Ideas Escenarios CEA

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Ideas Escenarios CEA
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Impacto de la política migratoria de los Estados Unidos en México, Centro
América y el Caribe1
Dra. Magali Martín Quijano
Dr. Antonio Aja Díaz
El escenario mundial
En el contexto internacional se continúa potenciando la creciente integración
económica, sin eliminar las profundas desigualdades existentes, entre regiones y
países. La globalización y los cambios en los intereses geopolíticos de la época,
tienen un impacto creciente sobre el comportamiento de la migración, el fenómeno
del transnacionalismo, el cambio en las pautas demográficas y en los roles del
hombre y la mujer como protagonistas de los procesos migratorios. La mayor parte
del movimiento de personas tanto voluntario como forzado seguirán las pautas de
fines del siglo XX e inicios del XXI.
Diversas alternativas se abren como posibles en esta encrucijada de un mundo
donde las migraciones internacionales surgen como el síntoma del desorden y la
globalización. El migrante, en muchas ocasiones, es a la vez excluido de la
sociedad de origen y el rechazado por la sociedad receptora. El extranjero es
utilizado como el chivo expiatorio por los políticos, sectores sociales y
gubernamentales. De esta forma la circulación de seres humanos se ha vuelto un
problema de difícil solución.
En las últimas décadas ha ido ganando espacio el concepto de que las
migraciones
constituyen
un
componente
de
las
políticas
de
relaciones
internacionales de los países, perdiendo exclusividad el enfoque que vincula a los
movimientos poblacionales internacionales con las políticas internas, ya sea de
población, laborales y culturales. Este fenómeno se evidencia tanto en las políticas
migratorias de los países emisores y receptores. Las visiones e imágenes
nacionales e internacionales sobre la migración, pueden dar lugar a políticas
1
Análisis elaborado como aporte del CEMI al Grupo de trabajo: La estrategia de la política
estadounidense hacia América Latina y el Caribe del Centro de Estudios de América, presentado
en el VII Taller de Escenarios del MINREX, septiembre 2006.
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orientadas a la incorporación, retención, promoción, regulación y recuperación
migratorias. También a políticas restrictivas, racistas, utilitarias y discriminatorias
que afectan a la población que migra y a las sociedades de origen y recepción.
América Latina y el Caribe
Para el escenario de América Latina y el Caribe debe mantenerse la restricción
de las corrientes inmigratorias, la permanencia de la migración intrarregional y el
continuo aumento del patrón migratorio extrarregional. Aunque el destino de esta
emigración seguirá siendo diverso, desde Australia y Europa, hasta Asia, la gran
mayoría se concentra en los Estados Unidos. Se mantendrán las múltiples
repercusiones para los países de Latinoamérica y el Caribe, en tanto la pérdida de
recursos calificados, mano de obra barata, la exposición de los emigrantes al
riesgo de no lograr una efectiva inserción en los lugares de destino, así como las
traumáticas experiencias que representan los fenómenos de la migración
indocumentada y el tráfico de personas.
Esta emigración proseguirá la formación de comunidades de migrantes –que
pueden redundar en mayor migración - y la generación de un potencial económico
asociado a las remesas que los emigrantes envían a sus lugares de origen, en
particular los casos de México, República Dominicana, El Salvador, Guatemala y
Honduras. La cuestión migratoria continuará siendo parte del escenario
centroamericano y caribeño, para
permanecer estrechamente ligada a sus
posibilidades de transformación y desarrollo.
La emigración representa alrededor del 4 % de la población del área, en tanto
que la globalización, la integración económica y la creciente interdependencia
entre las naciones contribuyen a intensificar los movimientos migratorios. Las
consecuencias económicas y sociales de la firma de los Tratados de Libre
Comercio en la región, se constituyen en elemento adicional para el incentivo de
los movimientos migratorios. Las presiones que generan migración en la región se
relacionan además con la incapacidad de los modelos de desarrollo económico
adoptados, al no tener los resultados esperados en cuanto a la generación de
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crecimiento económico y desarrollo social, lo cual se une a las grandes asimetrías
económicas regionales y a la presión demográfica heredada. A esta situación, se
añaden la consolidación de amplias redes sociales que contribuyen a incentivar y
reproducir los flujos de migración.
