Arte también en la mesa

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Arte también en la mesa
vida & artes 49
EL PAÍS, sábado 11 de julio de 2009
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Vajilla Tonale, inspirada en los bodegones de Giorgio Morandi, diseñada por el británico David Chipperfield para Alessi.
Arte también en la mesa
Inspiradas en cuadros del siglo XX, las nuevas vajillas entran por los ojos
ANATXU ZABALBEASCOA
Madrid
Los platos reivindican su importancia en la mesa. ¿Hasta
qué punto la vajilla en la que
se sirve una comida determina
la impresión que produce?
¿Cuánto puede hacer un plato
por un guiso? ¿Es comparable
el fondo de un cuenco con la
boca de una copa? ¿Afecta a lo
que comemos el objeto con el
que lo comemos? ¿Manejan los
platos técnicas gastronómicas? ¿Cuánto modifica una cerámica un sabor o una textura? ¿Es una cuestión estética la
que predispone a saborear mejor un bocado?
Con la polémica entre Adriá
y Santamaria sobre las materias primas gastronómicas todavía fresca, un nuevo factor
podría avivar la discusión entre los grandes y los pequeños
chefs: las vajillas también quieren hablar. Empresas como la
catalana Cerámica Industrial
Montgatina o la italiana Alessi
sostienen que es el recipiente
el que presenta la comida y,
por lo tanto, el que nos indica
cómo disfrutarla: el que dibuja
ese trayecto que va del ojo a la
boca.
Así, para elaborar sus nuevos platos, fuentes y cuencos,
los diseñadores Deunor Bregaña y Anne Ibáñez Guridi, para
la cerámica Montgatina, y el ar-
quitecto David Chipperfield, para Alessi, se han puesto de
acuerdo. Han apelado directamente a la vista. ¿Cómo puede
un elemento neutro llamar la
atención de los ojos? Los dos
equipos de creativos han coincidido: trabajando con la memoria. Así, los diseñadores han
echado mano de su manual de
historia del arte del siglo XX. Y
allí han encontrado nuevos hallazgos que llevar a la mesa. Si
los mejores chefs del mundo hace décadas que firman lienzos
comestibles, los diseñadores
han decidido ahora reivindicar
el bastidor en blanco, el arte
del plato está servido.
Bregaña e Ibáñez Guridi,
del estudio donostiarra Laia,
que ya firmaran la vajilla, e incluso la denominación, del restaurante Mugaritz en Rentería, han construido soportes para cuadros míticos. Un plato
con patas para un Josef Albers
de gelatina y otro para un
Mark Rothko dulce, que invita
a relamerse. Una fuente alargada y cóncava les sirve para acoger el legendario blanco sobre
blanco de Malevitch. “El sueño
era crear un plato de agua, que
se deshiciese mientras su dueño comía lo dispuesto en él”,
explican.
¿Les recuerda algo? Lo cuentan de otra de sus series cerámicas, Oh Luna, cuyo objetivo
principal consistió en “pensar
edificio Veles i Vents en el puerto de Valencia y de unas coloristas viviendas sociales en el madrileño barrio de Carabanchel,
ha recreado, literalmente, la sutileza de los bodegones de Giorgio Morandi con la idea de ponerlos sobre una mesa. Y utilizarlos. Los tonos pastel ensuciados del pintor boloñés, el
gris oscuro de los fondos y hasta los bordes desdibujados han
encontrado eco en la nueva vajilla Tonale que Alessi acaba de
poner a la venta. El de Chipperfield es un mundo de sutilezas.
El recipiente
presenta la comida
y, por tanto, indica
cómo disfrutarla
Los diseñadores
han echado mano
de la pintura del
siglo pasado
Platos diseñados por Bregaña e Ibáñez Guridi para Montgatina.
en recipientes donde se pueda
cazar el tiempo”. Los que hablan son diseñadores de objetos útiles. Pero es evidente
que, cuando la función se da
por hecha, la imaginación también encuentra hueco en el ar-
te útil. Lo dicho, la vajilla reivindica su sitio en la mesa. Y
parece que lo encuentra.
Como prueba de ello, también el británico David Chipperfield, autor de la nueva Ciudad
de la Justicia de Barcelona, del
El británico quiere que lo práctico y lo versátil se conviertan en
algo especial. Así, con piezas de
cerámica, vidrio o incluso de
madera, este arquitecto indaga
en la tipología ambigua de la
nueva mesa: cuencos que sirven de taza y fuentes que sirven
de plato. El asunto es de alta y
baja cocina a la vez. El fondo
roto de los bodegones de Morandi demuestra, visual y conceptualmente, que con buenos ingredientes cualquier combinación es posible.

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