por los jardines
frontales de vuelta a la calle, la ventana de Jade se abrió de golpe y
escuchó a la chica gritar:
—¡Adiós, señor Chris! ¡Cuídese mucho!
Chris se despidió con la mano y siguió caminando hacia la salida.
*****
Se encontraba parado al pie de una colina. El cielo estaba azul y no
había una sola nube. No se escuchaba un ruido y no había nada de viento.
Comenzó a subir la colina. A pesar de que no había nada detrás de él,
sentía la necesidad apremiante de llegar pronto. Empezó caminando
deprisa, luego corrió más y más fuerte, y a medida que subía, el cielo se
iba oscureciendo. Se escuchó un trueno en la distancia. Ya estaba por
llegar. Apretó el paso mientras el cielo tomaba un matiz rojizo y las nubes
negras ya lo cubrían todo.
Llegó por fin a la cúspide. Del otro lado pudo ver una ciudad que no
conocía. Estaba envuelta en llamas. Detrás de él escuchó un ruido de algo
que se movía muy rápido. Se dio vuelta y vio un bólido azul pasar junto a
él y brincar por el borde de la colina hacia la ciudad en llamas. Pensó en
llamarlo, pero algo distrajo su atención. Una de las nubes se estaba
moviendo. Se dirigía hacia abajo acercándose cada vez más a la ciudad.
Escucho de nuevo algo a su espalda, pero esta vez era algo como una
respiración. Se dio la vuelta y la vio por un instante. Una sombra negra le
devolvió la mirada con ojos rojos y brillantes. De repente se oyó un crujido.
Volteó de nuevo hacia la ciudad. De la nube extraña salió algo como un
rayo de luz que estalló entre los edificios. El resplandor no lo dejaba ver y
el ruido era tan ensordecedor que no le permitía escuchar su propia voz
mientras gritaba con todas sus fuerzas el nombre de Sonic.
Chris despertó con el sonido de su propio grito. Las manos le dolían por
apretar demasiado los puños y estaba bañado en sudor. Con un poco de
trabajo, pudo distinguir que estaba acostado en su cama. Se puso de pie y
caminó hacia la cocina. Necesitaba un vaso de agua fría y algo de aire
fresco.
Momentos después, ya con su vaso en la mano y sentado en la pequeña
terraza que había en su habitación, tuvo tiempo para tranquilizarse y
reflexionar sobre lo que había visto. Había tenido el mismo sueño en
repetidas ocasiones, pero nunca había sido tan lúcido y esta vez había
contenido muchos más detalles, ya que generalmente se interrumpía
cuando él llegaba a la cima de la colina. También esta vez había visto a
Sonic más claramente, pero lo que más lo inquietaba era esa sombra. No
había podido distinguirla bien y no se parecía a nada que hubiera visto
antes.
Trató de pensar en todas las posibilidades. Primero pensó en el
monstruo Caos, que por poco destruyó Station Square una vez, pero no
podía ser, pues la ira de Caos había sido calmada por Tikal y ahora ambos
vivían dentro de la Esmeralda Maestra. Pensó también en Dark Oak, el
líder de los Metarex, pero él había muerto y además tenía una gran
semiesfera púrpura que le servía de ojo, no ojos rojos. Tampoco parecía
uno de los robots creados por el Dr. Eggman. Por último le vino a la mente
la imagen de Shadow. Pero él no era tan grande y además no sería capaz
de destruir una ciudad completa. Sin duda tenía sus problemas de
carácter, pero en general, no era malo y sólo buscaba respuestas.
Chris sintió un escalofrió. No comprendía por qué pensar en Shadow lo
inquietaba tanto. Desde la última batalla con los Metarex, Shadow había
usado el Control Caos para teletransportar el pequeño planeta que estaba
a punto de estallar y evitar que todos fueran destruidos. Desde entonces
nadie había vuelto a conocer su paradero. A pesar de que Chris no había
tenido noticias del mundo de Sonic, algo le decía que Shadow no se había
vuelto a aparecer. Sin embargo, también tenía el presentimiento de que
seguía con vida.