La creciente diversificación de los destinos de la migración originaria de
América Latina y el Caribe hace necesario que se establezcan mecanismos de
diálogo tanto subregionales y regionales como interregionales, a fin de construir
consensos
orientados a lograr una gobernabilidad adecuada del fenómeno
migratorio,2 lo cual se hace casi inviable en el contexto de la región por las
posiciones del principal país receptor, Estados Unidos.
Los territorios del Caribe por ejemplo, registran algunos de los índices más
altos de emigración del mundo. Los cuatro países más importantes de emigración
de la región a los Estados Unidos–Cuba, la República Dominicana, Haití y
Jamaica- conforman alrededor del 75% de los 36 millones
de habitantes del
Caribe. De acuerdo con las estimaciones del Centro Latinoamericano
de
Demografía el número de migrantes internacionales de los países de la región
asciende a cerca de 25 millones, de los cuales alrededor de 18 millones residen
en Estados Unidos.3
En este contexto se presentan diferentes escenarios para evaluar los impactos
de los actuales cambios en el diseño y aplicación de la política inmigratoria de los
Estados Unidos, tomando en consideración sus consecuencias económicas,
políticas y sociales.
La reforma inmigratoria en los Estados Unidos
En diciembre de 2005 la Cámara de Representantes aprobó el proyecto HR
4437, radicado por los republicanos James Sensenbrener y Peter King, titulado
2
“Conclusiones de la Reunión de Expertos sobre Migración Internacional y desarrollo en América
Latina y el Caribe,” México 2005. www.conapo.gob.mx
3
Conclusiones y recomendaciones de la Reunión de Expertos sobre Migración Internacional y
Desarrollo de América Latina y el Caribe. México, 30 de noviembre al 2 de diciembre de 2005.
www.conapo.gob.mx
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Ley de Protección de la Frontera, Antiterrorismo y Control de la Inmigración Ilegal”.
Su propósito básico es enmendar las leyes de inmigración para prevenir la entrada
de “ilegales” y supuestos terroristas al territorio norteamericano. Esta iniciativa
tuvo el mayor apoyo entre los representantes electos del medio oeste y sur de
Estados Unidos, con una población hispana poco numerosa, aunque en
crecimiento.
Entre las medidas planteadas está aumentar las penalidades para los
traficantes de indocumentados, establecer un sistema de verificación de empleo
retroactivo por los patronos, autorizar a la policía estatal para solicitar documentos
de inmigración y criminalizar a los indocumentados y aquellos individuos y
organizaciones que los ayuden a permanecer en territorio norteamericano.
Construir un muro de 700 millas a lo largo de la frontera con México y militar esa
frontera (de hecho ya lo está con más de seis mil efectivos hasta el año 2007),
completan las medidas punitivas y represivas contra más de once millones de
indocumentados, mayoritariamente de origen mexicano en los Estados Unidos.
Este nuevo intento de controlar el flujo de indocumentados se nutre de una
creciente preocupación por la seguridad nacional tras los acontecimientos del
once de septiembre y establece una peligrosa equivalencia entre indocumentados,
llamados aliens como si fueran extraterrestres y terroristas.
En resumen, se trata de un enfrentamiento en el legislativo, el ejecutivo y en
general diferentes sectores de la
sociedad estadounidense, entre el ala más
conservadora de la población blanca norteamericana, (criminaliza a individuos,
organizaciones y agencias que brinden servicios básicos a aquellos que podrían
estar ilegalmente, considera criminales a los indocumentados, propone el derroche
de recursos en función de localizar y expulsar los ilegales) y una coalición de
diversos grupos étnicos, donde predominan los llamados hispanos o latinos,
quienes favorecen una reforma más amplia, ( sobre la base de una política de
“inmigración razonable, que permita a las personas que han entrado al país de
distintas maneras y procedente de diversos países, obtener un estado de
inmigración legal que les canalice la obtención de la ciudadanía norteamericana).
