Archivo 2

Transcripción

Archivo 2
viernes
La revista de
27.06.14
Nº 04
Mapuches 2.0
Homenaje al motoquero Ricky Godoy / Arte, gastronomía, panoramas, crónicas y moda
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viernes_cultura
El equipo recomienda
Series, documentales, libros, música y cosas que nos gustan
Un viaje por la música rave
Documental futbolero
Serie sobre la mafia
Energy Flash
Maracaná
Roma Criminal
Por Yvonne Trigueros
Por Natalia ramos
Por Henriette De Visscher
Energy Flash
Autor: Simon Reynolds
Editorial Contra
Barcelona, 2014
Páginas 688
editorialcontra.com
Maracaná (2014)
Directores: Sebastián
Bednarik y Andrés Varela
72 minutos
netflix.com
En 1998 se publicó Energy Flash: A
journey through Rave Music and Dance
Culture. Obra de Simon Reynolds
(Londres, 1963) que se considera, a día de
hoy, el mejor libro sobre la cultura de baile
y la música rave.
La bibliografía básica sobre música contemporánea
publicada en español tenía hasta ahora una
imperdonable deuda: Energy Flash jamás se había
traducido a nuestra lengua.
Se trata, de una obra esencial que documenta
la evolución de los sonidos y movimientos más
radicales de la música de los últimos treinta años,
paso a paso. Tras un prólogo centrado en la escena
disco de los 70, el primer capítulo aterriza en
Chicago y el boom del house avanzando hasta su
popularización a nivel europeo a finales de los 90.
Reynolds, una vez más, utiliza su afilada pluma
de historiador crítico y gran melómano para dar
cuenta del carácter transformador a nivel social
que tiene la música, así como de los más insólitos
rituales de la subcultura urbana.
Se trata de una de las hazañas
más grandes en la historia
del fútbol. La selección
uruguaya llegó a disputar la
final del Mundial de Brasil de
1950 contra del equipo local y favorito
absoluto del torneo. La Celeste, contra
todo pronóstico y contraviniendo las
instrucciones de su DT de hacer un juego
defensivo, salió a la cancha a atacar y
triunfó 2 a 1.
Pero el suceso conocido como el
Maracanazo fue más que ese partido de
fútbol en el mítico estadio de Río de Janeiro,
y así lo demuestra este documental, que
se estrenó en marzo y que rescata el relato
de sus protagonistas y muchas imágenes
inéditas. Dirigido por Sebastián Bednarik
y Andrés Varela, este trabajo muestra la
humildad de la selección uruguaya, el
liderazgo del que fue su capitán, Obdulio
Varela, y cierta utilización política del
Mundial. También, evidencia la pedantería
del pueblo brasileño que dio por seguro un
resultado y se preocupó de la fiesta antes de
haber ganado. Maracaná muestra cómo ese
16 de julio definió la personalidad charrúa,
que hoy mira con nostalgia su último triunfo
en un mundial.
Roma Criminal (Romanzo Criminale, en
italiano) es una pequeña joya. Esta serie
sobre la mafia italiana –que podríamos
compararla con una película, tanto por
la trama como por la calidad– cuenta la historia de
amistades que fueron por un tiempo inquebrantables
y luego quedaron desmanteladas por el dinero o por la
droga. Aquí se presenta y mezcla con equidad la Roma
del lujo excéntrico y la de los yonkis que llegarían a
matar por una dosis de droga. La serie está basada
en la homónima novela de Giancarlo de Cataldo en
donde El Libanés, Freddo, Dandy y Buffalo son los
protagonistas de una pequeña banda que lo arriesga
todo para llegar a conseguir todo lo posible de Roma.
En sólo dos temporadas y un final grandioso, Roma
Criminal será un manjar para los amantes de las
historias de intriga y mafia. Con una estética negra y
una trama enviciante, además de una banda sonora
buenísima, esta serie pinta el mundo mafioso de Italia
en los años 70 con una calidad estética preciosa y
podría entrar con cabeza en alto a la liga de las grandes
series americanas. Recomiendo verla en su versión
original y con subtítulos para no perderse el encanto e
intencionalidad del italiano.
Este Viernes
Roma Criminal (2009)
Creador: Giancarlo De
Cataldo
2 temporadas, 22 capítulos
Disponible en DVD
revistaviernes.cl
@RevistaViernes
No han vivido en rucas, no se comunican en mapudungún y su relación con la tierra se limita a lo transmitido por sus
familiares o a vivencias veraniegas. Forman parte de la primera generación de profesionales de sus familias. Y se
describen a sí mismos como mapuches urbanos. Su lucha recién comienza. Página 14
revistaviernes
La ilustración de la portada es de Edith Isabel
Vicepresidente ejecutivo: Felipe Edwards del Río • Director: Víctor Carvajal Navarrete • Editora general revista Viernes: Viviana Flores Marín
Representante legal: Alejandro Arancibia Bulboa • Dirección y redacción: Avda. Santa María 5542, Santiago, Chile. Teléfono: (56-2) 2330 1111. www.revistaviernes.cl.
Correo electrónico: [email protected]. Venta de publicidad: (56-2) 2330 2963. Impresa en Sistemas Gráficos Quilicura S.A.
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Bienvenidos
Plato tradicional
Las salteñas son una preparación similar
a las empanadas. En Santiago se pueden
pedir a domicilio en comidaboliviana.cl
Por Henriette De Visscher / Foto: Sabino Aguad
Un catálogo humano de los extranjeros que están cambiando Chile
José Gabriel Cajías, boliviano
35 años
Jefe de marketing experiencia Sony
En Chile hace 5 años
Le gusta bailar salsa
“El segundo marido de mi mamá era chileno-alemán, así
es que cuando era chico vine varias veces con ellos. Chile es
un país más ordenado que Bolivia, casi no hay corrupción. Eso
hace más fácil planificar el futuro.
Me gusta el humor de los chilenos, tienen doble sentido
y son buenos para echar la talla. Cuando como mariscos
siempre me tiran bromas por el tema del mar. Yo me lo tomo
con humor y de a poco he aprendido a echar la talla también.
Conozco a muchos bolivianos que viven en Santiago y nos
juntamos a celebrar las fiestas patrias o a ver los partidos de
fútbol. Siempre comemos salteñas, una especie de empanada,
pero más jugosas y más ricas que las de pino que comen acá.
Los chilenos tienen miedo de la imagen que tienen los
bolivianos de ellos, pero en realidad la población boliviana no
tiene una mala impresión. Los problemas entre los dos países
vienen de los políticos y de los gobiernos, no de la gente”.
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talleres
fiesta gay
gnocchis
conciertos
danza
Por Juan José Richards
Ilustraciones: Constanza Figueroa y Alejandra Apablaza
05 de julio Stgo Maker Space
Taller Mi Primer Robot
Hasta el 05 Centro de Extensión Artística y
de julio Cultural de la Universidad de Chile
Danza chilena x 2
Providencia 043, Metro El director del Ballet Nacional Chileno, Mathieu
Baquedano, Santiago Guilhaumon, invitó a los talentosos coreógrafos
20:00 Elías Cohen y Sebastián Belmar a realizar dos
propuestas coreográficas en torno al concepto de
Desde $3.000 identidad. El primero creó ¡Locker! La danza por
Estacionamientos por dentro, que muestra el mundo tras bambalinas de
Ramón Carnicer una compañía de baile y el segundo creó 8,8 una
obra inspirada en las fuerzas tectónicas del
Hay bicicleteros terremoto del 27/F. Ambas son interpretadas
ceacuchile.com exclusivamente por los bailarines del Banch.
Avenida Italia 850, Providencia Para los niños, entre 6 y 14 años, que quieran
aprender o disfruten con circuitos eléctricos,
10:30 a 13:00
el colectivo Stgo Maker Space dicta un taller
$25.000 de iniciación en la robótica. Durante la
Estacionamientos por mañana, los minicientíficos construirán un
Avenida Italia pequeño robot ensamblando piezas de
madera, papel y cartón, que luego podrán
Hay bicicleteros manejar a control remoto. Hay espacios
Inscripciones en habilitados para que los papás esperen a sus
stgomakerspace.com hijos mientras aprenden y disfrutan del curso.
Hasta el 03 Galería D21
de julio Fotografías de Vilches
29 de junio Centro Cultural
Diana Santiago
Gnocchis del 29
Arturo Prat 435, Metro Toesca La cineasta Denise Elphick viene
perpetuando desde el 2013 la tradición
19:00
argentina de comer gnocchis los 29 de cada
$5.000 un plato de gnocchis y mes para tener buena suerte. Desde hace
una copa de vino dos meses lo hace en el Centro Cultural
Estacionamientos por Diana Santiago, detrás de los tradicionales
Arturo Prat Juegos Diana. En colaboración con el grupo
de arquitectos Toma, el colectivo MAFI y los
Hay bicicleteros alumnos de la FAU, 35 voluntarios cocinarán
facebook.com/pages/ este domingo para más de 200 personas, a
Diana-Santiago las que recibirán en un comedor comunitario.