Chris volteó a mirar el cielo. La luna, que antaño había sido
parcialmente destruida y después reparada por Eggman se alzaba
imponente sobre un cielo sin nubes con su mitad de roca y su mitad de
metal. Todo estaba tranquilo y en paz.
“Si hay una amenaza tan poderosa en el mundo de Sonic, es muy
posible que también se extienda a la Tierra”, pensó Chris. “El mundo, sin
duda, tiene sus cosas malas, pero aún quedan personas que luchan para
hacer de él un lugar mejor”. Pensó en sus amigos Danny y Francis, en
Tom, en Jade, en Tanaka… en Helen.
—No voy a permitir que eso pase —dijo con voz decidida mientras se
levantaba para regresar a la cama y tratar de conciliar de nuevo el sueño.
*****
—¿Dices que volviste a tener ese sueño?
—Sí, pero esta vez fue diferente —dijo Chris—. No sé, fue más real.
Francine Willliams dejó su taza de café sobre la mesa y miró a Chris con
algo de consternación.
—Sé qué piensas que estoy loco, Francis, pero yo…
—Yo nunca he pensado que estés loco, Chris —Francis sonrió—, aunque
a veces me das razones para hacerlo.
Chris dejó también su taza de café y miro a su buena amiga. Su pelo,
que alguna vez fue rojo, se había encanecido completamente; tenía
algunas manchas en las manos y varias arrugas por todos lados. Ahora
tenía que usar anteojos para poder ver bien, sin embargo, a pesar de todo
esto, Francis se veía de maravilla. Había conservado su cabello corto y
vestía un elegante traje de diseñador. Después de un tiempo de estudiar
Física con sus amigos, se dio cuenta que su verdadera vocación estaba en
el mundo de la moda. Actualmente era editora de una importante revista,
sin embargo, pese al ambiente en el que se desenvolvía, su personalidad
seguía siendo sencilla y cariñosa con sus amigos. Ella fue la primera que
se enteró de los sueños extraños que había tenido Chris últimamente.
Después del último sueño, ella fue la primera en quien Chris pensó para
contárselo, así que decidió citarla el jueves por la tarde en un pequeño café
para platicar.
—¿Y pudiste ver a Sonic? —preguntó ella.
—Sí y no —dijo Chris—. Tú sabes, sólo vi la ráfaga azul, pero estoy
seguro que era él.
La expresión de Francis se puso seria de pronto.
—¿Lo viste morir?
—No estoy seguro —dijo Chris pensativo—. Lo vi correr hacia la ciudad y
luego la ciudad explotó, pero no lo vi morir concretamente.
—Debes entender que los todos los sueños están llenos de simbolismos.
Normalmente cuando alguien tiene sueños premonitorios, sólo puede ver
lo que es inevitable, así que si no lo viste morir expresamente, puede
significar que el peligro existe, pero aún se puede evitar.
Chris no respondió. Después de un momento Francis continuó.
—¿Qué me dices de la sombra misteriosa?
—No se parece a nada que haya visto antes, pero sin duda era maligna.
Francis se recargó en el respaldo de su silla y dio otro trago a su café.
—Si es tan maligna como dices, entonces hay que hacer algo por
detenerla. Quisiera poder acompañarte.
—Lo siento Francis, sólo se puede…
—Lo sé, sólo una persona puede pasar.
—Pero probablemente voy a poder comunicarme por un tiempo —dijo
Chris—. Si necesito algo…
—No dudes en acudir a mí —terminó Francis.
—Te lo agradezco mucho, amiga.
—Ni lo menciones —dijo ella—. Ahora vete, que tienes muchas cosas
que hacer. Mañana es el gran día.
—Ya lo tengo todo arreglado —dijo Chris—. Sólo me falta esperar.
—Pues no esperes demasiado —Francis le guiñó el ojo—. Suerte, Chris.
Te veré mañana.
*****
—Y continuamos con la cobertura de la noticia más importante del
momento —dijo el presentador del noticiario—. Nos enlazamos con nuestra
reportera Jenny Stuart reportando desde Station Park.