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La aprobación de una ley que responda a los intereses del pensamiento más
conservador, podría retrasar la integración de millones de personas principalmente
de origen mexicano y centroamericano, en la sociedad estadounidense, y con ello
postergar el desenlace de lo que constituye una gran preocupación para los
sectores de la extrema derecha en esa sociedad, de profundo contenido racista y
discriminatorio. Sin embargo, no puede solucionar el problema de la población
indocumentada, tanto la que continúa arribando, como la que ya reside en ese
país. Sus causas son estructurales y atañen al funcionamiento de la sociedad
norteamericana y de los países de Latinoamérica y el Caribe.
A contrapelo con el movimiento migratorio internacional y con las intenciones de
los principales organismos internacionales que de una u otra forma se relacionan
con el tema de las migración en el mundo, como ocurre en otros tantos temas, en
Estados Unidos se intenta diseñar una nueva política inmigratoria sin tomar en
cuenta los intereses y posiciones de los principales emisores de la propia
inmigración que reciben. No es la primera vez en la historia de ese país, historia
de inmigración desde sus inicios hasta el presente, pero también historia de
racismo, xenofobia, selectividad y discriminación por el origen étnico y racial.
En el actual escenario, resalta la supuesta posición intermedia que pudiera
representar la propuesta del Senado, avalada por la actual administración
republicana, en la persona del presidente de los Estados Unidos, que responde en
realidad a los intereses de amplios sectores de la economía de ese país,
vinculados estrechamente a la migración laboral que representan los millones de
indocumentados de origen latino en ese país, más del 14 % de la fuerza laboral
civil. Los intereses de las necesidades económicas estos sectores son ubicados
en el centro del contenido de la propuesta de reforma inmigratoria, donde el
concepto de trabajadores extranjeros temporales marca el carácter utilitario y
pragmático que sintetiza su contenido.
Desde este ángulo, se propone solucionar temporalmente la situación de los
indocumentados en territorio estadounidense a partir del programa de trabajadores
temporales, que garantice tanto la inserción laboral de estas personas, como la
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transitoriedad de su estancia y el posible carácter circular de esa emigración, con
retornos al país de origen y vuelta a Estado Unidos bajo el amparo de la categoría
de trabajador temporal. La obtención de la residencia, como paso inicial a la
ciudadanía y por ende la posibilidad de un proceso de asentamiento definitivo en
el país del norte, no queda excluida, sólo que es relegada a segundo plano de
importancia y sometida a las normas establecidas para el resto de los aspirantes.
Un sistema de control policial inmigratorio con acceso a la esfera laboral de
empleadores y empleados, impondría nuevas y férreas normas jurídicas para el
cumplimiento del programa.
En el contexto actual, independientemente de cual sea la propuesta que al final
resulte aprobada, aumentarán las posiciones xenofóbicas y ataques contra
inmigrantes, incluidos los residentes legales, especialmente en los estados
fronterizos. A la vez, podrían aumentar las contradicciones interétnicas
a los
Estados Unidos, donde los latinos se han convertido en la principal minoría étnica
y los llamados “afroamericanos” ven recrudecidas son desventajas a nivel social.
En este contexto, resalta el creciente movimiento de políticos locales por la
permanencia de inmigrantes, en correspondencia con la dependencia del mercado
laboral de la localidad de la mano de obra inmigrante, ya sea calificada o no,
barata o de mayor cuantía, en tanto ambas tiene un espacio en la economía
estadounidense que se diferencia a nivel estadual y local.