Nueva de Lyon 19, departamento El año 2010 el premiado artista nacional Eduardo
21, Metro Los Leones Vilches, grabador del Taller 99, profesor emérito
Entrada liberada de la PUC y expositor en las bienales más
importantes del mundo, recorrió el cementerio de
Estacionamientos por Av. Punta Arenas con su cámara digital Nikon D60 al
Providencia 2185, $800 cada cuello. Ahí retrató cómo la luz caía sobre los
media hora jardines de cipreses y la arquitectura de los
Las bicicletas se pueden dejar en solemnes mausoleos, interesado por la
la terraza de la galería interacción entre los árboles “convertidos en
departamento21.cl/galeria-d21 personajes y la arquitectura creada en memoria
de los que ya no viven en este mundo”. El
resultado son 25 imágenes de formato mediano
que se pueden ver hasta el próximo jueves.
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viernes_en ruta
27 de junio al Centro Mori del
13 de julio Parque Arauco
Teatro de machos
28 junio Teatro Italia
Fiesta Gay
Avenida Italia 810, Providencia Aunque las organizaciones que luchan por la
igualdad de derechos para las personas LGBT
23:00 a 5:00
suspendieron la marcha de este sábado debido al
$7.000 partido de Chile, el ánimo de celebrar se mantiene.
Estacionamientos por Y es que mañana se cumplen 45 años desde los
Avenida Italia disturbios de Stonewall, las manifestaciones gay
que en 1969 surgieron espontáneamente en las
Hay bicicleteros calles del Greenwich Village, en Nueva York, en
lemonlab.cl contra de la represión. La fiesta en el Teatro Italia
contará con cuatro djs y las dobles de Lady Gaga
y Rihanna, quienes harán un show especial.
Av. Kennedy 5413, Subsuelo La obra La sexualidad secreta de los
Boulevard del Parque Arauco, hombres es uno de los mayores éxitos
Las Condes teatrales del dramaturgo y siquiatra Marco
General $10.000 Antonio de la Parra: ha sido nominada al
Altazor por la dirección teatral y a los
Estacionamientos en el premios Apes por la dramaturgia. Y a partir
Parque Arauco de hoy estrena una nueva -y breveHay bicicletero temporada. Desde el niño que descubre su
virilidad frente al espejo, hasta el hombre
centromori.cl/teatros/
parque-arauco maduro que pierde la batalla contra el
cuerpo, la obra reflexiona sobre la identidad
sexual de los machos con ironía y humor.
28 junio Teatro La Cúpula
Fiesta y reggaetón
Parque O’Higgins, metro El dúo de reggaetón Plan B, compuesto por
Rondizzoni los primos puertoriqueños Chencho y Madly,
22:00 ha colaborado desde los inicios de su
carrera el 2002 con artistas de la talla de
$20.000 Daddy Yanqui y Guelo Star. Ahora la
Estacionamientos por agrupación llega a Santiago para hacer
calle Rondizzoni bailar y gozar con un concierto y una mega
fiesta que denominaron “Candy Night”.
Hay bicicleteros Éxitos como “Es un secreto”, “Por qué te
teatrolacupula.cl demoras”, “Si no le contesto” resonarán en el
Teatro La Cúpula para todos los
reagaettoneros de corazón este sábado.
28 de junio Sala SCD Bellavista
Recital de Mauricio Redolés
Santa Filomena 110, Recoleta. Los noventa están de moda y una buena
Metro Baquedano. manera de recordarlos es escuchando
21:00 discos que sonaron como himnos de esa
década. "¿Quién mató a Gaete?," de
Preventa $6.990 y puerta Mauricio Redolés, se transformó en una
$9.990. de las piezas clave y este sábado volverá
Entradas a la venta en Ticketek y a ser coreada. El poeta y cantante se
en boleterías de la sala. presentará junto a su banda “Los
Descuentos” en un concierto en el que
Estacionamientos por Pío Nono
esquina Bellavista. recordarán sus grandes temas.
www.mauricioredoles.cl
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viernes_gastronómico
La guía rica
Los datos imperdibles de la semana para aprender, comer y disfrutar
Ilustraciones: Catalina Bu
En marzo entró en
vigencia la Ley 20.729,
que obliga a los
restaurantes a sugerir
el 10% de propina
para los meseros en
la cuenta. Esto ha
generado confusión,
porque al incluirla en la
cuenta muchas veces
se da a entender que
es obligación pagarla
y no que se trata
de una sugerencia.
También lleva a que los
comensales terminemos
enfrascados en una
discusión respecto de
cómo estuvo el servicio
y de si pagaremos o no
por él. ¿Qué hacer? Se
debe exigir un servicio
atento y conocedor de
lo suyo, y pedir que los
restauradores se hagan
cargo de capacitar a su
personal. Exigir y pedir…
no sugerir.
PRODUCTO
FERIA LIBRE
Panes
Frutas exóticas
Todos los viernes se instala la feria Los
Concilios, en la calle Pedro Navia, entre
Arquitecto Pauly y la avenida Chile España,
y por su tamaño y ubicación este mercado
hace que uno recuerde a esas antiguas
ferias de barrio. En ella se encuentra
el puesto de don Jorge Cabrera, que
tiene una deliciosa variedad de frutas
algo exóticas o poco frecuentes, como
noni, maracuyá, papayas (no chilenas),
feijoa, mancaqui; esto, además de otras
frutas más conocidas como manzanas,
mandarinas, frutillas. Todo es de muy
buena calidad y además el cliente puede
elegir. Un buen dato.
Dónde: Los Concilios, Providencia
Cuándo: viernes de 9:00 a 13:00
PLATO
Garbanzos caserol
La cocina del Guria goza de buena vida. Un
ejemplo de ello es esta receta que prepara
garbanzos en un caldillo de congrio y le
agregan camarones. Al plato le añaden
un sofrito hecho con las carcasas de
camarones, chorizo y pimienta, mezcla
que termina aportando un sabor delicioso.
Es un plato para deleitarse y más que
recomendable para los días fríos.
Dónde: pedidos a domicilio a través de
biodeli.cl o al mail [email protected]
Precio: $4.200 cada uno
Dónde: en Manuel Montt 1599, Providencia
Tel: 2474 6605
Horario: de martes a domingo de 13:00 a 15:30
y 20:30 a 23:30, excepto domingos
Precio: $6.560
guria.cl
RESTAURANTE
BEBESTIBLE
El Jardín de Epicuro
Si quiere sorprenderse con una cocina
sabrosa, entonces este restaurante es para
usted. Nació como un emprendimiento de
Raquel y Joseph, dos profesores de filosofía
que tras vivir seis años en Caboya, eligieron
Chile para establecerse. Aquí un excelente
chef se encarga de preparar recetas que
fusionan la cocina catalana, francesa y
chilena, con delicias como una entrada de
papas hilo con huevo trufado, ostiones con
jamón serrano o una escalopa de foie gras
flambeada al cognac. Preste atención a una
especie de risotto que preparan con mote y
setas, vegetales grillados y cubos de queso
camembert apanado y al pastel de queso de
cabra con glacé de tomillo.
Por Ana María Rivero Pérez
Cronista gastronómica
Imagínese el lujo de poder tener todas las
semanas un pan preparado por uno de los
mejores panaderos de este país.
El maestro panadero Pepe Acevedo prepara
una llamada masa madre fermentando
largamente una mezcla de agua y harina
–es decir, no utiliza levaduras ni aditivos
ni preservantes– y sólo los viernes en la
madrugada hornea sus panes que tienen son
deliciosos, quedan con una corteza dorada
crujiente y con una miga perfecta. Hace
cuatro tipos de panes: de aceitunas, romero
y aceite de oliva; de nueces con higos;
multicereal de trigo, centeno, quínoa, avena
y alforfón orgánicos y un centeno orgánico.
Cada pan pesa poco más de un kilo.
Dónde: en Orrego Luco 034, Providencia
Tel: 2710 5451
Horario: de lunes a sábado de 13:00 a 23:00
eljardindepicuro.cl
Viejas tinajas
SÁNDWICH
Grillada
En el reino de las hamburguesas,
La Burguesía se ha ganado un lugar
en el podio. Es donde sirven una de las
mejores hamburguesas de la capital y
en esta ocasión la elegida es la grillada.
Este sándwich tiene varias gracias y una
es la calidad y abundancia de su carne
que se sirve con tocino, aros de cebolla
caramelizada, queso azul, salsa de
barbacoa hecha a la cerveza. Pero además
tiene una sabrosa diferencia con el resto
de las hamburguesas; ésta viene entre
pan de molde prensado en queso cheddar
grillado… que le viene bastante bien.
El enólogo de la viña De Martino, Marcelo
Retamal, hizo una doble apuesta: eligió la
cepa cinsault –poco común en Chile– y
decidió vinificarla en antiguas tinajas de
arcilla; es decir, nada de madera ni acero
inoxidable, y sin intervenir demasiado en
el proceso. Lo que resultó fue un vino de
color rojo intenso, fresco, frutoso y con
muy buena acidez, que se ha convertido
en referente. ¿Con qué se acompaña?
Idealmente con carnes rojas o bien con
lo que a usted más le provoque.
Dónde: en La Cav del Costanera Center,
local 1206
Precio: $12.900
demartino.cl
Ilustración filigrana: Constanza Figueroa
LA PROPINA
Dónde: en Santa Magdalena 99,
local 3, Providencia
Tel: 2231 3407
Horario: de lunes a viernes de 13:00
a 16:00 y de 19:00 a 22:30
Precio: $5.700
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viernes_tecnología
Data deporte
Cada vez más marcas se suman a la tendencia del wearable,
que integra la tecnología al cuerpo y lo que se lleva puesto,
para convertir a sus usuarios en mejores deportistas.