La pantalla mostró la imagen de un parque algo descuidado alumbrado
por el atardecer. Detrás de donde estaba parada la reportera se podía ver
esa estatua vieja. También había algo grande cubierto con una manta y al
frente una amplia mesa con varias personas, entre ellas el aclamado
profesor Thorndyke sentado al centro. Frente a ellos, el mar de reporteros
arremolinados esperando una buena fotografía.
—Gracias Will —dijo la reportera—. Detrás de mí tenemos la maquina
construida por el profesor Christopher Thorndyke. Esta máquina es la que
el día de mañana lo llevará a la dimensión alterna donde habita la criatura
conocida como Sonic el erizo.
Empezaron a pasar imágenes viejas de los días en que el tal Sonic vivió
en la Tierra.
—Sonic llegó a nuestro mundo hace sesenta y tres años, producto de un
accidente generado en su dimensión —continuó diciendo la reportera—.
Junto con él llegaron otras criaturas. Algunos eran amigos como el zorro
de dos colas, Miles Prower o Knuckles el equidna, pero también trajeron al
que en aquel tiempo fue el criminal más peligroso, el Dr. Ivo Robotnik,
mejor conocido como Dr. Eggman.
Las imágenes cambiaron a algunas fotos de un niño de cabello castaño y
ojos azules. La reportera continuó hablando:
—La primera persona con la que Sonic tuvo contacto en este mundo fue
el propio profesor Thorndyke, quien entonces era un niño. Sonic estuvo
viviendo en la mansión Thorndyke durante su estadía en este mundo y
ambos se volvieron buenos amigos. Después de un tiempo llegó el día en
que Sonic y compañía tuvieron que regresar a su mundo y desde entonces
no los hemos vuelto a ver, sin embargo el profesor Thorndyke tuvo éxito en
viajar a su mundo por primera vez cuando tenía dieciocho años. El
profesor dijo en una entrevista anterior que su viaje había sido posible por
una rara coincidencia espacio-temporal, que justamente se repetirá el día
de mañana con la alineación de los planetas y que permitirá el segundo
viaje del profesor.
La imagen volvió al parque con la reportera.
—Ahora el profesor se dispone a dar una rueda de prensa respecto a su
viaje de mañana. Vamos con mi compañero James Brown, quien ya se
encuentra en la fila de reporteros para hacerle unas preguntas al profesor.
La pantalla ahora mostró más de cerca al profesor y sus colaboradores.
—¿Cuánto tiempo piensa estar en el mundo de Sonic, profesor? —
preguntó alguien.
—No estoy seguro. El tiempo que sea necesario para llevar a cabo mi
investigación.
—¿La transportación no es peligrosa para su salud?
—El tiempo avanza diferente en ambos mundos, así que es posible que
cuando llegue allá, sea un hombre más joven —dijo el anciano con una
sonrisa.
—¿Qué va a pasar con el futuro de la Corporación Thorndyke cuando se
vaya?
—Todos los asuntos han sido arreglados para que las cosas sigan
funcionando como hasta ahora. No hay por qué preocuparse —esta vez
contestó un hombre negro que estaba sentado a la derecha del profesor y
que, según la pantalla era Daniel Matthews, Director Financiero de la
Corporación Thorndyke.
—¿Y cuáles son sus motivos para realizar este viaje? —preguntó otro
reportero.
—Me gustaría hacer una investigación sobre el mundo de Sonic.
—¿No tiene otros motivos?
—Mis motivos son puramente científicos, aunque de paso quisiera
saludar a mis viejos amigos…
El General Anthony Grey apagó el televisor y lanzó el control remoto al
suelo.
—¡Hipócrita! —dijo en un tono entre enojado y divertido—. Motivos
puramente científicos… ¿Acaso me crees estúpido?
Se puso de pie y empezó a caminar por su habitación. Ante los medios,
Thorndyke había manejado todo el asunto de su viaje como si sólo fuera
una tonta práctica de campo, pero Grey sabía que había algo más. Tan
sólo unas horas antes lo había seguido a esa cafetería donde Thorndyke le
platicó a su amiga sobre sus supuestos sueños premonitorios.