Las manifestaciones en contra del actual proceso de debate acerca de la
reforma inmigratoria, muestra las potencialidades que podrían tener los
inmigrantes y en particular los de origen latino en ese país, en el orden social y
político, refrendados ambos por una real presencia demográfica e inserción en el
mercado laboral. Sin embargo, esta conflictiva situación, dista mucho de poder ser
capitalizada en el orden político, en tanto la ausencia de códigos y la
determinación de principios claves para intentar estructurar un movimiento unitario
en particular de los latinos en Estados Unidos. La propia condición de inmigrantes,
en tanto solución individual a las contradicciones que afrontan en sus países de
origen, la fragmentación a que se enfrentan en la sociedad que supuestamente los
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recibe o a donde tratan de insertarse, y la ausencia de la defensa real de sus
intereses por parte de los países de donde emigran, han significado hasta el
momento entre otros elementos, barreras muy difíciles de salvar para lograr la
estructuración de un movimiento de unidad que conlleva a la conformación de los
latinos como una fuerza política en Estados Unidos.
Impactos en países emisores
El volumen de devueltos, y por consiguiente un mayor impacto en otros
indicadores variarán según sea el escenario que prevalezca: Más duro (Proyecto
de la Cámara de Representantes H.N. 4437): entre 11.5 y 12 millones tendrían
que regresar a sus países Más flexible (Senado): aproximadamente 4.3 millones
tendrían que regresar. En ambos escenarios se producirá disminución de las
remesas, que se calcula en un 40%, los países más afectados serán México,
Salvador, Nicaragua y Guatemala.
Si prevalece el más duro, bajará aún más el monto de las remesas al ser
devueltos masivamente los indocumentados; si prevalece el más flexible, la
disminución estará en dependencia de la posibilidad de atracción de sus familiares
por parte de los que inmigrantes que sean legalizados.
Se producirá aumento de la delincuencia en toda el área centroamericana
relacionada o provocada por el tema migratorio. Los jóvenes deportados
engrosarán las filas de los Maras. Aumentará la cantidad de migrantes
interceptados, así como las muertes, por el cruce por lugares aún más inhóspitos
que los actuales; a consecuencia de la militarización de la frontera o por la acción
de los grupos de “voluntarios”. Se incrementarán las afectaciones en la frontera
con México pues los interceptados se quedan varados sin recursos para regresar
a sus lugares de origen, tanto los mexicanos del sur del país como los
centroamericanos.
Las consecuencias en
particular para México, como principal emisor de la
emigración hacia los Estados Unidos en el área, sarían las siguientes:
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El monto de las deportaciones oscilará entre 6.2 y 2 millones de mexicanos,
según el escenario que prevalezca. Se incrementará la actividad de los traficantes
–“polleros” o “coyotes”– y el costo del tránsito a través de la frontera (actualmente
en $2000). La actividad de enfrentamiento a esta actividad generará más violencia
en el norte del país y aumento de sobornos y corrupción en autoridades locales de
los estados del norte, fronterizos con Estados Unidos. En la frontera sur, se
incrementarán los controles y la represión de las autoridades mexicanas para
evitar la entrada de centroamericanos en su paso hacia la frontera norte. En el año
2005 se realizaron 215 700 “aseguramientos” (extranjeros detenidos sujetos a
deportación). Con las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos los
centroamericanos se irán quedando en territorio nacional y con ellos el fenómeno
de la Mara se irá incrementado.
En el Caribe, la deportación masiva tendrá además consecuencias políticas y
puede provocar desestabilización en la región, particularmente en Haití, con su
reciente democratización y en algunos de los países anglófonos, como Jamaica,
por el aumento de la criminalidad.
En el caso de los inmigrantes de origen cubano, el actual debate por el
momento no toca la situación de privilegio de que gozan en el proceso de arribo e
inserción en la sociedad norteamericana. El planteo del tema no se ha movido en
el plano del refugio político como conceptualización general, que es el que ampara
la existencia de la Ley de Ajuste Cubano y todo el proceso que esta posibilita para
la rápida inserción de esos inmigrantes. Los cambios en este orden dependen
esencialmente de la situación del conflicto bilateral y en particular de la política de
los Estados Unidos contra Cuba.

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