Por Henriette De Visscher
Ilustración: Edith Isabel
Polera
OM Signal Up & Running Kit
Esta polera traduce lo que le pasa al
cuerpo cuando está haciendo ejercicio
gracias a un sensor que registra la
información y la envía por Bluetooth
al Smartphone. Con el objetivo de
mejorar los movimientos y tener una
visión práctica de la biología corporal
mientras de ejercita, analiza, entre
otras cosas, la frecuencia respiratoria y
el ritmo cardíaco. Sólo disponible para
iOS y se puede comprar en
omsignal.com por $200 USD.
Pulsera
SmartBand SWR10
Raqueta de tenis
Babolat Play Pure Drive
La raqueta conectada tiene sensores
integrados en el mango que registran
la fuerza, el tipo y el número de
golpes, además del lugar preciso en el
que fue realizado. A penas el partido
ha terminado, se pueden consultar
los resultados desde un Smartphone,
y con ellos motivarse para mejorar el
rendimiento y la técnica. Pronto a la
venta en Chile.
Disponible en varios colores, esta
pulsera es más elegante y pop que un
reloj. Resistente al agua, se lleva de día
y de noche y calcula la actividad física,
monitoriza el sueño, registra la música
escuchada y los momentos en que uno
saca fotos, dando una imagen completa
de la vida cotidiana de su dueño. Pronto
disponible en Sony Chile.
Calcetines
Zapatillas
Sensoria Fitness Socks Bundle
Nike Lunar TR 1+ (hombre) y HyperWorkout (mujer)
Con esta prenda se pueden registrar
los movimientos desde el tobillo.
El producto, que viene con cuatro
pares de calcetines de tela y una
tobillera electrónica que se ajusta
magnéticamente en el puño de los
calcetines, calcula la velocidad, las
calorías quemadas y la distancia
recorrida. Además, sigue la técnica
de aterrizaje y la distribución del
peso en el pie para caminar y correr
correctamente, evitando lesiones.
Pronto a la venta.
Estas zapatillas, con modelos para
hombre y mujer, tienen sensores que
permiten calcular las calorías quemadas,
el tiempo de entrenamiento y el número
de repeticiones de cada ejercicio. Todo
se registra en la aplicación Nike +
(disponible en iOS y en Android), que
permite compartir cada performance
–medida en puntos Fuelpoints– en la
comunidad online de la marca. Pronto a
la venta en Chile.
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Mapuches urbanos
Son una generación que nació y se crió en la ciudad, muy lejos de las tierras de
su pueblo. Son profesionales, cosmopolitas, sofisticados y ambiciosos. Desde
sus distintas esferas de influencia, buscan irrumpir en el debate público para
ser reconocidos como una nación por el Estado. Son mapuches urbanos, que no
reniegan de la deuda histórica de tierras, pero que sienten que su lucha es otra.
Van por más. Hoy están reunidos en la Enama, el Icare de los mapuches.
Por Natalia Ramos y Javier Rodríguez
Ilustraciones: Edith Isabel
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o han vivido en rucas, no se comunican en
mapudungún y su relación con la tierra se limita
a lo transmitido por sus familiares o a vivencias
veraniegas. Forman parte de la primera o
segunda generación de profesionales en sus familias, están
instalados en la clase media, y se describen a sí mismos como
mapuches urbanos.
“No somos como la comunidad judía, que tiene magnates
que financian sus instituciones. Tenemos las redes y nos
movemos. Somos más inteligentes que millonarios”, dice Pedro
Cayuqueo, periodista, director de Azkintuwe (El diario del
país mapuche), creador del sitio web Mapuchetimes, tuitero
influyente y vicepresidente de Enama, corporación que busca
reclutar a cuanto mapuche profesional existe en este país.
La Enama (Encuentro Nacional Mapuche) funciona en
Temuco desde el 2011, con un directorio de seis miembros, con
90 personas que actúan como colaboradores y agrupa a más
de 4.000 profesionales, a los que inscriben detalladamente
en cada una de sus actividades. Una casa antigua, remodelada
prolijamente, es el centro de operaciones de la corporación, en
plena Avenida Alemania, símil temuquense de Las Condes.
Desde allí emprenden una batalla que no se circunscribe
a lo terrestre. Su gran objetivo es conseguir que Chile sea
plurinacional, lo que implica que el Estado reconozca la
existencia de distintas naciones dentro de su territorio, tal
como lo han hecho en su Constitución otros países como
Bolivia, Ecuador y España. Aparte de los mapuches, acá
también se cuenta a aimaras, atacameños, quechuas, collas,
diaguitas, rapanuís, kawésqars y yaganes.
“Nos tomamos el mejor salón de eventos de Temuco”, dice
Hugo Alcamán, comandante en retiro de la FACh y presidente
de Enama, orgulloso, sobre los eventos que realizan en el
Hotel Dreams. “Al ser profesional, tienes otro nivel de ingresos.
Te instalas en la clase media, tienes otra exigencia, quieres
lugares bonitos y buenos”.
En cada cumbre de la Enama, el Ciclo de exposiciones
vivenciales, testimonios al estilo de charlas motivacionales,
es la columna vertebral del encuentro. La participación de
Marcelo Salas Melinao, en la primera cumbre del 2012, fue
la más popular. “Soy mapuche, como muchos acá. Tuve
la bendición de explotar mi talento y de haber logrado lo
que logré en mi carrera, no sin antes pasar por muchos
sacrificios y soledad. Así me fui un día en la noche a
Santiago, con lo que tenía puesto y sentado al lado del baño
del bus. Bueno, después ya conocen mi carrera”, dijo el
Matador en aquella ocasión.
El espectro de profesiones ejercidas por los mapuches
también es un punto explotado en las convenciones. “Somos
un pueblo con muchos poetas y pocos ingenieros. Los
primeros imaginan y los segundos construyen, pero cada
día está surgiendo una cantidad tremenda de ingenieros”,
dice Cayuqueo. Esto se verá plasmado en la publicación, a
fin de año, de una guía “con más de cinco mil profesionales
mapuches”; que funcionará como una especie de páginas
amarillas. “Uno de los objetivos que tenemos es visibilizar el
sector técnico y profesional, dar cuenta de que no es sólo un
discurso, sino que es la realidad: más de 5 mil personas con
nombre y apellido, RUT, profesiones y títulos”.
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“No somos como
la comunidad
judía que tiene
magnates que
financian sus
instituciones.
Somos más
inteligentes que
millonarios”, dice
Pedro Cayuqueo.
El director de Enama, Juan Cayupi, es vulcanólogo
especializado en Japón y trabaja en la Onemi. “El mensaje es:
estudiar, salir adelante, no quedarnos enterrados en la tierra y
en la pobreza”, dice el experto en cráteres.
Eliseo Huencho, arquitecto y jefe de la División de
Edificación Pública del MOP, es otro que ha contado su
historia. El 2003 creó la Guía de Diseño Arquitectónico
Mapuche para espacios públicos y edificios, que toma
principios de las rucas para aplicarlos en construcciones
modernas, como la Aldea Intercultural de Curarrehue, el
Hogar Indígena de Padre Las Casas y la Escuela del Naranjo
de Lonquimay. Cree que mostrar la diversidad que se
puede encontrar dentro del mundo mapuche “es uno de los
principales aportes de Enama”.
El padre de Teresa Catrileo, presidenta del Colegio de
Nutricionistas en 2011 y 2012, dejó La Araucanía en las primeras
décadas del siglo pasado para estudiar en la capital. Logró
graduarse de contador auditor y se casó con una odontóloga.
“Tuvo la visión de que lo más importante son los estudios. Las
oportunidades y la educación son claves para poder salir al
éxito, y eso es lo que le ha faltado al pueblo mapuche”.
Su hermano Adrián Catrileo, ingeniero agrónomo con
un doctorado en Inglaterra y ex director del Instituto de
Investigaciones Agropecuarias de Temuco, no está de acuerdo
con que al mapuche se le siga relacionando exclusivamente
con la tierra. “Ya deberían asociarlo a lo intelectual. Ha habido
un escalamiento en la educación que ha permitido que
muchos jóvenes sean profesionales”, explica.
El arribo de la corporación a Santiago en los próximos
meses es otro de los pasos principales de su plan. Esta
expansión se debe a que buena parte de quienes asistían a
las conferencias viajaban desde la capital, y a que el 75% del
millón y medio de personas que se declaró mapuche en el
Censo de 2012 –a pesar de la mermada credibilidad de la
encuesta- vivían en la Región Metropolitana y en Valparaíso.
americano del neoliberalismo mapuche”. Cayuqueo
no reniega del lobby y defiende sus reivindicaciones.
“Aspiramos a lo mismo que desean Aucán o Héctor Llaitul
(líder de la Coordinadora Arauco-Malleco, quien actualmente
cumple una condena de 14 años en la cárcel El Manzano,
en Concepción). La diferencia es que creemos que esto es
posible a través del diálogo”.
Para cumplir sus objetivos, la corporación ha realizado
una estrategia de posicionamiento político transversal. Las
negociaciones, encabezadas por Alcamán y Cayuqueo,
comenzaron cuando Michelle Bachelet –en su primer
período- los recibió en La Moneda. Luego siguieron con
Joaquín Lavín, mientras fue ministro de Desarrollo Social.