“Ese viejo chiflado cree que sabe algo, pero no tiene la menor idea de
qué”, pensó. “Pronto la tendrá. Ya que insiste tanto en su viajecito idiota,
nosotros le daremos a él y a sus amiguitos un viaje que nunca olvidarán”.
El sólo pensar en eso, le arrancó al General una sonrisa de satisfacción.
*****
—¡Hoy es el gran día!
—Así es Tom. Ya sabes lo que tienes que hacer —dijo Chris mientras se
acomodaba el traje especial que había diseñado.
En realidad era casi igual a un traje de motociclista cualquiera y se
parecía al uniforme que usaba aquel antiguo escuadrón de policía
motorizada del cual su tío Sam Speed era líder. La diferencia era que ese
traje tenía la capacidad de adaptarse al cuerpo del que lo usara y
mantener su temperatura, presión sanguínea y ritmo cardiaco estables, ya
que cualquiera de éstos podía afectarse con el viaje entre dimensiones. Sin
mencionar que era probable era que Chris llegara más joven y más alto al
mundo de Sonic. No sabía a ciencia cierta cómo transcurría el tiempo en
aquel lugar, pero la vez pasada que viajó, llegó cinco años más joven. En
aquel entonces había sido una molestia porque tenía el cuerpo de un niño
de trece años, pero ahora sería, sin duda, una ventaja enorme.
—Para usted es más fácil —comentó Tom con algo de fastidio mientras
se peleaba con su corbata de moño—. Yo llevo horas tratando de
acomodarme esto.
—¿Ya está todo listo? —preguntó Danny que acababa de llegar al
laboratorio.
—¡Vaya, sí que te ves deslumbrante! —dijo Francis que llegó después de
Danny—. Alguien tiene que escribir un artículo sobre ese traje tuyo.
—Espero poder leerlo algún día —dijo Chris.
—Por cierto, mira a quién me encontré en el camino —dijo Francis al
tiempo que Jade entraba en el laboratorio. Tom dejó de acomodarse la
corbata.
—Hola señor Chris, se ve muy bien —comentó la muchacha.
—Y ni que decir de ti. Te ves de maravilla —respondió Chris.
Jade traía puesto un bello kimono azul con flores bordadas en dorado
que acentuaban el color de sus ojos. Su cabello negro estaba arreglado en
una cola de caballo atado con una cinta de seda.
—Creo que no conoces a mi mano derecha. Jade, te presento a Tom —
continuó Chris—. Tom, ella es Jade, la nieta de mi maestro de artes
marciales.
Ambos jóvenes se dieron la mano. Chris miró divertido como la cara de
Tom se ponía colorada ante la sonrisa tímida de Jade.
—Ya debemos irnos —anunció Danny—. Nuestro transporte espera.
Afuera, una limosina negra estaba estacionada. El chofer detuvo la
puerta hasta que pasaron todos.
—Una caminata hubiera bastado —le dijo Chris a Danny cuando el auto
se puso en marcha.
—Oye, no todos los días un científico famoso cruza a otra dimensión —
respondió Danny—. Además la vez pasada te fuiste sin siquiera despedirte,
así que me la debes.
Chris no pudo responder y mejor se quedó callado.
—Mi abuelo me pidió que le diera sus saludos y sus disculpas por no
poder venir —dijo Jade.
—Dale las gracias y dile que no se preocupe —respondió Chris.
En el parque, la multitud de gente ya esperaba ansiosa. Cuando la
limosina llegó, la multitud de reporteros con cámaras y micrófonos se
arremolinaron alrededor. Los primeros en bajar fueron Jade y Tom,
seguidos por Francis, Danny y por último, con algo de trabajo, Chris.
