AFIRMARSE EN LA LUCHA Aunque siempre estamos en camino
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AFIRMARSE EN LA LUCHA Aunque siempre estamos en camino
AFIRMARSE EN LA LUCHA Aunque siempre estamos en camino, como peregrinos de la vida, el camino tiene distintas etapas. Hay momentos en los que no nos fijamos en el camino ni en las cosas que nos rodean sino que miramos el horizonte y nos proyectamos hacia el futuro, marcamos un rumbo hacia algún punto lejano al que nos dirigimos. Y hay otros momentos en los que fijamos nuestros ojos en el camino, en las cosas que hacemos, en las personas con las que convivimos, en nuestro trabajo, en nuestro entorno y en nuestras necesidades diarias. De alguna manera las elecciones de autoridades, presidente, senadores, diputados, gobernadores, ha sido un momento para proyectar nuestro futuro y elegir la orientación que queremos seguir en el futuro en el país. Nos hemos puesto a marcar la cancha y a formar el equipo con el que jugaremos este partido durante los próximos cinco años, para usar una figura deportiva familiar a todos. A esta altura ya se han definido los roles y los equipos de transición política ajustan los engranajes para la nueva etapa que empezamos. Por su parte la Iglesia católica, con la elección del Papa Francisco, también se ha marcado un rumbo, de alguna manera ha entendido que el mundo ha dejado de girar sobre el eje de Europa y se ha abierto a ser dirigida desde otra perspectiva. En esta nueva etapa, el énfasis particular del Papa, con gestos y palabras, en el ejercicio de una autoridad que se muestra en el servicio y no en los privilegios, en una cercanía y auténtica preocupación con los excluidos y las víctimas de este mundo, nos señala el verdadero nuevo rumbo que debemos seguir como cristianos. San Ignacio de Loyola nos enseña a hacer la “composición de lugar” antes de entrar en la acción de la meditación, a mirar el lugar en dónde estamos, ver y tocar a las personas, oír lo que dicen, sentir la situación, hacernos presentes en la vida concreta, dejarnos mover por lo que viven las personas, preguntarnos lo que debemos hacer, cómo debemos responder a la realidad que nos toca. Es el tiempo de ponerse a caminar activamente, entrando en la realidad concreta, en contacto con lo que pasa, con la gente y su vida, con sus desafíos y necesidades, estando a su lado y acompañando sus iniciativas para responder a los problemas que enfrentan. Como un botón de muestra de las dificultades que enfrentamos, nos topamos con el desvío de 4 mil millones de guaraníes, más de la mitad del presupuesto anual de las 19 Escuelas Agrícolas Privadas, entre ellas 3 de Fe y Alegría, situadas en Arroyito – Concepción, Kambá Rembé – San Pedro, y San Joaquín – Caaguazú. Este desvío de fondos por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería ha dejado sin pagar hasta ahora los salarios a docentes de las escuelas desde comienzos de este año. La Federación de las Escuelas Agropecuarias, después de intentar infructuosamente una solución, ha dado pasos para presionar a las autoridades a través de manifestaciones y cierres de rutas y calles, de modo que respondan a sus demandas. Acompañamos estas medidas y nos hacemos solidarios con la lucha de esta Federación y de otras asociaciones. Su movilización es una muestra de que los tiempos que corren no son para esperar sentados que las cosas ocurran, sino que es tiempo de apretar el paso y afirmarse en la lucha para conquistar los derechos que con frecuencia son ignorados por los mismos que por oficio deberían dirigir sus esfuerzos para dignificar a la gente, particularmente a los más pobres. Ndaipóri jurujái ha jaha rei katu hese. Pa’i Alberto Luna, SJ.