Sebastián Piñera se reunió con ellos luego del asesinato de
la familia Luchsinger, en la Intendencia de Temuco, junto a
más representantes indígenas. Según Cayuqueo, el encuentro
terminó abruptamente. “Alcamán le planteó que el problema
no era de Carabineros, sino de dos naciones que no estaban
dialogando. Piñera se molestó; dijo que era inaceptable porque
no había dos naciones y se fue”, recuerda.
A poco andar la relación se compuso, tanto así que
autoridades de la región, junto a organizaciones de la zona
-Enama entre ellas- participaron en la redacción del proyecto
Ley Araucanía, que proponía la inversión de $US 10 mil
millones en 10 años en la zona. El punto más controvertido
del proyecto, que fracturó la relación entre Enama y las
organizaciones mapuches rurales, fue el que planteaba el pago
de un “bono compensatorio alternativo a la entrega de tierras”.
Finalmente, la ley no vio la luz. Aún así, los grupos mapuches
tradicionales consideraron esto como una traición.
“Nunca, en los 500 años de la llegada de los españoles a
América, había aparecido un grupo que renunciara a la tierra.
La ONU discutió por 20 años esto en la declaración sobre
los derechos de los pueblos indígenas, ¡y aparece este grupo
para renunciar! Por eso han llamado la atención: son como un
grupo nazi dentro de los mapuche”, dice Huilcamán.
NORTE CLARO, SUR OSCURO
El discurso de Enama les ha significado recibir distintos
apodos, casi todos peyorativos, destacándose el de “mapuches
de élite”. A Cayuqueo esto no le molesta. “Si hay un grupo
aristócrata y conservador, son los mapuches. Toda nuestra
relación social se basa en clanes familiares. No tengo
problemas en que me vean como un mapuche aristocrático:
mi abuelo fue lonko y claramente somos de familia azul. En
ese sentido, creo que Plan Z con la serie Mapuches Millonarios
(programa humorístico del extinto Canal Rock & Pop)
mostraba una realidad indígena que existió y que causa risa
porque los chilenos desconocen su historia”.
Pese a la crítica, el nieto de lonko se ufana del nivel de
convocatoria de Enama. “Este año Aucán Huilcamán convocó
a una cumbre en el cerro Ñielol. Llegaron cerca de 90
personas. A la nuestra, 1.300”.
Aucán Huilcamán, vocero del Consejo de todas las tierras y
hombre ancla de la reivindicación mapuche en los ‘90, no evade
la flecha. Para él, el problema son las ideas que promueven.
“Representan el indigenismo”, dice, aludiendo al asistencialismo
que los países americanos emplearon para resolver las
demandas indígenas impulsadas por la OEA en los 50’. “Siguen
propiciando una idea desahuciada en todo el continente”.
RUCA OF CARDS
La relación de Enama con los gobernantes de turno
es criticada por el mundo mapuche radical. En blogs y
diarios electrónicos de estos grupos se les ha tildado de
“farsa multicultural neoliberal de la derecha” y de “sueño
MAPUCHES DE CEMENTO
En La Araucanía, los mapuches más radicales reclaman
por la devolución de tierras ancestrales arrebatadas en
el proceso de la Conquista con la figura del intendente
Francisco Huenchumilla como copiloto. De hecho, la semana
pasada, el mediático intendente sorprendió al anunciar que
la solución al conflicto indígena pasaba por la devolución de
tierras al pueblo mapuche, por parte del Estado. Tras esto,
la Presidenta Bachelet anunció el martes que el Gobierno
cuenta con un catastro que permitirá la compra de tierras
para los pueblos originarios en los próximos cuatro años,
proceso que irá acompañado de apoyo técnico y productivo
a las comunidades.
“Parte central del conflicto se basa en el despojo del
territorio que sufrió el pueblo mapuche por parte del Estado”,
dice Huenchumilla. Agrega que “tal como lo dijo la Presidenta,
es necesario que iniciativas como esa se complementen con
procesos que culminen con el reconocimiento constitucional
de los pueblos indígenas, y la necesaria participación de estos
en las instancias donde se toman las decisiones que afectan
al país”. Para lograr esto, dice, “se requiere un gran cambio
cultural, que signifique que Chile reconozca que su fortaleza
se encuentra radicada en la diversidad y la coexistencia de
múltiples culturas”, señala el intendente. Aunque no responde
si se siente representado por Enama, sí considera “valioso” el
aporte que pueden hacer.
Cayuqueo coincide con el orden de los factores: “Sería ser
ciego no darse cuenta de que si no se resuelve el tema de la
16
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viernes_reportaje
tierra, que es una gran herida que tiene el pueblo mapuche,
difícilmente podremos avanzar con nuestra agenda, que
es mucho más amplia. Trabajamos con el mundo urbano y
profesional, que hoy es mayoritario en el mundo mapuche y
que tiene nuevas aspiraciones que son propias de un pueblo
que va avanzando y se va desarrollando”. Pero también
Cayuqueo tiene un punto de vista radical: “un 70% del pueblo
mapuche simpatiza con la demanda de las tierras. Pero si les
preguntas si quieren las tierras, probablemente la mitad te
dirá que preferirá otro tipo de beneficios. Jubilación anticipada,
educación gratuita, un perdonazo en el Serviu, porque mucha
gente hizo su vida en la ciudad y su objetivo no es volver al sur”.
El Congreso es otro flanco que la corporación ha buscado
conquistar. A fines de julio realizarán un homenaje a los
diputados mapuches del siglo pasado. Aunque actualmente
no hay parlamentarios indígenas, Enama espera lograr
estos cupos en el marco de la reforma al sistema binominal.
“Esperamos retomar esa senda, para sacar el conflicto actual
de la batalla callejera y rural entre campesinos mapuches con
la fuerza pública o con las forestales, que es en donde se ha
entrampado los últimos veinte años”, dice Cayuqueo.
MAPUCHES COMO JAPONESES
Pero más allá de lo político, Enama ha conquistado otros
escenarios: el 1 de junio lograron incluir a Miguel Angel Pellao
en el espectáculo Voces de la Tierra organizado por la alcaldía
de Santiago y el Consejo de la Cultura en el Teatro Municipal,
donde el tenor pehuenche compartió escenario con la pianista
rapanuí Mahani Teavé y la cantante aimara Sandra Caqueo.
Con el Teatro Municipal lleno, los mapuches salieron de las
páginas de crónica para ocupar las sociales.
Haciendo un trabajo semi invisible, continúan infiltrando
exponentes en distintos ámbitos que van desde la academia,
pasando por la cultura, hasta la cocina. José Luis Calfucura, el
“Mapuchef”, es su principal exponente. En su casa de Cerrillos
armó una cocinería que se llena todos los domingos de
comensales que peregrinan desde lejanas comunas.
Si se trata de una proyección de los mapuches a largo
plazo, Cayuqueo es concluyente: “Una vez Lavín me preguntó
cómo me imaginaba a los mapuches del siglo XXI y le dije que
como los japoneses: modernos, tecnológicos pero, terminada
la hora de trabajo, impregnados nuevamente de su identidad”,
remata el nieto de lonko. v
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viernes_testimonio
José Pedro Godoy
Retrato de mi padre
El artista José Pedro
Godoy es el mayor de
tres hermanos y único
hijo hombre de Ricky
Godoy y Pilar Herrera.
Ha expuesto su obra en
el MAVI y en Nueva York
y este año fue parte de
la muestra “Sub 30”.
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viernes_testimonio
Ricky Godoy (1961-2014)
Motoquero
La última vez que el artista José Pedro Godoy (28) vio a
su papá, el motoquero Ricky Godoy, fue en un almuerzo
familiar. Comieron porotos junto a su mamá, Pilar Herrera,
y el pololo de José Pedro, el escritor Pablo Simonetti en la
pastelería Hildegard, el negocio fundado por Ricardo y Pilar
hace más de treinta años en la calle República de Israel, en
Ñuñoa. Días después, Ricky y Pili partieron junto a un grupo
de chilenos a un viaje en moto por Europa. Planeaban estar
un mes recorriendo, pero a las dos semanas, el 5 de junio,
en la carretera N67 de Ennistymon, en Irlanda, ocurrió un
accidente fatal.
Ricky Godoy, fanático de las ruedas desde niño y conductor
del programa Mototemáticos del Canal Vive Deportes!,
tomó una curva al mismo tiempo que un motoquero alemán.
Se impactaron de frente. Y ambas motos estallaron.
Este es el testimonio de un hijo artista que aprendió a
valorar las diferencias que tenía con su padre motoquero
y, desde ahí, establecer una estrecha relación basada en la
pasión y la libertad.
Por Sofía Aldea y Juan José Richards
Fotografías: archivo familiar Godoy Herrera
Retrato: Sabino Aguad
“M
i papá siempre fue fanático motoquero. Tuvo su
primera moto a los 12 años, se iba al colegio en
moto, sus hermanos andaban en moto, su primo
favorito se murió en un accidente de moto.
Incluso sus dos abuelas andaban en motoneta.
Siempre amó este mundo. Yo en cambio, nunca
enganché. Me acuerdo una vez que me regaló una para mi
cumpleaños y fue como ¿una moto? Yo tenía 10 años y a mí
lo que me gustaba era pintar y dibujar. La primera vez que
me subí, aceleré de más y casi me caigo. Él, que era muy mal
genio, me retó. Y yo lo mandé a la chucha. Nunca más traté de
aprender ni él nunca más trató de enseñarme.