Se aceraron por el sendero que tenían marcado hacia el centro del
parque donde habían colocado una tarima y un estrado. Detrás estaba la
máquina, que consistía en un gran aro donde se abriría el portal y un
puesto de control desde donde Tom pondría todo a funcionar. Detrás de
todo esto se erguía la estatua recién reparada de Sonic. Se podía haber
organizado el evento en otro lugar, pero Chris insistió en que se hiciera en
ese parque y de paso logró que repararan la vieja estatua.
En la tarima los estaban esperando el presidente, algunos secretarios, el
comandante mayor del ejército y la asesora en jefe de seguridad del
presidente, que no era nada menos que Topaz Johnson, esposa de Tanaka
y abuela de Jade. A pesar de ser una mujer de edad avanzada, se
mantenía completamente erguida y transmitía un aire de seguridad y algo
de dureza, sin embargo sus ojos azules seguían siendo cálidos y la sonrisa
que esbozó cuando vio llegar a Chris y los demás fue de verdadero gusto.
En general daba la apariencia de ser una mujer maternal pero bastante
estricta. Fue ella la primera en saludarlos.
—Me da mucho gusto verlos —dijo con sinceridad—. ¿Ya está todo listo?
—Sólo falta esperar el momento de la alineación —dijo Chris mientras le
estrechaba la mano.
—Supongo que eso nos dará la oportunidad de unas cuantas palabras,
¿no, profesor? —esta vez fue el presidente quien se dirigió a Chris. El
presidente era un hombre de unos cincuenta años, alto y de complexión
robusta. El cabello café oscuro ligeramente alborotado y barba y bigote
abundantes. Su expresión era amable, pero al igual que su asesora, se veía
que podía ser duro cuando la situación lo requiriera.
Todos los presentes se saludaron y luego el presidente se acercó
solemnemente al estrado, se aclaró la garganta y con un movimiento de la
mano, hizo el silencio.
—¡Queridos amigos! —comenzó—. Hoy es un día muy especial para la
ciencia, para la nación, pero sobre todo, para la humanidad. El día de hoy
se abrirá una nueva puerta que nos permitirá explorar nuevos horizontes.
Hoy es el día en que recordamos aquella ocasión, hace ya mucho tiempo,
en que recibimos la visita de unos seres extraordinarios que, a pesar de
ser en un principio rechazados e incluso maltratados debido a nuestro
miedo y nuestra ignorancia, hicieron tanto por nuestro pueblo y por
nuestro planeta.
»Recordemos también aquel día en que por beneficio, más no por gusto,
de todos nosotros, partieron con una sonrisa y con la promesa de
volvernos a encontrar. Ese día es hoy y es ahora. Ahora nuestros caminos
se juntan de nuevo y es gracias a este magnífico hombre. Por eso, hoy es
un día de júbilo y alegría, de fiesta y celebración, pero sobre todo de
conciencia y acción.
»Aquel día de la partida, nos dejaron la sonrisa y el agradecimiento, pero
más que nada, la responsabilidad y el compromiso de cuidarnos entre
nosotros y a nuestro mundo. Este hombre, que ha seguido el ejemplo que
nos dejaron y que también ha dedicado su vida a ayudar a la humanidad,
nos viene a recordar en este día que debemos renovar ese compromiso. Así
que sin más preámbulos, los dejo con el hombre que será ese vínculo entre
nuestros dos universos, el profesor Christopher Thorndyke.
Y dicho esto, se apartó del estrado y dio paso a Chris mientras la
multitud rompía en aplausos y gritos. Chris se aclaró la garganta y se
quedó un momento viendo a la gran multitud que tenía frente a él hasta
que ellos dejaron de aplaudir.
—¡Muchas gracias a todos! Esto sobrepasa con mucho todo lo que yo
hubiera imaginado. No tengo mucho que decir, excepto que agradezco
enormemente el apoyo de mis amigos y de todos ustedes. El señor
presidente tiene toda la razón al decir que debemos renovar el compromiso
de cuidar nuestro mundo y cuidarnos los unos a los otros.
Chris titubeó por un segundo y volvió a dirigir una mirada a su
alrededor. Después continuó con un tono de voz más serio.
