LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y LOS REGISTROS

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LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y LOS REGISTROS
ACCÉS A CICLES DE GRAU SUPERIOR / CASTELLÀ
CURS 2012 / 2013
LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y LOS REGISTROS IDIOMÁTICOS:
Clases y principales rasgos.
0. INTRODUCCIÓN
Se denomina variedad lingüística a cada uno de los conjuntos definidos de
rasgos que caracterizan el uso de una lengua por parte de un grupo de hablantes en
virtud de la evolución histórica de la lengua (variedades históricas o diacrónicas), de la
separación geográfica (variedades geográficas o diatópicas, que son los dialectos y
hablas locales), de los condicionamientos socioculturales (variedades diastráticas o
socioculturales) y de la situación comunicativa (variedades funcionales o diafásicas: los
registros lingüísticos).
Nos ocuparemos en el tema de estas dos últimas.
1. VARIEDAD SOCIAL O DIASTRÁTICA
La existencia de distintas variedades sociales de la lengua ( o sociolectos) se
justifica porque dentro de una comunidad lingüística dada, con un mismo dialecto, se
observan diferencias en el uso de la lengua entre unos y otros hablantes. De la misma
manera que hay distintos modos de vestir, distintas costumbres, hay también distintas
formas de hablar. Estas variantes lingüísticas se convierten en un medio de
identificación social.
Los factores que pueden determinar esas diferencias son muy variados:
raciales, religiosos, de origen, económicos, culturales, generacionales, de sexo...
Generalmente, se proponen los siguientes en el ámbito del castellano:
a)
El nivel sociocultural, la distinción de clases sociales conlleva una
distinción soiolectal.
b)
El entorno: inmigración, zonas rurales frente a zonas urbanas...
c)
Las actividades grupales: profesión (jergas), marginación (lengua de
germanías, argot).
d)
La edad y el sexo.
1.1. Variedades socioculturales: los niveles de lengua
Según el grado de instrucción del hablante (a su vez condicionado
generalmente por su nivel social), éste puede disponer de un código restringido
(infancia, familia, entorno inmediato) o bien de un código elaborado (ligado a la
formación académica). Estos dos niveles de lengua, habitualmente denominados
lengua vulgar y lengua culta, dependen por tanto del menor o mayor desarrollo de la
competencia comunicativa y poseen, cada uno de ellos, rasgos distintivos:
a)
Lengua culta: pronunciación ajustada a la norma, riqueza y precisión
léxica, sintaxis correcta y variada, ligada a la escritura.
b)
Lengua vulgar: relajación articulatoria, vocabulario reducido,
simplicidad sintáctica, recursos ligados a la oralidad.
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1.2. Otras variedades sociales de la lengua
a)
Dependientes del entorno: habla urbana y habla rural. Hace décadas
se realizaron estudios para analizar las diferencias entre los hablantes
de los dos ámbitos. La variedad rural se caracterizaba por su mayor
aislamiento y, como consecuencia, por su mayor resistencia a las
innovaciones lingüísticas (léxico conservador, entonación y
pronunciación relajadas. La variedad urbana parecía más renovadora.
Hoy en día estas diferencias se han neutralizado, sobre todo debido a
la influencia de los medios de comunicación. Las diferencias culturales
son mínimas.
b)
Variedades motivadas por la edad y el sexo. Los hablantes jóvenes
son más receptivos a las innovaciones, especialmente léxicas, en los
hablantes de más edad hay un mayor conservadurismo. La lengua es
utilizada por los jóvenes, a veces, como un símbolo de distinción
generacional. La diferencia en el hablar de hombres y mujeres fue
objeto de amplio estudio en el pasado; hoy en día las diferencias son
menos evidentes porque en las sociedades en las que se ha avanzado
en la integración social de la mujer, la diferenciación tiende a
desaparecer.
c)
Variedades de lengua en grupos específicos: jerga y argot. Ciertos
grupos sociales, definidos por algún tipo de relación específica como
la edad, las costumbres, la profesión u otro tipo de actividad o rasgo
social común, pueden desarrollar una variedad de lengua especial que
emplean sus miembros para comunicarse dentro del grupo. A estas
variedades grupales se las denomina jergas y se caracterizan por
mantener la base gramatical de la lengua y variar el léxico con
tecnicismos propios de la ocupación del grupo: jerga de pescadores,
de agricultores, de médicos. Otras jergas tienen como finalidad
afirmar la cohesión interna del grupo y diferenciarlo de los otros.
Entre ellas, las más importantes son las jergas juveniles y las
marginales. A las que buscan el secreto y la ocultación se las suele
denominar argot (argot talegario, el cheli, el drogota, el caló...).
2. VARIEDAD DIAFÁSICA Y REGISTRO
Un tipo especial de variedad lingüística es aquella que se define por el uso que el
hablante hace del código de la lengua en una situación comunicativa dada. Un usuario
que domine el nivel culto, por ejemplo, no hablará igual en la cafetería con los amigos
que dando una conferencia. La distinta relación que establece con sus interlocutores,
el papel social que desempeña en esos casos (amigo/conferenciante) y el diverso
ambiente en el que se mueve determinan que haya de emplear un registro de lengua
diferente en un acto comunicativo y en otro. Se denomina registro al conjunto de
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características lingüísticas que resultan de la adaptación del uso de la lengua a una
determinada situación comunicativa por parte del hablante. Son tres los factores
fundamentales que definen el registro utilizado por el hablante en una situación
concreta:
a) El medio o canal empleado para la comunicación. Permite distinguir dos
variedades: el uso oral y el uso escrito.
b) La llamada atmósfera o tensión comunicativa. El tipo de relación que se
establece entre los interlocutores (de igualdad, de diferencia de jerarquía, de
intimidad...).
c) El dominio de la comunicación. Se diferencian, de manera general, dos tipos
de dominios: los abiertos o cotidianos, en los que participan todos los
hablantes de una lengua; y los cerrados o especializados, exclusivos de
determinados grupos de hablantes.
Con un criterio más intuitivo que objetivo se suele distinguir entre situaciones
formales y situaciones informales de comunicación, que dan lugar a dos variedades
funcionales de la lengua distintas: el uso formal y el uso informal. Evidentemente, las
primeras se caracterizan por un alto grado de tensión comunicativa entre los
interlocutores, que se obligan a cumplir una serie de requisitos y formalidades que
afectan a la expresión lingüística: normas de cortesía, cuidado riguroso de la lengua, etc.
En las segundas, el grado de tensión es menor y la atmósfera más relajada, por lo que
todos esos requisitos no son adecuados.
El uso informal de la lengua deriva en el registro coloquial, ligado a las situaciones
de comunicación del dominio o ámbito cotidiano y definidas por la oralidad y por un
cierto grado de informalidad. Los rasgos más característicos de este registro son: léxico
común y polisémico, modismos y frases hechas, voces de origen jergal, relajación
articulatoria, orden subjetivo de las palabras, expresividad hiperbólica, acortamientos de
palabras, espontaneidad, anacolutos, conectores poco variados...

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