Mi papá venía de una familia rara, una de sus abuelas
se separó joven, la otra enviudó temprano y fue muy
independiente. Mi abuelo, su papá, también se hizo solo:
cuando tenía 14 años limpiaba un salón de billar y era maestro
chasquilla de una casa de putas. Su contexto familiar fue bien
particular y eso lo marcó.
Tener un papá motoquero es distinto. Cuando chico, una vez
me llevó a andar en bicicleta, seguramente contra mi voluntad.
Era un panorama aventurero y deportivo, como a él le gustaba.
Entre su apuro, mi torpeza y alguna discusión, tiré mi bici al
suelo y le dije: “papá, tú y yo somos muy distintos”. Después
de eso nos devolvimos los dos caminando a la casa con la bici
al hombro. Él era súper rudo, tenía una cosa de liderazgo muy
fuerte, pero a pesar de todo lo que proyectaba, no era prejuicioso
y se daba el tiempo de conocer a la gente. No quiero idealizarlo,
pero me sorprendía el trato que tenía con las personas.
Tenía muchos amigos muy distintos, pero a todos los unía
la moto. Él decía que daba lo mismo la moto que tuvieras, que
lo importante era andar en moto. En el mundo motoquero se
genera esa hermandad.
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viernes_testimonio
El 15 de junio, motoqueros de todo Chile
viajaron a Pirque para despedir a Ricky
Godoy. Una inédita caravana de 4.500
motos escoltó sus restos.
Le gustaba viajar, pasarlo bien, conocer gente. Y en esos
viajes encontró los momentos para que estuviéramos juntos.
Fuimos al Amazonas, a la Patagonia, a Tierra del Fuego. En esos
viajes me di cuenta de que él conocía a mucha gente. Era amigo
de los pacos, de los funcionarios de los pasos fronterizos, de la
señora que vendía pan, de la familia que tenía una granja y que
prestaba la casa como hospedaje.
Igual tenía un lado bien convencional: se casó, tuvo una
familia estructurada, nos iba a dejar al colegio. Fue un papá muy
presente y permisivo. Y desde temprano empezó a cachar que
yo no iba a ser su clon. Mi abuelo, su papá, era artesano. Desde
chico yo pintaba con él en su taller y mi papá lo fue entendiendo.
Para él podíamos hacer lo que quisiéramos, mientras fuéramos
felices. Nunca nos impuso continuar lo que él hacía.
A los 16 años, cuando le conté que era gay me puse a llorar
y él me agarró la mano y me dijo: no llores porque somos
familia y la familia es incondicional. Me imagino que le costó,
pero nunca me lo hizo ver. Cuando alguien hacía un comentario
homofóbico mi papá les decía: Oye, mi hijo es gay, ubícate. No le
avergonzaba ni se hacía el hueón con el tema.
En tercero medio, un profesor me dijo sensible. Mi papá
se enojó, fue a hablar al colegio y los mandó a todos a la
chucha. Era rudo, pero muy cariñoso. Con este rollo de la
masculinidad hay cosas que no se hablan, pero que se van
entendiendo. Aprendimos a respetarnos sin la necesidad de
explicitar las diferencias.
Fuimos con él, y el resto de mi familia, a la primera Marcha
por la Diversidad en 2011. Incluso con mi mamá se sacaron una
foto junto a la bandera gay. Cuando hace cuatro años conocí a
Pablo y le conté que estaba pololeando con él, lo primero que
me preguntó fue: “¿tiene perro?”. No le importó que fuera una
figura conocida ni que él y Pablo tuvieran la misma edad. Siendo
súper distintos, se llevaban increíble.
Mi mamá nunca aprendió a andar en moto pero lo
acompañó siempre. Vivían en la misma calle de Ñuñoa, en
Suárez Mujica. Primero mi papá pololeó con la mejor amiga
de mi mamá, hasta que ella le dijo: Pili, estoy pololeando con
un gallo que es para ti. A los 17 empezaron a estar juntos y se
casaron súper chicos, él de 22 y ella de 21. Su luna de miel fue
un paseo en moto. No tenían ni un peso. Mi mamá sacó un
curso de secretariado rápido y mi papá hizo cursos de pastelería
y hotelería en Alemania. A él lo que más le importaba era ser
independiente. Pensaron que una pastelería era un buen negocio
y de a poco empezaron a vender chocolates puerta a puerta. Se
instalaron en el garaje de la casa de mis abuelos y ahí nació la
pastelería Hildegard, que era el nombre mi bisabuela. Cuando
la pastelería creció quisieron tener una casa independiente
del trabajo y nos fuimos a vivir a Pirque. Ahí nacieron mis
hermanas mellizas, Isadora y Pilar.
A la casa le pusieron “La oración”. Es una parcela de una
hectárea con un jardín bien bonito. Mi papá no era mucho de
animales, pero de a poco empezó a recogerlos. Una vez iba
saliendo de la casa y en una bolsa de basura encontró a unos
cachorros exquisitos y terminamos teniendo 15 perros y 7
gatos. Una vez le dije que yo no quería tener perros porque
no podría soportar que se murieran, y él me respondió: “pero
si es así, uno no puede disfrutar nada en la vida”. Y es verdad.
Cuando dejas de hacer algo por miedo a perderlo, dejas
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viernes_testimonio
también de disfrutar. Ahora pienso en la moto porque siempre
existió el riesgo de que le pasara algo. Si hubiese dejado de
correr, quizás habría tenido una vida más larga, pero habría
sido una vida miserable.
Hace tres años mi papá tuvo un infarto, consecuencia
de un accidente en moto en Bolivia. Quedó muy mal, y ni
siquiera podía mover los ojos, pero se recuperó rápido. Los
doctores le dijeron que no podría andar en moto por un mes,
pero a las dos semanas ya estaba andando dentro de la casa
gritando “aquí voy en la grandiosa”. Era porfiado.
A él le gustaba el riesgo, a mí me gusta pintar. Yo no soy de
adrenalina, ni siquiera voy a Fantasilandia, pero la pasión por lo
que cada uno hace, nos unía. Cuando le dije que quería estudiar
arte, mi papá fue puro apoyo. Él era tan ajeno al mundo del
arte como yo del mundo de las motos, pero en la medida que
podíamos estar, estábamos.
Me llevaba los bastidores de los cuadros en su camioneta,
me pasaba a buscar al taller. Me compraba las telas, los pinceles,
la pintura. Y nunca me hizo una crítica desde el punto vista
artístico, porque ante todo mi papá era fan mío. Yo podía subir
la foto del cuadro más obsceno a Instagram y él le ponía like al
tiro, a todo. En su casa hay muchos cuadros pintados por mí,
unos horribles que preferiría olvidar y otros más nuevos. Estaba
muy orgulloso de mí y de la pasión que siento por lo que hago.
Mi papá firmaba sus mails con una frase que decía: la vida
es pasión, la pasión es vida. De él heredé la idea de que no hay
nada mejor en la vida que ser independiente. Y esto no solo
aplicado a lo laboral. Se trata de disponer de tu vida como uno
quiera. Desde elegir a qué hora te levantas hasta qué es lo que
piensas. Es en lo doméstico donde se define tu vida.
El 5 de junio estaba en mi taller cuando por Facebook un
hueón me dijo ‘oye, disculpa que te dé esta noticia, pero tu papá
tuvo un accidente’. Yo me quedé mudo. Y él siguió: ‘lo siento,
pero tu papá murió y tu mamá está grave’. Con ese tino. Llamé a
Pablo, me pasó a buscar al taller y nos fuimos a Pirque. Quería
ser yo el que les contara a mis hermanas.
El accidente fue muy violento, era para que mi mamá y mi
papá se mataran. La moto de mi papá se encontró de frente con
la moto de un alemán, virando en una curva, y chocaron. El otro
motociclista se murió inmediatamente calcinado, pero mi papá
alcanzó a empujar a mi mamá a un pastizal para salvarla del
choque. Es milagroso que a ella no le haya pasado nada.
Me siento tranquilo de que mi mamá haya alcanzado
a despedirse de su marido. Fue una muerte rápida, pero
estaba con ella y alcanzó a verla bien. Mi mamá no quiso que
fuéramos a Irlanda porque le tranquilizaba mucho más saber
que estábamos acá juntos, esperándola. Después del accidente,
durante los diez días que esperamos que volvieran Chile,
hablamos permanentemente con mi mamá, quien nos hizo
parte de todo lo que vivió. Nos mandó fotos de mi papá y de
la ceremonia que le hicieron allá. Creo que fue mejor así. Mis
papás se hicieron personas juntos y allá ella tuvo un tiempo para
vivir el duelo como mujer y no como mamá.
En muchos sentidos, creo que mi papá se murió como se
tenía que morir: andando en moto, chocando con otra moto,
viajando, en un lugar precioso, y al lado del amor de su vida”. v
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Valencia
(El río no estaba )
Por Elvira Navarro para revista Viernes
Ríos desaparecidos, yonquis y tanques
conviven como fantasmas en esta crónica
sobre Valencia. La real, la imaginada y la
distorsionada por la infancia son las tres
ciudades que Elvira Navarro conjuga, o
conjura, aquí.