—Debemos estar preparados para las adversidades que se nos
presenten en el futuro, y la única forma de estarlo es a través de la
esperanza y la unión. Con lo que voy a hacer en unos momentos quiero
traerles nueva esperanza, pero estar unidos depende de todos y cada uno
de nosotros. Sólo así podremos enfrentar y superar los problemas que
puedan venir más adelante. Muchas gracias.
Chris se retiró del estrado, pero no regresó donde estaban sus amigos,
sino que se dirigió hacia su máquina. La gente volvió a aplaudir
alegremente, pero Danny y Francis intercambiaron una mirada
preocupada, pues sabían que lo que Chris había dicho tenía directa
relación con sus premoniciones. A Topaz tampoco se le escapó ese detalle.
Después de un momento, uno de los asesores del presidente tomó la
palabra y pidió a los presentes que permanecieran en su lugar, ya que en
unos momentos ocurriría la alineación planetaria que permitiría que se
abriera el portal interdimensional por el cual transitaría el profesor.
Un par de técnicos se encargaron de quitar el estrado y hacer espacio
para los últimos preparativos. El presidente y los demás ocuparon sus
lugares en unas pequeñas gradas que se habían dispuesto en un extremo
de la tarima de modo que los únicos que quedaban en el área de trabajo
eran Chris, que se terminaba de ajustar su traje y se ponía su casco, y
Tom, quien tomo su lugar detrás de la estación de control.
Después de que Tom ajustara algunas cosas, la maquina se encendió y
comenzó una cuenta regresiva de tres minutos en una pantalla gigante
que estaba entre la máquina y la estatua de Sonic. Chris se dirigió al
centro de la tarima y agito el brazo en señal de despedida. Todo el público
comenzó de nuevo a aplaudir. El presidente, Danny, Francis, Jade y Topaz
bajaron de las gradas y se acercaron a él.
—Cuídate mucho amigo —dijo Danny dándole un abrazo a Chris.
—Y dile a Sonic y a todos que les mandamos un saludo —dijo Francis.
—Mucha suerte, profesor —dijo el presidente dándole la mano—.
Contamos con usted.
—Lo voy a extrañar, señor Chris —dijo Jade con lágrimas en los ojos.
—Y yo a ustedes —dijo Chris dándole un fuerte abrazo.
Tom se había acercado a donde estaban.
—Gracias por todo, profesor —dijo estrechando la mano de Chris.
—Gracias a ti, muchacho, por creer en mis locuras —respondió Chris.
La ultima en despedirse fue Topaz, quien se acercó con Chris y le dio la
mano.
—No sé qué quisiste decir hace un momento, chico —dijo viéndolo
fijamente a los ojos—, pero cuenta con que estaremos preparados para lo
que sea.
—Te lo agradezco mucho, Topaz —dijo Chris con una sonrisa de
gratitud.
Después de las despedidas, Chris se encamino de nuevo hacia la
máquina. Tom volvió también a la estación de control. La cuenta regresiva
marcaba un minuto y medio. Chris tomó de una mesita junto a la estación
de control el estuche con su espada y una mochila que traía algo de ropa,
varios instrumentos, herramientas y otras cosas. No había una sola nube
en el cielo, sin embargo, de pronto se oscureció notablemente. La
alineación había comenzado. “Ya falta poco, Sonic”, pensó Chris.
De pronto un hombre subió a la tarima y se dirigió hacia donde estaba
Chris, tomando a todos por sorpresa. El extraño se detuvo a unos pasos y
se acercó lentamente con la mano extendida hacia el profesor.
—¡Deténganlo! —ordenó el presidente.
—Vengo en son de paz —dijo el hombre levantando las manos—. Sólo
quería desearle suerte al profesor. ¿Ya no me recuerda, señor presidente?
Todos voltearon a ver al presidente, quien se quedó mirando al hombre
con gesto bastante sorprendido y algo alterado.
El extraño era un hombre alto, de aproximadamente la edad del
presidente, cabello corto y considerablemente canoso, ojos azul hielo y
bigote bien delineado. El hombre bajó los brazos, sonrió maliciosamente y
se dirigió de nuevo a Chris.
