Ha quedado demostrada una y otra vez la enorme capacidad que
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Ha quedado demostrada una y otra vez la enorme capacidad que
Ha quedado demostrada una y otra vez la enorme capacidad que los medios masivos tienen en la conformación de la manera de ver el mundo y la vida por parte de los individuos y las sociedades en general. La radio, la TV y el cine han incidido, desde su aparición, en la configuración de los valores, creencias, hábitos y estéticas que determinan, de algún modo, nuestra forma de pensar el mundo y vivir la cotidianeidad. Utilizar un medio masivo como la televisión es un camino efectivo tanto para comunicar y divulgar información sobre los principales problemas que afectan hoy la salud de los uruguayos, como para sensibilizar y educar a la población para mejorar su calidad de vida. Se procuró sensibilizar al telespectador con relatos audiovisuales descriptivos, vivenciales, reflexivos, que por su seriedad en el manejo de los contenidos y su calidad técnica cumplieran con los estándares que requiere la emisión televisiva en horario central. El poder de la expresión de los casos –protagonistas- elegidos para narrar nuestras historias (personas con discapacidad, madres adolescentes, niños en situación de calle), tiene un efecto de impacto en el público que no lograría un presentador “cualquiera”. Pero como el tratamiento del tema es serio y puramente documental (des-ideologizado), ese efecto conmovedor en el público no queda asociado a “sensiblería” sino a una apelación honesta a la observación y reflexión. La estructura narrativa por la que optamos –historias de vida- es ideal para garantizar al equipo responsable una acercamiento sistemático y profundo a los temas. El contacto directo con la “empira”, además de intenso y enriquecedor del punto de vista humano, confiere rigor a la investigación. El estilo elegido para las narraciones –dinámico, fluido, relajado- fue también un acierto. Desde la escritura misma de los guiones, nos propusimos evitar caer deliberadamente en tonos oscuros (en valoraciones); intentamos en cambio presentar la vida misma de los protagonistas con todos los matices –con todas las sombras y las luces- que cada una encierra. Esta opción determinó que temáticas que tradicionalmente incomodan hasta alejar al espectador medio, fueran toleradas, seguidas y procesadas hasta el final. La efectividad de los resultados tuvo que ver no sólo con el rigor en la conducción de la investigación y en el manejo de los contenidos, sino también con la calidad creativa, técnico-realizativa, de los documentales. Ni por un instante se descuidó el hecho de que los documentales deben ser productos audiovisuales de calidad, capaces de conquistar la atención del especialista pero también del espectador corriente. Con el ciclo documentales Salud 2001 el equipo realizador, junto con las instituciones que financiaron y apoyaron el proyecto, dimos un paso en la concreción de algo inédito en nuestro país: lograr que un canal de TV abierta diera lugar a un ciclo de documentales sobre problemáticas que afectan el desarrollo humano. El vínculo con las instituciones que apoyaron y financiaron este proyecto, fue en todo sentido excelente. Como equipo responsable de la realización del ciclo 2001 podemos afirmar con propiedad que el respaldo y el acompañamiento del Ministerio de Salud Pública y de UNICEF, a lo largo de todo el proceso, fue inmejorable; y en la misma línea, la confianza que el Banco de Previsión Social depositó en este emprendimiento, fue también fundamental. Por otra parte, es un hecho inédito que estas tres instituciones –MSP, Unicef y BPS- se unieran en un esfuerzo de esta naturaleza: sentimos el privilegio (y la necesidad de agradecer) por ser parte de un proyecto tan único y con interlocutores/referentes tan valiosos.