Ilustración: Mathías Sielfeld
L
o primero: esas palabras que
recuerdo como en sueños,
pero que fueron dichas en el
81, cuando yo apenas hablaba.
Aconteció algo lo suficientemente
dramático como para que aquella
escueta frase de mi abuela ‒no hay
que moverse‒ haya permanecido en
mi memoria. Tampoco olvido la llegada
esa misma noche de mi padre. Durante
mucho tiempo creí que mi padre había
salido de Valencia cuando mi abuela
pronunció el No hay que moverse,
poco después de que los tanques de
Jaime Miláns del Bosch comenzaran a
patrullar la ciudad. Según este recuerdo,
mi padre atravesó la meseta con el país
en vilo hasta llegar al andaluz valle de
los Pedroches para recogerme. Siempre
me había fiado de esta elaboración
apócrifa por suponer que ya por aquel
tiempo mi padre empezaba a olfatear
las posibilidades laborales que tenía
en Valencia. Sin embargo, preguntas
ulteriores, cuando yo alcancé la edad de
dudar de los registros propios, arrojaron
luz: en efecto, esa noche mi padre llegó
a la casa de mi abuela y pernoctó allí.
Pero no venía de Valencia ni había
atravesado una España temblorosa
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ante los militares golpistas. Venía de visitar a un cliente de
un pueblo cercano, y Valencia no era aún nada en nuestro
horizonte familiar.
¿Por qué entonces yo he estado años convencida de que
la noche del golpe de Estado del 23-F mi padre había llegado
a casa de mi abuela procedente no del pueblo de al lado, sino
de Valencia? Sin duda porque unos hechos acontecidos un
año más tarde, en el 82, vienen a superponerse a los de ese
día. En esa ocasión mi abuela y yo aguardábamos frente a la
tele las noticias sobre las inundaciones de la ciudad del Turia,
donde estaban mis padres. Las lluvias torrenciales habían
derrumbado la presa de Tous y la comunidad valenciana
sufría una riada que pasaría a la historia como una de las
más funestas del siglo XX en España. El televisor escupía
imágenes de los desastres causados por el agua, que en
algunas localidades había llegado hasta los ocho metros de
alto. Yo sólo recuerdo la escena de un coche arrastrado por
la corriente. Mi abuela, pájaro de mal agüero como tantas
mujeres educadas en el nacionalcatolicismo, sólo esponjaba
su imaginación con las desgracias. Viendo ese coche, se le
ocurrió que mis padres podían ir dentro, y lo dijo en alto.
No la culpo. En la época y en el estrato social en que había
crecido, los niños se consideraban piedras. A mi abuela no
se le ocurrió que yo, con tres años y medio, pudiera retener
esa imagen del coche arrastrado por la fuerza de la corriente
en una calle de Valencia y añadirle a mis padres. Es extraño
que aquella niña que yo era no sintiese angustia, sino sólo
curiosidad por cómo llegaría su papá (era él quien siempre
iba a recogerme a la casa de la abuela) del viaje a la capital
levantina. Quizá mi padre aún estuviera mojado cuando
atravesara el umbral de la puerta, o cubierto de barro. Yo lo
ignoraba todo sobre la muerte.
Ni mi padre, ni mi madre ni por supuesto yo lo sabíamos,
pero faltaba muy poco para que el gobierno de Felipe González
considerase anárquica la manera en la que se concedían las
licencias de obra y las paralizara durante el tiempo suficiente
como para obligar a mi padre a disolver su distribuidora
de materiales de construcción, que estaba en Córdoba. Fue
entonces cuando Valencia, ciudad de la que yo me había
fabricado una idea sesgada (cómo no), infantil, gris (los
tanques de Miláns del Bosch y las inundaciones), comenzó a
barajarse como lugar de residencia. El gobierno socialista tuvo
un papel decisivo en todas estas idas y venidas de mi familia.
La sucursal de la agencia de viajes que mi padre comenzaría
a montar en la valenciana calle Císcar acabaría subcontratada
por el PSOE para organizar los viajes de los jubilados hasta
que un desencuentro con el gobierno la llevó a la ruina, pero
esa es otra historia. En septiembre del 84, tras un verano en
el que mi madre fue vaciando una casa de dos plantas con
piscina (nunca volveríamos a tener una casa igual), partimos
en el coche rumbo a Levante, cantando “Valencia come mierda
con paciencia con cuchara y tenedor”, versión soez y malévola
del pasodoble de José Padilla, que dice en su estribillo
“Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del color”. El
desquite era de mi madre, que ejercía de pediatra en Córdoba
y que no quería marcharse de Andalucía.
Antes del traslado, esa ciudad a la que se había ido a vivir
mi padre y contra la que mi madre cantaba había dejado de
ser para mí una desconocida. Un viernes por la noche mi
madre y yo tomamos un tren nocturno que nos escupió en
la Estación del Norte el sábado por la mañana. Desde allí
fuimos al piso que mi padre tenía alquilado en el barrio del
Carmen, centro histórico devastado por la pobreza, la droga
y la inconsciencia de lo que significaba el patrimonio, idea
que llegaría de Europa un poco más tarde y que sólo podría
fructificar con el dinero que iba a correr durante los 90 y los
primeros años del siglo XXI en una España que renunciaría
a su industria ‒a su autosuficiencia‒ a cambio de burbujas
inmobiliarias y turismo low cost. Mi primera imagen de esa
ciudad todavía ajena a la modernez y la euforia neoliberal
fue la calle del Micalet, que rodea la basílica de La Virgen. Allí
decenas de yonquis se apilaban alzando la mano hacia los
pocos transeúntes que se atrevían a pasar entre ellos, y que
eran vecinos del barrio, como mi padre. Mi madre me tapó
la cara con su rebeca para que no viera a los toxicómanos,
o quizá para que ellos no me vieran a mí. Con todo, yo pude
mirar a través de una rendija a aquellos seres famélicos y
atontados. No eran ellos lo que yo buscaba, sino las palomas,
grises como el cielo encapotado de aquel fin de semana y
como las imágenes que mi cabeza infantil archivaba de la
ciudad antes de haberla visto.
Puesto que nada iba a ser gris durante mis primeros años
en Valencia, el gris de mi memoria infantil quedó asociado
a una extraña y lejana época en la que la villa había sido
devastada por una inundación. Yo sólo había sido testigo
directo de uno de sus rescoldos: el río Turia. Debió de ser, me
estuve diciendo durante años, al poco de llegar cuando vi (y
habría jurado mil veces que lo vi) el Turia en su cauce natural,
partiendo en dos la metrópoli, gris plateado y poseedor de esa
amenaza de riada que ocupaba un lugar destacado entre mis
recuerdos por apelar de igual manera al futuro y a la muerte.
Luego ese cauce pasaría a llamarse antiguo cauce y a rebosar
de jardines, fuentes, carriles bici: un parque dantesco en el
lugar en el que antes había estado el amenazante río. ¿Cuándo
se había hecho? Puesto que yo era una niña, no necesitaba
que ese relato llamado conocimiento coincidiera con los
hechos. Dicho de otro modo: supuse que el desvío del Turia
y los jardines del antiguo cauce se hicieron poco después de
la llegada de mis padres y mía. Con veintiséis años, mientras
abordaba la última de las historias de mi primer libro, La
ciudad en invierno, volvió, poderosa, la imagen del río
crecido en uno de esos días tormentosos de otoño, cuando
el cielo estallaba de humedad y nubes, y la inminencia de
la tormenta, qué digo, del diluvio universal, dotaba a todo
de un carácter provisorio, y por ello intenso y fatalista. Y
entonces dudé de la veracidad de mi recuerdo. ¿Por qué?
Quizá por esa escrupulosidad de quien escribe algo realista.
Las narraciones de La ciudad en invierno transcurren casi en
su totalidad en Valencia. Supongo que tuve miedo de que un
hipotético lector alzara el brazo en mitad de esa aula que es el
silencio de toda lectura y dijese: imposible que este personaje
adolescente guarde un recuerdo del Turia atravesando la
ciudad. Investigué en internet; en efecto, yo no podía haber
visto el Turia antes de que lo desviasen. El nuevo cauce se
construyó en 1957. El río nunca estuvo en su lecho natural
cuando yo era niña, sino en otro de márgenes dantescas y
hormigonadas donde florecían los grafitis y las declaraciones
hiperbólicas de amor. Me dio entonces por pensar que quizá
en el fondo sabemos qué recuerdos se corresponden a los
hechos y cuáles otros son interesados. Que la involuntariedad
de las confusiones de la memoria es falsa, porque la voluntad
siempre sirve a nuestras intenciones. Y que son estas, y no
los recuerdos, las que se ocultan, porque aborrecemos saber
lo que realmente queremos. v
Elvira Navarro
Escritora española,
autora de La ciudad
en invierno, La ciudad
feliz (Premio Jaén
de Novela) y
La trabajadora. Fue
incluida el 2010 por la
revista Granta como
uno de los 22 mejores
narradores en lengua
española menores de
35 años.
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viernes_columna
Vida doméstica,
reforma y revolución
Marcelo Mellado
Escritor y profesor
Premio de la Crítica
2008. Autor de Armas
arrojadizas, La batalla de
Placilla y La ordinariez.