—Soy en General Tony Grey. Sólo venía a desearle mucha suerte en lo
que sea que vaya a hacer a la otra dimensión, profesor Thorndyke —luego
hizo una pausa—. Ojala no encuentre muchos peligros.
Dicho esto, se dio la media vuelta y se fue. Todos se quedaron
boquiabiertos y sin moverse hasta que una voz femenina los sacó de su
ensimismamiento.
—El portal se abrirá en treinta segundos —dijo la voz computarizada de
la máquina.
—¡Profesor, ya es hora! —dijo Tom alarmado.
Chris dio una última mirada a sus amigos, se bajó la careta de su casco
y tomó su mochila y su espada. Tom se puso unos audífonos con
micrófono.
—¿Me escucha, profesor? —dijo la voz de Tom desde dentro de casco.
—Fuerte y claro, Tom —se escuchó a través de los audífonos de Tom.
—El portal se abrirá en diez… nueve… ocho… siete —contó la máquina.
—¡Todo listo! —dijo Tom.
Había gran tensión en el ambiente. Todos miraban con gran expectación
como quien está a punto de presenciar un acto de magia.
—Tres... dos… uno… ¡encendido!
El aro gigante saco chispas y de pronto comenzaron a salir rayos que se
entrelazaban entre si hasta que la superficie del aro por donde antes se
podía ver la estatua de Sonic era un espejo de luz muy brillante.
—¡Mucha suerte, profesor! —dijo Tom por su micrófono.
Chris miró un momento el portal reluciente, volteo una vez más a ver su
planeta, su gente y sus amigos, se despidió de nuevo con la mano y
camino hacia la luz mientras sostenía con firmeza en una mano su espada
y en la otra el amuleto que le había dado Jade y un medallón con la
fotografía de Helen.
Entró por el portal. Todo era muy brillante y cálido, de pronto sintió
como si comenzara a flotar y sintió un leve jalón. Después dejó de sentir y
todo se volvió un remolino de luz que lo alejaba de la faz de la Tierra.
Notas del Autor:
Primero que nada, gracias por llegar hasta acá y espero que les haya
gustado. Este es mi debut como escritor de FanFics (y de cualquier otra
cosa), así que les pido su comprensión y sobre todo su paciencia para los
que les haya gustado y quieran seguir leyendo, pues soy un poco lento
para esto.
¡¡Finalmente he terminado el primer capítulo!! Como lo habrán notado,
todo el capítulo está basado en Chris. Algunos, sobre todo la gente a la que
no le gusta Chris, se han de estar preguntando dónde está Sonic. Primero
que nada, despreocúpense porque voy a profundizar sobre los demás
personajes mucho más que sobre Chris. De hecho a mí tampoco me gusta
mucho la personalidad debilucha que le dieron, sobre todo al principio la
serie, pero hay que aceptar, nos guste o no, que Sonic X no sería lo mismo
sin él. Por eso mi intención es darle a él y a todos los personajes (sobre
todo a los menos populares) una oportunidad de mostrar un lado más
maduro y complejo. También quiero dejar de lado las personalidades
unidimensionales como la de la chica eternamente enamorada (Amy), o el
buscapleitos fuerte y cabeza-hueca (Knuckles), y darles a todos
personalidades más complejas (o al menos esa es mi intención). Pero no se
preocupen, eso se irá viendo a su tiempo.
Acerca de los nombres les puedo decir que odio como castellanizaron todos
los nombres de los personajes en la versión latinoamericana, así que voy a
dejar los nombres originales (Shadow, Tails, Eggman, etc.), aunque sí voy
a traducir los nombres de algunos objetos como las Esmeraldas Caos.
Con todo esto dicho, espero que les haya gustado, y si así fue, vayan ahora
a leer el segundo capítulo y no olviden seguirme en los links que les dejaré
abajo.
Pueden encontrarme en:
http://mx.youtube.com/DarkTailsXZ
http://darktailsxz.deviantart.com/
http://www.fanfiction.net/~darktailsxz

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