las hojuelas de maiz

Transcripción

las hojuelas de maiz
LAS HOJUELAS DE MAIZ por Les Levine
El artista, al crear arte, ya no se limita a los colores al óleo,
a las telas, al bronce y a cosas por el estilo. Supongo que si a
alguien se le ocurriera crear una pirámide de tamaño medio
con hojuelas tostadas de maíz no pensaría en acudir al
abarrotero de la equina para explicarle que desea que un
determinado número de toneladas de hojuelas de maíz le
sean entregadas en tal lugar, en pleno campo. Pero si, en vez
de acudir al abarrotero, va a la tienda de materiales para arte
que más le agrade y solicita ese pedido no hallará dificultad
alguna en obtenerlo porque allí están acostumbrados a eso y
a muchas cosas más. Y seguramente le proporcionarán también algún producto que, rociado sobre las hojuelas de maíz,
mantendrá a distancia no sólo a insectos, gusanos, bichos y
pájaros sino también a las personas, de manera que ho se las
coman allí mismo o no se lleven una buena provisión para el
desayuno del día siguiente. Supongo que en la naturaleza
Les Levine durante la inauguración en el Museo Carrillo Gil,
1977.
todo sirve de alimento a todo. Nosotros mismos alimentare-
mos a unos cuantos gusanos,
No soy muy ducho en descripciones pero intentaré describir
una hojuela tostada de maíz, formada al azar, bastante plana
y con una textura rugosa interesante. Uno nunca se cansa de
contemplar su contorno. Imagino que las hojuelas de maíz
son como los copos de nieve: no hay dos iguales. El color es
muy agradable. Tiene un tinte terroso atractivo. Creo que
una hojuela de maíz podría servir para una excelente pintura
abstracta. Sólo que, hueiga decirlo, una hojuela de maíz es
real. De hecho, al triturarla se obtiene un sonido que es
básico en la música. Y se siente. Tiene peso y textura.
Una hojuela de maíz es muy ligera. Es probable que encierre
más crujido por onza que cualquier otra cosa. Y el sonido es
muy importante en la dieta. Poder oír lo que se come y
poder mascarlo es algo que satisface muchas de las necesidades psicológicas que tenemos cuando pensamos en comer.
La hojuela de maíz satisface muy bien esas necesidades.
Creo que las cosas abstractas pueden alimentar nuestro
espíritu. Cuando pienso en hojuelas de maíz tengo reacciones
intensas y muy positivas. Cuando pienso en una determinada
pintura abstracta, como el "Budd", satisfago muchas necesidades personales.
Siempre he pensado que criticamos con demasiada facilidad e
irreflexivamente lo que otros hacen sin caer en la cuenta de
que, tal vez, si estuviéramos en la posición de esas personas,
haríamos exactamente lo mismo que ellas. A menudo me he
dicho que, sencillamente, no podría vivir sin alguna forma de
arte. Creo que si viviera sin arte, por ejemplo, sin un
cuadro o sin una escultura... agarraría un puñado de
hojuelas de maíz y haría con ellas algo que me agradara
estéticamente. No dudo de que lo haría. Recuerdo que, de
recién casado, viví en la casa de campo en donde mi familia
solía veranear, y como me desagradaba bastante el mobiliario, confeccioné estantes para los libros con cajas de embala-

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