El fantasma reformista recorre Chile, que si bien apunta a zonas
clave, ha dejado de lado espacios importantes que los que viven
en Santiago (ciudad donde se gestó la obsesión reformista) son
incapaces de ver.
La reforma debiera comenzar por casa, es decir, al interior de
nuestros sistemas más elementales de organización, incluida la
familia y el nunca bien ponderado sistema doméstico. Es en el
manejo de una casa en donde comienza la educación, la economía,
el uso razonable de la energía y la administración política, por
ejemplo. No puedo dejar de recordar a mi madre con su cuaderno
de ingresos y gastos. Esto lo planteo, entre otras cosas, porque
cada vez somos más los que trabajamos en o desde la casa, y es
ahí donde –en la dura– acontece el genuino proceso revolucionario
que cambia conciencias. Esto es justo lo contrario a esa imagen
del rebelde romántico que huía de su casa para hacer la revolución
lejos, eludiendo de paso la responsabilidad del seno familiar.
Invadido por la necesidad de amueblar mi casa, he decidido
hacerlo con desechos. Y no ha sido por un ecologismo radical,
sino por la autoimposición de una actitud austera severa. En vez
de comprar una mesa de comedor, me conseguí uno de esos
carretes enormes que se usan para enrollar cables eléctricos y –
luego de someterlo a la lija– quedó muy funcional y hasta bonito.
Mi biblioteca y mi cama las hice consiguiéndome unos pallets
que en el puerto está lleno y con algo de ingenio simple, logré un
mobiliario ad usum. La lavadora es un balde que funciona con un
palo que uso como paleta revolvedora, dato que provino de unos
amigos marinos, pero que yo voy a perfeccionar poniéndole una
rodaja de madera horadada, a la que en el
centro le instalaré un palo de escoba, para
Es en el manejo de una casa en donde
el enjuague y el centrifugado. El ahorro de
electricidad es enorme.
comienza la educación, la economía,
El relato doméstico es muy enriquecedor y
el uso razonable de la energía y la
lleno de posibilidades político literarias. Todas
estas fórmulas que pueden parecer algo freak, administración política. No puedo
intentan ser un testimonio razonable de cómo
dejar de recordar a mi madre con su
enfrentar una gran reforma que nos lleve a un
cuaderno de gastos e ingresos.
nuevo modo de vida.
Tanto la derecha como el supuesto
centro político y la izquierda, son extremistas. La asumisión
de prácticas desreguladas en lo económico o querer construir
un socialismo duro por vías institucionales son todas prácticas
discriminatorias nacionales, que nos sitúan como una sociedad
primitiva y casi tribal. Por eso, la reforma cultural y ética es
también necesaria y –quizás– sea previa, o al menos paralela, a la
reforma educacional. v
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viernes_objeto de la semana
Bamboleo mental
Si yo tuviera un jardín y tiempo por
delante, lo primero que me conseguiría
sería un columpio. Sé que algún día me
encontraré en esa deseable situación.
Un columpio y una de esas casitas
rojas y blancas, con entrada de círculo
horadado, que se ponen en los árboles
como habitáculo de los pájaros. Y más
allá una torre modesta, de madera,
como las que había antes en las casas
de las playas. Y también me procuraría
un estanque para abandonarlo un poco,
de modo que crezca vegetación en las
orillas y el agua se ponga verdosa.
Se trataría, así considerado, de
un jardín de tiempo. Una forma de
extender las tardes y de comprimir el
silencio, marcado discretamente por los
surtidores del agua del estanque y por
el chirrido de los goznes del columpio
cuando el viento lo mueva. Para Proust,
este sonido tiene tanto poder de
sustracción como el aroma de las ya a
estas alturas trilladas magdalenas.
Es curioso que los pololos y los
amantes de hoy no tengan en cuenta los
columpios como artefactos favorables
a los encuentros eróticos. Antes era
así: una cuestión de adultos. Watteau,
Fragonard, pintores del rococó, los
incluyeron muchas veces en sus
jardines galantes. En forma de cordeles
suspendidos del follaje sombrío de un
olmo o de una encina, los columpios
aparecían balanceando a mujeres
con rizos rubios y vestidos de colores
esmaltados. No hay para qué decir
que el vértigo inferido del sube y baja
introducía en el universo simbólico
de estas pinturas la oscilación sexual
del cuerpo y del alma. El mundo podía
estar viniéndose abajo, y esta gente
gastaba las horas sublimando sus
impulsos en la intimidad de los parques
privados con la despreocupación del
que aprendió a vivir la existencia sin
presupuesto ni aprensiones.
Contra lo que pudiera pensarse, el
columpio no es un aparato destinado
al ejercicio. Su utilidad es más bien
visual: aporta un punto de vista para
observar lo cercano y lo lejano, lo
bajo y lo alto, lo propio y lo ajeno.
En este sentido está más vinculado
a los catalejos que a las máquinas de
carreras estáticas. Cuando niños no
entendíamos que el verdadero placer
asociado al columpio consistía en esa
especie de nada que ofrecía: ir y venir,
ir y volver muchas veces, echando el
cuerpo hacia atrás en la ascención para
ver el cielo como si estuviera abajo
o fijando la mirada en los árboles del
fondo, transformados por la velocidad
en un manchón gris o café. Por no
comprender esto es que inventábamos
competencias de salto o pretendíamos
proezas absurdas, como dar la
vuelta sobre la barra en 360 grados
y terminábamos si no directamente
accidentados, con una sensación
de angustia: habíamos invocado el
aburrimiento sin necesidad alguna.
Hay algo de fantasmal, de ominoso,
en todo columpio, como se puede
apreciar en las películas de miedo,
donde muchas veces –solitarios al
atardecer– figuran como anticipo de
una presencia maligna. Esto se explica
por el hecho de ser un objeto inanimado
que está a punto siempre de generar
movimiento por sí solo, lo que los
emparenta con los autómatas a cuerda.
No es por nada que los columpios de
los pintores rococó hayan sido situados
en jardines exclusivos, fuera del mundo.
El placer de “dejarse llevar” por la inercia
del propio cuerpo tiene para un adulto un
dejo de obscenidad. Por eso no ocupamos
jamás los columpios de las plazas
públicas, a pesar del primer impulso que
nos lleva a correr a ellos y ganárselos a los
niños que andan por ahí. v
Roberto Merino
Escritor
Ha publicado Todo Santiago
(premio Literatura 2013,
Municipalidad de Santiago),
Luces de reconocimiento,
Transmigración y En busca del
loro atrofiado, entre otros.
Bubble Chair
Diseño Original: Eero Aarnio, 1968
Tamaño: 78 x 105 x 109 cm
Peso: 24 kg
Precio: $650.000
tpd.cl
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viernes_hierba buena
Salvia (Salvia Officinalis L.)
“Quien tiene salvia en su jardín no necesita medico”, decía Hipócrates. Como ingrediente de cocina o como remedio
para dolores estomacales, para regular el ciclo femenino e incluso para combatir la transpiración, esta hierba le hace
honor a su nombre, que en latín significa curar.
Por Henriette De Visscher / Ilustración: Geraldine MacKinnon
Propiedades
Usada comúnmente como remedio para tratar problemas
estomacales o por sus propiedades diuréticas, la salvia
además tiene una sustancia similar al estrógeno que
ayuda a regular el ciclo menstrual y los malestares de la
menopausia en las mujeres.
En infusión
Para tomarla como infusión, se debe poner una cucharada
de las hojas y/o las flores en un litro de agua hirviendo
y dejarla reposar por un mínimo de tres minutos. La
recomendación es no tomar más de tres tazas al día. En
períodos de embarazo y lactancia debe evitarse.
En la cocina
En la cocina italiana y francesa, la salvia fresca en hojas
es muy utilizada. Su sabor suave con toques amargos
combina bien con el cerdo, las pastas o las papas y también
sirva como ingrediente para aromatizar la mantequilla.
Cultivarla en casa
La salvia es apreciada también en la jardinería porque está
verde todo el año y dos o tres veces da unas preciosas
flores violetas. “Para obtener una planta nueva se debe
propagar sus semillas en un almácigo y cuando tiene
dos hojitas o unos cinco centímetros de altura, se la debe
trasplantar a la tierra o a una maceta”, explica Marie Arana
Urioste, fundadora de la tienda y vivero Herbarium. La
mejor época para cultivarla es a fines del verano, a más
tardar en abril. Se recomienda regarla como máximo tres
veces por semana.
Dónde comprar
Herbarium: Vende salvia en almácigo. Una planta de unos
dos años de vida cuesta cerca de $1.400. José Arrieta 9960,
Peñalolén. herbarium.cl
Difundida como la cura de diversas afecciones,
antiguas civilizaciones veneraban los poderes
curativos de la salvia. Incluso, para los romanos
recogerla constituía un ritual sagrado.
Botica del Alma: Tiene salvia para infusión en bolsas ($3.990) y
a granel ($2.990). También ofrecen cápsulas ($5.990). Callejón
de la Lechería, sector de Santa Emilia en la comuna de María
Pinto. boticadelalma.cl
Farmacia Mapuche: Natri 25 es un compuesto de salvia en
gotas que sirve para la sudoración excesiva ($3.200). Nueva
Providencia 2234. comprafarmaciamapuche.cl
Fresca se encuentran sus hojas en supermercados y ferias.
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viernes_casa
La cocina
El lugar de la casa donde
la tecnología entró para no salir más
Por Natalia Ramos
Ilustración: Consuelo Amenábar
Producción: Henriette De Visscher
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La cocina surgió desde la oscuridad. En las casonas chilenas del siglo XIX estuvo
relegada a subterráneos o tugurios lejanos a los espacios de convivencia familiar y
de más atención, como el salón o los dormitorios. Se la ubicaba junto a las bodegas y
cocheras y era un lugar del cual no se hablaba porque se le asignaba poca relevancia.
El siglo XX trajo aires renovadores para ese espacio, fueron cambios paulatinos pero
definitorios en el rol que este lugar tiene actualmente. Atrás empezaron a quedar los mini
montacargas que subían los platos al comedor, porque las cocinas se fueron acercando a
las mesas. La edición de julio de 1912 de la revista Familia constata ese cambio: “La nuevas
piezas destinadas a la cocina en una casa que se construye, no son ya aquellos tugurios
húmedos, oscuros, estrechos en los que antes se cocinaba. Las alhacenas se colocan a la
luz y los utensilios que en ellas se guardan hay obligación de conservarlos aseados. La
electricidad es una fuente incalculable de comodidad, evita forzosos trabajos manuales”.
Y fue cierto. La llegada de la electricidad facilitó bastante las cosas, pero la
preparación de los alimentos –entre picar, batir y moler– seguía tomando bastante
tiempo. La comida se guisaba sobre un artefacto a leña con varios quemadores, sobre
alguno de ellos se mantenía un depósito con agua caliente que estaba listo por si había
que lavar ropa o darse un baño. La combustión de la leña hacía de este lugar uno de los
más calefaccionados de la casa, lo que lo volvía muy atractivo durante el invierno.
Pero la década del treinta lo revolucionó todo; Santiago se amplió hacia nuevos
barrios y empezaron a construirse casas que privilegiaban los espacios destinados a la
comodidad. La misma influencia estadounidense que trasformó el salón en el living, lo
hizo con la cocina. Adaptó este espacio para reducir y facilitar la labor, la cocina a leña
se reemplazó por artefactos más pequeños y que funcionaban a gas. Por otra parte,
la electricidad trajo la presencia del refrigerador, que como alargaba la vida de los
alimentos, permitió desocupar las encimeras de la cocina; salieron aquellos recipientes
con agua fresca en los que se sumergían productos como la mantequilla para que no
se derritiera y con la llegada del frigider o freezer progresivamente empezaron a caer
en desuso los mosquiteros que protegían la carne del acecho de los insectos. Ahorro de
tiempo, comodidad e higiene fueron conceptos que se instalaron en las cabezas de las
dueñas de casa, entonces las únicas administradoras de ese espacio del hogar.
Actualmente, la cocina se ha reducido en tamaño pero ha ganado en relevancia. Una
casa sin cocina incorporada, hoy resulta impensable, como también que sea un espacio
únicamente para mujeres. El chiste fome de que la cocina es el hábitat femenino quedó atrás
y dio paso a hombres que se aventuran en las artes culinarias, con más o menos éxito. Si
usted, macho recio, todavía no ha puesto un pie en ella, considérese del siglo pasado.
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1. Paños de cocina Mr and Mrs Napkins,
Fermliving. Precio: $3.500 cada uno más
despacho. Disponible en Fermliving.com
2. Cuchillos de cocina en bambú,
cuchillo de chef, cuchillo para verduras
y cuchillo para el pan. Precio: $8.000
cada uno más despacho. Disponible en
urbanoutfitters.com
3. Set de mini Ollas Cocotte Le Creuset,
precio: a partir de $50.000. Disponible en
Falabella.com
4. Cocina Cormatin, precio: consultar en
tienda Verónica Blackburn. Disponible en
veronicablackburn.cl
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viernes_mira esto
El abismo de
la mancha
Por Juan José Richards
Si esta obra de Marcos Sánchez fuera una novela,
contaría una historia que se propaga explosivamente,
desde su origen (incierto) hasta los bordes del formato.
En el lienzo, como página en blanco, se acumulan
los dibujos y escenas que componen la narración de
forma espontánea que, a diferencia del cómic que
usa las viñetas, aquí van empalmadas en una suma
de manchas. Al acercarse, aparecen escondidas
perturbadoras imágenes infantiles, ilustraciones
cotidianas y escenas extraídas de un guión de ciencia
ficción. El campo narrativo se llena de formas y
superficies de color que colman todo el espacio.
Marcos Sánchez (34)
Detalles de Doctor y Paciente, 2014. Lápiz de color, tinta,
acrílico y esmalte sobre papel, 152 x 138 cm.
marcossanchezd.com
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viernes_45 minutos
Diario de un psicoanalista
La intimidad de una consulta desde la mirada del terapeuta
Nicole es una mujer de
cuarenta y tantos años,
su soledad y tristeza la tienen
mal. El principal problema,
a mi modo de ver, es su
actitud de estar dispuesta
a hacer cualquier sacrificio
con tal de conseguir una pareja,
de estar acompañada.
Doctor Lev
Psiquiatra*
[email protected]
*Estas historias están narradas por un
médico psiquiatra. Se trata de ficciones
hechas a partir de su experiencia clínica.
“El fin de semana fui con unas amigas al bar Duke’s del Hyatt y conocí a un tipo de 45
años, muy simpático y caballero. Tuvimos harta onda, conversamos mucho y al final nos
fuimos a mi departamento”.
La escucho con atención, con facilidad y tedio puedo adivinar cómo va a seguir su
relato; apuesto a que el tipo era separado, divertido y algo fanfarrón y que de seguro
la relación sexual fue rápida y fría, sin cariños. Como diría un colega amigo mío: una
relación “evacuativa”.
Mi paciente probablemente no lo paso bien. Nicole tiene dificultades en la esfera de lo
sexual; para ser más preciso, le cuesta tener orgasmos.
Y puedo seguir adivinando cómo continuó la historia: después del encuentro a él
empezó a incomodarle la cercanía física, el cuerpo y la desnudez de mi paciente y en
pocos minutos el ambiente cambió. El tipo inventó una excusa, como que al día siguiente
iba a ir a esquiar temprano, entonces se vistió rápido y se fue. Seguramente, él se
olvidará de Nicole antes de que el ascensor llegue y nunca la llamará ni volverán a verse.
A medida que sigue hablando, las palabras de ella confirman todo aquello que con un
enunciado pude adivinar. Me explica que quedó decepcionada porque en algún momento
quiso acurrucarse en él y él fue esquivo. “¿Qué hice mal de nuevo?”, “¿por qué nunca me
llaman y siempre es lo mismo?”, me pregunta.
Nicole va a llorar a mi consulta, a quejarse. Me ventila sus sentimientos de
menoscabo y de humillación y lo hace poniéndose sutilmente en un rol de víctima.
Culpa de lo que le pasa a todo el género masculino y lo que yo echo de menos es una
autoevaluación sincera sobre lo que hace para que las cosas siempre le sucedan así. Pero
no, culpa a la suerte o al azar y no es capaz de poner los problemas en ella.
Este guión se ha repetido muchas veces los martes; ha llegado a instalar la misma
escena en mi consulta, con matices –claro–, circunstancias distintas y diferentes
personajes, pero su rol y el desenlace es siempre igual. Freud llamó este fenómeno
“compulsión a la repetición”.
Nicole es una mujer de cuarenta y pocos años, su soledad y su tristeza la tienen
mal. El principal problema, a mi modo de ver, es su actitud de estar dispuesta
a hacer cualquier sacrificio con tal de conseguir una pareja, de estar acompañada.
Ése es el nombre de la enfermedad, su masoquismo mendigante de afecto la daña
y espanta a cualquiera.
Y aquí estoy yo, escuchando una vez más sus lamentos y la desgracia de sus fines
de semana, su desconcierto ante la gente, su vacío y su soledad. Soy un testigo mudo de
cómo ella está anclada en las viejas historias de su sufrida infancia, donde su padre solía
emborracharse y también gorreaba a su madre.
Freud nos dejó el concepto de “reelaboración”, que sugiere revisar en sesión
–cuantas veces sea necesario– todos los ángulos de una determinada conducta. Esto
es lo que me sirve y me guía en el pesimismo que tiende a invadirme con pacientes
como Nicole. Así me sobrepongo al aburrimiento y la decepción que este tipo de
personas me provocan, me enfoco en interpretar una y otra vez su búsqueda frenética
de amor, como necesidad compulsiva de dañarse y maltratarse. En estos casos se me
plantea una especie de problema técnico: si le demuestro preocupación y que la quiero
ayudar, ella no me valorará. Debo hacerle ver que ella es cómplice de tener relaciones
donde resulta maltratada porque eso le produce algún nivel de satisfacción.
El trabajo con Nicole ha sido y seguirá siendo agotador y complejo, porque ella se
mueve entre dos posiciones: maltrata a quien la valora y valora a quien no la aprecia.
Sofá Mah Jong
Diseño: Hans Hopfer
Características: piezas modulares,
tapizadas con telas de Missoni Home
roche-bobois.com
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viernes_gastronómico
viernes_moda
Mochila
Xamira Zuloaga, artista
Fotografía: Nacho Rojas
Producción: Paloma Salas - Daniel Pacheco
Maquillaje: Maca Moreno
Agradecimiento: Estudio FE
Mochila, consultar precio en tienda Pepa Sue
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